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Interés y legitimación: a propósito del requerimiento de elevación de actuados en el

Código Procesal Penal º


Carlos Alberto Senisse Anampa*
Melissa Aramayo Alonso**

Palabras claves.- Elevación de actuados, sujetos procesales, legitimidad, interés,


denunciante y agraviado.
INTRODUCCIÓN
El año 2006 se puso en vigencia el Nuevo Código Procesal Penal (en adelante CPP) en
el Perú a excepción de Lima y otros pocos distritos judiciales. En el año 2011 se decidió
poner en vigencia este código en la capital, pero solo en cuanto a delitos de corrupción
cometidos por funcionarios públicos. A 3 años de la puesta en vigencia de este código,
aun se considera que nos encontramos en un proceso de implementación. Lo cual
significa que estamos en una etapa de prueba de aplicación del código. Por ello, es
natural que aparezcan muchas dudas acerca de su aplicación en casos concretos.
Uno de estos casos está relacionado a la posibilidad que el CPP reconoce al denunciante
de requerir la elevación de actuados ante una disposición fiscal que ordena el archivo de
la investigación preliminar (Art. 334 inciso 5 CPP). Artículo que fue modificado por la
reciente Ley N° 30076 que agregó la mención al agraviado.
En la práctica, casi por instinto, al interior del Ministerio Público se objetó que todo
denunciante pueda en efecto requerir la elevación de actuados. Así, es de verse distintas
disposiciones fiscales que empezaron a denegar tal medio impugnatorio, en base a que,
por ejemplo, en los delitos de corrupción de funcionarios el procurador anticorrupción
era la parte civil y, por tanto, el legitimado para solicitar tal requerimiento.
Por nuestra parte, no estamos de acuerdo con dicho parecer. Más aun consideramos que
dicha solución es solamente un mero legalismo que si en algún supuesto parece tener
racionabilidad, es pura coincidencia.
Tal parecer, estimamos no es acorde con los requisitos que señala el mismo artículo, es
decir, solo que sea denunciante, no se requiere la constitución en actor civil, que por lo
señalado en el mismo código tiene lugar hasta vencer el plazo de la investigación
preparatoria, esto es posteriormente al fin de las diligencias preliminares. Ni con el
sistema procesal vigente que señala los requisitos para ejercer los medios
impugnatorios.
En este trabajo se sostendrá que la posibilidad que otorga el CPP al denunciante para
requerir el elevamiento de actuados es un derecho que se encuentra bajo el imperio del
principio de racionalidad y, en consecuencia, debe cumplir algunos requisitos
indispensables, que forman parte del derecho procesal general y que están presente en el

º
Quiero agradecer a los miembros del taller “Florencio Mixán Mass” de la UNMSM por haberme
incentivado en la investigación en el Derecho Procesal Penal.
*
Miembro de Gaceta Penal & Procesal Penal, asistente de cátedra del curso de Teoría General del
Proceso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, miembro del taller Derecho Procesal Penal
“Florencio Mixán Mass” y del taller de Derecho Penal Económico y de la Empresa de la misma casa de
estudios.
**
Miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Republica, asistente de cátedra del curso de Derecho
Procesal Penal II y miembro del taller “Dogmática penal” de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.

1
Derecho Procesal Penal. Adelantando nuestra respuesta señalamos que el camino para
determinar si el denunciante puede en todos los casos requerir la elevación de los
actuados debemos encontrarlo tras analizar las instituciones de legitimación e interés en
el proceso. Para ello en este artículo desarrollaremos dichas instituciones a partir de la
Teoría General del Proceso, e indicaremos, como es que estas se introducen y se deben
analizarse también en el proceso penal.

SECCIÓN I
I. Unidad del Derecho Procesal
Según la doctrina moderna, el derecho procesal es uno solo para todo tipo de proceso 1.
Sin embargo, esta unidad no significa que a todo tipo de proceso se apliquen las mismas
reglas. La evolución del derecho en general conduce lógicamente hacia la
especialización y diversificación, a medida que se complican y se transforman los
fenómenos sociales de todo orden que debe regular. Esto opera con mayor razón en el
derecho procesal. Pero su unidad exige que se estudien en conjunto y con un criterio
común sus principios generales, y esta es la razón del curso de teoría general del
proceso2. La teoría general del proceso en efecto es la teoría piso de las demás ramas
procesales. Es decir, en ella se deben desarrollar los principios e instituciones claves de
todo proceso. En tal sentido, los vacíos o deficiencias que se haya en las reglas
específicas deben ser concordados con las instituciones desarrolladas en la teoría
general.
El presente trabajo revelará como un escaso entendimiento de las instituciones generales
ocasiona que en el proceso penal se termine aplicando reglas contradictorias al sistema
procesal promulgado. Más aun, se termine asignando derecho procesales a quien no les
corresponde, y como señala el maestro Alvarado Velloso, se termine condenando a
quien debería ser absuelto y declarando ganador a quien debió perder su causa.

II. Relación jurídica valida


Para lograr la imposición de una pena el Estado solo tiene como vía al proceso, en otras
palabras la imposición de una pretensión penal solo puede darse a través de un proceso
jurisdiccional que se convierte en obligatorio. Este debe concebirse como una sucesión
de pasos a seguir de cara al logro de un fin, en este caso el predicho. La idea del proceso
es una idea teleológica. Se halla necesariamente referida a un fin. El proceso es un
procedimiento apuntado al fin de cumplir la función jurisdiccional3.
La Teoría más aceptada para explicar su naturaleza jurídica sostiene que es una relación
jurídica, pues está constituida por un vínculo que la norma de Derecho establece entre el
sujeto del Derecho y el sujeto del Deber 4. Varios sujetos, investidos
de poderes determinados por la ley, actúan en vista de la obtención de un fin. Los
1
“El derecho procesal es uno solo, puesto que regula en general la función jurisdiccional del Estado, y sus
principios fundamentales son comunes a todas sus ramas” DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría
General del Proceso. 3° edición. Editorial Universidad. Buenos Aires, 1997, p. 43.
2
Ibídem, pp. 43-44.
3
COUTURE, Eduardo. Fundamentos del derecho procesal civil. De Palma. Buenos Aires, 1958, p. 8.
4
Examinada esa unidad en sí misma, para poderla definir a través de su carácter esencial, de su contenido
íntimo, se advierte que ella es una relación jurídica. Por relación jurídica se entiende el vínculo que la
norma de derecho establece entre el sujeto del derecho y el sujeto del deber. La relación jurídica procesal
consiste en el conjunto de ligámenes, de vinculaciones, que la ley establece entre las partes y los órganos
de la jurisdicción recíprocamente, y entre las partes entre sí. Ibídem, p. 122.

2
sujetos son el demandante, el demandado, el Juez; los poderes son las facultades que la
ley confiere para el desarrollo del proceso; la esfera de actuación es la Jurisdicción y el
fin es la solución del conflicto de intereses".
Couture señala al respecto de la crítica que se le pueda hacer al proceso como
multiplicidad de relaciones jurídicas “nada obsta a que el proceso se conciba como una
relación jurídica, unitaria, orgánica, constituida por el conjunto de relaciones jurídicas
de menor extensión”5.
Podemos continuar con V. Bülow, quien nos indica la importancia de definir al proceso
como una relación jurídica6 “La exposición sobre una relación jurídica, debe dar, ante
todo, una respuesta a la cuestión relacionada con los requisitos a que se sujeta el
nacimiento de aquélla. Se precisa saber entre qué personas puede tener lugar, a que
objeto se refiere, qué hecho o acto es necesario para su surgimiento, quién es capaz o
está facultado para realizar tal acto”7.
Luego, para afirmar la existencia válida de una relación jurídica procesal válida es
necesario hacer referencia al saneamiento del proceso, este tiene lugar tras la
verificación de presupuestos procesales y materiales que le dan racionalidad al proceso
incoado. V. Bülow señalaba respecto de estos “En suma, en esos principios están
contenidos los elementos constitutivos de la relación jurídica procesal” 8. A ellos
pasaremos ahora.

