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BETA DE UN ACTIVO FINANCIERO

1. CONCEPTO

CONCEPTO 1

Es una medida de la sensibilidad de la rentabilidad de un activo financiero ante


cambios en la rentabilidad de una cartera de referencia o comparación. Por
tanto, la beta nos indica cómo variará la rentabilidad del activo financiero si lo
comparamos con la evolución de una cartera o índice de referencia.
Habitualmente, la cartera o índice de referencia corresponderá al índice bursátil
más representativo donde se negocia el activo financiero. Así por ejemplo, para
acciones negociadas en la Bolsa española se suele tomar como índice de
referencia el IBEX-35 y para acciones cotizadas en la Bolsa de Nueva York se
puede utilizar el S&P 500.

CONCEPTO 2

El cociente beta es una medida del riesgo inherente a un valor, tomando como
referencia un indicador representativo del mercado; es decir, el coeficiente
beta determina la volatilidad de una acción.

De esta manera, puede decirse que la BETA es directamente proporcional a la


variación del mercado; es decir, una acción se moverá con el mercado en la
medida de lo grande o pequeña que sea su BETA.

2. RANGO DE VALORES

Los valores que puede tomar la beta de un activo financiero pueden ser muy
variados. De hecho, su rango de posibles valores no está acotado. No
obstante, existen unos niveles típicos de beta de un activo financiero y que
podemos agrupar en los siguientes:

 Beta igual a uno: en este caso, la rentabilidad del activo financiero se


va a comportar igual que el índice de referencia. Si por ejemplo, el
índice de referencia fuese el S&P 500, y éste sube un 7% entonces el
activo financiero en cuestión también debería ascender un 7%. Pero,
cuidado, porque la réplica del movimiento también se produciría en el
caso de que el índice cayera, y por tanto, el activo financiero debería
bajar en la misma proporción que lo hiciera el índice.

 Beta mayor que uno: en esta situación, el activo financiero va a


mostrar una mayor variabilidad que el índice de referencia y, por tanto,
amplificará los movimientos del mercado, tanto al alza como a la baja.
Por ejemplo, para una beta igual a 1,5, si el índice bajara un 5%, el
activo descenderá un 7,5%.
 Beta menor que uno: en este caso, el activo financiero en cuestión es
de corte defensivo y presenta una menor variabilidad que el índice de
referencia. Para el mismo ejemplo que el caso anterior, pero con una
beta de 0,5, el activo financiero sólo caería la mitad, esto es, un 2,5%.

Como la beta es un dato relativo, también se puede interpretar en forma de


porcentaje. Por ejemplo, una beta de 1,30 significa que el activo financiero es
un 30% (1,30 — 1,10) más variable que el índice. Y para una beta de 0,80, ésta
indica que el título en cuestión es un 20% (0,80 — 1,00) menos volátil que el
índice.

La siguiente tabla recoge las betas para algunos de los valores cotizados en la
bolsa española. Las distintas columnas se refieren a datos obtenidos de las
últimas 20, 60, 120 y 250 sesiones bursátiles.

Empresa 20 60 120 250


ACS 0,71 0,71 0,77 0,77
BBVA 1,82 1,84 1,55 1,35
DOGI 0,47 0,67 0,47 0,65
GAMESA 1,54 1,57 1,67 1,46
IBERDROLA 0,77 1,06 1,17 1,20
INDRA 0,57 0,42 0,49 0,50
INDITEX 0,98 0,87 0,85 0,79
MAPFRE 1,29 1,24 1,07 0,96
NH HOTELES 0,91 1,13 0,80 0,77
RED ELÉCTRICA ESPAÑOLA 0,31 0,36 0,42 0,55
TELEFÓNICA 0,41 0,51 0,60 0,77
Fuente: Informe mensual Sociedad de Bolsas, abril de 2009
Como podemos comprobar en la anterior tabla, los valores de las betas varían
sensiblemente de una empresa a otra debido, esencialmente, al distinto nivel
de riesgo económico (procedente de la actividad económica principal de la
empresa en cuestión) y también al diferente riesgo financiero de las mismas,
(afectado por la estructura financiera empresarial). Tomando como referencia la
columna de datos para las últimas 250 sesiones bursátiles, hay tres títulos que
se pueden considerar como agresivos (betas mayor que uno), uno que se
puede considerar como neutro (Mapfre con una beta próxima la unidad) y los
siete restantes que se catalogarían como títulos defensivos (betas menor que
uno).

