DIRECTOR FUNDADOR: EUSTORGIO COLMENARES BAPTISTA / SAN JOSÉ DE CÚCUTA DOMINGO 26 DE DICIEMBRE de 2010

La oposición
al arte de torear
Antonio Lizarazo Rondón

De Velázquez
a Picasso
Jaime Ricardo Reyes Calderón Manolete
Las Meninas imagenes@laopinion.com.co

Elogio de la lectura y la ficción Mario Vargas Llosa

Poesía 2 CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010

Pedro Cuadro Herrera

Pedro Cuadro Herrera
Pedro Cuadro Herrera millonario en imágenes, expresa una de
las más rítmicas y contagiosas páginas de
Ahora
¡Qué importa el vacío triste de mi voz o el rumor amor, tristeza y soledad con que cuentan ahora
apagado de un poema sin canción si persiste un torrente de que

E
pasión… si se doblegan las negras, las corcheas y los corsés las letras nacionales. soy
y a mi alma llega un ritmo reposado y solo, regalando a mi pura
vigilia una fórmula de amor!
PCH. Sin, ni…nada soledad
platico con el silencio
ste escritor y lingüista cartagenero y entiendo mi tristeza.
Son taciturnos astronautas sin cielo ni sol… NADA.
radicado hace casi cuatro décadas en Cú- Como murciélagos dormidos en una cueva sin aire ni salida,
cuta, como él mismo lo siente, es nuestro. ni pupila, viven pegados al cerro hecho de escombros. Son
Sus obras poéticas Esa soledad… y Como la como un opaco lucero muerto en el crepúsculo más gris de
la tarde y de la patria que a pesar de todo no se sabe dónde
Te regalo la luna
lluvia en la tarde, exaltadas en el Centro de está. Viven ahí enclaustrados en un país de hechizos donde Regálame desnuda
Estudios Culturales para América Latina el salvaje manipulador de la historia los puso sin clemencia ni brillante y
pudor. Puro sino. ¡Qué ironía! Soledad. Viven ahí… donde la
en Toronto – Canadá y compuestas de pueril
niña sin niñez con su cuerpo de niña esconde la triste adultez la luna serena
sólo treinta poemas, en la voz del can- de su destino. Orfandad. No tienen voz, ni palabra ni dicción; de las noches cantarinas
tautor guajiro Leandro Díaz, valen por la como una puerta, los labios tercamente se les cerraron al frente al mar.
hablar. Sí, no existen. Gimen, siempre gimen. Ansiedad. Todo
sencillez y la transparencia con que está se les cerró con la fuerza del viento y de la lluvia y ellos sólo Yo quiero
esculpida su poesía. En un lenguaje claro, sombras y fantasmas son, hambre, miseria, muerte… Llueve. la luna que dibujaste
¡Qué agonía! en mi recuerdo
la tarde que me diste
el jazmín

Y soy…
en el jardín
Y
al oído
Soy me dijiste: “Te regalo la luna.”
vida
muerte
grito
y
también canción
Momentos
soy… Es la luna en tus ojos
nacida del vientre de mis sueños
…maestro. estrella vitral con música
y resplandores violetas
Espejo desnudo el reflejo de tu amor
bajo la lluvia el aroma de mi amor.
y ¡Qué magnolia perpetúa
frente a la duda, tus dedos aprisionados
con mi tragedia a cuestas con los míos…!
con mi verdadera tragedia,
la que surge
la que se alza cuando pregunto
cuando grito en el viento:
¿Y la gente?
¿Qué es la paz? ¡La gente!
huracán de embestida acariciante
Y te mira…
el viento no responde… nos mira desnudos
Y vestidos con pétalos
no responde nadie. no más,
como sombras, no más.

