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JÜRGEN MOLTMANN

DIOS
EN LA CREACIÓN

VERDAD
E
IMAGEN
VERDAD E IMAGEN JURGEN MOLTMANN
102

DIOS
EN LA CREACIÓN
Doctrina ecológica de la creación

Otras obras de Jürgen Moltmann


publicadas por Ediciones Sigúeme:

- Discusión sobre teología de la esperanza (NA, 40)


- El Dios crucificado (Vel, 41), 2. a ed.
- El experimento esperanza (Vel, 44)
- El futuro de la creación (Vel, 58)
- El futuro de la esperanza (SS, 12)
- El hombre (Pedal, 184), 4.a ed.
- El lenguaje de la liberación (NA, 60)
- Experiencias de Dios (Pedal, 147)
- Ilustración y teoría teológica (Agora, 4)
- La dignidad humana (Pedal, 146)
- Teología de la esperanza (Vel, 48), 4. a ed.
- Teología política-Etica política (Vel, 99)
- Trinidad y reino de Dios (Vel, 80), 2.a ed.
- Un nuevo estilo de vida (NA, 77)
- Utopía y esperanza (Agora, 37)
EDICIONES SIGÚEME - SALAMANCA, 1987
CONTENIDO

Prólogo 9
1. Dios en la creación 15
2. En la crisis ecológica 33
3. El conocimiento de la creación 67
4. Dios el Creador 87
5. El tiempo déla creación 119
6. El espacio de la creación 155
7. Cielo y tierra 173
8. La evolución de la creación 199
9. Imagen de Dios en la creación: los hombres 229
10. «La corporeidad es el final de todas las obras de Dios». 255
11. El sábado: la fiesta de la creación 287
Apéndice: Símbolos del mundo 309
índice de autores 333

Título original: Gott ¡n der Schopfung


Tradujo: Víctor A. Martínez de Lapera
© Chr. Kaiser Verlag, München 1985
© Ediciones Sigúeme, S.A., 1987
Apartado 332 - 37080 Salamanca (España)
ISBN: 84-301-1034-8
Depósito legal: S. 633-1987
Printed in Spain
Imprime: Gráficas Ortega, S.A.
Polígono El Montalvo-Salamanca, 1987
PROLOGO

La doctrina de la creación no ha constituido un tema específico de la


teología evangélica alemana desde las discusiones que la «Iglesia confe-
sante» y los «Cristianos alemanes» protagonizaron en los años de la
dictadura alemana. Impresionaba demasiado la alternativa de entonces:
o «teología natural», que cree poder conocer el orden divino partiendo
de los datos naturales de pueblo, raza y voluntad de Dios en la historia
de la toma del poder por Hitler, o «teología de la revelación», que
considera a Jesucristo como «la palabra única de Dios», como afirmaba
en su primera tesis la Declaración teológica de Barmen, de 1934. Los
problemas que Karl Barth, Emil Brunner, Friedrich Gogarten y Paul
Althaus trataron entonces en el contexto de la teología europea siguen
teniendo plena vigencia y no han sido superados.
Sin embargo, preguntas nuevas, y desconocidas entonces, han pasa-
do a un primer plano: ¿Qué tienen que ver la fe en Dios creador y la fe en
este mundo como creación suya con la progresiva depredación industrial
y con el irreparable destrozo de la naturaleza? La llamada «crisis del
medio ambiente» no es sólo una crisis del entorno natural del hombre. Es
una crisis del hombre mismo. Es una crisis global, irreversible, de la vida
en este planeta; una crisis a la que cuadra perfectamente el calificativo
de apocalíptica. No es una crisis pasajera, sino, según todos los indicios,
el comienzo de la lucha por la supervivencia de la creación en esta tierra.
El problema de la doctrina de la creación fue entonces el conoci-
miento de Dios. El problema de la teología hoy es el conocimiento de
la creación. El adversario teológico era entonces la ideología religioso-
política de «sangre y suelo», «raza y pueblo». El adversario teológico es
hoy el nihilismo practicado en el trato con la naturaleza. Ambas
perversiones son hijas de la antinatural voluntad de poder y de la
inhumana lucha por alcanzar la supremacía en la tierra. En el carácter
inhumano de este complejo de poder y en su antinaturalidad se manifies-
ta la impiedad del mundo moderno y su horripilante abandono de Dios.
10 Prólogo Prólogo 11

Como el conocimiento del Dios uno y trino revelado en Cristo llevó tierra corresponde por su parte la inhabitación del Espíritu en el alma y
entonces a la Iglesia a la certeza de la fe, el conocimiento del Dios en el cuerpo del hombre, inhabitación que elimina la autoalienación del
presente en la creación por la fuerza de su Espíritu santo puede conducir hombre.
hoy a los hombres a la reconciliación y a la paz con la naturaleza. A la Al igual que en otros libros anteriores, sigo un método ecuménico:
saludable «concentración cristológica» de la teología evangélica de me he esforzado en utilizar fuentes evangélicas y católicas, y he
entonces debe replicar hoy la ampliación del horizonte de la teología entablado un diálogo con teólogos de ambas confesiones a fin de que se
hasta abarcar toda la creación de Dios. pueda conocer la comunión tanto en las aporías como en los enfoques
Cuando escribo el título «Dios en la creación» pienso en Dios cargados de esperanza. Además, he tratado de entablar el diálogo de la
Espíritu santo. Dios es «el enamorado de la vida», y su Espíritu está en Iglesia de oriente con la Iglesia de occidente. Y he llegado a descubrir
todas las criaturas. Para entender esto he abandonado las viejas distin- que la teología ortodoxa ha conservado una sabiduría de la creación que
ciones de la teología basadas en los tres artículos del credo de los se ha reprimido y perdido en occidente a causa de los modernos
apóstoles, y he ensamblado en clave trinitaria estos tres artículos de derroteros seguidos por la ciencia, la técnica y la industria.
forma que me permitan desarrollar una doctrina pneumatológica de la Para cambiar de postura frente a la naturaleza, exigencia absoluta-
creación. Esta doctrina, que arranca de la inhabitación del Espíritu mente vital en nuestros días, uno encuentra a menudo elfilón más rico en
divino en la creación, debe aportar puntos de partida para el diálogo con las más antiguas tradiciones de la teología cristiana.
jilosofias de la naturaleza integrales, no mecanicistas, tanto antiguas También me he ocupado en buena medida de las fuentes judías y
como modernas. cristianas. El cristianismo tomó la doctrina de la creación de la Escritu-
El subtitulo de esta obra llama a esta doctrina de la creación ra de Israel. Por consiguiente, será oportuno tener siempre presente la
doctrina ecológica de la creación. Con ello queremos apuntar ante todo interpretación judía de estas tradiciones comunes. La teología y la
a la «crisis ecológica» de nuestro tiempo, y a la mentalidad ecológica praxis judías del sábado encierran la mejor sabiduría de la creación.
que debemos aprender con toda urgencia. Pero, en un sentido más Como las Iglesias jormadas por cristianos venidos de la gentilidad
profundo, pretendo aludir al simbolismo de habitar y casa, utilizado en suprimieron la observancia del sábado judío, nos falta ese paso y lo
este libro. Por su ascendencia griega, ecología significa tratado de la saltamos la mayor parte de las veces.
casa (oixos). ¿Qué relación existe entre la doctrina cristiana de la El judaismo junto al cristianismo desarrolló en sus tradiciones
creación y el «tratado de la casa»? Si nos fijamos sólo en un creador y en cabalísticas la concepción del Zimzum de Dios (autocontracción de
su obra, no existe lazo alguno. Pero si entendemos en clave trinitaria al Dios) y de la schekiná de Dios. Ambas concepciones han influido
Creador, su creación y la meta de ésta, entonces el Creador habita, subliminalmente en el pensamiento cristiano de todos los tiempos. Pero
mediante su Espíritu, en la creación entera y en cada una de sus es importante que tomemos conciencia de ellas y que se conviertan en
criaturas; y la mantiene viva y unida gracias a su Espíritu. El misterio tema de un diálogo abierto. Nos ayudarán a comprender la naturaleza
íntimo de la creación es esa inhabitación de Dios, como el misterio como creación y serán útilísimas para el diálogo judío-cristiano.
íntimo del sábado de la creación es el descanso de Dios. Si nos El método ecuménico no abarca sólo las diversas teologías de un
preguntamos por la meta y futuro de la creación, topamos, en último momento determinado, sino también los diversos momentos o épocas de
término, con la transfiguradora inhabitación del Dios trino en su la teología. Por esa razón, he recogido problemas de la doctrina
creación, que se convierte asi en un nuevo cielo y en una nueva tierra cristiana de la creación que son bastante antiguos, y me he esforzado
(Ap 21), y nos encontramos con el sábado eterno de Dios, en el que toda por entablar un diálogo con Agustín y Tomás, con Calvino y Newton, y
la creación alcanza la bienaventuranza. El misterio divino de la creación con otros antepasados que se dedicaron a la teología o a la ciencia. De
es la schekiná (inhabitación de Dios). Y la meta de la schekiná es ahí los excursos dedicados a la historia de la teología. Se pretende con
convertir toda la creación en casa de Dios. ellos no sólo suministrar unos materiales, sino hilvanar un diálogo
Si ésta es la vertiente teológica de la doctrina ecológica de la teológico entre las diversas épocas.
creación, entonces la vertiente antropológica tiene que estar en corres- Finalmente, el método ecuménico está abierto a la ecumene secular,
pondencia con ella. La habitabilidad en lo existente puede conseguirse que significa literalmente «el globo terráqueo habitado», y significa en
sólo mediante aquella distendida relación entre naturaleza y hombre que este caso las ciencias, tecnologías y economías que determinan hoy la
queda designada con la reconciliación, con la paz, y con una simbiosis relación entre el hombre, la máquina y la naturaleza. Precisamente la
capaz de sobrevivir. A la morada del hombre en el sistema natural de la doctrina de la creación pondrá de relieve los puntos de apoyo para el
12 Prólogo Prólogo 13
diálogo teológico con los conocimientos, hipótesis y teorías de las Candler School of Theology, Emory University, Atlanta. Un primer
ciencias naturales. He tratado de situarme en el surco en que se esbozo apareció en la miscelánea dedicada a Thomas F . Torrance;
encuentran las ciencias naturales siempre que se cultivan en la concien- Creation, Christ and Culture, ed. R. W. A. McKinney, Edinburgh
cia de la crisis ecológica. 1976, 119-134, bajo el título Creation and Redemption. En la miscelá-
Con este libro prosigue la serie de mis aportaciones sistemáticas a nea dedicada a Hans-Joachim Kraus: Wenn nicht jetzt, wann dann?,
la teología, comenzada en 1980 con la obra Trinitát und Reich Gottes ed. H.-G. Geyer, Neukirchen 1983, 259-269 se publicó una sección de
(Trinidad y reino de Dios). En un principio, me había propuesto este libro, con el título Schópfung aus nichts. El tema Alienación y
limitarme a mi aportación a la doctrina de la creación, pero comprobé liberación de la naturaleza fue publicado en inglés en la miscelánea On
posteriormente que había desbordado los límites fijados, y que mi obra Nature, del Boston University Institute for Philosophy and Religión, ed.
se parecía a un tratado más de lo que me propuse originariamente. En la L. Rouner, University of Notre Dame Press, Notre Dame 1984.
intención de presentar en un volumen toda la realidad desde la creación Agradezco a la Universidad de Edimburgo, que me invitó hace tres
hasta el sábado, con el fin de que esta conexión aparezca con la mayor años a pronunciar las Gifford Lectures 1984/85. Esto supuso para mí
claridad posible, he omitido la distinción entre doctrina de la creación y no sólo un gran honor, sino un desafío serio que me obligó a trabajar
antropología, distinción que suele ser habitual. Si me he visto obligado a más profundamente en una doctrina cristiana de la creación desde los
abreviar la antropología. He dejado fuera, de forma consciente, los problemas de nuestro tiempo.
capítulos sobre Individuo y sociedad, Sociedades y humanidad, Hu- Sumamente útil me resultó el diálogo con mis ayudantes Michael
manidad y naturaleza. Volveré en otro momento sobre estos problemas. Welker, Konrad Stock y Adelbert Schloz. Debo agradecer de manera
En otros puntos no he podido llevar la discusión hasta donde me había especial a Helmut Kirschstein y a André Schmalz el esfuerzo que
propuesto. Se ve esto de manera especial en el capítulo sobre El espacio hicieron en las correcciones.
de la creación. Tengo el propósito de seguir trabajando este tema en
otro lugar, poniendo la mirada en nuevas concepciones científicas del Jürgen Moltmann
continuum espacio-tiempo.
Creo llegado el momento de comunicar el plan general de estas
Aportaciones sistemáticas a la teología. No excluyo la posibilidad de
algún cambio, pero el lector debe saber en qué encuadre ha sido escrito
un libro y qué límites se le trazaron.

Vol. I: Trinitát und Reich Gottes 1980 (Trinidad y Reino de


Dios).
Vol. II: Gott in der Schópfung 1985 (Dios en la creación).
Vol. III: Christologie (Cristología).
Vol. IV: Eschatologíe (Escatología).
Vol. V: Grundlagen und Methoden christlicher Theologie (Funda-
mentos y métodos de una teología cristiana).

Como ya se ha indicado en alguna ocasión, el título global de la obra


no será el de Teología sistemática, Dogmática eclesiástica o Doctrina
de la fe, sino Teología mesiánica. Expondremos detalladamente lo
atinado y el alcance de este título en el volumen dedicado a la cristolo-
gía. Y lo defenderemos de las críticas y de las interpretaciones erróneas.
He expuesto las ideas fundamentales de esta doctrina de la creación
en las lecciones que dicté en el semestre de verano de 1973, en el
semestre de invierno de 1980/81, en el semestre de invierno de 1984/85
en la Universidad de Tubinga, y en el semestre de otoño de 1983 en la
1
Dios en la creación

Ideas directrices para una


doctrina ecológica de la creación

Con esta doctrina de la creación doy un paso más en el camino


que emprendí con el libro Trinidad y reino de Dios. Allí expuse una
doctrina social de la Trinidad. Aquí presentaré la correspondiente
doctrina ecológica de la creación.
No resulta difícil captar la conexión.
Mientras se concebía a Dios como el sujeto absoluto, era inevitable
entender el mundo como el objeto de su actuación creadora, conserva-
dora y redentora. Cuanto más se insistía en la trascendencia de Dios,
tanto más se destacaba la inmanencia de su mundo. El monoteísmo
del sujeto absoluto desmundanizó más y más a Dios, y el mundo se
secularizó con intensidad creciente. Por consiguiente, el hombre,
como fiel imagen de Dios en la tierra, debería entenderse como sujeto
de conocimiento y voluntad, y debería contraponerse a su mundo
como su objeto. En efecto, sólo tenía un camino para asemejarse a su
Dios, Señor del mundo: el de dominar la tierra. Como Dios es el
creador, señor y propietario del mundo, así, y de forma análoga, el
hombre debía esforzarse para llegar a ser señor y propietario de la
tierra. Esto constituyó la idea de las teologías centralistas y el funda-
mento de las teorías jerárquicas de la soberanía.
Frente a esa concepción, comenzamos por entender a Dios —en la
conciencia de su Espíritu por amor de Cristo— como el Dios uno y
trino que representa en sí mismo la sin par y perfecta comunión del
Padre, del Hijo y del Espíritu santo. Si abandonamos la concepción
monoteísta de Dios como el sujeto único, absoluto y lo entendemos
de forma trinitaria como la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu,
entonces no podremos considerar su relación con el mundo creado
por él como una unilateral relación de dominio. Deberemos concebirla
como una relación de comunión pluriestrática y policéntrica. Ahí
tenemos la idea fundamental de la teología no jerárquica, descentrali-
16 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 17
zada, corporativa. Queremos formular en esta introducción algunas Entonces habrá que pensar también en el cambio que implica que
ideas directrices por las que debe orientarse esta doctrina de la todo lo real y todo lo viviente sea sólo una condensación y manifesta-
creación. ción de sus relaciones, correspondencias y circunstancias. El pensa-
miento integrador, como un todo, avanza en esta dirección social hacia
la meta de un resumen polifacético que termina por englobar todas las
1. El conocimiento de la naturaleza como creación de Dios caras o lados.
es un conocimiento participativo Sin duda, esto hace que cambien los intereses que guían el conoci-
miento. Ya no se quiere conocer para dominar, no se desea analizar y
Una doctrina de la creación con enfoque ecológico tiene que tratar reducir para reconstruir. Se ansia conocer para participar y para
de abandonar el pensamiento analítico con sus distinciones de sujeto integrarse en las relaciones recíprocas de lo vivo.
y objeto. Y debe aprender una forma de pensar nueva, comunicativa e El pensamiento integrador que funciona en clave de totalidad
integradora. Tendrá que volver de nuevo al premoderno concepto de favorece la mancomunidad del hombre y la naturaleza, necesaria e
la razón como órgano (methexis) perceptor y participativo. imprescindible para la vida. Entendemos aquí por naturaleza tanto el
El pensamiento moderno se ha desarrollado en procedimientos mundo natural que compartimos como la corporalidad propia. Al
objetivantes, analizadores, particularizadores y reduccionistas. Se tejer una red de relaciones recíprocas nace una vida simbiótica. Esta
intenta reducir un objeto o un estado de cosas a sus componentes deberá tener diversas determinaciones en planos diferentes. En el
mínimos, indivisibles, para reconstruirlo después. Esta tendencia está plano jurídico y político debemos verla como pacto con la naturaleza,
presente en todas las ciencias, obsesionadas por imitar, como «cien- conservando de forma equilibrada los derechos de los hombres y los
cias exactas», el modelo de la física. Por eso es atinada la frase en la de la tierra. No podemos seguir considerando la naturaleza como un
que se afirma que sabemos cada vez más de cada vez menos cosas. Y «bien sin dueño» (res nullius).
nos lamentamos del predominio de los especialistas. El interés y los En el plano de la medicina hay que determinarla como totalidad
métodos de esta forma de pensar apuntan al dominio de los objetos y psicomatica del hombre que sale al encuentro de sí mismo. No se debe
de los datos. La antigua regla romana, referida al dominio, «divide et considerar lo físico del hombre como un «cuerpo» que «tiene» el
impera» (divide y vencerás) impregna también los métodos modernos hombre.
que pretenden dominar la naturaleza. En el plano religioso hay que entenderla como comunión de la
Por el contrario, algunas ciencias modernas, sobre todo la física creación. En modo alguno hay que entender por creación el mundo
atómica y la biología, han demostrado que estas formas y métodos de que el hombre debe «someter».
pensamiento no se adecúan con la realidad y que apenas permiten El pensamiento integrador y totalizante pretende introducir esa
progresar en el conocimiento. totalidad, esa comunión en esta alianza, tomar conciencia de ella y
En cambio, se comprende y entiende mucho mejor los objetos y profundizarla, restablecerla tras haberla destruido.
los estados de cosas cuando se los ve en sus relaciones y coordinacio- En este sentido, también la doctrina teológica de la creación debe
nes con su medio ambiente y entorno respectivos. Incluimos ahí guiarse en nuestro tiempo por la intención de introducir en la comu-
también al observador humano. Los entendemos mucho mejor cuan- nión de la creación, de hacer que se tome conciencia de ella, de
do los contemplamos no aislados, sino integrados, no divididos sino restablecerla.
en su totalidad, en su integridad. Una percepción integral será menos El método de una doctrina ecológica de la creación que reúna
precisa que el segmentador conocimiento de dominio, pero tendrá estas características no podrá ser unidimensional. Por el contrario,
mayor riqueza de relaciones. deberá descubrir y utilizar numerosos accesos a la comunión de la
Estar vivo significa existir en relaciones con otros. La vida es creación. Encontramos tales accesos en la tradición y en la experien-
comunicación en comunión. Por el contrario, la falta de relaciones y el cia, en la ciencia y en la sabiduría, en la deducción y en la intuición.
aislamiento significan la muerte para todo ser viviente; y la disolución Trataremos de recoger con ojos críticos las tradiciones teológicas de
incluso para las partículas elementales. Por consiguiente, si queremos la doctrina de la creación. Pero deseamos abrirnos también a otras
entender lo real como real y lo viviente como viviente, deberemos formas de pensar y a otros métodos nuevos, poscríticos, científicos.
conocerlo en su comunión originaria y propia, en sus relaciones y También deberemos integrar los accesos de la percepción y de la
circunstancias. intuición poéticas. La doctrina de la creación que nazca de esas
18 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 19

confluencias no se limitará a ser una teoría que forma conceptos significa la habitabilidad en la existencia, las relaciones distendidas y
siguiendo el modelo filosófico o que ofrece unas definiciones, por pacíficas entre Dios, el hombre y la naturaleza2.
importante que sea todo esto. Recogerá y utilizará también símbolos Si el Dios creador mismo habita en su creación, entonces la
que configuran lo inconsciente y regulan la conciencia de una forma convierte en su patria «así en el cielo como en la tierra».
no consciente para ésta. Finalmente, existe una imaginación creativa y Todas las criaturas encuentran entonces en su proximidad la
preñada de esperanzas en los ámbitos de lo posible y del futuro. Si la fuente inagotable de sus vidas, encuentran patria y reposo en Dios.
dejamos fuera de una doctrina de la creación, no podremos hablar Y, finalmente, entonces hace acto de presencia la verdadera comu-
sobre «el futuro de la creación». En teología, la fantasía es insepara- nión de las criaturas entre sí; una comunión que las tradiciones
ble de Dios y de su Reino. Si expulsamos de la teología las imágenes mesiánicas del judaismo y del cristianismo han definido como la
de la fantasía, la mataremos. Una teología de orientación escatológi- «simpatía de todas las cosas». El lazo del amor, de la participación, de
ca necesita imperiosamente de la imaginación mesiánica del futuro y la comunicación y de las numerosas relaciones recíprocas configuran
le pone alas a esta. la vida de la única creación, unida en el Espíritu cósmico3. Nace una
multilateral comunión de la creación.

2. Creación para la gloria


3. El sábado de la creación
Tengo la intención de presentar una doctrina de la creación cons-
ciente y marcadamente cristiana. Y entiendo aquí lo cristiano en su Según las tradiciones bíblicas, la creación apunta a su redención
significación originaria, como lo mesiánico; concretamente, tal como s desde un principio, pues la creación del mundo está orientada al
fue acuñado por la predicación de Jesús y por su historia. Por sábado, la «fiesta de la creación». «El sábado es un sesentavo del
consiguiente, una doctrina cristiana de la creación es una visión del mundo venidero»4. La creación se consuma en el sábado. El sábado
mundo a la luz del mesías Jesús y bajo los puntos de vista del tiempo es la prefiguración del mundo venidero. Por consiguiente, si expone-
mesiánico que comenzó con él y está marcado por él. Esa doctrina mos la creación a la luz de su futuro, de la «gloria de Dios», de la
pretende liberar al hombre, pacificar la naturaleza y redimir la comu- «patrialidad de la existencia» y de la general «simpatía de todas las
nión de hombre y naturaleza de los poderes de lo negativo y de la cosas», entonces desarrollamos una doctrina sabática de la creación.
muerte. Con ello se indica de hecho la visión y la panorámica de la creación
Así pues, la doctrina mesiánica de la creación concibe a ésta junto que se percibe en el sábado, y solamente en él. El sábado es el
con el futuro para el que ella fue creada y en el que ella alcanza su verdadero distintivo de toda doctrina de la creación, de la bíblica, de
consumación. Desde tiempos lejanos se consideró el «futuro de la la judía y de la cristiana. La consumación de la creación mediante la
creación» como el reino de la gloria'. Ese símbolo de la esperanza paz sabática diferencia la concepción del mundo como creación de la
cósmica pretende mostrar que la «creación acaecida en el principio» idea del mundo como naturaleza, porque la naturaleza, siempre fructí-
es una creación abierta, y que su consumación consiste en convertirse fera, conoce tiempos y ritmos, pero desconoce el sábado. Y precisa-
en patria y en vivienda de la gloria de Dios. Los hombres experimen- mente el sábado es el que bendice, santifica y revela al mundo como
tan ya aquí, en la historia, la inhabitación de Dios en el Espíritu, creación de Dios.
aunque de forma parcial y transitoria. Por eso esperan que, en el reino Resulta curioso observar que la creación fue presentada casi
de la gloria, Dios habitará por completo y para siempre en su siempre en la tradición teológica de la Iglesia occidental sólo como la
creación, y que hará que todas sus criaturas participen de la plenitud •
de su vida eterna. 2. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, Frankfurt 1959, 1408 (ed. cast.: El principio
esperanza, Madrid 1975): «Contenido deseable de la religión sigue siendo la habitabilidad
Un término compendia y resume las promesas mesiánicas hechas en el misterio de la existencia...». Esta idea mesiánico-religiosa domina también la meta de
a los pobres y las esperanzas de los alienados: el término patria. Esto la filosofía de la esperanza de Ernst Bloch. Cf. o. c, 1628: «Cuando él (el hombre) se hace
cargo de sí mismo y de lo suyo sin enajenación ni alienación en la democracia real nace en
el mundo algo que ilumina a todos en la infancia y en donde nadie ha estado aún: patria».
3. E. Benz, Der Mensch und die Sympathie aller Dinge am Ende der Zeiten (naeh
1. Cf. J. Edwards, TheEndfor which Godcreatedthe World, en WorksX, Edinburgh Jakob Boehme und seiner Schule), Éranos Jahrbuch 1955, XXIV, Zürich 1956, 133-197.
1974,92-121. 4. Berajot 576.
20 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 21

«obra de los seis días». Con frecuencia no se reparó en el séptimo día, policéntrica, dialéctica, procesal. La tradición teológica prefirió hasta
en el sábado. Por eso se presentó a Dios sólo como el Dios creador: el presente la estructura bimembre, dual. Hablaba de «creación y
Deus non est otiosus. El Dios que reposa, el Dios que hace fiesta, el redención», de «creación y alianza», de «natural y sobrenatural», de
Dios que se regocija con su creación pasó a un segundo plano. Y, sin «necesidad y libertad». En el contexto de ese dualismo se acuñó el
embargo, el sábado es la consumación y la corona de la creación. El famoso principio de la teología medieval, vigente en la teología
Dios creador llega a su meta, a sí mismo, a su gloria, precisamente en católica: Gratia non destruit, sed praesupponit et perjicit naturam.
su reposo sabático. Los hombres que celebran el sábado captan el Este principio presupone que la gracia de Dios es visible en la
mundo como creación de Dios, pues permiten que, en el reposo del encarnación del logos eterno en Cristo. Y concluye de ahí que esa
sábado, el mundo sea creación de Dios 5 . encarnación supone y consuma la creación. De ese principio se sigue,
Israel celebra el sábado en el tiempo de su historia. El sábado que además, que la cristología presupone la antropología, y, como dijo de
se repite cada semana no sólo interrumpe el tiempo de trabajo y el forma llamativa Karl Rahner, la antropología es una «cristología
tiempo de vida, sino que, además, apunta al año sabático, en el que deficiente» y la cristología una «antropología realizada»6. La condi-
deben restablecerse las primigenias relaciones interhumanas y entre el ción cristiana presupone la condición humana y la lleva a la perfec-
hombre y la naturaleza según la justicia de la alianza del Dios de ción.
Israel. Y este año sabático apunta en la historia al futuro del tiempo Considero que el segundo miembro de este principio no es correc-
mesiánico. Cada sábado es una anticipación sagrada de la redención to porque no distingue entre gracia y gloria, entre historia y nueva
del mundo. creación, entre condición cristiana y condición consumada. Precisa-
Con la proclamación del sábado mesiánico comenzó la vida mente porque no se marca con suficiente claridad esta segunda
pública de Jesús de Nazaret (Le 4, 18 ss). Según la visión cristiana, el distinción, aquel principio medieval ha llevado en repetidas ocasiones
tiempo mesiánico proclamado por él entró en vigor mediante su al triunfalismo: en la gracia tiene que estar presente ya la gloria que
entrega a la muerte y su resurrección de entre los muertos. Por eso los consuma la naturaleza; en la alianza tiene que encerrarse ya el Reino
cristianos celebran el primer día de la semana como fiesta de la que es el fundamento intrínseco de la creación; y en la condición
resurrección, pues es el primer día de la nueva creación. Ven la cristiana tiene que darse ya la consumación de la condición humana.
creación a la luz de la resurrección. Conocen la realidad a la luz de su Yo presento una nueva formulación de ese principio teológico en
recreación. lo que atañe a su segundo miembro. Le doy el sentido de una
La de la resurrección es una luz que llena con la esperanza de su dialéctica trimembre y digo: Gratia non perjicit, sedpraeparat naturam
futura redención también a los tiempos pretéritos y a los muertos. La ad gloriam aeternam. Gratia no est perfectio naturae, sed praeparatio
luz de la resurrección de Cristo es la cristiana luz sabática, pero es más messianica mundi ad regnum Dei.
que eso. Aparece como luz mesiánica sobre toda la creación que Este principio parte de que la gracia de Dios es visible en la
suspira y le confiere, en su corruptibilidad, una esperanza eterna que resurrección de Cristo; y concluye que su resurrección es el comienzo
será recreada como el «mundo sin fin». de la nueva creación del mundo. Se sigue de ahí la imperiosa necesi-
dad de hablar de naturaleza y de gracia, y de la relación entre ambas,
con la mirada puesta en la gloria, que consuma la naturaleza y la
4. Preparación mesiánica de la creación para el reino gracia y que, por consiguiente, configura ya aquí la relación entre
naturaleza y gracia. Se sigue además que no se puede considerar como
Esta doctrina de la creación no se sitúa en el contexto de una «fundamento intrínseco» de la creación la alianza histórica de Dios,
dogmática bimembre, dual, sino en el entramado de una orientación sino el venidero Reino de la gloria, prometido y garantizado mediante
la alianza histórica. Y se sigue, finalmente, que la condición cristiana
5. H. Gese, Zur biblischen Theologie, München 1977, 79: «Lo más importante del como tal no representa la consumación, sino tan sólo un camino
sábado no es el descanso laboral del hombre, sino la no agresión del hombre a su entorno,
por el bien de la restitutio in integrum de la creación... Se trata principalmente de la mesiánico para una posible y futura consumación de la condición
inviolabilidad de la creación, que el hombre debe respetar al menos simbólicamente cada
siete días». Encontramos un paralelo sorprendente de la doctrina judía del sábado en la
sabiduría del taoísmo. Lao-Tse, Tao Te-King, ed. Reclam 6789, Stuttgart 1979, cap. 16: 6. K.. Rahner, Sobre la relación entre la naturaleza y la gracia, en Escritos de teología
«Quietud significa reencontrar las raíces». Cap. 45: «La quietud pura devuelve al mundo 1, Madrid 1967, 327 ss; Naturaleza y gracia, en Ibicl. IV, 215 ss. Cf. Kl. P. Fischer, Der
la medida justa». Mensch ais Geheimnis. Die Anthropologie Karl Rahners, Freiburg 1974. 293 ss.
22 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 23

humana. En este camino, y junto a la condición cristiana, se encuen- Según las tradiciones bíblicas, toda actuación divina es pneumáti-
tra la existencia judía como camino y testimonio de la misma esperan- ca en su efecto. El Espíritu se encarga siempre de llevar a término la
za en una humanidad finalmente liberada, glorificada y unida en actuación del Padre y del Hijo. Por consiguiente, el Dios uno y trino
justicia. La existencia cristiana no desplaza a la existencia judía, sino inspira su creación sin interrupción alguna. Todo cuanto es, existe y
que depende de ella, y comparte con ella la comunión del camino. vive del permanente aflujo de las energías y posibilidades del Espíritu
El judaismo medieval consideró y celebró con frecuencia al cristia- cósmico. Tenemos, pues, que entender toda realidad creada en clave
nismo que evangelizaba las naciones como la praeparatio messianica energética. Y debemos considerarla como posibilidad realizada del
del mundo pagano, preparación querida por Dios. Recogemos esta Espíritu divino. El Creador mismo está presente en su creación
valoración judía de la existencia cristiana y la llevamos más allá del mediante las energías y posibilidades del Espíritu. No se limita a
mundo de los gentiles. E incluimos en ella también la naturaleza. La adoptar una posición trascendente frente a ella, sino que entra en ella
cristiandad está ahí también para la praeparatio messianica naturae. y es, al mismo tiempo, inmanente a ella.
Cuando pensamos en este movimiento mesiánico, los grandes El salmo 104, 29-30 aporta el fundamento bíblico para esta concep-
binarios teológicos se liberan de su pura contraposición y se relativi- ción de la creación en el Espíritu:
zan. Los entendemos de forma complementaria en el movimiento
mesiánico. No se definirán ya mediante la recíproca negación respec- Escondes tu rostro y se anonadan,
tiva, sino que se determinan en sus múltiples conexiones respecto a un les retiras su soplo, y expiran
y a su polvo retornan.
tercero común. La estructura de los conceptos anquilosada en la Envías tu soplo y son creados,
contraposición se pone en movimiento cuando se entienden sus dos y renuevas la faz de la tierra.
caras como aspectos complementarios de un proceso común. De esta
manera es posible conocer con mayor precisión, y determinar mejor, Las criaturas son «creadas» (bara) con el aflujo permanente del
la mediación de libertad y necesidad, gracia y naturaleza, alianza y Espíritu (ruah) divino, existen en el Espíritu y son «renovadas»
creación, condición cristiana y condición humana. (hadash) mediante el Espíritu. Esto presupone que Dios crea siempre
a través, y en la fuerza, de su Espíritu; y que, por consiguiente, la
presencia de su Espíritu condiciona la posibilidad y las realidades de
5. Creación en el Espíritu su creación. Presupone también que el Espíritu es derramado sobre
todo cuanto es; y que el Espíritu lo conserva, lo vivifica y lo renueva.
Según la concepción cristiana, la creación es un acontecimiento Además, dado que en la concepción hebrea el Espíritu (ruah) es
trinitario: el Padre crea por el Hijo en el Espíritu santo. En consecuen- femenino, hay que captar esa vida divina de la creación con metáforas
cia, la creación ha sido realizada «por Dios», conformada «por medio femeninas, no sólo con una terminología masculina.
de Dios», y existe «en Dios». Leemos en san Basilio: «En la creación Esto mismo exige la concepción hebrea de la sabiduría de la
de estos seres, contempla al Padre como fundamento que dispone, al creación, hija de Dios:
Hijo como el creador, y al Espíritu como consumador; de forma que
los espíritus servidores tienen su comienzo en la voluntad del Padre, Yahvé me creó, primicia de su camino,
empiezan a ser por la actividad del Hijo, y alcanzan la consumación antes que sus obras más antiguas.
Desde la eternidad fui modelada,
mediante la asistencia del Espíritu»7. La tradición teológica acentuó desde el principio, antes que la tierra.
durante largo tiempo, de forma exclusiva, el primer aspecto para Cuando no existían los abismos fui engendrada,
contraponer de forma monoteísta a Dios Padre como creador y señor cuando no había fuentes cargadas de agua.
a su creación. Luego se hicieron repetidos intentos para desarrollar Antes que los montes fuesen asentados,
una doctrina de la creación específicamente cristológica acentuando antes que las colinas, fui engendrada.
No había hecho aún la tierra ni los campos
la creación mediante la Palabra, Nosotros vamos a exponer la concep- ni el polvo primordial del orbe.
ción trinitaria de la creación desarrollando el tercer aspecto, el de la Cuando asentó los cielos, allí estaba yo,
creación en el Espíritu. cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
cuando arriba condensó las nubes,
cuando afianzó las fuentes del abismo,
7. Basilio, De Spiritu ¡anclo, 31 d (Migne PG 32, 136 B). cuando al mar dio su precepto
24 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 25
para que las aguas no rebasaran su orilla, existe, vive y se mueve en otros, con otros, para otros, en las conexio-
yo estaba allí, como arquitecto,
y era yo todos los días su delicia, nes cósmicas del Espíritu divino. Por consiguiente, sólo podemos
jugando en su presencia en todo tiempo. llamar «fundamental» a la comunión de la creación en el Espíritu
jugando por el orbe de su tierra; mismo. Porque sólo el Espíritu de Dios existe ex se y debe ser
y mis delicias están con los hijos de los hombres (Prov 8, 22-31). considerado, en consecuencia, como fundamento en el que se sustenta
todo lo que no existe ex se, sino ab alio et in aliis. De la comunión del
Y sin embargo, hasta nuestros días no se ha desarrollado teológi-
Espíritu divino y en ella nacen los modelos y simetrías, los movimien-
camente esta sabiduría de la creación ni el concepto teológico de la
tos y los ritmos, los campos y los conglomerados materiales de la
creación en el Espíritu. Calvino ha sido uno de los pocos que ha
energía cósmica. El «ser» de la creación en el Espíritu es, pues, la
recogido y sostenido esa concepción: «Spiritus Sanctus enim est, qui
cooperación, y las conexiones manifiestan la presencia del Espíritu en
ubique diffusus omnia sustinet, vegetat et vivificat»8.
la medida en que permiten conocer la «armonía global»9. «En el
El Espíritu santo, «que vivifica» (Niceno), es para Calvino la
principio era la relación» (M. Buber).
«fuente de la vida» (fons vitae). Si el Espíritu santo es «derramado»
sobre toda criatura, entonces la «fuente de la vida» está presente en Con su idea de la inmanencia de Dios-Espíritu en la creación,
todo lo que es y vive. Todo cuanto existe y vive, manifiesta la Calvino llegó hasta las inmediaciones de la idea estoica del cosmos
presencia de esta divina «fuente de la vida». divino, de la inhabitación del alma del mundo en el cuerpo del
mundo. Pero la doctrina cristiana de la Trinidad fue la línea de
Si el Espíritu santo es «derramado» en toda la creación, ese
demarcación que trazó el límite entre su doctrina del Espíritu cósmico
Espíritu crea la comunión de todas las criaturas con Dios y entre ellas,
y el panteísmo estoico: el Espíritu de Dios actúa introduciéndose en el
y la convierte en aquella comunión de la creación en la que todas las
mundo, produce la cohesión del mundo sin confundirse con éste. El
criaturas se comunican con Dios y entre sí cada una a su manera. La
espíritu cósmico continúa siendo espíritu de Dios, y se convierte en
existencia, la vida y el tejido de las relaciones recíprocas subsisten en
nuestro espíritu en la medida en que actúa en nosotros como fuerza
el Espíritu: «En él vivimos, nos movemos y existimos» (Hech 17, 28).
que da vida.
Y esto significa que no existen unos «materiales» ni fundamento
Esta diferenciación permite, mediante el conocimiento de la divina
alguno del mundo, aquellos que llamamos «partículas elementales», a
inmanencia en el mundo, concebir también la autotranscendencia del
los que quepa atribuir sus conexiones. Según la teoría mecanicista, las
mundo en conexión con su futuro abierto. ¿Cómo hay que entender
leyes de la naturaleza determinan primero las cosas, y posteriormente
esta autotranscendencia del mundo? La presencia del Espíritu divino
las relaciones recíprocas. Pero, en realidad, las relaciones son tan
en la creación convierte al universo en un excéntrico doble mundo de
primigenias como las cosas. Cosa y relación son tan recíprocamente
cielo y tierra que se transciende a sí mismo. Ese mundo está abierto al
complementarias como la partícula y la onda en el campo atómico.
futuro del Reino de la gloria, que renovará, unirá y consumará la
Porque nada existe, vive y se mueve en el mundo de por sí. Todo
tierra y el cielo.
ha. presencia del Espíritu divino en la creación tendrá que diferen-
8. J. Calvino, Institutio I, 13, 14: «Ule enim est qui ubique diffusus omnia sustinet, ciarse más desde un punto de vista teológico en su inhabitación
vegetat et vivificat in coelo et in térra. lam hoc ipso creaturarum numero eximitur, quod cósmica, reconciliadora y redentora.
nullis circumscribitur finibus. Sed suum in omnia vigorem transfundendo, essentiam,
vitam et motionem illis inspirare, id vero plañe divinum est». Cf. W Krusche, Das Wirken En concreto, y de acuerdo con su automanifestación, habrá que
des Heiligen Geistes nach Calvin, Gottingen 1957, esp. cap. II: Der Heilige Geist und der distinguir la actuación del Espíritu presente como sujeto, como fuerza
Kosmos, 15 ss. Para M. Lutero, cf. R. Prenter, Spiritus Creator, Gottingen 1954. También y como posibilidad.
en K. Barth hay algunos brotes que apuntan en esta dirección. Cf. Kirchliehe Dogmaiik
1/1, 472 s: «El Espiritu de Dios, el Espíritu santo, es mencionado de manera general en el
Podremos, pues, distinguir el efecto del Espíritu presente en su
antiguo testamento y en el nuevo como Dios mismo de una manera realmente incompren- actuación creadora, conservadora, renovadora y consumadora.
sible, sin dejar por ello de ser Dios, puede estar presente en la criatura, y, en virtud de esta
su presencia, puede realizar la relación de la criatura con él y, en virtud de esta relación 9. Cf. Fr. Capra, The Tao oj Physics, 1975; en alemán: Der kosmische Reigen. Physik
con él mismo puede dar vida a la criatura. Efectivamente, la criatura necesita del Creador undostliche Mystic-eine zeitgemasses Welthild, München '"1983, 286: «La nueva visión del
para vivir. Necesita, pues, la relación con él. Pero la criatura no puede establecer esa mundo contempla el universo como tejido dinámico de acontecimientos interdependien-
relación. Dios la crea mediante su propia presencia en la criatura, como la relación suya tes. Ninguna propiedad de cualquier parte de este tejido es fundamental. Todas ellas
consigo mismo. Dios en su libertad para estar presente en la criatura, para crear, por derivan de las propiedades de las otras partes, y la armonía global de las relaciones
consiguiente, esa relación y ser así la vida de la criatura, eso es el Espíritu de Dios». recíprocas determina la estructura de todo el tejido».
26 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 27
Creación en el Espíritu es un esbozo teológico que cuadra de forma constancia la diferencia entre Dios y el mundo: no se puede concebir a
admirable con la doctrina ecológica de la creación, tan buscada y Dios como algo mundano ni al mundo como divino. Dios no se
necesaria en nuestros días. Con este esbozo desvinculamos la doctrina manifiesta en las fuerzas y ritmos de la naturaleza. Por el contrario, se
teológica de la creación de la era del subjetivismo y del dominio revela en la historia humana, configurada por la alianza de Dios y por
mecanicista del mundo, y la introducimos en aquel camino en el que se su promesa. En consecuencia, no estará permitido venerar las fuerzas
debe buscar el futuro de una comunión ecológica del mundo10. El de la fertilidad como fuerzas divinas. Los cultos de la fertilidad fueron
progresivo destrozo de la naturaleza ocasionado por las naciones rechazados en Canaán como «idolatría». Y se persiguió como la
industrializadas y el creciente peligro de autodestrucción que la forma más grave de blasfemia la transformación de Yahvé en un
humanidad alimenta con las armas nucleares han levantado una «Baal», en una fuerza divina de la naturaleza. La fe en la creación fue
barrera infranqueable a la era de la subjetividad y al dominio mecani- el fundamento para la distinción permanente entre Dios y mundo,
cista del mundo. Plantados en esta frontera, sólo hay una alternativa pues con esa fe se contraponía Dios al mundo. Dios está en la
razonable a la aniquilación universal: la comunión del mundo ecoló- transcendencia; al mundo como «la obra de sus manos» se le encierra
gica, no violenta, pacífica y solidaria. en la inmanencia: se priva a la naturaleza del carácter divino, se
Este paso epocal no se limita a situar a las tradiciones teológicas considera la política como algo profano, se desfataliza a la historia. Se
del cristianismo ante problemas de acomodación, sino que las coloca, convierte al mundo en materia pasiva.
en mayor medida, ante la necesidad de volver a encontrar su verdad También la apologética teológica de los tiempos modernos utilizó
propia, originaria, desfigurada o reprimida mediante el sometimiento esa distinción de Dios y mundo para adecuar las tradiciones bíblicas a
de la naturaleza y la acumulación de medios militares de aniquilación los procesos de secularización de la edad moderna europa. La desconsi-
en aquella época de dominación del mundo que toca a su fin. Por eso derada conquista y explotación de la naturaleza, tarea que fascinó a
renunciamos conscientemente a la delimitación de la doctrina teológi- los tiempos modernos europeos, encontró su adecuada legitimación
ca de ¡a creación, preocupada angustiosamente por su propia identi- religiosa en aquella vieja distinción de Dios y mundo. Y con ello se
dad, de las ciencias naturales y de sus teorías. Buscamos la comunión falseó la verdad crítica de aquella distinción veterotestamentaria. Sin
de los conocimientos de las ciencias naturales y de la teología. Sólo la abandonar esa distinción, una doctrina ecológica de la creación tiene
conciencia del peligro de una catástrofe universal, ecológica y nuclear, que captar y enseñar hoy la inmanencia de Dios en el mundo. Con ello
así como la búsqueda común de un mundo capaz de sobrevivir permiti- no se desvía de las tradiciones bíblicas, sino que retorna a su verdad
rán la aportación específica de las tradiciones cristianas y de la originaría: Dios el creador del cíelo y de la tierra está presente en cada
esperanza de la fe en Cristo. una de sus criaturas y en su comunión con la creación mediante su
Espíritu cósmico. «Deus penetrat praesentia sua totum universum» n .
Dios no es sólo el creador del mundo, sino también el Espíritu del
6. Inmanencia de Dios en el mundo universo. Mediante las fuerzas y posibilidades del Espíritu, el Creador
habita en sus criaturas, las vivifica, las mantiene en la existencia y las
Una doctrina ecológica de la creación implica una nueva idea de conduce al futuro de su Reino. En este sentido, la historia de la
Dios. El eje de esa nueva concepción no será la distinción entre Dios y creación es la historia de la actuación del Espíritu divino. Por consi-
mundo, sino el conocimiento de la presencia de Dios en el mundo y de guiente, desde el punto de vista de las tradiciones bíblicas es un
la presencia del mundo en Dios. planteamiento parcial, unilateral, el de considerar la creación sólo
En un entorno marcado por religiones de la naturaleza impregna- como obra de las «manos de Dios» y verla sólo como su «obra»
das de panteísmo y de matriarcalismo, la fe en Yahvé, tal como es distinta de él. La creación es también la presencia diferenciada de
atestiguada en el antiguo testamento, había enseñado con trabajo y Dios Espíritu, la presencia del Uno en los muchos.
Para comprender esta inmanencia de Dios en el mundo a la par que
10. Una destacada visión panorámica puede leerse en Fr. Capra, Wendezeil. Bausiei- su transcendencia al mundo es aconsejable distanciar de la doctrina de
nefür ein neues Weltbild, Bern 1983. Cf. también el estudio histórico de G. Freudenthal, la creación el concepto causal, y, con él, la mentalidad causal. Con esa
Atom und Indhiduum im Zeitalter Newtons, Frankfurt 1984, y los estudios, más antiguos,
de E. J. Dijksterhuis, Die Mechanisierung des Weltbildes, Berlin 1956; Fl. W. Matson, mentalidad sólo se pudo concebir la transcendencia de la divina causa
Rückkehr zum Menschen. Von mechanistischen zum humanen Wehvcrstandnis, Olten-
Freiburg 1969. 11. Fr. Oetinger, Inquisilio in sensum cvmmunem et rationem, Tübingen 1753, 150.
28 Dios en la creación Doctrina ecológica ele la creación 29
prima, que debe ser al mismo tiempo causa sui por su condición de 2. La doctrina cristiana de la Trinidad. En el libre desbordamien-
divina. Pero creación del mundo es algo irreductible a la causación del to de su amor, el Dios eterno sale de sí y crea una creación, una
mundo. Si el Creador está presente en su creación misma mediante el realidad que está ahí como él, pero que es distinta de él. Dios crea,
Espíritu, deberemos considerar su relación con la creación como una reconcilia y redime su creación por medio del Hijo. En la fuerza del
red de numerosas relaciones unilaterales, recíprocas y polifacéticas. Espíritu, Dios está presente en su creación, en la reconciliación y
En esta red relacional, «crear», «conservar», «sostener» y «consu- redención de la creación. En la sobreabundancia del amor, fuente de
mar» dan nombre a las grandes relaciones unilaterales, pero «inhabi- cuanto de Dios viene, se encuentra también la disposición de Dios a
tar», «compadecer», «participar», «acompañar», «soportar», «delei- soportar la oposición de sus criaturas. En ese mismo desbordamiento
tar» y «glorificar» son relaciones recíprocas que configuran una se enclava también su voluntad de reconciliar y redimir el mundo
cósmica comunión de vida entre Dios el Espíritu y todas sus criaturas. mediante el aguante paciente de su esperanza.
La doctrina trinitaria de la creación no arranca, pues, de una El Hijo, el eternamente otro en Dios mismo, se convierte en
contraposición de Dios y del mundo para describirlos como contra- sabiduría, en modelo por el que se crea su creación. El Hijo, en el que
puestos el uno al otro, para presentar a Dios como no mundo y a éste el mundo está creado, se hace carne y entra en el mundo para
como no Dios. Por el contrario, parte de una tensión inmanente en redimirlo. Y padece la autodestrucción de la creación para salvarla
Dios mismo: Dios crea el mundo y al mismo tiempo entra en él. Lo mediante su sufrimiento. Cuanto no haya sido asumido de esta
llama a la existencia y se manifiesta a la vez mediante la existencia de manera por Dios en su creación carecerá de la posibilidad de ser
ese mundo. Este vive de la fuerza creadora de Dios y Dios vive en él. salvado.
Si Dios como creador se contrapone a su creación, se contrapone Dios el Espíritu es también el Espíritu, la armonía global, la
también a sí mismo. El Dios que transciende al mundo y el Dios estructura, la información, la energía del universo. El Espíritu del
inmanente a ese mundo es el mismo y único Dios. Por consiguiente, universo es el Espíritu que procede del Padre y resplandece en el Hijo.
en la creación del mundo por Dios tenemos que reconocer una Las evoluciones y las catástrofes del universo son también los movi-
autodiferenciación y una autoidentificación de Dios. Dios está en sí y mientos y las experiencias del Espíritu de la creación. Por eso «gime»,
simultáneamente fuera de sí. Está fuera de sí en su creación, y según Pablo, el Espíritu divino en todas las criaturas bajo el poder de
paralelamente en sí en su sábado. la nada. Por eso el Espíritu divino se transciende en todas las criatu-
Dos grandes conceptos ayudan a captar esta autodistinción de ras. Se manifiesta esto en la autoorganización y en la autotranscen-
Dios y esa tensión de Dios en su creación: dencia de todos los seres animados.
1. La rabínica y cabalística doctrina de la schekiná. «Se presenta
la schekiná, la bajada de Dios a los hombres y su morada entre ellos, 7. El principio de la mutua compenetración
como una división que se produce en Dios mismo. Dios se separa de sí
mismo, se da a su pueblo, comparte sus sufrimientos, trashuma con él El modelo primigenio de este movimiento dialéctico se encuentra
por la miseria de la extranjería...». Así describe Franz Rosenzweig la en la divinidad misma. La doctrina trinitaria formula estas diferencia-
schekiná de Dios en el pueblo de su elección l2. Otro tanto, pero en ciones y la unidad en Dios. La doctrina social de la Trinidad formula
mayor medida, se puede decir de la inhabitación de Dios en la las inhabitaciones recíprocas y la eterna comunión del Padre, del Hijo y
creación de su amor: él se da a sus criaturas, comparte sus sufrimien- del Espíritu santo que se manifiesta a través de ellas. Utiliza el
tos, trashuma con ellas por la miseria de la extranjería. El Dios que término pericóresis para llevar a cabo esa formulación li . En Dios se
habita en el Espíritu de su creación está presente en cada una de sus da una comunión eterna de las diversas personas en virtud de su
criaturas, y permanece ligado a cada una de ellas en la alegría y en el recíproca inhabitación y de su mutua compenetración, como dice el
sufrimiento. Jesús juánico: «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (14, 11);
«El Padre y yo somos una misma cosa» (10,30). La pericóresis
12. Fr. Rosenzweig, Der Stern der Erlósung, Heidelberg 1954, Parte III, libro 3, 192. trinitaria manifiesta aquella suprema intensidad de la vida que llama-
Cf. también A. M. Goldberg, Untersuchungen über die Vorstellung von der Schekhinahin mos vida divina, amor eterno. De manera inversa, la infinita intensi-
der frühen rabhinischen Literatur, Frankfurt 1973, esp. IV: Schekhinah; das passiv-
weibliche Moment in der Gottheit, 135-192.
13.' Cf. I. D. Zizioulas, Wahrheit und Gemeinschaft: KuD 26 (1980) 2-49.
30 Dios en la creación Doctrina ecológica de la creación 31

dad de vida de Dios se manifiesta en la pericóresis eterna de las Los principios organizativos del espíritu en todos estos niveles
personas divinas. Deberemos concebir la pericóresis trinitaria no son:
como un esquema inmóvil, sino como la activación suprema, y, 1. en el plano sincrónico: autoafirmación e integración,
simultáneamente, como la calma absoluta de aquel amor que es la 2. en el plano diacrónico: autoconservación y autotranscenden-
fuente de todo lo viviente, el tono de todas las resonancias y el origen cia15.
de todos los mundos que danzan y se agitan rítmicamente. Además, es perceptible la tendencia del espíritu a sistemas abiertos
En Dios no hay unilateral relación de superioridad y subordina- más complejos: a) mediante la fusión de los sistemas de vida abiertos
ción, mandato y obediencia, amo y esclavo, como afirmó Karl Barth para configurar formas de vida simbióticas, b) mediante la evolución
en su doctrina teológica de la soberanía, convirtiendo esa pretendida de formas de vida cada vez más ricas en la tierra virgen de lo posible,
unilateralidad en punto de partida de su presentación de todas las del futuro.
relaciones análogas en la contraposición de Dios y mundo, de cielo y Conciencia es espíritu reflexivo y reflejo. Con esta tesis abandona-
tierra, de alma y cuerpo; y no menos también de hombre y mujer14. mos la identificación agustiniano-cartesiana de espíritu y conciencia.
En el Dios uno y trino se da el amor mutuo y recíproco. Entendemos el espíritu no de forma idealista, sino realista, como
Sostenemos como principio que todas las relaciones análogas con sugieren las tradiciones bíblicas. Si conciencia es espíritu reflejo, un
Dios reflejan la primigenia inhabitación recíproca y la mutua compe- vasto campo del espíritu humano continúa siendo inconsciente para
netración de la pericóresis trinitaria: Dios en el mundo y el mundo en nosotros. Porque el hombre es un sistema de vida abierto, sumamente
Dios; cielo y tierra en el reino de Dios, penetrados de su gloria; alma y complejo, de muchos estratos, con numerosas relaciones y dependen-
cuerpo unidos en el Espíritu vivificador a un todo humano; mujer y cias. Espíritu es el compendio de su autoorganización y de su auto-
hombre en el reino del amor incondicional, liberados para la condi- transcendencia, de sus simbiosis internas y externas:
ción humana verdadera y total. No existe la vida solitaria. En contra — Si espíritu es el principio de organización comprensivo del
de lo que Leibniz opinó, cada mónada tiene muchas ventanas. En hombre, tendremos que hablar de un espíritu-alma, de un espíritu-
realidad, se compone exclusivamente de ventanas. Todo lo que vive, cuerpo y de una unidad de cuerpo y alma en el espíritu. Pero el espíritu
vive en una forma específicamente suya en los otros, con los otros, de del hombre no se identifica con la subjetividad consciente de su razón
los otros y para los otros: «Un parentesco interno y eterno alcanza a y de su voluntad, sino que abarca toda su estructura corpóreo-
todo». El concepto de vida trinitaria de la compenetración recíproca, psíquica.
de la pericóresis, marcará, pues, esta doctrina ecológica de la creación. — Mediante el espíritu estamos unidos social y culturalmente con
otros hombres. Y esa unión es, a su vez, un sistema abierto organiza-
do; es, pues, espíritu que debe ser denominado, desde este punto de
8. Espíritu y conciencia humana vista, espíritu común de la comunidad humana.
— Mediante el espíritu estamos unidos con el entorno natural.
Cuando ponemos la mirada en la naturaleza, llamamos espíritu a Esta unión es un sistema humano-natural y exige ser llamado ecosiste-
las formas de organización y maneras de comunicación de sistemas ma espiritual. Mediante el espíritu, las sociedades humanas como
abiertos, desde la materia informada hasta las formas de sistemas sistemas parciales están unidas con el ecosistema «tierra» (Gaia),
vivientes, de simbiosis de vida pluriestráticas, de hombres y poblacio- porque las sociedades humanas viven en —y de— la rotación de la
nes humanas, hasta el ecosistema «tierra», hasta el sistema solar, tierra y del sol, del aire y del agua, del día y de la noche, del verano y
hasta nuestra vía láctea, hasta el entramado de las galaxias del del invierno. Los hombres son, pues, componentes y subsistemas del
universo. sistema cósmico de la vida, y del Espíritu divino que habita en él.
Por eso importa extender la humana conciencia del espíritu al
mayor número posible de formaciones del espíritu, y ampliar la
14. K. Barth, Kirchliche Dogmalik IV, 1, Zürich 1953, 219: «No sólo es preciso no conciencia individual según los principios de organización del espíritu
negar lo escandaloso de que en Dios mismo tiene que haber un arriba y un abajo, un prius mencionados anteriormente —autoafirmación e integración, auto-
y un posterius, un ordenamiento previo y otro posterior, sino que es necesario afirmarlo y
entenderlo como esencial del ser de Dios... su unidad divina consiste... en ser Uno como
aquel a quien se obedece, y Otro como aquel que obedece». Las páginas que vienen tras 15. Utilizo aqui los conceptos biológicos de E. Jantsch, Die Selbstorganisation des
esta cita tratan de explicarla. Universums, München 1979.
32 Dios en la creación
2
conservación y autotranscendencia— hasta llegar a la conciencia
social, ecológica, cósmica y divina. Así, la conciencia individual pene- En la crisis ecológica
tra en formas de organización del espíritu superiores, más completas y
pluriestráticas; y alcanza un intercambio de vida más diferenciado y
superior. Por su parte, el espíritu divino, cósmico, social e individual
alcanza así una conciencia más amplia y superior de sí mismo en el
hombre.
La concepción Dios en la creación, vista en el marco de la creación
en el Espíritu, se presta perfectamente para unir de forma complemen-
taria «creación» y «evolución» en lugar de considerarlos por más
tiempo como conceptos contrapuestos de la realidad: existe una Comenzamos esta doctrina teológica de la creación no con una
creación de la evolución porque la evolución es inexplicable por sí investigación e interpretación del origen de la fe judeo-cristiana en la
misma. Existe una evolución de la creación porque la creación del creación, sino con una captación y exposición de la situación crítica en
mundo ha sido diseñada con la mirada puesta en el reino de la gloria, que se encuentra hoy esta fe en cualquier lugar donde se mantenga y a
y, por consiguiente, se transciende temporalmente a sí misma. Debe cuyas apodas ella misma ha contribuido.
entenderse el concepto de evolución como un concepto fundamental La situación actual está marcada por la crisis ecológica de toda la
del automovimiento del Espíritu divino de la creación. civilización científico-técnica y por el agotamiento de la naturaleza
provocado por el hombre. Esta crisis es mortal no sólo para el
Amas a todos los seres hombre. Hace ya tiempo que otros seres animados vienen padecién-
y nada de lo que hiciste aborreces,
pues, si algo odias,
dola. Y también es mortífera para el entorno natural. Si no se produce
no lo hubieras creado. una conversión radical en las orientaciones fundamentales de estas
Y ¿cómo podría subsistir cosa que sociedades humanas, si no se implanta otra alternativa práctica en el
no hubieses querido? trato con los demás seres animados y con la naturaleza, esta crisis
¿Cómo se conservaría si no la
hubieras llamado?
adquirirá dimensiones de catástrofe planetaria.
Mas tú todo lo perdonas porque todo La crisis ecológica del mundo moderno ha sido provocada por los
es tuyo, Señor que amas la vida, modernos Estados industrializados. Estos han surgido en el ámbito
pues tu espíritu imperecedero de la cultura marcada por el cristianismo. No podemos pasar por alto
está en todas las cosas.
la influencia cultural que ha ejercido la fe cristiana de la creación. Ella
arroja una luz propia sobre esa fe y exige que critiquemos los caminos
errados seguidos por ella; y nos invita a entender la fe en la creación
de un modo nuevo desde sus verdaderos orígenes.
La crisis del mundo moderno no es sólo hija de las tecnologías
utilizadas para depredar la naturaleza, ni tampoco de las ciencias
naturales mediante las que los hombres se convirtieron en dueños de
la naturaleza. Se fundamenta, más bien, en el afán del hombre por
conseguir poder y preponderancia. En la esfera de la civilización
cristiana, este afán fue liberado de sus antiguas inhibiciones religiosas
y fue reforzado por una fe bíblica en la creación equivocada e
instrumentalizada. La expresión «¡someted la tierra!» fue entendida
como mandamiento divino por el que se ordenaba al hombre domi-
nar la naturaleza, conquistar el mundo. Los hombres tenían que
asemejarse a su Dios, el «todopoderoso», mediante el afán ilimitado
de poder. Por eso, afirmaron la omnipotencia de Dios para justificar
en el plano religioso su propio poder. La fe cristiana en la creación tal
34 En la crisis ecológica
La crisis de dominio 35
como es sostenida en el cristianismo de la Iglesia occidental, europea
y americana, es responsable en gran parte de la actual crisis que y las aporías de la situación actual tanto más claramente e inequívo-
padece el mundo. camente podrá hablar la fe en la creación.
¿Qué rasgos debe tener la conversión de las concepciones y de los Por eso no elegimos el atajo de los «creacionistas», que pretenden
caminos que conducen a una previsible muerte universal a un futuro hacer frente al presente, a las modernas ciencias naturales y a sus
de la vida que asegure la supervivencia común del hombre y de la teorías mediante la alternativa de una cosmología biblicista. Aceptar
naturaleza? En este campo es donde se plantean hoy los interrogantes tal alternativa significaría retroceder a la doctrina de la creación de un
más graves a la fe cristiana en la creación. Una nueva doctrina tiempo pasado, pero no equivaldría a entender hoy la fe en la creación
teológica de la creación tendrá que recoger esas preguntas y tratará de desde su verdadero origen.
darles una respuesta. Por otro lado, tampoco podemos seguir a aquellos teólogos que
¿Cómo habrá que entender y reformular la fe cristiana en la recogen una de las teorías cosmológicas discutidas actualmente para
creación para que deje de ser un factor de la crisis ecológica y del convertirla en fundamento de su propia cosmología religiosa y con
destrozo de la naturaleza y se convierta en fermento de la paz con la ello sancionarla. Esto significaría, lisa y llanamente, la disolución de
naturaleza, objetivo absolutamente irrenunciable? la fe en la creación específicamente judía y cristiana en la superexalta-
Los hombres se han esforzado durante siglos en entender la ción de tipo religioso general de una concepción del mundo debatida
creación de Dios como naturaleza. Con ello han pretendido explotarla en nuestros días.
según las leyes descubiertas por las ciencias naturales. Hoy, en cam- Seguiremos, frente a todas las posibles opciones mencionadas, el
bio, se trata de entender como creación de Dios esa naturaleza conoci- modelo de identidad y relevancia: la identidad de la fe cristiana en la
ble, dominable y utilizable; y de aprender a respetarla como tal. Es creación ha sido cuestionada en la crisis ecológica actual. Por consi-
preciso incluir ese limitado ámbito de la realidad al que llamamos guiente, tendremos que definirla de nuevo en este contexto.
«naturaleza» en la totalidad de lo existente, que recibe la denomina- La importancia de la fe en la creación deberá demostrarse en la
ción de «creación de Dios». concepción y caminos para salir de la crisis ecológica del momento
¿Qué consecuencias tiene para las ciencias naturales esa conversión presente.
de nuestra manera de pensar? ¿Qué significa para la liberación de la En este capítulo introductorio trataremos primero de medir el
naturaleza de la opresión del hombre? ¿Qué importancia tiene para alcance de la «crisis ecológica». La consideraremos como crisis de la
que el hombre se libere de su antinatural afán de poder y viva la dominación del hombre sobre la naturaleza, Y preguntaremos por la
comunión natural con las restantes criaturas de Dios? aportación de las ciencias naturales, de la técnica y de la teología
Una doctrina teológica de la creación que pretenda estar a la cristiana a esta crisis. En la segunda parte de este capítulo elaborare-
altura de los tiempos tendrá que comenzar por ocuparse de manera mos de forma crítica la relación entre teología y ciencias naturales
crítica de su propia tradición y de la influencia que ésta ha ejercido a teniendo en cuenta una «teología de la naturaleza» que es preciso
lo largo de la historia. Sólo después de haber realizado esa primera desarrollar de forma crítica. Finalmente, trataremos de encontrar en
tarea podrá entablar un diálogo con las modernas ciencias naturales y una filosofía de la naturaleza ideas capaces de eliminar la alienación de
con la filosofía actual de la naturaleza. la naturaleza y de permitir un trato saludable del hombre con su
mundo natural y con su propia naturaleza corporal. En este primer
El hecho de que situemos conscientemente él punto de partida de
capítulo pretendemos lograr unos puntos de orientación para una
esta doctrina de la creación en el contexto de la actual situación
doctrina contemporánea de la creación. Por desgracia, el marco en
mundial no significa que pretendamos acomodarla apologéticamente
que nos movemos aquí no permite una nueva presentación completa
a esta situación para salvarla. Tampoco queremos someter esta
de todos los problemas suscitados.
doctrina de la creación a las leyes y límites de la situación actual. Es
preciso, sin embargo, someterla a la crítica del presente para llegar a
su origen propio. El texto de una doctrina cristiana de la creación
tiene su propio lenguaje, esboza sus propias visiones y formula sus 1. La crisis de dominio
propias preguntas. Pero este texto es audible sólo en el respectivo
contexto del presente, cualquiera que sea el momento. Cuanto mejor La crisis ecológica, conocida también por la expresión un tanto
se perciban y asuman las experiencias y conocimientos, las preguntas descafeinada de «deterioro del medio ambiente», obliga a tomar
conciencia de que la teología y las ciencias naturales con otras muchas
36 En la crisis ecológica La crisis de dominio 37

ciencias comparten un destino común. La expresión «crisis ecológica» utilizadas hasta el presente no pueden limitar ni superar el progresivo
sólo ofrece una configuración difusa e insuficiente de la problemática deterioro del medio ambiente que ocasionan3.
real. En realidad, se trata de una crisis de todo el sistema de la vida del Las normas por las que se organizan las sociedades dimanan de
moderno mundo industrial; de una crisis en la que los hombres se han sus tradiciones culturales. Y éstas son hijas de una influencia recípro-
metido a sí mismos arrastrando consigo a su entorno natural, una ca del sentido dado a la vida y de la configuración social y económica
crisis en la que se adentran cada día más ] . de la vida. Los sistemas de valores y de sentido han enraizado
Las tecnologías humanas que se utilizan para depredar el entorno profundamente en el subconsciente de los hombres en el curso de una
natural del hombre trastornan con tenacidad, aunque todavía no de historia prolongada. Los cambios de esos sistemas resultan traumáti-
forma irreparable, la relación vital de las sociedades humanas con su cos y requieren bastante tiempo.
medio ambiente. Y las ciencias de la naturaleza están implicadas en las Las sociedades incapaces de introducir cambios fundamentales en
tecnologías humanas concebidas para explotar la naturaleza. Las su sistema de valores y de sentido a fin de acomodarse a la nueva
tecnologías no son más que ciencias aplicadas. Tengamos en cuenta, situación, no pueden cambiarse a sí mismas y, por consiguiente, no
además, que determinados intereses de los hombres han sido el móvil son capaces de poner fin al destrozo que causan. La destrucción del
que ha llevado al desarrollo de las ciencias naturales y de las tecnolo- entorno natural repercute nocivamente sobre las sociedades y provo-
gías. Diversos intereses humanos están ligados a ellas, las preceden y ca en ellas pérdidas de valores y crisis del sentido de la vida.
las toman a su servicio. Determinados valores fundamentales y convic- Como se sabe, la presión sobre el medio ambiente crece de forma
ciones básicas de las sociedades humanas guían esos intereses huma- directamente proporcional a la densidad de la población humana. Las
nos. Los valores y convicciones que dominan en las sociedades aglomeraciones de las poblaciones humanas en las grandes urbes
humanas y que gobiernan la vida pública derivan a su vez de certezas producen trastornos de las pautas emocionales de comportamiento,
fundamentales de los hombres sobre el sentido y destino de sus vidas. del código moral y de las certezas de la vida. Aumentarán los miedos
Por eso, cuando hablamos de la «crisis ecológica» de la civilización y las agresiones. La crisis ecológica trae consigo las crisis sociales, las
moderna pensamos necesariamente en una crisis de la totalidad del crisis de valores y del sentido de la vida de la sociedad humana e
sistema con todos sus sitemas parciales, desde la extinción de los incluye una creciente labilidad en las crisis personales4.
bosques hasta la propagación de las neurosis, desde la polución de las Como sucede en determinados seres animados, la reacción de una
aguas hasta el nihilista sentimiento vital de muchos habitantes de las sociedad humana a una crisis de esas características puede ser ambi-
ciudades masificadas2. valente. Las medidas defensivas adoptadas pueden ampliar y profun-
No se puede concebir el entorno natural del hombre como aislado dizar esa crisis. Si, por ejemplo, cuerpos extraños penetran en un
del entorno social. Aquellos procesos que agreden al medio ambiente organismo, se produce con frecuencia un proceso de autoinmunización
natural tienen su origen en los procesos económicos y sociales. Para del organismo. La defensa protege de forma temporal, pero daña a la
detener la destrucción de la naturaleza habrá que cambiar las circuns- larga al organismo. Por eso la autoinmunización provoca con fre-
tancias económicas y sociales de la sociedad humana. Las sociedades cuencia enfermedades fatales5. De forma parecida, también en nues-
que tienen como norte el desarrollo de la producción, el incremento de tra sociedad se da una resistencia frente a la crisis ecológica, y esa
la efectividad del trabajo humano y el progreso de las tecnologías
3. Informe del Comité central en el Congreso VIII del SED, Berlín 1971, 38: «La
1. Cf. The Global 2.000 Report to the President. Edited by the Council on Environ- tarea principal del plan quinquenal consiste en seguir elevando el nivel material y cultural
mental Quality, Washington 1980; Global Future-Es ist Zeit zuhandeln, Freiburg 1981; A. del pueblo aumentando el ritmo de desarrollo de la producción socialista, el incremento
Peccei, Die Zukunft in unserer Hand. Gedanken und Reflexionen des Prasidenten des Club de la efectividad, el progreso científico-técnico y el crecimiento de la productividad
of Rome. Wien 1981; cf. también el estudio anterior del Club de Roma: The Limts to laboral». Acerca de este montón de dogmas del progreso sin consideración alguna para
Growth, New York 1972. Una de las perspectivas más importantes: en lugar de los los costos, cf. la postura crítica de H. Falcke, Verantwortung der Christen in einer
actuales 4500 millones de habitantes, la tierra tendrá 6350 millones en el año 2000, y sozialistischen Gesellschaftfür Umwelt und Zukunft des Menschen, en Die Zeiehen der Zeit,
10000 millones en el año 2030. 1979, 243-263.
2. Los pronósticos de la Conferencia HABITAT de 1978, en Vancouver, hablaban 4. Cf. E. von Weizsácker (ed), Humanokologie und Unweltsehutz. Studien zur Frie-
de más de 2500 ciudades masificadas, con poblaciones entre 8 y 12 millones de habitantes densforsehung. Band 8, Stuttgart 1972. Cf. también A. Auer, Umweltethik. Ein theologi-
cada una de ellas en el año 2000. Para la evolución de la ciudad a la megalópolis, cf. L. seher Beitrag zu okologischen Diskussion, Dusseldorf 1984.
Munford, The City in History, London 1961; H. Lefévre, La revolución urbana. Madrid 5. Ha aludido de manera especial a esto H. B. Friedgood, Unmenschliche Mensch-
1983. liehkeit, en Humanokologie und Umweltschutz, o. c., 23 s.
38 En la crisis ecológica La crisis de dominio 39
resistencia propaga y profundiza la crisis. Es la desdramatización de ministerios de ciencia en los que se hace la política de la ciencia.
la crisis, con consecuencias nocivas para el entorno y con lamentables Cuando la ciencia es vinculada a la política, las ciencias y los científi-
«efectos concomitantes» de las tecnologías modernas. Se echa mano cos se encuentran en el contexto político, tanto si lo quieren como si
entonces de la irreflexiva hipótesis de que existe una solución técnica no. Sus proyectos científicos serán valorados con criterios de orden
para la crisis ecológica. Y esa desdramatización reprime el dolor, pero político. Si los científicos desean seguir siendo sujetos de su propio
también el necesario vuelco de todo el sistema de vida. Crece entonces trabajo tendrán que cargar con la responsabilidad política de su
la apatía de los hombres respecto de la muerte lenta de la naturaleza. trabajo y de los resultados de éste.
La voluntad humana de vivir amenaza incluso con transformarse en El contexto político de las ciencias y tecnologías está determinado
instinto de muerte cuando deja de ser posible la afirmación de la vida por el conjunto de aquellas pretensiones por las que se orienta el
humana si no se da una conversión en esta crisis de todo el sistema. comportamiento colectivo de una sociedad. Llamamos valores vigen-
Sólo los sistemas de vida capaces de sufrir pueden sobrevivir pues sólo tes al conjunto de deseos, pretensiones e ideales predominantes. Ellos
ellos están dispuestos a aprender y son capaces de transformarse y de regulan mediante la evaluación las acciones y orientan la vida prácti-
renovarse6. ca. ¿Qué valores han guiado el desarrollo de la civilización moderna?
Pretendemos aquí, en primer lugar, estudiar las influencias recí- Si comparamos las modernas civilizaciones científico-técnicas con
procas entre la ciencia y los valores en la civilización moderna. De esa culturas premodernas percibiremos la diferencia decisiva: es la dife-
manera podremos mostrar la conexión que existe entre la fe cristiana rencia entre sociedades de crecimiento y sociedades de equilibrio. Las
en la creación y estos valores. No trataremos aquí de la ciencia y de la culturas anteriores en modo alguno eran primitivas, ni siquiera «sub-
teología en el plano puramente teórico, sino de la ciencia y de la desarrolladas». Por el contrario, eran complicadísimos sistemas de
teología en el marco de la toma de poder del hombre sobre la equilibrio en la relación de los hombres con la naturaleza, entre ellos
naturaleza. Por eso estudiaremos aquí no las concepciones teóricas en mismos y con los «dioses». En cambio las civilizaciones modernas
sí, sino sus estructuras de poder. Presuponemos una serie de trabajos están programadas para la expansión y la conquista. El logro del
sobre la relación entre teología y ciencia en el plano de la teoría poder, el incremento de poder, el asegurar el poder y la «caza de la
pura 7 . felicidad» son los valores vigentes en las civilizaciones modernas 9 .
a) Las modernas ciencias de la naturaleza han nacido en el Con frecuencia se responsabiliza a la tradición judeocristiana de la
contexto de determinados ideales, valores y convicciones humanos. toma de poder del hombre sobre la naturaleza y de la desmesurada
Determinados intereses actúan como motor de su progreso. Ciertas voluntad de poder de aquél. Se dice que esa tradición ha destinado al
pretensiones definibles deben ser satisfechas mediante sus resultados hombre a dominar sobre la tierra; que, para ello, ha desdemoniado y
utilizables8. Sin duda, cabe describir la curiosidad científica en sí desdivinizado el mundo de la naturaleza, convirtiéndolo en el mundo
misma como desinteresada complacencia en el conocimiento. No profano del hombre1(l. Y, sin embargo, esta supuesta «concepción
todo trabajo científico es un trabajo de encargo, pero intereses no antropocéntrica del mundo» atribuida a la Biblia tiene más de tres mil
científicos están en juego siempre y por doquier en el contexto social años, mientras que el desarrollo de la moderna civilización científico-
de las ciencias. En la lucha por la existencia, la voluntad política de técnica comenzó en Europa hace escasamente 400 años. Por consi-
poder utiliza los progresos científicos y tecnológicos, y los utiliza para guiente, han tenido que intervenir otros factores distintos de la Biblia.
asegurar el poder y para incrementar la vida. Una ciencia no es neutra
en su realidad social. Muchos proyectos científicos suponen actual- 9. R. L. Shinn (ed.), Faith and Science in an unjust world. Reports of the WCCs
mente tales costos que se ha hecho imprescindible la creación de Conference on Faith, Science and the Future, Gnéve 1980; P. Abrecht (ed.), Faith, Science
and the Future, Philadelphia 1978. «Life, Liberty and the Pursuit of Happiness» forman
6. Se conoce desde antiguo la conexión entre capacidad de aprender y la disposición parte, según la Declaración de independencia norteamericana de 1776, de los inalienables
a sufrir. En la lengua griega están en consonancia níSciv y nithiv. derechos humanos. Cf. H. M. Jones, The Pursuit of Happiness, New York 1966.
7. I.G. Barbour, Problemas de religión y ciencia, Santander 1972; E.C. Rust, Science 10. Por ejemplo C. Amery, Das Ende der Vorsehung. Die gnadenlosen Folgen des
andFaith. Towardsa Theologicul Understanding ofNature,New York 1967; H.Nebelsick, Christentums, Hamburg 1972. Cf. al respecto U. Krolzik, Umweltkrise-Folge des Christen-
Theology and Science in Mutual Modijication, New York 1981; A. R. Peacocke, Creation tums?, Stuttgart21980; G. Liedke, im Bauch des Fisches. Okologische Theologie, Stuttgart
in ttie World of Science, Oxford 1979. 1979; Ph. Schmitz (ed.), Machí euch die Erde untcrtan? Schopfungsglaube und Umneltkri-
8. Cf. el análisis y la crítica de H. Marcuse, El hombre unidimensional, Barcelona se, Würzburg 1981. E. Drewermann, Der todliche Fortschritt. Von der Zersiorung der Erde
1969; J. Habermas, Conocimiento e interés, Madrid 1982; M. Horkheimer, Critica de la und des Menschen im Erbe des Christentums, Regensburg 21981; cf. también G. Altner (y
razón instrumental, Madrid 1969. otros), Manifest zur Versóhnung mit der Natur, Neukirchen 1984.
•10 En la crisis ecológica La crisis de dominio 41

I ndependientemente de las circunstancias económicas, sociales y polí- cosificación del entorno natural 15 . El dualismo cartesiano de res
ticas que se puedan mencionar, para la autocomprensión de los cogitans y res extensa es la teoría del objetivo de este moderno proceso
hombres de hace 400 años fue más decisiva la nueva imagen de Dios de diferenciación de hombres y naturaleza. Y la identificación del
del Renacimiento y del Nominalismo: Dios es el todopoderoso y la hombre como res cogitans es tan misántropa como enemigo de la
potentia absoluta es la propiedad más excelente de su divinidad. Por naturaleza es el sometimiento de esta a la idea geométrica de la
consiguiente, su imagen en la tierra, el hombre —en la práctica, el extensión. «La concepción no espiritual de la naturaleza, concepción
varón— debe esforzarse por conseguir el poder, la prepotencia, para que alcanzó su mayor auge con Descartes, debía tener como conse-
alcanzar su divinidad''. El poder, no la bondad o la verdad, se cuencia la concepción del espíritu desvinculado de la naturaleza, y la
convirtió en el más eximio predicado de la divinidad. Pero ¿cómo concepción impía de ambos», señalaba críticamente al respecto Franz
puede el hombre conseguir poder para asemejarse a su Dios? Median- Baader 16 .
te la ciencia y la técnica, pues «saber es poder», proclamaba Francis
La objetivación científica de la naturaleza conduce a la explota-
Bacon: meta del conocimiento científico de las leyes de la naturaleza
ción tecnológica de la naturaleza por el hombre. En los modernos
es el poder sobre ésta. Con él se restablece la semejanza con Dios y el
países industrializados, la relación sociedad-naturaleza está marcada
dominio del hombre 12 . También Rene Descartes declaró en su teoría
completamente por la apropiación de las fuerzas de la naturaleza y
de la ciencia, titulada Discours de la méthode, que el objetivo de las
por la explotación de los recursos naturales. «Explotación es la idea
ciencias exactas consiste en convertir al hombre en el «maitre et
que engloba toda la civilización humana. Hasta hace poco tiempo,
possesseur de la nature» 13.
nuestra relación con la "madre naturaleza" era de un infantilismo
Cuando el logro de poder se convierte en interés que guía el depredador sereno. Nuestra capacidad de explotación se ha hecho
conocimiento de las ciencias de la naturaleza, estas ciencias son gigantesca, pero no ha crecido en la misma proporción nuestra
«moldeadoras de poder» 14, no sólo en su aplicación técnica, sino ya capacidad para autocontrolar los afectos y deseos humanos» (Ale-
en sus principios metodológicos fundamentales. El método del análi- xander Mitscherlich)17.
sis y de la objetivación de los sistemas de vida naturales es el método El marxismo, que critica la capitalista «explotación del hombre
para someterlos a la voluntad del hombre: divide et impera! Por otro por el hombre», ha conservado el lenguaje de la explotación frente a
lado, con este método se contrapone el hombre a la naturaleza como la naturaleza 18 . Los destrozos ambientales ocasionados por las nacio-
sujeto de ella. El hombre no es un miembro más en la comunión de la nes socialistas industrializadas no van a la zaga de los deterioros del
creación. Se contrapone a ella como su señor y propietario. En entorno causados por las naciones capitalistas industrializadas. La
consecuencia, ya no podrá identificarse a sí mismo de forma corporal crisis ecológica es indiferente a los sistemas políticos. Tanto da que el
y natural, sino que se convertirá en sujeto exclusivo de conocimiento y deterioro de la naturaleza sea producido por la expansión capitalista
de voluntad. Esta sujetivación del hombre se corresponde con la o por el incremento socialista de la productividad. Para la naturaleza
afectada, la civilización científico-técnica es el monstruo más horrible
11. H. Blumenberg, Die Legitimitat der Neuzeit, Frankfurt 1966; le sigue el psicoa- que ha aparecido sobre la tierra hasta el presente.
nálisis histérico-cultural de H. E. Richter, Der Gotteskomplex, Frankfurt 1979. La
investigación inglesa y norteamericana ha sido presentada por L. White, The Religious Son tan conocidas las consecuencias que huelga una presentación
Rools of our Ecológica! Crisis: Science 155 (1967) 1203-1207, y por W. Leiss, The detallada. Procesos de crecimiento incontrolables han nacido por
Domination of Nature, New York 1972. doquier: el crecimiento de las poblaciones, el crecimiento industrial, el
12. La cita ha sido tomada de W. Leiss, o. c, 48 ss. Lo que significa para Bacon el crecimiento de la polución sobre el medio ambiente, el crecimiento del
«dominio del hombre sobre la naturaleza» encierra la imagen de la esclavitud, que él
utiliza: «I am come in very truth leading to you Nature with all her children to bind her to uso de la energía, el crecimiento de la inundación de estímulos y la
your service and make her your slave» (o. c, 55). Según esta imagen, la «madre
naturaleza» es sometida con sus hijos al varón, no al hombre. Cf. una posición crítica al
respecto, en R. Ruether, Frauenfür eine neue gesellschaft. Frauenbejreiung und menschli- 15. M. Heidegger, Die Zeit des Weltbildes, en Holzwege, Frankfurt 1957, 69 ss, esp
che Befreiung, München 1979, 200 ss. 80 ss; G. Rohrmoser, Subjektivitat und Verdinglichung. Theologie und Gesellschaft im
Denken des jungen Hegel, Frankfurt 1961.
13. R. Descartes, Discours de la Méthode (1692), Mainz 1948, 145. Cf. al respecto: G.
Liedke, Von der Ausheutung zur Kooperation, en E. v. Weizsácker, Humanókologie und 16. Fr. Baader, Üher den Zwiespalt des religiósen Glauhens und Wissens, Darmstadt
Umweltschutz, o. c, 36-65, en especial tesis 12. 21958, 49.
14. C. Fr. von Weizsácker, Der Ganen des Menschlichen. Beitrage zur geschichtlichen 17. A. Mitscherlich, Thesen zur Stadt der Zukunft, Frankfurt 1971, 139.
Anthropologie, München 1977, 253 ss. 18. Muestra esto involuntariamente A. Schmidt, Der Begriffder Natur in der Lehre
von Marx, Frankfurt 1962, 1971.
42 En la crisis ecológica
La crisis de dominio 43

labilidad psíquica de los hombres. Estos procesos son interdependien- ¿Encierra realmente este mandato de la creación una legitimación
tes y se aceleran recíprocamente. El término «progreso» no es, como del dominio del hombre sobre el mundo? ¿Se puede considerar la
en el siglo XIX, una palabra de esperanza. Ha pasado a ser un sino al marcha triunfal del moderno dominio sobre la naturaleza como
que los hombres de los países industrializados se sienten condenados. realización de aquel destino bíblico del hombre? Tenemos ante noso-
La designación de antiguas naciones cargadas de cultura como «na- tros numerosos malentendidos que la teología y la Iglesia han fomen-
ciones subdesarrolladas» o «países en vías de desarrollo» no hace sino tado con frecuencia, desgraciadamente, por razones apologéticas.
manifestar con toda crudeza el trivial imperialismo de esta ideología La concepción bíblica de «someter la tierra» nada tiene que ver
de progreso que eleva su propia situación a medida de todas las demás con aquel mandato de dominación que la tradición teológica ha
cosas y se orienta a conseguir su preponderancia19. presentado durante siglos como el dominium terrae. Es, por el con-
Con la satisfacción de las necesidades crecen las pretensiones. La trario, un mandamiento referido a los alimentos: los hombres, junta-
demanda creciente es el motor de producción en aumento. Pero no se mente con los animales, deben vivir de los frutos que la tierra pro-
puede ganar esa competición entre una demanda creciente y la duce mediante las plantas y los árboles 21 . Pero nunca se pretendió
coacción a tener que satisfacerla. Con recursos limitados no se pueden insinuar el apoderarse de la naturaleza. El término «dominar» es
realizar progresos ilimitados. Y con posibilidades limitadas no se mencionado exclusivamente en Gen 1, 26: «Dijo Dios: "Hagamos el
pueden satisfacer demandas ilimitadas. Dejando a un lado la eventua- hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza, y domine en los
lidad de que la humanidad descubra nuevas fuentes de energía en el peces del mar, en las aves del cielo, en los ganados y en todas las
futuro y de que produzca nuevos alimentos mediante técnicas genéti- alimañas, y en toda sierpe que serpea sobre la tierra"». Pero aquí el
cas, esta carrera arrastra a la crisis global si se mantiene la desmesura «dominar» está ligado a aquella correspondencia del hombre con
de las pretensiones. Dios, el creador y conservador del mundo, que se designa con la
El «progreso» parece haber entrado en un círculo vicioso en el que expresión "imagen de Dios". Puesto que los hombres y los animales
ya no sirve a la vida sino a la muerte. Se impone, pues, de manera tienen que alimentarse de los frutos de la tierra, cuando se habla del
inevitable el interrogante critico a la civilización científico-técnica: dominio de los hombres sobre los animales se trata exclusivamente de
¿acaso la naturaleza no es otra cosa que un «bien sin dueño» del que el un dominio pacífico en el que no hay sitio para el «derecho sobre la
hombre puede adueñarse para hacer con él cuanto quiera? vida y sobre la muerte». El papel encomendado a los hombres es el de
2. La crisis ecológica del mundo afecta a la teología cristiana un juez de paz.
tanto como a las ciencias de la naturaleza y a las tecnologías. Los Se producen malentendidos siempre que se arrancan pasajes bíbli-
modernos Estados industriales han surgido en ámbitos culturales cos de su contexto histórico-tradicional y se utilizan para legitimar
marcados por el cristianismo. La Biblia y la Iglesia configuraron otros intereses. Por consiguiente, hay que tener presente también el
durante largo tiempo el sistema de valores y de sentido de esos países. relato yahvista de la creación. Gen 2,15 habla del «jardín de Edén». Y
También las modernas formas de cultura secular y las concepciones dice que Dios colocó al hombre en aquel jardín «para que lo labrase y
ateas del mundo se mantienen en el campo de influencia de las cuidase». El dominio del hombre sobre la tierra tiene que asemejarse,
tradiciones bíblicas y cristianas aunque se distancien críticamente de pues, a los trabajos de labranza y de conservación de un jardinero. En
ellas. El dilema teológico se evidencia con claridad en los puntos modo alguno se habla de un cultivo exhaustivo ni de explotación. En
siguientes: verdad, la doctrina bíblica de la creación ha sido utilizada frecuente-
Críticos modernos de la tradición judeo-cristiana indican que en el mente para legitimar la voluntad de poder, de crecimiento y de
mandato bíblico de la creación «sed fecundos y multiplicaos, y llenad progreso que caracterizan a la civilización, pero esa legitimación
la tierra y sometedla» (Gen 1, 28) subyacen los fundamentos intelec- persistente no tiene base alguna en la Biblia. La «autonomía del
tuales de la actual crisis ecológica: multiplicación ilimitada, superpo- hombre» frente al mundo y la «apropiación del mundo por el espíritu
blación de la tierra y opresión de la naturaleza 20 . humano», facilitada por aquélla y alabada por Friedrich Gogarten,
poco tiene que ver con la fe cristiana 22 . La teología tendrá qu e
19. Cf. las críticas de las Teorías de la dependencia de F. H. Cardoso, T. dos Santos, 21. O. H. Steck, Welt und Umwelt, Stuttgart 1978, ha presentado la prime ra
A. G. Frank, A. Pinto y otros, en cuyos análisis se basa la teología de la liberación de G. interpretación ecológica de la veterotestamentaria fe en la creación.
Gutiérrez, H. Assmann, J. C. Scannone, J. L. Segundo, E. Dussel y otros. 22. Fr. Gogarten, Der Mensch zwischen Gotl und Welt, Heidelberg 1956, 319. Para l a
20. C. Amery, o. c, 15 ss. crítica de la teología apologética de Gogarten, cf. R. Weth, Gott in Jesús, München 196$.
M. Welker, Der Vorgang Autonomie, Neukirchen 1975, 129 ss.
44 En la crisis ecológica
La crisis de dominio 45
liberarse de tales acomodaciones apologéticas y accesorias reclama-
ciones de una propiedad intelectual extraña a ella, si desea desarrollar Finalmente, la teología respondió con cierta frecuencia a la mar-
su propio potencial crítico. cha triunfal de la ciencia de la naturaleza retirándose al campo de la
Pero ¿no es cierto que la fe bíblica en la creación ha desdivinizado y historia y confiando la naturaleza a las ciencias 24. La teología de la
desdemonizado el mundo, que ha roto los tabúes paganos y ha «libera- historia parecía apta para recoger e interpretar las tradiciones históri-
do» así al mundo para el hombre? ¿No es verdad que la clara cas de la promesa bíblica y de la esperanza de un futuro. La teología
diferenciación entre Dios y mundo, la «obra de sus manos», ha de la historia podía también determinar la praxis histórica del hom-
desacralizado el mundo abriéndolo así a la investigación imparcial bre. Mientras que «naturaleza» adquiría la resonancia de lo intempo-
que el hombre debía realizar? ¿No es cierto que la fe bíblica en la ral, de lo estático y de lo cíclico, el recuerdo, la esperanza y el
creación hizo que el mundo de los poderes misteriosos se convirtiera auténtico sentido de la vida humana pasaron a ser el contenido de
en el mundo del hombre? Dado que el segundo relato de la creación «historia». «Historia» se convirtió en el símbolo del mundo cuando el
despierta la impresión de que el mundo fue creado a causa del concepto «cosmos» dejó de cumplir esa función porque había sido
hombre, se creyó reconocer en la moderna conquista del mundo por deshancado por el concepto de naturaleza como objeto de las cien-
el hombre la prueba en favor de la verdad de aquella vieja concepción cias. La ciencia de la historia se convirtió en la «ciencia universal»,
antropocéntrica del mundo. La negación es atinada en esta tesis tanto en el plano teológico como en el ateo 25 . También con esta
apologética. De hecho la/e en la creación no entiende al mundo como moderna concepción del «mundo comprendido en la historia» la
divino ni como demoníaco. Pero es equivocada la posición: entender teología permanece en el marco del dualismo de la modernidad
el mundo como creación de Dios no significa considerarlo como europea que define naturaleza e historia mediante su contraposición
mundo del hombre ni apoderarse de él. Si el mundo ha sido creado respectiva. No se entiende la historia humana con la naturaleza como
por Dios, continúa perteneciéndole a él. El hombre no podrá adue- una parte de la historia de la naturaleza, sino que se concibe la
ñarse del mundo. Se limitará a recibirlo como préstamo y se esforzará naturaleza como una parte de la historia humana. Se niegan a la
en administrarlo con fidelidad. El mundo deberá ser tratado según las naturaleza los elementos históricos de la contingencia, de la apertura
medidas de la justicia divina, no de acuerdo con los valores que guían al futuro, de las innumerables posibilidades, y se reclaman todos esos
el despliegue del poder del hombre. elementos para la historia humana.
La concepción antropocéntrica del mundo según la cual el cielo y la La teología tiene que liberar a la fe en la creación también de esta
tierra fueron creados a causa del hombre y éste es «la corona de la sobrevaloración de la historia. La contemplación de «la historia de la
creación» es presentada como «tradición bíblica» tanto por sus defen- naturaleza» 26 es una de las perspectivas en la que esto puede suceder.
sores como por sus críticos23. Sin embargo, en modo alguno es Pero falta la otra perspectiva de la naturaleza de la tierra, escenario de
bíblica, pues, según las tradiciones bíblicas, judías y cristianas, Dios la historia humana. Falta, finalmente, la perspectiva de aquella crea-
creó el mundo por amor a su propia gloria: y la «corona de su ción que sobrepasa y sobrevive espacial y temporalmente a la historia
creación» no es el hombre, sino el sábado. Sin duda, el hombre como humana. ¿No existe una delimitación natural del mundo histórico de
imagen de Dios ocupa una posición especial en la creación, pero el los hombres? ¿No existe un conocimiento de la creación de Dios que
hombre, junto con las restantes criaturas de la tierra y del cielo, debe comprende la historia humana de la salvación y de la desgracia
alabar la gloria de Dios y disfrutar de la divina complacencia sabáti- porque aquél no se disuelve en ella? ¿Cuál es el significado de cielo en
ca. Incluso sin el hombre, los cielos ensalzan la gloria del Eterno. Esta la creación de Dios?
imagen teocéntrica del mundo ofrecida por la Biblia da al hombre, con
su posición especial en el cosmos, la posibilidad de entenderse como
miembro de la comunión de la creación. La teología cristiana debe 24. A pesar de mi tesis de la apocalíptica como «principio de una cosmología
escatológica o de una ontología escatológica» (179), hay aquí una frontera abierta
liberar, pues, a la fe en la creación de esa moderna concepción también a la Teología de la esperanza, Salamanca 41981.
antropocéntrica del mundo si quiere encontrar de nuevo en el trato 25. Esta es la tesis de K. Marx, que domina también la concepción de la naturaleza
con la naturaleza la sabiduría que corresponde a esa fe. sostenida por el marxismo: «sólo conocemos una única ciencia, la ciencia de la historia»
(Die Frühschriften, ed. S. Landshut, Stuttgart 1953, 546). Curiosamente, W. Pannenberg
23. La crítica más profunda ha sido realizada por K. Lówith, Gesammelle Ahhmul- la ha reconocido. Cf. La revelación como historia, Salamanca 1977, 117 ss; Cuestiones
lungen. Zur Kritik der geschichtlichen Existenz, Stuttgart 1960; Zur Kritik der chrislliclwn fundamentales de teología sistemática, Salamanca 1976.
Überlieferung, Stuttgart 1966. 26. C. Fr. von Weizsácker, Die Geschichte der Natur, Góttingen 1957, cuyo título
discutieron acaloradamente teólogos como R. Bultmann.
46 En la crisis ecológica Una teoría ecológica de la naturaleza 47

Mientras el conocimiento teológico se esfuerce tan sólo por acomo- Espíritu del Creador transcendente en su creación hizo que este
darse al conocimiento científico de la naturaleza y en emularlo habrá a mundo apareciera simultáneamente como el mundo ordenado de
lo sumo una fe en la creación, pero careceremos de un concepto Dios, lleno de su gloria y conducido por su sabiduría31. La cosmolo-
adecuado de creación en el trato con el mundo. ¿De qué tipo es la gía teológica medieval fue siempre una interpretación cosmológica de
comprensión del mundo como creación de Dios? la obra de los seis días, según Gen 1, con la ayuda de la antigua
Si la ciencia apunta al logro de poder, entonces también el imagen ptolomea del mundo. Las modernas ciencias de la naturaleza
conocimiento científico es un saber de dominación 21. Conocemos algo fueron liberándose sucesivamente de esta cosmología, si bien es cierto
en la medida en que podemos dominarlo. Comprendemos algo cuan- que la físico-teología del tiempo de la Ilustración, sostenida también
do lo «aprehendemos». Definimos mediante conceptos científicos, y por Newton, ofreció a las nacientes ciencias de la naturaleza el marco
con definiciones determinamos objetos y los hacemos identificables. de una cosmología religiosa.
Pero la/e en la creación llega a la comprensión de la creación sólo 2. En el segundo estadio, las ciencias de la naturaleza se emanci-
cuando recuerda las formas alternativas del conocimiento meditativo. paron de esta cosmología, la teología retiró de la cosmología su
«Conocemos en la medida en que amamos», había dicho san Agustín. doctrina de la creación y la redujo a la/e personal en la creación. Se
Mediante esta forma del conocimiento lleno de admiración, de sor- rechazó como no científica la imagen del mundo sostenida en la
presa y de amor no nos apropiamos las cosas, sino que reconocemos antigüedad y en la edad media. La crítica histórica etiquetó como
su autonomía y participamos de su vida. No queremos conocer para mitos las historias bíblicas de la creación. Así, la doctrina de la
dominar. Deseamos conocer para participar. Este tipo de conoci- creación quedó reducida a aquella fe personal según la cual el hombre
miento crea comunión, y puede ser calificado como saber de comu- debe poner su confianza en Dios creador, no en sus criaturas. Con el
nión, frente al saber de dominio 28 . Deja espacio a la vida y promueve fin de hacer a la fe en la creación inexpugnable para la ciencia, la
su expansión vital. La teología cristiana debe recordar esa sabiduría, teología protestante de los tiempos modernos gustó de declararla
propiedad suya, si desea contribuir a superar la crisis ecológica de la como la expresión del sentimiento de dependencia por antonomasia,
civilización científico-técnica 29. como verdad de la existencia y de la vida. En este segundo estadio, la
ciencia de la naturaleza y la teología se esforzaban por trazar su
delimitación respectiva. Parecía como si su necesaria libertad depen-
2. Hacia una teología ecológica de la naturaleza diera de la definición de la frontera. Tras los procesos a Giordano
Bruno y a Galileo Galilei, después de los conflictos públicos en torno
En la historia de la doctrina teológica de la creación podemos a Charles Darwin y a Sigmund Freud, la delimitación recíproca
distinguir tres estadios, según la respectiva relación entre teología y sembró la paz. Pero fue una coexistencia pacífica basada en la
ciencia de la naturaleza30: irrelevancia recíproca.
1. En el primer estadio las tradiciones bíblicas se fusionaron con 3. La teología y las ciencias de la naturaleza han entrado hoy en
la antigua imagen del mundo y nació así una cosmología religiosa. En el tercer estadio de su relación. Les salpica la crisis ecológica, y ambas
esta fusión quedaron fuera elementos panteístas de la glorificación del tienen que trabajar en esa conversión imprescindible para que el
cosmos y elementos gnósticos de la demonización del cosmos. La hombre y la naturaleza consigan sobrevivir en esta tierra. Los teólo-
concepción teológica de la transcendencia del Creador frente a su gos comienzan a caer en la cuenta de que sus constantes intentos de
creación suscitó la idea cosmológica de un mundo limitado en cuanto delimitación frente a las ciencias de la naturaleza han dejado de ser
a tiempo y espacio, contingente e inmanente. La inhabitación del necesarios pues la antigua confianza inquebrantable en la ciencia ha
desaparecido de las ciencias naturales. Y también los que se dedican a
27. J. Habermas, Conocimiento e interés, Madrid 1982. las ciencias de la naturaleza comienzan a percibir paulatinamente que
28. Cf. I. D. Zizioulas, Wahrheit und Gemeinschaft in der Sicht der griechischen
Kirchenvater: KuD 26 (1980) 2-49. la teología cristiana no conserva anticuadas imágenes del mundo,
29. Para el conocimiento meditativo, cf. C. Fr. von Weizsácker, Der Garlen des sino que es un interlocutor al que hay que tomar en serio tanto en el
Menschlichen. Beitrage zur geschichtlichen Anthropologie, München 1977, esp. cap. IV; campo de la cosmología como en el de la praxis. En una situación
Th. Merton, Acción y contemplación, Barcelona 1982; J. Moltmann, Experiencias de Dios. mundial en la que se dice ¡«o este mundo o ninguno»!, las ciencias
Salamanca 1983.
30. I. G. Barbour, Problemas de religión y ciencia, Santander 1972, ha presentado la
historia con todo detalle. 31. Tomás de Aquino le dio la configuración clásica: Summa theologica I q 44.) 19
48 En la crisis ecológica Una teoría ecológica de la naturaleza 49
de la naturaleza y la teología no pueden permitirse una compartimen- sin influencia alguna de los dogmas de la fe. Pero esta concentración
tación de la realidad. Por el contrario, la teología y las ciencias en la salvación de la persona separaba la teología también del conoci-
naturales deberán caminar juntas hacia la conciencia ecológica del miento y dominio humanos del mundo. Su ámbito se circunscribió a
mundo32. la certeza psíquica de la salvación en el reino de la interioridad. Se
Dado que el paso del segundo estadio al tercero se encuentra en pasó por alto la dimensión terrena, corporal y cósmica de la salvación
sus comienzos, presentaremos aquí de forma crítica la retirada teoló- de todo el mundo. Se abandonó la universalidad y la totalidad de la
gica de la cosmología a la fe personal en la creación. Nos guía la salvación. Cuanto más disociada del mundo se consideraba a la
intención de encontrar puntos de partida para la configuración y salvación personal, tanto más indiferentes de la salvación y del
responsabilidad ecológicas de la doctrina teológica de la creación. desastre se hicieron el conocimiento y la configuración del mundo.
Andreas Osiander, reformador nacido en Nuremberg, publicó en Así se ahondó la incurable dicotomía entre la subjetividad del hombre
1543 el libro de Nicolás Copérnico titulado De revolutionibus orbium y la cosificación del mundo. La verdad de la fe se separó de la verdad
coelestium1^. El teólogo exponía en el prólogo la importancia del de la razón. La teología podía presentar la fe en la creación sólo en el
cambio copernicano de la imagen del mundo. Y se servía en su campo de la existencia humana, pero no en el ámbito de la naturaleza
exposición del concepto retórico de hipótesis: las hipótesis no son ni para la relación del hombre con la naturaleza. Pero si Dios deja de
articulifidei, uno fundamenta calculi. Por eso, las hipótesis sobre las ser el «poder que todo lo determina», entonces la verdad deja de ser
que se asienta la nueva imagen del mundo no contradicen a los una verdad y la salvación no será ya la redención del todo.
artículos de la fe cristiana. Efectivamente, Copérnico se distanció más Salvo contadas excepciones, la teología protestante se ha dejado
tarde de este prólogo de Osiander, pero aquella distinción siguió arrastrar a la dicotomía del mundo moderno. Muchos llegaron a ver
vigente34. La fe, que apunta a Dios, no fija la razón en una determi- realizada en ella incluso la distinción reformadora entre ley y evange-
nada imagen del mundo, sino que deja en libertad a la ciencia para lio, entre persona y mundo, entre reino espiritual y mundano. Sólo
que conozca el mundo en el horizonte abierto de esbozos variables, más tarde se llegará a caer en la cuenta de que, con ello, la teología no
hipotéticos. La fe en Dios libera la razón del dogmatismo; y a las sanaba, sino que profundizaba la división. La fórmula de legitima-
ciencias, de ídolos e idolatrías. Si su fuerza crítica hacia fuera reside ción de esto rezaba: emancipación de la razón mediante la fe: la
ahí, tenemos que preguntar por los puntos que sirven de orientación a Reforma ha establecido, se decía, un «contrato eterno» entre la «fe
esa fe. cristiana viva» y la «investigación, absolutamente emancipada, que
Johannes Kepler opinaba, como Galileo después de él, que Dios trabaja de manera independiente para sí». Con esta emancipación, la
no asignaba a la Biblia la tarea de corregir opiniones equivocadas Reforma satisfacía «las necesidades de nuestro tiempo», escribía
sobre el mundo ni la de ahorrar al hombre el trabajo de investigar. En Friedrich Schleiermacher36. Friedrich Gogarten 37 , Rudolf Bult-
su opinión, finalidad única de la Biblia era revelar al hombre lo mann 38 y Emil Brunner 39 han profundizado en la diferencia entre
necesario para su salvación^. Esta interpretación de las tradiciones persona y naturaleza hasta el punto de que resulta completamente
bíblicas en la que teólogos reformados concentraron el contenido de imposible encontrar conexión positiva alguna entre el conocimiento
la Biblia en la salvación humana, concretamente en la personal, fue personal y el científico-natural. Bajo el epígrafe «Ciencia natural y fe
saludada después, y aún en nuestros días, como una liberación. En en la creación», Gerhard Ebeling trata en primer lugar «la emancipa-
efecto, se la consideraba como posibilidad de afirmar la validez de la ción de la ciencia natural» 40 .
Biblia en la era científica y de ocuparse racionalmente de la naturaleza
36. Fr. Schleiermacher, Sendschreiben an Dr. Lücke, como introducción a Der
32. La Conferencia ecuménica mundial celebrada en Boston en 1979 fue un signo de Christliche Glaube nach den Gmndsátzen der evangelischen Kirche, citado según Ausg.
este cambio de conciencia. Cf. nota 9. «Bibliothek theologischer Klassiker», vol. 13, 1889, 36.
33. Para la historia, cf. H. Blumenberg, Die kopernikanische Wende, ed. Suhrkamp 37. Fr. Gogarten, Der Mensch zwischen Gotl und Welt, Heidelberg 1952.
138, Frankfurt 1965, 92 ss. 38. R. Bultmann, Glauben und Verstehen II, Tübingen 1958, 77: «No existe ninguna
34. W. Elert, Morphologie des Luthertums I, Müncben 1931, 363 ss; E. Hirsch, protesta del cristianismo contra la ciencia profana porque la comprensión escatológica
Geschichte der neueren evangelischen Theologie, Gütersloh 1949, 115 s. En términos del mundo no es un método para la explicación del mundo, pues sólo es posible en
similares se expresó más tarde el cardenal Belarmino en el caso Galilei. Cf. I. Barbour, conexión con el momento concreto». También Bultmann utiliza el topos «emancipación».
o. c, 33 (citado según edición inglesa). 39. E. Brunner, Die christliche Lehre von Schópfung und Erlosung. Dogmatik II,
35. J. Hübner, Die Theologie Keplers zwischen Orthodoxie und Naturwissenschaft, Zürich 1950, 17 ss.
Tübingen 1975. 40. G. Ebeling, Dogmatik des chrisllichen Glaubens I, Tübingen 1979, 302.
50 En la crisis ecológica
Una teoría ecológica de la naturaleza 51
También Karl Barth trazó un límite: «La ciencia natural tiene
espacio libre allende la frontera de lo que la teología tiene que teología deba volver a las cosmologías religiosas de su pasado, ya
describir como la obra del Creador. Y la teología puede y debe sean bíblicas, de la Iglesia primitiva o de la época medieval. La
moverse libremente allí donde una ciencia natural que es sólo eso y no teología ecológica de la naturaleza, absolutamente imprescindible
encubre secretamente una gnosis pagana ni una doctrina de la religión hoy, no puede pretender satisfacer la necesidad ideológica basada en
tiene su señalada frontera». Este autor no dio más detalles sobre la una concepción cerrada del mundo. Por el contrario, tiene que
topografía de esa «frontera». Se limitó a profetizar que se encontra- orientar en la crisis ecológica del mundo. En la discutida relación
rán problemas sensibles «a la hora de determinar el dónde y el cómo entre la teología y las ciencias naturales se ha hecho presente, como
de esta frontera bifacial»4'. Por fortuna, él no se paró en esta tercer interlocutor, la naturaleza que enmudece y agoniza. Por eso, la
frontera, sino que utilizó con frecuencia opiniones de las ciencias delimitación respectiva de las dos magnitudes primeras no pasa de ser
naturales en su doctrina de la creación. algo secundario. Ocupa el primer plano el encuadre ecológico de la
teología y de las ciencias naturales en las condiciones marco del
Desde el punto de vista de las ciencias naturales modernas, la entorno natural.
fórmula de legitimación emancipación de la ciencia natural es un mito Para poder servir de utilidad, el rápido crecimiento de las informa-
de dominación de la teología. Desde un punto de vista histórico no ciones científico-naturales deberá estar ligado a su examen y clasifica-
cabe afirmar que la Iglesia y la fe «liberaran» jamás a las ciencias ción en teorías. El permanente diseño de nuevas teorías parciales
naturales. Lo cierto es que éstas debieron emanciparse trabajosamen- requiere puntos de orientación en teorías cosmológicas globales. No
te de la autoridad de la iglesia nacional. Tampoco la teología puede tiene mucho sentido fijar tales teorías globales mediante una imagen
arrogarse mérito alguno en el desarrollo de las ciencias naturales. del mundo. Tampoco sirve de mucho asegurar ideológicamente tales
Tras la retirada de la cosmología, la teología se concentró en la fe visiones del mundo e imponerlas mediante la autoridad política. En el
personal: «Creo que Dios me ha creado...», como dice el Pequeño rápido crecimiento del acervo del saber, las teorías particulares y las
Catecismo de Lutero. Indudablemente, toda fe en la creación encierra orientaciones globales tendrán una vida más corta que antaño y serán
también esa certeza personal. Pero esta confesión personal fue inter- superadas con mayor celeridad que en tiempos pasados. Toman el
pretada en ese momento de una forma crecientemente exclusiva a carácter de esbozo, están en cambio constante, tienen que ser creativas
pesar de que encerraba una clara intención de inclusión («junto con haciendo posibles otros esbozos. También una teoría teológica de la
toda criatura»): «La doctrina de la creación del mundo no es teoría, ni naturaleza será variable y provisional.
una hipótesis para explicar el mundo. Es conocimiento personal, Los modos de pensar en el segundo estadio de la teología y de la
existencial». Porque la «certeza acerca del mundo como creación se ciencia natural partieron siempre de la subjetividad del hombre. Y
fundamenta en el encuentro de Dios conmigo», declaraba Paul Alt- captaron el mundo que se alcanza con la mirada, desde ese punto, en
haus 42 . También para Emil Brunner, la fe en Dios creador era la naturaleza y en la historia. Esta ideología de la subjetividad es un
«verdad-como-encuentro». También él quería enseñar «creación, no pensamiento que objetiva, particulariza, define e identifica. Este
teoría sobre el nacimiento del mundo» 43 . Sin embargo, ninguna modo de pensar cambia con la entrada en el estadio ecológico. Sin
doctrina teológica de la creación tiene derecho a limitar la inteligencia aniquilar la subjetividad alcanzada ni sus posibilidades de objetivar el
de la fe en la creación a la evidencia existencial de la persona. Debe mundo, se comienza a entender un sistema de vida desde su respectivo
tener en mente la totalidad del mundo cognoscible. Si Dios no es entorno. Ya no se relacionan las cosas con el sujeto humano simple-
Creador del mundo tampoco puede ser mi Creador. mente como objetos. Se las ve al mismo tiempo en su propia estructu-
ra ambiental y en su comunicación con el entorno. También el sujeto
La permanente contraposición de imagen del mundo y fe en la cognoscente nombre comienza a comprenderse, con sus formas de
creación, observable aquí, se caracteriza aún por el paso paulatino del conocimiento y de trabajo, en, y desde, su entorno próximo y remoto.
primer estadio al segundo. Que la compartimentación de la realidad De esa manera, el pensamiento objetivador es integrado en un pensa-
en persona y naturaleza resulte hoy ficticia tanto desde una perspecti- miento integrador. La contemplación particularizadora comienza a
va científica como desde la vertiente teológica no significa que la ver en totalidad 44. El conocimiento participativo sustituye al conoci-
miento que tiene su centro en el sujeto. Mientras que en el segundo
41. K. Barth, Kirchliche Dogmatik III/l, Ziirich 1945, prólogo.
42. P. Althaus, Die christliche Wahrheit, Gütersloh 61962, párrafo 28 Schópfung,
301 ss. 44. A. M. K.1. Müller, Die praparierle Zeit, Stuttgart 1972.
43. E. Brunner, o. c, 19.
52 .3 \u En la crisis ecológica Una teoría ecológica de la naturaleza 53

estadio predominaba el método del aislamiento de los objetos, en el realidad terrena no tiene cabida en la suposición de una creación
tercer estadio adquiere mayor importancia la integración de los obje- mayor si no se restablece la fe en el cielo como la otra cara de la
tos en sus mundos vitales. creación de Dios.
4. ¿Qué tareas derivan de ahí para la teología? d) Finalmente, una cuarta idea es importante para entender la
Una vez que las ciencias naturales han mostrado cómo hay que naturaleza como creación de Dios. Para una teología cristiana de
entender la creación como naturaleza, la teología debe indicar cómo talante bíblico no es posible ver el estado actual del mundo como pura
hay que entender la naturaleza como creación de Dios. «creación» de Dios y compartir el originario juicio del Creador: «... y
a) Entender la naturaleza como creación de Dios significa no he aquí que estaba muy bien» (Gen 1, 31). Con la situación actual del
considerarla como divina ni como demoníaca, sino como «mundo». mundo creado cuadra mejor el conocimiento de Pablo acerca de la
Si este mundo ha sido creado por Dios, entonces la naturaleza no es «ansiosa espera» y de la «nostalgia» de la criatura que «fue sometida a
necesaria, sino contingente. Es contingente su existencia y cuanto la vanidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la
sucede en ella. Pero si es contingente, no es deducible de la idea de esperanza» (Rom 8, 19-21). La esclavización mediante el poder de la
Dios. Es cognoscible sólo mediante la observación. El orden racional corruptibilidad y la ansiosa apertura al futuro del reino de la gloria de
en el que —y por el que— captamos y conocemos el acontecimiento Dios configuran la situación actual del mundo, no sólo del hombre,
mundano es, pues, también contingente, temporal y mutable. Otro sino de la creación entera. Quien reconoce «creación» en la actual
tanto hay que decir de las «leyes de la naturaleza» 45 . situación del mundo comienza a padecer con ella y a esperar para ella.
b) Hay que considerar como «naturaleza», en este contexto, Lo que se designa como «naturaleza» en esta situación, no es un
cuanto puede ser objeto del conocimiento científico. Pero el concepto estado primigenio puro, un paradisíaco jardín de Edén, ni el final de
de creación va más allá porque considera como creado no sólo la todas las cosas, la perfección. Es, por el contrario, un destino de la
realidad convertida en objeto, sino también la subjetividad humana creación: un permanente proceso de aniquilación, una global comu-
contrapuesta a aquella y el espíritu humano finito. En toda división nión de sufrimiento y una apertura ansiosa y tensa a un futuro
científica moderna sujeto-objeto, la fe en la creación reconoce la única alternativo. Entender «naturaleza» como creación significa, pues,
comunión de la creación, dividida, pero no eliminada. También la captar la «naturaleza» como creación esclavizada que espera la liber-
humana subjetividad de la inteligencia y la voluntad, que se contrapo- tad. «Naturaleza» puede significar sólo un acto, éste, en el gran
ne a la naturaleza, conserva su carácter de criatura y de contingencia; drama de la creación del mundo, en el caminar hacia el reino de la
no se absolutiza. gloria. Rara vez se reconoce y se subraya teológicamente la inclusión
c) El concepto de la creación transciende también esta tensa de la «naturaleza» en esta historia de desgracia y de salvación. Y sin
historia tejida entre el hombre y la naturaleza accesible a él. Según los embargo, esa inclusión es el primer dato realista del programa que
credos cristianos, Dios es el Creador de «cielo y tierra», de todo lo podría titularse «entender la naturaleza como creación de Dios».
visible e invisible. La realidad visible, cognoscible científicamente y Gottfried Arnold expresó esto en tiempos del barroco en su canto:
accesible al hombre es, pues, sólo una parte de la creación. Aquellos «Tú que rompes todas las ataduras»;
ámbitos de la «naturaleza» que los hombres pueden convertir en
objeto de conocimiento y de dominio son para la teología sólo la Mira nuestras cadenas,
parte visible de la creación. Entender la naturaleza como creación de pues con la criatura
Dios significa, pues, situar el ámbito parcial cognoscible de la realidad, suspiramos, peleamos,
gritamos, pedimos
juntamente con el todavía no conocido pero cognoscible, en un la redención de la natura
contexto mayor y considerarlo como relativo, como no existente por la liberación de la vanidad
sí mismo, sino referido a algo que está por encima de él. Desde un que tanto nos oprime.
punto de vista teológico no se puede entender suficientemente como Que nuestro espíritu al menos
se disponga para lo mejor
creación la naturaleza «visible» si no se cree también como creación lo
que es invisible por principio. Teológicamente, el conocimiento de la

