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TEORIA DE LA CAUSA

Los juristas franceses Jean Domat y Robert Pothier fueron los


principales creadores de la teoría de la causa, a mediados del siglo XVII.
El problema que presenta el estudio de la causa es primeramente
terminológico; al existir tantas teorías para explicarla, suele perderse su
concepto. Por ello, primeramente debemos esbozar las teorías de la causa
para poder adentrarnos a su estudio en el Código Civil Chileno.

Teoría clásica, causalista o francesa.


Se sostiene que ésta habría sido la teoría seguida por don Andrés
Bello y que inspira por consiguiente a nuestro Código Civil.
Por ser entonces la causa variable, ello se manifiesta en los
obligaciones nacidas de los contratos, la cual sería distinta según la
especie de estos. Distinguimos entonces:
a) Así, en los contratos bilaterales, se dice que la causa de la obligación
de una parte es la obligación correlativa de la otra. Una parte está
obligada a cumplir porque la otra a su vez debe cumplir también.
b) En los contratos reales, la causa de la obligación de restituir es la
entrega de la cosa.
c) En todo contrato gratuito, la causa será la mera intención de
beneficiar o liberar a alguien.

Teorías anticausalistas.
Señalan sus seguidores que la teoría de la causa es falsa e inútil por
los siguientes argumentos:
a) Es falsa e irreal ya que en aquellos contratos bilaterales de ejecución
inmediata o puros y simples, no se vislumbra cómo puede existir la
causa en ambas obligaciones si éstos deben cumplirse de inmediato.
b) En los contratos reales habría una confusión, habida consideración
que si la causa de la obligación de restituir es la entrega de la cosa,
ello se está confundiendo con la forma de perfeccionamiento del acto
real.
c) El hecho de realizar una mera liberalidad se está confundiendo en
los contratos gratuitos con los motivos personales de las partes, lo
cual nuevamente es un error.
d) Finalmente, para esta escuela la causa es inútil, ya que la sanción
de nulidad cuando ella no existe o es ilícita también puede lograrse
por aplicación de las reglas generales de los actos jurídicos, por
ejemplo, cuando falta objeto o éste es ilícito.

Teorías neocausalistas.
Surgen como una reacción a los anticausalistas, siguiendo el
pensamiento del francés Henry Capitant, entre otros.
Para estos autores, la causa es el fin perseguido al obligarse. Rodrigo
Barcia señala que para estos autores “en los contratos bilaterales la causa
que lleva a obligarse a cada una de las partes es la voluntad de obtener la
ejecución de la prestación que le ha sido prometida a cambio de la suya”.
Por lo anterior, la causa de la obligación en los contratos bilaterales no es
la obligación correlativa, sino la expectativa de cumplimiento de la
contraparte.

Teoría de la causa determinante o impulsiva.


Señala que los motivos internos de cada persona son aquellos que
causan una obligación, producto de la celebración de un contrato. La
ventaja de esta teoría sería velar por la moralidad de las relaciones
jurídicas.
Teoría objetiva de la causa.
Savigny postula que la causa tiene por finalidad la justificación de
las atribuciones patrimoniales, esto es, explicar la relación que se da entre
un título que sirva para trasladar el dominio de un sujeto a otro (como la
compraventa, la donación o el mutuo, entre otros) y el modo de adquirir el
dominio.

La causa en el Código Civil Chileno1.


Se refieren a ella principalmente los artículos 1445, 1467 by 1468.
El problema que se presenta en un comienzo, a la luz de la lectura
de estos artículos, es determinar si la causa es un requisito para el acto o
contrato o bien para la obligación nacida de aquellos. (leer estos artículos
antes de continuar).
La discusión no es intrascendente para el derecho, toda vez que la
falta de causa para el acto o contrato impediría que éste naciera, con la
consecuente inexistencia o nulidad absoluta, en cambio si la obligación
carece de causa, habría contrato pero éste entonces carecería de objeto.
Se dice que en los actos y contratos podemos distinguir dos tipos de
causa: la eficiente (voluntad o acuerdo de voluntades) y la final (lo que
buscan los contratantes y es precisamente obligarse). Igualmente, en las
obligaciones encontramos dos tipos de causa: la eficiente (constituida por
las fuentes de las obligaciones, esto es, aquellos actos o hechos que tienen
la suficiencia de hacer nacer una obligación (véase art. 1437 CC), y la
causa final que serían los motivos que nos llevan a obligarnos.
La mayoría de los autores sostiene que la causa es la de la
obligación, y en especial su causa final.

1
La Corte Suprema ha definido a la causa: La causa der un contrato es el interés jurídico que induce a las
partes a contratar, interés que es distinto e independiente del móvil utilitario o subjetivo que hayan podido
tener en cuenta al momento de celebrar el contrato. Así, en los contratos bilaterales, la causa para una de las
partes la constituye la obligación contraída por la otra.
En verdad, gran parte de esta discusión se origina por el inciso 2 del
art. 1467, en donde se define causa como “el motivo que induce al acto o
contrato”. De su simple lectura pareciera que nos hay interpretación
posible, la causa está exigida para el acto o contrato. Sin embargo, los
autores señalan que a este concepto debemos agregarle la voz “jurídico” al
motivo.

La causa para algunos autores nacionales.