II. 1. Presupuestos procesales9


Tal como lo adelantásemos supra, dentro de los requisitos mencionados para conformar
una relación procesal valida los primeros que deben atenderse son los presupuestos
procesales, tanto sean de la acción, de la demanda o de procedimiento.
En cuanto a su denominación, v. Bülow la propuso para referirse a las prescripciones
que deben fijar los requisitos de admisibilidad y las condiciones previas para la
tramitación de toda la relación procesal, es decir, las que precisan entre qué personas,
sobre qué materia, por medio de qué actos y en qué momento se puede dar un proceso.
Además, este autor agrega que un defecto en cualquiera de las relaciones indicadas
impediría el surgimiento del proceso. En suma, en estos principios están contenidos los
elementos constitutivos de la relación jurídica procesal.
En el ámbito local Alzamora Valdez manifestaba que para que pueda nacer la obligación
del juez de proceder sobre las demandas, se requieren algunas condiciones que se
llaman Presupuestos Procesales. Para Monroy Gálvez, los Presupuestos Procesales son
los requisitos esenciales para la existencia de una relación jurídica procesal válida. Tico
5
COUTURE, Eduardo. Ob. cit., p. 122.
6
Aunque ciertamente haya la opinión de que decidirse entre un proceso como relación juridica o como
situación juridica es irrelevante o carece de trascendencia.
7
VON BÜLOW, Oskar. Las excepciones y los presupuestos procesales. EJEA, Buenos Aires: 1964, p. 4.
8
Ibídem, p. 5.
9
La denominación de Presupuestos Procesales se debe originariamente al jurista alemán Oskar Von
Bülow, creador de la Teoría de la Relación Jurídica, expuesta para explicar la naturaleza jurídica del
proceso. Entre los procesalistas italianos, no obstante los reparos que también se han formulado respecto
de la denominación que nos ocupa, proponiéndose, entre, otras, las de “Presupuestos del conocimiento del
mérito”, “Extremos exigidos para decidir el fondo de la cuestión”, o ”Condiciones para la sentencia de
mérito”, lo cierto es que se ha preferido mantener la expresión empleada por Bülow y también por el
reconocido jurista Giuseppe Chiovenda, el que los definió como las condiciones para que se consiga un
pronunciamiento cualquiera, favorable o desfavorable, sobre la demanda. CASTILLO MONTOYA,
Nixon Javier. Presupuestos procesales. En: http://blog.pucp.edu.pe/item/87410/presupuestos-procesales.

3
Postigo agrega, atendiendo a la naturaleza de dicho tipo de relación jurídica que es
procesal y por ende diferente y autónomo de la relación jurídica sustantiva.

II. 2. Determinación de los presupuestos procesales


De ello, no es suficiente con que el actor presente su demanda ante un organismo
jurisdiccional para que el proceso se constituya y desarrolle válidamente, sino que es
imprescindible que se cumpla con determinados requisitos mínimos para que una
relación jurídica procesal nazca válidamente.
De esta manera, según los lineamientos esbozados por el Dr. Eduardo B. Carlos,
corresponde ahora señalar, para una mejor comprensión, cuáles son o qué situaciones
alcanzan los referidos presupuestos procesales. En primer lugar, no puede darse proceso
válido si no existe un órgano con poder jurisdiccional con aptitudes subjetiva y objetiva
para resolver una litis. En segundo lugar se ha de dar una demanda formal y
regularmente presentada, es decir, conforme con los requisitos pre-ordenados por la ley
procesal, por la que se ejercita el derecho de acción. Por último, es menester que esa
demanda se ejercite se dirija por o contra una parte que tenga capacidad de tal, para
realizar actos procesales válidos, o sea que se dé una capacidad de obrar o de ejercicio
(legitimidad ad procesum).
Según Monroy Gálvez se admite como Presupuestos Procesales los siguientes: la
Competencia, la Capacidad Procesal y los Requisitos de la Demanda. Sobre estos
conceptos no se ahondara, dado que no forman parte del objeto del presente trabajo.

II. 3. Presupuestos materiales


En segundo lugar deberemos tener en cuenta que también se presenten los presupuestos
materiales que hagan procedente el proceso para que haya un pronunciamiento sobre el
fondo o merito10. Es decir, se encargan de concretizar el problema jurídico a resolver. Su
función, está relacionada al asunto de fondo sobre el cual debe pronunciarse la
sentencia. Estos son Legitimación ad causam e Interés para obrar11.

II. 3.1. Legitimación ad causam e importancia


Para definir el concepto de legitimación ad causam nos serviremos de lo expresado por
el profesor Devis Echandia, posición que estimamos acertada, y por ello la citamos:
“Tener legitimación en la causa consiste en ser la persona que, de conformidad con la
ley sustancial, puede formular o contradecir las pretensiones contenidas en la demanda
o en la imputación penal, por ser el sujeto activo o pasivo de la relación jurídica
sustancial pretendida o del ilícito penal imputado, que deben ser objeto de la
decisión del juez, en el supuesto de que aquella o éste existan; o en ser sujeto activo o
pasivo de una relación jurídica sustancial que autorice a intervenir en el proceso ya
iniciado”12 (negrita nuestra).

10
Al respecto consúltese: CAVANI, Renzo. Las “condiciones de la acción” Una categoría que debe
desaparecer. En: Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo 1. Gaceta Juridica, Lima, julio de 2013, p. 140.
11
Artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil establece que, “el proceso se promueve sólo
por iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar”
12
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Ob. cit., p. 269.

4
Al respecto, Ovella Favela señala que “la legitimidad ad causam consiste en la
autorización que la ley otorga a una persona para ser parte de un proceso determinado,
por su vinculación especifica en el litigio”13.
Y precisa Devis Echandia, al igual que Fairen Guillén, con cita literal del primero, que
“(…) no se trata de la titularidad del derecho o la obligación sustancial, porque puede
que estos no existan, y que basta con que se pretenda su existencia…”14 15.
II.3.2. Interés para obrar
Además, para verificar la utilidad del proceso en concreto, no basta con estar
legitimado, pues el alto costo que el proceso implica para la sociedad requiere que al
menos el resultado del proceso sea el adecuado en relación con la resolución del
conflicto que se pretenda. El interés sustancial, denominado interés para obrar, existirá
en la medida en que la providencia jurisdiccional requerida esté dirigida a producir una
utilidad sobre el actor o el demandado, ante la necesidad de recurrir ante los órganos de
la jurisdicción para que se tutele un derecho.
Devis Echandia señala: “Es el interés sustancial subjetivo, concreto, serio y actual, que
deben tener el demandante, el demandado y los intervinientes, el imputado y procesado,
el querellante o denunciante y la parte civil, e inclusive el Ministerio Público (en los
procesos penales), para ser titular del derecho procesal a exigir del juez una sentencia de
fondo o merito que resuelva sobre las pretensiones u oposiciones o sobre las
imputaciones y defensas formuladas en cualquier proceso y también en el sumario o
etapa de investigación previa al proceso penal16”
Agrega “En materia penal es también necesario este interés, para iniciar el proceso y
antes la investigación y para intervenir en aquel y en esta; se trata de un interés
sustancial, serio y actual, tal como ocurre en las otras clases de proceso; pero puede
consistir en el que tiene el Estado, de carácter general y público, para ejercitar su
jurisdicción y formular las imputaciones a través de los funcionarios del ministerio
público fiscal y de los propios jueces (según el sistema legal vigente) al paso que será
personal respecto del imputado y luego procesado y también de la víctima del delito o
sus herederos cuando la ley les permita a estos intervenir en ambas etapas (de la
investigación o sumario y del juicio o proceso) como verdadera parte.
Tendrán ese interés los imputados, el ministerio público y los fiscales investigadores o
instructores y acusadores, excepto estos, cuando al ley exija querella de la víctima para
13
OVALLE FAVELA, José. Teoría General del Proceso. Harla. México D.F. 1991, p. 261.
14
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Ob. cit., p. 269.
15
“Si hasta ahora hemos manejado conceptos "en abstracto", ha llegado el momento de "bajar" a -un
proceso" en concreto, entre dos personas concretas; para ello, es necesario salir del procesal y buscar, en
el campo del derecho material, quiénes son los titulares de cada relación jurídica (con lo cual,
averiguaremos quiénes son las -partes en sentido material"); pero al trasladar la idea al campo del
proceso, hallamos que, en casi todas las ocasiones (si hay un vencedor y un vencido absolutos), se está
litigando sobre la base, no de la "existencia" de tales relaciones jurídicas, sino sobre -apariencias" de las
mismas; -apariencias" de relación de cada una de las personas-partes en concreto, con el objeto material y
jurídico de cada proceso en concreto; estas "apariencias", que perduran hasta que se las desvanece
judicialmente, o bien se las consagra por su identidad con la relación jurídica material, se comprenden
bajo el nombre de -legitimación"; que aunque sea un -presupuesto de una sentencia sobre el fondo del
asunto" –litigio de derecho material— supone también que, parte del proceso, versa sobre ella; y debe ser
fijada previamente —aunque sea sólo de modo lógico, en un mismo acto procesal complejo del juez o
tribunal— a la entrada de éstos en el fondo del asunto, impidiéndola si no existe (Hellwig, Wach,
Rosenberg, Goldschmidt)” FAIREN GUILLÉN, Víctor. Universidad Nacional Autónoma De México.
México, 1992, p. 293-294.
16
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Ob. cit., p. 251.