45. A. N. Whitehead, Science and the Modern World, New York 1925, 13 s; Th F.
Torrance, Christian Theology and Scientifk Culture, Belfast 1980.
54 En la crisis ecológica Alienación y liberación de la naturaleza 55

Pero la concepción dialéctica de la diferencia entre sujeto y objeto


3. Alienación y liberación de la naturaleza recoge la relación del hombre con la naturaleza, pero no capta a la
naturaleza misma. En la dialéctica histórica, la naturaleza continúa
a) Karl Marx y la alienación de la naturaleza apareciendo sólo como objeto del hombre. Es objeto de atención en la
medida en que es introducida en la historia de los hombres mediante
Las ciencias y las tecnologías se basan en una determinada rela- el trabajo. Pero ese planteamiento no permite captar la naturaleza en
ción fundamental del hombre con la naturaleza 46 . En las ciencias se su autonomía.
entiende por naturaleza el compendio de aquellos objetos que el
Karl Marx intentó superar el subjetivismo idealista mediante el
sujeto humano es capaz de conocer metódicamente. La naturaleza se
esbozo del materialismo dialéctico, para eliminar así la disputa entre
presenta en el trabajo y en las tecnologías como compendio de
hombre y naturaleza. Según la visión que ofrecen sus Frühschriften, el
aquellos materiales de los que el sujeto humano puede disponer, los
comunismo no supera sólo la alienación del hombre, sino también la
que puede adueñarse y a los que puede configurar. En la ciencia
de la naturaleza; y lleva a su verdadero ser a la humanidad, y también
natural y en la tecnología el hombre se experimenta como el sujeto de
a la naturaleza. En este sentido el comunismo será el «naturalismo
su mundo. Entendemos por «sujeto» no sólo el centro de su mundo y
consumado».
el punto de referencia de todas las cosas en ese mundo, sino también
lo que subyace ontológicamente, el primer ente que todo lo determi-
Su existencia natural, su existencia humana y la naturaleza se convierte aquí para
na 47 . La ciencia y la tecnología convierten la naturaleza en objeto. él en el hombre. Por consiguiente, la sociedad es la consumada unidad de esencia
Esa naturaleza entra en escena en la medida en que puede ser puesta a del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el
disposición del sujeto humano. El hombre percibe la naturaleza en su efectivo naturalismo del hombre y el humanismo efectivo de la naturaleza48.
caminar hacia la toma del poder. La domina mediante el trabajo. Ella
se le hace presente en ese trabajo como síntesis de los objetos que es Cuando el hombre llegue a ser verdaderamente hombre mediante
preciso transformar. la eliminación de la propiedad privada y la superación del trabajo que
Numerosos intentos se han emprendido para superar filosófica- le aliena, descubrirá también el «ser humano de la naturaleza», pues
mente la división del mundo en subjetividad y cosificación, res cogi- habrá encontrado el ser natural del hombre. El hombre y la naturale-
tans y res extensa. No hay razón alguna para afirmar que esa división za superarán su distanciamiento respectivo y se convertirán en una
se limita a reproducir un dualismo ontológico. También cabe la unidad viviente. En esta unidad viviente, Marx, siguiendo la imagen
posibilidad de considerar la subjetivización del hombre y la objetivi- de Goethe, concibe al hombre como «hombre natural» en los siguien-
zación de la naturaleza como una relación histórica de un condiciona- tes términos: «El hombre verdadero, real, corporal, que pisa sobre
miento recíproco. Entonces la historia se convierte en el sujeto verda- tierra firme, bien fundada, que inhala y exhala todas las fuerzas de la
dero. Ella se bifurca en el sujeto humano y en el objeto natural, pero naturaleza...». La identidad dialéctica es la figura lógica en esta
la unidad permanece en esa diferencia. Si la dialéctica histórica imagen de inhalar y exhalar. Esa figura proviene de la filosofía de la
sustituye al dualismo ontológico como marco de interpretación de naturaleza de Schelling49.
esta diferencia entre sujeto y objeto habrá que preguntar por un
futuro en el que la diferencia se disuelva en una unidad superior, de Este comunismo es como naturalismo consumado = humanismo, como humanis-
mo consumado = naturalismo. Es la verdadera solución del antagonismo entre el
manera que las tensiones y contradicciones que emergen actualmente hombre y la naturaleza, y con el hombre, la verdadera solución del conflicto entre
en la diferencia den paso a un estado pacífico. Las filosofías de la existencia y esencia, entre objetivización y autoafirmación, entre libertad y
historia del Idealismo alemán estuvieron dedicadas a este problema. necesidad, entre individuo y especie. Es el enigma resuelto de la historia y sabe
que es la solución50.
46. Para lo que viene a continuación, cf. W. Schmidt-Kowarzik, Die Diakktik von
geselkchaftlicher Arheit uncí Natur: Wiener Jahrbuch für Philosophie X (1977), 143-176; y
E. Rudolph, Entfremdung der Natur, en Humanokologie und Frieden, ed. C. Eisenbarth,
Stuttgart, 1979, 319-341, cuya crítica comparto, pero no recojo aquí su propuesta para 48. K. Marx, Die Frühschriften, o. c, 237.
equilibrar su relación de orden laboral con la naturaleza mediante una relación estética. 49. Ha demostrado esto Kl. Bockmühl, Leiblichkeit und Gesellschaft. Studien zur
Cf. también Kl. M. Meyer-Abích, Wege zum Frieden mit der Natur. Praktische Naturphi- Religionskritik und Anthropologie im Frühwerk von Ludwig Feuerbach und Karl Marx,
losophie für die Umweltpolitik, München 1984. Góttingen 1961, esp. 234 ss.
47. M. Heidegger, Die Zeit des Weltbildes, en Holzwege, Frankfurt 1957, 69 ss. 50. K. Marx, o. c., 235.
56 En la crisis ecológica Alienación y liberación de la naturaleza 57

leza manifestada de forma definitiva» se encuentra en el horizonte del


b) La «naturaleza-sujeto» de Ernst Bloch futuro de aquellas alianzas que concilian al hombre con la naturaleza:
«Pero cuantas más posibilidades existan para una técnica de la
Ernst Bloch utilizó la idea de la «naturalización del hombre» para alianza, técnica mediada con la coproductividad de la naturaleza, en
vincular con mayor fuerza el materialismo dialéctico de Karl Marx a lugar de las exteriores, con mayor seguridad se liberarán las fuerzas
la filosofía de la naturaleza de Schelling51. Bloch parte de una constructivas de una naturaleza congelada. La técnica utilizada hasta
correspondencia entre hombre y naturaleza: al hombre creativo co- nuestros días se siente en la naturaleza como un ejército de ocupación
rresponde una materia productiva; al hombre que espera, el ámbito en país extranjero y nada sabe de las interioridades de ese país. La
material de lo real-posible. Por eso supone que al sujeto humano materia del asunto transciende por completo a la técnica conocida
corresponde la réplica de «naturaleza-sujeto». Sólo cuando la natura- hasta hoy» 54 . Bloch tuvo que formular en su tiempo esta idea
leza aparece no sólo como «naturaleza para el hombre», como objeto valiéndose de ideas románticas de la naturaleza, pero anticipó impor-
y como materia prima, sino que es reconocida en su autonomía como tantes principios ecológicos con la ayuda de esas ideas. Tanto la idea
«sujeto», sólo entonces es posible conocer la historia propia de la de la subjetividad de sistemas de vida complejos como los métodos del
naturaleza, independiente del hombre, y prestar atención al futuro conocimiento comunicativo recogen sus concepciones.
autónomo de la naturaleza. Y sólo entonces se puede llegar a una Con esta filosofía de la naturaleza, Ernst Bloch se distanció
comunión del hombre con la naturaleza, comunión en la que ambos mucho del actual marxismo ortodoxo. El escrito de condena redacta-
encuentran «patria». do en 1957 contra Bloch por científicos marxistas le reprochaba una
La expresión «naturaleza-sujeto» no pretende mitificar de nuevo «doctrina antimarxista de la redención del mundo». Decían: la tesis
la naturaleza convirtiéndola en la «gran madre», aunque Bloch reco- de la aparición de una «naturaleza-sujeto» es un dogma idealista-
noció pronto los elementos de verdad del matriarcado. Esa expresión místico; no existe más sujeto de la naturaleza que el hombre trabaja-
significa, por el contrario, «el todavía no manifiesto "impulso-que" dor. La concepción de Bloch no sólo no es científica, sino enemiga de
(el agente material más inmanente) en lo real en general»52. Ese la ciencia, sus dogmas contradicen la praxis socialista: «En realidad,
agente instala un «horno de producción» en la naturaleza misma. La la encarnación y toda la historia de la humanidad es un proceso de
naturaleza es siempre natura naturans (Spinoza). Ciertamente, ella se utilización de la naturaleza por el hombre en la producción material...
considera a sí misma en el hombre como su propia «floración supre- Tampoco en el socialismo ni en el comunismo existe una "identidad"
ma», como dice Bloch poéticamente. Pero ella continúa ahí como en el sentido de un matrimonio entre hombre y naturaleza-sujeto en la
sujeto y no se convierte en el objeto del sujeto humano. Se sigue de ahí "patria"» 55 . El hombre es el único sujeto de la naturaleza. Tal vez no
la idea de la «técnica de la alianza» que media o lanza un puente entre se agoten en el hombre las estructuras creativas de la naturaleza, pero
la respectiva subjetividad del hombre y de la naturaleza. «En lugar del el desarrollo superior de esas estructuras no se realiza al margen del
técnico como simple engañador o explotador está concretamente el hombre; se realiza únicamente en él. Sólo existe la libertad para el
sujeto conciliado socialmente consigo mismo, que se concilia en hombre, no para la naturaleza.
medida creciente con el problema de la naturaleza-sujeto»53. La Si hacemos terciar a Karl Marx en la discusión, comenzaremos
técnica de la alianza —o, como se la llama hoy, soft technology— por decir que éste se separó en El Capital de las visiones de filosofía de
aborda la coproductividad de la naturaleza-sujeto. En ella no es sólo la naturaleza de sus Frühschriften. No existe la más mínima mención
el hombre el que quiere producir y manifestar su verdadero ser. ya de la «naturalización del hombre». No tiene ya lugar la «resurrec-
También la naturaleza debe manifestarse ahí en su peculiaridad. ción de la naturaleza». «La nueva sociedad debe buscar exclusiva-
La idea spinoziana de la natura naturans presupone, según Bloch, mente el bien de los hombres, en detrimento claro de la naturaleza
la idea más profunda, proveniente probablemente de la Cabala, de la externa. Se trata de dominar la naturaleza con gigantescos medios
natura abscondita que tiende hacia su revelación. Por eso, «la natura- tecnológicos, con el menor trabajo y en el tiempo más breve, y la
51. E. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, Frankfurt 1959, cap. 37: Wille undNature, 54. O. c, 811,814.
die technischen Utopien, 729 ss, esp. 802 ss: Mitproduktivitát eines móglichen natursub- 55. R. Schulz, Blochs Philosophie der Hoffnung im Lichte des historischen Materialis-
jekts oder konkrete Allianztechnik. mus, en Ernst Blochs Revisión des Marxismus, Berlín 1957, 65: «Nuestros jóvenes deben
52. O. c, 786. estudiar ciencia y técnica y no especular de forma espiritista si los hombres oiremos hablar
53. O. c, 787. a las piedras y a las manzanas y cuándo éstas nos entenderán a los hombres».
58 En la crisis ecológica Alienación y liberación de la naturaleza 59

naturaleza tiene que servir a todos los hombres como sustrato mate- libro Der Begrifj der Natur in der Lehre von Marx, publicado por
rial de todos los bienes de consumo imaginables»56. La naturaleza primera vez en 1962: «"Resurrección de la naturaleza", "Humaniza-
emerge sólo como «materia natural» y como «objeto de trabajo» que ción del hombre" han dejado de ser quimeras escatológicas. De su
el hombre debe transformar en bienes de consumo. El hombre traba- éxito depende que la humanidad entre en una situación más razona-
jador «somete» así el juego de las fuerzas de la naturaleza. Y esto ble, depende incluso su misma supervivencia»57. Esto es una justifica-
significa que, para el Marx maduro, persiste el conflicto entre hombre ción de Ernst Bloch, sobre cuya filosofía de la naturaleza se dice en el
y naturaleza; y que ese conflicto no queda resuelto. La necesidad de la mismo libro: «Independientemente de la proporción en que estas
naturaleza y la libertad humana permanecen irreconciliadas en todas consideraciones de Ernst Bloch estén emparentadas con la filosofía
las mediaciones. del Renacimiento, con Jakob Bóhme o con la romántica especulación
Sin embargo, el embrión de estas concepciones que Marx expuso de Schelling sobre la naturaleza, el conjunto de esas consideraciones
en El capital estaba ya presente en los Frühschriften. En realidad, es incompatible con una posición materialista»58. Por consiguiente, o
también en estos escritos naturaleza era sinónimo de «fuerzas de la la visión ecológica del mundo es «incompatible» con posiciones
naturaleza»; y objetos significan exclusivamente «productos» de la materialistas o el materialismo que conocemos es «incompatible» con
actividad objetiva del hombre. El jamás describió como «patria» la aquel estado razonable en el que la humanidad cobra, juntamente con
relación entre hombre y naturaleza. Se limitó a presentarla como la naturaleza, posibilidades de supervivencia.
«metabolismo» necesario. Este concepto de metabolismo entre hom-
bre y naturaleza, concepto tomado de Moleschott, no da pie para la
esperanza de futuro que ardía en Bloch. c) La patria en la naturaleza
Por consiguiente, Marx conoció sólo una eliminación de la autoa-
lienación del hombre a costa de la naturaleza. La alienación de la La relación del hombre con el entorno natural tiene al menos dos
naturaleza obrada por el hombre era cognoscible para él sólo en la intereses elementales. Uno de ellos es el que hemos expuesto en las
explotación del capitalismo que es preciso superar. Pero también en el líneas anteriores: el interés del trabajo. Los hombres transforman la
comunismo la naturaleza sigue siendo la esclava sometida al hombre. naturaleza con la intención de obtener alimentos y construir su
Marx no atisbaba aún una supresión de esta alienación de la naturale- propio mundo. Desde el punto de vista del trabajo, el hombre es
za. Y esto significaba, lisa y llanamente, que Marx continuaba en el siempre el elemento activo, y la naturaleza el elemento pasivo. El es el
marco de las concepciones hombre-naturaleza sostenidas por Bacon y amo, ella su esclava. ¿No existe alguna otra necesidad elemental del
por Descartes. Y su materialismo dialéctico no pasa de ser una hombre que marque la relación de éste con la naturaleza? Sí, existe.
versión del Idealismo moderno. ¿A qué se debe esto? Hasta el presente no se ha tenido presente en el plano teórico ese otro
Se debe a que Marx y el marxismo ortodoxo conocen sólo una elemento, que tampoco ha sido considerado al construir las grandes
relación práctica con la naturaleza. Esa praxis es el trabajo. Desde el urbes masificadoras. Y ello ha tenido consecuencias nocivas para el
punto de vista del trabajo, el hombre puede percibir la naturaleza sólo hombre y para la naturaleza. Me estoy refiriendo al interés del habitat.
como objeto que requiere transformación y como materia prima para El hombre no se limita a trabajar la naturaleza. Además, tiene que
los objetivos personales. Los puntos de vista y los objetivos del habitar en ella. Y los intereses del habitante no coinciden con los del
trabajo han operacionalizado la razón hasta el punto de que el trabajador. Podemos compendiar los intereses del habitat en el con-
hombre sólo puede conocer lo que él produce según su propio diseño, cepto «patria». La idea principal de «patria» no es un regresivo sueño
como afirmó ya Kant. La objetividad de la naturaleza en el sentido de relacionado con la tierra «patria», con la lengua «materna» y con la
su autonomía escapa a la mirada objetivadora y productora del sensación de «seguridad» sentida por el niño. «Patria» sólo es posible
hombre. en la libertad, no en la esclavitud. Entendemos por «patria», en este
Sólo la profundización en la crisis ecológica de las modernas contexto, una red de distendidas relaciones sociales: me encuentro «en
sociedades industriales pudo suscitar una conversión también en los mi casa» allí donde me conocen, donde disfruto de un aprecio social
marxistas. Así, Alfred Schmidt escribía en el Postscriptum 1971 a su sin necesidad de tener que luchar por conseguirlo. En esas distendidas
56. A. Schmidt, Der Begriffder Natur in der Lehre von Marx, o. c, 159. Asi, también 57. A. Schmidt, o. c, 211.
E. Rudolph, o. c, 334 s.
58. O. c, 163.
60 En la crisis ecológica Alienación y liberación de la naturaleza 61

relaciones sociales nace un equilibrio que sostiene al hombre y le


d) La animación del cuerpo {','-.
descarga de la lucha y de la precaución. La patria del entorno natural
forma parte de esa red de relaciones sociales pacíficas. La sociedad
¿Existen modelos y ejemplos de esto en otros ámbitos de la vida?
humana tiene que estar en sintonía con el entorno natural. Y eso
La nueva postura ecológica respecto de la naturaleza hunde sus
obliga a respetar la capacidad de regeneración de la naturaleza y a
raíces, por lo que a Europa se refiere, también en la medicina psicoso-
acompasarse a sus ciclos. La naturaleza en sí no es una patria para el
mática59.
hombre. Su constitución natural le presenta, más bien, como un ser
Es bien sabido que Descartes no pudo aplicar a la existencia del
viviente no perfecto, no acompasado al medio ambiente. Sólo la
hombre la estricta dicotomía sujeto-objeto. No encontró en la perso-
naturaleza configurada como entorno puede convertirse para el hom-
na del hombre el eslabón entre res cogitans y res extensa. Su suposi-
bre en patria en la que le es posible permanecer y habitar. Efectiva-
ción de que la glándula pineal une el alma con el cuerpo no se pudo
mente, la naturaleza se presta para patria del hombre, pero sólo
mantener. El auge y los grandes éxitos de la medicina moderna
cuando éste la usa sin destruirla. Tan sólo grupos de hombres extran-
vinieron mediante la introducción y aplicación de métodos propios de
jeros o apatridas ejercen la explotación. Cuando se utiliza la naturale-
las ciencias naturales. Pero siguió en pie el conocimiento de que el
za sin destruirla, ésta continúa siendo capaz de ser vivida como
objeto de la investigación y tratamiento médicos es el sujeto hombre.
naturaleza. El desarrollo de la horticultura ecológica y del cuidado del
En la medicina, el hombre como sujeto que trata se contrapone al
paisaje muestra plásticamente las posibilidades de simbiosis del hom-
hombre como sujeto tratado. El paciente sigue siendo persona. Desde
bre con la naturaleza. Y muestra también que carece de sentido
un punto de vista médico no es posible practicar en el hombre mismo
violentar a la naturaleza.
la distinción rigurosa entre hombre y naturaleza.
Las formas de industrialización conocidas hasta el presente han
El hombre tiene una existencia corporal mientras vive. En efecto,
tenido en cuenta constantemente las grandes industrias y las grandes
puede contraponerse a sí mismo y objetivar la existencia corporal que
concentraciones industriales. Y la carga del mundo natural causó
él es en el cuerpo que él tiene. Pero él permanece siendo su cuerpo, y
daños irreparables a la naturaleza. Los habitantes de las grandes
éste sigue siendo él mismo. El hombre jamás termina de objetivarse
aglomeraciones industriales perciben estos destrozos de manera clara:
por completo y de hacerse disponible, pues en tal caso dejaría de ser
los entornos de las zonas industrializadas resultan inhabitables. ¿No
hombre. Incluso el portador de una enfermedad sigue siendo sujeto
exige la humanización de las sociedades industriales que se tengan
como hombre enfermo, por más que se convierta en objeto de trata-
presentes, por un lado, los intereses del capital y del trabajo en la
miento terapéutico.
producción así como los intereses de las personas afectadas respecto a
la habitabilidad de su región? En este punto surgen hoy los conflictos La medicina psicosomática comenzó con el «desencanto del obje-
y las iniciativas cívicas que promueven la creciente desaparición de tivismo de las ciencias naturales» mediante la «introducción del
industrias nocivas para el medio ambiente. En efecto, la disminución sujeto» del hombre enfermo en la patología. Y cayó en la cuenta de
de la habitabilidad destruye también las posibilidades de vida huma- hasta qué punto el hombre es capaz de configurar sus procesos
na. Sin embargo, los consorcios internacionales y el capital extranjero patológicos mediante su influencia somática y psiquica; mejor dicho,
parecen no preocuparse lo más mínimo por estos aspectos. humana 60 . Mediante el reconocimiento de la subjetividad humana es
posible entrar médicamente en el tratamiento de enfermedades obra-
El hombre tiene no sólo derecho al trabajo, sino también a la
do por el hombre enfermo. La medicina verdaderamente humana no
vivienda. Es necesario compaginar ambos intereses. No se trata sólo
puede presuponer una relación sujeto-objeto. Deberá mantener siem-
de un reto planteado a la política social. Constituye, además, la
exigencia de convertirse respecto a la relación fundamental entre el
59. Muestra esto el paralelismo y la unión entre el fundador de la teoría del medio
hombre y la naturaleza. La postura ecológica acerca del entorno ambiente, J. von Uexküll, Umwelt und lnnenwelt der Tiere, Berlin 21921; Theoretische
natural tiene que superar el enfoque puramente pragmático y utilita- Biologie, Berlin 21928, y el fundador de la medicina psicosomática, V. von Weizsácker,
rista. Der Gestaltkreis. Theorie der Einheit von Wahmemen und Bewegen, Stuttgart "1950. Para
El redescubrimiento de la naturaleza exterior será incompleto si una valoración teológica, cf. M. von Rad, Anthropologie ais Thema von psychosomatiseher
Medizin und Theologie, Stuttgart 1974.
no va acompañado por un redescubrimiento de la naturaleza interior, 60. Para estas tesis de V. von Weizsácker y L. von Krehl, cf. J. Moltmann, La
aquella naturaleza que es el hombre mismo en su corporalidad. humanidad de la vida y de la muerte, en Id., El experimento esperanza, Salamanca 1977,
138-151.
62 En la crisis ecológica >*>*" Alienación y hueración de la naturaleza 63

pre la relación sujeto-sujeto. Y tiende siempre a eliminar la alienación da por la dominación y la explotación; y viceversa. La residencia
del cuerpo mediante una exclusiva medicina del cuerpo. Ella comple- patria y la animación de la propia existencia corporal son insepara-
menta los conceptos del tener con los del ser61. Y abarca la totalidad bles.
de la persona humana.
Hay que considerar la alienación del hombre respecto a su existen-
cia corporal como la cara interna de la crisis ecológica externa de la e) La naturalización del hombre
moderna sociedad industrial. La religión y la educación llevaron a los
hombres a identificarse a si mismos tan solo como sujetos de entendi- Sin la naturalización del hombre mismo no es posible superar la
miento y voluntad, pero a objetivar su existencia corporal y a some- enajenación de la naturaleza ocasionada por el hombre. Entendemos
terla. Los hombres se convirtieron en «dueños y propietarios» de sí por «naturalización» no una vuelta romántica a la naturaleza, sino
mismos. Aprendieron a dominarse y a controlar todos los sentimien- una nueva autocomprensión del hombre y una nueva interpretación
tos y necesidades corporales. Se convirtieron en esclavos y en propie- de su mundo en el marco de la naturaleza.
dad de sí mismos. Dominio y control de sí eran las máximas morales Si responsabilizamos a la moderna metafísica de la subjetividad de
de la sociedad industrial62. Estos principios permitían que los hom- la alienadora objetivación de la naturaleza, la nueva autointerpreta-
bres estuvieran disponibles en todo momento porque tenían que ción del hombre tendrá que basarse en una metafísica no subjetivista.
ofrecerse como mano de obra y como consumidores. El comporta- Si la estructura centralista de industrias modernas ocasiona deterioro
miento racional en el trabajo, en la convivencia y en el consumo es el en el medio ambiente, la nueva interpretación del mundo del hombre
requisito indispensable para el funcionamiento de una sociedad in- tendrá que fundar una nueva cultura no centralista. La cartesiana
dustrial. El reloj reduce el tiempo vital experimentable a tiempo metafísica del sujeto era una teoría del mundo tan centralista como la
mecánico. El reloj se convirtió en la máquina clave de la era moderna, aristotélica metafísica de la substancia. Sólo es posible eliminar
industrial63. Como consecuencia de todo esto, el hombre se ha ambas mediante una metafísica de la relatividad del hombre y del
distanciado de los ritmos y ciclos de su corporalidad, especialmente mundo. Parecen apuntar en esta dirección las nuevas teorías que se
en el caso de la mujer. Se convierte al cuerpo en instrumento del ocupan de la situación ecológica del mundo moderno 64 .
trabajo y del placer. Uno toma conciencia de sí sólo cuando fracasa En la discusión alemana han aparecido nuevos descubrimientos e
en sus prestaciones y enferma. Se desconoce el cuerpo como medio de ideas en la dirección que apunta hacia una humanización de la natura-
la emoción afectiva de la totalidad de la persona. La sensibilidad, la leza65. Las «teorías de los sistemas abiertos» y recientes teorías de la
espontaneidad y la totalidad desaparecen cada vez más de la persona información han permitido atribuir una cierta subjetividad en su nivel
a la que se convierte en el sujeto y objeto de sí misma. propio a los sistemas de la materia y de la vida del entorno natural. La
El descubrimiento de la totalidad psicosomática del hombre en la creciente indeterminación del comportamiento en complejos sistemas
medicina y la aceptación de la autoexperiencia corporal en la vida de abiertos, su estructura temporal y el ámbito de sus posibilidades
la persona y de la sociedad son puntos de partida para superar la crisis permiten suponer en ellos una subjetividad de cuño propio, no
ecológica en la relación del hombre con su propia naturaleza corpo- objetivable por el sujeto humano. Con ello, el conocimiento comuni-
ral. La aclimatación de la sociedad humana en el entorno natural cativo debe suplantar al conocimiento obtenido mediante la domina-
exige la correspondiente aclimatación del alma humana en la existen- ción. El conocer mismo se convierte en una relación de vida cognosci-
cia corporal de la persona humana. Mientras que la propia naturaleza tiva. El «objeto» se convierte en receptor y emisor de informaciones,
corporal del hombre no se libere del sometimiento al sujeto no se reacciona como un sujeto sui generis, y es percibido como tal. Sin
conseguirá liberar la naturaleza de la enajenación a la que fue someti- embargo, en este modelo de superación de la alienación de la natura-

61. B. Staehelin, Haben und Sein, Zürich 1969; E. Fromm, ¿Tener o ser?, Madrid 64. Esto vale especialmente para la «teología de la naturaleza», que ha sido desarro-
7
!979. llada partiendo del pensamiento de A. N. Whitehead: J. Cobb, God and the World,
62. M. Weber, Die protestantische Eíhik und Geist des Kapitalismus, en Gesammeíte Philadelphia 1969; ls il too late? A Theology of Creation, New York 1971; Cli. Birch,
Aufsatze zur Religionssoziologie, Tübingen 41947, 17-236 (ed. cast: Enea protestante y el Faith, Science and the Future, Genf 1978.
espíritu del capitalismo, Barcelona s/f). 65. E. v. Weizsácker, Offene Systeme I. Beitrage zur Zeilslruktur von Information,
63. D. S. Landes, Revolution in Time. Clocks and the making of the modern worid, Entropie und Evolution, Stuttgart 1974; ICr. Maurin, Kr. Michalski, E. Rudolph, Offene
Cambridge, Mass., 1983. Systeme II. Logik und Zeit, Suttgart 1981.
64 En la crisis ecológica Alienación y liberación de la naturaleza 65

leza, el hombre continúa siendo el sujeto grande y central para la utilizaremos para ordenar e identificar el flujo de los acontecimientos.
naturaleza. Existen numerosos puntos de arranque para esta conversión de una
La otra corriente para una teoría ecológica apunta a la naturaliza- concepción hostil, subjetivista que el hombre tiene de la naturaleza.
ción del hombre66. Como punto de partida, esa teoría afirma que el Nos limitaremos a apuntar aquí dos antropologías filosóficas alema-
hombre no se contrapone fundamentalmente a la naturaleza, que él nas:
mismo no es sino un producto de la naturaleza. Esta es el gran sujeto Max Scheler preguntaba en su influyente escrito sobre La posición
que produce incesantemente nuevas formas y figuras de vida, final- del hombre en el cosmos, en el que acentuaba con fuerza la posición
mente el hombre. Aquí el hombre es el objeto, un producto de la privilegiada del hombre: «¿No es como si existiera una escalera en la
naturaleza productora. Vale esto para el nacimiento y evolución del que un ser, ente primigenio, inflexionara hacia atrás sobre sí mismo,
género humano desde el «campo de paso animal-hombre», y también constantemente, en la estructuración del mundo, para percatarse de sí
para el nacimiento y evolución del «mundo del hombre» en las en nuevos y sucesivos peldaños y en dimensiones antes inéditas, hasta
modernas sociedades industriales. «La naturaleza» como compendio terminar por tenerse a sí y comprenderse del todo en el hombre?»69.
de todos los sistemas de materia y de vida ha desarrollado su forma La concepción de la «posicionalidad excéntrica», introducida por
relativamente más compleja en la evolución de las sociedades huma- Helmut Plessner en la nueva antropología filosófica, apunta en la
nas. «La naturaleza» ha encontrado en estas sociedades humanas una misma dirección: el hombre existe en sí al tiempo que está frente a sí.
concentración y centralización relativas, si el término naturaleza Se experimenta a sí mismo, siempre y simultáneamente, en el modo
significa todos aquellos ámbitos que representan el ecosistema «tie- del ser y en el modo del tener. «Ni es sólo cuerpo ni tiene sólo cuerpo.
rra» para las sociedades humanas. Pero esto significa que, en el Toda pretensión de la existencia física exige un equilibrio entre ser y
conocimiento humano de la naturaleza, ésta se conoce a sí misma; tener, fuera y dentro» 70 .
que, en la objetivización humana de la naturaleza, ésta se objetiviza a En el moderno mundo del hombre, la ciencia y la técnica han
sí misma 67. Según este modelo, el sujeto para la relación sujeto-objeto ampliado constantemente el «tener-naturaleza». La moderna medici-
del hombre con la naturaleza es la naturaleza misma. Si se admite na ha alcanzado sus éxitos más resonantes en el campo que podemos
esto, el sujeto humano tendrá que reconocer en aquellos ámbitos de la denominar «tener-cuerpo» del hombre. El hombre es, al mismo
naturaleza que él puede objetivar la subyacente subjetividad de la tiempo, naturaleza; y el cuerpo, al que aquél ha objetivado convirtién-
naturaleza, e inscribir siempre el propio mundo en las más amplias dolo en propiedad suya, es, al mismo tiempo, él mismo en su existen-
conexiones de la naturaleza y de su evolución. En este sentido, es cia corporal. Localizar de nuevo el mundo del hombre en la historia de
importante para la autocomprensión del hombre no entenderse como la naturaleza y redescubrir naturaleza en el ser-cuerpo no debe
sujeto frente a la naturaleza y, teológicamente, como imago Dei, sino considerarse como huida romántica de la responsabilidad que el
como producto de la naturaleza y, teológicamente, como imago hombre ha logrado mediante el poder. Significa, por el contrario,
mundi^. descubrir dimensiones oprimidas y reprimidas de la vida y superar
Nace entonces, además, otro concepto de la experiencia natural. desde ellas los aspectos no humanos ni naturales del mundo moderno.
No somos nosotros los que «hacemos experiencias» o «experimenta- El componente ser-naturaleza del hombre es el dato originario, el de
mos algo», sino que las experiencias vienen a nuestro encuentro. dominar-naturaleza y el de poseer-naturaleza son hechos secundarios.
Somos impresionados por ellas, las percibimos, las recibimos. Ellas se Dependen del dato originario, pues construyen sobre él y viven de él.
condensan y se convierten en nuestra percepción. Posteriormente
formaremos concepciones con esas percepciones; concepciones que

66 G. Altner, Der Tod-Preis des Lcbens-evolutionsbiologische und zeitphilosophische


Aspekte: EvTh 41 (1981) 19-29.
67. Cf. la definición del hombre de Julián Huxley como «evolution become cons-
ciousof itself», tomada por Teilhard de Chardin; The Phenomenon o/Man, London 1959,
243. Cf. también Th. Runyon, Conflicting models for God, en The Living God, ed. D.
Kirkpartrik, New York 1971, 42: «Man is the place where the process transcends itself
and becomes aware of itself». 69. M. Scheler,.Die Stellung des Menschen im Kosmos, München 1949, 44.
68. Cf. cap. 8, 1. 70. H. Plessner, Die Stujen des Organischen und der Mensch, Berlin 3 1975, 127 ss.
3
El conocimiento de la creación

Una vez expuestas las dimensiones de una doctrina cristiana de la


creación en la crisis ecológica del momento presente, pasamos a
estudiar su fundamento teológico. ¿En qué se basa el conocimiento
del mundo como creación de Dios? ¿Con qué derecho teológico
objetivo se considera y se trata la naturaleza (physis) como creación
(ktisis)? ¿En qué condiciones subjetivas se experimenta el mundo en
su estado presente como creación? ¿Se da a conocer como creación de
Dios la naturaleza misma, o se la experimenta como tal sólo a la luz
de la autorrevelación del Dios creador?
Toda teología natural parte de la evidencia de la naturaleza como
creación de Dios. Por el contrario, toda teología de la naturaleza
interpreta a ésta a la luz de la autorrevelación del Dios creador. ¿Qué
relación se da entre una teología natural y una teología de la naturale-
za? Con esta pregunta invertimos el interés tradicional por la teología
natural: se trata de estudiar no lo que la naturaleza aporta al conoci-
miento de Dios, sino lo que el concepto de Dios proporciona para el
conocimiento de la naturaleza. Al invertir la pregunta de la teología
natural habrá que replantear la teoría de la revelación poniendo la
mirada en la naturaleza.

1. Alianza, creación y reino de Dios

Para trazar la doctrina bíblica de la creación debemos tener


presente el testimonio completo de la Escritura, no sólo Gen 1 y 2.
Con el adjetivo «bíblica» nos referimos a «judía y cristiana». Punto de
partida para una doctrina cristiana de la creación podrá ser sólo una
interpretación de los relatos bíblicos de la creación a la luz del
evangelio de Cristo. Por consiguiente, una doctrina cristiana de la
creación no puede ser biblicista.
En las tradiciones bíblicas del antiguo testamento y del nuevo la fe
en la revelación del Dios creador en la historia de Israel configura la
experiencia del mundo como creación l. El mundo no se da a conocer
1. He expuesto con detalle las conexiones en: La creación sistema abierto, en El
futuro de la creación, Salamanca 1979, 145 ss; Trinidad y reino de Dios, Salamanca 21987,
113 ss. Aquí se exponen con mayor amplitud puntos de vista sistemáticos.
68 El conocimiento de la creación Alianza, creación y reino de Dios 69

de por sí como creación de Dios. Dios revela el mundo como creación creación del documento sacerdotal y del documento yahvista no presen-
suya cuando se revela como creador, conservador y redentor del ta una doctrina cristiana de la creación 5. La orientación mesiánica no
mundo. Y después nace la experiencia del mundo como creación y el está aún manifiestamente presente en ellos. Por eso la especial revela-
correspondiente trato con él: la literatura sapiencial. Israel aprendió a ción cristiana de Dios sólo estuvo sobre el tapete en la doctrina de la
conocer el mundo a la luz del acontecimiento salvífico del éxodo, de la redención. Pero esto es unilateral en varios aspectos: no se puede
alianza y de la entrada en la tierra prometida. Naturalmente, el desligar la fe israelita en la creación de la particular experiencia
género «teología natural» es desconocido para Israel. Proviene de la salvífica de Israel ni apropiarse la especial experiencia cristiana de
filosofía griega2. La experiencia especial de Dios en virtud de la salvación sin cambiar esa fe y sin someterla a una nueva interpreta-
autorrevelación de Dios «el Señor» configuró e interpretó la experien- ción. Y se echa a perder la fe en la creación cuando se la reduce al
cia general del mundo vivida por Israel. El acontecimiento salvífico y origen del mundo.
la experiencia de la creación tienen una doble relación recíproca: por Las diversas tradiciones bíblicas hablan de la creación de Dios
un lado, la experiencia de la creación presenta al Dios de la alianza de poniendo la mirada en el principio del tiempo, en el tiempo de la
Israel como el Señor y Creador del mundo, y revela ahí la universali- historia, y en el tiempo escatológico. Si el término «creación» debe
dad del Dios uno y único. Y, por otro lado, todo el universo, todos los compendiar toda la actividad creadora de Dios, la correspondiente
hombres y pueblos entran así en la luz redentora de la salvación que doctrina de la creación deberá abarcar la creación en el principio, la
ha experimentado Israel y en la que espera. La creación es el horizon- actividad creadora a lo largo de la historia y la creación al final de los
te universal de la peculiar experiencia histórica de Dios vivida por tiempos: creatio originalis —creatio continua— creatio nova. El térmi-
Israel. Este horizonte comprende la «creación en el principio» y la no «creación» designa la creación inicial de Dios, su creación a lo
«creación escatológica». Está marcado por la creación del cielo y de la largo de la historia y la creación consumada. La idea de la unidad de
tierra «en el principio» (Gen 1, 1) y por la creación del «nuevo cielo y Dios queda asegurada sólo en la concepción de un proceso de
de la nueva tierra» (Is 65, 17) en el final. Esto quiere decir que Israel creación racionalmente coherente en sí. Este proceso recibe su sentido
no desarrolló sólo una interpretación protológica de la creación, sino de su meta escatológica. Las expresiones o símbolos «reino de Dios»,
también, y simultáneamente, una comprensión escatológica. Ambas «vida eterna» y «gloria» describen esta meta escatológica de la crea-
dimensiones están presentes, de forma necesaria, en la «comprensión ción de Dios. En contra de la afirmación de Karl Barth, la alianza
soteriológica de la obra de la creación»3. Ambas tienen que estar histórica no es el «fundamento intrínseco de la creación», sino el
presentes, pues, en toda teología bíblica de la naturaleza. «reino de la gloria», pues este Reino eterno es también el fundamento
Nuestra palabra «creación» significa el proceso concluido de interno de la alianza histórica6.
creación y su resultado. Por eso, cuando hablamos de creación, La creación en el principio apunta más allá de sí misma a la historia
pensamos inmediatamente en el comienzo de todas las cosas y nos de la promesa de Abraham, de Isaac y de Jacob. Esta historia de la
imaginamos el nacimiento del mundo como un estado producido y promesa apunta a la historia mesiánica del evangelio de Cristo, y
cerrado de una vez por todas. Por eso se presentó la «creación en el ambas miran hacia el Reino venidero, que renueva el cielo y la tierra
principio» con toda una plétora de símbolos referidos al origen: llenándolo todo con el resplandor de Dios. En este proceso de la
paraíso, estado primigenio e inocencia, jardín del Edén, mundo no creación orientado de manera coherente hacia el reino de Dios
dañado. La doctrina cristiana de la creación ha interpretado siempre,
desde Tomás de Aquino, «la obra de los seis días» (hexaemeron) en su 5. Observa esto E. Brunner, Dogmatik II, Zürich 1950, 17 acerca de la doclrina de
exposición teológica4. Apenas si se tuvo presente que la historia de la Barth sobre la creación. El mismo desea orientar la doctrina cristiana de la creación no
por Gen 1, sino por Jn 1. Puesto que el testimonio de la creación del antiguo testamento es
2. Así, también, I. Barbour, Problemas de religión y ciencia, o. c., 5 (citado según tan provisional respecto al del nuevo testamento como su testimonio acerca del Mesías,
edición inglesa): «The view we will propose is not a new "natural theology", but rather a «nuestra fe en el Creador deberá vincularse en principio no a la historia de la creación del
"theology of nature", an attempt to view the natural order in the framework of antiguo testamento» (ibid.). Nuestra interpretación mesiánica de la historia de la crea-
theological ideas derived primarily from the interpretation of historical revelation and ción narrada en el documento sacerdotal y en el documento yahvista no reduce a ésta a
religious experience». Cf. también A. Ganoczy, Theologie der Natur, Theol. Medhationen una «provisionalidad» superada por el cristianismo, sino que la recoge en las condiciones
60, Zürich 1982. de la esperanza mesiánica.
3. G. von Rad, Teología del antiguo testamento I, Salamanca *1986, 173 s. 6. Recogemos así fórmulas utilizadas por Karl Barth en su doctrina de la creación
4. Tomás de Aquino, Summa theologica I q 65-74. Igualmente K. Barth, Kirchliche §41: Creación y alianza, y las cambiamos en el sentido de la tradición teológica federal de
Dogmatik III/l, Zürich 1945. la que han sido tomadas: la creación y la alianza están al servicio del Reino venidero.
70 «¿Teologia natural?» 71
El conocimiento de la creación

podemos distinguir, de acuerdo con las diversas condiciones del ser y 2. «¿Teología natural?»
del tiempo, entre creación en el principio, las creaciones históricas, y
la nueva creación escatológica. La expresión theologia naturalis proviene de la filosofía del estoi-
Si nos fijamos en el objetivo o meta de la historia de la creación, cismo griego8. Con el genus physikon se daba a entender la doctrina
reconoceremos en el mundo creado \'ds promesas reales del Reino de la de las fuerzas de la naturaleza presentadas como personas. En el
gloria. El mundo actual es un símbolo real de su futuro. En virtud de estoicismo latino, theologia naturalis designaba no una teologia de la
su autotranscendencia, todas las criaturas apuntan a algo que se naturaleza captable de manera empírica, sino el conocimiento del ser
encuentra fuera de ellas mismas. Gracias a su no identidad, se abren a de las cosas. El concepto de naturaleza cambió cuando fue recogido
su verdad futura. Por eso percibimos que la creación está orientada a por teólogos cristianos. Significa entonces la realidad caracterizada
la historia, pero su sentido último no consiste simplemente en ser teológicamente como «creación». Ya no se entendió natura como
escenario de la historia de Dios con los hombres, porque el sentido esencia eterna de las cosas experimentables, sino como su realidad
último de esa historia se encuentra, a su vez, en la creación nueva, finita, dependiente y contingente. ¿Qué clase de conocimiento de Dios
consumada. La creación en el principio está, pues, abierta a la historia (theologia) se implanta con tal comprensión de la naturaleza?
de salvación, pero ésta está a su vez en función de la nueva creación. Las tradiciones teológicas hablan de un doble conocimiento de
Por eso la creación en el principio apunta, por encima de la historia de Dios: a través de la creación y por medio de la Escritura9. Mediante
salvación, a su propia consumación en el Reino de la gloria. En este la «luz de la naturaleza», a través del «libro de la naturaleza», sólo se
orden de cosas, no es la historia el marco de la creación, sino ésta el consigue un conocimiento incompleto de Dios. Puesto que todo
marco de aquélla. Esto pone límites a la «historización del mundo» 7 . conocimiento establece una comunión, el conocimiento natural de
La creación es más que un simple «escenario» de la historia de Dios Dios no llevará, pues, a una comunión perfecta con él. Ese conoci-
con los hombres. La meta de la historia es su consumación en su miento consiste en una noción innata de Dios (notitia Ínsita) que se
glorificación. Hacemos aqui las afirmaciones siguientes: puede encontrar en el testimonio interno de la conciencia en cada
1. La revelación histórica de Dios el Señor alumbra el conoci- hombre, y en un conocimiento de Dios adquirido mediante el conoci-
miento del mundo como creación de Dios. Ese conocimiento no se miento de la naturaleza (notitia acquisita). El primer conocimiento es
desprende de la simple contemplación del mundo. inmediato, el segundo mediato. Pero tanto un conocimiento de Dios
2. La revelación de Dios el Señor se hace universal mediante el como otro son accesibles a todos los hombres en general. Ambos son
conocimiento del mundo como creación. conocimientos incompletos del Dios que se revela en la naturaleza y
3. Entendido como creación de Dios, el universo es comprendi- mediante ella. Ambos son completamente vanos respecto al misterio
do en la historia de la soberanía de Dios. La creación en el principio sobrenatural de la fe. El conocimiento natural de Dios hace a uno
prepara esa historia, y ésta alcanzará su consumación en la nueva discreto, pero no santo. El conocimiento de Dios que santifica viene
creación en el reino de Dios. exclusivamente de la revelación «sobrenatural» de Dios en Jesucristo
4. Pero ¿en qué situación se encuentra la creación cuando es porque conduce a la comunión perfecta con Dios.
captada históricamente de esa manera? Esa es la pregunta central de La theologia naturalis fue encuadrada siempre en la historia de la
una teología de la naturaleza. Respondemos con la tesis siguiente: el salvación: el conocimiento natural de Dios que podemos tener, y
tiempo del conocimiento cristiano de la creación es el tiempo del tenemos ahora, es un «resto» del conocimiento de Dios que se tuvo en
Mesías Jesús. Supuesta la fe en Jesús el Cristo, el mundo se revela en el paraíso. En el estado de la integridad originaria hubo un conoci-
la luz mesiánica como creación esclavizada y abierta al futuro. miento inmediato, general y perfecto de Dios. En las actuales condi-
ciones de pecado humano y de naturaleza corrompida, ese conoci-
8. M. Pohlenz, Die Stoa I, Góttingen 31964. 198.
9. En lo que viene a continuación me atengo a la exposición de H. Schmid, Die
Dogmatik der Evangelisch-Lutherischen Kirche, Gütersloh 71983, § 15, 67 ss, Cognitio Dei
7. K. Lówith ha pasado por alto, en su critica de la existencia histórica y cristiana, la nataratis el supernaturalis, y a H. Heppe/E. Bizer, Die Dogmatik der Evangeliseh-
orientación escatológica de la historia a la nueva creación. Cf. Gesammelte Abhancllungen Reformierten Kirche, Neukirchen 1958, locus I: De theologia naturali et reveíala. Cf. al
zur Krilik der geschkhtliehen Existenz, Stuttgart 1960; y Vortrage und Abhandlungen zur respecto Chr. Link, Die Welt ais Gleichnis. Studien zum Problem der natürlichen Theologie,
Kritik der christlkhen Überliefenmg, Stuttgart 1966. München 1976.
72 El conocimiento de la creación «¿ Teología natural?» 73
miento se da sólo de forma rudimentaria. La theologia naturalis principio. Así, mediante la anticipación del conocimiento inmediato
accesible en la historia del pecado y de la muerte es un recuerdo del de Dios en el Espíritu, se recogen también los «restos» del conoci-
primigenio conocimiento de Dios. miento inmediato y general de Dios que se dio en el paraíso 12 . La
¿Qué función cumple en el marco de la teología cristiana la realidad experimentable del mundo esconde en sí las huellas de la
teología natural definida así? gloria. Todo conocimiento del mundo «como» creación es, pues, un
La relación de la teología natural con la teología de la revelación conocimiento metafórico de este mundo como alegoría del mundo
ha sido determinada de diversas maneras en la historia de la teología: futuro. El conocimiento natural de Dios forma parte de la pneumato-
teología natural como preparación, como confirmación, como meta, logía cuando cumple esta función: la «luz de la naturaleza» es una
como sustituía, como concurrente, como enemiga de la teología de la muestra de la luz de la gloria13. Ella misma no es el foco originario de
revelación. Seleccionamos aquí tres funciones y descartamos las res- la luz sino que refleja la luz de la gloria futura. Esta muestra tiene el
tantes posibilidades. carácter de la luz mesiánica que revela el mundo presente en su
1. Función pedagógica. Permite a los hombres preguntar por la indigencia, le hace vivo en su ansia de libertad y permite conocerlo
revelación del Dios verdadero. En este sentido, forma parte, según como alegoría real y promesa del Reino. La distinción entre «teología
Tomás de Aquino, de los praeambula ad artículos fidei. natural» y «teología de la revelación» puede conducir a error. No
2. Función hermenéutica. Lleva a los hombres a entender lo que existen dos teologías diferentes. Existe tan sólo una, pues Dios es uno.
creen. En este sentido, pertenece al intellectus fidei. No prueba la fe en Pero existe esa teología una en diversas circunstancias y condiciona-
Dios, pero la hace inteligible. Presenta la pretensión universal ligada mientos temporales. El respectivo modus praesentiae Dei determina
al término «Dios» 10. estas circunstancias temporales.
Tanto si se utiliza la teología natural como preparación a la fe o Theologia naturalis es la teología una bajo las condiciones del
para la presentación inteligible de esa fe, la fe cristiana determina lo regnum naturae. En su forma pura, la naturaleza es la creación en el
que ésta presupone como conocimiento natural, inmediato y general principio. Una theologia naturalis pura es, pues, teología bajo las
de Dios 11 . Precisamente por esto, el conocimiento natural de Dios condiciones de la creación primigenia y de la semejanza pura del
tiene además otra significación completamente distinta: hombre con Dios en el paraíso (en sentido simbólico). En la historia,
3. Función escatológica. Si es un «resto» del conocimiento de hablamos de «naturaleza» como diferente de creación para incluir las
Dios que se dio en el paraíso, es, al mismo tiempo, una anticipación condiciones del pecado y de la corrupción. Y hablamos de «naturale-
del conocimiento de Dios en la gloria. za» como distinta del pecado para incluir lo creado 14. Con «naturale-
El conocimiento cristiano de Dios no es inmediato, sino mediato a
través de Cristo, de la palabra y del sacramento. El conocimiento 12. Las energías del Espíritu santo echan mano de los hechos naturales y los utilizan
cristiano de Dios tampoco es general, sino limitado al círculo abierto para el reino de Dios y para la nueva creación (1 Cor 7). Cf. E. Kásemann, Amt und
Gemeinde im Neuen Testament, en Exegetische Versuche und Besinnungcn I, Gottingen
de la proclamación y de los creyentes. El conocimiento cristiano de 1960, 108 ss, en especial, p. 119. También para Calvino, los objetos de la theologia
Dios es conocimiento de Dios en la analogía. Precisamente por eso el naturalis forman parte de la pneumatología. Cf. W. Krusche, Das Wirken des Hei/igen
conocimiento cristiano de Dios desea pasar de la fe en la palabra a la Geistes nach Calvin, Gottingen 1957, 13 ss. Yo expuse por primera vez la interpretación
visión inmediata, cara a cara, de Dios (1 Cor 13, 12), de la mediación pneumatológica de la teología natural en 1966: Gottesoffenbarung und Wahrheitsfrage,
Zürich 1966, 149-172.
a la inmediatez, y de la particularidad a la universalidad. En este 13. Cf. H. J. Iwand, Glauben und Wissen, en Nachgelassene Werke I, München 1962,
camino de esperanza despiertan los recuerdos relacionados con el 287 ss, en especial p. 290 s: «La inversión que se exige hoy a la teología consiste en
adscribir la revelación a nuestro eón, pero la teología natural al eón futuro». Con esta
10. Se acentúa esta función sobre todo en la nueva teología hermenéutica de R. tesis, Iwand se limitó a recoger la idea básica de la Ilustración alemana. Cf. G. Sóhngen,
Bultmann, E. Fuchs y G. Ebeling. art. Natürliche Theologie, LThK VII, 811-816, en especial, 815: «Se produce ahora una
11. En la historia de la Iglesia jamás se utilizó la teología natural en competencia con inversión radical: mientras que en tiempos anteriores la teología natural tenía su ubica-
la teología de la revelación. Ningún teólogo utilizó la teología natural para la autojustifi- ción en los prolegómenos de la doctrina y ciencia de Dios propiamente dicha, y preparaba
cación del hombre ante Dios. La teología ilustra, pero no sanuiica, .-.c ucua. k. baiiii para ella, ahora todo lo sobrenatural y suprarracional de una religión es desplazado a la
fue el primero en caer en la cuenta de esta alternativa y dijo «¡no!» a la teología na- antesala de la teología natural; se convierte, como lo puramente positivo o histórico, en
tural. Lo que él criticaba no era realmente una «teología natural», sino la «teología «vehículo propedéutico» de la fe moral de la razón, que pasa a ser la clave para deletrear
política» de los cristianos alemanes. Por eso, en su obra tardía, el tema de la teología de forma natural la religión, para leer en ella la religión (natural) en y sobre las religiones
natural aparece habitualmente como la «teología de las luces» (Kirchl. Dogmatik IV/3, (positivas)».
126 ss). 14. D. Bonhoeffer, Etica, Barcelona 1968, 99 ss.
14 El conocimiento de la creación El mundo como promesa y anticipación 75

za» indicamos, pues, la realidad de aquel mundo que ha dejado de ser


la creación buena de Dios y no ha llegado todavía a ser reino de Dios. 3. El mundo como promesa y anticipación
Theologia revelata es la teología una en el regnum gratiae. Presupo-
ne la autorrevelación de Dios en la historia marcada por el pecado del La primera posibilidad de entender en estos momentos la creación
hombre y por su muerte. Por eso, esta teología es marcadamente desde su futuro redentor y glorificador es la comprensión del mundo
theologia crucis. En la cruz de Cristo Dios se revela a los impíos. como parábola. Karl Barth recogió el deseo, pero no el método ni la
Conocimiento de Dios y justificación de los impíos aquí coinciden. pretensión moderna de la «teología natural», cuando desarrolló sus
Porque la gracia presupone la creación y apunta a la gloria, la ideas acerca de la capacidad e indigencia del mundo para servir de
teología en el regnum gratiae es una teología histórica: theologia parábola del reino de los cielos15. En las parábolas neotestamentarias
messianica o, como se decía antiguamente, theologia viatorum. de Jesús encontró Barth «algo así como el prototipo del orden en el
Finalmente, theologia gloriae es la teología una en el regnum que, junto a la Palabra una de Dios, pueden existir otras palabras
gloriae. Consiste en ver cara a cara la beatificante y no disfrazada verdaderas de Dios, creadas y determinadas por aquélla, en perfecta
gloria de Dios. Esto presupone el juicio y la completa recreación de la correspondencia con ella, sirviéndola plenamente y, por consiguiente,
criatura, pues, de lo contrario, nadie podría «contemplar a Dios» sin en su poder y autoridad» 16 . Esas parábolas toman la experiencia
morir. Se trata de un conocimiento inmediato de Dios, sin la media- cotidiana del mundo y la convierten en signo y actualizaciones del
ción de imágenes o analogías. Es una comunión universal con Dios en «reino de los cielos»17. Las experiencias se convierten en referencias a
la que no existen fronteras, que abarca a todos los hombres y la algo distinto. El reino de los cielos se oculta en la parábola de una
totalidad del universo a su manera: «Yahvé Sebaot llena toda la tierra experiencia cotidiana y es actualizado como parábola. Ese reino de
de su gloria» (Is 6, 3). los cielos es comunicado de manera indirecta. Pueden servir de
parábola no sólo los ámbitos de la experiencia religiosa, cultural y
Si se trata de la única teología bajo las diversas condiciones de ser y
política, sino también el campo de la experiencia de la naturaleza.
tiempo mencionadas, es lógico que cada subsiguiente forma de la
Barth utiliza aquí la metáfora de la representación teatral: el drama es
teología recoja en sí la respectiva forma inmediatamente anterior. La
la historia de Cristo, historia que revela a Dios y reconcilia el mundo.
teología en el reino de la gloria da cumplimiento a las promesas y
El «escenario y el marco, el lugar y el trasfondo» es el mundo de las
brotes de la teología natural y de la histórica. Pero esto significa a su
criaturas, distinto de Dios, pero realizado por él 18 . Barth toma de
vez que la teología posible en cada momento es la teología total. La
Calvino la metáfora del mundo como theatrum gloriae Dei: se distin-
teología de la revelación es teología natural bajo las condiciones de la
guen de forma meridiana el escenario de la creación y el drama divino
historia, así como la teología en el paraíso fue teología de la revela-
de la salvación. Barth asigna al escenario cósmico sólo las propieda-
ción bajo las condiciones de la creación primigenia. La teología de la
des de la continuidad, de la rotación, de la persistencia. La creación
gloria es, pues, la verdadera teología natural de la revelación, y la
tiene que dar réplica ahí a la fidelidad del Creador 19 . El drama
teología de la revelación consumada en el estado de consumación de
salvífíco tiene, por el contrario, el carácter de lo nuevo que viene
la creación y de la historia.
inesperadamente de fuera. La luz de la revelación es la que consigue
Llamamos teología de la revelación a la existente y posible en el que resplandezcan las luces que se encuentran en el escenario del
momento presente, y definimos como teología mesiánica a la teología mundo, porque el mundo de las criatura es «sólo» el theatrum, «sólo»
de la revelación en sentido cristiano. Teología mesiánica es aquella el espacio en el que la gloria propia de Dios resplandece en la obra de
teología que presupone la presencia del Mesías y el comienzo del la reconciliación20. Las luces y verdades creadas apuntan a la Luz
tiempo mesiánico. En tales presupuestos, la comprensión mesiánica
del mundo es la verdadera teología natural. A la luz mesiánica, todas
las cosas y todos los seres animados son reconocibles en su condición 15. K. Barth, Kirchlkhe Dogmalik IV/3, 126-175. Recoge aqui las ideas que había
expuesto ya en: Die Kirche und die Kultur (1926), en Die Theologie und die Kirche,
de presa de la corruptibilidad y en su esperanza de liberación para la München 1928, en especial 375 ss, para el ámbito cultural, y en Christengemeinde und
eternidad. Pablo expuso con claridad meridiana este conocimiento Bürgergemeinde, München 1946, 20 ss, para el ámbito político.
del mundo como creación a la luz mesiánica en Rom 8, 19 ss. La 16. O. c , 126.
doctrina cristiana de la creación tendrá que partir de este conocimien- 17. O. c, 128.
18. O. c, 154 s. Cf. aquí Apéndice: símbolos del mundo: el gran teatro del mundo
to de la creación en la actual hora del mundo. 19. O. c., 156. Cf. también I1I/3, 55 ss.
20. O. c., 158.
76 El conocimiento de la creación El mundo como promesa y anticipación 77

única de la que todas ellas proceden, a la Verdad única a la que ellas mismo. Sólo en el Reino de la gloria se convierte el mundo en imagen
corresponden. Las luces y verdades del theatrum son gloria Dei en la y semejanza de Dios, porque se convierte en vivienda de Dios mismo.
que aquellas tienen su sentido y la justificación de su existencia. El futuro escatológico se procura en las parábolas diseños, preparati-
El mundo como parábola significa aquí su correspondencia con el vos y praxis en las experiencias de este mundo. Barth no ha tratado
reino de los cielos, con el que no se corresponde como tal mundo. adecuadamente la idea de la creación como esbozo del reino de Dios.
Significa una semejanza en la inconfundible falta de parecido. La Su teoría de la parábola supera la dualidad de alianza y creación, pero
diferencia entre la comparación y lo comparado no es la diferencia no concibe la alianza y la creación mismas como parábolas de la
que existe en la creación entre cielo y tierra, sino la propia diferencia gloria venidera. ¿No es cierto que «todo lo pasajero se queda entonces
del Creador frente a su creación. La analogía nace en la condescen- en simple parábola» de lo perenne (Goethe)?
dencia del Creador a su criatura y en la aproximación del reino de los Si entendemos la parábola como la presencia oculta de un futuro
cielos al mundo de la experiencia cotidiana, como muestran las cualitativamente nuevo, redentor, en la experiencia cotidiana de este
parábolas del Hijo de Dios encarnado. Se da ahí una afirmación mundo, entonces la parábola se convierte en promesa24. Las parábo-
crítica de las luces y verdades de este mundo por la luz y la verdad de las son, pues, anticipaciones de lo prometido en el inadecuado campo
Dios mismo. de experiencia de este tiempo. El reino de Dios desborda, sin duda, el
Sin duda, Barth se esfuerza por «mirar conjuntamente» lo incom- horizonte de experiencia de esta hora del mundo y nuestro propio
parable: la gloria Dei con el theatrum mundi, y la luz eterna con las concepto. Pero es «como el hombre que salió...» y «como una mujer
lucecitas creadas. Pero esto sólo es posible si el teatro mismo, por que tiene diez monedas y pierde una...». El futuro del Reino actualiza-
seguir con la metáfora, se convierte en una parte de la pieza que se do en la parábola desborda en puntos decisivos la experiencia cotidia-
representa en él. Y eso no es posible si se considera el teatro sólo como na y permite caer en la cuenta de ello mediante este efecto de sorpresa.
«escenario y telón de fondo» de aquel drama. Pero, en el contexto Si trasladamos esta comprensión de la parábola a la experiencia
teológico, teatro y pieza teatral son una sola cosa porque el drama de del mundo natural, experimentaremos las cosas concretas ciertamente
la salvación se representa sólo una vez. Son impensables en este teatro tal como se presentan a nosotros, pero luego se nos aparecen en el
otros dramas para los que la creación podría servir también de anticipo de su propio futuro verdadero. Y esto no se basa en nuestra
«escenario y de telón de fondo»21. opinión o en nuestra esperanza, sino en su autodiferencia real y en su
Barth ha acentuado con tanta fuerza la diferencia porque la capacidad objetiva de anticipación. Las estructuras de la materia y
expresión «mundo creado» significa para él la creación en el principio sistemas de vida complejos tienen un amplio abanico de posibilidades
y su conservación, pero no la historia continuada y contingente de la y gozan de capacidad de anticipación, al tiempo que necesitan de la
creación, y porque celebra como el «triunfo de la gloria» la «revela- anticipación para poder comunicarse con otros seres animados. La
ción de la reconciliación»22. impresión de solidez, de rotación y de persistencia que la naturaleza
Las parábolas neotestamentarias del reino de Dios muestran, sin produce en Barth es unilateral. Si todos los sistemas de vida tienen
embargo, la oculta presencia del futuro del Reino venidero. Deben ser una estructuración temporal, entonces todos ellos están abiertos, a su
interpretadas escatológicamente como parábolas históricas del mun- manera, al futuro. Su carácter referencial se basa en esta estructura
do futuro. No cabe explicarlas ontológicamente como parábolas temporal. Por consiguiente, es atinado hablar de claves reales del
terrenas de la gloria celeste23. El mundo como creación tiene capaci- mundo.
dad e indigencia para funcionar como parábola de su propio futuro, Desde un punto de vista teológico es necesario concebir las
el reino de Dios, pero carece de capacidad para ser parábola de Dios criaturas como promesas reales del Reino. Por el contrario, habrá que
21. III/3, 55: «El cosmos creado... es ese escenario de las grandes acciones de gracia
considerar el reino de Dios como consumación no sólo de las prome-
y salvación de Dios. En esa intención, el cosmos es servidor de Dios, instrumento de Dios, sas históricas del mundo sino también de las naturales 25 . Tenemos
material de Dios. De nuevo es claro: el escenario no puede ser sujeto de la obra que se
representa en él. Sólo puede ofrecer a esa obra una posibilidad exterior». Con razón 24. Cf. P. Ricoeur, Hermeneutik der Symbole und phüosophische Reflexión, en
pregunta I. Barbour, o. c, 424: «But does not nature particípate in a more direct way-is it Hermeneutik und Psychoanalyse, München 1974, 162-216. Ricoeur parte de la «plétora de
not, in fact, part of the drama?». significación» del símbolo y encuentra en él la autodiferencia y autotranscendencia
22. IV/3, 171. respecto de la realidad experimentada. Los símbolos no fijan, sino liberan. En los
23. Ha captado esto perfectamente Chr. Link, Die Welt ais Gleichnis, o. c, 292 ss, y símbolos mesiánicos, las realidades se muestran como vestigio regni Dei.
lo ha presentado implícitamente como una crítica a Barth. 25. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, o. c, 1411: «La idea del reino... contiene en sus
Conocimiento mesiánico del mundo 79
75 El conocimiento de la creación

ahí algo más que una simple parábola. Una parábola apunta a algo ni imagen alguna...» (Ex 20, 4-6). Según la tradición de la Cabala, el
distinto y anticipa eso otro mediante la referencia. Pero una promesa mundo mesiánico será un mundo sin esculturas ni imágenes21. No se
apunta a su cumplimiento y anticipa el futuro. La realización elimina hará distinción ni separación entre la comparación y lo comparado
la promesa: lo prometido se convierte en realidad, desaparece la porque Dios se revela de manera universal e inmediata por sí mismo,
promesa. Si el mundo como creación es la promesa real del Reino, y la creación participa, directa e indirectamente, de su vida eterna,
enconces forma parte de la historia del Reino, y no es sólo su con todas las criaturas. La distancia entre el Creador y sus criaturas
«escenario y telón de fondo», porque debe manifestarse en su trans- desaparecerá mediante la inhabitación del Creador en su creación, sin
formación eterna al final de esta historia. que desaparezca la distinción. La diferencia entre la fe y la experiencia
Es oportuno recoger en este contexto la antigua doctrina teológica queda superada en la visión de la gloria: «Cuando venga lo perfecto,
de los vestigio. Dei. Quien entiende la naturaleza como creación de desaparecerá lo imperfecto» (1 Cor 13, 10). El saber y el conocer en
Dios, ve en ella no sólo «obras» de Dios, sino también las «huellas de imagen es, para Pablo, sinónimo de «imperfecto». También la profe-
Dios», claves y signos ocultos de su presencia. «En toda la naturaleza cía y la promesa merecen ese calificativo. Cuando desaparecen las
encontramos las iniciales de Dios, y todos los seres creados son cartas distancias de tiempo y espacio, pasa también aquel mundo que
de amor que Dios nos ha escrito» 26. La naturaleza no es la revelación conocemos sólo mediante su duplicación en símbolos, metáforas e
de Dios. Tampoco es el retrato fiel de Dios. Pero muestra por doquier imágenes. Desaparece la duplicación misma. Y pasa también la
las «huellas de Dios» en la medida en que se puede ver en ella un teología mediante la que se habla de Dios en virtud de su revelación en
destello y un reflejo de la belleza de Dios. Se ha pensado siempre que el insuficiente material de este mundo cautivo en la nada. La theologia
la clave para descifrar ese mundo se encuentra en el libro de la viatorum se consuma en la theologia patriae, que la suplanta. En la
revelación, pues sólo quien conoce a Dios porque éste se le revela es alabanza entonada en la patria eterna pasa «el canto del Señor en la
capaz de reconocer e interpretar las huellas de Dios en la naturaleza. tierra extranjera» (Sal 137, 4), que conserva todavía el tono áspero y
Por eso hay que ampliar la doctrina de los vestigia Dei en dos desgarrado de la extranjería. El Reino de la gloria que da cumplimien-
vertientes: a) porque Dios se revela de forma trinitaria como el Dios to a todas las promesas y esperanzas brillará con una luz que todavía
trino, los vestigia Dei en la naturaleza son vestigia trinitatis, b) porque no ha brotado de su fuente, dice el mesianismo judío. Es la luz de la
Dios se revela como el Dios que promete el venidero Reino de la que, según la fe cristiana, la luz de la reconciliación de Dios con el
gloria, los vestigia Dei en la naturaleza son vestigia regni Dei. Son las mundo en el Mesías Jesús representa un anticipo y un destello.
huellas del Espíritu creador que prepara el Reino venidero. Por
consiguiente, podemos interpretar el mundo de la naturaleza como
huella del Dios trino y como promesa real del Reino venidero. 4. Conocimiento mesiánico del mundo
La interpretación de la experiencia natural como anticipación de A primera vista, parece que el nuevo testamento no hace aporta-
lo futuro se amplía en la historia de la promesa. Mientras que la ción nueva alguna a la comprensión del mundo como creación: Jesús
naturaleza y la historia humana representen promesas de gloria y los apóstoles presupusieron como incontestable la fe en la creación
futura, pero ellas mismas no sean promesa, todo conocimiento de presentada por el antiguo testamento y por el judaismo de su tiempo.
Dios y del mundo será metafórico y analógico. ¿Cómo tenemos que El evangelio del reino de Dios que ellos proclaman nada ha cambiado
concebir el conocimiento de Dios y del mundo en el Reino de la al respecto. Y Pablo habla con poca frecuencia de este tema. Esto
gloria? Tenemos, en primer lugar, la idea sorprendente de que en el haría pensar que el nuevo testamento no dio especial importancia a
Reino de la gloria se destaca un ser de Dios en el mundo que ya no las cuestiones relacionadas con el dominium terrae ni al trato del
admite ni necesita una copia. Las imágenes actualizan a los ausentes. hombre con la naturaleza 28 . Sin embargo, tal impresión es engañosa.
Cuando éstos están presentes, las imágenes dejan de ser necesarias;
incluso resultan nocivas. Entonces tendrá cumplimiento universal la 27. G. Scholem, Zum Verslandnis der messianischen Idee im Judentum, en Judaica I,
Frankfurt 1963, 72 s. De manera parecida, E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, o. c.. 1408 ss.
veterotestamentaria prohibición de imágenes: «No te harás escultura Cf. J. Moltmann, Filosofía y mesianismo, en J. Moltmann-L. Hurbon, Utopía y esperanza,
Diálogo con Ernst Bloch, Salamanca 1980, 156 ss.
anticipaciones un absolutum en el que todavía deben cesar otras contradicciones distintas 28. Cf. H. Schwantes, Schópfung der Endzeit, Stuttgart 1962, que hace aquí una
de las sociales, donde debe cambiar también la inteligencia de todas las conexiones buena excepción. P. Stuhlmacher, Erwágungen zum ontologischen Charakter der Theologie
anteriores». bei Paulus: EvTh 27 (1967) 1-35.
26. E. Cardenal, Vida en el amor. Salamanca 41987, 27.
80 El conocimiento de la creación Conocimiento mesiánico del mundo 81

Y nace cuando se entiende por «creación» un mito relacionado con experiencia de la justificación, el comienzo del mundo y su consuma-
los orígenes y, por consiguiente, se pone la mirada en pasajes equivo- ción aparecen juntos. Esa experiencia es el acceso subjetivo al proceso
cados. El testimonio neotestamentario de la creación se encuentra en objetivo de la nueva creación del mundo en reino del Dios eterno.
el kerigma de la resurrección y en la experiencia del Espíritu santo, la Pero la fe en la resurrección no es sólo fe en la resurrección de
fuerza de la nueva creación. De hecho, en la cristología escatológica y Cristo, sino libertad creadora y resurrección en el Espíritu30. En 2 Cor
en la pneumatología se lleva a cabo una reinterpretación profunda de 4, 6, Pablo ve conjuntamente la iluminación de la fe mediante el
la actividad creadora de Dios. Se presenta no la creación protológica, conocimiento de Cristo y la creación de la luz en el principio: quien
sino la creación escatológica del mundo, como cabía esperar de testigos cree se verá envuelto por la luz de la nueva creación. Ese tal se
del tiempo mesiánico. Se habla de la creación escatológica de Dios encuentra en la mañana del nuevo día de la creación. Participa en la
utilizando los grupos léxicos éyeípeiv, resucitar, £CÚOTIOIOVV vivificar, y nueva creación. Pablo expone todo esto en la doctrina de los carismas
Ka.le.lv llamar a la vida. del Espíritu santo (1 Cor 12; 1 Cor 14; Rom 12, 3 ss). El Espíritu santo
Con la resurrección del Crucificado de entre los muertos comienza es la fuerza de la resurrección. La fuerza de la resurrección es el
para Pablo el proceso escatológico de la resurrección de los muertos; Espíritu creador de vida. Ella es ruah, la fuerza creadora de Dios,
y, con ella, la nueva creación del mundo. En el perfecto de la resurrec- mediante la que él comunica sus energías a su creación. Por eso Pablo
ción de Jesús fundamenta el apóstol el futuro de tal esperanza (Rom 8, presenta la comunidad de los resucitados como el lugar de la revela-
11; 1 Cor 6, 14; 2 Cor 4, 14 y otros). Si en la resurrección de Jesús ción del Espíritu (Ef 1, 19 s; Ef 4). Los dones del Espíritu son las
apareció una vida nueva, en la presencia de su Espíritu se manifestará fuerzas de la vida nueva, eterna. En ellos se concreta la gracia de Dios.
esa fuerza de vida. Finalmente, los cuerpos mortales serán vivificados Mediante ellos, los hombres se comprometen con sus fuerzas y posibi-
cuando la vida de la resurrección no sólo haya vencido al pecado, sino lidades en favor del reino de Dios. La recepción, el servicio y la
también a la muerte. 1 Cor 15, 20-24 nos presenta ese proceso en un difusión de las fuerzas de vida del Espíritu creador están en el
cierto orden temporal: primero Cristo, después los que pertenecen a horizonte escatológico-universal: en los últimos días «derramaré mi
Cristo, cuando él venga, luego el final. Pablo describe el proceso con Espíritu sobre toda carne» (Jl 3, 1). Se acentúa por doquier su
las expresiones ánapxt] y ippaficúv; nos lo presenta como un proceso corporalidad porque se experimentan en la corporalidad de la nueva
de anticipaciones sucesivas que cumplen la función de representar al obediencia. Pero si se experimentan corporalmente las fuerzas vitales
todo mediante la parte y que, como inicios, apuntan a la consuma- del Espíritu, esto se convierte en fundamento de la esperanza en la
ción. Porque la creación escatológica proviene del proceso de la «redención del cuerpo» de la muerte para la corporalidad de la vida
resurrección y de la creación de la vida, el Creador-Dios recibe en el eterna, que se describe como el «cuerpo espiritual» (oro/ia nvt.Vfia-
nuevo testamento el nombre nuevo, mesiánico: ó éyüpag 'Iriaovv, el XIKÓV). El proceso de la nueva creación del mundo mediante la fuerza
Padre de Jesucristo, el Dios que resucita a los muertos, el Dios de la de la vida eterna que vence a la muerte no es sólo universal en cuanto
esperanza (Rom 15, 13). La fe en la resurrección es, pues, la forma a la amplitud de la creación, sino que penetra hasta la profundidad de
cristiana de la fe en la creación. Es la fe en la creación bajo las la existencia corporal, real, del hombre.
condiciones de esta vida que está sometida a la muerte. Pablo expone esto en Rom 8, 19 ss en las conexiones entre la
En Rom 4, 17, Pablo llama a Abraham el padre de la fe porque experiencia de la irredenta corporalidad de los creyentes, el reconoci-
creyó a Dios «que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no miento de toda criatura esclavizada y la escucha de los suspiros del
son para que sean»29. Se menciona en una misma línea la fe que Espíritu 31 . Y parte de la esperanza de la gloria «que debe manifestar-
justifica, la creación de la nada y la resurrección de los muertos. se en nosotros». Precisamente esa esperanza hace tomar conciencia de
Porque el Dios de la promesa es el Creador de todas las cosas y el que
resucita a los muertos. Como el Deuteroisaías engloba en la misma
30. E. Kásemann, Amt und Gemeinde im Neuen Testament, en Exegetische Versuche
mirada el milagro del mar Rojo y el milagro de la creación, Pablo und Besinnungen II, 1966, 109 ss.
contempla conjuntamente en este pasaje la justificación del pecador, 31. E. Kásemann, Dergottesdienstliche Schreinach Freiheit, en Paulinische Perspek-
la resurrección de los muertos y la creación de la nada. En la actual tiven, Tübingen 1969, 211 ss; P. von der Osten-Sacken, Rómer 8 ais Beispiel pauUnischer
Soteriologie, Góttingen 1975; H. R. Balz, Heilsvertrauen und Wehcrfahrung. Strukturen
pauUnischer Eschatologie nach Rom 8, 18-39, Góttingen 1971. W. Bindemann, Die
29. Para lo que viene a continuación, E. ICásemann, Der Rómerbrief, Góttingen Hoffnung der Schbpfung. Rómer 8,19-27 und die Frage einer Theologie der Befreiung von
4
1980. Mensch und Natur, Neukirchen 1983.
82 El conocimiento de la creación Conocimiento mesiánico del mundo 83

«los sufrimientos de este tiempo». Tenemos ahí el doble efecto de la La caducidad de lo terreno es algo que forma parte de la experien-
esperanza. Por eso «tenemos», según Pablo, las primicias del Espíritu cia universal. Una y otra vez se ha tratado de interpretarla metafísica-
y «esperamos» la redención del cuerpo. Por eso «somos» hijos de Dios mente. Pablo, en cambio, opta por la interpretación mesiánica, no por
y llamamos a Dios Abba, «papaito», y «ansiamos» la filiación, y no la metafísica: la criatura está sometida a la vanidad, «no espontánea-
sabemos lo que debemos pedir. Cuando la libertad de los hijos de mente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza» (Rom 8, 20). El
Dios está tan próxima que vivimos en la esperanza, entonces toma- venidero reino de Dios debe convertirse en el reino de la libertad para
mos conciencia, dolorosamente, de las cadenas de la esclavitud. Esta los creyentes. Y mediante la libertad consumada de éstos debe liberar-
dialéctica interior lleva a los creyentes a solidarizarse profundamente se la criatura no humana. La libertad que los creyentes logran
con toda la creación esclavizada. Pablo presenta esto en tres círculos incoativamente en el Espíritu no es una libertad exclusiva de la
concéntricos: criatura y del cuerpo, sino una libertad inclusiva para ellos. «Precisa-
1. Los hijos de Dios cogidos por las primeras fuerzas del Espíri- mente su fe, en la medida en que ella es constitutivamente esperanza y
tu ansian la libertad. Son bienaventurados, pero sólo en la esperanza. espera ansiosa de la redención del cuerpo, los hace solidarios con la
Por eso su fe es certeza y dolor al mismo tiempo. creación no redimida»33. La creación en el principio comenzó con la
2. Suspiran por la redención del cuerpo. Y, una vez liberados del naturaleza y se cerró con el hombre. La creación escatológica sigue un
«cuerpo del pecado», sufren tanto más bajo el «cuerpo de la muerte», orden cronológico inverso. Comienza con la liberación del hombre y
del que todavía no han sido redimidos. «¿Quién me liberará de este termina con la redención de la naturaleza. Su historia es la imagen
cuerpo que me lleva a la muerte?», suspira en Rom 7, 24 el liberado refleja del orden de la creación protológica. Por eso, la criatura
del poder del pecado y justificado por la fe. esclavizada no espera inmediatamente la aparición de Cristo en
3. En cuanto al cuerpo, los creyentes comparten el destino de gloria, sino que aguarda la revelación de la libertad de los hijos de
todo el mundo terreno y de todas las criaturas terrenas. Lo que ellos Dios en la aparición de Cristo. Debe llegarle su redención a través de
experimentan en su cuerpo vale para la totalidad de las criaturas. A la la libertad humana.
irredención del cuerpo que ellos experimentan en sí mismos corres- Finalmente, el Espíritu de Dios mismo representa a los creyentes y
ponde la tragedia de la criatura no humana, que está sometida a la a la criatura en los suspiros de libertad mediante sus «gemidos
nada. La naturaleza es víctima de la corrupción y de la muerte. Pero, inefables» (Rom 8, 26). El Espíritu recoge en su propio gemido el
a diferencia del hombre, ella ha caído no por sus propios pecados. Por suspiro silencioso de la naturaleza y el desgarrado clamor del hombre
eso no es absolutamente correcto hablar de una «naturaleza caída». por la libertad. En la esclavitud de la criatura, en los sufrimientos del
Sin embargo, flota sobre la naturaleza una tristeza en la que se cuerpo, en el ansia de los creyentes, el Espíritu está prisionero tam-
expresan su suerte trágica y su ansia mesiánica32. Está esclavizada y bién, padece conjuntamente y mantiene viva la espera y la esperanza
quiere liberarse, porque es transitoria y desea permanecer. mediante sus propios «gemidos inefables». Podemos parafrasear esto
diciendo que Dios creador, que ha entrado en su propia creación a
través de su Espíritu, mantiene vivas sus criaturas (Sal 104, 30) y, por
32. Esta experiencia de la naturaleza ha sido recogida atinadamente en la poesía de consiguiente, comparte sus padecimientos. El tiempo mesiánico trae
Annette von Droste-Hülshoff, titulada La criatura que suspira (1846): no sólo una efusión de los dones del Espíritu sobre los hombres, sino
Con todo, hay una carga
que nadie siente y todos llevan,
como el pecado tan negra, Del sordo hechizo del animal
en el mismo seno concebida. tiene esto la profunda y grave culpa,
y de la ira que le anima,
El la soporta como a la presión del aire,
y de la astucia que lo mancilla,
sólo por el enfermo percibida,
y del dolor que lo atormenta,
inconscientemente, como
y del moho que lo cubre.
por el abismo la roca,
como el ataúd siente al herido de muerte.
También W. Benjamín ha entendido la naturaleza desde esta significación. Cf.
Esto es culpa del asesinato Ursprung des deutschen Trauerspiels, Frankfurt 1969. El carácter mesiánico de la naturale-
contra el cuerpo y la bondad za reside precisamente en su tristeza.
de la tierra perpetrado. 33. E. Kásemann, o. c, 233.
84 El conocimiento de la creación La comunión eucarística de la creación 85

también la resurrección del Espíritu en todas las criaturas esclaviza- de la poesía religiosa. Quiere, por el contrario, subrayar que el
das. agradecimiento y la alabanza son los elementos adecuados e irrenun-
El conocimiento mesiánico del mundo arranca de la inequívoca ciables del conocimiento comunicativo de la creación. El conocimien-
esperanza de la fe en Cristo resucitado y ve la correspondencia en la to del mundo como creación no es cuestión de pareceres, sino que
tristeza y en las ansias de libertad de la creatura cautiva. Porque la fe implica un determinado trato con el mundo: un trato que afecta a la
obra en el hombre la liberación del aislamiento, del pecado, también existencia de quien conoce y que le introduce en una comunión
en la naturaleza es reconocible el aislamiento de los sistemas de la mayor: la percepción del mundo como creación despierta la alegría de
vida como su «esclavitud» bajo la caducidad, y su «apertura» como su existir. El ofrecimiento del mundo a Dios en la acción de gracias
vida, su actividad. Se da una correspondencia entre el hombre cerra- despierta la libertad de existir.
do y la naturaleza aislada de forma mortal. También existe corres- Existen numerosas y muy diversas definiciones del ser humano.
pondencia entre el hombre abierto a una nueva esperanza de vida y la En este contexto, el hombre está llamado a ser el ser vivo eucarístico34.
naturaleza abierta a su futuro. Cuando se trata del hombre, podemos Está llamado desde el principio a expresar la experiencia de la
traducir esa nueva orientación por el término esperanza; en la natura- creación en agradecimiento y alabanza. A diferencia de otros seres
leza cabe identificarla como intranquilidad, instinto y tendencia a una animados, el hombre no se limita a vivir en el mundo. Tampoco se
complejidad más elevada y a una plenitud de vida más rica. El circunscribe a dominar y utilizar el mundo, sino que, además, está en
hombre y la naturaleza tienen su propio destino en niveles diferentes, condiciones de percibir conscientemente el mundo como creación de
pero comparten una misma historia de esclavitud y libertad. Dios, de entenderlo como sacramento de la presencia oculta de Dios y
de considerarlo como una comunicación de la comunión de Dios. Por
eso el hombre es capaz de recibir la creación en agradecimiento
5. La comunión eucarística de la creación consciente y de presentar la creación a Dios en alabanza.
Antiguos cultos sacrificiales de la humanidad delatan la concien-
El verdadero conocimiento no desea dominar lo conocido para cia de que este mundo no es propiedad del hombre, sino de los dioses.
poseerlo, sino que quiere entrar en comunión con el objeto de su Por eso se sacrificaba a los dioses los primeros frutos de la cosecha; en
conocimiento. El verdadero conocimiento es comunicativo. Y llega ocasiones, los primogénitos. La acción de gracias fue sustituyendo
hasta donde alcanza el amor, que respeta la autonomía de los otros y este culto sacrificial en las tradiciones bíblicas. Pero las acciones de
los ama por ellos mismos, en su peculiar forma de ser. La unión gracias continúan expresando la conciencia de que el mundo es
amorosa representa la forma suprema del conocimiento comunicati- creación y regalo de Dios. El que agradece presenta el regalo recibido
vo (Gen 4, 1). y aceptado al donante.
El conocimiento comunicativo está vinculado a la alegría de En el fondo, todas las criaturas de Dios son, como dones suyos,
existir, a la expresión laudatoria y agradecida de la comunión experi- seres eucarísticos, pero el hombre ha sido capacitado y llamado a
mentada. Se refleja el proceso del conocimiento cuando él mismo se expresar ante Dios la alabanza de las criaturas. Con su alabanza,
expresa en la alegría espontánea y en la complacencia sin sombras. El representa de forma vicaria a toda la creación. Su acción de gracias
conocer y el darse a conocer adquieren una tercera dimensión en la desata también la lengua muda de la naturaleza. Ahí reside la dimen-
expresión común. Cuando ésta se logra, nace no sólo un esse, sino un sión sacerdotal de su vocación. Cuando los «salmos de creación» dan
bene esse. gracias por el sol y la luz, por el cielo y la fertilidad de la tierra,
Cuando el hombre conoce el mundo como creación, percibe una entonces el hombre da gracias a Dios no sólo por sí mismo, sino
comunión de creación y entra en ella. Esta comunión de creación se también en nombre del cielo y de la tierra, y de todas las criaturas. El
convierte en diálogo ante el Creador común. El conocimiento del sol y la luna glorifican a Dios a través del hombre. Por eso el hombre
mundo como creación es, en su forma primigenia, el agradecimiento canta la liturgia cósmica en la alabanza de la creación; y el cosmos
por el regalo de la creación y de la comunión en ella; es la alabanza del
34. P. Evdokimov, Nalure: Scottish Journal of Theology (1965) 1-22, en especial
Creador. Los «salmos de creación» del antiguo testamento (Sal 8; 19; 14 ss; K. Ware, The orthodox Way, Oxford 1979, 54 ss, 68 ss; cf. también G. Wainwright,
104; y otros) son cantos de acción de gracias y alabanzas del Creador. Doxology. The Praise of God in Worship, Doctrine and Life, New York 1980; H.H.
Tienen un carácter eucarístico. Esta observación histérico-formal no Guthrie, Theology as Thanksgiving. From lsraeís Psalms to the Church's Eucharist, New
pretende encuadrar el conocimiento del mundo como creación dentro York 1981; Th. Runyon, The World ais the Original Sacrament: Worship 54 (1980) 495 ss.
86 El conocimiento de la creación
4
canta a través del hombre, ante su Creador, el canto eterno de la
creación. No se esconde aquí un sentido antropomórfico; pues, en la Dios el Creador
comunión de creación, alaba al Señor «cuanto tiene aliento», y «los
cielos ensalzan la gloria del Eterno» incluso sin el hombre; más aún:
representando a su manera al hombre. Las tradiciones monásticas de
la iglesia ortodoxa y las tradiciones hasideas del judaismo han conser-
vado estas grandiosas concepciones. Es necesario descubrirlas hoy de
nuevo y traducirlas en el trato práctico del hombre con la naturaleza
creada.
Estas visiones conceptuales se prestan perfectamente para superar
las parcialidades y los empobrecimientos de los hombres que tienen su Las doctrinas teológicas de la creación tratan con frecuencia, de
morada en el moderno mundo industrializado. manera exclusiva, la siguiente pregunta: ¿Qué significa Dios para el
mundo que ha creado y conserva? ¿Qué significa para el mundo ser
creación de Dios? Antes de adentrarnos en esta pregunta cosmológi-
ca, queremos tocar la siguiente pregunta teológica: ¿Qué significa
para Dios ser creador de un mundo que es distinto de él, pero que
debe corresponderse con él? ¿Qué significa esta creación para Dios?
¿Qué pretende Dios con esa creación, cómo la experimenta, cómo
participa en ella? Comenzamos analizando el proceso de la creación
según los relatos veterotestamentarios de la creación.

