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MÓDULO 3: EL FLUJO DEL AGUA SUBTERRÁNEA HIDROGEOLOGÍA

UNIDAD 4 UNIDAD 5

UNIDAD 5: Modelos de flujo

Pedro Martínez Santos


Profesor Titular de Universidad / Universidad Complutense de Madrid

ÍNDICE

1.- OBJETIVOS 2

2.- QUÉ ES UN MODELO 3


2.1 Para qué sirve un modelo
2.2 Evolución histórica de las técnicas de modelización: del tanque de arena al modelo digital

3.- LA ECUACIÓN GENERAL DE FLUJO Y SU PROBLEMÁTICA DE RESOLUCIÓN 5


3.1 La ecuación general de flujo
3.2 Problemática de resolución de la ecuación general de flujo

4. EL CÓDIGO MODFLOW 9
4.1 Ámbito de aplicación de Modflow

5.- ALGUNAS PRECAUCIONES SOBRE LOS MODELOS 12

6.- PROTOCOLO DE ELABORACIÓN DE UN MODELO 13


6.1 Estableciendo la necesidad y objetivos de un modelo
6.2 Definición del modelo conceptual
6.3 Discretización del medio físico
6.4 Simulación y calibración en régimen permanente
6.5 Discretización del tiempo en régimen transitorio
6.6 Calibración y validación del modelo en régimen transitorio
6.7 Definición de hipótesis de simulación
6.8 Análisis de resultados, recomendaciones y toma de decisiones

7.- UN EJEMPLO PASO A PASO 23


7.1 Enunciado
7.2 Estrategia de modelización
7.3 Elaboración del modelo en régimen permanente
7.4 Elaboración del modelo en régimen transitorio (simulación histórica)
7.5 Utilización predictiva del modelo en régimen transitorio (hipótesis de simulación)

8.- BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 61

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RECOMENDACIÓN

Los primeros seis apartados de esta unidad son teóricos, mientras que el séptimo es práctico. Algunos de
los primeros (en especial del 6.1 al 6.8) pueden resultar un tanto abstractos a primera vista. En realidad,
están concebidos más como un elemento de referencia para el apartado 7 que como material de lectura. Si
te resultan difíciles de seguir, lo mejor es pasar directamente al apartado 7, donde se explican de una
forma más llana mediante ejemplos: siempre puedes volver a la explicación teórica si necesitas ampliar
cualquier información.

1. OBJETIVOS

Esta unidad consiste en una primera aproximación a la modelización hidrogeológica. Para facilitar el
aprendizaje autónomo se ha intentado primar la claridad conceptual sobre la exhaustividad
académica.
Comenzaremos por definir lo que es un modelo digital de flujo subterráneo y sus principales
aplicaciones prácticas, para después exponer su fundamentación teórica en base a la ecuación general
de flujo. Además haremos una breve introducción al código Modflow, justificando su elección como
herramienta para el aprendizaje, y expondremos algunas breves precauciones que siempre han de
tenerse en cuenta a la hora de interpretar los resultados de estudios de modelización. Por último,
resolveremos paso a paso un ejemplo práctico con ayuda de Processing Modflow al objeto de fijar los
conceptos aprendidos.
Desde el punto de vista docente, el objetivo de esta unidad es que los estudiantes adquieran unos
conocimientos suficientes como para ser capaces de empezar a profundizar por su cuenta en la
materia.

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2. QUÉ ES UN MODELO

Un modelo es una maqueta por ordenador de un sistema acuífero. Los modelos permiten simular
las condiciones de flujo del agua en el subsuelo, incluyendo su trayectoria, velocidad y tiempo de
residencia. Por su propia naturaleza, los modelos encuentran su ámbito de aplicación en aquellas
problemáticas hidrogeológicas cuya complejidad desaconseja el uso de técnicas y cálculos sencillos.

2.1 Para qué sirve un modelo


Un modelo es una herramienta. Es decir, es medio y no fin. Los modelos suelen tener como objetivo
la resolución de cuestiones hidrogeológicas concretas.
Por ejemplo, un modelo puede utilizarse para predecir las posibilidades de recuperación a corto,
medio o largo plazo de un acuífero sobreexplotado en función de distintos patrones de extracción de
agua. También sirve para evaluar los efectos futuros de poner en funcionamiento captaciones de agua
subterránea en un acuífero, o la posible afección a los ecosistemas acuáticos de superficie asociados al
mismo. En otras palabras, los modelos pueden ser útiles como apoyo a los procesos de planificación y
gestión hidrológica.
A escala más local, un modelo puede utilizarse para evaluar la influencia de una obra subterránea
sobre el nivel del agua en un acuífero (y viceversa). Imaginemos por ejemplo un vertedero excavado
por debajo del nivel freático. Para evitar que la presión vertical del agua ocasione grietas en las capas
impermeables del vaso, puede ser deseable perforar pozos en el entorno con los que deprimir
permanentemente el nivel freático. En ese caso, un modelo será útil para establecer el emplazamiento
óptimo de los pozos, así como los caudales que estos deberán evacuar. De la misma manera, un
modelo puede utilizarse para estudiar el espaciado óptimo de los drenajes de un túnel perforado bajo
el nivel freático; y también servirá para evaluar las consecuencias que, como barrera impermeable al
flujo, el túnel ejerce sobre la dinámica de funcionamiento del acuífero. En otras palabras, los modelos
son herramientas útiles en el ámbito de la obra civil.
Los modelos también pueden utilizarse para abordar problemas relacionados con la contaminación
de acuíferos. Esto por ejemplo incluye evaluar las alternativas de remediación óptimas para
descontaminar el medio acuífero. Es decir, los modelos son herramientas de gestión ambiental.
Por último, los modelos permiten el estudio detallado de procesos hidrogeológicos a diversas
escalas. Es decir: los modelos son útiles en el campo de la investigación científica.
A lo largo de las siguientes páginas iremos profundizando en muchos de estos aspectos,
construyendo un modelo con ayuda de un software ampliamente difundido entre los hidrogeólogos de
todo el mundo.

2.2 Evolución histórica de las técnicas de modelización: del tanque de arena al modelo digital
Desde los albores de la civilización, zahoríes, agricultores, ingenieros y geólogos se han formulado
las mismas preguntas: ¿hay agua en el subsuelo?, ¿a qué profundidad debo llegar para encontrarla?,
¿en qué dirección se mueve?, ¿cuánto deprimiré su nivel al extraerla?

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Con algunas complejidades añadidas, estas preguntas siguen constituyendo el núcleo duro de
muchos estudios hidrogeológicos modernos. Como ya sabemos, la dirección del movimiento del agua
en el subsuelo depende de la energía del agua (potencial hidráulico) en cada punto. Así, partiendo del
hecho empírico de que el agua se mueve siempre de mayor a menor potencial, podemos predecir el
camino que sigue desde las zonas de recarga de un acuífero a las zonas de descarga.
El estudio del movimiento de las aguas subterráneas mediante modelos a escala comienza a finales
del siglo XIX. El primer modelo de agua subterránea del que se tiene noticia fue el realizado por
Forchheimer en 1898. Se trataba de un modelo físico, es decir, de un tanque de arena conectado a un
sistema de grifería, y tenía por objeto simular el flujo de agua hacia un pozo en Graz (Austria). Los
modelos físicos presentan la ventaja de ser muy visuales, y por tanto muy útiles en determinados
ámbitos. Por desgracia, su elevado coste y escasa versatilidad ha llevado a que hayan ido cayendo en
desuso.
Por esas mismas fechas comienzan a desarrollarse los primeros modelos analógicos, conocidos así
por tratarse de simulaciones de procesos físicos análogos a los descritos por la ley de Darcy. Se
cuentan entre ellos los modelos de fluidos viscosos, a los que se hacía circulan entre placas paralelas
separadas entre sí una distancia capilar. También pueden citarse los de membrana elástica y los de
transferencia de calor, así como los modelos eléctricos, que tuvieron una importante aceptación hasta
la década de los años sesenta del siglo pasado.
Es precisamente entonces cuando aparecen los primeros ordenadores. Poco a poco, estos fueron
reemplazando a los tanques de arena y a los circuitos eléctricos, que quedaron casi totalmente
relegados al ámbito docente. Esto se debe, en gran medida, a la enorme capacidad de cálculo de los
microprocesadores, que permite resolver complejos problemas matemáticos en breves lapsos de
tiempo. Los modelos matemáticos realizados por ordenador, o modelos numéricos, se conocen
coloquialmente como modelos digitales.
En los años setenta, el norteamericano Trescott desarrolló el primer software para abordar el flujo
tridimensional del agua en el subsuelo. Su importancia reside en sentar las bases del moderno código
Modflow, publicado por McDonald y Harbaugh en los ochenta. Como comentaremos más adelante,
Modflow se ha convertido en una de las herramientas de mayor aceptación entre los hidrogeólogos de
todo el mundo, hasta el punto de haberse convertido en un auténtico estándar mundial. De ahí que lo
utilicemos como herramienta de referencia en esta unidad.

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3. LA ECUACIÓN GENERAL DE FLUJO Y SU RESOLUCIÓN

Antes hablábamos a nivel conceptual sobre lo que es un modelo y para qué sirve. Desde el punto
de vista matemático, todo lo expuesto se traduce en que un modelo nos proporciona una forma
rápida y eficiente de aproximar la solución a la ecuación general del flujo subterráneo.
Como en unidades anteriores se han tratado tanto el concepto de potencial hidráulico como las
peculiaridades del flujo subterráneo, aquí nos limitaremos a un breve recordatorio sobre la ecuación
general de flujo y su problemática de resolución.
Existen dos formas de conocer el potencial del agua en un lugar determinado de un acuífero. La
primera es perforar un sondeo que nos permita medirlo directamente. Este método tiene la ventaja
de ser inequívoco, pero es lento y costoso. Además, habitualmente existen múltiples inconvenientes
prácticos que impiden la proliferación de sondeos piezométricos.
El segundo método es calcular el nivel de manera indirecta, utilizando los distintos métodos
disponibles para la resolución de la ecuación general de flujo, una expresión matemática aplicable en
todos aquellos medios acuíferos donde pueda asumirse válida la ley de Darcy.

3.1 La ecuación general de flujo


La ecuación general de flujo es una ecuación diferencial en derivadas parciales de segundo orden.
Para un punto determinado de un acuífero, la ecuación general de flujo puede expresarse como
sigue:
 2h  2h  2h h
Kx  K  K    S* [5.1]
x 2 y 2 z 2 t
y z

Donde K es la conductividad hidráulica en cada una de las tres dimensiones del espacio (x, y, z), h
es el valor del potencial hidráulico en dicho punto, ω representa el intercambio de agua con el
exterior del sistema, S* es el coeficiente de almacenamiento específico y t es el tiempo.
Aunque se trata de una expresión ciertamente compleja, su interpretación conceptual es bastante
más sencilla de lo que parece. Consideremos un acuífero y dividámoslo en muchos elementos
unitarios (Figura 5.1). Por elemento unitario entenderemos un trozo de acuífero de forma cúbica y
dimensiones Δx, Δy e Δz, orientado en el espacio según unos ejes cartesianos. Por motivos que
estudiaremos más adelante, a efectos de modelización se asume que los acuíferos consisten en la
suma de múltiples elementos unitarios, a los que llamamos celdas. Al conjunto de celdas que
componen un modelo se le llama malla.
No es difícil deducir que el nivel del agua en el interior de un elemento unitario de acuífero estará
relacionado con el volumen agua almacenado en su interior: cuanta más agua contenga, más alto
estará el nivel (Figura 5.2). De la misma manera, y por el principio de conservación de la masa, la
oscilación del nivel será función de la diferencia entre el volumen de agua que le entra y la que sale
de él hacia los elementos adyacentes.
Esto es precisamente lo que representan las variables x, y, z, h, ω y t de la ecuación [5.1]: la
variación del nivel a lo largo del tiempo (δh/δt) vendrá dada por la suma de las oscilaciones de nivel

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asociadas al intercambio de agua de nuestro elemento con otros elementos adyacentes del acuífero
en las tres direcciones del espacio (δ2h/δx2, δ2h/δy2, δ2h/δz2). También estará condicionada por el
intercambio de agua con el exterior (ω) si nuestro elemento de acuífero está en la frontera del
sistema: por ejemplo, si se encuentra en la superficie y recibe la infiltración directa del agua de lluvia.
Los parámetros K y S* están relacionados con la naturaleza de los acuíferos. Como es sabido, un
acuífero es toda aquella formación geológica capaz de almacenar y transmitir agua en cantidades
significativas. Esto quiere decir que la posibilidad de flujo entre los distintos elementos unitarios de
un acuífero estará condicionada por la capacidad de los mismos de almacenar y transmitir agua.
Así, el intercambio de flujo de nuestro elemento unitario en las tres dimensiones del espacio
estará necesariamente limitado por la permeabilidad del medio: de ahí que la K multiplique al
intercambio de agua en las tres direcciones (Kx·δ2h/δx2, Ky·δ2h/δy2, Kz·δ2h/δz2).

Figura 5.1. Un elemento unitario de acuífero se define como una porción de terreno de dimensiones Δx, Δy, Δz, orientado
en el espacio según unos ejes cartesianos. Por motivos que estudiaremos los próximos epígrafes, a efectos de
modelización se asume que los acuíferos consisten en la suma de múltiples elementos unitarios. Los elementos unitarios,
también llamados “celdas”, pueden adoptar diversas formas. Lo más corriente es que sean prismas cuadrangulares
(cúbicos) o rectangulares.