5
iniciar la investigación y el proceso y también los adelanten sin tal requisito; en el
sistema acusatorio solamente el fiscal acusador tendrá interés legal para formular ante el
juez la acusación, y los lesionados con el delito solamente pueden pedirle a este que la
formule”17.

III. Terceros intervinientes


Conviene también analizar la intervención de terceros en el proceso penal, puesto que
de acuerdo al objeto del presente trabajo se pretende estudiar el alcance de las
intervenciones del denunciante en el proceso, y que por la manera en que está
concebido, estimamos que es una categoría que indefectiblemente estará cercana a la
figura de un tercero interviniente, como lo demostraremos infra.
Son terceros todos aquellos sujetos ajenos al proceso18, y, por tal razón, no interesan a
este. Ya que por regla general, rige la locución latina Res interalia acta19, que quiere
decir que el resultado del proceso solo vincula a las partes que en él intervienen.
Sin embargo, hay ciertos que considerados en un inicio como terceros al proceso tienen
o pueden ingresar en él en virtud de un “interés legítimo” ya que solo de esa manera la
cosa juzgada les será vinculante20. En tal sentido, dichos sujetos ingresan en el proceso y
adoptan múltiples situaciones jurídicas dependiendo su relación de conexidad con el
objeto discutido en el proceso21 (litis consorcio activo, pasivo, excluyente o
coadyuvante, etc.) De acuerdo a lo dicho, en virtud del reconocimiento por parte de la
comunidad jurídica del interés legítimo de este tercero, también se le reconoce
legitimidad para intervenir en él. Luego, este tercero podrá intervenir en el devenir del
proceso, pero deberá demostrar como los demás sujetos procesales el interés
correspondiente para cada acto procesal. Se dice en consecuencia que su interés es la
medida de su intervención.
Así, el tercero no solamente puede intervenir durante el proceso, sino que la doctrina
reconoce que incluso puede intervenir en sede impugnación 22 aunque en principio todo
tercero no podría23. Couture señala, por ejemplo, que la realidad desmiente el aforismo
Res interalia acta, pues las decisiones (autos, sentencias, disposiciones) en
determinados casos proyecta sus efectos hacia terceros que no han litigado24 25.
IV. La impugnación
Luego, de acuerdo al objeto principal del presente trabajo es necesario analizar
brevemente el concepto de la impugnación y de los requisitos para que proceda debido a
que el requerimiento de elevación de actuados, es ante todo un acto de impugnación de
la decisión fiscal26.
17
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. ob. cit., pp. 70-71.
18
OVALLE FAVELA, José. Ob. cit., p. 264.
19
COUTURE, Eduardo, Ob. cit., p.363.
20
Señala que de esta manera se concentra la actividad procesal y tiempo. LUCIO VALLEJO, Eduardo.
21
Ídem.
22
COUTURE, Eduardo. ob. cit. DEVIS ECHANDIA, Hernando. ob. cit. CARNELUTTI, Francesco.
Derecho y Proceso. Trad. Santis Melendi. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires. 1971.
23
COUTURE, Eduardo, Ob. cit., p.363.
24
COUTURE, Eduardo, Ob. cit., p.363.
25
En el mismo sentido CARNELUTTI, Francesco. Ob. cit., p. 286.
26
El recurso contra el archivo fiscal es conocido en el antiguo Código de Procedimientos Penales y en la
Ley Orgánica del Ministerio Publico, como recurso de queja o queja de derecho. Según el nuevo Código
Procesal Penal se denomina requerimiento de elevación de actuados. En ambos casos básicamente se trata
de un recurso de apelación (impugnación) de la decisión de archivar la investigación del fiscal ante el

6
IV. 1. Concepto
Según Monroy Gálvez, “Podemos definir este instituto procesal como el instrumento
que la ley le concede a las partes o a terceros legitimados para que soliciten al juez que,
el mismo u otro de jerarquía superior, realicen un nuevo examen de un acto procesal o
de todo el proceso, a fin de que se anule revoque éste, total o parcialmente” 27. Se
sustenta la revocabilidad, como la llama Devis Echandia al remedio jurídico contra la
injusticia de la resolución del juez. Al paso que la separa de la nulidad que es una
impugnación contra su invalidez28.
En tal sentido esta figura procesal constituye una facultad que otorga la norma procesal
a las partes y quienes tengan un legítimo interés en el proceso con el objeto de que la
decisión expedida por el magistrado sea revisada por su superior por cuanto se le ha
puesto de conocimiento la existencia de un vicio o error y para que este en su caso lo
revoque sea en parte o en su totalidad y logre de esta manera la finalidad del proceso.
En relación con su contenido, el Tribunal Constitucional tiene afirmado que el derecho a
los medios impugnatorios es un derecho de configuración legal, mediante el cual se
posibilita que lo resuelto por un órgano jurisdiccional pueda ser revisado por un órgano
jurisdiccional superior. En la STC 1231-2002-HC/TC, el Tribunal recordó que éste
constituye (...) un elemento necesario e impostergable del contenido del debido proceso,
en la medida en que promueve la revisión, por un superior jerárquico, de los errores de
quienes se encuentran autorizados, en nombre del pueblo soberano, a administrar
justicia.
Los medios impugnatorios comprenden a los remedios y los recursos. Los remedios
atacan a actos jurídicos procesales no contenidos en resoluciones; Los recursos, en
cambio, atacan exclusivamente a las resoluciones.
IV. 2. La legitimación y el interés también son requisitos para impugnar una
resolución
Es necesario mencionar que, de igual forma que para solicitar una sentencia de fondo, es
necesario cumplir con los requisitos procesales y sustanciales para que un recurso sea
concedido. En relación, con lo desarrollado, que haya legitimidad porque los que
impugnen hayan participado del proceso, y que haya interés porque la decisión haya
afectado a alguna de las partes29.
Conforme lo señala la norma procesal están legitimados para interponer medios
impugnatorios las partes o terceros legitimados es decir los que integran la relación
jurídica procesal, sea el demandante, demandado o terceros. Este constituye un requisito
de carácter subjetivo. Además del requisito de carácter subjetivo, y como veremos más
adelante, resulta además necesario que quien impugne el acto procesal cuente con
interés que puede ser material o moral, y precise el agravio que la misma le ha
ocasionado. Por ello no bastará con que el impugnante sea parte en el proceso en

superior en grado.
27
Devis Echandia sostiene que: “La revocabilidad es un remedio jurídico contra la injusticia de la
resolución del juez, al paso que la nulidad lo es en contra de su invalidez. La impugnación es el género, el
recurso es la especie. La revocación procede no sólo cuando el juez aplica indebidamente la ley o deja de
aplicarla, sino también cuando se dejan de cumplir formalidades procesales, si se recurre en tiempo
oportuno; después sólo puede pedirse la nulidad. La impugnación debe hacerse oportunamente, hasta
cierto momento, llegado el cual la decisión adquiere firmeza, pues de lo contrario sería imposible concluir
un proceso y se perdería la certeza jurídica”. En: DEVIS ECHANDIA, Hernando. Ob. cit., p. 504.
28
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Ob. cit., p. 505.
29
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Ob. cit., pp. 506-507.