1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra

La primera frase de la historia de la creación del documento


sacerdotal es el resumen de un largo proceso de reflexión de la fe de
Israel'. Puesto que este proceso de reflexión fue madurando en las
discusiones de la fe en Yahvé con las cosmogonías de los cultos
religiosos entre Egipto y Babilonia, esta frase refleja una confronta-
ción consciente: el mundo no ha nacido de una lucha entre dioses,
como dice el mito épico de Enuma-elish. Tampoco ha nacido de un
huevo primigenio o de una materia primera. La expresión Dios «ha
creado» el mundo pone de manifiesto y acentúa la autodistinción de
Dios respecto del mundo: Dios ha querido el mundo. Por consiguien-
te, éste no es de esencia divina. Tampoco es una emanación de su ser
eterno, sino el resultado concreto de su decisión voluntaria. Como
resultado de la actividad creadora de Dios, los cielos y la tierra no son

1. En lo que atañe a la exégesis, sigo aquí a Fr. Delitzsch, Commentar über die
Génesis; Leipzig 31860, y a B. Jacob, Das erste Buch der Thora Génesis, Berlín 1934.
También G. von Rad y K. Barth han seguido a estos dos comentaristas. Asi se explican
los paralelos que, de otro modo, resultarían sorprendentes. Cf. también H. Graf'Revent-
low, Hauptprobleme der altteslamentlichen Theologie im 20. Jahrhundert, Darmstadt 1982.
Cl. Westermann presenta la bibliografía más reciente en su gran comentario: Génesis,
Neukirchen 1974.
88 Dios el Creador En el principio creó Dios los cielos y la tierra 89
divinos ni demoníacos. Tampoco son eternos como Dios mismo, ni tener requisito alguno al que seguir. En su unicidad, es primera en
carentes de sentido o vanos. Son contingentes. Son su buena obra en todos los sentidos. El principio carece de requisitos previos.
la que él se complace; nada más, pero tampoco nada menos. El sí de Por consiguiente, no cabe duda de que la posterior interpretación
su Creador es la causa de su realidad. En la tradición sacerdotal, el teológica de la creación como creatio ex nihüo presenta una circunlo-
verbo bara se utiliza exclusivamente como designación de la produc- cución atinada de lo que la Biblia quiere dar a entender con el término
ción divina, que carece de analogía en lo humano. Designa una «creación»3. Dios crea sin requisito previo alguno. No existe necesi-
creación en el marco de la historia, de la naturaleza y del espíritu por dad exterior alguna que motive su actuación creadora, ni coacción
la que lo no existente hasta ese momento entra en la existencia (Ex 34, alguna que la determine. Tampoco se da materia primigenia alguna
10; Núm 16, 30; Sal 51, 12 y otros). Bara jamás aparece con el que ofrezca una potencialidad a su actividad creadora o que trace
acusativo de una materia de la que se habría hecho algo. Esto unos límites materiales a esa actuación.
presenta la actividad creadora de Dios como no condicionada, libre La expresión creatio ex nihilo es una fórmula que indica exclusión.
de requisitos previos. Y describe la creación como algo absolutamente Nihil significa un concepto límite: «de la nada», es decir, de la pura
nuevo, no radicado ni existente de hecho o potencialmente en otro. nada. La preposición «de» no apunta a algo preexistente, sino que
El texto distingue claramente entre «crear» (bara) y «hacer» excluye toda materia. En realidad, la expresión puede llevar al error:
(asah). El «crear» designa en Gen 1, 1 la totalidad de la creación. con la preposición «de» se dirige la mirada en una dirección en la que
El «hacer» comienza con el versículo 2, y se cierra con el sábado: no hay «nada» que ver, en la que no se puede encontrar «nada».
«...porque cesó Dios en él de toda la tarea creadora que había hecho» Puesto que con esta fórmula se pretende negar la alternativa «de
(Gen 2, 2). Hacer designa la producción adecuada de una obra, algo», no sólo se debería negar el «algo», sino que, en realidad,
producción en la que se confiere a una cosa su idoneidad determina- debería desaparecer también la preposición «de». Pero la fómula «ex
da. La producción divina de las «obras» de la creación tiene su nihilo» niega exclusivamente el «algo». Y esto da pie a ulteriores
analogía en el trabajo del hombre. «Se justifica el mandamiento del preguntas: ¿cómo se determina este nihil mediante el que se pretende
sábado diciendo que Dios hizo (Ex 20, 11; 31, 17) los cielos y la tierra negar y excluir todo lo que está determinado?
en seis días. No se dice en esos textos el término crear. Porque sólo su La filosofía platónica distinguió entre el nr) ov y el OOK Ó'V, que dará
hacer, en la medida en que es una configuración y producción, es origen, respectivamente, a las expresiones latinas: nihil privativum y
modelo del trabajo humano. Por el contrario, la actividad creadora nihil negativumA. El no tendrá que referirse siempre, y de manera
divina y la actividad humana nada tienen en común» 2 . exclusiva, al ente como su negación, como no ente, pues carece de
La actividad creadora divina es inimaginable porque carece de substancia propia. Se hace patente en la negación de algo que es.
analogías. Jamás se describe de forma diferenciada el acto de creación Desde un punto de vista temporal se muestra como lo ya-no-ente del
divino. Ni se le desmenuza en diversos procesos. Es único y unitario. ser actual. Temporalmente puede mostrarse también en la posibilita-
Con ello queda excluido del acto de creación el tiempo, que implica ción de algo que será. El no-ser-todavia puede contener la potencia de
siempre duración. La creación sucede de repente, en un momento. ser en su devenir. La «ontología del no-ser-todavía» (E. Bloch) es, en
¿Acaso el acto de la creación se encuentra fuera del tiempo, es este respecto, el complemento de la filosofía platónica del no-ser-ya.
«atemporal»? Si se le llama «atemporal» ¿es eterno como Dios mis- En ella se interpreta como productivo lo negativo5. Sin embargo,
mo?
¿Cómo debemos entender la expresión «en el principio»? El tono 3. G. Scholem presentó la tradición judía: Schdpfung aus Nichts und Selhstverschran-
de absolutez de la expresión significa el requisito previo absoluto para kung Gottes, Éranos 1956, 87-119; G. May, Schdpfung aus dem Nichts. Die Entstehung der
todo suceso en el tiempo más bien que el principio del tiempo. Lehre von der Creatio ex nihilo, Berlín 1978, muestra que ésta adquirió su forma definitiva
como doctrina cristiana en la confrontación de los padres apostólicos de la Iglesia con la
El tiempo creatural comienza en el nacimiento de la luz y del ritmo teología gnóstica. Desde Ireneo es parte integrante de la doctrina cristiana de la creación.
de día y noche. Todas las obras de creación hechas por el Creador Cf. E. Wólfel, Welt ais Schdpfung. Zu den Fundamentalsatzen der christlichen Schopfungs-
siguen una secuencia consecutiva, como muestran las expresiones «y lehre heute, ThEx 212, München 1981, 27 ss; G. Hendry, Nothing: Theol. Today XXXIX,
n.3 (1982) 274-290 recoge mi idea de la autocontracción de Dios, p. 288.
dijo Dios..., y Dios separó...». Sólo la creación misma es incapaz de
4. Platón, Timeo, 28 a.
5. E. Bloch, Philosophische Grundfragen. Zur Ontologie des Noch-Nicht-Seins,
2. B. Jacob, o. c, 20. La expresión inglesa contenida en el.credo de los apóstoles Frankfurt 1961, 42 ss, interpreta el no como un no-tener productivo: «El no no se sostiene
«Maker of heaven and earth» borra esta diferencia. en sí». Y lo diferencia claramente de la nada dura, irracional, de la que nada puede
90 Dios el Creador En el principio creó Dios los cielos y la tierra 91

ambas interpretaciones del no-ser en el tiempo trabajan con el con- omnipotencia ilimitada, sino la comunicación de su amor incondicio-
cepto ¡ir\ ov. Con ninguna de estas interpretaciones del no-ser se nal: creatio ex amore Dei. «Del amor del Creador surgió glorioso el
alcanza el concepto límite de la nada: «nada viene de nada». universo» (Dante). Dios elige en su amor, pero elige sólo lo que
¿Qué se niega con la expresión nada? Si se toma la pregunta sintoniza con su amor esencial, para comunicarlo como su creación y
ontológica básica de Leibniz y de Heidegger de «¿por qué hay en ella. La omnipotencia de Dios se pone de manifiesto en que todos
absolutamente algo y no más bien nada?», se llega a la siguiente sus efectos están determinados por su ser eterno mismo. Dios hace,
ambivalencia: si con la expresión «nada» se niega que hay algo, la pues, lo que es evidente para él, lo divino. El es completamente libre
pregunta básica debería decir: ¿por qué hay absolutamente algo y no, cuando es completamente él mismo. Esto excluye todo tipo de coac-
más bien, no algo? La negación de la nada va, sin duda, más allá que ción. Pero destierra también toda apariencia de arbitrariedad. Dios
la negación de «absolutamente algo». Puede significar la negación del reparte su bondad en su amor libre: eso es la obra de su creación. Por
ser como un todo, «todo», «todo o nada», pero puede indicar también amor libérrimo comparte Dios su bondad: eso es la obra de la
la negación del Ser absoluto. La nada absoluta sería entonces un conservación de su naturaleza. Su amor es extático en el sentido literal
concepto que se contrapone al ser absoluto, y podría ser entendida de la palabra: le lleva a salir de sí mismo y a crear algo que es distinto
entonces, en cuanto tal, también como circunlocución negativa del ser de él mismo, pero que, sin embargo, es conforme a él 7 . La complacen-
absoluto mismo. En ese caso, la fórmula ex nihilo sería una referencia cia con la que el Creador celebra su fiesta de la creación, el sábado,
oscura a un «de Deo». Para excluir también esta huida mística al expresa claramente que la creación fue llamada a la existencia por el
panteísmo, se dice desde Agustín: non de Deo, sed ex nihilo. Volvere- amor interior que es el Dios eterno mismo.
mos más tarde a las interpretaciones místicas de la fórmula ex nihilo. El acontecimiento de la creación es presentado como creación
Aquí basta con sostener que con esta fórmula se parafrasea la mediante la Palabra: «Dijo Dios: "haya luz", y hubo luz» (Gen 1, 3).
singular significación del veterotestamentario verbo bara, utilizado en Y se menciona toda una serie de actividades tales como «Dios vio»,
e¡ relato de ia creación. Pero ¿cuál es el significado positivo de esa «Dios separó», «Dios llamó», «Dios hizo», «Dios bendijo» y otras,
fórmula? pero, en los momentos decisivos, Dios «hace» su creación mediante la
El mundo no ha sido creado de una materia preexistente ni de la palabra que él pronuncia. La palabra de la creación es el continuum
esencia divina. Fue llamado a la existencia mediante la libre voluntad entre el Creador y su creación8. Su mandato, su orden, su decreto, su
de Dios: creado e libértate Dei. Si el mundo fue creado mediante la sentencia, es lo que vincula en primer término al Creador con su
libre voluntad de Dios y no emanó del ser de Dios, entonces el acto de creación. Cuando Dios crea su mundo mediante la palabra vuelve a
creación tiene que basarse en una decisión voluntaria de Dios de subrayar su libertad frente a lo creado.
crear: Dios se determina a sí mismo a ser creador de un mundo antes Lo pro-vocado es, en su existencia, respuesta a la palabra creadora,
de llamar a la creación a la existencia. Si bien es cierto que no cabe pero no mantiene con ella relación causal o final alguna. En conse-
imaginar la creación como una emanación del Ser supremo, tampoco cuencia, no se puede hablar de la relación entre causa y efecto. Según
es admisible la idea de un demiurgo arbitrario, antojadizo. ¿Pudo la ontología aristotélica y medieval la causa comunica al efecto su
Dios elegir? ¿Jugó Dios a los dados?, preguntó de manera escéptica propio ser. Si se llama a Dios «la causa del mundo» (causa efficiens
Albert Einstein, que pretendía con ello poner en tela de juicio la prima), entonces se piensa en la participación escalonada de todas las
racionalidad del mundo y su confianza personal en aquél. Esta crítica cosas obradas por Dios en la causa divina operante. Pero tal vincula-
de un dios arbitrario no carece de justificación. Por eso, cuando ción ontológica no se da entre la palabra de la creación y las criaturas.
decimos que Dios creó el mundo «desde la libertad», debemos añadir La creación mediante la palabra divina que llama de la nada a la
inmediatamente: desde el amor. La libertad de Dios no es «la omnipo-
tencia» para la que todo es posible, sino el amor, es decir, la autoco- Chain of Being (1936), Cambridge 141978, 67 ss, presenta la historia de la elaboración
cristiana, en el medievo temprano, de la doctrina neoplatónica de la emanación. Deriva de
municación del bien. Si Dios crea el mundo libremente, entonces lo la tesis clásica de Platón, Timeo, 29 e: «Indicamos qué motivo decidió al Ordenador a
crea amorosamente6. La creación no es una demostración de su ordenar todo nacer y la totalidad de este mundo. El era bueno; pero en el bien jamás crece
rivalidad en relación alguna. Este quiso, además, que todo se le asemejara lo más
devenir. Por el contrario, en el efervescente y bullicioso no, se trata, según Bloch, de «todo posible».
o nada». No está decidido «todavía». Bloch convierte así el concepto protológico de nada 7. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, o. c, 120 ss; así, también K. Ware, The
en escatológico, y sitúa el productivo no-ser-todavía en el lugar protológico. Orthodox Way, o. c, 56.
6. Cf. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, o. c, 67 ss. A. O. Lovejoy, The Great 8. D. Bonhoeffer, Schópfung und Fall, München 1955, 22 ss.
92 Dios el Creador En el principio creó Dios los cielos y la tierra 93

existencia no exhibe ninguna analogía entis. La analogía en la que las consuma el destino de ellos. La «imagen del Dios invisible» creado en
criaturas «se corresponden» con Dios y son motivo de complacencia el principio está destinado a convertirse en «imagen del Hijo de Dios
para él se crea mediante la bendición que Dios derrama sobre sus encarnado». El destino inicial de los hombres se revela así a la luz
criaturas. mesiánica. Por eso, en la creación de la imagen de Dios en la tierra
Al proceso de la locución creadora de Dios pertenece el suceso de hay ya una inaudita condescendencia, una autolimitación y anonada-
la separación ordenadora de Dios. Dios ordena su creación separando miento del Dios incomparable.
la luz de las tinieblas, el cielo de la tierra, la noche del día. Mediante el Hemos distinguido exegéticamente entre el crear y el hacer de
proceso de separación, sus criaturas adquieren forma identificable, Dios, entre el crear y el separar de Dios, entre la obra y la imagen de
ritmo y simetría. Esta separación no se identifica con el hacer divino, Dios. Tendremos, pues, que mantener con perseverancia estas dife-
sino que es su forma concreta. No se identifica con el crear divino, renciaciones.
sino que es sólo su consecuencia. En una moderna «teología de la naturaleza» no es razonable
El documento sacerdotal emplea de nuevo la expresión del crear reducir la fecha del crear divino al proceso del separar divino, ya que
divino en la creación del hombre (Gen 1, 27), e introduce el término en tal caso se pone en tela de juicio el carácter teológico de tal
con una fórmula solemne (v. 26). Se fundamenta esta nueva interven- «teología de la naturaleza». Y si se pone en entredicho la «teología»
ción creadora de Dios con la creación de la imagen de Dios en la tierra. en ese punto, el carácter natural de la naturaleza se verá amenazado.
Los hombres no se distinguen por su alma, pues también los animales Ese tipo de peligro está presente en la filosofía del proceso de A. N.
son «alma viviente». Se distinguen por su destino a ser la imagen de Whitehead y en la teología del proceso que empalma con él 9 . Si se
Dios. Sea cual fuere la significación que esto tiene para el hombre y elimina la idea de la creatio ex nihilo o se la reduce a la formación de
para su posición en la creación —todo esto se trata con detalle en la una materia primigenia todavía no cosificada, no-thing, el proceso del
antropología— ese destino del hombre significa para Dios no sólo su mundo deberá carecer de principio, tendrá que ser eterno como Dios
voluntad de que la creación no se limite a ser su obra. Quiere, además, mismo. Pero si carece de principio y es eterno como Dios mismo,
reconocerse a sí mismo en su obra. La creación de la imagen de Dios tendrá que ser una de las naturalezas de Dios. Y, en tal caso,
en la tierra significa que Dios encuentra en su obra el espejo en el que tendríamos que hablar de la «divinización del mundo». En ella, Dios
él conoce su propia faz, una correspondencia que es semejante a él. y la naturaleza se funden para constituir el proceso unitario del
Como obra, la creación no es esencialmente similar al Creador; tan mundo, pasando así de la teología de la naturaleza a una divinización
sólo expresión de su voluntad. Pero, como imagen, los hombres son de la naturaleza: «Dios» se convierte en el factor global de orden del
esencialmente conformes con Dios porque Dios se corresponde en flujo del acontecer.
esas criaturas. Aquí se crea la sobresaliente analogía en la creación. Es
una analogía relalionis. Como imagen de Dios en la tierra, los hom- La teología del proceso rechaza la idea de una creatio ex nihilo. si con ella se
bres responden a las relaciones de Dios con ellos mismos y con toda la quiere dar a entender una creación de la nada absoluta. Esta doctrina es un
creación. Pero responden también a las relaciones internas de Dios elemento integral de la concepción de Dios conductor y señor absoluto. En la
consigo mismo, con el interno y eterno amor de Dios que se expresa y doctrina de la creación de la teología del proceso se sostiene, por el contrario, una
creación a partir del caos... En un estado de caos no sucedía nada salvo incidentes
revela en la creación. Como imágenes de Dios, los hombres son seres actuales de escasísima monta y de total casualidad, es decir, no ordenados a ser
que guardan una conformidad con Dios, que pueden y deben dar la individuos de duración 10.
respuesta adecuada al buscado amor de Dios. Como imagen de Dios,
los hombres son el polo opuesto de Dios en la obra de la creación. Los Como se ve, se equipara aquí el crear de Dios con su separar y
hombres son el otro que se asemeja a Dios (Sal 8, 6). ordenar el flujo del acontecer, en «individuos de duración». Pero esto
En esta relación de Dios con su imagen en la tierra se puede
conocer una relación más íntima que la existente en la contraposición
9. A. N . Whitehead, Process and Reality. Corrected edition by D. R. Griffin/ D. W.
de Dios respecto de la obra de su creación: Dios entra de alguna Sherburne, New York 1979, esp. 348; J. B. C o b b / D. R. Griffin, Prozesstheologie,
manera en las criaturas destinadas por él a ser su imagen. Las Gottingen 1979, esp. 64 ss. Crítico al respecto, cf. M. Welker, Universalitat Gottes und
tradiciones mesiánicas de la semejanza con Dios permiten decir que Relativitát der Welt, Neukirchen 1981, esp. 206 ss.
las criaturas destinadas a ser imagen de Dios son también los destina- 10. J. B. C o b b / D. R. Griffin, o. c, 64. Naturalmente, también para Tomás de
Aquino es posible pensar en la «creación eterna». Cf. A. Antweiler, Die Anfanglosigkeit
tarios de la encarnación del hijo de Dios; encarnación en la que se der Welt nach Tilomas ton Aquin, Trier 1961.
94 Dios el Creador La autodeterminación de Dios 95

significa que la teología del proceso de estas características no conoce de la decisión voluntaria existencial y en la decisión personal: Dios se
una doctrina de la creación, sino, únicamente, una doctrina de conser- decide a crear un mundo 13.
vación y de orden. Sin abandonar los correctos puntos de vista de la Si se contempla la creación desde el punto de vista de la voluntad
doctrina procesual de orden, hay que sostener, sin embargo, la de Dios, cabría decir que la autodeterminación de Dios a crear este
creación del cielo y de la tierra si queremos que esto sea teología y mundo representa una autolimitación de Dios a una —ésta concreta—
deseamos mantener intacta la distinción entre la creación y el Crea- de las innumerables posibilidades con que cuenta. La doctrina refor-
dor. mada de los decretos ha presentado la creación bajo el punto de vista
Tampoco es razonable asimilar la relación creadora de Dios con el de la deliberación creativa. Karl Barth ha ampliado su exposición.
mundo a la relación de conservación del mundo por Dios, como También cabe la posibilidad de remontar desde la creación del
opinó Schleiermacher en un primer momento 11 . También con esta cielo y de la tierra al Dios creador. ¿Es acaso necesaria una decisión
reducción de la creación del mundo al gobierno general y actual del particular de Dios para convertirse en Creador? ¿Acaso su misma
mundo por Dios, el mundo una vez más cesará de ser creación finita y vida divina no es creadora por siempre? ¿Cabe la posibilidad de
se convertirá en otro mundo sin principio, tan eterno como Dios. Así imaginar una situación en la que la actividad creadora de Dios no esté
como no hay tiempo sin la eternidad, tampoco hay eternidad sin en ebullición? En la actividad creadora de Dios no hace sino expresar-
tiempo, pues no hay «Dios sin mundo como tampoco mundo sin se su misma vida interior. Dios no crea porque se haya decidido a
Dios». Por consiguiente, sólo se puede concebir la actuación de Dios crear, sino porque es Dios. Por consiguiente, no necesita de decreto
en el mundo, pero el mundo no tiene por qué entrar necesariamente alguno para crear. Todas las criaturas hunden sus raíces en la vida
en la actuación de Dios. Pero si no hay una creación en el principio divina de la que brotan. Esta doctrina de las emanaciones creadoras
tampoco podrá darse una creación nueva. Habrá que reinterpretar la de la vida divina recoge de nuevo las ideas neoplatónicas. Paul Tillich
«nueva creación» como la creación moral de una nueva humanidad. ha sido uno de sus abogados. ¿Se basa la creación en una decisión de
Pero si no existe una nueva creación de todas las cosas, entonces nada crear tomada por Dios o en la vida divina, eternamente creadora?
existe superior a la nada que aniquila al mundo 12 . ¿Cabe compaginar la doctrina de los decretos con la de las emana-
ciones?
Según la doctrina reformada de los decretos, Dios es vida por
2. La autodeterminación de Dios como Creador antonomasia (actus purissimus)14. No cabe la posibilidad de conce-
birlo sin la actividad que le es esencial y que constituye, al mismo
Si Dios crea el cielo y la tierra es que se ha decidido previamente a tiempo, la causa absoluta de la actividad de Dios en la creación. La
convertirse en Creador del cielo y de la tierra. La creación deriva de su esencial e inmanente actividad de Dios es el decreto eterno, inmuta-
voluntad de crear y ésta afecta tanto a Dios como a su creación. Esa ble, de su ser. El resultado de esta resolución es el decreto de creación.
decisión es un acto de voluntad con una vertiente hacia dentro y otra Se distingue de la voluntad misma de Dios sólo conceptualmente al
hacia afuera. La vertiente interna de ese acto precede objetivamente a igual que ese acto de voluntad de Dios puede distinguirse sólo
la vertiente externa de la acción de Dios. Antes de proceder a la conceptual, no objetivamente, del ser de Dios. La doctrina reformada
creación del mundo, Dios toma la decisión de crear, de convertirse en de los decretos se diferencia de las especulaciones nominalistas de la
Creador. Se capta esta autodeterminación en la estructura reflexiva potentia Dei absoluta mediante la identificación de actividad y ser: el
ser de Dios es su actividad eterna. Su decisión de crear es, pues, un
decreto «esencial», no arbitrario. Por eso el decreto de Dios se reviste
11. F. Schleiermacher, Der Christliche Glaube, 2.a ed., § 39 § 40,3- Cf. al respecto de todas las propiedades esenciales de Dios: es absoluto, eterno,
F. Beisser, Schleiermuchers Lehre vori Golt, dargestellt nuch seinen Reden und seiner
Glaubenslehre, Góttingen 1970, 115: «Para Schleiermacher, Dios es respecto del mundo,
inmutable. Dios no tiene «elección alguna» en su decreto esencial. El
fundamentalmente, el que lo conserva. El concepto de creación se reduce prácticamente al decreto de Dios es «una actividad o tendencia de la voluntad divina en
de conservación». Sobre esto, con numerosas pruebas, también M. Trowitzsch, Zeit zur sintonía con el ser de Dios; una tendencia a hacer en el curso del
Ewigkeit. Beitrage zum Zeitverstándnis in der «Glaubenslehre» Sehleiermaehers, München
1976, esp. 69 ss.
12. A la reducción que Schleiermacher practica de la doctrina de la creación sigue su 13. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, o. c, 115.
reducción de la cruz y resurrección de Cristo a la conciencia de Dios que tenía Jesús, y la 14. H. Heppe/ E. Bizer, Die Dogmatik der evangeliseh-rcformierten Kirche, o. c.,
reducción de la resurrección de los muertos a la inmortalidad del alma. Locus VII: De decretis Dei, 107 ss.
96 Dios el Creador La autodeterminación de Dios 97

tiempo lo que puede y debe servir a la revelación de la gloria de reconocer el carácter de gracia de la decisión que Dios tomó de hecho.
Dios» 15 . He ahí la meta del decreto divino: Dios toma la decisión de De ese modo, Barth convierte de nuevo el decreto esencial en decreto
revelar su propia gloria. En su gloria se revelan su vida y ser eternos. intencionado. La tradición reformada que formuló ese decreto esen-
La creación de un mundo diverso de Dios es el primer paso para cial jamás necesitó tal trasfondo para el decreto en el ámbito de lo que
llevar a cabo el empeño eterno de revelar su gloria esencial. Dios toma Dios podría haber hecho también o de otra manera; y jamás razonó
primero la decisión del Reino y posteriormente la de la creación. Por de forma tan especulativa.
eso el Reino determina la creación, y ésta es la promesa real del Si se concibe el decreto esencial como una decisión de la voluntad,
Reino. En la creación subyace, ante todo, una voluntad de revelación entonces se inscribe en el ser de Dios la «estructura antes-después».
de Dios. Pero la meta y el final de la creación es la escatológica «Antes» de aquella decisión está el ser de Dios en «gloria intacta»;
revelación del ser de Dios en gloria. Según está concepción, el «carác- «después» de aquella decisión está el ser de Dios profundamente
ter sagrado del ser divino mismo» determina por completo la omnipo- afectado por el amor, el sufrimiento y la cruz. Aunque se presente esa
tencia de Dios. La voluntad de Dios no hace sino expresar la gloria de decisión como tomada «desde toda la eternidad», de forma que sólo
su ser divino. Mediante la unidad de ser y voluntad en el concepto del tiene realidad lo decidido en esta decisión, la especulación de las
decreto eterno, la doctrina reformada de los decretos ha excluido toda posibilidades completamente irreales de Dios tiene que dañar esa
idea de un dios arbitrario o de un tirano celeste sin caer por ello en las realidad. ¿Podía Dios «contentarse» realmente con su gloria y biena-
concepciones naturalistas de las numerosas emanaciones del Uno venturanza interior? En el fondo, se pone en cuestión aquí el concepto
primigenio. En la teología reformada ortodoxa tampoco se especula de la libertad de elección en su aplicación a la libertad eterna y esencial
sobre lo que Dios podría haber hecho pero no hizo. La libertad de de Dios l 9 . La omnipotencia es el compendio de la libertad de elección.
Dios es su actividad esencial. ¿Es entonces pensable otra creación El concepto formal de libertad significa el derecho absoluto a disponer
finita creada «en el principio»? ¿No se hace Dios eternamente creador de la propiedad. Pero es algo completamente vacío sin el concepto
en la idea de la decisión de su ser? La doctrina reformada de los material de libertad. En el sentido material, el amor es la verdad de la
decretos jamás puso su mirada exclusivamente en aquella creación en libertad. Pero el amor es la autocomunicación del bien. Y esta
el principio. Tuvo siempre presente el reino eterno de la gloria, autocomunicación del bien puede darse sólo en la libertad. Libertad y
motivo por el que Dios creó el cielo y la tierra 16 . Por eso la creación amor son sinónimos en este sentido 20 .
tiene un principio, pero su consumación en la gloria de Dios carece de ¿Qué concepto de libertad cuadra a Dios? Si partimos de la
un final. En este sentido, Dios no es «el Dios eternamente creador», criatura, entonces el Creador aparece como omnipotente y benévolo.
pero sí el Dios que se glorifica en el tiempo y en la eternidad. Su libertad no tiene límites, y su dedicación a la criatura es absoluta-
Karl Barth empalmó con esta tradición. Y la corrigió de manera mente inmerecida. Mas si partimos del Creador mismo, entonces la
genial con su doctrina cristológica de la elección, pero no siempre le autocomunicación de su bondad en amor a su creación nada tiene que
hizo justicia en su doctrina de la creación ya que no tomó el reforma- ver con su libre elección, sino que es la actuación natural de su ser
do ordo decretorum y declaró que «la alianza», no «la gloria», es el eterno. La actividad esencial de Dios es el decreto eterno de su
fundamento interno de la creación. Siguiendo la tradición reformada, voluntad, y el decreto eterno de su voluntad es la actividad esencial de
Barth rechazó y combatió la doctrina nominalista de la potentia Dei Dios. En otras palabras, Dios no es completamente libre de hacer o
absoluta siempre que se encontró con ella. Sin embargo, mantuvo en dejar de hacer lo que quiera, sino que es completamente libre cuando
su doctrina de la decisión primigenia de Dios «un margen nominalis- es completamente él mismo. En su actividad creadora es completa-
ta» para poder mostrar la decisión de Dios como libre y gratuita 17 . mente él mismo. Ama al mundo en la entrega de su Hijo con el mismo
«Dios podía contentarse consigo mismo y con la gloria y dicha amor que es él eternamente (Jn 3, 16; 1 Jn 4, 16). Y no se glorifica a sí
intactas de su ser interior. Pero no lo hizo, sino que eligió al hom- más que con la gloria de su vida divina y eterna.
bre» 18. En el trasfondo de lo que Dios podría haber hecho hay que
19. Cf. para este problema, M. Welker, Das theologische Prinzip des Verhaltens zu
15. O. c, 107. Zeiterscheinungen. Erárterung eines Problems im Blick aufdie theologische Hegeirezeption
16. O. c, 109: «Deus 1) decrevit gloriam suam foris, idque multifariara, ñeque und Gen 3, 22 a: EvTh 36 (1976) 225 ss.
propter suum, sed propter creaturae bonum patefacere... 2) decrevit creare mundwn...». 20. Críticamente a mi crítica de Barth, H. Urs von Balthasar, Zu einer christlichen
17. Expuse esa crítica en: Trinidad y reino de Dios, 67 ss. Theologie der Hoffnung: Münchener Teheologische Zeitschrift 32 (1981) 101 s, que
18. K. Barth, Kirchliche Dogmatik U/2, 181; también IV12, 386; II/2, 9 y otros. retrocede espantado ante la idea de la doctrina de la emanación.
98 Dios el Creador La autodeterminación de Dios 99

La doctrina de los decretos se basa en que Dios es sujeto absoluto. antigua frase metafísica de la causa prima, llamada causa sui con
Por eso comienza ella con la voluntad de Dios. La doctrina de la respecto a sí misma, a la doctrina del Creador y de la criatura? Y si
emanación emprende el otro camino. Se fundamenta en que Dios es la resulta que Dios no sólo «crea», sino que es eternamente creador,
substancia suprema. Por eso esta doctrina comienza por el ser de ¿cómo hay que entender entonces su reposo sabático?
Dios. Allí donde la doctrina de los decretos ve la hechura de la vo- Si la vida divina eternamente creadora y la creación divina son la
luntad divina, la doctrina de la emanación ve la sobreabundancia misma cosa, será extraordinariamente difícil distinguir entre las cria-
del ser divino. El origen gnóstico y neoplatónico de la doctrina de la turas de Dios y la eterna autocreación divina. Si la creación se
emanación hizo que la teología eclesial la rechazara o la utilizara, a lo identifica con la vida divina ¿cómo pueden darse seres que no sean
sumo, con grandes reservas. Y, sin embargo, contiene elementos de Dios y que, sin embargo, sean? Al identificar la actividad creadora
verdad que son de grandísimo valor para entender plenamente la divina con la vida divina misma, Tillich elimina, en el fondo, la
creación de Dios. Nosotros la tomamos aquí exclusivamente en la autodistinción de Dios frente al mundo creado por él.
forma en que la sostuvo Paul Tillich. Y puesto que, para él, Dios y creación son idénticos en el origen
Para Tillich, «vida divina» y «creación divina» son la misma eterno, tiene que concebir de forma monista el retorno a ese origen.
cosa 21 . La vida divina es esencialmente creadora y se realiza a sí Pero entonces hay que adscribir las distinciones entre Dios y mundo
misma en una plenitud inagotable. Por eso Dios crea eternamente. no a la creación, sino «a la caída». La eliminación de la alienación
Por eso Dios no se «decidió» a crear. La creación no es un aconteci- entre esencia y existencia producida por la «caida», tiene que llevar a
miento en la vida de Dios, sino que se «identifica» con ella. La un disolvente Uni-Todo en el que se reencuentra todo lo separado.
creación no es casualidad ni necesidad, sino «destino» de Dios. Por Pero ¿puede seguir mereciendo el encabezamiento de «doctrina de la
consiguiente, la doctrina de la creación no puede hablar de un creación» una doctrina de esos rasgos? ¿Qué la diferencia del panteís-
principio temporal. Tendrá que limitarse a ofrecer expresiones acerca mo de la natura naturans?
de las relaciones fundamentales entre Dios y mundo. El sentido de la Dejando a un lado estas anotaciones críticas, es importante, sin
finitud del hombre radica en su condición de criatura. El correlato embargo, mantener la mismidad de la vida divina y de la actividad
teológico de esta significación está en la actividad creadora de Dios. creadora divina. Y se la puede mantener aunque no se considere como
Puesto que la vida divina es creadora por su propia esencia, los creadora la vida divina en sí misma. La idea de la autocreación de
hombres necesitan los tres modos de tiempo para simbolizar esta Dios lleva a extravíos porque inscribe en Dios una diferencia que
creación eterna. Por eso se dice: Dios creó el mundo, lo crea y lo debería desaparecer: si Dios fuera su propio Creador, entonces ten-
consumará. Pero esto son simplemente los aspectos creaturales en el dría que ser también su propia criatura. Es más adecuado considerar
«proceso creador de la vida divina». Ser criatura significa: «Tener las la vida divina eterna como vida del amor eterno, infinito, que rebosa
raíces en el fundamento creador de la vida divina y realizarse en de su perfección trinitaria, en el proceso creador, y retorna a sí mismo
libertad»22. Como se ve, Tillich concentró aquí las expresiones de la en el descanso sabático eterno. Es el mismo amor, pero obra de
doctrina de la creación en una situación atemporal. En ella Dios se distinta manera en la vida divina y en la actividad creadora divina.
comporta de forma creadora con todo ser finito; y éstos entienden su Con esta distinción en Dios se puede mantener también la distinción
finitud como condición de criatura. La «creación» como acto único y entre Dios y mundo en todas las formas de su comunión. Dios activa
su resultado desaparecen tras la correlación eterna de Creador y su vida interior divina en su actividad creadora. Por eso comunica
criatura. también su amor a las criaturas de su amor. Esto hace que los
Si resulta que Dios no sólo crea, sino que su ser divino es hombres participen no sólo de la productividad de su voluntad, sino
eternamente creativo, entonces también su creación es igualmente también de su «naturaleza» (2 Pe 1, 4). Los que han sido creados para
eterna. Sin duda, se aplica esto a la frase de Tillich: «Dios se crea a sí ser su imagen, son también «de su linaje» (Ap 17, 28.29). Esto indica
mismo eternamente». Pero esta frase debe tener validez también para una comunión de Dios que supera de hecho la simple condición de
las creaciones extradivinas del proceso creador de la vida divina. ¿Ha criatura, aunque se la designe inadecuadamente con la expresión de
logrado Tillich con esto algo más que una simple transposición de la «emanación de la esencia divina». Ser criatura e imagen de Dios
significa no sólo ser una obra de sus manos, sino también «estar
21. P. Tillich, Teología sistemática I. Salamanca 21981, 323. enraizado» en el humus creador de la vida divina. Esto es claro
22. O. c, 328. cuando se considera pneumatológicamente la creación y se pone la
mirada en el Espíritu del Creador que habita en su creación.
700 Dios el Creador Creación de la nada 101

Finalmente, si comparamos la doctrina de los decretos y la de la operatio Dei ad extra, opus trinitatis ad extra, actio Dei externa. Y
emanación, se tratará no de alcanzar una síntesis equilibrada de dos distingue de ésta una actuación de Dios hacia dentro, que tiene lugar
doctrinas, sino de una comprensión más profunda del Dios creador. en las relaciones intratrinitarias de Dios. Parece tan evidente esta
Según la doctrina de los decretos, Dios toma la decisión de crear. distinción entre un fuera y un dentro de Dios que jamás se formuló la
Según la doctrina de la emanación, la vida divina .ve abre. Si el decreto pregunta crítica: ¿cabe la posibilidad de que exista un «fuera» en el
de crear es un «decreto esencial» de Dios habrá que decir: Dios se abre Dios omnipotente y omnipresente? ¿Acaso un hipotético extra Deum
en la decisión que toma. Su vida divina irrumpe en su decisión y pasa no traza un límite en Dios? ¿Quién puede poner tal límite a Dios? Si
a sus criaturas a través de ella. La vida se comunica a las criaturas a existiera un ámbito fuera de Dios, entonces Dios no sería omnipresen-
través de la decisión. Si la doctrina de los decretos tiene que formular te. Ese fuera de Dios debería ser tan eterno como Dios. Y tal fuera de
la decisión de Dios como «decreto esencial» para hablar de la crea- Dios debería ser antidivino.
ción de forma compatible con Dios, entonces la doctrina de la A pesar de todo, existe una posibilidad de concebir un extra
emanación debería hablar de una «esencia decidida» de Dios. Así se Deum: sola la hipótesis de una autodelimitación de Dios que precede
evitarían las analogías naturalistas de fuente y sobreabundancia, que a su creación es compatible con la divinidad de Dios. Para crear un
pueden conducir a error. La vida divina se hace creadora mediante su mundo «fuera» de sí mismo, el Dios infinito ha tenido que asignar
decreto y se activa por completo precisamente en él. previamente dentro de sí mismo un espacio a una finitud. Sólo un tal
El concepto del amor permite captar adecuadamente la unidad de repliegue de Dios sobre sí mismo deja libre el espacio en el que Dios
voluntad y esencia en Dios: Dios ama al mundo precisamente con el puede entrar para ejercer una actividad creadora. Sólo en la medida
amor que es él eternamente. No quiere decir esto que Dios ame al en que el Dios omnipotente y omnipresente retira su presencia y
mundo eternamente, ni que él pudiera amarlo o no amarlo. Sólo delimita su poder nace aquel nihil para su creatio ex nihilo.
podemos entender la cimera frase neotestamentaria «Dios es amor» si Isaac Luria fue el primero que desarrolló estas ideas en su doctrina
concebimos a Dios no sólo como substancia suprema sino también del zimzum24. Zimzum significa concentración y contracción, e indica
como sujeto; pero no sólo como sujeto absoluto, sino también como un replegarse sobre sí mismo. Luria tomó la antigua doctrina judía de
substancia suprema. La fundamentación e interpretación trinitaria de la schekiná, según la cual Dios puede contraer su presencia hasta el
la «definición práctica» de Dios: Deus est caritas permite integrar y punto de habitar en el templo. Pero él la aplica a Dios y a la creación.
superar ambas posibilidades conceptuales metafísicas. La doctrina de La existencia de un mundo fuera de Dios es posible por una inversión
los decretos y la teoría de la emanación se limitan a conducir al de Dios. Mediante ella queda libre una «especie de mítico espacio
umbral de una amplia doctrina trinitaria de la creación. primigenio» en el que entra Dios saliendo de sí mismo y en el que
puede revelarse. «Cuando Dios se retira de sí mismo a sí mismo puede
producir algo que no es esencia ni ser divinos»25. El Creador no es un
3. Creación de la nada «motor inmóvil» del universo. Más bien, antecede a la creación este
automovimiento de Dios que permite a aquélla el espacio de su propio
La creación del mundo se fundamenta en la autodeterminación de ser. Dios entra en sí para salir de sí. «Crea» las condiciones necesarias
Dios a crear. Antes de salir Dios de sí mediante la creación, actúa para la existencia de su creación retirando él su presencia y su poder.
hacia dentro sobre sí mismo decidiéndose, determinándose. Pretende- «En la autolimitación de la esencia divina que, en lugar de actuar
mos profundizar ahora en este pensamiento sirviéndonos de la doctri- hacia afuera en su primer acto, se vuelve más bien sobre sí misma
na de la cabala judía acerca de la «autolimitación de Dios» (zim- emerge la nada» 26 . La fuerza afirmativa de la autonegación de Dios
zum) 23. Tratamos con ello de profundizar en la doctrina de la creatio se convierte en la fuerza creadora en la creación y en la salvación.
ex nihilo. Pero tomaremos y utilizaremos la doctrina de la autolimita-
ción de Dios y de la nada a la luz mesiánica de la fe en el crucificado
Hijo de Dios. 24. G. Scholem, Schopfung aus Nichts und Selbstverschránkung Gotres, o. c, II5. La
Desde los tiempos de san Agustín, la teología cristiana llama a la idea del zinzum desempeña una función importante también en las novelas judías de Isaac
Bashevis Singer, especialmente en Jakob der Knecht, Hamburg 1965. La utiliza en la
obra de la creación de Dios una actuación de Dios hacia fuera: forma de la metáfora bíblica: «Dios oculta su rostro».
25. O. c, 117.
23. Desarrollo las consideraciones que inicié en Trinidad y reino de Dios, o. c., 124 ss. 26. O. c, 118.
102 Dios el Creador Creación de la nada 103

La doctrina cabalística de la autolimitación de Dios ha entrado no comienza con la creación en la medida en que Dios entra en este
también en la teología cristiana: Nicolás de Cusa, J. G. Hamann, Fr. mundo, sino que tiene lugar ya antes de la creación y es requisito
Oetinger, F. W. J. Schelling, A. von Oettingen, E. Brunner y otros indispensable para que ésta sea posible. El amor creador de Dios se
vieron en los «preparativos» de Dios para la creación el primer acto basa en el humilde amor de Dios que se anonada a sí mismo. Este amor
de aquel autoanonadamiento de Dios que alcanza su punto más que se humilla es el principio de aquella autoprivación de Dios que
profundo en la cruz de Cristo 27. Flp 2 considera como el misterio divino del Mesías. Para crear el cielo
Empalmamos aquí y desarrollamos la idea: y la tierra, Dios se priva de su omnipotencia que todo lo llena y, como
1. Dios hace sitio para su creación retirando su presencia. Nace Creador, toma la figura de siervo.
un nihil que no contiene la negación del ser creado, porque no existe Esto indica la necesidad de corregir la visión de la creación: Dios
todavía la creación, pero que representa la negación parcial del ser crea no sólo llamando algo a la existencia o poniendo algo en obra.
divino en la medida en que Dios no es todavía el Creador. El espacio En un sentido más profundo, «crea» cuando permite ser, cuando
que nace y queda libre mediante la autoconcentración de Dios es un prepara, cuando se retira. El hacer creador aparece expresado en
espacio abandonado por Dios en el sentido literal del término 28 . El metáforas masculinas. Sin embargo, las metáforas maternales se
nihil en el que Dios crea su creación y contra cuya amenaza la prestan mejor para hablar del creador dejar ser.
conserva en vida es el abandono de Dios, el averno, la muerte 3. Cuando Dios penetra en aquel «espacio primigenio» que él
absoluta. Naturalmente, el nihil adquiere este carácter amenazador mismo ha preparado y actúa de forma creativa ¿crea verdaderamente
mediante la autocerrazón de la criatura y recibirá el nombre de «hacia fuera»? Sin duda, una operatio Dei ad extra comienza a ser
pecado y de impiedad. Así, la creación está amenazada no sólo por su posible mediante la presencia del nihil. Pero cuando tiene lugar la
propio no-ser, sino también por el no-estar de Dios su Creador, es creación ad extra en el espacio dejado libre por Dios mismo, la
decir, por la nada misma. El carácter de lo negativo que la amenaza la realidad fuera de Dios permanece al mismo tiempo en Dios, que ha
desborda. En eso consiste su poder demoníaco. La nada niega no sólo preparado aquel fuera en sí mismo. La diferencia entre Creador y
la creación, sino también a Dios en la medida en que él es su Creador. criatura, sin la que la creación es impensable, queda envuelta en la
Sus negaciones conducen a aquel espacio primigenio que Dios prepa- verdad más amplia a la que apunta la historia de la creación, pues ésta
ró en sí mismo antes de la creación. Como posibilidad de la creación proviene de aquélla: que Dios es lodo en todo. No significa una
mediante la autolimitación el nihil no tiene todavía ese carácter disolución panteísta en Dios, sino la forma definitiva que la creación
aniquilador. El nihil fue dispuesto para hacer posible la creación en debe encontrar en Dios. Entonces, aquella autolimitación inicial de
autonomía «fuera» de Dios. Pero eso llevaba consigo también la Dios que hace posible la creación logra la glorificante expansión en la
posibilidad de la nada aniquiladora. Para una doctrina de la nada se que toda la creación se transfigura: «La esplendorosa gloria del motor
infiere de ahí la necesidad de distinguir entre el no ser de una criatura, de todas las cosas penetra el mundo» (Dante).
el no ser de la creación y el no ser del Creador. Sólo en el último La comparación del proceso de la creación con el de la nueva
supuesto cabe hablar de la nada. creación permite captar de la mejor manera posible el movimiento que
2. Dios «se retira de sí mismo a sí mismo» para hacer posible la va desde la inicial autolimitación hasta la escatológica autodesdelimi-
creación. Esta humilde autorestricción de Dios precede a su actividad tación de Dios respecto de su creación. Según la tradición del docu-
creadora hacia fuera. En este sentido, el autoanonadamiento de Dios mento sacerdotal, la creación en el principio es un crear por medio de
la Palabra, y, en cuanto tal, no exigió esfuerzo alguno al Creador. Ni
27. E. Brunner, Dogmatik H, o. c, 31: «Pero esto significa que Dios no quiere ocupar siquiera en sábado descansa del trabajo de su obra de creación el
solo el espacio del ser, sino que quiere hacer sitio a otros. Al hacerlo, se limita a sí mismo... Creador. Pero en la historia de la desgracia, la creación divina de
La kenosis que alcanza su punto culminante en la cruz de Cristo comienza ya con la salvación presenta otro aspecto, pues el esfuerzo está presente en ella.
creación del mundo». Cf. G. Hendry, Nothing: Theology Today XXXIX (1982) 286 ss.
28. Cf., frente a esto, K. Barth, Kirchliche Dogmatik I1I/3 50: Gott und das Is 43, 24 s dice sobre el perdón de los pecados del pueblo de Dios:
Nichtige, 327-425, que, en su doctrina de la creación, no añade determinación alguna a la «Hasta me has convertido en siervo con tus pecados, y me has
concreción platónica de la nada. En su doctrina de la elección, Kirchliche Dogmatik 11/2, cansado con tus iniquidades. Era yo mismo el que tenía que limpiar y
había desarrollado ideas relacionadas con la teología de la cruz y con la nada aniquilado- no recordar tus pecados». Al Elegido, que, según Is 53, traerá la
ra, ideas que dan una profundidad teológica al no-ser platónico. Es inevitable ver
conjuntamente el juicio de Dios y la nada. Para comprender a Barth, cf. W. Krótke, Sünde salvación a los que carecen de ella, se le denomina ebed Yahve, Siervo
und Niehtiges bei Kart Barth, Neukirchen 21983. de Dios. Is habla de «las fatigas de su alma» (53, 11). El carga con los
104 Dios el Creador Creación de la nada 105

pecados y con las enfermedades (Is 53, 4). Por eso, y de esa manera, proviene el ser eterno de la creación. La misma creación del mundo es
vencerá (Is 53, 11.12). En el himno a Cristo recogido en Flp 2 se una promesa de la resurrección y de la derrota de la muerte en la
describe el misterio del Mesías como su despojo y anonadamiento en victoria de la vida eterna (1 Cor 15,26.55-57). Resurrección y reino de
la «forma de siervo» de Dios 29 . Mediante su autoenajenación crea la gloria son, pues, la consumación o cumplimiento de la promesa que
liberación; mediante su autoanonadamiento ensalza, y con su padeci- representa la creación misma.
miento vicario obra la redención de los pecadores. También Juan Con ello llegamos a una última interpretación de la frase que
piensa en estos «trabajos» cuando recoge la última palabra de Jesús habla de la creatio ex nihilo desde la vertiente de la cruz de Cristo: si
en la cruz: «¡Todo se ha consumado!» (Jn 19, 30). Y, según Pablo, las Dios crea su obra de la nada y no abandona su creación a pesar del
fuerzas de vida del Espíritu santo actúan siempre y exclusivamente en pecado, manteniendo la voluntad de salvación para ella, entonces se
la «comunión de los padecimientos de Cristo» (Flp 3, 10). Las fuerzas somete a la nada aniquiladora en el envío y entrega de su propio Hijo,
de la resurrección y de la nueva creación actúan, y son experimenta- con la intención de vencer a la nada en sí y por medio de sí, y de
das, en la comunión de los sufrimientos de Cristo (2 Cor 4, 7 ss; 6, 4 regalar así existencia, salvación y libertad a su creación. La entrega
ss). Esa fuerza se pone de manifiesto en la debilidad (2 Cor 12, 9). del Hijo a la muerte en el abandono de Dios en la cruz y su entrega a
Finalmente, también la nueva creación del cielo y de la tierra surgirá los infiernos son, en este sentido, la entrada del Dios eterno en aquella
de la historia del sufrimiento de Dios, y tendrá por centro ese nada de la que él creó el mundo. Dios entra en aquel «espacio
sufrimiento. Será el reino del Crucificado: «Digno es el Cordero primigenio» que él mismo había preparado mediante su autolimita-
degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el ción. E invade el espacio del abandono de Dios con su presencia. Esa
honor, la gloria y la alabanza» (Ap 5, 12; igualmente 7, 14 ss; 11, 15; presencia de su amor le lleva a anonadarse, a padecer y a experimen-
12,10 s; 21, 23). El reino de la gloria nace de la apoteosis del Cordero, tar la muerte en beneficio de su creación. Por eso esta presencia de
tal como cabe verla en las cúpulas de muchas iglesias cristianas como Dios en el Cristo crucificado da a la creación la vida eterna y no la
el «Cordero místico». El Crucificado se convierte en el fundamento y aniquila. Dios se hace omnipresente en el camino del Hijo hacia el
centro del reino de la gloria que renueva el cielo y la tierra. Ese reino desprendimiento y hacia la esclavitud a esa muerte; y en el camino de
comienza ya ahora con la resurrección y glorificación del Crucificado. su exaltación y glorificación mediante toda la creación. Cuando Dios
Si comparamos los sucesos de creación descritos, entenderemos la entra en el pecado y en la muerte, es decir, en la nada, y las vence
creación en el principio como actividad creadora de Dios sin requisito entrando en ellos, las convierte en parte de su vida eterna: «Si bajo al
previo alguno: creatio ex nihilo; entenderemos la actividad creadora en sheol, allí te encuentras» (Sal 139, 8).
la historia como creación laboriosa de la salvación desde la victoria Desde la perspectiva de la cruz de Cristo, creatio ex nihilo significa
sobre la desdicha. La creación escatológica procede, finalmente, de la perdón de los pecados mediante el padecimiento de Cristo, justifica-
superación del pecado y de la muerte, es decir, de la nada aniquilado- ción de los impíos por la muerte de Cristo, resurrección de los
ra. Dios vence el pecado y la muerte de sus criaturas tomando sobre sí muertos y vida eterna mediante la soberanía del Cordero.
mismo la suerte de éstas y venciendo en su ser eterno la nada presente Por lo que respecta a la creación, la cruz de Cristo significa el
en el pecado y en la muerte. verdadero afianzamiento del universo. La creación goza de consisten-
Si la actividad creadora de Dios proviene de un decreto de crea- cia eterna porque el Creador está dispuesto desde un principio a estos
ción, se contiene en él la apertura del Creador a los sufrimientos sufrimientos en favor de su creación. La cruz es el misterio de la
redentores y su disposición a anonadarse. Y si Dios mantiene su creación y de su futuro.
decreto de creación, éste se convierte en decreto de salvación respecto Con la resurrección del Cristo crucificado ¿entra en la luz de la
al autoencapsulamiento de las criaturas mediante el pecado y de su resurrección también la nada de la historia del mundo? Las experien-
consecuencia en la muerte. Creatio ex nihilo en el principio es la cias de Auschwitz y de Hiroshima suscitan preguntas que no admiten
preparación y promesa de la redentora annihilatio nihili, de la que respuesta alguna porque, en el fondo, son protestas. Ya Hegel admi-
tió la existencia de un negativo incapaz de «servir a lo mejor» en
29. Cf. J. Moltmann, Justificación y nueva creación, en Id., El futuro de la creación, dialéctica alguna. Por eso, este pensador dejó fuera de su dialéctica la
Salamanca 1979, 183 ss. En el fondo, la gracia está presente ya en la conservación de la
criatura que se cierra. La tradición teológica ha expresado esto distinguiendo entre
«contradicción no resuelta», la guerra del Peloponeso, la Guerra de
7zdpr.aiQ y citpsaig á/íapii'cov. Y si la gracia reside ya en la conservación del mundo, también los Treinta Años, y otras aniquilaciones masivas. Tampoco Ernst
en la creación del principio. Bloch fue capaz de ver en los crematorios de Maidanek otra cosa que
706 Dios el Creador Doctrina trinitaria de la creación 107

no fuera la dura, irracional y aniquiladora nada: «Sí, hay una simien- ¿Entrará la nada escatológica en la luz de la nueva creación con la
te que muere y no da fruto alguno, pisoteada, sin una posterior resurrección del Crucificado? Esta pregunta está ligada estrechamente
negación positiva de esa negación»30. Sólo la esperanza militante que a la anterior ya que la aniquilación apocalíptica del mundo se anuncia
se alia con las posibilidades reales objetivas puede sofocar los campos en la experiencia de la nada histórico-mundial. Es, pues, difícil
de la aniquiladora nada, pero ni siquiera la pasión por la vida es capaz responder a la pregunta porque la situación apocalíptica del llamado
de eliminar por completo la muerte sin sentido. Verdaderamente esta «ocaso del mundo» no se ha presentado aún, aunque el hombre tiene
idea de lo negativo es maniquea. Con ella se puede constreñir la nada, en sus manos todos los medios para aniquilar al menos «su mundo» y
pero no se la puede eliminar ni vencer. toda la vida que existe sobre la tierra. Sin embargo, la respuesta no
¿Puede la fe cristiana en la resurrección ir más lejos? En la praxis diferirá de la dada a la pregunta anterior: el Dios que creó el mundo
de la lucha contra la guerra y las aniquilaciones de masas, ciertamente de la nada, el Dios que se entregó en su Hijo a la aniquiladora nada en
no. Pero si en la esperanza del Dios que resucita a los muertos. La fe la cruz para elevarla a su ser eterno. El «ocaso del mundo», ya sea por
en la resurrección se dirige a Dios precisamente cuando no hay catástrofe natural o por la actuación criminal de los hombres, no
motivo humano alguno para la esperanza, cuando no hay nada que puede significar límite alguno para Dios. ¿Cómo podría ser apartado
hacer. Y esa situación vivió ya la fe israelita en la resurrección. de su decisión y de su amor el Dios que creó de la nada? Todo aquél
Ezequiel escuchó «la palabra del Señor» en el «amplio campo sembra- que, por un temor apocalíptico, espera la aniquilación del mundo
do de huesos humanos»: «He aquí que yo voy a hacer entrar el niega al Creador del mundo. La fe en Dios creador es incompatible
espíritu en vosotros, y viviréis» (Ez 37, 1 ss). Tampoco la resurrección con la espera apocalíptica de una total annihilatio mundii2. Concuer-
del Cristo ajusticiado fue para los cristianos potencialidad para el ser da con esa fe la espera y la anticipación activa de la transformatio
todavía inherente en su no-ser, sino el milagro de la nueva creación de mundi. La espera de la annihilatio mundi, como la espera vulgar de un
Dios. La esperanza de la resurrección introduce, pues, la nada históri- «fin del mundo», tiene un origen gnóstico, no bíblico. Con ella,
co-mundial en la luz de la nueva creación. algunos quieren lograr el reconocimiento de Dios a costa del mundo.
¿Tiene esto consecuencias prácticas? No se sigue de ella un opti- Pero la escatología no es otra cosa que la fe en el Creador referida al
mismo que pasa por alto lo negativo, sino que ofrece la fuerza de futuro. El que cree en Dios que creó el ser de la nada, cree también en
mantener o conservar en la memoria lo muerto y recordar a los el Dios que vivifica a los muertos. Por eso espera en la nueva creación
muertos. La esperanza de la resurrección introduce a los vivos en una del cielo y de la tierra. Su fe le dispone a resistir a la aniquilación
comunión de esperanza con los muertos. En ella ni se reprime la cuando no hay motivo humano alguno para la esperanza. Su esperan-
muerte ni se trata de olvidar a los muertos. La comunión mesiánica de za en Dios le obliga a ser fiel a la tierra.
la Iglesia del Cristo resucitado fue entendida siempre como una
comunión de vivos y muertos (Rom 14, 7-9; Le 20, 38). Cabe expresar
en forma negativa esta esperanza que vincula a los vivos con los 4. Doctrina trinitaria de la creación
muertos: «Tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo si
éste vence»31. La protesta contra el asesinato sin sentido, completa- ¿Existe una doctrina de la creación específicamente cristiana?
mente inaceptable, mantiene su aliento cuando es sustentada por una ¿Qué añade la fe cristiana a la interpretación de las tradiciones
esperanza que afecta a las víctimas de un asesinato carente de sentido. veterotestamentarias de la creación? Como la comprensión israelita
La protesta contra la nada aniquiladora no puede conducir a la del mundo como creación está marcada por la revelación de salvación
represión ni al olvido de los aniquilados; tampoco la esperanza para de Dios en el éxodo, en la alianza y en la promesa de la tierra, así la
los aniquilados permitirá aceptar su aniquilación. La primera parte visión cristiana del mundo como creación de Dios está marcada por la
de la frase anterior pone letra al peligro de los revolucionarios; y la revelación de salvación de Dios en la historia de Jesucristo. Esto no
segunda parte expresa el peligro de los religiosos. contradice las afirmaciones relacionadas con la creación y basadas en
la experiencia de salvación de Israel. Por el contrario, es su interpreta-
ción mesiánica. La doctrina cristiana, es decir, mesiánica, de la
30. Este es el problema principal en E. Bloch, Philosophische Grundfragen I.
esp. 60 ss. Cf., criticamente, J. Moltmann, Teología de la esperanza, Salamanca 41981,
apéndice: El principio esperanza y Teología de la esperanza, 437 ss. 32. K. Stock, Annihilatio mundi. Johann Gerhards Eschatologie der Welt, München
31. W. Benjamín, Illuminationen, Frankfurt 1961, 270 s. 1971.
108 Dios el Creador Doctrina trinitaria de la creación 109

creación no sobrepuja o niega la respectiva doctrina israelita, sino que estaba con Dios y la Palabra era Dios... Todo se hizo por ella y sin ella
la confiesa. La orientación mesiánica hace que, en la visión cristiana, no se hizo nada de cuanto se hizo» (Jn 1, 1.3).
las concepciones de la creación escatológica definan las ideas transmi- La experiencia de salvación escatológica de los cristianos les ha
tidas de la creación protológica. Y es la razón para proclamar, en la servido de fundamento para afirmar que la Sabiduría eterna de Dios y
visión cristiana, al Creador de cielos y tierra como el «Padre de su Palabra eterna de Creador se han revelado «en los últimos tiem-
Jesucristo», y para desarrollar en sentido trinitario el «monoteísmo» pos» y de manera «definitiva» (Heb 1, 2) en Jesús, el Señor crucificado
veterotestamentario: el Padre ha creado cielos y tierra mediante el y resucitado de entre los muertos. Y esa misma experiencia les
Hijo en el Espíritu 33 . ¿Cómo se ha llegado a este resultado de la permitió decir que el Padre de Jesucristo, y no otro dios, ha creado y
teología cristiana en el campo de la doctrina de la creación? continúa sosteniendo el mundo mediante el Hijo eterno. La doctrina
1. El Cristo cósmico: si Cristo es el fundamento de la salvación trinitaria de la creación está marcada por la revelación de Cristo.
para toda la creación, para los hombres pecadores y para la «criatura Porque Jesús fue revelado como el Hijo del eterno Padre, la Sabiduría
esclavizada», es también el fundamento de la existencia de toda la y la Palabra del Creador, identificadas con el Hijo, adquieren un
creación, hombre y naturaleza34. Del conocimiento escatológico de la carácter personal e hipostático del que carecían en los testimonios
redención de la creación mediante Cristo se infirió la cimentación veterotestamentarios, aunque esos testimonios apuntan algunas ten-
protológica de la creación en Cristo. Esta conclusión subyace en las dencias en este sentido y, desde luego, están abiertos a tal hipostatiza-
afirmaciones neotestamentarias sobre Cristo como «mediador de la ción.
creación». Los primeros brotes se encuentran en Pablo, quien funda- 2. El Espíritu como creador. De la escatológica experiencia salví-
menta la libertad de los creyentes en todos los ámbitos de la vida fica forman parte también, según el testimonio neotestamentario, la
diciendo que todo está sometido a la soberanía de Cristo, pero motiva efusión del Espíritu y la experiencia de las fuerzas del Espíritu santo
la universalidad de la soberanía de Cristo afirmando que todo ha sido en la comunidad de Cristo. El don del Espíritu santo es «la prenda» de
creado por medio de Cristo: «Para nosotros no hay más que un solo la gloria (2 Cor 1, 22; 5, 5; Ef 1, 14). Las fuerzas del Espíritu son las
Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos fuerzas de la nueva creación. Ellas invaden por completo al hombre,
nosotros» (1 Cor 8, 6). También en la Carta a los efesios y en la en cuerpo y alma. Son las fuerzas de la resurrección de los muertos
dirigida a los colosenses, el conocimiento de la universalidad de la que arrancan del Cristo resucitado y son testimoniadas al mundo
salvación en Cristo y por medio de él lleva a la idea de que todo ha mediante la comunidad resucitada carismáticamente a la vida eterna.
sido «creado por medio de él» (Ef 1, 9 ss; Col 1, 9-17 ss). El El tiempo del Espíritu es, según Jl 3, 1, el tiempo escatológico prometi-
«primogénito de entre los muertos» (Col 1, 18) es también el «primo- do. La fuerza del Espíritu es la fuerza creadora de Dios que justifica a
génito de toda criatura» (1, 15). los pecadores y vivifica a los muertos. El don del Espíritu santo es,
Heb 1, 2 presenta la visión cristiana de la soberanía universal de pues, la vida eterna.
Jesús, el Hijo del Padre eterno, su mediación en la creación, la En el don del Espíritu santo y mediante sus fuerzas se experimenta
conservación del mundo y la purificación de nuestros pecados por una nueva presencia de Dios en su creación. El Dios creador acampa
medio de él. Se llama «al Hijo» «resplandor de la gloria» e «impronta en su creación y convierte a ésta en su patria (mansión o morada). La
de su esencia» (de Dios). Con esos símbolos, la literatura sapiencial experiencia del Espíritu es la experiencia de la schekiná, de la inhabita-
israelita designaba la sabiduría eterna de Dios mediante la que Yahvé ción de Dios: los hombres pasan a ser físicamente «templo del Espíritu
creó el mundo, lo conserva y lo glorificará (Prov 8, 22-31). La idea santo» (1 Cor 6, 13-20). La nueva Jerusalén se convierte en tienda de
neotestamentaria de Cristo mediador de la creación se funda en una Dios entre los hombres (Ap 21, 3). En la actuación vivificadora e
sophia cristológica según la cual Jesús es el Hijo y la Sabiduría eterna inhabitadora del Espíritu se pone de manifiesto toda la actividad
de Dios. La cristología del Logos del evangelio de Juan deriva de trinitaria de Dios. En la actividad e inhabitación del Espíritu llega a
aquella. Se percibe claramente ese origen en la tesitura del prólogo del su meta la creación del Padre por el Hijo y la reconciliación del
evangelio de Juan: «En el principio la Palabra existía y la Palabra mundo con Dios mediante Cristo. La presencia y la actuación del
Espíritu constituyen la meta escatológica de la creación y de la
reconciliación. Todas las obras de Dios terminan en la presencia del
33. Tomo estas ideas de: Trinidad y reino de Dios, o.c, 113 ss, y las amplío sin tocar
para nada la forma intratrinitaria de la creación, tal como la he presentado allí 115 ss. Espíritu.
34. Fr. Mussner, Creación en Cristo, en Mysterium salutis II.
110 Dios el Creador El espíritu cósmico 111

La experiencia de la realidad escatológica del Espíritu indica que fíesto que cada sujeto de la Trinidad posee su personalidad específica
se trata del mismo Espíritu en cuya fuerza el Padre creó el mundo a y que, por consiguiente, no se puede aplicar un concepto unívoco de
través del Hijo y lo conserva contra la nada aniquiladora: «Les retiras persona al Padre, al Hijo y al Espíritu. Al propio tiempo, el Espíritu
su soplo, y expiran y a su polvo retornan. Envías tu Espíritu y son santo mismo es Dios, con una particularidad diferenciable frente a
creados, y renuevas la faz de la tierra» (Sal 104, 29.30). Esto significa Dios Padre y a Dios Hijo.
que el Espíritu es la fuerza activa del Creador y la fuerza vital de las La revelación de Cristo y la experiencia del Espíritu han dado una
criaturas. Y significa también que esta fuerza es creativa, que no ha configuración específica a la doctrina cristiana de la creación. El que
sido creada y que es «exhalada» por el Creador, emanada de él. Por envía al Hijo y al Espíritu es el Creador: el Padre. El que auna al
consiguiente, el Creador mismo está presente en su creación a través mundo bajo su soberanía liberadora y lo redime es la Palabra de la
del Espíritu. Mediante la presencia de su propio ser, Dios conserva su creación: el Hijo. El que vivifica al mundo y le permite participar en la
creación frente a la nada aniquiladora. «Si ...Dominus spiritum vida eterna de Dios es la fuerza del Creador: el Espíritu. El Padre es la
subtrahit, omnia in nihilum rediguntur»35. causa creadora, el Hijo la causa pregnante, y el Espíritu la causa
Pero, mediante la presencia de su propio ser, Dios participa vivificante de la creación.
también de la suerte de su propia creación. Mediante el Espíritu, La creación existe en el Espíritu, es impregnada mediante el Hijo y
comparte los sufrimientos de sus criaturas. En su Espíritu experimen- es creada por el Padre. Es, pues, de Dios, mediante Dios y en Dios.
ta las aniquilaciones de éstas. En su Espíritu, junto con la criatura El concepto trinitario de creación vincula la trascendencia de Dios
esclavizada suspira por la redención y la libertad. Cuanto se decía de respecto del mundo con su inmanencia en el mundo. La acentuación
la schekiná que habitaba en Israel y fue al exilio con el pueblo elegido unilateral de la transcendencia de Dios respecto del mundo condujo al
vale también acerca de la schekiná del Creador en su creación. El deísmo, como en el caso de Newton. La acentuación unilateral de la
Creador mismo entra en su creación mediante su Espíritu. Este es inmanencia de Dios en el mundo llevó al panteísmo, como sucedió a
capaz de sufrir. Se puede «entristecer» al Espíritu y puede extinguirse Spínoza. En el concepto trinitario de la creación se integran la verdad
(1 Tes 5, 19; Ef 4, 30), porque él es la fuerza del amor del que ha que contienen el monoteísmo y el panteísmo. En la visión panenteísti-
brotado la creación y mediante el que es conservada. ca, el Dios que ha creado el mundo habita en él, y el mundo creado
¿Permiten afirmar los testimonios de la revelación escatológica del por Dios existe en éste. Esta visión panenteística solo es concebible y
nuevo testamento que el Espíritu santo es «la tercera persona de la representable en términos trinitarios.
santísima Trinidad»? En la mayoría de los pasajes neotestamentarios Mientras que la divinización de la criatura en los cultos de la
se describe la actuación del Espíritu como la de una fuerza divina. Sin fertilidad determinaba la relación del hombre con la naturaleza, la
embargo, la particularidad de la actuación del Espíritu no se encua- distinción crítica entre el Dios creador y el mundo como creación suya
dra entre las propiedades o fuerzas de Dios. El Espíritu actúa también resultaba liberadora para el hombre. Entre tanto, la desdivinización
como un sujeto, no sólo sobre los hombres, sino también sobre el Hijo del mundo ha progresado hasta el punto de imponerse una concep-
y sobre el Padre; concretamente en la glorificación del Hijo y del ción atea de la naturaleza y una relación funesta del hombre con ella.
Padre. Debemos considerar al Espíritu santo como sujeto divino allí Por eso es hoy absolutamente necesaria una visión integradora de
donde es mencionado con los sujetos divinos del Padre y del Hijo al Dios y de la naturaleza. Sólo ella puede ejercer una influencia libera-
tiempo que se distingue de ellos, como sucede en las fórmulas de dora sobre la naturaleza y sobre el hombre.
bendición y del bautismo. Sin embargo, el Espíritu orienta siempre
hacia el Hijo y el Padre. Esta observación no puede llevarnos a
abandonar el carácter de persona del Espíritu tal como fue definido
más tarde en la doctrina de la Trinidad sostenida por la Iglesia 5. El espíritu cósmico
antigua. Pero nos preserva de aplicar de manera indistinta aquel
concepto de persona al Padre, al Hijo y al Espíritu. Precisamente la La imagen mecanicista del mundo ha comido el terreno a la
experiencia de la peculiaridad del Espíritu pone claramente de mani- antigua idea teológica del Espíritu creador que empapa al mundo, lo
vivifica y anima. Desde un punto de vista teológico, la concepción
35. J. Calvino, citado según W. Krusche, Das Wirken des Heiligen Geistes nach
masculina de la soberanía de Dios suplantó a la anterior idea, femeni-
Calvin, o. c, 15. na, del «alma del mundo». «Dios gobierna todo no como alma del
112 Dios el Creador El espíritu cósmico 113
mundo, sino como dueño del universo», decía Isaac Newton 36 . Desde a) La primera experiencia del Espíritu santo en la fe cristiana es
la vertiente cosmológica, el símbolo de la máquina del mundo desplazó la experiencia de la fuerza creadora: el que cree renace del Espíritu (Jn
al anterior símbolo del organismo del mundo. Estas dos nuevas con- 3, 5), es una nueva criatura en Cristo (2 Cor 5, 17).
cepciones hicieron al mundo calculable y dominable para el hombre. b) La segunda experiencia del Espíritu santo es igualmente pri-
Al sacrificar la inmanencia del Dios Espíritu en el mundo en aras de la migenia; es la experiencia de la comunión en las limitaciones sociales,
trascendencia del Dios soberano respecto del mundo nace una con- religiosas y naturales, por lo demás insuperables: los judíos y los
cepción de la naturaleza absolutamente desligada del Espíritu y de gentiles, los griegos y los bárbaros, los señores y los esclavos, las
Dios. La teología cristiana de los tiempos modernos ha intentado mujeres y los hombres se hacen «uno» (Gal 3, 28) en el Espíritu, es
constantemente romper el hechizo de la imagen mecanicista del decir, «un corazón y un alma», y tienen «todo en común» (Hech 4,
mundo y de la subyacente doctrina de la dominación. Sin embargo, 81-35).
las cosmologías organológicas sugeridas por Oetinger, Schleierma- c) Tan antigua como esta experiencia de la comunión es la
cher, Rothe, Heim y otros no pasaron de tener una influencia margi- experiencia de la individuación de la respectiva vocación y de los dones
nal. La apoteosis de las ciencias «exactas» cerró el paso a esas personalmente peculiares del Espíritu: a cada uno lo suyo. Hay
alternativas. El peligro del panteísmo de corte spinoziano hizo que diversidad de carismas, pero el Espíritu es uno (1 Cor 12).
muchos teólogos retrocedieran espantados ante tales intentos. Sin d) Finalmente, en estas experiencias de la presencia del Espíritu
embargo, es necesario tomar de nuevo la vieja idea, sobre todo por santo se hace cierta la esperanza porque se anticipa el futuro; el futuro
motivos teológicos: sin una doctrina pneumatológica de la creación es de la nueva creación, el renacimiento del cosmos a la gloria, la dichosa
imposible una doctrina cristiana de la creación. Y es preciso volver a comunión de todas las criaturas separadas y la inmediata comunión
aquella idea también por razones cosmológicas: si no se percibe el que la creación unida en Cristo y renovada en el Espíritu comparte
Espíritu creador en el mundo no existirá una comunión de la creación con Dios.
en la paz entre los hombres y la naturaleza. De ordinario, en la imagen mecanicista del mundo se juzga los
La historia bíblica de la creación comienza con la declaración de sistemas complejos por sistemas sencillos y se concluye diciendo que
la creación del cielo y de la tierra por Dios, y añade: «El espíritu de las relaciones existentes en los sistemas complejos se reducen a las de
Dios aleteaba sobre las aguas» (Gen 1, 2). La exposición teológica los sistemas simples; y se intenta la reconstrucción desde éstos.
rara vez tuvo en cuenta esta declaración. Sin embargo, esta breve Nosotros proponemos aquí el camino inverso y partimos de determi-
anotación pretende decir que el Espíritu divino (ruah) es la fuerza nadas experiencias de Dios y de relaciones complejas de Dios con los
creadora y la presencia de Dios en su creación 3^. La creación entera hombres para enjuiciar las relaciones humanas y las naturales. Esto
es obra del Espíritu y representa, en consecuencia, una realidad presupone el principio de que el sistema complejo explica el sistema
configurada por el Espíritu. ¿Qué significa esta inmanencia de Dios en más sencillo porque es capaz de integrarlo; y no viceversa.
el mundo, mediante el Espíritu, para la comprensión del mundo como Si partimos de este principio, descubriremos las siguientes mane-
creación de Dios? ¿Con qué criterios se percibe el Espíritu creador en ras de influencia del Espíritu cósmico en la naturaleza:
la naturaleza? Con el fin de distinguir la idea de la creación en el a) El Espíritu es el principio de la creatividad en todos los niveles
Espíritu de las concepciones espiritistas y animistas, nuestra exposi- de la materia y de lo viviente. Crea nuevas posibilidades y anticipa en
ción teológica arrancará de la revelación y experiencia del «Espíritu ellas los nuevos esbozos de los organismos materiales y de los organis-
santo» en la comunidad de Cristo. Y de ahí remontaremos a la mos vivientes. Desde esta perspectiva, el Espíritu es el principio de la
presencia y manera de obrar del «Espíritu» en la creación38. evolución.
b) El Espíritu es el principio holístico. En cada estadio de la
36. Citado según Kl.-D. Buchholtz, Isaac Newton ais Theologe, o. c, 68. evolución crea influencias recíprocas, coincidencias en estas influen-
37. J. Calvino, Institutio I, 13, 14 concluía que «no sólo la belleza del mundo tal cias recíprocas, pericóresis recíprocas y, por tanto, vida comunitaria y
como la vemos ahora tiene consistencia por la fuerza del Espíritu, sino que el Espíritu ha cooperativa. El Espíritu de Dios es el «Espíritu común» de la crea-
conservado ya la masa informe antes de que se apareciera todo este ornato». ción.
38. Cf. H. W. Robinson, The Christian Experience ofíhe Holy Spirit, London 1930;
E. C. Rust, Science and Faith, o. c, 182 ss; A. Heron, The Holy Spirit in the Bible, in the c) Tan originariamente, el Espíritu es el principio de la individua-
History oj Christian Thought and in recent Theology, London 1983, esp. 137 ss; Y. Congar, ción y diferenciación de determinados esbozos de materia y de vida en
Der Heilige Geist, Freiburg 1982, 311 ss (ed. cast.: Herder, Barcelona 1983). sus diversos niveles. Autoafirmación e integración, autoconservación
114 Dios el Creador El espíritu cósmico US

y autotranscendencia son las dos caras del proceso de la evolución de Pablo expresa en el concepto anhelo (inoKupctdoKÍa) esta estructu-
la vida. No se contradicen entre sí, sino que se completan recíproca- ra de la autodistinción y de la autotranscendencia intencional. La
mente. encuentra a) en los creyentes que tienen «las primicias del Espíritu»
d) Finalmente, todas las creaciones en el Espíritu son criaturas (Rom 8, 23). Ellos ansian la filiación divina y esperan la redención del
intencionalmente abiertas. Están orientadas a su futuro común, pues cuerpo. La encuentra b) en la «ansiosa espera de la creación» (Rom 8,
cada una de ellas goza de una estructuración peculiar, acorde con sus 19 ss). La creación espera la «revelación de los hijos de Dios» y, por
posibilidades. El principio de la intencionalidad es inherente a todos eso, «anhela» juntamente «con nosotros» (Rom 8, 22). c) Finalmente,
los sistemas de materia y de vida abiertos. Pablo percibe en el Espíritu santo mismo «unos gemidos inefables»
Cuando decimos que el Espíritu del Creador empapa el mundo (Rom 8, 26). Y cuanto los creyentes experimentan y perciben en el
pretendemos dejar claro que concebimos cada individuo como parte Espíritu santo revela la estructura del Espíritu de la creación, del
del todo, y cada fenómeno limitado como una presentación de lo espíritu humano y del Espíritu en toda la creación no humana porque
infinito i9 . Todas las criaturas son individuaciones de la comunión de concuerda con ella. Cuanto los creyentes experimentan en el Espíritu
la creación y manifestaciones del Espíritu divino. santo les lleva a la solidaridad con toda la creación. Ellos sufren con la
Cuando afirmamos que el Espíritu del autor de la creación habita naturaleza bajo el poder de la corrupción y esperan para la naturaleza
en cada criatura concreta y en la comunidad de la creación pretende- la revelación de la libertad 41 .
mos subrayar que la presencia de lo infinito en lo finito llena de Si el Espíritu es la presencia inmanente de Dios en el mundo, ¿no
autotranscendencia toda finitud y la comunidad de todos los seres tendremos que hablar también de una «kenosis del Espíritu»? A2.
finitos. Es imposible concebir de otra manera la presencia de lo La teología concibió frecuentemente en paralelismo, a veces en
infinito en lo finito sin que lo infinito destruya a lo finito o a la entrecruzamiento mutuo, la historia del Logos y la del Espíritu de
inversa. Dios. En cambio, se distinguió claramente entre la encarnación del
¿Existen en las tradiciones cristianas puntos de apoyo para esta Logos y la inhabitación del Espíritu: la Palabra «se hace carne», pero el
transposición del conocimiento del Espíritu santo en la fe al Espíritu Espíritu «inhabita». Si tenemos presente esta distinción, dogmática-
de la creación? mente razonable, podemos y debemos hablar de una «kenosis del
Pablo utiliza el vocablo pneuma con un doble significado: habla Espíritu». El Espíritu no es una de las fuerzas de Dios. En la
del Espíritu de Dios y del espíritu humano: «El Espíritu mismo se une a concepción trinitaria cristiana es Dios mismo. Si Dios entra en su
nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios» creación finita y habita personalmente en ella como «dador de vida»,
(Rom 8, 16). Con la expresión «espíritu humano» no se quiere dar a todo esto presupone una autolimitación, un autoanonadamiento y
entender un principio psíquico, superior, o una mística cima psíquica. una autoentrega del Espíritu. Con la historia de la pasión de la
Se quiere significar el centro de todo el ser personal, físico y psíquico, creación, que está sometida a la corrupción, nace la historia de la
es decir, la totalidad psicosomática del hombre. Cabe conocer esto ya pasión del Espíritu que habita en aquélla. Pero el Espíritu que habita en
en el yo humano en la medida en que este yo es el «yo viviente» en la la creación hace de esta historia de pasión de la creación una historia
mente y en la dirección del querer. Con el término «pneuma», Pablo de esperanza. «La presencia del Espíritu de la creación obra la
da a entender un «yo» que es capaz de objetivarse a sí mismo, que esperanza de la creación en la diferencia entre vida y sufrimiento»43.
tiene una relación consigo mismo y que está vivo en su intencionali-
dad^. 41. E. Kásemann, Der gottesdienstliche Schrei nach der Freiheit, en Paulinische
39. Fr. D. E. Schleiermacher, Reden über die Religión II: Über das Wesen der Perspektiven, Tübingen 1969, 211, esp. 232 ss. Cabe añadir que, según Ap 22, 17, no sólo
Religión (56). La religión es contemplación del universo: «El universo mantiene una la Iglesia, sino también «el Espíritu» exclama escatológicamente: «¡Ven!». Cf. también W.
actividad ininterrumpida y se nos revela en cada momento. Toda forma que suscita, todo Bindemann, Die Hoffnung der Schópfung. Rómer 8, 18-27 und die Frage einer Theologie
ser al que da una existencia especial según la plenitud de la vida, cada acontecimiento que der Befreiung von Mensch und Natur, Neukirchen 1983, 118 ss.
suscita de su rico y siempre fructífero seno es una actuación del mismo en nosotros. Y 42. H. W. Robinson, The Christian Experience ofthe Holy Spirit, o. c, 87 ss; E. C.
religión es aceptar cada cosa concreta como una parte del todo, todo lo limitado como Rust, o. c, 195 ss. También VI. Lossky, In the Image and Likeness o/God, London 1975,
una presentación de lo infinito». También Fr. Oetingcr, en su teología de la vida, parte del 92, habla de una «kenosis personal» del Espíritu santo en la economía de la salvación que
spiritus rector que da vida y mueve todo, y que se manifiesta en todas las criaturas. Cf. hace tan difícil comprender su existencia hipostática.
Theologia ex idea vitae deducía, 1765. Cf. E. Zinn, Die Theologie des Friedrich Christoph 43. K. Stock, Creatio nova-crealio ex hihilo: EvTh 36 (1976) 202 ss. 215. Ha tomado
Oetinger, Gütersloh 1932. y desarrollado mis ideas de la inmanencia del Espíritu de Dios en el mundo: El Espíritu es
40. R. Bultmann, Teología del nuevo testamento. Salamanca 21987, 259 s. Cf. tanto la fuerza del futuro de Dios que se avecina y de su reino de libertad como
también A. Come, Human Spirit and Holy Spirit, Philadelphia 1959.
116 Dios el Creador El espíritu cósmico 117

¿Es sostenible esta visión teológica de la historia de la naturaleza y Heine aludió con ello a la distinción entre el pan-en-teísmo y el
de la humanidad como historia divina del Espíritu si tenemos presen- pan-teísmo. Donde el panteísmo liso y llano siembra la indiferencia, el
tes los desarrollos erróneos de la evolución y la historia de los pan-en-teísmo sabe diferenciar. Donde el panteísmo simple ve sólo
crímenes y catástrofes humanos? Si el mundo fuera completamente presencia divina y eterna, el pan-en-teísmo es capaz de captar trans-
impío y hubiera sido abandonado por Dios, se habría hundido en la cendencia de futuro, evolución e intencionalidad.
nada (Sal 104, 29) y no existiría ya. Pero el mundo continúa existien- Pero el panenteísmo diferenciado es incapaz de compaginar la
do, aunque no se encuentra en un estado acorde con Dios. Por transcendencia de Dios respecto del mundo con la inmanencia de
consiguiente, en la historia de la pasión del mundo natural y humano Dios en el mundo. Esa es la ventaja de la doctrina trinitaria de la
habrá que reconocer los «gemidos inefables» del Espíritu que habita creación en el Espíritu y del Espíritu del Creador que habita en la
en ella y la presencia doliente de Dios 44. Caer en la cuenta de esto es creación. Esa doctrina considera la creación como un tejido dinámico
tanto como percatarse de la autotranscendencia del Espíritu que de procesos interdependientes. El Espíritu diferencia y vincula. El
habita en el mundo, de su tormento y de su anhelo en la materia. Pero Espíritu conserva y hace que los seres vivientes y las comunidades se
significa también conocer las dimensiones cósmicas de la esperanza transciendan a sí mismos. Para la comunión de la creación es funda-
del mundo. mental ese Espíritu del Creador que mora en la creación. A diferencia
La idea del inhabitante Espíritu del Creador ¿conduce al panteís- de cuanto sucede en la concepción mecanicista del mundo, no son
mo del «alma del mundo» que todo lo penetra? fundamentales las «partículas elementales», sino la coincidencia de
Si todas las criaturas son influidas por el mismo Espíritu divino las conexiones y de los movimientos autotranscendentes en los que se
¿no existe entonces un «eterno parentesco interior entre todas las exterioriza el anhelo del Espíritu por una consumación todavía no
cosas», como dijeron los románticos alemanes? ¿No son entonces alcanzada46. Si el Espíritu cósmico es el Espíritu de Dios, no se podrá
todas las cosas igualmente divinas? ¿Constituye el panteísmo —ya sea considerar el universo como un sistema cerrado. Habrá que entender-
en la forma filosófica de Spinoza o en la configuración mística del lo como un sistema abierto a Dios y a su futuro 47 .
Tao chino— una ayuda real y actual contra la destrucción de la
naturaleza?
Heinrich Heine describió atinadamente los puntos flacos del pan-
teísmo de los tiempos de Goethe:

Por desgracia es cierto, y debemos confesarlo, que el panteísmo ha sembrado con


frecuencia la semilla de la indiferencia en los hombres. Pensaron: si todo es Dios,
es indiferente el tipo de ocupación del hombre. Tanto da ocuparse de las nubes o
de gemas antiguas, de canciones populares o de huesos de simios, de hombres o
de comediantes. Pero esto es un craso error: no todo es Dios, sino que Dios es todo;
Dios no se manifiesta con igual medida en todas las cosas. Por el contrario, se
manifiesta en diverso grado en cada una de las cosas, y todas ellas llevan dentro el
afán de alcanzar un grado superior de divinidad; y esto es la gran ley del progreso
en la naturaleza45.

movimiento de la materia... instinto, espíritu de vida, elasticidad, ... tormento de la


materia» (Perspektiven der Theologie, München 1968, 209 s). La cita proviene de K.
Marx, Frühschriften, ed. S. Landhut, 1964, 330. Marx se refiere en este pasaje a la doctrina
materialista del Espíritu de Jakob Bóhme, que influyó también en la concepción orgánica
de la naturaleza de Friedrich Oetinger.
44. E. C. Rust, o. c, 198, dice atinadamente: «That cross is borne in the immanence 46. Para Fr. Capra, Wendezeit. o. c., 97 ss, cf. también: Der kosmische Reigen. 61983,
of the Creator Spirit and finds its culmination in the Incarnation and Cross on Calvary's 286.
hill». Y extrae de ahí la conclusión correcta: «Any doctrine of creation and providence 47. Críticamente acerca de E. Jantsch, Die Selbstorganisation des Universums. Vom
has a cross at its heart». Vrknallzum menschlichen Geist, München 1982, 411 ss, especialmente sobre su frase: «Sin
45. H. Heine, Die romantische Schule (1835), Stuttgart 1979, 46 s. duda, Dios no es el creador, pero sí el Espíritu del universo» (412).
5
El tiempo de la creación

Todo lo que acontece es temporal y sucede en el tiempo. ¿Qué es,


pues, el tiempo? ¿Precede a todo acontecimiento? ¿Lo constituye el
suceso? ¿Es condición para una posible experiencia o experimentamos
el tiempo mismo? ¿Se experimenta de forma distinta el tiempo si
consideramos la realidad como creación o si la entendemos como
naturaleza? «¿Qué es, pues, el "tiempo"? Si nadie me formula la
pregunta, sé la respuesta, pero si quiero explicarlo a quien me interro-
ga, carezco de respuesta», confesaba ya Agustín, ante la dificultad de
definir el tiempo'.

1. El tiempo como repetición de la eternidad

Mircea Eliade ha demostrado en sus estudios de historia de las


religiones que, en el plano de la humanidad arcaica, no existe la
experiencia de la realidad como «historia» en el sentido de una
marcha progresiva de acontecimientos contingentes y de actuaciones
individuales2. Todo acontecimiento es considerado como reproduc-
ción y repetición del mítico suceso primigenio, acaparador exclusivo
de la realidad. El mito y la idea del «eterno retorno» dominan la
historia primitiva de la humanidad. Las experiencias y la actuación
humanas tienen que encontrar su fundamento y su forma en una
correspondencia con lo primigenio y con lo divino si quieren ser
consideradas como razonables y, en este sentido, como «reales». Sin
duda ocurren cosas nuevas en cada momento, pero el hombre arcaico
responde a ellas con rituales. Todo el mundo en el que se desenvuelve
su vida está ritualizado, pues sólo su ritualización otorga seguridad en
un mundo hostil y caótico. Lo divino se reproduce en el ritual; y
mediante el ritual consigue el hombre gozar de la protección de lo
1. Agustín, Confessiones, XI, 14, 17.
2. M. Eliade, Der Mythos der ewigen Wiederkehr, Dusseldorf 1962 (ed. cast.: El mito
del eterno retorno, Madrid 51984); 51984); S. G. F. Brandon, History, Time and Deity,
New York 1965. Para la historia científica del concepto de tiempo, cf. St. Toulmin/J.
Goodfield, The Discovery of Time, New York 1965.
120 El tiempo de la creación El tiempo como repetición de la eternidad 121

divino. También la experiencia del tiempo forma parte de la experien- lo mismo» y entran así al servicio de la religiosidad arcaica de los
cia ritual de la vida. hombres. Una canción alemana de Iglesia dice: «ILoado sea Dios!
Existe un tiempo puro, primordial. Es el tiempo que existió en el Llega el domingo. La semana se renueva otra vez». Y del nacimiento
momento del origen. Es el tiempo repetible en principio. El tiempo de Cristo se dice: «Todos los años baja de nuevo Cristo niño a la tierra
originario se actualiza en las fiestas grandes y pequeñas, y se regenera donde estamos los hombres». Algo parecido sucede con los aniversa-
el tiempo cotidiano invertido en el trabajo. El hombre «arcaico» rios en la religión política y en la religión privada, Acontecimientos
conoce dos tiempos: el efímero tiempo cotidiano y el tiempo de la relevantes en la historia de la nación serán celebrados anualmente. El
fiesta. En la cotidianidad, el tiempo pasa, envejece y degenera. En la nacimiento irrepetible de una persona es celebrado cada año. Se
fiesta, renace de su principio. En la vida cotidiana se experimenta el traslada así al ritual repetible la experiencia contingente de la historia.
caos en la inestabilidad. En la fiesta se repite el eterno origen del A la inversa, resulta sumamente difícil aprehender sucesos únicos,
cosmos salido del caos. El canto de la creación Enuma-elish fue desacostumbrados cuando se carece de un modelo arquetípico. Una
recitado en el templo de Marduk; en la recitación se actualizaba la vez captados de acuerdo con tales modelos, esos sucesos pierden
lucha mítica de Marduk con el monstruo Tiamat. La lucha que dio inmediatamente su individualidad y pasan al plano de las experiencias
origen al mundo tuvo lugar «en aquel tiempo», es decir, en el generales que retornan incesantemente. Lo que no encaja en el mode-
principio mítico. Pero se repite en la fiesta y se le experimenta así lo acostumbrado no suele pasar por el retículo del órgano de percep-
como acontecimiento presente, actual. «La lucha y la victoria de la ción. Y, caso de que sea percibido, aparecerá como trastorno y como
creación tuvieron lugar en el momento presente»3. fuente de inseguridad. Son acontecimientos para los que el hombre
Mircea Eliade resume así la experiencia mítica del tiempo en la tiene que encontrar los enfoques pertinentes. Pero, de ordinario,
fiesta: reacciona a tales sucesos de acuerdo con determinados rituales. En
1. El primer acto de la ceremonia representa la victoria sobre principio fue la religión la que «casualizaba» los «acontecimientos»
Tiamat y significa el retorno al mítico tiempo primigenio que precedió irrepetibles que afectaban a la existencia. Las religiones dominantes
a la creación. convirtieron el nacimiento, la boda y la muerte en «casos» ante los
2. La creación del mundo que tuvo lugar «en aquel tiempo» se que se reacciona con determinados rituales prescritos en el manual
reactualiza en la fiesta del año nuevo. para esos y otros acontecimientos. El carácter individual de estos
3. El hombre participa en la creación del mundo en el ritual sucesos se diluye en lo general y repetitivo. La muerte individual
festivo. El éxtasis de la celebración le traslada al tiempo del comienzo. recibe una respuesta general en el ritual del entierro. Todo aquello
4. En la fiesta, el hombre experimenta el renacimiento del tiem- para lo que no existe una posible respuesta en el ritual es considerado
po y su nueva creación que se repite periódicamente. como trastorno de la vida y como fuente de inseguridad para la
La fiesta del comienzo, que se repite periódicamente, cumple dos persona concreta ya que el suceso individual exige como tal la
funciones: divide el tiempo en semanas, meses, años, etc., y regenera el creación individual de una actuación nueva y desacostumbrada .
tiempo efímero desde su origen eterno. El tiempo mítico de la fiesta Dado que resulta difícil percibir la individualidad de un suceso y crear
al interrumpir el tiempo cotidiano, anula la transitoriedad de ese un enfoque individual para ese acontecimiento se tiende a enmascarar
tiempo. Esta experiencia del tiempo en la fiesta de la renovación pone y desdibujar ambas cosas. No sólo el «hombre arcaico», sino también
de manifiesto una tendencia antihistórica. Aquella no es la experien- el «hombre religioso» tiende a percibir exclusivamente lo repetible, lo
cia de la historia. Por el contrario, disuelve la experiencia de la cíclico, lo general, y, por consiguiente, es propenso a celebrar la
historia en el eterno retorno de lo mismo 4 . historia mediante rituales en lugar de determinarla mediante decisio-
El año eclesiástico, con las fiestas cristianas que retornan anualmen- nes propias, individuales. Se hace patente esto mismo en la imprecisa
te, tiene ese carácter eliminador de la historia. Los irrepetibles sucesos generalidad del lenguaje religioso. En este orden de cosas, se podría
de la historia de la revelación son trasladados al «eterno retorno de definir la esencia de la religión como mito y ritual. Y cabría entender
su función como eliminación de la historia: el mito borra la experien-
3. M. Eliade, o. c, 85. cia de la historia. El ritual elimina la decisión de la historia.
4. E. Hornung, Geschichte ais Fest, Darmstadt 1970, pone de manifiesto esto en los
rituales de la religión egipcia y de la precolombina religión mejicana. Para la moderna
De ordinario, se suele describir como «hombre arcaico» al indivi-
experiencia de la historia, cf. T. Darby, The Feast. Meditations on Polilics and Time, duo de las culturas prehistóricas. Sin embargo, su tipología está
Toronto 1982. presente también en el hombre histórico, y volverá a hacer acto de
122 El tiempo de la creación
El tiempo como repetición de la eternidad 123
presencia en la sociedad poshistórica como el «posthistoric man» 5 .
En la pos-histoire del omnipresente Estado administrador, todos los tiempo en eterno retorno, todo permanece. El eterno retorno mantie-
«acontecimientos» históricos son privados de su singularidad, de su ne al universo en vida y lo renueva desde su origen eterno. En
individualidad y de su irreversiblilidad, y pasan a ser «casos» juzga- realidad, la experiencia del tiempo es aquí no la experiencia de la
dos de acuerdo con «casos precedentes» o se convierten en «caso individualidad de los acontecimientos y de la irreversibilidad de su
precedente». Así, todos los casos son iguales en principio, y serán acaecer, sino la experiencia de la repetición. Pero la experiencia de la
tratados de igual manera según la ley. No existe un «caso especial». repetición no es más que la experiencia de la eternidad.
Tampoco existe un «tratamiento individual». En el plano de la La doctrina de las ideas de Platón debe ser considerada en este
administración racional de todos los asuntos de una sociedad se borra contexto como la exposición racional de los arquetipos arcaicos de la
la individualidad de los sucesos y se extingue la prestación creativa de percepción. Por eso define el tiempo como «reproducción eterna,
las decisiones personales. La burocratización de la vida en el Estado numéricamente progresiva, de la eternidad que perdura en el Uno» 6 .
administrador no significa otra cosa que la práctica del «fin de la Pero sólo es posible entender el tiempo como reproducción de la
historia». Dado que el creciente poder del hombre hace crecer desme- eternidad si su decurso es un ciclo. Sólo el círculo puede ser la
suradamente el horror y los peligros de la historia, son muchos los reproducción de lo infinito en lo finito porque su órbita no tiene fin y
que desean tal paso a una «era poshistórica» y consideran a ésta como cada punto de la periferia está a idéntica distancia del centro.
la única posibilidad de supervivencia de la humanidad. Esta «despedi- También para Aristóteles, «el tiempo parece ser algo así como un
da de la historia» exige la traslación de la política a la administración, círculo»7. Si se representa el curso del tiempo mediante la imagen de
la casualización de todo posible acontecimiento o la delimitación de una órbita, el tiempo tendrá que retornar periódicamente sobre sí
los sucesos permitidos a casos registrables, la renuncia a la decisión mismo. Y si el tiempo vuelve periódicamente sobre sí mismo, entonces
individual o su reducción a las posibilidades de variación de acciones reproduce todos los estados en el mundo en una distancia periódica.
rituales. Y esto lleva a disolver las personas individuales, históricas, Pero esto sólo es imaginable si se parte de la inmutable unidad del ser
en ejemplares de lo general calculable. En la «era poshistórica» se al tiempo que se percibe la finitud del mundo. La unidad inmutable
superará, caso de que llegue a darse, la experiencia del tiempo de la del ser se pone de manifiesto en la finitud del mundo. El médium de la
era histórica. La conciencia arcaica del tiempo retornará a otro nivel. aparición del ser infinito en el ser finito es el tiempo ya que la finitud
Por eso es importante hacerse una idea clara de su estructura y no del mundo se hace patente en la temporalidad. Su devenir y su pasar
considerar lo arcaico como lo superado. distingue al mundo del ser infinito, eterno e inmutable. Pero cuando
el ser uno, inmutable se expresa y aparece en la temporalidad del
El hombre arcaico vive en la eterna presencia de determinados mundo finito, habrá que presentar el flujo del tiempo como círculo en
arquetipos divinos que prefiguran sus ideas, experiencias y percepcio- el que cada punto es equidistante del centro, y el ser eterno está
nes de la realidad. Vive en determinados rituales divinos que colorean igualmente cerca y lejos de todos los tiempos. La eternidad se muestra
todas sus actuaciones. Su experiencia del tiempo es la constante en el ser finito mediante el ciclo del tiempo, pues es simultánea en él a
repetición de lo igual consigo mismo. Sólo esa repetición confiere todos los tiempos. La eternidad es eterna simultaneidad en la imagen
duración a su vida. Existe en la conciencia de un presente eterno al de la órbita del tiempo. En el círculo, el tiempo es la extensidad de la
que hay que calificar de intemporal. Mediante la cíclica sublimación eternidad, al igual que la eternidad es la intensidad del tiempo. Por
del tiempo en la fiesta consigue anular la irreversibilidad del tiempo eso, desde tiempos inmemoriales se presentó la eternidad de los dioses
que percibe con toda nitidez. El tiempo se convierte para él en una mediante su presencia en los tres modos del tiempo: Zeus era, Zeus es,
estructura cíclica. Su vida discurre en el ciclo del tiempo. Por eso, Zeus será, Zeus es eterno.
ningún suceso es único y ningún pasado es definitivo. Todo retorna.
En cada momento comienza todo de nuevo desde el principio. Por eso
nada nuevo sucede en este mundo; ni puede pasar realmente algo en 6. Platón, Timeo, Yl D: «Puesto que la naturaleza de este viviente es imperecedera,
él. Sí, las cosas aparecen y pasan en el tiempo, pero al ser concebido el pero no cabía la posibilidad de conferir de modo perfecto esta propiedad a lo engendrado,
concibió la idea de configurar una imagen móvil de lo imperecedero, e hizo —al tiempo
que ordenaba el cielo— aquello a lo que llamamos tiempo, convirtiéndolo en una imagen
imperecedera —que progresa en números— de la infinitud que persevera en el Uno». Cf.
5. A. Gehlen, Urmensch und Spálkultur, Bonn 1956; R. Seidenberg, Post-historic G. Picht, Die Erfahrung der Geschichte, Frankfurt 1958, 42 s.
Man, Chapel Hill 1950; a su manera, también C. Lévi-Strauss, Das wilde Denken, 7. Aristóteles, Física, 223 b 29. Cf. G. Picht, Die Zeit und die Modalitáten, en
Frankfurt 1968. Philosophieren nach Auschwitz und Hiroshima I, Stuttgart 1980, 362-374, esp. 363 s.
124 El tiempo de la creación El tiempo como eterno presente 125

Por eso resta únicamente la prueba del primer camino: que existe el ente. Sí, éste
2. El tiempo como eterno presente posee muchas características: es imperecedero, total, único, inquebrantable y sin
fin. Y nunca fue o será pues es ahora, simultáneamente, un todo unitario e
Todo lo que acontece sucede en el tiempo. Hubo un tiempo en que interconexo... ¿Cómo, pues, podría ser el ente en el futuro? ¿Cómo podría haber
devenido jamás? Porque si ha devenido una vez, entonces no es; pero tampoco es
lo que es no era; y llegará un momento en que dejará de ser. Pero si debe ser en futuro. Así se elimina el devenir y se borra el perecer10.
¿acaso no permanece el tiempo mismo en el devenir y en el paso de las
cosas? ¿Acaso es posible distinguir futuro, presente y pasado si no Parménides habla aquí, evidentemente, del ser mismo, de lo
presuponemos la unidad del tiempo y consideramos que el tiempo divino, de lo eterno. Pero no lo concibe como el más allá, sino como
mismo es eterno? Cuando reconocemos el devenir y el paso de las lo constantemente presente. La presencia se convierte en epifanía del
cosas en el «flujo del tiempo» ¿no presuponemos que el tiempo es un ser. Escapa así al fluir del tiempo y se convierte en «presente eterno».
continuum y, como tal, algo homogéneo, no trabajamos con la En el presente de la eternidad «se elimina el devenir y se borra el
hipótesis de que el futuro y el pasado son, en principio, de la misma perecer». El eterno presente traza la distinción entre el ser y el no-ser,
naturaleza? Sin lo permanente no podemos comprender lo pasajero tanto del no-ser-todavía como del no-ser-ya.
como transitorio. Sin lo transitorio somos incapaces de entender lo A diferencia de cuanto sucede en la imagen de la rotación del
permanente. ¿Podemos percibir como temporal el acontecimiento tiempo, Parménides no coloca al ser eterno en el centro con la
temporal sin el permanente «punto» de la eternidad? Pero ¿dónde se intención de hacerlo simultáneo a los tres modos del tiempo. Por el
encuentra ese «punto» permanente de la eternidad: más allá del contrario, califica el presente como el tiempo del ser eterno y lo
tiempo, en el presente o en la forma misma del tiempo? contrapone a los restantes tiempos de forma que éstos desaparecen
«Por consiguiente, en mi opinión, es necesario, en primer lugar, por completo. Sólo el ser divino, eterno, es actual. Sólo lo presente es.
hacer la siguiente distinción: ¿Qué es lo siempre-ente, pero que no Lo que nace en el tiempo y luego pasa jamás puede ser verdaderamen-
contiene nacer alguno en sí, y qué es lo siempre-naciente, pero que te actual, pues «es» sólo en el paso del no-ser-todavía al no-ser-ya. Y,
jamás es un ente?», preguntaba Platón en el Timeo%. El siempre-ente por consiguiente, no es en el sentido estricto del término. El «ahora»
se capta mediante la noesis, decía Platón. En cambio, de lo siempre- del eterno presente del ser tampoco tiene, por consiguiente, extensión
naciente sólo podemos retener impresiones pasajeras y lograr opinio- temporal alguna: «Jamás fue, jamás será». Tampoco es «siempre»,
nes inseguras. Lo siempre-ente se capta verdaderamente mediante el porque habría que expresar ese «siempre» mediante la presencia en
logos. En cambio, del mundo de los fenómenos pasajeros sólo nos los tres modos del tiempo. El eterno presente del ser elimina la
quedan impresiones inciertas. Verdad encontramos únicamente en lo experiencia de la historia.
que permanece y está siempre presente. No hay verdad alguna en los Con todo, ¿es razonable medir el ser futuro y el pasado sólo por el
sucesos fortuitos y en las percepciones sensoriales que vienen y pasan. ser presente y calificarlo como no-ser-todavía y no-ser-ya? ¿No es
No se encuentra la verdad en la experiencia individual de un aconteci- cierto que el ser futuro es un ser posible y un poder ser? ¿No es
miento singular sino en el conocimiento de estados de cosas generales. también verdad que un ser pasado es un ser real que, en cuanto ser
Platón tomó de Parménides esta distinción fundamental. Este verdaderamente real en un determinado momento, es también un ser
afirmaba: «Un camino muestra que el ente es y que es imposible que permanente? No se puede experimentar la historia del ser en el eterno
no sea. Esto es la senda del convencimiento, pero es acorde con la presente del ser. En efecto, esa experiencia de la historia del ser es
verdad. El otro, en cambio, afirma que no es, y que debe darse siempre, además, la experiencia del no-ser, del no-ser-todavía y del
necesariamente ese no-ser. Este camino es completamente inexplota- no-ser-ya. La experiencia del ser en el tiempo ofrece la posibilidad de
ble, pues no puede conocer ni expresar lo no-ente»9. Pero esto captar no sólo lo que es, sino, en este sentido, también lo que no es.
significa que no pueden darse conocimientos y expresiones verdade- Georg Picht ha expuesto, sirviéndose del concepto de tiempo de
ros sobre el futuro ni sobre el pasado de una cosa, sobre su no-ser- Kant 11 , hasta qué punto la comprensión del tiempo como presente
todavía, ni sobre su no-ser-ya. Esto mismo es lo que Parménides eterno ha influido en el pensamiento científico-natural de los tiempos
opina en el famoso fragmento 8: modernos. Como para Aristóteles, también para Kant el tiempo
8. Platón, Timeo, 27 a.
9. Parménides, Fragmento 4. Traducido de la obra alemana de W. Capelle, Die 10. O. c, 166 s.
Vorsokratiker, Berlin 1958, 165. 11. G. Picht, o. c, 365 ss.
126 El tiempo de la creación El tiempo de la creación 127

pertenece a la aisthesis, y es comentado en la «estética transcenden- tiempo? ¿Es el tiempo una categoría de la eternidad o es «madurado»
tal». Es «visión pura». Pura porque precede de manera apriorística a mediante determinados acontecimientos?
toda aparición o fenómeno posible. Visión porque fija la forma en la
que algo puede manifestarse. En este sentido, el tiempo es una
condición trascendental para que exista la posibilidad misma de 3. El tiempo de la creación
percibir. Pero esto significa que «el tiempo en el que se debe pensar
todo cambio de los fenómenos permanece y no cambia; porque es Agustín dedicó todo el capítulo 11 de sus Confesiones a la medita-
aquello en lo que la sucesión o la simultaneidad pueden ser imagina- ción sobre el tiempo y sobre la conciencia del tiempo 14 . Oración a
das sólo como determinaciones del mismo» 12. Parecidos son los Dios y comunicación al lector se entrelazan y fijan el lugar para la
términos en los que Kant se expresa en el capítulo sobre el «esquema- experiencia del tiempo. Agustín comienza con la oración: «¡Seftor,
tismo del concepto de razón pura»: «El tiempo no transcurre, sino tuya es la eternidad! ¿No sabrías tú ya lo que te digo, o verías sólo por
que la existencia de lo mudable transcurre en él. Por consiguiente, el un tiempo lo que acaece en el tiempo?». Y, a continuación, se hace a sí
tiempo, que es inmutable y permanente, encuentra su réplica en lo mismo la pregunta: «¿Quid est tempus?». Y pregunta también por la
inmutable de la existencia, es decir, en la substancia; y sólo en ella se esencia del tiempo en la actualización de la eternidad, que es la
puede determinar la sucesión y la simultaneidad de los fenómenos manera de ser de Dios, no del hombre. Al igual que Parménides,
según el tiempo»13. Platón y Aristóteles formula la pregunta ontológica sobre el ser del
Si todo suceso acontece en el tiempo, entonces el tiempo mismo no tiempo, pero la ubica en otra «situación de Dios»: en la epifanía de la
puede acaecer, y tampoco puede estar sometido a cambio alguno. Por presencia eterna no se experimenta el ser divino mismo. Dios está
consiguiente, y en contra de lo que se dice, no es el tiempo el que frente al mundo y al tiempo como su creador. Por eso Agustín no
«fluye». Es más atinado decir que todo cuanto sucede «fluye» en el comienza preguntando por el Ser Uno ni por la unidad del tiempo,
tiempo. Por consiguiente, el tiempo mismo es atemporal y constante- sino que habla en primer lugar del acto de la creación: «In principio
mente presente, y eternamente permanente. El tiempo, entendido fecisti coelum et terram». La contraposición del Dios creador y la
como condición transcendental para la posibilidad misma de experi- distancia de la criatura determinan su experiencia del tiempo y la
mentar, es, además, una categoría de la eternidad si se entiende por interpretación de ésta.
«eternidad» lo inmutable y puramente presente. Como «visión pura», La unidad de eternidad y tiempo no se encuentra para él en la
el tiempo es una categoría del yo trascendental que Kant coloca presencia eterna, sino en la palabra creadora de Dios por la que es
donde Parménides situaba al ser puro. todo cuanto es. Por consiguiente, el tiempo no puede ser una catego-
Entendido como visión pura, el sentido del tiempo no es la ría de la eternidad, sino que tiene que convertirse en una determina-
percepción de la historia, sino la actualización del pasado y del futuro ción del ser creado en su diferencia respecto del ser eterno de Dios. Si
en el presente eterno de la razón y del que comprende. La visión partimos de ahí, surge inmediatamente la pregunta: «¿Qué hacía Dios
temporal es una contemplación de todos los acontecimientos «sub antes de crear el cielo y la tierra?»15. Agustín no responde a la
specie aeternitatis». Por eso, con esta comprensión del tiempo se pregunta con la frase chistosa: «Preparó el infierno para aquellas
neutraliza también la diferencia de los tiempos «futuro» y «pasado». personas que pretenden desentrañar misterios tan altos». Dice ya en
El concepto categorial de tiempo sitúa en la misma línea al futuro y al De civitate Dei XI, 6: sin movimiento ni cambio no existe tiempo
pasado. No se capta la irreversibilidad del tiempo. Pero esto presupo- alguno. En la eternidad no se da cambio alguno. Por consiguiente, no
ne que todos los acontecimientos temporales son, en principio, de la sucede el tiempo cuando no acontece creación y surge de ésta un ser
misma naturaleza. Sólo entonces pueden ser vistos en el mismo mudable.
tiempo.
Pero ¿sucede verdaderamente en el mismo tiempo todo cuanto
acaece? ¿Son de la misma especie ontológica todos los modos del
14. Cf. U. Duchrow, Der sogenanntepsychologische Zeitbegrijf Augustins in Verhált-
12. Kant, Kritik der reinen Vernunft B 224 s, en Werke II, ed. W. Weischedel, nis zur physikalischen und geschichtlichen Zeit: ZThK 63 (1966) 267 ss, y T. Pierce,
Darmstadt 1956, 220 s. 221: «Porque el cambio no afecta al tiempo mismo, sino sólo a los Spatiotemporal relations in Divine interaetions: Scot. Journ. of Theol. 35 (1982) 1-11, J.
fenómenos en el tiempo». Quinn, The Doctrine of Time in St. Thomas, Washington 1960.
13. Kant, Kritik der reinen Vernunft B 183, o. c., 191 s. 15. Confessiones, XI, 12, 14.
128 El tiempo de la creación El tiempo de la creación 129

Indudablemente, el mundo no ha sido creado en el tiempo, sino con el tiempo. Dios antes de la creación del mundo y del tiempo? no carece de
Cuanto acontece en el tiempo sucede después de algo y antes de algo. El tiempo
anterior a él es el pasado, y el tiempo posterior a él es el futuro... Pero con el
sentido. Y la respuesta es la siguiente: antes de la creación del mundo,
tiempo fue creado el mundo cuando fue creado en él el movimiento mutable><>. Dios decidió convertirse en su Creador para glorificarse en su reino.
En esta autodeterminación de Dios reside el único paso de la eterni-
Agustín desarrolla esta ideas en las Confesiones: el tiempo forma dad al tiempo. En este decreto esencial, Dios replegó en sí su eterni-
parte de la creación. Si Dios creó el mundo no en el tiempo, sino con el dad a fin de tomarse tiempo para su creación y de permitir a ésta su
tiempo, significa que creó también el tiempo con la creación. «Antes» tiempo peculiar. Entre la esencial eternidad de Dios y el tiempo de la
de la criatura existe sólo el Creador, y «antes» del tiempo existe sólo la creación se encuentra el tiempo de Dios para la creación, determinado
eternidad. mediante el decreto de creación.
Para Agustín, la diferencia creatural de tiempo y eternidad signifi-
No, tú no precedes a los tiempos en el tiempo, de lo contrario no precederías a ca que el tiempo no es una categoría de la eternidad, sino que está
todas las cosas y a todo tiempo. Precedes a todos los tiempos mediante la
intemporal eminencia de la eternidad siempre presente, y te encuentras por marcado por la mutación y el movimiento de la realidad creada. El
encima de todos los tiempos futuros17. tiempo es la forma creatural del acontecer. Se experimenta la creación
como flujo del tiempo que va desde el no-ser-todavía del futuro, a
También Agustín utiliza aquí, para el concepto de eternidad, la través del ser de la presencia, hasta el no-ser-ya del pasado. Frente al
idea de la presencia eterna: «Tu hoy es eternidad porque no da paso a puro ser de Dios, el ser creado está vinculado siempre al no-ser. Por
un mañana ni sigue a un ayer» 18 . El tiempo es, además, una cualidad eso, futuro y pasado son predicados del ser creado. Agustín rechaza el
de lo creado. El tiempo existe sólo como tiempo creado. argumento eleático según el cual el no-ser es irreconocible e impensa-
Pero ¿cómo se debe entender entonces el punto de coincidencia de ble y, por consiguiente, futuro y pasado no existen en sentido estricto.
tiempo y eternidad en aquel acto de creación in principio? El punto del En consecuencia, hay que rechazar también la sublimación eleática de
principio del tiempo ¿cae en el tiempo o en la eternidad? Agustín la presencia a presencia de eternidad. «¿Cómo se puede decir de lo
opina que el punto del inicio del tiempo es un absoluto y que, por presente que sólo existe cuando deje de ser?»20. Agustín
consiguiente, no cae en el tiempo, sino en la eternidad. Si no existe entiende, pues, presencia en sentido temporal, no eterno: «Tenemos
tiempo alguno sin creación, entonces Dios tiene que ser «antes de razón para llamarla tiempo sólo porque fluye hacia el no-ser». Pero
todos los tiempos el Creador eterno de todos los tiempos» (30, 40). entonces se pone claramente de manifiesto que no existe un solo
Pero si la creación es temporal, ¿cómo puede entonces el Creador ser punto fijo en el tiempo. Incluso el tiempo prolongado se reduce a una
Creador eterno? Si Dios es creator aeternus, ¿no tendrá que se eterna secuencia de instantes pasajeros. La experiencia de lo efímero de
también su creación? Si Dios es eternamente creador, entonces no todas las cosas en el tiempo quita al hombre toda posición fija en el
puede «haber» creado en tiempo alguno, y, en este sentido, «jamás» tiempo y llena su corazón de «intranquilidad»21. Empujado por esa
ha creado 19 . intranquilidad, pregunta por la eternidad de Dios, la única que puede
¿Cómo se puede compaginar en el acto creador la eternidad de darle consistencia.
Dios y la temporalidad de la criatura sin que la una elimine a la otra? Y, sin embargo, comparamos y medimos los tiempos. Percibimos
Entre eternidad y tiempo no existe paso ni mediación alguna si tiempo los tiempos en nuestra alma:
y eternidad se definen por contraposición recíproca. Por consiguiente,
habrá que partir de la base de que sólo una automutación de la Ni futuro ni pasado «existe», En realidad, no cabe decir: tres «son» los tiempos:
eternidad hizo posible el tiempo creatural. Esto dice la doctrina del pasado, presente y futuro. Si pretendemos ser precisos, deberemos decir, por
decreto esencial de creación decidido por Dios. La pregunta ¿qué hizo ejemplo: tres «son» los tiempos: un presente del pasado, un presente del presente,
un presente del futuro. Pues estos tiempos son como una especie de trinidad en el
alma, y no los veo en ninguna otra parte. Y en verdad, está ahí el presente del
16. De civ. DeiXl,6. pasado, es decir, el recuerdo (memoria); el presente del presente, es decir, la vista
17. Conf. XI, 13, 16. (contuitus): el presente del futuro, es decir, la espera (expectatio)22.
18. Conf. XI, 13, 16.
19. Conf. XI, 30, 40, cf. también 10, 12, donde Agustín considera el nacimiento de
una decisión de la voluntad en Dios como contradicción a la eternidad de su devenir: 20. Conf. XI, 14, 17.
«Mas si la voluntad de Dios de que se diera la creación era una voluntad existente desde 21. Cof. XI, 12, 14; y 14, 17.
siempre, ¿por qué la creación no debía existir también desde siempre?». 22. Conf. XI, 20, 26.
130 El tiempo de la creación El tiempo de la creación 131

El alma tiene la capacidad de reunir en sí los tiempos mediante el neutraliza esta idea si se indica con ella sólo la interpretación de la
recuerdo, la vista y la espera. Puede mantenerlos presentes y hacerlos eternidad como eternidad con la mirada puesta en el tiempo, y se la
simultáneos. Como es natural, esta capacidad es imperfecta. Y tal entiende en el mencionado sentido del antes, con y después. Esa idea
cosa puede lograrse sólo psíquicamente: el recuerdo no hace que el enraiza únicamente en el concepto del decreto esencial de la creación.
pasado se convierta en presente. Se limita a representarlo mediante Pues mediante esa decisión se dispone ya el tiempo. Sin duda, Agustín
impresiones e imágenes23. La espera no anticipa el futuro mismo, vio también aquí una aporía: si se trata de un decreto de la voluntad,
sólo experiencias y acciones futuras mediante imágenes e ideas insufi- entonces no puede ser esencial y eterno; y viceversa. Pero si la
cientes. Sin embargo, el recuerdo representa una cierta recreación del eternidad tampoco tiene que excluir el automovimiento del Absoluto,
pasado en el presente. También la espera supone una cierta recreación entonces la idea de la autodeterminación del Dios eterno a crear no se
del futuro en el espíritu actual. Efectivamente, por medio del recuerdo agota ahí: cuando Dios decide crear un mundo temporal se declara
y de la espera, el alma interviene en el no-ente y lo llama a la existencia «dispuesto» al tiempo. Se toma tiempo para su creación y le deja
actual. Podemos decir que la capacidad de recuerdo y de esperanza tiempo a ella. Repliega su eternidad sobre sí mismo para dar a su
del alma es «creativa» a su manera. Cuando el espíritu creado del creación su tiempo propio. Entre la eternidad esencial de Dios y la
hombre se extiende temporalmente y penetra en el ser pasado, presen- temporalidad creatural está, pues, el tiempo de Dios para su creación,
te y futuro a través del recuerdo, de la vista y de la espera participa del determinado mediante el decreto de creación, y el espacio de tiempo
espíritu creador eterno y produce en el alma del hombre una eternidad de la creación abierto en ella. La frase agustiniana de la creatio cum
relativa, una simultaneidad relativa del ser pasado, presente y futuro. tempore se refiere exclusivamente al ser temporal de la criatura. La
La semejanza del hombre eon Dios consiste precisamente en su capaci- frase creatio in tempore, por el contrario, no puede referirse al tiempo
dad para reproducir en su alma la unidad del tiempo en el ñuir de los creado, sino al tiempo de Dios, dispuesto y abierto con el decreto de
tiempos. Con razón introduce Agustín al sujeto de la experiencia del creación. Hecha esta distinción, es correcto afirmar: creatio cum
tiempo, al alma humana, en la ingenua enumeración de los modos del tempore-in tempore, y entenderla de la siguiente manera: Dios creó el
tiempo. No existen pasado, presente y futuro en sí. Existen únicamen- mundo con el tiempo de éste en su tiempo (de Dios). Mundus factus
te pasado presente, presente actual y futuro presente. El alma que cum tempore créala in tempore Dei.
recuerda, que conoce y espera es el punto de referencia común y la
unidad de los tiempos. 2. Karl Barth llamó al tiempo, a diferencia de la eternidad, «esa
En relación con Agustín hay que discutir dos cuestiones: división del presente, pasado y futuro, ese flujo del ente desde el
1. El comienzo del tiempo ¿cae en el tiempo o en la eternidad? Si pasado, a través del presente, hacia el futuro»25. La dirección del
cae en el tiempo, entonces hay que afirmar que existió el tiempo antes tiempo indicada aquí por Barth se contrapone a la señalada por
del tiempo. Y, si cae en la eternidad, entonces el tiempo mismo es Agustín. Y esto llama la atención sobre un problema importante.
eterno. Agustín se siente inclinado a la idea de la «creación eterna», Según nuestra sensación de cada día, el tiempo de nuestra vida corre
pues llama a Dios el «eterno Creador de todos los tiempos». Karl del futuro al pasado. Ese es el vector de la caducidad. Al mismo
Barth ha intentado escapar de la aporía de Agustín mediante la tiempo, enumeramos de manera contraria los años. Partimos de un
siguiente propuesta: no existía tiempo alguno antes de la creación. principio o de un centro del tiempo y avanzamos hacia un futuro
Con anterioridad a ésta existe únicamente la eternidad de Dios. Pero sin fin.
«su eternidad se revela en el acto de la creación como su predisposi- En Agustín se plantea la pregunta: si todo futuro pasa al pretérito
ción al tiempo, como pretemporal, como supratemporal o cotempo- a través del presente ¿no compete entonces al pretérito la prioridad
ral, como postemporal y, así, como manantial del tiempo, como el ontológica en los tiempos? Lo que viene, pasa; de la espera nace el
tiempo absoluto, eminente»24. En el acto de la creación, la eternidad recuerdo; del recuerdo, el olvido; y al final de todo devenir se
de Dios «despliega su esencia pretemporal y postemporal». Esta idea encuentra la muerte. La irreversibilidad del flujo del tiempo desde el
de una «predisposición de la eternidad al tiempo» es útil si significa futuro al pretérito convierte todo en pretérito: existe un pretérito
que el Dios eterno hace que exista un tiempo distinto de él. Pero se pasado, un pretérito presente y un pretérito futuro. Si, pues, alguno de
los tiempos debiera estar particularmente próximo a la eternidad, ése
23. Conf. XI, 18, 24; 28, 37.
24. K. Barth, Kirchlkhe Dogmalik III/l, 75 s. 25. O. c, III/l, 76.
El tiempo de la creación
"A El tiempo en la historia de Dios 133
132

debería ser, desde este punto de vista, no el presente, sino el pretérito. co supo de un tiempo absoluto. Por el contrario, cada suceso tiene «su
El pasado es el ñnal de todas las cosas. tiempo»: existe el tiempo de la sementera y el tiempo de la cosecha, el
Y si es ése el carácter del tiempo, ¿deberemos afirmar que Dios tiempo de engendrar y el tiempo de morir (Ecl 3, 1-8). Cada aconteci-
creó su creación para la muerte? ¿Es el tiempo creado el tiempo de la miento tiene su instante temporal determinado y está contenido en él.
muerte? ¿Acaso el tiempo creado no está en el tiempo de Dios su «El suceso es impensable sin su tiempo; y el tiempo, sin un aconteci-
creador? ¿Qué sentido puede encerrar la creación de la caducidad? Si miento» 26 . Por eso Israel habló de «tiempos», en plural. Desconoció
la muerte es ya el sino de la creación, no sólo el destino del pecado, la unidad del tiempo porque no consideró el acaecer como algo
entonces no cabe dar una respuesta afirmativa a la existencia creada. homogéneo. El acontecer determina el tiempo, no al revés. El tiempo
En tal caso, el alma dispone de una sola posibilidad: la de mirar con del acaecer es el tiempo adecuado, favorable, el único que hace
ansia anhelante hacia la patria situada en el más allá, en la eternidad posible ese suceso. Sin duda, esto responde también a las concepcio-
de Dios. A la ineludible caducidad de todas las cosas en el flujo del nes astrológicas vigentes por entonces en oriente, y según las cuales
tiempo, el hombre puede contraponer sólo la huida religiosa del los astros fijan los tiempos para todo acontecer. Sin embargo Israel —
mundo para refugiarse en la eternidad de Dios. ya en la historia de la alianza con Noé— vinculó esos tiempos de la
La experiencia que Agustín tiene de Dios es la experiencia de la siembra y de la siega, de la helada y del calor, del día y de la noche no
distancia entre Creador y creatura, entre eternidad y tiempo. En ella a las constelaciones de las estrellas, sino a la alianza y a la fidelidad de
descubre la temporalidad de lo creado y la creaturalidad del tiempo. su Dios. «Mientras la tierra exista...», la fidelidad de Dios a la alianza
En virtud de su semejanza con Dios, el alma concuerda con la garantiza el ritmo de los tiempos y el cairos de cada acontecimiento.
eternidad divina cuando actualiza el pretérito mediante el recuerdo y La alianza de Dios con su creación, dotada de duración «eterna»,
el futuro por medio de la espera; y establece así una relativa unidad constituye el cimiento de los tiempos de lo creado.
del tiempo. Se crea de este modo la posibilidad de experimentar la 2. En una segunda etapa, Israel desarrolló una comprensión del
historia. Lo no existente en el futuro y en el pasado se experimenta en tiempo anclada en la historia de la promesa. El que es por siempre, el
el ser presente. Pero la distancia fundamental que existe entre el que permanece eternamente, el que está siempre presente es capaz de
tiempo de la criatura y el ser eterno de Dios lleva a Agustín a manifestarse en la experiencia del eterno retorno de lo mismo, en el
identificar tiempo y caducidad; y a calificar el tiempo de la criatura conocimiento de las repeticiones regulares y en el concepto de lo
como tiempo de la muerte. Pero ésta no es la única posibilidad de general-atemporal. Pero Israel experimentó a su Dios en aconteci-
calificar el tiempo mediante lo que acontece en él. mientos únicos, históricos. Tras los acontecimientos de la promesa a
Abraham, Isaac y Jacob vino el suceso del éxodo, en el que Dios se
compromete y del que Israel sale convertido en el pueblo de Dios. El
4. Experiencias del tiempo éxodo será visto como acontecimiento único que nunca tendrá una
en la historia de Dios segunda edición exactamente igual. Pero se le considera, al mismo
tiempo, como un suceso que acaeció una vez pero perdura, que afecta y
Las tradiciones bíblicas nos informan de experiencias de la vida y marca a cada generación posterior tanto como a la que vivió perso-
del tiempo en la historia de Dios con el mundo, marcada por la nalmente la salida de Egipto. El acontecimiento del éxodo es, pues, un
promesa, la alianza, la liberación, el rescate y otras acciones de Dios. suceso del pasado, pero no es un acontecimiento pasado. Como
Recogemos la evolución del concepto bíblico de tiempo para mostrar evento del pretérito, configura los tiempos subsiguientes. Es un acon-
a través de él que la experiencia del tiempo se caracteriza por lo que es tecimiento que abre la historia, la inaugura. Señala el tiempo de la
fundamental en él: es experimentado por Dios. El tiempo no es una alianza de Dios con Israel y abre a éste el futuro de Dios.
categoria formal aplicable de igual manera a cualquier contenido y En tiempos posteriores se pasó a enumerar no sólo este aconteci-
que observa un comportamiento neutral frente a cada una de sus miento único, sino toda una serie de sucesos de características pareci-
posibles aplicaciones. El tiempo no es algo vacío. Es siempre «tiempo das. Los sumarios de la historia de la salvación (Dt 26, 5 ss; Jos 24,
lleno». Es preciso hablar del acontecimiento mismo si se quiere
entender su tiempo. 26. G. von Rad, Teología del antiguo testamento II, Salamanca 51984, 137 s; S. de
1. Israel conoció, ante todo, la concepción cairológica del tiempo. Vries, Yesterday, Today and Tomorrow: Time and History in the Oíd Testament, Grand
Desconoció la idea de un continuum temporal, lineal, sin fin. Tampo- Rapids 1975, puede ser considerado como el mejor estudio sobre el tema.
134 El tiempo de la creación El tiempo en la historia de Dios 135

