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LOS JACOBINOS
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44 —
EDITORIAL HUEMUL S. A.
SANTA FE 2237 - BUENOS AIRES
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IOS JACOBINOS
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Título del original en inglés:
The Jacobins
Traducción castellana de
J osé Luis Muñoz A zpiri
Impreso en la Argentina
J
N ota pr e lim in a r
Cambridge, Massachusetts.
Noviembre de 1930.
f
Capítulo Página
I. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . li
II. ORGANIZACIÓN....................................................... 21
I. Orígenes, 21; II. Disciplina interna, 29; III. Nú
mero, 51.
III. ASOCIACIÓN ............................................................. 59
I. Análisis estadístico de personal, 56; II. Cam
bios en el personal, 71; III. Otras evidencias en
cuanto al personal, 74; IV. Sumario, 84.
IV. TÁCTICAS.................................... 87
I. Reglamentación gubernamental de los clubes, 87;
II. Propaganda, 89; III. Elecciones, 100; IV. Rela
ciones con cuerpos gobernantes, 111; V. Violencia,
127; VI. Relac'ones con cuerpos gobernantes duran
te el Terror, 182; VIÍ. Los clubes como cuerpos ad
ministrativos, 146. _____________
V. OBJETIVOS Y PRINCIPIOS BÁSICOS...............................155
I. Propósitos de este capítulo y los siguientes, 155;
II. Plataforma política, 159; III. Plataforma SO-
Capítulo Página
cial, 173; IV. Plataforma económica, 178; V. Pla
taforma moral, 195; VI. Sumario, 203.
VI. R IT U A L ............................................. 205
I. Pos'ción del ritual en la 'polit'ca, 205; II. El ri
tual en los clubes, 206; III. Sumario, 222.
VII. FE . . . . . . . . ................................... . 225
I. Emoción política, 226; II. Ideas políticas, 232;
III. Teología política, 240.
VIII. CO NCLUSIÓ N................................. 247
I. Una explicación del fracaso jacobino, 247; II.
Una explicación del éxito jacobino, 256; III. Con
clusión, 262.
NOTAS . . . . . . . . . . . . . . . 269
APÉNDICE 299
!
C apítulo I
INTRODUCCIÓN
I
El idioma es, a veces, una guía particularmente in
fiel para el historiador. A partir del momento en que los
franceses tomaron en préstamo de Inglaterra la palabra
“club”, parecería que hubiesen hecho lo propio con la
cosa designada, y los ensayistas han recurrido a menudo
, a este detalle para mostrar el contraste entre la facilidad
y frecuencia con las cuales el anglosajón crea toda suer
te de agrupaciones voluntarias y la pobreza social del
francés, con tan sólo su familia interpuesta entre él y
el estado. Pero cualquier tentativa destinada a descubrir
los orígenes de los clubes jacobinos demuestra bien pron
to que este tipo de asociación fue absolutamente natural
a la Francia del siglo xvm. No es improbable que un
francés hablase de “le club” al referirse a “le cercle”, “la
chambre” o “la société”, en la misma forma en que lo
haría un inglés con el vocablo “rendezvous” respecto de
“appointment” o “assignation”, por parecerle distinguido
y un poco romántico.
Aun cuando su proliferación, en 1790 y 1791, pare
cería presentarlos como una institución nueva, los clubes
jacobinos contaban con antecedentes concretos en la vida
social de Francia antes de la Revolución. Las variadas
agrupaciones en las cuales es posible avistar un anticipo
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22 Crane B rinton
III
¿Cuál era el número de sociedades jacobinas en la
red tendida en toda Francia? La pregunta descubre un
interesante problema para la investigación, pero aun
cuando pudiésemos ofrecer una respuesta, exacta, care
cería ésta de importancia fundamental frente al deseo
del historiador de efectuar generalizaciones sólidas de
52 Crane B rinton
r
Cranb B rinton
• ^ ^ Capítulo III
ASOCIACIÓN
I
La estadística nos resultará mucho más útil que
la enumeración aislada. Existe documentación suficiente
como para permitir un examen estadístico de la riqueza,
las ocupaciones, el lugar de nacimiento, la residencia y
la edad de los jacobinos1. Tales características, en ver
dad, tienen un sentido externo; no afectan necesaria
mente al jacobinismo como estado de alma. Pero dichos
estados no pueden ser computados numéricamente en
tanto la riqueza, las ocupaciones, el lugar de nacimien
to, la residencia y la edad de un hombre, sirven de
mucho para componer una imagen de éste como animal
político. Quizás no al punto en que lo suponía la inter
pretación económica de la historia, más sí hasta un ex
tremo que no puede ser descuidado por el historiador
razonable. La lección de dichos documentos nos permi
tirá inscribir al jacobino normal en una “clase” eco
nómica y social y resolver si dicha clase es alta, media
o baja, o sea, noble, burguesa o proletaria.
Pero, acaso, podamos ir más lejos y usar este mé
todo estadístico para investigar una cuestión sociológica
no del todo ajena a nuestra búsqueda de una definición
del jacobinismo. Circula una teoría —mejor dicho, una
opinión— de que todas las revoluciones violentas son
obra de hombres descontentos con. la sociedad contra la
60 Crane B rinton
rr
por el número de ciudadanos no jacobinos de las listas,
La comparación no es impropia si aceptamos que fac-'
tores como privilegios, juventud, no residencia antes
de 1790, residencia o hijos sin casar que viven en casa
rr de los padres, errores de identificación, y otros simila
res explican, mejor que la pobreza, la ausencia de cier
tos jacobinos de las listas. De hecho, este segundo mé
todo suministra resultados casi idénticos al primero. La
suma media pagada por los miembros de los clubes de
rr
r ' dieciséis ciudades entre los años 1793 y 1795, es de
14.47 libras, y de 10.79 libras, por los no miembros.
Hay un impuesto que merece especial considera
ción y es la vingtième d’industrie, un pequeño pero muy
rr justo gravamen aplicado a todos aquellos ciudadanos
dedicados a ocupaciones utilitarias salvo los empleados
públicos. Naturalmente, se excluían la nobleza y el cle
ro. El impuesto era reducido y la imposición total del
mismo no variaba mayormente oscilando en general éñ-
r
c
tre una y doce libras. Pero el aprendiz o jornalero pa
gaba siempre un mínimo, que era inferior al que satis
r facían el artesano, el mercader o el negociante. Por
r desgracia, las nóminas con nombres individuales son
raras, ya que, en general, los diversos gremios se sus
r cribían por una suma global que luego se prorrateaba
entre sus miembros. Tales listas son difíciles de hallar.
r Pero nuestros estudios se refieren a la totalidad de ocu
paciones o a algunos negocios, en ocho ciudades típicas
r de provincias, ofreciendo algunas bases para extraer
r conclusiones. Prueban que el jacobino medio pagaba
4.47 libras en concepto áe vingtiéme. d’industne, y el
r no jacobino medio, 2.49 libras. De modo concreto, te
nemos que los tenderos y artesanos más prósperos eran
r revolucionarios activos. El carpintero jacobino no era un
carpintero cualquiera, sino uno de arraigo; el maestro
L
Los J acobinos 69
rr
rr
72 Crane B rinton
rr
la “société des amis de la Constitution” y la “société
populaire”, o sea, entre él club bajo la monarquía y el
club bajo la república. En razón de que no siempre es
posible conocer la fecha exacta en que un socio es de
rr signado, propondremos el 1? de enero de 1793, como
hito conveniente para marcar la división. Nuestras ta
blas examinan, por tanto, el cuadro de ciertos clubes
algún tiempo antes de 1793, y algún tiempo después de
r dicha fecha.
rr
durante tales períodos. Es decir, un 31 % de los socios
fueron jacobinos durante toda la Revolución. Otra se
funda en la asociación de once clubes, tal como figuran
durante el período republicano y generalmente en las
rr postrimerías de 1794 (vendimiario del año III). De di
chos miembros, 1.870, o sea, un 57 % fue elegido antes
de 1793, y 1.395, es decir, un 43 %, después de dicha
rr
fecha. Una nueva investigación, basada igualmente sobre
listas de miembros compuestas después de eneró de 1793,
clasifica a los jacobinos en 4 grupos: 1) el de los elegidos
antes de enero de 1793, los cuales, a juzgar por sus ocu
rr paciones, pertenecen a la clase media; 2) el de los
elegidos antes de enero de 1793, y los cuales, a juzgar
por sus ocupaciones, pertenecen a la clase trabajadora;
3) el de los elegidos después de enero de 1793, los cuales
r-
. Los J acobinos 73
a juzgar por sus ocupaciones pertenecen a la cíase me
dia; 4) el de los elegidos después de enero de 1793, los
cuales, a juzgar por sus ocupaciones pertenecen a. la
clase trabajadora. Se deja de lado, por supuesto, a
aquellos cuya ocupación no aparece mencionada, así
como a los campesinos. Las sumas totales muestran que
antes de enero de 1793 eran elegidos más miembros
entre la clase media que entre la trabajadora (523 de
los primeros, contra 443 de lo.s segundos) y que des
pués de dicha fecha sólo algunos pocos más miem
bros de los clubes (417 de clase media contra 433 de
la clase trabajadora). Una última investigación examina
el término medio de impuestos pagado por miembros de
nueve clubes, según surge de registros levantados des
pués de enero de 1793. En siete de los nueve, los socios
elegidos antes de enero de 1793, pagaban impuestos más
elevados que los elegidos después de dicha fecha. Tan
sólo en uno, el de Nîmes, los jacobinos que ingresaron en
los años 1793 y 1794 pagaron impuestos más altos que
los que lo hicieron previamente (15,3 libras contra 5,5).