Director Emérito: Eustorgio Colmenares B. Director: José E. Colmenares O. Subdirector: Cicerón Flórez Moya.
Editor: Juan Pabón Hernández. Asistente de edición: Óscar Guevara. Diseño y Diagramación: Giovanny A. Rojas
IMPRESO EN LA ROTATIVA DE LA OPINIÓN / Tel: 5829999
imagenes@laopinion.com.co
CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
3 Salvedad Cultural
La Ilíada
L
Juan Pabón Hernández
a estructura lingüística de La Ilíada
aún no está suficientemente analizada: la
verdad es que creo que, la grandeza lite-
raria de la obra, se centra en esa especie
de enigma que se halla inmerso en ella,
del cual se han logrado apreciar sólo
algunas de las fórmulas con las que fue
concebida; por ejemplo, que Homero
despierte ansiedad (premeditada) en el
lector, se debe a que abre los episodios
con las mismas estrofas, a que repite las
escenas modelo y canta, luego, según el
marco histórico, hogareño o ciudadano,
las tradiciones. Incluso, de esas mismas
repeticiones podían los aedos y rapsodas
avanzar en sus recitaciones, como tejien-
do el relato a partir de un único hilo (in
media res, como se afirman en el latín).
Y la magnitud de la creatividad
se hace más valiosa si se piensa en que
el poeta recoge en el siglo VIII a.C. su-
cesos ocurridos tres siglos antes, de los
cuales hay pocas referencias, tanto que
son llamados los siglos oscuros (entre
1100 y 800).
Por esa razón, la unidad en el tema
la refiere a una síntesis en el tiempo, quizá
Máscara de Agamenón en una especie de condensación de los
días, para reflejar en ellos los grandes
acontecimientos de los siglos preceden-
tes. En Lógica aprendí que la inferencia
es la proyección de la memoria hacia la
hermenéutica (interpretación), para dar
coherencia a los juicios; pues bien, me
parece que, en el excelso Homero, todo
confluye a una Lógica espectacular.
Los estudiosos de La Ilíada han
encontrado algunos antecedentes, a los
cuales han denominado El Ciclo Tro-
yano: En primer lugar, obviamente La
Ilíada y, después, poemas como La Pe-
queña Ilíada, en la que se cantan sucesos
de antes de Troya, o La Etiopeida, una
narración de la leyenda de las amazo-
nas y su presencia en Troya, o el relato
acerca del Caballo de Troya que se hace
en La Iliupersis, o los cantos de un autor
chipriota, Estacino, que cuentan los
pormenores y antecedentes de Ilión, o
los poemas que describen el regreso de
los aqueos a cada una de sus regiones
(Los Nostoi), con graves tropiezos, y
demás obras, como La Edipodia (rela-
cionada con Edipo y sus padres Layo
y Yocasta), La Telegonía, La Tebaida (la
guerra contra Tebas), tan utilizada por
los clásicos de La Tragedia, La Cipríada,
La Titanomaquia, o la secuencia de los
(III)
acontecimientos finales, relativos a los
de Memnón, contados en La Etiópide,
un poema extraviado, sobre Troya, en
fin, siendo estas las principales.
De manera que las referencias
son interesantes y que, de suyo, Ho-
mero estudió con gran interés todo lo
relacionado con su obra, lo cual explica
las constantes digresiones que se apar-
tan del tema, pero aportan drama y
suspenso, o algunas incoherencias que,
en el fondo, si uno se fija bien, son vo-
luntarias (igual, hay otras que no tienen
fundamento). De todo ese estudio, no
habrá nunca una exégesis total, ni con
él se entenderán las causas verdaderas
causas del odio y las pasiones presentes
en La Ilíada.
Lo que sí es apreciable es el eco
de la espiritualidad, manifestado en sus
personajes, humanos o divinos, entre
los cuales se filtra un halo de moral
que va recorriendo los espacios y los
tiempos para dotar a la obra de especial
contenido moral, transferido luego,
con el curso de los siglos a la literatura
universal, tal como lo observamos en
la épica europea, en El Mío Cid, por
ejemplo, o cualquiera de las obras que
son patrimonio del mundo.
Pintura
De Velázquez a Picasso
D
Jaime Ricardo Reyes Calderón
iego de Velázquez era el aposenta-
dor mayor de palacio, había llegado a esta
posición para eternizar la magnificencia de
la realeza española. Surgen “Las meninas”
o “la familia”, como una obra más para
sus reales patrones. Pero no sólo cumple
un encargo, dibujar y pintar para describir
una situación o unos modelos dispuestos
estáticamente, su cuadro aparentemente es
un curioso divertimento bastante excéntri-
co para su época, y a la vez constituye un
ensayo pictórico acerca de la creación y los
órdenes de la realidad.
Velázquez dramatiza. Velázquez
ofrece una inusitada reflexión acerca de la
realidad y las jerarquías de la creación. Nos
involucra en un intercambio de puntos de
Diego de
Velázquez
4 CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
vista. Pareciera que juega una
especie de acertijo visual ¿Cuál
es el centro? ¿Cuál es el objeto
dominante? ¿Dónde está el eje de
perspectiva en donde se imbrica
conjunto y retratos?
Distinguimos varias posi-
bilidades. La pequeña niña que
es el centro del cuadro mira a
unos sujetos invisibles que solo
aparecen en el reflejo del espejo
que se insinúa en el fondo. Pero
la infanta Margarita, de ropajes
ricamente adornados, orienta
su cuerpo hacia el lienzo de su
derecha, al tiempo que su cabeza
insinúa que antes miraba a su iz-
quierda. A la izquierda del cuadro
y a la derecha de la infanta está
María Agustina Sarmiento, dama
de honor de la infanta, quien con
su mirada y su postura arrodi-
llada, refuerza la idea de que ha Pablo Picasso
sido la infanta el sujeto de esta
representación. do ahora, un episodio del pasado. Somos
Trazamos un nuevo eje indicado reales en entidad y en jerarquía nobiliaria,
por las miradas de los personajes retrata- somos reales ahora gracias a un mecanismo
dos. Enfocamos la perspectiva no en la de representación del ayer.
dirección de la evidencia sino en la de la Una tercera posibilidad desplaza el
prolongación lógica de lo representado. El acento no en los ejes de centro visual, ha-
centro sería el modelo que es mirado por blamos del eje de realidad y representación
los espectadores que aparecen. El modelo insinuado por el binomio pintor y pintura.
está sobreentendido, sabemos que son los Es Velázquez el productor de un retrato
personajes cuyas figuras se esbozan en el que desconocemos pues su lienzo no está
espejo del fondo, cuya distancia no permite en nuestra línea visual. Él asume la pareja real
sino el identificar a un hombre y una mujer y la plasma en una tela que desconocemos.