Alessandri señala que la causa es un requisito de los actos jurídicos
y no de las obligaciones. Para él, causa es el interés jurídico que lleva a las
partes a celebrar un acto o contrato. La causa de las obligaciones para el
citado autor son simplemente las fuentes de las obligaciones.
Para Avelino León Hurtado, la causa en el Código Civil es la de la
obligación, entendiéndola como el motivo jurídico por el cual el contratante
se obliga y que será idéntica, única e invariable para todas las obligaciones
de la misma naturaleza. Acoge este autor entonces la causa final.
Siendo la posición de Avelino León la seguida por la mayoría de la
doctrina, la causa para nuestro Código Civil sería entonces la causa final,
pero el autor dice que no debemos por ello desatender a la causa
ocasional, ya que ella nos importa de sobremanera para efectos de
determinar la presencia de causas ilícitas. Bajo esta premisa entonces, la
causa es dual.
Luís Claro Solar manifiesta una tendencia ecléctica o intermedia
entre las dos teorías ya señaladas, expresando que la causa no tiene
trascendencia práctica.

Acepciones de la causa para la doctrina nacional.-


Para nuestros autores, la causa puede verse desde tres puntos de
vista:
a) Causa Eficiente: Siguiendo la doctrina mayoritaria de que la causa
se refiere a la obligación, la causa eficiente respondería a la pregunta
¡porqué nace una obligación?. Jurídicamente, las obligaciones según
el artículo 1437 del CC. ya citado, nacen de las denominadas
“fuentes de las obligaciones”. Con todo, se señala que ésta no es la
causa que interesa al Código Civil, porque no se ajustaría al artículo
1445, en donde caeríamos en el absurdo de decir que la causa de un
contrato es el contrato.
b) Causa Final: Como ya hemos dicho, esta causa es única e invariable
para todas las obligaciones de la misma especie. Prescinde
absolutamente de los motivos internos de los sujetos que les mueven
a celebrar actos.
c) Causa Ocasional o impulsiva: Son aquellos móviles propios de la
conducta de cada sujeto que le induce a celebrar un acto o contrato.
Por ello, se dice que esta causa es variable de persona a persona
según sea un mismo acto jurídico.

La causa final en los contratos2.-


Pasaremos a explicar la causa final en varias clases de contratos:
a) En los bilaterales34. Como se señaló anteriormente, para algunos
autores la causa de la obligación de una parte es la obligación
correlativa que ha asumido la otra. Esto estaría reafirmado por el
artículo 1814 en materia de compraventa. Con todo, debemos tener
cuidado, porque este criterio nos sirve ante los contratos bilaterales
onerosos, pero no todo contrato bilateral lo es, existen también
gratuitos, como veremos en su oportunidad. De la misma forma, por

2
No tratándose de una obligación emanada de un contrato sino de una legal, no es aplicable el
artículo 1467.
3
La pura liberalidad no puede ser causa en el contrato de compraventa, pues calificado éste por la
ley como oneroso, excluye la pura liberalidad o beneficencia.
4
Carece de causa la compraventa si los derechos vendidos sobre un inmueble pertenecían al
comprador o no existían.
regla general los contratos unilaterales son gratuitos, pero también
hay unilaterales onerosos.
b) En los reales: La entrega o tradición, que implican la forma de
perfeccionamiento de estos contratos, son la causa de la obligación
de restituir que va siempre implícita en ellos.
c) En los gratuitos: Se señala que la causa es la mera liberalidad.

Requisitos de la causa5.-
La causa debe reunir tres requisitos, debe ser real o cierta y lícita.
La realidad de la causa significa que ella objetivamente exista. Art.
1467.

Acreditación o prueba de la causa.-


El art. 1467 nos señala que la causa no es necesaria expresarla, por
lo tanto, se presume en los actos y contratos, en incluso, debemos
presumir que la causa es lícita. Por ello, todo aquel que diga lo contrario
deberá acreditarlo ante el juez.

Omisión de causa.-
Claramente, el art. 1682 señala que el acto o contrato que contiene
una causa ilícita está sancionado con nulidad absoluta.
La ausencia de causa debería llevarnos a la inexistencia jurídica
(para aquellos que la sostienen), sin perjuicio que podemos solicitar la
nulidad absoluta, toda vez que se ha omitido un requisito establecido por
la ley para el valor de un acto o contrato.

Los actos abstractos.-


5
No es necesario en el contrato expresar la causa de la obligación. El silencio de las partes al
respecto no importa una falta de causa o una donación.
Atendiendo a si los actos requieren de causa o no, ellos se clasifican
en causados y en abstractos. Los abstractos son aquellos en que la causa
no es un elemento esencial para el perfeccionamiento de él. No implica que
carezcan de causa, sino que ella no es fundamental para su nacimiento.
Los actos abstractos siempre encuentran otra relación jurídica en la
que subyacen, siendo ella el fundamento del acto abstracto. Por ejemplo:
Para asegurar el pago del precio nacido de una compraventa, el comprador
entrega al vendedor un pagaré. El acto abstracto es el pagará y la relación
jurídica subyacente es la compraventa.
Se dice que la fianza, prenda e hipoteca (contratos accesorios)
cuando garantizan el cumplimiento de una obligación ajena, ellos son
abstractos, ya que los motivos que han llevado a estos a garantizar no son
tomados en consideración para el nacimiento de estas cauciones.
También son casos de actos abstractos los títulos de crédito, esto es,
aquellos documentos que tienen incorporado un derecho autónomo
ejercitable por su portador o tenedor. Por ejemplo los conocimientos de
embarque, certificados de depósitos, acciones, cheques, etc.

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