Tal evidencia se explica en la forma siguiente. En Nî
mes se fundó un club de trabajadores en 1791, como
rival del club bourgeois de Amigos de la Constitución.
Triunfó en su propósito, al punto que el club del Terror
se autodefinió como corvoration, tal como hiciera este
círculo de trabajadores. No obstante esto, los burgueses
más radicales fueron también admitidos luego de la caí
da de la monarquía, actitud que permitió elevar el nivel
económico de los clubes.
Tales investigaciones indican cuán complejo es el in
terrogante. Hay, sin duda, grandes variaciones regiona
les. En las ciudades industriales, los clubes de trabaja
dores eran, a veces, los verdaderos creadores de las
sociétés populaires, como en Nîmes. En algunas ciuda
des, los burgueses Amigos de la Constitución fueron
casi completamente desplazados por un nuevo equipo
74 Crane B rinton
r IV
La suma de lo que podemos averiguar en torno de
r los jacobinos —posición social, riqueza, ocupaciones—
r es, apenas, poco más que lo siguiente : el jacobino no era
r ni un noble ni un miserable —aunque la mayor parte de
los clubes importantes contara con uno u otro de éstos—
r sino algo oscilante entre ambas cosas. Nuestras estadís
ticas demostrarán que si el promedio matemático de la
riqueza de los jacobinos está un poco por encima del
r ... de las comunidades en que habitan, no lo es en razón de
r que todos los jacobinos se acerquen a dicho término me
Los J acobinos 85
dio sino porque representan un verdadero corte transver
sal en la comunidad francesa. En Romans, donde las cuo
tas se graduaban de acuerdo a la posición económica de
los miembros, encontramos a 32 socios que pagaban 10 li
bras cada uno; 52, que pagaban 5; 37, 2% y 36, l% es. Y
otras cifras, que extraemos de clubes elegidos al azar
entre los estudiados en nuestras tablas, son todavía más
convincentes:
Dijon, 1795 (vingtièmes). Máximo 249 libras, míni
mo 3 1., cuocientes: 11-18-22-26-30-35-45-59-78-
Grenoble, 1795 (capitation). Máximo 63 1., mínimo
1., cuocientes: 2-3-3-4-6-6-9-12-18.
Libourne, 1790-1794 (taille y capitation). Máximo
189 1., mínimo % 1., cuocientes: 2-5-8-15-26-35-48-75-127.
Moulins, 1794 (capitation). Máximo 71 b, mínimo
1 L, cuocientes 1-2-3-5-6-8-10-13-19.
Perpiñán, 1794 (vingtièmes). Máximo 132 1., míni
mo V2 1-, cuocientes: 1-2-3-4-6-7-11-19-31.
La variación de ingresos que muestran los números
de estos cinco clubes es suficientemente demostrativa. To
do club cuenta entre sus miembros a representantes del
sector más rico y del sector rnás pobre aunque el grueso
de sus asociados pertenezca indudablemente a la clase me
dia. Difícil es ver qué intereses puramente económicos
podrían tener, en común, un hombre que debía satisfacer
189 libras de la capitation con otro que pagaba tan
sólo % libra. i 'j
La diversidad de ocupaciones es tan grande como
la de ingresos. Si la comunidad jacobina se aglutinaba
merced al hecho de que la mayor parte de sus miembros
fueran intelectuales o philosophes, nutridos en las ense
ñanzas de la Enciclopedia, nada habría que demostrar
respecto de las ocupaciones de éstos. Ni siquiera entre
los jefes primaba el monopolio de las profesiones inte
lectuales. Tampoco unía a los jacobinos, como lazo exter
no, la desconformidad con el ambiente. Aunque ejercí-
86 Crane B rinton
TÁCTICAS
r III
r Nacidos como junta secreta de la Asamblea Nacio
nal, los jacobinos, fieles a su origen, jamás dejaron de
r ocuparse de asuntos electorales. En una época en que,
r inclusive en naciones parlamentarias como Inglaterra y
los Estados Unidos, la palabra “partido” era sinónimo
r de “facción” y ejemplificaba la corrupción de los ins
tintos políticos, los jacobinos difícilmente pudieron com
r portarse como un partido en el sentido moderno de la
expresión. La influencia que ejercían en las elecciones
r debió ser, por tanto, complicada, y manifestarse tanto
r a través de la propaganda desembozada como de la intri
ga o de los poderes policiales públicos o privados, resul
r tando a la larga siempre preponderante. Los métodos
electorales jacobinos así como los propagandísticos, se
r acercaron a veces a lo que podemos aceptar como ins
tancia permanente de la conducta política humana.
r Aquí debemos formular una observación previa. Gran
r parte del éxito de los jacobinos en las elecciones, se debió
al simple hecho de que se hallaban organizados y dis
ciplinados y votaban en bloque. El club de Estrasburgo
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Los J acobinos 10 1
1 r
¿Hacia qué propósito se orientaban las tácticas ja r
cobinas? Podríamos responder muy bien que cada jaco r
bino tenía los suyos propios. Pero, una respuesta de
este tipo, presentaría la dificultad de hacer comple r
tamente imposible la historia, no ya como mera ciencia
sino como arte. Debemos esforzarnos en trazar alguna r
especie de programa político aceptable proveniente de
la propia documentación jacobina. Habría sido posible n
denominar también a este capítulo “Las ideas políticas r
de los jacobinos”. Pero, aparte del hecho de que no
tememos hoy día atribuir al hombre de la calle capa r
cidad para sostener ideas abstractas, dicho título ape
nas podría responder a nuestro propósito- Actualmente r
resulta bastante claro para nosotros que las ideas polí
ticas y los programas partidarios no son idénticos. La r
escuela de Taine está ampliamente justificada al atri
buir a la filosofía política del siglo XVIII una impor r
tante participación en el fenómeno del jacobinismo. r
Pero si comenzamos con un estudio de tales elemen
tos filosóficos corremos el riesgo de caer en el error de r
Taine, o sea atribuir a los jacobinos, grupo político,
real y viviente, una rigidez ante los hechos, que no siem r
pre pudieron asumir. En capítulos referidos al ritual
y la fe estudiaremos esos elementos del jacobinismo í
que a Napoleón le agradaba condenar con el nombre r
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156 C r a n e B r in t o n
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Capítulo VI
RITUAL
I
214 C r a n e B r in t o n
I
No faltan indicaciones en los archivos de los clubes
de que el ritual jacobino fue acompañado precisamente
de esa expansión emotiva que caracteriza a una fe. El
lenguaje del siglo xviii es, sin duda, más susceptible a
todo tipo de sensibilidades que los mismos hombres de
dicha centuria. Sin embargo, aun cuando nos sintamos
sustraídos por la fraseología de moda, los archivos jaco
binos ofrecen muchos ejemplos de lo que pareciera ser
emoción genuina, transporte y rapto. Un exaltado y reli
gioso estado de mente se trasluce en un discurso inau
gural del presidente del club de Thann. Su elección lo
exaltó a una jerarquía que consideraba superior a sí mis
mo haciéndole sentir su propia insuficiencia ; se dio cuen
ta entonces de que sólo las lumières podrían alumbrarle
el intrincado sendero de su función1. Tales son también
los sentimientos de un miembro de la sociedad de amigas
de la constitución de Bensançon: “¡Oh, preciosos efectos
del patriotisme! Siento que me eleva, que agranda.mi al
ma, que soy más que yo misma” 2. Hay pruebas, en oca
siones, de que tal exaltación debe ser compartida por los
demás. El club de Eymoutiers, en medio de “indescripti
ble delirio”, hizo prestar el juramento prescripto por el
departamento de la Alta Vienne: “¡Anatema a los .reyes
y tiranos, anatema a los dictadores, a los triunviros, a
los falsos defensores, a los falsos protectores del pueblo;
anatema a todo el que con título de jefe, general, stad-
holder, príncipe o cualquier otro nombre, usurpe una su
perioridad, una preeminencia sobre sus conciudadanos;
juro perseguirlos a todos ellos a muerte!” 3.
Otro curioso ejemplo de emoción colectiva se encuen
tra en los archivos del club de Pau. Un delegado trajo
al presidente un abrazo fraternal de Monestier, repre
sentante en misión. El presidente abrazó a su vez a la
1'
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Los J a c o b in o s í
227
r
persona de al lado, y el abrazo fue "transmitido de con
currente a concurrente, inclusive en las galerías, espec r
táculo que alegró y enterneció a todos” 4. Tal era, sin
duda, la sensibilidad de moda en aquel tiempo, y el histo r
riador, más que la mayoría de los nombres, debe aceptar
r
que la moda sea, por lo general, sincera.