Por último, la oscilación del potencial hidráulico en nuestro elemento unitario a lo largo del
tiempo estará condicionada por su capacidad de almacenar agua (S*). Cuanto mayor es dicha
capacidad, menores son las oscilaciones producidas por un flujo de entrada o de salida. Para
comprender esto, basta con pensar en dos vasos: uno lleno de canicas y otro completamente vacío. Si
echamos el mismo volumen de agua dentro de ambos, el nivel subirá más en el que está lleno de
canicas, puesto que parte de su capacidad ya está ocupada. También bajará más el nivel en él si de
ambos vasos extraemos un volumen de agua equivalente. De ahí que la oscilación del nivel a lo largo
del tiempo en la ecuación [5.1] esté también condicionada por la capacidad de almacenamiento
(S*·δh/δt).
Cuando el nivel del agua en el elemento unitario considerado varía a lo largo del tiempo, decimos
que se encuentra en régimen transitorio o variable, lo que significa que existen diferencias entre los
flujos de entrada y salida.
Si por el contrario existe equilibrio entre ambos, el nivel del agua en el elemento considerado se
mantendrá estable. En ese caso hablaremos de régimen permanente o estacionario. Por tanto, el
término de la derecha de la ecuación general de flujo será cero, y esta quedará como sigue:

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 2h  2h  2h
Kx 2  K y 2  Kz 2    0 [5.2]
x y z

En la práctica, la modelización en régimen permanente difiere ampliamente de la modelización en


régimen transitorio. Esto lo veremos mediante ejemplos más adelante.

Figura 5.2. El agua en el subsuelo se mueve de mayor a menor potencial hidráulico. En este caso, el flujo va de derecha a
izquierda, puesto que el potencial hidráulico h 5 es mayor que h0. El nivel en cada elemento unitario es función de las
entradas y salidas que experimenta con respecto a los elementos adyacentes. En este caso, el nivel del elemento 3
dependerá de la diferencia entre el volumen de agua que recibe del elemento 4 y la que le cede al elemento 2. Por tanto,
tendería a subir si el primero excediese al segundo, a bajar en caso contrario, y a mantenerse estable si ambos fuesen
iguales.

3.2 Problemática de resolución de la ecuación general de flujo


De lo anterior deducimos que los aspectos conceptuales de la ecuación general de flujo son
relativamente sencillos. Sin embargo, su resolución dista mucho de serlo. Después de todo, las
ecuaciones diferenciales son entes matemáticos complejos cuyo manejo requiere nociones
avanzadas de cálculo. Además, hay que tener en cuenta que no basta con resolver la ecuación una
sola vez: la explicación del epígrafe anterior se refiere a un balance de entradas y salidas para un
único elemento unitario de un acuífero, pero este último está realmente constituido por la suma de
muchos elementos unitarios. Al estar todos ellos interrelacionados hidráulicamente, el cálculo de la
distribución de todos los niveles pasa por resolver un sistema de ecuaciones con tantas ecuaciones e
incógnitas como elementos unitarios haya.
Afortunadamente, con el tiempo se han desarrollado distintos métodos para aproximar la solución
de este tipo de sistemas de ecuaciones sin necesidad de resolverlos directamente. Entre los métodos
principales podemos citar tres: los métodos gráficos, los analíticos y los numéricos.
Por métodos gráficos entendemos aquellos que nos permiten estimar el potencial hidráulico en
un punto a partir de la representación gráfica de valores conocidos de su entorno, de manera análoga
a cómo representamos la topografía del terreno entre puntos de elevación conocida mediante curvas
de nivel. Este tipo de métodos incluye los mapas de isopiezas y las redes de flujo. La precisión de sus
resultados depende en último término de la resolución espacial de los valores conocidos: a mayor
número de puntos de agua, mejor será la aproximación.

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Los métodos analíticos pueden definirse como simplificaciones matemáticas de la ecuación


general de flujo. Permiten el cálculo del potencial hidráulico en una serie de casos particulares
basados en condicionantes bastante estrictos. Muchos de estos métodos son fórmulas desarrolladas
para el estudio de la hidráulica de captaciones, y funcionan bajo unas condiciones de partida muy
estrictas. Sirvan como ejemplo las fórmulas de Theis o Dupuit.
Los métodos numéricos –conocidos coloquialmente como “modelos digitales”– consisten en
aproximar la solución de la ecuación general de flujo mediante las técnicas de elementos o
diferencias finitas. Su complejidad matemática hace que, en la práctica, la aplicación de este tipo de
técnicas sólo pueda abordarse desde la potencia de cálculo que nos brindan los ordenadores. Dado
que esta unidad es de carácter meramente introductorio (sería necesario un curso monográfico sobre
el tema para erigirnos en expertos), omitiremos la fundamentación matemática más profunda para
centrarnos en aspectos más prácticos.
Existen diversos paquetes informáticos que permiten la modelización de problemáticas
hidrogeológicas en base métodos numéricos. Sin duda el más importante es el código Modflow, al
que se hace referencia en el siguiente epígrafe.

4. EL CÓDIGO MODFLOW
Modflow es un paquete informático desarrollado por investigadores del Servicio Geológico de los
Estados Unidos en la década de los ochenta. El propósito de sus creadores fue programar un
algoritmo matemático capaz de automatizar la resolución de la ecuación general del flujo en tres
dimensiones, de manera que los modelos desarrollados con él fuesen capaces de describir y predecir
el comportamiento de cualquier sistema acuífero en el que pudiera darse por válida la ley de Darcy.
Modflow fue programado en lenguaje Fortran. Su primera versión pública data de 1988, y fue
mejorada por sucesivas revisiones del código en 1996, 2000 y 2005. El código original fue
considerablemente enriquecido por su naturaleza abierta: muchos de los módulos y plug-ins que hoy
forman parte integral del programa fueron en su origen contribuciones desinteresadas de distintos
investigadores.
Pese a esto último, no puede decirse que Modflow fuese originalmente un programa diseñado
para el gran público. De hecho, ni siquiera era asequible para la mayoría de los hidrogeólogos, puesto
que carecía de una interfaz de usuario lo suficientemente accesible. Sin embargo, desde el principio
existió un amplio consenso en torno a su utilidad práctica, puesto que incluso las primitivas versiones
de Modflow permitían abordar problemáticas más complejas que las técnicas hidrogeológicas
tradicionales. Quizá es por ello que no tardaron en surgir conceptualizaciones de Modflow enfocadas
a facilitar la labor del usuario. Entre ellas podemos destacar dos, Visual Modflow y Processing
Modflow. Su éxito ha sido tal que han terminado por convertirse en un auténtico estándar mundial
de la modelización.
Visual Modflow es una interfaz de usuario comercializada actualmente por la firma canadiense
Schlumberger. Se trata del paquete informático más ampliamente difundido dentro del mundo de la
hidrogeología, y destaca por su continua evolución y su atractiva apariencia gráfica. No en vano, la
firma cuenta con un verdadero ejército de programadores dedicado en cuerpo y alma al desarrollo y
mejora de su producto estrella. En su debe puede citarse su elevado precio y la problemática práctica
que en ocasiones genera su complejo sistema de licencias.

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Por su parte, Processing Modflow es una interfaz de usuario programada por los investigadores
Chiang y Kinzelbach, de la Universidad de Leipzig. Desde hace algunos años es comercializado por la
firma Simcore. Desde el punto de vista gráfico es menos atractivo que Visual Modflow, y su capacidad
de evolución es menor. Sin embargo, su robustez y fiabilidad está fuera de toda duda, siendo
comparativamente mucho más barato. Además, algunas versiones pueden descargarse
gratuitamente de la página web de la firma y funcionan sin limitaciones, lo que lo convierte en la
alternativa óptima tanto para la docencia universitaria como para el aprendizaje personal.
A pesar de estas diferencias, puede afirmarse que ambos programas son bastante equivalentes en
la práctica. Así, un usuario capaz de manejarse con Visual no tendrá dificultades en adaptarse a
Processing y viceversa. Para facilitar la tarea de introducirnos en la modelización (y, sobre todo, por
su carácter gratuito), a lo largo de las páginas siguientes adoptaremos Processing Modflow como
herramienta de trabajo.

4.1 Ámbito de aplicación de Modflow


Como ya se ha comentado, la ecuación general de flujo asume válida la ley de Darcy. Esto quiere
decir que el ámbito estricto de aplicación del código Modflow es el medio intergranular o poroso. En
hidrogeología, esto se identifica sobre todo (pero no exclusivamente) con los acuíferos de tipo
detrítico.
En acuíferos fisurados o kársticos el flujo subterráneo sólo se rige parcialmente por la ley de Darcy:
aunque a menudo existe una porosidad primaria asociada a la presencia de pequeñas oquedades y
sedimentos sueltos, no menos cierto es que estas litologías se caracterizan en ocasiones por la
presencia de canales subterráneos, a través de los cuales puede tener lugar un flujo de carácter
turbulento. Como consecuencia, su estudio detallado requiere combinar la ecuación general de flujo
con las ecuaciones hidráulicas que gobiernan el discurrir del agua por canales abiertos y cerrados.
Para ello son necesarios modelos más sofisticados, que a menudo se desarrollan ad hoc para abordar
la problemática específica de cada lugar.
La aplicabilidad de Modflow a este tipo de medios es limitada, pero no nula (Cuadro I). Si la
porosidad primaria domina el comportamiento hidráulico de la formación geológica a modelar,
podremos asimilarla a un medio detrítico. En este caso, los problemas suelen abordarse a partir de la
definición de un medio poroso equivalente, es decir, una distribución de permeabilidades y
porosidades que reproduzca adecuadamente los niveles observados en campo. En estos casos, los
resultados del modelo sólo son válidos en orden de magnitud y a escala de tendencia.
También es posible modelizar estos acuíferos en base mapas detallados de fracturas, atribuyendo
permeabilidades “muy altas” a las celdas del modelo asociadas al flujo preferencial del agua. La
aplicación de esta técnica queda condicionada la disponibilidad de mapeados de fracturas
suficientemente detallados.
En tiempos más recientes, investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos han
desarrollado para Modflow el paquete conduit flow process. Se trata de un módulo capaz de simular
flujo laminar y turbulento por conductos, tratando los conductos subterráneos propios de medios
fisurados y carbonatados como tuberías cilíndricas. Aunque va ganando aceptación, este módulo se
encuentra todavía en fase experimental y, por tanto, sujeto a continuas modificaciones. Así lo

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atestiguan las numerosas publicaciones que en tiempos recientes han ido saliendo en revistas y
boletines científicos especializados.

CUADRO I. Un ejemplo del uso de Modflow en medios kársticos


Modflow asume la validez de la ley de Darcy en todo momento, por lo que no está diseñado para
reproducir el comportamiento de acuíferos de tipo fisurado o kárstico. Sin embargo, numerosos
estudios demuestran que Modflow puede proporcionar resultados aceptables en esta clase de
acuíferos, sobre todo si se trabaja a escala regional. El principal motivo es que los efectos del flujo
localizado tienden a difuminarse cuando se trabaja con distancias de centenares o miles de metros.
La Figura 5.3 muestra un modelo de los distintos subsistemas acuíferos de la Sierra de Mijas
(Málaga) elaborado con Modflow. A pesar de tratarse de un medio calcáreo, se observa que los
niveles calculados por el programa (línea continua) se corresponden con bastante exactitud con los
medidos en el campo (puntos gruesos) para un período de varios años. De esta manera, puede
decirse que Modflow replica lo suficientemente bien el comportamiento de dicho acuífero, y por
tanto, que constituye una herramienta válida para predecirlo de cara al futuro. Como veremos más
adelante, el proceso mediante el cual se comprueba que los resultados de un modelo se
corresponden con la realidad observada en campo se conoce como calibración.
En cualquier caso, los resultados de Modflow en medios fisurados y kársticos han de tomarse como
aproximaciones en orden de magnitud. Bajo ningún concepto deben utilizarse para programar
actuaciones a escala muy localizada, puesto que la efectividad de los cálculos disminuye a medida
que nos aproximamos al ámbito espacial en que el flujo localizado adquiere importancia. No existe
una regla exacta para establecer a priori si Modflow proporcionará resultados válidos a una escala
determinada. En ocasiones los resultados serán aceptables a escala de unos cientos de metros,
mientras que otras veces podremos tener dificultades a escalas kilométricas. Todo dependerá de
las condiciones específicas del problema y de la pericia del modelista.

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Figura 5.3 Los resultados de la calibración del modelo de flujo de la Sierra de Mijas son mejores en los subsistemas del
Alhaurín el Grande y Torremolinos, donde el modelo reproduce las oscilaciones de nivel medidas en campo con
razonable precisión. En el caso del subsistema Benalmádena, Modflow sólo produce resultados válidos a escala de
tendencia, puesto que presenta picos que no se manifiestan en los datos de campo. Por último, en lo que respecta al
subsistema Mijas (abajo a la izquierda) puede decirse que las observaciones son insuficientes para evaluar la validez del
modelo.

