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TEMA 1. TEORÍA GENERAL DE LA OBLIGACIÓN.

1. El concepto de obligación. Elementos de la obligación. Relaciones obligatorias


sinalagmáticas. Fuentes de las obligaciones.

1.1. El concepto de obligación

a. Concepto de obligación y su distinción con la relación obligatoria.

Nuestro Código Civil define en su artículo 1088 el concepto de obligación: “Toda obligación
consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa”.
La obligación es una situación bipolar, que se encuentra formada, por un lado, por la posición de
una persona llamada deudor, y por otro lado, por la posición de otra persona llamada acreedor.
Por tanto, la obligación es una relación jurídica.

La relación obligatoria es un cauce o instrumento para que las personas puedan realizar
actividades de cooperación social y, más concretamente, para que puedan intercambiar bienes y
servicios. Por ello pueden definirse como : “la relación jurídica establecida entre dos personas y
dirigida a que una de ellas obtenga determinados bienes o servicios a través de la cooperación
de otra, o bien al intercambio recíproco de bienes y servicios mediante una recíproca
cooperación”. La relación obligatoria posee una indudable naturaleza orgánica.

Facultades: 1. Faculta de exigir del deudor el cumplimento de la prestación. Como


titular del derecho de crédito, está facultado para exigir al deudor lo que por éste es
debido (prestación). El acreedor se ve investido de la posibilidad, en caso de
incumplimiento, de proceder contra los bienes del deudor, así como está investido de
una serie de facultades para la defensa de sus intereses.
2. Facultad de disponer del crédito. El acreedor es titular de un derecho
subjetivo (derecho de crédito).
3. Facultades destinadas a conservar la solvencia del deudor. ((El artículo
1111 de Código Civil permite a los acreedores deshacer aquellos contratos que parezcan
fraudulentos, entiendo por tales aquellos que realiza el deudor y se coloca en un estado
de insolvencia.))
4.Facultades destinadas a conservar el derecho de crédito.

Cargas: 1. Colaborar con el deudor a fin de que éste cumpla y se libere.


2. Diligencia en el examen de la prestación realizada.

Deberes. Deber general de buena fe y prohibición de abuso del derecho.

1.2. Elementos de la obligación: Deuda y responsabilidad.

Toda obligación comprende como fenómeno separado, la deuda y la responsabilidad. La deuda


consiste en el deber de realizar una prestación art. 1088 CC.
La responsabilidad es la sumisión o sujeción al poder coactivo del acreedor. Goza éste de un
poder de agresión sobre su patrimonio, para la satisfacción forzosa de su interés. Art. 1911 CC
“Del cumplimiento de las obligaciones responde el deudor con todos sus bienes, presentes y
futuros”. (elemento latente).
En períodos históricos anteriores la deuda y la responsabilidad han podido funcionar
separadamente, así pues, se podía deber y no ser responsable o se podía ser responsable sin
deber. Sin embargo, en el Derecho moderno no ocurre lo mismo. Deuda y responsabilidad son

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dos ingredientes institucionales del fenómeno de la obligación, que no constituyen relaciones
jurídicas autónomas o distintas. La responsabilidad solo encuentra su justificación a través de la
idea previa de deber jurídico. Se es responsable porque se debe o se ha debido algo. No existe
responsabilidad sin previo deber.

1.3. Relaciones obligatorias sinalagmáticas.

Concepto: Las obligaciones recíprocas son aquellas en las cuales dos sujetos de la
relación se encuentran obligados. Quiere decirse que ambas partes resultan titulares de los
correspondientes derechos de crédito.
En las obligaciones recíprocas cada una de las partes tiene frente a la otra un derecho de
crédito y un deber de prestación de carácter correlativo. Los deberes de prestación se
encuentran entre sí ligados por un nexo de interdependencia, puesto que cada parte acepta el
sacrificio que para ella supone realizar la prestación que le incumbe con la finalidad de lograr
como resultado la prestación que la otra parte debe realizar. Este nexo que existe entre las
obligaciones recíprocas se denomina técnicamente sinalagma.

Régimen jurídico: 1. Régimen de la mora.


2. Resolución por incumplimiento. 1124 CC.
En las obligaciones recíprocas, el incumplimiento determina , conforme al art. 1124 CC, la
concesión a la parte cumplidora de la facultad de resolver la obligación.

3. Defensas y excepciones ante la pretensión de cumplimiento.


Una de las consecuencias más importantes del carácter sinalagmático de las obligaciones es la
llamada excepción de incumplimiento contractual, que se funda en la regla de la ejecución
simultánea y en la idea de que cada parte puede rehusar el cumplimiento de la obligación
puesta a su cargo mientras que la otra no cumpla con la suya. Ninguna de las partes de una
obligación sinalagmática puede demandar el cumplimiento de la obligación contraria sin
cumplir u ofrecer el cumplimiento de la propia obligación.

La doctrina y la jurisprudencia admiten la viabilidad de otra excepción, la llamada de falta de


cumplimiento regular, oponible al demandante que ejecuta su prestación pero en forma parcial
o defectuosamente, y se considera como una modalidad de la excepción general de
incumplimiento. El demandante no puede obtener el cumplimiento del demandado de forma
íntegra, sino con una reducción correspondiente a lo defectuosamente realizado. Si el
demandante admitió la prestación sin ninguna reserva ni protesta cuando la parcialidad o el
defecto pudo comprobarlos, no puede oponer esta excepción porque no se puede ir contra sus
propios actos.

La excepción de incumplimiento y la de cumplimiento defectuoso constituyen medidas de


defensa del demandado. EL efecto primordial de la primera es la suspensión provisional de la
prestación que a cargo del legitimado para oponerlas incumbe realizar.
El efecto de la segunda es una desestimación parcial de la demanda o la imposición al actor de
las correcciones necesarias para que el demandado cumpla.

1.4. Fuentes de las obligaciones: art. 1089 CC.

En nuestro Derecho positivo, una enumeración de las fuentes de las obligaciones se contiene en
el artículo 1089 CC. Este precepto dice que “Las obligaciones nace de la ley, de los contratos y
cuasicontratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa
o negligencia”.