Por otro lado, los valores de las betas también quedan condicionados por el
período temporal que se fije para su cálculo. En función del horizonte temporal
de la inversión, se puede fijar como referencia uno de ellos.

Por último, es bastante improbable que la beta de un activo financiero tome


valores negativos y, por tanto, muestre un comportamiento inverso al del
mercado en el que se negocian. Esta situación se asimilaría a la contratación
de una especie de seguro, ante posibles movimientos adversos del mercado.
En la realidad, pueden existir este tipo de activos “refugio” como así ha ocurrido
y sigue sucediendo con la inversión en determinados metales preciosos como
el oro; si bien se ha de tener en cuenta que no se trata de activos financieros.
Estas inversiones muestran su carácter “refugio” en toda su plenitud, sobre
todo en las épocas de crisis financieras.

3. CLASIFICACIÓN Y VALORES OBJETIVO

Como se ha comentado previamente, la beta de un activo financiero expresa la


sensibilidad del rendimiento de un título respecto a las variaciones del
mercado. De esta manera, dependiendo de la dirección que tome el mercado,
el dato de beta puede constituir en sí mismo algo positivo o negativo. En base
al anterior razonamiento se puede distinguir entre:

 Betas alcistas: miden el comportamiento que ha tenido un valor


respecto al mercado en épocas de subidas.

 Betas bajistas: en este caso el análisis de sensibilidad se centra en


períodos de descensos del mercado.

Con la información proporcionada por estas betas, podemos identificar el


comportamiento de nuestro título dependiendo de si el mercado es alcista o si,
en cambio, es bajista. Obviamente, los valores objetivo de las betas alcistas y
de las betas bajistas serán, en la medida de lo posible, mayores que uno, para
el caso de las primeras, (así se amplía el movimiento del mercado alcista) y
menores que uno, para las segundas, (así se minora el movimiento del
mercado bajista).
4. ¿CÓMO CALCULAMOS LA BETA?

CALCULO 1

En realidad no es cosa del otro mundo, pues como cualquier razón financiera,
bastan de datos numéricos perfectamente identificados, pues lo complicado
siempre será la interpretación.

Primero se debe de encontrar la tasa de cero riesgo (concepto teórico, en


realidad no existe) lo más cercano que hay para esto es, la tasa de
rendimiento de los bonos del tesoro de EE.UU. o de Alemania, por ejemplo.

Para este caso diremos que es el 1.5%.

Después, se deben de encontrar la tasa de rendimiento de la acción y el del


indicador a utilizar.

Supongamos que el de la acción es 4% y la del indicador será el 7%

Ahora, restamos la tasa cero riesgos a las tasas de rendimiento como sigue:

4-1.5= 2.5 7-1.5=5.5

Procedemos a dividir el resultado de la tasa de la acción entre el de la tasa del


indicador.

2.5/5.5 = 0.454545455

Ese es nuestro valor de Beta, y nos indica que la acción es casi la mitad de
volátil de lo que es el mercado en su conjunto.

Como verás el dato que nos arroja al final siempre son números, y en este caso
nos toca a nosotros interpretarla.

CALCULO 2

Matemáticamente, la beta de un activo financiero podemos calcularla como el


cociente entre la covarianza de la rentabilidad del activo financiero y la cartera
de referencia, y la varianza de la rentabilidad de esta última cartera. Esto es,
La anterior expresión matemática proviene de una técnica estadística conocida
como análisis de regresión, y no es más que la estimación por mínimos
cuadrados ordinarios del parámetro beta de la recta de regresión. Veamos un
sencillo ejemplo que nos lo muestre. El siguiente gráfico recoge 60
observaciones de rentabilidades mensuales a lo largo del período 2003-2008
de la empresa General Electric y el índice S&P 500.
En el gráfico podemos observar que la rentabilidad de las acciones de General
Electric tiende a ser elevada cuando la rentabilidad del S&P 500 también lo es.
La beta no es otra cosa que una medida estadística de esta relación. Así,
podemos cuantificar la relación entre la rentabilidad de las acciones de General
Electric y el mercado bursátil norteamericano, calculando la pendiente de la
línea recta que mejor se ajusta a la nube de puntos reflejada en la figura.