7
cualesquiera de sus formas, sino que además debe contar con un interés y señalar el
agravio o perjuicio que le origina la resolución judicial materia de impugnación.
Los medios impugnatorios como todo acto procesal tienen determinados requisitos que
debe cumplir para su admisibilidad y procedencia, esa es la facultad que se le concede al
Juez quien los verificará.
Estos requisitos pueden encontrarse tanto en el Código Procesal Civil 30 como en el
Código Procesal Penal31.
En tal sentido constituyen requisitos para la procedencia de los medios impugnatorios:
a) El interés para recurrir32, que a decir de Devis Echandia está constituido por el
agravio o perjuicio sufrido33. El agravio es el daño o perjuicio causado por el acto
procesal que a criterio del impugnante contienen un error o vicio el mismo que puede
ser in procedendo o in indicando. El resultado desfavorable o consecuencia
contraproducente que pudiera tener el acto procesal constituye el principal elemento de
alegación que tiene la parte para poder plantear el recurso impugnatorio. El primero está
referido a la infracción a las formas, es decir las irregularidades o defectos de los errores
en el procedimiento. En este supuesto surge ante la inaplicación o aplicación defectuosa
de las normas de carácter adjetivas que afectan al trámite del proceso. El segundo de los
mencionados, llamado también de juicio está referido a la infracción de fondo es decir a
los defectos o errores en el juzgamiento.
Lo trascendental en el agravio es la consecuencia o resultado del acto jurídico procesal y
los efectos que este produce con relación a los derechos invocados por las partes y la
situación personal que padece el impugnante.
b) La legitimidad. Si el agravio constituye el primer elemento o requisito de la
impugnación, este debe manifestarse o estar dirigido en contra de uno de los sujetos que
30
Artículo 358 del Código Procesal Civil. Requisitos de procedencia de los medios impugnatorios.-
El impugnante fundamentará su pedido en el acto procesal en que lo interpone, precisando el agravio y el
vicio o error que lo motiva. El impugnante debe adecuar el medio que utiliza al acto procesal que
impugna.
31
Artículo 405 del Código Procesal Penal. Formalidades del recurso.-
1. Para la admisión del recurso se requiere:
a) Que sea presentado por quien resulte agraviado por la resolución, tenga interés directo y se halle
facultado legalmente para ello. El Ministerio Público puede recurrir incluso a favor del imputado.
b) Que sea interpuesto por escrito y en el plazo previsto por la Ley. También puede ser interpuesto en
forma oral, cuando se trata de resoluciones expedidas en el curso de la audiencia, en cuyo caso el recurso
se interpondrá en el mismo acto en que se lee la resolución que lo motiva.
c) Que se precise las partes o puntos de la decisión a los que se refiere la impugnación, y se expresen
los fundamentos, con indicación específica de los fundamentos de hecho y de derecho que lo apoyen. El
recurso deberá concluir formulando una pretensión concreta.
2. Los recursos interpuestos oralmente contra las resoluciones finales expedidas en la audiencia se
formalizarán por escrito en el plazo de cinco días, salvo disposición distinta de la Ley.
3. El Juez que emitió la resolución impugnada, se pronunciará sobre la admisión del recurso y
notificará su decisión a todas las partes, luego de lo cual inmediatamente elevará los actuados al órgano
jurisdiccional competente. El Juez que deba conocer la impugnación, aún de oficio, podrá controlar la
admisibilidad del recurso y, en su caso, podrá anular el concesorio.
32
Así, podemos encontrar a Carnelutti quien refería “La legitimación no basta al tercero para proponer la
oposición, si no tiene interés en ella precisamente al interés alude el art. 404 (Código de Procedimientos
civiles italiano) cuando no tanto exige que la sentencia impugnada haya juzgado acerca de un derecho del
tercero cuanto que lo haya perjudicado, lo cual significa que haya juzgado en forma lesiva de tal derecho;
una paráfrasis eficaz de esta fórmula puede obtenerse diciendo que el tercero tiene interés en la oposición
cuando la sentencia sea tal que, de no haber intervenido él, hubiera sido vencido”. CARNELUTTI,
Francesco. Instituciones del Proceso civil. T. ii, Ediciones Europa-América. Buenos Aires, 1959, pp. 315.
33
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Ob. cit., p. 506.

8
han intervenido en el proceso, es decir las personas legitimadas por él a participar en el
mismo, sea como demandante demandada o tercero legitimado (coadyuvante o
excluyente).
Por ello, para tener la facultad de impugnar un acto procesal resulta necesario e
indispensable que haya intervenido en el proceso en el cual se está cuestionando dicho
acto. Son las partes y los terceros, los legitimados para señalar el vicio o error que se
haya incurrido en el proceso. El tercero que ha demostrado interés en el proceso podrá
interponer medios impugnatorios siempre que haya demostrado su interés y la
afectación a un derecho.
En principio todas las personas que figuran en el proceso como partes principales o
secundarias tienen el derecho de recurrir contra las providencias del Juez, pero como la
finalidad de la apelación es obtener la corrección de los actos del Juez que perjudican a
determinada parte, sólo podrán hacerlo quienes se encuentren perjudicadas por dicha
resolución. El perjuicio puede ser material o moral, no es suficiente un interés teórico en
la recta aplicación de la ley.
Aunque, incluso, se acepta, en excepción a la regla que el tercero pueda impugnar la
decisión sin haber participado del proceso. Esta impugnación por tercero debe ser
bastante limitada, Carnelutti señalaba que si no se ha intervenido en el proceso, solo
debe concederse a terceros que hayan podido intervenir en él, siendo así, que esta
aparición en sede de impugnación vale tanto, como una intervención postergada 34.
Aunando a esta posición, se señala que el tercero puede intervenir en cualquier estado
de la causa, “lo que significa que es muy posible que el tercero se constituya como parte
dentro del término para apelar e inmediatamente interponga el recurso contra la
sentencia dictada”35.
c) El acto impugnable. Está constituido por los hechos o situaciones de carácter procesal
que se realizan al interior del proceso y que la norma prevé la posibilidad de ser
cuestionado mediante los medios impugnatorios que ella misma establece.
d) La formalidad. Los medios impugnatorios como la mayoría de actos procesales
requieren de determinados requisitos para su admisibilidad y/o procedencia, es decir,
que requiere cumplir una serie de formalidades para lograr los efectos señalados en la
norma.
e) El plazo. Requisito de temporalidad en la presentación de los medios impugnatorios.
f) La Fundamentación jurídica. Otro de los requisitos formales de los medios
impugnatorios está dado por la exigencia que tiene el apelante de precisar el amparo
legal del acto procesal cuestionado, realizando un análisis de los hechos y el derecho a
fin de que el acto supuestamente viciado pueda ser corregido por el propio juez o por un
órgano superior.
g) Adecuación del recurso. Ello significa que el impugnante deberá utilizar el medio
impugnatorio previsto por la norma procesal sea reposición, apelación, casación o queja,
teniendo en cuenta el acto o resolución que impugna. El yerro en la utilización del
medio impugnatorio conlleva a la pérdida del derecho y a la posibilidad de cuestionar el
acto impugnado. Así, lo señala la última parte del artículo 358° del Código Procesal
Civil

34
CARNELUTTI. Francesco. Derecho y Proceso. Ob. cit., p. 286.
35
COUTURE, Eduardo. Ob. cit., p. 365.

9
h) Pago de arancel judicial. Otro de los requisitos para la presentación de los medios
impugnatorios está constituido por el pago del arancel judicial. Sin embargo, en materia
penal no es exigible.
En el caso que el Juez advierta que el medio impugnatorio propuesto no satisface las
exigencias de orden formal éste la declara inadmisible y concede un plazo a fin de que
subsane las deficiencias. Tras tal plazo y no habiéndose subsanado se dispone en auto el
rechazo del medio impugnatorio. Este auto es de carácter definitivo. En caso sea un
requisito de fondo se declarará improcedente y, de igual manera se rechazará el medio
impugnatorio.

SECCION II
Habiendo desarrollado los conceptos básicos con los cuales debemos analizar el
problema planteado, siempre referidos a la teoría general del proceso, ahora toca
analizar la estructura del derecho procesal penal con la finalidad de señalar, como se ha
dispuesto, las legitimaciones e intereses para obrar reconocidos a los sujetos que pueden
intervenir en este proceso. Sobre ello no nos limitaremos a analizar la conducta procesal
del denunciante, como quedó expuesto en la introducción, sino que es oportuno y
necesario referirnos a otros sujetos procesales para poder observar con mayor claridad el
fenómeno bajo estudio.