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5. ALGUNAS PRECAUCIONES SOBRE LOS MODELOS

Antes de entrar en cuestiones prácticas es necesario hacer algunas precisiones al respecto de la


utilización de modelos digitales.
La espectacular salida gráfica que proporcionan muchos programas de modelización convierte a
los modelos en vehículos de comunicación muy eficaces. Sin embargo, esto es un arma de doble filo,
puesto que una impresión gráfica estéticamente agradable puede llevar al modelo a suplantar a la
realidad física. Así, hay gente que piensa que un modelo es una suerte de "herramienta mágica",
fiable al cien por cien y capaz de predecir al milímetro el comportamiento de cualquier entorno
hidrogeológico. Otros sin embargo opinan que los modelos no son útiles porque en ocasiones es
necesario estimar varios parámetros a un tiempo, o porque simplifican demasiado la realidad.
Ambos grupos de personas están equivocados. Un modelista debe tener siempre en la cabeza dos
ideas. La primera es que un modelo no es "la verdad última de las cosas"; lo que es verdad es la
realidad física observada en el campo (el medio hidrogeológico), y lo que los modelos hacen es
intentar aproximarse lo suficiente a ella como para predecir su comportamiento. Si nuestro modelo
es lo suficientemente bueno como para hacerlo, y con ello sirve para apoyar la toma decisiones,
entonces será una herramienta útil; si no, no.
La segunda idea clave es que no se debe hacer un modelo sin tener un conocimiento suficiente de
la realidad física que se quiere modelizar. En la práctica encontraremos que no poca gente lo hace,
pero por lo general resulta una pérdida de tiempo y detrae de la credibilidad de la herramienta.
Las dos causas principales de fracasos en estudios de modelización hidrogeológica es ignorar estas
dos máximas: la inmensa mayoría de los casos en los que se llega a la conclusión de que el modelo
"no sirve para nada" es porque se ha trabajado sin un modelo conceptual claro de lo que está
ocurriendo en el campo, porque un modelo no es la herramienta adecuada en ese caso o porque el
modelista (o el equipo de trabajo) da más peso a lo que observa en la pantalla que a la propia
realidad física. Los modelos son herramientas precisas si los datos de partida son buenos. En otro
caso, cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia.
Dicho todo esto, en la práctica es imposible conocer en detalle las características de cualquier
acuífero en todos sus puntos, puesto que nuestro conocimiento de la realidad de campo es siempre
limitado (y más en un ámbito como el de la geología, donde la información de que disponemos suele
ser casi siempre más limitada de lo que nos gustaría). Dado que un modelo es la representación por
ordenador de dicho conocimiento, constituye por definición una simplificación. Consecuentemente,
podemos decir que la modelización hidrogeológica es una técnica estimativa.
Siempre conviene tener esto en cuenta a la hora de decidir hasta qué punto vamos a plantear
nuestras actuaciones de campo en base a los resultados de un modelo. La validez de los mismos
puede cuantificarse durante el proceso de calibración, del que hablaremos con cierto detalle más
adelante, y dependerá en gran medida de la pericia del modelista y de una suficiente información de
partida.
Pese a todo, los modelos se cuentan entre las herramientas tecnológicas más poderosas de las que
los hidrogeólogos disponen en la actualidad. Por último, cabe resaltar que las posibilidades de avance
en cualquier disciplina técnica están firmemente enraizadas en su credibilidad. Los modelos no son

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una excepción. Es por ello que necesario que en su utilización se respeten siempre los criterios
profesionales y éticos elementales.
6. PROTOCOLO DE ELABORACIÓN DE UN MODELO

Como hemos dicho antes, un modelo es una maqueta por ordenador de un acuífero (o de un
sector del mismo). Por tanto, los pasos requeridos son, en cierto modo, análogos a los que
seguiríamos si quisiésemos hacer una maqueta de un acuífero en un tanque de arena.
Así, la construcción de un modelo digital es una tarea bastante mecánica. Casi siempre será
necesario cubrir todas y cada una de las siguientes etapas, si bien cada software y cada problemática
son distintos y tienen sus propias peculiaridades (de ahí que estos epígrafes no se correspondan
exactamente con los del ejemplo resuelto en el apartado 7):
o Establecer la necesidad y objetivos del modelo
o Recogida y procesado de datos de campo
o Definición del modelo conceptual y condiciones de contorno
o Selección del software a utilizar
o Discretización del medio físico y parámetros hidrogeológicos
o Calibración del modelo en régimen permanente
o Régimen transitorio y discretización del tiempo
o Calibración y validación del modelo en régimen transitorio
o Análisis de sensibilidad
o Definición de hipótesis de simulación
o Análisis de resultados, recomendaciones y toma de decisiones

En las próximas páginas obviaremos los apartados de recogida de datos y selección de software: el
primero porque es materia hidrogeológica básica que debería ser conocida antes de abordar esta
unidad, y el segundo porque deja de tener sentido en el momento en que se ha concebido este texto
como una introducción a la modelización centrada en el uso de Processing Modflow.

6.1 Estableciendo la necesidad y objetivos de un modelo


Desarrollar un modelo cuesta tiempo y dinero, y precisa haber recabado y sintetizado previamente
importantes volúmenes de información. Por ello, antes de embarcarse en el desarrollo de un modelo
conviene hacerse tres preguntas:
o ¿Tiene el modelo un objetivo claro?
o ¿Es un modelo la mejor alternativa para abordar el problema?
o ¿Se conoce el acuífero lo suficientemente bien como para modelizarlo?

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

Si la respuesta a cualquiera de ellas es “no”, la realización de una modelo no está suficientemente


justificada. En los siguientes párrafos explicaremos por qué.
Salvo que estemos trabajando con perspectiva puramente científica, un modelo es una
herramienta y no un fin en sí mismo. Por tanto ha de desarrollarse con un propósito claro en mente.
Algunos objetivos típicos de los estudios de modelización se describieron bajo el epígrafe 2.1, por lo
que ahora no haremos hincapié sobre la cuestión.
En ocasiones se piensa en los modelos como “adornos” para rematar un estudio hidrogeológico.
No hay nada de malo en ello si aceptamos que el objetivo de un modelo puede ser puramente
estético. Sin embargo, habrá que tener en cuenta las precauciones de coste y tiempo de elaboración
a las que hacíamos referencia más arriba, puesto que, según el caso, el adorno puede salir bastante
costoso.
En relación a la segunda pregunta, podemos decir que existen problemáticas hidrogeológicas
sencillas que no requieren de un modelo para su resolución. Aunque las técnicas hidrogeológicas
clásicas carezcan de la apariencia de sofisticación de un modelo, no por ello han de descartarse de
partida. Por ejemplo, imaginemos que queremos predecir el descenso a una distancia determinada
de un pozo y que partimos de un conocimiento aceptable de los parámetros hidrodinámicos del
acuífero. Aunque este problema puede abordarse mediante un modelo, lo más probable es que
obtengamos resultados suficientemente buenos aplicando alguna de las ecuaciones clásicas para la
interpretación de ensayos de bombeo. En otras palabras, la hidráulica de captaciones nos permitiría
resolver nuestro problema con menor coste y carga de trabajo. Muy distinto sería si tuviésemos que
predecir el comportamiento del acuífero en base a un patrón complejo de bombeo en varios pozos y
bajo condiciones de recarga variable. En ese caso, un modelo será sin duda nuestra primera opción.
La tercera y última cuestión es a menudo la más crítica: un modelo fiable precisa del conocimiento
exhaustivo de la realidad física que se intenta representar. Por desgracia, a nivel profesional son
muchas las ocasiones en las que se contempla la elaboración de un modelo sin tener en cuenta que ni
el tiempo invertido en campo ni los trabajos a realizar permitirán adquirir un conocimiento
hidrogeológico suficiente. Como consecuencia, es habitual encontrar modelos cuyo parecido con la
realidad no es sino mera coincidencia. Por desgracia, esta mala praxis tiende a detraer de la
credibilidad de los modelos como herramienta de trabajo.

6.2 Definición del modelo conceptual


A continuación es necesario sintetizar la información recabada con objeto de establecer el modelo
conceptual de funcionamiento del sistema hidrogeológico. El término "modelo conceptual" quiere
decir, simple y llanamente, cómo funciona el acuífero, es decir, cómo se recarga, a través de qué
formaciones geológicas circula el agua subterránea y cómo sale de ellas.
En este sentido, la mayoría de los acuíferos pueden asimilarse conceptualmente a un tanque de
agua dotado de un grifo de entrada y un rebosadero de salida. El grifo de entrada representa la
recarga del acuífero, que habitualmente tiene que ver con la infiltración del agua de lluvia, la
percolación de ríos perdedores hacia la superficie freática o el aporte lateral o vertical de acuíferos
adyacentes. Por su parte, el rebosadero de salida representa la cota a partir de la cual el agua
abandona naturalmente el acuífero (típicamente, un río, un manantial, un lago o el mar). El agua que
hay en el tanque representa el almacenamiento en nuestro acuífero.

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

Es por ello necesario conocer bien las unidades hidrogeológicas de la zona a modelar y su relación
con las adyacentes, las zonas de recarga y descarga, el sistema de flujo subterráneo y los parámetros
que lo regulan. También es necesario conocer las acciones que, históricamente, se han llevado a cabo
sobre el sistema y el efecto producido. Con esto nos referimos principalmente –aunque no de forma
exclusiva– a las variaciones producidas en los niveles como consecuencia de la explotación.
Tener claros estos aspectos es fundamental por dos motivos. Primero porque los balances de
entradas y salidas son parte esencial de la resolución de la ecuación general de flujo; y en segundo
lugar, porque que es aquí donde definimos lo que vamos a modelizar en el ordenador: si nuestra
síntesis no se corresponde con lo que realmente ocurre en la naturaleza, nuestro modelo carecerá de
valor.
El modelo conceptual guarda una relación muy estrecha con lo que se conoce como condiciones
de contorno.
En efecto, la ecuación general del flujo es una expresión matemática genérica, es decir, tiene un
valor universal en medio acuífero siempre y cuando pueda asumirse válida la ley de Darcy. Sin
embargo, para que sea útil en la práctica es necesario ajustarla a las condiciones específicas de cada
problema. El ajuste se realiza mediante las denominadas condiciones de contorno, que en la práctica
nos permitirán establecer la geometría (forma y dimensiones del medio acuífero a modelizar) y sus
flujos de intercambio de entrada y salida con el exterior.
En otras palabras, definir las condiciones de contorno implica establecer la relación entre el
sistema hidrogeológico a modelar y su entorno. En el término de entorno debe incluirse tanto el
carácter de las unidades hidrogeológicas adyacentes –acuíferos, acuitardos, acuicludos y acuífugos–
como otros elementos que inciden sobre el sistema hidrogeológico desde el exterior a él y que sea
necesario tener en cuenta. Por ejemplo, ríos, humedales, lagos o manantiales.
En modelización existen tres tipos de condiciones de contorno fundamentales, cuyo
esclarecimiento debe ser objetivo prioritario del estudio hidrogeológico previo. Hacer coincidir los
límites de la zona a modelar con alguno de los tres tipos de condiciones de contorno favorece el
ajuste del modelo digital al modelo conceptual y facilita en gran medida la etapa de calibración de los
resultados.
Existen varios tipos de condiciones de contorno. Entre ellos podemos citar las de la Tabla 5.1.
Tabla 5.1 Condiciones de contorno de un modelo (con algunos ejemplos concretos)
Condición Características Aplicación Ejemplos
Cuerpos de agua superficial
La celda mantiene el mismo
cuyo elevado caudal o Ríos caudalosos
nivel durante toda la
almacenamiento sugiere que
simulación Lagos y embalses
Potencial constante su nivel no se verá modificado
Para ello cede o toma tanta durante las simulaciones Mar
(Dirichlet)
agua como sea necesario: se Líneas equipotenciales de
Líneas equipotenciales cuando
convierte en fuente o nivel conocido
se utilizan como condiciones
sumidero infinito de agua
de contorno del modelo
Deja entrar o salir un caudal Pozos de extracción o
Flujo constante Zonas del modelo donde los
de agua conocido de la celda inyección
valores de recarga o descarga
(Neumann) o conjunto de celdas
son conocidos Recarga por infiltración
especificadas
Flujo condicionado por El ordenador calcula el flujo Se utiliza en aquellas zonas Ríos
potencial hidráulico entre estas celdas y las celdas donde existe un flujo de agua

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(Cauchy) de acuífero en función de la variable –habitualmente de Humedales


diferencia de potencial y los magnitud desconocida– entre Manantiales
parámetros hidrogeológicos el acuífero modelizado y un
en el entorno inmediato cuerpo de agua adyacente
Se utilizan para adaptar la Bordes impermeables
No permiten el flujo de agua
Límites impermeables geometría del modelo a la
a su través Divisorias subterráneas
geología del acuífero

El primer tipo de condición de contorno es la condición de potencial impuesto, también conocida


como condición de Dirichlet o de nivel constante. Consiste en asignar un valor de nivel fijo a una
celda o conjunto de celdas del modelo. Dicho valor se mantendrá invariable durante toda la
simulación, independientemente de lo que ocurra en las celdas adyacentes. Así, tomará o cederá
tanta agua como resulte de la diferencia de nivel con las celdas adyacentes y de las características del
medio.
La condición de potencial impuesto suele estar asociada a la simulación de cuerpos de agua cuya
magnitud es lo suficientemente grande como para que su nivel no se vea afectado por las variaciones
en el acuífero que estamos modelizando. Puede ser el caso del mar, de grandes lagos o de ríos muy
caudalosos.
En ocasiones precisaremos modelizar solamente una parte concreta de un sistema hidrogeológico.
En ese caso estableceremos los límites del modelo dentro del acuífero, aunque llevándolos lo
suficientemente lejos de la zona de interés como para que las perturbaciones que tengan lugar en
ella –bombeos, recarga localizada, etc– no se vean afectadas a su vez por un posible efecto de borde.
En ese caso, podremos tomar isopiezas como condiciones de contorno, definiéndolas como celdas de
nivel constante cuyo valor será igual al medido en campo. Esto implica aceptar que las
perturbaciones que tengan lugar en la zona de estudio no ocasionan cambios más allá de las referidas
isopiezas.
La segunda condición es la de flujo impuesto, también conocida como condición de Neumann.
Sirve para establecer un caudal de agua conocido que entra o sale del acuífero. Esta condición es útil
para representar, por ejemplo, el caudal de extracción de un pozo o el valor de la recarga del
acuífero. Los bordes impermeables de un acuífero suponen un caso particular de la condición de
Neumann (flujo impuesto igual a cero). Lo mismo puede decirse de cualquier divisoria de aguas
subterráneas, ya que teóricamente no existe flujo de un lado a otro de la misma. Sin embargo, y
debido a sus especiales atribuciones, los bordes impermeables se citan a veces como una condición
de contorno aparte.
La tercera condición, o condición de Cauchy, es la de flujo condicionado por el potencial
hidráulico. Al asumirse que este último puede variar en el tiempo, la condición de Cauchy es
condición adecuada para la representación del intercambio de agua entre un acuífero y sus cuerpos
de agua superficial asociados, como ríos o manantiales. Se aplica cuando se desconoce la magnitud
de dichos flujos y suele tener por objeto su cuantificación. El resultado del cálculo vendrá dado por la
diferencia de nivel entre la celda de entrada o salida y las adyacentes, así como la permeabilidad del
medio en el entorno inmediato.
En ocasiones, un mismo elemento físico podrá modelizarse mediante distintas condiciones de
contorno. Por ejemplo, un río admitirá cualquiera de las tres condiciones descritas en función de sus

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características y de su relación con el acuífero. Corresponderá al modelista establecer el criterio en


cada caso, que siempre deberá estar en consonancia con los datos y observaciones de campo.
En resumen, podemos decir que las condiciones de contorno sirven para poner en conocimiento
del ordenador los distintos elementos hidrogeológicos que intervienen en un problema determinado,
restringiendo las entradas y salidas de agua del mismo. Una vez establecidas las condiciones de
contorno, la solución de la ecuación general de flujo es única y corresponde al problema concreto
que se ha planteado.

