You are on page 1of 6

Plan de Diálogo:

 ¿Qué saben de Platón?


 ¿De qué trata el libro?
 ¿cómo se despliega el tema?
 ¿Qué dificultad se presenta para leerlo?
 ¿Por qué se iniciará el diálogo con la cuestión de la
valoración de la vejez? ¿Cómo se conecta esto con lo que
seguirá después?.
 ¿Qué son las virtudes para ustedes?
 ¿Qué es la justicia para ustedes? ¿Y para Platón?.
 ¿Qué es el bien común? ¿es lo que quiere la mayoría?.
 ¿en estos capítulos que sería la política para Platón?
 ¿cómo nos pinta la sociedad Platón?.
 ¿por qué el tema de los guardianes se vuelve importante?
 ¿por qué el tema de los poetas se vuelve importante?.

La República.

Es un diálogo medio de Platón. Trata sobre la cuestión de la


justicia en el individuo y en el estado. Para hacerlo despliega un
saber enciclopédico: una crítica de los mitos y de los poetas,
una teoría de la educación, una psicología filosófica, una teoría
del conocimiento, una ética (virtudes) una teoría de Dios y de lo
religioso.

Platón escribe la República bajo la distinción entre las leyes que


son por naturaleza (Physis) y por cultura (nomos). Sócrates ya
se había percatado de esta diferencia. Según las leyes de la
naturaleza, los que deben gobernar son los mejores, o los más
fuertes. En las leyes de la democracia, prima la igualdad. Platón
está en esa tensión. Platón termina proponiendo una
aristocracia por el conocimiento.
Una de estas preocupaciones implícitas en la República es cómo
se vincula el mundo de la opinión con el mundo de las Ideas.
Platón dice que por sobre las opiniones están las ciencias (artes)
las cuáles además de tener cada una su función y excelencia
específica tienen una hipótesis que delimita una parte de la
realidad. Pero por encima de las ciencias existe una ciencia que
las subsume a todas: la ciencia del Bien. Platón considera la
política como una especie de curación del “alma”, la política es
una ciencia cuyo objeto es el alma, conoce las causas que la
enferman y conoce los estados de salud y excelencia. La buena
política contempla el bien, es esencial y no aparente, busca la
salvación de las almas a través de la reorganización racional de
la polís.

Una primera aproximación es que la justicia es considerada una


especie de armonía o concordia no sólo con los demás sino
interiormente. Así es que pueden establecerse analogías entre el
alma y la sociedad. Platón afirmará la felicidad y el desarrollo
pleno del individuo sólo es posible en la comunidad, por ello la
organización de la polis debe estar orientada a la justicia o el
bien común. De forma análoga Sócrates pasa de la
multiplicidad del cuerpo a la unidad de un cuerpo, de la
multiplicidad de almas al alma bella, y de ahí a la unidad de lo
bello y lo bueno. En el alma hay presencia y ausencia del Bien.

Una segunda aproximación es considerarla dentro de las


virtudes cardinales: templanza, fortaleza, prudencia y justicia.
Justicia no es “conformidad con el derecho” (ius). La justicia es
la única virtud absolutamente buena, las otras pueden estar al
servicio de valores más altos. Platón plantea que no se puede
ser justo y hacer algo malo, no puede haber un asesino o ladrón
que cometa sus actos con justicia. La justicia en la Republica,
protege el lugar y función de cada uno en la totalidad social. el
problema es la distribución justa de los derechos cuando
tenemos necesidades, recursos, capacidades y
responsabilidades desiguales entre los ciudadanos.

El tema de las virtudes se relaciona a su vez con la psicología


platónica: el alma humana está movida por tres impulsos (deseo
– emoción – razón), que se corresponden con tres virtudes
(templanza – fortaleza y prudencia) que tienen un correlato
social con tres clases (artesanos/campesinos/comerciantes,
guerreros, reyes). La justicia actúa como medio de armonía en el
alma y en la sociedad. La República considera que moral y
política están unidas: el estado perfecto se alcanza con almas
ciudadanas perfectas y las almas ciudadanas perfectas se
alcanzan mediante un estado perfecto.

Otra aproximación a la República es a partir de la cuestión de


quién debe gobernar. El que gobierna debe ser justo, pero para
ser justo debe conocer el Bien y los que hacen eso son los
filósofos. Poder y filosofía deben fusionarse para Platón. Debe
diseñarse una educación para esos reyes basada en las
virtudes. Una vez en el gobierno, deben dedicarse a servir al
bien común.

Además de ciudadanos y reyes virtuosos, deben haber


disposiciones institucionales para generar una sociedad justa:
la prohibición de la propiedad privada, el fin del matrimonio y la
familia para los guardianes del estado, la comunidad de
mujeres e hijos y el control de las artes estéticas (poesía,
música). Platón sabe que elabora una teoría contrafáctica, una
utopía.