I. El sistema procesal penal. Sistema acusatorio


El primer paso consiste delinear las características del proceso al que nos referimos. En
ese sentido podemos señalar que el proceso penal peruano es de tendencia acusatoria.
En lo que nos concierne, ello indica que para la formación de una causa es necesaria la
existencia de dos partes, una que acusa (Ministerio Público) y otra que se defiende
(procesado) y un tercer sujeto que decide (juez). Ello nos da los principales sujetos de
todo proceso. Siendo que los primeros deben ejercitan el derecho de acción y
contradicción respectivamente.
Ahora bien, para ejercitar la acción penal, el Ministerio Público, realiza diligencias
preliminares si es necesario. Estas forman parte de la investigación preparatoria y en
conjunto del proceso penal, aunque tiene naturaleza administrativa y no jurisdiccional.
Sin embargo, por su pertenencia a proceso, les son aplicables sin excepción alguna
todas las reglas procesales.
Culminadas las diligencias preliminares, el fiscal puede formalizar la investigación si
reúne los elementos que la norma procesal señala o archiva definitiva o
provisionalmente la investigación, según sea el caso.
Si se formaliza la investigación, el fiscal pierde la posibilidad de archivarla
directamente, pasando el control de legalidad a manos del juez de la investigación
preparatoria. En el caso, del archivo cualquiera que sea, el código autoriza al
denunciante o al agraviado requerir la elevación de actuados a fin de que el fiscal
superior en grado decida sobre la corrección de la disposición fiscal recurrida. Si declara
fundado el requerimiento, ordenará al fiscal a quo que realice determinadas diligencias
o incluso que formalice directamente. De allí, la importancia de tal impugnación, de
cara al ingreso a la etapa formalizada ante el poder judicial.
II. Formas de iniciar la investigación

10
También, es necesario recapitular este acápite del proceso penal, puesto que aquí se
indica el acto procesal que inicia el proceso, y que a su vez le da el nombre al sujeto
procesal a que se refiere el art. 334 inc 5 del CPP objeto de análisis en este trabajo.
El proceso penal inicia con la comunicación noticia criminis o denuncia de parte
perjudicada u ofendida, o en ninguno de esos casos cuando sea por acción popular, y,
además, también puede hacerlo de oficio donde ya no interviene ningún sujeto adicional
al Ministerio Público.
II.1. La denuncia y el denunciante
En ese sentido, es de primordial interés conocer qué es la denuncia. La denuncia debe
ser entendida como aquella declaración de conocimientos acerca de la noticia de hechos
que podrían ser constitutivos de delito o de falta y, que se realiza ante autoridad
competente, ya sea el Ministerio Público o la autoridad policial36.
Al momento de recibir la noticia criminis no importa las características de la persona
que comunica, pues esta es una potestad de todo ciudadano de acuerdo al derecho de
petición reconocido constitucionalmente37. En consecuencia, el denunciante es el sujeto
que simplemente comunica el hecho38. En tal sentido, este sujeto puede ser el ofendido,
el perjudicado, un ciudadano, y el actor social, tercero civilmente responsable e incluso
el imputado mismo, en lo que se conoce como auto-denuncia.
En este sentido el profesor Neyra Flores indica “En cuanto al denunciado este puede ser
cualquier persona física e inclusive el representante de una persona jurídica, que incurre
en la comisión de la infracción o puede ser por el propio denunciado es lo que se
denomina auto denuncia”39.
Si esto es así, nos surgen algunas interrogantes:
¿A quiénes de todos ellos se refiere el art. 334 inc. 5 del CPP? ¿Se refiere a todos ellos?
Si no se refiere a todos ellos, ¿entonces a cuál y por qué?
Si el denunciante puede ser el perjudicado y el ofendido, y estos a su vez son opciones
de acuerdo al CPP para ser considerados agraviados independientemente ¿a quién se
refiere el art. 334 inc. 5 del CPP con denunciante? ¿A quién nos hemos olvidado de
mencionar?
Las respuestas a estas interrogantes, las podremos hallar una vez que veamos que
naturaleza tiene cada uno de estos sujetos y qué potestades y derechos les otorga a cada
de ellos el CPP y de ello, poder determinar el interés que se les exigirá en cada acto
procesal postulado, en este caso la impugnación del archivo fiscal.

36
NEYRA FLORES, José. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. Lima, Idemsa, 2010,
p. 283.
37
Constitución Política del Perú. Artículo 2 Derechos fundamentales de la persona, numeral 20.- “A
formular peticiones, individual o colectivamente, por escrito ante la autoridad competente, la que está
obligada a dar al interesado una respuesta también por escrito dentro del plazo legal, bajo
responsabilidad”.
38
Muy enfático al respecto Alcides Chinchay comentado el Antiguo Código de Procedimientos Penales
que en este aspecto sigue idéntico en el CPP: “Y, en efecto, la notitia de todo delito que no esté reservado
a querella (por definición, privada), puede ser presentada (y de hecho se presenta) por parte de cualquier
hijo de vecino ante el Ministerio Público, y este de hecho genera una investigación al respecto” En:
CHINCHAY CASTILLO, Alcides. El ejercicio de la acción penal según el artículo 2 del Código de
procedimientos penales. Reflexiones sobre la visión estratégica de la reforma procesal penal. Gaceta
Penal & Procesal Penal. Tomo 1. Gaceta Jurídica. Lima, julio de 2009, pp. 262.
39
NEYRA FLORES, José. Ob., cit., 284.

11
Por motivos de didáctica y mejor exposición, empezaremos el análisis de cada sujeto
procesal por el ofendido y el perjudicado. Luego, hablaremos del actor social y por
ultimo del denunciante por acción popular40.

III. El ofendido
Corresponde trabajar con los sujetos procesales tradicionalmente conocidos, pero que
como se demostrara conviven en medio de importantes confusiones respecto de sus
papeles en el proceso penal. Estos son: El ofendido, el perjudicado.

III. 1. La victimologia y el papel asignado a la víctima en el Código Procesal Penal


El ofendido es la víctima o el sujeto pasivo de los delitos que mucho tiempo ha sido
olvidado en la resolución de los conflictos penales. Es relativamente reciente que se
empiece revalorar el papel que tiene ella en el conflicto penal41.
Producto de esta idea es que se la ha tomado muy en cuenta en la dogmática penal,
como por ejemplo en las instituciones de la imputación objetiva y la validez del
consentimiento.
Neyra Flores siguiendo Cubas Villanueva y Duce señala: “Es así como la víctima es el
sujeto procesal que había sido olvidado, pero esta situación tiende a revertirse desde los
años 70 del siglo pasado, en que desde diversas perspectivas se aboga por un
reconocimiento más amplio de derechos a las víctimas en el sistema de justicia penal,
incluso se han adoptado diversos textos destinados a reconocer derechos explícitos a
favor de las víctimas en el proceso, el más importante es la Declaración sobre Principios
Fundamentales de la Justicia para las Víctimas de Delitos y Abuso de Poder, adoptada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el año 1985 . En ese sentido en el CPP
recobra la importancia que tenía, un ejemplo es que la protección de las víctimas es uno
de los objetivos del Ministerio Público, reto al cual hoy se enfrentan”42.
En el derecho procesal a esta víctima u ofendido se le conceden legitimidad para
realizar ciertas actuaciones a fin de que pueda requerir la tutela de sus derechos. “La
victima es, como consecuencia, un protagonista principal del conflicto social, junto al
40
No se hará mención al actor civil, pues consideramos que su presencia no es propia de esta etapa, sino
de la etapa intermedia, y en las que es constituido por alguno de los sujetos aquí mencionados. Esto
quiere decir, después de que se haya resuelto sobre el requerimiento de elevación de actuados. Y en
consecuencia, correctamente el CPP no lo menciona en su artículo 334. Inc. 5.
41
Así podemos encontrar al profesor argentino Julio Maier quien señala atentamente que “(…) no se
puede decir, sin un estudio del desarrollo evolutivo del sistema penal, que la víctima este por primera vez
en un plano sobresaliente de la reflexión penal. Estuvo allí en sus comienzos, cuando reinaba la
composición, como forma común de resolución de los conflictos sociales, y el sistema acusatorio privado
como forma principal de la persecución penal. La víctima fue desalojada de ese pedestal, abruptamente,
por la Inquisición, que expropio sus facultades al crear la persecución penal pública y desplazo por
completo la eficacia de su voluntad en el enjuiciamiento penal al transformar todo el sistema penal en un
instrumento de control estatal directo sobre los súbditos; ya no importaba el daño real producido, en el
sentido de la restitución del mundo al statu quo ante, o cuando menos, la compensación del daño sufrido,
aparecía la pena estatal como mecanismo de control de los súbditos por el poder político central, como
instrumento de coacción- el más intenso- en manos del Estado, que lo utilizaba de oficio, sin necesidad de
una queja externa a él; el conflicto se había ‘estatizado’: de allí que se hable pleonásticamente, de una
‘criminalización del Derecho Penal’, antes bien, del origen del Derecho Penal, tal como hoy lo
conocemos culturalmente, o, mejor aún, del ‘nacimiento de la pena’” MAIER, Julio. B. Derecho procesal
penal, T. II, Parte general. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2003, pp. 582-583.
42
NEYRA FLORES, José. Ob. cit., p. 258.