Aparecen de esta manera cinco fuentes distintas de las obligaciones:

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1-. Ley (art. 1090 CC), respecto a ella el Código dice que las obligaciones derivadas de la ley no
se presumen, que sólo son exigibles las expresamente determinadas en el código o en las leyes
especiales y que se regirán por los preceptos de la ley que les haya establecido, y en lo que ésta
no hubiera previsto, por las disposiciones contenidas en el libro cuarto del propio código.

2-. El Contrato (art. 1091 CC), El Código dice que las obligaciones que nacen de los contratos
tienen fuerza de ley entre las partes contratantes y que deben cumplirse al tenor de los mismos.

3-. Los cuasi contratos (art. 1887 CC), Son los hechos lícitos y voluntarios de los que resulta
obligado su autor para con un tercero, y a veces, una obligación recíproca entre los interesados”.
Sitúa el Código bajo esta rúbrica la llamada gestión de negocios etc…

4-. Los delitos y las faltas (art. 1092 CC), son considerados por el Código como fuente de la
obligación de restituir las cosas objeto del delito y de la obligación de resarcir los daños y
reparar los perjuicios causados por él. Estas obligaciones se rigen por lo dispuesto en el CP.

5-. Los actos y omisiones en que intervienen culpa o negligencia (art. 1903). El código regula la
obligación de indemnizar que se impone al que por acción u omisión cause daño a otro
interviniendo culpa o negligencia. Estos son los llamados delitos o cuasi delitos civiles.

2. Sujetos y objeto de la relación obligatoria.

2.1. Sujetos de la relación obligatoria.

a. Intervención de dos sujetos. Acreedor y el Deudor. Personas naturales y personas


jurídicas. Distinción entre obligaciones simples y sinalagmáticas.

La relación obligatoria precisa de dos partes o sujetos, a los que se llama, como sabemos,
acreedor y deudor. Pueden ser sujetos de relaciones obligatorias todas las personas tanto físicas
como jurídicas. (art. 38 CC).
No hay que confundir partes con personas, pues no hay ningún inconveniente en que en cada
parte de la relación figure más de una persona. Aparecen así los casos de pluralidad de personas,
que exigen especiales formas de organización de la relación obligatoria.

Toda obligación vincula, al menos, a dos personas, ya que-jurídicamente hablando- nadie puede
estar obligado consigo mismo. Tales personas asumen posibilidades contrapuestas:
a) Una de ellas se encuentra legitimada o tiene derecho de exigir una conducta
determinada a otra. Asume, según suele decirse, el lado activo de la obligación y, de
ahí, que se le denomine sujeto activo. El derecho que le asiste no es naturalmente
un derecho real (relación entre persona y cosa), sino un derecho de crédito. De ahí
que se le denomine acreedor.
b) La otra debe observar la conducta prevista en la obligación, cumplir cuanto debe. Se
le denomina, pues, sujeto pasivo (porque ha de sufrir la reclamación del acreedor),
o preferiblemente, deudor.

b. Capacidad y determinación de los sujetos.

Capacidad. Sometimiento a las reglas generales del CC. En cuanto a capacidad, podemos
distinguir la capacidad jurídica y la capacidad de obrar.
En cuanto a la capacidad jurídica: es la aptitud o idoneidad necesarias para ser titular de
derechos y obligaciones. Ahora bien, la capacidad de obrar consiste en la aptitud o idoneidad
para realizar eficazmente actos jurídicos, en otros términos la capacidad para ejercitar derechos
y asumir obligaciones que puede ser plena o encontrarse limitada si el sujeto no puede realizar
por sí mismo con plena eficacia actos jurídico. Por lo tanto, para tener plena capacidad de obrar

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se hace necesario ser mayor de edad (art. 315 CC) y no encontrarse incapacitado judicialmente
por padecer alguna enfermedad psíquica o física que le impida gobernarse por sí mismo.

Determinación: Sujetos determinados o sujetos determinables.


Los sujetos pueden ser determinados (sabemos quiénes son) o determinables (no sabemos
quiénes son)

c. Pluralidad de sujetos. Obligaciones parciarias, mancomunadas y solidarias. Criterios de


organización (voluntad de las partes; reglas supletorias del CC).

- Nuestro Código, ante la realidad de una pluralidad de personas como acreedores o


deudores en una relación obligatoria, habla solamente de mancomunidad y
solidaridad como formas organizativas de aquella pluralidad. Sin embargo no son
las únicas posibles e incluso el propio Código civil lo admite así implícitamente.

Obligaciones parciarias.

Concepto: Según el artículo 1138 CC, el crédito o la deuda se consideran divididos en tantos
créditos o deudas cuantos sean los acreedores y deudores. De acuerdo con el citado precepto
legal, esta división se lleva a cabo por partes iguales, aunque tal regla debe entenderse que
tiene un puro tenor de presunción, pues los pactos entre los interesados pueden conducir a
otra conclusión.
El crédito o la deuda se dividirá en créditos o deudas independientes que recaen sobre una
parte de la prestación.

Parcialidad activa.
Parcialidad pasiva.

Obligaciones conjuntas o en mano común.