Nótese que la pendiente de la recta de regresión es 0,76. Este valor implica


que, en promedio, la variación de la rentabilidad de las acciones de General
Electric fue 0,76 veces la variación de la rentabilidad del S&P 500. Por tanto, si
el índice S&P 500 aumenta un 1%, el incremento promedio de las acciones de
General Electric es de un 0,76%. Esta es una medida de riesgo sistemático
(véase “Riesgo sistemático”) porque nos indica que la volatilidad de los
rendimientos de las acciones de General Electric supone 0,76 veces la del S&P
500 en su conjunto.

Por último, recordar que la beta de un determinado activo financiero está


basada en su comportamiento histórico, por lo que proporciona sólo una
estimación de cuál puede ser su beta en el futuro.

http://www.is-lm.com/coeficiente-beta-con-excel/
http://es.wikihow.com/calcular-beta#/Imagen:Calculate-Beta-Step-1-Version-
4.jpg
http://indicebetafs.blogspot.pe/

CREACIÓN DE VALOR

I. CONCEPTO

La creación de valor se identifica con la generación de utilidad o riqueza por


parte de la empresa en un ejercicio o período de tiempo.

Tradicionalmente el objetivo de las empresas mercantiles ha pasado de ser la


consecución del máximo beneficio a lograr la supervivencia. Actualmente, el fin
fundamental de la mayoría de entidades se centra en la creación de valor,
siendo la base de todas sus decisiones.

En un entorno altamente volátil como en el que vivimos, hay que buscar e


identificar aquellas oportunidades que constituyan creación de valor. Esto exige
una constante renovación de conocimientos y aptitudes, innovación, búsqueda
de ventajas en el medio y largo plazo, y no sólo ganancias a corto, todo ello
unido a la incorporación a la empresa de los medios necesarios, que posibiliten
una adecuada toma de decisiones.

Sin embargo, la creación de valor no es un concepto de fácil identificación,


siendo comúnmente confundido con el término valor y no existiendo además
unanimidad a la hora de calcularlo. Así, los conceptos “valor de una empresa” y
“generación de valor o valor creado” por la misma están muy relacionados,
aunque a veces se tienden a identificar pero no son idénticos. El primero es
asimilable a una variable fondo, mientras que el segundo correspondería a una
variable flujo, rendimiento o riqueza generada en un período. Si bien es cierto
que el primero debe aumentar para generar valor, o al menos mantener o
conservar su cuantía inicial para no destruirlo, al mismo tiempo, que el segundo
representa la generación de valor continuada en el tiempo, que contribuye a la
supervivencia de la empresa en el largo plazo y se convierte en riqueza para el
ente generador (incrementa el valor de la empresa).
Una vez delimitados los conceptos y centrándonos en la creación de valor, hay
dos cuestiones fundamentales de partida y que ya se han comentado, la
primera es que no existe acuerdo a la hora de determinar cuál es la mejor o
más adecuada forma para evaluar si una empresa crea o destruye valor, y la
segunda, la confusión existente alrededor de la percepción de “creación de
valor” o “valor creado”. El origen de la creación de valor está siempre en la
empresa (y sus expectativas), sin embargo el destino no, y es ahí donde se
produce la confusión, pues hay que distinguir entre:

· Valor creado o generación de valor para la empresa.

· Valor creado como riqueza generada para sus partícipes y en concreto, para
el accionista.

II. CREACIÓN DE VALOR PARA LA EMPRESA

El valor creado para la empresa equivale al incremento o disminución del valor


de la firma, o lo que es lo mismo, la variación de la cuantía correspondiente a la
variable fondo o “valor”. En otras palabras, crear valor para la empresa se
identifica con generar utilidad con respecto a una situación de partida.

De hecho uno de los muchos motivos que llevan a valorar una empresa es la
práctica común de medir la generación de valor en un período, valorando la
empresa en dos momentos consecutivos. La diferencia entre ambos valores,
una vez añadidas las cantidades entregadas a los socios y deducido el coste
de oportunidad ocasionado por mantener la inversión en la empresa, es
entendida como creación de valor.

CVe= (VE1-VE0) – (S+k)

Donde,

CVe: Creación de valor para la empresa

VE: Valor de la empresa en el momento 1

VE0 : Valor de la empresa al inicio de un período

S: Salidas de fondos para los accionistas

k: coste de oportunidad

Sin embargo, esta concepción de creación de valor no puede ser considerada


como la única, y menos como la mejor, pues hay que tener en cuenta que
realmente la verdadera creación de valor sólo se consigue cuando una
empresa supera sus expectativas previas o previstas, y que le posibilita tener
ventajas competitivas con respecto al resto de empresas, lo cual a su vez le
conducirá a lograr sus objetivos exitosamente. Así, se podría decir que una
empresa puede generar valor, aún cuando ha generado pérdidas contables, si
éstas son inferiores a las que se habían previsto, y una empresa que genera
beneficios y que tiene una buena situación competitiva en el sector en el que
opera, estar destruyendo valor por no superar las expectativas previstas. Este
aspecto es tenido en cuenta por la otra concepción de creación de valor, que
se analiza a continuación.