Lo primero que discute Platón es la definición de la justicia


como “devolver a cada uno lo que se debe” y lo hace con Céfalo
y Polemarco. Céfalo comienza el relato con una reflexión sobre
la vida en la vejez. Defiende que las circunstancias influyen en
las virtudes, que plantear virtudes sin un contexto es una forma
abstracta de hablar. Para Platón lo que hay que evitar es una
vida determinada por la ambición individual o social (la
pleonexia). De aquí que en el estado ideal hay una
racionalización y división del trabajo, que proviene de las
necesidades de los seres humanos. El problema de “dar a cada
cual lo que le corresponde” se da enmarcado por la hipótesis de
una necesaria división del trabajo. Glaucón indica el problema
de la multiplicación viciosa de las necesidades, luego pasa al
problema de los guardianes y finalmente al papel de los poetas.

Polemarco alude al poeta Simonides, representante de la moral


popular, marcada por referencias a los mitos y a los poetas.
Luego Polemarco introduce una modificación en la definición
donde plantea que hay que “hacer bien a los amigos, nunca
mal”.

Sócrates luego habla de que en realidad lo que Simonides


(poeta) quiere decir es que “hay que darle a cada uno lo que
corresponde”.

¿Cómo desarma la postura de Polemarco?

En cierta parte Sócrates define la justicia como “la excelencia


humana”.

A Polemarco sigue Trasimaco, representante del carácter


soberbio, belicoso y arrogante del “ilustrado” sofista. Se muestra
como un cínico moral, un oportunista y pragmático político, un
comerciante (cobra por enseñar). Su carácter es desmesurado y
sin freno. A él le sigue Glaucón y Adimanto, cercanos a Sócrates
que realizan una crítica de los sofistas. Una “ilustración de la
ilustración”.

Hay una fenomenología del conocimiento en Platón, esto quiere


decir una especie de relato – descripción de cómo avanza el
saber por distintos grados. Parte de 1) aferrarse a la tradición
(mitos – autoridad) 2) luego reconocer la ignorancia, 3) luego la
actitud ilustrada de los sofistas, 4) una crítica de la ilustración
sofística 5) para llegar al saber auténtico que para Platón podía
formularse como una transmisión puramente oral.

Además hay una caracterización de distintos niveles de


moralidad 1) honradez ingenua y moralidad convencional 2)
cinismo moral y desmesura 3) la energía y la formación estética
(Glaucón) 4) una primera participación en la razón 5) la razón
socrática 6) una alusión a los iniciados a las enseñanzas no
orales.

Hay una intimación en el espacio conversacional (de la calle a


un espacio reducido, de un grupo abierto a un dialogo con el
adversario para culminar en grupo de iniciados).

Trasimaco defiende que la justicia es lo que conviene al más


fuerte. Sócrates refuta la tesis de Trasimaco de que la justicia es
lo que conviene al más fuerte, considerando el factor del
conocimiento: a veces por ignorancia el más fuerte puede
disponer algo que no le convenga. Trasimaco añade que el
gobernante no se equivoca, es quien maneja a plenitud el arte
de gobernar, que consiste en “hacer lo mejor para sí mismo”. El
gobernado, para Trasimaco, debe hacer lo que conviene al
gobernante.

Platón refuta su tesis argumentando desde una teoría de las


artes, donde cada una tiene una función y excelencia específica.
El arte de gobernar tiene su función no en el beneficio personal
del gobernante sino en el beneficio de los gobernados.

Trasimaco añade una inversión: la injusticia conviene al más


fuerte y es un perjurio y un mal a los gobernados. Luego el
injusto es feliz. Dice explícitamente que cuando la injusticia es
plena es más libre, feliz y con mayor autoridad que la justicia.
Luego agrega que el injusto es más inteligente y bueno.

Trasimaco llama “genuina candidez” a la justicia y “buen


sentido” a la injusticia. Toma partido por quien “ha superado a
todos” al parecer se refiere al tirano, al que gobierna sin
cortapisas.

Según Trasimaco, el injusto quiere superar al justo y al injusto.

Sócrates refuta a Trasímaco desde una teoría de las artes. El


que conoce un arte de verdad, quiere ser mejor que el que no
conoce el arte, más no espera superar al que conoce el arte de
verdad. Esto define la sabiduría y el bien en un terreno.

Luego, hay una refutación “pragmática”: la injusticia produce


odios, disputas y discordias. Luego la injusticia no es útil a los
injustos cuando quieren formar una sociedad.

Finalmente aborda la cuestión de si la injusticia trae una buena


vida y felicidad.

Platón responde echando una mano a una concepción de la


virtud alma. Plantea que si el alma tiene una función, tiene por
ende una excelencia. Sólo el alma tienen las capacidades para
gobernar. La injusticia es la falta de excelencia del alma.

You might also like