Mayor despliegue de sentimientos surge de las actas
de un ctub de quartier de Burdeos. Tan increíble parece n
ría la traducción del texto respectivo que convendrá re r
producirlo en francés, con la grafía y puntuación origi
nales: ‘‘Je vous rapellerai d’abord ce jour si cher à ma r
mémoire, où nos yeux humides encore des pleurs données
aux mannes du celebre auteur du Contract Social, errant r
dans cette vaste enceinte, cherchoient, comme au hazard, r
des hommes régénérés qui ayant senti, le prix de notre
nouvelle Constitution, se réunissent autour d’elle pour r
servir de remparts invincibles à ses Ennemies, ce grand
but vous fait trouver des frères”. Una vez encontrados
y reunidos los hermanos, continúa el orador: “J’ai joui
n
donc, dans cette première séance du saint entousiasme de p
l’épanchement de vos coeurs, et mutuellement avec vous r
j’ai juré avec fraternité inviolable une amitié éternelle,
en outre le secours de toutes mes forces phisique et mo- p
ralle, et dans ce moment que nos mains l’une dans l’au
tre recevaient les dernières expressions de nos âmes, vos r
yeux et la voix ellevée vers le Ciel vous vous êtes écriés,
voilà, voilà, les vrais Enfans de la patrie, une Colonne p
de plus a la nouvelle constitution. Le fondement de notre r
Société, ah, ce jour est le plus beau de notre vie” 5.
Hay abundantes indicaciones de que los jacobinos r
no empleaban por mero accidente un ritual y un voca
bulario tan impregnado de Cristianismo. Sus emociones r
deben ser aceptadas como una variedad de la experien
cia religiosa. Dichas emociones no aparecen tan sólo ge r
neralizadas como en los precedentes ejemplos, sino ads- r
criptas a ciertas prácticas religiosas, la más simple de
i
228 C r a n e B r in t o n
CAPÍTULO II
1 L es Sociétés de pensée et la dém ocratie: E tu des d ’histoire
révolu tion n aire (1921).
2 Crépin-Leblond, M. y Renaud, C., E phém érides-m oulinoises
(Moulins, 1926), p. 58 nota.
3 Castres, p. 393 (para referencias en tal forma ver Apén-
d’ce, p. 281). Estas aet’v'dades sociales eran, a menudo, trasla
dadas a los clubes jacobinos. Solamente en 1791 los jacob nos de
Perpiñán decidieron no permitir apuestas de más de un sou por
270 Crane Brinton
tableau en la lotería que se jugaba en los salones del club. A rch.
m un. P erpiñ án, I 348 (para referencias en esta forma, ver Apén
dice, p. 281).
4 L es Sociétés de pensée et la Révolution en B retagne (1925),
2 vols.
5 P. 449 (para referencias, en esta forma, ver Apéndice, p.
281). T abagie es literalmente un “club para fumar”.
6 Journal des A m is de la C onstitution (Paris), n? 7, enero
1791 (de aquí en adelante Jour. A .-C .).
7 III, p. 359.
8 p. 11.
8 p. 53.
10 p. 330.
11 I, p. 435.
12 p. 5.
13 Auch 1, p. 158.
14 p. 27.
15 A rch. H aute-G aronne L 740.
16 Auch I, p. 159. Y en Noyers “aun fuera de las reuniones
los hermanos se amarán los unos a los otros como buenos y ver
daderos amigos”. Arch. Yonne L 1142.
17 Epinal, p. 199.
18 La franc-m açonnerie française et la préparation de la R é
volution (1926).
10 Como, por ejemplo, en Montauban, i, p. 132.
20 Indre-et-Loire, p. 367,
21 Balbeau, A., H istoire de Troyes pendant la R évolution
(1873), i, p. 433.
22 xx, p. 24.
23 Arch. H aute Garonne L 740.
24 Ver Funck-Brentano, F., The Old Régim e in France (Nue
va York y Londres, 1929), pp. 11-72.
25 Para el Club Breton, en general, ver París I, i, Introduc
ción, y París IV.
26 París IV, p. 28.
27 El réglem ent del club de París está reproducido por com
pleto en París I, i, pp. xxviii-xxxiii. Para un ejemplo de su imita
ción por parte de un club de provincia, ver Montauban, x, p. 7.
En razón de que los clubes mayores se estructuraban sobre el mo
delo del de París, los menores hicieron lo ni smo respecto del de la
cap tai de la provnc'a. El club de Nuit-Saint-Georges, al encon
trar los reglamentos del de Dijon “établi sur des bases pleines de
justesse, il a été délibéré unanimement que ce réglement est adopté
pour la Société, sauf des retranchements ou modiîicat.ons en rai-
Los J a c o b in o s 271
56 Dreux, p. 242.
C r a n e B r in t o n
r 57 Thonon, p. 90.
r s? Bourgoin, p. 458.
59 Eymout.ers, p. 305, nota.
r 71 p. 482.
72 p. 243.
73 Auch I, p. 160; Vouneil-sur-Vienne, p. 148; Romans, p.
\
£
9 Arch. Yonne L 1140, 25 de mesidor del año II.
10 El club de Tours. Jour. A.-C ., no. 20, 12 de abril de 1791.
11 x, p. 12.
12 I, ii, p. 605.
13 I, iii, pp. 323-331.
14 I, iv, p. 431.
15 I, iv, p. 620.
16 Toul, p. 81.
17 Bergerac, p. 97. Aparentemente, se recibió todo este envío,
el 27 de febrero de 1791. ------
18 Para una lista típica, ver la ya indicada nota 6. Después
de 1791, por supuesto, el A m i du peuple, de Marat, y aun el P ère
Duchesne, integraron las lecturas ortodoxas jacobinas.
19 Para estudiar la complicada historia de los per'ódicos
auspiciados oficialmente por los jacobinos de París, ver Paris I, i,
pp. cviii-cxxiii y Tournex, M., B ibliographie de l’histoire de P a ris
pendant la R évolution (1894), vol. ii, pp. 377-379.
20 A rch. H au te Garonne L 740, 3 de noviembre de 1790.
21 p. 162.
22 Nantes I, p. 270; Châlons-sur-Marne, p. 268.
23 L a V edette, ou Journal du D épartem en t du Doubs, no. 1,
noviembre de 1791 (de aquí en adelante, V ed.).
24 Ver anteriormente, p. 78.
25 Tourneux, op. cit., vol. ii, pp. 380-432.
26 Epinal, p. 198.
27 Thann, xiii, p. 224.
28 p. 122.
29 Jour. Déb. Jac., 29 de noviembre de 1791.
30 Delon, P., L a R évolution en L ozère (1922), p. 566.
31 Le S pectateu r du S u d de la F rance (Tolosa), 1 de ene
ro de 1791.
32 II, p. 147.
33 p. 206 ff.
34 Beauvais III, p. 988,
r
r
r 280 Crâne Brinïon
r
39 frets, p. 219.
« Bergerac, pp. 199-202. Dorfeuille puede ser rastreado más
r
tarde en Paris I, iv, pp. 553, 567, 620, 632; y, 3, 18.
41 p. 419.
42 A rch. m un. A vallon, I. 2. 23. 8.
r 43 p. 25.
44 p. 140.
r 43 Aulard, L e culte de la R aison et le culte de l’E tr e S u prê
m e (1892), p. 127.
46 A rch. m un. A vallon I. 2. 23. 9, 11 de enero de 1792.
r 47 p. 144.
48 Saverne, p. 84.
r
49 II, p. 536.
50 Estrasburgo, p. 167; Lons-le-Saulnier, p. 63; Berge
rac, p. 93.
r
31 A rch. G ironde L 2160,14 de junio de 1791.
52 A rch. H au te Garonne L 740,1 de diciembre de 1790.
r 53 Rodez, p. 24.
54 A rch. m u n..A vallon I. 2. 23. 8.
r 53 Paris I, ii, p. 520.
36 Prospecto de elecciones del club de Burdeos, en los docu
r mentos del club de Rodez.
32 i, p. 167.
r 58 Journal des Clubs, no. 2, 25 de noviembre de 1790.
39 pp. 103, 138, 120.
r 39 p. 173.
61 p. 35.
82 Poit’ers, p. 469.
r
r 83 pp. 512-513.
64 A rch. H aute Garonne L 740, 9 de julio de 1793.
63 I, iv, p. 225.
r 66 Epjoutiers, pp. 306-307.
67 Aix-en-Provence, xiv, pp. 267, 470; xv, 16-24.
r 38 p. 260.
89 p. 80.
70 pp. cii ff.
r 71 Journal des Clubs, no. 13, 22 de febrero de 1791.
72 A rch. D eux-Sèvres L 171,
r 73 p. 370,
(
-*:t¡ í ..... "<=*■
ssiii
plo: “Vilestivaud replica que la sociedad no es juez de la conducta
de los servidores del estado; su deber es limitarse estrictamente
a describir los hechos que les conciernen ante el representante en
misión”. Limoges, p. 160.