12
autor, y el conflicto nunca podrá pretender haber hallado solución integral, si su interés
no es atendido, al menos si no se abre la puerta para que el ingrese al procedimiento,
dado que, en este punto, gobierna la autonomía de la voluntad privada. Solo con la
participación de los protagonistas -el imputado y el ofendido como hipotéticos
protagonistas principales- resulta racional buscar la solución del conflicto óptimamente,
esto es, de la mejor manera posible”43.
Ello es coherente, dado que si el proceso es el medio de resolución de conflictos, esta no
sería una tarea posible si se deja fuera de ella a quien tiene un interés tan importante en
la celebraron del juicio sobre el hecho del que fue víctima. De otra manera la resolución
sería más formal, menos real lo cual no contribuiría a cerrar el círculo vicioso que puede
significar la comisión de un delito esta vez inspirado en la venganza privada.
En tal sentido consideramos que la persona ofendida por el delito tiene pues una
pretensión, está relacionada directamente con la declaración y el reconocimiento de
haber sido víctima del delito. Esto no se puede confundir con la pretensión civil que
adicionalmente pueda tener, aunque lamentablemente por mucho tiempo se confino a la
víctima a solamente contentarse con una reparación patrimonial que en nada repara o
una indemnización consuelo por perder un bien y verse expulsado del proceso de
composición.
En suma, el ofendido es el titular del bien jurídico lesionado. Conocido también como
víctima44. Al respecto Neyra Flores señala: “Ofendido, es aquella persona que de
manera inmediata sufre la comisión de una conducta criminal, es decir, aquella persona
contra la que el sujeto activo dirige su conducta delictiva”45.
III. 2. El interés del ofendido
Entendidas bien las cosas, se puede requerir que las víctimas o también llamados
ofendidos tengan ciertos derechos a ejercitar en el proceso, relacionados directamente
sobre la declaración del carácter ilícito del acto.
En ese sentido, en el ordenamiento procesal peruano, se puede encontrar un papel del
ofendido cercano a la categoría procesal de acusador adhesivo. “Esto significa que el
ofendido toma parte en el procedimiento antes bien como colaborados y control externo
de ministerio público, que como sujeto procesal absolutamente independiente. Por ello
no se permite que el ofendido persiga penalmente en forma autónoma”46 47.
En relación a esto el profesor argentino Julio Maier citando a Bustos señala que
justamente la distanciación del conflicto con el acusador público ocasiona la
burocratización, lo que da a menudo respuestas en base a la eficiencia como rutinas y
respuestas genéricas racionales pero que no atiendes a los intereses individuales o del
caso concreto. Bajo esta fundamentación se permitiría la participación del ofendido para

43
MAIER, Julio. B. Ob. cit., p. 583.
44
Así es de verse en el Código procesal chileno.
§ 6. La víctima
Art. 108. Concepto. Para los efectos de este Código, se considera víctima al ofendido por el delito.
45
NEYRA FLORES, José. Ob. cit., p. 253.
46
MAIER, Julio, ob. cit., p. 586.
47
En el Código procesal penal italiano, una de las fuente de nuestro código, en su artículo 90 señala de
igual manera que la persona ofendida por el delito (offesa dal reato) podrá participar del proceso teniendo
derecho a presentar escritos, conclusiones e incluso indicar elementos de prueba. Art. 90 Diritti e facoltà
della persona offesa dal reato -1. La persona offesa dal reato, oltre ad esercitare i diritti e le facoltà ad essa
espressamente riconosciuti dalla legge, in ogni stato e grado del procedimento può presentare memorie e,
con esclusione del giudizio di cassazione, indicare elementi di prova.

13
corregir tales defectos, sacar de la rutina impuesta, en general, y volverlo a las
necesidades que presenta su individualidad48.
Respecto al ofendido estimamos que el interés que lo acompaña es el interés en conocer
las circunstancias en las que fue víctima del delito, interés que incluso ha sido elevado a
la categoría de derecho fundamental y denominado como derecho a la verdad. Por ello,
dado que las diligencias preliminares llevadas a cabo por el Ministerio Público imponen
un camino procesal pre jurisdiccional de selección de causas que limita el derecho del
ofendido a un pronunciamiento jurisdiccional, se le reconoce al ofendido un interés en
la correcta investigación de la causa por el delito padecido por él. Por ello se le otorga el
derecho de realizar un rol de control externo de la actividad del fiscal según lo descrito
en el apartado anterior, claro está exponiendo el respectivo perjuicio que es su interés en
el pronunciamiento superior. En conclusión, entonces tiene un interés legítimo en que el
archivo fiscal sea revisado una vez más antes que se le niegue la puerta a la
pronunciación jurisdiccional.

III. 3. Tribunal constitucional


El máximo intérprete de la constitución ha señalado que el derecho a la verdad tiene
naturaleza constitucional aunque no explicita. Así puede verse en la sentencia recaída en
el expediente 1417-2005-AA/TC fundamento N° 5: “Nuestra Constitución Política
reconoce, en su artículo 3º, una ‘enumeración abierta’ de derechos fundamentales que,
sin estar en el texto de la Constitución, surgen de la dignidad del hombre, o en los
principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho o de la forma
republicana de gobierno.
Así, el derecho a la verdad, aunque no tiene un reconocimiento expreso en nuestro texto
constitucional, es un derecho plenamente protegido, derivado (...) de la obligación
estatal de proteger los derechos fundamentales y de la tutela jurisdiccional. (...) [E]l
Tribunal Constitucional considera que, en una medida razonablemente posible y en
casos especiales y novísimos, deben desarrollarse los derechos constitucionales
implícitos, permitiendo así una mejor garantía y respeto a los derechos del hombre, pues
ello contribuirá a fortalecer la democracia y el Estado, tal como lo ordena la
Constitución vigente.
El Tribunal Constitucional considera que si bien detrás del derecho a la verdad se
encuentran comprometidos otros derechos fundamentales, como la vida, la libertad o la
seguridad personal, entre otros, éste tiene una configuración autónoma, una textura
propia, que la distingue de los otros derechos fundamentales a los cuales se encuentra
vinculado, debido tanto al objeto protegido, como al telos que con su reconocimiento se
persigue alcanzar” (STC 2488-2002-HC/TC, Fundamentos 13 a 15).

El Tribunal también ha señalado los alcances del derecho a la verdad en la sentencia


2488-2002-HC/TC, de la siguiente manera: “el derecho a la verdad tiene una dimensión
individual, cuyos titulares son las víctimas, sus familias y sus allegados. El
conocimiento de las circunstancias en que se cometieron las violaciones de los derechos
humanos y, en caso de fallecimiento o desaparición, del destino que corrió la víctima
por su propia naturaleza, es de carácter imprescriptible. Las personas, directa o
indirectamente afectadas por un crimen de esa magnitud, tienen derecho a saber

48
MAIER, Julio. Ob. cit., p. 584.

14
siempre, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde la fecha en la cual se cometió el
ilícito, quién fue su autor, en qué fecha y lugar se perpetró, cómo se produjo, por qué se
le ejecutó, dónde se hallan sus restos, entre otras cosas”.

IV. El perjudicado
Dentro de la categoría de agraviado, encontramos de igual manera al perjudicado. Según
el profesor Neyra Flores, el perjudicado “comprende a terceros a quienes el delito haya
producido cualquier clase de perjuicio, es decir, el sujeto pasivo del daño indemnizable
o el titular del interés directa e indirectamente lesionado por el delito, que deduce
expresamente en el proceso penal una pretensión patrimonial causada por la comisión
del delito”49.
El perjudicado es aquel que se puede constituir en actor civil, pues la reparación civil no
tiene mayor sustento que el perjuicio ocasionado, y nada tiene que ver con el delito
cometido50.
En tanto consideremos el archivo fiscal como un pronunciamiento sobre fundamentos
de la ilicitud penal del acto denunciado, entendemos que el perjudicado no podrá alegar
perjuicio alguno, pues dicha declaración no afecta la pretensión civil que derivara del
daño civil realizado y no de su calificación como delito. De igual manera sucederá si se
archiva provisionalmente los actuados en caso no se hallen suficientes elementos de
convicción para una formalización, dado que en este caso los elementos que no se han