Concepto: La obligación mancomunada en rigor es la que se origina cuando el crédito o la


deuda está en mano común, es decir, que el deber de prestación ha de ser exigido por la
pluralidad de acreedores conjuntamente o cumplido por la pluralidad de deudores también
de modo conjunto. El art. 1139 CC reconoce esta figura partiendo de que el crédito o deuda
no sea divisible (es decir, que no exista una obligación parciaria).
Origen.
Régimen jurídico: mancomunidad activa: El art. 1139 únicamente dice que “sólo
perjudicarán al derecho de los acreedores los actos colectivos de éstos”, por lo que se
requiere el ejercicio conjunto de actos que perjudiquen.
cada uno de los acreedores puede exigir o reclamar del deudor la parte que le corresponde
en el crédito

mancomunidad pasiva: El art. 1139 también se ocupa de ella, disponiendo


que “sólo podrá hacerse efectiva la deuda procediendo contra todos los deudores. Si alguno
de estos resultare insolvente no estarán los demás obligados a suplir su falta. Así pues el
pago o cumplimiento de la obligación es un acto colectivo o conjunto de todos los deudores
por principio, y para cobrar forzosamente por vía judicial hay que demandarlos a todos.
Para los actos de ejercicio extrajudicial la regla es la misma.
El incumplimiento de uno de los deudores mancomunados supone, aplicando el art. 1150 un
incumplimiento total. Ahora bien, “los deudores que hubiesen estado dispuestos a cumplir
no contribuirán a la indemnización con más cantidad que la proporción correspondiente del
precio o de la cosa o del servicio en que consistiera la obligación”

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Obligaciones solidarias.

Concepto. Lo que caracteriza a la obligación solidaria es que cada acreedor podrá pedir el
todo, o cada deudor deberá prestar el todo, y la solidaridad puede existir, dice el art. 1140
CC “aunque los acreedores y deudores no estén ligados del propio modo y por unos mismos
plazos y condiciones”.
El art. 1137 CC establece claramente el principio de la no presunción de solidaridad.
Solamente habrá lugar a ella “cuando la obligación expresamente lo determine”, puntualiza
el precepto.
Sin embargo no quiere decir que en la obligación haya de emplearse precisamente la
expresión solidario, solidaria o solidaridad. No impone unas palabras sacramentales para
detectar la solidaridad, sino que la voluntad de las partes haya sido la de establecerla, lo que
originará un problema de interpretación.
Si el art. 1137 CC establece la NO presunción de solidaridad, es necesario todavía
establecer un orden de preferencia entre la parciariedad y la mancomunidad. Del art. 1138
CC se extrae el principio favorable a la presunción iuris tantum de parciariedad, que no
regirá cuando “ del texto de las obligaciones” se deduzca lo contrario, o cuando la “división
fuere imposible” (art. 1139 CC).

Régimen jurídico: Solidaridad activa: relación externa/relación interna.


El crédito es solidario cuando cada uno de los acreedores,
actuando individualmente, se encuentra facultado para exigir y
recibir del deudor la totalidad de la prestación debida y el
deudor se libera de la obligación pagando a un acreedor
solamente.

El deudor tiene facultad de elección para el pago, que cesa


cuando es demandado (art. 1142 CC). Si después de la demanda
paga a otro acreedor distinto, ese pago no tiene efectos
liberatorios y extintivos de la obligación.

Entonces la solidaridad activa (acreedor) consiste en que


cualquiera de los acreedores podrá reclamar del deudor, o
cualquiera de los deudores en su caso, la íntegra prestación
objeto de la obligación. Una vez extinguida esta obligación,
nace una nueva respecto del acreedor que ha recibido el pago
íntegro, ya que tiene que aportar al resto de acreedores su parte
correspondiente.

Solidaridad pasiva: relación externa/relación interna.


La organización de la solidaridad pasiva en el CC se establece
bajo dos principios, uno para las relaciones externas entre
acreedor y deudor y otro para las relaciones internas entre los
deudores. Con arreglo al primero, cada uno de los deudores es
deudor por entero. De acuerdo con el segundo, la deuda se
divide entre los codeudores en la proporción que acuerden,
presumiéndose en su defecto la división por igual (art. 1138
CC).

En la solidaridad pasiva cada uno de los deudores puede pagar,


con efecto liberatorio para los demás (art. 1145 CC), y el
acreedor puede dirigirse indistintamente contra cualquiera de
ellos o contra todos simultáneamente. Además las
reclamaciones contra uno no le impide formular nuevas

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reclamaciones contra los demás mientras la deuda no haya sido
cumplida por entero.

Frente a la reclamación del acreedor, el deudor podrá oponer,


dice el art. 1148 CC las excepciones que “se deriven de la
obligación y las que le sean personales”. En cambio, las
excepciones personales que podrían oponer los demás
codeudores sólo puede servirse “ en la parte de la deuda de que
éstos fueran responsables (internamente).

El CC hace una distinción entre excepciones personales y


excepciones que se derivan de la obligación, llamadas también
reales, sin que indique el criterio seguido para hacerla ni las que
pertenecen a uno u otro género. Puede decirse que las
excepciones personales: son las que vinculan con hechos
personas del deudor. Las excepciones fundadas en vicios del
consentimiento del negocio constitutivo de la solidaridad para
cualquiera de los obligados (error, dolo, intimidación o
violencia) parecen de carácter personal. García Goyena, sin
embargo las consideraba reales de acuerdo con la tradición
histórica.
Las excepciones reales son distintas de las “puramente
personales”, como la menor edad o incapacitación.
El deudor que paga se libera a sí mismo y a los demás
codeudores, pero entre ellos deben distribuirse las
consecuencias del pago. El art. 1145 atribuye al primero una
acción de rembolso contras sus codeudores, a fin de que le
satisfagan la parte que a cada uno le corresponde en la deuda.
En caso de insolvencia de un deudor solidario es suplida por sus
codeudores a prorrata de la deuda de cada uno, incluida por
supuesto la parte del que reclama.
El art. 1147 nos dice que si la cosa hubiere perecido o la
prestación se hubiese hecho imposible sin culpa de los deudores
solidarios, la obligación quedará extinguida. Pero si hubiese
mediado culpa de parte de cualquiera de ellos, todos serán
responsables, para con el acreedor, del precio y de la
indemnización de daños y abono de intereses, sin perjuicio de
su acción contra el culpable o negligente.
 Insolvencia del deudor: art. 1145.3 CC
 Acción en vía de regreso (relación interna) 1145.2 CC,
acción que permite ir contra los demás deudoresSolidaridad
activa
En caso de que uno de los acreedores haya cobrado es evidente que, seguidamente, debe
hacer partícipes de dicho cobro a los restantes acreedores, ya que si no éstos verían burlados
sus legítimos intereses. Por ello el CC dispone que «el que cobre la deuda responderá a los
demás de la parte que les corresponde en la obligación» (art.1.143.2º. in fine)
A) Solidaridad pasiva
En caso de pluralidad de deudores, es igualmente evidente que el cumplimiento de la
obligación por parte de cualquiera de ellos implica la extinción de la relación obligatoria
frente al acreedor o a los acreedores. (art. 1.145.1º.). Sin embargo, internamente la
obligación no puede darse por extinguida, ya que el solvens de la obligación solidaria tendrá
derecho a que los restantes deudores solidarios le abonen la parte correspondiente. Dicha
consecuencia establece el CC en el art. 1.145.1º. y, técnicamente, se conoce con el nombre
de acción de regreso. Es más, para garantizar la efectividad de dicha acción de regreso