169 Las frases francesas “épurer une administration” y “épu-,
ration” son completamente intraducibies al inglés. Indican, por.:
supuesto, la eliminación de los oponentes al partido que está en
el gobierno. Durante el Terror, la tarea se cumplió sin pretensio
nes de legalidad y por encima de los poderes casi ilimitados que
había asignado la Convención a los diputados en misión.
370 Aulard, A ctes du C om ité de S a lu t Public, x, p. 265.
171 Ibid., x, p. 327.
172 Ibid., ix, p. 309.
173 Ibid., x, p. 253.
174 Ibid., xiii, p. 144.
175 Ibid., x, p. 599.
176 Ibid., ix, p. 68 . (El texto en bastardilla es nuestro.)
177 Ibid., x, p. 310.
178 La carrera de Lakanal en Périgord es un buen ejemplo
de la forma en que un hábil diputado podía ser amo de un club.
Ver Bergerac, pp. 297 ff. y Labroue, Ê ., L a m ission du Conven
tionnel L akanal dans la D ordogne (1913).
179 D ocum ents pour servir a l’histoire de la R évolution fra n
çaise dans la ville d’A m iens (Amiens, 1897-1900), vii, pp. 466-471.
180 Carcassonne, p. 311.
381 Ibid., p. 314.
182 Nantes II, p. 114.
183 A rch . Yonne L 761, 7 de ventoso del año II.
184 p. 127.
183 A rch. Seine Inférieure L 5647, 17 de ventoso del año II.
188 A rch. Yonne L 1130 f. 1 y f. 5.
387 A rch . Côte d’O r L IVb. 14. f. 4 .
388 p. 164.
389 p. 452. ......1................—
399 p. 30.
391 A r c k Seine Inférieure L 5647, 7 de germinal del ano II.
192 Thann, xv, pp, 386-388.
393 Dreux, p. 212.
119 13,
394 A r c k H au t R hin L f.
Los Jacobinos 285
iss A rch . H au te S a ô n e L 359. 1.
196 p. 7.
197 Chobaut, H., “Le nombre des Sociétés populaires du Sud-
Est en l'an II”, A n n a les h istoriqu es de la R évolution française
(1926), iii, p. 454.
iss Para otfôsëjëm plos de sociedades rurales, ver Villenauxe-
la-Grande, Villecroze, Callas, Artonne, Vouneuil-sur-Vienne, La
Garde-Freinet, St. Arnoult y Larché. Las sociedades más agresi
vas que hayamos encontrado se encontraban en Normandía; entre
ellas las de Bacqueville {A rc h . Seine In férieu re L 5600) y Man-
neville-la-Goupil (Ib id ., L 5672).
199 Para un análisis de las actividades económicas de los
clubes, ver de Cardenal, L a R évolu tion en province (1929), Li
bro IV, Cap. VI.
200 A rch . m un. A v a llo n I. 2. 23. 10, 21 de pradial del año II.
201 A rch . Y onne L 1140, 14 de junio de 1793.
202 Ibid., 6 de brumario del año II.
203 A rch . S eine In fé rie u re L 5644, 18 de setiembre de 1793.
204 A rch . H a u te G aronne L 752, 8 de ventoso del año II.
205 p. 84.
2ô6 A rch . A v eyro n L, sin clasificar, legajo del club de Millau.
207 A rch . H a u te S aôn e L 359. 1, 19 de pluvioso del año II.
203 A rch . C ôte d ’O r L IVb. i4. f. 28.
209 Ste. Marie-aux-Mines, p. 280.
210 A rch . G ironde L 2160 f. 186.
211 A rch . S eine In fé rieu re L 5647, 17 de floréal del año II.
212 p. 260.
213 A rch . H a u te G aronne L 756, 8 de ventoso del año II.
Nuevamente, en las actas de otro club: “La société a nommé des
commisaires pour engager la municipalité d’enjoindre a tous les
oberjistes, eaffetiers, etc., de placer un baquet chez eux propre a
recevoir les urines de citoyens qui fréquentent leur maisons, et
d’inviter en meme temps cette otorité de prendre pareille mesure
dans tous les cartiers de la commune, ainsi qu’a l’hôpital”.
Crest, p. 331.
214 A rch . M eurthe-et-M oselle L 3137.
215 Ver, por ejemplo, Ste. Marie-aux-Mines, p. 282.
216 A rch . S eine In férieu re L 5647, 10 de floréal del año II.
217 A rch . A llie r L 901, 10 de germinal del año II.
218 A rch . H au te G aronne L 756; L 752, 29 de ventoso del
año II.
219 A rch . S eine In férieu re L 5647, 26 de germinal, 24 de flo
réal y 1 de frimario del año II.
220 Castelnau-Rivière-Basse, ii, p. 403.
221 A rch . A llie r L 901, 9 de termidor del año II.
286 Crane Brinton
222 Arch. H aute Garonne L 756, 16 de ventoso del año II.
222 Arch. H aute Garonne L 752.
224 Ved., no. 65, 26 de termidor del añc II.
225 Thonon, p. 166. También: "Un miembro pide que las re
soluciones acordadas por la sociedad no queden sepultadas en los
archivos, y que nuestros decretos sean puestos en ejecución”.
Rúan, p. 182.
226 París I, v, pp. 334, 346.
227 p. 252, nota 3.
228 p. 259, nota 1.
229 A rch. S e n e Inférieure L 5647, 14 de floreal del año II.
288 A rch. Cote d ’O r L IVb. 14. 1 f. 46.
CAPÍTULO V
1 Secondes réflexions sur l’in stitu tion du pouvoir exécutif
par Jean H enri Bancal, lues a la Société des A m is de la C onstitu
tion de Clerm ont-F errand, le 3 ju illet 1791, p. 6. Bancal des Is-
sarts, elegido más tarde para la Convención, no fue un jacob no
ortodoxo, pero no dejan de ser políticamente característ.cos sus
puntos de vista.
2 Neuilly-St. Front, p. 117.
3 Hay una curiosa fase de jacob!nismo, inmediatamente antes
del Terror, cuando las mujeres son aceptadas en los clubes en
igualdad de condiciones que los hombres,. o invitadas a fundar
clubes femen'nos. El tema está bien tratado en De Cardenal, L a
Révolution en province, pp. 65-74, Lo importante es que las jaco
binas sólo representaban una pequeña minoría dentro de las mu
jeres, y eran objeto de mofa. En Senlis, por ejemplo, donde se
admitía a mujeres en un plano de absoluta igualdad con los hom
bres y se las trataba de "soeurs”*, sólo hemos encontrado los nom
bres de éneo mujeres que aceptaron ser socias y los de dos o tres
que concurrían con asiduidad a las sesiones del club. (A rch. Oise
L, legajos sin clasif car del club de Senlis, entre el 5 de febrero
de 1792 y el 16 de abrí de 1793). Un decreto de la Convención,
del 9 de brumario del año II, prohibió la asociación femenina y
los clubes de mujeres. No hay duda que se identificaba creciente
mente a las mujeres con el partido clerical, y que la característ ca
hostilidad francesa al voto femenino comenzaba por entonces a
echar raíces. En el s guiente pasaje se transparents, según cree
mos, algo de dicho sentimiento: "La religión de un republicano
consiste en la observancia de las leyes que emanan de la sana ra
zón; la relg on de un republicano consiste en abrir los ojos de
todos aquellos a quienes las religiones vindicat vas hacen todavía
injustos y crueles. No permitáis que se os induzca a recibir muje-
Los J a c o b in o s 287
res en nuestra sociedad, o mejor dicho, cierto tipo de mujeres,
ya que el deber de éstas es ocuparse en los quehaceres domést.cos”.
(San Juan de Luz, p. 119).
4 I, ii, p. 341.
* I, i, p. 149.
6 I, i, p. 145.
7 Journ. A .-C ., no. 15, 8 de marzo de 1791.
8 Tulle, p. 95.
9 Journal du Club des Cordeliers, no. 1, 28 de junio de 1791.
10 “Todos los miembros prestan juramento de no permitir
jamás se establezcan dos cámaras”. Lons-le-Saunier, p. 46.
11 Journal des Clubs, no. 5, 16 de diciembre de 1790. Obsér
vese cuán temprano comienza a usarse el lenguaje jacobino des
provisto de matices.
“ p. 121.
13 A rch . m un. L ibou m e, registro sin clasificar del club de
Libourne del 6 de agosto de 1793.
14 Ars-en-Ré, p. 36. Los primeros clubes defendían con insis
tencia, por lo menos verbalmente, su papel de defensores de la ley.
“Señores, permitid que cada miembro se considere investido de la
honorable misión de recomendar a sus hermanos cudadanos obe-
dienc a a la ley y a las autoridades constituidas”. Sedan, p. 230.
15 “El juez no es sino el órgano de la ley y no puede apli
car a la misma más facultades intelectuales que las que determi
nan su directa interpretación. El hombre es devuelto a su real
naturaleza conforme se ajusta a la ley que él m smo se ha dicta
do y que se halla obligado a respetar”. París I, i, p. 46.
