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El Régimen Laboral a bordo no está regido por el Derecho Laboral común, sino por el Derecho
Laboral Marítimo.
Todo el personal está subordinado al Capitán, quien tiene poder de disciplina sobre el resto de
la tripulación.
El capitán constituye una de las más típicas e importantes instituciones del Derecho Marítimo.
Es la persona encargada de la dirección y gobierno del buque, es quien conduce el buque, el jefe
de la expedición.
El capitán jamás declina el mando ni la responsabilidad por las maniobras que se realicen en su
buque.
La persona que desee testar a bordo puede igualmente hacerlo observando las formalidades de
los testamentos cerrados, que son los que el testador escribe y firma de su puño y letra y luego
entrega, al capitán en nuestro caso, en un sobre cerrado sobre el cual debe consignar que
contiene su testamento, ante la presencia de 3 testigos, con los cuales 2 por lo menos deben
saber firmar. El capitán dará fe de la presentación y entrega extendiendo un acta sobre el mismo
sobre, que formará juntamente con el testador y los testigos, y en los demás procederá como
en el caso del testamento marítimo, particularmente en cuanto a su entrega a la autoridad
marítima o consular argentina, cuya omisión puede hacerlo incurrir en responsabilidad por los
daños y perjuicios emergentes.
Este testamento conserva su validez durante la vida del testador mientras no sea revocado;
también puede el capitán recibir testamentos ológrafos, es decir, los escritos íntegramente,
fechados y firmados de puño y letra del testador, haciendo el correspondiente asiento en el
Diario de Navegación y conservando el documento, pero a simple título de depositario.
Dentro de sus funciones notariales, tiene también el capitán la de redactar con asistencia de dos
oficiales y dos pasajeros, (o dos tripulantes), el inventario de todos los bienes de propiedad o
que están en posesión de cualquier persona que se halle a bordo y fallezca durante la
navegación. En cuanto al cadáver, está autorizado a tomar las disposiciones que exijan las
circunstancias. Tanto los testamentos otorgados o recibidos a bordo, como los bienes
inventariados y el respectivo inventario, deben ser entregados por el capitán a la Prefectura
Naval Argentina o a la autoridad consular, según corresponda, al llegar al primer puerto de
escala, haciendo mención de ello al levantar la exposición de rigor, prevista en el art. 131, inc.
m) de la Ley de la Navegación (art.. 126, Ley de la Navegación).
En su función como oficial del registro civil, a bordo de los buques pueden tener lugar
nacimientos y defunciones, y cuando ello ocurre en navegación, el capitán, como jefe de la
expedición, asume por delegación expresa de la ley, funciones públicas correspondientes como
oficial del Registro Civil. Debe, en consecuencia, extender las actas y hacer además un asiento
en el Diario de Navegación. En la Ley de la Navegación se autoriza al capitán a extender actas de
matrimonio en trance de muerte respetando las leyes que fueren aplicables (art. 12, 1º parte).
En caso de desaparición de personas, instruye una información sumaria y consigne en el Diario
de Navegación las circunstancias principales de la desaparición y las medidas adoptadas para la
búsqueda y el salvamento.
Es responsable de la confección del libro diario de Navegación, cuya exigencia resulta del art. 83
de la Ley de la Navegación, constituye el documento más importante de a bordo. Debe estar
encuadernado, foliado, rubricado y sellado, hoja por hoja, por la Prefectura Naval Argentina, y
practicarse las anotaciones sin interlínea, raspaduras ni enmiendas, en forma continuada y con
la fecha de cada asiento que debe, además, llevar la firma del capitán. Este debe, por otra parte,
firmar diariamente dicho libro.
Cuando un buque de bandera nacional llega a un puerto, el capitán debe hacer visar el Diario de
Navegación ante la autoridad marítima si se trata de un puerto argentino o ante la autoridad
consular correspondiente si el puerto fuera extranjero. En esa oportunidad, la autoridad
interviniente procede a inutilizar los blancos que se observen entre las anotaciones. En la
oportunidad de habilitar un nuevo Diario y entregado al capitán, la Prefectura Naval Argentina
procede a retirar y cerrar el libro finalizado, y luego de verificar que ha sido llevado conforme a
las disposiciones legales vigentes, lo archiva durante 5 años, transcurridos los cuales es
incinerado. La obligatoriedad impuesta en lo referente al Diario de Navegación, tiene por objeto
contar con una prueba preconstituída, pero su valor probatorio no es idéntico en todos los casos,
pues es distinto también el carácter con que el capitán efectúa los diversos asientos. Todas
aquellas anotaciones practicadas en virtud de su excepcional investidura de funcionario público
constituyen verdaderos instrumentos públicos, pero el resto de los asientos no participan de esa
naturaleza, y su eficacia queda sujeta a la apreciación judicial en cada caso. Así, salvo prueba en
contrario, pueden jugar a favor o en contra del armador.