3 ss) presentan resúmenes de la historia de Dios. Israel llegó así a la en la fidelidad de Dios, quien hace que lo antiguo envejezca y crea lo
concepción de una continuación sucesiva de la historia. La historia se nuevo. Y, en el transfondo trascendente de la fidelidad de Dios, los
abre con la promesa y se llena de contenido con las experiencias que el profetas descubren en el pasado aquellas analogías con las que ellos
pueblo ha hecho con la promesa de Dios. «Hubo historia para Israel dan a conocer la nueva creación de Dios. La nueva actividad creadora
sólo y en la medida en que Dios anduvo con él... Fue Dios quien trazó de Dios traerá el «nuevo éxodo» (Deuteroisaías), la «nueva alianza»
la continuidad en medio de la pluralidad de sucesos y creó la línea (Jeremías), el «nuevo Siervo de Dios» (Deuteroisaías), la «nueva
hacia una meta en la secuencia temporal de los acontecimientos»27. conquista de la tierra», la «nueva Jerusalén» y, finalmente, «el nuevo
Cada uno de los eventos es sorprendentemente nuevo. Su conexión y cielo y la nueva tierra» (Tritoisaías). Los profetas describen la nueva
su orientación revelan la promesa de Dios. actividad creadora de Dios utilizando las imágenes de los tiempos
La forma del conocimiento y de la comunicación de la historia de antiguos, irrepetiblemente pasados, pero la pintan con colores entu-
la promesa de Dios es, única y exclusivamente, la narración, no el siastas: el nuevo éxodo será un desfile triunfal, no una huida en la
concepto que sintetiza y generaliza. La narración actualiza el pasado noche; en la nueva Jerusalén habrá un esplendor incomparablemente
para dar a conocer el futuro. Despierta el recuerdo para ofrecer superior al que hubo en el pasado. Las pasadas acciones salvíficas de
cimiento a la esperanza. Se informa de la experimentada fidelidad de Dios se convierten en promesas de sus acciones futuras. «La predica-
Dios para construir sobre ella una nueva confianza en el futuro. El ción profética se torna escatológica cuando los profetas arrancan a
futuro al que apunta la promesa formulada y la experimentada Israel del ámbito salvífico de los hechos acaecidos hasta entonces y
fidelidad de Dios tiene la supremacía en los tiempos28. desplazan el fundamento salvífico a un venidero evento de Dios» 30 .
3. Con el epígrafe «Escatologización del pensamiento histórico» La antigua actuación de Dios y la nueva no se encuentran ya en un
(G. von Rad) se puede describir la experiencia profética del tiempo. tiempo: la nueva actuación de Dios tiene lugar en «su tiempo», el
También los profetas se encuentran dentro de la tradición de la «tiempo nuevo». El futuro esperado convierte al pasado recordado en
elección y de la historia de la promesa de su pueblo. Pero les separa de prehistoria de sí mismo y establece una continuidad «retrospectiva».
las obras históricas su experiencia actual de la ruptura de esa historia Cuando Dios crea lo nuevo, retorna en su fidelidad a lo antiguo.
de salvación en la destrucción de Jerusalén y en la nueva esclavitud 4. El repaso de la literatura apocalíptica hace patente que esta
del pueblo. Esto es para ellos la experiencia de la discontinuidad de la experiencia actual de la ruptura de todos los puentes que enlazaban
historia. Y esta experiencia del presente hace que la historia del con la pasada historia de Dios eleva la diferencia entre pasado y
pasado se convierta en una historia pretérita. Por otra parte, el futuro futuro a unas dimensiones cósmicas. El presente y el pasado pasan a
—si es que hay un futuro en la historia de Dios para el pueblo— no ser «este eón de la injusticia y de la muerte». El futuro se convierte en
podrá ser la continuación de la tradición o el desarrollo continuado el «eón venidero de la justicia y de la vida». Ambos tiempos del mundo
del pretérito. «Lo nuevo que les separa en cierta manera de todos los se contraponen como dos poderes que configuran, respectivamente,
anteriores portavoces de la fe en Yahvé es —el discutido concepto todo lo que está en su ámbito de tiempo. Son definidos exclusivamen-
resulta inevitable— lo escatológico»2y. Por eso la promesa de lo te por contraposición. Y se oponen como muerte y vida, perdición y
cualitativamente nuevo caracteriza «lo escatológico». Dice Is 43, 18: salvación, infierno y cielo. Sólo la tora revelada «ya» en este eón de
«¿No os acordáis de lo pasado, ni caéis en la cuenta de lo antiguo? perdición, permite lograr la vida del eón nuevo en el antiguo o pone
Pues bien, he aquí que yo lo renuevo; ya está en marcha». El futuro es en comunicación a los justos de este mundo malo con su futuro de
una nueva creación de Dios, no es un retorno del principio ni una salvación en el otro mundo. En la postura respecto de la ley se decide
continuación del pasado. La historia pasada y el futuro prometido la salvación del tiempo de este mundo y la participación en el futuro.
proféticamente no se encuentran en el mismo continuum del tiempo. Pero aparte de esto, «no existe vida verdadera en la falsa» (T. W.
Por el contrario, contrastan entre sí como «viejo y nuevo». Se convier- Adorno). Aparte de esto, todo lo bueno que se haga servirá única-
ten en dos tiempos cualitativamente distintos. Su unidad reside sólo mente para estabilizar el sistema malo. Salvo la fidelidad personal a la
tora, para el apocalíptico todo lo demás es «gran actitud negativa»
27. G. von Rad, o. c, 141. (H. Marcuse). Les queda únicamente la observación del deterioro de
28. Sobre el concepto de la narración en la teología narrativa, se puede ver el
resumen de J. B. Metz, Glaube in Geschichte und Gesellschaft, Mainz 1977, 181 ss (ed. la situación y la silenciosa espera del futuro del nuevo tiempo del
cast.: La fe en la historia y en la sociedad, Madrid 1979). mundo.
29. G. von Rad, o. c, 149. Cf. también 147.
30. O. c, 155.
136 El tiempo de la creación El tiempo en la historia de Dios 137

5. La concepción mesiánica del tiempo, presente a lo largo de hubo siempre un hilo rojo de esperanza de salvación y de promesa. En
todo el nuevo testamento, presupone la doctrina apocalíptica de los este sentido, hay futuro en el pasado. El evangelio mesiánico recoge
tiempos. Desde el trasfondo de la idea de los dos eones, se concibe y las promesas y las experiencias de la esperanza de Israel y las propaga
proclama el evento de Cristo, la muerte de Jesús y su resurrección de por el mundo entero. Por eso, con la fe en el Mesías Jesús, suscita
entre los muertos, como el decisivo cambio de eón. También aquí se esperanza en el reino mesiánico del Dios de Israel entre todas las
determina el tiempo por el experimentado acontecimiento de Dios naciones. Desde otra perspectiva, se puede decir también que el Señor
mismo. La crucifixión y muerte de Jesús señalan el final del eón viejo. venidero se adelanta a su Reino y reúne a su pueblo. El futuro del
La resurrección de Jesús «de entre los muertos» revela la eclosión del nuevo mundo está ya aquí, pero sólo de manera germinal, en forma
nuevo eón de la resurrección y de la vida eterna, aunque todavía sólo de palabra y de fe.
en este eón, y para los que creen en Jesús. En este sentido, Cristo es Lo que Pablo presenta mediante el evangelio mesiánico lo expo-
realmente «el final de la historia», el final de aquella historia domina- nen Mateo y Lucas sirviéndose de la tora mesiánica en el sermón de la
da por el pecado, por la ley y la muerte. Con su resurrección se abre el montaña: la justicia del reino de Dios se revelará en la comunión y en
nuevo y permanente tiempo del mundo: «Por tanto, el que está en el espíritu del mesías Jesús, y con la entrada del tiempo mesiánico.
Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo» (2 Cor 5, Deja de ser una carga insoportable para el hombre; se convierte en
17). La vieja existencia del hombre bajo el poder del pecado y del algo evidente y en una alegría. La justicia no se encuentra ya en el
destino de muerte fenece y es sepultada por los creyentes con Cristo exilio de un mundo enemigo, sino en el amanecer de su propio
en su muerte (Rom 6, 4). Nace la nueva existencia del hombre bajo el mundo, el reino de Dios. Por eso ya no se limita a padecer injusticia,
poder de la justicia y de las perspectivas de vida eterna. Se acentúa de sino que viene a su propia patria.
tal manera la diferencia cualitativa que existe entre un pasado marca- En virtud de la experiencia del Mesías presente, la fe mesiánica
do por el pecado, la ley y la muerte y un futuro configurado por la divide los tiempos de acuerdo con los poderes que predominan en
gracia, el amor y la vida eterna que resulta evidente la discontinuidad ellos:
entre ambos estadios. La diferencia con la concepción apocalíptica Se convierte en pasado todo aquello que ya no tiene validez en la
del tiempo está en que, con Cristo y en su comunidad, ha comenzado presencia del Mesías Jesús y que ha perdido su eficacia: el pecado, la
ya en medio de este eón ese futuro cualitativamente nuevo. El nuevo «ley» y la muerte.
tiempo del mundo se zambulle en este caduco tiempo del mundo y lo Pertenece al presente cuanto vale y obra ya ahora en la presencia
convierte en transitorio tiempo del mundo. del mesías Jesús: la gracia, la reconciliación, la libertad.
El tiempo mesiánico comienza con la venida del Mesías. La Pertenece al futuro cuanto no se experimenta todavía, pero es
crucifixión del mesías Jesús en impotencia y la aparición del Resucita- objeto de esperanza: resurrección de los muertos, redención del cuer-
do a sus discípulas y discípulos indica que este tiempo mesiánico es po y la vida eterna.
sólo el principio del nuevo eón bajo la influencia todavía persistente Pero esto significa que el presente del creyente no está determina-
del viejo eón. En el nuevo testamento se designa esta determinación do por el pasado, sino por el futuro. Su presente está libre del pasado
del tiempo con la expresión «está cerca»: Jesús anuncia que «el reino y abierto al futuro del Mesías. Es el presente de lo venidero. La fe
de Dios está cerca» (Me 1, 15). Para Pablo «la noche está avanzada. cristiana en modo alguno sustituye la arcaica concepción cíclica del
El día se avecina» (Rom 13, 12). Según 1 Pe, «todas las cosas están tiempo con una moderna interpretación lineal. La fe cristiana sitúa en
cerca» (4, 7). La venida de Cristo significó la notificación, la eclosión ese lugar su concepción mesiánica del tiempo, que traza una distinción
y el comienzo del nuevo eón, pero éste no ha aparecido todavía en cualitativa entre pasado y futuro, y no los sitúa en el mismo plano.
todo su esplendor. Llamamos tiempos mesiánicos a esta irrupción del 6. En el intento de resumir este breve recorrido por las tradicio-
tiempo de una nueva creación porque es el tiempo de la esperanza nes bíblicas, podemos afirmar: todo cuanto acontece es temporal.
fundada, aunque no nos encontramos aún en el tiempo de la plenitud
universal, que llamamos el tiempo escatológico. a) El acontecimiento determina el tiempo del instante correcto.
Por consiguiente, lo nuevo del tiempo mesiánico tampoco es Todo suceso tiene su tiempo.
completamente nuevo. El evangelio mesiánico que Pablo predica b) La publicación de la promesa y los sucesos de la fidelidad de
recoge lo «prometido anteriormente» (Rom 15, 4) y retorna a la Dios determinan el tiempo histórico.
historia de la promesa de Israel. En la pasada historia de la desgracia
138 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 139

c) La venida del Mesías y el comienzo de la nueva creación en el camino y un progreso. Por eso mismo, para el hombre que progresa
seno de este efímero tiempo del mundo determina el tiempo mesiánico. existe sólo un pasado y un futuro. No podemos decidir si él mismo «se
d) El tiempo escatológico se figura mediante la ruptura profética apresura» a través de los tiempos o si el tiempo «fluye» a través de él.
con el pasado y a través de su vinculación al futuro nuevo y de Lo que cabe poner claramente de manifiesto en los hombres que
distinto cuño. progresan puede traducirse a la sociedad moderna en la medida en
e) Finalmente, el tiempo eterno será el tiempo de la creación que se encuentra en un progreso único y común, así como en un
nueva, eterna, en el Reino de la gloria divina. determinado proceso unitario.
Pero ¿es consentánea esta concepción con la sociedad en que
Si echamos una mirada retrospectiva a las experiencias y concep- vivimos o la violenta? ¿Hace justicia a los hombres de generaciones
tos del tiempo, cualitativamente distintos, podemos descubrir una anteriores? ¿Respeta la dignidad y el derecho de generaciones futuras?
continuidad en la medida en que la respectiva experiencia del tiempo ¿Acaso la historia no es en la imagen del progreso también un instru-
venidero llena el tiempo anterior y lo asume en sí. Por eso cabe decir mento de dominio de una sociedad, de una clase y de la generación
en retrospectiva que la respectiva experiencia antigua apunta a la actual para oprimir e integrar a todas las restantes? ¿Acaso no es la
respectiva siguiente. Lo que sucede en cada momento desde Dios historia en la imagen del progreso también un instrumento para
determina los tiempos y las experiencias de los tiempos en la historia someter a la naturaleza a la voluntad y a las intenciones de los
de Dios. Todo cuanto sucede desde Dios tiene aquella dirección que hombres?
apunta desde la creación en el principio al reino eterno. Porque Dios Actualmente nos topamos en muchos puntos con los limites de
no creó el mundo para la caducidad y la muerte, sino para su gloria y, este símbolo del mundo del tiempo moderno. Por eso es necesario
por consiguiente, para la vida eterna del mundo. Como es evidente, diferenciar en sí mismo el concepto historia e integrarlo en el concepto
Agustín no prestó atención a esta dimensión del tiempo. más amplio de naturaleza. Quiero intentar lo primero mediante una
modalización plural de los tiempos pasado, presente y futuro. Y deseo
pasar inmediatamente después a delimitar la historia mediante la
5. Los tiempos entrecruzados de la historia sincronización del tiempo humano con el tiempo natural del ecosiste-
ma «tierra». En ambos aspectos se trata de una visión pericórica de los
La historia, así, sin sujeto determinante alguno, es, sin duda, uno tiempos que se interpenetran cualitativamente y no permiten una
de los fundamentales símbolos del mundo de los tiempos modernos mera delimitación cuantitativa respectiva.
europeos. Es, en concreto, uno de los misterios del talante alemán que 1. La experiencia de la realidad como «historia» se torna razona-
mayores dificultades ofrecen para su traducción. En este contexto, ble y sostenible en el horizonte escatológico del «futuro de la histo-
nos limitamos a algunas dimensiones del tiempo y de la experiencia ria».
histórica del tiempo. Con todo ello intentamos comprender las venta- 2. La conciencia histórica distingue entre el pasado presente y el
jas y límites de este moderno símbolo del mundo. presente pasado; y pone en condiciones de descubrir el futuro en el
Con frecuencia, este moderno símbolo del mundo llamado histo- pasado, de recoger de nuevo posibilidades pasadas y de establecer un
ria es interpretado con la imagen del progreso. Los hombres avanza- vínculo con el futuro presente.
mos y progresamos. Y cuando vemos un objetivo claro, seguimos una 3. La conciencia de futuro ve diferencias entre el futuro presente
marcha que se asemeja a una línea recta. Para el hombre que avanza y el presente futuro, y permite distinguir entre pasado futuro y futuro
hacia una meta, pasado es cuanto deja atrás en cada paso que da hacia venidero. De ahí deriva la distinción, teológicamente importante,
adelante. Y futuro es para él todo lo nuevo que se presenta ante él entre futuro histórico y escatológico.
cuando da un paso hacia delante. Finalmente, presente es para él sólo 4. El futuro presente apunta a la sincronización de diferentes
el paso del pasado al futuro. Es capaz de retener parcial y temporal- tiempos históricos: las diversas historias humanas se funden en una
mente el pasado con la fuerza del recuerdo, pero se le va escapando a sola historia en la medida en que, mediante las crecientes interdepen-
medida que se distancia de él. Y anticipa el futuro con cada paso que dencias y los conflictos crecientes, nace «una humanidad» como
le aproxima a la meta. Sin embargo, apenas si experimenta el presente sujeto de su historia común o los grupos humanos enemistados
puesto que no conoce el descanso, el reposo, la tranquilidad, y es perecen juntos en la misma catástrofe.
incapaz de detenerse en lugar alguno. Ve siempre y sólo una meta, un
140 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 141

5. El futuro presente está orientado a la sincronización del tiempo términos: «¿Qué puedo esperar?»33. La pregunta sobre el futuro de la
humano de la historia con los ritmos del tiempo natural, con los historia se convierte, pues, también en interrogante sobre el sentido
ritmos del ecosistema «tierra» y con los biorritmos de la vida humana. que la historia experimentada y provocada tiene para las metas y
O la historia humana y la historia de la naturaleza logran un acorde esperanzas del hombre. La historia parece carecer de sentido cuando
armonioso o la historia humana encuentra su final irrevocable en la se oscurece el horizonte de las esperanzas y de las metas. Por el
muerte ecológica. contrario, el horizonte de las esperanzas y de las metas se torna
Con estas tesis no nos hemos limitado a mencionar una función de dudoso cuando la historia experimentada y producida no puede
la historia como paradigma de la teología moderna. Hemos apuntado seguir refiriéndose a él.
además algunos cambios de función que son hoy absolutamente 2. Al desvincularse el mundo humano del entorno natural, se
necesarios en ese paradigma. pierden las antiguas concepciones de la rotación y de los ritmos del
tiempo. Y entra en su lugar la serie lineal de instantes. Las diversas
experiencias y tradiciones de tiempos de vida pueden ser objeto de la
a) La experiencia de la historia en el abstracción, e integrarse en ella. El reloj cuantifica todo de la misma
horizonte de su futuro manera. El reloj se convirtió, pues, en el omnipresente y omnipotente
medidor del tiempo en la moderna sociedad industrial.
La experiencia moderna de la realidad como historia es hija de 3. Al desvincularse el mundo humano del natural, nace el experi-
la revolución industrial y política que ha tenido lugar en Europa y en mento de los tiempos modernos, saludado por Hegel como «la aurora
América durante la época moderna 31 . La especial «filosofía de la gloriosa, espléndida, del hombre que construye la realidad según sus
historia» comenzó en el siglo XVIII, con Bossuet y Voltaire. El siglo propias ideas»34, pero estigmatizado ya entonces por críticos conser-
XIX trató de comprender las crisis de la Revolución francesa y las vadores como «el más abominable monstruo del abismo»35. Si la
oportunidades de la revolución industriai con sucesivos esbozos de «civilización científico-técnica» es un experimento de los hombres,
una «historia universal» o «historia del mundo». La historia de estas debe ser considerada también como un proyecto humano 36 . Se sigue
ideas ha sido expuesta con frecuencia y de manera suficiente. En un proyecto mientras que las esperanzas que lo guían no son defrau-
nuestro contexto revisten importancia especial los elementos siguien- dadas completamente por las experiencias que se van cosechando con
tes: él. Las experiencias pueden llevar a la reinterpretación de las esperan-
1. En la medida en que un mundo humano, hecho por hombres zas, y poner de manifiesto la conveniencia de practicar correcciones
y transformable por el hombre, se desliga del mundo natural, deja de de la marcha. Pero este proceso hermenéutico preserva una continui-
orientarse por las leyes del cosmos y por los ritmos de la naturaleza 32 . dad. Y presupone que no existe otra alternativa al camino emprendi-
El devenir de la historia humana pierde la sintonía con el devenir de la do. Las ambivalencias de la visión del futuro que acompañan al
naturaleza. La orientación por las esperanzas y metas propias del experimento de los tiempos modernos evidencian, sin embargo, dudas
hombre sustituye a la orientación por la naturaleza. No se intenta ya en este punto. Todavía hoy no está claro en qué medida las crisis en el
«vivir de acuerdo con la naturaleza», como enseñaba el estoicismo. experimento de los tiempos modernos contienen oportunidades de
Los hombres viven ahora de acuerdo con sus propias ideas de lo que conversión ni cuándo se convierten en señal de su catástrofe impara-
quieren conseguir con sus acciones y de lo que pueden esperar de los ble. De todo esto se desprende que, al convertir la historia en el
efectos de su actuación. Cuanto más se experimentan los hombres símbolo fundamental del mundo, no se produjo una mejora progresi-
como sujeto histórico, tanto más necesaria es la respuesta a la va de la situación del mundo, sino una situación crecientemente
pregunta formulada por Kant y que podemos verter en los siguientes crítica.
33. Cf. P. Ricoeur, La liberté selon l'esperance, en Le conflict des interprétations.
Essais dhermeneutique, Paris 1969, 393-415.
31. He presentado más detalladamente esto en: Teología de la esperanza. Salamanca
4 34. G. W. F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Weltgeschichte, en Werke
1981, cap. IV: Escatología e historia, 299 ss.
XI, 557.
32. L. Landgrebe, Das philosophische Problem des Endes der Geschichte, en Pháno-
35. A. Vilmar, cit. según R. Strunk, Politische Ekklesiologie im Zeitalter der Revolu-
menologie und Geschichte ,Gülerüoh 1967, 182-201; J. Moltmann, Das Ende der Geschich-
tion, Mainz-Munchen 1971, 236.
te, en Geschichte-Element der Zukunft, Vortráge an den Hochschultagen der Evangelis-
chen Studentengemeinde Tübingen 1965, de R. Wittram, H.-G. Gadamer, J. Moltmann. 36. Para el concepto de proyecto, cf. R. Garaudy, Una nueva civilización, Madrid
2
1977.
142 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 143

Cabe ver esto en las aporías teóricas que se dan en el concepto de A. M. Klaus Müller40, Arthur Prior 41 , Niklas Luhmann 42 , Reinhart
historia: ¿cómo se puede concebir la historia como unicidad si no Koselleck 43 y Erich Jantsch 44 han diferenciado aún más estas moda-
existe sujeto alguno de la historia o, al menos, un sujeto singular? lidades de tiempo. El concepto del tiempo lineal comprende sólo
¿Cómo podemos concebir la historia como una totalidad si descono- cadenas sencillas de acontecimientos. Pero cuando las cadenas de
cemos aún el futuro y, por consiguiente, la totalidad aparece como sucesos se insertan en una red de relaciones recíprocas y de efectos
algo enigmático o, sencillamente, no existe? ¿Cabe realmente concebir múltiples hay que desarrollar redes de tiempo en las que se combinan
el mundo como historia si uno mismo existe en la historia como un ser conceptos lineales y cíclicos de tiempo. En procesos de acoplamiento
histórico, en lugar de existir frente a ella? regenerativo, por ejemplo, el presente vuelve sobre un futuro pasado
Estos problemas generales del experimento historia se hacen pa- con la intención de captar su propio futuro.
tentes también en cada una de las dimensiones del tiempo y de las
experiencias del tiempo en este experimento: historia es diferenciación Tiempo lineal: Pa -> Pr -> Fu
temporal. Se capta la historia en las diferencias entre presente y Historización de los tiempos:
futuro, entre presente y pasado, entre futuro y pasado. La moderna Agustín: PaPr -* PrAc <- FuPr
linealización del tiempo se ha limitado, sin embargo, a presentar estas Matriz de los tiempos: PaPa <- PaPr *- PaFu
diferencias en la línea del tiempo de Pa-Pr-Fu, para reducirlas a la FuPa -> FuPr -+ FuFu
«relación-antes-después». Entramado de los tiempos:
Pero la concepción histórica del tiempo no puede trabajar sólo con
PaPr -> PrAc <- FuPr
una tal idea unidimensional del tiempo, pues en la historia no se trata
de un solo proceso. No existen un pasado, presente y futuro con i l
contenidos cambiantes, como supone la idea de una historia univer- PaPr -> PrAc *- FuPr
sal, sino, por el contrario, diversos pasados, presentes y futuros de los i l
acontecimientos históricos especiales37. No se puede contemplar el PaPr -» PrAc <- FuPr
pasado sólo como prehistoria del propio presente. Hay que verlo etc. -> Fu
como un presente pasado con su propio pasado y con su propio Por consiguiente, lo que se mueve en la historia es el presente
futuro. Acto seguido, habrá que distinguir entre el futuro de aquel temporal con su pasado y con su futuro. Pero ¿quién mueve a éstos? Si
presente pasado y el presente nacido de él. El presente actual no sólo observamos que los desplazamientos siguen produciéndose mientras
tiene un presente pasado, sino que presupone también el futuro del el respectivo presente no llena el futuro del presente pasado, caeremos
presente pasado. De las esperanzas y de las diversas posibilidades del en la cuenta de que futuro como proyecto desborda siempre a futuro
presente pasado ha nacido lo que llamamos hoy presente. como experiencia. Llamamos Juturo escatológico a aquel futuro que
De manera similar, hay que distinguir entre el futuro presente transciende todos los presentes recordados, experimentados y por
—campo conceptual de esperanzas, temores, objetivos divergentes, experimentar. Hay que concebirlo no como historia futura, sino como
vestíbulo de posibilidades determinables, pero indeterminadas— y el el futuro de la historia. Como futuro de la historia es el futuro del
presente futuro: la realidad que nace de ahí. Ni el presente actual se pasado, pero también del presente y del futuro. En esa medida, es
identifica con el futuro del presente pasado ni el presente futuro se causa y fuente del tiempo histórico. «El futuro es el fenómeno
solapa con el futuro presente. primario de la temporalidad auténtica y primigenia»45.
Ya el mismo san Agustín, al reflexionar sobre los tiempos, habló 40. A. M. Kl. Müller, Die práparierte Zeit, Stuttgart 1972.
de pasado presente (PaPr) in memoria, de presente actual (PrAc) in 41. A. Prior, Past, Present and Fulure, Oxford 1967.
contuitus y de futuro presente (FuPr) in expectatio^. Georg Picht 39 , 42. N. Luhmann, Weltzeit und Systemgeschichte, en Soziol. Aufklarung 2, Opladen
1975, 103-133.
43. R. Koselleck, Geschichte, Geschichten und fórmale Zeitstrukturen, en R.
Koselleck/W. D. Stempel, Geschichte-Ereignis und Erzáhlung, München 1973; D. M.
37. P. Miller, Temporal Concepts: A schematic analysis: Process Studies 9/1 (1979) Lowe, Intentionality and the Method of History, en M. Natanson (ed.), Phenomenology
22-29. and the Social Sciences, Toronto 1979, 103-130.
38. Agustín, Conf. IX, esp. 20, 26.
44. E. Jantsch, Die Selbstorganisation des Universums, München 1982, esp. 315 ss.
39. G. Picht, Hier und Jetz: Philosophieren nach Auschwitz und Hiroshima, Stuttgart
45. M. Heidegger, Sein und Zeit, Tübingen 81957, 74: Die Grundverfassung der
1980, V, 17: Die Zeit und die Modalitáten, 362-374.
Geschichtlichkeit, 382-392; cita 329.
144 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 145

co. Sin duda, la crítica histórica está en condiciones de desenmascarar


b) La historización del pasado presente las pretensiones de absolutez de los poderes tradicionales, pero, como
es manifiesto, apenas tiene poder alguno contra el absolutismo del
La historia es una expresión que tiene, al menos, una doble presente. El relativismo respecto de la historia y el pluralismo subjetivo
significación. Es sinónimo de los sucesos acaecidos, pero también de se dan la mano.
la presentación o exposición de esos mismos sucesos. Ahí radica su Por otro lado, si la crítica histórica declara como perteneciente al
ulterior polisemia: el suceso, la experiencia pasada del mismo, la pretérito lo pasado que las diversas tradiciones actualizan, entonces
experiencia de la actualización del evento experimentado mediante el ese pasado se incluye en el único pretérito del presente actual. Y
recuerdo, la experiencia de la investigación histórica del presente tenemos ahí un cierto imperialismo del presente actual frente a los
pasado «tal como ella fue realmente» (L. von Ranke). Conocemos la presentes anteriores. Y con ello se pierde la mirada al futuro delinea-
historia, al menos, en la cuádruple significación de evento, de expe- do en el pretérito mismo. El pretérito es algo más que un simple
riencia, de tradición y de historia. prólogo del presente.
Nos interesa aquí la conexión entre tradición e historia, pues la Se pueden resolver las apodas del historicismo moderno si se
investigación histórica del presente pasado estuvo —y está— relacio- confronta críticamente el pasado pretérito (tradiciones de tipo cons-
nada críticamente con la actualización de ese pasado a través de las ciente e inconsciente) con el presente pasado reconocido, en virtud de
tradiciones. La crítica histórica rompe la evidente continuidad de la reconstrucción histórica como lo que «fue verdaderamente», y si se
pasado y presente tal como se la presenta en las tradiciones, ya que le compara con el futuro y posibilidades inscritos en ese presente
pone de manifiesto la diferencia que existe entre el pasado y su pasado. Existe entonces la posibilidad de relativizar críticamente
actualización, al tiempo que convierte las conexiones entre presente y tradiciones y dogmas, y de echar mano otra vez de las esperanzas
pasado en algo contingente y dependiente de una decisión 46. conservadas en ellos y reprimidas también por ellos. Es posible
La critica histórica comenzó con el descubrimiento de las leyendas recoger de nuevo las posibilidades interrumpidas, reprimidas o, sim-
de dominación de los poderes religiosos y políticos. Se alcanzó tal plemente, no aprovechadas de los presentes pasados e integrarlas en
descubrimiento mediante el estudio de su nacimiento. «La verdadera el futuro del presente actual. El futuro en el pretérito aporta inevita-
crítica del dogma (es) su historia»47. Mediante el conocimiento de su blemente una prospectiva en la retrospectiva histórica50.
relatividad y contingencia históricas, los hombres actuales se distan- Un buen ejemplo de esto es el papel que Thomas Müntzer y la
cian de las tradiciones de su origen y se hacen libres para configurar su germana guerra de los campesinos, de 1525, representaron en la
propio futuro: «La presión que la tradición ejerce inconscientemente conciencia alemana de la historia. Durante 300 años se reprimió y
sobre nuestra conducta disminuye en la historia a medida que progre- oprimió el recuerdo de este oscuro capítulo de la Reforma luterana y
sa la ciencia histórica»48. «La conciencia histórica hace saltar por los de la dominación feudal alemana. Pero cuando, con la Revolución
aires las últimas cadenas que la filosofía y la ciencia de la naturaleza francesa, emergió en el horizonte del futuro presente la esperanza de
fueron incapaces de romper. El hombre es ahora completamente «libertad, igualdad, fraternidad», Friedrich Schiller escribió su drama
libre» 49 . Pero si esta liberación de los hombres de la minoría de edad y Guillermo Tell, y recogió las ideas de libertad aireadas en la lucha de
de los prejuicios del pasado es el interés actual que guía la relación los conjurados suizos: «Pueblo libre en suelo libre». Cuando la
histórico-crítica con la historia pasada, esto no debe llevar, sin embar- revolución burguesa de 1848 convirtió en realidad en Alemania las
go, a una visión ahistórica del presente.
Como se puede ver en Ernst Troeltsch, el absolutismo del sujeto 50. Al «futuro en el pretérito» ha aludido enfáticamente E. Bloch, Das Prinzip
presente es el requisito previo y la consecuencia del relativismo históri- Hojfnung, Frankfurt 1959, 7: «Las separaciones rígidas entre futuro y pretérito se vienen
abajo por sí mismas. El futuro aún no devenido se hace visible en el pretérito. Y el pasado
es vengado, heredado, mediado y consumado en el futuro». Así, recurriendo a E. Husserl
46. R. Wittram, Zukunft in der Geschichte, Góttingen 1966; R. Koselleck, Vergange- —concretamente, a su análisis de la conciencia del tiempo— también D. M. Lowe,
ne Zukunft. Zur Semantik geschichtlicher Zeiten, Frankfurt 1979. Yo mismo recojo aquí History of Bourgeois Perception, Chicago 1982, esp. cap. 2: Temporality, 35 ss. En el
ideas expuestas ya por W. Benjamín, Geschichtsphilosophische Thesen, en Iluminationen, Apéndice, p. 174 s, sobre History and ihe Past alude a la «prospectivity within retrospec-
Frankfurt 1961, 268-280. tion» como reflexión imprescindible de la conciencia histórica: «How is it possible to
47. D. Fr. Strauss, Die christliche Glaubenslehre I, 1840, 71. represent a past without losing sight of its unique prespective reality? This I believe is the
48. M. Scheler, Die Stellung des Mensenen im Kosmos, München 1947, 31. crucial problem in historical method. History ought to be present representation of the
49. W. Dilthey, Gesammelte Schriften VIII, 225. prospective reality of a past, within the historian's retrospection».
146 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 147

posibilidades de la soberanía popular y de la democracia, se desem- dades. El future inglés viene del futurum latino. El Zukunft alemán
polvó el recuerdo de las fracasadas esperanzas de los campesinos de proviene, por el contrario, del adventus latino, de la parusia griega52.
1525 y se las esgrimió de nuevo. Y Thomas Müntzer, estigmatizado Zukunft entendido como futuro es lo que deviene del pretérito y
durante largo tiempo como «conspirador», fue rehabilitado en 1921 del presente. Es una forma en el proceso del devenir de la physis.
por Ernst Bloch y celebrado por él como el primer «teólogo de la Entendido como futuro Zukunft no da pie a esperanza alguna de
revolución». poder trasmitir la certeza permanente. Porque lo que todavía no es,
La conciencia histórica contiene, al menos, estos dos componentes: dejará de ser un día. Por consiguiente, entendido como futuro, Zu-
la crítica histórica encierra una referencia crítica a la actualización del kunft aporta únicamente pretérito futuro. El proceso es irreversible:
pretérito en sus tradiciones e instituciones, pues las compara con el del futuro deviene el pretérito, pero del pasado jamás deviene otra vez
presente pretérito, que ofrece la posibilidad de una investigación his- futuro. Sin duda, el futuro del devenir da pie y motivo para el
tórica. Pero esta investigación histórica inquiere también el futuro de desarrollo y la planificación, para la prognosis y el programa, pero no
aquel presente pretérito interrumpido, reprimido o, simplemente, para la esperanza permanente.
olvidado. La libertad del sujeto actual guía el interés de la crítica Frente a esto, el futuro entendido como Zukunft de signa lo que va
histórica de las tradiciones. Los interrogantes sobre el futuro actual al encuentro del presente. El evento designado con el término alemán
determinan la investigación histórica del futuro en el pretérito. Pero Zukunft no se desarrolla partiendo del presente, sino que confronta el
¿cabe calificar «al historicismo de nuestra sociedad moderna como un presente con lo nuevo, ya sea bueno o malo. El término griego parusia
reflejo de su futuro»51? significa presente o llegada. En el nuevo testamento jamás se aplica
La desaparición de la pretensión de absolutez de las tradiciones y este término al pretérito o al presente de Cristo, sino exclusivamente a
la eliminación de las pretensiones de absolutez del sujeto actual no su prometida y esperada venida en gloria, Así, el término «adviento»
conducen al relativismo escéptico general, sino al relacionalismo vivo se convirtió en paradigma de la esperanza mesiánica. Y significa el
de un entramado polifacético de relaciones. Sin duda, las esperanzas y mundo nuevo, permanente, de la esperanza judeo-cristiana.
los temores, las metas y las tareas del futuro actual configurarán el ¿Qué sucede cuanto este Zukunft ocupa el lugar del futuro? Ap 1,4
interés que guía estas relaciones. Con este futuro se decidirá también coloca este Zukunft en el lugar del futuro. Dice ese pasaje escriturísti-
sobre el futuro de los pasados, es decir, de los muertos. La esperanza co: «Paz a vosotros de parte de Aquél que es, que era y que va a
escatológica de futuro siembra también, inevitablemente, comunión venir». Esperaríamos que se dijera: «y que será». En lugar del futuro
histórica con el pasado. El símbolo bíblico de la esperanza escatológi- del verbo ser tenemos el futuro del verbo venir. Así, se cambia de forma
ca de futuro, «la resurrección de los muertos», expresa esperanza para decisiva el concepto tradicional de tiempo en el tercer miembro. El ser
los pretéritos. Atinadas son las palabras recogidas en el Yad Vashem de Dios está en la venida, no en el devenir; y por consiguiente, no pasa
en Jerusalén: cuando viene, cuando llega. Esta vinculación teológica de Dios y
Zukunft obliga a pensar el ser de Dios en clave escatológica, y a
«El olvido conduce al destierro; entender teológicamente el Zukunft. Pero si consideramos teológica-
el recuerdo acelera la redención». mente Zukunft, éste adquiere una transcendencia permanente frente a
todo presente, y convierte cada presente en presente provisional. Con
ello, Zukunft se convierte en paradigma de la trascendencia. Y es
c) La futurización del futuro actual imposible situar pretérito y Zukunft en la misma línea de tiempo
lineal. Existe entonces una diferencia cualitativa entre ambos. Es la
Al igual que la historia, también el futuro es polisémico. La diferencia entre «viejo» y «nuevo».
mayoría de las lenguas europeas ofrecen dos posibilidades para Este Zukunft (futuro) no es sólo el respectivo vestíbulo temporal
hablar de futuro: úfuturum designa lo que deviene: el adventus, por el del respectivo presente, sino el vestíbulo transcendente de los presen-
contrario, significa lo que viene. Sin embargo, tanto la lengua inglesa tes pasados. Existe, pues, Zukunft pasado, Zukunft presente y Zu-
como la alemana han recogido, respectivamente, una de las posibili-
52. Más detalladamente, J. Moltmann, El futuro, nuevo paradigma de la trascenden-
cia, en Id., El futuro de la creación, Salamanca 1979, 11 ss. Cf. E. Brunner, Das Ewige ais
51. N. Luhmann, o. c, 252, según K. Lówith, Zur Kritik cler chrisllichen Überliefe- Zukunft und Gegenwart, München 1965; G. Sauter, Zukunft und Verheissung, Zürich
rung, Stuttgart 1966, 155. 1965, 154.
Los tiempos entrecruzados de la historia 149
148 El tiempo de la creación

Los contenidos del futuro esperado y deseado o temido afectan


kunft futuro. El Zukunft escatológico impregna los tres modos del
siempre a los intereses profundos del hombre, al punto de mira por el
tiempo.
que se orienta toda su existencia. Son los símbolos del futuro escato-
De la distinción teórica entre futuro y Zukunft se sigue, en el trato
lógico.
práctico con el Zukunft (futuro), la distinción entre extrapolación y
anticipación. En el pretérito y en el presente existen tendencias y líneas Es posible detectar las huellas de este futuro escatológico en los
de evolución susceptibles de ser extrapoladas al futuro 53 . Con tales diversos horizontes de futuro del presente, ya sea el propio presente
extrapolaciones no hacemos sino convertir el futuro en un presente pasado u otro presente extraño. Se debe esto a que el tiempo mismo es
prolongado. Estas prolongaciones del presente sirven por regla gene- un símbolo real de lo futuro-eterno. Y esto configura las experiencias
ral para estabilizar las actuales relaciones de posesión y de poder, humanas del tiempo. Ningún horizonte actual de futuro es idéntico al
pues sólo quien tiene el poder de ejecución puede planificar y está futuro mismo, ni puede identificarse con él. No es posible dogmatizar
interesado en extrapolaciones. Pero las prolongaciones y expansiones el futuro escatológico. La distinción crítica entre el futuro respectiva-
de las relaciones actuales no crean futuro alguno, sino que, por el mente presente y el futuro históricamente venidero conserva estas
contrario, reprimen las posibilidades alternativas del futuro. Las diferencias.
extrapolaciones tratan el futuro no como campo abierto de lo posible,
sino como realidad ya fijada por el pretérito y el presente. Pero esto es
pura ilusión: produce una peligrosa ceguera apocalíptica de los hom- d) Sincronización de los tiempos históricos
bres en el sistema moderno 54 .
El futuro presente determina siempre de forma limitada y provisio-
Con la interpretación del futuro como Zukunft concuerda de
nal la esperanza y las tareas de la historia. Nos referimos aquí a dos
forma antitética la anticipación mediante la que los hombres adoptan
tareas porque si no se cumplen en el futuro desaparecerá el porvenir
la actitud conveniente frente a lo que viene; ya sea mediante el miedo
para ios hombres.
a lo horrible o mediante la esperanza en lo dichoso. Toda percepción
de lo desconocido va acompañada de tales anticipaciones, enfoques y Designamos una de ellas como la sincronización de los diversos
posturas. Sin la conciencia anticipadora, en modo alguno captaríamos tiempos históricos en los que los hombres han vivido y continúan
lo futuro 55 . Pero en la conciencia anticipadora nos orientamos cons- viviendo. En tiempos anteriores, los pueblos tenían historia en plural.
tantemente por lo último, por la dicha o la desgracia, por la vida o la Cada pueblo, cada cultura, cada religión tenía su propio pasado y su
muerte. Lo último que entra en nuestra experiencia es lo primero en propio futuro que configuraban el presente respectivo. En realidad,
nuestra espera56. A su luz percibimos y evaluamos lo que nos puede jamás se dio una «historia del mundo». Hasta el presente sólo han
acaecer y lo que viene de hecho a nosotros (lo que nos sucede). coexistido diversas historias humanas en esta tierra. Cuando se habla-
ba de la «única historia mundial», estaba presente la pretensión
En la práctica, unimos anticipación y extrapolación en un mismo inclusiva de dominación. Esa idea era un instrumento del imperialis-
acto, porque vinculamos lo esperado o temido con lo considerado mo de un pueblo, de una cultura o de una religión que pretendía
como posible. También en las planificaciones y programaciones esta- imponer su dictado temporal al resto del mundo. También el concep-
blecemos un lazo de unión entre el futuro deseable y el futuro conside- to historia es un instrumento de dominación europeo-americano-
rado como posible y factible. ruso. Por otro lado, el creciente peligro de autodestrucción de la
53. J. Moltmann, Hoffnung und Planung, en Perspektiven der Theologie, München humanidad está dando a luz a un sujeto singular de la historia 57 . El
1968, 251-268. peligro de aniquilación nuclear del mundo nos coloca hoy en el
54. La extrapolación no puede ser el principio de la escatología cristiana. Tenemos
que decir críticamente esto respecto de K. Rahner, Principios teológicos de la hermenéutica
umbral de una cultura de cuño propio. Si, empujados en principio por
de las declaraciones escatológicas, en Id., Escritos de teología IV, Madrid 1963,411 ss; y H. la recíproca amenaza de destrucción global, entramos en un mundo
Berkhof, Gegronde verwachting, Leiden 1967. Cf. M. Heidegger, Holzwege, o. c, 301: común seguiremos teniendo pasados y tradiciones en plural, pero
«Toda historia calcula lo venidero partiendo de sus imágenes del pasado marcadas por el esperanza y futuro sólo en singular. Para los hombres existe sólo un
presente. La historia es la destrucción constante del futuro y de la referencia histórica a la
llegada del destino».
futuro común, pues la supervivencia cabe exclusivamente en la paz.
55. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, segunda parte: Das antizipicrendc Bewusstsein,
57. Entiendo esto en el sentido de una «hermenéutica del peligro» (J. B. Metz), que
o. c, 49-394.
W. Benjamín, o. c, 270, expresaba así: «Significa adueñarse de un recuerdo tal como
56. Fr. Rosenzweig, Der Stern der Erlósung, Heidelberg 1954, segunda parte Drittes
destella en el momento del peligro».
Buch, 170.
150 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 151

La paz del mundo es la condición fundamental para que la humani- e) La sincronización del tiempo de la historia
dad sobreviva. ¿Qué rostro tendrá esa comunidad de los hombres? y del tiempo de la naturaleza
¿Quién la configurará?
Esta delincación negativa de la unidad de la humanidad mediante Desde que comenzó el experimento de los tiempos modernos,
el amenazante peligro de la aniquilación nuclear blandido por las historia y naturaleza fueron definidas por contraposición reciproca.
superpotencias evidencia la necesidad, pero no la posibilidad, de una Así, se sacó de la naturaleza la impresión de lo estático, de lo que
humanidad unida. En el fondo, el peligro común hace que la humani- retorna, de lo que rota; y se reservó para la historia humana las
dad sea descrita como objeto total de la aniquilación, pero no la experiencias del tiempo, de la mutación, de lo contingente y de lo
presenta como sujeto total de la supervivencia. Por eso, es necesario posible. Y nació una concepción ahistórica de la naturaleza y una
descubrir lo salvador en el peligro apocalíptico. Pero la salvación sólo concepción de la historia absolutamente desvinculada de la natura-
puede venir de la comunión de la esperanza en la vida y de la leza.
solidaridad de la voluntad para construir un mundo pacífico. Por la En las grandes concepciones modernas de la historia del mundo,
fuerza de la voluntad que inspira esta esperanza deben nacer a todos la naturaleza representa, a lo sumo, un elemento completamente
los niveles entrelazamientos cada vez más entrechos entre los bloques marginal.
y naciones de la tierra. Es preciso estructurar formas de comunicación Desde los tiempos de Francis Bacon, la relación hombre-naturale-
a niveles cada vez más altos a fin de que la humanidad llegue a za pasó a ser descrita como la relación dueño-esclava58. El moderno
organizarse de manera que pueda llegar a convertirse en sujeto de su experimento historia ha sido construido en buena medida sobre esta
propia historia y determine su propio futuro. La categoría del peligro mentalidad. No tenemos por qué detenernos aquí en la descripción de
en la que se percibe aquí el futuro es sólo el marco para la categoría de las desoladoras consecuencias que la disociación entre la historia
la esperanza, campo necesario de la acción. humana y la naturaleza ha producido dentro y fuera del hombre en la
En este contexto nos interesa ver el paso desde nuestra propia «crisis económica». Las creaciones de la historia humana han llevado
historia a la consideración de la historia propia en el cuadro de la hasta ahora sólo al agotamiento de la naturaleza.
necesaria comunidad de la humanidad. Es el paso del enfoque parti- Si existe un camino para evitar la catástrofe común del hombre y
cular al universal. En la actual situación del mundo, el planteamiento de la tierra, será el de sincronizar la historia humana con la historia de
particular continúa siendo un pensamiento esquemático porque recha- la naturaleza, y el de continuar el experimento de los tiempos moder-
za la comunidad que es necesaria y posible. Tal enfoque está interesa- nos «en consonancia con la naturaleza», no en contra o a costa de
do agresivamente en determinar la propia identidad mediante la ella.
delimitación de otros y de tradiciones ajenas. Esta neurosis de perfiles Para conseguir simbiosis promotoras de vida entre la sociedad
se mantuvo viva en la teología durante siglos a través de la llamada humana y el entorno natural es necesario «enfriar» la historia huma-
«teología de controversia». El paso de esa teología a la «teología na y disminuir la velocidad de sus progresos unilaterales. Habrá que
ecuménica» es el camino que conduce desde la delimitación frente a compaginar su concepto del tiempo con las leyes de la vida y con los
otros a la inconfundible aportación propia a la futura vida en común. ritmos de la naturaleza en el medio ambiente y en la propia corporali-
Cuando se inicia ese camino, no se leen ya los testimonios de las dad. Esto es particularmente necesario si se tiene presente que los
otras historias y tradiciones con la mirada puesta en su particulari- progresos de un grupo suelen conseguirse a costa de otros grupos
dad, sino fijándose en la venidera comunidad ecuménica. Se pueden humanos. Los progresos tecnológicos conseguidos a costa de la
leer los testimonios de las tradiciones poniendo la mirada en esa meta, naturaleza o de las generaciones venideras no merecen el nombre de
tanto si las tradiciones son católicas, evangélicas u ortodoxas. Pero progreso, son puramente aparentes, ficticios. Necesitamos un mayor
habrá que leerlas fijándose en lo que pueden aportar a una comuni- número de sistemas de equilibrio para mantener dentro de unos
dad ecuménica de la cristiandad. El pensamiento esquemático consi- límites, haciéndolos soportables, los progresivos procesos de la histo-
dera que su propia parte constituye el todo. El pensamiento ecuménico ria. Es absolutamente imprescindible lograr un equilibrio en la rela-
piensa, por el contrario, que su propio todo es una parte de la ción de progreso y respeto a los sistemas humano-naturales. Es
venidera comunidad. Lo que acontece en la ecumene cristiana puede
influir de manera ejemplar en la ecumene de las religiones y culturas y 58. Con muchas pruebas al respecto, W. Leiss, The Domination oj Nature, New
en la habitabilidad ecológica y política del globo terráqueo. York 1972.
152 El tiempo de la creación Los tiempos entrecruzados de la historia 153

necesario calcular de manera realista y honesta los costos y el prove- convertido en uno de los paradigmas fundamentales de la teología
cho. cristiana en los tiempos modernos. Pero aparece su lado horrible
Para fijar las necesarias delimitaciones éticas de la historia humana cuando nos fijamos en los costos y límites de este experimento. La
es útil ver con claridad las fronteras naturales de la historia de los necesaria delimitación de la historia humana comenzará a ser posible
hombres: cuando los hombres aprendan a ver más allá de la historia. La historia
La historia humana se desarrolla dentro del grande y amplio se convirtió en el paradigma de la teología moderna en aquella época
ecosistema «Tierra»59. El continuo y constante flujo de la energía en la que se impuso la visión antropocéntrica del mundo: se suponía
solar, de la circulación de aire y agua, de las estaciones del año, de las que los hombres deben ser la «corona de la creación» y el centro del
fases de la luna y del regular cambio del día y de la noche representan mundo. Todo ha sido creado para el hombre y por el hombre, y para
el entorno inviolable, natural, para los tiempos, las épocas y las metas su utilidad.
de la historia humana. Y este amplio ecosistema «Tierra» al que la Daremos dimensiones humanas y naturales a la historia cuando
historia humana pone en peligro y debe respetar es, a su vez, un eliminemos este antropocentrismo mediante un teocentrismo cosmoló-
sistema parcial del ecosistema «sol», etc. Cuando miramos los incon- gico. Las criaturas naturales no han sido hechas a causa del hombre.
mensurables espacios de los sistemas de las estrellas y de las galaxias, Por el contrario, los hombres fueron creados para la gloria de Dios.
la historia humana se relativiza convirtiéndose en un fenómeno En la medida en que los hombres descubran el sentido de sus vidas en
pequeño y limitado en la evolución de la vida en el planeta «Tierra». la alegría de existir y no en el hacer o crear, mayores posibilidades
La historia humana misma no depende por completo, arbitraria- tendrán para mantener su historia económica, social y política dentro
mente, de los hombres actuales. Estos tienen la posibilidad de opri- de los límites naturales. El estrés de la historia moderna produce el
mir, explotar y matar a otros hombres; pueden imponer cargas nerviosismo en los hombres y los hace enfermar. Sólo sanarán si
dañosas a sus hijos, pueden arruinar la vida de su descendencia y aprenden a vivir la serenidad natural en medio de sus actividades.
aniquilar el futuro de las generaciones venideras. Pero no está en la La «corona de la historia» es el sábado. Sin el reposo del sábado, la
mano del hombre destruir la vida vivida y la dicha vital de los historia destruye a la humanidad. El descanso del sábado santifica la
muertos. Existe una «inmortalidad objetiva de los muertos», como la historia con la medida divina y la bendice con la medida humana.
llamó Whitehead. Me interesa recoger aquí a mi manera sus ideas y
diré que se nos puede robar nuestro futuro, pero no nuestro pasado.
Los muertos escapan a nuestro campo de acción, aunque lo que
constituyó el motivo de su vida y el objeto de su esperanza dependa de
nuestras decisiones, ya que todavía no se ha cumplido ese motivo ni el
objeto de esa esperanza. La vida que hay que vivir está expuesta al
peligro y a la aniquilación, pero la vida vivida ha sido salvada de la
aniquilación, y es preservada en la eternidad del peligro temporal (del
tiempo).
Cada mirada al mundo cósmico y cada mirada al pasado de la
humanidad nos obliga a conocer los límites de la historia actual, las
fronteras de sus peligros mortales y la finitud de sus propias posibili-
dades.
La Historia en singular y con mayúscula, y sin indicación de
complemento determinante, ha sido y continúa siendo un concepto
fascinante del experimento de los tiempos modernos. Y por eso se ha
59. J. E. Lovelock, Gaia, New York 1979, ha mostrado en la llamada «hipótesis
Gaia» que es preciso considerar el planeta «Tierra» como el único organismo viviente. Y
expone en la linea de la ciencia natural lo que K. Lówith había expuesto filosóficamente,
en nombre del redescubrimiento de la naturaleza, lo dicho críticamente acerca de la
existencia histórica (Stuttgart 1960) y sobre la existencia cristiana (Stuttgart 1966).
6
El espacio de la creación

Desde san Agustín han visto la luz numerosas meditaciones teoló-


gicas sobre el tiempo. Pero han sido mucho menos frecuentes las
meditaciones acerca del espacio. La teología de los tiempos modernos
se ha preocupado enfáticamente de la experiencia de la historia
mientras que las categorías del espacio quedaron encomendadas a la
ciencia natural. La distinción de la experiencia judeo-cristiana de lo
divino en el tiempo y la experiencia greco-romana de lo divino en el
espacio, distinción debida a razones apologéticas, condujo a la estéril
dicotomía de historia y naturaleza.
La última gran discusión sobre el problema teológico y científico-
natural del espacio tuvo lugar en el siglo XVII, entre Newton y
Leibniz: ¿Es el espacio en el que todas las cosas finitas coexisten un
atributo del Dios omnipresente o hay que considerar el espacio como
la extensión de los objetos y entender el espacio total como un
entramado relacional formado por todas las cosas extensas pensa-
bles? Una nueva discusión teológica sobre el problema del espacio
deberá empalmar con aquella discusión clásica de los albores de la
Ilustración europea.
El problema del espacio tiene dos vertientes: una científico-natu-
ral y otra existencial. Comenzaremos por ésta última: el paso de la
cosmología metafísica del mundo finito, cerrado en sí, concebido en
la imagen del «globo terráqueo», al concepto matemático del espacio
del universo abierto, «infinito», es uno de los fenómenos más impor-
tantes y sorprendentes de cuantos se han dado en la historia de la
ciencia natural l . Ese paso comenzó a gestarse y a madurar entre los
siglos XV y XVII. Cuando decimos que el espacio mismo es «infini-
to», ilimitado y eterno ¿no estamos atribuyéndole unos predicados
divinos? ¿Es el «universo infinito» una expresión panteísta para
indicar o denominar lo divino? Si el espacio mismo es ilimitado e
infinito, no podremos seguir considerando lo divino más que como su
«límite» externo. Y si continuamos concibiendo el espacio como
1. A. Koyré, Von dergeschlossenen Welt zum unendlichen Universum, Frankfurt 1969
(ed. cast.: Del mundo cerrado al universo infinito, Madrid 21984).
i 56 El espacio de la creación Concepto ecológico del espacio 157

coordenada de la extensión, entonces lo entendemos según la geome- al mismo tiempo en ella? ¿Qué media entre el espacio absoluto de
tría euclidiana en la imagen de una línea recta infinita. Y en tal caso, Dios y el espacio relativo de su creación?
el mundo espacial carecerá de un centro, a no ser que concibamos la Con estos interrogantes acabamos de mencionar los diversos
línea recta como una órbita infinitamente grande cuyo centro se aleja conceptos de espacio. ¿Significa «espacio» una especie de recipiente
igualmente al infinito. Nace entonces en esa concepción la impresión vacío, un vacuum, para una pluralidad de objetos posibles? ¿Se
del vacío ilimitado del universo. Más, puesto que ese universo ha identifica el espacio con la extensión de los objetos? ¿Es una categoría
perdido su centro, es incapaz de ofrecer ya punto alguno de orienta- con la que captamos la existencia simultánea de diversos objetos? ¿Es
ción. ¿Es posible seguir afirmando su unidad, como da a entender la la subjetividad del objeto mismo la que determina y ordena el espacio,
expresión «universo»? ¿No sucederá, más bien, que el universo uno, como dan a entender las expresiones «superficie habitable», «espacio
infinito, se descompone en una pluralidad de mundos relativos? vital»?
En la vertiente existencial del paso del universo cerrado al univer-
so infinito nace un nuevo sentimiento vital. No es el triunfo de la
aclimatación panteísta del hombre en la armonía del mundo, sino, 1. Concepto ecológico del espacio
por el contrario, el sentimiento nihilista de extravío titubeante en el
ilimitado vacío del mundo: horror vacui. Pascal fue uno de los «El espacio no es homogéneo para el hombre religioso», dice
primeros en poner letra a ese sentimiento. «El silencio eterno de estos Mircea Eliade 5 . En la historia de las religiones podemos captar
espacios infinitos me horroriza» 2, confesó. A la pregunta «¿Qué es un todavía cómo experimentaron los hombres el espacio en tiempos
hombre en la infinitud?» respondió con la afirmación flotante: «Una antiguos. Los espacios son siempre espacios de vida y de dominación
nada ante lo infinito, un todo frente a la nada, un centro entre nada y de determinados sujetos, ya sean animales, personas humanas, dioses,
todo» 3. Pero ¿cómo puede ser el hombre un centro entre nada y todo? espíritus o demonios. Son los entornos y campos de fuerza de estos
Toda posición —y ninguna posición— es el centro entre nada y todo. sujetos, que los llenan, los dominan y los habitan. Por eso hay que
Nietzsche basa ese mismo sentimiento vital en la «muerte de Dios», y respetar esos espacios como sus respectivas esferas de vida. Cuando
entendió como uno de sus efectos la pérdida de toda orientación Moisés va al monte con las ovejas de su suegro pisa inconscientemen-
metafísica: te el espacio de un Dios desconocido para él. Por eso, la voz le dice:
«No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar
¿Qué hicimos cuando esta tierra rompió las cadenas que la unían a su sol? ¿Hacia
dónde se mueve ahora? ¿Hacia dónde nos movemos nosotros? ¿Nos alejamos de en que estás es tierra sagrada» (Ex 3, 5). El espacio sacro es siempre un
todos los soles? ¿No estamos cayéndonos constantemente? ¿Hacia atrás, hacia los espacio circunscrito. El témenos lo delimita de los espacios profanos.
lados, hacia adelante, a todos los lados? ¿Sigue habiendo un arriba y un abajo? La magia y el ritual aseguran al recinto sagrado contra el mundo no
¿No estamos vagando a través de una nada infinita? ¿No nos sopla el espacio
vacio?4.
sacro y hostil. En las puertas del santuario se exigen los rituales de
purificación antes de entrar en lo sagrado.
Hasta el presente no se ha dado respuesta salvadora alguna a la Delimitado y separado así del mundo profano y caótico, el espa-
carencia metafísica de patria que padece el hombre moderno. De cio sagrado está, sin embargo, abierto «hacia arriba» para la llegada
ordinario, los hombres y las culturas consideran su posición como el de los dioses. Tenemos un ejemplo bíblico de esto en el sueño de la
«centro del mundo». Pero, en un universo infinito, no existe un escalera de Jacob (Gen 28, 12-19). Jacob escucha la voz: «Yo soy
«centro» fijo, ni «posición» fija alguna. Toda posición es relativa. Yahvé, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac». El responde:
Los problemas teológicos del espacio son análogos, en parte, a los «¡Qué temible es este lugar! ¡Esto no es otra cosa sino la casa de Dios y
del tiempo de la creación: ¿fue creado el espacio con la creación o fue la puerta del cielo!» y erige en aquel lugar sagrado el santuario de
creada ésta en el espacio? ¿Tiene la creación espacio fuera de Dios o Betel. Los espacios sagrados son «puerta del cielo» como separación
en Dios? Si Dios es el límite del espacio de su creación, ¿puede habitar del mundo, lugares de paso del mundo terrestre al celeste, de la
cualidad divina a la cualidad humana del ser. La no-homogeneidad
2. Bl. Pascal, Pensées, n. 206.
3. O. c, n. 72. religiosa del espacio se basa en la experiencia religiosa del ser hetero-
4. Fr. Nietzsche, Die fróhliche Wissenschaft, 125, en Werke II, ed. K. Schlechta,
München 1955, 127.
5. M. Eliade, Das Heilige unddas Profane, o. c, 13. Sigo aquí la exposición de Eliade
(ed. cast.: Lo sagrado y lo profano, Barcelona 1983).
¡58 El espacio de la creación Concepto del espacio homogéneo ¡59

géneo. Por eso, la tierra es para ella el ser determinado, mientras que encuentra la patria; fuera, el extranjero. Dentro de la frontera reina la
el cielo es, por el contrario, el ser indeterminado. Sólo donde esta paz doméstica; fuera, la vida puede resultar hostil. En el espacio de la
experiencia religiosa de lo otro, es decir, del cielo, ha perdido su vivienda se está a gusto; fuera de él, a disgusto. Estos términos que
fuerza puede nacer la idea de un espacio homogéneo, expandido en expresan todavía hoy estados de ánimo, son viejas designaciones de la
igual medida hacia todos los lados, indeterminado en su determina- frontera de aquel entorno que hace posible la vida del hombre. El
ción e ilimitado en sus dimensiones. El simbolismo del nacimiento del espacio delimitado forma parte de la vida del hombre como la
mundo y del centro del mundo están ligados a la experiencia religiosa extensión corporal es parte integrante del cuerpo. Este es el espacio
del espacio sagrado 6 . Toda conquista y cultivo de la tierra acaecidos primigenio del hombre. Pero la delimitación del espacio impregnado
en la antigüedad eran vistos como una cosmogonía. La tierra habita- por la vida humana no sólo protege y defiende al hombre, sino que es,
da y cultivada tiene que ser «cercada», bien sea con un muro o con un al mismo tiempo, la posibilidad de comunicarse con seres vivos
surco de arado. Se la sustrae así de la naturaleza salvaje y se la somete colindantes y con sus espacios de vida. Esa delimitación produce
al orden cultural del hombre. Mediante la conquista, reparto y vecindad. La frontera es siempre, simultáneamente, la posibilidad de
ordenamiento de la tierra, los hombres repiten y celebran la acción la comunicación y del trato. En ella adquieren perfiles las figuras o
primigenia de la creación del mundo. Por eso, el culto, que justifica y formas de vida. Por ese motivo, la frontera del espacio vital humano
santifica la actuación del hombre sobre la tierra, constituye el centro no puede ser más exclusiva que en otros seres vivientes. Todo límite
de la cultura humana. Numerosos son los símbolos del centro del de espacio vital de un ser viviente es una frontera abierta. Si ésta se
mundo: se puede representar el axis mundi con la estaca de la tienda, cierra, el ser viviente termina por morir. La propiedad del respectivo
con las columnas del mundo, con el monte del mundo o con la ciudad ambiente vital y la comunión de la vida en el universal contexto de
santa. Se trata siempre de lo vertical porque responde a la postura del comunicación no se excluyen, sino que se condicionan recíproca-
hombre y a la gravitación de la tierra. Cuando, todavía en nuestros mente.
tiempos, el papa da la bendición urbi et orbi no hace sino declarar que «Cada cosa tiene su tiempo». Cada cosa engendra su propio
Roma es el centro del mundo. espacio y lo configura. Cada ser animado logra e impregna su medio
En el fondo, todo templo representa el centro del mundo. Repro- ambiente, que le pertenece y casa con él 8 . El concepto ecológico del
duce la morada de los dioses en el cielo. El templo de Salomón fue espacio se corresponde con el concepto cairológico del tiempo. Ni el
levantado siguiendo unos planos celestes (1 Crón 28,19). Jerusalén fue tiempo ni el espacio son homogéneos. Ambos son individuales. Los
considerada como imagen terrestre de una Jerusalén celestial. La crea y configura cuanto acaece «en» ellos. Sin el acontecer no son
basílica cristiana, la catedral románica y los templos góticos preten- nada. Ni existe un tiempo vacío sin sucesos, ni un espacio vacío sin
den reproducir el paraíso y la ciudad celestial. Por eso son imago coeli. objetos9. ¿Cómo se llegó, pues, a la idea del espacio homogéneo en el
Como en la experiencia del tiempo el ritual del «eterno retorno de universo infinito?
lo mismo» ordena el flujo de lo caduco y expulsa los «horrores de la
historia», de la misma manera el orden del espacio sagrado destierra,
en la experiencia del espacio, el informe y hostil caos de la naturaleza. 2. Concepto del espacio homogéneo
Alrededor del centro del espacio sagrado es posible la morada y la
vida humanas. Allí donde lo divino se manifiesta de forma terrena, el Es posible que la ampliación del espacio sagrado a todo lo
mundo es creado como entorno habitable. existente, ampliación producida en la historia de las religiones, prepa-
El hombre es incapaz de vivir en un espacio sin fronteras. Sin rada la concepción de un espacio unitario, homogéneo para todo
duda, no posee, a diferencia de los animales, un entorno fijo, específi-
7. O. F. Bollnow, Mensch und Raum, Stuttgart 1963 (ed. cast: Hombre y espacio,
co de la especie. Con todo, no puede vivir en la pura apertura al Barcelona 1970); H. Schmitz, Das Goüliche und der Raum, en System der Philosophie
mundo. Siempre y por doquier crea su entorno. Sólo en él encuentra III/4, Bonn 1977.
la paz y se siente «en su casa». Todas las culturas humanas son, bajo 8. Desde un punto de vista lingüístico, hay que introducir los conceptos topológicos
este aspecto, moradas del hombre. El sujeto humano determina su «región vecina», «caminos», en los conceptos de espacio. Cf. D. Wunderlich, Sprache und
Raum: Studien der Linguistik 12 (1982) 1-19, 37-59, especialmente 5 s.
espacio mediante una delimitación7. Dentro de esa delimitación se 9. La evolución de la idea del espacio del niño articula propiedades topológicas,
proyectivas y euclidianas del espacio, Cf. J. Piaget-B. Inhelder, Die Entwicklung des
6. O. c, 22 ss. raumlichen Denkens beim Kind, Stuttgart 1975.
160 El espacio de la creación Concepto del espacio homogéneo 161

objeto posible. La sentencia «todo está lleno de dioses» (návzoí nXf\pt] Una vez más, recobra importancia aquí la metáfora femenina,
9ed)v)1 , que se supone proveniente de Tales de Mileto, elimina ya la ligada ya a la idea del espacio como un recipiente: «madre espacio»,
frontera entre el espacio sagrado y el profano: todo cuanto es existe en «lo receptor», «lo omnisensible», el «material de acuñación» son
el espacio divino. También Parménides recoge esa idea: «Lo existente viejos símbolos míticos para expresar la maternidad del ser y la
es indivisible, pues es igual en toda su amplitud. En parte alguna existe sensación de protección de todas las cosas en el gran contexto del ser.
un ser más fuerte que impida su cohesión; en parte alguna, uno más Así, también los dioses salen de un ser divino innombrable, y adquie-
débil, pues todo está lleno del existente. Por eso mantiene una ren forma. Así, la «madre tierra» acoge dentro de sí a todo ser viviente
cohesión en toda su amplitud. Pues lo existente toca con lo existen- y le permite existir en ella. Parece evidente que Platón equiparó el
te» i i. Lo existente es un todo homogéneo. Su extensión es el espacio espacio receptor con la materia primigenia.
del ente. Pero no existe espacio alguno en el que no haya ente o no- Si, por otro lado, el espacio acoge en sí a todos los objetos, no
ente. Por eso Parménides se imagina la totalidad unitaria de lo puede ser él mismo un objeto. Por esa razón, Platón distingue entre el
existente utilizando la imagen de la esfera: «Mas puesto que lo espacio y los cuatro elementos. El espacio mismo ni puede devenir ni
existente tiene un límite, es perfecto en todas sus caras, semejante a la dejar de ser, a diferencia de cuantas cosas se encuentran en él. Es el
masa de una esfera perfectamente esférica, con idéntica distancia requisito previo e invisible para todo lo visible. Y es, al mismo tiempo,
desde el centro hasta cada uno de los puntos de su periferia» 12. Como la condición previa invisible para toda percepción. Platón adornó al
el ciclo del tiempo es la imagen de la eternidad, así la forma esférica espacio con propiedades divinas. También la propiedad de lo «omni-
del espacio es la imagen de la perfección. La delimitación uniforme de sensible» tiene rasgos divinos, porque Platón compara el antes de
la esfera (mipaq) y su centro (Kévxpov) representan el símbolo de la todas las cosas con el padre; y aquello que recibe y acoge todas las
totalidad de la esfera. Puesto que es igual la distancia que existe entre cosas, con la madre. Y traslada las viejas imágenes míticas de «padre
el centro y cada uno de los puntos periféricos de su delimitación, se cielo» y «madre tierra» a las ideas, de las que provienen las cosas
conserva de forma óptima en la esfera la simetría del espacio perfecto. visibles, y al espacio, en el que están las cosas visibles.
Platón desarrolló la idea del espacio como recipiente vado, ilimitado Aristóteles comentó de pasada el concepto del espacio en su
para objetos perceptibles mediante la visión y los restantes sentidos: doctrina de las categorías15. En su opinión, «espacio» pertenece a la
categoría de la cantidad. No es sino cantidad continuada. La cantidad
Por consiguiente, no queremos dar el nombre de tierra, aire, fuego o agua a la puede medirse sólo por la extensión de los cuerpos. «Las partes del
madre y receptora de cuanto se ha tornado visible y puede ser percibido por los espacio, que se llenan mediante las partes del cuerpo, tienen el mismo
sentidos. Tampoco queremos darle el nombre de cuanto ha nacido de esos límite que las partes del cuerpo». Si cada cuerpo tiene su «espacio» en
elementos. Cuando, por el contrario, afirmamos que existe un ser invisible,
informe, que todo lo abarca, que participa en lo pensable de alguna forma
virtud de su extensión, habrá que considerar «el espacio» como la
sumamente inaccesible, que escapa a toda captación, entonces no estamos hacien- suma total de todos los cuerpos extensos. Aristóteles no utiliza en su
do una afirmación errónea13. Física el concepto de espacio, sino el concepto de lugar (topos). El
lugar designa la posición de un objeto respecto de otros objetos. Su
Para Platón, el espacio es una forma universal «que recoge en sí Física no contiene una doctrina del espacio, pero sí una topografía,
todos los cuerpos». Ella es siempre y por doquier la misma. Contiene con la que se sitúa y localiza en su relación con otros objetos y partes
todo dentro de sí, pero no llega a asemejarse a ninguno de los objetos de objetos. Cabría deducir, pues, que «el espacio» es la suma de todos
recogidos. Ella es siempre «el material de acuñación», puesto y los lugares ocupados por cuerpos 16 . Parece que Aristóteles utilizó por
configurado por lo que entra en movimiento, y que aparece ora así, primera vez la teoría de la esfera de Parménides en su escrito Sobre el
ora de otra manera mediante aquél»14. cielo. En efecto, habla aquí de un centro del universo y del espacio del
universo que representa la cara interna de lo omniabarcante, omnili-
10. W. Capelle, Die Vorsokratiker, o. c, 72.
mitante, divino. Tampoco aquí emerge la idea de un «espacio vacío».
11. O. c, 167. Llama la atención que el concepto geométrico de espacio y el
12. O. c, 168. concepto ontológico de espacio aparecieran disociados en fecha tan
13. Platón, Timeo, 51 s. Cf. M. Jammer, Das Prcblem des Raumes, Darmstadt 1960,
12 ss.
14. Platón, Timeo, 50 s. Cf. R. Arnheim, Die Dynamik der architektonischen Form, 15. Cf. M. Jammer, o. c, 15 ss.
Kóln 1980, 17 ss. 16. Así, M. Jammer, o. c, 21.
162 El espacio de la creación La creación de los espacios 163

temprana. El concepto geométrico de espacio sostenido por Euclides dice del cielo que, en él, las nubes fueron convertidas en carros de
conoce exclusivamente las mediciones cuantificables por parámetros Dios, y los vientos fueron elevados a la categoría de mensajeros del
infinitos en principio. Por el contrario, el concepto ontológico del Altísimo; que Dios puso coto a las aguas. Se dice de la tierra que las
espacio parece llamado a satisfacer otras necesidades. La idea del fuentes y los ríos abrevan a todas las plantas y animales, que el sol y la
globo terráqueo cumple con la exigencia de perfección. La idea del luna ordenan los tiempos, que las plantas y los árboles dan alimento a
espacio que acoge todo y todo lo sustenta en sí satisface la necesidad todos los animales. Finalmente, el mar es el espacio vital de un
religiosa de dar seguridad divina. La idea del centro y de la delimita- sinnúmero de animales, entre ellos el monstruo Leviatán, al que Dios
ción o circunscripción del mundo suministra al hombre la orientación creó para jugar con él. El autor del Salmo 104 percibe en el mundo «el
que aquellas dimensiones de la geometría no pueden darle. campo de las condiciones constitutivas de la existencia de todos los
seres vivos, tanto animales como hombres», los «factores de configu-
ración dados conjuntamente», las «diversas regiones de la existencia»
3. La creación de los espacios y el espacio y las «necesidades elementales de la existencia»19.
de la creación El relato sacerdotal de la creación sigue una estructuración en la
que se va de los ámbitos más amplios hasta los campos más estrechos
La moderna distinción cartesiana entre sujeto espiritual carente de del hombre. El «espacio existencial» cielo es la patria de las estrellas y
cuerpo y mundo de cuerpos extensos en el espacio geométrico es de sus funciones para las otras criaturas (Gen 1, 6-8). Los «espacios
completamente ajena a las tradiciones bíblicas de la creación. La vitales» mar, aire y tierra (versículos 9-12) tienen una referencia a los
concepción ecológica del espacio permite aproximarse a ellas: cada ser seres vivientes creados en ellos y a la vida de esos seres (versículos 20-
viviente tiene su propio mundo vital con el que sintoniza y que se 22): el entorno tierra para las plantas, el entorno mar para los peces, el
adecúa a ese ser viviente. La objetivación cartesiana del mundo entorno aire para los pájaros. Y sólo después de haber sido creadas
destruye los entornos naturales de los seres animados para meterlos las condiciones ambientales viene la creación de los animales y de los
en el único entorno, igual por doquier, del sujeto humano de domina- hombres (versículos 24-28), que deben alimentarse de las plantas.
ción, y los convierte en objetos de su mundo. Las medidas son, pues, Si nos fijamos en sectores ambientales y vitales, la estructura del
las únicas características esenciales de las res exlensae, tanto si se trata primer relato de la creación es de una claridad y secuencia lógicas
de piedras, de plantas, de animales, de otros hombres o del cuerpo sorprendentes. Los modernos reproches de que se trata de especula-
propio. La reducción de los entornos naturales a estas estructuras ción mítica o de ingenuo conocimiento de la naturaleza no tienen
geométricas significa al mismo tiempo su reducción a valores utilita- razón de ser.
rios. Partimos de la interpretación ecológica de la historia de la crea-
Frente a todo esto, nosotros afirmamos en primer lugar que el ción y seguimos preguntando sistemáticamente por la relación del
espacio es, ante todo, espacio de vida; concretamente, aquel entorno Creador con su creación. Llama la atención, ante todo, la ambivalen-
al que está referida una determinada vida, porque confiere a ésta las cia semántica del concepto cielo: es, por un lado, el espacio aéreo que
condiciones que necesita para vivir. La estructura del entorno y la de se encuentra sobre la tierra, pero, al mismo tiempo, es lo transcenden-
la percepción se corresponden y son como los dos semicírculos del te a todo lo visible. La creación fue hecha al principio como un doble
círculo de vida circunscrito n . mundo de cielo y tierra. ¿Cómo hay que entender el cielo en el sentido
Si tenemos presente este concepto ecológico del espacio al leer las transcendente? TTrataremos detalladamente este punto en el capítulo
tradiciones de la creación, caeremos en la cuenta de que sus distincio- siguiente. En este contexto nos basta con recoger el otro uso lingüísti-
nes de los mundos son completamente razonables18. El Salmo 104, al co utilizado por la Biblia: el cielo es el «lugar» de la gloria de Dios y la
nombrar las obras de la creación, indica en primer lugar los grandes «morada» de Dios. Dios actúa en la tierra «desde el cielo». En el cielo
espacios cósmicos del aire, tierra y mar. Se les conoce y describe es santificado su nombre, se hace su voluntad y se prepara su Reino.
teniendo presente lo que Dios hace en ellos y lo que vive en ellos. Se Desde este enfoque, tenemos que entender el cielo, por más que
escape a nuestras concepciones, como el espacio de la dicha, como el
entorno creatural y como aquel medio ambiente que está más próxi-
17. J. v. Uexküll, Streifzüge durch die Umwelten von Tieren und Menschen. Bedeu-
tungslehre, Hamburg 1956.
18. Sigo aquí a O. H. Steck, Welt und Umwelt, Stuttgart 1978. 19. O. c, 66.
164 El espacio de la creación La creación de los espacios 165

mo a Dios y se corresponde completamente con él. El cielo es el manera mundana. No cabe concebir de otra manera la permanente
ámbito más inmediato a Dios, su entorno más próximo. La tierra, así comunicación entre Dios y mundo.
como los espacios del viento y del mar, son los arrabales de su Al principio de este apartado tocamos la diferencia que existe
existencia, su entorno mediato. entre el concepto ecológico de espacio y el concepto geométrico de
Por eso, la esperanza escatológica apunta a que el «reino de los espacio. Al concluir este apartado, vamos a tratar de coordinarlos. El
cielos» venga a la tierra y a que la gloria de Dios transfigure la tierra concepto ecológico de espacio percibe el «mundo» siempre y sólo
igual que su cielo. Desde este punto de vista, es natural considerar la como entorno determinado. Este concepto proviene de la investiga-
estructura de la creación en círculos concéntricos. La creación se ción del medio ambiente de los animales, y puede ser aplicado a la
compone de entornos escalonados de Dios. Se abandonó esta concep- relación del hombre con el mundo sólo de forma limitada. El concep-
ción simplemente porque Dios creador acaparó en exceso el primer to ecológico califica el espacio como entorno determinado de seres
plano y se pasó por alto al Dios que descansa el sábado. vivos. Pero no es posible cuantificar el espacio con él. Pero ¿cómo
Si, dentro de ese segundo enfoque, utilizamos la imagen de la llega el hombre a mirar más allá de su medio ambiente específico, a
creación como el espacio habitable de Dios, surge inmediatamente la considerar el mundo como conjunto de una pluralidad de entornos
pregunta: ¿pueden la tierra y el cielo convertirse, con su finitud, en diferentes, y a cuantificar también espacialmente ese mundo?
morada del Infinito? ¿No sería más correcto afirmar que Dios es la Recogemos aquí las ideas antropológicas de Max Scheler, uno de
morada del mundo creado por él, mundo que permanece eternamente los primeros que investigaron detalladamente el entorno del animal.
porque encuentra espacio en Dios y participa de la eterna vida divina? «Todo cuanto el animal puede observar y captar de su medio ambien-
¿Finitum capax o incapax infiniti? «Desconocemos si Dios es el espa- te se encuentra en las cercas y fronteras seguras de la estructura de su
cio de su mundo o si éste es el espacio de Dios», dice un midrash entorno». Frente a esto, el hombre es «la X que puede abrirse al mundo
judío 20. Y la respuesta judía dice: «El Señor es el espacio habitable de de forma ilimitada. Hominización significa elevarse a la apertura al
su mundo, mas éste no es el espacio habitable de Dios». Pero si nos mundo en virtud del espíritu»23. El peculiar distanciamiento del
atenemos a la doctrina de la schekiná y a la doctrina cristiana de la entorno respecto del mundo diferencia al hombre de los animales,
encarnación, tendremos que mencionar el milagro que constituye el aunque también éstos tienen capacidad de acomodación. Gracias a la
hecho de que el Dios infinito mismo habite en su creación finita y la reflexión y a la fantasía del espíritu, el hombre se sacude el «hechizo
convierta en su entorno 21 . del entorno» y conoce el «mundo». Es capaz de percibir los objetos
Con todo, estas dos concepciones teológicas no tienen por qué ser como tales, y no sólo en sus valores utilitarios de uso. Tiene capacidad
necesariamente contrapuestas. El Dios que ha creado el mundo y le para interrumpir sus reacciones instintivas y para actuar de manera
invita al descanso de su fiesta sabática hace que ese mundo exista consciente. No se encuentra atado a un único entorno. Ha desarrolla-
ante, con y en la presencia de su ser infinito 22. En este sentido, Dios es do «formas vacías» de espacio y de tiempo con las que está en
el eterno espacio habitable de su creación. Pero el Dios que ha hecho el condiciones de percibir numerosos objetos y una pluralidad de entor-
mundo mediante su sabiduría y que lo conserva en la existencia nos. En opinión de Max Scheler, estas formas vacías de espacio y
mediante su Espíritu, ese mismo Dios entró en el mundo y continúa tiempo en la percepción tienen su fundamento en la sobreabundancia
en él. Dios Espíritu habita en la creación y la prepara para que se de sus instintos: «Originariamente, llamamos vacío a la insatisfacción
convierta en morada de la glorificación. Es preciso, no obstante, de nuestra expectativa instintiva. El primer vacío es, al mismo tiempo,
distinguir entre una inhabitación y otra. No son iguales ni tienen el vacío de nuestro corazón» 24.
lugar en el mismo plano. Por eso no existe la alternativa que fue Interpretamos teológicamente estas observaciones fenomenológi-
presentada en aquel midrash. Dios y el mundo mantienen respectiva- cas de Max Scheler cuando decimos que el hombre, como criatura de
mente la relación de la inhabitación y participación recíproca: Dios Dios, está tan determinado por el entorno como los animales que
habita en el mundo a la manera divina; y el mundo habita en Dios a la fueron creados al mismo tiempo que él, pero que el hombre, gracias a
su condición de imagen de Dios —característica que no comparte con
otras criaturas— está abierto al mundo por encima de su entorno
20. Cita tomada de midrash Rabbah Génesis II, LXVIII, 9, en M. Jammer, Das
Problem des Raumes, o. c.
21. Cf. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, o. c.. 120 ss. 23. M. Scheler, Die Slellung des Menschen im Kosmos, München 1947, 40 s.
22. Cf. cap. X, El sábado: la fiesta de la creación. 24. O. c. 46.
i 66 El espacio de la creación El problema del espacio absoluto 167

respectivo. En la medida en que concuerda con Dios, Creador de Bruno lo consideró como «infinito» y le aplicó, de forma panteísta,
todos los entornos ambientales, participa de la relación que Dios predicados divinos, nació el problema teológico y filosófico de la
mantiene con el mundo y con el medio ambiente. El entorno de Dios infinitud espacial del mundo: ¿existe una extensión sin fin de la
es su creación, el «mundo». Como representante y plenipotenciario de materia o un espacio infinito? Con ello se planteó de nuevo la
Dios en la tierra, el hombre está abierto al mundo como suma de discusión de los dos conceptos de espacio que pudimos observar ya
todos los entornos de los vivientes. desde el comienzo de la filosofía griega: ¿es el espacio el «receptor» de
Lo que Max Scheler definía como «el vacío infinito de nuestro todos los objetos, como pensó Platón, o «la extensión de los objetos»,
corazón» es la apertura del hombre a Dios, el agustiniano cor inquie- como afirmó Aristóteles? ¿Existe el espacio en cuanto tal, o sólo la
tum. No es idéntico a la apertura del hombre al mundo. Aquél no se «localidad» como propiedad de los objetos extensos?
limita a interpretar teológicamente a ésta, sino que le sirve de funda- El concepto moderno de la «inmensidad» agudizó teológicamente
mento 25 . Porque el hombre es criatura e imagen de Dios al mismo el problema: si la extensión de la materia es infinita, ¿qué impide
tiempo, por eso mantiene una referencia al medio ambiente al tiempo considerar la materia como divina, tal como lo hizo Spinoza? Pero si
que está abierto al mundo. La simultaneidad de ambas improntas se hay que distinguir el espacio de los objetos materiales que están en él
pone de manifiesto en las ambivalencias de su posición excéntrica ¿cabe concebir entonces el espacio infinito como una propiedad del
respecto del medio ambiente. Dios transcendente? El problema moderno del espacio suscita la
controversia teológica sobre teísmo-panteísmo.
De ordinario, se atribuye a Descartes la reducción de la ciencia a
4. El problema del espacio absoluto la matemática. Al trazar una distinción estricta entre res cogitans y res
extensa y referir el concepto de Dios sólo al alma, no a la naturaleza,
Alexandre Koyré ha puesto de manifiesto que el paso del «mundo no tuvo escrúpulos religiosos para objetivar el mundo visible con su
cerrado» al «universo infinito» constituye la esencial revolución inte- ontologia y «matematizar» sus objetos. Fundamentalmente, llevó
lectual en la Europa de los tiempos modernos 26. Esta transformación esto a cabo equiparando la materia con la extensión, tal como se pone
de la imagen del mundo ha destruido el cosmos en el que el hombre de manifiesto en la definición de la res extensa. Sólo la extensión
podía sentirse como en su casa; y, con la «infinitización del universo», según las tres dimensiones, largo, ancho y alto, caracteriza la substan-
ha abierto el mundo a la conquista por el hombre. El mundo incon- cia material. De ahí se sigue 1) que no existe ninguna otra característi-
mensurable, abierto por todos sus costados, ha despertado también ca de la materia, 2) que no puede haber un espacio vacío sin substan-
los sentimientos de enajenación del hombre moderno que ha desem- cias materiales, 3) que es impensable una delimitación espacial del
bocado en el nihilismo. Este impresionante cambio de la imagen del universo material. Sin embargo, el mundo de la res extensa no es
mundo se fraguó y maduró durante los cien años que van desde la «infinito» en el sentido metafisico de la palabra; simplemente «carece
fecha en que Copérnico publicó su obra revolucionaria, en 1543, de limites» en el sentido mensurable. El espacio euclidiano, con el que
hasta que Newton descubrió la ley de la gravitación, en 1666. Aquí, opera Descartes, es ilimitable. Las líneas de sus tres dimensiones se
nos limitaremos a recoger la discusión «Dios y el espacio», mantenida pierden en lo «infinito», como dice la expresión matemática referida a
en el siglo XVII entre Rene Descartes y Henry More, y posteriormen- la carencia de límites. Pero Descartes jamás afirmó la infinitud
te entre Leibniz y Newton 27. metafísica del mundo. «Infinito» sólo es Dios. Sí dijo que la extensión
Después de que Nicolás Copérnico declaró como «inmenso» e de la materia carece de límites: el mundo no tiene límites28.
«inconmensurable» el mundo visible de las estrellas, y Giordano Henry More comenzó por criticar la estricta dicotomía cartesiana
de espíritu y materia; posteriormente criticó la reducción del ser a la
25. Cf. W. Pannenberg, Was ist der Mensch?, Góttingen 1962, 12.
materia, y, por último, la reducción de la materia a la extensión. No se
26. A. Koyré, Von der geschlossenen Well zum unendlichen Universum, Frankfurt puede circunscribir la extensión a la materia. También el espíritu es
1969 (ed. cast: citada). J. J. C. Smart, Problems ofSpace and and Time, New York 1964, extenso. Si, además, la res se define sólo por la extensio, entonces es
ofrece una excelente colección de aportaciones filosóficas y científico-naturales a los literalmente imposible hablar de una res cogitans. La materia no sólo
conceptos de espacio y tiempo. es extensa, sino también móvil. Y es móvil sólo en el espacio. Por
27. Sigo las exposiciones de Max Jammer y Alexandre Koyré, pero llego a conclusio-
nes distintas. Cf. También KL.-D. Buchholtz, haak Newton ais Theologe, Witten 1965,
esp. 69 ss. 28. A. Koyré, o. c, 101.
loa ti espacio de la creación 169
El problema del espacio absoluto

consiguiente, no se puede pensar en la materia sin pensar también en todas las cosas están y se mueven— y el espacio relativo de las diversas
el espacio, que se diferencia de ella. La materia presupone un espacio. localizaciones y relaciones recíprocas de los cuerpos, así como el
¿Cómo hay que definir el espacio en el que se mueven todos los movimiento relativo y el movimiento absoluto.
objetos, pero que no es idéntico a la extensión de esos objetos? En la En este contexto, es interesante su discutida tesis de que el «espa-
definición más concreta del espacio, More arranca de Platón, y echa cio absoluto» es el atributo del ser eterno, divino. También afirma
mano de ideas de la cabala judía: el espacio es no sólo real, sino que, como dimensión de la omnipresencia divina, el espacio es el
también divino, porque es infinito, inmóvil, homogéneo, indivisible, «sensorium de Dios» mediante el que Dios percibe todas las cosas y
simple y único. Platón habría descrito con atributos de divinidad todos los movimientos de las cosas: «... ¿acaso no ponen claramente
materna el espacio en cuanto diferenciable de las cosas, en cuanto de manifiesto los fenómenos que existe un ser incorporal, vivo,
«contenedor de ellas». Pues bien, existe también una tradición de la inteligente , omnipresente, que contempla de manera inmediata las
cabala judía la cual uno de los nombres de Dios es MAKOM, que cosas en el espacio infinito como un sensorium, las percibe constante-
significa el lugar infinito, inmediato o, como interpreta More, el mente y las capta de forma completa mediante la presencia inmediata
espacio absoluto. La tradición MAKOM se remonta a Est 4, 14: «De de las cosas ante él?»33. Si Dios percibe de manera inmediata todas
otra parte vendrá más espacio y ayuda a los judíos». La perífrasis «de las cosas mediante su omnipresencia es porque la omnipresencia
otra parte» significa: de Dios. La tradición judía, que ha estudiado eterna e increada de Dios coincide con la omnipresencia del espacio.
Max Jammer 29 , utilizó la expresión MAKOM KADOSH para el Y si cabe la posibilidad de dividir el espacio ¿no se divide al mismo
«espacio sagrado», referido a la schekiná de Dios, la presencia de Dios Dios? Este fue el argumento en contra utilizado por Leibniz, que,
que habita en el templo y en Israel. Si damos un paso más, entendere- además, interpretó erróneamente el «sensorium de Dios», expresión
mos la «omnipresencia de Dios» de la que habla el Salmo 139 como su utilizada por Newton. Y esa mala comprensión le llevó a decir que
presencia espacial, e interpretamos el espacio en el que están y se Dios no puede estar inmediatamente presente en todas las cosas si
mueven todas las cosas creadas como «espacio absoluto», como la necesita la mediación de un sensorium. Sin embargo, Newton había
dimensión espacial del ser divino. Si se entiende el espacio como hablado de un sensorium utilizando una especie de comparación.
dimensión de la omnipresencia de Dios, quedan excluidas todas las
consecuencias panteístas. El «espacio absoluto» significa la presencia Más importante era el argumento de la divisibilidad del espacio.
inmediata de Dios en la totalidad del mundo material y en cada una Leibniz mismo continuó el pensamiento de Descartes y definió el
de las cosas que se encuentran en ese mundo. espacio como la designación de la situación de las cosas extensas en
sus relaciones recíprocas. Naturalmente, esto le obligó a suponer una
El resultado de esta consideración se concreta en la distinción relatividad fundamental de todas las relaciones y medidas espaciales.
entre espacio y cosa: el espacio absoluto es infinito, inmóvil, homogé- «El espacio» no será más que el compendio de todas las extensiones y
neo, indivisible y único. Por el contrario, las cosas en este espacio son relaciones mensurables de los cuerpos. Pero no existiría, dijo, si los
finitas, móviles, diversas, divisibles y plurales 30 . Sólo esta distinción cuerpos no existieran. En opinión de Leibniz es imposible la idea de
de espacio y cosa permite hacer justicia a la diferenciación entre el un «espacio vacío» tal como se apunta con el concepto del «espacio
mundo creado, contingente, y el Dios omnipresente31. Si equipara- absoluto».
mos espacio y extensión de las cosas, difícilmente podremos escapar a
En esta discusión del siglo XVII, tenemos 1) dos conceptos
la idea de un mundo eterno, infinito, que existe por sí. Una tal
diferentes de espacio: el objeto en el espacio y la extensión espacial de
concepción panteísta, apuntada por Giordano Bruno y desarrollada
la cosa. Tenemos, 2) dos conceptos diferentes de Dios: el Dios
por Baruch Spinoza, significaría el final de la fe bíblica en la creación.
espacialmente omnipresente y Dios como Espíritu, que, en el espíritu
Isaac Newton recogió la idea del espacio absoluto y la distinción que
humano, se contrapone a su creación espacial. Por eso encontramos,
Henry More trazó entre espacio y material. Aquella idea y esta
3) dos coordinaciones diferentes del espacio: 1. el espacio pertenece al
distinción constituyen los fundamentos de la cosmología de New-
objeto, y 2. el espacio pertenece a Dios. No existió serio peligro de
ton 32. En efecto, este autor distingue el espacio absoluto —en el que
29. M. Jammer, o. c, 25 ss; A. Koyré, o. c, 138 s. 33. Cit. M. Jammer, o. c, 123; Fr. Oetinger recogió la concepción newtoniana del
30. A. Koyré, o. c, 140. espacio y la vinculó conscientemente con la idea cabalística de spatium: Dios no sólo es
31. O. c, 143. omnipresente, sino que constituye incluso el espacio. En su espacio, Dios «siente» todas
32. M. Jammer, o. c, 102 ss; A. Koyré, o. c, 144 ss. las cosas y acontecimientos. Cf. E. Zinn, Die Theologie des Friedrich Oetinger, Gütersloh
1932, 58 ss.
170 El espacio de la creación El problema del espacio absoluto 171

panteísmo mientras se distinguió entre la carencia de límites del divino de creación. El mundo no existe en sí mismo, sino en el
espacio y la infinitud de Dios o entre el concepto cuantitativo y el «espacio preparado» de la presencia de Dios en el mundo. En contra
concepto cualitativo de la infinitud. Por otro lado, con la distinción de cuanto pensaba Newton, el Dios eterno no es la frontera del
entre el espacio absoluto (de Dios) y del mundo finito de las cosas en mundo, sino el Dios creador. En la doctrina del mundo como creación
él, se puede mantener la distinción entre Dios y mundo, pero no está de Dios distinguimos, pues, 1. la omnipresencia esencial de Dios o el
vinculada a ello una concepción de la creación, sea del tipo que fuere. espacio absoluto, 2. el espacio de la creación en la preparada presencia
La teología de la naturaleza practicada por Henry More y por Isaac de Dios en el mundo y 3. los lugares relativos, relaciones y movimien-
Newton no era teísta, sino panenteísta: mediante la idea del espacio tos en el mundo creado. El espacio del mundo se corresponde con la
absoluto pudieron pensar el mundo en Dios, pero no a Dios como presencia de Dios en el mundo, que abre, delimita, y empapa ese
Creador del mundo ni al mundo como creación contingente. A espacio.
Leibniz se le planteaba el siguiente problema: si no existiera cosa
alguna tampoco existiría el espacio; y si no existiera creación alguna
no existiría ni espacio ni tiempo. A Newton se le planteaba otro
problema: si el mundo finito existe en el espacio eterno de Dios ¿no
participa de su eternidad y es tan eterno como él?
El problema discutido por Leibniz y Newton sólo tiene solución si
se concibe la creación como mediación entre el espacio-cosa relativo y
el espacio eterno de Dios. Sólo el concepto de la creación es capaz de
distinguir el espacio de Dios y el espacio del mundo creado, porque, con
la creación, nace un espacio para el mundo creado que no es la
omnipresencia increada de Dios ni el espacio relativo de la cosa. Max
Jammer reprodujo estas «ideas judeo-cristianas sobre el espacio»,
pero no cayó en la cuenta de las posibilidades que ofrecen para la
discusión mantenida entre Leibniz y Newton. «Según la cabala, el
infinitamente Santo, Uno, cuya luz llenaba originariamente todo el
universo, retiró su luz y la concentró sobre su propia substancia,
creando así un espacio vacío»34. Nos encontramos de nuevo ante la
doctrina del zimzum de Dios: «Deus creaturus mundos contraxit
praesentiam suam». Por eso, sospechan intérpretes de la cabala, no se
habla en el Génesis tampoco de una creación del espacio. Por el
contrario, la creación es creada en el vacío preparado por Dios en el
decreto de creación. Por consiguiente, el espacio de la creación
precede a la creación y a los espacios creados en ella, y, en consecuen-
cia, no se identifica con la omnipresencia de Dios, increada y eterna.
«Una vez que Dios llevó a cabo el zimzum con miras a la creación del
mundo, creó "recipientes". Los situó en el "lugar" que él había
dejado libre mediante su retirada. Los recipientes tenían la finalidad
de recibir la luz en la que el mundo debía nacer a la vida» 35 .
El mundo creado no existe en el «espacio absoluto» del ser divino,
sino en el «espacio dispuesto» por Dios para él mediante el decreto

34. M. Jammer, o. c, 37.


35. A. Safran, Die Kabbala, Bevn 1966, 281. La idea del zimzum ilustra gráficamente
la idea de la creación y de la actividad de Dios.
7
Cielo y tierra

1. ¿Por qué un mundo dual?