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(reclamación a cada codeudor de la parte correspondiente), el CC concede ejercitarla en las
mismas condiciones y con las mismas garantías que contaba el acreedor: subrogación legal.

Insolvencia del codeudor


Aparte de lo dicho, la divergencia entre la obligación mancomunada y la solidaria se
evidencia de forma notoria en caso de que alguno/s de los codeudores sea insolvente:
a) En caso de obligación mancomunada, si alguno de los codeudores resultare
insolvente “no estarían los demás obligados a suplir su falta” (art.1.139).
b) Por el contrario, la “falta de cumplimiento de la obligación por insolvencia del
deudor solidario será suplida por los codeudores, a prorrata de la deuda de cada
uno” (art.1.145.3º.).

2.2. El objeto de la relación obligatoria.

a. La prestación en general y sus requisitos.


Concepto: El objeto de la obligación es lo debido por el deudor y lo que el acreedor está
facultado para reclamar. El deudor lo que debe en realidad es una conducta o un
comportamiento al que usualmente, se le denomina prestación.
La prestación puede consistir en un dar, hacer o no hacer alguna cosa. El art. 1088 CC
así lo determina al decir que “toda obligación consiste en dar, hacer o no hacer alguna
cosa”. En ese consistir va implícita la idea de que el deudor está obligado a realizar un
comportamiento.

Requisitos: Licitud, posibilidad, determinación y patrimonialidad. El CC no alude a


estos requisitos de la prestación al establecer la disciplina general de las obligaciones,
pero resultan de los preceptos relativos al objeto del contrato, ya examinados (arts.
1271-1276 CC).

La prestación debe ser lícita, posible, determinada y patrimonial:

(1)Licitud: Permitido por la ley (art. 1255 y 1271-76 CC)


(2) Posible: Cosas que existen o que pueden existir, Es imposible cuando no se
puede realizar (ej. El abogado no puede realizar una operación). El único
impedimento es la herencia futura, no se puede contratar con una herencia futura.
(3) Determinación: Es necesario concretar cuál es la prestación, el servicio que
tengo que hacer u omitir. La prestación puede ser totalmente determinada o
determinable ( no se sabe cuál es pero en sus criterios encontramos la “concreción”,
por tanto no está perfectamente determinado).
(4) Patrimonialidad: Aunque la prestación en sí misma no tenga un precio, sí
tiene que tener una valoración económica.

b. Clases de obligaciones en atención a su objeto.

a. Obligaciones positivas y negativas; divisibles e indivisibles;

Las obligaciones positivas consisten en que el deudor tiene que desarrollar una conducta: dar o
hacer.
Hemos mencionado anteriormente que la prestación puede consistir en dar, hacer o no hacer una
cosa, pasemos a analizar cada obligación:
Obligación de dar: La prestación de dar es el comportamiento
dirigido a la entrega de una cosa. En términos generales, la
entrega es un traspaso posesorio y consiste en la realización de
los actos necesarios para que el acreedor tome posesión de la
cosa. A la prestación dedica el Código Civil las siguientes reglas
generales, que tienen un carácter esencialmente dispositivo:

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 El acreedor tiene derecho a que le sean entregados los
frutos de la cosa desde que nace la obligación de entrega
(art. 1095 CC)
 El obligado a entregar una cosa lo está también a la entrega
de los accesorios (art. 1097 CC).
 El obligado a entregar una cosa lo está también a
conservarla con la diligencia propia de un padre o familia
(art. 1094 CC).
Obligación de hacer y de no hacer. Obligaciones de medios y
resultados: La prestación de hacer impone al deudor el
desarrollo de una actividad que permita al acreedor la
satisfacción de su interés. La prestación de hacer puede ser
fungible o infungible. Es fungible cuando el interés del acreedor
queda satisfecho con la realización de la prestación, siendo
indiferente la persona del deudor. Por el contrario, es infungible
cuando la persona del deudor no puede ser sustituida por otra al
no serle indiferente al acreedor quién cumpla la prestación.
En relación con la obligación de realizar una prestación de
hacer, dos tipos diversos, según que lo comprometido por el
deudor sea una pura actividad o consista además en la obtención
de un determinado resultado. En el primer caso se habla de
obligación de medios y en el segundo de resultado. En aquélla,
el deudor cumple desplegando diligentemente la actividad,
aunque no se consiga el resultado esperado. En cambio, en la
segunda sólo hay cumplimiento si el resultado se obtiene.