49
NEYRA FLORES, José. Ob. cit., p. 262.
50
Muy clara, a este respecto, es la opinión del profesor Del Rio Labarthe: “Pero existen otros dos
problemas fundamentales que son bastante antiguos en la doctrina jurisprudencial y que considero que
también son consecuencia, aunque de manera menos directa, de la confusión que ha sido objeto de
estudio en este análisis. En nuestro sistema procesal penal no en pocas ocasiones se activa el análisis de la
condición de agraviado desde la estricta perspectiva de la tipicidad penal, como si solo ella fuera de
capaz de indicarnos quién es el sujeto perjudicado como consecuencia de la acción u omisión que
conforma el objeto del proceso.
Analicemos algunos ejemplos:
1. Juan conduce un vehículo en absoluto estado de ebriedad, colisiona contra el garaje de Pedro y lo
destroza.
2. En un concurso público de contratación para la adquisición de bienes para el Estado existe una
concertación entre los funcionarios encargados de otorgar la buena pro a uno de los postores, la empresa
Concertando. Se entiende que tal infracción causa un perjuicio al erario público o al correcto
desenvolvimiento de la administración pública; sin embargo, existe un postor, Ultramar, que invirtió
tiempo y dinero en su propuesta y que se encuentra claramente perjudicado por el hecho que es objeto del
proceso en lo que podría constituir un supuesto de daño emergente.
3. Andrés comete un delito de fraude procesal en un proceso civil originado en virtud de una demanda
interpuesta contra Santiago por obligación de otorgar suma de dinero. Si bien la conducta de Andrés,
desde la perspectiva del Derecho penal, afecta el normal funcionamiento de la administración de justicia,
es evidente que la acción también perjudica económicamente a Santiago.
Si revisamos cuál ha sido la concepción de nuestros tribunales en la aplicación del CPP 1940, se podrá
apreciar que en todos estos casos y en casos similares la noción de sujeto pasivo de la acción —o de
sujeto pasivo del delito— de dudosa construcción conceptual suele absorber toda la discusión
jurisprudencial incluso en el ámbito de la acción civil, como si solo de ello dependiera la posibilidad de
ejercer una acción civil en el proceso.
En estos casos, nuestro sistema procesal penal —sobre todo en aplicación del CPP 1940— suele impedir
la participación de los perjudicados en el proceso. Por regla general, se sostiene que determinada persona
no puede participar en el proceso penal si se tiene en cuenta que, atendiendo a la naturaleza del delito y al
bien jurídico protegido por él, no estamos frente a una «figura» que lo «concibe» como agraviado”. DEL
RÍO LABARTHE, Gonzalo. La acción civil en el Nuevo Proceso Penal. Disponible en:
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechopucp/article/view/3295/3596.

15
encontrado son los que acreditan la comisión del injusto que tienen una estructura
diferente a los hechos necesarios para configurar un daño civil indemnizable.
Debe advertirse de todas maneras que la disposición de archivo fiscal, al no ser una
decisión que tenga la calidad de cosa juzgada, deja expedita la vía civil al perjudicado
para reclamar su pretensión civil, y en ese sentido tampoco tiene interés tutelable para
impugnar el archivo.
Por tanto, el perjudicado no puede requerir la elevación de actuados, sino que quien
puede realizar tal actuación es el ofendido, pues carece de interés en la continuación de
la investigación, toda vez que siempre tiene expedita la vía civil para demandar la
reparación civil. Esta interpretación guarda perfecta correspondencia con lo señalado en
el artículo 12 inciso 3 del CPP que señala que “Si la persecución penal no pudiese
proseguir, ya sea que redisponga la reserva del proceso o se suspenda por alguna
consideración legal, la acción civil derivada del hecho punible podrá ser ejercida ante el
Orden jurisdiccional Civil”.
Los alcances este sujeto procesal deben ser ubicados en el artículo 11 del CPP en donde
se desarrolla los alcances de la acción civil. La fuente legislativa de la acción civil en el
proceso peruano la podremos ubicar en el artículo 74 del similar italiano en donde se
deja en claro que el perjuicio a que se refiere es el daño resultado de la conducta
ilícita51.
La acción civil a que nos hace referencia este artículo se interpreta a su vez con el
artículo 93 del CP, que señala:
Contenido de la reparación civil
“Artículo 93.- La reparación comprende:
1. La restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor; y
2. La indemnización de los daños y perjuicios”.
El contenido que tiene la acción civil ejercitada por el perjudicado en el proceso penal
tiene competencias o se circunscribe en reglas completamente diferentes en las cuales
esta es independiente de la acusación penal, pudiendo elegir la vía que mejor estime
para sus intereses civiles. Póngase atención que de darle facultades de ofendido al
simple perjudicado, sería una carga desproporcional para el imputado, y se le permitiría
al primero ejercer mayor presión que la que tendría en una demanda civil, más aun
cuando la única razón atendible a que se ejerza esta acción civil en el proceso penal solo
es la economía procesal y no otro principio.

V. Algunas conclusiones
La diferencia entre las facultades entre ofendido y perjudicado son claras. Si
interpretamos sistemáticamente las facultades del agraviado con las referidas a la que
confiere la acción civil veremos como el derecho de impugnar el sobreseimiento y la
sentencia absolutoria señalados como derechos del agraviado en el artículo 95 del CPP
le corresponde al agraviado solo en tanto sea este el ofendido por el delito y en ese
sentido el interés a invocar es la tutela judicial, el derecho a la verdad y no la reparación

51
Codici di Procedura Penale. Art. 74 Legittimazione all`azione civile -1 L`azione civile per le
restituzioni e per il risarcimento del danno di cui all`art. 185 c.p. può essere esercitata nel processo penale
dal soggetto al quale il reato ha recato danno ovvero dai suoi successori universali, nei confronti
dell`imputato e del responsabile civile.

16
civil. Ya que como se ha señalado no podrá señalar un agravio válido ante una decisión
estrictamente penal, si, en cambio, cuando se trate del monto de su reparación civil, pero
para ello le será indiferente aun si la sentencia fuese condenatoria.
De otra manera esta habilitación legal del artículo 95 del CPP de nada le servirá pues su
pretensión de todas maneras será pronunciada y, por tanto, carece de interés tutelable.
Ya que si recae una sentencia absolutoria o un sobreseimiento, ella no es óbice a que se
decida la responsabilidad civil, pues esta no está vinculada a la pre-existencia del delito.
Aun así, puede darse el caso (y es muy común) que coincidan ambas categorías de
sujetos procesales y en ese caso puede ejercer ambos derechos. Claro está que deberá
fundamentar y señalar la expresión de agravios que le corresponde. Sin embargo, está
muy común presentación de ambos sujetos procesales ha confundido los papeles de
ambos y, en consecuencia, del uso de sus derechos procesales.
Sobre este apartado nos queda la duda si el Estado como titular de bienes jurídicos tiene
también a su favor el derecho a la tutela judicial efectiva, pues en ese caso el mismo es
el encargado de brindarla, o si tendría un derecho a la verdad, lo cual nos parece difícil
de sustentar. Creemos que de ser la respuesta negativa, el procurador público no podrá
requerir la elevación de actuados por falta de interés ante la inexistencia de agravio.

VI. Actor social


Otro sujeto procesal no vinculado a la causa del conflicto, pero que a diferencia del
simple denunciante cuenta con cierto reconocimiento en el Código Procesal es el Actor
Social52.
El actor social tiene legitimidad para intervenir en el proceso. “Podrán ejercer los
derechos y facultades atribuidas a las personas directamente ofendidas por el delito,
bajo la salvedad que esto se hará siempre que el objeto social de la asociación se vincule
directamente con esos intereses y haya sido reconocida e inscrita con anterioridad a la
comisión del delito objeto del procedimiento”53.
Como puede verse el actor social antes de la aparición del proceso penal, propiamente
es un tercero al conflicto material. Si en ese contexto denuncia la comisión de un ilícito
no será ni perjudicado, ni ofendido por el delito, entonces será nada más que un
denunciante.
Una interpretación coherente con el sistema procesal peruano implica que solo puede
entenderse que se refiera a los denunciantes que no siendo ni perjudicados ni agraviados
aun así puedan ejercer los derechos de estas en el proceso penal. Y según el artículo 94
inciso 4 del CPP lo serán las asociaciones en los delitos que afectan intereses colectivos
siempre y cuando su objeto social con anterioridad hay sido inscrito y esté vinculado al
delito cometido.
Este actor social es pues un sujeto legitimado extraordinariamente, por la norma
procesal para ejercer los derechos que la ley le confiere a los directamente ofendidos por
el delito. Ello les autoriza a ejercer las acciones correspondientes a los ofendidos. Por
tanto, carecen de legitimidad para pretender acción civil, constituirse en parte civil, pues
esta nace del daño civil efectivo y no de la ofensa generada por el delito.