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gen 1, 1). En las
tradiciones bíblicas no existe un concepto único o unitario para
designar la realidad creada por Dios. Aunque son conocidos los
términos «mundo», «universo», sin embargo son utilizados rara vez.
Existe la marcada tendencia a hablar en forma dual de «cielo(s) y
tierra», casi siempre en este orden '. ¿Se debe esto a la tendencia del
hebreo a ver los conjuntos como divididos en dos partes y a expresar-
los en contraposiciones, o es que la realidad como creación de Dios es
necesariamente este mundo dual de cielo y tierra?
Probablemente, la etimología hebrea indica con «cielo» «lo de
arriba», y con «tierra» «lo de abajo». En la utilización del concepto
«cielo» cabe distinguir entre el sentido directo y el simbólico. En las
tradiciones bíblicas, «cielo» significa el espacio aéreo para las nubes y
los pájaros voladores, los «pájaros del cielo». Cuando se quiere dar a
entender ese ámbito, se habla generalmente en forma trimembre, y la
secuencia es cielo, tierra y mar 2 . «Cielo» puede referirse, además, al
ámbito de las «estrellas del cielo». Se concibió el mundo de las estrellas
como bóveda celeste semiesférica cuyos lados llegan hasta la tierra.
Cuando se pretende aludir a esta significación se habla, generalmente,
de «cielo y tierra». El término «tierra» comprende entonces también el
espacio aéreo y el mar 3 . Finalmente, tenemos el significado simbólico
del cielo. Se entiende entonces cielo como sinónimo del mundo de los
ángeles, situado arriba, en el más allá, indisponible e invisible; e indica
también el espacio para el trono de Dios y de la gloria divina que lo

1. B. Jacob, Das erste Buch der Tora Génesis, o. c, 23. Sólo en Gen 2, 4 aparece
invertida la secuencia: «El día en que hizo Yahvé Dios la tierra y los cielos». Hay que
observar aquí la diferencia del «hacer» frente al «crear». B. Jacob, o. c, 11 ss. Cf. cap.
IV, 1.
2. Cf. Sal 104; Gen 1.
3. Cf. J. Nelis, Dios y cielo en el Antiguo Testamento: Concilium 153 (1979) 312 ss,
distingue cinco categorías en las que se habla del cielo. Todo este número de la revista
«Concilium» está dedicado al tema del «cielo».
174 Cielo y tierra ¿Por qué un mundo dual? 175

inhabita 4 . Cuando se pone la mirada en la transcendencia de este por Dios y está abierto para él, que habita en el cielo. «El que vive en
cielo, el cielo-espacio aéreo y el cielo sede de las estrellas significan, el cielo» es el Creador, que inhabita en su creación. La inmanencia de
juntamente con la tierra, «este mundo visible». Dios en el mundo convierte a éste en un mundo excéntrico y lo
Del cielo como ámbito de los ángeles y como trono de Dios se diferencia en «cielo y tierra».
puede hablar en singular y en plural: «Mira: a Yahvé tu Dios pertene- Como la expresión «cielo» tiene una significación directa y otra
cen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y cuanto hay en ella» simbólica, de manera correspondiente también la expresión «tierra».
(Dt 10, 14; cf. también 1 Re 8, 27; Neh 9, 6 y otros). «Cielos de los Con el término «tierra» se alude al espacio vital de los hombres y de
cielos» pretende resumir la abierta pluralidad de los ámbitos invisibles los animales que viven sobre suelo firme, marcando así una diferencia
e irreconocibles de la creación. Pablo habla en una ocasión del «tercer referencial respecto del espacio aéreo y del mar. Pero «tierra» puede
cielo» (2 Cor 12, 2). No es claro si se refiere con esa expresión al cielo ser el polo opuesto del cielo de las estrellas, y comprende entonces
de los ángeles, situado más allá del cielo-espacio aéreo y del cielo de también el espacio aéreo y el mar. En comparación con el cielo
las estrellas. Influidos por la mentalidad judía, algunos padres de la invisible en el que mora la gloria de Dios, se puede indicar con
Iglesia hablaron de «siete cielos». Mateo prefiere referirse al «reino de «tierra», finalmente, todo el mundo visible y temporal en el que Dios
Dios» con una perífrasis que indica modestia, y habla del «reino de los no mora, al menos todavía. En esta significación simbólica, «tierra»
cielos» (PaaiXfXa xmv oñpuvcov, primero en Mt 3, 2). Aparece también indica no sólo este planeta, sino el mundo material al que este planeta
la expresión «el reino celeste» ( fiwilaa tínovpáviov, 2 Tim 4,18). pertenece. «La tierra» es entonces el compendio de todos los sistemas
En la mayoría de las expresiones referidas al cielo se expresa de materia y de vida conocidos por nosotros. Por eso los primitivos
objetivamente la incapacidad fundamental del hombre para definir ese credos cristianos, siguiendo a Col 1,16, ampliaron la creación de
ámbito de la creación5. La tierra es el ámbito que le ha sido confiado «cielo y tierra» a la creación «de lo visible y de lo invisible» (Symbo-
al hombre y con el que éste está familiarizado. El pone nombre a los lum Apostolici forma orientalis, Symbolum Nicaeno-Constantino-
animales, y éstos se llamarán como él ios denomina (Gen 2, 19-20). poiitanum, Symbolum Quicumque).
Pero «el cielo» e incluso «los cielos» son el espacio de la realidad
inaccesible e incognoscible para él.
Con «los cielos» se parafrasea, además, una apertura del mundo ¿Cómo hay que entender el binomio «cielo y tierra»?
visible que supera todo límite. Si dejamos de lado todo tipo de
fantasía, en las expresiones «el cielo», «los cielos» y «los cielos de los En la historia de las religiones se suele apuntar con frecuen-
cielos» se pone claramente de manifiesto que el mundo como creación cia a la unidad bipolar del mundo que, presentada como polaridad
de Dios no tiene su unidad en sí mismo y que, por consiguiente, no sexual, tiende a la unión fructífera6. «Padre cielo» y «Madre tierra»
puede ser un universo unitario, cerrado en sí. Si Dios es el creador del son símbolos antiguos del patriarcado. Sin duda, el «Padre cielo»
mundo, éste tendrá su unidad en Dios, no en sí mismo. Por eso domina sobre la «Madre tierra», pero ambos son, al mismo tiempo,
pueden existir innumerables cielos de los que el hombre no tiene la divinos. De la unión sagrada de ellos brota toda la vida. Es posible
más leve sospecha. No obstante, es necesario afirmar que, para la fe que esa doble polaridad del mundo haya sido recogida en la concep-
en la creación, el cielo no es Dios, ni es de naturaleza divina, sino una ción israelita de la doble creación, como ponen de manifiesto 1 Re 17;
parte del mundo creado. Como parte del mundo creado, sin embargo, Is 45, 8; Os 2, 23 s, pero no ha sido contemplada de manera
debe distinguirse del mundo visible, pues sólo mediante esa distinción sistemática, porque cielo y tierra son creaturas de Dios, pero no son
se puede entender el mundo visible como mundo creado que existe divinas. Los salmos alaban y ensalzan la fertilidad de la tierra. Según
el primer relato de la creación, la tierra es la productora por orden del
Creador, pero no se percibe resonancia alguna del simbolismo de la
4. La división tripartita está asentada en la tradición dogmática, cf.: Fr. Diekamp,
Katholische Dogmatik nach den Grundsátzen des Hl. Thomas III, Münster 1922, 406 ss; D. fertilidad de cielo y tierra. Cielo y tierra no encierran connotaciones
Tilenus (reformado),Syntagma tripertitum dispulalion disputationum in academia Seda- sexuales ya en las tradiciones bíblicas. Por eso no se utiliza la relación
nensi habitarum, Genevae 1618, p. 455 habla de «coelum trifariam in scriptura sumitur». hombre-mujer para describir la relación entre cielo y tierra, así como
Más documentación al respecto en Heppe/ Bizer, Dogmatik der evangelisch-reformierten tampoco la relación entre cielo y tierra sirve de analogía para la
Kirche, o. c, 390 ss.
5. Sobre esto ha llamado enfáticamente la atención M. Welker, Universatitát Gottes
und Relativitat der Welt, Neukirchen 1981, 203 ss. 6. Cf. Cap. II 2.
176 Cielo y tierra ¿Por qué un mundo dual? 177

existente entre hombre y mujer, en contra de lo que fue moneda está, desde el que él actúa y al que se dirigen la oración y la alabanza.
corriente en la antigüedad. Sin embargo, la relación entre Creador y criatura en general y la
Desde la perspectiva de la historia de la filosofía, no es descabella- relación entre Dios y hombre en especial es distinta de la relación
do traer a colación la analogía de cuerpo y alma. El mismo Platón entre cielo y tierra. Las características de la analogía de arriba-abajo,
habló de «cuerpo del mundo» y de «alma del mundo»: antes-después, más-menos, mencionadas por Barth, casan con una
determinada relación de Dios y hombre, pero no con la relación
Pero cuando él implantó el alma en medio del todo hizo que ella lo impregnara y general de sus respectivas «residencias»: cielo y tierra. En el fondo,
que, además, circundara el cuerpo desde fuera, y formó el cielo único, solitario, tampoco casan realmente estas características generales con la rela-
un círculo que gira en línea circular, capaz de fecundarse a sí mismo mediante su ción entre Dios y hombre. Si tenemos presente la historia de la
propia fuerza, sin necesidad de nadie más, suficientemente conocido y amigado
consigo mismo; por todas estas razones, el mundo que él engendró era un dios salvación en su conjunto y contemplamos de manera especial la
beato 7 . encarnación del Hijo de Dios y la participación del hombre en la
naturaleza divina, la relación entre Dios y hombre es mucho más rica
Si la tierra es el cuerpo del cielo y éste el alma de la tierra, nace que cuanto aquellas simples características de dominio y obediencia
entonces la imagen de un macroanthropos que se basta a sí mismo, ser permiten suponer. El amor de Dios se orienta por completo a la tierra
divino-humano que gira alrededor de sí mismo. Efectivamente, los y al mundo en el que existen los hombres. Objeto del amor no puede
padres de la Iglesia echaron mano de esta imagen del mundo plasma- ser un «abajo», un «después», o incluso un «menos». Barth ve la
da en el Timeo platónico, pero esta analogía entre cuerpo y alma para analogía de cielo y tierra con el binomio Dios-hombre en el dominio
explicar la relación entre cielo y tierra está totalmente ausente de las de Dios, que gobierna abajo desde arriba. Su doctrina jerárquica de la
tradiciones bíblicas, así como, por el contrario, tampoco se entiende creación expresa su teoría del dominio soberano del Dios Uno ''. Las
la relación de cuerpo y alma según la analogía entre cielo y tierra. No características de la analogía de cielo y tierra emergen, pues, también
podemos enlazar con la idea de la creación de Dios la concepción del en su doctrina sobre la relación entre alma y cuerpo y en su doctrina
cosmos divino que descansa o gira en sí. sobre hombre y mujer12. Si se pretende establecer una referencia no
Desde un enfoque teológico, hay que pensar, más bien, en la monárquica, sino trinitaria, de cielo y tierra con Dios, habría que
relación del Creador con su creación, que encuentra su analogía en la decir que el cielo es el lugar de residencia preferido del Padre; que el
relación del cielo con la tierra. «Existe una correspondencia, una lugar de residencia preferido del Hijo es la tierra en la que él se
similitud de la relación entre cielo y tierra y de la relación entre el encarnó, murió y resucitó y a la que vendrá para llenarla de su gloria.
Creador y su criatura», declaraba Karl Barth en su doctrina sobre la Habrá que considerar como lugar de residencia preferido del Espíritu
creación8. «Cielo y tierra» son la analogía y la correspondencia de santo la venidera unión inmediata de cielo y tierra en la nueva
Dios y hombre. ¿En qué consiste esa analogía? Según Barth, «en que creación, como cuya fuerza se revela ya ahora el Espíritu santo. Por
también aquí, ya aquí, hay un arriba y un abajo, un antes y un eso, al referirse a la relación de cielo y tierra no cabe hablar de una
después, un más y un menos» 9 . En la diferencia del cosmos superior y «oposición», sino de complementación, no de un «enfrentamiento»,
del inferior se refleja el auténtico y verdadero arriba y abajo del sino sólo de la comunión de las criaturas de Dios 13 .
Creador y de sus criaturas. Evidentemente, en este reflejo subyace la
realidad de la presencia escalonada: el cielo está más próximo a Dios
que la tierra 10 . Dios «habita» en el cielo, y «actúa» desde el cielo en la
tierra. Su voluntad se cumple «como en el cielo así en la tierra».
Sin duda es correcta la afirmación de que el cielo se utiliza siempre
en las tradiciones bíblicas como perífrasis del lugar en el que Dios
11. En o. c, 496, Barth habla expressis verbis de la «jerarquía en la relación entre
7. Platón, Timeo, 34 b. cielo y tierra».
8. K. Barth, Kirchliche Dogmatik 111/3, 488. También M. Schmaus, Katholische 12. K. Barth Kirchliche Dogmatik III/2, 502 ss y II1/4, 189 ss.
Dogmatik I, München 1938, 287, considera el cielo como una parábola del modo de 13. K. Barth, Kirchliche Dogmatik, III/3, 491: «Dialéctica de la contraposición de
existencia de Dios, «concretamente de su majestad». cielo y tierra»; ibid., 493: «Frente a la tierra». J. T. Beck, Die Vollendung des Reiches,
9. O. c, 490. 491.504. Gütersloh 1887, 6 ss utilizó, en cambio, la metáfora del «organismo» y habló de
10. O. c.,491. «organismo del cielo, de la tierra y del cuerpo» de la creación.
¡78 Cielo y tierra El cielo de la naturaleza 179

Desde el punto de vista del tiempo, el lugar de aquella apertura del


La creación de Dios mundo, simbolizada por el cielo cualitativamente otro, debería ser
¿es necesariamente un mundo binario? ocupado por la apertura al futuro en la que el mundo mismo se rebasa
constantemente a sí mismo. Y también esto significaría la transforma-
Si suponemos la obra de la creación ya terminada, la división en ción de la infinitud cualitativa en la cuantitativa duración infinita.
cielo y tierra parece algo puramente casual, debido a la predilección Por consiguiente, no cabe la posibilidad de intercambiar la idea del
que la mentalidad de las tradiciones bíblicas demuestra por el pensa- doble mundo de «cielo y tierra» por ideas tales como «el universo
miento bimembre. Pero si partimos de la creación continuada de Dios, infinito» o el «cosmos».
se ve de inmediato que la incesante presencia creadora de Dios en la Finalmente, «cielo y tierra» son para la teología no una dualidad
creación convierte a ésta en ese doble mundo de cielo y tierra. Un esclerotizado de un estado del mundo completado, sino las dos caras
mundo creado por Dios y necesitado de la continua creación en cada de la actividad creadora de Dios, del amor divino y de la glorificación
instante tiene que ser un mundo abierto a Dios. No gira sobre sí divina. Por consiguiente, desde una perspectiva teológica es absoluta-
mismo, ni en perfección absoluta o relativa. Por el contrario, existe en mente necesario entender cielo y tierra en Dios, es decir, en el
la presencia del Creador y vive de la influencia constante de su movimiento de Dios: en el movimiento de la actividad creadora del
Espíritu creador. El Dios creador convierte el mundo en una realidad Padre llamamos al cielo coelum naturae, en el movimiento de la
extática. Ese mundo no tiene su fundamento en sí mismo, sino fuera encarnación y de la ascensión del Hijo lo llamamos coelum gratiae, en
de sí. No tiene su unidad en sí, sino fuera de sí, en Dios. En este el movimiento de la transfiguración mediante el Espíritu santo lo
sentido, el mundo es un «sistema abierto». A la cara determinada de llamamos coelum gloriaeu. En esta historia trinitaria de Dios enten-
este «sistema» llamamos tierra; a la cara indeterminada, cielo. demos cielo y tierra como espacios creados. Y sólo podemos enten-
Con el término «cielo» se designa la cara de la creación abierta a derlos en esta historia en toda la plenitud de sus relaciones.
Dios. Por eso puede haber cielos en plural. En cambio, la tierra sólo
existe en singular. «Los cielos» significan para la tierra el reino de las
posibilidades creadoras de Dios. Los «seres celestes», los ángeles, son 2. El cielo de la naturaleza
potencias de Dios en el ámbito de sus posibilidades. Por eso podemos
llamar al cielo la transcendencia relativa de la tierra, y a ésta la Con la expresión coelum naturae se designaba en la antigua
inmanencia relativa del cielo. Si «lo visible» es el mundo finito, ortodoxia protestante el cielo del aire y del éter. Esta concepción
entonces «lo invisible» es el mundo relativamente infinito. Los hom- había nacido de la fusión cristiana de una tradición bíblica con la
bres son criaturas finitas y mortales de Dios, los ángeles son criaturas cosmología aristotélica15. Es consonante con el lenguaje utilizado por
finitas de Dios, pero inmortales. Por eso cabe considerar el cielo de el primer relato de la creación, para el que el cielo es «el firmamento»
Dios como una creación finita, pero inmortal, mientras que la tierra situado sobre la tierra y el espacio de las estrellas. Nada tiene que ver
es una creación finita y caduca, pasajera. Se entienden así las expre- con el simbolismo del cielo como morada de Dios. Si llevamos esta
siones simbólicas en las que se dice que Dios «habita» en el cielo, que manera de hablar al primer relato de la creación, surgen las conocidas
actúa «desde el cielo», y que debe cumplirse su voluntad «como en el preguntas de por qué no se da información alguna sobre la creación
cielo así en la tierra». de los ángeles, por qué se expone con tanta riqueza de detalles la
Cabe hacer la prueba contraria e imaginar un mundo sin cielo: configuración de la tierra mientras que el relato de la creación del
sería un mundo que no está abierto «hacia arriba» ni para Dios, un cielo es extremadamente parco. Si entendemos en sentido simbólico el
mundo sin esa transcendencia cualitativa. Tal mundo sería un sistema cielo del que se habla en el primer relato de la creación, no tenemos
cerrado que descansa sobre sí mismo, que gira alrededor de sí mismo. más remedio que admitir algo que parece claro: que el Creador pasó
Un mundo sin transcendencia es un mundo en el que nada nuevo rápidamente de largo para ocuparse detenidamente de la tierra. Por
puede acontecer. Es el mundo del eterno retorno de lo mismo. Y si
hay que pensar un tal mundo sin cielo como un mundo que se 14. Tomo esta distinción de Johann Gerhard, Loci theologici, ed. H. Preus, Berlin
transciende, al mismo tiempo, a sí mismo, entonces ese mundo tiene 1863, Loe XXXI, tract. 6, 8, y la utilizo a mi manera.
que ser un universo sin fin. La cuantitativa duración infinita de su 15. Joh. Gerhard, Loci theol. o. c, XXXI, 6 § 8: «tum aereum, videlicet totae aereae
regionis ab aquis et térra ad lunae usque orbem expansio; tum aethereum, videlicet
extensión pasa a ocupar el lugar de la infinitud cualitativa del cielo. firmamentum omnes sphaeras coelestes comprehendens...».
750 Cielo y tierra El cielo de la naturaleza 181

otra parte, el antiguo testamento no informa expresamente de la posibilidades inherentes a éste. En comparación con la realidad
creación del cielo en su significación simbólica como morada de Dios, caduca, es imperecedero; en comparación con Dios mismo es, por el
pero tampoco se equipara el cielo en este sentido con la eternidad e contrario, finito. Por eso las posibilidades de Dios no se agotan en su
inmensidad de Dios mismo. En consecuencia, cabe deducir su crea- realización. El reino de las posibilidades de Dios contiene posibilida-
ción. des en ambas significaciones: en la pasiva y en la activa: de sus
Tenemos en este lugar una ambivalencia que ha llevado, por un posibilidades crea Dios realidad; y crea esto en su poder. Por eso, con
lado, a la reducción de la significación simbólica del cielo a su el término «cielo» no sólo se parafrasea el reino de las posibilidades,
significado directo y, por consiguiente, a su naturalización y que, por sino también el reino de los poderes de Dios: la posibilidad y la
otro lado, llevó a la reducción del significado directo a la significación potencia del ser de la tierra. Por eso se llama a los ángeles también
simbólica y, por consiguiente, a su divinización. ¿Acaso el cielo no es áp^ovaía y Kvpióiexec, (Col 1, 16).
más que un pedazo de la naturaleza o no es más que la presencia Pero ¿no son estas posibilidades y poderes de Dios partes de su ser
misma de Dios? eterno e increado? ¿No identificamos al cielo con Dios en esta
Para escapar de esa ambivalencia, hablaremos del cielo como del interpretación?
mundo creado por Dios y abierto a él. A diferencia de lo que sucede Las posibilidades y fuerzas de Dios que designamos con el símbo-
todavía en Johann Gerhard, el «cielo de la naturaleza» no puede lo «cielo» no son las posibilidades y poderes de su ser eterno en sí, sino
significar el cielo del aire y de las estrellas, porque los espacios aéreos las posibilidades y fuerzas del Dios que se ha determinado a ser
y los sistemas de las estrellas son sectores de la naturaleza. Si se trata creador de un mundo que se distingue de él, pero que comunica con él.
de aplicar razonablemete la expresión teológica con la mirada puesta Como el «tiempo de la creación» dimana del divino decreto de
en la naturaleza, el símbolo «cielo» deberá designar, más bien, la creación, como el «espacio de la creación» nace de la contracción de
apertura transcendente de todos los sistemas de la materia. la omnipresencia de Dios que llena el universo entero, de igual
Dios habita en el cielo, actúa desde el cielo y su voluntad se hace manera las posibilidades y poderes de Dios designados con el término
en el cielo y en la tierra. Entendemos aquí «cielo» como el Reino de las «cielo» están cualificados por la autodeterminación de Dios a ser
energías, de la posibilidad y de la potencia de Dios. Del reino de sus creador; y el Creador los despliega en el tiempo y en el espacio de la
posibilidades creadoras, Dios crea la realidad del mundo, del cielo (de creación. En este sentido, el cielo es el primer mundo que Dios creó
las estrellas), y de la tierra. Utilizamos aquí el término «mundo» para para configurar la tierra partiendo de él, para rodearla y, finalmente,
referirnos a la cara de la creación simbolizada por el término «tierra». redimirla.
Por eso hay poco que decir sobre la estructura interna de! cielo. Dios El cielo es, al mismo tiempo, la preparación de las posibilidades y
crea primero la posibilidad para la realidad del mundo. Sale del reino fuerzas de la creación, de la reconciliación y de la glorificación del
de su posibilidad positiva creando, configurando y actuando, y entra mundo. Por eso se llama a este cielo la «morada de Dios». El Dios
en el reino de la realidad. La dirección «desde el cielo» expresa este presente en el cielo tiene una relación tan inmediata con sus posibili-
movimiento creador. Por eso «tierra» indica la realidad del mundo dades y fuerzas que éstas apenas si logran una forma propia y
cognoscible por real, determinable por definitiva. Por el contrario, objetivable. Quedan absorbidas casi por completo en su visión y en su
«cielo» significa la incognoscible, indeterminable, pero determinante servicio, como se afirma atinadamente de los ángeles. Por eso, las
posibilidad de Dios para la tierra. íntimas relaciones de las posibilidades y fuerzas con Dios en el «cielo»
Cuando interpretamos el cielo como el reino de las posibilidades adquieren una significación ejemplar, fundamento de esperanza, para
creativas de Dios, no declaramos al cielo como posibilidad de la las relaciones de la realidad del mundo y de las posibilidades de éste:
tierra. Sin duda, el reino de las posibilidades de Dios contiene tam- su voluntad se cumple «como en el cielo» así en la tierra.
bién los mundos posibles y las posibilidades terrestres, pero las Si se para mientes en las pinturas especulativas y fantásticas de las
posibilidades de Dios no se diluyen en las realidades y posibilidades ideas judías y cristianas acerca del cielo, se percibe enseguida que, no
de la tierra. El Dios creador e inagotable determina sus propias obstante lo irreal de esas descripciones cargadas de fantasía, el cielo es
posibilidades. Por consiguiente, mirando a la realidad del mundo, no siempre el espacio de lo posible, e invita incesantemente a la fantasía
podemos concebir esas posibilidades como lo todavía-no-real. utópica. En todas estas ideas, las relaciones existentes en el cielo han
El Reino de las posibilidades creadoras de Dios goza de prioridad perdido la pesadez terrestre. En estas imágenes de las relaciones
ontológica sobre el reino de la realidad del mundo y sobre las celestes aparecen asociadas la ligereza, el cimbreo, la danza, el canto y
182 Cielo y tierra El cielo de la naturaleza 183

el juego. Y también estas asociaciones del «mundo celeste» apuntan al 2. Tales procesos están rodeados de posibilidades a las que
reino de las posibilidades en el que no sólo todas las cosas son posibles, hemos llamado, y son posibles gracias a ellas, posibilidades creativas.
sino que las criaturas participan de la plenitud de las posibilidades Puesto que se trata de potencias, no se desvanecen al facilitar las
creadoras del Creador y del Amante de la vida. posibilidades que deben ser llevadas a la realidad, sino que continúan
Si concebimos teológicamente el «cielo de la naturaleza» como el siendo cualitativamente superiores a esas posibilidades. Llamamos el
reino de las posibilidades del Creador, también las posibilidades cielo al reino o campo de fuerzas de tales potencias creadoras.
(creadas) de las criaturas se inscriben en este reino. Ahí se fundaron 3. Estas potencias son creadoras sólo en relación con los proce-
los padres de la Iglesia griegos para admitir la doctrina platónica de las sos cognoscibles. En relación con el Dios creador son potencias
ideas y para utilizarla en la teología16. En el reino de las posibilidades creadas. Pero, al ser inhabitadas por él, son el entorno inmediato de
del Creador están dispuestos ya los arquetipos para todas las realida- Dios; y beben sin interrupción de la fuente creadora del Dios Espíritu.
des creadas. Las ideas de las criaturas no son las ideas eternas de la 4. Dios creador es la fuente de las posibilidades creadoras y de las
divinidad, sino ideas de Dios creador. Son ideas creadas. Son concep- potencias para la creación y consumación de los mencionados proce-
ciones del amor de Dios y variaciones de la comunicación creadora de sos. Cuando Dios se determina a ser creador de su mundo, se decide,
su bondad sin límites. Si admitimos con Platón y con los padres de la desde la plenitud de sus posibilidades, a favor de las posibilidades
Iglesia que las ideas tienen un grado más fuerte y más intenso de ser creativas y en contra de las destructivas, en favor del proceso de la
que los fenómenos sensoriales, se entenderá teológicamente por qué creación y en contra de su cesación, dice la doctrina de los decretos.
aquellas están «en el cielo», y por qué se aproximan más al ser eterno Pero si esta decisión es un decreto esencial, no arbitrario, toda la
de Dios que sus realizaciones y correspondencias en la tierra. Y se plenitud de las posibilidades del ser divino confluye en esta fuente de
verá con claridad que las realizaciones de estas ideas en la tierra están las posibilidades creadoras. En Dios no existe ninguna «cara oscura»
más próximas al interés del amor de Dios y, por consiguiente, a su en la que él pueda ser imaginado como destructor de su creación y de
alegría de Creador que los arquetipos o ideas mismas. Según las su propio ser de creador. Si Dios mismo es la suprema bondad y
tradiciones bíblicas, el interés especial de Dios se centra en los verdad, su ser configurará la riqueza de sus posibilidades. «Todas las
hombres, no en los ángeles. cosas son posibles en Dios» no es una paráfrasis de su omnipotencia
Como reino de las posibilidades y poderes de Dios creador, el cielo indeterminada; significa el poder determinado de su bondad.
es también el reino de las formas que Dios realiza en la tierra «desde el 5. Estas diferenciaciones o distinciones cualitativas de las posibi-
cielo». El compendio de todas las formas que el Creador desea lidades permiten interpretar también los fenómenos del mal: el mal es
realizar y convertirá en realidad es el reino en el que se santifica su la perversión del bien, la aniquilación del ente, la negación de la
nombre, se hace su voluntad y todas las criaturas participan de su afirmación de la vida. En el plano de los procesos de la vida hacen
gloria. Por eso los hombres llaman a este reino —aquí, en el tiempo, acto de presencia, con cierta constancia, tales inversiones de posibili-
aquí, en la tierra— «el reino de los cielos», pero deberá ser «el nuevo dades constructivas en destructivas. En el plano de los hombres, se
cielo y la nueva tierra», unido mediante la inhabitación del Dios uno y conocen como procesos de distanciamiento, de pecado, de encapsula-
trino en el cielo y en la tierra. miento, de muerte. Tales perversiones son patentes también en el
Para interpretar el cielo, hemos utilizado el concepto de lo posible ámbito de las potencias que deben facilitar los procesos de la vida. Y
con diversas cualificaciones. Por eso, tenemos que distinguir ahora, como se trata de potencias que no se encuentran en el ámbito del
con mayor precisión, esos niveles o estratos de lo posible: hombre, pero repercuten de forma destructiva en él, hablamos de
fuerzas demoníacas o satánicas. Ellas hacen imposibles los procesos
1. Todos los procesos cognoscibles evidencian conexiones de de la vida. Con las expresiones «caída de los ángeles» y «dominio de
realidad y posibilidad: de realidades posibles derivan las posibilidades Satanás» se quiere dar a entender esas dimensiones del mal que
realizadas. transcienden al hombre y la tierra. La liberación del mal significa, por
16. P. Evdokimov, Nature: Scott Journal of Theology (1965) 1-22, esp. 8 y ss; P. consiguiente, también la restauración del bien en las posibilidades
Gregorios, The Human Presence. An Orthodox View oj Nature, Genf 1977, cap. V: God's terrenas de la vida y en las potencias celestes que facilitan tales
Activity in the World. Gregory of Nyssa and the classical Christian alternative, 54 ss. La posibilidades. Serán redimidas incluso las fuerzas que han padecido la
idea de A. N. Whitehead según la cual determinados «eternal objets» sirven como
«potentiality for actual entities» (Process and Reality, o. c, 40 ss) debe ser considerada inversión hacia la destrucción, ya que su fuerza es creada y, como tal,
como «una nota de pie de página a Platón», pero es moderna e importante. buena. Sólo fue malo su poder destructor.
184 Cielo y tierra El cielo de Jesucristo 185

de la gracia» y del futuro «cielo de la gloria»: ¿Acaso no es en verdad


3. El cielo de Jesucristo «el cielo» el futuro de la tierra y la utopía de la vida, por fin exitosa?
¿Es posible hablar del cielo de la gloria en parámetros que no tengan
En la mayoría de los teólogos cristianos dedicados a la dogmática en cuenta para nada la visión futura de una «nueva tierra»?
encontramos algo típico: tratan del cielo sólo en la escatología17. Se La encarnación del Hijo es esencialmente un acontecimiento por el
pone de manifiesto en tal enfoque su orientación mesiánica: «el cielo» que Dios se une a la humanidad. Pero las tradiciones neotestamenta-
es el lugar de los bienaventurados y la realidad de su bienaventuranza rias y las teologías de la Iglesia primitiva no se limitaron a contemplar
celestial; es el símbolo de la esperanza cumplida. Pero dado que, en la ese acontecimiento desde un punto de vista antropológico. También
concepción cristiana, el principio de la bienaventuranza celestial está consideraron sus dimensiones cosmológicas. Las cristologías moder-
ya presente —y se experimenta— en la gracia de Cristo y en su Iglesia, nas se han concentrado exclusivamente en la significación antropoló-
el cielo está abierto ya aquí. A la Iglesia que Dios congrega ya en la gica de la encarnación de Dios, y han descuidado su importancia para
tierra llamó Johann Gerhard coelum gratiae: el «cielo de la gracia» comprender el cosmos. Cuando, según Le 2, 9-15, se abre el cielo y los
está presente aquí en la Iglesia. El «cielo de la gloria» acogerá allí a los ángeles aparecen en la gloria de Dios no se trata de simples ornamen-
bienaventurados 18. Esta distinción del cielo trazada desde la historia taciones de la historia de la navidad. La aparición de ángeles en la
salvífica era general i9 . gloria de Dios y su anuncio del nacimiento del Salvador encierran un
El teólogo católico Michael Schmaus trazó una distinción un contenido importante. Sin duda, cuanto el ángel dice se refiere al
tanto distinta. Definió el «cielo en su forma plena» como la comunión Niño divino que se encuentra en el pesebre, pero no cabe pasar por
con el Dios que se muestra de manera inmediata y con los demás alto los fenómenos cósmicos concomitantes.
hombres que han llegado a la meta definitiva. Y distingue una El símbolo del cielo cerrado significa, desde la caída original, el
«antesala del cielo» para los creyentes en Cristo tras la muerte y juicio de Dios y el exilio al que los hombres son empujados. El «cielo
resurrección de éstos, y el «cielo pleno» que se hace realidad en la cerrado» significa que Dios oculta su rostro. El «cielo cerrado» es,
parusía de Cristo 20 . finalmente, una señal del apocalíptico juicio final. Entendido sobre
Recogemos la distinción de Johann Gerhard y distinguimos no ese transfondo, el «cielo abierto» significa que el tiempo de la gracia
eclesiólógica, sino cristológicamente, coelum gratiae y coelum gloriae: comienza; que Dios vuelve su rostro hacia los hombres en gesto
Coelum gratiae se abre y es conocido en el movimiento de Dios amistoso; que se supera el distanciamiento de la vida verdadera; que
hacia la liberación y redención del mundo. Una vertiente de este se abre «la puerta» al paraíso de la vida exitosa.
movimiento de Dios es la encarnación del Hijo; la otra, su ascensión a Pero el cielo abierto significa también que la tierra recupera su
los cielos. Nosotros contemplamos aquí ese movimiento de Dios fertilidad. Is 45,8 entiende esto en sentido figurado cuando habla de la
fijándonos exclusivamente en la relación entre cielo y tierra. «lluvia de la justicia» del cielo y de la «eclosión de la salvación» desde
Coelum gloriae se abre y es conocido en la venida de la gloria del la tierra abierta. Tras este sentido simbólico se esconde, sin embargo,
Dios uno y trino. Con la llegada de la gloria de Dios se crean el nuevo la significación directa: si el cielo se abre, la tierra se hará fértil y la
cielo y la nueva tierra. Por eso, la bienaventuranza definitiva se vida nacerá. En este sentido, el evangelio es el mensaje de un cielo que
experimentará «en el cielo como en la tierra». ha sido abierto y se mantiene en tal situación (Mt 3, 16; Hech 7, 55; Ef
Los modernos esbozos utópicos del «cielo en la tierra», críticos 1, 20 s), pues Jesús «veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Le
con la religión, se apoyan en la diferencia teológica del actual «cielo 10, 18). Pero el evangelio es también el mensaje de la paz con la
naturaleza y la buena noticia de la tierra fértil.
17. Cf. Fr. Diekamp. Katholische Dogmatik, o. c. III, 436 ss; M. Schmaus, Der Las cartas a los efesios y a los colosenses elaboran con especial
Glaube der Kirche II, München 1970, 799 s; J. Gerhard, Loci theol. XXVI, tract. 6. Típico énfasis teológico el significado cósmico de Cristo: «... hacer que todo
de la concepción general cristiana es también el «cielo del anhelo». Cf. H. Háring, Was
bedeutet Himmel? Theologische Meditationen 55, Einsiedeln 1980. tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la
18. J. Gerhard, Loci theol, o. c.,XXXI, tract. 6 9: «Coelum spirituale estvel gratiae tierra...» (Ef 1, 10). Puesto que el versículo siguiente se refiere expresa-
quod ecclesiae in terris militanti vel gloriae, quod vel Deo creatori, vel creaturis, beatis mente a los hombres, en éste debemos pensar en el cosmos: el espacio
seil. angelis et hominibus, puta ecclesiae in coeli triumphanti tribuitur». celeste y el reino de la tierra deben unirse en Cristo. De su unión nace
19. Cf. Hutterus redivivas oder Dogmatik der ev.-luth. Kirche, ed. K. Hase, Leipzig
21836, 352. una nueva comunicación entre ellos; y de su comunicación, nueva
20. M. Schmaus, o. c, 799. vida. «Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la
186 Cielo y tierra El cielo de Jesucristo 187

tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones, los cielo y de la tierra cambiado mediante el movimiento de Dios en
principados, las potestades: todo fue creado por él y para él» (Col 1, Cristo no tiene límites. Las mencionadas dimensiones cosmológicas
16). «Pues Dios tuvo a bien hacer residir en él (Cristo) toda la plenitud expresan la imposibilidad de delimitar el nacimiento del nuevo mun-
y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la do bajo el dominio de Cristo. Esas mismas dimensiones ponen al
sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos» (Col 1, 19-20). descubierto la indigencia mesiánica del viejo cielo y de la vieja tierra.
También aquí se empieza a hablar del hombre en el versículo 21. Por ¿Cabe afirmar que, en el fondo, el cielo no es más que una
consiguiente, deberemos entender que la paz que Cristo consigue en la «denominación simbólica de Dios»21? ¿Acaso la ascensión de Cristo
cruz abarca también al cielo y a la tierra en cuanto tales. no significa la verdad de que Cristo está allí donde está Dios? Las
En el movimiento de Dios, en su encarnación y entrega a la cruz, el cosmologías homogéneas de los tiempos modernos, que no admiten
cielo se abre también para la tierra; y la tierra al cielo. En ese un mundo dual, sugieren esta interpretación. Esta divinización del
movimiento se ven envueltos el cielo y la tierra, les invade la paz de cielo relega a la condición de superfluas las concepciones y especula-
Cristo, en esa paz de Cristo llegan a su recíproca comunión abierta. ciones espaciales sobre mundos en el más allá. «No está Dios donde
El nuevo testamento vincula siempre la resurrección de Cristo de está el cielo, sino que éste se encuentra donde está Dios» 22. Si cielo es
entre los muertos con su entronización como Señor de la soberanía de sinónimo de «proximidad de Dios», entonces el cielo no determina
Dios. La confesión de Cristo el Señor y la confesión del Dios que le dónde está Dios, sino a la inversa: Dios determina dónde está el cielo.
resucitó de entre los muertos constituyen una unidad indivisible Con ello, la idea del cielo queda desvinculada de la imagen del mundo
(Rom 10, 9). Como realeza del Resucitado, la soberanía de Cristo y pasa a tener una referencia exclusiva a Dios. En consecuencia, la
desborda el círculo de los suyos y fue entendida desde el principio en creación dual cede su puesto a la concepción de un mundo unitario,
dimensiones cósmicas. El «debe tomar el cielo» (Hech 3, 21). Está homogéneo, absolutamente transparente y disponible para el hom-
sentado «a la derecha de Dios en el cielo» y «reina sobre todas las bre 23 . Pero si se destierra de la doctrina de la creación al cielo
cosas» (Ef 1, 20 s; Col 3, 1). A él «le ha sido dado todo poder en el resultará difícil seguir entendiendo la tierra como creación de Dios.
cielo y en la tierra» (Mt 28, 18). El Resucitado reina, pues, no sólo La moderna divinización del mundo tiene su prehistoria en la
sobre la Iglesia, sino también sobre cielo y tierra. El Creador le ha primitiva ortodoxia protestante. En la discusión mantenida entre
dado el dominio sobre su mundo. Por eso llena Cristo el cielo y la luteranos y calvinistas sobre la presencia de Cristo en la última cena se
tierra de la gloria de su resurrección y renovará el universo. Su tocó también el concepto de cielo: si Cristo resucitó y subió «al cielo»
dominio establecerá una comunión tal de lo visible y lo invisible de la ¿está certo loco en el cielo y está también presente en la tierra en la
creación que lo invisible, sus posibilidades y potencias ya no asusta- eucaristía sólo en virtud del Espíritu santo? ¿O se identifica su
rán al hombre y a la tierra, sino que les servirán (cf. Rom 8,38 s; Ef 4, ascensión con su «estar sentado a la derecha de Dios» y esta última
8; Col 1, 16). El cielo y la tierra recobran de nuevo la fertilidad. expresión significa que Cristo participa de la presencia real universal y
Porque el movimiento de Dios en la resurrección y ascensión pone al del dominio de Dios sobre el mundo? Mientras que teólogos reforma-
universo en marcha hacia el venidero reino de la gloria. dos, siguiendo a Calvino, y a causa de la concreta corporeidad del
Hemos interpretado el cielo como el reino de las energías, de las Cristo resucitado y de su prometida parusía en gloria —«de donde
posibilidades y potencias de Dios. La «apertura del cielo» significa que vendrá...»—, lo pensaban delimitado espacialmente ahora en el cielo,
las energías y posibilidades de Dios se manifiestan en el mundo visible algunos teólogos luteranos, siguiendo a Lutero mismo, consideraban
para abrir los sistemas de vida que se cierran y llevarlos a un futuro que Cristo exaltado participaba de todas las propiedades de la divini-
nuevo y más rico. Y comenzará a ser posible entonces lo que antes dad ya en la presencia real en la tierra. Dejaremos a un lado las
resultaba imposible. Se despiertan fuerzas que antes estaban adorme- cuestiones, discutidas entonces, de la corporeidad del Resucitado y de
cidas. Se abre un futuro que estaba cerrado y era inaccesible. En la la futura parusía del Cristo exaltado. Y nos limitaremos a preguntar
realidad del mundo visible despiertan las posibilidades de que dispone aquí por la correspondiente concepción del cielo.
para cambiar y transformarse en el reino de Dios. Mediante la fe, los Lutero había defendido contra Zwinglio la equiparación de cielo y
hombres perciben primero en sí mismos y en su propio círculo de vida presencia de Dios, para decir que el Cristo terreno está al mismo
estas mutaciones que se producen en el cielo y en la tierra mediante la
21. Ibid.
encarnación y resurrección de Cristo. Pero esto no significa que esas 22. G. Ebeling, Von Gebet. Predigten über das Unser-Valer, Tübingen 1963, 24.
mutaciones se circunscriban a ellos. La realidad de este mundo del 23. M. Welker, o. c, 205.
188 Cielo y fierra La moderna «critica del cielo» 189

tiempo en el cielo: «Porque lo que está en Dios y ante Dios, eso está en solo Dios mismo es la vida y salvación eternas. Cuando el mundo es
el cielo»24. Más tarde, Lutero fundamentó su concepción de la aniquilado, Dios mismo termina por convertirse en el mundo del
presencia real del cuerpo de Cristo en la estancia de Cristo a la diestra hombre. No es este el lugar de presentar las consecuencias que una
de Dios. La «derecha de Dios» significa la omnipresencia esencial de salvación tan desligada del mundo tiene para la escatología.
Dios. Y Lutero concluye de ahí «que Cristo está simultáneamente en Para la concepción de «cielo y tierra» se divide el cielo en la
el cielo y su cuerpo en la eucaristía»25. A partir de aquel momento fue increada omnipresencia de Dios, por un lado, y el ámbito aéreo y
creciendo el número de teólogos luteranos que dejaron de considerar etéreo terrestre, por el otro lado. El cielo de la naturaleza pierde su
el cielo como un lugar cósmico o como la cara invisible de la creación transcendencia frente a la tierra si el cielo de Dios (coelum spirituale)
y comenzaron a equipararlo a la omnipotencia, omnipresencia y ya no transciende a aquél en la creación, sino que es equiparado a
gloria de Dios. Pero esto es posible sólo a condición de que no se Dios. Se ha celebrado esta consecuencia considerándola como la
señale distinción alguna entre la ascensión y el estar sentado a la superación de la imagen del mundo sostenida en la edad media 29 .
derecha de Dios. Estar sentado a la diestra de Dios significa entonces Esta división del cielo ha impedido entender el mundo como creación.
la plena participación de Cristo, según su naturaleza humana, en las El cielo fue elevado a la transcendencia de la increada majestad de
propiedades de la naturaleza divina. La ascensión de Cristo se con- Dios. Y se llevó al mundo a la total inmanencia. La transcendencia
vierte entonces en una pura expresión simbólica para indicar su relativa e interna de la creación, designada con el símbolo «cielo», fue
divinización. El cuerpo de Cristo es omnipresente «en el cielo como en reprimida por completo.
la tierra». Pero no podremos localizar «en el cíelo» la «derecha de La luterana divinización del cielo fue una de las premisas para que
Dios», como parece sugerir el Credo apostólico, pues no es otra cosa la moderna «crítica del cielo» condujera al ateísmo: si se equipara a
que la omnipotencia y omnipresencia de Dios en el cielo como en la Dios con el cielo, entonces Dios y cielo acaban por confundirse.
tierra 26 . En adelante no será posible concebir el cielo o la omnipre-
sencia de Dios en parámetros espaciales. Y todo esto significa que
«cielo en sentido estricto es exclusivamente Dios» 27 . 4. La moderna «crítica del cielo»
Por eso Johann Gerhard caracterizó el coelum gloriae no como un
lugar creado, sino como la increada, eterna e invisible majestad de Ludwig Feuerbach había estudiado teología luterana antes de
Dios adornada con las cualidades de la indelimitación y omnipoten- dedicarse al estudio de la filosofía de Hegel y de convertirse en crítico
cia 28 . Y diluyó el cielo no creado en Dios mismo, ya que, según él, de la religión y en filósofo sensualista. La luterana equiparación de
24. Lutero, Vom Abendmahl Chrisli. Bekennmis. WA 26; BoA 3, 408. cielo y Dios es la premisa para su crítica, que desearía traer el cielo a
25. BoA 3, 389. la tierra: «Pero en verdad no existe diferencia alguna entre la vida
26. J. Gerhard, Loci theologici, XXI, 89: «Christus ita adscendit in coelum, ut absoluta entendida como Dios y la vida absoluta considerada como
adscenderit etiam super omnes coelos et consederit ad dextram Dei... Ubi observa,
adscensionem Christi ad coelos in sacris literis non tantum describi abstráete et distincte, cielo. Cabe señalar únicamente que, en el cielo, se extiende a lo largo y
ut sit solus adscensionis motus, quo corpus Christi locali metastasei e térra evectum ac a lo ancho lo que, en Dios, se concentra en un punto» 3Ü . La idea de
subinde ad coelos altius elevatum (qua ratione adscensio et exaltatio Christi dintinguun- que Dios es el cielo concentrado y el cielo es el Dios expandido es
tur), sed etiam concrete et conjuncte, ut adscensio simul complectatur exaltatíonem posible sólo si la diferencia de cielo y tierra en la creación desaparece y
Christi ad dextram Dei». Para la interpretación que los reformados hacen de la ascensión
y de la estancia a la diestra de Dios, cf.: Heppe-Bizer, 390 s, esp. 399; Rijssen: «Nos Dios y cielo son de la misma cualidad.
Christum localiter, visibiliter et corporaliter e térra in coelum tertium supra coelos Como segundo argumento en favor de la identidad de Dios y
adspectabilis evectum fuisse statuimus; non per presentiae visibilis et familiaris conversa- cielo, Feuerbach apunta la idea escatológica del «cielo» como la
tionis tantum subductionem, sed per veram et localem naturae suae humanae translatio-
nem, ubi mansura sit usque ad diem iudicii, ut licet praesens semper sit nobiscum gratia
esperanza consumada:
sua et spiritu ac divinitate, non amplius sit tamen nobiscum praesentia corporali carnis
suae». Aquí las cosas no son como deben ser —este mundo pasa—, Dios, sin embargo,
27. K. Stock, Annihilatio mundi. Johann Gerhards Eschatologie der Welt, München es el ser que es como debe ser. Dios sacia mis deseos: esto es solamente la
1971, 113. Respecto de esa concentración del cielo en Dios mantiene una postura crítica
ya P. Althaus, Die letzten Dinge, Gütersloh "1957, 358 ss. 29. W. Elert, Morphologie des Luthertums I, München 1931, reimpresión 1952,220 s.
28. j . Gerhard, Loci iheol. XXVI tract. 6 §8: «Coelum gloriae, quod Deo tribuitur, 30. L. Feuerbach, La esencia del cristianismo, Salamanca 1975, 210 s. Acerca de las
non signifícat locum aliquam creatum, sed increatam, aeternam, invisibilem, infinitam et raíces religiosas y teológicas de Feuerbach, cf. R. Lorenz, Zum Ursprung der Religions-
omnipotentem Dei majestatem». theorie Feuerbachs: EvTh 17 (1957) 171 ss.
190 Cielo y tierra La moderna «crítica del cielo» 191

personificación popular de la proposición: Dios es el que me sacia, es decir, la ción, Dios y hombre se convierten en un ser: Dios es entonces
realidad, el ser perfecto de mis deseos. Pero el cielo es precisamente la existencia hombre, y el hombre es Dios. Y este estado deificado no contiene ya
que corresponde a mis anhelos: entonces no existe ninguna diferencia entre Dios y
el cielo31. transcendencia alguna pues no se da en él diferencia cualitativa
alguna entre Dios y hombre, entre cielo y tierra, entre posibilidad y
Dejando a un lado el error lógico por el que convierte en esta frase realidad. No es que Feuerbach haya «reducido» la teología a antropo-
al Dios «consumador» de mis deseos en «satisfacción de mis deseos», logía, sino que equipara teología y antropología cuando afirma que
Feuerbach tiene motivos suficientes, también en esta perspectiva, ambas hablaban del mismo ser. Por eso, su crítica de la religión
para invocar la teología luterana: la equiparación del cielo de la gloria desemboca en el antropoteísmo y en la deificación de la vida: «La vida
con el increado y eterno Dios mismo lleva a no admitir en la es Dios; el disfrute de la vida es el disfrute de Dios, la verdadera
escatología diferencia alguna entre Dios y cielo, y a equiparar al alegría de vivir es la verdadera religión».
consumador con la consumación de la esperanza. Se pierde la trans- La crítica que Feuerbach hace de la religión es religiosa, no
cendencia del consumador frente a la consumación de los deseos arreligiosa. Contribuye a establecer la «religión del más acá», la
despertados por él. Dios se convierte así en consumación de las religión de la tierra, y eleva la política a la condición de nueva
proyecciones de los deseos del hombre. religión. Expone su talante profético en las siguientes frases:
Pero toda equiparación es el resultado de un movimiento: como
Johann Gerhard había equiparado el cielo con Dios, Feuerbach En el lugar de la divinidad, en la que se consuman tan sólo los insondables deseos
equipara a Dios con el cielo. Para él, la equiparación del cielo con lujuriosos del hombre, deberemos colocar, pues, la especie o naturaleza humana;
en el lugar de la religión, la cultura; en el lugar del más allá sobre nuestra tumba
Dios no merece una demostración propiamente dicha, sólo una en el cielo, nuestro más allá sobre nuestra tumba en la tierra, el futuro histórico, el
alusión, porque es evidente: futuro de la humanidad13.

Como el hombre piensa que es su cielo, del mismo modo pensará que es su Dios; La transformación del más allá celeste en el más allá del futuro
el contenido determinado de su cielo es el contenido determinado de su Dios; sólo histórico sirvió de base a la crítica que Carlos Marx hizo de la
que en el cielo está desarrollado sensiblemente lo que en Dios es sólo bosquejo, religión.
concepto. El cielo es, por lo tanto, la clave para los misterios más íntimos de la
religión... Hay, por lo tanto, tantas religiones diferentes como reinos celestiales, y Para Feuerbach, en la dualidad de cielo y tierra se pone de
tantos reinos celestiales diferentes como diferencias esenciales entre los hombres manifiesto exclusivamente la discordia del hombre desavenido consi-
existen. Hasta los mismos cristianos se forjan ideas muy diferentes del cielo32. go mismo. Cuando el hombre se reencuentra a sí mismo elimina la
dualidad de cielo y tierra, posibilidad y realidad, esencia y existencia.
Así Feuerbach da por probado que Dios es el cielo. Y considera La reducción crítica del cielo a la tierra hace que el hombre se
acertado afirmar de cada hombre que «el cielo es el auténtico dios de encuentre a sí mismo y que la naturaleza recobre su identidad. Por
los hombres». Sin duda, tiene razón cuando dice que el reino de las eso, el cielo tiene que convertirse en el futuro histórico de aquel
consumaciones de deseos y sueños es el reino de las posibilidades; y hombre que se ha reencontrado a sí mismo.
que, por consiguiente, aparece con un contenido tan variable: a cada Para Marx, en cambio, el hombre no es «un ser abstracto, acucli-
uno lo suyo. La promesa escatológica del «cielo de la gloria» ha llado fuera del mundo»: «El hombre es el mundo del hombre, Estado,
atraído siempre hacia sí las visiones de esperanza y los deseos soñados sociedad. Ese Estado, esta sociedad producen la religión, una trastor-
por los hombres. Mientras se mantuvo vinculado con Dios, este nada conciencia del mundo, porque son un mundo trastornado» 34 .
futuro estaba «lleno de todo lo posible». La variabilidad de las Por eso no se puede reducir el cielo religioso al individuo humano
concreciones del contenido del cielo se basa objetivamente en el idéntico consigo mismo, sino sólo a la sociedad verdadera, que
carácter de posibilidad del cielo, y subjetivamente en las esperanzas y
deseos despertados por las promesas divinas. 33. L. Feuerbach, Das Wesen der Religión (1845), Berlin 1913, 308. En la línea de
Pero se esfuma el cielo cuando se convierte a Dios mismo en la Feuerbach escribió R. M. Rilke: «Se despoja a Dios, el inefable, de las propiedades que
recaen de nuevo en la creación, en el amor y la muerte... Cuanto hay de profundo e interior
consumación de las esperanzas y deseos humanos. En la consuma- de este mundo, que la Iglesia ha desfalcado situándolo en el más allá, vuelve otra vez.
Todos los ángeles optan, laudantes, por la tierra». La cita ha sido tomada de R. Guardini,
31. O. c, 211 Zu R. M. Rilkes Deutung des Daseins, Bern 1946, 21.
32. O. c, 212 s. 34. K. Marx, Die Frühschriften, o. c. 208.
192 Cielo y tierra La moderna «crítica del cielo» 193

comprende a todos los hombres. Pero este futuro histórico es objeto imágenes de la esperanza auténtica de la humanidad. Por eso Bloch
de la lucha de los trabajadores que se liberan. Por eso la religión es recoge en su crítica de la religión el método de reducción de Feuer-
«expresión de la verdadera miseria» y «protesta contra la verdadera bach, pero lo utiliza de otra manera: la verdad de la religión no es la
miseria». Por todo ello, a diferencia de lo que sucedía en Feuerbach, antropología, sino la escatología38. La duplicación religiosa del mun-
la «crítica del cielo» no puede convertirse en bendición de la tierra, do en cielo y tierra proviene de la fundamental escisión del hombre
sino en «la crítica de la tierra». La crítica de la religión tiene que ser entre «su apariencia efectiva y su ser inexistente»39. Esta discrepancia
crítica de la sociedad. Por eso desemboca en Marx en el imperativo domina no sólo al hombre, sino a la totalidad del cosmos. Así como el
revolucionario: «derribar todas las estructuras en las que el hombre es hombre no tiene aún su verdadero ser en sí, sino ante sí, de igual
un ser degradado, esclavizado, abandonado, despreciado»35. manera la naturaleza es sólo «un gigantesco recipiente lleno de
Marx recoge la crítica del cielo trazada por Feuerbach, pero le da futuro». La vida fuera es tan imperfecta como la vida dentro que
una configuración más realista. También él sustituye la indisoluble trabaja en ese fuera. Por eso hay que comprender al hombre y al
dualidad de cielo y tierra con la diferencia soluble de condición actual mundo en el proceso de su historia en el que está enjuego su verdad e
y futuro histórico. Pero el «futuro histórico» cuenta con un solo identidad. Las imágenes religiosas del cielo son en realidad imágenes
camino para convertirse en realidad: el imperativo revolucionario. El del futuro que describen con creciente penetración el incógnito huma-
«misterio descubierto» de la religión no es «el hombre», sino la futura no y cósmico con el fin de descubrir el núcleo de la existencia y el
y verdadera sociedad humana en su unidad con la naturaleza. La fundamento del mundo. Para Bloch, «el Reino» se convierte en
sociedad compuesta por todos los hombres tiene que ser nada menos concepto simbólico central de la apocalipsis del hombre y del cosmos.
que «el cielo en la tierra», como para Feuerbach el hombre que se Según su comprensión, ya el cristianismo hizo de la «mística del cielo»
identifica consigo mismo es el verdadero dios en la tierra. Pero esto la «mística del Hijo del hombre»; y de la «gloria de Dios» se pasó a la
significa que aquella sociedad perfecta, compuesta por todos los «gloria de la comunidad redimida». En consecuencia, el cristianismo
hombres, es decir, comunista, tiene que ser una sociedad sin cielo. Una ya no vio el cielo «sobre nosotros», sino «ante nosotros», y fijó el
sociedad sin cielo es, por un lado, una sociedad sin religión, al menos lugar de residencia de Dios no con parámetros espaciales, sino tempo-
sin lo que se llamó «religión» en la historia de las sociedades inhuma- rales; dejó de entenderlo cosmológicamente como cielo para conside-
nas; y, por otro lado, es una sociedad sin posibilidades y sin alternati- rarlo escatológicamente como Reino.
vas, al menos sin aquellas posibilidades alternativas cuya memoria se Igual que para Feuerbach, para Bloch todas las imágenes y
conservó hasta el presente en el cielo de la religión. Si esta sociedad sin conceptos de Dios son proyecciones del anhelo humano, y están
transcendencia ha de ser un sistema social cerrado, deberá convertirse marcados por la miseria en la que los hombres suspiran. Pertenece a
en una sociedad que acaba con el hombre tal como ha sido entendido la ilustración conocer esas concepciones religiosas como imágenes del
hasta ahora. deseo de los hombres y asimilarlas como tales. Pero «el vacío al que
Ernst Bloch reconoció estas consecuencias de la crítica de la han sido proyectadas las ilusiones divinas ¿no está presente al menos
religión basada en la filosofía de la identidad que se encuentra en como tal? Para que se dé el reflejo ¿no es necesario el espejo, distinto
Feuerbach y Marx. Y trató de evitar esas consecuencias mediante una de la apariencia duplicada?»40. De ahí que Bloch pregunte a Feuer-
remodelación de la crítica marxista de la religión. Planteó de nuevo la bach: «¿Qué hay del hueco espacial?». El problema del espacio de la
cuestión del cielo: «¿Qué hay del hueco espacial que deja la elimina- proyección religiosa no es para él sólo un problema aparente. Sin
ción de la hipótesis de Dios?»36. Mientras que Feuerbach tenía duda, ese espacio no «existe» en un sentido fáctico. Tampoco es una
presente la forma mística del cristianismo, Bloch trata de heredar de realidad ideal en el sentido de la teoría platónica de los dos mundos.
forma crítica la forma mesiánica del cristianismo. La esencia de la Para Bloch es un espacio «que se mantiene abierto a una realidad
religión es para él «esperanza en totalidad»: «Donde hay esperanza posible en el futuro, a una realidad todavía no decidida», es «el topos
hay religión»37. En todas las formas de consuelo barato de los
hombres en su miseria terrenal, el cielo religioso contiene también las 38. O. c, 1416.
39. O. c, 1520.
35. O. c, 216. 40. O. c, 1529. En este mismo sentido se había expresado P. Tillich, Teología
36. E. Bloch, Das Prinzip Hoffhung, Frankfurt 1949, 1524 ss (ed. cast.: El principio sistemática I, Salamanca 21981, 275: «El ámbito sobre el que se proyectan las imágenes
esperanza, Madrid 1975). divinas no es una proyección. Es la ultimidad del ser y del sentido, ultimidad de la que los
37. O. c, 1404. hombres tienen una experiencia».
194 Cielo v tierra La gloria de Dios «.en el cielo como en la tierra» 195

abierto del ante-nosotros, el novum hacia el que corren de forma cielo sin Dios hace patente la necesidad de esta categoría respecto de la
mediata las series de objetivos humanos» 41 . Esta antesala del futuro antesala de lo posible anterior a lo real. Pero un cielo sin Dios no
anterior a la realidad contiene la posibilidad del todo y de la nada, del abrirá para la tierra un futuro en el que se pueda buscar felicidad,
cielo y del infierno. La crítica atea de la religión conserva esta antesala salvación, manifestación de lo oculto, identidad y ser. Sin las posibili-
y la abre como tal. Sin ese «vacío espacial utópico-real» no se daría dades creadoras de Dios en el mundo, la realidad existente determina-
ninguna «utopía del reino». Para Bloch, los dioses son proyecciones y rá las posibilidades del mundo, que se agotarán en aquella.
quimeras, pero el espacio al que fueron proyectados y en el que fueron
imaginados es el futuro real. El «homo absconditus conserva, pues,
una permanente espera preordenada en la que, si no sucumbe, puede 5. La gloria de Dios «en el cielo como en la tierra»
intentar su modalidad más fundamental en su mundo abierto» 42 .
Bloch rehabilitó con ello el cielo en contra de Feuerbach y de La actual teología cristiana no ha prestado suficiente atención al
Marx. Sin duda, el cielo ha sido trasladado de la esfera espacial discurso sobre el cielo. La teología protestante de los tiempos moder-
«sobre nosotros» a la espera temporal «ante nosotros». Pero ese nos ha llegado, incluso, a descuidar «el cielo». Como no se sabía qué
espacio previo o antesala es más que «futuro histórico» porque hacer con él, se buscó ayuda en las mencionadas reducciones del cielo
contiene también lo que pone fin a un futuro histórico: todo o nada, a Dios, al universo o al futuro. Pero todo esto no hizo sino crear
corrupción o una vida finalmente exitosa. Contiene la posibilidad de grandes dificultades para comprender la tierra como creación, y su
un futuro tanto histórico como escatológico, tanto futuro como eter- futuro como reino de Dios. Compendiamos los errores de estas
nidad. reducciones para hacer después un discurso teológica y cosmológica-
Bloch resulta ambivalente en este lugar: El principio esperanza se mente responsable del cielo mediante distinciones claras:
cierra con una mirada a la patria de la identidad, mientras que 1. La primera reducción del cielo a algo distinto tuvo lugar en el
Derecho natural y dignidad humana concluye con una mirada a una cristianismo mismo. En la medida en que retrocedió la escatología
sociedad abierta, solidaria y religiosa. De esta ambivalencia surge una realista del reino de Dios, se declaró el cielo como el lugar de la
pregunta crítica que podríamos formular en los términos siguientes: si salvación para el alma. La oración para que viniera el Reino «como
el cielo de las posibilidades del Dios creador se transforma en antesala en el cielo así en la tierra» fue sustituida por el anhelo de «ir al cielo».
de un hipotético futuro sin Dios ¿cuándo se agotarán estas posibilida- El reino de la gloria de Dios y de la salvación de toda la creación
des? Si de la diferencia cualitativa de las posibilidades creativas frente quedó reducido al cielo, y éste a la salvación del alma.
al mundo se pasa a una diferencia cuantitativa de lo todavía-no-real Esta reducción religiosa condujo al descuido de la tierra y al
frente a lo real, el final de esas posibilidades está a la vuelta de la abandono de su razón. Quien confunde el reino de Dios con el cielo
esquina. Si se transforma el «cielo» en «futuro histórico» entonces transforma su esperanza en resignación43.
alcanzamos a ver su pretérito porque pierde la dimensión de la 2. Si se reduce el cielo a Dios mismo, entonces desaparece de la
eternidad. El principio esperanza de Bloch vive de lo que desearía creación, y es tan increado y eterno como Dios mismo. El cielo es
negar: el futuro puede sustituir al cielo mientras represente al reino de entonces el ser de Dios antes de la autodeterminación de Dios a ser
los cielos y los hombres puedan aguardar y esperar un futuro escato- creador. Un mundo así divinizado contiene la posibilidad de la
lógico en el futuro histórico. Un futuro histórico sin cielo no puede creación y de la aniquilación de la creación. La reducción del cielo a
convertirse en antesala de la esperanza ni en motivación de un Dios mismo entrega, pues, la tierra a la apocalíptica «aniquilación del
movimiento histórico. Un «transcender sin transcendencia», como mundo».
Bloch sugirió, convierte la infinitud en duración sin fin, y el afán de 3. Si desaparece la distinción cualitativa entre cielo y tierra, nace
consumación en un puro «siempre más lejos». la idea de un universo homogéneo y cerrado. Y desaparece la posibili-
La reducción teológica del cielo a Dios ha llevado a la crítica del dad de mantener la visión del mundo como creación abierta a Dios.
cielo al ateísmo. El intento emprendido por Bloch para rehabilitar al 4. Si se reduce Dios al cielo, entonces también el concepto de
Dios será presa de la crítica del cielo. El mundo que se ha hecho
idéntico a sí mismo deja de conocer transcendencia alguna. El lugar
41. E. Bloch, o. c, 1530 s.
42. O.c, 1534.Cf. tambiénJ. L. RuizdelaPeña, El elemento de proyección y la fe en
el cielo: Concilium 143 (1979) 370 ss. 43. Mi Teología de la esperanza, Salamanca 41981 iba contra esa reducción.
196 Cielo y tierra La gloria de Dios «en el cielo como en la tierra» 197

del cielo será ocupado por el futuro histórico. Una vez cumplido y es su presencia escatológica: Dios está presente en su Reino, y este
consumado ese futuro, nace el sistema cerrado del mundo que se Reino es el futuro de la tierra porque viene a la tierra y coloca a la
identifica consigo mismo. Pero, sin las posibilidades celestes, el futuro tierra en su historia mediante el futuro de ese Reino.
histórico es incapaz de traer novedad ni salvación. Se convierte en Tenemos que distinguir aquí claramente entre el cielo y el reino de
pretérito futuro. Dios. El cielo es ahora el lugar de la presencia de Dios, pero no es
Por eso afirmamos que la creación de Dios es necesariamente el todavía el escenario para el reino de la gloria. El reino de la gloria
doble mundo de cielo y tierra. Un mundo creado por Dios es también designa una nueva presencia de Dios incluso frente a su presencia
un mundo abierto a Dios. Como mundo abierto a Dios, la creación es celeste. El reino de la gloria comprende no sólo el cielo, sino también
una realidad excéntrica que tiene su unidad y su centro en su Creador la tierra, y presupone la creación de un «nuevo cielo» y de una «nueva
y no en ella misma. A la cara que la creación tiene abierta a Dios tierra». No sólo la tierra, atormentada por el sufrimiento, por el
llamamos «cielo». Desde el cielo, y a través de él, Dios actúa en la dolor, por la lamentación y la muerte, necesita de una nueva creación;
tierra. El cielo representa el relativo más allá de la tierra, y ésta el también el cielo tiene necesidad de ella. Pero esto resultaría completa-
relativo más acá del cielo. La creación tiene su relativa transcendencia mente incomprensible si el cielo fuera ya ahora el lugar de la salvación
en el cielo. En la tierra encuentra la creación su relativa inmanencia. El y de la bienaventuranza. Conviene no hacer especulaciones suprate-
mismo mundo excéntrico, abierto a Dios, tiene la estructura dialéctica rrenas sobre los tormentos y el comportamiento del cielo: ante el
de transcendencia e inmanencia. Es falso, pues, confundir esta relati- espectáculo de una tierra inundada de sangre y de lágrimas «llora
va transcendencia del cielo con la transcendencia absoluta de Dios. también el cielo». El cielo y la tierra se distinguen por su creación,
Dios mismo, el Creador de cielo y tierra, es, más bien, la transcenden- pero existen en la comunión de la creación y están en comunicación
cia de la transcendencia e inmanencia del mundo. Dios mismo, que permanente. Cuanto sucede en la tierra afecta también al cielo: el
llenará cielo y tierra de su gloria, es también la inmanencia de la asesinato de Abel por Caín «clama al cielo», y «hay alegría en el cielo
transcendencia e inmanencia del mundo. por un pecador que hace penitencia». Cuando, según la concepción
El mundo dual que designamos con «cielo y tierra» es la forma sostenida siempre por el cristianismo, el alma va al cielo tras la
buena de la creación de Dios, no un mundo dividido y disociado. Por muerte, allí no está aún redimida, sino que espera a su manera aquella
eso, todos los intentos por eliminar esta dualidad conducen a la redención que traerá el nuevo cielo y la nueva tierra, y, en esa nueva
destrucción del mundo. Designamos con el término «cielo» el ámbito tierra, también la resurrección del cuerpo.
de las posibilidades y fuerzas creadoras de Dios. Son posibilidades de Por consiguiente, el reino de la gloria se espera «en el cielo como en
Dios creadas, pero, como tales, creadoras. Con el término «tierra» la tierra». Debe renovar cielo y tierra. ¿Qué puede traer o aportar al
significamos el ámbito de la realidad creada y de las posibilidades cielo y a la tierra? Aqui nos limitamos a señalarlo y remitimos a la
inherentes a ella. Cuando trazamos una distinción cualitativa entre las escatología: el reino de la gloria es la inhabitación del Dios uno y trino
posibilidades creadoras de Dios en el mundo y las posibilidades del en toda su creación. El cielo y la tierra se convierten en morada, en
mundo distinguimos también el futuro histórico y el futuro escatoló- entorno y en medio ambiente de Dios. Para las criaturas significa esto
gico del mundo. Pero la distinción nos lleva también a comprender la que todas ellas participan juntas, cada una a su manera, de la vida
comunicación constante de las posibilidades creadoras de Dios en el eterna y de la bienaventuranza eterna del Dios presente. Y significa
mundo y las posibilidades del mundo, pues aquellas hacen que éstas que todas las criaturas entran en una comunicación franca entre ellas,
sean posibles. La constante facilitación de posibilidades mantiene al conocida desde antiguo como la «simpatía de todas las cosas». No
mundo en la existencia y conserva la vida a cuantos sistemas de vida desaparece la diferencia entre cielo y tierra. La tierra no se convierte
hay en el mundo, pues mantiene abierto y abre de nuevo el futuro para en celeste ni el cielo en terrenal, pero ambos ámbitos de la creación
todos los sistemas abiertos. Dicho en términos teológicos, la creación mantienen una comunicación ilimitada, fructífera y sin impedimento
vive de la constante influencia de las energías del Espíritu de Dios. En alguno. No cabe hablar de un desnivel jerárquico del cielo a la tierra si
términos simbólicos cabe decir: porque el cielo está abierto, y mien- el cielo y la tierra se han convertido, cada uno a su manera, en la
tras permanezca abierto, el mundo tiene futuro. morada del Dios presente en ambos ámbitos.
La presencia de Dios se entiende espacialmente en el cielo, es decir, Pero sí se produce una mutación que debemos mencionar aquí: las
en el ámbito de sus posibilidades creadoras, y se mueve espacialmente criaturas terrenas son finitas y mortales, las criaturas celestes son, en
del cielo a la tierra. Entendida en clave temporal, su presencia celeste cambio, finitas pero inmortales. Como criaturas finitas, las criaturas
Cielo y tierra
198
8
celestes participan de la eternidad de Dios en virtud de la contempla-
ción. Cuanto vale para los ángeles tiene aplicación también en el cielo La evolución de la creación
de los ángeles: como criatura de Dios, ese cielo es finito, pero eterno
gracias a la participación de la presencia de Dios. Tal vez estas
diferenciaciones parezcan un tanto especulativas, pero son importan-
tes para comprender la vida eterna y la manera existencial de la
resurrección: la resurrección crea a los muertos una vida inmortal que
es al mismo tiempo finita y creada, no infinita y divina. El mundo de
Dios continúa siendo creación también en el reino de la gloria, y no se
convierte en Dios mismo. Pero mediante su participación en la presen-
cia escatológica de Dios nace un «mundo sin fin», una vida que es 1. El hombre, una criatura en la historia de la creación
«eterna», y una alegría de existir que «no pasa»: «Porque para él
todos viven» (Le 20, 38). Este capítulo, que trata del paso de la teología de la naturaleza a la
antropología teológica, se abre no con una exposición del hombre en
sí, sino con algunas alusiones a las grandes coordenadas naturales en
las que el hombre hace acto de presencia y desempeña su cometido.
La moderna antropología filosófica y teológica' ha preferido a veces
arrancar de la pregunta sobre qué diferencia al hombre del animal y
en qué se funda su especial posición en el cosmos. Nosotros arranca-
remos de lo que vincula al hombre con los animales y con las restantes
criaturas, y veremos los puntos comunes a todos ellos.
La moderna antropología europea presupuso de forma acrítica la
moderna imagen antropocéntrica del mundo, en la que el hombre
constituye el centro del mundo, y éste ha sido creado a causa del
hombre y para su utilidad. Las ciencias modernas han hecho que se
tambalee y quede fuera de circulación esa imagen del mundo centrado
en el hombre.
La astronomía moderna superó la imagen ptolomea del mundo.
Ahora la pregunta es la siguiente: ¿Qué significado tiene el hombre en
esta tierra cuando fijamos nuestra mirada en los espacios infinitos del
universo y en las inconmensurables masas estelares?
La biología moderna reinsertó la especie hombre en la corriente
evolutiva de «tipos» que pueden aparecer y desaparecer. Y se hicieron
más nítidos los perfiles de la pregunta: ¿Es el hombre un producto
casual de la selección o un razonable parto tardío de la evolución?
El psicoanálisis moderno puso de manifiesto que, bajo la débil
conciencia del yo del hombre, titular de un entendimiento y de una
voluntad, subyace el mundo de lo inconsciente, de los instintos
desconocidos y de las represiones involuntarias. Y todo esto suscitaba
una pregunta: ¿Es el alma del hombre dueña en su propia casa o,
simplemente, una pelota con la que juegan poderes inconscientes?

1. El planteamiento antropológico alemán estuvo dominado hasta bien entrado el


siglo XX por J. G. Herder, Über den Ursprung der Sprache (1770).
200 La evolución de la creación El hombre, una criatura en la historia de la creación 201

En estos «tres pasos sucesivos acaecidos a lo largo de cuatro siglos historia en sucesión cronológica. No es el relato de una situación
el hombre parecía disolverse definitivamente en la generalidad de las primigenia atemporal o de una dramática lucha primigenia. El hom-
cosas», dijo P. Teilhard de Chardin 2 . bre es el último en aparecer en esta historia de la creación. En este
La antropología cristiana se basó en las tradiciones bíblicas cuan- sentido, las creaciones de cielos y tierra, luz y tinieblas, de la tierra, de
do aceptó, en el medioevo, la imagen ptolomea del mundo y declaró las plantas y de los animales preparan la creación del hombre. El es la
que el hombre constituía el centro del mundo. Pero se hizo unilateral última criatura y también la más elevada, pero no es la «corona de la
cuando, en los tiempos modernos, utilizó las tradiciones bíblicas sólo creación». Tal privilegio compete al sábado, con el que Dios corona la
para legitimar la destacada posición del hombre en el cosmos, pero no creación que considera como «muy buena». Como criatura última, el
se sirvió de ellas para penetrar en la comunión del hombre con la hombre encierra una referencia a todas las criaturas restantes. Sin
creación. Y terminó por hacerse estéril cuando —en contra de Gali- ellas, la existencia del hombre sería sencillamente imposible. Como
leo, de Darwin y de Freud— se sintió en la obligación de defender el las criaturas se orientan hacia el hombre, éste depende de ellas.
antropocentrismo moderno para salvar la dignidad y moralidad del ¿Cómo se expresa esa dependencia?
hombre. El segundo relato de la creación (Gen 2, 7) nos dice que el hombre
Para tener una comprensión amplia de la condición del hombre, fue tomado de la tierra. Y queda indicado esto por el nombre que
debemos comenzar por unos parámetros en los que el hombre hace utiliza: «Adam» —la humana «criatura terrena»5— ha sido formado
acto de presencia y de los que vive: eso significa comenzar por el de «Adama», la madre tierra. Esa criatura terrena permanece, pues,
nacimiento del cosmos, la evolución de la vida y la historia de la vinculada a la tierra, y vuelve a ella tras su muerte. Es curioso: al
conciencia; no por la especial posición cósmica del hombre, por su hablar de los animales no se menciona su vinculación a la tierra.
semejanza religiosa con Dios o por su subjetividad consciente. Co- Efectivamente, los relatos bíblicos de la creación evitan la expresión
menzamos a hablar teológicamente del hombre como «criatura en «madre tierra», pero cabe reconocer perfectamente las concepciones
comunión con la creación». Y antes de entender esta criatura como antropológicas ligadas a ella.
imago Dei la vemos como imago mundi, como un microcosmos en el El hombre es «alma viviente», dice el segundo relato de la creación
que se reencuentran todas las criaturas existentes hasta el momento y (Gen 2, 7). Con ello quiere dar a entender que el hombre es un cuerpo
que sólo puede existir y entenderse en comunión con todas las animado. No es un alma encarnada, como decía Platón. Pero esta
criaturas restantes: «En la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su corporalidad animada liga al hombre con los animales, pues también
misma condición corporal, es una síntesis del universo material, el se les llama «almas vivientes» (Gen 1, 30) 6 . Puesto que el término
cual alcanza su más alta cima por medio del hombre y alza la voz para hebreo utilizado para alma (nefes) significa también «aliento», se
la libre alabanza del Creador» 3 . ¿Existen fundamentos para esta quiere dar a entender aquí que los hombres y los animales (salvo los
visión en las tradiciones bíblicas? ¿Qué perspectivas nos abren? peces) mantienen una dependencia común con el aire como creaturas
Cuando se mira a los relatos de la creación contenidos en el que respiran; se dice que viven del aire.
antiguo testamento salta a la vista, ante todo, que el hombre es una El hombre depende de los alimentos para conservar su vida.
criatura entre otras. Existe una comunión de la creación, y el hombre Encuentra su espacio vital en la tierra, juntamente con los animales;
es miembro de ella. Pero esta comunión de la creación se produce en en la vegetación encuentra su alimento (Gen 1, 20.30; 2, 19).
un determinado orden. Por eso cabe hablar exegéticamente de una Le ha sido dada la bisexualidad y la fertilidad para reproducir su
historia de la creación. Lo que se expone en la «creación en el vida. En esa reproducción descansa la bendición del Creador: «Sed
principio» es la «historia del nacimiento» (toledoth) del mundo en su fecundos y multiplicaos» (Gen 1, 22).
creación (Gen 2, 4a) 4 . El relato de la creación es el relato de una Los hombres tienen en común con los animales el alma viviente, el
espacio vital, el alimento y la bendición de la fertilidad. ¿Qué diferen-
2. P. Teilhard de Chardin, Das Auftreten des Menschen, Olten/Freiburg 1964, 357 cia, pues, a los hombres de las restantes criaturas? ¿Qué es lo que
(ed. cast: La aparición del hombre, Madrid 61967). configura su especial comunión con la creación?
3. Gaudium el spes, 14.
4. Se discute si cabe ver ahí un «desarrollo» en el sentido moderno. Cl. Westermann,
Schopfungsbericht, Stuttgart 1960,20: «Aquí, el concepto del desarrollo ha sido introduci- 5. Tomo esta traducción de Adán como «criatura terrena» de Ph. Trible, God and the
do, sorprendentemente, en el suceso déla creación». En sentido contrario W. H. Schmidt, Rhetoric of Sexuality, Philadelphia 1978, 18 ss.
Die Schopfungsgeschichte, Neukirchen 21967, 186: «Génesis 1 no conoce un "desarro- 6. Ha aludido a esto O. Weber, Grundlagen der Dogmatik I, Neukirchen 1955, 618.
llo"».
202 La evolución de la creación El hombre, una criatura en la historia de la creación 203

Le distingue de la tierra la tarea, encomendada por Dios, de «redención del cuerpo» en la resurrección de los muertos y en la
«someterla». Esto significa, según, Gen 1, 28, que debe alimentarse de aniquilación de la muerte: en la parusía de Cristo, con la que la gloria
los vegetales. Se nombra sólo «la tierra», no, por ejemplo, «el mundo» divina irrumpe liberadora y transfiguradora en la creación. Finalmen-
o «el cielo» o «el agua». te, el cielo y la tierra serán creados de nuevo para este cortejo
Se distingue de los animales en que debe dar a éstos un nombre escatológico de la gloria divina (Ap 21,1.5). El cielo y la tierra se
lingüístico, y ellos deben ser nombrados por el nombre que él les convertirán en morada de Dios y en salón festivo del sábado eterno.
asigna (Gen 2, 19). Esto no es sólo un acto de dominio. Con ello, los Aunque no vamos a entrar aquí en estas perspectivas de la historia de
animales entran en la comunión lingüística de los hombres. Sin la redención, retengamos que, según las tradiciones bíblicas, el orden
embargo, en el relato de la creación no se dice ni una sola palabra de de la historia de la redención representa la inversión completa del
una enemistad entre hombres y animales, ni de un derecho a matar a orden de la historia de la creación. Afirmamos también que, tanto en
los animales. Los hombres están llamados a ser jueces de paz. la creación como en la redención, hay que considerar al hombre no
Finalmente, el hombre, a diferencia de los animales, es un ser aisladamente ni como contrapuesto al mundo, sino en conexión
social necesitado de ayuda: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy permanente con toda la creación. El mundo confiere significación al
a hacerle una ayuda adecuada» (Gen 2, 18). Se dice esto sólo de los hombre, y éste al mundo. Para captar la existencia y el destino
hombres. humanos hay que ver a los hombres en las amplias conexiones de la
Sólo cuando tomamos conciencia de estos puntos comunes y de historia de Dios con el mundo, con la creación y con la redención. Se
las diferencias de los hombres respecto de las restantes criaturas desprende de ahí la singular doble función de los hombres:
entendemos que la criatura «hombre» está llamada a ser imagen de 1. Como la última criatura antes del sábado, el hombre encarna
Dios (Gen 1, 26). Ese destino le levanta a una posición incomparable en sí a todas las restantes criaturas. El complejo sistema «hombre»
dentro de la creación. En ningún momento se afirma cosa igual de los contiene en sí todos los sistemas más sencillos de la evolución de la
ángeles. Pero ese destino no es idéntico a las diferencias naturales de vida, porque el hombre ha sido estructurado y producido con ellos.
los hombres respecto de los animales, ni en modo alguno puede Desde esta perspectiva, esos sistemas están presentes en el hombre, al
interpretar esas diferencias. Tal vocación afecta a la totalidad del igual que él depende de ellos. El hombre es imago mundi. Como
hombre en su comunión con todas las criaturas así como en su microcosmos, el hombre representa al macrocosmos. Como «imagen
diferencia respecto de ellas. Corno imagen de Dios, los hombres son del mundo», el hombre representa ante Dios a todas las criaturas
los lugartenientes de Dios en su creación y le representan. Como restantes. Vive, habla y actúa para ellas. Entendidos como imago
imagen de Dios, los hombres son para Dios un interlocutor en el que mundi, los hombres son criaturas sacerdotales y seres eucarísticos.
quiere reconocerse a sí mismo como en un espejo. Finalmente, como Interceden ante Dios en favor de la comunión de la creación.
imagen de Dios, los hombres han sido creados para el sábado, para 2. Entendidos como imago Dei, los hombres representan, al
reflejar y ensalzar la gloria de Dios que penetra en la creación. mismo tiempo, a Dios en la comunión de la creación. Representan su
Según el orden de la historia de la creación, el cielo y la tierra están gloria y su voluntad. Interceden en favor de Dios ante la comunidad
al principio, y los hombres al final, antes del sábado. Según el orden de de la creación. En este sentido, son lugartenientes de Dios en la tierra.
la historia de la redención, en cambio, los hombres se encuentran al 3. Si los hombres representan a la creación ante Dios y a éste
principio, y la nueva creación del cielo y de la tierra está al final: la ante la creación, si su vocación sacerdotal consiste en eso, una
nueva creación, sinónimo de la redención, comienza con el envío, doctrina cristiana de la creación jamás podrá permitir que el hombre
muerte y resurrección de Jesucristo: el Hijo del Padre es la imagen desaparezca en la comunidad de la creación ni que sea disociado de
visible del Dios invisible en la tierra. Esa nueva creación va de él a los ella. Los hombres son imago mundi e imago Dei al mismo tiempo. En
creyentes, que serán configurados de manera semejante al Hermano este doble papel se encuentran, cronológicamente, ante el sábado de
primogénito (Rom 8,29). Se hacen hijos de Dios en el Espíritu santo y la creación. Ellos preparan la fiesta de la creación.
son en Cristo ya «nueva criatura» (2 Cor 5, 17). El anhelo de la
criatura ansiosa apunta a la futura revelación de la libertad de los
hijos de Dios, pues en ella y mediante ella se liberará también la
criatura no humana de la maldición de la caducidad (Rom 8, 19 ss). El
anhelo de toda criatura se verá cumplido cuando tenga lugar la
204 La evolución de la creación 205
¿Evolución o creación?

2. ¿Evolución o creación? Frentes equivocados como evento de selección natural la lucha competitiva del capitalis-
y problemas verdaderos mo, el colonialismo europeo, el racismo blanco y el patriarcalismo
—«el dominio del hombre blanco»— y la lucha de clases. También se
¿Es posible y razonable vincular el concepto evolución con el interpretaron en clave de darwinismo social nuevas formas socialistas
concepto creación o ambos se excluyen recíprocamente por principio? de comunidad. Se quiso considerarlas como estadio superior de la
La moderna teoría científica de la evolución chocó desde su evolución del hombre según el principio de selección.
nacimiento con la oposición rotunda de las iglesias cristianas. Pío X la La resistencia teológica no surgió primeramente contra estas
condenó en 1907 en la encíclica Pascendi dominici gregis como uno de ideologizaciones políticas de una teoría científica. Cabe decir que la
los errores del modernismo: la doctrina de la evolución de la vida resistencia teológica fracasó en este punto. Nació en la imagen del
desde la materia llevaba al materialismo, al panteísmo y al ateísmo7. mundo mismo: si se sustituye la hipótesis de una «creación» divina
Pío XII, confirmó en 1950, en la encíclica Humani generis, la incom- por la hipótesis de un «nacimiento» natural, entonces el hombre deja
patibilidad de la teoría de la evolución con la fe cristiana: la teoría de de sentirse en las manos de un Dios preocupado por cada individuo.
la evolución permite, se decía, la regulación artificial de los nacimien- Se ve en el engranaje de las leyes de una naturaleza que parece
tos y la interrupción de la gestación. Sólo la fe en la creación conserva comportarse de manera indiferente con cada ejemplar individual si las
la fidelidad a la naturaleza y el respeto a la vida humana en desarro- especies se acomodan a entornos cambiados y se seleccionan en el
llo. Los escritos de Pierre Teilhard de Chardin, que sintetizó de forma proceso de acomodación 12. ¿Cómo puede la evolución natural consti-
creativa, en su cosmología, la teoría de la evolución y la fe en Dios,
son considerados todavía como sospechosos porque «vulneran la
12. Agradezco a Margaret Kohl la alusión a una poesía muy popular por entonces
doctrina católica»8. La teoría de la evolución y la fe en la creación en Inglaterra, que expresa ese sentimiento de la existencia. Su autor es Alfred Lord
parecían también incompatibles entre las filas protestantes. Aquí Tennyson y tiene por título «In Memoriam»:
estalló la discusión pública en torno a la importantísima obra de
Charles Darwin, titulada On the Origin ofSpecies by means of Natural Are God and N ature then at strife, «Thou makes thine appeal to me:
That Nature lends such evil dreams? I bring to liefe, I bring to death:
Selection, or the Preservation ofFamous Races in the Strugglefor Life, So careful of the type she seems, The spirit does but mean the breath:
London 91859. En 1860 tuvo lugar la famosísima discusión sostenida So careless of the single life; I know no more». And he, shall he,
por Wilberforce, el obispo de Oxford, y Th. H. Huxley, en la Bristish
Association for the Advancement of Science. Huxley, y no el teólogo, That I, considering everywhere Man, her last work, who seem'd so fair,
Her secret meaning in her deeds, Such splendid purpose in his eyes,
fue reconocido unánimemente como el vencedor indiscutible. La And finding that of fifty seeds Who roll'd the psalm to wintry skies,
teoría de evolución orgánica y de las especies no nació entonces. She often brings but one to bear, Who built him fanes of fruitless preayer,
Había aparecido en tiempos anteriores. El filósofo Herbert Spencer la
había utilizado con anterioridad a Darwin, y había acuñado la I falter where I firmly trod, Who trusted God was love indeed
And falling with my weight of cares And love Creations' final law
expresión «the survival of the fittest». El mismo Darwin utilizó a Upon the great world's altar-stairs Tho' Nature, red in tooth and claw
regañadientes el término «evolución». Prefería hablar de «transfor- That slope thro' darkness up to God, With ravine, shriek'd against his creed
mismo» o de «teoría de la descendencia»10. Aunque la muy citada
frase de Darwin: «Se hará también luz sobre el hombre y su historia», I stretch lame hands of faith, and grope, Who loved, who suffer'd countless ills,
frase que aparecía al final de su obra, apunta en esa dirección, él no And gather dust and chaff, and cali Who battled for the True, the Just,
To what I feel is Lord of all, Be blown about the desert dust,
pensó en una simple transposición de la teoría de la descendencia y de And faintly trust the larger hope. Or seal'd within the iron hills?
la selección al proceso social, como aparece en el llamado «darwinis-
mo social»''. Desde un enfoque de darwinismo social se interpretó «So careful of the type?» but no. No more? A monster, then, a dream,
From scarped cliff and quarried stone A discord. Dragons of the prime,
7. H. Denzinger, Ene. Symb., 2094 ss. She cries, «A thousand types are gone: That tare each other in their slime,
8. Cf. el Decreto del Santo Oficio del 6.12.1957, y su monitum del 30.6.1962. I care for nothing, all shall go. Were mellow music match'd with him.
9. G. Altner (ed.), Der Darwinismus. Die Geschichte einer Theorie, Wege der Fors- O life as futile, then, as frail!
chung, CDIL, Darmstadt 1981; A. Montagu (ed.), Science andCreation, Oxford 1984, con O for thy voice to soothe and bless!
Essays de I. Asimow, K. Boulding, St. J. Gould, G. Hardin, G. Marsden, G. Stent y otros. What hope of answer, or redress?
10. J. S. Huxley, Darwin und der Gedanke der Evolution, en G. Altner, o. c, 489. Behind the veil, behind the veil».
11. Cf. G. Altner, o. c, 95 ss.
206 La evoluciím de la creación ¿Evolución o creación? 207

tuir el sentido del mundo si la mayoría de los seres vivientes represen- hermenéutico de revisión e innovación a través de nuevas experien-
ta experimentos infructuosos de la naturaleza? cias. Como testimonios de la historia de Dios con el mundo conducen
Círculos fundamentalistas consiguieron en 1925, en el Estado incluso a nuevas experiencias del mundo en esa historia de Dios y se
norteamericano de Tennessee, el llamado «proceso del mono». La ofrecen así a su reinterpretación productiva y a un ulterior desarrollo.
sentencia del juicio dispuso que no se podía explicar la teoría de la Por eso no es sólo posible, sino incluso necesario, relacionar los
evolución en las escuelas en contra de la voluntad de los padres. testimonios bíblicos de la creación y de la historia de Dios con su
Todavía hoy perdura en los Estados Unidos de América la discusión creación con nuevos conocimientos de la naturaleza y con nuevas
entre «evolucionistas» científicos y «creacionistas» fundamentalistas; teorías para interpretar estos conocimientos. Se impone, igualmente,
con la significativa novedad de que los «creacionistas» se consideran formular de nuevo tales testimonios a la luz de esos conocimientos y
hoy científicos creyentes y llevan a cabo investigaciones independien- teorías. La apertura a nuevas síntesis se basa en la misma apertura de
tes en institutos científicos propios. Dentro de la teología evangélica los testimonios bíblicos al futuro. Se entiende que esa apertura al
alemana, Karl Beth, Adolf Titius y Karl Heim han trabajado intensa- futuro convierte toda síntesis en un esbozo provisional y no da lugar a
mente para llegar a una síntesis productiva entre la teoría de la dogmatismo alguno.
evolución y la doctrina de la creación 13. Pero este intento, interesante 2. En la confrontación con la parte de la teoría de la evolución
para ambas partes, se interrumpió cuando tanto la teología ética del que se ocupa de la descendencia del hombre se redujo la doctrina
liberalismo como la nueva teología dialéctica aceptaron la «solución cristiana de la creación a la creación en el principio (creatio originalis);
indiferentista» (H. Ott) de la respectiva «no intromisión» de la teolo- y de ésta se tuvo en cuenta exclusivamente el aspecto de la «actividad
gía ni de la ciencia natural. Pero como esta propuesta no supone una creadora» de Dios. La doctrina del «hacer» divino14, la doctrina de la
solución real de los problemas, sino únicamente su aparcamiento, la creación progresiva (creatio continua) y la doctrina de la nueva
teología tiene que empalmar con pasados intentos de síntesis para creación consumadora (creatio nova) pasaron a un segundo plano y
lograr una nueva comprensión de la creación y de la actuación de fueron víctimas del olvido. Así se llegó a considerar la creación en el
Dios en el mundo en el cuadro de los actuales conocimientos de la principio como creación acabada y perfecta, incapaz de tener una
naturaleza y de la evolución, y para hacer inteligible a la razón historia, y no necesitada de evolución alguna. También el hombre,
científico-natural el mundo como creación y la historia del mundo creado «a imagen de Dios», fue considerado como un ser creado de
como actuación de Dios. Para ello es necesario, en primer lugar, una vez y, por consiguiente, concluido, no sujeto a evolución alguna.
eliminar de forma crítica las unilateralidades y las estrecheces nacidas Finalmente, la relación de Dios con su creación se redujo a la
en la doctrina cristiana de la creación por la polémica contra la teoría causalidad, y se pasó por alto la plétora de sus relaciones restantes con
de la evolución. el mundo y las de éste con Dios. Con estas concepciones apologéticas
de la doctrina de la creación se consiguió únicamente fijar la imagen
1. Las historias bíblicas de la creación provienen, como los otros de la creación de Dios en las concepciones del cosmos estático tal
escritos del antiguo testamento y del nuevo, de diversas épocas como estuvieron presentes en el medioevo cristiano. Se pasaron por
históricas. Y representan otras tantas síntesis exitosas de la fe en la alto las contradicciones existentes entre la fe bíblica en la creación y la
creación y de los conocimientos de la naturaleza. Sería un grave error antigua veneración del cosmos, contradicciones que se mantuvieron
biblicista pensar que los testimonios bíblicos fijan un determinado sin resolver en aquellas síntesis medievales.
conocimiento de la naturaleza y hacen superfluo todo estudio ulte- 3. Finalmente, la inclusión del hombre en la evolución de la vida
rior. Como la historia de la tradición pone de manifiesto en la Biblia trastornó sobre todo la imagen idealista-cristiana que se tenía del
misma, los relatos de la creación se encuentran en un proceso hombre en el siglo XIX. ¿Es el hombre un animal más evolucionado,
más desarrollado, o es la «corona de la creación»? ¿Es un eslabón en
13. G. Altner, Schópfungsglaube und Entwicklungsgedanke in der proteslantichen la cadena de la evolución o es la imagen de Dios? La teoría de la
Theologie zwischen Ernst Haeckel und Teilhard de Chardin, Zürich 1965, cuya exposición evolución sacudió las convicciones cristianas y las burguesas, la
es muy informativa, pero cuya declaración de incompatibilidad resulta ya insostenible. autocomprensión del hombre europeo que se había declarado dueño
Distinto planteamiento ya en S. M. Daecke, Teilhard de Chardin und die evangelische
Theologie, Góttingen 1967. G. Altner ahora: Grammatik der Schopfung. Theologische de la naturaleza en nombre de Dios. La inclusión del hombre en la
Inhalte der Biologie, Stuttgart 1971; Id., Evolution und «Evolution», en Rudolph/Stóve
(ed.), Geschichtsbewusstsein und Ralionalitat, Stuttgart 1976. 14. Cf. cap. IV, 1.
208 La evolución de la creación ¿Evolución o creación? 209

evolución de la vida hizo que se tambaleara toda la moderna y cendencia» de la materia no son más que elementos de la teoría, pero
antropocéntrica visión del mundo. La especie hombre es sólo un pueden utilizarse fácilmente para una amplia visión del mundo, de
pequeño elemento en la serie interminable de la evolución. Pero si el tipo materialista o religioso-espiritualista. El mundo existe entonces
hombre es sólo un resultado intermedio, no el resultado final definiti- ex se, no ab alio. Se le aplican predicados de Dios. Los teóricos de la
vo de la historia cósmica acaecida hasta nuestros días, entonces el evolución no siempre advierten con claridad que la utilización de sus
hombre no puede ser la meta de la creación ni ésta ha podido ser conceptos teóricos en una visión del mundo es un impedimento para
creada para el hombre y a causa del hombre. Las desmesuradas su trabajo científico.
reacciones de las iglesias y de la burguesía contra la teoría darwiniana Ejemplos chocantes de la ideologización de un concepto de la teoría
de la evolución se explican por el ataque que suponían para la visión de la evolución son la idea darwiniana de la «lucha por la existencia» y
antropocéntrica del mundo. Pero ¿se puede calificar de bíblica e su ley de la evolución de la «supervivencia del mejor dotado». Darwin
incluso de cristiana esa visión del mundo? ¿No es más correcto había desarrollado estas ideas partiendo de la selección de las especies
afirmar que tal visión del mundo es sólo la autojustificación ideológi- en la lucha con las condiciones medioambientales. Pero Huxley las
ca del hombre europeo de los siglos XIX y XX que conquista el trasladó a la lucha competitiva en la moderna sociedad capitalista, e
mundo, que explota la naturaleza y que se deifica a sí mismo? interpretó la «lucha por la existencia» en el sentido de Hobbes, como
Por otro lado, no podemos pasar por alto que la teoría de la la «lucha de todos contra todos». Ese «darwinismo social» jamás pasó
evolución se prestaba perfectamente para configurar una visión mate- por la mente de Darwin. Los zoólogos rusos Karl Kessler y Peter
rialista del mundo. Una raíz filosófica del concepto «evolución» se Kropotkin demostraron ya en 1880 y 1896 la ley de la evolución de la
encuentra ya en el panteísmo de tipo neoplatónico: lo Uno se desplie- «ayuda recíproca» en animales y hombres: «En la lucha por la
ga en lo Mucho (explicatio), lo Mucho retorna a lo Uno (implicado), existencia» demuestran ser los más fuertes aquellos seres (vivientes)
«Dios» es la síntesis del Todo, en su ser se encierran todas las cosas que viven de forma simbiótica l9 . El aislamiento del hombre en la
(complicado)15. Escoto Eriugena, Nicolás de Cusa, Giordano Bruno lucha competitiva de la sociedad moderna significa, por consiguiente,
y también Teilhard de Chardin utilizan el concepto de evolución en su debilitameniento. El mismo Darwin había observado y presentado
este marco panteísta. Friedrich Engels y Karl Marx saludaron la fenómenos de socialización en animales y en diversas especies anima-
aparición del Origin ofSpecies, de Darwin, en 1859, como el «funda- les. Pero el «darwinismo social» los silenció y abusó ideológicamente
mento histórico-natural de nuestra opinión» 16 . Ernst Haeckel utilizó de la teoría de Darwin para justificar el capitalismo naciente y la
la teoría de Darwin como prueba en favor de su «filosofía monista» imperialista política racial: si sucede así entre los animales, entonces
(1899): «Dios y mundo son un único ser. El concepto coincide con el es «completamente natural» que los hombres fuertes opriman a los
de naturaleza o de substancia». El panteísmo es «necesariamente la débiles, se decía.
visión del mundo de nuestra ciencia natural» n . Y Albert Einstein Cuando se intentan explicar fenómenos oscuros de un estadio de
respondía de la siguiente manera a la pregunta acerca de su fe en la evolución mediante deducciones analógicas extraídas de otro esta-
Dios: «Yo creo en el Dios de Spinoza, que se demuestra en la armonía dio de la evolución se suele desembocar en interpretaciones erróneas.
de todo ser, no en un Dios que se ocupa de la suerte y de las acciones Y esto vale tanto para el antropomorfismo, con el que se intenta
de los hombres»18. Conceptos de la teoría de la evolución utilizados explicar fenómenos no humanos mediante analogías humanas, como
hoy, tales como «autoorganización», «autorreproducción, «autoor- para el biomorfismo, con el que se pretende interpretar y regular
denamiento», «autoplanificación», «autoconducción» y «autotrans- fenómenos humanos siguiendo la analogía de las pautas y formas de
vida de los animales. Se incluye en esta crítica la moderna moda de
15. S. M. Daecke, art. EntwicklungTRE, IX, 705-716; Id., Gott-Opfer oder Schópfer
der Evolution?: KuD 28 (1982) 230-247, quien se refiere detalladamente al manuscrito de 19. P. Kropotkin, Gegenseitige Hilfe in der Tier —und Menschenwelt, ed. G. Lan-
ese capítulo de mi doctrina sobre la creación. dauer, Leipzig 1920 (edición popular); Id., Ethik— Ursprung und Entwicklung der Sitien,
16. Ibid. Berlin 1976 (reimpresión). En la actualidad mantiene viva esta discusión, por ejemplo, K.
17. E. Haeckel, Die Weltrátsel. Gemeinverslándliche Studien über monistische Philo- Lorenz, Das sogennante Bose, Wien 1963, quien detecta «luchas» incluso en pacíficas
sophie (1899), Stuttgart 101903, 116. Cf., al respecto, O. Hertwig, Zur Abwehr des situaciones medioambientales, pues este autor presupone la lucha como «padre de todas
ethischen, des sozialen und des politischen Darwinismus, Jena 1918. las cosas». También tercia en la discusión St. Lackner, Die friedfertige Natur. Symbiose
18. M. Eigen/R. Winkler, Das Spiel. Nalurgesetze steuern den Zufall, München statt Kampj, traducción alemana, München 1982. Este autor demuestra que la evolución
3
1979, 192. Cf. también E. von Weizsácker(ed.), Offene Systeme I. Beitráge zur Zeitstruk- logra sus mayores éxitos no mediante la «lucha por la existencia», sino mediante la
tur von Information, Entropie und Evolution, Stuttgart 1974. simbiosis y la cooperación.
210 La evolución de la creación Procesos evolutivos de la naturaleza 211

presentar los procesos naturales siguiendo la analogía de las máquinas este estadio de la evolución, y pueden también organizarse en una
automáticas y de los ordenadores. Tal manera de proceder es, lisa y convivencia superior a la conocida hasta ahora, y hacer progresar la
llanamente, un ergomorfismo. evolución.
Sólo es, pues, posible y razonable vincular el concepto de evolu- 3. La doctrina bíblica de la creación, y especialmente la mesiáni-
ción con el término creación si ambos conceptos están libres de todo ca, contradicen por principio la imagen del cosmos estático, cerrado,
tipo de ideologización y se aceptan estrictamente para hablar del que descansa en su propio equilibrio o que gira sobre sí mismo. Con
campo al que ellos se referían originariamente. Fe en la creación y su orientación escatológica hacia la consumación casa, más bien, la
panteísmo se excluyen en el plano ideológico. En ese mismo plano son imagen de una historia cósmica no terminada. Pero esto obliga a
incompatibles la inclusión del hombre en la evolución y su exaltación despedirse de la imagen antropológica del mundo: el hombre es, sin
religiosa a la condición de Dios. Pero en ese mismo plano ideológico, duda, el ser viviente más desarrollado de cuantos conocemos. Pero la
ambos conceptos no dicen lo que originariamente significaban e «corona de la creación» es el sábado de Dios. El hombre está creado
intentaban decir. para esta fiesta de la creación que ensalza al Dios eterno e inagotable.
Para interpretar la fe cristiana en la creación en el contexto de los En ese mismo canto de alabanza encuentra y expresa el hombre su
conocimientos de la naturaleza descubiertos mediante la teoría de la propia dicha. La participación en este canto de alabanza de la crea-
evolución deben observarse los puntos siguientes: ción de Dios da sentido permanente a la existencia humana. Este
1. En sentido estricto, evolución nada tiene que ver con «crea- canto de alabanza fue cantado ya antes de la aparición del hombre, es
ción», pero sí con el «hacer» y con el «ordenar» la creación. Crear y cantado fuera del ámbito del hombre, y se cantará también tras la
hacer, crear y separar son conceptos bíblicos diferentes que no deben posible desaparición del hombre. Dicho sin ropaje bíblico: el sentido
ser confundidos2Ü. Con el término «creación» se designa el milagro de del mundo no es el hombre. El hombre no es el sentido de la
la existencia. El acto de creación comprende en un único instante evolución. La cosmogénesis no está ligada al destino de los hombres.
divino todo el existir, temporalmente extenso, y diferenciado en la Hay que afirmar, por el contrario, que la suerte de los hombres está
riqueza de las formas. Por eso, en principio no existe contradicción vinculada a la cosmogénesis. Desde un punto de vista teológico, el
alguna entre «creación» y «evolución». Los conceptos se sitúan en sentido del hombre, junto con el sentido de todas las cosas, está en
planos diferentes. Se indica con ellos diversas caras de la misma Dios mismo. En este enfoque, cada uno de los hombres y cada uno de
realidad. los seres vivientes de la naturaleza tienen un sentido, tanto si son
2. El término evolución describe la progresiva estructuración de útiles para la evolución como si no. El sentido del individuo no está en
la materia y de los sistemas de vida. La teoría de la evolución tiene así el colectivo de la especie; el sentido de la especie no descansa en la
su sitio en el discurso teológico de la creación continua (creatio existencia del individuo. El sentido de ambos se encuentra en Dios.
continua). Pero ¿cómo crea y obra Dios en la historia continua de la Por eso no cabe reducción alguna, tan sólo equilibrio y mediación. Si
creación? Es teológicamente erróneo trasladar las formas del crear no se supera la antigua imagen antropocéntrica del mundo mediante
divino en el principio a las formas de la actuación divina en la una nueva concepción teocéntrica del mundo de la naturaleza y del
historia. La teología exige que presentemos las formas de la conserva- hombre y a través de una visión escatológica de la historia de este
ción, transformación y perfeccionamiento divinos de la creación en su mundo humano-natural no se logrará una perspectiva teológica sufi-
historia abierta al futuro. Así el concepto teológico de apertura al ciente en la teoría de la evolución.
futuro absorbe y trasciende la apertura como la teoría de un sistema
dado. En esta perspectiva, la elucubración teológica tendrá en cuenta
que la creación no está todavía acabada ni ha llegado aún al final. En 3. Procesos evolutivos de la naturaleza
común con otras formas de la vida y de lo material, el hombre se
encuentra en el proceso abierto del tiempo 21. La continuación directa Existe toda una serie de procesos evolutivos en la naturaleza. Por
de la evolución, que ha llevado al nacimiento de la especie humana en consiguiente, se da también un amplio abanico de diversas teorías de
la tierra, está hoy en manos de los hombres. Ellos pueden aniquilar la evolución: la evolución material, la evolución de la vida, la evolu-
ción de la conciencia, la hylogénesis, la biogénesis, la noogénesis. Para
20. Cf. cap. IV, 1.
entender los principales parámetros en el acontecer de la naturaleza es
21. Cf. cap. V, 5. necesario enramilletar las diversas teorías sobre la evolución y formar
212 La evolución de la creación Procesos evolutivos de la naturaleza 213

teorías sintéticas de la evolución. Nuestro interés actual no se centra en ilusión; que el universo completo y cuantos cuerpos se encuentran en
síntesis físico-químico-biológicas. Apunta a las posibilidades de una él están inmersos en un movimiento único y en una «historia-» irrever-
síntesis de teorías científico-naturales de la evolución y de teorías sible. Esto lleva a suponer un punto inicial en el que el mundo
científico-humanas de la historia. Los paralelos sorprenden demasia- comenzó a emerger de un concentrado primigenio y empezó a expan-
do como para que no se deba intentar tal síntesis. De las teorías dirse a la velocidad de la luz. Sin duda, la teoría conocida por el
científico-filosóficas de la historia tomamos las teorías hermenéuti- nombre de «Big Bang» es una pura especulación sobre el origen del
cas. El «círculo hermenéutico» ofrece abundantes modelos para el universo, pero intenta explicar la expansión actual del mundo que
proceso de casualidad-selección-necesidad, del que surgen evolucio- conocemos. Las galaxias corren en dirección centrífuga como si de
nes naturales, de manera que se puede considerar la evolución de la trozos de metralleta de una gran explosión se tratara. Debemos
materia y de la vida como simples procesos hermenéuticos. La teoría considerar aquí las consecuencias que esto tiene para la comprensión
sintética de la evolución que buscamos puede, pues, recibir el nombre de la naturaleza y de las leyes naturales.
de teoría hermenéutica de la evolución. Para referirnos a ella, tomamos Refiriéndose a estos conocimientos de la naturaleza, C. Fr. von
unos pocos elementos de la teoría científico-natural de la evolución22. Weizsácker ha hablado de «historia de la naturaleza»24. El tomó tal
1. La evolución del cosmos. Los astros con sus órbitas regulares denominación de Schelling, y superó con ella el dualismo de ciencia de
fueron durante miles de años, para los hombres, el prototipo del la naturaleza y ciencia de la historia, distinción habitual en el siglo
cosmos perfectamente ordenado, estable y enquiciado en sí mismo. Su XIX. En este planteamiento se incluían bajo el término «historia»
movimiento circular reflejaba la eternidad de los dioses. Su regulari- acontecimientos únicos y secuencias de acontecimientos dotados de
dad revelaba la racionalidad del mundo. Su imperturbabilidad garan- una dirección temporal irreversible. Si aplicamos este concepto de
tizaba la estabilidad del mundo en el equilibrio de sus fuerzas. Esta historia a la naturaleza, entonces deja de ser un concepto utilizado
imagen del cosmos quedó superada mediante los nuevos conocimien- para designar decursos regulares, retornantes y repetibles. Entonces
tos de la astronomía de los rayos, de los rayos X, de los rayos también el acontecer de la naturaleza es un decurso único, irrevocable
infrarrojos y gravitacional. Con estas nuevas posibilidades de percep- e irrepetible con una dirección determinada. «La ahistoricidad de la
ción, se conocen insospechados movimientos cósmicos del nacimien- naturaleza es una ilusión óptica. Es una cuestión de la medida de
to, evolución, aniquilación de estrellas y de galaxias. Cuasares, pulsa- tiempo» 25 . Pero si la naturaleza se encuentra inmersa en una historia
res, colapsares, nova y «agujeros negros» nos muestran un universo única, entonces ningún suceso se repite en ella con toda exactitud.
dotado de un alto grado de inestabilidad2^. Pero los sucesos únicos y los decursos irrepetibles no pueden estar
Mucho más importante aún es conocer el movimiento en el que el sujetos a ley alguna de la naturaleza en el sentido cosmológico que
universo mismo parece encontrarse. La explicación dada por E. hemos dado hasta ahora a la ley de la naturaleza. En efecto, el retorno
Hubble al desplazamiento infrarrojo, observable por doquier, de la o la repetibilídad del proceso marca a las leyes naturales.
luz que llega hasta nosotros desde galaxias extrañas, explicación que Por eso, en la antigua concepción cosmológica, las leyes de la
interpreta ese desplazamiento como señal de un movimiento de huida, naturaleza tienen una «validez atemporal». Eliminan el tiempo, igua-
confiere una probabilidad a la teoría de un universo que explota y se lan los tiempos, pues deben tener validez perenne. Sin duda, esto
expande. Afirma que la idea de un universo estacionario es pura continúa siendo válido todavía hoy para las «leyes».
Esta idea de las leyes de la naturaleza se corresponde con la
22. En este orden de cosas tiene un interés especial la combinación de la información antigua concepción de un cosmos estable que descansa sobre sí
genética (DNA) y de la información lingüística (memoria). ¿Qué es lo que se hereda, y qué mismo, y del universo como un gran sistema de equilibrio. Pero si el
se logra mediante la experiencia y la tradición? La especie es el sujeto de la información universo no es un «sistema cerrado» como había supuesto la física
genética. Sujeto de la información lingüística es el grupo en una especie. ¿Qué vínculo
existe entre el almacenamiento de la información en la memoria colectiva y la información
clásica, sino un «sistema abierto», si el universo no representa un gran
genética? ¿De dónde conoce la araña el modelo de su tela de araña, y la madre el amor a sistema de equilibrio, sino que se encuentra en aquel desequilibrio del
su hijo?
23. Cf. al respecto W. Stegmüller, Hauptstromungen der Gegenwartsphilosophie II, 24. C. Fr. von Weizsácker, Die Geschichte der Natur, Góttingen 1952, más detallada-
Stuttgart 61979, que expone y discute en el cap. IV: La evolución del cosmos (497 ss), y en mente en relación con el problema del tiempo. Die Einheit der Natur, München 1971. Cf.
el cap. V: La evolución de la vida, las implicaciones filosóficas de la nueva teoría de la también G. Picht, Die Idee des Fortschritts und das Problem der Zeit, en Hier und Jetzt I,
evolución. Una divulgación de la cuestión en H. von Ditfurth, Wir sind nicht nur von Stuttgart 1980, 375 ss.
dieser Welt. Naturwissenschaft, Religión und die Zukunft des Menschen, Hamburg 1981. 25. Ibid., 65.
214 La evolución de la creación Procesos evolutivos de la naturaleza 215

que habla la teoría «Big Bang», entonces las leyes de la naturaleza se naturales diciendo que «si conocemos con toda precisión el presente,
refieren a la historia única e irrevocable de la naturaleza. Son una estamos en condiciones de predecir el futuro». La relación causa-
deducción de ésta. Representan tan solo aproximaciones a la reali- efecto tiene que coincidir, pues, con la relación histórica de presente y
dad. Su verificación mediante retorno y repetición representa una futuro. Mas para eso es completamente necesario que el futuro esté
abstracción de la realidad histórica, irrepetible. «Nadie se mete dos presente al ciento por ciento en el presente. De lo contrario, es
veces en el mismo río», declaraba Heráclito en un enigma. El conoci- imposible la extrapolación al futuro. De ahí que Laplace adscribiera
miento de la historia de la naturaleza relativiza las leyes naturales al espíritu del mundo el conocimiento de todas las leyes naturales.
porque elimina la impresión de la regularidad del acontecer que Sucede, sin embargo, que sólo podemos predecir el futuro sirviéndo-
subyace en ellas26. nos de las leyes de la probabilidad o mediante leyes estadísticas. Y
De todo esto se desprenden preguntas importantes: las leyes esto se debe, según las informaciones de la física clásica, a nuestro
naturales válidas en la historia de la naturaleza como aproximaciones insuficiente conocimiento del presente y de sus determinantes.
¿tuvieron validez también en la situación del mundo anterior a la En cambio, desde que nació la teoría de los quanta sabemos que el
«explosión original»? límite del conocimiento deriva de la realidad misma. Las leyes de
Si esas leyes naturales son aproximaciones a la historia única de la probabilidad en modo alguno son leyes deterministas imperfectas.
naturaleza ¿son ellas mismas históricas y se encuentran inmersas en Por el contrario, responden con exactitud a la parcial indeterminabili-
mutaciones de larga duración? dad de la naturaleza misma. Cabe predecir un comportamiento
¿Cómo se pueden formular históricamente las leyes de la historia determinado bajo condiciones ambientales dadas. En cambio es im-
de la naturaleza? posible predecir con seguridad una conducta aún indeterminada. A lo
Dado que la naturaleza no es un sistema de equilibrio cerrado ¿no sumo podremos hacer un pronóstico basándonos en las leyes de
habrá que eliminar el ideal determinista en la formulación de las leyes probabilidad. Por consiguiente, el futuro no está contenido completa-
de la naturaleza? mente en el presente. El futuro contiene también casualidad, ya que
¿Cabe comprender la contingencia de la naturaleza fuera de un puede traer algo nuevo. Cabe afirmar, pues, que las leyes de la
orden contingente? probabilidad no son leyes deterministas imperfectas. Habría que decir
La imagen mecanicista del mundo sostenida por Newton fue que las leyes deterministas son, por su parte, leyes de probabilidad,
integrada en la más amplia concepción dinámica del mundo sostenida leyes «con una probabilidad que raya en la seguridad», como se suele
por Maxwell y por Einstein. De igual manera cabe incluir el rígido decir.
principio causal en el principio del orden flexible y contingente de lo Cuando se trata de complejos sistemas de materia y de vida la
contingente. Esta integración conserva la verdad, pero supera la experiencia del tiempo es más compleja de cuanto permite suponer la
fijación del conocimiento anterior 27 . simple mecánica de causa y efecto. La complejidad reside en la
experiencia de la diferencia entre pretérito y futuro. La captación de
2. La evolución de la vida. Las leyes de la Tísica clásica son la diferencia entre pretérito y futuro en modo alguno es precientífica.
deterministas. Tenían validez a condición de que todos los procesos Es, por el contrario, un concepto de primera magnitud científica.
que acontecen en el mundo acaecieran en un «sistema cerrado». Los Todo sistema abierto y complejo «experimenta» la diferencia de los
conocidos principios de la termodinámica clásica de la conservación tiempos y la irreversibilidad del curso del tiempo, pues existe justamen-
de la energía y de la entropía tienen aplicación cuando se trata de te en esa experiencia. Siempre a su modo, existen sistemas complejos
fenómenos que tienen lugar en un «sistema de equilibrio». Siguiendo entre un pretérito fijado y un futuro parcialmente abierto, y se
a Leibniz, se puede formular la finalidad del conocimiento de las leyes organizan entre los tiempos cualificados así. Configuran su forma en
la diferencia de los tiempos. «El curso del tiempo es un concepto
26. Cf. St. Toulmin, The Discovery of Time, New York 1965, 263: «Are trie laws of
"originario", una condición previa de todas las formas de la vida...
nature changing?», y remite a P. A. M. Dirac. Así, también W. Pannenberg, Erwágungen Una ameba que busca alimento no podría hacerlo si no conociera la
zu einer Theologie der Natur, Gütersloh 1970, 65 ss: «Contingencia y ley de la naturaleza». diferencia entre pretérito y futuro»28. Concluimos de todo esto no
27. Th. Torrance ha hecho importantisimas aportaciones en el tema «orden contin-
gente» de los sucesos contingentes. Cf. Christian Theology and Scientijic Culture, Belfast
1980, 16 ss. Ha desarrollado de manera independiente los puntos de apoyo ofrecidos por 28. I. Prigogine/I. Stengers, Dialog mit der Natur. Neue Wege naturwissenschaftli-
M. Polanyi, Knowing and Being, London 1969. chen Denkens, München 1980,268. Cf. también 283: «El resultado más importante de esta
216 La evolución de la creación Procesos evolutivos de la naturaleza 217

sólo que el universo y todos los sistemas particulares se encuentran en El proceso de la evolución de los sistemas de la materia y de la vida
la experiencia de la diferencia del tiempo y de la irreversibilidad del no es una cadena causal rectilínea. Se asemeja, más bien, a un
curso del tiempo, sino también que todos los sistemas particulares entramado de partículas elementales y de estructuras que crece y se
tienen «su tiempo», y que su comunidad creciente debe consistir en la expande. Las estructuras se expanden en forma de abanico. No sólo
sincronización de sus experiencias del tiempo. Todos ellos están inmer- se extienden en los entornos existentes, sino que invaden los márgenes
sos en la configuración de una historia común. de posibilidad del futuro. Cada realidad concreta es sólo la realiza-
Esta observación nos lleva irremisiblemente a la pregunta metafí- ción de una de las numerosas posibilidades. «Si quisiéramos represen-
sica: ¿es el universo un sistema determinado o un sistema parcialmen- tar con una copia cada una de las posibilidades estructuradas proteí-
te indeterminado? ¿Es un «sistema abierto» o un «sistema cerrado»? nicas, nos encontraríamos con una cantidad de copias tal que no
Aquellos sucesos que conducen a la constitución de las estructuras cabría en todo el universo por más apretado que fuera su embala-
de la materia y a la construcción de sistemas de la vida inorgánica y je» 30 . Cada realidad concreta es una realidad irrepetible: «Ningún
orgánica son procesos irreversibles. Tienen lugar no en sistemas de huevo es igual a otro».
equilibrio, sino en sistemas de desequilibrio. Las leyes que determinan Además, con cada realización de unas posibilidades nace un
los movimientos de las partes de un sistema cerrado son simétricas entramado más complejo que encierra nuevos márgenes de posibili-
respecto del pretérito y del futuro, e invariables frente a la inversión dad. Por consiguiente, con cada realización las posibilidades no
de la marcha del tiempo. Pero la evolución de los sistemas de la disminuyen, sino que aumentan. La mayor abundancia de formas
materia y de la vida evidencia la diferencia cualitativa entre pretérito y trae consigo una creciente indeterminación del comportamiento, y
futuro: el pretérito, que determina el presente, es fijo. El futuro, que se éste va ligado a mayores posibilidades de futuro. En la estructuración
abre al presente, no está fijado, es parcialmente indeterminado. Se escalonada de la materia y de la vida crece la indeterminación del
encuentra entre la necesidad y la casualidad, y se despliega en la comportamiento. Y también aumenta la capacidad para adaptarse a
selección de las casualidades. las mutaciones ambientales, y para transformarse a sí mismo o
Toda materia estructurada evidencia un margen de posibilidad reinterpretarse. A medida que crece la complejidad del margen de
parcialmente indeterminado que deja abierto su comportamiento. posibilidad aumenta también el grado de vulnerabilidad y de posibili-
dad de destrucción. Por esa razón, determinados sistemas altamente
Nos vemos forzados a renunciar a la descripción puramente causal del comporta-
miento de cada uno de los átomos. Tenemos que contar con que la naturaleza complejos tienen una rapidez de desmoronamiento especialmente
puede elegir libremente entre diversas posibilidades. En consecuencia, nos pro- elevada.
nunciaremos sobre el resultado final basándonos exclusivamente en consideracio- Desde el punto de vista del tiempo, cuando se describe los sistemas
nes de probabilidad29. de la materia y de la vida como «sistemas abiertos» se quiere dar
Las afirmaciones de las leyes de causalidad son puras afirmaciones a entender: 1. El estado futuro de los sistemas cambiados mediante
de realidad. No distinguen entre pretérito y futuro, entre realidad y procesos irreversibles es distinto que el actual estado de partida.
posibilidad. 2. Con el término «posibilidad» se pretende expresar que el sistema
En cambio, las afirmaciones de las leyes de probabilidad cuantifi- puede pasar por diversos procesos de mutación. 3. La consiguiente
can posibilidades, y son afirmaciones que tienen en cuenta estadística- indeterminación del comportamiento, que las leyes de probabilidad
mente la diferencia entre futuro y pretérito, y, con ello, observan cuantifican, indica que el sistema posee un cierto margen de anticipa-
también el curso del tiempo de la realización de posibilidades. Este ción. 4. La estructura temporal de la diferencia cualitativa entre
curso del tiempo es irreversible: de la posibilidad nace la realidad, no futuro y pretérito determina a los sistemas abiertos. Estos realizan
a la inversa; del futuro deviene el pretérito, no al revés. unas posibilidades, y, mediante la realización de éstas, consiguen
otras posibilidades. 5. Finalmente, los sistemas abiertos son siempre
discusión consiste en que el futuro no está dado en el presente». Sigo en este apartado la relativamente cerrados, pues sin esto, la apertura conduciría a la
exposición de Prigogine sobre la experiencia del tiempo en sistemas disipativos. Cf. autodisolución. Sólo los sistemas relativamente estables son capaces
también I. Prigogine, Vom Sein zum Werden. Zeit und Komplexitat in den Naturwissen- de abrirse a la comunicación y a la anticipación.
schaften, München 1979. Para la teoría de Prigogine sobre los «sistemas disipativos», cf.
A. Peacocke, Crealion and the World oj Science, o. c, 97 ss.
29. N. Bohr, Atomtheorie und Naturbeschreibung, München 1931, 3; cf. también W. 30. M. Eigen, Schópfung oder Offenbarung?, en Lusl an Denken, ed. K.1. Piper,
Heisenberg, Der Teil und das Ganze, München 1969, 110. München 1981, 45.
218 La evolución de la creación Procesos evolutivos de la naturaleza 219