III. CREACIÓN DE VALOR PARA EL ACCIONISTA

Como ya se ha comentado previamente, para crear valor no es suficiente con


que la empresa crezca, lo cual haría que el valor de la empresa se incremente
de un período a otro, sino que es necesaria una mejora de las expectativas
previstas. En otras palabras, la verdadera creación de valor se identifica con la
superación de expectativas previas, con la generación de utilidad para sus
partícipes, que en última instancia se medirá a través del valor creado para el
accionista. La justificación de tomar como referencia al accionista radica en que
éste es el último de todos los participantes de la empresa en recibir su
remuneración. Hay multitud de agentes relacionados o interesados en la
empresa (acreedores, entidades financieras, estado, agentes de mercado de
capital, etc.). Sin embargo, a excepción del accionista, todos ellos sólo tienen
como fin el que se satisfagan sus intereses particulares. En cambio, la
contraprestación de los accionistas, por invertir en la empresa y asumir riesgo,
es de carácter residual, es decir, sólo se benefician una vez satisfechos los
intereses del resto. Por tanto, el valor creado para los accionistas tiene en
cuenta implícitamente la remuneración del resto y, puede considerarse como
una medida de la gestión empresarial basada en la satisfacción de los
intereses de todos los implicados en la empresa, y por ende de la generación
de valor.

CVa=Ra-Exa

Donde,

CVa: Creación de valor para el accionista.

Ra: Riqueza transmitida a partícipes.

Exa: Expectativas puestas en la empresa.

Relacionado con el objetivo primordial de generar valor en la empresa surge


una estrategia degerenciamiento, o proceso de management denominado
“Value Based Management” (VBM) o gestión basada en el valor, que tiene
como objetivo orientar todas y cada una de las decisiones empresariales,
involucrando a toda la organización, en la búsqueda de creación de valor. Esta
estrategia se ha implantado de forma generalizada en los últimos años, en los
que paralelamente se ha ido haciendo habitual el uso en el ámbito empresarial,
tanto a nivel nacional como internacional, de la expresión “creación de valor
para el accionista”, como puede observarse en multitud de Memorias e
Informes Anuales de empresas cotizadas.

CREACION DEL VALOR PARA EL ACCIONISTA

El objetivo de toda empresa es la creación continua de valor, principalmente para


sus accionistas, pero también para sus clientes (lo que le proporcionará una buena
posición competitiva en el mercado), para sus propios empleados (lo que le llevará
a mantener una estructura humana sólida, vinculada y motivada en la empresa
para la consecución de los objetivos fijados) y, en los últimos años, también para la
sociedad y el medioambiente. Es decir, una creación de valor sostenible
(económica-social-medioambiental), para todas las partes interesadas en su
actividad, que permita conseguir una ventaja competitiva respecto a empresas de
la competencia que no tengan en cuenta criterios de responsabilidad social,
especialmente cuando la sociedad sea capaz de pagar un plus adicional en
productos de empresas con esta visión.

Pero centrándonos en la parte del accionista, la más importante de las comentadas


anteriormente, una empresa que no crea valor para los accionistas o inversores no
tiene sentido económico, ya que éstos pueden retirar sus fondos de la empresa
desde el momento en que tengan otras inversiones alternativas de mayor
rentabilidad (coste de oportunidad). Es decir, los accionistas invierten en una
compañía porque esperan un retorno a su inversión superior al coste del capital,
tanto en el corto como en el largo plazo, esperando también unas perspectivas de
crecimiento de la compañía positivas.

La rentabilidad mínima exigida por el accionista viene dada por la suma de un


activo libre de riesgo (bonos del estado a largo plazo) y una prima de riesgo del
mercado multiplicada por la beta de la empresa, que es un coeficiente de
correlación entre la volatilidad de una empresa y el mercado a largo plazo.