bajo un juego de cortinas rojo. Nuestra Velázquez, pintor, surge como centro visual
mirada coincide con la de ellos, al mirar y centro real, él se enaltece y se superpone
el cuadro ocupamos su sitio y su función, a la causa nobiliaria. Él es el sujeto de la
somos el rey Felipe IV y la reina Mariana representación, capaz de distanciarse y de
que contemplamos una escena real deteni-
da en el siglo diecisiete. Somos reales. En
incluirse en las formulaciones que traducen
lo real en imagen. Nos asalta una nueva
la percepción de este tiempo real, somos paradoja, si él se representa como crea-
reales porque por nosotros se está dibujan- dor, es representación pero no sujeto de
CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
5 Pintura
la creación. ¿Son los reyes, entonces, los
sujetos creadores que hicieron posible al
pintor?, ¿Cuál es la memoria animada por
la pintura?, ¿La de los reyes que manda-
ron realizar el cuadro?, ¿O, Velázquez que
se autoreconoce como creador y traslada
la operación a sí como pintor y creador?
El fondo nos hace sospechar una
nueva posibilidad. Dada la relatividad en
la definición de sujeto, objeto y público,
¿Podría ser lo desdibujado la verdadera
causa de lo plenamente retratado? Así
pues, un nuevo binomio, pero esta vez
de carácter inmaterial: el espejo es el
creador de la realidad, sólo él nos indica
el centro auténtico. Aunque no lo veamos
con claridad, aunque esté enterrado entre
planos superiores y mejor definidos, en
el espejo se contiene toda la realidad.
Nuestra posición sólo nos permite iden-
tificar la pareja real como cara frontal de
la realidad, pero no podemos negar que
en el espejo deben estar reflejadas todas
las demás figuras. El espejo es afirmación
del instante del reflejo y es misterio de
todo lo que cabe, todo lo que ha reflejado
antes del hoy. Una paradoja radical, la
realidad más que afirmación y definición,
es reflejo, es distancia, es imprecisión y
esfuerzo por acercarse. La realidad está
insinuada por algo propuesto detrás de
toda figura, de todo hombre, y su carácter
es el de ser criterio externo, productor de
las márgenes que nosotros declaramos
que son su representación. Pero sólo eso,
representación y no entidad plena, precisa
y perfilada, representación mediada y
ambigua, imposible de enunciarse como
totalidad espacial o temporal.
Los volúmenes flotantes y el cruce
de posturas corporales señalan una vez
más el acertijo visual que es analogía
de un acertijo cognoscitivo y un acertijo
artístico.
Hacia 1957, tres siglos y un año
después que Velázquez, Picasso nos regala
su versión. Fiel a su método de realizar
estudios seriados, el cubista realiza en
su estudio de “La Californie” cerca de
Cannes, 44 representaciones en torno
a “Las meninas”. En 1946 el Louvre
había organizado una exposición con-
frontando obras de Picasso con obras de
Jacques-Louis David, Goya y Velázquez.
Comentan que tal contraste constituyó
una legitimación histórica. Picasso salió
airoso en el cotejo con pares insignes de
la historia artística.
El hipertexto de Picasso parece
estar atravesado por una dinámica muy
característica del optimismo de post-gue-
rra, lo nuevo, es decir, Picasso, asume el
legado de lo viejo y lo supera. La grandeza
de la realidad monárquica, la grandeza del
pintor que se reconoce como prestidigita-
dor de los puntos de vista y los volúmenes
de la realidad, se encarnan ahora en el
nuevo creador.
Para Picasso la relatividad de lo
real, la multifactorialidad de las cosas, se
inscribe en un programa de supresión de
la perspectiva por la reducción abstracta
de la figura. La figura no desaparece, sólo
que adquiere mayor consistencia al linea-
lizarse geométricamente. La figura no se
suspende en el retrato unidimensional y
voluminoso, se expande temporalmente
y gana con la percepción de sus posibili-
dades de traslado.
Picasso experimentó en cada una
de sus 44 representaciones. La aquí consi-
derada podemos decir que es la más densa
y rica en propuestas. Los volúmenes de
Velázquez desaparecen. Los distintos
planos se suprimen y una plana lineali-
dad equilibra un conjunto en donde las
distinciones se ganan por otros caracteres.
Las lámparas del techo coinciden en unas
líneas en las que el techo cae sobre la
cabeza del pintor. En proporción, es el
pintor y su tela lo más atendido y descrito.
El perro “Titán” y las dos doncellas de la
derecha, desaparecen prácticamente, sólo
unas líneas de síntesis un poco infantiles,
señalan su existencia.
La infanta pierde la riqueza de su
vestido y los detalles del rostro que resal-
taban el protagonismo de su candidez.
El espejo del fondo gana la textura de
mayor indefinición por los claro-oscuros.
Presenciamos un contraste, pero ya no de-
terminado por el tejido de miradas y pers-
pectivas, ahora notamos un traslado de lo
estático y vacío a lo dinámico y creativo.
El cuadro posee un recorrido de derecha
a izquierda, y su estrato culminante es la
representación del pintor.
Picasso logra un resultado bien ori-
ginal. Mantiene los niveles de relatividad
De Velázquez / pág 10
Literatura
El estupendo discurso del Premio Nobel, es un documento valioso, apropiad
americana. (Estocolmo, 7 de Diciembre de 2010).
Elogio de la lectura
A
Mario Varga Llosa
prendí a leer a los cinco años, en la
clase del hermano Justiniano, en el Colegio
de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la
cosa más importante que me ha pasado en la
vida. Casi setenta años después recuerdo con
nitidez cómo esa magia, traducir las palabras
de los libros en imágenes, enriqueció mi vida,
rompiendo las barreras del tiempo y del es-
pacio y permitiéndome viajar con el capitán
Nemo veinte mil leguas de viaje submarino,
luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y
Aramís contra las intrigas que amenazan a la
Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu,
o arrastrarme por las entrañas de París, con-
vertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte
de Marius a cuestas.
La lectura convertía el sueño en vida y
la vida en sueño y ponía al alcance del peda-
cito de hombre que era yo el universo de la
literatura. Mi madre me contó que las prime-
ras cosas que escribí fueron continuaciones
de las historias que leía pues me apenaba
que se terminaran o quería enmendarles el
final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la