La estructura de la evolución de la vida evidencia una continuidad Aquí tratamos de concebir el cosmos de la evolución como un
y unos saltos cualitativos. Consideremos la siguiente secuencia y sistema irreversible que mantiene una comunicación y está abierto al
pensemos que cada elemento de ella representa un estadio diferente futuro: la historia de la naturaleza y la estructura de la evolución
del anterior: muestran una tendencia que distingue futuro y pretérito. La repro-
ducción y la creciente comunicación de los sistemas abiertos hacen
— átomo
posible la evolución. De la creciente interdependencia derivan posibi-
— molécula
lidades crecientes. La expansión y el entreverado de los sistemas
— macromolécula-célula
abiertos logra un creciente superávit de posibilidades. Este superávit
— organismo multicelular
se produce mediante el intercambio de energias existentes y mediante
— organismo viviente
la expansión de las anticipaciones en los ámbitos del respectivo futuro
— poblaciones de organismos
transcendente. Si el símbolo del «sistema abierto» es aplicable a todos
— seres vivientes
los sistemas de la materia y de la vida, ¿no habrá que considerar
— animal
también la totalidad del mundo como «sistema abierto»? ¿Cómo hay
— animal-hombre-campo de transición
que entender entonces el entorno del universo, la posibilitación de sus
— hombres
posibilidades y de su evolución misma?
— poblaciones humanas
1. Si cada uno de los sistemas de que se compone el universo es
— comunidad de humanidad...
un «sistema abierto», cabe suponer —per analogiam— que el universo
Vemos entonces que siempre de partes nace un todo, es decir, una es un «sistema abierto».
nueva estructura y un nuevo principio de organización. Son «saltos» 2. Si la evolución de los «sistemas abiertos» conduce a complejos
de la cantidad, en un ámbito determinado, a una nueva calidad. Cabe «sistemas abiertos» y nada permite suponer que esa evolución llegue a
también afirmar que la capacidad de comunicación crece con la un tope insalvable, es lógico pensar que el universo mismo es un
complejidad de la estructura. Y con ella, aumenta también la capaci- «sistema que se transciende a sí mismo».
dad de adecuación y de transformación. Crece igualmente el margen 3. Entendido como «sistema abierto», el universo es:
de anticipación. No parece hablar en favor de una delimitación de
a) un sistema participativo31 que tiende a comunicaciones, crecien-
principio de los crecientes entramados de comunicación de los siste-
tes en número y en riqueza, entre los diversos sistemas particulares
mas de vida abiertos. Tampoco ofrece base alguna para pronosticar
abiertos, situados en el mismo plano de organización y también en
un final de la evolución de los sistemas complejos y de nuevos
otros distintos. De la acumulación de pluralidad cuantitativa en el
principios de organización.
mismo plano nacen las posibilidades para saltar a la nueva calidad de
Todo esto nos lleva a la última pregunta en este contexto: si la
planos de organización superiores. Parece evidente que el universo
posibilidad de entender el proceso de la evolución de los sistemas de la
tiende a la simbiosis universal de todos los sistemas de la materia y de
materia y de la vida depende de que los consideremos como sistemas
la vida en virtud de la recíproca «simpatía de todas las cosas».
abiertos, no cerrados, ¿cómo hay que entender el universo en su
totalidad? ¿como sistema abierto o como sistema cerrado? b) Como sistema que tiende a una comunicación creciente, el mun-
Supongamos un universo cerrado. Entonces se trata, en cuanto a la d o debe ser entendido como un sistema anticipador. Con la comunica-
evolución, de procesos de subsistemas intercomunicados que operan ción en todas las direcciones crecen también los márgenes de anticipa-
con posibilidades limitadas por principio. La ley de la entropía sigue ción en los ámbitos de las posibilidades. El sistema abierto del mundo
siendo válida para el universo en su conjunto, aunque no tiene validez se caracteriza por la autotranscendencia en lo individual y en lo total.
en el sistema individual abierto. Tiende a transcenderse a sí mismo porque, en virtud de su desequili-
Si, por el contrario, entendemos el universo como inmerso en una brio, no puede perseverar en ningún estado dado. Esta autotranscen-
historia irreversible y en la evolución, entonces lo consideramos como dencia permanente apunta a la antesala de una transcendencia que
sistema abierto. Quizás se llegue a demostrar entonces que la entropía invita y guía y que sólo es posible en ella.
está presente en sistemas y procesos concretos, pero ésta no tendrá
vigencia en el todo. Por consiguiente, tenemos que suponer para el
universo un entorno transcendente con el que mantiene una comuni- 31. K. Prigogine/I. Stengers, o. c, 267 ss.
cación; y un futuro transcendente, hacia el que evoluciona.
220 La evolución de la creación La creación continuada 221

c) Entendemos el «universo» como el conjunto de una pluralidad de


sistemas individuales, abiertos, que se comunican entre sí; y como 4. La creación continuada
conjunto que se transciende a sí mismo. Cada uno de los sistemas de
la materia y de la vida así como el conjunto de sus conexiones de Para lograr una visión panorámica de todo el proceso de la
comunicación ex-isten en una transcendencia y subsisten gracias a creación, una nueva interpretación de la doctrina cristiana de la
ella. Si llamamos «Dios» a esa transcendencia del mundo, podemos creación que quiera tener en cuenta los conocimientos de la naturale-
decir a título de ensayo: za conquistados por las teorías de la evolución deberá distinguir con
El mundo es un sistema abierto a Dios en sus diferentes partes y en mayor claridad que la tradicional doctrina de la creación entre la
su conjunto. Dios es su entorno extramundano, del que vive y en el creación en el principio, la creación continuada y la consumación de
que vive. Dios es su antesala extramundana dentro de la cual evolu- la creación en el reino de la gloria. En las líneas siguientes trataremos
ciona. Dios es origen de nuevas posibilidades de las que el mundo de reflexionar teológicamente en el contexto de la creación entendida
obtiene sus realidades. Al mismo tiempo, hay que entender a Dios como un «sistema abierto» 33 .
como un ser abierto al mundo. Rodea al mundo con las posibilidades 1. Si hemos de hacer caso a los textos que recogen la historia de
de su ser y lo penetra con las fuerzas de su vida y de su Espíritu. Está la creación, la creación en el principio careció de requisitos previos. La
presente en el mundo mediante las energías de su Espíritu, inmanente tardía expresión de la creatio ex nihilo designa el milagro de la
en cada sistema individual. La reconocible tendencia a la comunica- existencia del mundo y la contingencia inicial del ente mismo. La
ción en todas las direcciones y las intenciones de la permanente existencia del mundo y, posteriormente, de todos los estadios de la
autotranscendencia en todos los sistemas abiertos son señales de —y evolución en su historia son «casualidad», aunque teológicamente no
reacciones a— la presencia del Espíritu de Dios en el mundo en el cabe hablar de «casualidad ciega», sino de una casualidad intenciona-
sentido de la antigua doctrina de los «vestigia Dei» 32 . da: creaciones libres de Dios para comunicación de su bondad con la
Por consiguiente, no cabe pensar en la transcendencia de Dios intención de glorificarse. La casualidad y la intencionalidad de las
respecto del mundo sin esta inmanencia de Dios en el mundo, como, a la evoluciones no son ni contradictorias ni contrapuestas en el concepto
inversa, es imposible concebir una inmanencia evolutiva de Dios en el teológico de la creación de Dios 34 .
mundo sin la transcendencia de Dios respecto del mundo. Ambas La creación en el principio es, simultáneamente, la creación del
mantienen una referencia recíproca. Sólo es posible hablar de un más tiempo. Puesto que la revelación y la percepción del tiempo son
allá divino del mundo cuando se percibe la existencia divina en el posibles sólo en las mutaciones, hay que entender la creación inicial
mundo y viceversa. Puesto que la teología cristiana, en sus disputas como creatio mutabilis. No está cerrada en sí misma, sino abierta a su
con la teoría de la evolución, se retiró cada vez más al más allá de historia, que puede acarrear corrupción y salvación, aniquilación y
Dios, antiguos y recientes teóricos de la evolución echaron mano del consumación. Si Dios suscitó su creación para que fuera el reino de su
panteísmo para describir el más acá divino que ellos percibían. gloria, tuvo que ponerla en movimiento y trazarle una dirección
Se entiende teológicamente el mundo como sistema abierto, partici- irreversible. Y la acompaña en este movimiento con la apertura de
pativo y anticipador cuando se ve la historia de la creación como nuevas posibilidades y la mantiene en esa dirección mediante la
despliegue de la inmanencia y transcendencia de Dios respecto del comunión de su Espíritu creador. Esta apertura a su propia historia
mundo. Naturalmente, tales afirmaciones teológicas referidas a hipó- nos permite considerar ya la creación en el principio como un «siste-
tesis científicas no pasan de ser unos esbozos; no llegan a la categoría ma abierto» que no tiene en sí mismo su fundamento, su meta ni su
de dogmas. equilibrio, sino que encierra desde el principio una referencia excén-
trica y alineada en la dirección del futuro. Al entender la creación en
el principio como sistema abierto queremos decir que, con este
principio, se dieron las condiciones que hacían posible su historia de
corrupción y de salvación, así como su consumación.
33. J. Moltmann, La creación, sistema abierto, en Id., El futuro de la creación,
32. También K. Rahner, La cristología dentro de una concepción del mundo, en Id., Salamanca 1979, 145 ss; A. Peacocke, Creation and the World of Science, o. c, 154 ss.
Escritos de teología V, Madrid 1964, 181 ss, utiliza el concepto de la autotranscendencia 34. C. Bresch, Vom Würfeln, das kein Glücksspiel war, en Lust am Denken, o. c,
como principio del mundo dependiente de Dios. 25-53.
222 La evolución de la creación La creación continuada 223
Meta de esta historia de la creación no es el retorno al originario Cristo», del «Espíritu vivificador» y de la promesa escatológica «he
estado paradisíaco, sino la revelación de la gloria de Dios. Este final aquí que lo hago todo nuevo». Desde un punto de vista teológico,
se corresponde con el principio porque representa la realización de la resulta, pues, insuficiente limitar la «actividad creadora» de Dios al
real promesa que está inscrita en la creación misma. Pero la nueva principio, hablar históricamente sólo de «conservación», y escatológi-
creación de cielos y tierra en el reino de la gloria desborda cuanto se camente sólo de «redención». En este lenguaje teológico tradicional se
puede narrar de la creación en el principio. percibe más la coacción ejercida por la cosmología antigua que los
La idea de un equilibrio propio, perfecto en el cosmos estable hilos conductores de unas perspectivas bíblicas.
contradice la concepción bíblica, y especialmente la mesiánica, de la
creación que apunta a la glorificación futura 35 . A la concepción del b) La creación de Dios en la historia presupone la creación inicial de
futuro como restitutio in integrum y como retorno de la creación a la Dios. Es un crear en lo creado. Puede tener el carácter de conservación
paradisíaca condición original (status integritatis) no se le puede de la creación frente a los poderes de la aniquilación. La doctrina de
calificar de bíblica ni de cristiana36. Una comparación objetiva entre la creatio continua indica, pues, la conservación continuada de la
el capítulo primero y el último de la Biblia refuta esta doctrina creación ya creada. Al mismo tiempo, el Creador repite en cada
tradicional. instante su «sí» pronunciado en el principio, así como su actividad
2. Desde una perspectiva teológica, las teorías de la evolución creadora y ordenadora 37 . Dios no crea nada nuevo. Crea de forma
afectan al orden de la creación y a la creación continuada, que sigue a continuada lo creado ya. Realiza esta creación cuando sustenta y
la (creación) que acaeció en el principio. Tales teorías no contradicen conserva. Según esta visión, la creatio continua no produce contingen-
la doctrina de la creado ex nihilo. Pero fuerzan a la teología a recoger cia nueva alguna. Conserva la contingencia de la creación ya creada,
y reinterpretar las olvidadas doctrinas de la creatio continua, del repitiendo esta creación de forma permanente. Por consiguiente, se
concursus Dei generalis y de la providentia Dei. Partimos aquí de un reconoce la creatio continua no en nuevos acontecimientos contingen-
concepto trimembre de creación: creatio originalis - creatio continua - tes, sino en la continuidad de lo que continúa permaneciendo igual
creatio nova. a sí.
Sin embargo, la teología profética ve la actividad creadora de
a) Indicamos ya la necesidad de distinguir entre la actividad creado- Dios en la historia en lo inesperadamente nuevo de la liberación y de la
ra inicial de Dios y la histórica: la creación en el principio se realiza sin salvación (Is 43, 18.19). Aquí, la actividad creadora de Dios apunta
requisito previo alguno; la creación en la historia presupone la creación. no a la conservación de lo ya creado, sino a la anticipación de la
Consiguientemente, tenemos que distinguir entre la contingencia del salvación que consuma la creación. No se trata sólo de creatio
principio y la contingencia de la historia en los procesos de sistemas continua, sino, simultáneamente, de creatio nova; y, como creatio
abiertos. Sin embargo, la tradición teológica limitó durante largo nova, de creatio anticipativa. La creación de Dios en la historia
tiempo la creación divina a la producción de la creación, y consideró anticipa la consumación en el tiempo: con la creación de la libertad,
la actividad creadora de Dios en la historia como su obra de conserva- de la justicia y de la salvación en la historia de los hombres, comienza
ción y de acompañamiento. Pero esta distinción entre creación y el cumplimiento de aquella promesa que la creación en el principio
conservación no se ajusta a la Biblia. El término hebreo bara, que representa por sí misma. Con la revelación de la realeza de Dios en la
designa la actividad creadora de Dios, aparece en la Biblia con mayor historia comienza la consumación de la creación para el reino de Dios.
frecuencia para referirse a la actividad creadora de Dios en la historia Efectivamente, esta actuación recreadora y consumadora de Dios se
—liberación y salvación— que para indicar la inicial creación del percibe al principio sólo en la historia humana. Pero repercute y tiene
mundo. En el nuevo testamento se habla de la «nueva creación en paralelismo en la historia de la naturaleza: «Y renuevas la faz de la
tierra« (Sal 104, 30).
35. Contra Tomás de Aquino, STh I 90 3 ad-2, para quien el tiempo tiene una Una exposición detallada de la creatio continua debe considerar la
estructura circular en la que comienzo y final se corresponden.
36. Contra R. Bultmann, Glauben und Verstehen III, Tübingen 1960, 29.30, para actividad de Dios en la historia bajo ambas perspectivas: la conserva-
quien la revelación escatológica es la «restauración» de la revelación de la creación. P. ción del mundo creado y la preparación de su consumación. La
Evdokimov, Nature: Scottish Journal of Theology (1965) 1-22 expone, frente a esto, la actuación de Dios en la historia se sitúa entre la creación en el
concepción ortodoxa en los siguientes términos: «The Kingdom ist not simply a return
back towards paradise, but its forward-moving creative fulfilment which takes in the 37. El principio científico-natural de la conservación de la energía refleja el principio
whole of creation» (8). teológico de la continuada conservación del mundo por Dios.
La creación continuada 225
224 La evolución de la creación

Respecto de las criaturas también se puede generalizar: cuanta


principio y la nueva creación. La tradición teológica ha acentuado de
mayor capacidad de carga tiene un sistema de vida tanto mayor es su
forma unilateral la conservación del mundo: conservatio mundi. En
resistencia y su capacidad de supervivencia. Recoge los impulsos
teologías nuevas de la evolución y del proceso se acentúa unilateral-
hostiles y los asimila en una dirección productiva, sin destruir al
mente el desarrollo del mundo. Pero si descubrimos la creado conti-
enemigo ni a sí mismo. De esa manera, el sujeto se hace más flexible y
nua entre la creatio originalis y la creatio nova, reconoceremos la
se enriquece. Pues cuanta mayor es la capacidad de sufrimiento de un
continuada actividad creadora de Dios como actuación conservadora
sistema de vida abierto, mayor capacidad de aprender posee.
e innovadora. En la actuación conservadora se manifiesta esperanza;
Por consiguiente, en la paciencia inagotable del Creador y en su
en la actividad innovadora se hace patente la fidelidad. Pero, en el
activa capacidad de sufrimiento se encuentra la raíz de su actividad
fondo, toda actuación conservadora es innovadora y toda actuación
creadora en la historia: mantiene la comunicación también con aque-
innovadora conserva38. La creación de Dios histórica tiene una orien-
llos sistemas de vida que han interrumpido la comunicación con él,
tación escatológica: conserva la creación del principio anticipando la
que se comportan como «sistemas cerrados» y se condenan a muerte a
consumación y preparándole el camino. La creación de Dios histórica
sí mismos. Al tolerar tales rupturas de comunicación, Dios mantiene
tiene dimensiones cósmicas: lleva la totalidad del cosmos a una situa-
abierto el futuro para sus criaturas; y, juntamente con el futuro,
ción nueva.
mantiene abiertas también sus posibilidades de conversión. La actua-
El sistema abierto de la creación apunta a la creación de Dios en la ción esencial de Dios en la historia consiste en la apertura de sistemas
historia. En esta creación en la historia se realiza la inclinación y el de vida que se cierran. Consigue esa apertura mediante la comunica-
futuro de la creación. ción paciente. Gracias a su inagotable capacidad y voluntad de
c) Las tradiciones de la creación presentan a la realizada en el sufrimiento, Dios crea oportunidades concretas para la liberación del
principio como actividad creadora sin esfuerzo: «Y dijo Dios: ¡Hága- autoencapsulamiento y para la evolución de los diversos sistemas de
se la luz! y la luz se hizo». En cambio, la teología profética describe la vida abiertos. Por ser una actividad creadora fundamentalmente
creación de la libertad, de la justicia y de la salvación en la historia paciente y tolerante, la «actuación de Dios en la historia» es también
como el «esfuerzo y trabajo» de Dios 39 . El Creador sufre la contra- silenciosa. Dios conduce su creación hacia la meta y hace avanzar la
dicción de sus criaturas. Tolera que se cierren. Carga los pecados, las evolución no mediante intervenciones sobrenaturales, sino a través de
fechorías, los dolores y enfermedades de sus criaturas sobre el nuevo su pasión y extrayendo posibilidades de su padecimiento. Desde la
Siervo de Dios: «Por sus heridas hemos sido sanados» (Is 53, 5). La perspectiva de la historia del mundo, la fuerza transformadora del
creación de la salvación brota del sufrimiento de la oposición. La sufrimiento constituye la base de la actuación liberadora y consuma-
creación de la justicia brota del padecimiento de la injusticia. La dora de Dios. Teilhard de Chardin estaba pensando eso mismo
creación de Dios en la historia contiene, pues, pasión y acción a la vez. cuando escribió:
La misma doctrina tradicional que afirmaba la conservación del
mundo por Dios a pesar de los pecados vio una postura de tolerancia Conviene recordar que las opiniones transformistas tal como se exponen aquí
de Dios, y la interpretó como expresión de la magnanimidad de Dios40. están muy lejos de ser incompatibles con la existencia de una causa primera. Por
La fuerza creadora de Dios en la historia se muestra siempre, prime- el contrario, constituyen la manera más noble y estimulante de concebir su
influxus physicus. El transformismo cristiano considera la actividad creadora de
ro, en la inagotabilidad de su capacidad de sufrimiento. Y esto no es Dios no como algo que viene de fuera e invade sus obras existentes ya en medio de
una señal de debilidad, sino revelación de su fortaleza. La bienaventu- nosotros. Considera, por el contrario, que hace nacer los sucesivos elementos de
ranza que dice: «Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán su obra en medio de las cosas. Por tanto, esa actividad no es menos esencial,
la tierra» (Mt 5, 5) se aplica en primer lugar a Dios. menos universal y, sobre todo, menos interior4'.

38. Para el problema de la creatio continua, cf. O. Weber, Grundlagen der Dogma-
tik I, Neukirchen 1955, 556 ss; W. Trillhaas, Dogmatik, Berlín 1972, 152 s; H.-G. Cabe pensar toda una serie de relaciones para expresar la «activi-
Fritzsche, Lehrbuch der Dogmatik II, Góttingen 1967, 294 ss. dad concomitante de Dios» (concursus Dei generalis et specialis) en la
39. También Atanasio distingue claramente entre la orden, sin esfuerzo, de creación historia del mundo y en la historia de la vida de cada criatura: Dios
y la encarnación, aunque no integra el sufrimiento y la muerte de Cristo en su presenta-
ción de la encarnación del Logos de la creación. Cf. De incarnalione § 44.
40. En la posposición del juicio sobre los pecados (nápeaig TÚ)V áttotprivv) se encierra 41. P. Teilhard de Chardin, Das Auftreten des Menschen, Olten-Freiburg 1964, 359
una promesa de perdón de los pecados (&<x¡c TCÜV áiiapxiwv). Cf. O. Weber, Grundlagen (ed. cast.: citada en nota 2).
der Dogmatik I, o. c, 569 ss.
226 La evolución de la creación La creación continuada 227

obra en la actuación creadora y mediante ella: Dios obra con la creadora de Dios como las aperturas temporales de sistemas cerrados.
actividad creadora y desde ella; las criaturas obran desde las potencias Se sigue de ahí la pregunta sobre si debemos concebir la consumación
divinas y tienden a penetrar en un medio ambiente divino; la paciencia del proceso de creación como la conclusión definitiva de los sistemas
divina hace posible la actividad de las criaturas; la presencia de Dios referenciales y abiertos. ¿Es el reino de la gloria el sistema del mundo
en el mundo es el espacio libre para la libertad de las criaturas, etc. No que ha llegado finalmente a su conclusión? Entonces, la nueva crea-
es necesario esperar de esa actuación sólo intervenciones sobrenatura- ción sería el final del tiempo y atemporal. El sistema abierto hombre
les y transtornos espectaculares. Tal concepción deformaría la visión sería entonces un sistema inacabado; y los sistemas abiertos de la
de la «actividad concomitante» de Dios. Pero la referencia al acompa- naturaleza no pasarían de ser sistemas todavía no cerrados. La historia
ñamiento silencioso y discreto que Dios regala a la historia no excluye sería el estado de un cosmos no determinado aún por completo. La
en modo alguno experiencias de «signos y prodigios». Precisamente la consumación significaría en tal caso el final de la libertad humana y
constante experiencia de la actuación concomitante de Dios crea la de todas las posibilidades que han sido posibles mediante el no-ser-
posibilidad de percibirlos. todavía 43 . El tiempo seria asumido en la eternidad, y la posibilidad en
Dios mismo está presente en su creación a través de su Espíritu. la realidad. Mas no es posible teológicamente concebir así la consu-
La creación entera está inundada del Espíritu. Mediante su Espíritu, mación. Si la inhabitación de Dios consuma el proceso de la creación,
Dios está presente también en las estructuras de la materia. En la entonces la ilimitada plenitud de vida de Dios habita en la nueva
creación no existe una materia carente de espíritu ni espíritu inmate- creación, y la creación glorificada es completamente libre en su
rial, pues sólo hay materia informada. Debemos llamar espíritu a las participación de la ilimitada existencia de Dios. La inhabitación de la
informaciones que determinan todos los sistemas de la vida y de la ilimitada plenitud de la vida eterna de Dios significa, pues, la apertura
materia. En el hombre emergen en la conciencia en forma creatural. de todos los sistemas de vida (por excelencia); por consiguiente,
En este sentido, la totalidad del cosmos es acorde con Dios: puesto también su vida eterna, no su petrificación final. La apertura de todos
que el cosmos es producido mediante Dios el Espíritu, y existe en Dios los sistemas de vida a la inagotable plenitud de vida de Dios lleva
el Espíritu, por eso se mueve y se desarrolla en las energías y fuerzas también a su consumada comunión recíproca, pues la inhabitación de
del Espíritu divino. Dios expulsa los poderes de lo negativo y, en consecuencia, también la
¿Por qué muchos teóricos de la evolución acudieron al panteísmo lucha por la existencia y la angustia derivada de la creación. «Cabe,
de la materia, de la naturaleza o de la vida a la hora de configurar una pues, afirmar que el reino de Dios es también el reino de la "simpatía
visión del mundo? Adoptaron tal postura no sólo para emanciparse universal de todas las cosas"».
de la Iglesia. Existían, además, unas razones objetivas: respecto a la En el reino de la gloria habrá que suponer tiempo e historia,
contingencia inicial del mundo, el teísmo, que distingue entre Dios y futuro y posibilidad; y deberemos suponerlos en una medida sin
mundo, ofreció siempre sus servicios. Pero respecto de la evolución trabas y libre ya de ambivalencia. Por consiguiente, en lugar de hablar
del cosmos y de la vida partiendo de la contingencia del acontecer es de eternidad atemporal, sería preferible utilizar la expresión «tiempo
mucho más natural pensar en el panteísmo dinámico: la materia que se eterno». En vez de hablar del «final de la historia», tendría más cuenta
organiza a sí misma se autotransciende y produce su propia evolu- hacer referencia al final de la prehistoria y al comienzo de la «historia
ción. En este sentido, es, pues, autocreadora. Cabe explicar estos eterna» de Dios, hombre y naturaleza. Pero entonces hay que pensar
fenómenos mediante la teoría holística de Spinoza. Natura est natura en una mutación sin caducidad, en un tiempo sin pretérito y en una
naturans. Por eso: Deus sive natura. Pero la doctrina trinitaria de la vida sin muerte. Pero esto resulta difícil en la historia de vida y
creación aconseja interpretarla pneumatológicamente. El Dios pre- muerte, de devenir y caducidad, pues todos nuestros conceptos están
sente en el mundo y en cada parte es el Espíritu creador. En el mundo marcados por tales experiencias. Sin embargo, no es absolutamente
que evoluciona no sólo está presente el Espíritu de Dios, sino, más necesario vincular finitud con mortalidad. También pueden existir
bien, Dios el Espíritu con sus energías increadas y creadas 42 . criaturas finitas, pero inmortales. Según Le 20, 36, los resucitados de
3. El futuro de la creación. Hemos definido la creación en el entre los muertos deben ser hombres nuevos y «como ángeles». Pero
principio como sistema abierto, y hemos considerado la actividad
43. Criticamente contra la «ontología del no-ser-todavia» de E. Bloch. Cf. E. Bloch,
Philosophische Grundfragen I. Zur Ontologie des Noch-Nicht-Seins, Frankfurt 1961. Una
42. Cf. al respecto también A. Peacocke, o. c, 203 ss, que honra de nuevo el ontología de estas características da pie sólo a una esperanza efímera. Su realización
panenteísmo para vincular trascendencia e inmanencia de Dios. reside en el sistema cerrado de la «patria de la identidad».
225 La evolución de la creación

éstos son finitos e inmortales a la vez. Si es cierta la afirmación


9
paulina de que los creyentes «nos vamos transformando en esa misma Imagen de Dios en la creación:
imagen cada vez más gloriosos» (2 Cor 3, 18) en el Espíritu, habrá que
suponer también en el «reino de la gloria» un similar proceso de los hombres
transformación sin caducidad.
Al igual que la experiencia humana de la historia, la estructura del
sistema de la naturaleza apunta en esa misma dirección. Las mismas
estructuras de la materia evidencian un margen de comportamiento
indeterminado. Si vamos de las estructuras atómicas a sistemas más
complejos, descubrimos una mayor apertura al tiempo y una crecien-
te plétora de posibilidades. A medida que avanza la evolución de los
sistemas complejos crece la indeterminación del comportamiento
porque aumentan las posibilidades. Las personas humanas y los
sistemas sociales humanos son los sistemas más complejos de cuantos Imago Dei es, desde antiguo, el concepto básico de la antropología
conocemos. Ponen de manifiesto el grado supremo de comportamien- teológica: los hombres están creados para ser imagen de Dios en la
to indeterminado y las más amplia medida de apertura al tiempo y al tierra'. Sin embargo, las tradiciones bíblicas no justifican esta posi-
futuro. Puesto que cada realización de una posibilidad mediante ción central del concepto2. Sólo aparece en el documento sacerdotal
sistemas abiertos crea nuevas posibilidades, no se limita a realizar una (Gen 1, 26.27; 5, 1; 9, 6). El salmo 8, 6 presupone el concepto; Sab 2,
posibilidad ni a convertir el futuro en pretérito, es posible concebir el 23; Eclo 17, 3 lo conocen. En el nuevo testamento es utilizado como
reino de la gloria, que consuma el proceso de la creación mediante la concepto tradicional (Sant 3, 9; 1 Cor 11,7), pero no es objeto de una
inhabitación de Dios, no como un sistema finalmente concluido y, nueva profundización. Este repaso a la tradición permite comprender
por consiguiente, cerrado, sino como la apertura de todos los sistemas por qué la antropología teológica ha tratado de la similitud del
de vida finitos a la plenitud de la vida. Pero esto obliga a pensar el ser hombre con Dios sólo en la doctrina de la creación. Con el concepto
de Dios no sólo como la suprema realidad para todas las posibilida- se describió la figura ideal y primigenia del ser humano que fue
des realizadas, sino también como la posibilitación trascendente de oscurecida y destruida por la caída original y que es restaurada por la
todas las realidades posibles. gracia de Dios. Con esta visión unilateral, la antropología teológica se
aproximó a la órbita del mito del origen y pasó por alto la orientación
mesiánica de la historia del hombre a la que insta el nuevo testa-
mento.
En este capítulo, trataremos de entender históricamente, desde
una triple perspectiva, la similitud del hombre con Dios: 1. como el
destino originario del hombre: imago Dei, 2. como la vocación mesiáni-
ca de los hombres: imago Christi, 3. como Xa. glorificación escatológica
de los hombres: gloria Dei est homo3. Desde un punto de vista
hermenéutico, esto quiere decir que comenzamos con una interpreta-
ción teológica de los relatos de la creación del antiguo testamento,
pero a la luz del evangelio mesianico de Cristo, la cual nos ayudará a
iluminar el destino originario del hombre a la vista de su glorificación

1. Cf. L. Scheffczyk (ed.), Der Mensch ais Bild Gottes, Wege der Forschung CXXIV,
Darmstadt 1969. Cf. también D. Bonhoeffer, Schópfung und Fall, München 1933; K.
Barth, ¡^irchliche Dogmatik I I I / l , 214 ss; VI. Lossky, ln the Image and Likeness oj'God,
London 1975.
2. Ha aludido a esto O. Weber, Grundlagen der Dogmatik I, Neukirchen 1955, 615 s.
3. Así, ya Tomás de Aquino, STh I a 93, 4: «Imago Dei tripliciter potest contueri in
homine».
230 Imagen de Dios en la creación El destino originario de los hombres 231

definitiva en el reino de Dios. De esa manera, conoceremos lo a) La creación de los hombres es la última obra de la creación.
anterior a la luz de lo posterior, y entenderemos el principio en la Comienza con una introducción solemne en la que se da a conocer
perspectiva de la consumación. Esta exégesis teológica —o, por mejor una decisión especial de Dios. En la creación de la luz se dice: «Dijo
decir, mesiánica— se distingue tanto de la exégesis histórica como de Dios: "haya luz", y hubo luz» (Gen 1, 3). En la creación de los
la exégesis teológica realizada a la luz de la tora. Naturalmente, animales se dice: «Dijo... y así fue... y creó...» (Gen 1, 20 s). En
presupone a ambas y no rechaza ninguna de ellas, sino que las integra. cambio, cuando se va a proceder a la creación de los hombres, el tenor
Tras la presentación de la idea del hombre creado a imagen de del texto cambia. Entonces se dice: «Hagamos... y Dios creó». Los
Dios, en las tres fases históricas de Dios con los hombres, hay que hombres nacen no de una palabra creadora, sino de una especial
tratar los problemas teológico-sistemáticos de la antropología cristia- decisión de Dios. Dios se dirige a sí mismo la palabra que precede a la
na. El problema tradicional, controvertido entre las diversas confesio- decisión. Es una autoinvitación. Cuando se trata de una decisión el
nes cristianas, sobre cómo se puede entender al hombre como fiel sujeto actúa primero en sí mismo: «se» decide, antes de actuar en otro.
imagen de Dios y como pecador al mismo tiempo, recibirá aquí una En la autoinvitación recogida aquí, Dios se determina a ser el creador
solución que se distancia de la ofrecida tradicionalmente por los de su imagen. Y después crea esa imagen. «Dios se decide». Tenemos
teólogos de la Reforma, pero que se basa en la Biblia. Puesto que ahí una contracción de Dios sobre esta posibilidad única. Y esa
entre antropología y teología existe una relación recíproca, habrá que contracción representa ya el primer autoanonadamiento de Dios. Este
tratar de superar el monoteísmo occidental en el concepto de Dios y se revela en que Dios pone su imagen y su gloria en las criaturas
su correspondiente individualismo en la antropología: los hombres terrenales «hombres»; y en que, así, él entra en la historia de estas
son imago trinitatis, y sólo se corresponden con el Dios uno y trino criaturas 5 .
cuando están unidos. El plural de Gen 1, 26 ha sido considerado como un enigma y ha
provocado muchas interpretaciones: ¿habla Elohim en una reunión
de dioses? ¿Se dirige Elohim a una diosa? ¿Se trata de un plural
1. El destino originario de los hombres: imago Dei may estático? b. Ninguna de estas explicaciones aclara esta alocución
que Dios se dirige a sí mismo. Hay que entenderla como plural
El texto básico que sirve de fundamento para el concepto de fiel deliberationis, como ponderación y deliberación con su propio cora-
imagen de Dios presenta algunas dificultades ya en su misma traduc- zón. Pero una autoinvitación en una conversación consigo mismo
ción. Partimos aquí de la siguiente traducción: presupone una autorrelación del sujeto. A su vez, una tal autorrela-
ción presupone una autodiferenciacicm y la posibilidad de la autoiden-
Y Dios (Elohim) dijo: tificación. El sujeto es entonces un singular en el plural, o un plural en
Hagamos a los hombres como nuestra imagen, como nuestra figura. Ellos un singular. Estos cambios de singular y plural son importantes en
dominarán sobre los peces del mar y sobre los pájaros del cielo, y sobre el ganado este lugar: «Hagamos hombres... una imagen que se nos parezca» 7. La
y sobre todos los animales de la tierra y en toda serpiente que serpea sobre la
tierra. imagen de Dios (singular) tiene que corresponder además al plural
Y Dios (Elohim) creó a los hombres como su imagen: hombre y mujer los creó... interno de Dios y, sin embargo, ser una imagen. Por el contrario,
(Gen 1, 26-27). singular y plural alternan en el versículo siguiente: Dios (singular)
creó al hombre (singular), como hombre y mujer (plural) los (plural)
En los versículos 26-30 observamos la siguiente estructura: intro- creó. Aquí, el plural humano tiene que corresponderse con el singular
ducción, toma de decisión, creación de los hombres, bendición y de Dios. Si el Dios que toma la decisión es un plural en el singular, su
encargo, sustento 4. Para llegar a su comprensión teológica destacare- imagen sobre la tierra —los hombres— deberán ser un singular en el
mos los puntos siguientes: plural. Al Dios uno, diferenciado en sí y conforme consigo mismo,
debe corresponder una comunidad de hombres, masculina y femeni-
na, que se unen y se hacen uno.
4. W. H. Schmidt, Die Schópfungsgeschichte der Priesterschrijt, Neukirchen 21967;
Cl. Westermann, Génesis, Kap. 1-11. BKAT, Neukirchen 21976; J- J. Stamm, Die 5. Cf. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, o. c, 120 ss.
Gottesebenbildlichkeit des Menschen im AT: ThSt 54 (1959); Ph. Trible, God and the 6. W. H. Schmidt, o. c. 129 ss, discute una lista de las posibilidades; Cl. Wester-
Rhetork o) Sexuality, Philadelphia 1978; J. Jervell, art. Bild Gottes I, TRE VI, Berlín mann, o. e., 203 ss.
1980, 491 ss; H. W. Wolff, Antropología del antiguo testamento, Salamanca 1975. 7. Ph. Trible ha aludido a esto, o. c., 21.
232 Imagen de Dios en la ereación El destino originario de los hombres 233

La teología de la Iglesia primitiva vio en este cambio consciente de sacerdotal como si no, este pasaje ha tenido una influencia «democrati-
singular a plural y de éste a singular una revelación de la Trinidad. Sin zadora» en toda la historia política judía y cristiana8. Entre los
duda, desde una perspectiva histórica y a la luz de la tora, no se hombres no existe diferencia alguna, sino igualdad, respecto al subsi-
detecta el menor rasgo de la doctrina de la Trinidad. Y, sin embargo, guiente encargo de dominar la tierra.
este texto es una de las raíces de la posterior comprensión de Dios Como imagen de Dios, los hombres le representan a él en la tierra.
como el uno y trino a la luz del evangelio mesiánico de Cristo. Como semejanza de Dios, los hombres reflejan a Dios. Caería en la
unilateralidad quien pretendiera ver en la semejanza con Dios sólo el
b) Dios creó al hombre «a su imagen». La traducción tradicional encargo divino de dominio. En la semejanza se encierra también «una
suele decir, sin embargo: «según su imagen». Las traducciones tradi- manera de manifestación» de Dios mismo, concretamente un resplan-
cionales presuponen un arquetipo en Dios. E imaginan que el hombre dor de su gloria, como el salmo 8 acentúa. Este aspecto es importante
es formado como una copia, como una réplica de ese arquetipo. también para Pablo. Dios está presente en los hombres. «Se manifies-
Detectamos ahí la influencia que la doctrina platónica de las ideas ta allí donde el hombre se manifiesta»» 9. El hombre es una revelación
ejerció en la teología de la Iglesia primitiva. Pero esas traducciones indirecta de Dios en la tierra. Ser imagen significa siempre hacer que
tradicionales tienen también el respaldo de la cristología del nuevo algo se manifieste, revelarlo.
testamento: Cristo es la «imagen de Dios» «por medio del cual fueron ¿En qué consiste esta imagen de Dios? En resumen, la tradición
creadas todas las cosas» (Col 1, 15 s; Heb 1, 3). Por eso, como Hijo de teológica ha dado las siguientes respuestas: 1. según la analogía de la
Dios, es también el Primogénito. Y los creyentes han sido predestina- substancia, el alma, la naturaleza racional y volitiva del hombre, es la
dos por Dios a reproducir la imagen de su Hijo (Rom 8, 29). La imago sede de la semejanza con Dios, pues ella es inmortal y semejante a la
Christi es una imago Dei mediada por Cristo. Por eso se tendió en el naturaleza divina10; 2. según la analogía de la forma, es el caminar
cristianismo a la versión «creados según su imagen». Pero también se erguido y la mirada del hombre dirigida hacia arriba 11 ; 3. según la
puede detectar la referencia cristológica en la traducción «a su ima- analogía de la proporcionalidad, la semejanza reside en el dominio del
gen» si se entiende que el hombre ha sido creado con miras a la hombre sobre la tierra en la medida en que ese dominio se corresponde
imagen de Dios que es Cristo. Su creación, por consiguiente, está con el de Dios sobre el mundo 12 ; 4. finalmente, de acuerdo con la
abierta a la encarnación. Entonces se entiende la cristología como la analogía de la relación, la semejanza consiste en la comunión de
consumación de la antropología, y ésta prepara la cristología. hombre y mujer, que responde a la comunión intratrinitaria de Dios.
Dos términos describen la definición del hombre: zalam y demuth; El «fenómeno hombre» es el punto de partida de estas respuestas.
en griego: éixwv y ó/ioícoaiQ; en latín: imago y similitudo. El primer Todas ellas se levantan sobre características que diferencian al hom-
vocablo designa la imagen plástica; el segundo, la semejanza. El bre del animal, e interpretan en clave religiosa lo específicamente
primero exterioriza más la referencia representativa. El segundo ex- humano como su semejanza con Dios. Esta designa, pues, la relación
presa más la referencia reflexiva hacia dentro. Quizás ambos términos general del hombre con Dios que le diferencia del animal. Este punto
fueron tomados de la teología egipcia del rey: el faraón es la copia de de partida es un poco superficial. La «imagen de Dios» es primero un
Dios que domina en la tierra, es su representante, su comisionado, su concepto teológico, y posteriormente antropológico. En primer lugar,
resplandor y su forma de manifestarse en la tierra. También el salmo 8 expresa algo acerca de Dios, que se crea su imagen y establece una
representa como un hombre regio al hombre creado a imagen de relación especial con ella. Y posteriormente dice algo sobre el hombre
Dios. Según la mentalidad del oriente antiguo, el faraón está presente que ha sido creado de esa manera. La imagen de Dios designa en
en las estatuas que manda erigir en todas las provincias de su imperio. primer término la relación de Dios con el hombre, y posteriormente la
En esa misma línea, se entinde al hombre como «signo de la majestad relación del hombre con Dios. Dios establece una relación tal con el
de Dios» en la tierra, como representante de Dios, como su gloria
sobre la tierra. Si efectivamente esta terminología de la semejanza con 8. Con W. H. Schmidt, o. c, 139.143, nota 3 contra Cl. Westermann, o. c, 212.
D ios deriva de la teología regia, esa derivación encierra un potencia] 9. W. H. Schmidt, o. c, 144.
de revolución política: no un príncipe, sino el hombre, hombre y 10. Cf. apartado 4 de este capítulo.
mujer por igual, todos los hombres y cada hombre son imagen, 11. Así, H. Gunkel, Génesis, 61922, y E. Jüngel, Der gottentsprechende Mensch, en
Neue Anthropologie, vol. 6, dtv 1975, 355.
representante, comisionado y resplandor de Dios. Tanto si la «de- 12. Así W. Gross, Die Gottebenbildlichkeit des Menschen im Kontext der Priester-
mocratización de la ideología regia» está ya presente en el documento schrift: Theol. Quartalsschrift 161 (1981) 244-264.
234 Imagen de Dios en la creación El destino originario de los hombres 235
hombre que éste se convierte en su imagen y en su gloria sobre la para dar a entender la condescendencia de Dios, su atención previsora
tierra. El ser del hombre se origina y existe en esta relación de Dios y su presencia activa. Efectivamente, el término tipóaomov puede
con el hombre, no en esta propiedad o en aquella que le diferencian de designar también la totalidad de la persona. Pero se conoce la
los restantes seres vivientes. El Dios que se crea una imagen en la totalidad de la persona en su reacción, y ésta se manifiesta a través de
tierra se corresponde en ella. Por eso, la semejanza del hombre con sus ojos abiertos y del rostro atento. Así como las fluctuaciones del
Dios reside en que él, por su parte, concuerda con Dios. Y ese Dios estado de ánimo se reflejan en la cara y el interior del hombre
que hace que su gloria resplandezca en su imagen sobre la tierra se encuentra su mejor expresión en el rostro, así también la gloria de
refleja en ella, en el hombre, como en un espejo. La tradición Dios es perceptible en el rostro de Cristo y se refleja de mil maneras
teológica ha entendido siempre la imagen de Dios como un reflejo de diferentes en los rostros de quienes lo conocen. Sea cual fuere el lugar
Dios en una especie de espejo. El Dios que se hace representar en la indicado de la imago Dei, ya sea el alma, el caminar erguido, el
tierra por su imagen se manifiesta también en ésta, que se convierte dominio o la comunión, se expresa concentrado en el rostro de los
así en una revelación indirecta de su ser divino en forma terrena. hombres. Por eso, la originaria vocación del hombre a ser «imagen de
Como imagen y manifestación de Dios en la tierra, los hombres Dios» contiene ya la promesa escatológica de conocer a Dios «cara a
detentan una triple relación fundamental: dominan sobre las restantes cara». Cabe compendiar esto en una doctrinafisionómicade la imagen
criaturas terrenas como representantes de Dios y en nombre de él; son divina en el hombre.
el interlocutor de Dios en la tierra. El Señor quiere hablar con él y
recibir respuestas de él. Son la manifestación de la gloria de Dios y su c) El siguiente lugar antropológico en el que se manifiesta la
honor en la tierra. imagen de Dios es la diferencia y comunión sexual de los hombres.
Imago Dei es el destino señalado a la común condición humana.
Sólo el hombre es imago Dei. Ni los animales ni los ángeles ni las
Según Gen 1, 26, Adán, ser humano, es un singular que se correspon-
fuerzas de la naturaleza ni los poderes del destino merecen ser temidos
de con un plural divino. Según Gen 1, 27, hombre y mujer son un
u honrados como imagen, manifestación o revelación de Dios. La
plural que se corresponde con un singular divino. Este juego gramati-
veterotestamentaria/>ro/»'¿)íctó« de imágenes protege también la digni-
cal con el singular y el plural es intencionado e importante. Desde el
dad del hombre como única imagen de Dios.
mismo momento de la creación, el ser humano existe en la diferencia
Si partimos de la relación de Dios con el hombre, la imago Dei no
de sexo y en la recíproca relación sexual. Dado que se puede traducir
radica en esta propiedad o en aquella que le distinguen de otras
también: «masculino y femenino los crió», cabe pensar también en la
criaturas, sino en la totalidad de su existencia. El hombre entero, no
diferencia de animus y anima, diferencia que, según C. G. Jung, está
sólo su alma; la verdadera comunidad humana, no sólo la persona
presente en todo hombre, sea varón o hembra, en diversas connota-
individual; la humanidad amiga de la naturaleza, no simplemente los
ciones. Las combinaciones singular-plural quieren evitar, además,
hombres que se enfrentan a esa naturaleza son imagen y honra de
que se entienda ser humano como concepto genérico que engloba a
Dios. Se desmorona así la pregunta acerca de fenómenos especiales de
hombre y mujer o se vea hombre y mujer como dos criaturas diferen-
esta imagen divina. Sin embargo, según las tradiciones bíblicas existe
tes. Con ello se pretende dar a entender que las diferencias sexuales y
un lugar en el que se revela y puede ser conocida la relación de Dios
la común condición humana son igualmente primigenias. ¿Por qué se
con el hombre: el rostro del hombre se convierte en espejo de Dios:
acentúa de manera especial la diferencia sexual en la creación de los
«Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como
hombres? En la creación de los animales bisexuales se dice simple-
en un espejo la gloria de Dios...» (2 Cor 3, 18), «...para irradiar el
mente: «cada uno según su especie». Al parecer, eso basta para la
conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo» (2 Cor
bendición de la fertilidad. En la creación de los hombres se menciona
4, 6). «Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos
de manera expresa la bisexualidad. Y se añade a esta creación la
cara a cara» (1 Cor 13,12). Una vez que Moisés había contemplado la
bendición de la fertilidad (Gen 1, 28). Si no se relaciona la relación
gloria de Dios sobre el monte, su rostro irradiaba de forma insoporta-
sexual con la fertilidad ni se presupone como evidente, como sucede
ble a los ojos del pueblo. En consecuencia, Moisés tuvo que cubrirse el
en las especies animales, entonces reside en esa relación lo específica-
rostro (Ex 34, 33-35). Cuando Jesús se «transfiguró», «su rostro se pu-
mente semejante con Dios y lo particularmente humano 13 . La dife-
so brillante como el sol» (Mt 17, 2). Y del venidero Juez del mundo se
dice (Ap 1, 16) que «su rostro era como el sol cuando brilla con toda 13. Ph. Trible, o. c, 19. Críticamente al respecto Ph. A. Bird, Male and Female he
su fuerza». El «rostro de Dios» es un símbolo utilizado generalmente created them: Gen 1, 27 b in the contexl of the Priesterly Account o] Creation: HTR 74/2
(1981) 129-159.
El destino originario de los hombres 237
236 Imagen de Dios en la creación

rencia y comunión sexuales pertenecen ya a la imagen de Dios mismo, temporal de mujeres y hombres, de padres e hijos. Esta comunión de
no sólo a la fertilidad o al dominio sobre la tierra. Por consiguiente, vida de los hombres socialmente abierta es la forma de vida que
esa comunión se corresponde con Dios mismo porque Dios se corres- guarda correspondencia con Dios. El concepto de comunidad trinita-
ponde en ella. Esta representa a Dios en la tierra, y Dios «aparece» en ria permite superar no sólo la soledad narcisista del yo, sino también
la tierra en su imagen masculino-femenina. No cabe vivir de manera el egoísmo de la pareja compuesta por hombre y mujer18. Por eso el
solitaria la semejanza con Dios: sólo es posible en la comunión concepto de \a.pericóresis, que expresa la comunión trinitaria, es más
humana. En consecuencia, el hombre es, desde el primer momento, adecuado que la hipótesis de un dual en Dios para rastrear la imagen
un ser social. Está hecho para la comunión humana y necesita bisexual de Dios en la tierra. Efectivamente, en el relato sacerdotal de
esencialmente de ella (Gen 2, 18). El hombre es un ser social y la creación no subyace una perfilada doctrina de la Trinidad, pero el
desarrolla su personalidad sólo en la comunión. En consecuencia, su mencionado documento está abierto a ella.
desarrollo personal dependerá del trato con los otros. El individuo d) A la creación de la imagen de Dios en la tierra sigue, en el
aislado y el sujeto solitario son formas deficientes del ser humano versículo 29, la encomienda de dominar sobre los animales; y en los
pues yerran la semejanza con Dios 14 . Tampoco la persona tiene versículos 28-29 se recoge el mandato de someter la tierra. Estas
prioridad sobre la comunidad15. Es atinado afirmar que persona y tareas no se identifican con la imagen de Dios. Se añaden a ella
comunidad son dos caras de un único proceso de vida. expresamente. Por eso la imagen de Dios en el hombre tampoco
Si se admite que la semejanza con Dios se refiere primero a la consiste en estos mandatos de dominación. Ambas tareas se comple-
relación de Dios con el hombre y posteriormente a las relaciones mentan recíprocamente, y la segunda delimita a la primera: el «some-
humanas, cabe preguntar de qué naturaleza es el Dios que se mani- ter la tierra» se refiere a la alimentación de los hombres que, según
fiesta masculino y femenino en su imagen. ¿Debemos concebir como v. 29.30, debe ser exclusivamente vegetariana19. También la nutrición
bisexual al Creador de este ser humano, como dios y diosa a la vez?16 de los animales debe ser únicamente vegetariana. Con ello, de la
¿Tenemos que considerar al Creador como transexual, que consiente dominación del hombre sobre los animales queda excluido el derecho
una imagen masculina y femenina en la tierra? El Dios que hace que del hombre sobre la vida y la muerte de los animales. Si tanto el
su gloria se manifieste de forma masculina y femenina en la tierra, hombre como los animales practican una nutrición vegetariana, el
simultáneamente, no puede ser un Dios exclusivamente masculino. «dominio» del hombre sobre los animales se reducirá a la tarea de
Ese Dios no es un «varón» aunque el antiguo testamento y el nuevo se ejercer como juez de paz. El dominio humano sobre la tierra es
refieran a él y lo den a conocer mediante metáforas masculinas tales dominación señorial para Dios, administración de la tierra para Dios.
como Señor, Padre, Salvador, Juez, etc. El Dios que crea su imagen Sólo los hombres conocen la voluntad de Dios. Sólo ellos pueden
masculina y femenina tampoco es neutro. De ahí que no sirvan las alabar y ensalzar conscientemente a Dios. ¿Necesita el Creador un
metáforas metafísicas utilizadas por la teología filosófica, para supe- representante y un administrador en la tierra? Parece que sí, pues
rar el masculinismo en la presentación de la divinidad17. La tercera y confia al hombre la conservación y continuación del lado terreno de
mejor posibilidad de entender la cuestión que nos ocupa es la doctrina la creación que encontró su forma inicial con el sábado. Los hombres
tardía de la Trinidad, que descubre en Dios diferencia y unidad, y la se convierten en sujeto de la ulterior historia de la tierra. El inicial
unidad de diferencia y unidad, y que, por tanto, habla del Dios orden de paz entre animales, hombres y plantas en la tierra aparece
comunitario y rico de relaciones en sí mismo. Lo analogon de la expresado de forma eximia y definitiva en las visiones proféticas del
imagen de Dios reside en la relación diferenciada, en la diferencia rica reino mesiánico de paz (Is 11, 6 ss). Pero el comienzo enseña que el
de relación que constituye en el Dios uno y trino la vida eterna del dominio humano sobre los animales y el dominio del hombre sobre la
Padre, del Hijo y del Espíritu, y determina en los hombres la vida tierra con vistas a la nutrición son dos tareas distintas. La doctrina de
la creación en el principio subraya la diversidad de esas dos tareas con
14. Cf. apartado 4 en este capítulo. mayor claridad que la tradicional doctrina teológica del dominium
15. Contra la presuposición de las encíclicas sociales católicas Rerum novarum (1891) terrae, que las une y las confunde para desgracia del mundo.
y Quadragesimo anno (1931).
16. Cf. P. A. H. de Boer, Fatherhood and Motherhood in Israelite and Judean Piety, 18. D. Staniloae, Der dreienige Gott unddie Einheü der Menschheit: EvTh 41 (1981)
Leiden 1974. 439 ss.
17. M. Daly, Beyond God the Father: loward a philosophy of womerís liberation, 19. O. H. Steck, Der Schopfungsbericht der Priesterschrift, Neukirchen 1975; Id.,
Boston 1973, que considera la teología metafísica de Tillich como no patriarcal. Welt und Umwelt, Stuttgart 1978, 78 ss.
238 Imagen de Dios en la creación La vocación mesiánica de ¡os hombres 239

Del ser de los hombres como imagen de Dios en la tierra se sigue la El autor de la Carta a los colosenses proyectó a la creación la
especial vocación al dominio, pero no cabe invertir la conclusión. Los teología mesiánica de la resurrección expuesta por Pablo y que
pueblos, razas y naciones que se afanan por convertirse en dueños del considera a Cristo como «el Primogénito de entre los muertos». Ese
mundo no se hacen imagen, representantes de Dios o «Dios presente» mismo autor llama a Cristo «imagen del Dios invisible, Primogénito
en la tierra. Se convierten, a lo sumo, en monstruos. Los hombres de toda criatura, por el que todo ha sido creado». Esta cristologia de
ejercen una dominación legitimada divinamente sólo cuando actúan la imagen prototípica proviene tal vez de la literatura sapiencial judía.
como imagen de Dios, es decir, como hombres completos, como Como imagen del Dios invisible, Cristo es mediador de la creación,
hombres iguales entre sí y en su comunidad humana, no a costa de la reconciliador del mundo y el Señor de la soberanía de Dios: Dios
división de la persona humana en espíritu y cuerpo, ni a costa de la aparece en su imagen perfecta, Dios domina mediante su imagen,
división de los hombres en superiores y subditos, ni a costa de la Dios reconcilia y redime mediante su imagen en la tierra. Porque
división de la humanidad en diversas clases. mediante Cristo comienza la creación nueva y verdadera, Cristo tiene
Al final de este capítulo extraeremos las consecuencias que es que ser ya el misterio de la creación en el principio. Se entiende lo
posible sacar de estas consideraciones teológicas sobre la vocación anterior a la luz de lo posterior. Se capta el principio desde la
originaria de los hombres tal como nos es presentada en el primer consumación.
relato de la creación. b) La unidad de la imagen y de la gloria de Dios sirve de punto
de arranque antropológico a Pablo. Según Rom 1,23, el pecado de los
hombres consiste en haber transformado la «gloria de Dios» en una
2. La vocación mesiánica de los hombres: imago Christi figura humana o animal, como en la adoración del becerro de oro (Sal
106, 20). Con el término «gloria» se quiere significar la fuerza de
La verdadera imagen de Dios no está en el principio, sino en la «conocer y de entender a Dios como Dios» 21 , fuerza que reside en la
meta de la historia de Dios con la humanidad. Y está presente como semejanza de los hombres con Dios. Si el hombre diviniza no a Dios,
objetivo en aquel principio y en cada momento de esta historia. Pablo sino a criaturas, se hará semejante a ellas, tanto en su naturaleza
es quien más utiliza en el nuevo testamento este concepto. Lo emplea como en su conducta. Si diviniza animales, se hará «animal» e
para presentar al mesías Jesús, resucitado y transfigurado, como la inhumano. Mientras que, según Rom 1, 23 ss, los pecadores «cam-
verdadera imagen de Dios 20 . Cristo es imagen y gloria del Dios bian» la gloria de Dios, según Rom 3, 23 los pecadores «pierden» esa
invisible en la tierra. En la comunión con él alcanzan los hombres la gloria. Esta ambivalencia dio origen a la discusión histórico-dogmáti-
meta a la que están destinados. Se les promete su glorificación con su ca sobre el cambio o pérdida de la similitud con Dios obrados por el
justificación y en el proceso de su santificación. pecado.
a) Según 2 Cor 4, 4, se comenta la «gloria de Dios», que aparece La restauración o recreación de la semejanza con Dios se produce
en el evangelio apostólico, llamando a Cristo «imagen de Dios». en la comunión de los creyentes con Cristo. Si él es la mesiánica imago
Pablo, siguiendo un procedimiento rabínico, agrupa Gen 1, 26 y Sal 8: Dei, los creyentes se convierten en la imago Christi y se ponen en el
imagen y gloria de Dios en la tierra son inseparables, constituyen una camino de llegar a ser la gloria Dei en la tierra. Según Rom 8, 29
misma cosa. Si Cristo ha resucitado y ha sido transfigurado en la reproducen la «imagen del Hijo», y crecen en la figura mesiánica de
gloria divina, entonces es la verdadera imagen de Dios en la tierra. Al Jesús mediante el seguimiento. Naturalmente, en opinión de Pablo,
hacer esta afirmación, Pablo no mira al Jesús terreno ni al Hijo de Dios es el que configura a los creyentes según la imagen de su Hijo;
Dios encarnado, sino al Cristo resucitado que se ha aparecido en la como dice el v. 30, mediante elección, vocación, justificación y glorifi-
gloria de Dios a los testigos pascuales y, finalmente, a él mismo. El cación. Con la justificación, el pecador recibe por gracia aquella
evangelio proclama, pues, la aparición de la gloria de Dios en el justicia que había perdido por el pecado. Y se convierte de nuevo en la
rostro de Cristo (2 Cor 4. 6), y fundamenta así la esperanza cierta en el imagen de Dios en la tierra. Pero la glorificación sucederá en el futuro,
comienzo de la nueva creación. pues consiste en la «redención del cuerpo» (Rom 8, 23), es decir, en la
transformación del «cuerpo bajo» del hombre, para que se asemeje al
20. J. Jervell, Imago Dei. Gen 1, 26 f im Spatjudentuin, in der Gnosis und in den «cuerpo transfigurado» del Cristo resucitado (Flp 3, 21). La justifica-
paulinischen Briefen, FRLANT 58, Góttingen 1960; Id., art. BildGoltesl, TRE VI, 491-
498. Allí, más bibliografía. 21. i. Jervell, TRE, o. c, 497.
240 Imagen de Dios en la creación La glorificación escatológica de los hombres 241

ción es, pues, el comienzo actual de la glorificación, y ésta es la


consumación futura de la justificación. Ambas acaecen en virtud de la 3. La glorificación escatológica de los hombres: gloria Dei
elección gratuita de Dios, de la relación del Creador con el hombre,
conservada con fidelidad. Entre la justificación experimentada por el Como la creación fue creada para el sábado, así los hombres
pecador y la esperada glorificación del justificado está el camino de la fueron creados como imagen de Dios para la gloria divina. Ellos son
santificación. Se trata en ella de «revestirse del hombre nuevo, creado incluso gloria de Dios en el mundo, como decía Ireneo: Gloria Dei est
según Dios» (Ef 4, 24; cf. también Col 3, 10). La semejanza con Dios homo. Las criaturas, creadas como imagen de Dios, realizan su
es, pues, don y tarea, indicativo e imperativo. Es cometido y esperan- destino en la glorificación de Dios. Este es el contenido semántico de
za, imperativo y promesa. La santificación presupone Injustificación y la otra frase de Amandus Polanus: gloria hominis est Deusn. Se han
la glorificación es su esperanza y su futuro. La semejanza del hombre mencionado ya las alusiones que se hacen en las tradiciones bíblicas a
con Dios aparece en la luz mesiánica del evangelio como un proceso la glorificación de Dios y de los hombres: los hombres son creados
histórico con desenlace escatologico, no como un estado. Ser hombre inmediatamente antes del sábado y para el sábado. Son criaturas
consiste en hacerse hombre en este proceso. También aquí, imagen de sacerdotales; representan a la tierra ante Dios y a Dios ante la tierra.
Dios es el hombre completo, el hombre corporal, el hombre comuni- Como imagen terrena de Dios reflejan la gloria del Creador. No sólo
tario, porque, en la comunidad mesiánica de Jesús, los hombres se son comisionados, sino que son también la forma de manifestación de
convierten en hombres completos, corporales y comunitarios a los Dios en su creación. La vocación mesiánica de los hombres a repro-
que la muerte no puede dividir ya en cuerpo y alma ni puede separar ducir al mesías Jesús los introduce en la historia escatológica de la
ya de Dios ni de los demás hombres. Viven ya en el proceso de la nueva creación: de la vocación, a la justificación; de la justificación, a
resurrección y se experimentan en este proceso aceptados e interpe- la salvación; de la salvación, a la glorificación. Como la futura gloria
lados como totalidad, como corporales y como comunitarios. La de Dios resplandece en el rostro del Mesías resucitado, así también los
encarnación mesiánica del hombre ni se concluye ni puede con- creyentes, llenos de Dios, reflejan ya aquí, «con rostro cubierto», la
cluirse en la historia 22. Sólo la aniquilación escatológica de la muerte, gloria de Dios. Un rasgo escatologico más intenso llena el presente
la redención del cuerpo en una nueva tierra y bajo un nuevo cielo mesiánico: lo que se conoce aquí de manera fragmentaria sólo a través
consuman el proceso evolutivo de los hombres y cumplen así su de un espejo en una palabra oscura se verá después «cara a cara»
vocación creatural. (1 Cor 13, 12). En los que son ya «hijos de Dios aún no se ha
También el llamamiento a dominar sobre los animales y sobre la manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste,
tierra aparece a la luz mesiánica del evangelio como el reinar con seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es» (1 Jn 3, 2).
Cristo de los creyentes. Pues a él, la imagen verdadera y visible del Resumiendo estas alusiones bíblicas, podemos decir: como imagen
Dios invisible en la tierra, «le ha sido dado todo poder en el cielo y en de Dios, los hombres responden a la presencia del Creador en su
la tierra» (Mt 28, 18). Su dominio liberador y salvador encierra en sí creación; como hijos de Dios, responden a la presencia de la gracia de
también la consumación de la promesa dada al hombre en la creación Dios. Mas cuando la gloria de Dios mismo penetra en la creación, se
y referida al dominium terrae. En las condiciones de la historia y en las hacen semejantes a Dios e iguales a su manifestación. La imago per
circunstancias de pecado y muerte, sólo la dominación del mesías conformitatem gratiae apunta a la imago per similitudinem gloriae24.
Jesús, crucificado y resucitado, es el verdadero dominium terrae. La La asimilación escatológica de los hombres a Dios está contenida
soberanía del mundo pertenece al «Cordero». Sería erróneo buscar el en el concepto contemplar. En efecto, la contemplación del rostro y la
dominium terrae no en la soberanía de Cristo, sino en otros principa- visión facial de Dios transforma al contemplador en el contemplado y
dos y potestades, en el poder del Estado o en el poder científico- le hace participar de la vida y de la belleza de Dios. La participación
técnico. La luz que la glorificación escatológica arroja sobre la de la naturaleza divina y la correspondencia con Dios desarrollada
justificación y santificación mesiánicas y sobre el destino creatural del hasta la semejanza plena caracterizan la prometida glorificación de
hombre no permite divisiones de poderes. Es totalizadora y engloba- los hombres. La semejanza con Dios en la creación del principio se
dora, pues es redentora. convierte en la filiación divina en la comunión mesiánica con el Hijo.
22. También concuerda con esto la antropología filosófica más reciente cuando, con
Dilthey, arranca de que el hombre no tiene una naturaleza fija, sino una historia abierta y 23. J. M. Lochman, Reich, Kraft und Herrlichkeit, München 1981, 45 ss.
sólo puede ser entendido desde ella. Cf. M. Landmann, Philosophische Anthropobgie,
Berlin 1955, 251 ss. 24. Tomás de Aquino, STh I a q 93, 4.
242 Imagen de Dios en la creación Imagen de Dios y pecador a la vez 243
Y de ambas deriva la semejanza de los hombres con Dios en la gloria de nuó dominando la teología de la Iglesia primitiva. Tiene un cierto
la nueva creación. fundamento en Pablo mismo, que habla en Rom 3, 23 sólo de la
La imagen de Dios se corresponde siempre, de manera precisa, con pérdida de la ¿ó(oc rovfleoO,no de la pérdida del EÍKCÓV. También la
la presencia de Dios en el mundo, pues representa esa presencia. Por diferenciada antropología de dos niveles sostenida por Tomás de
eso no constituye algo permanentemente fijo, sino que se cambia en Aquino se mantiene en este mismo esquema mental. El pecado provo-
consonancia con la historia de la presencia de Dios en el mundo. No ca la pérdida del equipamiento sobrenatural de la gracia y el desarre-
está fijado lo que es el hombre. Se conoce sólo en esa historia de Dios. glo de su naturaleza. Nubla su inteligencia y debilita su voluntad, pero
no las elimina 26 .
La distinción entre una imago Dei formal y una imago Dei mate-
4. Imagen de Dios y pecador a la vez rial, distinción con la que Emü Brunner quiso expresar a la vez la
condición humana y la condición pecadora, se mantiene en esa misma
¿Se pierde la imagen de Dios en el hombre por el pecado, como tradición. Dice Brunner que se mantiene la imago Dei formal en el
Pablo da a entender en Rom 3, 23, o se cambia, como el apóstol pecador mientras éste continúa siendo un ser viviente dotado de
parece pensar en Rom 1, 23, o simplemente se difumina y oscurece, razón y responsable. Y afirma que se pierde la imago Dei material
como enseñó la tradición teológica posterior? Si la semejanza con cuando «el hombre vive en contradicción con Dios» mediante el
Dios se «pierde» por el pecado, entonces se pierde también el ser pecado 27 . Las consideraciones de Brunner se distinguen de la tradi-
humano, pues los hombres fueron creados para ser la imagen de Dios. ción escolástica en que éste habla de razón y responsabilidad en
¿Ha dejado de ser hombre el pecador? ¿Dónde queda, pues, su relaciones actuales, no en substancias habituales: la «esencia» del
responsabilidad, por la que se hace reo y responsable de su pecado? hombre es su «relación» con Dios 28 . En esta relación, el hombre
Si, por otro lado, el pecado sólo difumina y oscurece la semejanza con permanece siempre hombre. «Pecado» quiere decir que esta relación
Dios, ¿cómo puede el hombre «ser» un pecador y confesarse como especial e ineliminable está cualificada ahora de manera negativa.
tal? En tal hipótesis, él continúa siendo esencialmente bueno. Simple- Aunque Brunner entiende los adjetivos «formal» y «material» en el
mente se le han escapado algunos errores, y tan sólo ha cometido este plano de la relación, no en el de la substancia, objetivamente se
o aquel pecado. ¿Cómo puede ser condenado entonces en el juicio de mantiene el esquema medieval de los dos niveles. El único cambio
Dios? El dilema de tener que hablar del hombre como imagen de Dios consiste en su transposición al esquema moderno de las dos relacio-
y pecador a la vez, dilema al que nos conducen inexorablemente las nes. Si aplicamos tales informaciones al dilema que nos ocupa,
tradiciones bíblicas, ha provocado en la historia de la teología una podemos decir que el hombre es pecador en parte o en cierto sentido,
serie de propuestas de solución. Podemos reducir todos esos intentos mientras que continúa siendo imagen de Dios en parte o en otro
de solución a tres respuestas: sentido. No puede ser al mismo tiempo completamente pecador y
a) Tenemos una primera respuesta en la tradicional antropología completamente imagen de Dios. Esto es consecuencia de la antropo-
de dos niveles25. Las áeñiúc'iones áe Ja imagen de Dios como zálam y logía presupuesta: hay en el hombre diversos estratos de ser o relacio-
demuth, como eikon y homoiosis, como imago y similitudo apuntan a nes que pueden verse afectados más o menos por su pecado.
esta posibilidad en el proceso de su traducción: con imago se expresa
la participación óntica (methexis); con similitudo, la concordancia b) Se intentó la segunda respuesta en la teología reformada.
moral (mimesis). Imago tiene que ver con la naturaleza humana en Sirvió de punto de partida no la antropología ideal de la creación,
cuanto a conciencia, razón y voluntad. Similitudo significa la virtud sino el acontecimiento de la justificación: el hombre es totalmente
humana, el temor y la obediencia de Dios. Si el hombre se hace pecador e incapaz de aportar mérito personal alguno para su justicia
pecador, desobedece y contradice a Dios. Sucede esto en el ámbito de ante Dios. Es justificado sólo por gracia, a causa de Cristo, por la fe.
la similitudo, no en el de la imago. En el pecado se pierde, pues, la La doctrina de la Reforma sobre el pecado es una parte de la doctrina
similitudo Dei, mientras que la imago Dei permanece intacta. Encon- de la justificación, y nada tiene que ver con el pesimismo de los
tramos este planteamiento en Ireneo y en Juan Damasceno. Y conti-
26. Cf. Concilíum Tridentinum, sessio VI, cap. 1, DS 793.
25. Cf. las colaboraciones históricas de St. Otto, G. Ladner, L. Hódl, Fr. Dander, A. 27. E. Brunner, Der Mensch im Widerspruch, Zürich 1937, 85 ss.
Rohner y A. Hoffmann, en L. Scheffczyk, Der Mensch ais Bild Gottes, o. c, 133 ss. 28. O. c, 134 s.
244 Imagen de Dios en la creación Imagen de Dios y pecador a la vez 245

pecados o con la negación de la creación29. Pero ¿presupone esta Flacio veía a Cristo y a Satanás enzarzados en la lucha escatológi-
doctrina que el pecador ha «perdido» su imagen divina, como afir- ca por conseguir el dominio del mundo; y consideraba al hombre en
man los reformadores? El problema fue discutido, de forma paradig- esta lucha. Strigel tenía presente al hombre en sí en el proceso de su
mática, en la discusión que mantuvieron Flacio Ilírico y Victorino renovación religiosa y moral. Ambos utilizaban la terminología aris-
Strigel 30 Resumiremos desde un punto de vista sistemático ambas totélica. Y esto provocaba las falsas interpretaciones que la luterana
posiciones. Fórmula de concordia se esforzó por hacer desaparecer31. Conviene
De Flacio proviene la tesis siguiente: el pecado es la substancia del retener que pecado no es algo malo en el hombre creado bueno, sino
hombre no renacido. Strigel formuló la tesis contrapuesta: el pecado un poder malo, impío, bajo el que el hombre ha caído por su propia
es un accidente en el hombre creado por Dios. Flacio había desarro- culpa. El hombre es «esclavo del pecado» (Rom 6, 17). Flacio expresó
llado su antropología en su teología de la historia: hay tres situaciones esto atinadamente. Sin embargo, Dios, en su fidelidad, continúa
fundamentales del hombre: como criatura es imagen de Dios, como siendo creador y conservador del hombre; y, por consiguiente, el
pecador es imagen de Satanás, como justificado es imagen viva de hombre continúa siendo substancialmente su imagen en la tierra. En
Cristo. El hombre jamás responde de sí. Siempre está entregado a todo el antiguo testamento y en el nuevo no hay ni una sola prueba de
otros poderes y es determinado por ellos: en la creación, por Dios; en que el hombre haya dejado de ser imagen de Dios y haya perdido su
el pecado, por Satanás; en la gracia, por Cristo. Estos reinos lo condición humana, tras la caída original (cf. Gen 5, 2.3; 9, 6).
determinan en la historia y él los refleja con la totalidad de su ser. Por c) Para solucionar el dilema hay que abandonar la antropología
eso, el pecado no es una mancha en el hombre bueno per se, y de la substancia y ver al hombre en sus relaciones históricas con Dios,
tampoco es simplemente la pérdida de la justicia original. Quien se ha y desde ellas. Entonces, la imago Dei no es la indestructible substancia
hecho esclavo del pecado, se ha convertido en imagen de Satanás. El del hombre, ni es destructible por el pecado del hombre. La hemos
pecado se ha convertido en su «substancia». La forma diaboli pasa a definido como la relación de Dios con el hombre: Dios entabla con el
ocupar el lugar de la forma divina. El que es justificado mediante hombre aquella relación en la que éste es su imagen. Sin duda, el
Cristo en la fe, es liberado del poder del pecado. Y pasa a estar bajo el pecado humano puede trastornar la relación del hombre con Dios,
dominio de Cristo. Así como antes fue esclavo del pecado, se convier- pero es incapaz de destruir la relación de Dios con el hombre. Dios
te ahora en esclavo de la justicia. Su «substancia» es, pues, la justicia mismo ha decidido y creado esa relación. Y sólo Dios mismo puede
de Dios. De esta antropología histórico-teológica deriva aquella tesis. eliminarla o revocarla. Por eso, subjetivamente el pecador es comple-
Su afirmación concreta es: el pecado es la substantia hominis in tamente pecador e impío. Pero continúa siendo a la vez totalmente
theologia. Su base subjetiva es la confesión ante Dios: «soy pecador». imagen de Dios. Y tal destino permanece en pie mientras Dios lo
Strigel partió, por el contrario, de la pedagogía de su maestro quiera y se mantenga fiel a él. La presencia de Dios hace al hombre
Melanchthon: la conversión y la renovación del hombre acaecen de indefectible imagen de Dios. Tampoco el impío se separa objetiva-
manera humana, es decir, mediante la razón y la voluntad. El conven- mente de Dios si Dios mantiene la decisión de continuar siendo su
cimiento consciente, no la coacción sobrenatural, produce la fe. El interlocutor. También el inhumano continúa siendo hombre y es
Espíritu santo obra de manera humana en el pecador. El pecado ha incapaz de escapar a su responsabilidad. En virtud de la relación que
oscurecido por completo la razón humana, ha paralizado la voluntad Dios ha establecido entre él y el hombre, incluso el hombre impedido
del hombre, pero no las ha extinguido. Por consiguiente, no se puede es imagen de Dios en sentido pleno 32 . Gracias a la permanencia de la
definir el pecado como substantia hominis, sino sólo como accidentia. presencia de Dios, la dignidad del hombre es indestructible e impere-
Si fuera caracterizado como substancia, tendría una existencia pro- cedera. Tras la caída original, y teniendo en cuenta el dominio del
pia, lo que contradice a su concepto. Satanás sería un creador de pecado, debemos considerar como gracia de Dios este permanente
substancias. Y esto equivaldría a negar la creación y a Dios creador. destino del hombre a ser imagen de Dios en la tierra; del Dios que, no
29. Continúa siendo importante al respecto H. J. Iwand, Glaubensgerechtigkeit nach
obstante la reticencia del hombre, mantiene su relación con éste. La
Luthers Lehre, ThEx 75, München 1941.
30. H. K ropatscheck, Das Problem der theologischen Anthropohgie aufdem Weima- 31. Solid. decl. I, Bekenntnisschriften der Evangelisch-lutherischen Kirche, Góttingen
rer Gesprach zwischen Flacius Illyricus und Victorinus Strigel, dis. Góttingen 1943; G. 21952, 843 ss.
Moldaenke, Schriftverstándnis und Schriftdeutung im Zeitalter der Reformation I: Flacius 32. Contra H. Thielicke, Wer darf sterben?, Freiburg 1979, quien llama a un
Illyricus, 1936; H. E. Weber, Reformation, Orthodoxie und Rationalismus 1/2, Gütersloh minusválido profundo «imagen de Dios fuera de servicio» (o. c, 63).
1940, 6 ss.
246 Imagen de Dios en la creación Semejanza social con Dios 247

gracia de esta fidelidad de Dios a una imagen que la contradice


apunta a la vocación mesiánica del hombre en virtud de Cristo, y se 5. Semejanza social con Dios
expresa en esa vocación. La consumación de la imago Dei constituye,
pues, la meta de la historia de Dios con los hombres. La teología cristiana ha echado mano, en su historia, de dos
Pero en esta relación de Dios con los hombres está también la analogías diferentes para entender la semejanza de los hombres con
relación del hombre con Dios, su existencia que refleja y responde, que Dios en la presencia de Dios: la analogía psicológica del alma que
radica en su naturaleza de imagen. «Se pierde ésta en el pecado y, con domina al cuerpo, y la analogía social de la comunidad de mujeres y
ella, la relación del hombre con Dios? Como el mal sólo aparece en la hombres, de padres e hijos. La primera condujo, en occidente, desde
confrontación con el bien, asi el pecado sólo puede pervertir algo que san Agustín, a la estructuración de la «doctrina psicológica de la
Dios ha creado, pero es incapaz de aniquilarlo. El pecado es la Trinidad»; la segunda produjo en oriente puntos de apoyo para una
perversión de la relación del hombre con Dios, no su pérdida. De la doctrina social de la Trinidad. La primera muestra la tendencia al
relación con Dios se pasa a la idolatría, de la fe en Dios a la monoteísmo en el concepto de Dios y al individualismo en la antropo-
superchería, del amor a Dios al egoísmo, al temor y al odio. Pero logía. La segunda encuentra en el Dios uno y trino la imagen
incluso un amor tan desdichado continúa siendo amor, y la superche- prototípica de la verdadera comunidad humana.
ría es una fe, así como la idolatría es una relación con Dios. «La fe del Una primera diferencia entre la teología de la iglesia oriental y la
corazón hace Dios e ídolo», decía Lutero acerca del primer manda- latina se pone de manifiesto en las doctrinas sobre la imagen de Dios
miento, en el Gran Catecismo, y señalaba a Mamón como el más expuestas por san Gregorio Nacianceno y san Agustín. Recogemos
abominable ídolo de la tierra: «Aquello de lo que pende tu corazón, este conflicto temprano para discutir después críticamente la doctrina
aquello en lo que él confia, eso es verdaderamente tu Dios». La psicológica de la imagen de Dios en san Agustín y santo Tomás de
relación del hombre con Dios permanece. Pero si esa relación se dirige Aquino. A fin de evitar las unilateralidades de la antropología occi-
a las criaturas, a las obras o al yo propio, entonces nace aquella dental, retrocedemos a los brotes tempranos de una doctrina social de
deificación que destruye la belleza finita de la criatura porque la la imagen de Dios.
somete a unas exigencias excesivas. Puesto que ni las criaturas ni el yo Gregorio Nacianceno se sirve del núcleo originario de la familia
propio pueden dar aquello que se espera de Dios, por eso el miedo se compuesta por Adán, Eva y Set, para comentar de forma plástica la
expande en la superchería, el odio en el amor y el desencanto en la Trinidad 33 . Se corresponde con el Dios uno y trino no el individuo
esperanza. Comienza la «enfermedad mortal» (S. Kierkegaard). Si en humano en sí, ni la primera pareja compuesta por Adán y Eva, sino la
la semejanza con Dios se acentúa la naturaleza de espejo del hombre, familia como célula originaria de toda sociedad humana. Como las
entonces permanece, como Flacio acentuaba con razón, el hombre tres hipóstasis divinas constituyen una unidad en virtud de su esencia
como imago. Pero de imago Dei pasa a ser imago saíanae o imago común, así también estas tres personas humanas son de una carne y
mammonis. El hombre refleja siempre en su actitud y en su vida de la misma sangre y constituyen una familia. En la comunidad
práctica lo que teme y ama por encima de todo. originaria de hombre, mujer e hijo se reconoce la Trinidad y aparece
en la tierra.
Si el odio es un amor desdichado, si la superchería es fe deforma-
da, si el pecado es una relación con Dios pervertida, entonces, por San Agustín se ocupó de esta semejanza social con Dios y la
sorprendente que resulte, no sólo el hombre tiene que ser redimido del rechazó 34 . La rechaza no sólo porque aborrece la idea (gnóstica) de
pecado, sino que deben ser redimidas también las energías del pecado: una familia divina en el cielo, sino porque da otra interpretación a
el odio tiene que ser transformado en amor, la superchería en fe, el Gen 1, 26-27: si los hombres hubieran sido creados a imagen de una
desencanto en esperanza. Si bien es cierto que sólo pueden ser persona de la Trinidad, entonces el texto no podría decir: «Hagamos
justificados los pecadores, pero jamás sus pecados, sin embargo serán al hombre...». Creado «según nuestra imagen» significa según la
redimidos no sólo los pecadores. En este sentido, también los pecados imagen de la Trinidad, que «es el Dios uno». Agustín entiende aquí el
serán redimidos y corregidos. plural divino como un singular al que sólo puede responder un

33. Gregorio Nacianceno, Fünf theologische Reden, Dusseldorf 1963, 239. Cf. G.
Mar Osthathios, Theology ofa classless Sociely, London 1979, 91 ss.
34. Agustín, De trin. XII, c. 5 y 6. Cf. al respecto, M. Schmaus, Die psychologische
Trinitatslehre des Hl. Augustinus, Münster 1927.
248 Imagen de Dios en la creación Semejanza social con Dios 249

singular en los hombres. Según Agustín, tampoco cabe pensar que el visible. «Nada es más poderoso que aquella criatura llamada espíritu
Padre creó a los hombres según la imagen del Hijo (eterno). Si tal racional», afirma Agustín. «Cuando estás en el espíritu, te encuentras
hubiera sido el caso, el texto debería decir: «Hagamos hombres según en el centro: si miras hacia abajo, allí está el cuerpo; si miras hacia
tu imagen...». Pero, en cambio, dice: «según nuestra imagen», porque, urriba, allí está Dios» 36 . Dios mismo es invisible. Dios mismo es
de esta manera, «el hombre es la imagen del Dios uno y verdadero. En Espíritu. De ahí que sólo el alma invisible, que es espíritu racional, sea
efecto, la Trinidad es el Dios uno y verdadero» 35 . El hombre se imagen de Dios.
corresponde con la esencia una del Dios trino, no se corresponde con «La divinidad de la santa Trinidad es esencialmente una, y tam-
su Trinidad interna. En la Trinidad no hay «tres dioses», sino que ella bién la imagen según la cual el hombre ha sido creado» 37 . Por eso el
es el «Dios uno». Finalmente opina Agustín que, según la doctrina hombre encuentra en sí una reproducción de la esencia divina, no una
social de la semejanza con Dios, un hombre sería imagen de Dios sólo copia de las tres personas divinas. ¿Se abóle con esto la doctrina de la
desde el momento en que encuentra una mujer y tienen un hijo. Y Trinidad y se constituye el Dios uno, que domina el mundo, en
señala Agustín que no se dice ni una palabra acerca del hijo Set en el imagen original: primero, del alma que domina a su cuerpo y,
relato de la creación. Agustín, como Pablo, resuelve el problema de la después, del hombre que domina sobre la mujer? Agustín logra una
diferencia sexual en la imagen de Dios (Gen 1, 27) a favor del hombre: diferenciación trinitaria en la unidad de Dios y en la unidad del alma:
el hombre es «imagen y reflejo de Dios», mientras que la mujer es sólo «El hombre ha sido creado según la imagen de Dios. En este sentido,
«reflejo del hombre» (1 Cor 11, 7). El hombre es la «cabeza de la leñemos una existencia, conocemos nuestra existencia, amamos nues-
mujer», como Cristo es la cabeza del hombre y Dios es la cabeza de tra existencia y nuestro conocimiento». Mediante la diferenciación
Cristo (1 Cor 11,3). Agustín concluye de ahí que la mujer es imagen de intrasubjetiva en espíritu, conocimiento, amor, el alma guarda una
Dios dado que posee la misma naturaleza humana que el hombre, correspondencia con el Dios uno, diferenciado en sí de manera
pero en cuanto que ella fue creada para «ayuda» del hombre, ella de trinitaria. La trinidad interna del espíritu es imagen del Dios trino en
por sí sola no es imagen de Dios. Lo es sólo bajo su «cabeza», el la tierra. A diferencia de Aristóteles, Agustín no entiende el alma
hombre. Por consiguiente, Agustín afirma que cada hombre indivi- como substancia, sino como sujeto. El sujeto psíquico existe mediante
dual es imagen del Dios uno porque la semejanza con Dios está autoactualización, autoconocimiento y amor de sí mismo. En esa
impresa en cada alma individual, que se convierte en forma del triple función es imagen perfecta déla Trinidad divina. En su identidad
cuerpo; y afirma también que sólo en el dominio del hombre sobre la subjetiva, el alma se corresponde con la unidad esencial de Dios y con
mujer adquiere importancia social esta semejanza con Dios. la soberanía del Dios uno. En su interna diferenciación subjetiva, el
Agustín reduce la imago Dei al alma del hombre: la imagen de alma se corresponde con la Trinidad interna de Dios. Aquí puede
Dios está impresa en el alma como un sello. Pero el alma domina referirse Agustín a cada una de las personas divinas: al Padre respon-
desde un principio en el cuerpo: anima forma corporis (Aristóteles). Y de el ser, al Hijo el conocimiento, al Espíritu el amor. O, como dice
precisamente esto constituye el carácter analógico de la imagen de Tomás de Aquino, «la imagen de la Trinidad divina se encuentra en
Dios: como Dios domina al mundo, así el alma domina al cuerpo. La nuestra alma en la medida en que la palabra del que habla llega a
imagen de Dios es, pues, signo de la majestad de Dios y su soberanía nosotros, así como el amor de ambos» 38 . Del espíritu procede la
señorial en la tierra. Para Agustín, la doctrina de la imago forma parte palabra; de la palabra y de la voluntad procede el amor. Se correspon-
de la doctrina teológica de la soberanía. de con esto la salida del Hijo del Padre, y la del Espíritu del Padre y
Agustín expone detalladamente esta antropología del dominio: el del Hijo.
alma es la mejor parte del hombre, pues ella es más excelente que el También Tomás de Aquino ve la semejanza con Dios en la natura
cuerpo. Ella anima y domina el cuerpo, y lo utiliza como su herra- intellectualis del hombre, pues, en virtud de esta «naturaleza espiri-
mienta. El alma obra en el cuerpo, pero éste no influye sobre ella, pues tual», el hombre puede imitar a Dios y asemejarse a él. «Para la
el alma es la parte del hombre emparentada con Dios. Ella es naturaleza espiritual, la suprema imitación de Dios consiste en la
semejante a la naturaleza divina y concuerda con ella. Frente al alma, imitación de su conocerse y amarse» 39 . La naturaleza espiritual del
el cuerpo se asemeja a las restantes criaturas terrenas y se corresponde
con ellas. El alma media entre cielo y tierra, entre lo invisible y lo 36. Cit. en M. Schmaus, o. c, 1222 s.
37. Cit. en Tomás de Aquino, STh I a q 93 art. 5.
38. O. c, art. 6,
35. O. c, cap. 6. 39. O. c, art. 4.
250 Imagen de Dios en la creación Semejanza social con Dios 251

hombre se corresponde, pues, con la naturaleza divina. Aquella no es como dueño respecto del mundo, así el alma se comporta respecto del
imagen de una de las tres personas divinas o de la comunión de las cuerpo. Como Dios posee el mundo, así el alma se posee a sí misma.
personas divinas. Dios creó al hombre según la imagen de toda la 4. El hombre individual, en su subjetividad espiritual, se corres-
Trinidad. Mientras que en todas las criaturas de Dios se encuentra ponde con el sujeto absoluto que es Dios. Por consiguiente, la
una semejanza de huella (similitudo vestigii), pues la causa se comuni- subjetividad espiritual contiene exclusivamente la dignidad de la
ca siempre de alguna manera al efecto, en la naturaleza espiritual del semejanza con Dios. Frente a ella, las relaciones interhumanas,
hombre se encuentra una semejanza de imagen (similitudo Dei per mediadas por el cuerpo y por los sentidos, no pasan de ser algo
modum imaginis). «En la semejanza con la naturaleza divina, las secundario. En consecuencia, hay que considerar cada alma concreta
criaturas dotadas de razón parecen aproximarse en cierta manera a la como imago Dei. En cambio las relaciones corporales y sensoriales
representación de la especie, pues imitan a Dios no sólo en cuanto ser sólo podrán ser consideradas como vestigia Dei. Esta decisión teológi-
que existe y vive, sino en su conocer espiritual»40. Concluye de ahí ca ha tenido consecuencias profundas y trágicas para la antropología
que la semejanza con Dios está impresa sólo en el alma racional. occidental.
Frente a ésta, el cuerpo sólo delata huellas de Dios. Dios se demuestra 5. No obstante, tanto en Agustín como en Tomás es posible
como creador en el cuerpo creado, pero en el alma, de naturaleza reconocer una imago Trinitatis en la subjetividad espiritual del hom-
parecida a él, se manifiesta según su ser interior. bre referida preferentemente a una de las personas de la Trinidad: el
sujeto de la inteligencia y de la voluntad se corresponde con el Padre;
Puesto que en ia Trinidad increada se dan diferencias en virtud de la procesión del la «procesión» de la palabra de la inteligencia, con el Hijo; y la
Verbo del hablante y del Amor de ambos, cabe hablar —respecto de la criatura
dotada de razón, en la que se encuentra una procesión de la palabra en la
procesión del amor de la palabra y de la voluntad se corresponde con
inteligencia y una procesión del amor en la voluntad— de una imagen de la el Espíritu santo. Agustín y Tomás suponen una estructura monárqui-
Trinidad increada en virtud de una cierta representación de la especie»41. ca de la Trinidad: el Padre es origen de la divinidad del Hijo y del
Espíritu. Por eso, estos autores suponen también una estructura
En la naturaleza espiritual del hombre no cuenta la diferencia monárquica en la naturaleza espiritual del hombre: el sujeto es causa
sexual. «No hay ya hombre y mujer», cita Tomás a Pablo (Gal 3, 28). de la palabra inteligente y del amor voluntario. Parece que conciben
La naturaleza espiritual carece de sexo porque no es el cuerpo quien la ellos la Trinidad como un sujeto con dos procesiones, y, consiguiente-
determina, sino que ella determina al cuerpo. Naturalmente, el cuerpo mente, al alma humana como un sujeto de inteligencia y voluntad.
evidencia ciertas huellas del alma semejante a Dios. Tomás, como Por consiguiente, el hombre como imagen de Dios se corresponde con
Agustín, ve estas huellas en la forma del cuerpo humano, en que no Dios Padre.
camina sobre cuatro patas, sino que ha sido configurado de una Los interrogantes críticos a esta doctrina psicológica de la simili-
forma particularmente apta para contemplar el cielo42. tud con Dios nacen precisamente de las vertientes reprimidas de esta
criatura: de la dignidad del cuerpo y de la dignidad de la mujer43.