6.3 Discretización del medio físico


La discretización del medio físico es realmente el primer paso que damos delante del ordenador.
Como hemos dicho antes, construir un modelo digital tiene muchas similitudes con la construcción de
una maqueta. Así, lo primero que haremos en el ordenador será construir una imagen por ordenador
de las formaciones rocosas que constituyen nuestro acuífero.
Para ello, generalmente se parte de la cartografia geológica de superficie de la zona, que suele
incluir algunos cortes geológicos de carácter cualitativo (o semi-cuantitativo) en lo que se refiere a
potencias y estructura de las unidades litoestratigráficas. Más información puede obtenerse de las
columnas litológicas de los sondeos realizados en la zona con objetivos diversos –pozos de agua y
prospección petrolífera, sondeos de reconocimiento previos a la construcción de obras civiles,
estudios geofísicos, sondeos geotécnicos, etc– siendo recomendable hacer un filtrado en función de
la fiabilidad de la interpretación y la descripción de los materiales atravesados. Debe prestarse
especial atención a la cota de la boca del sondeo y a la del techo y muro de las unidades atravesadas,
puesto que siempre es deseable trabajar en cotas absolutas sobre el nivel del mar.
Con esta información será posible definir las diferentes unidades hidrogeológicas existentes
agrupando, en la medida de lo posible, las unidades litoestratigráficas con características
hidrogeológicas análogas. Posteriormente deberán realizarse cortes hidrogeológicos en varias
direcciones, aumentando convenientemente la escala vertical al objeto de poder situar en el ellos las
columna litológicas y sus niveles piezométricos en los casos que sea posible.
Con la cota de techo y muro y con el apoyo de los cortes hidrogeológicos realizados será posible
definir el plano de isolíneas de estas dos superficies. Para ello puede utilizarse la ayuda de cualquier
programa informático de interpolación. Processing Modflow lleva incorporado su propio módulo de
interpolación de superficies, llamado Field interpolator.

6.3.1 La malla
Como se ha explicado antes, la ecuación general de flujo permite calcular el potencial hidráulico
para cada punto del acuífero. Al tratarse de un balance de entradas y salidas, el nivel en dicho punto
guardará relación con el de los adyacentes. Así, la dirección de flujo entre dos puntos contiguos –A y
B– dependerá del nivel relativo del agua. Es decir, si el nivel en el punto A está más alto, el agua fluirá
de A hacia B y viceversa.
Esto implica que el nivel en cada punto del acuífero depende en último término del nivel en todos
los demás, ya que todos los puntos están conectados entre si hidráulicamente. Para calcular la
distribución de todos los niveles, y con ella la dirección global de flujo, el ordenador debe resolver la
ecuación para cada uno de los puntos del acuífero.

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Matemáticamente, esto se traduce en un sistema de ecuaciones con tantas ecuaciones e


incógnitas como puntos tenga el acuífero.
Ahora es el momento de hacernos la pregunta esencial: ¿cuántos “puntos” tiene un acuífero?
Naturalmente, la respuesta es “infinitos”. Para demostrarlo, imaginemos que la página que estamos
leyendo ahora mismo fuese la superficie de un acuífero. Si establecemos que un “punto”
corresponde a un área de un milímetro por un milímetro, entonces tendríamos un número de puntos
equivalente a multiplicar la dimensión vertical por la horizontal del papel, expresadas ambas en
milímetros. Por el mismo razonamiento, podríamos establecer que un punto es una superficie más
pequeña, de 0.1x0.1 mm2, de 0.01x0.01 mm2, 0.001x0.001 mm2, etc. A la derecha de la coma
podemos añadir ceros hasta el infinito, por lo que si quisiésemos trabajar con puntos de tamaño
infinitesimalmente pequeño –un medio perfectamente continuo– acabaríamos con un número
infinito de puntos.
Evidentemente, resolver un sistema de infinitas ecuaciones con infinitas incógnitas está fuera de la
capacidad de cualquier ordenador. Es por ello que en modelización numérica se utiliza un artificio
matemático llamado malla.
Una malla es un instrumento que sirve para discretizar el medio, permitiendo con ello resolver el
sistema de ecuaciones. El mallado de un acuífero consiste en dividir el mismo en un número
determinado de celdas. Así, en vez de resolver el sistema de ecuaciones para el infinito número de
puntos del acuífero, el ordenador lo resolverá para un número finito de celdas, calculando el nivel en
cada una de ellas. Por ejemplo, si tenemos un acuífero de planta cuadrada de cinco kilómetros de
lado, y lo queremos discretizar en celdas cuadradas de un kilómetro por un kilómetro, tendremos un
número total de veinticinco celdas: es decir, el ordenador tendrá que resolver un sistema de
veinticinco ecuaciones con veinticinco incógnitas.
Según el tipo de mallado y el método numérico que usemos para resolver la ecuación general de
flujo (diferencias o elementos finitos), las celdas podrán adoptar distintas formas. Al ser este un texto
introductorio, nos centraremos exclusivamente en el método de diferencias finitas, por lo que
nuestras celdas serán siempre prismas cuadrangulares o rectangulares. Dicho sea de paso que esto
no supone un menoscabo al aprendizaje, puesto que este tipo de configuración permite abordar la
inmensa mayoría de los problemas que encontramos en la práctica profesional.
En un código matemático en diferencias finitas, el resultado para cada celda es único. Es decir, se
asume que el nivel calculado por el modelo es representativo de toda el área que ocupa dicha celda.
Por tanto, la imagen del nivel freático que proporciona un modelo no es una superficie continua y
curvada, sino un conjunto de “escalones” que se ajustan más o menos a la misma. Cuanto más fino
sea el mallado, mejor podrá ser dicho ajuste. Volviendo al supuesto del ejemplo anterior, habríamos
obtenido una forma del nivel freático más aproximado al real si hubiésemos trabajado en celdas de
cien por cien metros (Figura 5.4).

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Figura 5.4 La resolución de la ecuación general de flujo mediante el método de diferencias finitas arroja un único valor de
potencial hidráulico por celda. El valor calculado se considera representativo de toda ella. Cuanto más pequeñas son las
celdas, menos se nota el efecto de su forma rectangular y, por tanto, nos aproximamos más a un medio continuo. Sin
embargo, necesitamos una mayor potencia de cálculo para resolver el sistema de ecuaciones. En ocasiones, esto puede
ocasionar problemas en la resolución del algoritmo, por lo que conviene evitar trabajar con celdas demasiado pequeñas si
las condiciones del problema lo permiten.

6.3.2 Celdas activas e inactivas


Las celdas de la malla se dividen en dos tipos: celdas activas (permeables) y celdas inactivas
(impermeables). Las celdas activas son todas aquellas que dejan pasar agua a su través, y constituyen
el acuífero modelizado. El resultado del modelo será la distribución del potencial hidráulico en el
conjunto de celdas activas. Por su parte, las celdas inactivas son todas aquellas que no permiten la
circulación de agua. Sirven para representar los límites impermeables del sistema, por lo que el
ordenador no calcula el valor del potencial hidráulico en su interior: se limita a ignorarlas.
En Processing Modflow, la condición de celda inactiva gobierna sobre todas las demás. Cuando
una celda queda etiquetada como inactiva, el ordenador sistemáticamente pasará por alto cualquier
otra característica que le asignemos (porosidad, permeabilidad, nivel de agua, etc).

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Por definición, los bordes de la malla son equivalentes a filas de celdas inactivas, que aíslan el
sector modelizado del exterior.

6.3.3 Discretización vertical del medio: las capas


Hasta ahora hemos pensado en la malla como una manera de discretizar la superficie de un
acuífero. Sin embargo, la malla también trabaja con la tercera dimensión, es decir, permite
representar el medio acuífero en profundidad. Así, un modelo puede dividirse en varias capas para
representar la heterogeneidad propia de las distintas formaciones geológicas. La discretización
vertical en capas permite también la cuantificación de flujos verticales.
El código Modflow admite varios tipos de capa, lo que nos permite representar acuíferos libres,
confinados o semiconfinados según resulte necesario.

6.3.4 Parámetros hidrogeológicos


Por definición, un acuífero es toda aquella formación rocosa capaz de almacenar y transmitir agua
en cantidades significativas. Esto quedó conceptualizado matemáticamente en las ecuaciones [5.1 y
5.2] El comportamiento de nuestras celdas permeables se regirá en parte en función de ambos
parámetros. Modflow nos permite asignar un valor distinto de cada uno de los dos parámetros a cada
celda o bien trabajar con valores uniformes para áreas del acuífero (o para su totalidad), de manera
que nos proporciona toda la versatilidad necesaria para abordar la mayoría de los supuestos
prácticos que puedan presentarse.

6.4 Simulación y calibración en régimen permanente


Estrictamente hablando, un sistema hidrogeológico se encuentra en régimen permanente o
estacionario cuando las entradas y las salidas de agua del mismo son idénticas. Como consecuencia,
el nivel del agua en su interior se mantiene constante y no existe variación en el almacenamiento.
Para entender mejor el concepto podemos imaginarnos un vaso lleno de agua hasta la mitad. El
vaso se pone debajo de un grifo abierto, que deja salir un pequeño caudal de agua. Si al tiempo que
el agua entra extraemos con una pajita exactamente el mismo caudal, el nivel del agua en el vaso se
mantendrá estable a lo largo del tiempo. En términos hidrogeológicos, el vaso será nuestro acuífero,
mientras que el grifo podría ser una fuente de recarga –por ejemplo, infiltración del agua de lluvia– y
la pajita hará la función de las salidas del sistema mediante, por ejemplo, un río ganador o un
manantial.
El régimen estacionario a menudo se asimila a las condiciones naturales de funcionamiento de un
acuífero. Para entendernos, podríamos decir que a lo largo del tiempo geológico ha llovido los
suficiente como para que todos los acuíferos están naturalmente “llenos” hasta los topes. Así, para
un período de tiempo suficientemente largo, toda el agua que entre por las zonas de recarga
rebosará por las de descarga.
Evidentemente, esto tiene algo de artificio matemático, puesto que en muchas ocasiones el agua
de recarga tarda meses o incluso años en llegar a las zonas de descarga. Además, en el caso de un
acuífero libre que se recarga por infiltración del agua de lluvia, los niveles tenderán a subir durante
los períodos húmedos y a descender durante los secos. En otras palabras, el régimen permanente

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rara vez existe como tal. Más bien podríamos decir que se corresponde con un "estado medio de
equilibrio".
Aunque los acuíferos tienden naturalmente al régimen permanente, la intervención del ser
humano puede ocasionar importantes perturbaciones. Puede alcanzarse así un nuevo régimen
permanente que nada tenga que ver con el natural.
Imaginemos un pozo del que se extrae un pequeño caudal de agua. Si el pozo está en las
inmediaciones de un río muy caudaloso, su zona de captura crecerá hasta llegar al mismo. A partir de
ese momento, el pozo no ocasionará mayores descensos, puesto que el río será capaz de ceder toda
el agua que el pozo tenga la capacidad de extraer. En otras palabras, se llegará a un nuevo estado de
equilibrio –régimen permanente– caracterizado porque el nivel freático en las inmediaciones del
pozo estará más deprimido que en condiciones naturales.
La calibración en régimen permanente normalmente consiste en comparar los resultados que
obtenemos de esta simulación (un mapa de isopiezas, un caudal), con un valor medido en campo
para unas condiciones similares.

6.5 Discretización del tiempo en régimen transitorio


La discretización del tiempo se utiliza típicamente en régimen transitorio. Como se detallaba en el
apartado 3.1, este último consiste en una situación del acuífero en el que las entradas no
necesariamente son iguales a las salidas para un período largo de tiempo. En este caso el modelo no
corre hasta alcanzar el equilibrio entre unas y otras, sino que estima la variación de nivel en todas las
celdas en función de la distribución espacio-temporal de la recarga y descarga del sistema.
Para una simulación en régimen transitorio necesitamos establecer cada cuánto tiempo queremos
que el ordenador calcule resultados. Esto dependerá sobre todo de la resolución temporal de
nuestros datos de partida: si solo tenemos información mensual de variables como precipitación
(recarga), bombeos o caudales, lo más lógico será establecer períodos de tiempo mensuales. Por
ejemplo, si trabajamos con doce períodos de treinta días para una simular la evolución del acuífero
durante un año, el ordenador calculará dónde queda el nivel del agua en todas las celdas del modelo
al final de cada mes.

6.6 Calibración y validación del modelo en régimen transitorio


La idea de la calibración en régimen transitorio es comprobar que nuestro modelo se ajusta a la
realidad física observada en el campo. Si nuestro modelo se comporta de forma similar a la realidad
física ante los distintos estímulos (recarga, bombeos, etc), entonces podremos “olvidarnos” de
nuestro acuífero y utilizar el modelo para simular escenarios hipotéticos, puesto que su respuesta
será la que nos daría el acuífero si en efecto se produjesen esas situaciones. En otras palabras: una
vez calibrado, el modelo adquiere un valor predictivo.
Para ello es necesario introducir datos reales medidos en el campo a lo largo de la serie histórica.
Típicamente nos referimos a medidas de nivel en distintos piezómetros, si bien en ocasiones es
necesario calibrar con caudales en ríos y arroyos o con otros elementos hidrológicos. Idealmente
simularemos la totalidad de la serie histórica, partiendo de las condiciones naturales del sistema
(resultados del régimen permanente), e intentaremos reproducir la evolución observada en campo
para todo ese intervalo de tiempo.

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6.6.1 Análisis de sensibilidad


Todo modelo es más sensible a unos parámetros que a otros. Típicamente, es necesario evaluar la
sensibilidad del modelo a aquellos parámetros cuyo conocimiento de campo suele ser menos
exhaustivo (recarga, coeficiente de almacenamiento, permeabilidad). Es importante ser capaz de
identificar su respectiva influencia sobre los resultados para saber dónde tenemos que afinar más en
nuestro trabajo de campo, sobre todo si el estudio de modelización tiene vocación de informar
decisiones durante un período largo de tiempo. Por ello, durante las fases de calibración es
conveniente modificar dichos parámetros con ánimo de establecer cómo afecta esto a los resultados
de nuestro modelo. Si una modificación leve en un valor de entrada genera cambios muy importantes
en los resultados, quiere decir que nuestro modelo es muy sensible al parámetro en cuestión.