Las obligaciones negativas son aquellas en las que el deudor se compromete a una abstención
que puede ser material o jurídica:

Otro de los posibles tipos de prestación es un no hacer. El


comportamiento empeñado por el deudor es puramente
negativo: una omisión o una abstención. Algunos autores
señalan que la omisión puede tener dos manifestaciones: la 1º es
la pura y simple inactividad y la 2º consiste en que el deudor
permita una actividad del acreedor sin poner a ello obstáculo.
Sobre tal base es posible distinguir entre obligaciones in non
faciendo y obligaciones de abstención y unas obligaciones in
patiendo y obligaciones de tolerancia. La omisión a la que el
deudor está obligado puede ser de actos materiales: pj no tocar
el piano en el lugar arrendado o de actos jurídicos: pj, el deudor
se obliga a no vender o a no arrendar una finca que ha
adquirido.
En cuanto a las obligaciones divisibles e indivisibles, sabemos que en el supuesto de
concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más deudores en una sola obligación, o hay
solidaridad o hay parciariedad o hay mancomunidad. SI no hay solidaridad, el art. 1138 CC
presume dividido el crédito o la deuda en tantas partes como acreedores o deudores concurran,
salvo que la obligación sea indivisible (art. 1139 CC). Ahora bien, ¿Cuándo una obligación es
indivisible? El art. 1151 CC, en su párrafo 1º, contesta en lo que respecta a las obligaciones de
dar: “se presumirán indivisibles las obligaciones de dar cuerpos ciertos y todas aquellas que no
sean susceptibles de cumplimiento parcial.” Por lo que atañe a las obligaciones de hacer: el
párrafo 2º las considera divisibles “cuando tengan por objeto la prestación de un número de días
de trabajo, la ejecución de obras por unidades métricas, u oras cosas análogas que por su
naturaleza sean susceptibles de cumplimiento parcial. Por último en cuanto a las obligaciones de

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no hacer, el párrafo 3º no señala ningún requisito o característica para conceptuarlas divisibles,
de lo que “se dedicará por el carácter de la prestación en cada caso particular”.

Una obligación es indivisible, cuando tiene por objeto una prestación que no permite a cada
acreedor reclamar su parte como un todo independiente, ni a cada deudor prestar su parte del
mismo modo, y librarse independientemente.
La divisibilidad de la obligación de dar o de hacer depende de la posibilidad de su
cumplimiento parcial como regla general. ¿Cuándo es una obligación susceptible de
cumplimiento parcial?, pues hay que preguntarse si la división de la prestación permite o no la
realización de los fines a cuyo logro se establece la obligación.
La divisibilidad o indivisibilidad de la prestación posee importancia cuando se concurren una
pluralidad de deudores o acreedores, pues si existe un solo deudor y acreedor carece de
trascendencia (art. 1149 CC y 1169).

La divisibilidad o indivisibilidad de las obligaciones se deriva de la propia prestación. Son


obligaciones indivisibles:
1. Las obligaciones de dar o entregar una cosa que no permita
fraccionarse o distribuirse en lotes (ej. Caballo)
2. Las obligaciones de hacer que no sean susceptibles de cumplimiento
parcial (art. 1.151.2º.) (ej. Cantar en el estreno de la zarzuela)
3. Por lo general, la mayor parte de las obligaciones negativas o de no
hacer.
La divisibilidad natural (conforme a la naturaleza) de la prestación no conlleva forzosamente,
sin embargo, la divisibilidad de la obligación en caso de existir una pluralidad de sujetos, si ésta
no pudiese resultar posible, la obligación se reconvierte o resuelve en la genérica indemnización
de daños y perjuicios, de conformidad con las reglas establecidas en el art. 1.150 del CC.

b. Obligaciones instantáneas y duraderas.


La idea del tiempo puede influir en la configuración de la relación obligatoria de diferente
manera. En primer lugar, permite diferencias unas relaciones obligatorias instantáneas frente a
otras que son continuas o duraderas.

Existe una relación obligatoria instantánea cuando inmediatamente queda extinguida por la
realización de la prestación o prestaciones previstas en ella.
La relación obligatoria duradera es aquella cuyo desenvolvimiento supone un período de tiempo
más o menos prolongado en el que se van realizando prestaciones periódicas o se ejecuta una
prestación continua.

Las obligaciones duraderas plantean unos problemas que no surgen con las instantáneas. Esto es
debido a que las obligaciones duraderas exigen un límite, convencional o legal ya que va contra
la libertad estar obligado indefinidamente.

c. Obligaciones genéricas y específicas.


Se denominan obligaciones genéricas aquellas obligaciones de dar en las cuales la cosa objeto
de la prestación se encuentra determinada únicamente a través o mediante su pertenencia a un
género. Por género se entiende, en el lenguaje jurídico, un conjunto más o menos amplio de
objetos de los que se pueden predicar unas condiciones comunes. En cambio, se denominan
obligaciones específicas aquellas que recaen sobre cosas concretas y determinadas. En éstas el
deudor sólo cumple entregando la cosa prefijada. EN las obligaciones genéricas, el deudor
puede cumplir entregando uno cualquiera de los objetos o una determinada cantidad de ellos,
siempre que pertenezca al género estipulado.

Las consecuencias más notables del carácter genérico de las obligaciones son las siguientes:

1-. Puede ser cumplida en vía de ejecución a costa del deudor (art. 1096 p.2º CC)

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2-. Si la calidad y circunstancias no se han expresado, el acreedor no podrá exigir una cosa de
calidad superior, ni el deudor entregarla de calidad inferior (art. 1167 CC).
Este precepto funciona como norma dispositiva y permite que se antepongan a ella la voluntad
de las partes.
3-. Se entiende que el género nunca perece y como siempre existen cosas pertenecientes al
género, la pérdida o destrucción de las cosas genéricas que el deudor poseyera no supone
imposibilidad objetiva de cumplir la prestación. Lo contrario ocurre en la obligación específica,
porque al estar perfectamente individualizada la cosa, la pérdida sobrevenida ocasiona la
imposibilidad de cumplir (art. 1182, a contrario).

La obligación genérica necesita concretase o especificarse, es decir, convertirse en una


obligación específica. El deudor ha de entregar la cosa debida, y para ello es preciso su
concreción dentro del género al que pertenece. Si el acuerdo de las partes o los usos no existen,
entendemos que la concentración no sólo es facultad sino deber del deudor. Ningún precepto del
CC impone para la concentración la intervención del acreedor.

La doctrina reconoce una obligación genérica normal y una delimitada o de género limitado. La
obligación de género limitado supone que las partes no sólo han designado el género al que
pertenece la cosa, sino también otras circunstancias externas como : lugar donde se encuentra,
procedencia etc…

d. Obligaciones alternativas y facultativas.