La designación del capitán por el armador produce el inmediato efecto de consagrar al primero
como representante del segundo, por el juego de varias disposiciones legales. Esta
representación legal se perfila con un alcance casi ilimitado cuando no se halla presente el
armador, pero queda sustancialmente reducida cuando este último está en el lugar. El capitán
es el representante legal del propietario y del armador del buque, no domiciliados en el lugar
donde se halle en un momento dado, en todo lo referente al buque y a la expedición, sin
perjuicio del mandato especial que aquellos hubieran podido conferirle (Art. 201 Ley de la
Navegación), es decir, obliga al propietario y el armador con motivo de los hechos o actos que
realiza.
Cabe destacar, también, que el capitán tiene, en representación del armador, el carácter de
depositario de la carga y de cualquier efecto que reciba a bordo, y como tal está obligado a
cuidar de su apropiado manipuleo en las operaciones de carga y descarga, de su buen arrumaje
y estiba, de su custodia y conservación, y de su pronta entrega en el puerto de destino,
entendiéndose que salvo convención expresa en contrario, la responsabilidad del capitán
respecto de la carga, comienza desde que la recibe y termina con el acto de la entrega, en el
lugar en que se haya pactado, o en el que sea de uso en el puerto de descarga (art. 205, Ley de
la Navegación). En cuanto a la gestión navegatoria que se le confía, el capitán tiene facultades
ordinarias y facultades extraordinarias.
El capitán puede, hallándose en el curso del viaje y en puerto extranjero donde no exista
mandatario del armador (ni esté presente este último), llevar a cabo reparaciones y comprar
pertrechos, siempre que las circunstancias o la distancia del domicilio del armador no le
permitan pedirle instrucciones y que realice una exposición ante el cónsul argentino
correspondiente, ratificada por dos oficiales del buque, es decir que para que el capitán realice
dichos actos, deben concurrir tres condiciones: que no se halle presente el armador ni exista
mandatario de éste en el lugar, que las circunstancias o la distancia le impidan comunicarse con
el armador, y que levante una exposición ante el consulado argentino con la concurrencia de
dos oficiales del buque que la ratifiquen, es decir, que ratifiquen la necesidad de las reparaciones
o de la compra. También, en determinados casos y según determinadas conclusiones, el capitán
puede contraer deudas y, en caso de urgente necesidad, con garantía hipotecaria sobre el buque
(arts. 212 y 213 Ley de Naveg.)
El práctico es un auxiliar técnico del capitán en cuanto a la navegación como consejero de ruta
o de maniobra, al tiempo que su asesor acerca de las reglamentaciones sobre navegación en la
zona, cuyo cumplimiento vigila y exige. En ejercicio de sus funciones a bordo de un buque
extranjero es delegado de la autoridad pública (art. 145 Ley de la Naveg.).
A pedido del capitán, el práctico puede dar directamente las indicaciones concernientes a la
conducción o maniobra del buque, siempre que aquel esté presente y pueda, si fuera necesario
intervenir, pero hay que destacar que el capitán, aunque cuente con práctico, continúa siendo
el único responsable de la conducción, maniobra y gobierno del buque (art. 134 Ley de la
Naveg.). En materia de responsabilidad civil el armador del buque la asume aunque la dirección
náutica se cumpla con el asesoramiento de un práctico; este principio se halla presente en la
legislación de casi la totalidad de los Estados. En cuanto a la responsabilidad penal por los actos
del práctico, corresponde a éste, a menos que también incurra en ella el capitán o el oficial de
guardia en el puente de mando (art. 196 Código Penal). Por último, las obligaciones del práctico
están contenidas en el Art. 146 de la Ley de la Navegación.
De acuerdo a la LEY 20.094, en su CAPÍTULO V - Del régimen a bordo, SECCIÓN 1ª - Del capitán:
ARTÍCULO 121. El capitán es delegado de la autoridad pública para la conservación del orden en
el buque, y para su seguridad y salvación, así como la de los pasajeros, tripulantes y carga. Los
tripulantes y pasajeros le deben respeto y obediencia en todo cuanto concierne a las referidas
funciones.
a) Mantener el orden interior del buque, reprimir faltas cometidas a bordo por tripulantes o
pasajeros e imponer a bordo las sanciones establecidas por las leyes y reglamentos respectivos;
b) Instruir, en caso de delito, la prevención correspondiente con arreglo a lo dispuesto en la
parte pertinente del Código de Procedimientos en materia penal para la Justicia Nacional. Cesa
su intervención al llegar a puerto, donde debe comunicar el procedimiento a la autoridad
marítima si se trata de puerto argentino, o a la autoridad consular o diplomática argentina si se
trata de puerto extranjero;
c) Comunicar de inmediato y por el medio más rápido a la autoridad marítima o consular más
cercana todo accidente de navegación ocurrido al buque o causado por él, y cualquier otra
novedad de importancia observada en la ruta que afecte a la navegación.