6.7 Definición de hipótesis de simulación


Una vez hemos demostrado que nuestro modelo tiene un valor predictivo, podremos utilizarlo
para evaluar el comportamiento del acuífero bajo una serie de escenarios que resulten relevantes
para nuestros propósitos.
Todos los días nos encontramos con predicciones del tipo "la población mundial crecerá en un
50% para 2025" o "la temperatura subirá una media de dos grados para 2030". El año para el cual se
realiza la predicción (2025 y 2030, respectivamente en los ejemplos) se conoce como año horizonte,
y su definición constituye el primer paso a la hora de simular cualquier escenario.
Para todo sistema hidrogeológico podemos definir infinitos escenarios en función de cómo pueda
variar la recarga, los bombeos, etc, a lo largo del tiempo. En este sentido, no existe el “escenario
correcto”. Todos son válidos. La cuestión es que llevar a cabo las simulaciones y documentarlas
consume tiempo. Por tanto, los escenarios han de plantearse con sentido práctico en función de la
problemática que queramos abordar. Lo ideal es tener un número pequeño (habitualmente es
suficiente con cuatro o cinco) que abarquen un abanico de situaciones lo suficientemente amplio
como para informar la toma de decisiones. Es habitual incluir el escenario más favorable a nuestros
intereses, el más desfavorable y el que mantiene el statu quo (la tendencia actual). A ellos pueden
agregarse alguno o algunos más de tipo intermedio a fin de facilitar la interpretación de las
predicciones.
Si bien no hay una regla escrita al respecto, lo más habitual es que los escenarios no excedan en
duración al período de calibración de la serie histórica.

6.8 Análisis de resultados, recomendaciones y toma de decisiones


A partir de los resultados obtenidos en las hipótesis de simulación, el modelista lleva a cabo un
análisis de las implicaciones prácticas de cada escenario, y elabora un conjunto de recomendaciones
prácticas para informar la toma de decisiones. Durante esta fase es importante recordar los
presupuestos que rigen cada hipótesis, de manera que queden claras las condiciones bajo las cuales
cabe esperar que se cumplan los resultados de las simulaciones. Asimismo, conviene hacer hincapié
en las conclusiones del análisis de sensibilidad y en las limitaciones del modelo.

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7. UN EJEMPLO PASO A PASO

Para ilustrar todo lo anteriormente expuesto vamos a abordar la elaboración de nuestro primer
modelo. Las siguientes páginas explican el desarrollo del modelo paso a paso y de principio a fin. Para
poder seguirlo es necesario bajarse Processing Modflow (versión 8.041 Demo) de la página web
www.simcore.com. La descarga es sencilla, puesto que solo hay que hacer clic sobre el fichero
referido a la versión citada y seguir los pasos indicados. El programa no pesa demasiado y el proceso
es prácticamente automático.

7.1 Enunciado
Un pequeño acuífero libre está compuesto por materiales granulares homogéneos. Tiene una
superficie de 5x3km2 y un espesor medio de 225m. El sistema está en contacto con un gran lago
situado al sur, cuyo potencial puede considerarse aproximadamente constante en el tiempo. Los
límites E, W y N son impermeables a efectos prácticos, y la principal fuente de recarga del sistema es
el agua de lluvia, que en un año medio asciende a 450mm. Existen tres piezómetros en el acuífero
donde se viene midiendo la evolución del nivel desde 2011.
Datos adicionales:
o Cota de la superficie del terreno: 625 m.s.n.m.
o Cota de la superficie del lago: 595 m.s.n.m.
o Cota de la base impermeable (muro del acuífero): 400 m.s.n.m.
o Conductividad hidráulica: 0.1 m/d
o Porosidad eficaz: 0.5%
o Recarga media: 10% de la precipitación
o Ubicación de los pozos: celdas (20, 14), (11, 24) y (18, 39)
o Datos históricos de piezometría: fichero "piezometria.complete_obs"

Tabla 5.2 Datos de extracciones y recarga para la simulación histórica

Bombeos Lluvia Recarga (10% Lluvia) Recarga


Trimestre 3
(m /d) (*) (mm/trim) (mm/trim) (m/d)
I-2011 0 144 14.4 0.00016
II-2011 3000 75 7.5 0.00008
III-2011 3000 33 3.3 0.00004
IV-2011 0 198 19.8 0.00022
I-2012 0 150 15 0.00017
II-2012 3000 72 7.2 0.00008
III-2012 3000 36 3.6 0.00004
IV-2012 0 192 19.2 0.00021
I-2013 0 153 15.3 0.00017
II-2013 3000 69 6.9 0.00008

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

III-2013 3000 39 3.9 0.00004


IV-2013 0 189 18.9 0.00021
3
(*) Todos los pozos bombean lo mismo (es decir 1000 m /d)

Figura 5.5 Representación esquemática del acuífero. El croquis no está a escala.

Hace tres años, a comienzos de 2011, se puso en funcionamiento una batería de tres pozos para
regar unas explotaciones agrarias cercanas durante los meses de primavera y verano. Actualmente se
piensa en incrementar el caudal de bombeo de dichos pozos al doble, a fin de poner una mayor
superficie en explotación. El objetivo de nuestro modelo es estudiar los descensos que el incremento
de extracciones podría producir en el acuífero, y si alguno de nuestros pozos podría llegar a secarse
como resultado.
Nota importante: En la resolución de este ejercicio asumiremos a todos los efectos que nos
encontramos actualmente a finales del año 2013.

7.2 Estrategia de modelización


Para un trabajo de modelización enfocado a planificación, explotación y gestión del recurso, la
estrategia es casi siempre la misma. En primer lugar, se modeliza el sistema en condiciones naturales
(asimilable al régimen permanente). Acto seguido, partiendo de las condiciones naturales que hemos
obtenido en la primera pasada del modelo, se lleva a cabo una simulación histórica en la que
tenemos en cuenta la variabilidad de elementos como las extracciones o la recarga desde que el
acuífero estaba en régimen natural hasta la fecha. El objetivo de esta segunda simulación es
comparar la evolución de una variable de referencia de nuestro modelo (casi siempre el nivel
freático) con los niveles medidos en el campo. Si el ajuste entre ambas es satisfactorio, quiere decir

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

que nuestro modelo se comporta de forma similar a la realidad física ante cualquier estímulo
hidrológico. Por tanto, podremos "olvidarnos" de esta última y utilizar nuestro modelo para predecir
cómo se comportaría el acuífero bajo distintos escenarios de simulación.
Resumiendo, el proceso consta de tres fases:
o Una primera simulación en régimen permanente, enfocada a obtener las condiciones
naturales del sistema (un estado medio de equilibrio).
o Partiendo de ellas, una simulación histórica en régimen transitorio, a fin de comprobar que
nuestro modelo es capaz de reproducir adecuadamente la realidad física observada en campo
(calibración del modelo).
o Partiendo de lo anterior, una o varias simulaciones en régimen transitorio en las que
utilizamos el modelo para predecir el comportamiento futuro del acuífero bajo escenarios
hipotéticos.

7.3 Elaboración del modelo en régimen permanente

7.3.1 Creación del espacio de trabajo


Para arrancar Processing Modflow basta con hacer doble clic sobre el icono que se asemeja a un
cubo de rubik. Se abrirá una ventana típica del entorno Windows con un gran espacio blanco bajo los
menús.
Nota: Por algún motivo, en Windows 7 y 8 es relativamente común que el programa se abra con la
ventana minimizada, de manera que solo se muestra en la barra de programas de la pantalla. Para
maximizar, basta con hacer clic derecho en la pestaña de Processing Modflow y pinchar sobre
"maximizar".
Cada modelo que hacemos en Processing Modflow genera muchos archivos, y muchos de ellos se
llaman siempre igual. Esto quiere decir que, si guardamos todos nuestros modelos en la misma
carpeta, los más nuevos irán sobreescribiendo los antiguos, dejándolos inservibles. Para evitar esto,
es conveniente guardar cada modelo en su propia carpeta. La creamos de la siguiente manera:
 File >> New model

Entonces buscaremos el lugar de nuestro disco duro donde queramos guardar nuestro modelo. En
nuestro caso, y para simplificar, utilizaremos la ventana que se abre para crear una carpeta en el
escritorio, a la que llamaremos "RegPerm" (dado que Modflow "baja" a DOS a correr, es
recomendable utilizar nombres cortos y sin espacios). Acto seguido haremos clic sobre la misma y
crearemos un archivo llamado "Ejercicio".
Lo que hemos hecho hasta aquí ha sido simplemente decirle al ordenador dónde queremos que
guarde todo lo relativo a nuestro modelo. A partir de ahora empezaremos a construirlo.

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7.3.2 Discretización del medio físico


La discretización del medio físico incluye dos pasos: definir las dimensiones de la malla y definir el
tipo de acuífero con el que estamos trabajando (libre, confinado, semiconfinado)
El primer objetivo en la construcción de nuestra maqueta consiste en decirle al ordenador que
forma tiene el vaso de roca permeable, es decir, el acuífero. En modelización, esta tarea se
corresponde con la elaboración de la malla (grid). Para no complicar en exceso este primer ejercicio,
nuestro acuífero presenta una planta rectangular de cinco por tres kilómetros. Techo y base son
planos, el primero a cota 625 metros y la segunda a cota 400 metros.
Para establecer las dimensiones entramos en el menú Grid y completaremos los datos necesarios
en la ventana que se abre, tal como queda en la Figura 5.6.
 Grid >> Mesh size
En la Figura 5.6 establecemos primero el número de capas del modelo (Layer, K Dimension). un
modelo puede dividirse en varias capas para representar la heterogeneidad propia de las distintas
formaciones geológicas. Definir varias capas sirve, por ejemplo, para representar capas de roca de
distintas características hidrodinámicas (incluyendo acuitardos y capas impermeables). En nuestro
caso, el enunciado nos dice que nuestro acuífero está compuesto por materiales homogéneos, por lo
que definiremos una única capa. Al definir Model Top Elevation (cota del terreno) en 625 metros y
Model Thickness (espesor del modelo) en 225, estamos definiendo también la cota de la base del
acuífero, ya que el ordenador le resta automáticamente el primer valor al segundo.

Figura 5.6 Dimensiones de la malla del modelo.

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Los dos recuadros siguientes (Row, Column) sirven para definir la cuadrícula. Number of rows y
number of columns permiten establecer el número de celdas que queremos en cada una de las dos
dimensiones horizontales. En cada caso, Model extent hace referencia a la longitud total de la malla
en cada dirección (3000 y 5000 metros).
Al establecer 30 filas para una longitud de 3000 metros y 50 columnas para 5000 metros, estamos
definiendo las dimensiones de cada celda en 100x100 metros.

Nota importante en relación a las unidades: Como se puede observar, Processing Modflow no nos
pide en ningún momento unidades de longitud. Podemos elegir libremente si queremos trabajar en
metros, centímetros o kilómetros. Eso sí, nuestras unidades de longitud deben ser coherentes. Es
decir, debemos trabajar siempre en la unidad de longitud en la que definimos el model extent. Esta
elección afecta también a las unidades volumétricas, ya que Processing Modflow trabaja en unidades
de longitud al cubo (metros cúbicos, kilómetros cúbicos) y no en unidades de capacidad (litros).
También afecta a magnitudes como la permeabilidad, que se mide en unidades de longitud partido
por tiempo o a la transmisividad (unidades de longitud al cuadrado partido por tiempo). En la
práctica, nosotros trabajaremos en metros como unidad de longitud y días como unidad de tiempo.
Esto significa que nuestros caudales irán en metros cúbicos por día, nuestras permeabilidades en
metros partido por día y nuestras transmisividades en metros cuadrados por día.

Por el momento no es necesario preocuparse por nada más en esta ventana. Por tanto, haremos
clic en el botón OK. Inmediatamente aparecerá nuestra malla (Figura 5.7).
Si estamos de acuerdo con la malla, simplemente haremos clic en el icono de una puerta que hay
en la parte superior izquierda de la imagen y diremos que sí queremos guardar los cambios a la malla.

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Figura 5.7 Malla del modelo vista en planta.

Si estamos de acuerdo con la malla, simplemente haremos clic en el icono de una puerta que hay
en la parte superior izquierda de la imagen y diremos que sí queremos guardar los cambios a la malla.
Antes de definir nuestro tipo de acuífero, entraremos en el siguiente menú (para los pasos
posteriores es recomendable maximizar completamente la pantalla):
 Grid >> Top of layers

Entraremos de nuevo en la malla, si bien esta vez observamos que en la parte inferior de la
pantalla, en vez de Mesh size, pone Elevation of the Layer Top (Figuras 5.7 y 5.8). Esta etiqueta, por
tanto, nos recuerda qué variable estamos modificando cada vez que entramos en nuestra malla.
Si ahora pinchamos sobre cualquier celda, observaremos que el valor que sale en la parte inferior
izquierda de la pantalla pone 625, cota que se corresponde con el techo de nuestro acuífero (Figura
5.8). Si por lo que sea no aparece este valor, conviene corregirlo entrando en el menú Value:
 Value >> Reset matrix >> 625 >> OK

En ocasiones, las celdas son demasiado pequeñas para verlas en ese tamaño. Para ajustar la malla
al espacio blanco de la pantalla es necesario hacer clic en el botón Switch to grid view (Figura 5.8).

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Figura 5.8 Detalles generales del interfaz de usuario.

Para salir, pulsaremos de nuevo el icono de la puerta y le daremos a guardar. Es recomendable


repetir las operaciones que hemos hecho en el menú Top of Layers con el menú Bottom of Layers. En
este caso, el valor de las celdas debería ser de 400.
Definida la malla, el segundo y último paso en la discretización del medio consiste en decirle al
ordenador qué tipo de unidad acuífera tenemos (libre, confinada, semiconfinada). Para ello:
 Grid >> Layer property

Para establecer que estamos en un acuífero libre, pincharemos en la celda de la tabla que está
inmediatamente debajo de Layer y escogeremos la capa de tipo 1 (unconfined, que significa "no
confinado" o "libre") (Figura 5.9).