Según el art. 1131 CC “el obligado alternativamente a diversas prestaciones debe cumplir por
completo una de éstas”. De conformidad con este precepto, la obligación es alternativa cuando
han sido previstas diversas prestaciones pero en forma disyuntiva de manera que el deudor
deberá cumplir solamente una de ellas.

La obligación alternativa implica que una de las partes (o a un tercero) se le concede la facultad
de elegir entre diversas prestaciones previstas en la obligación sin necesidad de un nuevo
acuerdo.

La elección entre las diversas prestaciones previstas puede ser un poder del deudor o del
acreedor. El art. 1132 CC de acuerdo con el principio favor debitoris, atribuye la elección al
deudor “a menos que expresamente se hubiese concedido al acreedor”.(art. 1136 p 1º). La
elección puede ser atribuida a un tercero o al azar. La elección es una declaración de voluntad
recepticia. Según el CC no produce efectos sino desde la notificación (a la otra parte), efecto
que consistirá en cesar de ser alternativa. No se impone legalmente ningún requisito de forma
para a notificación aunque sea conveniente para dejar constancia que se hizo. Tampoco la
aceptación de la parte a quien se dirige, aunque puede rechazarla si no se ajustan a los términos
de la obligación. La elección es irrevocable desde que llega a conocimiento de la otra parte. EL
CC impone unos límites a la facultad de elección cuando corresponde al deudor, en base al art.
1132 , no tendrá derecho a elegir prestaciones imposibles, ilícitas o que no hubieran podido ser
objeto de obligación. El párrafo segundo dice que el acreedor no podrá ser compelido a recibir
parte de una prestación y parte de otra.
La facultad de elección, como adquirida en virtud de la obligación, es transmisible con la
obligación misma, salvo pacto en contrario art. 1112. La elección es, además de facultad, un
deber.

Las diversas hipótesis de imposibilidad sobrevenida se encuentra regulado en los arts. 1134-36
CC, que distinguen según la elección fuese del deudor o del acreedor:

A) Elección del deudor: Según el art. 1134 que perderá el derecho de elección si de todas
las prestaciones a que alternativamente estuviese obligado, sólo una fuera realizable.
En cambio, la situación jurídica del deudor es distinta cuando por su culpa hubiesen
desaparecido todas las cosas que alternativamente fueron objeto de la obligación, o se

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hubiera hecho imposible su cumplimiento. El art. 1135 CC concede al acreedor el
derecho de exigir daños y perjuicios.
Si no todas las prestaciones se han hecho irrealizables, la elección del deudor deberá
recaer sobre las que queden.

B) Elección del acreedor: Las responsabilidades del deudor se rigen por las siguientes
reglas contenidas en el art. 1136 CC

1-. Si alguna de las costas se hubiesen perdido por caso fortuito, cumple el deudor
entregando la que el acreedor elija entre las restantes, o la que haya quedado si
subsistiera sólo una.
2-. Si la pérdida de alguna de las cosas hubiese sobrevenido por culpa del deudor, el
acreedor podrá reclamar cualquiera de las que subsistan, o el precio de la que por culpa
de aquel, hubiera desaparecido.
3-. Si se hubiesen perdido por culpa del deudor todas las cosas, la elección del acreedor
recaerá sobre su precio.

-obligaciones facultativas-
Hay obligaciones que contienen una sola prestación, si bien se conceden una facultad solutoria,
que permite en el momento del pago liberarse con la realización de una prestación distinta. La
diferencia práctica más importante entre uno y otro tipo de obligaciones radica en que, como
consecuencia de las obligaciones alternativas) suponen que todas las prestaciones son
inicialmente debidas, sólo el perecimiento fortuito o la imposibilidad sobrevenida de todas ella
libera al deudor y extingue la obligación. En cambio, en las obligaciones facultativas, como el
deudor en rigor no debe más que una única prestación, la imposibilidad sobrevenida de la
misma llevará a la extinción de la obligación. La facultad solutoria opera únicamente como una
facultad de modificar en el momento del pago la configuración primitiva de la relación
obligatoria. La facultad solutoria constituye un beneficio del deudor, aunque cabe también que
se conceda al acreedor.

e. Las obligaciones dinerarias: clases; alteraciones del valor de dinero.

Una de las hipótesis más importantes de la prestación es la que consiste en la entrega de una
suma de dinero, dado que el dinero es el instrumento por excelencia de intermediación en los
cambios. El dinero es una medida de valor, un instrumento de cambio y un medio de pago. El
curso del dinero puede ser fiduciario, legal y forzoso.

La deuda pecuniaria es la llamada deuda de suma. El deudor está obligado a proporcionar al


acreedor la suma de dinero que se la señalada en la obligación. Su cumplimiento no puede
devenir nunca imposible, ya que dinero siempre hay en cuanto tal. Una cantidad de dinero es un
bien productivo y de ahí que el cumplimiento de la obligación de pago produzca siempre un
perjuicio para el acreedor, que se liquida legalmente mediante el pago del interés legal (art. 1108
).

Al lado de las deudas de suma, la doctrina ha situado las llamadas deudas de moneda individual
y las deudas de especia monetaria.
En cuanto a las deudas de moneda individual, no sólo se encuentra señalada la suma, sino las
específicas monedas en que la obligación debe ser cumplida.
En cuanto a las deudas de especie monetaria, tenemos deudas de suma en las que se ha señalado
como circunstancia esencial las piezas monetarias con las que debe hacerse el pago.
Dentro de la obligación pecuniaria la doctrina ha establecido dos especies distintas según la
función que en ella desempeñe el dinero. La deuda puede considerarse como deuda de dinero
cuando funciona en la obligación como medio de cambio de cosas y servicios. La deuda es
deuda de valor cuando opera como medida de valor de bienes y servicios, como sustitutivo de
los mismos. Las deudas de valor son deudas compensatorias o indemnizatorias. En las deudas

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de valor no está predeterminada la suma a pagar sino que es el resultado de la liquidación cuyo
importe debe proporcionar al acreedor el equivalente de la cosa o servicio que no recibe, o la
que repare el perjuicio ocasionado o lo compense.