vida haciendo sin saberlo: prolongando en el
tiempo, mientras crecía, maduraba y enveje-
cía, las historias que llenaron mi infancia de
exaltación y de aventuras.
Me gustaría que mi madre estuviera
aquí, ella que solía emocionarse y llorar
leyendo los poemas de Amado Nervo y de
Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de
gran nariz y calva reluciente, que celebraba
mis versos, y el tío Lucho que tanto me ani-
mó a volcarme en cuerpo y alma a escribir
aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar,
alimentara tan mal a sus cultores. Toda la
vida he tenido a mi lado gentes así, que me
querían y alentaban, y me contagiaban su fe
cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda,
Jorge Luis Borges
6 CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
también, a mi terquedad y algo de suerte, he
podido dedicar buena parte de mi tiempo a
esta pasión, vicio y maravilla que es escribir,
crear una vida paralela donde refugiarnos
contra la adversidad, que vuelve natural lo
extraordinario y extraordinario lo natural,
disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el
instante y torna la muerte un espectáculo
pasajero.
No era fácil escribir historias. Al vol-
verse palabras, los proyectos se marchitaban
en el papel y las ideas e imágenes desfallecían.
¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban
los maestros para aprender de ellos y seguir
su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento
es una disciplina tenaz y una larga paciencia.
Faulkner, que es la forma –la escritura y la
estructura– lo que engrandece o empobrece
los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Bal-
zac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el
número y la ambición son tan importantes en
una novela como la destreza estilística y la es-
trategia narrativa. Sartre, que las palabras son aunque fuera sólo porque sin la vida no po-
actos y que una novela, una obra de teatro, dríamos leer ni fantasear historias.
un ensayo, comprometidos con la actualidad Algunas veces me pregunté si en
y las mejores opciones, pueden cambiar el países como el mío, con escasos lectores y
curso de la historia. Camus y Orwell, que una tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde
literatura desprovista de moral es inhumana la cultura era privilegio de tan pocos, escribir
y Malraux que el heroísmo y la épica cabían no era un lujo solipsista. Pero estas dudas
en la actualidad tanto como en el tiempo de nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre
los argonautas, la Odisea y la Ilíada. escribiendo, incluso en aquellos períodos
Si convocara en este discurso a todos en que los trabajos alimenticios absorbían
los escritores a los que debo algo o mucho casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo,
sus sombras nos sumirían en la oscuridad. pues, si para que la literatura florezca en una
Son innumerables. Además de revelarme sociedad fuera requisito alcanzar primero la
los secretos del oficio de contar, me hicieron alta cultura, la libertad, la prosperidad y la
explorar los abismos de lo humano, admirar justicia, ella no hubiera existido nunca. Por
sus hazañas y horrorizarme con sus desva- el contrario, gracias a la literatura, a las con-
ríos. Fueron los amigos más serviciales, los ciencias que formó, a los deseos y anhelos
animadores de mi vocación, en cuyos libros que inspiró, al desencanto de lo real con que
descubrí que, aun en las peores circunstan- volvemos del viaje a una bella fantasía, la ci-
cias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, vilización es ahora menos cruel que cuando
 CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
do para un especial análisis de la realidad ibero-
a y la ficción
(i parte)
los contadores de cuentos comenzaron a
humanizar la vida con sus fábulas.
Seríamos peores de lo que somos
sin los buenos libros que leímos, más con-
formistas, menos inquietos e insumisos y
el espíritu crítico, motor del progreso, ni
siquiera existiría. Igual que escribir, leer
es protestar contra las insuficiencias de
la vida. Quien busca en la ficción lo que
no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni
siquiera saberlo, que la vida tal como es no
nos basta para colmar nuestra sed de abso-
luto, fundamento de la condición humana,
y que debería ser mejor. Inventamos las
ficciones para poder vivir de alguna manera
las muchas vidas que quisiéramos tener
cuando apenas disponemos de una sola.
Sin las ficciones seríamos menos
conscientes de la importancia de la li-
bertad para que la vida sea vivible y del
7 Literatura
infierno en que se convierte cuando es
conculcada por un tirano, una ideología
o una religión. Quienes dudan de que la
literatura, además de sumirnos en el sueño
de la belleza y la felicidad, nos alerta contra
toda forma de opresión, pregúntense por
qué todos los regímenes empeñados en
controlar la conducta de los ciudadanos
de la cuna a la tumba, la temen tanto
que establecen sistemas de censura para
reprimirla y vigilan con tanta suspicacia
a los escritores independientes. Lo hacen
porque saben el riesgo que corren dejando
que la imaginación discurra por los libros,
lo sediciosas que se vuelven las ficciones
cuando el lector coteja la libertad que las
hace posibles y que en ellas se ejerce, con
el oscurantismo y el miedo que lo acechan
en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan
o no, los fabuladores, al inventar historias,
propagan la insatisfacción, mostrando que
el mundo está mal hecho, que la vida de
la fantasía es más rica que la de la rutina
cotidiana. Esa comprobación, si echa
raíces en la sensibilidad y la conciencia,
vuelve a los ciudadanos más difíciles de Mario Vargas Llosa
manipular, de aceptar las mentiras de
quienes quisieran hacerles creer que, entre arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y que erigen entre hombres y mujeres la
barrotes, inquisidores y carceleros viven Julián Sorel sube al patíbulo, y cuando, en ignorancia, las ideologías, las religiones,
más seguros y mejor. El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann los idiomas y la estupidez.
La buena literatura tiende puentes sale de aquella pulpería de la pampa a Como todas las épocas han tenido
entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, enfrentarse al cuchillo de un matón, o sus espantos, la nuestra es la de los faná-
