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Nuestro Código Civil define en su artículo 1088 el concepto de obligación: “Toda obligación
consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa”.
La obligación es una situación bipolar, que se encuentra formada, por un lado, por la posición de
una persona llamada deudor, y por otro lado, por la posición de otra persona llamada acreedor.
Por tanto, la obligación es una relación jurídica.
La relación obligatoria es un cauce o instrumento para que las personas puedan realizar
actividades de cooperación social y, más concretamente, para que puedan intercambiar bienes y
servicios. Por ello pueden definirse como : “la relación jurídica establecida entre dos personas y
dirigida a que una de ellas obtenga determinados bienes o servicios a través de la cooperación
de otra, o bien al intercambio recíproco de bienes y servicios mediante una recíproca
cooperación”. La relación obligatoria posee una indudable naturaleza orgánica.
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dos ingredientes institucionales del fenómeno de la obligación, que no constituyen relaciones
jurídicas autónomas o distintas. La responsabilidad solo encuentra su justificación a través de la
idea previa de deber jurídico. Se es responsable porque se debe o se ha debido algo. No existe
responsabilidad sin previo deber.
Concepto: Las obligaciones recíprocas son aquellas en las cuales dos sujetos de la
relación se encuentran obligados. Quiere decirse que ambas partes resultan titulares de los
correspondientes derechos de crédito.
En las obligaciones recíprocas cada una de las partes tiene frente a la otra un derecho de
crédito y un deber de prestación de carácter correlativo. Los deberes de prestación se
encuentran entre sí ligados por un nexo de interdependencia, puesto que cada parte acepta el
sacrificio que para ella supone realizar la prestación que le incumbe con la finalidad de lograr
como resultado la prestación que la otra parte debe realizar. Este nexo que existe entre las
obligaciones recíprocas se denomina técnicamente sinalagma.
En nuestro Derecho positivo, una enumeración de las fuentes de las obligaciones se contiene en
el artículo 1089 CC. Este precepto dice que “Las obligaciones nace de la ley, de los contratos y
cuasicontratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa
o negligencia”.
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1-. Ley (art. 1090 CC), respecto a ella el Código dice que las obligaciones derivadas de la ley no
se presumen, que sólo son exigibles las expresamente determinadas en el código o en las leyes
especiales y que se regirán por los preceptos de la ley que les haya establecido, y en lo que ésta
no hubiera previsto, por las disposiciones contenidas en el libro cuarto del propio código.
2-. El Contrato (art. 1091 CC), El Código dice que las obligaciones que nacen de los contratos
tienen fuerza de ley entre las partes contratantes y que deben cumplirse al tenor de los mismos.
3-. Los cuasi contratos (art. 1887 CC), Son los hechos lícitos y voluntarios de los que resulta
obligado su autor para con un tercero, y a veces, una obligación recíproca entre los interesados”.
Sitúa el Código bajo esta rúbrica la llamada gestión de negocios etc…
4-. Los delitos y las faltas (art. 1092 CC), son considerados por el Código como fuente de la
obligación de restituir las cosas objeto del delito y de la obligación de resarcir los daños y
reparar los perjuicios causados por él. Estas obligaciones se rigen por lo dispuesto en el CP.
5-. Los actos y omisiones en que intervienen culpa o negligencia (art. 1903). El código regula la
obligación de indemnizar que se impone al que por acción u omisión cause daño a otro
interviniendo culpa o negligencia. Estos son los llamados delitos o cuasi delitos civiles.
La relación obligatoria precisa de dos partes o sujetos, a los que se llama, como sabemos,
acreedor y deudor. Pueden ser sujetos de relaciones obligatorias todas las personas tanto físicas
como jurídicas. (art. 38 CC).
No hay que confundir partes con personas, pues no hay ningún inconveniente en que en cada
parte de la relación figure más de una persona. Aparecen así los casos de pluralidad de personas,
que exigen especiales formas de organización de la relación obligatoria.