18 Melun II, p. 335.
17 Garn'er (de Saintes) en París I, vi, p. 47.
18 Dufourny, en París I, v, p. 518.
19 París I, v, p. 492.
20 A menudo, la r validad entre ciudades vecinas fue suma
mente aguda. El club de Chablis rehusó admitir que el club de
Auxerre gozara de ningún derecho de primacía sobre los demás
clubes del departamento, por el mero hecho de que esta última
c'udad fuese cap'tal de dicha zona. En este club se habló muy mal
de Auxerre (A rch. Yonne L1140 f. 98). El Havre nunca perdonó
a la pequeña ciudad de Montivilliers conquistase la posición de
cap tal del distrito, aun después de que el entusiasmo revolucio
nario bautizase a la primera con el nombre de Havre-Marat, y a
la segunda, con el de Brutus-Vill'ers. (A rch. Seine Inférieure L
5647, 12-20 de ventoso del año II).
21 Ver, en Aulard, la colección de actas del Comité de Salud
Pública, especialmente los volúmenes viii-xi.
22 En Bergerac, las banderas norteamericana, inglesa y po-
288 Crane Brinton
laca fueron colocadas junto con la tricolor francesa detrás del si
tial del presidente (p. 192).
23 p. 245.
24 p. 246.
23 p. 429.
26 Epinal, p. 133.
27 Journal républicain des deux départem ents de Rhone et
de L oire, no. 15, 20 de pluvioso del año II (de aquí en adelante,
Jour. rép. R . & L .)
28 Morbihan, p. 464; San Juan de Luz, p. 200 ; Niza, p. 405.
29 Colmar, p. 44.
30 Callas, p. 496.
31 Lunéville, p. 350.
32 Estrasburgo, p. 303.
33 p. 331.
34 Ste. Marie-aux-Mines, p. 229.
35 Monpazier, p. 27.
38 p. 184.
37 p. 151.
36 A rch . Seine Inférieure L 5647, 18 de ventoso del año II.
39 A r ch.. H aute Garonne L 746, 14 de abril de 1746.
40 Artonne, p. 76.
41 V ed., no. 23, 24 de enero de 1792.
42 L e sp ectateu r du Sud de la France, 1 de enero de 1791.
13 Jour. A.~C., no. 16, 15 de marzo de 1791.
44 Ver anteriormente, p. 65.
45 A rch . Yonne L 1140 f. 233.
46 A rch . H au te Saône L 359.1, 19 de pluvioso del año IL
47 p. 321.
48 A rch . n at. Ç 174 1 . 446 f. 5.
49 Auch I, p. 185.
50 p. 129.
31 p. 20 .
52 A rch . H au te Garonne L 752, 12 de ventoso del año IL
53 A rch . m an. A valion I 2. 23. 8 . Ilustrativo ejemplo de cuán
irreales eran los motivos económicos aducidos. La sociedad con
sentiría en que un ex sacerdote fuera ocioso con tal de que se
hubiese casado. Sentía aversión por el cura, no por el no productor.
64 Larché, p. 58.
65 P- 80.
56 Trets, p. 223.
37 p. 33.
58 I, v, p. 430.
59 A menos realmente que le tomemos la palabra a la socie
dad de Noyon y demos por sentado que la virtud y el talento son
Los J acobinos 305
Champagne, G., L a Société populaire de D reux (Dieux, 1908).
Epinal (Vosges)
Philippe, A., “La Société populaire d’Epinal”, “L a R évolution
dans les V osges”, iv, 129-144; 225-240; v, 33-48, 81-102.
Ervy (Aube)
Destainville, ' Hii “Les Sociétés populaires du district d’Ervy”,
A nnales historiques de la R évolution fran çaise (1924), i, 440.
Estang (Gers)
Tailez, P., “Une Société populaire en Bas Armagnac”, Revue
de Gascogne (1920), xv, 97-112.
Eymoutiers (Haute Vienne)
Granier, E., “Un club limousin”, A nnales révolutionnaires
(1923), xv, 296.
Paverney (Haute Saône)
(a) Arch. Haute Saône L 358.1; (b) Arch. Haute Saône L
13.1; (c) Arch. Haute Saône L 21.24; (d) Arch. Haute Saône
Q 128.
Ferté-Milon, la (Aisne)
Dommangèt, M., “La Société populaire de la Ferté-sur-Ourcq”,
L a révolution dans le canton de N eu illy-S t.-F ron t (1913).
Pleurance (Gers)
Cadéot, N., “La Société montagnarde de Fleurance”, B ulletin
de la S o c ié té ... de G ers (1912), 65-85.
Fleurey-les-Faverney (Haute Saône)
(a) Arch. Haute Saône L 359.1; (b) Arch. Haute Saône L 13.2.
Fontainebleau (Se ne-et-Marne)
Constant, C., “Un club des Jacobins en province”, Le C orres
pondant (1876), cii, 747-769.
Fousseret, le (Haute Garonne)
Vié, L., “La Société populaire du Fousseret”, R evue de Com-
m inges (1906), xxi, 129-135.
Frouzins (Haute Garonne)
(c) Arch. Haute Garonne C 1901; (e) Arch. Haute Garonne
L 2229.
Gaillefontaine (Seine Inférieure)
(a) Arch. Seine Inférieure L 5632.
Garde-Freinet, la (Var)
Labroue, H., “La Soc;été populaire de la Garde-Freinet”, R évo
lution fran çaise (1908), liv, 42-64; 131-157.
Gerberoy (Oise) — -
Dommangèt, M., “La Société populaire de Gerberoy”, A nnales
révolutionnaires (1920), xii, 507-510.
Gers (departamento del Gers)
I. Brégail, “Deux grands congrès des Sociétés populaires dans
le Gers”, B u lletin de la S ociété ... du G ers (1900), 126-133.
288 Crane B rinton
laca fueron colocadas ju n to con la tricolor fran cesa d e trá s del i
tia l del presidente (p. 192).
23 p. 245.
24 p. 246.
28 p. 429.
28 E pinal, p. 133.
27 Journal républicain des deux départements de Rhône •
de Loire, no. 15, 20 de pluvioso del año I I (de aquí en adelan!
Jour. rép. R. & L.)
28 M orbihan, p. 464; San Ju a n de Luz, p. 200; N iza, p. 40!
29 Colm ar, p. 44.
89 Callas, p. 496.
81 Lunéville, p. 350.
32 E strasb u rg o , p. 303.
38 p. 331.
34 Ste. M arie-aux-M ines, p. 229.
35 M onpazier, p. 27.
38 p. 184.
37 p. 151.
88 Arch. Seine Inférieure L 5647, 18 de ventoso del año II
39 Arch..Haute Garonne L 746, 14 de ab ril de 1746.
40 A rtonne, p. 76.
41 Ved., no. 23, 24 de enero de 1792.
42 Le spectateur du Sud de la France, 1 de enero de 1791,
43 Jour. A.-C., no. 16, 15 de m arzo de 1791.
44 V er anteriorm ente, p. 65.
45 Arch. Yonne L 1140 f. 233.
46 Arch. Haute Saône L 359.1, 19 de pluvioso del año II.
47 p. 321.
48 Arch. nat. C 174 1. 446 f. 5.
49 A uch I, p. 185.
89 p. 129.
91 p. 20.
82 Arch. Haute Garonne L 752, 12 de ventoso del año II.
83 Arch. mun. Avallan I 2. 23. 8. Ilu strativ o ejem plo de cuán
irreales eran los m otivos económicos aducidos. L a sociedad con
sen tiría en que un ex sacerdote fu e ra ocioso con ta l de que an
hubiese casado. S entía aversión por el cu ra, no p o r el no productor.
84 L arche, p. 58.
88 p. 80.
88 T rets, p. 223.
87 p. 33.
38 I, v, p. 430.
89 A m enos realm ente que le tomemos la p alab ra a la socie
dad de Noyon y demos por sentado que la v irtu d y el talento son
Los J acobinos 289
!icíales. “ Siendo iguales an te los ojos de la ley y la n a tu ra -
no deben ex istir en tre I 03 franceses diferencias que no sean
de la v irtu d y el talen to ”. Noyon, p. 421.
60 Thonon, p. 191.
i 81 p. 200.
62 Moniteur (reim presión) xviii, p. 651.
: 63 Ibid., xvii, p. 738.
84 p. 76.
85 p. 161.
88 p. 293.
87 Carcassonne, p. 167.
88 V illeneuve-sur-Y onne, p. 479.
89 p. 311.
70 V er, por ejem plo, S t. Omer, p. 19, donde en 1791 el club
imendó a todos los ciudadanos, d u ran te una huelga, que che-
eran la ley.
71 M onpazier, p. 8.
72 R úan, p. 214.
73 p. 118.
74 p. 178.
75 A uch I, p. 157.
78 L ila, p. 50.
77 Arch. Gironda L 2160 f. 28.
78 M orbihan, v, p. 339; P a rís I, vi, p. 347 (E l club de La
tede-B uch inform a que eso excluye las q uiebras).
79 P a rís I, vi, p. 223.
80 V er, anteriorm ente, capítulos II y IV.
81 “ ¡A h, el hom bre desgraciado a quien el hado abrum a, so-
lente es respetable an te los ojos de los dioses!” . D reux, p. 167.
