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Cuádruple
1: Contar La Historia
En cualquier momento podemos sufrir un daño importante. Y quizás pensamos que no es
justo, que no lo merecemos. Pero igual nos sucede, igual sufrimos. Lo importante, sin
embargo, es lo que hacemos después. Cada vez que nos lastiman debemos tomar una
decisión: seguir el camino del perdón o ir por el camino de la represalia. ¿Qué solés hacer
vos? Por más duro que sea nuestro dolor, por más profundo y anesteciante nuestro
sufrimiento, debemos tomar una decisión.
Podemos optar por tomar represalias, por devolver aquello que nos hicieron, por lastimar
también, en la falsa creencia de que ésto mejorará nuestra vida, nos devolverá aquello que
nos fue quitado, que funcionará como bálsamo para nuestras heridas.
O podemos optar por la aceptación , admitiendo que debemos dejar de creer que podemos
cambiar el pasado – incluso con represalia o violencia.
Debemos hacer todo lo posible para arrancar de raíz nuestro dolor. Nombrar la pena nos
permite empezar a reparar nuestro dolor y sufrimiento.
3: Conceder El Perdón
Una vez que hemos contado nuestra historia y nombrado nuestra pena, el siguiente paso es
conceder perdón. Elegimos el perdón porque nos permite hallar la libertad y evita que nos
estanquemos en un interminable circuito de contar nuestra historia y nombrar nuestra pena.
Es la manera en que pasamos de víctimas a héroes. La víctima siempre se queda en una
posición de debilidad y estás sujeta a los caprichos ajenos. El héroe, en cambio, determina
su destino y futuro ya que tiene la fortaleza y la capacidad de ser generoso e indulgente.
Si podemos perdonar es porque somos capaces de reconocer
nuestra humanidad compartida.
Somos capaces de reconocer que todos somos seres humanos a veces frágiles, vulnerables e
imperfectos, capaces de crueldad. De reconocer que nadie nace malo y que todos somos
más de lo peor que hayamos hecho en nuestra vida. una vida humana es una mezcla de
bondad, belleza, crueldad, pena, amor y miles de cosas más.
Aunque parezcan tan simples, las palabras “Te Perdono” suelen ser muy difíciles de decir,
y más todavía de sentir.