Toda obligación vincula, al menos, a dos personas, ya que-jurídicamente hablando- nadie puede
estar obligado consigo mismo. Tales personas asumen posibilidades contrapuestas:
a) Una de ellas se encuentra legitimada o tiene derecho de exigir una conducta
determinada a otra. Asume, según suele decirse, el lado activo de la obligación y, de
ahí, que se le denomine sujeto activo. El derecho que le asiste no es naturalmente
un derecho real (relación entre persona y cosa), sino un derecho de crédito. De ahí
que se le denomine acreedor.
b) La otra debe observar la conducta prevista en la obligación, cumplir cuanto debe. Se
le denomina, pues, sujeto pasivo (porque ha de sufrir la reclamación del acreedor),
o preferiblemente, deudor.
Capacidad. Sometimiento a las reglas generales del CC. En cuanto a capacidad, podemos
distinguir la capacidad jurídica y la capacidad de obrar.
En cuanto a la capacidad jurídica: es la aptitud o idoneidad necesarias para ser titular de
derechos y obligaciones. Ahora bien, la capacidad de obrar consiste en la aptitud o idoneidad
para realizar eficazmente actos jurídicos, en otros términos la capacidad para ejercitar derechos
y asumir obligaciones que puede ser plena o encontrarse limitada si el sujeto no puede realizar
por sí mismo con plena eficacia actos jurídico. Por lo tanto, para tener plena capacidad de obrar
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se hace necesario ser mayor de edad (art. 315 CC) y no encontrarse incapacitado judicialmente
por padecer alguna enfermedad psíquica o física que le impida gobernarse por sí mismo.
Obligaciones parciarias.
Concepto: Según el artículo 1138 CC, el crédito o la deuda se consideran divididos en tantos
créditos o deudas cuantos sean los acreedores y deudores. De acuerdo con el citado precepto
legal, esta división se lleva a cabo por partes iguales, aunque tal regla debe entenderse que
tiene un puro tenor de presunción, pues los pactos entre los interesados pueden conducir a
otra conclusión.
El crédito o la deuda se dividirá en créditos o deudas independientes que recaen sobre una
parte de la prestación.
Parcialidad activa.
Parcialidad pasiva.
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Obligaciones solidarias.
Concepto. Lo que caracteriza a la obligación solidaria es que cada acreedor podrá pedir el
todo, o cada deudor deberá prestar el todo, y la solidaridad puede existir, dice el art. 1140
CC “aunque los acreedores y deudores no estén ligados del propio modo y por unos mismos
plazos y condiciones”.
El art. 1137 CC establece claramente el principio de la no presunción de solidaridad.
Solamente habrá lugar a ella “cuando la obligación expresamente lo determine”, puntualiza
el precepto.
Sin embargo no quiere decir que en la obligación haya de emplearse precisamente la
expresión solidario, solidaria o solidaridad. No impone unas palabras sacramentales para
detectar la solidaridad, sino que la voluntad de las partes haya sido la de establecerla, lo que
originará un problema de interpretación.
Si el art. 1137 CC establece la NO presunción de solidaridad, es necesario todavía
establecer un orden de preferencia entre la parciariedad y la mancomunidad. Del art. 1138
CC se extrae el principio favorable a la presunción iuris tantum de parciariedad, que no
regirá cuando “ del texto de las obligaciones” se deduzca lo contrario, o cuando la “división
fuere imposible” (art. 1139 CC).
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reclamaciones contra los demás mientras la deuda no haya sido
cumplida por entero.
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(reclamación a cada codeudor de la parte correspondiente), el CC concede ejercitarla en las
mismas condiciones y con las mismas garantías que contaba el acreedor: subrogación legal.
Las obligaciones positivas consisten en que el deudor tiene que desarrollar una conducta: dar o
hacer.