Resumimos la doctrina de Agustín y de Tomás: a) Si el cuerpo no forma parte de la imago Dei, ¿cómo puede
convertirse en templo del Espíritu santo, como afirma Pablo en 1 Cor
1. Es imagen de Dios el alma asexual que domina al cuerpo. 6,13 ss? La afirmación del apóstol tiene sentido sólo si el hombre es
2. Ella se corresponde no con una persona de la Trinidad o con una totalidad compuesta por alma y cuerpo.
la comunión de las personas que constituyen la Trinidad, sino con la Retomamos al respecto una discusión que tuvo su apogeo en los
esencia divina, que es una, y con el dominio divino, que también es tiempos de la Reforma 44 . Andreas Osiander había respondido al
uno.
3. Su analogía se refiere ante todo no a la esencia interna, sino a 43. Cf. el importante y extenso trabajo de Fr. K. Mayr, Trinitatstheologie und
la relación externa de Dios con el mundo. Como Dios se comporta theologische Anthropologie: ZThK. 68 (1971) 427-477. También K. E. B^rresen, Subordi-
nation et équivalence. Nature et role de la femme daprés Agustín et Thomas dAquin.
Oslo/Paris 1968; R. Ruether, New Woman-New Earth. Sexist ideologies and human
40. Ibid. liberation, New York 1975.
41. O. c, art. 6. 44. Se encuentra bien expuesta esta discusión en W. Krusche, Das Wirken des
42. Ibid. Heiligen Geistes nach J. Calvin, Góttingen 1957, 33 ss.
252 Imagen de Dios en la creación Semejanza social con Dios 253

respecto: también el cuerpo forma parte de la imago Dei porque el dencia entre el alma (del varón) que domina al cuerpo y el hombre que
hombre entero (totus homo) fue creado para tal fin. Calvino negó en domina a la mujer. Alma y hombre constituyen la semejanza de los
un principio esta tesis siguiendo la tradición agustiniano-medieval: la hombres con Dios. Imago Dei es, por un lado, una pura analogía de
imago Dei es espiritual, pues Dios es espíritu. Sólo el alma como dominio y, por otro lado, como hemos mostrado, una analogía
naturaleza espiritual del hombre puede ser sede de la imago Dei. patriarcal con Dios Padre.
Únicamente el alma invisible, espiritual, es la imagen del Dios invisi- Si, frente a esa concepción, entendemos al hombre entero como
ble, espiritual. En consecuencia, el cuerpo no forma parte de la imago. imago, debemos concebir como imago también la comunión humana
Posteriormente, sin embargo, Calvino distinguió, siguiendo la tradi- fundamental. Sin duda, la imagen de Adán, Eva y Set es equívoca. No
ción bíblica, entre la imago Dei en la creación y la imago Dei en la se piensa en una ideología religiosa de la familia. Ni la situación de
redención: el hombre fue creado para ser imagen del «Dios invisible», familia tiene que ver con la semejanza del hombre —sea varón o
pero es redimido según la imagen del «Dios encarnado». El creyente hembra— con Dios ni la doctrina cristiana de la Trinidad se presta
en Cristo se convierte en imagen de Cristo, del Dios encarnado, de la para ofrecer la legitimación religiosa de una ideología de la familia.
Palabra hecha carne. Y el cuerpo de ese creyente se convierte en No obstante, de esta crítica no se sigue necesariamente el individualis-
templo del Espíritu santo. En el proceso de la redención y de la mo, pues el triángulo antropológico determina la existencia de cada
consumación, el hombre se convierte en imago Dei «tam in corpore hombre. Toda persona humana es hombre o mujer e hijo de sus
quam in anima». padres. La relación hombre-mujer caracteriza la indisoluble sociali-
Por nuestra parte, queremos añadir que la historia bíblica de la dad de los hombres. La relación padres-hijos caracteriza la también
creación no conoce prioridad alguna del alma. Declara, por el contra- irrenunciable generatividad de los hombres. Lo primero es la simultá-
rio, que el hombre completo, en cuerpo, alma y espíritu, es imagen de nea comunidad de sexo en el espacio; lo segundo es la comunidad de
Dios en la tierra. Es imposible afirmar que el cuerpo esté sometido al las generaciones en el tiempo. Si el hombre entero está destinado a ser
dominio del alma en aquellos que esperan la «resurrección del cuer- imagen de Dios, entonces también la comunidad humana verdadera,
po» y una «nueva tierra» en el mundo futuro. El cuerpo y el alma la comunidad de sexos y la comunidad de las generaciones, está
forman ya aquí una comunión de influencia recíproca (pericóresis) destinada a ser imago Dei.
bajo la dirección del Espíritu creador de vida. En sus relaciones de comunión, los hombres se entienden no sólo
como imagen del dominio de Dios sobre la creación, sino también
b) Pero si el hombre es imagen de Dios en la totalidad de su
como imagen de su ser interior. La comunión interior del Padre, del
existencia, también en su corporeidad, entonces lo es igualmente en la
Hijo y del Espíritu santo se representa en las comuniones humanas
diferencia sexual que se da entre masculinidad y femineidad. Si Dios
fundamentales, y se manifiesta en ellas mediante la creación y la
creó su imagen en la tierra «como hombre y mujer», esa diferencia
redención. El «dominio» del Dios uno y trino se presenta como su
originaria no será secundaria, corporal, sino central, personal. La
sustentadora comunión con su creación y con su pueblo. Se revela esto
dignidad de corresponderse con Dios no compete exclusivamente al
en la comunión mesiánica de los hombres con el Hijo Jesús: «Que
alma asexual, independientemente del cuerpo. Por el contrario, esa
todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también
dignidad de ser semejante a Dios es propia de la comunión que
sean uno», dice la oración sacerdotal de Jesús (Jn 17, 21). La analogía
constituye la persona humana.
social concierne aquí a la comunión divina, constituida por la recípro-
Desembocamos así necesariamente en la idea de la semejanza
ca inhabitación del Padre en el Hijo y del Hijo en el Padre mediante el
social con Dios, de la que hablaron los padres griegos de la Iglesia.
Espíritu. No significa aquí la paternidad o la filiación, sino la comu-
Incluso Agustín y Tomás no pudieron prescindir de ella. Es cierto que
nión intratrinitaria. El nivel o plano de relación existente en la
redujeron la imago al alma asexual de cada hombre, pero se vieron
Trinidad se representa a nivel terreno en la imago Trinitatis, no el
empujados a subordinar la mujer al hombre, como subordinaron el
plano trinitario de constitución. Como las tres personas de la Trinidad
cuerpo al alma. Y echaron mano, como hemos visto, de la doctrina
son «uno» de una forma peculiar, así los hombres en su comunión
paulina de la cabeza (1 Cor 11). Tomás va aún más lejos cuando
personal son imago Trinitatis. No se trata de que uno represente al
afirma que «el hombre es origen y meta de la mujer como Dios es
Padre, otro al Hijo, y un tercero al Espíritu santo. Lo que Agustín y
origen y meta de la creación entera» 45 . Existe una cierta correspon-
Tomás, siguiendo la concepción platónica, denominaron la natura
45. Tomás de Aquino, STh I a q 93, art. 4. intellectualis de cada alma individual es secundario —en el marco de
254 Imagen de Dios en la creación
10
la doctrina social de la semejanza con Dios— frente al lenguaje,
compartido por cada persona y fuente de su comunión y su vida; ese
«La corporeidad es el final de
lenguaje en el que el Espíritu se hace presente entre los hombres. todas las obras de Dios»
En la definición divina de la imago, Agustín y Tomás partieron de
la unidad de la Trinidad en la esencia divina y en su dominio hacia
afuera. Con ello elevaron el sujeto humano de la inteligencia, de la
voluntad y del dominio a la dignidad divina. Los teólogos ortodoxos,
que siguieron a Gregorio Nacianceno, partieron de la comunión
esencial de la Trinidad (pericóresis) y percibieron la imago Dei en la
primigenia comunión humana. Yo he tomado estas ideas para funda-
mentar en una teología de la Trinidad abierta una doctrina decidida-
mente social de la semejanza de los hombres con Dios 46 . Puesto que
no arrancamos de una Trinidad cerrada en sí misma que se manifiesta Esta tesis de Friedrich Oetinger interpreta la corporeidad como
de forma indiferenciada al exterior, sino que partimos de una Trini- movimiento y meta de todas las obras de Dios K Con ella, la realidad
dad abierta que se manifiesta diferenciadamente hacia afuera, tene- del hombre se sitúa en la historia y en el entorno de la creación, de la
mos que dar un paso más. reconciliación y de la redención de Dios. Ahí reside su ventaja frente a
Los hombres son la imagen de la «Trinidad completa» (Agustín) los habituales esbozos analíticos que hablan de «cuerpo y alma» o de
en la medida en que ésta es «total» en la unidad de la Trinidad. Pero «cuerpo, alma y espíritu» del hombre. Las concepciones dicotómicas
¿cómo, y por quién, se «abre» la Trinidad para constituir su imagen o tricotómicas parten siempre de una abstración del alma respecto del
en la tierra? Mediante la comunión mesiánica con el Hijo, los hom- cuerpo, y de una separación entre cuerpo y alma en virtud del espíritu.
bres, creados como imagen de Dios, no sólo son liberados del pecado Y pierden de vista la totalidad humana, en la que se llevan a cabo
y restaurados como imagen de Dios, sino que son introducidos en la estas diferencias y divisiones o separaciones. Pero cuando se habla de
Trinidad abierta. Ellos «reproducen la imagen de su Hijo» (Rom 8, diferencias a las que se llega mediante divisiones y no mediante
29). Esto supone que el Hijo de Dios se hace hombre y que es uno formas especiales de relación estamos ante actos de dominio que en
vez de favorecer impiden la comprensión de la totalidad.
como ellos, pero también que los hombres se hacen como el Hijo y
son introducidos en la eterna comunión con el Padre mediante el La historia de la antropología occidental evidencia desde sus
Espíritu santo. Esto significa que, contra la opinión de Agustín, los primeros momentos la tendencia al dominio del alma sobre el cuerpo;
hombres son configurados según una persona de la trinidad: de pone de manifiesto, en consecuencia, la tendencia a un distanciamien-
acuerdo con la persona del Hijo. Sólo el Hijo se hace hombre y to, a una disciplina e instrumentalización de lo corporal2. Esta tenden-
encarna la imagen que constituye el destino de los hombres. Cristo es cia es un componente esencial de la historia occiental de la libertad.
La libertad del autodominio será tanto mayor cuanto más aumente el
el Hijo unigénito y, como imagen de Dios Padre, el primogénito entre
distanciamiento respecto del propio cuerpo: el «alma inteligente» se
muchos hermanos y hermanas. Por eso los hombres, como imago
destaca sobre el «necio cuerpo». El «yo imperante» somete al «cuerpo
Christi, son introducidos en la filiación divina, y, al ser hermanos de obediente». La producción técnica de órganos artificiales permite
Cristo, tienen por Padre al que lo es de Jesucristo. La Trinidad divina reponer y sustituir determinadas partes del cuerpo; y hace que éstas
se abre, pues, a los hombres a través del Hijo. Este se hace hombre y sean en parte superfluas. La tendencia general a la «espiritualización»
se convierte en la imagen fundamental de Dios en la tierra. Los del alma y a la «materialización» del cuerpo ha predominado incons-
hombres como imagen de Dios en la tierra tienen acceso al Padre a cientemente en las teorías antropológicas occidentales. Ninguna de
través del Hijo. Como imagen de Dios, los hombres son imagen del a las imágenes del hombre surgidas a lo largo de la historia refleja una
Trinidad entera, pues reproducen la imagen del Hijo: el Padre crea,
redime y consuma a los hombres mediante el Espíritu en la imagen del 1. Cf. E. Zinn, Die Theologie des Friedrich Christoph Oetinger, Gütersloh 1932,
Hijo. 118 ss.
2. P.-M. Pflüger (ed.), Die Wiederentdeckung des Leibes, Fellbach 1981; D.
Kamper/Chr. Wulf, Die Wiederkehr des Korpers, Frankfurt 1982, 9 s. En términos
similares, J. Y. Fenton, Theology andBody, Philadelphia 1974.
46. Cf. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, o. c, 113 ss.
El primado del alma 257
256 El final de todas las obras de Dios

valoración neutral. Cuando las teorías no toman conciencia de esa Finalmente, la «corporeidad» es también el final de la redención
tendencia general en la que se encuentran, sonfielesservidoras de ella. del mundo para el reino de la gloria y de la paz. La «nueva tierra»
Las imágenes cristianas del hombre y las antropologías cristiano- consuma la redención (Ap 21), y la nueva y «transfigurada» corporei-
teológicas rara vez hacen una excepción. La idea platónica de la dad sacia el anhelo del Espiritu (Rom 8). Por eso, la Iglesia antigua
liberación del alma respecto del cuerpo invadió por completo la —en contra de la mencionada tendencia del platonismo imperante en
teología de la Iglesia primitiva. La idea aristotélica de que el alma es toda la cultura antigua— introdujo en el credo apostólico el artículo
la forma del cuerpo campea en la teología medieval. La pretensión de fe: «Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna». La
moderna del poder del espíritu consciente sobre el instrumento del redención comienza con el don del «Espíritu» y termina con la
cuerpo, idea que Descartes y Lamettrie pusieron en marcha, impera transfiguración del «cuerpo». Se abre con la nueva justicia del «cora-
en la moderna antropología europea. zón» y se cierra en el nuevo y justo mundo. Comienza en la «fe» y
termina en la nueva «experiencia» sensorial de Dios a la que se da el
Nos decantamos aquí, conscientemente, por un enfoque alternati- nombre de «contemplación» o visión facial.
vo a esta tendencia general. Si la «corporeidad» es el final de todas las
Estas obras de Dios en la creación, en la reconciliación y en la
obras de Dios, no cabe considerar el cuerpo humano como una forma
redención rodean e impregnan las figuras vivientes de los hombres
inferior de la vida, como medio para un fin o como algo que hay que
creados, reconciliados y redimidos. Entenderemos teológicamente al
superar. En consonancia con las obras de Dios, la «corporeidad» es
ser humano en esta historia de Dios con el mundo. Lo humano se
también la meta suprema del hombre y el final de todas sus obras.
manifiesta no mediante el aislamiento de la historia de Dios y del
La corporeidad constituye, según las tradiciones bíblicas, el final
entorno de su Espíritu, sino mediante la integración y la correspon-
de las obras creadas por Dios. La tierra es el objeto y el escenario del
dencia diferenciada con ellos. Reconocemos teológicamente la verdad
inventivo amor del Creador. Creó a su imagen y semejanza a los
de los hombres en el arco que va desde su creación corporal hasta la
hombres corporales, sensuales. Y su primer mandamiento dice: «Sed
resurrección de la carne. En general, se sigue de ahí que tratamos de
fecundos y multiplicaos...» (Gen 1, 29). Los hombres son imagen de
captar también las relaciones internas de la sociedad humana y las
Dios en la tierra no en su espiritualidad y en aquello que los distingue
diferenciaciones interiores de cada una de las personas humanas no
de los animales, sino en la totalidad de su corporeidad específica.
mediante delimitaciones y exclusiones analíticas, sino que intentamos
Contradice a la fe en la creación aquella concepción que considere
verlas en su entorno orgánico como relaciones interno-externas,
como particularmente humano y consentáneo con Dios lo que dife-
considerándolas en el conjunto de la totalidad humana. En las defini-
rencia al hombre del animal. El movimiento de la creación del mundo
ciones practicadas mediante delimitaciones y divisiones, el poder se
va de la toma de una decisión a la palabra, de la palabra a la acción,
convierte en principio3. En las formas especiales de relación y en las
de la acción a la realidad creada. En este movimiento, el hombre se
coincidencias diferenciadas, \&figurapasa a la categoría de principio.
percata de su condición de criatura y de imagen de Dios. La corporei-
En este capítulo tratamos de la figura corporal en el ámbito de su
dad es su meta. Todos los caminos de su espíritu y todas las palabras
vida.
de su lenguaje terminan en la figura vivida de su cuerpo.
La corporeidad es, según las tradiciones bíblicas, también el final
de la obra de la reconciliación de Dios: «La Palabra se hizo carne...». 1. El primado del alma
Mediante la encarnación, el Dios reconciliador acepta la carne peca- Las tendencias generales a la espiritualización del sujeto humano
dora, enferma y mortal del hombre, y la sana en su comunión. El y a la instrumentalización del cuerpo del hombre están arraigadas tan
eterno Logos de Dios se hace cuerpo humano, niño en la cuna, profundamente en la civilización occidental que resulta sumamente
salvador de los enfermos, cuerpo humano maltratado en el Gólgota. difícil escapar a ellas. Los inicios se encuentran, presumiblemente, en
Dios lleva a cabo la reconciliación del mundo en esta figura corporal los mitos del tiempo prehistórico. Son los mitos de la superación de la
de Cristo (Rom 8, 3). Los explotados, enfermos y destrozados cuer- muerte y del sexo4. Las primeras experiencias de la diferencia entre
pos humanos experimentan en la encarnación de Cristo su sanación y
su dignidad indestructible. El Cristo que agoniza en la cruz padecien- 3. R. zur Lippe, Am eigenen Leibe. en D. Kamper/Chr. Wulf, o. c. 28: «Se eleva el
do tormentos físicos se identifica con los enfermos, con los atormen- poder a la categoría de principio cuando se define mediante separación y no a través de
tados y con quienes mueren atormentados. Por ese motivo, todos formas especiales de relación, de grados de intensidad y claridad del polo opuesto».
4. D. Kamper/Chr. Wulf, o. c, 16.
éstos pueden encontrar la sanación en Cristo, pueden entrar en
comunión con Dios, que es el manantial de Vida eterna.
258 El final de todas las obras de Dios El primado del alma 259

alma y cuerpo nacieron en la percepción de la muerte individual. El pronombre reflexivo. Soma aparece con esta significación en Eurípi-
cuerpo se convirtió en el prototipo de lo mortal, de lo efímero, de lo des, y también en Pablo. Lo que aparece cuando el hombre se
caduco. De estas experiencias nació el anhelo de que el alma fuera confronta consigo mismo, cuando se hace a sí mismo objeto de su
rescatada del cuerpo. Este anhelo originariamente religioso se convir- propia observación, eso es soma, su mismidad, su cuerpo. ¿Dónde
tió —en el cuadro de las posibilidades técnicas del mundo moderno— experimenta él con certeza esta autodiferencia refleja y capta de
en el programa para superar las enfermedades, para prolongar la vida forma ineludible su corporeidad? La experimenta en la consciencia de
y para construir un organismo humano perfecto mediante la intro- su muerte, pues en su muerte percibe el hombre de forma ineludible la
ducción de máquinas en el cuerpo humano y de la conexión del condición mortal de su cuerpo.
cerebro a un ordenador. Con la idea de la superación o eliminación Platón expuso esto al hablar de la inmortalidad del alma. La
del cuerpo mortal nacieron la esperanza y el programa de la supera- muerte es «la separación del alma del cuerpo» 7. Si el cuerpo es lo que
ción o eliminación de la multiplicación sexual de los hombres. Dado debe morir, entonces el hombre se percata de la muerte a través de sus
que los hombres están sometidos a los caprichos de la naturaleza sentidos corporales. En consecuencia, el hombre no puede percibir a
mediante todo lo relacionado con la generación, concepción, embara- Ira vés de sus sentidos aquello que transciende a la muerte, el alma.
zo y parto, se consideró desde antiguo esta forma de reproducción Sólo puede captarlo en la autoconciencia inmediata:
como señal de la imperfección terrena. Los hombres redimidos serán
como ángeles, «ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya En cambio, cuando el alma examina las cosas por sí misma sin recurrir al cuerpo,
morir» (Le 20, 35 s). Los experimentos modernos de la fecundación tiende hacia lo que es puro, eterno, inmortal e inmutable, y como es de esta misma
extrauterina y del genetic cloning apuntan a una multiplicación del naturaleza, se une a ello*.
hombre controlada a través de caminos técnicos, es decir, no sexua-
les 5 . Se puede lamentar como fuente de todo mal esta tendencia de la Esta autoconciencia divina e inmediata del alma está ligada inse-
historia de la civilización a la eliminación del cuerpo, pero también se parablemente, en la vida, a la meditatio mortis del cuerpo:
puede ver en esa tendencia la realización del viejo sueño de la
reconstrucción de una creación incompleta. Si no se encuentra algún Si el alma se retira, pura, sin conservar nada del cuerpo, como la que durante la
vida no ha tenido con él comercio alguno voluntario y al contrario huyó siempre
punto de apoyo nuevo, el conflicto entre alma y cuerpo tendrá de él recogiéndose en sí misma, meditando siempre, es decir, filosofando bien y
consecuencias mortales para el hombre. En este capítulo queremos aprendiendo efectivamente a morir, ¿no es esto una preparación para la muer-
considerar la antigua historia del «primado del alma» deteniéndonos te?'.
críticamente en algunos hitos importantes de la historia del cuerpo
sometido. Preguntaremos por la figura que la vida vivida tomó en La consciencia inmediata de inmortalidad del alma no es otra cosa
cada época. que el reverso de la permanente anticipación mental de la muerte, de
la definitiva separación entre alma y cuerpo. Se realiza esta separa-
ción ya en vida si el alma no agota todas sus fuerzas, sino que
permanece recogida en sí, huye del cuerpo con sus necesidades y
a) Platón y la muerte del cuerpo
dolores, y se contrapone de manera soberana a él. La muerte traza la
línea de separación entre lo mortal y lo inmortal, entre el cuerpo y el
El término soma se desarrolló en la lengua griega para recoger,
alma del hombre. Y puesto que lo inmortal —no lo mortal— se
ante todo, la experiencia que el hombre tiene de su cuerpo como algo
corresponde con lo divino y se asemeja a ello, la vida auténtica del
extraño a él 6 . En Homero, el término expresa exclusivamente el
hombre no reside en el cuerpo, sino en el alma. Si el hombre se
cadáver. Se llama soma, cuerpo, aquello que yace muerto, sin vida, en
identifica psíquicamente, no de forma corporal, entoces se da cuenta
la muerte. A partir del siglo V a.C. se da el nombre de «cuerpo»
de que es inmortal e inmune frente a la muerte.
también a otras cosas carentes de vida. En otra línea de la evolución
lingüística, soma adquiere el significado de «mismo», y representa el Esta teoría antropológica de la «inmortalidad del alma» no es una
doctrina déla «vida eterna después de la muerte», sino una identidad
5. M. Tibon-Cornillot, Die transfigurativen Korper. Zur Verflechtung von Techniken
und Mythen, en D. Kamper/Chr. Wulf, o. c, 145 ss; J. Baudrillard, Vom zeremoniellen 7. Platón, Fedón 64 c.
zum geklonten Korper: Der Einbruch des Obszónen, o. c, 350 ss. 8. Ibid., 79 d.
6. E. Schweizer, Art.fftó/ia,ThWNT VII, 1024 ss. 9. Ibid., 80 e.
260 El final de todas las obras de Dios El primado del alma 261

humana más allá de la vida y de la muerte. Lo que no puede morir en tal. Moviéndose en la tradición cristiana de Agustín, Descartes no
la muerte del cuerpo no ha vivido en la vida del cuerpo. Por consi- concibe ya el alma como una substancia superior, sino como el
guiente, el alma es inmortal porque jamás vivió de manera corporal. verdadero sujeto tanto en el cuerpo humano como en el mundo de las
Lo que no ha nacido tampoco puede morir. Así pues, no la vida cosas 11 . Y traduce el antiguo dualismo cuerpo-alma a la moderna
vivida del hombre, sino la no vivida vida del hombre es inmortal y dicotomía sujeto-objeto.
goza de extraterritorialidad respecto de la muerte. Tiene alrededor de Si el sujeto humano tiene certeza de sí mismo mediante el pensa-
sí el «círculo protector de lo no-todavía-vivo»10. El alma puede miento y no a través de la percepción sensorial, entonces el cuerpo,
disponer de este círculo protector de la vida no vivida, corporal y con sus percepciones sensoriales, entra en en el ámbito de las cosas
sensorial si toma conciencia de la mortalidad del cuerpo en la medita- objetivas cuya característica esencial, frente al sujeto pensante, no es
tio mortis. Tendrá que «desprenderse por completo», «permanecer otra que la extensión corporal.
recogida en sí» y «no querer tener nada en común con el cuerpo».
Tiene que retirarse de la vida del cuerpo, que lleva a la muerte. Y aun cuando, acaso, o más bien, ciertamente, como luego diré, tengo yo un
La platónica meditatio mortis destaca la primacía del alma. La cuerpo al que estoy estrechamente unido, sin embargo, puesto que por una parte
tengo una idea clara y distinta de mí mismo, según la cual soy algo que piensa y
actitud ante la vida contenida en la doctrina platónica fue desarrolla- no extenso y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo, según la cual éste
da en la filosofía de la vida sostenida por el estoicismo: indiferencia y es una cosa extensa, que no piensa, resulta cierto que yo soy distinto de mi
soberanía en la felicidad y en el sufrimiento, en salud y en la enfer- cuerpo, pudiendo ser y existir sin el cuerpo12.
medad, en la vida y en la muerte. En la ausencia de padecimiento
(apatía) del alma radica la fuerza de la inalterabilidad (ataraxia). Puesto que el cuerpo es una cosa no pensante, sólo extensa, debe
Pero la platónica meditatio mortis destaca también la bajeza del ser considerado como una máquina, concretamente como un reloj,
cuerpo. Retira de la vida corporal el interés vital y lo degrada a la que se consideraba en tiempos de Descartes como la máquina más
condición de envoltorio indiferente del alma. Des-alma al cuerpo complicada y admirable:
convirtiéndolo en un deshecho de la tierra cuya carga resulta penosa.
Si la muerte del cuerpo es la fiesta de la libertad del alma, como dijo Y así como un reloj, compuesto de ruedas y contrapesos, no observa menos
Platón en la muerte de Sócrates, entonces la muerte es lo único que exactamente las leyes de la naturaleza cuando está mal hecho y da mal las horas,
cabe desear al cuerpo. Este distanciamiento, degradación y desanima- que cuando cumple enteramente los deseos del artífice, así también, si considero
el cuerpo humano como una máquina construida y compuesta de huesos, nervios,
ción del cuerpo hace que la idea de la «inmortalidad del alma» sea músculos, venas, sangre y piel, de tal suerte que, aunque ese cuerpo no encerrara
incompatible con la fe bíblica en la creación. Tal incompatibilidad se espíritu alguno, no dejaría de moverse como lo hace ahora, cuando se mueve sin
da a pesar de que la teología de la Iglesia acogió muy pronto la ser dirigido por la voluntad y, por consiguiente, sin ayuda del espíritu '-1.
filosofía que hemos expuesto, y continúa sosteniéndola parcialmente
aún en nuestros días. Lo que une al alma pensante, pero no extensa, con el cuerpo
extenso, pero no pensante, es para Descartes una «combinación
(complexio) de todo aquello que Dios me ha concedido».
b) Descartes y la máquina del cuerpo
También me enseña la naturaleza, por medio de esos sentimientos de dolor,
El dualismo antropológico de alma y cuerpo sostenido por Platón hambre, sed, etc., que no estoy metido en mi cuerpo como un piloto en su navio,
sino tan estrechamente unido y confundido y mezclado con él, que formo como
se inscribía en el dualismo ontológico del ser imperecedero y del ente un solo todo con mi cuerpo14.
caduco. Como microcosmos que es, el hombre refleja las condiciones
del macrocosmos y participa de ellas. Por eso, Platón habló del alma 11. R. Descartes, Meditationen, PhB 21 (ed. cast.: Espasa-Calpe, Madrid "1968),
como de una substancia superior, inmortal. Descartes se encuentra en dedicatoria: «Siempre he pensado que las preguntas acerca de Dios y del alma son las más
un mundo distinto, aunque se mantuvo el planteamiento fundamen- importantes de cuantas se pueden tratar con la ayuda de la filosofía y de la teología».
«Dios y el alma» constituyen los dos polos de la elipsis teológica de Agustín. Entonces el
10. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, Frankfurt 1959, 1385 ss: Der Augenblick ais tema paulino «Dios y el cuerpo» (2 Cor 6) deja de constituir el centro de la teología.
Nicht-Da-Sein, Exterritorialitát zum Tod. Críticamente al respecto, J. Moltmann, Teolo- 12. 6 Meditation, 17.
gía de la esperanza, o. c, 472: Extraterritorialidad frente a la muerte y resurrección de los 13. Ibid., 33.
muertos. 14. Ibid., 26.
262 El final de todas las obras de Dios El primado del alma 263

Puesto que Descartes concibe al espíritu pensante sin extensión, experiencia del Espíritu de Dios 17 . Sin embargo, también sus respues-
puede considerarlo en aquella «complexio» que representa la totali- tas se sitúan en la línea de aquella tendencia de espiritualización e
dad del hombre como presente en todos los órganos extensos del instrumentalización peculiares de la civilización occidental y modifi-
cuerpo. De igual manera, atribuye al cerebro, y en él a la glándula can en escasa medida las respuestas de Platón y de Descartes. La idea
pineal, «donde debe tener su sede el sentido común», una función directriz de su capítulo El hombre como alma y cuerpo es recogida en
mediadora entre espíritu y cuerpo 15. Descartes describe como una los siguientes términos: «Mediante el Espíritu de Dios, el hombre es el
unilateral relación de dominio y propiedad la relación del sujeto sujeto, la figura y la vida de un organismo material, el alma de su
espiritual no extenso y pensante con su objeto corporal extenso, no cuerpo; ambas cosas de manera completa y simultánea: en diversidad
pensante: yo soy un sujeto pensante y tengo mi cuerpo. El yo conside- irrevocable, en unidad inseparable, en orden indestructible»18.
ra a su cuerpo como propiedad, le da órdenes y lo utiliza. Esta idea directriz identifica al hombre como «alma de su cuer-
Si se define cuerpo y alma por sus delimitaciones respectivas: po». Y nos encontramos ante la reproducción literal de la definición
pensante, no pensante; extenso, no extenso, entonces resultará impo- aristotélico-tomista: anima forma corporis. De esta manera, Barth
sible concebir la vinculación de alma y cuerpo i6 . ¿Cómo un alma no conserva la primacía platónica del alma y recoge la cartesiana rela-
extensa puede influir en un cuerpo extenso? ¿Cómo una cosa no ción de dominio del alma sobre el cuerpo. Alma y cuerpo forman una
pensante puede operar en una cosa pensante? ¿Es posible que un alma unidad ordenada. El orden de esta unidad es la superioridad y la
caracterizada como no espacial pueda habitar en un cuerpo que subordinación: el alma «rige», el cuerpo «sirve»19. El alma «va
ocupa un espacio determinado? Si la extensión es la única característi- delante», el cuerpo «la sigue» 20. El alma está «arriba», el cuerpo se
ca objetiva del cuerpo, entonces todas las restantes percepciones encuentra «abajo»21. El alma es «lo primero», el cuerpo «lo segun-
sensoriales, las del olfato, color, gusto, sonido... se convertirán en do» 22 . El alma es «lo dominante», el cuerpo «lo dominado» 23 .
impresiones secundarias, subjetivas, de los objetos. ¿Qué juicio deben El Espíritu de Dios ha establecido este «orden indestructible»24,
merecer entonces las percepciones sensoriales del propio cuerpo? Si la pues, según Barth, el Espíritu no es sino la realidad subjetiva del
subjetividad humana se localiza en el pensamiento no extenso, enton- dominio de Dios. El Espíritu es «el principio que convierte al hombre
ces el cuerpo humano se verá relegado al mundo objetivo de las en sujeto»25. Por eso existe una correspondencia en la relación entre
máquinas y de los robots. Su unión con un yo concreto pensante será el alma determinada por el espíritu respecto del cuerpo y la relación
pura casualidad y completamente accidental. El yo pensante «puede de dominio de Dios sobre su mundo. En el dominio sobre su cuerpo,
existir también sin él», decía Descartes, y pensaba indudablemente en el alma participa directamente del dominio de Dios sobre su mundo.
la eternidad. En principio, puede coexistir en la tierra con elementos Por eso Barth califica este orden de dominio del alma sobre el cuerpo
intercambiables del cuerpo. Esta conversión del cuerpo en objeto es la de «indestructible». A su vez, el cuerpo alcanza una correspondencia
consecuencia práctica de identificar hombre y yo pensante. Sólo se mediada con el dominio de Dios a través de su sometimiento de
puede conseguir esta forma de espiritualización del hombre deste- servidumbre bajo el alma que gobierna. Así, ese cuerpo llega a su
rrando el cuerpo a una supuesta zona carente de espíritu. propia verdad. «El hombre es el alma que gobierna a su cuerpo o no
es hombre» 26 . Y esto significa para el cuerpo del hombre lo siguiente:

c) Karl Barth y «el cuerpo al servicio del alma


17. Me refiero aquí exclusivamente a K. Barth, Kirchliche Dogmatik 1II/2 46: Der
que gobierna» Mensch ais Seele und Leib. Para el conjunto de la antropología teológica de Barth, cf. K.
Stock, Antrhopologie der Verheissung. Karl Barths Lehre vom Menschen ais dogmatisches
Karl Barth no formuló la pregunta sobre la diferencia entre Prohlem, München 1980.
cuerpo y alma fijando su mirada en la muerte, como Platón, o en la 18. Kirchliche Dogmatik III/2, 391.
19. O. c, 509.
autocerteza del sujeto pensante, como Descartes, sino que la inscribió 20. O. c, 502.
en el contexto teológico de la visión del hombre Jesucristo y de la 21. O. c, 400.
21. Ibid.
15. Ibid., 37. 23. O. c, 410.
16. K. Jaspers, Descartes und die Philosophie, Berlin 1948, 50 s. Para la necesaria 24. O. c, 391.400. 503.
espacialidad en la autoexperiencia corporal del hombre, cf. H. Plügge, Der Mensch und 25. O. c, 437.
sein Leib, Tübingen 1967, 1 ss. 26. O.c, 505.
264 El final de todas las obras de Dios ti primado del alma 265

El mismo ámbito que, visto desde el alma, es el dominio en el que el hombre tiene como dominio; y tiene una referencia individual, de forma que cada
que gobernar es, visto desde el cuerpo, el dominio en el que está sometido a sí
mismo y debe servir. Como cuerpo, el hombre no dispone de sí mismo, sino que
uno es «su propio señor y gobernante», y encuentra ahí la «relación
está a disposición de sí mismo, no se usa a sí mismo, sino que es usado por él directa con el Espíritu y, por consiguiente, con Dios» 31 .
mismo. Como cuerpo no se transciende a sí mismo, pues es cierto que no como La autopertenencia, el autodominio y la autodisponibilidad del
cuerpo, sino como alma, goza de inmediatez con el Espíritu y, por consiguiente, hombre le convierten en imagen de Dios su Señor. Por el dominio
con Dios. Como cuerpo tampoco puede ir delante de sí mismo, sino detrás.27.
sobre sí mismo, el hombre se corresponde con su Señor divino quien
Lo que- Barth expresa con conceptos platónicos como relación lo pretende como ser que puede servirse a sí mismo. El dominio del
jerárquica entre alma y cuerpo puede ser descrito también con con- hombre sobre sí mismo es una analogía de ese mismo dominio de
ceptos de la filosofía cartesiana de la subjetividad: Dios. Y todo esto significa, en consecuencia, que el hombre que se
domina a sí mismo, que dispone de sí mismo porque se pertenece a sí
mismo es una reproducción y analogía de su Señor divino 32 . Con este
El (el hombre) se identifica con su cuerpo en la medida en que él es el alma de ese
cuerpo. Cuando piensa y quiere, cuando ejecuta el acto vital humano trata su sometimiento del cuerpo al gobierno del alma, sin que aquél influya
ámbito, es decir, su cuerpo, como su dominio, dispone sobre su cuerpo, lo usa, lo sobre ésta, debe concordar la relación del hombre respecto de la
transciende para precederlo... Su alma es su libertad frente a su cuerpo y, por mujer:
consiguiente, frente a sí mismo. Cuando actúa en esa libertad, cuando, mediante
el pensamiento y la voluntad, es su propio señor y gobernante, es alma espiritual.
Pues Dios le ha dado el Espíritu para que él (hombre) actúe de esa manera. El El hombre como alma que va por delante de su cuerpo es también la analogía de
Espíritu le ha despertado para que sea un ser viviente28. lo que se describe en la Escritura en la relación entre hombre y mujer como la
semejanza con Dios de ese ser humano que alcanza la perfección en este dualismo,
en cuanto que, en esta perfección, el gobernar y el servir como la obra del hombre
Barth determina aquí el «acto vital humano» exclusivamente único son simultáneamente diferentes y están imbricados por completo3'.
como pensamiento y voluntad, igual que Tomás de A quino 29 . Y
concreta el ser humano como ser dueño en el dominio del propio La teología de Karl Barth es en este punto una doctrina teológica
cuerpo. Dominarse a sí mismo, gobernarse a sí mismo, usarse a sí de la soberanía: al orden intratrinitario del Padre que manda y del
mismo, «contenerse» y decidirse a sí mismo es lo verdaderamente Hijo que obedece corresponde el orden extratrinitario del dominio de
humano pues es lo que constituye la correspondencia del hombre con Dios sobre el mundo. A ese orden corresponde la relación del cielo
Dios. El modelo secular del dominio del alma gobernante sobre el con la tierra en la cosmología34, la relación del alma respecto del
cuerpo siempre servicial es aparentemente la «monarquía de la gracia cuerpo en la psicología y la relación entre hombre y mujer en la
de Dios», pues Barth jamás menciona el derecho de rebelión del antropología, por nombrar exclusivamente las relaciones de corres-
cuerpo utilizado abusivamente ni se refiere al derecho de intervención pondencia en la doctrina de la creación. En su exposición, Barth sigue
de los sentimientos en las decisiones del alma racional, ni siquiera una estas estructuras análogas de dominio de los metafisicos antiguos,
vez alude a la deseable coincidencia del cuerpo con su alma que lo
gobierna 30 . La libertad del alma es determinada unilateralmente fuera, sino que el orden le viene de dentro. Es por sí mismo arriba y abajo, el primero y el
segundo, dominante y dominado» (339). Pero ¿es realmente esa «soberanía interior»
27. O. c, 511. (400), ese autodominio, la característica sobresaliente del hombre Jesús? ¿Permite esto
28. O. c, 505. explicar la lucha sostenida en Getsemaní? Se tiene la impresión de que Barth sigue aqui la
29. Cf. cap. 9, apartado 5. cristología de Schleiermacher y que recoge la tesis de éste según la cual la «conciencia de
30. Naturalmente, el modelo teológico es el hombre Jesucristo, del que Barth dice: Dios domina siempre» en Jesús.
«Llama también la atención el hecho de que lo acorde, lo total de esta vida humana se 31. O. c, 509.
configura, estructura y determina por sí mismo. Por eso tiene un sentido duradero que le 32. ¿No es esto el «hombre absoluto» de la Ilustración criticado por Barth y al que
viene de dentro de él y es, por tanto, necesario. Aquella imbricación mutua de alma y éste ha caracterizado con tanto tino? Cf. Die protestantische Theologie im 19. Jahrhundert.
cuerpo, de palabra y acción de Jesús no es caótica, sino un cosmos, un todo conformado y Ihre vorgeschichte und Geschichte, Zürich 1947, 16 ss: Der Mensch im 18. Jahrhundert.
ordenado. Es un arriba y un abajo, un primero y un segundo, un dominante y un 33. O. c, 513. La exposición más amplia de esto se encuentra en III/4 54, 1: Mann
dominado. Pero el hombre Jesús es ambas cosas. No es sólo lo de arriba, lo primero, lo und Frau, esp. 190 ss. Barth utiliza también aquí su concepto de orden jerárquico: «A
dominante, como si lo de abajo, lo segundo, lo dominado fuera algo externo y casual en precede a B, B sigue a A. Orden significa sucesión. Orden significa antecedente y
él. De lo contrario, estaríamos de nuevo ante la división que no se da en él. Jesús hombre consecuente, superior e inferior» (189).
es también lo de abajo, lo segundo, lo dominado. No es sólo un alma, es también un 34. O. c, 441: «La contraposición de alma y cuerpo es como la que existe entre cielo
cuerpo. Es ambas cosas, alma y cuerpo, en una unidad y totalidad estructurada. Está, y tierra, una contraposición intracreatural, inmanente al mundo.. Pero el alma y el cuerpo
pues, en orden; no en desorden. Y no es que el orden sea en él algo casual, impuesto desde del hombre son un hombre, como cielo y tierra como conjunto son un cosmos».
266 El final de todas las obras de Dios ,r\ El cuerpo animado 267
sobre todo de Aristóteles, que trataron «cielo y tierra», «alma y el mensaje bíblico veremos que su diferencia encierra no sólo su
cuerpo», «hombre y mujer» siguiendo el mismo esquema. Y actuaron distanciamiento, sino también un potencial crítico para superar la
así para preservar las correspondencias armónicas del Logos en el unilateralidad de nuestra cultura.
cosmos. Pero hace mucho que los enfoques modernos de la cosmolo- La fundamental distinción antropológica entre alma y cuerpo es
gía, de la psicología y de la antropología dejaron atrás estas anticua- completamente extraña para las tradiciones veterotestamentarias
das relaciones de correspondencia. No es aconsejable retornar de pues desconocen la distinción ontológica entre el ser inmortal y el ente
nuevo a ellas. El simple encadenamiento de los eslabones de la línea mortal 35 . En las tradiciones bíblicas, el hombre se experimenta, más
superior: cielo-alma-hombre suscita comentarios irónicos. Y, sin du- bien, en una determinada historia de Dios. Es la historia del llama-
da, mucho mas criticables son los empalmes en la línea «inferior»: miento, de la liberación, de la alianza y de la promesa. Y es, en un
tierra-cuerpo-mujer. Difícilmente podremos calificar de pacífico a un horizonte más amplio, la historia de la creación y de la redención del
mundo tan «ordenado» según el sexo. mundo. En esta historia de Dios, el hombre aparece siempre como un
todo. Jamás se analiza «alma» y «cuerpo» como componentes del
hombre. Cuando Dios, según el relato yahvista, insufla su aliento a
2. El cuerpo animado las piezas formadas de tierra, el texto sagrado dice: «Y resultó el
hombre un ser viviente» (un alma viviente). No es que tuviera un
En la historia de las civilizaciones, la concepción del yo del alma, sino que es «alma viviente». Si el hombre muere, puede lamen-
hombre ha sufrido desplazamientos dignos de atención. Mientras se lar con los salmos: «Estoy amenazado de muerte, soy carne». No es
consideró que la vida del hombre residía en la inspiración y espiración que tenga carne, sino que es carne 36 . Jamás se utilizan cuerpo, alma,
del aire se localizó al yo en el diafragma. Mientras el hombre mantiene espíritu como secuencia de conceptos antropológicos en la que los
el ritmo de la respiración se mantiene vivo; cuando exhala la última eslabones se complementan recíprocamente. Evidentemente, se alude
espiración «expira su vida». Tiempos después se pensó que la vida del siempre al hombre como totalidad que se concreta de diversas mane-
hombre residía en sus grandes afectos, en la confianza del corazón y ras en las diferentes relaciones. Ni encuentra en su Dios posibilidad
en el amor cordial. En consecuencia, se localizó el centro de la vida en alguna de retirarse a una inmortal substancia psíquica para superar la
el corazón. El hombre muere cuando el corazón deja de latir. En una dicha y el dolor, la vida y la muerte de su cuerpo. Sólo puede aparecer
época posterior se consideró al hombre como sujeto de inteligencia y ante su Dios como un todo, según afirma el sWmah Israel: «Amarás a
voluntad. Y de nuevo sufrió el yo otro desplazamiento en el mundo Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
conceptual; fue localizado en el cerebro, casi siempre detrás de los fuerza» (Dt 6, 5). La mentalidad hebrea no pregunta por la esencia ni por
ojos. La «muerte del cerebro» es considerada actualmente como los elementos de una cosa, sino por su devenir y su obrar. Por eso
símbolo real de la muerte del hombre. Con el desplazamiento del yo el hombre no se conoce a sí mismo a través de la reflexión y de la
hacia arriba, se movió la centralización del hombre, y pasó del medio introspección, sino en las experiencias de la historia de la alianza y en
de su cuerpo a la cabeza. Cuando se deja de concebir el órgano las promesas de su Dios. La orientación teológica hacia el exterior
respiratorio como órgano representativo del hombre y se traslada tal habla del hombre sólo en el contexto de las instancias circundantes y
función al cerebro, se declara como «acto vital humano» no la trascendentes de Dios. Propiamente, el hombre no tiene una substan-
comunión respiratoria del hombre con su entorno natural, sino su cia en sí, sino que es una historia. De ahí que la antropología del
pensamiento y voluntad, que dominan el mundo y su cuerpo. Y nacen antiguo testamento se sirva menos de definiciones que de narraciones.
entonces el «primado del espíritu» y la de-sensibilización de la «civili- En éstas se presenta al hombre no en la concreción que permiten los
zación científico-técnica». conceptos, sino en sus relaciones vitales.
Este orden de cosas se refleja en que, sorprendentemente, los
llamados «impulsos psíquicos» se localizan en diversas «partes del
a) Antiguo testamento y cuerpo
35. Para lo que sigue, cf. H. W. Wolff, Antropología del antiguo testamento, Sala-
manca 1975; K. A. Bauer, Leibliehkeit-das Ende aller Werke Gottes. Die Bedeutung der
Las antropologías bíblicas del antiguo testamento y del nuevo Leiblichkeit des Menschen bei Paulus, Gütersloh 1971.
provienen de épocas culturales anteriores y, en parte, de otros espa- 36. Asi, también M. Lutero, WA 2, 415, 14: «Caro est, non carnem habet». «Alma»
cios culturales. Si las actualizamos en nuestra cultura actual junto con y «cuerpo» significan siempre el totus homo desde vertientes distintas.
265 El final de todas ¡as obras de Dios El cuerpo animado 269

cuerpo». El hombre piensa con su cuerpo. El cerebro y los órganos distinguir en Dios entre el que obedece y el que es obedecido38.
corporales se adoctrinan recíprocamente. Los órganos internos repre- Partimos de una unidad intratrinitaria del amor divino en el que esta
sentan el «interior» del hombre (quereb). Con frecuencia, los ríñones estructura de orden-obediencia es una posibilidad, pero no el determi-
son el lugar de la conciencia (Sal 16,7). Dios escruta «corazones y nante elemento esencial.
entrañas» (Sal 7,10). Cabe hablar del hígado como órgano de la Por eso hemos entendido la relación del Dios trino con la creación
tristeza profunda (Lam 2, 11). Un hombre se «agria» en su vesícula. de su amor no como una relación unilateral de dominio. La hemos
La vida del hombre es su respiración y también su sangre. Se puede contemplado en la riqueza de este amor eterno como policéntrica. Y
decir que el corazón es el órgano de la voluntad y de la concupiscen- la hemos visto en ese emplazamiento como recíproca relación de
cia. Los sentimientos, los pensamientos, las intenciones y las decisio- comunión. La visión de la «creación en el Espíritu de Dios» no se
nes aparecen unidos a una serie de órganos corporales representati- limita a poner la creación frente a Dios, sino que, simultáneamente, la
vos. Esto indica, sin duda, que, en esta antropología, el alma y el introduce en Dios, sin divinizarla. Dios penetra y empapa su creación
cuerpo, la centralización interior y el horizonte externo aparecen en con las fuerzas creadoras y vivificantes del Espíritu. En su descanso
conexión recíproca y en interpretación mutua. Se desconoce por sabático, Dios permite que las criaturas influyan en él. Si centramos
completo una reducción del «acto vital humano» al «pensar» y nuestra mirada en el Espíritu presente en la creación, podemos
«querer». Nada se sabe de su localización en el alma o en el cerebro. considerar la relación entre Dios y mundo como una relación de
No se da una «primacía del alma». Es totalmente ajena a las tradicio- pericóresis^9.
nes bíblicas una jerarquía interna en la que se deba pensar al alma Finalmente, hemos comprendido la semejanza de los hombres con
arriba, al cuerpo abajo, al alma dominando, al cuerpo sirviendo. Dios en este contexto de la pericóresis divina. Y la hemos concebido
La idea de una relación igualitaria de comunidad de influencias como una relación de comunión, de necesidad y de compenetración
recíprocas hace más justicia a la antropología bíblica: «Había hecho mutuas. La verdadera comunidad o comunión humana está llamada
yo un pacto con mis ojos», se dice en Job 31,1. Puesto que Israel a ser imago Trinitatis. Por consiguiente, veremos la relación de alma y
experimentó a su Dios en la alianza, sintió predilección por expresar cuerpo, de consciente e inconsciente, de voluntario e involuntario, así
sus correspondencias con Dios en términos de alianza. Debemos como de toda diferencia antropológica fundamental como una rela-
concebir la unidad de alma y cuerpo, de interior y exterior, de centro y ción de pericóresis en la que están presentes la compenetración mutua
periferia del hombre en las formas de alianza, de comunidad, de y la unidad diferenciada, pero no introduciremos en esa relación
influencia recíproca, de contorno recíproco, de toma en considera- unilaterales estructuras de dominación. No partimos de la «primacía
ción, de arreglo, de coincidencia y de amistad. del alma» ni presuponemos una «primacía del cuerpo». Ponemos
nuestra mirada en la figura de la vida vivida. Y esto encierra el
presupuesto teológico de que la presencia de Dios en el Espíritu no se
b) La figura pericorética del cuerpo y alma localiza sólo en la conciencia, en el alma o en la subjetividad de la
inteligencia y de la voluntad, sino en la totalidad del organismo
Distanciándonos de Karl Barth, hemos partido de que la unidad humano, en aquella forma histórica que los hombres desarrollan en
del Dios trino no radica primeramente en su subjetividad y en la cuanto cuerpo y alma en su entorno.
soberanía de su dominio, sino en la única, perfecta pericóresis del La figura del hombre nace en el campo formado por el hombre y
Padre, del Hijo y del Espíritu santo 37 . Seguimos la teología de Juan y su entorno 40 . Este campo tiene una serie de dimensiones diferencia-
tomamos como imagen prototípica de todas las relaciones que se
corresponden con Dios en la creación y en la redención la recíproca 38. K. Barth, Kirchliche Dogmatik IV/1, 219.
pericóresis del Padre, del Hijo y del Espíritu (Jn 17, 21). Por consi- 39. Cf. cap. 4, apartado 5.
40. Tomo aquí conceptos de la terapia de la Gestalt porque están muy próximos a mi
guiente, no suponemos que deba haber «en Dios mismo un arriba y concepción de la pericóresis entre alma y cuerpo, sin dogmatizar por ello la terapia de la
un abajo, un prius y un posterius, una preordinación y una subordi- Gestalt. Cf. F. S. Perls/R. F. Hefferline/P. Goodman, Gestalttherapie. Lebensfreude und
nación». Al considerar la unidad divina pensamos que no cabe Persónlichkeitsentfaltung, Stuttgart 1979; H. Petzold, Die neuen Korpertherapien, Stutt-
gart 21980; A. Lowen, Bioenergetik. Therapie der Seele durch Arbeit mit dem Korper,
Hamburg 21980; J. O. Stevens, Die Kunst der Wahmehmung. Übungen der Gestalttherapie,
München 71983. Cf. también: H. P. Dreitzel, Der Korper in der Gestalttherapie, en D.
37. J. Moltmann, Trinidad y reino de Dios, Salamanca 21987, 168 ss. Kamper/Chr. Wulf, Die Wiederkehr des Korpers, o. c, 52-67. Utilizo teológicamente el
270 El final de todas las obras de Dios El cuerpo animado 271

bles: la naturaleza, que se hace presente tanto en la estructura genética En la forma vivida, cuerpo y alma llegan a una coincidencia
de un hombre como en la región de la tierra en la que el hombre nace; temporalmente estable, aunque la forma presente en la historia huma-
la sociedad y la cultura en la que crece la persona humana; la historia na una unidad rota, fragmentaria. Cuerpo y alma, interior y exterior
que impregna su origen y condiciona su futuro; y el ámbito de la han sellado una alianza. Han encontrado un cierto equilibrio. Para ver
trascendencia, representado por la religión y por el sistema de valores. este equilibrio desde ambos lados tendremos presente que el cuerpo
Las influencias de estos entornos y las confrontaciones de la persona humano alcanza la conciencia de sí mismo en su alma, y que, por su
humana con ellos perfilan la figura del hombre. Cuando el hombre parte, la conciencia psíquica influye con sus experiencias y acciones en
logra una figura consigue individualidad y socialidad, pues la figura le el cuerpo humano. Aquí es imposible asignar primacías fundamenta-
une con su medio ambiente para constituir una unidad viviente; y le les. El desarrollo de la figura constituye en todo caso la tarea común.
diferencia al mismo tiempo de ese entorno, haciéndole este ser vivien- La conciencia psíquica influye en el cuerpo mediante sus percepciones
te concreto. Una figura es aquella forma del intercambio con los y operaciones, habla con él. Pero el cuerpo dispone también de su
entornos en la que un hombre es identificable, y con la que él puede propio lenguaje corporal con el que habla a la conciencia psíquica. El
identificarse. Por eso está fijado parcialmente, como muestran las cuerpo tiene sus propios recuerdos, que difieren con frecuencia de los
condiciones naturales; y goza de una considerable plasticidad históri- recuerdos conscientes del alma; tiene sus reacciones involuntarias,
ca. Las profesiones, la edad y la historia personal ponen de manifiesto que se desvían a menudo de las reacciones conscientes del hombre y
los variables contactos con el medio ambiente, y hacen patentes que expresan algo distinto. El lenguaje corporal de una figura huma-
también los límites evidentes de la figura concreta del hombre. na es, al menos, tan variado y eficaz como su lenguaje consciente y
La figura del hombre se desarrolla no sólo en las mencionadas verbal. La diferencia entre el lenguaje verbal y el corporal indica que
estructuras externas, sino también en las estructuras internas que se la figura vivida del hombre es casi siempre una figura equívoca. Y
corresponden con ellas y que podemos describir como cuerpo y alma, esto tiene aplicación no sólo en la figura humana de determinadas
consciente e inconsciente, centro y periferia. El hombre configura su personas, sino también en la figura de organizaciones humanas. El
forma incluso en relación consigo mismo. Esa figura nace en el límite lenguaje corporal de la Iglesia, por ejemplo, no siempre coincide
de la diferencia antropológica y lleva constantemente la impronta de completamente con la proclamación verbal de la Iglesia ya sea porque
las dos caras de esa diferencia, incluso si es consciente y deseada sólo no se le ha concedido valor alguno a ese lenguaje o porque no se ha
una cara. Por eso, en la figura vivida de un hombre se compenetran logrado acuerdo alguno en la figura.
siempre cuerpo y alma, consciente e inconsciente, voluntario e invo- Cuestión difícil es la centralización de la persona humana en el
luntario. La figura lograda manifiesta simultáneamente diferencia y campo hombre-entorno y en el campo alma-cuerpo. ¿Cabe partir de
unidad pues ella configura el intercambio y la mutua compenetración. una evidente y fija estructura de subjetividad según la cual el hombre
En cuanto a la figura vivida del hombre no es posible arrancar de un que posee una inteligencia y una voluntad es siempre «dueño de su
dominio unilateral del alma sobre un cuerpo que sirve. Si se determi- propia casa»? ¿Es de verdad el hombre —o sólo por definición— alma
na la diferencia antropológica en la autorrevelación del hombre como que gobierna a un cuerpo que obedece o de otro modo no es hombre?
«alma y cuerpo», entonces el cuerpo conforma «su» alma con igual Si lo es sólo en virtud de esa definición, entonces esta definición es un
fuerza que el alma «su» cuerpo. Este habla constantemente al alma, ideal del hombre; un ideal ante el que fracasa con mucha frecuencia el
como lo inconsciente influye de continuo en lo consciente, como lo hombre real. Si, por el contrario, tenemos presente la persona huma-
involuntario está presente de forma ininterrumpida en todos los actos na en su figura viviente, entonces lo realista será contar con centrali-
voluntarios. Si suponemos una unilateral relación de dominio del zaciones que cambian y se transforman. Es, pues, razonable ver
alma respecto de su cuerpo, reprimimos la capacidad responsorial del ambas cosas, las centralizaciones y las descentralizaciones, las concre-
cuerpo y lo condenamos a la mudez. El cuerpo responde entonces con ciones en un ego determinado y determinante y sus disoluciones.
el entumecimiento y la muerte, asemejándose por completo a la Las centralizaciones son hijas de determinados intereses y repre-
«silenciosa muerte de la naturaleza» en la crisis ecológica. sentan a éstos. Cuando se evapora un interés determinado se distiende
la centralización, y se disuelve la estructura de entendimiento y
voluntad que fue construida para satisfacer el interés. Esto no signifi-
concepto de Gestalt, en el sentido de D. Bonhoef'fer, Etica, Barcelona 1968, 54 ss, y A. A.
van Ruler, Droom en Gestalte, Amsterdam 1947; y Gestattwerdung Christi in der Welt, ca, sin embargo, que esas centralizaciones internas de un hombre sean
Neukirchen 1956. de naturaleza secundaria o caprichosa. La vida humana es siempre
272 El final de todas las obras de Dios El cuerpo animado 273

una vida interesada, una vida participada, una vida aceptada y y confianza son las concreciones de su libertad. Presuponen una
amada. Por eso es imposible una vida humana sin centralizaciones. libertad y la respetan en todo momento.
Pero éstas no son rígidas. No son siempre las mismas por doquier, en
todo momento y en todas las personas. Sin duda, se encuentran casi
siempre insertas en un ritmo de formación y de disolución. Represen- c) Espíritu y figura
tan no una persona abstracta, sino una historia vital y, en cuanto
tales, una persona concreta. El Dios creador llama a sus criaturas a la vida a través de su
Precisamente porque las centralizaciones interiores representan la Espíritu. En ese mismo Espíritu las conserva y vivifica. Esta concep-
historia de la vida de personas concretas es, sin embargo, demasiado ción cósmica del Espíritu abarca también la visión antropológica del
poco verlas nacer y perecer en procesos de «autorrealización»: Espíritu en el hombre. Sin embargo, es imposible exponer la concep-
«Entregarse de manera espontánea a satisfactorios procesos de con- ción antropológica del Espíritu en el hombre sin ese horizonte cósmi-
tacto, permitirlos en su prosecución y dejarlos sueltos en la sacie- co. La moderna concepción del espíritu en el hombre se estrechó e
dad» 41 . hizo unilateral cuando esa concepción perdió de vista al espíritu en la
Precisamente porque el hombre es un ser plástico y sus centraliza- naturaleza y convirtió al espíritu en aquella fuerza que destaca al
ciones oscilan, tiene que hacerse él fiable para los otros y para sí hombre de la naturaleza que lo rodea y lo coloca por encima de ella.
mismo. El hombre es el ser que tiene capacidad para prometer. Puede La moderna concepción del espíritu en el hombre se estrechó y
hacerse, y se hace, «incalculable» para sí mismo y para los otros, unilateralizó en igual medida cuando abandonó la visión del espíritu
como dice el lenguaje de los actuales controladores políticos, pero en el cuerpo y vio en el espíritu sólo aquella capacidad de reflexión
tiene que tratar de hacer unívoca su polisemia constitucional. Se lleva mediante la que el hombre se confronta consigo mismo y puede
a cabo esto en la promesa y en el cumplimiento de ésta, en la fidelidad. distanciarse de su cuerpo. Para reintegrar al espíritu del hombre en el
En la promesa, el hombre se fija, logra una figura determinada y se entorno de la naturaleza y en su corporeidad, tendremos que echar
hace interpelable. En la fidelidad, el hombre adquiere su identidad en mano otra vez del amplio concepto del Espíritu cósmico.
el tiempo en la medida en que recuerda y permite ser recordado, y Hemos dado el nombre de «espíritu» a las formas de organización
tiene presentes sus promesas. En la conexión histórica de la promesa y y de comunicación de todos los sistemas abiertos de la materia y de la
del cumplimiento de ella logra el hombre su continuidad. Y precisa- vida 42 . Se sigue de ahí que la consciencia humana es espíritu reflejo,
mente en esta continuidad encuentra él su vivida identidad: si es fiel a concretamente una toma de conciencia de la organización de su
su promesa, es fiel a sí mismo. Si no mantiene su promesa, será infiel cuerpo y de su alma, y una concienciación de las comunicaciones del
consigo mismo. Pero si mantiene su promesa, logra confianza. Si la organismo humano en la sociedad y en la naturaleza, comunicaciones
rompe, pierde él, en el fondo, su propia identidad y ya no se conoce a imprescindibles para vivir. La corporeidad del hombre es una corpo-
sí mismo. Esta identidad histórico-vital del hombre es caracterizada reidad penetrada, vivificada y acuñada por el Espíritu creador: el
mediante su nombre. La convivencia social consiste en un tupido hombre es un espíritu-cuerpo. La figura del hombre, en la que cuerpo
tejido de promesas y de cumplimientos, de acuerdos y de fiabilidades y alma han llegado a un acuerdo, es una figura formada por el
Y no puede existir sin estas estructuras de la confianza. Cabe entender Espíritu creador: el hombre es una figura-espíritu. El Espíritu que
la organización interna de un hombre como entramado de acuerdos actúa en el cuerpo, en el alma y en la figura viviente de éstos no sólo es
conscientes de sus órganos y de sus acuerdos casi siempre inconscien- un Espíritu creador, sino, al mismo tiempo, un Espíritu cósmico, pues
tes. Si el hombre está de acuerdo consigo mismo, es decir, con las el cuerpo, el alma y la figura de éstos sólo puede existir en un
necesidades y fuerzas de su cuerpo, entonces configura una identidad intercambio natural y social con otros seres vivientes.
y es merecedor de confianza. Pero si está en desacuerdo consigo Todo esto se aplica al hombre y a otros seres vivientes cuando se
mismo, entonces no se identifica consigo y destroza su fiabilidacj habla del Espíritu de la creación, de la conservación y de la evolución.
social. La configuración del hombre debe ser considerada interna v Desde un punto de vista teológico, tenemos que llamar a este Espíritu
externamente como un proceso de fiabilidad y de fidelidad. Tal visión Espíritu y presencia de Dios en su criatura. Sin embargo, según el
no menoscaba en modo alguno la libertad del hombre, pues promesa lenguaje bíblico, esto no es el Espíritu santo. Se da el nombre de

41. H. P. Dreitzel, o. c, 55. 42. Cf. cap. 1, 8 y cap. 4, apartado 5.


274 El final de todas las obras de Dios El cuerpo animado 275

Espíritu santo al Espíritu de la redención y de la santificación, a la


presencia del Dios redentor y recreador. Es el Espíritu de Cristo y el d) Espíritu como anticipación
Espíritu de Dios el que hace que Cristo, el Hombre nuevo, tome
«forma» en los creyentes y en la comunidad de amor (Flp 2, 6). El Todos los seres vivientes que pueden ser descritos como «sistemas
«Espíritu santo» no desplaza al Espiritu de la creación, sino que lo abiertos» existen inmersos en la órbita de su futuro. El ámbito de sus
transforma. El Espíritu santo llega a la totalidad del hombre y abarca posibilidades abiertas y delimitadas por su pasado y por su entorno
sus sentimientos y su cuerpo, asi como su alma e inteligencia. Acuña constituye su futuro. Por consiguiente, sus impulsos, sus percepcio-
de nuevo toda la figura del hombre cuando «configura» (Rom 8,29) a nes, sus formas de comportamiento y sus acciones tienen un carácter
los creyentes con Cristo, el Primogénito de entre muchos hermanos. anticipador. Esta estructura ha alcanzado su desarrollo más amplio
Abarca la totalidad del «cuerpo de la bajeza» para «configurarlo» en el hombre. Por consiguiente, cuando hablamos del espíritu del
(Flp 3, 21) con el «cuerpo transfigurado» del Cristo resucitado que ha hombre no pensamos en su subjetividad reflexiva ni en su identidad
vencido a la muerte. Presentaríamos una visión estrecha y unilateral si fijada, sino que nos referimos a la estructura anticipadora de toda su
relacionáramos las formas de actuación inmediata del Espíritu santo existencia físico-psíquica. Los hombres viven siempre en una determi-
sólo con el alma racional del hombre y con su corporeidad sólo en nada dirección hacia algo que se encuentra más allá de ellos. Por eso
tanto que el alma regida por el Espíritu rige, a su vez, al cuerpo. Allí traspasan constantemente su presente, se proyectan en el marco de las
donde el Espíritu santo comienza a «guiar» (Rom 8, 14) a los hijos de posibilidades abiertas de su futuro y cambian históricamente. Sin
Dios, se convierte en nueva fuerza motriz de toda la vida de éstos. Y duda, se puede considerar al hombre como un sujeto de inteligencia y
entonces da testimonio de la presencia del Espíritu no sólo el lenguaje voluntad. Sin duda, puede el hombre hacerse a sí mismo objeto de su
verbal, racional de los hijos de Dios, sino también su inconsciente conocimiento y de su voluntad. Pero esta subjetividad y esa objetivi-
lenguaje corporal. No sólo las acciones intencionadas y voluntarias dad son formas secundarias de reflexión en el conjunto de su vida
de los hijos de Dios ponen de manifiesto la fuerza liberadora del vivida. Esta totalidad se pone de manifiesto en su orientación hacia el
Espíritu, sino también las acciones y reacciones inconscientes de proyecto de su vida. Como totalidad, recogido y abierto a la vez, el
aquellos. La «redención del cuerpo» de la muerte comienza ya aquí en hombre vive en el proyecto de su futuro. «Esta totalidad es el Espíritu
la liberación del temor que oprime a la corporeidad, y en la liberación como el carácter direccional del hombre» 43 .
de sus necesidades y fuerzas reprimidas. El testimonium Spiritus En su movimiento, en sus intenciones y en su esperanza, el espíritu
Sancti internum hace también que el hombre pueda entregarse al del hombre se manifiesta como su espíritu de vida. En la orientación
instinto, al impulso y a la guía del Espíritu santo: el Espíritu está viva resuenan simultáneamente las diversas cuerdas de su organismo,
presente y actúa también en los sentimientos y en el inconsciente. las físicas y las psíquicas. El hombre se realiza siempre desde su
Pablo acentuó enfáticamente la corporeidad del Cristo presente en dirección. El hombre es deviniendo. Se puede entender al hombre si se
el Espíritu. Al recordar las persecuciones que él había padecido como entiende su meta de vida, su proyecto. La intentio vitalis es la que da
apóstol de Cristo, dice: «llevamos siempre en nuestros cuerpos por sentido a su vida. Cuando ésta sufre desengaños repetidos y frecuen-
todas partes el morir de Jesús a fin de que también la vida de Jesús se tes nacen las enfermedades de orientación. Sin dirección y sin meta, el
manifieste en nuestro cuerpo» (2 Cor 4, 10). A la comunidad griega de hombre se «dispersa», sus sentidos se desintegran y su totalidad se
Corinto escribe Pablo la tesis completamente ajena a la mentalidad descompone. Los hombres reflejan siempre en la figura de sus vidas lo
griega: «El cuerpo (es) para el Señor, y el Señor para el cuerpo... que buscan y lo que desean. La historia de sus vidas está marcada por
Vuestro cuerpo es santuario del Espíritu santo» (1 Cor 6, 13.19). las expectativas de sus vidas. Cuando sus expectativas se desbaratan
La configuración corporal de Cristo y la inhabitación corporal del repercuten negativamente en su afirmación de la vida. Cuando el
Espíritu santo no se «hacen» a través de la inteligencia y la voluntad desengaño ataca a la esperanza esencial de su vida nacen en ellos las
del sujeto humano, sino que se «experimentan» en la entrega de la disensiones que llegan a expresarse con bastante frecuencia en enfer-
totalidad del hombre a Dios. Y los otros la perciben más que el medades físicas.
hombre afectado, pues no «testifica» éste mismo, sino que Dios lo Esta dirección de la vida se pone de manifiesto también en la
convierte en testigo para otros. estructura del pensamiento humano. Todos los actos del pensamiento

43. C. A. van Peursen, Leib. Seele, Geist, Gütersloh 1959, 166.


276 El final de todas las obras de Dios El cuerpo animado 277

humano referidos a la verdad tienen una forma anticipadora. Si parte de la conciencia individual del espíritu y se consideran como
llamamos «razón» a los actos del pensamiento referidos a la verdad, secundarias las relaciones naturales y sociales. Frente a esta errónea
encontramos la esencia de la razón humana en una especie de fantasía interpretación individualista del espíritu hay que afirmar con rotundi-
productiva'*'*. Se investigan y ponen a prueba las posibilidades en dad: espíritu es aquello que acontece entre hombres para promover la
diseños previos, en la anticipación, en las hipótesis de situaciones vida4*.
futuras. De acuerdo con los deseos y temores de la subyacente intentio Friedrich Hólderlin percibió esto con claridad meridiana en los
vitalis se elige después lo que debe acaecer y lo que no debe llegar a comienzos del idealismo alemán:
ser.
Estas anticipaciones se dan no sólo en el limitado campo indivi- Si parte sólo de sí mismo o de los objetos que le rodean, el hombre no puede
dual. Tienen lugar con más fuerza en el ámbito de la comunicación experimentar que hay algo más que una máquina en marcha, que hay un Espíritu,
un Dios en el mundo. Sólo llega a saber esto en una relación más viva, distanciada
social. Aquí se recuerdan, esbozan y realizan proyectos comunes. Las de las necesidades de la vida, en una relación que mantiene con cuanto le rodea.
orientaciones y proyectos individuales de la vida están referidos a los Según esto, cada uno tendría su dios en cuanto que cada uno tiene su esfera en la
comunitarios, que condicionan a aquéllos. Mientras los hombres que actúa y experimenta. Y sólo en la medida en que muchos hombres tengan una
puedan distinguir entre pretérito y futuro y sean capaces de reconocer esfera común en la que actúan y padecen de forma humana, no sojuzgados por las
necesidades de la vida, sólo en esa medida tienen una divinidad común. Y si hay
el espacio abierto de sus posibilidades en la dimensión temporal del una esfera en la que todos viven al mismo tiempo y con la que mantienen una
futuro, podremos entender como «espíritu» la estructura anticipado- relación que no apunta sólo a las necesidades de la vida, también entonces, y en
ra de su organismo y de su organización social. Es posible también esa medida, tienen una divinidad común47.
describir lo que acontece cuando el espíritu desaparece y surgen
situaciones privadas de espíritu: se producen entonces entumecimien- Dios, el Espíritu, es la «divinidad común» que vincula entre sí a
tos que pueden llevar a la muerte individual y colectiva. los hombres para una vida superior y que los convierte en individuos
particulares en esa esfera común. Porque en la medida en que el
Espíritu en el hombre es el «espíritu común» que anima la vida común,
e) Espíritu como comunicación en esa medida da él a cada persona humana concreta la figura y el
derecho a ser peculiar. Socialización e individuación del hombre no
Una vez que hemos designado como espíritu la estructura antici- son conceptos contradictorios. Son las dos caras del diferenciador
padora de la constitución humana, debemos entender también como proceso de vida al que llamamos espíritu.
espíritu su estructura de comunicación, que complementa a aquella. La La «esfera común» en la que la «divinidad comunitaria», el
vida humana necesita de la comunicación natural y social; existe sólo Espíritu, es experimentada nada tiene que ver con la autodisolución
en esa comunicación. Vida es comunicación, vida es intercambio. mística o colectiva de las personas humanas. Por el contrario, está
«Vivimos sólo en el intercambio con lo que no somos; el primer hecha de acuerdos y coincidencias en las que los hombres se convier-
ejemplo es el aire que respiramos»45. Este intercambio crea comu- ten en personas. La comunidad «humana» no es el producto de la
nión, y es posible sólo en la comunión. La vida humana es necesaria- reducción al «mínimo denominador común», sino el fruto de la
mente una vida comunitaria. Ella es comunicación en la comunión. estructuración de complejas formas de organización que permiten y
Vida humana es lo que sucede entre los individuos. Si aislamos la vida conceden a las personas la medida de libertad personal y de configu-
individual de la vida natural y social, la matamos. Por eso, la ración de vida que les competen. Reconocer esto es importante para
participación recíproca forma parte de la definición de la vida huma- la estructura de anticipación de la que hemos hablado. En efecto, las
na. No se entienden correctamente estas conexiones de la vida si se formas de comunicación no pueden reducir los espacios de anticipa-
ción. Una sociedad humana es imaginativa e inventiva en sus perso-
44. G. Picht, Ist Humanokologie moglich?, en C. Eisenbart (ed.), Humanokologie und nas. La reducción de las personas a la condición de ejemplares y de
Frieden, Stuttgart 1979, 91 ss. También W. Pannenberg ha subrayado esto con razón. «representantes» de la sociedad garantiza la reproducción estable de
Últimamente en Anthropologie in íheologischer Perspektive, Góttingen 1983, 501 ss. Ya J.
G. Droysen, Historik (1868), ed. R. Hübner, Darmstadt 41960, 377, decía: «Peroxuando
el espíritu humano avanza presuroso hacia sí mismo o hacia la realidad, entonces se agita 46. Ha subrayado esto con mucho tino J. V. Taylor, The Go-between God. The Holy
en él la idea de Dios». Spirit and the Christian Mission, London 1972.
45. R. zur Lippe, o. c, 31. 47. Fr. Hólderlin, Über Religión, en Werke IV, Stuttgart 1961, 278.
278 El final de todas las obras de Dios El cuerpo animado ,. 279

esta sociedad, pero delimita el futuro de esta sociedad, sus posibilida- vivido. Los hombres se hacen a la vez vivientes y mortales en cada
des de transformación y, a la larga, acarreará la destrucción de la acto de afirmación de la vida.
sociedad misma. «La especie es conservadora. El individuo es el lugar Como hemos mostrado, la doctrina platónica de la inmortalidad
del cambio» 48 . Una sociedad hace experiencias con su futuro en los del alma coloca alrededor del alma un círculo protector contra la
diseños e historias de vida de las personas concretas. La sociedad muerte, pero es sólo el «círculo protector de aquello que todavía-no-
desarrolla su proyecto de futuro colectivo partiendo de la plétora de víve», pues sólo la vida no vivida corporalmente —no la vida vivida
las experiencias practicadas en los proyectos individuales. Por eso, con el cuerpo— resulta inatacable para la muerte corporal. La rela-
toda sociedad rica en ingenio, humana, evolucionará hacia una demo- ción entre vida y muerte se describe de manera completamente
cracia anticipadoray participativa49. El futuro es, en sentido literal, de distinta en el nuevo testamento, concretamente en la parábola del
tales formas sociales. grano de trigo: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
permanece solo, pero si muere da mucho fruto». Lucas dice otro tanto
del alma (vida): «Quien intente guardar su vida la perderá; y quien la
f) Espíritu como sí a la vida pierde la conservará» (17, 33). Y Pablo dice: «Así también en la
resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrup-
La humanidad de la vida humana depende directamente de aquel ción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita
interés vital que hemos llamado amor. Sólo una vida amada es una fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual»
vida humanamente experimentable, como todo niño sabe. Sólo una (1 Cor 15, 42-44)50. En esta imagen, hay que señalar ante todo la
vida amorosa, aceptada y afirmada en el amor es una vida vivida de esterilidad de la vida no vivida y, por consiguiente, tampoco mortal.
manera humana, como sabe toda persona adulta. La vivencia huma- Si el grano de trigo no cae a la tierra, si no se entrega y muere,
na de la vida no es algo que sucede de forma necesaria. El hombre permanece «solo». Permanece estéril. Esto quiere decir que hay una
vive humanamente en la medida en que acepta su vida, la afirma y la muerte antes de la vida. Es la vida retirada, no vivida, no vivida con
anima mediante su amor. En esa afirmación apasionada, el hombre se toda intensidad. Ese quedar solo es la muerte sin sentido, porque está
abre con todos sus sentidos a la dicha de la vida y experimenta la privada de esperanza. Si, por el contrario, se vive la vida con plena
alegría de vivir. Cuanto menores son las reservas y mayor el apasiona- intensidad en la tierra, entonces esa vida se hace vulnerable y mortal.
miento con el que ama la vida, más intensa será también su experien- Pero da fruto mediante su entrega. La muerte que esa vida experimen-
cia de los dolores de la vida. Gracias al amor, tendrá capacidad, al ta es una muerte fructífera y, por tanto, cargada de sentido.
mismo tiempo, para la dicha y para el sufrimiento. Cabe decir esto El misterio de la vida humana es fácil de entender: quien quiere
mismo acerca de la vida y de la muerte: cuanto más vitalmente se conservar su vida y, por esa razón se aferra a ella, ese tal la perderá; y
experimenta la vida, tanto más mortalmente se experimenta la muer- la pierde ya porque se hace incapaz de vivir. Pero quien vive su vida,
te. Sólo una vida con amor es capaz de hacer frente a las heridas que la vive con plena intensidad y la entrega, ese tal la conseguirá; y la
producen los desengaños, la contradicción, la enfermedad y la muer- logra ya porque ese tal se hace viviente. Conservar su vida significa
te. Los hombres experimentan, pues, su condición mortal no lisa y
retirar su alma del cuerpo, desplazar su interés de la vida corporal,
llanamente en la vida misma, sino en la vida amada que ama. Esa es la
vivir girando sobre sí mismo, no osar vivir pues se siente agarrotado
paradoja insoluble de la vida humana: cuanto más se ama, con mayor
intensidad se experimentan ambas cosas: la vida y la muerte. El por la preocupación de tener que morir. Quien se retira sobre sí
Espíritu como amor es el que diferencia así la dicha y el dolor, la vida y mismo de tal manera, ése no llega a ser inmortal, sino que está
la muerte. Cuando, por el contrario, un hombre cerca o asesina en sí muerto. Entregar su vida significa salir de sí mismo, exponerse,
este amor a la vida se insensibiliza frente a la dicha y el dolor. La vida comprometerse y amar. En esta afirmación, la vida se torna humana-
y la muerte le resultan indiferentes. Se hace inmortal, pero jamás ha mente viva. Quien vive de esta manera será mortal, pero muere de una
forma razonable, con sentido. Una vida no vivida no puede morir.
Por el contrario, una vida afirmada plenamente puede morir. El morir
48. R. zur Lippe, o. c, 36. pertenece a la vida vivida; es una parte de ella.
49. Tomo estas formulaciones de A. Toffier, Future Shock, New York 1970, 470 (ed.
cast.: El schock del futuro, Barcelona 21983). Cf. También The Eco-Spasm Repon, New 50. S. Heine, Leibhafter Glaube. Ein Beitrag zum Verstándnis der theologischen
York 1975. Konzeption des Paulus, Wien 1976, esp. 136 ss.
280 El final de todas las obras de Dios Vida en salud y en enfermedad 281
Si experimentamos el Espíritu de la vida en esta afirmación de la acomode a las exigencias de esa sociedad. Esto no quiere decir, sin
dicha y del dolor, de la vida y de la muerte, existe ya en esta vida una embargo, que esas concepciones de «salud» sean sanas. Pueden,
vida inmortal, eterna. No es la vida retirada, no vivida, sino, por el incluso, enajenar al cuerpo humano y hacerlo enfermar. Por el contra-
contrario, la vida vivida con toda intensidad y sin reserva alguna. En rio, las reacciones del cuerpo humano a la medida de la «salud» que se
el antiguo testamento se entiende el Espíritu como la fuerza de vida le impone son frecuentemente sanas, aunque se las etiqueta de «enfer-
divina, el creador Espíritu de vida. En el nuevo testamento se habla del mas». En consecuencia, a la hora de dilucidar el concepto de «salud»
Espíritu santo como de la «fuerza de la resurrección». En esta vida, se no podemos regirnos exclusivamente por el sistema de valores de la
experimenta ese Espíritu creador de vida en el amor incondicional. sociedad respectiva. Además, deberemos tener en cuenta las coinci-
Por eso, el amor sin fronteras está plenamente seguro de la resurrec- dencias y oposiciones de la figura corporal del hombre con su entorno
ción de los muertos. En el espíritu de la resurrección, se experimenta social. Para que el concepto de salud pueda servir a la vida de los
ya aquí, en la vida que lleva a la muerte, la vida eterna: el amor hombres, la «salud» tendrá que ser pluridimensional. Ese concepto
incondicional. Existe una vida eterna antes de la muerte. (iene que ser determinado en el flujo de la historia entre persona y
Una vida vivida en la fuerza divina de la resurrección no muere, sociedad, sociedad y naturaleza, pretérito y futuro, inmanencia y
sino que se transforma por medio de la muerte en la vida eterna transcendencia.
después de la muerte. Porque la vida eterna de Dios revelada en la Sigmund Freud y otros muchos definen «salud» como «capacidad
muerte y en la resurrección de Cristo se manifiesta aquí en la entrega de trabajo y de disfrute». Según esto, se considera que un hombre está
del amor y allí en la resurrección de los muertos. La vida y la muerte enfermo cuando su capacidad laboral está recortada y cuando su
humanas participan de la vida divina y quedan superadas en ella capacidad para disfrutar ha disminuido. Cuando se restablecen am-
(Rom 14, 7-9). Mientras el divino Espíritu de la resurrección está vivo bas capacidades puede ser dado de alta ese hombre; puede ser
en nosotros y lo percibimos está en marcha ya la duración sin considerado como «sano» y poner fin al tratamiento médico. Esta
caducidad, se experimenta la eternidad en el instante concreto. La somera pero generalizada definición de salud concuerda plenamente
vida humana se hace entonces tan intensamente viva, que la muerte con la sociedad industrial, cuyos valores centrales son la producción y
desaparece. Esta experiencia de la vida eterna en el Espíritu de la el consumo. Las sociedades preindustriales tuvieron otras concepcio-
resurrección se refleja a su vez en la experiencia de la vida humana en nes de la «salud», compartidas todavía hoy por sociedades situadas
el espíritu de la afirmación, que conduce a la alegría de la vida y a los fuera del mundo europeo. Se pone claramente de manifiesto tal
dolores de la muerte. La esperanza de la resurrección de la muerte aseveración en la difusión de la medicina occidental en ciertas socie-
permite al hombre vivir y morir por completo ya aquí. La esperanza dades africanas52.
de la transfiguración del cuerpo le da la posibilidad de existir por La Organización Mundial de la Salud ha elaborado una moderna
completo corporalmente. Como afirmaba con razón Hegel, «la vida y ampliada definición de «salud»: «Salud es un estado de bienestar
del Espíritu no es la vida que se asusta de la muerte, sino la que la corporal, psíquico y social; no sólo la ausencia de enfermedad y
soporta y se conserva en ella»51. achaques». Se trata de una definición maximalista. Presenta la «sa-
lud» como un ideal que, al menos en cuanto al «bienestar social», no
afecta exclusivamente a las personas concretas, sino también a la
3. Vida en salud y en enfermedad sociedad en la que viven las personas. Si se utiliza esta medida, muy
pocos son los hombres que alcanzan este ideal; e incluso éstos podrán
No podemos terminar este capítulo dedicado a la corporeidad del considerarse «sanos» sólo en contadas ocasiones. Si aplicamos este
hombre sin acercarnos de manera crítica a la manera de entender hoy criterio a las sociedades humanas, tendremos que convenir en que no
la salud y la enfermedad. La idea de lo que en un determinado existen «sociedades sanas» capaces de garantizar el estado de bienes-
momento se considera en una sociedad como «sano» cambia conside- tar general a sus miembros. Si partimos de este ideal no hay sociedad
rablemente en la historia de las culturas. Refleja el sistema de valores que pueda dar respuesta satisfactoria a las exigencias que los hombres
de la respectiva sociedad y sirve para que el cuerpo humano se concretos formulan al sistema sanitario y a la medicina preventiva.
Nacen entonces valoraciones excesivas de la medicina, y los médicos
51. G. W. F. Hegel, Phanomenologie des Geistes, PhB 114, 29 s (ed. cast.: Fenomeno- se sienten desbordados permanentemente.
logía del Espíritu, México-Buenos Aires 1966).
52. J. C. McGilvray, The Quest for Health and Wholeness, Tübingen 1981.
282 El final de todas las obras de Dios Vida en salud y en enfermedad 283

La «salud» como ideal de un funcionamiento perfecto de los Pero también se puede concebir la salud como una postura
órganos corporales, de una existencia libre de conflictos, y de un —subjetivamente comprobable— del hombre respecto de sus estados
estado de bienestar universal, es toda una utopía, pero no una utopía cambiantes. En esta dirección apuntan las nuevas definiciones de
particularmente humana. Es la utopía de la vida sin sufrimiento, de la salud: «salud designa el proceso de adaptación... la capacidad para
dicha sin dolor y de una comunidad sin conflictos. En el fondo, es la adecuarse al entorno cambiante, para envejecer, para sanar, para
vieja utopía de la vida eterna, inmortal, pues, en definitiva, sólo una sufrir, para esperar con paz la muerte». Salud equivale entonces «a la
vida de tales características merecería el título de «estado de bienes- capacidad para superar de forma autónoma el dolor, la enfermedad y
tar». la muerte» 55 . Dicho de forma más sencilla: «Salud no es la ausencia
Si damos el nombre de «salud» a ese estado, entonces estar sano de trastornos. Salud es la fuerza para vivir con ellos»56. Salud no es
significa ser hombre en el pleno sentido de la expresión. En conse- tampoco un estado de bienestar universal, sino la «fuerza para
cuencia, todo deterioro del estado de bienestar universal deberá ser realizar la propia existencia humana» (salud de tipo B) 57 .
considerado como menoscabo de la condición humana. Cada hombre Si tomamos estas definiciones de salud referidas a la persona,
debe tener, pues, derecho a la correspondiente atención médica. La vemos que existen posturas sanas del hombre (B) respecto de su salud
«salud» se convierte en un derecho humano de cada persona. La salud (A) y de sus enfermedades, y que existen posturas enfermizas del
es de hecho un derecho humano fundamental. Es una parte del hombre respecto de sus estados sanos y enfermos. La fuerza para ser
derecho a la vida, y se esgrime con razón contra el empleo de la hombre se pone de manifiesto en la capacidad del hombre para la
tortura cuando está enjuego la inviolabilidad física y psíquica. Pero el dicha y para el sufrimiento, en la aceptación de la alegría de vivir y de
«estado del bienestar» universal no comprende la fuerza de la homini- la aflicción de la muerte.
dad misma, sino que se limita a fijarla en un estado inalcanzable. Si Cuando se declara como valor supremo de la vida del hombre y de
quisiéramos seguir esa definición de la salud tendríamos que ampliar la sociedad la salud como estado de bienestar general se introduce una
la fisioterapia, la psicoterapia y la terapia social. Y, como punto postura insana, enfermiza, respecto de la salud. Entonces se identifica
imprescindible, tendría que hacer su aparición una terapia política ser hombre y estar sano. Y esto lleva a encerrar las enfermedades en lo
con el fin de hacer posible aquel estado de bienestar. Las sugerencias que se suele llamar vida privada. Conduce a hacer que los enfermos
para ampliar la medicina clínica van por este camino 53 . Pero suscitan desaparezcan de la vida pública. Cuando se idolatra de ese modo el
una contradicción que es preciso sopesar. Esto tendría que conducir a ideal de salud, el hombre queda desprovisto de la verdadera fuerza
la completa enajenación de los hombres para conseguir su propia para ser hombre. Todo padecimiento de una enfermedad grave le
salud. Si el hombre transfiere su salud al sistema sanitario de su provoca una catástrofe, le roba su confianza en la vida y arruina su
sociedad no hace, en el fondo, más que retroceder al estado de autovaloración.
«servidumbre». Por consiguiente, ¿no deberá implantarse —como Si, por el contrario, entendemos salud como la fuerza para ser
reacción para salvar la hominidad— una personalización de la salud hombre, entonces colocamos el ser hombre por encima del estar sano.
socialmente confiscada a fin de poder llamar «sano» en un sentido La salud no es entonces el sentido de la vida humana. Por el contra-
verdaderamente humano al hombre? Si tenemos presente la difusión rio, el hombre tendrá que conservar en los estados sanos y enfermos el
de las enfermedades yatrógenas, la personalización de la salud y una sentido que ha encontrado en su vida. Sólo puede constituir el sentido
mayor responsabilidad personal de cada hombre conduciría más bien del ser hombre aquello que se demuestra como sólido, firme, estable
a su «bienestar». Esta propuesta lleva, sin embargo, a otra definición en los estados sanos y enfermos, así como en la vida y en la muerte.
de salud 54 . Las enfermedades graves llevan con frecuencia a crisis vitales.
Se puede considerar la salud como un estado de bienestar físico, Entendemos por tales crisis las crisis en las que se pone en entredicho
mental y social del hombre objetivamente comprobable (salud de el sentido de la vida. De pronto, el enfermo comienza a no ver un
tipo A). sentido en su vida. La enfermedad le arrebata aquello en lo que se
había cimentado su confianza en la vida. Y reacciona de forma

53. P. Lüth, Kritische Medizin. Zur Theorie-Praxis-Problematik der Medizin und 55. Ibid., 309 (según ed. alemana).
Ge.sundheitssysteme, Hamburg 1972. 56. D. Róssler, Der Arzt zwischen Technik und Humanitát, München 1977, 119.
54. I. lllich, Némesis médica, Barcelona 1975. 57. K. Barth, Kirchliche Dogmatik III/4, 404 ss, remite al psicosomático R. Siebeck.
284 El final de todas las obras de Dios Vida en salud y en enfermedad 285
agresiva contra otros; se encoleriza consigo mismo. Cuando llega a Enfermar significa con frecuencia enterrar las esperanzas. El enfermo
percatarse de que ya no puede poner su confianza en su salud ni puede experimenta entonces la despedida y tiene una experiencia anticipada
basar su propia estima en sus prestaciones, en sus talentos, en sus de la muerte.
ganas de vivir, entonces puede desmoronarse por completo o conse- 4. En la relación con el ámbito de la transcendencia: el sufrimien-
guir la fuerza para una confianza mayor y para un aprecio personal to pone en tela de juicio el sentido y el sinsentido vividos. Los
más profundo. Una crisis vital desatada por una enfermedad grave sufrimientos graves arrojan con frecuencia una vida humana a la
ofrece la oportunidad de desvincular la confianza del corazón de los carencia de sentido. Pero los sufrimientos graves revelan con frecuen-
fundamentos amenazados y desaparecidos y de ponerla en una base cia también el sinsentido de la vida normal. En esta relación, las
firme. Toda autojustificación basada en la vanidad de las buenas enfermedades y el sufrimiento prolongado pueden conducir a la crisis
obras y en el orgullo de los logros personales es sumemente frágil y de la confianza fundamental.
quebradiza pero mucho más perniciosa es la autojustificación basada Se experimenta, pues, la enfermedad como trastorno de funciones
en la confianza en la salud y en el culto angustioso de ésta. orgánicas, como erosión de la propia dignidad personal, como pérdi-
El moderno culto de la salud produce precisamente aquello que da de contactos sociales, como crisis de la vida y como pérdida del
trata de superar, el temor a la enfermedad. En lugar de superar la sentido de ésta. Por consiguiente, la sanación de la persona enferma
enfermedad y los achaques, esboza un estado de bienestar del que son nunca podrá basarse en un planteamiento unidimensional. Deberá
excluidos los enfermos, los minusválidos y los ancianos próximos a la tener en cuenta las cuatro dimensiones humanas descritas. Pretenderá
muerte. En la medida en que los «sanos» se distancian de aquellos, los fortalecer y renovar en esas cuatro dimensiones la fuerza de (para) ser
condenan a la muerte social. Lo que debe servir a la salud de la vida se hombre. Lo que llamamos aquí la «fuerza de ser hombre» es lo que,
convierte en muerte para quienes han sido excluidos de aquella. La en el apartado anterior hemos presentado en la expresión Espíritu
definición de salud dada por la Organización Mundial de la Salud es como afirmación de la vida: el amor.
tan equívoca porque sólo habla de enfermedad y achaques, pero no Resulta difícil definir la vida humana de manera que aspectos
de la muerte. Toda definición de la salud es ilusoria si no habla de la pertenecientes a ella no queden negados o excluidos. El ideal es
muerte. siempre una vida humana que pueda desarrollarse plenamente en
Si partimos de la salud como fuerza para realizar la existencia todas sus vertientes. Para finalizar, tenemos que contentarnos con
humana entonces tendremos que reivindicar esta fuerza no sólo frente unas definiciones mínimas:
a las concepciones ilusorias del moderno culto a la salud, y la Una vida humana es una vida aceptada, afirmada y amada.
descubriremos principalmente en la enfermedad y en la muerte. Para La fuerza de ser hombre reside en la aceptación, en la afirmación y
esto es bueno no considerar la enfermedad en sentido unidimensional en el amor de la vida frágil y mortal.
como trastorno funcional de determinados órganos, sino referirla al Vistos desde esta fuerza para vivir, el morir no es un final ni la
mismo hombre enfermo. Sin duda, determinadas enfermedades son muerte es la «separación de alma y cuerpo» o la total «pérdida de
también trastornos funcionales de determinados órganos, y deben ser relación», sino el paso a otra forma de ser y la metamorfosis en otra
tratadas como tales. Pero las enfermedades graves y prolongadas figura. El hombre no ha sido creado en su corporeidad para sucumbir a
afectan a la totalidad de la persona humana. Afectan a todo el la muerte, sino para ser transformado a través de ella. La esperanza en
hombre al menos en cuatro dimensiones: la resurrección del cuerpo y en una vida eterna redimida responde a la
1. En su relación consigo mismo: el hombre enfermo tiene una creación del hombre por Dios y la consuma. La esperanza en la
nueva experiencia de sí mismo. No está de acuerdo consigo mismo. resurrección es la fe en la creación proyectada hacia adelante^.
Tiene que reencontrarse.
2. En su relación social: estar enfermo significa en la mayoría de
los casos, también, un trastorno de las relaciones sociales, pérdida de
contactos humanos, experiencia de aislamiento, etc. El hombre enfer-
mo tiene que comenzar a emprender su nuevo rol, así como sus
prójimos deben adoptar una nueva actitud respecto de él.
3. En la historia de la vida: la enfermedad y los achaques provo-
can un conflicto entre el proyecto de vida y la experiencia concreta. 58. Hay que fundamentar esto en la cristología y exponerlo en la escatología.
11
El sábado:
la fiesta de la creación

Punto de llegada de toda doctrina de la creación, sea judía o


cristiana, será la doctrina del sábado, pues en el sábado y mediante él
Dios «consumó» su creación. En el sábado y por medio de él conocen
los hombres la realidad en la que viven y la realidad que ellos mismos
son como creación de Dios. El sábado abre la creación a su verdadero
futuro. En el sábado se celebra anticipadamente la redención del
mundo. El sábado es incluso la presencia de la eternidad en el tiempo;
y una degustación anticipada del mundo venidero. Como la obser-
vancia del sábado sirvió a los judíos como signo distintivo en el exilio,
así la doctrina del sábado de la creación se convierte en signo
distintivo de la doctrina bíblica de la creación, diferenciándola de la
visión del mundo como naturaleza. El sábado es el que da a conocer,
santifica y bendice al mundo como creación l.
Resulta sorprendente: en las tradiciones cristianas, sobre todo en
las occidentales, se presenta muchas veces la creación sólo como la
«obra de los seis días». Se descuida mucho, e incluso se llega a pasar
por alto, la «consumación» de la creación mediante el «séptimo día»,
como si cuando Jesús no observa el sábado al sanar enfermos en ese
día derogara y aboliera el precepto del sábado de Israel y el sábado de
1. Bibliografía general: A. Heschel, The Sabbath. Its meaning jor moder man, New
York 1951; Fr. Rosenzweig, Der Slernder Erlosung. DritterTeil: ErstesBuch, Heidelberg
1959, 63-69; K. Barth, Kirchliche Dogmatik III/l, 240-258; E. Stamm, Die Theologische
Begründung des Sabbatgebotes im Alten Testament: ThSt 46, Zürich (1956); H. W. Wolff,
Antropología del antiguo testamento. Salamanca 1975, 185 ss; N.-E. Andreasen, Rest and
Redemption. A study of ¡he biblieal Sabbath, Michigan 1978; A. Szabo, Sabbat und
Sonntag: Judaica 15 (1959) 161 ss; E. Fromm, Die Herausforderung Gnttcs- und des
Menschen, München 1970; W. Rordorf, Sabbat und Sonntag in der Alten Kirche, Zürich
1972; W. Grimm, Der Ruhetag. Sinngehalt einer lángst vergessenen Gottesgabe, Arbeiten
zum Neuen Testament und Judentum, Band 4, Frankfurt 1980; H. Riesenfeld, Sabbat et
jour du seigtieur. New Testament Essays. Studies in memory oj'T. W. Manson, 1959; D. A.
Carson, From Sabbath to Lords Day. A biblieal historieal and theologieai investigation,
Exeter 1982; J. Moltmann, Die ersten Freigelassenen der Schopfung, München 61981; La
celebración de la historia de Dios, en La Iglesia, fuerza del Espíritu, Salamanca 1978.
318 ss.
288 El sábado: la fiesta de la creación La consumación de la creación 289

la creación. Por eso, la teología cristiana ha llegado a concebir a Dios sábado también como la fiesta de la redención. Y si como fiesta de la
sólo como «Dios creador» (P. Tillich). Se sigue de esto que los creación es ya la fiesta de su redención, se entiende que toda la
hombres podrán considerarse imagen de Dios cuando se convierten creación fue hecha a causa de esa redención. «El sábado es la fiesta de
en «hombres creativos». El «Dios que descansa» el sábado, el Dios que la creación, pero de una creación que tuvo lugar a causa de la
bendice y celebra, el Dios que se alegra de su creación y la santifica redención. Es evidente que el sábado está en el final de la creación,
pasa a un segundo plano. En cuanto a los hombres, se llega a como sentido y meta de la creación» (Fr. Rosenzweig)5.
identificar el sentido de su vida con el trabajo y la creatividad. El Señalaremos cada uno de los elementos del sábado que se encie-
descanso, la fiesta y su consiguiente alegría son confinados al ámbito rran en la idea judía de la revelación de Dios. Y después perfilaremos
de lo carente de sentido. los elementos mesiánicos del sábado que se desprenden de la concep-
Tenemos que afirmar de entrada, sin embargo, que la creación y el ción cristiana de la revelación de Dios. Nace de ahí, finalmente, el
sábado constituyen una unidad en las tradiciones bíblicas. No se problema de la conexión del domingo y del sábado, tema descuidado
entiende atinadamente el mundo como creación si no se capta el durante demasiado tiempo.
verdadero sentido del sábado. En la quietud del sábado, los hombres
no intervienen en su entorno con el trabajo, sino que permiten que su
medio ambiente sea por completo creación de Dios 2 . Reconocen la 1. La consumación de la creación
inviolabilidad de la creación como propiedad de Dios, y santifican ese
día mediante su propia alegría por existir como criaturas de Dios en la Según el relato de la creación recogido en el documento sacerdo-
comunión de la creación. tal, la creación del mundo terminó en el sexto día: «Vio Dios todo
La paz del sábado es, ante todo, la paz con Dios, pero ésta abarca cuanto había hecho, y he aquí que estaba muy bien. Y atardeció y
no sólo el alma, sino también el cuerpo; no sólo al individuo, sino amaneció el día sexto» (Gen 1, 31). «Y el día séptimo consumó Dios
también a la familia y al pueblo; no sólo a los hombres, sino también las obras que había hecho» (Gen 2, 2). ¿Qué añade Dios en sábado a
a los animales; no sólo a los seres vivientes, sino también —como la creación «muy buena»? ¿Qué le falta aún a la creación terminada?
dicen los relatos de la creación— la creación entera del cielo y de la ¿En qué consiste la «consumación» de la creación? Consiste en el
tierra. Por eso, la paz del sábado abre también la «paz con la descanso de Dios. Es un consumar mediante el descanso6. Del reposo
naturaleza», por la que se preguntan hoy muchas personas al ver la de Dios brotan la bendición y la santificación del séptimo día. La
creciente destrucción del medio ambiente. Pero no habrá «paz con la obra de la creación se consuma mediante el descanso del creador; la
naturaleza» si no se experimenta y celebra el sábado de Dios. actividad creadora, mediante su bendición; y su trabajo, mediante su
Si repasamos las tradiciones bíblicas de la fe en la creación, santificación del sábado. En Ex 31, 17 se dice lo siguiente como
descubrimos que el sábado no es un día de descanso tras seis días de complemento al descanso de Dios: «... Yahvé... y tomó respiro». Es
trabajo. Veremos, por el contrario, que toda la obra de la creación fue ésta una manera muy peculiar de «consumar» una obra.
hecha a causa del sábado. El sábado es «la fiesta de la creación» (Fr. En primer lugar, vamos a tratar de entender el significado de las
Rosenzweig) -\ A causa de esta fiesta del Dios eterno fueron creados metáforas utilizadas. El llamado «descanso de Dios» es un reposo «de
cielo y tierra, cuanto existe y vive en ella. Por eso, según la historia de 5. Fr. Rosenzweig, o. c. CT. también Berachol 57 b: «El sábado es un sesentavo del
la creación, tras el día viene la noche, pero el sábado de Dios no mundo venidero». Ex. R. 25, 12: «Con que Israel celebrara correctamente sólo un sábado,
conoce la noche, se convierte en la «fiesta sin fin»4. el Mesías vendría inmediatamente».
La «fiesta de la creación» es la «fiesta de la consumación»; de la 6. G. v. Rad, Todavía existe el descanso para el pueblo de Dios, en Estudios sobre el
antiguo testamento, Salamanca 1976, 95 ss; G. v. Rad, Teología del antiguo testamento I,
consumación de la creación, que se lleva a cabo a través de esta fiesta. Salamanca 6 1986: «Al bendecir Dios este descanso, lo situó entre él y el hombre como una
Y puesto que esta consumación de la creación en sábado representa nueva realidad, pasajera e imperceptible para el hombre; pero es un bien de salud». Esta
también la redención de la creación para su participación en la observación es interesante, pero, a mi entender, Dios no santificó el «descanso», sino el
presencia eterna y manifiesta de Dios, haremos bien en entender el «séptimo día» (Gen 2, 3). ¿Creó Dios el «descanso» (menuha) en el séptimo día? A.
Heschel, o. c., 22 dice: «Just as heaven and earth were created in six days, menuha was
2. H. Gese, Zur biblischen Theologie, München 1977, 79. created on the Sabbath». N o supongo con K. Barth, Kirehliche Dogmatik 111/1, 249, que
3. Fr. Rosenzweig, o. c, 65; K. Barth o. c, 242. la «consumación» de la creación consista en esta ulterior creación. Dios no «crea» en el
4. R. Schutz, según una palabra de Atanasio, Tájete soit sansfln, 1969 (ed. cast.: séptimo día. Su menuha consiste más bien en su presencialidad, y, en este sentido, es
Que tu fiesta no tenga fin, Barcelona -M978). «increada».
290 El sábado: la fiesta de la creación La consumación de la creación 291
toda la tarea creadora que habia realizado» (Gen 2, 3). El Creador se Finalmente, Dios «descansa» no sólo «de» sus obras, no sólo en la
distancia de su actividad creadora y se contrapone a sus obras. Con presencia de sus obras, sino también en sus obras. Hace que ellas
ello retorna a sí mismo y se recoge por completo tras haber salido de sí existan en su presencia. Y él está presente en la existencia de ellas. El
en su actividad creadora y de haber estado completamente en su Dios que reposa está totalmente presente como aquél que es en sí
creación. En su actividad creadora, Dios estaba libre para sus obras, mismo, pero está presente con su creación y en su creación. Si Dios
que responden a él. En su reposo sabático, Dios se libera de sus obras encuentra descanso a la vista de las obras de su creación, encuentra
y retorna a sí. ¿Es esto un retorno al ser eterno anterior a la creación también ese reposo en las obras de su creación. De lo contrario, su
del mundo y de los hombres?7 Sin duda, es un cesar de crear y, por existencia infinita le llevaría constantemente más allá de su creación
consiguiente, un sosiego en sí mismo, pero no significa retornar a la finita, y le mantendría en intranquilidad permanente a la vista de su
gloria eterna, completamente independiente del mundo, gloria que creación limitada. El sábado de la creación de Dios encierra en sí el
precedió a la creación y desde la que Dios crea. El Dios que descansa misterio redentor de la inhabitación de Dios en su creación a pesar de
el sábado es el Creador que reposa de su creación. Retorna a sí que Dios está concentrado, completamente en sí y descansa en sí. Las
después de haber creado, pero no sin la creación, sino con ella. Por obras de la creación ponen de manifiesto en las actividades de Dios la
eso su descanso se convierte, simultáneamente, en reposo de su constante transcendencia del Creador del mundo respecto de su
creación, y su complacencia en su creación se convierte en alegría de creación. Pero el sábado de la creación alude a la inmanencia del
las criaturas mismas. Creador en el mundo creado 8 . Dios une en el sábado su presencia
Dios descansa «de sus obras» el sábado, pero con ello reposa al eterna con su creación temporal; y, en virtud de su reposo, está
mismo tiempo a la vista de sus obras. Significa esto que no sólo ha presente con ella y en ella. El reposa completamente en sí mismo, y
creado y hecho su creación, sino que hace que ella exista ante su está completamente presente como él mismo en su creación. El
rostro y coexista con él mismo: un mundo finito, temporal coexiste sábado es el día en que Dios está presente. Por eso, «sábado» es
con el Dios infinito, eterno. El mundo no sólo ha sido creado por también un nombre de Dios.
Dios, sino que existe ante Dios y vive con Dios. Cuando Dios reposa, ¿Qué le falta, pues, a la creación antes del sábado? ¿Qué añade éste
hace que la creación sea lo que es. Cuando Dios reposa, todas las a aquélla? Podemos resumir diciendo: la consumación de la actividad
criaturas vuelven en sí y desarrollan su propia figura. Todas ellas creadora es el reposo; la cosumación del hacer es el existir. La
logran su especial libertad en el reposo de Dios. Cuando Dios «cesa» creación es la obra de Dios, pero el sábado es la existencia presente de
en su actividad creadora y configurad ora, hace que todas las criatu- Dios. La voluntad de Dios se expresa en sus obras, pero la esencia de
ras, cada una a su manera, influyan en él. El recibe la configuración Dios se hace ostensible en el sábado. En sus obras, Dios sale fuera de
vital de cada una de ellas y percibe sus influencias vitales. Cuando sí; en el sábado de la creación, Dios retorna a sí. El misterio del
Dios se distancia de la influencia creativa, se hace sensible a la dicha, sábado es, pues, más profundo que el misterio de la obra de la
al sufrimiento y a la alabanza de sus criaturas. Mediante su existencia creación. Como para Elias Dios estaba presente en el monte Horeb en
y su forma, las criaturas «experimentan» en las obras de la creación el la «voz de un silencio fluctuante» (Buber), así está presente en la
poder y la sabiduría de Dios. Pero, en el sábado, el Dios que reposa quietud del sábado. Las obras de la creación muestran a Dios de
comienza a «experimentar» a sus criaturas. El Dios que reposa a la forma exotérica e indirectamente como el Creador. Pero el sábado
vista de su creación no domina el mundo en ese día, sino que «siente» revela esotérica y directamente al Dios eterno —en su reposo y en su
el mundo: permite que cada una de sus criaturas le afecte. Acepta silencio— como el Dios que descansa en su gloria. Podemos consig-
como su propio entorno la comunidad de la creación. Dios, en su nar la creación como revelación de las obras de Dios, pero el sábado
reposo, está próximo a cada movimiento de sus criaturas. Esta su es el que revela a Dios mismo. Por eso, las obras de la creación
proximidad sabática no neutraliza las tensiones existentes en la crea- desembocan en el sábado de la creación. Por eso el reino de la gloria
ción, ni elimina las posibles rebeliones de las criaturas contra su comienza con el sábado de la creación: la esperanza y el futuro de
Creador y contra sí mismas, sino que empuja hacia transformaciones todas las criaturas. Porque el sábado de la creación es el sábado de
que conducen a la perfecta correspondencia y cognoscibilidad. Con el
sábado de Dios comienza la historia del Creador con el mundo y del 8. K.. Barth, o. c, 244 s: «Dios... se ha hecho a sí mismo mundano y humano; se ha
unido en un acto temporal con el ser, con el sentido y curso del mundo, con la historia del
mundo con Dios. hombre... Ha comprometido y puesto enjuego su propia gloria». A. Heschel, o. c, 60;
«The Sabbath is the presence of God in the world».
7. K. Barlh, o. c, 242.
292 El sábado: la fiesta de la creación La consumación de la creación 293

Dios y su gloria eterna se hace presente en su descanso, por eso cada creación. Porque el día séptimo es para toda su creación y para todas
sábado humano se convierte en un «sueño de la consumación» (Fr. sus criaturas, Dios comunica la bendición del sábado, mediante su
Rosenzweig)9, y el reposo del hombre de sus obras humanas se presencia reposante, a todo cuanto ha creado.
convierte en signo de la fiesta eterna de la gloria divina. El sábado no Todas las criaturas logran su propio reposo en el descanso de
es un día de la creación, sino el «día del Señor». Dios. En la presencia de la existencia de Dios radica la bendición de la
existencia de todas las criaturas. El Creador llamó del no ser al ser a
todo cuanto existe. La amenaza de no ser pende sobre todo lo creado,
2. La bendición de la creación
pues puede convertirse de nuevo en nada. Por eso se encuentra
inquieto todo cuanto existe, y busca un lugar donde la amenaza no
Dios bendijo el sábado porque «en él cesó de toda la tarea
pueda alcanzarlo; por eso anda tras un «lugar de reposo». No sólo el
creadora que había realizado» (Gen 2, 3). Según el escrito sacerdotal,
«corazón» del hombre está «intranquilo en nosotros hasta que des-
la bendición es siempre algo que se añade a la creación10. Tras la
canse en ti», como decía Agustín, sino que toda la creación está llena
creación de los monstruos marinos (Gen 1, 22) y después de crear al
de esa intranquilidad y se transciende a sí misma en la búsqueda del
hombre (Gen 1, 28), Dios imparte la bendición, a la que se une
reposo, de la tranquilidad en que pueda permanecer.
inseparablemente el mandamiento de fecundidad. La creación de los
seres vivientes es obra exclusiva de Dios, pero la fecundidad y El ansiado y buscado lugar de reposo no es el más allá, el cielo o
multiplicación de los seres vivientes procede de las virtualidades Dios mismo, como han afirmado siempre la gnosis y los místicos, sino
propias de éstos. Según el lenguaje del autor, esto no es una «conti- el sábado de Dios. Todas las criaturas encuentran su albergue en la
nuación de la creación» (procreatio), sino la reproducción propia de presencia de Dios, reposante e inmediata. En la presencia reposante
estas criaturas. El Creador imparte para ello su bendición, afirma la de Dios todas las criaturas encuentran el fundamento que las sostiene.
potencia de estas sus criaturas y acepta la multiplicación autónoma de El sábado preserva a las criaturas de la aniquilación y hace que su
éstas. Hace que lo consigan y las cualifica con su presencia. inquieta existencia rebose dicha de la presencia del Dios eterno. En el
sábado, todas las criaturas encuentran su «lugar» en el Dios presente.
Pero el sábado Dios no bendice a ser viviente alguno, sino que
La creación fue hecha «de la nada»; fue creada «para el sábado». Por
otorga su bendición a un tiempo, al día séptimo. Y esto resulta
eso ella existe en el sábado «en» la presencia de Dios. La bendición del
extraño, pues el tiempo no es un objeto ni algo que se encuentra frente
sábado significa que esa bendición no viene de la actividad creadora,
a Dios. Un tiempo es algo invisible. No podemos hacernos una
sino del descanso de Dios; no viene de un hacer de Dios, sino a través
imagen de él. Además, en nuestra concepción humana, un tiempo es
de su existencia. Por eso, Dios no imparte su bendición sabática a esta
algo pasajero, no podemos detenerlo. ¿Qué significa el hecho de que
o a aquella actividad de sus criaturas, sino a la totalidad de su
Dios bendiga un tiempo, el día séptimo? ¿Cómo hay que entender ese
existencia. Porque las criaturas pueden estar plenamente en la repo-
tiempo bendito?
sante presencia de Dios, en la bendición del sábado se abre sin
La bendición del sábado se diferencia de la bendición de los seres
impedimento ni sombra la alegría existencial de todas las criaturas. Y
vivientes creados en que Dios lo bendice mediante su reposo, no a
esto convierte al reposo sabático en modelo de la redención, lo que la
través de su actividad. Por eso no cabe esperar que algo creado
Carta a los hebreos llama «entrar en su descanso» (Heb 4, 9-10): «Por
incremente su potencia mediante la bendición, ni que el éxito corone
tanto es claro que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios.
la actuación de ese algo creado. La bendición con motivo del reposo
Pues quien entra en su descanso, también él descansa de sus trabajos,
del sábado y a causa de él constituye algo incomparable y único. El
al igual que Dios de los suyos». También el Apocalipsis (14,13) habla
Creador no comunica aquí una determinada propiedad a su criatura.
de los «muertos dichosos»... «que descansan de sus fatigas, porque
El Dios que reposa comunica aquí al día de su descanso la fuerza para
sus obras les acompañan».
que todas sus criaturas consigan el descanso. Dios califica este día
mediante su presencia plena, pero reposante. El descanso del sábado Dios no bendice a una de sus criaturas, sino a un día. Al bendecir
(menuha) es una gracia increada de la presencia de Dios para toda la al séptimo día, lo convierte en bendición para todas sus criaturas, que
viven ese día. De esa manera, la bendición del sábado se hace
9. Fr. Rosenzweig, o. c, 68.
universal, mientras que la bendición de esta o de aquella criatura es
10. Cl. Westermann, Génesis, Biblischer Kommentar Altes Testaments, Neukirchen particular y especial para la criatura en cuestión.
1974, 230 ss.
294 El sábado: la fiesta de la creación La santificación de la creación 295

Dios ha creado todas las cosas en combinación binaria, dice un schel? ¿Es el sábado la catedral judía, el monte judío de los dioses?
viejo dicho judío: día y noche, cielo y tierra, luz y oscuridad, hombre y Los espacios, los ámbitos y los sectores se reparten según el poder y la
mujer, y otras muchas cosas. Sólo el sábado está sin segundo miem- riqueza, pero el tiempo es igual para todos, pues el tiempo está ahí
bro, es un día impar. ¿Dónde está su compañero? Según este tipo de para todos. En el tiempo se tocan, según una concepción arcaica, el
reflexión, el sábado de la creación es un «día impar» porque se refiere cielo y la tierra. En el tiempo se tocan, según una concepción judía, la
a toda la obra de los seis días. Es el día de todos estos días de la eternidad y el tiempo. Al santificar el sábado se santifica un tiempo
creación. La bendición de este séptimo día lo convierte en bendición que está ahí para la creación entera. Cuando se celebra el sábado, se le
de todos los días de la creación. celebra para todas las criaturas. La orientación primaria por el
El sábado del tiempo humano —dice el viejo dicho judío sobre su tiempo, fundada mediante la santificación del sábado, resulta sensa-
existencia impar y especial— se refiere a Israel. El sábado es «la cional para los pueblos que orientan sus culturas por espacios sagra-
hermana de Israel» e Israel es «su hermano». El sábado es la «novia dos y ámbitos de dioses.
de Israel»: «¡Ven, novia! ¡Ven, reina sábado!». Sin embargo, Israel Otras religiones representan lo divino en imágenes. Israel lo repre-
celebra en su histórica celebración del sábado el misterio del sábado senta en el tiempo: el sábado es una presencia de Dios sin imágenes.
de la creación, como expresan las oraciones de la víspera. Israel Otras religiones representan la cosmogonía en dramas ciáticos; Israel
experimenta y difunde —mediante la celebración del «séptimo día»— no conoce imitación alguna de la creación. Sabe tan sólo de la
la bendición de toda la creación a través de la presencia reposante de participación en el descanso de Dios tras la creación, mediante la
Dios, que presta consistencia a todas las cosas. Por eso el sábado de santificación del sábado. La quietud del sábado se contrapone diame-
Israel tiene dimensiones cósmicas y comprende a Israel en la creación tralmente a todas las concepciones e imitaciones cúlticas de luchas de
lo mismo que fundamenta a Israel en su existencia especial. dioses de las que nace el mundo. «Como el espacio cerrado, lleno de
forma, es la esfera griega de la verdad, así la esfera de la verdad de
Israel es el tiempo que fluye, abierto, sin forma. Allí, el ciclo del
3. La santificación de la creación
cosmos que retorna sobre sí, aquí la línea de la creación que avanza
hacia el infinito; allí, el mundo de la visión, de la contemplación; aquí,
Dios santifica el sábado porque en él cesa de cuantas obras había
el mundo de la audición, de la percepción; allí, imagen y analogía;
creado y hecho (Gen 2, 3). Y las tradiciones bíblicas utilizan aquí por
aquí, decisión y obra... En el espacio hay presente y recuerdo; en el
primera vez el término «santificar», que significa seleccionar, delimi-
tiempo, peligro y esperanza». Así describe atinadamente Margarete
tar para sí, declarar algo como propiedad personal e intangible11.
Susman esta singular «religión del tiempo» 13 .
Curiosamente, ese término no se aplica a una criatura ni a un espacio
de la creación, sino a un tiempo, al séptimo día. Cabe señalar de Las fechas de las fiestas de la naturaleza constituyen los hitos del
nuevo que toda santificación de una criatura o de un espacio sería calendario de lasfiestasjudías. La siembra y la recolección, el comien-
algo particular, mientras que la santificación del sábado redunda zo o terminación del verano o del invierno llenan esas fiestas con el
favorablemente para todas las criaturas en el séptimo día, por lo que recuerdo de los acontecimientos de la historia de la salvación a los que
es universal. Israel debe su existencia y su llamamiento. En la teología veterotesta-
mentaria se ha subrayado frecuentemente este hecho peculiar en el
Pero la santificación de este tiempo es singular además por otra
paso de la vida nómada a la vida sedentaria en la tierra de promi-
razón. De la santificación no de un ámbito, de un monte o de un
sión 14. Pero el sábado está no sólo en la historia de la salvación —la
lugar, sino de un tiempo nace una peculiar visión del mundo: se ve el
interpretación del maná (Ex 16) es posterior—, sino ya en el plan de la
mundo preferentemente en el tiempo, en acontecimientos, en cadenas
creación misma. Por eso el sábado es, frente a todas las demás fiestas,
de sucesos, en generaciones e historias, no en espacios y ámbitos. ¿Es
el tiempo más sagrado de Israel. La redacción deuteronómica (Dt 5,
«el judaismo la religión del tiempo»12, como afirmó Abraham He-
15) fundamenta la observancia del mandamiento del sábado en la
11. Cf. art. Heiligung, RGG m i , 177-182. tradición del éxodo: «Acuérdate de que fuiste esclavo en el país de
12. A. Heschel, o. c, 8: «Judaism teaches us to be attached to holiness in time, to be
attached to sacred events, to learn how to consécrate sanctuaries that emerge from the 13. M. Susman, Das Buch Hiob ünddas Schkksal desjüdisehen Volkes, Zürich 1948
magnificent stream of a year... The main themes of faith he in the realm of time. We 16.
remember the day of the Exodus from Egypt, the day when Israel stood at Sinai; and our 14. G. v. Rad, Teología del antiguo testamento II, Salamanca 51984, 147, habla de
Messianic hope is the expectation of a day, of the end of days». una «historización» de las fiestas agrarias cananeas.
296 El sábado: la fiesta de la creación La santificación de la creación 297

Egipto y de que Yahvé tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso porque la existencia misma es grandiosa. Los interrogantes referidos
brazo; por eso Yahvé tu Dios ta ha mandado guardar el día del a las posibilidades del hacer y a la utilidad palidecen ante la belleza de
sábado». Pero la redacción sacerdotal (Ex 20, 11) basa el sábado todas las criaturas, que tienen sentido en sí mismas.
mismo en la historia de la creación: «... y el séptimo descansó; por eso Santificar el sábado significa liberarse del afán de conseguir la
bendijo Yahvé el día del sábado y lo hizo sagrado». La diferencia y los dicha, y de la voluntad de hacer cosas. Significa estar por completo en
paralelos de la fundamentación del sábado y del precepto sabático la presencia de Dios. Sólo mediante Dios, mediante la gracia, median-
sitúan la experiencia del éxodo y la fe en la creación en una única te la confianza se santifica el sábado. Podemos considerar el reposo
perspectiva. Y ponen claramente de manifiesto que el Dios del éxodo sabático como la doctrina judía de la justificación. Quien contemple a
es el Creador del mundo y viceversa. Israel en el día sabático no podrá reprocharle una justificación por las
El sábado tampoco guarda relación alguna con la luna. Por obras. En esa misma línea, se puede concebir la doctrina cristiana de
supuesto que la semana de siete días es conocida también por otros la justificación como el «descanso sabático» cristiano.
pueblos, pero el sábado no está marcado por ciclo alguno de la Lo que los catecismos reformados de los siglos XVI y XVII
naturaleza sino únicamente por la historia de la creación. El sábado es señalan como finalidad del hombre, vale especialmente para el sába-
el tiempo más sagrado de Israel porque fue el primero que Dios do: «To glorify God and to enjoy him forever». Y porque esto vale
santificó: santo es Dios mismo y santo es su nombre; está santificado expresamente para el sábado, empapa también toda la vida cotidiana
el sábado, el pueblo y, finalmente, la tierra de Israel. La santificación y laboral en el mundo.
se da por ese orden. El sábado se encuentra delante del pueblo y de la El mandamiento del sábado divide el tiempo humano. Introduce
tierra. interrupciones, intervalos y ritmos en la experiencia humana del
La exposición del mandato de guardar el sábado (Ex 20, 8-11) es tiempo. Y esto mismo hacen todas las restantes fiestas que dividen el
mucho más extensa que la de los restantes mandamientos. Por eso se tiempo. Peculiar del mandamiento del sábado es el recuerdo del
considera esta precepto como el más importante 15 . Porque Dios sábado eterno de Dios en la creación, que constituye el fundamento
santificó el día del sábado a causa de su reposo de la creación, del mandato de santificar el sábado, y la promesa del sábado eterno
también el pueblo tiene que santificarlo. Todos tienen que santificar- del tiempo mesiánico. El sábado se encuentra, pues, formalmente en
lo, los padres y los hijos, los señores y los esclavos, los hombres y los el ciclo del tiempo humano, pero interrumpe con su contenido el
animales, los nativos y los forasteros. El sábado es un orden de paz renacimiento del tiempo natural al ofrecer una prefiguración del
para cada uno. No se puede celebrarlo y disfrutarlo a costa de nadie, tiempo mesiánico. El sábado está en el ciclo del tiempo semanal y es,
sino junto con todos los demás. Aunque los hombres deban «domi- en virtud de la promesa que cumple a modo de anticipación, la señal
nar» (Gen 1, 27) sobre los animales, también éstos tienen que disfru- de la futura liberación del ciclo del tiempo. El sábado está en el
tar del sábado. En tiempos posteriores se extenderá el año sabático tiempo, pero es más que el tiempo porque contiene y encierra una
también a la tierra: el hombre no cultivará la tierra durante un año plétora eterna de sentido.
(Lev 25, 11). Los hombres santifican el sábado cesando de toda
«obra» y reconociendo la realidad como creación de Dios, de la que, Al interrumpir durante todo un día la intervención en la naturaleza se elimina el
ante la que, y en la que Dios descansó. Son imagen de Dios los tiempo. Donde no se da transformación o cambio, cuando no se trabaja, cuando
hombres que reposan el sábado y están completamente presentes en el hombre no interviene para nada, no hay tiempo. En lugar de un sábado en el
que el hombre se postra profundamente ante el Señor del tiempo, el sábado
su descanso. Como el sábado está «santificado» por la presencia bíblico simboliza la victoria del hombre sobre el tiempo. Se suspende el tiempo, y
reposante de Dios, así los hombres santifican el sábado reflexionando la vida es reina y señora del sábado 16 .
sobre su existencia y dando gracias por ella.
La existencia precede a la actividad. El obrar termina, pues, en el La idea del sábado de Dios en la creación y la promesa del tiempo
estar presente. La existencia reposante, que ha encontrado consisten- mesiánico trascienden en el sábado y hacen saltar en ese día la ley del
cia en la presencia de Dios, es superior a la actividad. La celebración tiempo. Y eso convierte al sábado humano en el ritmo de la eternidad
del sábado lleva a una mayor capacidad para percibir la belleza de en el tiempo y en el presente del futuro mundo de la gloria en la
todas las cosas, de la comida, del vestido, del cuerpo y del alma, historia.