Ahora bien, es importante destacar que el problema más grave que plantea las obligaciones
pecuniarias es la pérdida del valor adquisitivo del dinero. La solución puede ser:
a) El deudor entregue la misma suma fijada en la obligación cualquiera que
sea la alteración de su poder adquisitivo, considerando que sus eventuales
fluctuaciones son los riesgos normales de todo acreedor. ((solución
nominalista, menos justa en términos absolutos, permite una mayor
seguridad y facilidad en el comercio jurídico)).
b) El deudor debe prestar al acreedor la suma que equivalga al poder
adquisitivo que tenía la que se señaló en la obligación, aunque sea mayor.
((enteramente justa, origina una grave inseguridad ,es muy difícil de aplicar
en la práctica y exige una constante reconversión de todas las cantidades)).
Por regla general, las deudas de dinero se pagan entregando al acreedor su importe nominal, la
suma pactada y el mismo número de unidades monetarias, aunque su valor real o poder
adquisitivo haya experimentado variación.
Las graves consecuencias que llevan consigo las alteraciones del poder adquisitivo del dinero
justifican que se intente buscar remedio para tratar de evitarlas.

El pago de deudas de dinero: art. 1170 CC “ el pago de las deudas de dinero deberá hacerse en
la especie pactada y, no siendo posible entregar la especia, en la moneda de plata u oro que
tenga curso legal en España”. En el p. 2º del mismo art. Se prevé la entrega por el deudor de
“pagarés a la orden, o letras de cambio u otros documentos mercantiles” y dispone que solo
producirá los efectos del pago cuando hubiesen sido realizados o cuando por culpa de acreedor
se hubiesen perjudicado.

En cuanto a las obligaciones en moneda extranjera se rigen por el art. 1170 entendiendo que
dentro de la especie pactada cabe la designación de aquella moneda.

3. Modificación de la relación obligatoria.

Cambio de acreedor: Cesión de crédito; subrogación de crédito.

Refiriéndonos a su regulación en el CC, un cambio de acreedor en la relación obligatoria


puede acontecer por la cesión o por la subrogación en el crédito, que son casos de novación
modificativa.

A) Cesión de crédito: Es la transmisión por el acreedor de la titularidad de su derecho de


crédito a otra persona. Normalmente, es consecuencia de un negocio jurídico en cuya virtud
se ha producido ese desplazamiento patrimonial.
La normativa de la cesión de crédito es aplicable a la transmisión de derechos y acciones.
Los sujetos de la cesión del crédito son el cedente y el cesionario. El deudor cedido no es
parte en el negocio de la cesión al no tener que manifestar ningún consentimiento para que
se produzca. Basta sólo el cedente y el cesionario.
El objeto de la cesión es todo crédito que sea transmisible. De conformidad con el art. 1112,
la regla general es la cedibilidad de los créditos, exceptuando cuando la ley o las partes
dispusieren lo contrario.
En base al art. 1529 CC, “la venta o cesión de un crédito comprende la de todos sus
derechos accesorios, como la fianza, hipoteca, prenda o privilegio”. Las partes pueden
excluir de la cesión alguna garantía o las prestaciones accesorias.
La forma de la cesión vendrá determinada por la del negocio justificativo de la misma. Sin
embargo, con carácter general podemos observar lo contenido en el art. 1280.6º

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a) La cesión frente al deudor y frente a terceros: art. 1527 CC dice que
el deudor, que antes de tener conocimiento de la cesión satisfaga al
acreedor, quedará libre de su obligación. De ello se deduce que
cuando tiene ese conocimiento queda obligado con su nuevo
acreedor, el cesionario. El proceso normal para que el deudor tenga
conocimiento de la cesión es la notificación de la misma aunque el
CC no la imponga.
Frente a los demás terceros, el art. 1526 dice que la cesión no
surtirá efectos hasta que su fecha deba tenerse por cierta, en
conformidad con los arts. 1218 y 1227 y si se refiere a un inmueble
desde la fecha de la inscripción en el Registro de la Propiedad.
b) Las relaciones entre cedente y cesionario: El CC las aborda en los
arts, 1529 y 1530. Según el primero, el vendedor de buena fe
responde de la existencia y legitimidad del crédito al tiempo de la
venta.
La responsabilidad del cedente cesa cuando el crédito se “haya
vendido como dudoso”, es decir, cuando el cesionario haya sido
advertido de los riesgos que podía correr la existencia y legitimidad
(que pertenezca al cedente y que éste tenga facultades de
transmitirlo libremente) del crédito.
El artículo 1530 se ocupa de la garantía por la solvencia del deudor,
que es su capacidad patrimonial para pagar la deuda, estableciendo
que el cedente de buena fe no es responsable de la misma más que
si ha estipulado expresamente o “de que la insolvencia fuese
anterior y pública”.
El contenido de la obligación de responder por insolvencia lo señala
el art.1529 CC según la buena o mala fe del cedente, pero es
dudoso, dada su redacción, si abarca tb la garantía por existencia y
legitimidad.
c) Las excepciones del deudor contra el cesionario: El deudor puede
oponer al cesionario todas las excepciones objetivas o reales que
pudiera oponer a su primitivo acreedor. Son excepciones que están
ínsitas en el mismo derecho de crédito objeto de cesión
Por lo que respecta a la excepción de compensación el art. 1198 p.1º
parte del supuesto de que el deudor ha aceptado la cesión y
determina que el deudor no puede oponer al nuevo acreedor la
compensación de aquello que le correspondería contra el cedente, el
p.2º dice que el deudor podrá oponer al nuevo acreedor la
compensación de las deudas que tuviese con anterioridad contra el
cedente, no las posteriores. El p.3º dice que si la cesión del crédito
ha sido desconocida para el deudor cedido, podrá oponer en
compensación al nuevo acreedor todas las deudas que tuviera contra
el cedente hasta el momento de conocer la cesión.
d) Cesión “pro soluto” y cesión “pro solvendo”. En la primera el
cedente extingue una deuda con el cesionario transmitiéndole un
crédito que tiene contra tercero. En la segunda, la deuda en cuestión
se extinguirá cuando el crédito cedido haya sido realizado por el
cesionario, el cual tiene carga de ser diligente para este fin.
e) Cesión de créditos litigiosos: art. 1535 CC se admiten las cesiones
de créditos litigiosos