sufrir o sorprendernos, nos une por debajo advertimos que todos los pobladores de ticos, la de los terroristas suicidas, antigua
de las lenguas, creencias, usos, costumbres Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están especie convencida de que matando se
y prejuicios que nos separan. Cuando muertos, el estremecimiento es semejante gana el paraíso, que la sangre de los ino-
la gran ballena blanca sepulta al capitán en el lector que adora a Buda, Confucio, centes lava las afrentas colectivas, corrige
Ahab en el mar, se encoge el corazón de Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y las injusticias e impone la verdad sobre las
los lectores idénticamente en Tokio, Lima corbata, chilaba, kimono o bombachas. La falsas creencias. Innumerables víctimas son
o Tombuctú. literatura crea una fraternidad dentro de la inmoladas cada día en diversos lugares del
Cuando Emma Bovary se traga el diversidad humana y eclipsa las fronteras mundo por quienes se sienten poseedores
Elogio/ pág 8
Literatura
Elogio/ pág 7
de verdades absolutas. Creíamos que, con
el desplome de los imperios totalitarios,
la convivencia, la paz, el pluralismo, los
derechos humanos, se impondrían y el
mundo dejaría atrás los holocaustos,
genocidios, invasiones y guerras de ex-
terminio. Nada de eso ha ocurrido.
Nuevas formas de barbarie proli-
feran atizadas por el fanatismo y, con la
multiplicación de armas de destrucción
masiva, no se puede excluir que cualquier
grupúsculo de enloquecidos redentores
provoque un día un cataclismo nuclear.
Hay que salirles al paso, enfrentarlos y
derrotarlos. No son muchos, aunque el
estruendo de sus crímenes retumbe por
todo el planeta y nos abrumen de horror
las pesadillas que provocan. No debemos
dejarnos intimidar por quienes quisieran
arrebatarnos la libertad que hemos ido
conquistando en la larga hazaña de la
civilización. Defendamos la democracia
liberal, que, con todas sus limitaciones,
sigue significando el pluralismo político,
la convivencia, la tolerancia, los derechos
humanos, el respeto a la crítica, la lega-
lidad, las elecciones libres, la alternancia
en el poder, todo aquello que nos ha ido
sacando de la vida feral y acercándonos
–aunque nunca llegaremos a alcanzarla– a
la hermosa y perfecta vida que finge la
literatura, aquella que sólo inventándola,
escribiéndola y leyéndola podemos me-
recer. Enfrentándonos a los fanáticos
homicidas defendemos nuestro derecho
a soñar y a hacer nuestros sueños rea-
lidad.
En mi juventud, como muchos
escritores de mi generación, fui marxista
y creí que el socialismo sería el remedio
para la explotación y las injusticias socia-
les que arreciaban en mi país, América
Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi
decepción del estatismo y el colectivis-
mo y mi tránsito hacia el demócrata y
el liberal que soy –que trato de ser– fue
largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y
a raíz de episodios como la conversión
de la Revolución Cubana, que me había
entusiasmado al principio, al modelo au-
toritario y vertical de la Unión Soviética,
el testimonio de los disidentes que con-
seguía escurrirse entre las alambradas del
Gulag, la invasión de Checoeslovaquia
8 CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
Gabriel García Márquez
por los países del Pacto de Varsovia, y
gracias a pensadores como Raymond
Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin
y Karl Popper, a quienes debo mi reva-
lorización de la cultura democrática y de
las sociedades abiertas. Esos maestros
fueron un ejemplo de lucidez y gallardía
cuando la intelligentsia de Occidente pare-
cía, por frivolidad u oportunismo, haber
sucumbido al hechizo del socialismo
soviético, o, peor todavía, al aquelarre
sanguinario de la revolución cultural
china.
De niño soñaba con llegar algún
día a París porque, deslumbrado con la
literatura francesa, creía que vivir allí y
respirar el aire que respiraron Balzac,
Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría
a convertirme en un verdadero escritor,
que si no salía del Perú sólo sería un seu-
do escritor de días domingos y feriados.
Y la verdad es que debo a Francia, a la
cultura francesa, enseñanzas inolvidables,
como que la literatura es tanto una vo-
cación como una disciplina, un trabajo
y una terquedad. Viví allí cuando Sartre
y Camus estaban vivos y escribiendo, en
los años de Ionesco, Beckett, Bataille y
Cioran, del descubrimiento del teatro de
Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el
TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean
Louis Barrault, de la Nouvelle Vague
y le Nouveau Roman y los discursos,
bellísimas piezas literarias, de André
Malraux, y, tal vez, el espectáculo más
teatral de la Europa de aquel tiempo,
las conferencias de prensa y los truenos
olímpicos del general de Gaulle. Pero,
acaso, lo que más le agradezco a Francia
sea el descubrimiento de América Latina.
Allí aprendí que el Perú era parte de una
vasta comunidad a la que hermanaban
la historia, la geografía, la problemática
social y política, una cierta manera de ser
y la sabrosa lengua en que hablaba y escri-
bía. Y que en esos mismos años producía
una literatura novedosa y pujante. Allí leí
a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García
Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rul-
fo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso
y muchos otros, cuyos escritos estaban
revolucionando la narrativa en lengua
española y gracias a los cuales Europa y
buena parte del mundo descubrían que
América Latina no era sólo el continente
de los golpes de Estado, los caudillos de
opereta, los guerrilleros barbudos y las
maracas del mambo y el chachachá, sino
también ideas, formas artísticas y fanta-
sías literarias que trascendían lo pintores-
co y hablaban un lenguaje universal.
De entonces a esta época, no sin
tropiezos y resbalones, América Latina ha
ido progresando, aunque, como decía el
verso de César Vallejo, todavía Hay, her-
manos, muchísimo que hacer. Padecemos
menos dictaduras que antaño, sólo Cuba
y su candidata a secundarla, Venezuela,
y algunas seudodemocracias populistas y
payasas, como las de Bolivia y Nicaragua.
Pero en el resto del continente, mal que
mal, la democracia está funcionando,
apoyada en amplios consensos populares,
y, por primera vez en nuestra historia,