Hemos mencionado anteriormente que la prestación puede consistir en dar, hacer o no hacer una
cosa, pasemos a analizar cada obligación:
Obligación de dar: La prestación de dar es el comportamiento
dirigido a la entrega de una cosa. En términos generales, la
entrega es un traspaso posesorio y consiste en la realización de
los actos necesarios para que el acreedor tome posesión de la
cosa. A la prestación dedica el Código Civil las siguientes reglas
generales, que tienen un carácter esencialmente dispositivo:
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El acreedor tiene derecho a que le sean entregados los
frutos de la cosa desde que nace la obligación de entrega
(art. 1095 CC)
El obligado a entregar una cosa lo está también a la entrega
de los accesorios (art. 1097 CC).
El obligado a entregar una cosa lo está también a
conservarla con la diligencia propia de un padre o familia
(art. 1094 CC).
Obligación de hacer y de no hacer. Obligaciones de medios y
resultados: La prestación de hacer impone al deudor el
desarrollo de una actividad que permita al acreedor la
satisfacción de su interés. La prestación de hacer puede ser
fungible o infungible. Es fungible cuando el interés del acreedor
queda satisfecho con la realización de la prestación, siendo
indiferente la persona del deudor. Por el contrario, es infungible
cuando la persona del deudor no puede ser sustituida por otra al
no serle indiferente al acreedor quién cumpla la prestación.
En relación con la obligación de realizar una prestación de
hacer, dos tipos diversos, según que lo comprometido por el
deudor sea una pura actividad o consista además en la obtención
de un determinado resultado. En el primer caso se habla de
obligación de medios y en el segundo de resultado. En aquélla,
el deudor cumple desplegando diligentemente la actividad,
aunque no se consiga el resultado esperado. En cambio, en la
segunda sólo hay cumplimiento si el resultado se obtiene.
Las obligaciones negativas son aquellas en las que el deudor se compromete a una abstención
que puede ser material o jurídica:
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no hacer, el párrafo 3º no señala ningún requisito o característica para conceptuarlas divisibles,
de lo que “se dedicará por el carácter de la prestación en cada caso particular”.
Una obligación es indivisible, cuando tiene por objeto una prestación que no permite a cada
acreedor reclamar su parte como un todo independiente, ni a cada deudor prestar su parte del
mismo modo, y librarse independientemente.
La divisibilidad de la obligación de dar o de hacer depende de la posibilidad de su
cumplimiento parcial como regla general. ¿Cuándo es una obligación susceptible de
cumplimiento parcial?, pues hay que preguntarse si la división de la prestación permite o no la
realización de los fines a cuyo logro se establece la obligación.
La divisibilidad o indivisibilidad de la prestación posee importancia cuando se concurren una
pluralidad de deudores o acreedores, pues si existe un solo deudor y acreedor carece de
trascendencia (art. 1149 CC y 1169).
Existe una relación obligatoria instantánea cuando inmediatamente queda extinguida por la
realización de la prestación o prestaciones previstas en ella.
La relación obligatoria duradera es aquella cuyo desenvolvimiento supone un período de tiempo
más o menos prolongado en el que se van realizando prestaciones periódicas o se ejecuta una
prestación continua.
Las obligaciones duraderas plantean unos problemas que no surgen con las instantáneas. Esto es
debido a que las obligaciones duraderas exigen un límite, convencional o legal ya que va contra
la libertad estar obligado indefinidamente.
Las consecuencias más notables del carácter genérico de las obligaciones son las siguientes:
1-. Puede ser cumplida en vía de ejecución a costa del deudor (art. 1096 p.2º CC)
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2-. Si la calidad y circunstancias no se han expresado, el acreedor no podrá exigir una cosa de
calidad superior, ni el deudor entregarla de calidad inferior (art. 1167 CC).
Este precepto funciona como norma dispositiva y permite que se antepongan a ella la voluntad
de las partes.