ARTÍCULO 124. El capitán otorga el testamento marítimo y recibe el testamento cerrado con las
formalidades dispuestas por la ley respectiva, dejando constancia de ello en el diario de
navegación. También hace constar en el mismo libro la entrega del testamento ológrafo.
ARTÍCULO 125. Cuando fallezca a bordo una persona, el capitán levantará el inventario de sus
papeles y pertenencias con asistencia de dos (2) oficiales del buque y dos (2) testigos pasajeros,
si los hubiera. Con respecto al cadáver está autorizado a tomar las disposiciones que exijan las
circunstancias.
ARTÍCULO 126. Los bienes inventariados y el respectivo inventario, así como la copia autenticada
de las actas de nacimiento, defunción, matrimonio o desaparición de personas, y los
testamentos otorgados o recibidos a bordo, deben ser entregados por el capitán a la autoridad
marítima o consular, según corresponda, del primer puerto de escala, haciendo mención de ello
en la exposición que en tal oportunidad debe levantar de acuerdo con lo dispuesto en el artículo
131, inciso m) y con expresa referencia a la anotación pertinente del diario de navegación.
ARTÍCULO 128. En caso de muerte o impedimento del capitán, asumirá el mando del buque el
oficial de cubierta de mayor jerarquía, quien a su vez es reemplazado por los oficiales del mismo
cuerpo que le siguen en orden de cargo. En última instancia, el mando del buque es asumido
por el hombre de la tripulación que ejerza las funciones de contramaestre.
La persona que asume el mando del buque lo hace con todas las prerrogativas, facultades,
obligaciones y responsabilidades inherentes a la función del capitán, hasta que se disponga su
sustitución por el armador o la autoridad marítima o consular.
ARTÍCULO 129. En ningún caso el capitán está obligado a aceptar tripulantes con cuya
permanencia a bordo no esté de acuerdo.
Si el tripulante no aceptado hubiere sido destacado por el organismo encargado de la colocación
de la gente de mar, el capitán debe expresar las razones del rechazo en un acta en que se dejará
constancia del descargo que formule el interesado. La sustanciación de dicho procedimiento no
impedirá la salida del buque.
ARTÍCULO 130. Compete especialmente al capitán: a) Resolver todas las cuestiones que se
susciten en navegación, sea entre tripulantes o pasajeros, o entre
unos y otros; b) Acordar licencias a la tripulación para bajar a tierra o permanecer fuera del
buque, de acuerdo con las exigencias del servicio; c) Disponer sobre la organización de los
servicios del buque, de acuerdo con las normas legales o reglamentarias vigentes; d) Disponer
el abandono del buque en peligro cuando sea razonablemente imposible su salvamento; e)
Ejercitar toda otra facultad que le otorguen las leyes o reglamentos vigentes.
Entrega de bienes en caso de necesidad ARTÍCULO 132. En caso de necesidad durante el viaje,
el capitán, previa reunión del consejo de oficiales, puede obligar a los que tienen víveres de su
propiedad particular, a que los entreguen para el consumo común de todos los que se hallen a
bordo, abonando el importe en el acto o, a más tardar, en el primer puerto. En las mismas
circunstancias puede tomarlos de la carga, abonando el valor correspondiente en su respectivo
puerto de destino.
ARTÍCULO 133. En mar libre y en aguas territoriales argentinas, el capitán debe obedecer toda
orden o instrucción impartida por un buque militar o policial argentino. En la misma forma debe
proceder en aguas territoriales argentinas, o en puerto extranjero donde no exista cónsul
argentino, dentro de lo que permitan las leyes del lugar y las normas del derecho internacional
público de la navegación.
ARTÍCULO 134. El capitán, aun cuando esté obligado a utilizar los servicios de un práctico, es el
directo responsable de la conducción, maniobra y gobierno del buque, sin perjuicio de la
responsabilidad que corresponde al práctico por su defectuoso asesoramiento. La autoridad del
capitán no se subroga a la del práctico.
ARTÍCULO 135. El capitán, desde el momento que formaliza su embarco ante la autoridad
marítima, está al servicio permanente del buque.
ARTÍCULO 136. Las funciones, facultades, obligaciones y responsabilidades que emergen de los
artículos precedentes, son aplicables a toda persona habilitada para mandar un buque o
embarcación, con las limitaciones que determine el título profesional del cual se trate y la
navegación que se efectúe.