La rentabilidad mínima exigida por el accionista sirve para calcular el coste de


capital o WACC, por sus siglas en inglés, que es la media ponderada entre la tasa
de coste de la deuda y la rentabilidad exigida por el accionista. El WACC es la tasa
de descuento que debe utilizarse para descontar los flujos de caja esperados de
un proyecto de inversión, y representa la rentabilidad mínima que debe
proporcionar esa inversión para que sea aceptable, es decir, para que iguale o
supere el coste de oportunidad del capital invertido:

WACC = Ke·We + Kd·Wd·(1 – T),

Siendo Ke la rentabilidad exigida por los accionista (tasa de los fondos propios),
We la participación de los fondos propios en el capital invertido, Kd la tasa de
interés de la deuda, Wd la participación de la deuda o fondos ajenos en el capital
invertido, y T la tasa del impuesto de sociedades.
Así se llega a la Tasa Interna de Rentabilidad o TIR, que es la tasa de descuento
que hace el Valor Actual Neto o VAN (sumatorio de la inversión inicial y los flujos
de caja esperados actualizados) igual a cero, y que se utiliza para decidir sobre la
aceptación o no de un proyecto de inversión. De esta manera, se invertirá en un
proyecto si su TIR es mayor que el WACC.

Pero es importante no confundir la rentabilidad exigida por los accionistas, ni la


rentabilidad total de una inversión, con el valor creado para los accionistas. Si la
rentabilidad del capital invertido es superior al coste de capital, entonces el
proyecto de inversión creó valor por un importe equivalente a la diferencia de
ambos conceptos multiplicada por el capital total invertido. Es decir, la creación de
valor para el accionista es el aumento del valor para los accionistas por encima de
las expectativas, las cuales se reflejan en la rentabilidad exigida a las acciones.

Por tanto, aquí está ya el concepto de creación de valor para el accionista, o Valor
Económico Añadido (EVA, por sus siglas en inglés), que es, como comentaba, la
diferencia entre la rentabilidad del capital invertido y el coste de capital. De otra
forma, el EVA es la diferencia entre todos los ingresos del año y el coste de todos
los recursos consumidos para generarlos, y después de satisfacer también la
rentabilidad mínima esperada por los accionista. Se distingue del beneficio
contable después de impuestos, en que éste no deduce el coste de oportunidad
asociado a los fondos propios:

EVA = BN – R·FP,

Siendo BN el beneficio neto después de impuesto, R el coste de capital de los


fondos propios (expectativas de rentabilidad de los accionistas) y FP el valor
contable de los fondos propios.
Algunas de las ventajas de la gestión por valor añadido son las siguientes:

– Se concentra la atención en la generación de flujos de caja, considerando de


forma explícita, por tanto, el coste de capital.
– Considera el riesgo asociado a las operaciones de la empresa.
– Tiene en cuenta todos los costes de la empresa.
– Alinea los objetivos de gestión con la generación de valor, simplificando la
evaluación de la estrategia empresarial e invirtiendo únicamente en aquellos
negocios que creen valor.
– Permite la evaluación de los negocios sobre una base contable.
Por tanto, las políticas que se lleven a cabo en la empresa deben ser coherentes
con este objetivo de creación de valor para el accionista. Algunas de ellas pueden
ser las siguientes:
– Invertir en proyectos con una rentabilidad superior al coste de capital, y
liquidando aquellos que no lo son.
– Mejorar el rendimiento de los activos sin invertir más, es decir, aumentando el
margen de beneficio o la rotación del activo.
– Disminuir el activo neto, para reducir la financiación total y su coste, y poder
desarrollar las actividades actuales.
– Compra de acciones propias, para aumentar el valor de los títulos que quedan en
el mercado.
– Ampliaciones de capital a la par, para que el accionista las adquiera a un precio
inferior al de mercado.
– Operaciones de desdoblamiento para mejorar la liquidez de las acciones.
– Premiar y potenciar a los directivos que creen valor para la empresa

COSTO DE CAPITAL

I. CONCEPTO

De una forma general se denomina Coste del Capital al coste de los recursos
financieros utilizados. Habitualmente, suelen utilizarse recursos financieros de
procedencias diferentes, por lo que, para medirlo se emplea una media del
coste de las distintas fuentes financieras utilizadas, ponderadas en función del
peso que tiene cada una de ellas en el valor financiado total. A esta media se la
conoce como “coste de capital medio ponderado”.