15. A. Heschel, o. c. 16. E. Fromm, o. c, 200.


298 El sábado: la fiesta de la creación La fiesta de la redención 299

Israel ha ofrecido a los pueblos dos arquetipos de la liberación: el obra realizada. El sábado se puede decir: «Un final feliz compensa de
éxodo y el sábado. El éxodo de la servidumbre a la tierra de la libertad todos los sinsabores». La consumación de la obra y el agradecimiento
es el símbolo eficaz de la libertad exterior. El sábado es el símbolo por los dones del Creador y por la bondad de su creación resuenan en
pacífico de la libertad interior. El éxodo es la experiencia fundamental la celebración judía del sábado. La celebración judía del sábado
de la historia de Dios. El sábado es la experiencia fundamental de la transmite la sabiduría de la existencia y de la edad. Cabe aplicar al
creación de Dios. El éxodo es la experiencia fundamental del Dios que sábado la famosa imagen de Hegel con la que este autor describió la
actúa. El sábado es la experiencia fundamental del Dios que existe. esencia de la filososfia: «Aparece como la idea del mundo sólo cuando
Ningún éxodo político, social y económico de la opresión, del désela- la realidad ha llevado a cabo su proceso de formación y lo ha
Sarniento y de la explotación lleva verdaderamente a la libertad de un terminado... La lechuza de Minerva remonta el vuelo cuando cae el
mundo humano sin el sábado, sin la omisión de toda obra, sin la ocaso» 18.
quietud que halla reposo en la presencia de Dios. Inversamente, los Pero en esta vertiente retrospectiva y tranquilizadora del sábado
hombres jamás encuentran la paz sabática en la presencia de Dios si se esconde también una inaudita promesa de futuro, porque el sábado
no se liberan de la dependencia y de la opresión, de la inhumanidad y abre toda la creación al venidero reino de Dios. Precisamente por eso
de la impiedad. El éxodo y el sábado forman, pues, una unidad todas las esperanzas mesiánicas y escatológicas de Israel y del cristia-
indivisible. Se complementan mutua y necesariamente. Se desfiguran nismo se han encendido y orientado siempre en el sábado. El sábado
y no conducen a la libertad cuando se separan y sólo uno de ellos pasa de Israel se futurizó y universalizó en las esperanzas mesiánicas y
a ser el fundamento de la experiencia de la libertad. escatológicas. El «sábado eterno» se convirtió en polo de todas las
revelaciones históricas de Dios, en compendio y prototipo de todas
las redenciones históricas de los hombres. En el «sábado eterno» se
4. La fiesta de la redención vio la redención de todo el cosmos en la presencia manifiesta de Dios.
Se puede ver claramente este camino ya en la evolución veterotesta-
Hay que entender el sábado como la consumación de la creación. mentaria del sábado.
Esa consumación se lleva a cabo mediante la reposante presencia del Según Ex 20, 8-11, la santificación del sábado consistirá en no
Creador en su creación. Esta presencia de Dios es la primera revela- hacer trabajo alguno el día séptimo, tras seis días de trabajo. El
ción de Dios en su creación. No es una revelación creadora, sino descanso sabático tiene que ser observado por toda la casa, también
reposante; no es una revelación indirecta, mediata, sino directa e por los forasteros. En el día séptimo de cada semana se restablece y
inmediata. Si tomamos conjuntamente el sábado como consumación celebra la creación.
de la creación y como revelación de la reposante existencia de Dios en Existe una correspondencia entre el sábado semanal y el año
su creación, ambos elementos del sábado apuntan, por encima del sabático. Según Lev 25, 1-7, tras la entrada en la tierra prometida, «la
sábado mismo, a un futuro en el que la creación y la revelación de tierra tendrá también su descanso en honor de Yahvé». Tras seis años
Dios se convierten en una misma cosa. Esto es la redención n . Debe- de cultivo, la tierra descansará el séptimo año. En ese séptimo año
mos entender, pues, la redención como el «sábado eterno» y como la «no sembrarás tu campo ni podarás tu viña». «Aun en descanso, la
«nueva creación» simultáneamente. Si «toda la tierra está llena de su tierra os alimentará a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu jornalero, a tu
gloria» (Is 6, 3), si Dios «será todo en todos» (1 Cor 15, 28), si Dios huésped y a los forasteros que residen junto a ti». En este año sabático
«habitará» (Ap 21, 3) en toda su creación, entonces creación y de la tierra se ve claramente que el sábado no es sólo una fiesta de los
revelación son de hecho la misma cosa. Dios se manifiesta entonces en hombres, sino la fiesta de toda la creación. En el año séptimo guarda
toda la creación, y toda la creación es la revelación y el espejo de su fiesta la tierra.
gloria: eso es el mundo redimido. Con este año guarda correspondencia el año del jubileo. Según Lev
Sin duda, tanto el sábado de la creación de Dios como el precepto 25, 8-55, tras siete veces siete años, resonará la trompeta el día de la
del sábado impuesto a Israel encierran, ante todo, una significación reconciliación. Su clamor se extenderá por todo el país, y proclamará
retrospectiva. El sábado viene tras seis días de trabajo y corona la el año quincuagésimo como el «año de la liberación». Se santificará
restableciendo la originaria justicia de la alianza de Dios en su pueblo:
17. Fr. Rosenzweig, o. c, 68, ha llamado la atención sobre esta dialéctica: «¿Qué
otra cosa sería, pues, la redención sino la mutua reconciliación de revelación y creación'?». 18. G. W. F. Hegel, Vorrede zur Philosophie des Rechts, XXVF
300 El sábado: la fiesta de la creación Jesús y el sábado 301

«Cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su A esto alude, finalmente, también la especulación apocalíptica de
familia». Se recuperarán los bienes vendidos y se borrarán las deudas. las siete épocas del mundo. Según Dan 9, 24-27, ya el babilónico
Cada miembro del pueblo recobrará la libertad. Se restablecerá Sanedrín (97 a) habló de un «sábado del mundo» en la última época
también la libertad de todo forastero. En este año jubilar se celebrará del mundo. El Enoc eslavo 33, 1 ss amplió más esta idea. En la escuela
también el sábado de la tierra: «No sembraréis ni cosecharéis. Come- de Elias se llegó, incluso, a enseñar: «Hay tres épocas: dos mil años de
réis lo que dé la tierra». Lo peculiar de ese año parece consistir en que caos, dos mil años de tora, dos mil años de Mesías, y después el fin: el
los hombres cumplan los preceptos y las normas de Dios en el pueblo; mundo que es solo sábado, el descanso de la vida eterna». Esta
y que esas normas y preceptos se impongan a la creación, a los proyección mesiánica de la historia hacia el sábado escatológico
forasteros, a los animales y a la tierra por medio del pueblo. influyó con fuerza en la teología cristiana de la historia en la edad
La historia no nos ofrece informaciones para responder con media; y, a través de Joaquín de Fiore ha marcado al mesianismo
certeza a la pregunta de si Israel estuvo alguna vez en condiciones de histórico en el moderno pensamiento europeo.
celebrar sin impedimento alguno un año sabático o incluso un año
jubilar. Quizás haya constituido esto un fundamento externo para la
visión profeticadel sábado mesiánico. Is 61, 1-11 espera que el profeta 5. Jesús y el sábado
mesiánico convocará el año jubilar escatológico: «... a anunciar la
buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones Las teologías del nuevo testamento y las cristologías dogmáticas
rotos; a pregonar a los cautivos la liberación, y a los reclusos la suelen tratar la postura de Jesús respecto del mandamiento del
libertad; a pregonar año de gracia de Yahvé, día de venganza de sábado y de la halajá rabínica del sábado en el capítulo «Jesús y la ley
nuestro Dios». Cuando venga ese Mesías profético, irrumpirá el del antiguo testamento»20. De ordinario se toman como puntos de
tiempo mesiánico; y se presenta ese tiempo mediante la imagen del partida los textos sinópticos en los que se recogen las discusiones de
sábado. Esto, por lo que respecta al año jubilar, significa que el Jesús sobre el sábado, textos en los que el Mesías justifica su peculiar
tiempo mesiánico traerá la liberación a los oprimidos y la justicia de postura frente al sábado: «Jesús quebranta el sábado mediante un
Dios se hará presente en todas las cosas. En cuanto al año sabático, comportamiento demostrativo»21. «Jesús rechaza la halq/á del sába-
esto significa que el tiempo mesiánico hará posible la libertad de la do» 22 . Jesús curaba en sábado y permitió que sus discípulos cogieran
tierra y la alimentación adecuada de todos los seres vivientes. Final- espigas. Los evangelios apuntan algunas razones para este comporta-
mente, con respecto al sábado significa que la tranquilidad y la paz se miento: 1. «El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el
expandirán en la presencia de Dios. sábado» (Me 2, 27). 2. «El Hijo del hombre es señor del sábado» (Me
Y ese sábado mesiánico será un sábado sin fin (Jb 2, 19-24). Así 2, 28).
como la nueva alianza es eterna, ese sábado también será eterno. El También la exégesis rabínica sabía que el sábado está ahí «para el
sábado mesiánico del mundo se corresponderá escatológicamente con hombre». Cuando la vida está en peligro, como en las luchas del
el originario sábado de Dios en la creación. Cada sábado celebrado en tiempo de los macabeos, se está dispensado de la obligación del
el tiempo tiene un final. Aquel día de fiesta se convertirá de nuevo en sábado. Pero Jesús no sanó a los enfermos en sábado para librarlos de
un día cotidiano. Por eso Fr. Rosenzweig ha llamado al sábado perder la vida. ¿Intenta Jesús simplemente poner el mandamiento del
semanal «sueño de consumación, pero sólo un sueño» iq . El día del amor por encima del precepto del sábado, como Me 3, 4 da a
sábado, el año sabático y el año del jubileo apuntan, por encima del entender? ¿Funda «el mandamiento del amor como ley de vida de la
tiempo histórico, al tiempo mesiánico. Sólo el sábado escatológico se soberanía regia... la crítica de Jesús al derecho divino del viejo eón»,
convertirá en la «fiesta sin fin» y consumará el sábado de la creación como afirma Joachim Jeremias? 2Í . ¿Libera del mandamiento concre-
de Dios y las fiestas sabáticas celebradas por Israel en el mundo. Si el to el «seguimiento de Jesús», abóle ese seguimiento como cumpli-
sábado histórico es «el sueño de consumación», entonces ese sábado
mesiánico, ese sábado eterno, es ciertamente «la consumación del 20. Tomamos aquí como ejemplos a J. Jeremias, Teología del nuevo testamento,
sueño» de Israel. Salamanca 51985, 240 ss y a L. Goppelt, Theologie des Neuen Testaments, Góttingen
M978, 144 ss.
21. L. Goppelt, o. c, 144.
22. J. Jeremias, o. c, 244.
19. Fr. Rosenzweig, o. c, 68. 23. J. Jeremias, o. c, 250.
El domingo, la fiesta del comienzo 303
302 El sábado: la fiesta ele la creación
que el sábado de Israel es una pregustación incomparable. En la
miento total de la exigencia de Jesús el sábado, tal como opina predicación del Reino cercano, proclamación hecha por Jesús, toda la
Leonhard Goppelt? 24 . vida se convierte en fiesta sabática.
Es atinado considerar la postura de Jesús respecto del manda-
miento del sábado en conexión con su misión mesiánica. Pero sería 6. El domingo, la fiesta del comienzo
erróneo pensar que su postura frente al mandamiento del sábado
refleja la libertad de los cristianos venidos de la gentilidad frente al
Las raíces del día festivo cristiano se hunden en los primeros
mandamiento del sábado mantenido por los cristianos provenientes
momentos del cristianismo. Sin embargo, este día no tenía allí un
del judaismo. Sorprende que se trate de considerar la «postura de
Jesús respecto del mandamiento del sábado» partiendo no de su nombre propio. Siguiendo el cómputo judío, se le entendió como el
predicación del sábado mesiánico sino del mandamiento del amor o «primer día de la semana» (Hech 20, 7; 1 Cor 16, 2; Me 16, 2; Jn 20,
del seguimiento. Jesús no proclama una ética superior, sino que 1.19). Tal vez se utilizó en Siria la nueva denominación griega «día del
anuncia el ya cercano reino de Dios, cuya peculiar proximidad él hace Señor» (Ap 1, 10; Did 14, 1; Ign Magn 9, 1). La sorprendente
creíble mediante los signos del tiempo mesiánico: «los ciegos ven, los expresión «el día octavo» es empleada por primera vez en el siglo II
cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia el (Bern 15)28.
Reino a los pobres» (Mt 10, 7.8; 11, 5.6). Según Le 4, 18 ss, Jesús La denominación proviene de la semana planetaria de la antigüe-
comenzó su vida pública proclamando el sábado mesiánico en Naza- dad romana, y significa allí el segundo día, dedicado al culto del sol.
ret. El hace que entre en vigor la promesa de Is 61, 1-4: «Hoy se ha La influencia del culto de Mitra llevó también a enumerarlo como el
cumplido esta Escritura en vuestros oídos» 25 . Si es cierto que la «primer día» de la semana29.
predicación de Jesús sobre el reino de Dios hace que entre en vigor el Sin duda, es opinión generalizada en nuestros días que el sentido
sábado mesiánico, entonces de esta consumación escatológica se sigue originario del día festivo cristiano es la celebración de la resurrección
con toda evidencia la libertad frente al sábado y frente al año de Cristo. H. Riesenfeld y W. Rordorf han mostrado que hasta el
sabático. Jesús no «infringió» el precepto del sábado, ni lo «convirtió siglo II no aparece el recuerdo de la resurrección de Cristo en
en algo indiferente»26. Tampoco lo abolió en el sentido de que los domingo como motivo para la celebración de éste. Los comienzos del
hombres sean colocados ante la aleternativa: Jesús o el judaismo 27 . día festivo cristiano se pierden en la oscuridad. Sin embargo, el día
La libertad que Jesús propaga frente a la ley no es otra que la libertad festivo cristiano no deriva del sábado judío, y no puede ser considera-
del tiempo mesiánico prometido por los profetas y esperado por Israel. do como sábado cristiano ni como cumplimiento cristiano del cuarto
El precepto del sábado, como el mandamiento del año sabático y del mandamiento. Tampoco cabe suponer que la Iglesia cristiana se
año jubilar, apunta a esa libertad. El tiempo mesiánico cumple estos limitó sin más a hacer suyo el domingo pagano llenándolo con otro
mandamientos de la alianza de una manera completamente imposible contenido. Sólo se podría suponer esto como una adaptación tardía
en el tiempo histórico. Por eso las normas éticas y cúlticas comprensi- en el imperio romano.
bles en la historia, así como las pormenorizaciones de la interpreta- Los comienzos tienen que encontrarse en el judeocristianismo.
ción del sábado pierden todo su valor en el tiempo mesiánico. Podemos suponer con H. Riesenfeld que los judeocristianos, tras su
Jesús no predicó una libertad frente al sábado supuestamente conversión, continuaron observando la ley y también el precepto del
proclamada por los cristianos venidos de la gentilidad. Por el contra- sábado. Y cabe imaginar que, tras la celebración del sábado de su
rio, anunció el cumplimiento mesiánico del israelita «sueño de la pueblo, se reunían en sus casas como comunidad cristiana especial30.
consumación». No profanó la ley ni el culto. No abolió el sábado en Aquella noche, supone W. Rordorf, tenía una significación especial
beneficio de las buenas obras o de los días de trabajo. Por el contra-
para las comidas de los discípulos en la presencia en Espíritu del
rio, elevó los días laborables a aquella fiesta mesiánica de la vida de la
Señor resucitado. También en las comunidades paulinas se celebraba
24. L. Goppelt, o. c, 146. Uno se pregunta de qué puede ser esto alternativa.
la fracción del pan en esa noche. A la mañana siguiente se reunían
25. A. Trocmé, Jesús Christ et la revolution non-violente, Genf 1961; J.-H. Yoder, Die
Polilik Jesu-der Weg des Kreuzes, Maxdorf 1981, cap. 3: Die Bedeutung des Jubeljahres; 28. W. Rordorf, o. c, 15.
cf. también W. Grimm, o. e., 29. E. Hertzsch, art. Sonntag, RGG* VI, 104-142. Cf. también W. Nagel, Geschichte
26. Así H. Braun, Jesús, el hombre de Nazarel y su tiempo, Salamanca 1975, 90 ss. des ehrlstliehen Sonntags, Berlin 21970.
27. Así L. Goppelt, o. c, 146. 30. H. Riesenfeld, o. c, 210 ss.
304 El sábado: la fiesta de la creación El domingo, la fiesta del comienzo 305

para la celebración del bautismo, a la que, según Rordorf, alude como demuestran muchas declaraciones de papas y de teólogos de
también la expresión «el octavo día». Dejando a un lado el juicio que aquellos tiempos. La traducción del precepto del sábado judío a un
pueda merecer esta reconstrucción histórica, supone una vinculación mandamiento de santificar el domingo cristiano se lleva a cabo en la
estrecha de la judía celebración del sábado con la celebración cristia- legislación estatal de los emperadores cristianos. Podemos suponer el
na, sin que una fiesta llegara a desplazar a la otra. tres de marzo del año 312 como el día del nacimiento del domingo
La desvinculación de la fiesta cristiana del sábado de Israel tiene entendido como dia de descanso: «El emperador Constantino a A.
igualmente una larga historia que no podemos reconstruir en todos Helpidio: todos los jueces, la población de las ciudades y toda la
sus detalles. Tal vez revisten una importancia especial en ella Esteban actividad productiva (artium officia cunctarum) descansarán el vene-
y el círculo de los Siete, Jos llamados helenistas. Su predicción de la rable día del sol» 32.
destrucción del templo y su llamamiento a liberarse de la ley (Hech 6 y Desde el punto de vista de la legitimación teológica, tenemos que
7; esp. 6, 14) dieron pie a que el conflicto acerca de la ley prendiera en mantener, frente a esta evolución histórica del domingo cristiano, la
el cristianismo primitivo. Tras el concilio de Jerusalén (Hech 15; cf. vinculación del día festivo cristiano con el sábado de Israel. De lo
también Gal 4, 8-10; Col 2, 16 ss), no es necesario ya que los gentiles contrario, es grande la amenaza de paganización del día festivo
se hagan primero judíos si desean ser cristianos. Como cristianos no cristiano. El domingo cristiano no abóle al sábado de Israel, ni
están obligados a la ley ni a la circuncisión, ni tienen obligación de tampoco lo desplaza, ni debe querer suplantarlo. Histórica y teológi-
observar el sábado. El cristianismo compuesto por judíos y el forma- camente es erróneo trasladar el precepto del sábado al domingo
do por paganos se diferencian mediante su respectiva postura respec- cristiano. Por el contrario, hay que considerar el día festivo cristiano
to de la ley. También Pablo los trata de forma diferente. Pero la como la ampliación mesiánica del sábado de Israel. El «sueño de la
libertad judeo-mesiánica frente a la ley se ve influenciada ahora de consumación» aguarda la consumación del sueño.
forma creciente por la libertad pagano-cristiana respecto de la ley. De
esta manera, el día festivo de los cristianos se desvincula del sábado de Precisamente la motivación del día festivo cristiano como día de la
Israel, y se convierte en un día de fiesta cristiano completamente resurrección de Cristo y, por ello, como «día del Señor» anticipa no
autónomo a medida que nacen más comunidades de cristianos veni- sólo el escatológico descanso sabático, sino también el comienzo de la
dos del paganismo y celebran ese día festivo. «nueva creación». Según la concepción cristiana, la nueva creación
comienza con la resurrección de Cristo de los muertos, pues la «nueva
Desde un punto de vista histórico, debemos considerar la indepen- creación» es el mundo de la resurrección de los muertos. Mientras que
dización del día festivo cristiano y la sustitución del sábado de Israel el sábado judío centra su mirada en las obras de la creación de Dios y
por él como signo palpable del distanciamiento del cristianismo en el trabajo semanal de los hombres, la cristiana fiesta de la resurrec-
respecto del judaismo, como signo del final de la preponderancia de lo ción mira adelante, al futuro de una nueva creación. Mientras que el
judeo-cristiano en la configuración del cristianismo31. El levanta- sábado de Israel hace participar en el descanso de Dios, la cristiana
miento de Bar Kochba (132-135 d.C.), la destrucción de Jerusalén por fiesta de la resurrección da participación en la fuerza de la nueva
el emperador Adriano, y la prohibición emitida por éste respecto a la
creación del mundo. Si el sábado de Israel es principalmente un día de
obediencia a leyes judías en el imperio romano fueron los aconteci-
mientos que influyeron de manera definitiva en tal separación y 32. Citado en alemán según W. Rordorf, o. c. 160. El Edicto sigue diciendo: «Los
distanciamiento. En ese momento, la celebración cristiana del domin- campesinos ciertamente deberán estar libres y no impedidos en el cultivo de los campos
go se convirtió en signo distintivo de los cristianos y, al mismo con el fin de no desaprovechar el momento propicio concedido por la providencia, pues
tiempo, en su señal de diferenciación respecto de los judíos. Con ello sucede a menudo que no se encuentra un dia apropiado para sembrar o para plantar
evitaban caer bajo el fiscus judaicus y escapaban a la represión nuevas cepas». La idea de sustituir el sábado de Israel con el domingo cristiano es una
parte de la impronta quiliástica del Sacrum Imperium: se considera \&polita Moysi como
antijudía del Estado. En la comunidad cristiana de Roma se llegó prefiguración del reino de Cristo. El reino de Cristo no es la Iglesia, sino la organización
incluso a degradar el sábado convirtiéndolo en día de ayuno antiju- política cristiana, el imperio cristiano. Muestra esto la tipología sábado-domingo que
dío. En aquel momento comenzó a jugar un papel relevante la Eusebio de Cesárea expone en su «Comentario de los salmos» al hablar del Sal 91.
resurrección de Cristo en la independización cristiana del domingo, Traslada la legislación de Moisés al imperio cristiano. De manera semejante, se traslada-
ron las prescripciones del sacerdocio de Aarón al sacerdocio de la imperial iglesia
constantiniana. Como ponen de manifiesto las leyes de los emperadores cristianos
31. Detalladamente al respecto S. Bacchiocchi, Antijudaism and the Origin of Sun- Teodosio y Justiniano referidas a los judíos, este imperio cristiano no dejaba un espacio
dav, The Pontifical Gregorian University Press, Rom 1975. libre para un judaismo autónomo, ya fuera en Israel o en las sinagogas. Eso es el quiliasmo
cristiano.
306 El sábado: la fiesta de la creación El domingo, la fiesta del comienzo 30 7

recuerdo y de acción de gracias, la cristiana fiesta de la resurrección El día de descanso ecológico será un día sin polución ambiental, sin
es, sobre todo, un día del comienzo y de la esperanza. Fr. Rosenzweig circulación de coches, a fin de que también la naturaleza pueda
dice con cierta exageración: «El cristiano es el eterno principiante; la celebrar su sábado.
consumación no le importa. Si el principio es bueno todo está El cristianismo celebra las fiestas mesiánicas de la historia salvífi-
bien» 33 . Por algo la Iglesia considera la fiesta cristiana de la resurrec- ca de Cristo. N o conoce la fiesta de la creación. El judaismo celebra
ción como el «día primero» de la semana. Cada semana aparece en la las fiestas de su historia salvífica, pero celebra sobre todo el sábado de
visión de la nueva creación, y se carga de esperanza de la resurrección la creación. En esta crisis ecológica del mundo moderno, es necesario
y de vida eterna. Al fin de cuentas, el sábado de la creación fue para y oportuno que también el cristianismo recuerde el sábado de la
Dios el día séptimo, mas para el hombre, que había sido creado en el creación.
sexto, era el día primero que él vivía.
Si se nos permite repartir de esta manera los pesos del «consumar»
y del «comenzar» entre el «día séptimo» y el «día primero», entonces
el día de la consumación de la creación está abierto al día de la nueva
creación, y el día primero de la nueva creación presupone el día de la
consumación de la creación original. La denominación de «día octa-
vo», dada por la Iglesia primitiva al día de la fiesta cristiana de la
resurrección, refiere el domingo cristiano al sábado de Israel y reco-
mienda a Israel que dirija su mirada a aquel día de la nueva creación,
día cuya enumeración es sin duda imposible.
La separación entre cristianismo y judaismo, así como la consi-
guiente devaluación y eliminación del judeo-eristianismo, del que,
según los escritos del nuevo testamento, nació el cristianismo univer-
sal, convirtió el día de la fiesta cristiana de la resurrección en «domin-
go», y, con ello, lo paganizó considerablemente. Si se quiere eliminar
esa paganización, habrá que conectar de nuevo el cristiano «día del
Señor» con el sábado de Israel. Es una forma cristiana de encontrar la
santificación del sábado.
Para ello sería bueno dar con una praxis en la que la víspera del
domingo desembocara en el descanso sabático. Las veladas de ora-
ción que muchas comunidades celebran los sábados por la noche
encierran algo del descanso y de la dicha de los sábados de Israel: tras
el trabajo de la semana se descansa en la presencia de Dios. En esa
víspera se experimenta algo de la «consumación» divina de la crea-
ción. Así, la celebración cultual que tendrá lugar en la mañana del
domingo podrá inscribirse por completo en la libertad de la resurrec-
ción de Cristo para la nueva creación. Esa celebración será manantial
de aquella esperanza mesiánica que renueva la vida. El domingo
recobrará por completo su carácter de fiesta cristiana de la resurrec-
ción si se consigue celebrar la noche precendente un sábado cristiano.
Para que la nueva creación complete y no destruya la creación
original, el día de la nueva creación presupone también el «día de
descanso» ecológico de la creación primera.

33. Fr. Rosenzweig, o. c, 127.


Apéndice:
Símbolos del mundo

En cuanto a su forma, los símbolos son imágenes, analogías,


expresiones metafóricas. Para orientarnos en ámbitos que no pode-
mos dominar con la mirada tomamos imágenes de determinadas
experiencias que nos han impresionado y las trasponemos. Pero como
en cada experiencia viva está presente toda la vida y en cada impre-
sión experimentada de un objeto se encuentra el mundo mismo,
cuando tratamos de orientarnos en el mundo extenso mediante sím-
bolos no estamos realmente ante una «transferencia», sino tan sólo
ante el subrayado de la dimensión de la totalidad relativa de la vida,
dimensión inseparable de cada experiencia concreta, y del propio
mundo de esa experiencia. Cada experiencia que nos acontece com-
porta un horizonte de sentido sin el que no podemos recibirla. Ese
horizonte se pone de manifiesto literalmente en la experiencia, pero
ese sentido no se agota en la experiencia. Ese horizonte de sentido es
el elemento trascendente en la experiencia concreta. Los símbolos
representan la tensión —propia de cada experiencia— entre lo deter-
minado y lo indeterminado, entre lo particular y lo total, entre lo
presente y lo futuro. En esa tensión se fundamenta su «plus» de
significación. Mediante el movimiento de ese «más» de significado,
los símbolos no fijan ningún estado de cosas, sino que liberan expe-
riencias. Los símbolos no definen, sino que «dan que pensar» e
invitan a nuevos descubrimientos. Debemos considerar los símbolos
como iniciativas para procesos de conocimiento e interpretación1.
No es posible «hacer» los símbolos. Podemos descubrirlos, porque
están presentes en todas las lenguas y en todas las tradiciones cultura-
les. Existen pautas fundamentales que orientan la vida humana y a las
que el lenguaje se refiere constantemente porque regulan lo incons-
ciente. Llamamos arquetipos2 a las imágenes que confieren al alma
una configuración profunda. Cada arquetipo tiene un mundo propio

1. Trabajaré aquí con el concepto de símbolo elaborado por Paul Ricoeur. Cf. P.
Ricoeur, Les conflits des interprétations. Essai dhermeneutique, Paris 1969.
2. C. G. Jung, Psychologie untl Religión. Studienausgabe, Olten 1971, 46 ss. Cf.
también K. Mann, Schopfungsmylhen. Vom Ursprung und Sinn der Weh, Stuttgart 1983.
310 Símbolos del mundo La gran madre del mundo 311

de símbolos, su propia riqueza de imágenes y posibles modos de hablar En el símbolo de la «madre del mundo» subyace la idea del mundo
transferidos. Un arquetipo es una disposición del alma que produce y como el gran hombre y del hombre como microcosmos: el mundo
ordena ideas, recoge experiencias y las expresa. como macroanthropos y el hombre como un microcosmos, un pequeño
En ese sentido, tratamos en este capítulo algunos símbolos arque- mundo. Toda vida humana procede de la madre y de ésta recibe su
típicos del mundo y los comparamos entre sí. El orden seguido no alimento. Por eso el mundo en su totalidad tiene figura de madre. La
alude a ninguna evolución histórico-cultural. Nos ha guiado la inten- madre del mundo da a luz y alimenta a todos los seres vivientes. Ella
ción de comparar el símbolo bíblico del mundo como creación de Dios es el primigenio hombre cósmico. Los jainas, indios prearios, conci-
con otros símbolos del mundo, y la de establecer una referencia crítica bieron el universo en la figura del ser humano colosal, de la madre del
entre todos ellos i . La comparación aludida se produce en el marco de mundo 6 . Se trataba de un ser humano cósmico cuyo organismo
lo mesiánico y desborda los límites de la pura historia de las religio- pueblan innumerables seres vivientes: en el ámbito de la cabeza se
nes. Se pretende poner de manifiesto dónde el mundo simbólico encuentran las regiones celestes, lo terráqueo se encuentra en el
cristiano ha acogido aquellos otros símbolos del mundo y cómo los ha tronco, el ámbito de la vida de los hombres es el centro, y en las
transformado. regiones inferiores del cuerpo del mundo se encuentra el infierno. El
firmamento de las estrellas, que forma una bóveda sobre la tierra, es
la cubierta craneal. La entrada en el infierno es el anus mundi. Según
1. La gran madre del mundo su comportamiento, los hombres ascienden al ámbito celeste o des-
cienden al infierno. Según la doctrina de los jainas, el hombre cósmico
Los testimonios más antiguos de la cultura y religión humanas tiene figura andrógina; y, de acuerdo con sus ascetas, posee forma
tienen un claro enfoque matriarcal4. En la «gran madre» se rindió masculina. Sin embargo, arqueológicamente se puede reconocer ahí
veneración a lo divino y al misterio de la vida. Las figuras cultuales de la figura de la madre del mundo. En ella se refleja también la más
los primeros tiempos del paleolítico son figuras de la madre. Las temprana experiencia de cada niño: la experiencia del sentimiento de
culturas primitivas sobre las que las indogermánicas tribus transhu- seguridad en el regazo materno. De ahí proviene el símbolo universal
mantes levantan en Grecia, en Mesopotamia, en Persía y en el norte de madre = cuerpo = recipiente = espacio. El hombre se encuentra en
de la India sus patriarcales formas de vida tenían un fuerte colorido el mundo como en su casa, igual que el embrión en el vientre materno.
matriarcal, estaban influidas fuertemente por las religiones de la El mundo lo circunda protegiéndole y le alimenta como el seno
madre. Ya dentro de los tiempos históricos, en los pueblos ribereños materno. El símbolo de la madre del mundo desconoce la polaridad
del Mediterráneo se veneró, bajo diversos nombres, a la «madre del sexual. Todas las figuras de la vida son engendros virginales; más
mundo», a la «reina del cielo», a la «madre tierra». Los relatos de la concretamente: los engendros de los seres vivientes no tienen relación
creación del antiguo testamento son polémicos al respecto. Pretenden causal alguna con actos sexuales. Encontramos restos de este símbolo
desplazar el cananeo culto a la madre mediante la patriarcal fe en de la gran madre en las expresiones metafóricas de «ombligo del
Yahvé 5 . ¿Qué arquetípicos símbolos del mundo se esconden en los mundo», «corazón de todas las cosas», «seno de la tierra» y anus
primitivos cultos de la madre? mundi.
También el cristianismo recogió y utilizó el símbolo del primigenio
3. J. Macquarrie, Principies of Christian Theology, London 1966, 200 ss, comenzó a hombre cósmico. Quizás el punto de empalme inmediato fue la cosmo-
trabajar con dos «models of creation»: «making» y «emanation». A. Peacocke, Creation
and the World of Science, Oxford 1979, 38 ss y 104 ss amplió este modelo al «juego», logía del estoicismo, que vio en el mundo el cuerpo visible de la
«música» y «danza». Trato de ir más lejos con más modelos, con la intención de superar la divinidad invisible, y en ésta el alma invisible del mundo visible. La
unilateralidad del modelo «mundo como obra de Dios». idea del hombre cósmico emerge no en sus símbolos de la creación
4. E. Neumann, Die grosse Mutler. Eine Phdnomenologie der weiblichen Gestaltun- referidos al origen del mundo, pero sí en las concepciones cristianas de
gen des Unbewussten, Zürich 1956; J. J. Bachofen, Das Mutterrecht, stw 175, Frankfurt
1975; E. O. James, The Culi of the Mother Goddess. An Anthropological and Documentar}- la redención relacionadas con la meta del mundo. La cristología de la
Study, New York 1959; R. Patai, The Hebrew Goddess, Philadelphia 1967; H. Góttner- Carta a los efesios y de la Carta a los colosenses traslada la imagen de
Abendroth, Die Gbttin und ihr Heros, München 1980; D. Wolkstein/ S. N. Kramer, Cristo cabeza de la Iglesia, y de la Iglesia como cuerpo de Cristo, a la
Inanna, Queen of Heaven and Earth. Her stories and hymns from Sumer, San Francisco
1983.
5. M. Stone, When God was a Woman, New York 1978; R. Ruether, New Woman- 6. H. Zimmer, Die indische Weltmutter, Frankfurt 1980; Id., Philosophie und Reli-
New Earth. Sexist ldeologies and Human Liberation, New York 1975. gión Indiens, stw 26, Frankfurt •'1979, 222 ss; El hombre cósmico.
312 Símbolos del mundo Madre tierra 313

redención del universo7. En la &voiK£.q)aXeiiúoiQ zcov návrcov Cristo se que los hombres viven y del que son miembros o partes 9 . Con esa
convierte en cabeza del universo y éste en cuerpo de aquél. «Pero él, tesis, han hecho justicia a elementos de verdad contenidos en el viejo
presentándose delante del Padre, ofrece a Dios en su propia totalidad símbolo del mundo, símbolos conocido por los nombres de «Gaia»,
la creación unida: compendiando en sí el universo, Cristo demuestra Madre del mundo, Madre tierra.
la unidad del universo como la de un único hombre, el Adán cósmi-
co» 8. La relación entre Cristo y la Iglesia servirá también de punto de 2. Madre tierra
comparación de la relación entre el hombre y la mujer (Ef 5). En
cuanto cuerpo de Cristo, la Iglesia fue considerada más tarde como Pertenece también al símbolo de la «Gran Madre» la idea de
«madre de los creyentes». Si Cristo redentor se convierte en la «Madre tierra», conocida en muchos lugares 10 . Con frecuencia se
«Cabeza del universo», la Iglesia pasa a ser aquí el comienzo y considera a la «Madre tierra» como la «Madre del universo», pero en
sacramento del universo; y es ya sacramentalmente la madre del ocasiones se la contrapone al «Padre del cielo». Cuando se describe el
universo. Su símbolo es María, la virginal «Madre de Dios». mundo único como doble mundo compuesto por el cielo y la tierra y
El simbolismo cabeza-cuerpo se expresa todavía aquí a través cuando se utilizan metáforas masculinas y femeninas para hablar del
de metáforas masculino-femeninas. Pero cuando se denomina como cielo y de la tierra tal vez se expresa el paso de una cultura matriarcal
«Adán cósmico» al universo redimido mediante la anakephalaiosis, se al patriarcado.
está pensando en aquel hombre primigenio, original, que no compor- La veneración de la «universal madre tierra» se ha puesto de
taba aún una diferenciación masculino-femenina. El originario sím- manifiesto en muchos rituales hasta nuestros días: a los recién nacidos
bolo de la «madre del mundo» como hombre cósmico es desmatriarca- se les colocaba sobre la tierra y se les recogía de ella. A las comadro-
lizado claramente en esta concepción cristiana, pues el simbolismo nas se les llamó «madres terrestres». Cuando sobrevenía la muerte, se
cabeza-cuerpo tiene una impronta claramente patriarcal. Y la concep- sacaba al moribundo de la cama y se lo depositaba sobre la tierra. El
ción de Cristo, el Hombre cósmico que redimirá el mundo, va de hombre debía morir sobre la tierra de la que había venido. El lugar de
nuevo más allá de las diferencias sexuales y las elimina. residencia de los muertos estaba «bajo la tierra». El «entierro» de los
La interpretación del mundo que va desde el símbolo de la muertos significaba su retorno al seno materno de la tierra. El
«madre del mundo» hasta el símbolo del redentor «hombre cósmico» entierro en la posición fetal alude a la situación del embrión en el seno
aplicado a Cristo es la visión panenteísta del mundo como entorno materno. «La tierra es la madre de todos los hombres. De ella salen y
divino que da cobijo y alimento a todo lo viviente: «En él vivimos, nos a ella retornan para renacer de ese seno materno a una nueva vida»' ] .
movemos y existimos» (Hech 17, 28). El ciclo del «morir y devenir» tiene lugar en la «universal madre
Este antiguo símbolo del mundo ha conducido ya a la expuesta tierra» que acoge y engendra. También la «transmigración de las
hipótesis Gaia: todas las formas de vida superiores que existen en la almas» enseñada por Platón refleja probablemente el culto de la
tierra se desarrollan en pluriestráticos mundos de sistemas. Como los madre tierra.
restantes seres vivientes de la tierra, los hombres forman parte de los Los cultos de la madre tierra estuvieron extendidos por toda la
ecosistemas que los rodean y los engloban, de la biosfera, de la tierra conocida por entonces. En Olimpia, Delfos, Dodona, Atenas,
atmósfera y del sistema pluriestrático de este planeta llamado tierra. así como en otros muchos lugares se rindió culto a Gaia, la «madre
James Lovelock y Lynn Margulis sugirieron —para interpretar estas universal tierra» Tnannáxr\p yrj), «la madre de todos» (/iottíyp návrcov)
conexiones y condicionamientos cósmicos de la vida humana— que antes de que estos lugares de culto fueran ocupados por la religión de
se considere el planeta mismo como un «único organismo vivo» en el Apolo-Zeus12. En Asia menor recibió los nombres de Istar, Astarté,

7. H. Schlier, Die Zeit der Kirche. Exegetische Aufsátze und Vortragc, Freiburg 1966, 9. I. E. Lovelock, Gaia. Una nueva visión de la vida sobre la Tierra, Barcelona 1983;
159 ss, 299 ss. Por caminos especulativos personales, J. T. Beck, Die Vollendung des L. Margulis/ D. Sagan, Gaja and Philosophy, en On Nature, ed. L. Rouner, Notre Dame
Reiches Gottes, Gütersloh 1887, 68 ss, desarrolló concepciones filosófíco-naturales sobre 1984, 60-75.
la «purificación y reconstitución del sistema tierra» en la cristología cósmica. 10. A. Dietrich, Multer Erde, Berlin 31925; M. Eliade, Geschichte der religiósen
8. H. Urs von Balthasar, Kosmische Lilurgie, freiburg 1941, 270. La escatología de Ideen I, Freiburg 1978, 47 ss: Mujer y vegetación (ed. cast.: Historia de las creencias y de
la anakephalaiosis (recapitulación) ha llevado una y otra vez a la especulación protológica las ideas religiosas I, Madrid 1978).
sobre el hombre original, celeste, premundano. La idea cabalística del «Adam Kadmon» 11. A. Dietrich, o. c, 32.
influyó en Osiander, Bóhme, Oetinger y otros teólogos evangélicos. 12. M. Stone, o. c, 11 ss: ¿Quién era ella?
314 Símbolos del mundo La fiesta del cielo y de lu tierra 315

Diana; en Egipto fue la diosa universal Isis; incluso en Roma, en pleno de seno materno; y se la entendió como tal 16 . «No se puede tener a
predominio masculino, se mantuvo la veneración de la madre telúrica, Dios por padre sin tener a la Iglesia como madre. De su seno hemos
e inscripciones funerarias romanas demuestran la existencia del culto nacido, con su leche nos alimentamos, su espíritu nos vivifica», dice la
a la madre tierra. La idea del «onfalo», que se encuentra en el ámbito famosa frase de Cipriano 17 . ¿Son éstos símbolos femeninos todavía
del Mediterráneo, en Mesopotamia e India, parece presuponer algo matriarcales o constituyen ya imágenes patriarcales de la madre?
importantísimo: todo procede de uno. Todo lo viviente ha salido de
un seno materno, y crece partiendo del ombligo, como el embrión.
Esto significa también la flor de loto. 3. La fiesta del cielo y de la tierra
Cuando un padre celeste se contrapone a la «Madre tierra» se
reconoce y acentúa la conexión entre procreación y nacimiento de la «Hay que ser muy romo para no captar la presencia de los
vida. A la madre tierra se asigna una función receptora, así como la cristianos y de los valores cristianos como una presión que destruye
misión de parir. En las culturas europea, india y americana cabe todo talante verdaderamente festivo... La fiesta es paganismo par
expresar esta polaridad con la frase siguiente: «El sol es mi padre, la excellence», decía Friedrich Nietzsche18. Tenía razón este autor al
tierra mi madre» 13 . Pero también se puede decir lo contrario, como afirmar que el «paganismo» fue y es esencialmente una religión de la
en la veneración de Nut, diosa del cielo, en Egipto: el cielo es mi fiesta, interrupción de lo cotidiano, éxtasis en el que se sale de lo
madre; la tierra mi padre. El apareamiento sagrado representó esta efímero, el juego de la gran alternativa a la vida ordinaria 19 . Pero
polaridad en los cultos de la fertilidad de la «Madre tierra». ¿acaso tiene que destruir el cristianismo esta festividad religiosa de la
La conexión entre el hombre y la tierra está presente también en vida?
las tradiciones bíblicas: «Adán» fue «tomado de la tierra». El hombre Entre las peculiaridades externas de la fiesta religiosa se cuentan
es criatura terrena antes de ser configurado como varón y hembra los «lugares sagrados» y los «tiempos sacros»20. En el templo se
(Gen 2, 7) 14 . Sin embargo, en las tradiciones bíblicas la tierra ya no es santifica aquel lugar en el que los dioses están presentes. En el templo,
la «madre del hombre», sino sólo la materia prima para la obra del el mundo se abre hacia arriba. Por eso, todo templo está en el centro
Creador. El monoteísmo patriarcal de la religión yahvista rompió el del mundo. En la fiesta que se celebra en el templo, los hombres
panteísmo matriarcal de la tierra mediante un concepto masculino de comparten vivienda con los dioses. En las épocas de fiesta se santifica
creación. Se mantuvo el proceso de nacimiento, muerte y renacimien- el tiempo. Todo tiempo termina y pasa. Pero la época de fiesta
to, pero cambió el sujeto. Por eso leemos en los actuales formularios interrumpe el tiempo efímero y lo regenera. Todo tiempo festivo es un
para el entierro cristiano lo siguiente: «De la tierra fuiste tomado, en retorno al origen del tiempo y, por consiguiente, al tiempo de los
tierra debes convertirte. De esa tierra te resucitará Cristo en el último orígenes. En los sagrados tiempos de fiesta, los hombres no sólo
día». Y el símbolo del grano de trigo, utilizado por Pablo y por Juan, comparten vivienda con los dioses, sino que se hacen contemporáneos
presupone el antiguo culto a la tierra: «Se siembra corrupción, resuci- de ellos.
ta incorrupción» (1 Cor 15, 35 ss). La iglesia oriental presenta el Peculiaridad interna de la religión «pagana» de la fiesta es la
nacimiento de Cristo en una caverna excavada en la tierra. Quiere dar repetición y la presentación del acontecimiento del origen del mundo,
a entender mediante tal emplazamiento que el Redentor nació en el la cosmogonía. En la fiesta se celebra la renovación de la vida. Se
seno materno de la tierra. En general, el mundo simbólico de la renueva el tiempo; se santifica el espacio; los hombres renacen del
«Madre tierra» ha sido traducido a la «Madre Iglesia»: del seno origen de la vida. En la fiesta se vive la eternidad en la forma de
materno de la Iglesia, único lugar de salvación, renacen de manera
virginal15 los fieles a una nueva vida. A la pila bautismal se dio forma 16. A. Dietrich, o. c., 114.
17. S. Cipriano, De unilate eccl. c. 5.6: «Habere iam non potest deum patrem, qui
ecclesiam non habet matrem... illius foetu nascimur, illius lacte nutrimur, spiritu ejus
13. M. Eliade, Das Heilige und das Profane. Vom Wesen des Religiosen, Hamburg animamur».
1957, 81 ss: Terra Mater, 85 ss: Mujer, Tierra, fertilidad (ed. cast.: Lo sagrado y lo profano, 18. F. Nietzsche, Der Wille zur Machi, Fragment 916, 4 (ed. cast.: La voluntad de
Barcelona 1983). poderío. Madrid 21981).
14. Evidencia esto la exégesis de Phyllis Trible, God and the Rhetoric of Sexuality, 19. E. Hornung, Geschkhle ais Fest, Darmstadt 1966.
Philadelphia 1978, 75 ss. 20. M. Eliade, Der Mythos der ewigen Wiederkehr, Dusseldorf 1953 (ed. cast.: El
15. S. Zeno, MP LXI, 476: «Fontanum semper virginis matris dulcem ad uterum mito del eterno retorno, Madrid 51984); Das Heilige und das Profane, o. c, 13 ss (ed cast.:
convolate...». citada en nota 13).
316 Símbolos del mundo El mundo como danza 317

presente eterno: «tiempo sin meta» (Nietzsche) y alegría sin fin. La


fiesta tiene el éxtasis como elemento esencial. El respectivo mito del 4. El mundo como danza
culto narra el origen de la vida y actualiza la cosmogonía en la historia
sagrada. El ritual del culto imita el acontecimiento del origen del El mundo como danza y la danza como símbolo del mundo son el
mundo: «Debemos hacer lo que los dioses hicieron desde el primer secreto de muchos rituales africanos y asiáticos. Se expresa esto de
momento» 21 . forma particularmente bella en la danza del Shiva Nataraja, venerado
La «fiesta del cielo y de la tierra» representa el originario naci- en el hinduismo del sur de la India como el Señor de los bailarines,
miento de la vida como fruto de la boda del cielo y la tierra, del sol y la como el creador y destructor del mundo 25 . Su danza es magia y lleva
tierra. La fertilidad de la tierra es consecuencia de las nupcias sagra- al bailarín al éxtasis en el que éste experimenta fuerzas divinas y se
das. Si la tierra es madre y el cielo padre, entonces toda vida proviene hace uno con lo divino. La danza transforma al bailarín en el dios
de la fecundación de la tierra mediante la luz y la lluvia. Los llamados representado. En la danza del Shiva Nataraja, el bailarín se convierte
«cultos de la fertilidad» actualizan e invocan la fuerza generadora del en el bailarín cósmico. Este recoge en sí las energías divinas y las saca
cielo y la incesante actividad engendradora de la tierra. Los rigurosos fuera de sí mismo en los ritmos del baile. Las fuerzas de la creación, de
observantes veterotestamentarios de la fe en Yahvé rechazaron y la conservación, de la destrucción y de la descomposición del mundo
persiguieron como «prostitución del templo» los rituales de la religión se manifiestan en los frenéticos movimientos giratorios. La mano
cananea en la que se festejaba a la fértil «Gran Madre». Tales rituales derecha superior de Shiva sostiene el tambor para marcar el compás.
tienen muy poco en común con lo que, posteriormente, la moral El tono del tambor significa al mismo tiempo el éter, del que se
cristiana definió como «prostitución». En la fiesta no se celebra y desarrollan los restantes elementos del mundo. Su mano izquierda
repite sólo la fertilidad de la vida. También la fertilidad humana superior sostiene la llama ardiente, el elemento de la destrucción del
participa de este misterio originario de la vida: «Yo soy el cielo, tú mundo. Con el equilibrio de ambas manos superiores se representa la
eres la cierra», dice el novio a la novia en los Upanichad 22 . Toda contraposición de creación y aniquilación del mundo en el que se
unión carnal humana participa de la hierogamia del dios cielo con la mueve el bailarín cósmico. «Interminable producción frente a hambre
diosa tierra y la imita. Tal unión carnal adquiere un sentido cósmico insaciable de destrucción, sonido frente a llama»26. La mano derecha
en la medida en que los hombres experimentan en ella su unidad con inferior se levanta en gesto de protección y de bendición. La mano
el universo. Las tradiciones bíblicas han recogido y transformado esa izquierda inferior apunta hacia abajo, al pie izquierdo levantado, que
«fiesta del cielo y de la tierra» en el sábado2*. alude a la redención. Con un pie derecho, Shiva está sobre el extendi-
La fiesta cristiana es esencialmente la fiesta de la resurrección 24. do cuerpo del demonio que simboliza la ceguera y la ignorancia del
Por eso, esta fiesta escatológica de la nueva creación del mundo hombre respecto a la verdadera vida. Un anillo de llamas y de luces
recoge los elementos de la «fiesta pagana del cielo y de la tierra», así rodea al dios que danza. Señala el ritmo que sale del bailarín cósmico,
como de la fiesta israelita del sábado, pero los orienta hacia la en danza de la naturaleza tal como es movida por Dios. La danza de
esperanza mesiánica: se celebra el reino de Dios como alegría nupcial las extremidades del cuerpo que se agitan contrasta con el rostro
(Mt 22, 2 ss; 25, 1 ss); el Cristo que viene es recibido como el novio, la inmóvil, majestuosamente sereno, soberano del dios que danza. La
Iglesia sale a su encuentro como novia engalanada; el vestido nupcial eternidad que se refleja aquí hace que el tiempo dance. El rostro
es la fe llena de esperanza, el banquete se convierte en festiva comida distendido hace que las extremidades del cuerpo se muevan con
mesiánica, y la vida eterna en el reino de Dios se asemeja a una pasión.
ceremonia nupcial permanente. La danza cósmica de Shiva representa cinco actividades divinas:
Las tradicions bíblicas recogen, pues, la «fiesta pagana» y la creación, conservación, destrucción, tranquilización y redención. «La
configuran mesiánicamente al orientarla hacia el fututo escatológico.
Pero no destruyen esa fiesta pagana. 25. A. K. Coomaraswamy, The Dance oj Shiva, London 1958; H. Zimmer, Indische
Mythen und Symbole. Dusseldorf 1981, 168 ss; A. Peacocke. o. c, 106 ss: The dance of
creation; Fr. Capra, Der kosmische Reigen. Physik und ostliche Mystik-ein zeitgemüsses
21. M. Eliade, o. c, 36. Wellbild, München <>1983, que relaciona la imagen energética del mundo de la física
22. M. Eliade, o. c, 40. moderna con el símbolo de la «danza cósmica» de la mística oriental y de la filosofía india
23. Cf. cap. 11. y china.
24. J. Moltmann, La fiesta liberadora: Concilium 92 (1974) 237 ss. 26. H. Zimmer, o. c, 170.
318 Símbolos del mundo El mundo como danza 319

creación nace del ritmo del tambor, la conservación viene de la mano en griego con el término é^opxtiaQai: «bailarlos hasta el agotamien-
de la esperanza, la destrucción proviene del fuego, el pie levantado del to» 31. Pero en la tierra y en el tiempo que pasa, esto sólo es posible en
bailarín da libertad»27. Según esta concepción, Shiva está presente en el plano de lo cultual. Sólo en la contemplación eterna y bienaventu-
todo lugar donde la vida mantiene un ritmo vivo: en el pulso de la rada de Dios desaparece la soledad, el retiro; sólo entonces sale de su
sangre, en la respiración de los pulmones, en la sucesión de día y secreto el hombre, se hace completamente patente ante Dios y co-
noche, en la marea del mar, en las oscilaciones de los tonos y de las mienza a manifestarse a Dios mediante la danza. El Logos, que está
ondas. «Busca en ti mismo el pie que danza, el sonido de las campa- desde el principio delante de Dios y que presenta su encanto en la
nas, el canto y la pluralidad de los pasos, y entonces caerán tus eternidad, es «el primer bailarín sagrado en el corro celestial» de los
cadenas»28. redimidos. Estas ideas e imágenes son neoplatónicas. Plotino llamaba
A la danza de Shiva se atribuye una significación triple: 1. Su al bailarín «una copia de la vida». Y expuso su cosmología sirviéndose
juego rítmico es la fuente de todos los movimientos que se dan en el de la imagen del gran teatro del mundo: el nacimiento y la configura-
cosmos. 2. Su danza pretende redimir al alma del engaño de las ción del cosmos partiendo del Uno debe asemejarse a un drama en el
ilusiones. 3. El lugar donde se celebra la danza es el centro del que se unen las contraposiciones y los elementos de diversa naturaleza
universo, en el corazón de cada hombre. Shiva baila al mundo porque adquieren proporciones simétricas y rítmicas. La danza sacra es la
le apetece, por el simple placer de bailar, por la sobreabundancia de imitación corporal y la participación viva en aquellos movimientos
sus energías y por la alegría desbordante de su perfección. «El es el alegres y festivos que lo divino comunica al cosmos. La armonía
bailarín, la danza y lo danzado» 29 . eterna de lo divino y de lo cósmico encuentra su réplica en las
Lo especial de esta metáfora de la danza es la unión de espacio y armonías del hombre con la naturaleza, y en las del cuerpo con el
tiempo mediante el ritmo. En las oscilaciones y movimientos rítmicos alma en la danza. Como los pitagóricos decían, las estrellas son los
de los pasos de la danza, el espacio adquiere dimensiones temporales coros de danza cósmicos; y el alma, que encuentra la sede de su
y el tiempo toma connotaciones espaciales. En los movimientos de la felicidad en las estrellas, bailará eternamente en el corro de los astros.
danza se une la contraposición y se establece la unidad. La unión y la San Gregorio Niceno utilizó esas imágenes para describir con metáfo-
separación se intercambian y se hacen uno ahí. Las contradicciones se ras de la danza el estado originario y la redención:
reconcilian en el ritmo del baile. Así, en las energías del mundo que
Hubo un tiempo en que cada criatura dotada de logos constituía un solo prupo de
laten en la danza se hacen una misma cosa cielo y tierra, eternidad danza, con la mirada puesta siempre en el primer bailarín del grupo. Y todas ellas
tiempo, vida y muerte. Y el uno se divide a su vez en eternidad y trenzaban un corro en la armonía de aquella fuerza de movimiento que llegaba a
tiempo, en cielo y tierra, en vida y muerte. El símbolo del mundo cada uno de ellos a través de la ley del primer bailarín... Y sucederá que tú serás
como danza cósmica destaca que el ritmo, el tiempo ordenado, osci- introducido de nuevo en los corros danzantes de los espíritu angélicos12.
lante, es el secreto de las estructuras de la materia y de los sistemas de
la vida. Las modernas concepciones bioenergéticas se encuentran en Del mismo mundo conceptual deriva el Himno de pascua de
esta tradición. Hipólito:
Las tradiciones cristianas de la Iglesia antigua recogieron la
¡Oh primer Bailarín en la danza mística! ¡Oh fiesta de las bodas espirituales! ¡Oh
metáfora del «mundo como danza» utilizada por las cosmologías pascua divina, nueva celebración de todas las cosas! ¡Oh concurrencia cósmica!
antiguas, y solían relacionarla con las concepciones escatológicas de ¡Oh alegría del universo! ¡Oh placer y encanto mediante el que se aniquila la
la «danza celestial». «Todo juego es, en el fondo, una danza, un corro sombría muerte! Y el pueblo que estaba abajo, resucita de los muertos y anuncia
alrededor de la verdad» 30 . El hombre se representa por completo en la plenitud allá arriba: el coro de la tierra retorna -".
el ritmo de la danza. Su cuerpo esclavizado se convierte en corporei-
El Beato Angélico pintó en San Marco, Florencia, la danza de los
dad redimida. Liberado de la pesadez de la tierra, se agita en el corro
ángeles con los redimidos en el paraíso, en el camino al éxtasis de la
celestial. Pero esto sólo es posible si el hombre es capaz de represen-
visio beatifica. El conocido canto «The Lord of the Dance» deriva de
tarse ante lo divino. «Balbucear» los misterios indecibles se expresaba
estas metáforas antiguas y de la Iglesia antigua en las que se habla del
27. A. K. Coomaraswamy, o. c, 56.
28. O. c.,70. 31. H. Rahner, o. c, 60.
29. Sri Aurobindo, citado en Coomaraswamy, o. c, 86. 32. Cit. en H. Rahner, o. c, 78.
30. H. Rahner, Dcr spielende Mensch, Einsiedeln 1952, 59 ss. 33. O. c, 76.
El gran teatro del mundo 321
320 Símbolos del mundo
Theatrum mundi puede significar que los hombres son actores y
mundo como danza y del Logos como primer bailarín en la danza del aprenden sus papeles cambiantes. Fortuna, la diosa, o un dios se
mundo. También podríamos concebir la pericóresis eterna de la encargan de la dirección; y el cielo es el público espectador. Pero
Trinidad como una danza eterna del Dios trino, de la que nacen, theatrum mundi puede significar también que el universo es el teatro,
como un eco, los ritmos que penetran a todas las criaturas. el cosmos el escenario, los seres vivientes los actores, y los hombres los
Pero, si comparamos eso con el Shiva Nataraja, sorprende que la espectadores.
danza creadora de la que nace el mundo carece por completo de
Finalmente, theatrum mundi puede significar que el mundo es el
fuerza destructora. También llama la atención que el «mundo como
theatrum gloriae Dei (Calvino). Dios representa el drama de su gloria
danza» se haya convertido —dentro de las tradiciones cristianas— en
y los hombres espectadores participan en él. Entonces, la historia del
imagen de la redención y de la gloria futura. Se rompe la concepción
mundo con todos sus actos es la «mascarada de Dios» (Lutero).
terrena de ciclo porque se introduce una finalidad irreversible. El
Como sucede en carnaval cuando la gente se disfraza con las másca-
símbolo adquiere así un nuevo significado: la «danza cósmica» de
ras, así se oculta Dios en el mundo tras muchas «caretas». Las
nacimiento y muerte se convierte en la danza mesiánica de la vida
«personas» humanas no son más que los inumerables papeles que
eterna.
Dios representa -16. ¿Qué significación tiene la metáfora del teatro del
mundo para la comprensión de éste y para la autointeligencia del
hombre?
5. El gran teatro del mundo Los hombres tienen que producir su mundo vital, pero se represen-
tan continuamente a sí mismos en el trabajo con el que producen su
También la metáfora del teatro es antigua. Con ella se interpreta
mundo vital. Las cosas con las que convive el hombre tienen para él
el mundo, la vida y la historia como el teatro de los dioses34.
no sólo un valor utilitario, sino valares de representación. En todo lo
Hablando del hombre, Platón dijo que es «un juguete en la mano de
que el hombre produce se descubre, se descifra a sí mismo, se
Dios, y que eso es justamente lo mejor del hombre». El mundo es el
representa, se pone de manifiesto. Toda relación con el mundo
teatro en el que los hombres, dirigidos por Dios, representan los
implica, en la relación social, una relación consigo mismo y viceversa.
papeles que les han sido asignados con anterioridad, tanto si ellos lo
Por eso toda vida humana, tanto la personal como la social, es una
saben como si no: en los dolores y alegrías, «tragedia y comedia de la
vida representada. ¿Ante quién pretenden los hombres representarse a
vida» a la vez 35 . Dado que en las sociedades antiguas el teatro
sí mismos? ¿Les está comtemplando alguien? ¿Se contemplan ellos a sí
constituyó el foro de la vida pública, se representaban en él aconteci-
mismos?
mientos importantes, no sólo juegos y triunfos, sino también ejecucio-
Lo que empuja a los hombres a representarse transciende siempre
nes. Por eso dijo Pablo que el martirio de los apóstoles es un
el respectivo círculo vital y el respectivo entorno pues se incluye
«espectáculo» para el mundo (1 Cor 4, 9). Clemente de Alejandría
siempre en la representación al círculo vital y al entorno. Sin la
describió cómo los mártires cristianos «reciben la corona del triunfo
dimensión transcendente, la representadión teatral perdería la condi-
en el teatro del mundo». La metáfora del teatro del mundo ha entrado
ción de tal y la figuración escénica de la vida dejaría de ser una
a formar parte de todas las tradiciones europeas. Desde Calderón de
representación refleja.
la Barca hasta Hugo de Hofmannsthal, el «gran teatro del mun-
Desde otro punto de vista, los hombres tienen la sensación de que
do» se ha convertido en un topos dramático consolidado. Y es
son, con su subjetividad, pequeñas figuras en una gran función
frecuente interpretar el mundo mismo como un teatro, como lo
escénica, que no llegan a comprenderse en profundidad. En esta
expresó Shakespeare en «As you like it»: «All the world's stage...».
concepción, el auditorio no trasciende el escenario, sino el director a
Hombres y mujeres, niños y muchachos y ancianos representan sus
sus actores. Traducido todo esto al mundo, significa que Dios es el
papeles, pero todavía no se conocen a sí mismos. Cuando la ejecución
autor y el director del drama del mundo, los hombres son sus actores
termina, todos se igualan en la muerte.
más destacados. Pero ellos no conocen todavía sus papeles ni tienen
idea del desenlace de la pieza escénica. Si el mundo es el escenario del
34. E. R. Curtius, Europaische Literatur und lateinisches Mittelalter, München 1948, 36. M. Lutero, WA 40 I, 463: «Omnes ordinationes creatae sunt dei larvae, allego-
148 ss: Metáforas del teatro; R. Dahrendorf, Homo sociologicus. Zur Kritik der Kategorie riae, quibus rethorica pingit suam theologiam: todo tiene que comprender en sí a Cristo».
der sozialen Rolle, Kbln 1960, 13 ss (ed. cast.: Homo sociologicus, Madrid 1975). De manera similar también WA 31 I, 436; WA Br 9, 610.
35. Platón, Leges 644 D; Filebo 50 B.
322 Símbolos del mundo El juego como símbolo del mundo 323
espectáculo divino y la historia la obra escénica misma, entonces el mundo. El mundo manifiesta su belleza en el juego. El mundo planea
teatro del mundo no tiene espectador alguno: cada espectador se sobre el abismo como un juego. Por eso, el mundo es de los niños. En
convierte en coactor. Pero entonces surge de nuevo la pregunta: ¿es el la moderna hermenéutica filosófica se dice: «El mundo carece de
hombre actor o «juguete viviente» (Plotino)? ¿Representa su vida» fundamento. En realidad, podemos jugar porque estamos abiertos al
sobre las tablas, que representan el mundo», o la vida divina represen- mundo, porque en esta apertura de la existencia humana al mundo
ta con él una pieza escénica de amor? ¿O también esto es indiferencia- sabemos de la carencia de fundamento del todo imperante»40. Sólo
ble? en el juego puede el hombre aguantar la contingencia fundamental del
Vamos a intentar una interpretación teológica: Dios representa en mundo y adecuarse a ella. El hombre manifiesta y conserva su propia
el escenario del mundo su obra, la pieza de su amor inagotable, libertad en el juego. Y en el juego capta el hombre las posibilidades de
creativo e imaginativo. Representa en la historia del mundo la obra un mundo casual y las fuerzas de su propia libertad. El reino de la
teatral de su gracia, que se debe manifestar por completo en la libertad es el reino del juego.
libertad de todas sus criaturas. Si, en el fondo, Dios no hace otra cosa Las tradiciones veterotestamentarias utilizan el juego como sím-
que representarse a sí mismo en el escenario del mundo, entonces la bolo del mundo. Dios creó todo a través de su hija Sabiduría. Esta
pieza escénica de Dios gira alrededor de su propia revelación. Dios estaba presente antes de que algo fuera creado. Ella existe desde toda
quiere representarse a sí mismo en todas sus criaturas y mediante la eternidad. Cuando Dios creó el cielo y la tierra, dice el autor del
todos sus papeles. Los hombres son imágenes de Dios, su resplandor, libro de los Proverbios, «yo estaba allí como arquitecto, y era yo
sus papeles y máscaras, sus «personajes» en este gran teatro del todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo,
mundo. Su manifestación en figura de hombre es su autorrevelación. jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de
Cuando él se hace presente en la escena se revela el oculto sentido de los hombres» (Prov 8, 30-31). Según esa tradición, la creación del
la totalidad y el sentido oculto de cada uno de los papeles humanos. mundo reviste carácter de juego, que procura deleite a Dios y alegía a
Su aparición en escena permite atisbar el final y la meta del gran los hombres. Y esto significa que el mundo no existe por necesidad.
teatro del mundo: cuando se manifieste el Reino de la gloria, también Está ahí porque Dios lo creó libremente. Pero la libertad y no el
la naturaleza será llevada a la libertad de la vida eterna 37 . libertinaje guió a Dios en la creación del mundo. Por eso el mundo no
es una casualidad. Dios creó lo que le agradaba; y le complace lo que
mantiene una correspondencia con su ser interior. Por eso es buena la
6. El juego como símbolo del mundo creación de Dios. La categoría del juego expresa de manera insupera-
ble esta unidad de la libre actividad creadora y de la complacencia que
Las metáforas del teatro del mundo, del mundo como danza y concuerda con su propio ser: «Cuando decimos que el Dios creador
como música celestial pueden compendiarse en el juego como símbolo juega queremos dar a entender la idea metafísica de que la creación
del mundo. El juego es tan antiguo como la cultura humana y ha del mundo y del hombre rebosan sentido divino, pero en modo
puesto de manifiesto incesantemente su fecundidad en diversos secto- alguno representa una actuación necesaria»41.
res hasta nuestros días 38 . Aquí nos limitamos a recoger la interpreta- Lleno de sentido, pero no necesario. Así es el juego frente al trabajo
ción del mundo que se esconde en este símbolo. que es guiado por una intención y fuente de utilidad. El Dios creador
«El curso del mundo es un niño juguetón que coloca las piezas juega con sus posibilidades y crea de la nada cuanto le agrada porque
donde quiere. Es el reino del niño», decía Heráclito 39 . El nacimiento guarda correspondencia con él. La profundamente captada contin-
originario del mundo y el orden de todas las cosas en él revisten el gencia del mundo y la contingencia de los acontecimientos, captada
carácter de juego. Los dioses y los hombres juegan en la totalidad del constantemente en el mundo, dejan de atemorizar al hombre cuando
éste las contempla como parte del gran juego que se juega con el
37. Cf. para las diversas perspectivas J. Huizinga, Homo luden.s, Madrid 1984; E. mundo en su evolución y con el hombre mismo en la historia de su
Fink, Spiel ais Weltsymbol, Stuttgart 1960; G. Gilg, Das Spiel Gottes mil der Welt. vida 42 . Tal vez tenga el hombre la impresión de que se trata de un
Aspekte zum naturwissenschaftliehen WeltbUd, Stuttgart 1967; J. Moltmann, Un nuevo
estilo de vida. Sobre la libertad, la alegría y el juego. Salamanca 1981; M. Eigen/R. «juego cruel» cuando no puede confiar en una providencia.
Winkler, Das Spiel. Naturgesetze steuern den Zufall, München 1975. 40. E. Fink, o. c., 237.
38. Cf. cap. 2, apartado 3. 41. H. Rahner según J. Huizinga, o. c.
39. Heráclito, Fragment 52 (Diels). 42. J. Habermas, Legitimationspr óbleme des Spatkapitalismus, Frankfurt 1973,
324 Símbolos del mundo El mundo como obra y como máquina 325
El juego como símbolo del mundo caracteriza también la reden- Dios, es «la obra de sus manos». El mundo no ha sido engendrado ni
ción del mundo. Los teólogos místicos se han destacado por su parido por Dios, sino que ha sido «hecho» por él. La forma monoteís-
utilización de categorías lúdicas al hablar del «juego de gracia» ta del tradicional relato de la creación acentúa la diferencia que existe
divino. El Redentor juega con el alma amada un maravilloso juego de entre Dios y el mundo; y destaca la transcendencia del Creador
amor para redimirla respetando su libertad. En el juego de la reden- respecto de su creación. La imagen patriarcal de la actividad creadora
ción se consuma una peculiaridad del juego creativo del hombre con del varón y la imagen de la obra de sus manos dejaron su impronta en
el mundo, pues éste es siempre, al mismo tiempo, un juego del mundo esa tradición. Efectivamente, el verbo hebreo bara se utilizó en
con el hombre. El hombre crea y recibe a la vez en su arte. La singular para indicar exclusivamente la actividad creadora de Dios,
impresión y la expresión se alternan. Y, si cabe decir esto de los juegos sin parangón en la actividad humana. En cambio, el término «obra»
que acaecen en la vida, mejor se aplica al juego de la vida misma: es utilizado por las tradiciones bíblicas para referirse al resultado de la
actividad creadora divina y para expresar el fruto del trabajo huma-
Cuanto más profundamente se analiza la existencia, más claramente se ve que el no. Esto es particularmente claro cuando se utiliza la metáfora del
hombre tiene aún la posibilidad de ser no el jugador, sino el jugado, el que se trabajo manual. El cielo es «obra de tus manos», «de tus dedos» (Sal
oculta lúdicamente. Entonces se produce una transformación misteriosa. El 8, 4.7; 19, 2; 103, 22). Como el cielo y la tierra, también los hombres
hombre experimenta que el amoroso fundamento de su existencia juega con él a
un juego maravilloso. Se llama el juego del gana-pierde. El poeta Charles Péguy son «obra de tus manos» (Is 64, 8). El hombre, imagen y destello de
lo definió así: «Qui perd gagne», el que gana pierde41. Dios en la tierra, no ha nacido de Dios, sino que ha sido «hecho» por
él. Se utilizan las metáforas del trabajo y de la obra incluso cuando se
Se encierra en esas palabras algo que la mística española apuntó habla de la reconciliación, de la santificación y de la redención del
hace mucho tiempo 44. En el juego de la gracia, «los últimos serán los mundo (obras de Cristo: Mt 11,2; Jn 5, 36; 7, 21; 10, 25; obras del
primeros y los primeros los últimos». Espíritu santo: Jn 14, 12).
El juego como símbolo del mundo incluye el papel lúdico del «azar» El término alemán wirklich significa: ser activo operando, suceder
pues concibe el azar como evento de lo nuevo imprevisible a lo que un en el obrar, consistir en el hacer 45 . De ahí ha formado la mística
ser vivo se adapta lúdicamente y recoge mediante el libre juego de sus alemana el término Wirklichkeit (realidad). Este término significó
fuerzas. El «azar» no es algo escandaloso por el simple hecho de originariamente «actividad». Otro tanto ha sucedido con las expresio-
escapar a todo cálculo. Sería más exacto afirmar que, por el contrario, nes inglesas act —actual— actuality. El mundo es el proceso y el
la necesidad basada en las leyes ordinarias constituye un cuadro resultado final de la actividad de Dios. Es patente la analogía con el
abierto de posturas y actitudes nacidas de las experiencias del pasado trabajo manual y con una pieza de trabajo. En línea con esta concep-
con el que se pueden percibir y captar posibilidades futuras. Las ción, se considera a Dios como agente, como acto puro, actus purus.
formas del juego abarcan la necesidad y la casualidad, la regularidad El mundo conceptual de este símbolo comprende el mundo de la
y la libertad, la realidad y la posibilidad, el pretérito y el futuro; con actividad, el mundo del trabajo, el mundo de las obras. Hay una
miras a construir sistemas de vida más complicados. marcada referencia al mundo del varón. Un hijo es concebido y crece
en el seno materno; y nace de la madre. Pero el varón elabora algo que
7. El mundo como obra y como máquina se encuentra fuera de él, y crea una obra que existe fuera de él. El
varón conoce la distancia que existe entre él y la «obra de sus manos».
Su obra no ha sido producida dentro de su ser, ni será jamás igual a él.
Finalmente, expondremos el símbolo del mundo como obra de
El «mundo como obra de Dios» refleja —no obstante su diferencia—
Dios. Según las formas monoteístas de las tradiciones bíblicas, el
la visión que el hombre trabajador tiene del mundo. Y cuando esta
mundo no es divino ni emana de Dios, sino que, como creación de
visión del mundo se impone desplaza de la «fe en la creación» los
163 ss, ha aquiparado contingencia y «caos», y considera como «desesperante por mitos que hablan de la madre del mundo, de la madre tierra, y de la
principio» cuanto no abarca un saber que domine lo eontingenle. No distingue en este lugar fiesta del cielo y de la tierra. El símbolo del mundo como obra de Dios
entre contingencia en el evento natural «controlable» y en los riesgos de la existencia a los desdiviniza, desdemoniza y profaniza el mundo, y lo convierte en el
que el hombre se enfrenta en el nacimiento, en la enfermedad y en la muerte. mundo del varón que se corresponde con el creador en los seis días de
43. F. J. J. Buytendijk, Das Mensehliche. Stuttgart 1958, 229.
44. A. Rodríguez, Gottes Spiele mil der Seele, en Die Vereinigung der Seele mlt Jesús su trabajo.
Christus. Geistliche Abhandlung, Freiburg 1907, 234 ss.
45. F. Kluge, Etymologisehes Worterbueh der deutschen Spraehe, Berlín ly1963, 864.
326 Símbolos del mundo' •:w.L- El mundo como obra y como nutquina 327
Arrancando del símbolo del mundo como obra de Dios, la Ilustra- la arbitrariedad». Porque «al fin de cuentas siempre termina por
ción moderna desarrolló algunos símbolos del mundo que han estado imponerse el orden central, el "uno" —expresión utilizada por la
vigentes en los tiempos modernos. Nos referimos al mundo como terminología antigua— con el que nos relacionamos en el lenguaje de
máquina, el mundo como taller, el mundo como experimento^6. Las la religión»48. Estas consideraciones filosófico-naturales de W. Hei-
metáforas utilizadas responden a otros tantos hitos de la historia de la senberg ponen de manifiesto que el modelo deísta, ilustrado, de la
técnica diseñada para reconstruir y remodelar la naturaleza con la máquina del mundo sigue vigente.
intención de convertirla en el mundo del hombre. El reloj, la máquina Ernst Bloch hizo de la idea del mundo como experimento el
y el ordenador son las expresiones supremas de la técnica de otras fundamento de su filosofía de la esperanza49. El experimentum mundi
tantas épocas. se diferencia de la máquina del mundo por la supuesta imperfección
Christian Wolff construyó su ilustrada teología de la naturaleza del cosmos y por su apertura al futuro. Tomado en su conjunto o en
sobre la idea de la máquina del mundo, machina mundi. Para enton- cada una de sus partes, el mundo no es un «sistema cerrado», sino
ces, Newton, Descartes, Gassendi y otros habían sustituido la imagen «abierto» cuyo futuro no está decidido aún. El proceso del mundo
orgánica del mundo —basada en la hipótesis de un «alma del abierto hacia delante representa un experimento único: un experimen-
mundo»— por la imagen mecanicista del mundo, cimentada en la tum possibilis salutis, un experimento del que no cabe excluir el
suposición del sabio y divino Señor del mundo. Wolff publicó en 1719 fracaso. «El mundo es plenamente constitución para algo, tendencia
un libro titulado Ideas razonables de Dios, del mundo y del alma del hacia algo, latencia de algo. Y ese algo intentado se llama realización
hombre. Y decía en su obra: del que intenta, significa un mundo más acorde con nosotros, sin
dolores indignos, sin temor, sin alienaciones, sin la nada»5<). Porque
Todo ser racional actúa de acuerdo con unas intenciones. Dios es el ser más el experimento del mundo ha alcanzado su fase más elevada, decisiva
racional. Por consiguiente, tiene que actuar de acuerdo con unas intenciones...
Una máquina es una obra montada cuyos movimientos se basan en la clase de y crítica en el hombre, éste puede llevar el experimento a feliz término,
montaje. En consecuencia, el mundo es una máquina... Según esto, el mundo y y también hacerlo fracasar. En la mediación entre hombre y mundo se
cuanto hay dentro de él son medios con los que Dios ejecuta sus intenciones, pues realiza o fracasa aquel futuro del que está preñado el experimento del
aquellos son máquinas. De ahí se desprende con claridad que se convierten en una mundo.
obra de la sabiduría de Dios porque son máquinas. Quien explica de manera
comprensible cuanto hay y sucede en el mundo, como se suele hacer cuando se Lo que para Christian Wolff era la gloria presente del cosmos
trata de las máquinas, ese tal conduce a la sabiduría de Dios 47 . determinado desde todos los lados, un espejo de la sabiduría de Dios,
se convierte para Ernst Bloch en el futuro todavía no hallado. El
Siguiendo la concepción del mundo como máquina, se supone una mundo no pasa de ser ahora más que un puro experimento, pero tiene
conexión causal sin lagunas que determina todo el acontecer del que convertirse en «patria de la identidad» del hombre y de la
mundo. Las leyes de la naturaleza son eternas, regulan todo evento. Si naturaleza.
existiera en un instante del mundo la posibilidad de conocer todas sus Sin embargo, mientras el «sistema abierto» del mundo sea consi-
leyes, sería posible reconstruir el pasado y predecir con seguridad el derado sólo como experimento para encontrar el ideal «sistema
futuro. Por consiguiente, las casualidades no pasan de ser unas cerrado del mundo, ese modelo de mundo se halla en el plano de la
impresiones subjetivas que se fundan en leyes aún no descubiertas. máquina del mundo de la que habló la Ilustración. Sólo cuando el
Interesa encontrar una fórmula universal que permita explicar de sistema abierto del mundo deje de ser considerado únicamente como
forma unitaria todo acontecer. Se correspondería con el hipotético un sistema universal «todavía no» acabado, cuando se le considere
«orden central de todas las cosas»: «También cuando se pregunta por positivamente como sistema universal «vivo», sólo entonces cabrá
el ámbito subjetivo actúa el orden central y nos niega el derecho a hablar verdaderamente de progreso.
considerar las formas de este ámbito como juego de la casualidad o de Acerca del ámbito conceptual de este símbolo del mundo también
deberemos afirmar que ha sido tomado del mundo del trabajo mascu-
46. Cf. G. Freudenthal, Atom und Individuum im Zeitalter Newtons. Zur Genese der
mechanistischcn Nalur-und Sozialphilosophie, Frankfurt 1982; C. Merchant, The Death of 48. W. Heisenberg, Der Teil und das Ganze, München 1971, 290 ss; de manera
Nature. Womcn. Ecology and thc Scienti/ic Rcmlution. San Francisco 1980. similar, C. Fr. von Weizsácker, Die Einheit der Natur, München 1971, 16.
47. Cit. según W. Philipp, Das Zeitalter der Aujklarung, Bremen 1963, 35 s. Sobre la 49. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung. Frankfurt 1959 (ed. cast. citada); Experimentum
obsesión de Wolff por la máquina, cf. W. Philipp, Das Werden der Aujklarung in mundi, Frankfurt 1975.
thcologiegeschichtlicher Sicht, Gottingen 1957, 128 ss. 50. E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung. o. c., 17.
328 Símbolos del mundo Los símbolos en una perspectiva mesiánica 329

lino: el mundo se convierte en campo de experimentación del hombre. ciones veterotestamentarias referidas a la creación e integrarlas en un
Aquí se perciben con claridad los estadios de la evolución de la nuevo cuadro general. La fe cristiana en la creación tiene que ser
técnica moderna: el mundo como obra de Dios guarda una correspon- mesiánica. Y esto equivale a conocer el mundo y el hombre a la luz
dencia con el trabajo artesanal del hombre: el sujeto se mantiene mesiánica de su futuro redentor 53 .
incesantemente activo. He ahí la concepción del teísmo. El mundo La primera comparación apunta al contenido y al concepto de los
como máquina refleja la mentalidad que estuvo vigente en los prime- mencionados símbolos del mundo. Con el símbolo madre del mundo,
ros tiempos de la revolución industrial: el sujeto traslada su propia el hombre describe el sentimiento vital de encontrarse en el mundo tan
actividad corporal a la máquina. Y ésta es una concepción del deísmo. en su casa como el niño en el regazo materno. El mundo le rodea por
El mundo como experimento responde al mundo de los modernos todas partes, lo alimenta y lo protege. El hombre se siente seguro en
laboratorios en los que se hacen aquellos descubrimientos y hallazgos él. No se ha producido aún la separación del origen de todo lo
que pasarán después a la producción masiva guiada por la cibernética viviente. Por eso no ha hecho acto de presencia la angustia vital. Todo
y realizada mediante robots: el sujeto transfiere todas las actividades es uno. También la imagen redentora del macroanthropos que recapi-
mentales a la computadora y se concentra en actividades creativas. tula cielo y tierra de manera que el universo se convierte en su cuerpo
Pero ¿basta con que el hombre —para orientarse en la maraña y funciona como tal contiene el sueño de la unidad sin separación. El
impenetrable del mundo— eche mano de símbolos e imágenes que panteísmo —que pretende reflexionar sobre la inmanencia global de
provienen exclusivamente del ámbito dominado por él y que le Dios y trata de eliminar toda distinción entre transcendencia e inma-
interpelan a él como trabajador, como inventor y como experimen- nencia— constituye el mundo conceptual correspondiente.
tador? El símbolo Madre Tierra toma el camino que conduce, aunque no
Al final de una larga historia de la cultura y del espíritu, ha sido destruida la necesariamente, a la polaridad marcada por lo sexual. El hombre se
visión del mundo de la entente seeréle, la metafísica de los poderes vitales que se experimenta sobre la madre, ya no en la madre. Existe sobre la tierra
ponen de acuerdo y disputan. Ha sido destruida por el monoteísmo y por el bajo un cielo supraterreno. El dualismo padre celestial-madre tierra
mecanismo científico-técnico para el que el monoteísmo, desdemonizando y libera al hombre de la seguridad que da la madre universal y le expone
desdivinizando la naturaleza, creó un espacio libre. Dios y la máquina han
sobrevivido al mundo arcaico y se encuentran ahora solos51. a las diferencias y separaciones de la individuación. Sin duda, la
madre tierra continúa siendo la patria de la que viene la vida y a la
Si esto es la meta del desarrollo, constituye también el final del que la vida retorna. Se desarrolla el correspondiente mundo concep-
hombre como consecuencia de la destrucción de la naturaleza. tual en la diferencia entre transcendencia e inmanencia. Pero como lo
uno se ha bifurcado en el dualismo de cielo y tierra, de hombre y
mujer, de alma y cuerpo, no es posible concebir en clave dualista
8. Comparación de los símbolos en una aquella diferencia. Esta es, en el fondo, el movimiento dialéctico de lo
perspectiva mesiánica uno. Por eso, este símbolo permite desarrollar el mundo conceptual
del panenteísmo movido dialécticamente.
La comparación de los símbolos del mundo expuestos aquí pre- Los símbolos de la fiesta, de la danza, del teatro, de la música y del
tende llevar de las imágenes a los conceptos. Y quiere completar el juego captan el espacio, tiempo y juego intermedios en aquella dife-
contenido de cada uno de los símbolos con el de los otros restantes. rencia originaria. No representan la unidad de lo diferente regresando
Así se conseguirá una visión del hombre en el mundo más rica que la a un original uno universal, sino que estudian las posibilidades para
ofrecida por cada uno de esos símbolos por separado. Finalmente, una nueva unificación. La fiesta re-une; y de la reunión festiva
como se ha apuntado ya al hablar de la recepción cristiana de los
diversos símbolos del mundo, intentamos lograr una integración
cristiana. Cuando hablamos de «integración cristiana» nos referimos veía «la esencia de la religión» manifestada en el cristianismo: «No mito estático,
apologético, sino mesianismo humano-escatológico» (o. c, 1404).
a la interpretación de la historia de la religión desde una perspectiva 53. Cf. Th. W. Adorno, Mínima Moralía. Reflexionen aus dem beschádigten Leben,
mesiánica52. Esa interpretación permite también relativizar las tradi- Frankfurt 1951, 333: «El conocimiento no tiene más luz que la que deriva de la redención
e ilumina el mundo. Todas las demás se agotan en reconstrucciones y son una pieza de la
51. A. Gehlen, Urmensch und Spatkultur, Bonn 1956, 285. técnica. Hay que elaborar perspectivas en las que el mundo se desfigura, se enajena, revela
52. Apuntó esta dirección E. Bloch cuando, frente a Feuerbach, exigía una «nueva sus perfiles y arrugas, tal como aparecerá un día como necesitado y desfigurado, a la luz
escatología de la religión» en lugar de una «antropología de la religión» (o. c, 1416), y mesiánica».
330 Símbolos del inundo Los símbolos en una perspectiva mesiúnica 331

dimana la nueva vida. La danza reúne lo diverso mediante el ritmo. triarcales, el mesianismo, concretamente el mesianismo del niño: «Si no
La música reúne a través del tiempo ordenado en compases y en cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el reino de los
secuencias de notas. Finalmente, el juego ofrece la libertad de confi- Cielos» (Mt 18, 3). Las visiones mesiánicas del futuro superan el
gurar, mediante la percepción de las casualidades, combinaciones poder de los arcaicos símbolos del origen y liberan a los hombres.
entre las diversas posibilidades. Una inmanencia transcendente o una En las imágenes mesiánicas y en los símbolos escatológicos de la
transcendencia inmanente determinan el mundo en el ritmo, en la Biblia no encontramos rastro alguno de patriarcado ni una vuelta al
melodía, en el teatro y en el juego. matriarcado. Nos encontramos ante el reino del niño. Se apunta así
Pero el símbolo del mundo como obra y como máquina hace a Dios simbólicamente quizá a una situación humana anterior a la diferen-
tan transcendente que la inmanencia no puede ser un enfrente equiva- ciación sexual. En el reino de Dios, «ni ellos tomarán mujer ni ellas
lente a él, pues ya no es de su misma naturaleza. El monoteísmo del marido» (Le 20, 34 ss). En consecuencia, no se dará la maternidad ni
Dios transcendente y la mecanización del mundo eliminan toda idea la paternidad. Para hablar de Jesús, de la comunión del «hijo» de
de una inmanencia de Dios. Con esa evolución comenzó la desmem- Dios, se utilizan las imágenes de la fraternidad y amistad. No se habla
bración de lo divino del mundo del hombre. El deísmo convirtió a Dios de paternidad ni de maternidad.
en algo lejano. El ateísmo era la consecuencia lógica, pues esta El cristianismo simboliza, mediante el bautismo de hombres y
máquina del mundo debe funcionar por sí misma sin necesidad de mujeres, la donación mesiánica del Espíritu, que abóle la preponde-
Dios. rancia religiosa del hombre o de la mujer. El bautismo pasa a ocupar
Una segunda comparación se dirige a los intereses y esperanzas de el lugar que ocupaba en Israel la circuncisión de los varones. El
los hombres ligadas con esos símbolos del mundo. Es patente que en bautismo como símbolo de la escatológica donación del Espíritu y del
la transformación de los símbolos del mundo se reflejan siempre sello para el reino mesiánico crea en principio el estado de equipara-
luchas humanas por el dominio. Los símbolos del mundo, como las ción del hombre y de la mujer. Demuestra esto, finalmente, el escato-
imágenes del mundo, no sólo reflejan las impresiones del mundo lógico derecho hereditario: todo fiel, sea hombre o mujer, recibe en la
exterior vigentes en un momento determinado. Son también las comunión mesiánica con Cristo el derecho a la herencia escatológica
impresiones de la sociedad humana respectiva. Por eso podemos del Reino. Se convierten en herederos de la vida eterna y coherederos
percibir en la historia de esos símbolos e imágenes el paso del con Cristo (Rom 8, 17; Gal 3, 29; 4, 7; Ef 1, 14; 2, 8; Heb 6, 17). El
matriarcado que vigió en las culturas primitivas al patriarcado de las derecho a la herencia escatológica elimina el derecho hereditario por
culturas históricas. Los símbolos de madre del mundo y madre tierra línea materna o paterna y la transferencia del dominio. Esto significa
dieron a la mujer su dignidad y la aproximaron al misterio del mundo: que el hilo rojo del mesianismo recorre toda la historia de la religión
el misterio divino del mundo habla a través de la mujer. Por eso con todas sus luchas entre patriarcado y matriarcado. Y significa que
fueron sacerdotisas las que ejercieron en los cultos de la madre. Así, ese hilo rojo termina por hacer desaparecer el patriarcado.
por ejemplo en Delfos, las sacerdotisas precedieron históricamente a En esta perspectiva, es razonable intentar la desaparición de la
los sacerdotes de Apolo. Los símbolos de la gran madre marcaron imagen mecanicista del mundo, imagen surgida en los tiempos moder-
también la secuencia hereditaria de la línea materna que va de madre a nos, con unos perfiles unilateralmente patriarcales. El paso a una
hija, legitimando así la posición dominante femenina. La aparición de imagen ecológica del mundo no sólo responderá mejor a la realidad del
los símbolos del mundo patriarcales están relacionados directamente entorno natural del mundo humano, sino también a la naturalidad de
con la toma de poder del hombre. Los dioses masculinos hablan ese mismo mundo, compuesto por hombres y mujeres. Y esta imagen
entonces a través de sacerdotes, y el varón se convierte en dueño y lleva consigo formas de una comunidad más igualitaria en las que el
cabeza de la mujer ante los dioses. Los símbolos del mundo patriarca- predominio del patriarcado se elimina y se crea una organización
les determinan la secuencia hereditaria de la línea paterna que va del social de carácter cooperativo. Las centraciones de la imagen mecani-
padre al primogénito. Para asegurar la paternidad y la filiación debe cista del mundo ceden su lugar a las consonancias en el tejido de las
haber un orden familiar patriarcal. El monoteísmo del mundo moder- relaciones recíprocas. En este camino del dominio mecanicista del
no es el punto final provisional del desarrollo del patriarcado. mundo a una comunión ecológica universal, los antiguos símbolos del
El patriarcado desplazó a la cultura matriarcal de los símbolos mundo de tinte matriarcal están preñados otra vez de futuro, pues de
referidos al origen del mundo y al poder, pero al mismo tiempo nació, nuevo «dan que pensar».
probablemente bajo la influencia de las reprimidas tradiciones ma-
ÍNDICE DE AUTORES

Abrecht, P., 39 Birch, Ch., 63


Adorno, Th. W., 135, 329 Bird, Ph. A., 235
Agustín, 110, 127 s, 130, 142, 155, Bizer, E., 71, 95, 174, 188
247 ss, 261 Bioch, E., 19, 56 s, 58, 77, 79, 89, 105,
Althaus, P., 9, 51, 188 145, 148, 192 ss, 227, 260, 327 s
Altner, G., 39, 64, 204, 206 Blumenberg, H., 40, 48
Amery, C , 39, 42 Bockmühl, Kl., 55
Andreasen, N.-E., 287 Bóhme, J., 59, 116, 312
Angélico, Fr., 319 Boer, P. A. H. de, 236
Antweiler, A., 93 B^rresen, K. E., 251
Aquino, T., 47, 68, 72, 93, 222, 229, Bohr, N., 216
241 243 249 ss 264 Bollnow, O. F., 159
Aristóteles,' 123, 161, 167, 250 s, 266 Bonhoeffer, D., 73, 91, 229, 270
Arnheim, R., 160 Boulding, K., 204
Asimov, J., 204 Brandon, S. G. F., 119
Assmann, H., 42 Braun, H., 302
Atanasio, 224 Bresch, C , 221
Auer, A., 37 Brunner, E., 9, 50 s, 69, 102, 147, 243
Aurobindo, S., 318 Bruno, G., 166 s, 168, 208
Buber, M., 25
Baader, Fr., 41 Buchholtz, Kl.-D., 112, 166
Bacchiocchi, S., 304 Bultmann, R., 50, 72, 114, 222
Bachofen, J. J„ 310 Buytendijk, F. J. J., 324
Bacon, Fr., 40, 58, 151
Balthasar, H. Urs von, 97, 312 Calderón de la Barca, 320
Balz, H. R., 81 Calvino, J, 24, 73, 110, 112,187,252,
Barbour, J. G., 38, 46, 48, 68 321
Barth, K., 9, 24, 30, 51, 68, 75 s, 87, Capelle, W., 124, 160
95 s, 102, 130, 176 s, 229, 262 s, Capra, Fr., 25 s, 117, 317
283, 287 s, 289 ss Cardenal, E., 78
Basilio, 22 Cardoso, F. H., 42
Baudrillard, J., 258 Carson, D. A., 287
Bauer, K. A., 267 Cipriano, 315
Beck, J. T., 177, 312 Clemente de Alejandría, 320
Bcisscr P. 94 Cobb, J., 63, 93
Benjamín, W., 83, 106, 144, 148 Come, A., 114
Benz, E., 19 Congar, Y., 112
Berkhof, H., 148 Coomaraswamy, A. K., 317 s
Beth, K., 206 Copérnico, N., 48, 166
Bindemann, W., 81, 115 Curtius, E. R., 320
334 '?'-'''• índice de autores Índice de autores 335

Daecke, S. M., 206, 208 Goethe, J. W. von, 55, 77, 116 Illich, J., 282 Lowe, D. M., 143, 145
Dahrendorf, R., 320 Góttner-Abendroth, H., 310 Inhelder, B., 159 Lowen, A., 269
Daly, M., 236 Gogarten, Fr., 9, 43, 50 Iwand, H. J., 73, 244 Lüth, P., 282
Dander, Fr., 242 Goldberg, Am., 28 Luhmann, N., 143, 146
Dante, A., 103 Goodfield, J., 119 Jacob, B., 87 s, 173 Luría, Isaac, 101
Darby, T., 120 Goodman, P., 269 James, E. O., 310 Lutero, M„ 24, 51, 187 s, 246, 267,
Darwin, Ch., 47, 200, 204, 208 s Goppelt, L., 301 s Jammer, M., 160 s, 164, 166, 168 s, 321
Delitzsch, Fr., 87 Gould, St. J., 204 170
Descartes, R., 40, 58, 166 s, 260 ss Gregorio Nacianceno, 249, 254 Jantsch, E., 31, 117, 143 Macquarrie, J., 310
Diekamp, Fr., 174, 184 Gregorios, P., 182 Jaspers, K., 262 Mann, K., 309
Dietrich, A., 313 ss Griffin, D. R., 93 Jeremías, J., 301 Marcuse, H., 38, 135
Dijksterhuis, E. J., 26 Grimm, W., 287, 302 Jervell, J., 230, 238 s Margulis, L., 312
Dilthey, W., 144, 240 Gross, W., 233 Jones, H. M., 39 Marsden, G., 204
Dirac, P. A. M., 214 Guardini, R., 191 Jüngel, E., 233 Marx, K., 45, 54 ss, 116, 191 s, 208
Ditfurth, H. von, 212 Gunkel, H., 233 Jung, C. G., 309 Matson, Fl. W., 26
Dreitzel, H. P., 269, 272 Gutiérrez, G., 42 Maurin, Kr., 63
Drewermann, E., 39 Guthrie, H. H., 85 Kásemann, E., 73, 80 s, 83, 115 May, G., 89
Droste-Hülshoff, A. von, 82 Kamper, D., 255, 257 s, 269 Mayr, Fr. K„ 251
Droysen, J. G., 276 Habermas, J., 38, 46, 323 Kant, I„ 58, 125 s, 140 McGilvray, J.C., 281
Duchrow, U., 127 Haeckel, E., 208 Kepler, J., 48 Melanchthon, P. 244
Dussel, E., 42 Háring, H., 184 Kessler, K., 209 Merchant, C , 326
Hamann, J. G., 102 Kierkegaard, S., 246 Merton, Th., 46
Ebeling, G„ 50, 72, 187 Hardin, G., 204 Kluge, Fr., 325 Metz, J. B., 134, 149
Edwards, J., 18 Hefferline, R. F„ 269 Kohl, M., 205 Meyer-Abich, Kl. M., 54
Eigen, M., 208, 217, 322 Hegel, G. W. F., 141,280, 299 Koselleck, R., 143 s Michalski, K., 63
Einstein, A., 90, 208 Heidegger, M., 41, 54, 143, 148 Koyré, A., 155, 166 s, 168 Miller, P., 142
Eisenbart, C , 276 Heim, K., 112,206 Kramer, S. N., 310 Mitscherlich, A., 41
Elert, W., 48, 189 Heine, H., 116 Kraus, H.-J., 13 Moldaenke, G., 244
Eliade, M., 119 s, 157, 313 ss Heine, S., 279 Krehl, L. von, 61 Moleschott, J., 58
Engels, Fr., 208 Heisenberg, W., 216, 327 Krótke, W., 102 Moltmann, J., 46, 61, 67, 73, 79, 90 s,
Eriúgena, S., 208 Hendry, G., 89, 102 Krolzik, U., 39 94 s, 100, 104 s, 140, 147, 164, 195,
Euclides, 162 Heppe, H., 71,95, 174, 188 Kropatscheck, H., 244 221, 231, 254, 260, 268, 287, 316,
Evdokimov, P., 85, 182,222 Heráclito, 322 Kropotkin, P. 209 322
Herder, J. G., 199 Krusche, W., 24, 73, 110, 251 Montagu, A., 204
Falcke, H., 37 Heron, A., 112 More, H., 166 s, 168, 170
Fenton, J. Y., 255 Hertwig, O , 208 Lackner, St., 209 Müller, A. M. Kl., 51, 143
Feuerbach, L., 189 ss, 328 Hertzsch, E., 303 Ladner, G., 242 Müntzer, Th., 145
Fink, E., 322 s Heschel, A., 287, 289, 291, 294, 296 Landes, D. S., 62 Mumford, L., 35
Fischer, Kl. P., 21 Hipólito, 319 Landgrebe, L., 140 Mussner, Fr., 108
Flacio Ilírico, 244 ss Hirsch, E., 48 Landmann, M., 240
Freud, S., 47, 200, 281 Hódl, L., 242 Lao-Tse, 20 Nagel, W., 303
Freudenthal, G., 26, 326 Hólderlin, Fr., 277 Lefévre, H., 36 Natanson, M., 143
Friedgood, H. B., 37 Hoffmann, A., 242 Leibniz, G. W. F. von, 90, 155, 166, Nebelsiek, H., 38
Fritzsche, H.-G., 224 Hofmannsthal, H. von, 320 169 s, 214 Nelis, J., 173
Fromm, E., 62, 287, 297 Homero, 258 Leiss, W., 40, 151 Neumann. E., 310
Fuchs, E., 72 Horkheimer, M., 38 Levi-Strauss, C , 122 Mewton, I., 46, 112, 155, 166, 168 s
Hornung, E., 120, 315 Liedke, G., 39 s Nicolás de Cusa, 102, 208
Gadamer, H.-G., 140 Hubble, E., 212 Link, Chr., 71, 76 Nietzsche, Fr., 156, 315 s
Galilei, G., 47 s, 200 Hübner, J., 48 Lippe, R. zur: 257, 276, 278
Ganoczy, A., 68 Huizinga, J., 322 s Lochman, J. M., 241 Oetinger, Fr., 27, 102, 112, 114, 116,
Garaudy, R., 141 Hurbon, L., 79 Lówith, K., 44, 70, 146, 152 255, 312
Gehlen, A., 122, 328 Husserl, E., 145 Lorenz, R., 189 Oettingen, A. von, 102
Gerhard, J., 177, 180, 184, 188, 190 Huxley, J. S., 64, 204, 209 Lossky, VI., 115,229 Osiander, A., 48, 251, 312
Gese, H., 20, 288 Huxley H., 204 Lovejoy, A. O., 90 Osten-Sacken, P. von der, 81
Güg, G., 322 Lovelock, J. E., 152, 312 s Osthathios, G. M., 249
336 índice de autores índice de autores 337

Ott, H., 206 Runyon, Th., 64, 85 Taylor, J. V., 277 Weber, O., 201, 224, 229
Otto, St., 242 Rust, E. C , 38, 112, 115 s Tennyson, A. Lord, 205 Weizsácker, C. Fr. von, 213, 327
Tilhard de Chardin, P„ 200, 204,208, Weizsácker, E. von, 37, 40, 45 s, 61,
Pannenberg, W., 45, 166, 214, 276 Safran, A., 170 225 63, 208
Parménides, 124 s, 127, 160 Santos, T. dos, 42 Thielicke, H., 245 Welker, M., 43, 93, 97, 174, 187
Pascal, Bl., 156 Sauter, G , 147 Tibon-Cornillot, M., 258 Westermann, Cl., 87, 200, 230 s, 233,
Patai, R., 310 Scanonne, J. C , 42 Tilenus, D., 174 292
Peacocke, A. R., 38, 216, 221, 226, Scheffczyk, L., 229, 242 Tillich, P„ 98, 99, 193, 236, 288 Weth, R., 43
310, 317 Scheler, M., 65, 144, 165 s Titius, A., 206 White, L., 40
Peccei, A., 36 Schelling, F. W. J.,55 s, 102, 213 Toffler, A., 278 Whitehead, A. N., 52, 63, 93, 182
Peña, J.-L. R. déla, 194 Schiller, Fr., 145 Torrance, Th. F., 13, 52, 214 Winkler, R., 208, 322
Perls, F. S., 269 Schleierraacher, Fr., 50, 94, 112, 114 Toulmin, St., 119, 214 Wittram, R., 140, 144
Petzold, H., 269 Schlier, H., 312 Trible, Ph., 201, 230 s, 235, 314 Wolfel, E., 89
Peursen, C. A. van, 275 Schmaus, M., 176, 184, 247, 249 Trillhaas, W., 224 Wolff, Chr., 326 s
Pflügler, P.-M., 255 Schmid, H„ 71 Trocmé, A., 302 Wolff, H. W., 230, 267, 287
Philipp, W., 326 Schmidt, A., 41, 58 s Troeltsch, E., 144 Wolkstein, D., 310
Piaget, J., 159 Schmidt, W. H., 200, 230 ss Trowitzsch, M., 94 Wulf, Chr., 255, 257 s, 269
Picht, G., 123, 125, 142, 160 s, 213, Schmidt-Kowarzik, W., 54 Wunderlich, D., 159
276 Uexküll, J. von, 61, 162
Schmitz, H., 159
Pierce, T., 127 Schmitz, Ph., 39 Vilmar, A., 141 Yoder, J. H„ 302
Pinto, A., 42 Scholem, G., 79, 89, 101 Vries, S. de, 133
Pío XII, 204 Schulz, R., 57 Zeno, S., 314
Platón, 89 s, 123, 168, 176, 258 ss, Schutz, R., 288 Wainright, G., 85 Zimmer, H., 311, 317
263, 313, 320 Schwantes, H., 79 Ware, K., 85, 91 Zinn, E., 114, 169, 255
Plessner, H., 65 Schweizer, E., 258 Weber, H. E., 244 Zízíoulas, J. D., 29, 46
Plotino, 322 Segundo, J. L., 42 Weber, M., 62 Zwingli, H., 187
Plügge, H., 262 Seidenberg, R., 122
Pohlenz, M., 71 Shakespeare, W., 320
Polanyi, M., 214 Shinn, R. L., 39
Prenter, R., 24 Singer, i. B., 101
Prigogine, I., 215, 219 Smart, J. J. C , 166
Prior, A., 143 Sóhngen, G., 73
Spencer, H., 204
Rad, G. von, 68, 87, 133 s, 289, 295 Spinoza, B., 56, 111, 167, 168, 208,
Rad, M. von, 61 226
Rahner, H., 318 s, 323 Staehelin, B., 62
Rahner, K., 21, 148, 220 Stamm, E., 287
Ranke, L. von, 144 Stamm, J. J., 230
Reventlow, H. Graf, 87 Staniloae, D., 237
Richter, H. E., 40 Steck, O. H., 43, 162, 237
Ricoeur, P., 77, 141, 309 Stegmüller, W., 212
Riesenfeld, H., 287, 303 Stempel, W. D., 143
Rijssen, L. van, 188 Stengers, I., 215, 219
Rilke, R. M., 191 Stent, G., 204
Robinson, H. W. 112, 115 Stevens, J. O., 269
Rodríguez, A., 324 Stock, K., 107, 115, 188, 263
Róssler, D., 283 Stóve, E., 206
Rohner, A., 242 Stone, M., 310, 313
Rohrmoser, G., 41 Strauss, D., Fr., 144
Rordorf, W., 287, 303 ss Strigel, V., 244
Rosenzweig, Fr., 28, 148, 287 ss, 292, Strunk, R. 141
298, 300, 306 Stuhlmacher, P., 79
Rudolph, E., 54, 58, 63, 206 Susman, M. 295
Ruether, R., 40, 251, 310 Szabo, A., 287
Ruler, A. A. van, 270
Índice general 339
ÍNDICE GENERAL
6. El espacio de la creación 155
1. Concepto ecológico del espacio 157
2. Concepto del espacio homogéneo 159
Prólogo 9 3. La creación de los espacios y el espacio de la creación 162
4. El problema del espacio absoluto 166
1. Dios en la creación 15
7. Cielo y tierra 173
1. El conocimiento de la naturaleza como creación de Dios es un 1. ¿Por qué un mundo dual? 173
conocimiento participativo 16 2. El cielo de la naturaleza 179
2. Creación para la gloria 18
3. El cielo de Jesucristo 184
3. El sábado de la creación 19 4. La moderna «crítica del cielo» 189
4. Preparación mesiánica de la creación para el reino 20 5. La gloria de Dios «en el cielo como en la tierra» 195
5. Creación en el Espíritu 22
6. Inmanencia de Dios en el mundo 26
8. La evolución de la creación 199
7. El principio de la mutua compenetración 29
8. Espíritu y conciencia humana 30 1. El hombre, una criatura en la historia de la creación 199
2. ¿Evolución o creación? Frentes equivocados y problemas
2. En la crisis ecológica 33 verdaderos 204
3. Procesos evolutivos de la naturaleza 211
1. La crisis de dominio 35
4. La creación continuada 221
2. Hacia una teología ecológica de la naturaleza 46
3. Alienación y liberación de la naturaleza 54 9. Imagen de Dios en la creación: los hombres 229
a) Karl Marx y la alienación de la naturaleza 54
b) La «naturaleza-sujeto» de Ernst Bloch 56 1. El destino originario de los hombres: imago Dei 230
c) La patria en la naturaleza 59 2. La vocación mesiánica de los hombres: imago Christi 238
d) La animación del cuerpo 61 3. La glorificación escatológica de los hombres: gloria Dei 241
e) La naturalización del hombre 63 4. Imagen de Dios y pecador a la vez 242
5. Semejanza social con Dios 247
3. El conocimiento de la creación 67
1. Alianza, creación y reino de Dios 67 10. «La corporeidad es el final de todas las obras de Dios» 255
2. «¿Teología natural?» 71 1. El primado del alma 257
3. El mundo como promesa y anticipación 75 2. El cuerpo animado 266
4. Conocimiento mesiánico del mundo 79 3. Vida en salud y en enfermedad 280
5. La comunión eucarística de la creación 84
11. El sábado: la fiesta de la creación 287
4. Dios el Creador 87 1. La consumación de la creación 289
1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra 87 2. La bendición de la creación 292
2. La autodeterminación de Dios como Creador 94 3. La santificación de la creación 294
3. Creación de la nada 100 4. La fiesta de la redención 298
4. Doctrina trinitaria de la creación 107 5. Jesús y el sábado JQI
5. El espíritu cósmico 111 6. El domingo, la fiesta del comienzo 303

5. El tiempo de la creación 119 Apéndice: Símbolos del mundo 309

1. El tiempo como repetición de la eternidad 119 1. La gran madre del mundo 3 JQ


2. El tiempo como eterno presente 124 2. Madre tierra ' ' 313
3. El tiempo de la creación 127 3. La fiesta del cielo y de la tierra 315
4. Experiencias del tiempo en la historia de Dios 132 4. El mundo como danza ' " 317
5. Los tiempos entrecruzados de la historia 138 5. El gran teatro del mundo 320
a) La experiencia de la historia en el horizonte de su futuro 140 t>. El juego como símbolo del mundo 322
b) La historización del pasado presente 144 7. El mundo como obra y como máquina 324
c) La futurización del futuro actual 146 8. Comparación de los símbolos en una perspectiva mesiánica 328
d) Sincronización de los tiempos históricos 149 índice de autores ->-¡-,
e) La sincronización del tiempo de la historia y del tiempo
de la naturaleza 151

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