52
Figura que ya contenía el Código Procesal Penal de 1991 en su art. 103.
53
NEYRA FLORES. José. Ob. cit., p. 258.

17
Por ello no es extraño que el ordenamiento procesal fuente del nuestro tampoco se le
haya reconocido mayor facultad que en el nuestro, esto es que pueda ejercitar el derecho
y facultades atribuidas a la persona ofendida por el delito (i diritti e le facoltà attribuiti
alla persona offesa dal reato.). Así puede verse en el artículo 91 del Código de
procedimientos penales italiano54.

VII. El simple denunciante por acción popular


Ahora sí, damos paso a denunciante por acción popular. El denunciante que por este
derecho reconocido en la Constitución haya comunicado la noticia criminal,
posteriormente a la aparición del proceso no vuelve a intervenir en el proceso, y en ese
sentido es un tercero ajeno al proceso. Y en esto tiene razón Manrique Zúñiga cuando
señala que la notificación que se le haga no equivale a una participación en el proceso,
sino simplemente el reflejo del derecho de petición genérico55.
Sin embargo, aun así, el CPP consideró abiertamente la posibilidad de que requiera la
elevación de actuados. Pero como hemos visto, esta aparente legitimidad extraordinaria,
cuanto no legitimidad ordinaria como advierte Marique Zuñiga 56, se desvanece al
sujetarla a los requisitos especifico para apelar la referida disposición de archivo. Como
se ha señalado, la doctrina solo reconoce la legitimidad al tercero para impugnar cuando
haya intervenido en el proceso, y como excepción cuando no habiendo intervenido sea
quien tenga interés directo en el proceso por su calidad de ofendido en este caso. Fuera
de estos casos carece de legitimidad incluso extraordinaria para ser guardián de la
legalidad.
Como se señaló, en el caso de la impugnación, el requisito de agravio de la disposición
emitida es la medida de la legitimidad, y, claro esta, al simple denunciante, al ciudadano
cívico, en nada le agravia. Por ello es que el denunciante por acción popular carece de
mayor interés jurídicamente reconocido en la prosecución de la causa, pues esta ni el
favorece y para ello tampoco tiene legitimación extraordinaria, como si lo tiene el
Ministerio Publico o el actor social, ni le causa agravio, pues sobre su situación
económica, jurídica o moral en nada le afecta.
Como señalaba Alcides Chinchay57, “al buen ciudadano que sin mayor interés denuncia
hay que darles las gracias, nada más”. Irracional será, que se acepte la elevación de los
actuados por parte de este denunciante en contra de la voluntad del perjudicado, del
ofendido, y del Ministerio Público mismo.
En ello coincidimos con el profesor español Asencio Mellado quien señala que tal
actuación solo tendría un efecto el cual es el dilatar injustificadamente el proceso, pues
no se hallará mayor eco futuro. No podrá, en efecto, constituirse como guardián de la
legalidad, ya que este papel constitucionalmente le corresponde solo al Ministerio
Público y en el proceso al juez. No es de recibo entonces que pueda señalarse que
54
Código de procedimientos penales Italiano
Art. 91 Diritti e facoltà degli enti e delle associazioni rappresentativi di interessi lesi dal reato -1. Gli enti
e le associazioni senza scopo di lucro ai quali, anteriormente alla commissione del fatto per cui si
procede, sono state riconosciute, in forza di legge finalità di tutela degli interessi lesi dal reato, possono
esercitare, in ogni stato e grado del procedimento, i diritti e le facoltà attribuiti alla persona offesa dal
reato.
55
MANRIQUE ZÚÑIGA, Dolly. Límites a la intervención del denunciante por acción popular en la etapa
de investigación preliminar. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 47. Gaceta Jurídica. Lima, mayo
de 2013, pp. 259-260.
56
Ídem.
57
CHINCHAY CASTILLO, Alcides. Ob. cit., p. 275.

18
cumpla una función de control externo del proceso, tal como se le ha reconocido
anteriormente al ofendido, en virtud de que dicho papel se le ha reconocido al ofendido
por su especial situación en el conflicto penal.
Cuando el CPP señala que el denunciante o el agraviado (según la actual redacción)
podrán requerir la elevación de lo actuados, en modo alguno se refiere al denunciante
que actuó por acción popular, y que no es ni perjudicado ni ofendido. Más aun, porque
según las reglas de la intervención en el proceso carecerá de legitimación ordinaria y
extraordinaria para intervenir en él. En consecuencia al no intervenir en el proceso
carecerá de igual forma legitimidad para impugnarlo, como también interés, según se ha
expuesto.
En otras palabras, no podrá afirmar tener vinculación en la relación material ni afirmar
que el imputado tiene con él una relación, ni de perjuicio ni lesión que deba ser resuelta
y por la que él deba ser escuchado. Seguidamente y en estrecha relación en este caso
carece de igual forma de interés para obrar tutelable por el ordenamiento jurídico, pues
si este se identifica con la utilidad concreta del procedimiento respecto a él veremos que
no le sirve en nada, pues en nada le perjudica el resultado del proceso. Y de ello se
colige que no tiene interés tutelable para impugnar la decisión fiscal, pues fundamento
de las impugnaciones son participar en el proceso del cual se emite la resolución a
impugnar y haber sufrido perjuicio por la decisión del a quo, es decir tener un agravio, y
claro está que no posee.

VIII. Investigaciones de oficio


Existe además, dos supuestos que afirman nuestras conclusiones. Primero, en el caso de
las investigaciones abiertas de oficio, por su propia naturaleza no existe denunciante. En
estos casos de acuerdo a la anterior legislación, el agraviado ni el perjudicado podrían
impugnar la disposición fiscal, pues el recurso no se los permitía. Asencio Mellado
recuerda en efecto el carácter expreso y limitado del sistema de recursos en el CPP que
confirma esta limitación anterior.
En ese sentido, es coherente que la alusión del agraviado, permita ahora que se
encuentren legitimados para requerir la elevación de actuados, ya que de lo contrario
tendrían pleno interés para impugnar pero nula legitimidad para hacerlo.
El código tal como estaba al inicio entendemos que estaba dentro de la lógica de que el
ofendido y el perjudicado serán los que naturalmente denunciaran los delitos.
Suposición ante la cual atentamente discrepó Alcides Chinchay cuando señalaba “En tal
contexto, que esa persona que lleva la notitia criminis al fiscal de turno sea el agraviado
o incluso que sea simplemente el sujeto pasivo, es una mera casualidad”. Dentro de
dicha suposición quedaban sin respuesta algunas preguntas como: ¿qué pasaba cuando
uno que se creía ofendido denunciaba y en las diligencias preliminares resaltaba que no
lo era? En este caso sí, el verdadero ofendido se enteraba del caso o interesaba en el
caso una vez dispuesto el archivo de la investigación, al no ser denunciante, no tenía
habilitación para impugnar. Lo que citando nuevamente a Alcides Chinchay equivale a
deslegitimar al agraviado58, nosotros diríamos al ofendido por el delito, lo cual es
inadmisible y debe ser rotundamente negado.
En consecuencia, esta nueva formulación del artículo 334 inciso 5 del CPP, no debe
entenderse en el sentido de que amplía el ámbito de sujetos que pueden impugnar el

58
CHINCHAY CASTILLO, Alcides. Ob. cit., pp. 270 y ss.

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archivo fiscal, así, sin más. Sino que se complementa, para cubrir otros supuestos en los
que puede iniciar el proceso penal sin participación de personas con pleno interés
jurídico para participar en el proceso.

CONCLUSIONES
Para el correcto desenvolvimiento del proceso penal, no se puede dejar de lado los
principios que le dan fundamento racional a todo el sistema procesal. En ese, sentido, es
incorrecto atribuir derechos a sujetos procesales que desfiguren el proceso penal de
tendencia acusatoria, en el cual los papeles de los sujetos procesales esta
meridianamente delineados. Así, al Ministerio Público le corresponde en ejercicio de la
acción penal, al ofendido reclamar el derecho a la verdad, al perjudicado estrictamente
la reparación civil, al actor social actuar como ofendido, y al que no constituya ninguno
de estos denunciar y nada más.
Tras una correcta interpretación del CPP y su última reforma nos habremos dado cuenta
que el simple denunciante no ha visto ampliado o siquiera concedido algún derecho o
facultad en el proceso. Dicha corrección permite ahora, reivindicar y encausar formas
anómalas de iniciación del proceso cuando no hayan podido iniciarlo los verdaderos
interesados en la resultas de aquel, es decir, cuando el ofendido no haya podido en un
inicio denunciar el hecho ilícito.

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