3-. Se entiende que el género nunca perece y como siempre existen cosas pertenecientes al
género, la pérdida o destrucción de las cosas genéricas que el deudor poseyera no supone
imposibilidad objetiva de cumplir la prestación. Lo contrario ocurre en la obligación específica,
porque al estar perfectamente individualizada la cosa, la pérdida sobrevenida ocasiona la
imposibilidad de cumplir (art. 1182, a contrario).
La doctrina reconoce una obligación genérica normal y una delimitada o de género limitado. La
obligación de género limitado supone que las partes no sólo han designado el género al que
pertenece la cosa, sino también otras circunstancias externas como : lugar donde se encuentra,
procedencia etc…
La obligación alternativa implica que una de las partes (o a un tercero) se le concede la facultad
de elegir entre diversas prestaciones previstas en la obligación sin necesidad de un nuevo
acuerdo.
La elección entre las diversas prestaciones previstas puede ser un poder del deudor o del
acreedor. El art. 1132 CC de acuerdo con el principio favor debitoris, atribuye la elección al
deudor “a menos que expresamente se hubiese concedido al acreedor”.(art. 1136 p 1º). La
elección puede ser atribuida a un tercero o al azar. La elección es una declaración de voluntad
recepticia. Según el CC no produce efectos sino desde la notificación (a la otra parte), efecto
que consistirá en cesar de ser alternativa. No se impone legalmente ningún requisito de forma
para a notificación aunque sea conveniente para dejar constancia que se hizo. Tampoco la
aceptación de la parte a quien se dirige, aunque puede rechazarla si no se ajustan a los términos
de la obligación. La elección es irrevocable desde que llega a conocimiento de la otra parte. EL
CC impone unos límites a la facultad de elección cuando corresponde al deudor, en base al art.
1132 , no tendrá derecho a elegir prestaciones imposibles, ilícitas o que no hubieran podido ser
objeto de obligación. El párrafo segundo dice que el acreedor no podrá ser compelido a recibir
parte de una prestación y parte de otra.
La facultad de elección, como adquirida en virtud de la obligación, es transmisible con la
obligación misma, salvo pacto en contrario art. 1112. La elección es, además de facultad, un
deber.
Las diversas hipótesis de imposibilidad sobrevenida se encuentra regulado en los arts. 1134-36
CC, que distinguen según la elección fuese del deudor o del acreedor:
A) Elección del deudor: Según el art. 1134 que perderá el derecho de elección si de todas
las prestaciones a que alternativamente estuviese obligado, sólo una fuera realizable.
En cambio, la situación jurídica del deudor es distinta cuando por su culpa hubiesen
desaparecido todas las cosas que alternativamente fueron objeto de la obligación, o se
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hubiera hecho imposible su cumplimiento. El art. 1135 CC concede al acreedor el
derecho de exigir daños y perjuicios.
Si no todas las prestaciones se han hecho irrealizables, la elección del deudor deberá
recaer sobre las que queden.
B) Elección del acreedor: Las responsabilidades del deudor se rigen por las siguientes
reglas contenidas en el art. 1136 CC
1-. Si alguna de las costas se hubiesen perdido por caso fortuito, cumple el deudor
entregando la que el acreedor elija entre las restantes, o la que haya quedado si
subsistiera sólo una.
2-. Si la pérdida de alguna de las cosas hubiese sobrevenido por culpa del deudor, el
acreedor podrá reclamar cualquiera de las que subsistan, o el precio de la que por culpa
de aquel, hubiera desaparecido.
3-. Si se hubiesen perdido por culpa del deudor todas las cosas, la elección del acreedor
recaerá sobre su precio.