82 Sainte-M arie-aux-M ines, p. 250. A la sem ana siguiente,
0 m iem bro protestó porque los trab ajad o res de la m unicipali-
1 no ‘ganasen m ás que 30 sous por día. L a p ro te sta se asem eja
ataque contra la ineficacia ad m in istrativ a del gobierno por
rte de un m oderno hom bre de negocios. Ibid., p. 255. E n ger-
tial del año II.
83 Arch. Seine Inférieure L 5644, 10 de setiem bre de 1793.
84 C astelnau-R iviére-B asse, p. 407.
¡ 86 Arch. Seine Inférieure L 5647, 22 de germ inal del año II.
i 88 P a rís I, i, p. 122.
f 87 p. 58.
88 Arch. Allier L 901, 9 de ventoso del año II.
89 p. 17.
90 Arch. Haute Garonne L 756 f. 10.
91 p. 331.
92 p. 248.
290 Crane B rinton
93 Arch. Haute Garonne L 752, 14 de ventoso del año 11
94 Arch. Seine Inférieure L 5647, 5 de floréal del año II.
99 p. 309.
9fi Rom ans, p. 37, 13 de pluvioso del año II.
97 Arch. Yonne L 1140, 12 de floréal del año II.
98 A iguesm ortes, p. 245.
99 C rest, p. 339.
îoo Arch. Haute Saône L 359. 1 f. 2.
101 Arch. Côte d’Or L IVb. 14. 4.
102 p. 151 y n ota 2.
i°3 Arch. Yonne L 1140 f. 292.
io4 Arch. Allier 901, 10 de ventoso del año II.
ios V er, por ejem plo, B ergerac, p. 288.
106 C hâlons-sur-M arne, p. 265.
107 Rapport sur le rachat des droits féodaux, et arrête pi
dans la Société des Amis de la Constitution d’Ambert (Clermoi
F erran d , 1780), p. 2.
ios N euilly-S aint-F ront, p. 123.
109 Arch. Seine Inférieure L 5645, 26 de fr'm a rio del año
De las actas del club de E l H avre. N o hay indicaciones de que
club p restase atención ninguna a esta carta.
no Arch. Yonne L 1141, 26 de fru ctid o r del año II. V er tu
bién Saint-O m er, p. 94; B eauvais III, p. 518.
111 pp. 183-184.
412 p. 238.
n« p. 337.
114 Arch. Côte d’Or L IVb. 14. 4.
u s I, v, p. 457.
ii® Los decretos de ventoso fueron aparentem ente bien re
bidos en los clubes. Pero tan to el exam en real como su aplicacii
d fícilm ente pueden haber s do realizados por fa lta de tiem
M uchos estudios como los de M. Schnerb sobre la aplicación
dichos decretos en el d strito de T hiers ( Annales historiques
la Révolution française — enero-febrero de 1929— , vi, pp. 24-3:
se necesitan antes de que podamos g eneralizar al respecto.
117 Arch. Yonne L 1140, 12 de f r m ario del año II.
u s P a rís I, v, p. 73. E l club de P a rís, por supuesto, de!
oir toda clase de proposiciones d u ran te su existencia. Después
term idor desembocó en el m ás extrem o radical smo. Hubo un <
tretenido debate sobre educación y m uy colectivista, en octul
de 1794. U n ciudadano anhela que “los niños sean educados
común, como en E sp a rta , menos los ilotas”. Ibid., v ;, p. 612. Pe
en cuestiones económicas no es norm ativo el papel del club de Pai
u® E n ocasiones, se encuentran ejem plos d ivert dos. E n
m oges, en la p rim av era de 1794, u n m iem bro del club “ aludió a
Los J acobinos 291
jasa de a n criado, adscrito a la cárcel especial p a ra sospechosos,
en al ser sorprendido h ac:endo m anejos p a ra la adquisición de
os en el m ercado, a m enor precio del hab itu al, se d sculpó
endo que los com praba p a ra el m arqués de M érinville, quien
lia nacido p a ra com érselos” . E l criado fue, por supuesto, arres-
o. Lim oges, p. 282.
120 E n Chablis, ya en junio de 1793, se condonaron las deu-
i a los pobres; pero no h ay signos de u n 'ó n con los m 'sm os.
rch. Yonne L 1140, 20 de junio de 1793 ff.) Leleu se ref ere
uso, por el club de L ila, de la fra se “ sans culotte” , como “afec-
ión de sentim ientos dem ocráticos” . E l club m ism o estaba com-
isto casi enteram ente de ricos entrepreneurs. (L ila, pp. 111,
t.) V er tam bién St. Jean-de-M aurienne, p. 9.
121 E l club y el “peuple des trib u n es” p ers;guen, por lo ge-
al, f'n e s com unes. E n E l H avre “el club decretó que todos
ciudadanos, inclusive los de las tribunes pudiesen d a r su opi-
m sobre los candidatos p a ra la sociedad” . ( Arch. Seine Infè-
jure L 5647, 16 de flo real del año II.) E l m ism o club concedió
ciudadano T hom asset, a su peddo, un certificado que declaraba
asidua participación en las reun ones. P ero el beneficiario no
m iem bro del club, y p articip ab a en las sesiones desde la tri-
destinada a la gente hum ilde. ( Ibid., 16 de germ inal
año II.)
122 C allas, p. 492.
122 p. 123.
124 II, p. 265.
125 E sta breve disposición de ex trem istas es señalada, con
cha exageración, en los dossiers de los te rro rista s desarm ados
el año III. P a ra un ejem plo válido, ver las relaciones de los
jtrem istas en St. Rom ain, en N orm andía, Arch. Seine Infé-
!ure L 319.
126 p. 396.
427 III, p. 988.
128 Journal des Clubs, no. 12, 15 de febrero de 1791.
129 B eauvais III, p. 993.
130 M orb'han, p. 363.
131 I, v, p. 242.
132 Arch. Corrèze L 779 f. 5.
433 p. 426.
134 p. 141.
135 Arch. mun. Perpiñán I 348, 26 de enero de 1791.
nK 138 Arch. Haute Garonne L 740, 26 de noviem bre de 1790.
riil, 137 p. 310.
I .l l 138 D 'gne, p. 423.
i l 1 39 Cognac, p. 422.
292 Crane B rinton
140 p. 214.
141 M orbihan, p. 263.
142 p. 63.
143 Ved., no. 83, 4 de brum ario del año II.
144 p. 49.
146 Arch. Haute Garonne L 752, 11 de ventoso del año II.
146 Arch. Seine Inférieure L 5647, 27 de germ inal del año
147 p. 88.
443 p. 278.
149 R uan, p. 145.
150 I, vi, p. 124.
151 p. 117.
152 C hateau-T hierry II, p. 204.
153 I, iv, p. 136.
154 Jour. A.-C., no. 1, 1 de diciem bre de 1790.
135 B eaufort-en-V allée, p. 71.
iss P a rís I, vi, p. 146.
157 Coutances I, p. 83.
133 II, p. 339.
150 E l H avre, Arch. Seine Inférieure L 5647, 7 de germini
del año II.
160 A ulard, Le culte de la Raison et le culte de l’Etre Si
prème (1892), p. 129, nota 1.
161 p. 138.
162 p. 157. E sto no es, por supuesto, nada extraordinario. I.n
revolucionarios sociales h an invocado siem pre al Jesú s real. I1
club de S aint-E tienne aceptó la propuesta de pedir a la Conven
ción colocase un “busto del sans-eulotte Jesú s” en el Panteón, jun
to con los de M arat y L epelletier. Galley, St. Etienne et son din
trict pendant la Révolution (1903), ii, p. 179.
163 D reux, p. 6.
134 II, p. 339.
165 Thonon, p. 196.
166 p. 268.
167 p. 120.
168 St. A m and, p. 460.
139 Béziers, pp. 298-300.
170 Arch. nat. D III. 304 1. 7.
471 p. 93.
C A PÍT U LO VI
1 Sobre el tem a general de los cultos revolucionar
Le culte de la Raison et le culte de l’Etre Suprème (1892), «le
A u lard ; Les origines des cultes révolutionnaires (1904), de Mn
thiez; La Théophilanthropie et le culte décadaire (1904) ; y ha
déchristianisation à Beauvais (1921), de D om m anget.
Los J acobinos 293
¡ 3 V er, por ejem plo, P a rís I, iii, p. 291; R úan, p. 10.
[ 3 Arch. Yonne L 1140, 29 de b rum ario del año II.
4 p. 181.
5 Arch. Yonne L 1140, 26 de setiem bre de 1793.
6 Los jacobinos no desesperaron del todo de sus herm anos
ericanos. H ay un relato curioso de un íe stiv a l en B urdeos, en
rerano de 1794, en Bibl. Burdeos, Colección Bernadau, 713. 2. 9.
abeau y el cónsul de los E stados U nidos, seguidos por m arine-
franceses y norteam ericanos, m archaron en procesión, portan-
ram os de olivos, trep aro n a u n a sim bólica M ontaña, tom ados
la m ano, y ju ra ro n am istad an te el a lta r de la p atria . Poste-
rm ente, hubo un repas civique y se pronunciaron b r'n d is co-
nzando “P or la unión de los pueblos fran cés y norteam ericano”
term inando “ P o r la destrucción de L ondres”. E n este viejo
jum ento u na m ano firm e h a escrito u n a ap o stela que quizás
irezca ser reproducida im presa en consideración a la am istad
m conorteam ericana, fu n d ad a aparentem ente en m uchas desinte-
encias sim ilares: “ E l pueblo ag asajó a los norteam ericanos en
i ocasión, porque tra je ro n a B urdeos trig o p a ra am asar nuestro
n . . . t r :go frau d u len tam en te adulterado p a ra ese fin ” .