El coste de capital tiene una gran importancia en la toma de decisiones


financieras ya que:

- Sirve como referencia de la rentabilidad mínima que debe obtener la empresa


con sus inversiones, ya que la citada rentabilidad debe superar el coste de los
recursos empleados para financiar la misma. Por este motivo, es una de las
tasas utilizada como tipo de descuento en los métodos de valoración de
inversiones.

- Es un elemento clave para determinar la estructura financiera de la empresa,


o combinación entre las diferentes fuentes financieras.

- Permite relacionar las decisiones de inversión y financiación.

En el análisis del coste de capital se parte de los factores que lo determinan y,


posteriormente, se estudia el coste de cada una de fuentes financieras que lo
forman. Para ello, se agrupan en dos grandes bloques; el coste de los recursos
propios y el de los recursos ajenos. Para finalizar, se calcula el coste de capital
medio ponderado que sirve como medida del coste de capital.

II. FACTORES DETERMINANTES DEL COSTE DE CAPITAL

Siguiendo a Juan Mascareñas y Gustavo Lejarriaga, los principales factores


que determinan el coste de capital de una empresa son:
- Las condiciones económicas. Este factor determina la oferta y la demanda de
capital, de forma que, cuanto menor sea la oferta de capital mayor será el coste
de la financiación ajena.

- El riesgo del mercado. Cuando éste aumenta los inversores exigirán mayores
rendimientos, por lo que la emisión de títulos supondrá un mayor coste para la
empresa.

- La situación de la empresa afecta a la rentabilidad que exigen los socios de


las acciones de la empresa y por tanto a su coste del capital.

III. EL COSTE DE LOS RECURSOS PROPIOS

Los recursos propios son aquellos a los que la empresa no tiene que hacer
frente en forma de devolución. Por este motivo no tienen un coste explícito,
pero si tienen un coste implícito o de oportunidad, que puede calcularse de
diversas formas. Seguidamente se analiza el coste del capital social y el de la
autofinanciación.

1. Coste del capital social

Cuando una empresa emite acciones, u otros títulos representativos de su


capital social, no está obligada a retribuir a sus propietarios con un tipo de
interés determinado (como ocurre en los empréstitos). El compromiso se limita
a repartir dividendos, sólo en el caso de que la empresa obtenga beneficios y
siempre que no se decida mantenerlos en la misma como reservas. Por tanto,
estas aportaciones al capital social no tienen un coste explícito para la
empresa. Sin embargo, sí tienen un coste implícito o coste de oportunidad, que
viene dado por la rentabilidad requerida por los socios de la empresa como
compensación por haber aportado fondos. Esta rentabilidad se basa en las
cantidades que los socios reciben de la empresa, por lo que si ésta no cumple
sus expectativas, el accionista venderá las acciones, produciendo una
reducción en el precio de las mismas. Por tanto, el coste de las aportaciones al
capital social se puede definir como la rentabilidad que deben obtener los
accionistas, a través de los dividendos, para que se mantenga inalterada la
cotización de las acciones. A la hora de cuantificar este coste existen varios
métodos, entre los que destacan el de actualización de dividendos y el basado
en la teoría de carteras.

a) Método de actualización de dividendos

En este caso, el coste se calcula como la tasa de actualización que iguala el


valor de mercado de los títulos con el valor actualizado de los dividendos
futuros de la empresa. Dado que las acciones no tienen una fecha de
vencimiento y que es difícil hacer una previsión futura de la evolución de los
dividendos, el cálculo suele basarse en supuestos de constancia y de
crecimiento a una tasa fija.
Así, siendo:

- ke: El coste del capital ordinario o capital-acciones.

- Di: Dividendos que la acción genera al final del período “i”.

- Po: valor actual de la acción o valor de mercado.

En caso de que se considere duración ilimitada y dividendos constantes “ke” se


calcula:

En caso de que se considere duración ilimitada y dividendos crecientes a una


tasa anual acumulativa “f”, el coste del capital acciones se calcula:

Ejemplo:

Las acciones de una empresa tienen un valor nominal de 10 €, un valor de


cotización de 18 € y se espera que repartan un dividendo constante del 8%
sobre el valor nominal. Determinar el coste que tienen para la empresa sus
acciones

Al tratarse de dividendos constantes, el valor de “Ke” se despeja de la siguiente


expresión:
¿Qué coste tendrían las acciones, en el caso de que la empresa opte por
incrementar el dividendo a una tasa constante anual del 2% desde el próximo
reparto?