7.3.3 Condiciones de contorno


Dado que el modelo conceptual viene definido en el enunciado, esta fase de la elaboración del
modelo consiste en establecer las condiciones de contorno. En régimen permanente, estas se
reducen a las siguientes:
o Entradas de agua: recarga por lluvia - condición de flujo impuesto
o Salidas de agua: lago - condición de potencial impuesto

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o Celdas impermeables: todos los bordes de la malla exceptuando el lago (un borde de la
malla es, por definición, impermeable - condición de flujo impuesto (no flujo)

El resto de celdas del modelo se corresponden con la roca permeable del acuífero, y se marcan
como celdas activas.

Figura 5.9 Definiendo el tipo de acuífero.

En Processing Modflow las condiciones de contorno están separadas en dos sitios distintos. La
definición de celdas permeables, impermeables y de potencial constante está en el menú Grid >> Cell
status >> IBOUND (Modflow), mientras que flujos constantes (pozos, recarga por lluvia, manantiales,
etc) están bajo el menú Models >> Modflow >> Flow Packages.
Para definir el lago entraremos en el primer menú:
 Grid >> Cell status >> IBOUND (Modflow)

Una vez retornemos a nuestra malla, establecemos que todas las celdas son permeables y que el
borde sur del sistema está formado por un gran lago que mantiene su potencial constante en el
tiempo. Para ello:

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 Value >> Reset Matrix >> 1

Con esto asignamos el valor 1 a todas las celdas. Dentro del menú IBOUND, una celda tiene tres
valores posibles: 1 significa celda permeable (celda blanca), 0 significa celda impermeable (celda gris)
y -1 significa celda de potencial constante (celda azul oscuro). Por tanto, lo que hemos hecho ha sido
decirle al ordenador que todas las celdas son permeables.
Para definir el lago tenemos que asignar un potencial impuesto a todo el límite inferior de la malla.
Para ello pincharemos sobre la que está en la esquina inferior izquierda con el botón izquierdo
primero y con el derecho después. En la ventana que se abre escribiremos -1 (Figura 5.10) y
pulsaremos Ok. Observamos que la celda se tiñe de color azul oscuro. Con esto la hemos
transformado en una celda de nivel constante.

Figura 5.10 Condiciones de contorno: celdas permeables (blanco) y celdas de potencial impuesto (azul oscuro).

Podríamos repetir la operación para el resto de celdas de la parte inferior de la pantalla, pero sería
lento y tedioso. En esta ocasión es más práctico utilizar el comando copiar celda. Primero pinchamos
con el botón izquierdo sobre la celda de color azul oscuro, y después pulsaremos el icono de copiar
celda (Figura 5.10). Después pincharemos sobre todas las celdas de la fila inferior, que se irán
poniendo azules. Finalmente, pulsaremos de nuevo sobre el botón de copiar celda para desactivarlo y
sobre el icono de la puerta para guardar y salir.

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Ahora mismo, el ordenador sabe que las celdas del lago deben tener un nivel constante, pero no
sabe a qué cota tiene que fijarlo. Por tanto, tenemos que establecer dicha cota. Lo haremos entrando
en:
 Parameters >> Initial & Prescribed Hydraulic Heads

Acto seguido iremos a:


 Value >> Reset Matrix

E introduciremos el valor de 595 metros sobre el nivel del mar (cota del lago). Lo hacemos con
Reset Matrix porque es necesario que todas las celdas tengan un nivel de agua de partida (si están
“vacías”, la resolución de la ecuación general de flujo no es posible).
La última condición de contorno que falta es la recarga por lluvia.
De acuerdo con el enunciado, la recarga del acuífero asciende por término medio al 10% de la
precipitación, siendo esta última de 450mm/año. Por tanto, nuestra recarga media es de 45 mm/año.
Antes hemos establecido que íbamos a trabajar en metros como unidad de longitud y días como
unidad de tiempo, pero todavía no le hemos dicho al ordenador esto último. Para establecer el día
como unidad de tiempo, entraremos en el menú:
 Parameters >> Time

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Figura 5.11 Estableciendo el día como unidad de tiempo para los cálculos internos del modelo.

En la ventana que se abre (Figura 5.11) cambiaremos la simulation time unit a days y después
pulsaremos Ok.
A continuación, es necesario pasar el valor medio de recarga a m/d. Un sencillo cambio de
unidades revela que 45 mm/año son 0.00012 m/d. Para introducirlo en el modelo, tendremos que ir
al menú Recharge (recarga), que está en:
 Models >> Modflow >> Flow packages >> Recarga

Para asignar dicho valor de recarga en todas las celdas del modelo, iremos a:
 Value >> Reset Matrix

Introduciremos la cifra 0.00012 m/d en la casilla Recharge Flux y daremos a Ok. Acto seguido
pulsaremos sobre el icono puerta para guardar y salir.

Nota sobre decimales: Por lo general, Processing Modflow "prefiere" el punto como separador
decimal. En algunos ordenadores, entiende la coma en mitad de un número como un carácter
extraño, e ignora cualquier valor que quede a la derecha de la misma. La consecuencia en este caso
sería que tomaría la recarga como cero. Conviene tener esto en cuenta si en algún momento vemos
que no está leyendo correctamente nuestros datos de recarga.

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7.3.4 Parámetros hidrogeológicos


Por definición, un acuífero es toda aquella formación rocosa capaz de almacenar y transmitir agua
en cantidades significativas. Por tanto, el comportamiento de nuestras celdas permeables se regirá
en función de ambos parámetros. En este caso, sabemos que la permeabilidad es de 0.1 m/d y la
porosidad eficaz del 5%.
El proceso es similar al que hemos seguido con otros parámetros. Para la permeabilidad:
 Parameters >> Horizontal Hydraulic Conductivity >> Value >> Reset Matrix

Acto seguido, introducimos el valor 0.1 en la casilla contigua a Horizontal Hydraulic Conductivity y
pulsamos Ok. Después, icono puerta para guardar y salir.
Y en el caso de la porosidad:
 Parameters >> Effective porosity >> Value >> Reset Matrix

Introducimos el valor 0.05 en la casilla contigua a Effective Porosity (Processing Modflow trata los
porcentajes en tanto por uno) y pulsamos Ok. Después, pulsamos el icono puerta para guardar y salir.
Nota sobre la porosidad: En realidad, la porosidad en régimen permanente se utiliza únicamente
para calcular el campo de velocidades de flujo y no como sinónimo de almacenamiento (como
veíamos en la ecuación [5.2], el almacenamiento no varía en régimen permanente al ser iguales las
entradas y salidas de agua al modelo).

7.3.5 Calibración en régimen permanente


Llegados a este punto, el ordenador conoce todos los parámetros necesarios para llevar a cabo
una primera simulación en régimen permanente, asimilable a las condiciones naturales de
funcionamiento del sistema, puesto que conoce la geometría (discretización del medio físico), la
capacidad de la roca de almacenar y transmitir agua (parámetros hidrogeológicos), por dónde entra
el agua y en qué cantidad (lluvia) y por dónde puede salir en función de la cota de nivel constante del
lago.
Para llevar a cabo la simulación, iremos a:
 Models >> Modflow >> Run

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Figura 5.12 El último menú antes de poner a correr el modelo.

Se nos abrirá una ventana similar a la de la Figura 5.12, donde podemos observar los distintos
módulos que Processing Modflow va a correr internamente y donde se nos plantean una serie de
opciones en la parte inferior. Conviene marcar las pestañas Check model data y Regenerate all input
files. La primera sirve para que Processing Modflow haga un chequeo predeterminado en busca de
incongruencias en los datos que hemos introducido (por ejemplo, si hemos puesto la base del
acuífero por encima del techo, si tenemos permeabilidades negativas, etc). Esta opción no detectará
absolutamente todos los errores que hayamos podido cometer, pero sí algunos de los más comunes.
La segunda sirve para especificar que queremos que corra todos los módulos. Así nos aseguramos de
que incluya en la simulación los cambios más recientes que hayamos podido hacer. Las otras dos
pestañas cumplen funciones muy específicas que escapan al ámbito de un ejercicio introductorio
como este. Por último pulsaremos Ok. Se abrirá una ventana de color negro mostrándonos las
iteraciones del modelo numérico hasta que este llegue a la solución del problema, es decir, a la
distribución del nivel freático que resulta de igualar las entradas de agua al acuífero por lluvia con las
salidas a través del lago.
Para ver el mapa de isopiezas que obtenemos como resultado, pulsaremos sobre:
 Tools >> 2D Visualization >> Hydraulic Head >> Ok

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Observamos un mapa de isopiezas un tanto complicado de leer (Figura 5.13), puesto que las
notaciones son exponenciales y no nos permiten apreciar bien el gradiente hidráulico. Para hacerlo
más visual, vamos a cambiar la notación exponencial a notación decimal y después vamos a
establecer un intervalo adecuado entre isopiezas y a introducir color.
Para cambiar el tipo de notación:
 Options >> Environment >> Contours >> Label Format

Se abrirá entonces una ventana como la de la Figura 5.14, donde fijaremos notación decimal
(fixed), con una única cifra a la derecha de la coma (decimal digits, 1). Después pulsaremos Ok para
cerrar dicha ventana.

Figura 5.13 La primera impresión del resultado tiene un valor gráfico algo limitado, por lo que es conveniente retocarla.

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Figura 5.14. En esta ventana se define la notación de las cifras del mapa de isopiezas (decimal=fixed o
exponencial=exponential)

Antes de cerrar la ventana Contours, pulsaremos sobre la cabecera de la columna Level (es decir,
sobre la propia palabra Level). Se nos abre una ventana adicional como la de la Figura 5.15 donde
podemos establecer la isopieza de valor máximo que queremos representar, la de valor mínimo y el
salto de nivel entre isopiezas. Pondremos 621 como valor máximo, 595 como valor mínimo y un salto
de 2 metros entre isopiezas. Acto seguido pulsaremos Ok dos veces para cerrar ambas ventanas. El
resultado es el de la Figura 5.16, más fácil de leer que el de la Figura 5.14.

Figura 5.15. En la ventana Environment Options se definen las características básicas de las isopiezas (valores, color,
relleno, tamaño de letra, espaciado entre etiquetas, etc)

En la ventana Environment Options hay alguna cosa más que vale la pena retocar. Por ejemplo,
podríamos pinchar sobre la pestaña Fill contours y después dar a Ok. Con ello rellenaríamos el
espacio entre isopiezas según la gradación de colores de la columna Fill. Por defecto, Processing
Modflow utiliza un azul oscuro que hace los valores un poco difíciles de leer. Así, es más práctico
utilizar como relleno colores un poco más claros. Para cambiarlos, basta con hacer clic sobre el
encabezado de la columna Fill, pinchar sobre el recuadro azul de la ventana que sale y cambiar dicho
color por un naranja. Así, obtendríamos un mapa como el de la Figura 5.17.
El color resulta de especial utilidad a la hora de mostrar los resultados a personas que, aun siendo
técnicos, no necesariamente tienen una formación hidrogeológica: es más sencillo decir que el agua
se mueve del naranja al verde que decir que lo hace de mayor a menor potencial.

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En cualquier caso, el modelo arroja resultados que parecen razonables, puesto que el agua se
mueve en la dirección en que cabría esperar que lo hiciese (desde cualquier punto del acuífero en
dirección al lago). La calibración en régimen permanente consistiría en comparar estas isopiezas con
un mapa de isopiezas del acuífero en condiciones naturales, para apreciar las discrepancias entre uno
y otro. Si estas fueran "demasiado grandes" para nuestros propósitos, habría que reevaluar nuestros
datos de entrada. Por lo que respecta a este ejercicio, asumiremos que la calibración en régimen
permanente es adecuada, y que podemos utilizar estos niveles como punto de partida para trabajar
en régimen transitorio.

Figura 5.16. Así queda nuestro resultado con una notación decimal y un salto entre isopiezas más cómodo de leer.

Antes de continuar, vamos a guardar los resultados obtenidos en un fichero que luego podamos
cargar como punto de partida para el régimen transitorio. Para ello:
 Value >> Matrix >> Save

Le daremos como nombre "potini" (potenciales iniciales) y lo guardaremos en la carpeta


"RegPerm", donde tenemos todos los archivos de nuestro modelo.
Antes de pasar al régimen transitorio, vamos a trabajar con dos funcionalidades más de Processing
Modflow. La primera consiste en dibujar un mapa con las líneas de flujo. Para ello pulsaremos el
icono de la puerta y después entraremos en:
 Models >> PMPath

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Figura 5.17. Así queda nuestro resultado una vez hemos incluido color.

Se abrirá una ventana nueva con el programa PMPath. Pincharemos aleatoriamente por la
pantalla con el botón derecho del ratón, observando que en cada sitio que pulsamos aparece un
punto rojo. Acto seguido, pulsaremos repetidas veces el botón de Play que hay en la parte superior
de la pantalla. Tras hacerlo unas cuantas veces, deberíamos obtener una imagen parecida a la de la
Figura 5.18.
Cada una de las líneas rojas es una trayectoria de flujo, por lo que podríamos decir que cada punto
rojo que hemos pintado se corresponde con una gota de agua. El lateral derecho y la parte inferior de
la pantalla representan la proyección de las trayectorias vistas desde estos ángulos. El número de
días al que corresponde cada pulsación del Play se puede cambiar en el menú Options >> Particle
Tracking. Asimismo, podemos añadir las isopiezas tal como hicimos anteriormente usando el menú
Options >> Environment >> Contours.
Y si marcamos la pestaña Visible en el menú Options >> Environment >> Velocity Vectors
representaremos la velocidad relativa del agua en cada una de las celdas (Figura 5.19).

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Figura 5.18. Las trayectorias de flujo en PMPath.

