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Mayo | 47

USAR EL CEREBRO. CONOCER


NUESTRA MENTE PARA VIVIR MEJOR,
de Facundo Manes y Mateo Niro

Editorial Planeta. Buenos Aires, 2014.


DSM (Manual Estadístico de Desórdenes Men- Las áreas del cerebro pueden haber sido modu-
Juan Duarte tales) ahora incluye categorías como el “Trastor- ladas para permitir a cada sexo llevar a cabo su
Comité de redacción. no por Déficit de Atención”, que supuestamente trabajo”.
afecta al 10% de los niños, a tratar con drogas La religión también podría explicarse ahora: al-
como el Ritalin. El autor, el neurólogo Facun- gunos estudios en neurociencias explicarían la
En una entrevista que hicimos y publicamos en do Manes, participa de instituciones neurocien- universalidad de la religión “como sugerencia de
IdZ, el neurobiólogo Steven Rose señalaba que: tíficas mundiales, es flamante presidente de la que algunas estructuras básicas en el cerebro ne-
“El determinismo biológico está vivo y con bue- Fundación Favaloro y columnista asiduo en Cla- cesitan de Dios”, y otros, planteando que “la reli-
na salud”. Que así como el determinismo genéti- rín, La Nación y Noticias, y saltó definitivamente giosidad es un artefacto de la evolución”. El gran
co de la inteligencia sigue abonando políticas de a la fama como “el médico de CFK” a partir de la debate sería “si el cerebro humano está progra-
Estado, las neurociencias comparten su determi- operación por su hematoma subdural. mado para tener fe, o si es una habilidad mental
nismo reificante, y apuntan a localizar todo –des- El libro, en rigor una compilación de columnas ya que el cerebro desarrolló a través de la cultura”,
de el amor romántico hasta la orientación política publicadas, está divido en cuatro secciones: la pri- y la clave estaría en la tecnología de neuroimá-
y el juicio moral– en regiones del cerebro visua- mera agrupa notas que fundamentan a las neuro- genes y los test cognitivos. Es que, aunque nun-
lizadas por imágenes de resonancia magnética ciencias; las dos siguientes sobre el tratamiento de ca resolveremos el gran dilema de “si nuestras
funcional, y a su vez moldeadas por fuerzas ge- fenómenos de memoria y el “cerebro emocional”; y conexiones en el cerebro crean a Dios o si Dios
néticas y evolutivas, reduciendo la persona a la la final, alrededor de recomendaciones “para man- crea nuestras conexiones cerebrales”, “las perso-
pura biología. “En una economía neoliberal glo- tener el cerebro en forma”. Escrito como ensayo, nas creyentes viven más y mejor”.
balizada –señalaba– la tecnociencia ha devenido sin referencias, es básicamente una estrategia de Para legitimar la tradición de las neurocien-
mercantilizada, y juega un rol central en la mer- marketing de la neurociencia, mezcla de cientificis- cias, y a igual que su precursores conductistas,
cantilización de casi cada aspecto de nuestra vi- mo ramplón, observaciones de sentido común, ci- Manes hace un recorrido histórico teleológico
da cotidiana, incluyendo información acerca de tas literarias y comentarios propios de la literatura que va desde Alcmaenon, en la antigua Gre-
nuestro cuerpo y nuestra genética”. de autoayuda. cia (“el primer neurólogo”), Platón e Hipócrates,
Es desde ahí que hay que leer esta publica- Nos centraremos en el primer capítulo, donde pasando por Broca en el siglo XIX, el mismísi-
ción, como parte de una tendencia mundial Manes despliega más conceptualmente el credo mo Freud, Ramón y Cajal, Golgi y Luria, y Miller
impulsada por los gobiernos y capitales imperia- del biologicista de las neurociencias. (autor del término “neurociencias cognitivas” en
listas, que, más allá de los innegables avances Manes parte de la evolución para explicar el ce- la década de 1970), hasta el presente de Ma-
científicos en los que se apoya, parte de inte- rebro humano. Pero para hacerlo recae asombro- nes y compañía.
reses económicos (complejo neurogenético-in- samente en la hipótesis del aumento del tamaño Desde ahí, enfoca diferentes fenómenos men-
dustrial, industria farmacéutica, sistema privado cerebral como clave evolutiva filogenética del pa- tales en relación al funcionamiento de esa “má-
de salud, aseguradoras, etc.) y de control social. saje del mono al hombre. Como señaló Stephen quina” llamada cerebro: lenguaje, inteligencia,
Así, el gobierno de EE.UU., y luego varios paí- Jay Gould siguiendo a Engels1, esa hipótesis es- memoria, creatividad, las emociones, el amor,
ses europeos, bautizaron a los ‘90 como “Déca- taba basada en prejuicios sociales y políticos la felicidad, los comportamientos sociales, la
da del cerebro”, y en 2009, dando un paso más, de clase con base en el idealismo platónico; pe- moral, la violencia, empatía, el autismo, la de-
bautizaron los 2000 como “Década de la mente”, ro desde hace décadas contamos con evidencia presión, entre otras. Abundan las hipótesis de
expresando el exitismo de la neurociencia, que fósil que la desmiente frente a la hipótesis de la localización cerebral y dinámica de neurotrans-
finalmente cree haber encontrado la clave para bipedestación. Dentro de la psicología cognitiva misores, seguidas de técnicas cognitivo compor-
resolver el enigma de la conciencia, resolver el y evolutiva, incluso, hay investigaciones que se tamentales, y apreciaciones de sentido común
problema mente-cuerpo. La cifras en juego son centran en la coevolución cerebro-cultura. (burgués). Asimismo, un enfoque biopolítico re-
elocuentes: en 2013, la UE destinó un billón de A partir de allí, el autor desarrolla una visión so- corre el libro, ubicando a la neurociencia como
euros para el “proyecto cerebro humano”, y Oba- bre diferentes fenómenos sociales. Por ejemplo, complemento para políticas de Estado tales co-
ma destinó tres billones de dólares para el pro- las diferencias de género. Para Manes, existen mo las de “medición de la felicidad” encargadas
yecto BRAIN (cerebro en inglés). diferencias en la anatomía cerebral entre hom- oportunamente por Sarkozy y Cameron.
A nivel estrictamente psicológico, este fervor bre y mujer que sugieren que el sexo influye en la En definitiva, el libro ilustra una avanzada del
reduccionista combina el localizacionismo ce- manera en que funciona el cerebro”. Existiría un reduccionismo biologicista por medio de las neu-
rebral con la psicología cognitiva del procesa- “cerebro femenino” y uno “masculino”, por lo que rociencias. Frente a esto se hace necesario una
miento de la información, una suerte de nuevo ciertas funciones cognitivas y la manera de pro- crítica desde un enfoque materialista dialéctico,
conductismo que tiende a ligar todo un abanico cesar la emoción de cada género serían innatas. marxista, desnudando los intereses políticos,
de enfermedades sociales y personales al mal La respuesta última estaría dada por la evolución ideológicos y económicos que la impulsan.
funcionamiento cerebral. Así, se propone tra- biológica (¡pobre Darwin!): “En tiempos remotos,
tar la epidemia mundial de depresión mediante los hombres cazaban y las mujeres juntaban los 1. Gould, Stephen Jay. “La postura hizo al hombre”, en Razón y Re-
psicofármacos inhibidores de la serotonina; y el alimentos cerca de la caza y cuidaban a los niños. volución 2, primavera de 1996.

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