7 Arch. Aveyron L , legajo sin clasificar del club de Sauveterre.
i 8 Jour. Déb. Jac., no. 158, 11 de m arzo de 1792. Doppet, con
stan te ingenio, sostiene en sus m em orias. D oppet, Memoires po
iques et militaires (1797), p. 45.
9 p. 37. U n a excelente descripción de una salle jacobina pue-
: encontrarse en L ouhans, p. 108. “L a salle des séances de la
ciedad estab a ornam entada con m edallones y e statu as de Rous-
au y V oltaire, a las cuales se ag reg aro n m ás ta rd e las de M arat
L epelletier, un ejem plar de los D erechos del H om bre y v arios
mbolos republicanos, picas coronadas con el gorro rojo de la li-
¡rtad, inscrpciones p atrió ticas y lem as. Los nom bres del diputado
) G uillerm in, que m urió en P a rís en abril de 1793, y de los defen-
>res de la p a tria que cayeron en el cam po de b atalla, fu eron ins-
’iptos en colum nas. E n las paredes podían ser vistos el oeil de sur-
iillance y feroces advertencias del tip o de «Picaros, ¡tem blad!»” .
19 xiii, p. 280.
p. 136.
12 p. 22.
13 p. 252.
14 Arch. S-eine Inférieure L 5672 f. 1.
15 xiii, p. 464.
16 E ste tex to proviene del Arch. Seine Inférieure L 5647, del
io de ventoso del año II, pero un ejem plar del juram ento puede
incontrarse en los docum entos de cualquier club, y verse reprodu-
¡ido im preso en Annales historiques de la Révolution française
11924), i, p. 463.
294 Crane Brinton
17 p. 191.
18 p. 322.
i» V ire, p. 318.
20 II, p. 187.
27 p. 364.
22 C herburgo (1906).
23 A rs-en-R e, p. 191.
24 II, p. 228.
25 P a ra ejem plo, ver Indre-et-L oire, p. 369; Agen., p. 6
(encabezado por la leyenda “S inaï des F ran çais” ) ; Bourgoin,
462. E l últim o prosigue:
“ F ran çais, ton pays défendras
A fin de vivre l'brem ent.
Tous les ty ra n s tu poursuivras
Ju sq u ’au delà de l’Indostan.
Les lois, les v ertus soutiendras
Même, s’il le fa u t, de ton sang.
Les perfides dénonceras
Sans le m o’ndre m énagem ent.
Jam ais foi tu n ’ajo uteras
A la conversion d’un grand.
Comme un frè re soulageras
Ton co m p atr ote so uffran t.
Lorsque vainqueur tu te v erras
Sois ferm e, m ais sois com patissant.
i S ur les em plo s tu veilleras
P o u r en expulser l’in trig an t.
Les dix-août s a n c tife ra s
P o u r l’a ’m er éternellem ent.
Le bien des fu y ard s verseras
S u r le sans-culotte indigent.”
E l ú lt:mo m andam iento es especialm ente interesante. E ste dccit
logo nació en la sección de Q uinze-V ingts en P aris.
28 C hateau-T hierry II, p. 229.
27 p. 336.
28 p. 161. R obert Raikes, considerado el fundador del mu.
derno m ovim iento de la escuela dom inical, estableció su p rim er mu.
titu to en 1782.
29 Arch. mun. Avallon I 2. 23. 10, 30 de p rad ial del año II,
30 Arch. Seine Inférieure L 5647, 27 de germ inal del año II
81 I, i, p. 406.
32 Ved., no. 82, 1 de brum ario del año II.
83 V er, por ejem plo, L ouhans, p. 121; G uéret, p. 344; C
m ont, p. 50.
38 Tulle, p. 48.
Los J acobinos 295
35 Journal du département de la Haute Vienne, no. 19, 29
frim ario del año II.
38 Provins, p. 131.
37 p. 148.
38 p. 179.
38 I, p. 182.
40 Arch. Seine Inférieure L 5647, 30 de germ inal del año II.
41 Delon, La Révolution en Lozère (1922), p. 575 nota.
42 Coutances, I, p. 94.
43 p. 46.
44 Arch. mun. Libourne, legajo sin clasificar del club local.
45 St. A rnoult, p. 21.
46 Arch. mun. Avallon I. 2. 23. 10, 3 de ventoso del año II.
47 Arch. Haute Garonne L 746, 14 de abril de 1793.
43 p. 361; p. 399.
49 p. 205, n o ta 2.
80 xv, p. 146.
81 x, p. 16.
82 B 'bl. B urdeos, M SS. 1037 f. 23.
83 p. 340.
84 p. 121.
85 Arch. Seine Inférieure L 5641, 27 de junio de 1791.
88 B eaufort-en-V allée, p. 18.
87 Ved., no. 9, 10 de pluvioso del año II.
88 Jour. A.-C., no. 20, 12 de abril de 1791.
89 p. 259.
80 M aréchal, La Révolution dans la Haute Saône (1903), p.
39. V er tam bién B urdeos, pp. 340 ff.
61 Jour rép. R. & L., nos. 29 y 31, 18 y 22 de ventoso
el año II.
82 Arch. Seine Inférieure, L 5644, 30 de b ru m ario del año II.
83 V aulry, p. 51.
84 p. 320.
88 Creyssac, pp. 180-182. Si no fuese por la p alab ra épan-
hements, al fin al, podríam os sospechar que estos jacobinos pose-
'esen un sentido de la jovialidad im propia de lo que hemos defi-
tido como su p uritanism o; y, sin duda, muchos jacobinos supieron
rozar de la vida, aquí como en o tras p artes. P ero los épanche-
nents son evidentem ente dem as'ado literario s y hum anitarios como
ja ra adscr birlos a la esfe ra de la disipación; y la escala de los
nism os fue dem asiado am plia. E n tales fiestas, asom a el :nequí-
poco toque de la forzada jovial'dad de los picnics de la escuela
[dominical o el banquete de círculo. Los clubes jacobinos nunca se
[asem ejaron a la A badía de Thélème.
| 88 Ved., no. 8, 18 de pluvioso del año II.
«
C A PÍT U LO V III
1 p. 71.
2 Ved., no. 33, 28 de febrero de 1792.
8 p. 166.
4 G uéret, p. 418.
8 Chaum ont, p. 28.
8 p. 476.
7 G ray, p. 92.
8 p. 159.
9 p. 194.
10 p. 494.
“ II, p. 16.
12 R úan, p. 225.
13 ii, p. 18.
14 M ontignac, p. 151.
18 I, p. 161.
18 E n M oulins, por ejem plo, al ser p u rificada la soc’eili
por Boisset, en el otoño de 1794, desaparecieron 99 fonctionnais
en tre 183 socios con que contaba el club. Arch. AlVer L 904.
17 Cochin, A., “L a crise de l’h isto 're révolutionnaire” en ¡A
Sociétés de pensée et la démocratie (1921).
18 La v irtu d jacobina, por ejem plo, no es alcanzable par
seres comunes.
A PÉ N D IC E
r Mamers (Sarthe)
(a) Fleury, G., L a ville et le d istric t de M am ers pendant la
R évolution (1911); (b) Ibid.
Manneville-la-Goupil (Seme Inférieure)
r (a) Arch, Seine Inférieure L 5672; (d) Arch. Seine Inférieu
re Q, listas sin clas'ficar de ventas de bienes hacionales, dis-
r trito de Montivilliers.
Mareuil (Cher)
r (a) Arch. Cher L 925.
Marmande (Lot-et-Garonne)
r Bonnat, R., “La Société populaire de Marmande”, R evue de
r l’A gen ais (1903), xxx, 507-514.
Mayenne (ver Lavai)
r
française (1901), xli, 439-446.
II. Noiriel, E., “La Société des Amis de la Constitution de
r
Melun”, R évolu tion française (1904), xlvi, 323-345.
Metz (Moselle)
Bultingaire, L., L e Club des Jacobins de M etz (1906).
r (a) Ibid., 94-99.
Millau (Aveyron)
r Constans, L., “La Société populaire de Millau”, R évolution
française (1888), xiv, 769-803.
Miramont (Lot-et-Garonne)
Dup:n, G., “Les jacobins de Miramont”, R évolution française
r
r (1888), xiv, 920-928.
Monpazier (Dordogne)
r
Montaigut-en-Combrailles (Puy de Dôme)
Dorey, L., “La Société populaire et républicaine de Montaigut”,
r
R évolution fran çaise (1910), lix, 533-551.