tenemos una izquierda y una derecha
que, como en Brasil, Chile, Uruguay,
Perú, Colombia, República Dominicana,
México y casi todo Centroamérica, respe-
tan la legalidad, la libertad de crítica, las
lecciones y la renovación en el poder.
Ése es el buen camino y, si per-
severa en él, combate la insidiosa co-
rrupción y sigue integrándose al mundo,
América Latina dejará por fin de ser el
continente del futuro y pasará a serlo
del presente.
Nunca me he sentido un extranje-
ro en Europa, ni, en verdad, en ninguna
parte. En todos los lugares donde he vivi-
do, en París, en Londres, en Barcelona, en
Madrid, en Berlín, en Washington, Nueva
York, Brasil o la República Dominicana,
me sentí en mi casa. Siempre he hallado
una querencia donde podía vivir en paz
y trabajando, aprender cosas, alentar ilu-
siones, encontrar amigos, buenas lecturas
y temas para escribir. No me parece que
haberme convertido, sin proponérme-
lo, en un ciudadano del mundo, haya
debilitado eso que llaman “las raíces”,
mis vínculos con mi propio país –lo que
tampoco tendría mucha importancia–,
porque, si así fuera, las experiencias pe-
ruanas no seguirían alimentándome
como escritor y no asomarían siempre en
mis historias, aun cuando éstas parezcan
ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir
tanto tiempo fuera del país donde nací
CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
9 Literatura
ha fortalecido más bien aquellos vínculos,
añadiéndoles una perspectiva más
lúcida, y la nostalgia, que sabe
diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y
mantiene reverberando los recuerdos.
El amor al país en que uno nació no
puede ser obligatorio, sino, al igual que
cualquier otro amor, un movimiento
espontáneo del corazón, como el que
une a los amantes, a padres e hijos, a los
amigos entre sí.
Al Perú yo lo llevo en las entrañas
porque en él nací, crecí, me formé, y viví
aquellas experiencias de niñez y juventud
que modelaron mi personalidad, fra-
guaron mi vocación, y porque allí amé,
odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él
ocurre me afecta más, me conmueve y
exaspera más que lo que sucede en otras
partes. No lo he buscado ni me lo he
impuesto, simplemente es así. Algunos
compatriotas me acusaron de traidor y
estuve a punto de perder la ciudadanía
cuando, durante la última dictadura, pedí
a los gobiernos democráticos del mundo
que penalizaran al régimen con sanciones
diplomáticas y económicas, como lo he
hecho siempre con todas las dictaduras,
de cualquier índole, la de Pinochet, la
de Fidel Castro, la de los talibanes en
Afganistán, la de los imanes de Irán, la
del apartheid de Africa del Sur, la de los Pablo Neruda
sátrapas uniformados de Birmania (hoy
Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana el ejemplo, solidarizándose con quienes, Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, fueron, en gran número, nuestros bis-
si –el destino no lo quiera y los peruanos como las Damas de Blanco en Cuba, los Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y abuelos y tatarabuelos, los españoles que
no lo permitan– el Perú fuera víctima una resistentes venezolanos, o Aung San Suu del Sol y de la Luna, y de los españoles fueron a América y allí se acriollaron, no
vez más de un golpe de estado que ani- Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con que, con sus alforjas, espadas y caballos, los que se quedaron en su tierra. Aquellas
quilara nuestra frágil democracia. Aquella temeridad a las dictaduras que sufren, se trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tra- críticas, para ser justas, deben ser una
no fue la acción precipitada y pasional de muestren a menudo complacientes no dición judeo-cristiana, el Renacimiento, autocrítica.
un resentido, como escribieron algunos con ellos sino con sus verdugos. Aque- Cervantes, Quevedo y Góngora, y la Porque, al independizarnos de
polígrafos costumbrados a juzgar a los llos valientes, luchando por su libertad, lengua recia de Castilla que los Andes España, hace doscientos años, quienes
demás desde su propia pequeñez. Fue también luchan por la nuestra. dulcificaron. Y de que con España llegara asumieron el poder en las antiguas
un acto coherente con mi convicción Un compatriota mío, José María también el África con su reciedumbre, colonias, en vez de redimir al indio y
de que una dictadura representa el mal Arguedas, llamó al Perú el país de “todas su música y su efervescente imaginación hacerle justicia por los antiguos agravios,
absoluto para un país, una fuente de las sangres”. No creo que haya fórmula a enriquecer la heterogeneidad peruana. siguieron explotándolo con tanta codicia
brutalidad y corrupción y de heridas que lo defina mejor. Eso somos y eso Si escarbamos un poco descubrimos que y ferocidad como los conquistadores, y,
profundas que tardan mucho en cerrar, llevamos dentro todos los peruanos, el Perú, como el Aleph de Borges, es en algunos países, diezmándolo y exter-
envenenan su futuro y crean hábitos y nos guste o no: una suma de tradiciones, en pequeño formato el mundo entero. minándolo. Digámoslo con toda claridad:
prácticas malsanas que se prolongan a razas, creencias y culturas procedentes ¡Qué extraordinario privilegio el de un desde hace dos siglos la emancipación de
lo largo de las generaciones demorando de los cuatro puntos cardinales. A mí país que no tiene una identidad porque los indígenas es una responsabilidad ex-
la reconstrucción democrática. Por eso, me enorgullece sentirme heredero de las las tiene todas! clusivamente nuestra y la hemos incum-
las dictaduras deben ser combatidas sin culturas prehispánicas que fabricaron los La conquista de América fue cruel plido. Ella sigue siendo una asignatura
contemplaciones, por todos los medios tejidos y mantos de plumas de Nazca y y violenta, como todas las conquistas, pendiente en toda América Latina. No
a nuestro alcance, incluidas las sancio- Paracas y los ceramios mochicas o incas desde luego, y debemos criticarla, pero hay una sola excepción a este oprobio y
nes económicas. Es lamentable que los que se exhiben en los mejores museos del sin olvidar, al hacerlo, que quienes co- vergüenza.
gobiernos democráticos, en vez de dar mundo, de los constructores de Machu metieron aquellos despojos y crímenes
Crucigrama 10 CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010