Como veremos, todo ello variará sensiblemente una vez abordemos en régimen transitorio.
La segunda cosa que vamos a hacer antes de continuar es llevar a cabo una evaluación cuantitativa
de los flujos de agua en nuestro acuífero, es decir, un balance hidrológico. Para ello, cerramos
PMPath y entramos en:
 Tools >> Water Budget >> Ok

Se abrirá entonces una ventana como la de la Figura 5.20, donde observamos que hay cuatro
columnas. La primera representa las condiciones de contorno y el almacenamiento de agua en el
sistema. La segunda son las entradas de agua al acuífero, la tercera las salidas y la cuarta la diferencia
entre ambas. Como reza la primera línea de la ventana blanca, los flujos están en unidades de
longitud al cubo partido por tiempo (en nuestro caso, metros cúbicos por día, ya que hemos
respetado estas unidades en todo momento).
Observamos que las entradas por recarga de la lluvia (recharge) son prácticamente idénticas a las
salidas por las celdas de potencial constante (constant head), como corresponde al hecho de que
estamos en régimen permanente, y que ascienden a unos 1740 m3/d (la notación es exponencial). La
diferencia entre unas y otras (inferior al 1 por mil), se debe al método numérico de resolución.
Alcanzar una precisión mayor es posible, pero no suele valer la pena teniendo en cuenta las

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

incertidumbres que habitualmente manejamos en hidrogeología, y que ello puede implicar que el
cálculo dure horas (en vez de unas décimas de segundo).

Figura 5.19. Vectores velocidad en PMPath.

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Figura 5.20. Balance de las entradas y salidas de agua del modelo (Water Budget).

7.4 Elaboración del modelo en régimen transitorio (simulación histórica)


Como paso previo a la simulación en régimen transitorio es conveniente hacer una copia de la
carpeta donde hemos hecho el modelo en régimen permanente y trabajar sobre la copia. Así
evitamos perder lo que ya llevamos las modificaciones que vamos a hacer a partir de este momento.
Es tan sencillo como copiar la carpeta RegPerm y renombrar la carpeta copiada como RegTransCalib
(calibración en régimen transitorio). Después, entramos en Processing Modflow y vamos a:
 File >> Open model

Seleccionaremos entonces el fichero ejercicio.pm5 que tenemos en la carpeta recién creada.


Lo mejor de la simulación en régimen transitorio es que gran parte del trabajo ya está hecho. Ni
los parámetros hidráulicos ni la geometría cambian con respecto al permanente, lo que quiere decir
que solo hay que hacer unos pocos cambios.

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7.4.1 Discretización del tiempo


Lo primero que necesitamos decirle al ordenador para abordar una simulación en régimen
transitorio es precisamente eso, que ya no estamos en régimen permanente. Para ello entraremos en
el menú:
 Parameters >> Time

En la ventana que se muestra marcaremos la pestaña Transient flow simulation.


Acto seguido vamos a discretizar el tiempo. Esto consiste en dividir la simulación en una serie de
pasos de tiempo al cabo de cada cual queremos que el modelo nos proporcione un resultado. Los
pasos de tiempo pueden ser tan largos o tan breves como deseemos, pero lo más conveniente es
ajustarlo a nuestros datos de partida. Dado que nos proporcionan datos de precipitación y bombeos
a escala trimestral, es lógico que nuestros pasos de tiempo duren un trimestre cada uno (es decir,
noventa días, para respetar el día como unidad básica de tiempo).
En este caso tenemos una serie histórica de tres años, lo que significa que tendremos doce
períodos de tiempo. Por tanto, en la tabla de la parte de arriba de la ventana marcaremos doce
períodos activos. A cada uno le asignaremos una duración de noventa días, de manera que la tabla
quede como la de la Figura 5.21.

Figura 5.21. Discretización del tiempo para la simulación histórica.

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Un pequeño truco: si no queremos teclear 90 las doce veces, podemos pinchar sobre Period
Length y teclear 90 en la ventana que se abre.
Una vez nuestra tabla quede como la de la Figura, pulsamos Ok.

7.4.2 Niveles iniciales


Al elaborar una simulación en régimen transitorio, no nos sirve partir de unos potenciales iniciales
cualesquiera como ocurría en régimen permanente, puesto que en este caso el modelo no va a correr
simplemente hasta alcanzar un equilibrio entre entradas y salidas (de hecho, el régimen transitorio se
caracteriza por el desequilibrio entre ambas).
Esto, que puede sonar un tanto abstracto, se puede explicar de una manera más sencilla: si vamos
a realizar una simulación histórica desde el momento en que el acuífero se puso por primera vez en
explotación, lo lógico es que partamos del momento en que el acuífero se encontraba en condiciones
naturales (asimilables a un régimen permanente), y no de una solución de partida que simplemente
nos inventemos para que el modelo pueda empezar a correr.
Por tanto, nuestros niveles iniciales serán el resultado de la simulación en régimen permanente
(fichero potini.dat). Para introducirlos en el modelo:
 Parameters >> Initial & Prescribed Hydraulic Heads >> Value >> Matrix >> Load

Entonces buscaremos el fichero potini.dat y le daremos a ok (Figura 5.22). En la tabla que aparece
en la pantalla tenemos ahora los resultados de la pasada al modelo en régimen permanente para
cada una de las celdas de la malla.

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Figura 5.22. Los niveles iniciales para la simulación histórica se corresponden con los resultados de la pasada en régimen
permanente. Cada celda tiene ahora un valor distinto.

Pulsamos Ok para aceptar y después pulsaremos sobre el icono de la puerta para guardar y salir.

7.4.3 Modificación de las condiciones de contorno


En la simulación en régimen transitorio nuestras condiciones de contorno varían con respecto al
régimen permanente. No solo tenemos una evolución histórica de la precipitación (en vez de un valor
medio), sino que también hay que incluir las extracciones de los pozos y cómo estas varían en el
tiempo. El lago se mantiene igual que al principio, puesto que el enunciado nos dice que a pesar de
los bombeos no se aprecia que su cota se haya modificado significativamente.
Vamos a comenzar por introducir los bombeos. Para ello entraremos en:
 Models >> Modflow >> Flow packages >> Wells

Entraremos en la malla de siempre, pero observaremos que en la parte inferior de la pantalla,


junto a Well package, hay un letrero que pone Period 1. Esto quiere decir que estamos modificando
los bombeos para el primer paso de la simulación (en nuestro caso, el primer trimestre de 2011).
Según nuestros datos, en ese trimestre no se bombeó nada. Por tanto, dejamos este período en
blanco. Sin embargo, en el segundo trimestre del año cada pozo extrajo 10 000 m3/d. Para pasar al
paso de tiempo número 2 (Period 2), pincharemos sobre el icono Change stress period y después, en

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

la tabla que sale, haremos lo propio sobre el número 2 de manera que la flecha negra apunte hacia él
(Figura 5.23). Por último pulsaremos Edit data.

Figura 5.23. Esta tabla nos sirve para saltar de un paso de tiempo a otro y editar las características de cada uno
independientemente.

Al entrar de nuevo en la malla, comprobaremos que hemos pasado al paso de tiempo 2 (period 2).
Nuestros pozos están en las celdas (20, 14), (11, 24) y (18, 39). Para introducir el primero
pulsaremos con el botón izquierdo del ratón sobre la celda correspondiente y después con el
derecho. En la ventana que se abre nos pregunta el "caudal de inyección del pozo" (injection rate of
the well). Si insertamos un valor positivo, nuestro pozo estará inyectando agua en el acuífero (el
convenio de signos de Processing Modflow es que los valores positivos de caudal son siempre
entradas al acuífero, mientras que los negativos son salidas). Dado que nuestros pozos son pozos
convencionales de extracción, tendremos que introducir el caudal en esta ventana con signo
negativo, es decir, -1000.
Tan pronto lo hagamos, la casilla quedará rellena de rojo. Repetiremos el mismo proceso para los
otros dos pozos, de manera que nos quede algo similar a la Figura 5.24.

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

Figura 5.24. Distribución espacial de los pozos de extracción en el modelo.

Para el tercer paso de tiempo repetiremos la operación. Solo habrá que pulsar sobre el icono de
cambiar de paso de tiempo y marcar en este caso el número 3. Dado que los bombeos en el período
3 son idénticos a los del 2, y que el patrón de extracciones se repite todos los años (bombeo cero en
el primer y cuarto trimestre, bombeo de 1000 m3/d en cada pozo durante el segundo y el tercero),
podemos tomar un atajo para introducir los datos en el modelo. Para ello pulsaremos el icono de
cambiar de paso de tiempo, y copiaremos la información de unos pasos a otros.
Teniendo la flecha negra junto al número 2, pinchamos sobre copy data y decimos que la copie del
período 2 (from stress period 2) al 3 (to stress period 3). Después repetiremos la operación para
copiar del periodo 2 a los períodos 6, 7, 10 y 11 (trimestres segundo y tercero de 2012 y 2013). Acto
seguido, copiaremos el período 1 al 4, 5, 8, 9 y 12. Por último, pincharemos sobre los cuadraditos
vacíos de la tabla para activarlos, de manera que esta quede como en la Figura 5.25.
Una vez hayamos terminado, pulsaremos sobre el botón close para cerrar la tabla y después sobre
el icono de la puerta para guardar y salir.
La recarga es algo más tediosa de introducir, ya que los valores varían en cada paso de tiempo. En
cualquier caso, se trata de teclear solo los doce valores de la última columna de la Tabla 5.2, por lo
que no nos llevará mucho trabajo (para modelos con muchos pasos de tiempo, puede ser
conveniente editar directamente el fichero rch.dat que hay en la carpeta donde se encuentra nuestro
modelo, pero no nos detendremos en eso aquí). El proceso similar al de los bombeos:
 Models >> Modflow >> Flow packages >> Recharge

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Figura 5.25. La tabla de los bombeos debería quedar así una vez acabemos el proceso de introducir los datos.

Si nos sale una ventana inquiriendo sobre si queremos desactivar o editar la recarga, pulsaremos
el botón Edit.
Volveremos entonces a la malla para editar el primer período de tiempo. Para introducir la recarga
del primer trimestre de 2011 (I-2011):
 Value >> Reset Matrix >> 0.00016

Después pulsamos sobre el icono de cambiar período y entramos en el paso de tiempo 2, donde
repetimos la operación metiendo esta vez el valor de recarga del segundo trimestre de 2011 (II-
2011):
 Value >> Reset Matrix >> 0.00008

Y así sucesivamente hasta que terminemos de meter los doce valores. Una vez hayamos
terminado, pulsamos el icono puerta para guardar y salir.
NOTA: Dado que estamos trabajando en metros y días, hay que tener mucho cuidado con el
número de ceros. Un cero de más o de menos cambia la recarga en un orden de magnitud, por lo que
afecta muy sensiblemente a los resultados del modelo.

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7.4.4 Parámetros hidrogeológicos


Podríamos preguntarnos por qué es necesario volver a introducir los parámetros hidrogeológicos
en régimen transitorio cuando se supone que las condiciones de las formaciones rocosas deberían
mantenerse estables.
La realidad es que el valor de permeabilidad que metimos en régimen permanente nos sirve, por
lo que no es necesario modificarlo. Sin embargo, el valor de porosidad no nos sirve para la resolución
de la ecuación general de flujo en régimen transitorio (ecuación [5.1]). Técnicamente hablando, el
término que interviene en la ecuación es el coeficiente de almacenamiento (S*), no la porosidad
eficaz (Modflow nos pedía la porosidad en régimen permanente porque este valor interviene en el
cálculo del campo de velocidades del agua subterránea).
En la práctica, esta diferencia es más bien conceptual. En un acuífero libre como el nuestro,
coeficiente de almacenamiento y porosidad eficaz se pueden asimilar cuantitativamente a efectos de
modelización. Por tanto, podemos quedarnos con la idea de que en régimen transitorio tenemos que
volver a introducir el valor de porosidad bajo el epígrafe de coeficiente de almacenamiento.
El proceso es similar al que hemos seguido con otros muchos parámetros:
 Parameters >> Specific Yield >> Value >> Reset Matrix

Acto seguido introduciremos el valor 0.05 para el coeficiente de almacenamiento.

7.4.5 Puntos de observación y calibración en régimen transitorio


La idea de la calibración en régimen transitorio es comprobar que nuestro modelo se ajusta a la
realidad física observada en el campo. Si nuestro modelo se comporta “igual” que la realidad física
ante los distintos estímulos (recarga, bombeos, etc), entonces podremos “olvidarnos” de la realidad
física y utilizar nuestro modelo para simular escenarios hipotéticos: su respuesta será la que nos daría
el acuífero si en efecto se produjesen esas situaciones. En otras palabras, una vez calibrado el modelo
adquiere un valor predictivo.
Por tanto, el último paso antes de poner el modelo a correr es introducir los puntos de
observación (piezómetros) en los que se han ido tomando medidas de campo a lo largo de la serie
histórica, a fin de comprobar si nuestro modelo reproduce las tendencias observadas.
En este caso contamos con tres puntos de observación distintos, dos de ellos en el entorno de
pozos y un cuarto en un punto intermedio. Los datos de observación están en el fichero
piezometria.complete_obs.
Para introducirlos en el modelo, entraremos en:
 Models >> Modflow >> Head observations >> Load

Acto seguido buscaremos y abriremos el fichero “piezometria” (Figura 5.26). Para encontrarlo, es
necesario abrir, en la parte inferior derecha, la extensión “complete information” (complete_obs).

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Ahora el ordenador conoce todo lo necesario para efectuar la simulación histórica: sabe la
geometría del acuífero, sus parámetros hidrogeológicos, los puntos de entrada y salida de agua y la
variación espacio-temporal de los mismos. Asimismo, sabe que tiene que proporcionarnos resultados
trimestrales en función de los pasos de tiempo que hemos descrito y que tiene que compararlos con
una serie de datos medidos en campo. Por tanto, podemos ponerlo a correr para ver si es capaz de
reproducir las tendencias piezométricas observadas en el campo durante la serie histórica. Para ello:
 Models >> Modflow >> Run

Y activamos Regenerate all input files y Check model data por los motivos explicados
anteriormente antes de pulsar Ok. Modflow se pondrá a correr y llegará a una distribución de nivel
piezométrico para cada paso de tiempo en función de las entradas y las salidas de agua de nuestro
acuífero.

Figura 5.26. Niveles de referencia para la calibración histórica del modelo.