b) Método basado en la teoría de carteras

En este caso el cálculo de “ke” se basa en la teoría del equilibrio en el mercado


de capitales. Según la misma, un inversor que no asume ningún riego
obtendría una rentabilidad (Rf) a la que se denomina rentabilidad libre de
riesgo. Sólo estará dispuesto a asumir una unidad de riesgo si por ella recibe
una rentabilidad adicional que se mide mediante la denominada prima de
riesgo (diferencia entre la rentabilidad del mercado (Rm) y la propia rentabilidad
libre de riesgo (Rf)). La cantidad de riesgo que se asume con las acciones de
una empresa viene determinada por su coeficiente de volatilidad, que mide la
relación entre la rentabilidad de los títulos de la empresa y la del mercado. De
esta forma, el coste de las aportaciones al capital social se identifica con el
rendimiento del título de forma que:

Ke = Rf + (Rm - Rf) ßi

Siendo:

- Rf: Rentabilidad de un activo libre de riesgo en el mercado.

- Rm: Rentabilidad del mercado (puede medirse mediante un índice de


referencia).

- ßi: Coeficiente de volatilidad del título analizado.

:Ejemplo:

Se desea conocer el coste de capital de una empresa cuyo coeficiente de


volatilidad es de 1,3. La rentabilidad de los activos libres de riesgo es del 3% y
la del mercado del 7%.

En este caso el coste se calcula de la siguiente forma:


Ke = Rf + (Rm - Rf) ßi = 0,03 + (0,07 – 0,03) 1,3 = 0,082 =8,2%

Como puede observarse, los inversores exigen la rentabilidad libre de riesgo


(3%) y, de forma adicional, una prima por el riesgo derivado de la inversión. La
citada prima (4%) se obtiene de la diferencia entre la rentabilidad que ofrece el
mercado (7%) y la rentabilidad de los activos sin riesgo (3%). Por su parte, el
riego de la empresa se mide mediante su coeficiente de volatilidad, obteniendo
un coste del capital social del 8,2%.

2. Coste de la autofinanciación

En la autofinanciación la empresa utiliza recursos generados por ella misma


como una fuente financiera, por lo que puede parecer que no tienen coste para
la empresa. Sin embargo, al igual que ocurre con el capital social, la
autofinanciación no tiene un coste explícito, aunque si un coste de oportunidad.
Este coste se encuentra determinado por la rentabilidad que obtendrían los
accionistas si la empresa, en lugar de retener el beneficio en forma de
autofinanciación, repartiese estos recursos como dividendos. Por tanto, los
socios requerirán que la empresa logre, con estos recursos, una rentabilidad al
menos similar a la que obtendrían ellos en caso de que se produzca el
mencionado reparto. Dado que este reparto se realiza a través de las rentas
futuras generadas por las acciones a sus propietarios (dividendos y beneficio
por venta), se suele aplicar como coste de la autofinanciación (Ka) el mismo
coste determinado para el capital social (Ke).

De esta forma: Ka = Ke.

IV. EL COSTE DE LOS RECURSOS AJENOS

Los recursos ajenos son aquellos derivados de fuentes financieras en las que
la empresa se compromete a devolver la cantidad recibida y una serie de
cantidades adicionales en concepto de intereses o cupones. Dentro de estos
recursos se analiza el coste de los préstamos bancarios y de las emisiones de
empréstitos.

1. El coste del préstamo bancario

Los préstamos bancarios tienen un coste explícito que viene determinado,


fundamentalmente, por el interés que la empresa se compromete a pagar. En
caso de que no existan comisiones ni pagos adicionales el coste de este tipo
de recursos coincide con el interés fijado en el mismo. Sin embargo, en el
momento en el que se añadan este tipo de elementos es necesario calcular el
coste como la tasa de actualización o descuento que iguala el valor actual de
los fondos recibidos (descontando comisiones) con el valor actual de las
salidas de fondos para atender el pago de los intereses y la devolución del
principal.
Siendo:

- P: Principal.

- C: Comisiones.

- n: Duración.

- P1: Principal devuelto en el período “i”.

- I1: Intereses devueltos en el período “i”.

- Kp: Coste del préstamo o crédito.