Montauban (Tarn-et-Garonne)
Galabeit, F., “Le club jacobin de Montauban”, R evue d’histoire
r m oderne (1899-1908), i, 124-168, 235-258, 457-474; x, 5-7,
273-317.
r Montbard (Côte d’Or)
(a) Arch. Côte d’Or, L IVb.2.14; (c) Arch. Côte d’Or C 7337.
Montignac (Dordogne) _______________
r Le Roy, E L a Société populaire de M ontignac, 1791-1795
r (Bordeaux, 1888).
Montjoire (Haute Garonne)
Provins (Seine-et-Marne)
Beilanger, J., L es Jacobins peints par eux-m êm es (1908).
Pyrénées, Basses (Departamento de los)
Annat, J., “Les Soc étés populares dans les Basses Pyrénées”,
R evue du B éarn (1911), ii, 491-497.
Rabastens (Tarn)
(a) Areh. Tarn L sin clasificar; (c) Tarn C 783.
Rambouillet (Se'ne-et-Oi?e)
Lorin, F., “La Société populaire de Rambouillet”, M ém oires
de la S o c ié té ... de R am bouillet (1898), xi», 291-367.
Riceys, les (Aube)
Ray, L., “La Société des Amis de la Constitution établie aux
Riceys”, L a R évolution dans l’Aube (1910), 22-41.
Rieumes (Haute Garonne)
(c) Arch. Haute Garonne C 1220 ; (e) Arch. Haute Garonne
L 2229.
Rodez (Aveyron)
Combes de Patris, B., Procès-verbaux de la Société populaire
de Rodee (Rodez, 1912).
(a) Combes de Patris, op. c it, appendix; (b) Arch. Aveyron
L, sin clasif'car, encabezamiento: population; (c) Arch. Avey
ron C 597-598; (e) Combes de Patris, op. cit.
Romans (Drôme)
Chevalier, U., L e com ité de surveillance et la Société répu-
blico-populaire de Rom ans (Valence, 1890).
Rosières-aux-Salines (Meurthe-et-Moselle)
(a) Arch. Meurthe-et-Moselle L 3138; (b) Arch. Meurthe-et-
Moselle L 1588; (c) Arch. Meurthe-et-Moselle L 1598.
Rouen (Seine Inférieure)
Chardon, E., Cahiers des procès-verbaux de la Société popu
laire de Rouan (Rouen, 1909).
1 (e) Arch. Seine Inférieure L 2367.
Ruffec (Charente)
Chauvet, “Régistre de la Société des Amies des vrais amis de
la Constitution de Ruffec”, B u lletin du com ité des travau x
historiques (1902), 500-530.
Saint-Amand (Nièvre)
Boyer, A., “La Société populaire de St. Amand”, B ulletin de
la S o c ié té ... nivern aise (1905), xx, 429-482.
Saint-Amarin (Haut Rhin)
Arch. Haut Rhin L 119.
Saint-Arnould (Seine Inférieure)
Le Febvre, A., L a Société populaire de S t. A rnould (Rouen,
1914).
Saint-Doulchard (Cher)
r
r
r 312 Crane Brinton
r
(1904), xxx, 167-311.
Saint-Jean-de-Luz .(Basses Pyrénées)
Annat, J., “La Société populaire de St.-Jean-de-Luz”, Revue
du B éarn (1910) , 71-76, 118-129, 168-175, 200-213.
r Saint*Jean-de-Maurienne (Savoie)
r Gros, A., L e club des Jacobins de S t. Jean-de-M aurienne (St.
Jean-de-Maurienne, 1908).
r Saint-Omer (Pas de Calais)
Bled, O., L es Sociétés popu laires de S t. Orner pendant la R é
volution (St. Orner, 1910).
Saint-Saëns (Seine Inférieure)
r (a) Arch. Seine Inférieure L 5719.
Saint-Servan (Ille-et-Vilaine)
r Haize, J., “La Société populaire de St. Servan”, A nnales de
r la S ociété historique de S t. M alo (1906), 61-79.
Saint-Zacharie (Var)
Poupe, E., “Les papiers de la Société populaire de St. Zacha
r rie”, B u lletin de la société d ’études de D raguignan (1905),
xxv, 59-74.
r Sauveterre (Aveyron)
r
Los Jacobinos 313
R evue historique, de la R évolution fran çaise (1918-1923), xiii,
5-29, 214-248, 367-396, 529-549; xiv, 33-39, 108-118, 187-192,
272-284; xv, 27-40, 162-173, 298-303, 367-420.
Thonon (Haute Savoie)
Mugnier, F., “La Société populaire de Thonon”, M ém oires de
la Société savoisienne (1898), xxxvii, 5-243.
Tonneins (Lôt-ët-GàMÎhe)
Bresson, L., “Une petitie ville du sud-ouest en l’an II”, R évolu
tion fran çaise (1882), iii, 173-175, 231-240.
Toul (Meurthe-et-Moselle)
Denis, A., L e club des Jacobins de Toul (Nancy, 1895).
(a) Ibid., appendix; (b) Arch. Meurthe-et-Moselle L 2406;
(c) Arch. Meurthe-et-Moselle L 2406; (d) Arch. Meurthe-et-
Moselle Q 224-225.
Toulon (Var)
Labroue, H., “Le club jacob:n de Toulon”, A nnales de la Socié
té d ’études provençales (1907), 1-51.
Toulouse (Haute Garonne)
(a) Arch. Haute Garonne L 746-751; (b) Arch. mun. Toulou
se 1 F 100 bis; (c) Arch. mun. Toulouse, registro de la capi
tation de las cavitou lats de Daurade (1790), Daîbade (1788),
Pont Vieux (1790), La Pierre (1789) y St. Pierre (1790) ;
CG 1733; (e) Arch. Haute Garonne L 2228.
Tours (ver Indre-et-Loire)
Trets (Bouches-du-Rhône)
Teissère, V., “Un discours dans un club en 1791”, A nnales de
la Société d’études provençales (1905), ii, 219-224.
Trévoux (Ain)
Berard, A., “Un document de l’époque révolutionnai”, A nna
les de la S ociété d ’ém ulation de l’A in (1903), xxxvi, 5-24.
Tulle (Corrèze)
Forot, V., L e club des Jacobins de T ulle (Tulle, 1912).
(a) Ibid., 569-605; (c) Arch. Corrèze C 144; (d) Arch. Co
rrèze Q 483; (e) Forot, V., L es therm idoriens tnllois (Tulle,
1908).
Turenne (Corrèze)
(a) Arch. Corrèze L 789; (b) Arch. Corrèze C 220; (c) Arch.
Corrèze C 220.
Vannes (Morbihan)
Bliard, P., “Un club en province”, R evue des questions histo
riqu es (1902), lxxii, 489-537.
Vaulry (Haute Vienne)
Maurat-Bellange, A., “Registre de la Société populaire de
Vaulry”, B u lletin de la Société archéologique e t historique du
Lim ousin (1910), lx, 44-63,
314 Crane Brinton
Vauvert (Gard)
(a) Arch. Gard 11 L 3; (c) Arch. Gard 4 L 4,36.
Ventes d’Eawy (Seine Inférieure)
(a) Arch. Seine Inférieure L 5736; (c) Arch. Seine Inférieure
C 1943.
Verfe'l (Haute Garonne)
(a) Arch. Haute Garonne L 3166; (c) Arch. Haute Garonne
C 1298.
Vermenton (Yonne)
(a) Arch. Yonne L 208; (d) Arch. Yonne Q 249.
Vesoul (Haute Saône)
Cousin, M., L ’esprit publique dans le baillage d ’A m ont pendant
la R évolution (Dijon, 1922).
(a) Arch. Haute Saône L 366.2 ; (b) Cousin, op. cit. (c) Arch.
Haute Saône L 21.28; (d) Arch. Haute Saône L 21.28; (d)
Arch. Haute Saône Q 128.
Villecroze (Var)
Poupé, E., “La Société populaire de Villecroze”, R évolution
fran çaise (1901), xl, 132-152.
Villemur (Haute-Garonne)
(a) Arch. Haute Garonne L 3166.
Villenauxe-la-Grande (Aube)
Bardet, A., “La Société républicaine et montagnarde des sans-
culottes de Villenauxe”, A nnales de l’Aube (1893), 43-71.
Villeneuve-sur-Yonne
Prévost, G., “La Société des Amis de la Constitution de Ville-
neuve”, B u lletin de la S o c ié té ... de l’Yonne (1913), lxviii,
465-525.
(a) Ibid, (d) Arch. Yonne Q 249.
Vilquiers (Cher)
(a) Arch. Cher L 925.
Vire (Calvados)
Butet-Hamel, “La Société populaire de Vire”, B ulletin du co
m ité des travau x historiques (1906), 269-329.
Vouneuil-sur-Vienne (Vienne)
Sin firma, “La Société populaire de Vouneu’l, registre de ses
délibérations”, Révolution française (1906), 1 , 144-162, 239-258.
Este libro se terminó de imprimir el
día 20 de octubre del año 1962, en los
talleres P ellegrini, Im presores, de la
calle San Blas 4027, Buenos Aires.
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Butterfield, Herbert, L a política de M aquiavelo.
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nato Nacional.
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timo soberano de la Pampa.
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