-obligaciones facultativas-
Hay obligaciones que contienen una sola prestación, si bien se conceden una facultad solutoria,
que permite en el momento del pago liberarse con la realización de una prestación distinta. La
diferencia práctica más importante entre uno y otro tipo de obligaciones radica en que, como
consecuencia de las obligaciones alternativas) suponen que todas las prestaciones son
inicialmente debidas, sólo el perecimiento fortuito o la imposibilidad sobrevenida de todas ella
libera al deudor y extingue la obligación. En cambio, en las obligaciones facultativas, como el
deudor en rigor no debe más que una única prestación, la imposibilidad sobrevenida de la
misma llevará a la extinción de la obligación. La facultad solutoria opera únicamente como una
facultad de modificar en el momento del pago la configuración primitiva de la relación
obligatoria. La facultad solutoria constituye un beneficio del deudor, aunque cabe también que
se conceda al acreedor.
Una de las hipótesis más importantes de la prestación es la que consiste en la entrega de una
suma de dinero, dado que el dinero es el instrumento por excelencia de intermediación en los
cambios. El dinero es una medida de valor, un instrumento de cambio y un medio de pago. El
curso del dinero puede ser fiduciario, legal y forzoso.
Al lado de las deudas de suma, la doctrina ha situado las llamadas deudas de moneda individual
y las deudas de especia monetaria.
En cuanto a las deudas de moneda individual, no sólo se encuentra señalada la suma, sino las
específicas monedas en que la obligación debe ser cumplida.
En cuanto a las deudas de especie monetaria, tenemos deudas de suma en las que se ha señalado
como circunstancia esencial las piezas monetarias con las que debe hacerse el pago.
Dentro de la obligación pecuniaria la doctrina ha establecido dos especies distintas según la
función que en ella desempeñe el dinero. La deuda puede considerarse como deuda de dinero
cuando funciona en la obligación como medio de cambio de cosas y servicios. La deuda es
deuda de valor cuando opera como medida de valor de bienes y servicios, como sustitutivo de
los mismos. Las deudas de valor son deudas compensatorias o indemnizatorias. En las deudas
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de valor no está predeterminada la suma a pagar sino que es el resultado de la liquidación cuyo
importe debe proporcionar al acreedor el equivalente de la cosa o servicio que no recibe, o la
que repare el perjuicio ocasionado o lo compense.
Ahora bien, es importante destacar que el problema más grave que plantea las obligaciones
pecuniarias es la pérdida del valor adquisitivo del dinero. La solución puede ser:
a) El deudor entregue la misma suma fijada en la obligación cualquiera que
sea la alteración de su poder adquisitivo, considerando que sus eventuales
fluctuaciones son los riesgos normales de todo acreedor. ((solución
nominalista, menos justa en términos absolutos, permite una mayor
seguridad y facilidad en el comercio jurídico)).
b) El deudor debe prestar al acreedor la suma que equivalga al poder
adquisitivo que tenía la que se señaló en la obligación, aunque sea mayor.
((enteramente justa, origina una grave inseguridad ,es muy difícil de aplicar
en la práctica y exige una constante reconversión de todas las cantidades)).
Por regla general, las deudas de dinero se pagan entregando al acreedor su importe nominal, la
suma pactada y el mismo número de unidades monetarias, aunque su valor real o poder
adquisitivo haya experimentado variación.
Las graves consecuencias que llevan consigo las alteraciones del poder adquisitivo del dinero
justifican que se intente buscar remedio para tratar de evitarlas.
El pago de deudas de dinero: art. 1170 CC “ el pago de las deudas de dinero deberá hacerse en
la especie pactada y, no siendo posible entregar la especia, en la moneda de plata u oro que
tenga curso legal en España”. En el p. 2º del mismo art. Se prevé la entrega por el deudor de
“pagarés a la orden, o letras de cambio u otros documentos mercantiles” y dispone que solo
producirá los efectos del pago cuando hubiesen sido realizados o cuando por culpa de acreedor
se hubiesen perjudicado.
En cuanto a las obligaciones en moneda extranjera se rigen por el art. 1170 entendiendo que
dentro de la especie pactada cabe la designación de aquella moneda.