En caso de incluir el efecto de los impuestos, hay que tener en cuenta que los
intereses de los préstamos son fiscalmente deducibles, por lo que el coste del
préstamo debe reducirse aplicando el tipo al que está sujeta la empresa en el
impuesto de sociedades (ts). De esta forma, el coste después de impuestos
(Ké) queda de la siguiente forma:

Ké = ke – (ke x ts) = ke (1-ts)

Por otra parte, el cálculo de “Kp” ofrece problemas cuando el préstamo tiene
una vida superior a dos años. En estos casos, puede utilizarse una calculadora
financiera o las funciones recogidas en las diferentes hojas de cálculo. Si no se
dispone de estos medios puede calcularse un valor aproximado (Kp*) mediante
la fórmula:

El valor exacto de “Kp” se encuentra por encima del aproximado (Kp > Kp*).

Ejemplo:

Una empresa solicita un préstamo a una entidad financiera por importe de


30.000 €. El plazo de amortización es de 3 años, el interés del 10% y el sistema
de amortización lineal. Determinar el coste del préstamo para la empresa
teniendo en cuenta que implica unos gastos de formalización de 300 € a pagar
en el momento de la concesión del préstamo.

Los pagos derivados del préstamo son:


2. El coste de los empréstitos empresariales

La emisión de empréstitos es otra de las fórmulas que tiene la empresa para


financiarse. En este caso la empresa recibe del obligacionista una cantidad,
comprometiéndose a la devolución de la misma y a compensar a éste con unos
cupones. Estos cupones pueden expresarse como un tipo de interés sobre el
valor nominal, que es lo que suele considerarse como de los empréstitos. Sin
embargo, en caso de que existan primas de emisión o de reembolso, así como
otras comisiones el coste sufre variaciones. El citado coste se calcula, al igual
que en el caso anterior, como la tasa de actualización o descuento que iguala
el valor actual de los fondos recibidos con el valor actual de las salidas de
fondos, para atender el pago de los cupones y la devolución del principal.

Siendo:

- P-PE: Cantidad recibida por la empresa al emitir las obligaciones (una vez
descontadas reducciones en el valor de emisión “PE”).

- C: Comisiones.

- n: Duración.
- (P1 + PR1): Importe de la obligación devuelto en el período “i”. (incluyendo
primas de reembolso PRi).

- I1: Cupones pagados en el período “i”.

- Ki: Coste de la emisión de obligaciones.

En este caso, se repiten el ajuste de carácter fiscal y los problemas de cálculo


mencionados para los préstamos bancarios.

Ejemplo:

Una empresa emite un empréstito formado por 2.000 obligaciones, con un valor
nominal de 20 €, un cupón anual de 2 €, y una prima de reembolso del 10%. La
vida de las obligaciones es de 3 años, amortizándose todas ellas en el último
período. Determinar el coste de está emisión para la empresa.

Los pagos derivados de las obligaciones son:

V. EL COSTE DE CAPITAL MEDIO PONDERADO

El denominado coste del capital o coste del capital medio ponderado, es la


media ponderada del coste de las diferentes fuentes financieras que utiliza la
empresa. Las ponderaciones se fijan mediante la proporción que cada fuente
representa en el total de la financiación. Se utiliza como referencia del coste de
capital de la empresa, por lo que en ocasiones también recibe esta
denominación. Su formulación es la siguiente:

Siendo:
- K0 = coste del capital medio ponderado.

- K1 = coste de la fuente financiera “i” para i=1,2,...,n.

- F1 = recursos de la fuente financiera “i” (en el caso del capital social debe
recogerse el precio de mercado, mientras que en las deudas hay que incluir las
cantidades recibidas por la empresa libres de gastos).

- T = suma de todos los recursos de la empresa T=R1+R2+...+Rn.

Ejemplo:

Determinar el coste de capital medio ponderado de una empresa cuyo capital


social está formado por 2.000 acciones con un valor de mercado unitario de
30€ y un coste del 12%. También dispone de un préstamo por importe de
10.000 € (coste del 10%) y reservas por un importe de 12.000 €.

Para determinar el coste de capital medio ponderado es necesario calcular el


total de los recursos de la empresa: T = (2.000 x 30) + 10.000 + 12.000 =
82.000 €

http://www.expansion.com/diccionario-economico/coste-de-capital.html
http://es.slideshare.net/rodrigo_gestionfinanciera/costo-de-capital
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/publicaciones/indata/vol10_n1/a07.pd
f
http://www.enciclopediafinanciera.com/finanzas-corporativas/costo-de-
capital.htm
http://www.monografias.com/trabajos93/costo-capital/costo-capital.shtml
http://www.gestiopolis.com/costo-capital-efectos-inversion/

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