De Velázquez / pág 5 José Tolosa

y paradoja que propuso Velázquez al tiempo

que fragmenta la figura y descoyunta el espacio
representado. Simplificando volumen, retratos,
figuras y color, comunica una cierta sensación
de agudo desconcierto, de caótica realidad, de
supremacía de los elementos comprendidos en
su esencial simplicidad, de representación pero
trascendida por un dinamismo ciertamente
agresivo, agudo en contornos y en perfiles,
estridente en los filos que caracterizan la des-
treza del pintor.
En Velázquez el techo y el lienzo limi-
taban la representación humana, como si las
construcciones y el arte fueran las posibili-
dades de comprensión y reconocimiento del
hombre. Si en Velázquez un eje referencial se
determina en el espejo como mediador, ahora
dicha mediación se radicaliza al multiplicarse
las posibilidades de lo representado.
Y ya sería un ejercicio arduo imaginar
qué es la realidad, cuando espejo, pintor, in-
fanta, meninas, ventanas, puertas y pinturas
rotan sobre sí, cuando lo real es una sumatoria
de posibilidades multidimensionales. Picasso
radicaliza la idea original y nos regala el vértigo
de lo representado en las fracturas del espacio
y el tiempo.
Y bien, ¿Qué será lo real? Pareciera que
la realeza, que la producción de la realidad, es
virtud plena del pintor. De Picasso, por
lo pronto.
Solución del crucigrama anterior
CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010
11
La oposición
al arte de torear
L
Antonio Lizarazo Rondón
os taurófilos no tenemos no
tenemos aliento para enfrentar a los
opositores del arte de Pedro Romero,
Pepe Hillo y Cúchares. Con estos tres
nombres, conformamos la unidad com-
pleta que llena el espacio del Aguantar,
del Templar y del Mandar. Oponernos a
la oposición, sería como desconocer que
la fuerza del toro, y el poder intelectual
del hombre torero, no se funden en la
mágica acción del apasionante drama.
El arte de torear a pie nació de
la diversión de los aristócratas de una
fresca época de la raza hispana. El joven
humilde, sirviéndose de sus hábiles pier-
nas, y de su intuición, burlaba al toro y, al
mismo tiempo, colaboraba con aquellos
señores para que las acciones llegaran al
lucimiento necesario.
Aquellos señores no llegaron a
advertir que aquel joven colaborador
se estaba quedando con el sabor puro
del espectáculo. La gente que observa-
ba la hábil acción de aquellos jóvenes
se iban constituyendo como las gran-
des masas de aficionados que, días
después, coparían los escenarios de las
plazas de toros. El torero entra por la
puerta grande de la sociedad. Apare-
cen grandes señores como Don Luis
Mazantini, Sánchez Mejías, a quien
Federico García Lorca lo enaltece con
la famosa Elegía a Federico, página que
aparece como grande expresión de la
poesía hispana, Juan Belmonte quien
se distingue como integrante de una
pareja inmortal conformada con José
Gómez Ortega “Gallito”, quien murió
en Talavera de la Reina bajo las cor-
nadas que le propinó el toro “Bailaor”
Manolete
de la viuda de Ortega (año de 1922).
Belmonte fue un consentido de los
intelectuales que representaron la alta
cultura de la época de oro, las voces
más brillantes de España. El arte de
torear encontró nido en la literatura,
la poesía, la música, la escultura, la
pintura, etc…
El arte de torear posee la fortaleza
necesaria para sostenerse equilibrada-
mente en su punto y en su hora. Incluso,
sin el aporte de los taurófilos, quienes
no creemos necesario hacer una alianza
para defenderlo.
Estos detractores deberían ocu-
parse de actividades más importantes, de
problemas que afectan a la humanidad.
Lo que sí vale la pena es rogarles que no
se aparezcan en los tendidos de una plaza
donde se lleva a cabo el espectáculo de
la seda, de la sangre y del sol.
Llanto por Ignacio
Sánchez Mejías
Federico García Lorca
I LA SANGRE DERRAMADA
A LAS CINCO DE LA TARDE
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
Tauromaquia
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde.
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde.
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde.
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
II
¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Que no quiero verla!
La luna de par en par.
caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras.
¡Que no quiero verla!
Que mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!
¡Que no quiero verla!
La oposición pág 12
Poema
Tauromaquia 12
12
La retreta
CúCUTA, DOMINGO 29 De AGOsTO De 2010
CúCUTA, DOMINGO 26 de DICIEMBRE de 2010

La oposición pág 11 para no ser cazadas por la piedra tendida

que desata sus miembros sin empapar la sangre.
La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua Porque la piedra coge simientes y nublados,
sobre un hocico de sangres esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
derramadas en la arena, pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
y los toros de Guisando, sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.