B) La subrogación en el crédito:
La subrogación supone el cambio de acreedor en la relación obligatoria. La subrogación, dice el
artículo 1212, transfiere al subrogado el crédito con los derechos a él anexos, ya contra el
deudor, ya contra los terceros. La subrogación atiende a la satisfacción de un interés del

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subrogado para recuperar en vía de regreso un rembolso patrimonial que ha efectuado al
acreedor satisfecho.

a) Subrogación legal y convencional: la subrogación legal es la que se


produce ope legis, al darse el supuesto de hecho contemplado por la
norma. Es convencional cuando procede de un acuerdo entre el
acreedor y el subrogado, acuerdo que ha de ser anterior al momento
en el que el primero recibe del segundo la satisfacción del crédito.
La ley no exige la notificación de la subrogación al deudor, pero
para que surta efectos frente a él le debe ser conocida.
La subrogación convencional, por imperativo del art. 1209 CC es
preciso establecerla con claridad para que surta efectos.
En el ámbito de la subrogación legal coloca la doctrina usual las
presunciones de subrogación que recoge el art. 1210
b) Subrogación operada por voluntad del deudor: A tenor del art.
1211 CC el propio deudor puede hacer la subrogación sin
consentimiento del acreedor cuando para pagar la deuda haya
tomado prestado el dinero en escritura pública, haciendo constar su
propósito en ella, y expresado en carta de pago la procedencia de la
cantidad pagada.
c) Los efectos de la subrogación: La subrogación produce una
transmisión de la titularidad del crédito, que pasa del antiguo
acreedor al nuevo. Art. 1212 dice que “la subrogación transmite al
subrogado el crédito con los derechos a él anexos, ya contra el
deudor, ya contra los terceros, sean fiadores o poseedores de las
hipotecas”.

Cambio de deudor: Expromisión; delegación y asunción de deuda.

Sabemos que el art. 1203.3º alude como un supuesto en que la obligación se modifica al
cambio de persona del deudor. Ese cambio o sustitución puede hacerse siempre que el
acreedor lo consienta, según el art. 1205 CC, pues para él la persona del deudor no es
indiferente. El cambio del deudor supone una novación modificativa. Claro está que con
consentimiento del acreedor puede pactarse aquella extinción y nacimiento.

A) La asunción de la deuda: Es un negocio jurídico por el que el nuevo deudor asume la


deuda del primitivo. Requiere el consentimiento de ambos, naturalmente, y el del
acreedor para que el deudor primitivo quede liberado, y carece de regulación legal
propia. El consentimiento del acreedor puede ser anterior, coetáneo o posterior al
negocio de la asunción y por su forma expreso o tácito. La jurisprudencia requiere que
sea expreso.

Si el acreedor no da el consentimiento, se producirá la ineficacia del negocio de cesión


si se ha condicionado a aquel requisito.
Frente a la asunción liberatoria existe la acumulativa, caracterizada porque no se
produce el efecto liberatorio del deudor primitivo, sino que tanto este como el nuevo,
figuran obligados frente al acreedor. Su régimen debe ser el de la solidaridad pasiva.

Aceptada por el acreedor la asunción liberatoria, la insolvencia del nuevo deudor no


autoriza a aquél para dirigirse contra el antiguo más que en los dos supuestos del
artículo 1206: que fuese anterior y pública o conocida del deudor “al delegar su deuda”,
con lo que se alude a otro procedimiento para el cambio de deudor: la delegación. Pero
nada impide su aplicación a la asunción de deuda.

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El régimen de excepciones que el nuevo deudor puede oponer al acreedor no está
previsto en el CC. Parece claro que podrá oponer aquellas que se derivan de la propia
deuda asumida.

B) La expromisión: A diferencia de la asunción de deuda, en la expromisión estamos ante


un convenio entre el acreedor y el nuevo deudor que libera al primitivo, y que no
requiere ni el consentimiento ni siquiera, y que no requiere ni el consentimiento ni
siquiera el conocimiento de éste (art. 1205 CC).
Cabe también una expromisión cumulativa, si el originario deudor no queda liberado, y
decidir cuándo se ha operado una u otra es cuestión de interpretación, En la
expromisión no tiene aplicación el régimen de responsabilidad del antiguo deudor,
porque su liberación se produce sin su consentimiento.

C) La delegación: Hay delegación siempre que en lugar de proporcionar a una persona


directamente y por nosotros mismos un valor cualquiera, se lo proporcionamos
indirectamente, dando a otra persona la orden de suministrárselo. En todo fenómeno de
delegación intervienen tres sujetos: el delgante, de quien proviene la orden o invitación
de pagar o prometer una prestación; el delegado, que es quien la recibe y ejecuta y el
delegatario, que es la persona en cuyo favor el delegado asume la obligación o realiza la
prestación.

La delegación puede ser pasiva o de deuda o activa o de crédito. La delegación pasiva


(art. 1206 CC) es aquella en que el delegante es deudor del delegatario, y lo que se
delega es la función del deudor, que recae sobre el delegado, pudiendo ser perfecta si el
delegante queda liberado, o imperfecta si el delegante o delegado deben
cumulativamente.
La delegación activa puede encontrarse en el art. 1203.3º, cuando habla de que la
obligación se modifica “subrogando a un tercero en los derechos del acreedor”, como
figura distinta de la cesión de crédito y de la subrogación en el mismo a través de los
convenios de subrogación permitidos en el art. 1209 CC.

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