Antes de ver los mapas de isopiezas y las trayectorias, vamos a observar si la calibración es buena.
Para ello iremos a:
 Models >> Modflow >> View >> Head-Time curves

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Saldrá una ventana como la de la Figura 5.27. En la columna OBSNAM sale cada uno de los tres
piezómetros. El hecho de que tengan la marca de activación al lado significa que, cuando a
continuación representemos las gráficas de nivel, los tres piezómetros van a salir representados.
Dado que los tres tienen asignado el color negro en la columna color, conviene modificarlos para
distinguirlos mejor. Es tan sencillo como pulsar sobre la flecha de menú desplegable que hay junto a
cada casilla negra y seleccionar un color distinto. En este caso hemos optado por negro, azul y rosa.
Una vez hemos seleccionado un color para cada piezómetro, pulsamos la pestaña chart (Figura
5.28).
La Figura 5.28 muestra los resultados de la calibración. Para cada punto de observación (para cada
color), la línea discontinua representa los niveles piezométricos medidos en campo, mientras que la
línea continua hace referencia a los calculados por el modelo. En los piezómetros 2 (rosa) y 3 (azul) se
observan ciclos estacionales, con bajadas y subidas más o menos pronunciadas. Las subidas se
corresponden con los períodos en los que llueve más y no se bombea (primer y último cuatrimestre
de cada año), mientras que las bajadas coinciden con los períodos en los que llueve menos y se
bombea más (segundo y tercer trimestre). Por tanto, podemos decir que los resultados tienen
sentido conceptualmente. El hecho de que los descensos sean más acusados en el piezómetro 3 y
menos en el 1 tiene que ver con la distancia de cada piezómetro al pozo de extracción de agua:
cuando más cercano, más notará el efecto del bombeo.
Como puede apreciarse, el modelo reproduce con bastante fidelidad las tendencias observadas
(de hecho, no es habitual tener una calibración tan buena en todos los puntos de observación de un
acuífero, puesto que nuestros datos de partida suelen tener sus incertidumbres asociadas). Por tanto,
podemos afirmar que reproduce fielmente la realidad física y utilizarlo para hacer simulaciones de
carácter predictivo.

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Figura 5.27. A la izquierda tenemos los tres piezómetros de referencia para calibrar el modelo (OBSNAM 1, 2 y 3). Los
datos de la tabla de la derecha comparan el valor calculado por el modelo para cada punto con el observado en campo.

Antes de meternos en ese tema, vamos a aprovechar lo que aprendimos en la visualización de


resultados del régimen permanente para comprender mejor los resultados de la calibración histórica.
Para visualizar los mapas de isopiezas, saldremos de la pantalla de calibración y entraremos en:
 Tools >> 2D Visualization >> Options >> Environment >> Contours

Entonces, tal como hicimos en el apartado 7.3.5, pincharemos sobre el encabezado de la columna
level para establecer la cota mínima y máxima de las isopiezas que queremos representar, así como
en salto de potencial entre isopiezas. Como cota mínima pondremos 580 metros, la cota máxima será
622 metros y el intervalo dos metros.
Una vez hemos hecho esto daremos a Ok y podremos utilizar las flechas que hay a la derecha de
Simulation time para navegar de los resultados de un paso de tiempo al siguiente. Si navegamos
hasta el paso de tiempo 11 (tiempo 990 días), iremos viendo una "película" de la evolución del nivel
freático en todo el acuífero, y acabaremos con algo muy parecido a lo que se aprecia en la Figura
5.29.

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Figura 5.28 Resultados de la calibración del modelo.

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Figura 5.29 Mapa de isopiezas correspondiente al paso de tiempo 11 de la simulación (es decir, los niveles en el acuífero
tras el tercer trimestre de 2013).

Vale la pena comparar la Figura 5.29 con la Figura 5.17 para observar cómo los pozos influyen en
la dinámica natural de flujo del acuífero. Otra forma de verlo es utilizar PMPath. Simplemente
saldremos con el icono puerta y abriremos dicho programa. Para representar las líneas de flujo en el
período de tiempo 11, vamos a:
 Options >> Particle Tracking

En la casilla Stress Period introduciremos el valor 11 (Figura 5.30). Acto seguido, iremos a:
 Options >> Environment >> Contours >> Visible

Y pincharemos sobre level para volver a indicar que queremos como cota mínima de la isopieza
580, cota máxima 622 e intervalo dos metro, tal como hicimos en la visualización de la Figura 5.29.
Por último, pulsaremos Ok para cerrar la ventana de los niveles y pincharemos aleatoriamente con el
botón derecho del ratón por toda la pantalla para poner distintas partículas de agua. Pulsando el
botón de Play varias veces llegaremos a algo parecido a lo de la Figura 5.31, que podemos comparar
con la Figura 5.18 para ver cómo los pozos han distorsionado el patrón de flujo del agua subterránea
en el acuífero: en condiciones naturales (régimen permanente), el acuífero en su totalidad vertía
hacia el lago; ahora los pozos captan gran parte de esa descarga.

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Figura 5.30 Especificando en PMPath el paso de tiempo cuyas líneas de flujo queremos representar.

Figura 5.31 Líneas de flujo en el acuífero tras el período 11 de la simulación.

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Con todo lo expuesto hasta aquí, podemos afirmar varias cosas: (1) En condiciones naturales,
nuestro acuífero vertía hacia el lago; (2) Tras tres años de extracciones, los bombeos han alterado
significativamente el flujo natural del agua subterránea; (3) Nuestro modelo es capaz de reproducir
con fiabilidad lo que hemos observado en el campo; y (4) por tanto, podemos utilizarlo para resolver
la cuestión que nos planteaba el enunciado: suponiendo unas condiciones de recarga media para los
próximos tres años, qué depresión adicional en el nivel en nuestro acuífero esperaríamos obtener si
hiciese falta bombear el doble de agua de cada pozo.
Antes de pasar a la simulación con carácter predictivo, haremos una breve descripción de lo que
es un análisis de sensibilidad.

7.4.6 Análisis de sensibilidad


Todos los modelos son más sensible a unos parámetros. Es importante ser capaz de identificarlos
para saber dónde tenemos que afinar más en nuestras tareas de campo. Durante las fases de
calibración es frecuente "jugar" con los distintos elementos de nuestro modelo para ver cuáles son
los que tienen mayor influencia sobre los resultados.
No nos vamos a detener en ello en este ejemplo para no alargarlo demasiado, pero propondremos
un ejercicio: se trata de poner a correr el modelo con una permeabilidad doble y mitad de la
permeabilidad media que hemos utilizado en el modelo. En cada caso, simplemente hay que sustituir
el valor de permeabilidad con Reset Matrix y volver a dar a Run. Después iremos a las gráficas de
calibración para ver cómo han variado los resultados del modelo. Una vez más, conviene hacer esto
sobre una copia del modelo para no alterar la versión "buena" que tanto trabajo nos ha costado
elaborar.
Para la permeabilidad "mitad" (0.05 m/d) deberíamos observar que los descensos son bastante
más pronunciados, llegando al entorno de la cota 560 metros (es decir, más de 20 metros superiores
a los observados en el campo). Por el contrario, con una permeabilidad doble observaríamos que los
descensos por causa del bombeo son sensiblemente menores (hasta unos 593 metros, es decir, unos
10 más de los observados en el campo). Por tanto, y aunque la diferencia con respecto a la media es
de 0.05 a 0.1 m/d, la variación de los resultados es considerable. De ello podemos concluir que la
permeabilidad es un valor que conviene tener muy bien calado en nuestro caso.

7.5 Utilización predictiva del modelo en régimen transitorio (hipótesis de simulación)


Por definición una hipótesis de simulación es precisamente eso: una hipótesis. Esto quiere decir
que estamos hablando de futuribles, y que no hay alternativa correcta o incorrecta. Los resultados de
las simulaciones deberán ir siempre precedidos de una breve explicación de los presupuestos de
partida que se han utilizado. Por ejemplo: "asumiendo una recarga media y una tasa de bombeo
doble podríamos esperar descensos máximos de x metros".
Lo habitual es utilizar el modelo para hacer varias simulaciones. Por ejemplo, en este caso
podríamos hacer tres hipótesis interesantes: partiendo de la base de que es necesario doblar los
bombeos, qué podríamos esperar (a) en condiciones de sequía, (b) en una secuencia de recarga
intermedia (que puede ser la propia serie histórica) y (c) en una secuencia húmeda. Solo vamos a

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abordar la (b) para no prolongar innecesariamente el ejercicio. Las otras quedan como tarea
individual.
Como hicimos al pasar de régimen permanente a transitorio, conviene hacer una copia de la
carpeta donde tenemos nuestro modelo calibrado y trabajar sobre ella. Así nos aseguramos de
mantener a buen recaudo el trabajo que llevamos hecho hasta ahora. A la carpeta nueva la
llamaremos RegTransSimul (simulaciones en régimen transitorio).
Después, entramos en Processing Modflow y vamos a:
 File >> Open model

Seleccionaremos entonces el fichero ejercicio.pm5 que tenemos en la carpeta recién creada.


Como ocurría al pasar al régimen transitorio, gran parte del trabajo ya está hecho. Solo será
necesario agregar dos años más de tiempo al modelo y meter sus condiciones de bombeo y recarga
de acuerdo con la hipótesis que hemos hecho (se mantiene una recarga media y se multiplica por dos
la magnitud de los bombeos).

7.5.1 Discretización del tiempo


Todos los días encontramos predicciones del tipo "la población mundial crecerá en un 50% para
2025", "la temperatura subirá una media de dos grados para 2030". El año para el cual se realiza la
predicción (2025 y 2030, respectivamente en los ejemplos) se conoce como "año horizonte". En
nuestro caso, vamos a simular lo que ocurre con nuestro acuífero a lo largo de la totalidad de los
años 2014, 2015 y 2016 (recordemos que desde el comienzo estamos asumiendo que nos
encontramos a finales de 2013). Por tanto, nuestro horizonte es principios de 2017.
Para introducir esto en el modelo, simplemente iremos a:
 Parameters >> Time

E introduciremos otros doce períodos de tiempo de noventa días cada uno, de manera que
nuestra tabla de tiempos quede como la de la Figura 5.32.

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Figura 5.32 Pasos de tiempo para la simulación predictiva.

7.5.2 Modificación de las condiciones de contorno


Por último, tenemos que asignar unas condiciones de recarga y bombeo a cada uno de los nuevos
pasos de tiempo.
Como ya sabemos hacerlo, en este caso nos ahorraremos la explicación detallada. Dado que la
simulación de 24 pasos de tiempo incluye los 12 de la serie histórica, nosotros deberemos modificar
solamente los pasos 13 (I-2014) al 24 (IV-2016).
En el caso de la recarga, podemos hacer la media de cada trimestre para los últimos tres años o
bien asumir que se repite la serie histórica (en este caso, son bastante equivalentes). Para simplificar
las cosas y poder copiar y pegar de un paso de tiempo a otro optaremos por la segunda alternativa.
En el caso de los bombeos, cada pozo extraerá 2000 m3/d en vez de 1000 m3/d, pero solamente
durante el segundo y tercer trimestre de 2014, 2015 y 2016. Durante 2011, 2012 y 2013
mantendremos la tasa de 1000 m3/d.

7.5.3 Resultados de la simulación


Una vez pongamos el modelo a correr (Models >> Modflow >> Run) y accedamos a las gráficas de
evolución piezométrica (Models >> Modflow >> View >> Head-time curves >> Chart), los resultados
deberían arrojar algo parecido a lo que se aprecia en la Figura 5.33.

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Figura 5.33 Evolución esperable de los niveles en el acuífero según la hipótesis de simulación descrita (recarga media, tasa
de extracción doble). Año horizonte 2017. Los valores simulados comienzan donde terminan las líneas discontinuas de
colores (tiempo 1080 días).

Como puede observarse, los descensos esperados llevarían el nivel durante los períodos de
explotación al entorno de la cota 550 m.s.n.m., es decir unos 30 metros por debajo de los mínimos
registrados durante la simulación histórica. Esto por ejemplo nos serviría para estimar el incremento
de nuestros costes energéticos (el coste de la energía que hay que suministrar a la bomba para que
extraiga el agua) o para planificar la ubicación de nuevos sondeos de extracción. También nos sirve
para ver que el incremento de las extracciones no agotaría el acuífero a corto plazo (la base del
mismo está a cota 400 m.s.n.m.) pero sí podría suponer un problema importante a medio o largo
plazo, puesto que los niveles bajan relativamente deprisa. Por último, observamos que el incremento
de los bombeos lleva a que al acuífero le cueste más recuperar su nivel durante las épocas húmedas,
puesto que los picos de recarga cada vez alcanzan una cota menor.
Otro enfoque que podríamos dar a nuestras simulaciones es ver cuándo tardaría la relación
natural acuífero-lago en restablecerse si dejásemos de bombear por completo durante algún tiempo.
En este sentido, podríamos hacer uso de la herramienta Water Budget (apartado 7.3.5) para estudiar
cómo ha evolucionado el intercambio de caudal entre ambos desde que se comenzó a bombear.

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UNIDAD 4 UNIDAD 5

El hecho es que, una vez nuestro modelo está calibrado tenemos la herramienta adecuada para
evaluar un amplísimo espectro de escenarios y problemáticas, pero a partir de aquí eso queda para
que cada uno explore por su cuenta.

7.5.4 A modo de cierre


Como se indicaba al principio, el objetivo de esta unidad era proporcionar un conocimiento
conceptual y práctico suficiente como para que los estudiantes del curso puedan lanzarse a
profundizar por su cuenta. Los que se decidan a hacerlo, podrán comprobar que Processing Modflow
es muchísimo más amplio y versátil de lo que hemos estudiado hasta aquí. En la ayuda del programa
(F1) hay un abanico de tutoriales descritos paso a paso donde se abordan problemas muy distintos al
que aquí se ha descrito y se tocan muchas otras opciones. Se recomienda vivamente empezar por
ahí.

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8.- BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

No existen demasiados textos de referencia en lengua castellana sobre modelización


hidrogeológica. Anderson and Woessner (1992) es posiblemente el mejor libro para iniciarnos en este
campo. También es útil tomar como referencia a Chiang (2005), puesto que se trata de un texto
conceptualmente tan claro como el anterior y que además está referido a Processing Modflow.

Anderson MP, Woessner WW (1991). Applied Groundwater Modeling: Simulation of Flow and
Advective Transport. Academic Press Inc, 381p.
Chiang WH (2005). 3D-Groundwater Modeling with PMWIN: A Simulation System for Modeling
Groundwater Flow and Transport Processes. Springer, 397p.

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