E
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
hartos de pisar la tierra. Pablo Chacón medina Ya
No. Quién no mantiene guardado entre nostalgias Meseacuerdo
acabó; ¿qué pasa? Contemplad
del fotógrafo su figura:
de lente provinciano
laque
muerte le ha cubierto de pálidos azufres
con rústica mano iba captando historias
¡Que no quiero verla! como si fueran románticas postales
ycon
le ha
suspuesto cabeza
granaderecubiertas
oscuro minotauro.
pígrafe: Quién no recuerda, en la aquellas caminatas nocturnales fotos de de gloria.
Por las gradas sube Ignacio Cúcuta de los años 40, el espectáculo de alrededor del parque y de la iglesia Postales ovaladas con palomas trenzadas
Ya se acabó.
entre La lluviapalpitantes
dos corazones penetra pory su boca.
ansiosos
con toda su muerte a cuestas. donde las criadas y alegres polizontes
Buscaba el amanecer,
la retreta. Aquella sinfonía de canciones se encontraban con las niñas distinguidas
elseñalaban
aire comodel
loco dejasusucandor
labio pechofemenino
hundido,
yunido
el Amor, empapado con lágrimas de nieve,
y el amanecer no era. hermosas, interpretadas por la banda que del brazo de sus novios elegantes
se
al varonil
calienta
encendido
en la cumbre
de fuego.
de viejo
las ganaderías.
Busca su perfil seguro, exhibían su palidez como un trofeo Eran fotos tomadas por un poeta
municipal, en el costado izquierdo del que hacía del lente un verso escrito con sus ojos
y el sueño lo desorienta. tratando de parecerse a Greta Garbo.
Buscaba su hermoso cuerpo parque Santander, frente al edificio de la ¿Qué
para dicen? Unbesos
tallar de silencio
concon
doshedores reposa.
flechas cruzadas
Estamos
la llamacon un cuerpo presente que se tiernos.
esfuma,
y encontró su sangre abierta. Alcaldía. Allí quedaba la glorieta donde los Quién no ha leído en antiguas novelas incandescente de sus amores
con una forma clara que tuvo ruiseñores
¡No me digáis que la vea! la historia de una casaca campesina
No quiero sentir el chorro
músicos, vestidos de riguroso traje azul, que se enroló en el ejército de Rusia
yHoy
la vemos llenarse
el tiempo de agujeros
ha borrado sin fondo.
al rustico poeta
cada vez con menos fuerza; interpretaban, con estricta consonancia y luego de oír una retreta militar y olvidado el encanto de aquel lente de antaño
¿Quién arrugadeelmúsica
que recubría sudario?los¡No es verdad
trazos lo que dice!
del retrato.
ese chorro que ilumina formidable dirección orquestal, aquellos donde un recluta tocaba una corneta
Aquí no dejado
canta nadie, ni llora
los tendidos y se vuelca que a ella el alma le partió en pedazos. Nos ha en manos de en el rincón,
la foto insensible
sobre la pana y el cuero
valses y oberturas selectas, que junto con El recluta interpretaba a un general
niaquella
pica lasque
espuelas,
se tomanitan
espanta
solo enlaun serpiente:
segundo
aquí no quiero másincluida
que losenojos
el redondos
de muchedumbre sedienta. las ‘Brisas del Pamplonita’ y otros aires que convocaba a los soldados al cuartel sin una
para
sola letra
verelese cuerpofugaz
sin posible
verso
descanso.
¡Quién me grita que me asome! con el vibrante sonar de su instrumento porque tiempo no permitió escribirlo.
nuestros, nos hicieron vibrar con sus ma-
¡No me digáis que la vea! que hacía sonar como si fuera una trompeta
jestuosos conciertos populares. hecha de amor y de latidos mágicos.
Yo quiero
Mas si el ver aquí existe
milagro los hombres de vozaldura.
volveremos parque
Los que doman caballos y dominan
y otra vez la retreta con sus valses delosantaño
ríos:
No se cerraron sus ojos los hombres
cuando del
Parque vio los cuernos
antiguo cerca,
Cúcuta Pero volviendo los pasos hacia atrás esparcirá suque les suena
música en las el esqueleto
horas y cantan
nocturnas.
¡Qué duro con las espuelas! No. con una boca llena de sol y pedernales.
Los músicos de verde o de azul o de rojo
pero las madres terribles a nuestras calles de piedra cucuteñas
¡Qué tierno con el rocío! ¡Que no quiero verla! entonarán sus cánticos a la luz de la luna
levantaron la cabeza. que bordeaban el marco del entorno
¡Qué deslumbrante en la feria! Que no hay cáliz que la contenga, Aquí yo quiero
mientras cruzaverlos. Delante
un poeta de vieja
con una la piedra.
máquina
Y a través de las ganaderías, donde solía presentarse la retreta
¡Qué tremendo con las últimas que no hay golondrinas que se la beban, Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
capturando luceros tras dos flechas trenzadas
hubo un aire de voces secretas muchas imágenes aún en blanco y negro
banderillas de tiniebla! no hay escarcha de luz que la enfríe, Yo quierodeque
hechas amormeyenseñen
lágrimasdónde
como está
en loslatiempos
salida viejos.
que gritaban a toros celestes, guardamos en el álbum del ayer.
no hay canto ni diluvio de azucenas, para este capitán atado por la muerte.
mayorales de pálida niebla. Hacia aquella romántica glorieta
Pero ya duerme sin fin. no hay cristal que la cubra de plata. Mientras tanto un retrato que cuelga de la percha
No hubo príncipe en Sevilla las flores más hermosas del jardín
Ya los musgos y la hierba No. Yo
dequiero que mecasa
una apacible enseñen
dondeunelllanto
sol secomo un río,
descalza
que comparársele pueda, irradiaban su exquisita fragancia.
abren con dedos seguros ¡Yo no quiero verla! que tenga dulces nieblas y profundas
para no aposentar de encendidos reflejos orillas,
ni espada como su espada, para llevar de
el cuerpo de que
Ignacio y que
ni corazón tan de veras.
la flor de su calavera.
Como un ramillete de claveles de ensueño el reposar una niña sueña con se
milpierda
cánticos
Y su sangre ya viene cantando, sin escuchar el doble resuello de los toros.
ha detenido el tiempo como un milagro eterno
Como un río de leones que daban a la música un olor a viñedo
cantando por marismas y praderas,
su maravillosa fuerza, III
en tiempos del verdor de la cosecha para vestir de gala el mágico momento
Que se pierda
y como un torso de mármol
resbalando por cuernos ateridos,
guardó nuestra memoria oculta entre los años en que un valsenclásico
la plaza redonda
inspiró deacento
con su la luna
su dibujada prudencia.
vacilando sin alma por la niebla, CUERPO PRESENTE
un sabor a nostalgia y a recuerdo.
que finge cuando niña doliente res
la batuta maestra de un embrujado viejo inmóvil;
tropezando por miles de pezuñas que
quese depierda en al noche
pie revelaba con susininmortal
canto deconcierto
los peces
Aire de Roma andaluza Remembranza que el tiempo fue desmoronando
como una larga, oscura, triste lengua, La piedra es un frente donde los sueños gimen yelenrasgo
la maleza blanca del humo congelado.
inmarcesible de un consagrado artista.
le doraba la cabeza y que hoy ni siquiera podemos retenerla
para formar un charco de agonía sin tener agua curva ni cipreses helados.
donde su risa era un nardo pues el hechizo aquel que envolvía la glorieta
junto al Guadalquivir de las estrellas. La piedra es una espalda para llevar al tiempo No
En quiero
aquellaque le tapen
postal la carade
que cuelga conesa
pañuelos
percha
de sal y de inteligencia. se rompió en pedazos el día que un Acuerdo
¡Oh blanco muro de España! con árboles de lágrimas y cintas y planetas. para que se acostumbre con la muerte
Un concierto de gala en aquel escenario que lleva.
¡Qué gran torero en la plaza! con afán modernista resolvió destruirla.
¡Oh negro toro de pena! Vete,
de laIgnacio: No sientas
vieja retreta el caliente
se percibe bramido.
en silencio.
¡Qué buen serrano en la sierra! Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el
¡Oh sangre dura de Ignacio! Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas
¡Qué blando con las espigas! mar!
¡Oh ruiseñor de sus venas! levantando sus tiernos brazos acribillados,