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a) La cesión frente al deudor y frente a terceros: art. 1527 CC dice que
el deudor, que antes de tener conocimiento de la cesión satisfaga al
acreedor, quedará libre de su obligación. De ello se deduce que
cuando tiene ese conocimiento queda obligado con su nuevo
acreedor, el cesionario. El proceso normal para que el deudor tenga
conocimiento de la cesión es la notificación de la misma aunque el
CC no la imponga.
Frente a los demás terceros, el art. 1526 dice que la cesión no
surtirá efectos hasta que su fecha deba tenerse por cierta, en
conformidad con los arts. 1218 y 1227 y si se refiere a un inmueble
desde la fecha de la inscripción en el Registro de la Propiedad.
b) Las relaciones entre cedente y cesionario: El CC las aborda en los
arts, 1529 y 1530. Según el primero, el vendedor de buena fe
responde de la existencia y legitimidad del crédito al tiempo de la
venta.
La responsabilidad del cedente cesa cuando el crédito se “haya
vendido como dudoso”, es decir, cuando el cesionario haya sido
advertido de los riesgos que podía correr la existencia y legitimidad
(que pertenezca al cedente y que éste tenga facultades de
transmitirlo libremente) del crédito.
El artículo 1530 se ocupa de la garantía por la solvencia del deudor,
que es su capacidad patrimonial para pagar la deuda, estableciendo
que el cedente de buena fe no es responsable de la misma más que
si ha estipulado expresamente o “de que la insolvencia fuese
anterior y pública”.
El contenido de la obligación de responder por insolvencia lo señala
el art.1529 CC según la buena o mala fe del cedente, pero es
dudoso, dada su redacción, si abarca tb la garantía por existencia y
legitimidad.
c) Las excepciones del deudor contra el cesionario: El deudor puede
oponer al cesionario todas las excepciones objetivas o reales que
pudiera oponer a su primitivo acreedor. Son excepciones que están
ínsitas en el mismo derecho de crédito objeto de cesión
Por lo que respecta a la excepción de compensación el art. 1198 p.1º
parte del supuesto de que el deudor ha aceptado la cesión y
determina que el deudor no puede oponer al nuevo acreedor la
compensación de aquello que le correspondería contra el cedente, el
p.2º dice que el deudor podrá oponer al nuevo acreedor la
compensación de las deudas que tuviese con anterioridad contra el
cedente, no las posteriores. El p.3º dice que si la cesión del crédito
ha sido desconocida para el deudor cedido, podrá oponer en
compensación al nuevo acreedor todas las deudas que tuviera contra
el cedente hasta el momento de conocer la cesión.
d) Cesión “pro soluto” y cesión “pro solvendo”. En la primera el
cedente extingue una deuda con el cesionario transmitiéndole un
crédito que tiene contra tercero. En la segunda, la deuda en cuestión
se extinguirá cuando el crédito cedido haya sido realizado por el
cesionario, el cual tiene carga de ser diligente para este fin.
e) Cesión de créditos litigiosos: art. 1535 CC se admiten las cesiones
de créditos litigiosos
B) La subrogación en el crédito:
La subrogación supone el cambio de acreedor en la relación obligatoria. La subrogación, dice el
artículo 1212, transfiere al subrogado el crédito con los derechos a él anexos, ya contra el
deudor, ya contra los terceros. La subrogación atiende a la satisfacción de un interés del
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subrogado para recuperar en vía de regreso un rembolso patrimonial que ha efectuado al
acreedor satisfecho.
Sabemos que el art. 1203.3º alude como un supuesto en que la obligación se modifica al
cambio de persona del deudor. Ese cambio o sustitución puede hacerse siempre que el
acreedor lo consienta, según el art. 1205 CC, pues para él la persona del deudor no es
indiferente. El cambio del deudor supone una novación modificativa. Claro está que con
consentimiento del acreedor puede pactarse aquella extinción y nacimiento.
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El régimen de excepciones que el nuevo deudor puede oponer al acreedor no está
previsto en el CC. Parece claro que podrá oponer aquellas que se derivan de la propia
deuda asumida.
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