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La Chiquitanía, un rincón que

suena a gloria
Declaradas Patrimonio de la Humanidad, estas misiones jesuíticas
atraen a curiosos y amantes de la música. Pero son poco
conocidas. Fotos

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Ficha
Región: America del Sur
Cuánto tiempo ir: 7 días
Cuándo ir: Todo el año
Con quién ir: Con amigos, Solo
Ideal para: Cultural

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Por María Luz Climent Mascarell (dpa)

La riqueza de sus culturas precolombinas y lugares exóticos como los áridos


paisajes de los Andes, la selva del Amazonas, la sabana del Gran Chaco o el
impresionante lago Titicaca convierten a Bolivia en uno de los destinos más
atractivos de América Latina. Que alberga además rincones poco conocidos
como la región de La Chiquitanía, donde una serie de misiones jesuíticas atraen
a curiosos pero también a amantes de la música.
Aunque las misiones fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad desde
1991, el turismo está poco desarrollado en el oriental departamento (provincia)
de Santa Cruz, donde se encuentra esta región, limitando con la del pantanal de
Brasil.
Este conjunto de iglesias, en gran parte de madera y rodeadas de exuberante
vegetación, así como de la tierra roja que la caracteriza, nació con la aspiración
de convertirse en el rostro más humano de la colonización.
En el siglo XVII la compañía de Jesús llega a la zona de “Los Chiquitos” con la
misión de difundir el cristianismo por orden papal y evangelizar el Nuevo
Mundo, un objetivo que seguía ligado al descubrimiento de nuevos dominios.
Allí construyó una serie de iglesias y centros de enseñanza entre 1961 y 1967.
Uno de los objetivos era evitar las traumáticas experiencias vividas en otras
regiones de América y los jesuitas procuraron ganarse la confianza de la
población indígena, primero con presentes como comida o vestimenta para
después iniciar la evangelización.
La población era nómada y los religiosos procuraron concentrarla en estos
asentamientos, las denominadas “reducciones”, guiados por el espíritu barroco
de crear la Ciudad de Dios en la que poder instruir a los indígenas en el plano
religioso, civil y musical.
En estas reducciones de población exclusivamente indígena tan sólo había dos
religiosos, uno que se responsabilizaba de los asuntos del alma y otro de las
cuestiones materiales, sobre todo la enseñanza de oficios y las artes.
De entre las Misiones Jesuíticas, la de San Javier (ubicada a unos 200
kilómetros de distancia de Santa Cruz de la Sierra) fue la primera que se
levantó. Había escasez de piedra y el jesuita de origen suizo Marin Schmid
recurrió a los materiales de la zona para levantar una hermosa iglesia de estilo
barroco mestizo con impresionantes columnas de madera, que en el interior
están pintadas.
Un hermoso retablo tallado en madera dorada, púlpitos labrados, pinturas
murales, cajonerías, tallados ornamentales y una rica decoración de paredes
internas y externas con motivos de la naturaleza local en tonos amarillos ocre y
café convierten a San Javier en una de las visitas obligadas de la zona.
Pero tampoco hay que perderse la misión de Concepción, cuya iglesia está
considerada una de las joyas de la región, la de San Ignacio Velasco, que está
ubicada en la población más grande de todo el circuito misional. Ni tampoco las
de Santa Ana, que conserva la madera original, la de San Miguel, la de San
Rafael y la de San José de Chiquitos. Esta última es la única que cuenta con una
fachada de piedra.
Los chiquitanos se convirtieron en excelentes artesanos, pero si hubo un campo en
el que destacaron fue en la música, que los religiosos utilizaban como vehículo
de evangelización.
En San Javier se estableció la primera escuela de música y un taller donde se
fabricaban instrumentos como arpas, violines y clavecines. Y los chiquitanos
pasaron a ser conocidos no sólo como cantantes y músicos, sino también como
compositores.
Una muestra de la riqueza de esta música barroca nacida en las misiones, única
en América Latina, son los miles de partituras (en gran parte anónimas)
encontradas en los archivos misionales y que a día de hoy se pueden escuchar en
el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana que se
celebra en Santa Cruz y en los pueblos misionales.
El musicólogo polaco Piotr Nawrot, director artístico de ese certamen, explicó
en una entrevista con el diario chileno El Mercurio que muchas de las partituras
encontradas fueron pasando de padres a hijos como un tesoro, que sólo
entregaron “al comprobar que se volvía a tocar la música de sus ancestros”.
“Cuando los jesuitas fueron expulsados (1767), la gente ya no tenía liturgias,
pero seguía reuniéndose y tocando esta música, porque es su historia y su fe“,
explicó el también sacerdote Nawrot.
Y es que a diferencia de las misiones jesuíticas en Paraguay, Argentina y Brasil,
que fueron desintegrándose poco a poco tras la expulsión de la Compañía de
Jesús por orden del rey Carlos III, las reducciones bolivianas se mantuvieron
aisladas hasta bien entrado el siglo XIX, cuando la población comenzó a
mestizarse. Esa incomunicación resultó ser determinante para preservar la
originalidad cultural de la región.
El Te Deum Guarani y el Ave Maria Guaraní se escuchan en la película “La misión”
(1986), con Jeremy Irons y Robert DeNiro, una introducción a la época de las
misiones en el Nuevo Mundo que fue rodada en la región limítrofe entre
Argentina y Brasil y con las cataratas del Iguazú como espectacular marco.
Aunque el tema principal de la genial banda sonora que Ennio Morricone
compuso para la película tiene un único fallo: no es la música de los indígenas.
GALERÍA DE IMÁGENES
MISIONES JESUÍTICAS DE CHIQUITOS

La región de la Chiquitanía debe este nombre genérico a la provincia de


Chiquitos, por los habitantes originarios de la región, los Chiquitos o
Chiquitanos, donde se establecieron las misiones Jesuíticas a partir de la
segunda mitas del siglo XVII

Es precisamente en esta región,


de extensas llanuras tropicales y de
suaves acumulaciones de terreno
conocidas como lomerios,donde se
conservan verdaderas joyas
arquitectónicas conservadas por pueblos que aun conservan
interesantes manifestaciones culturales de la época misional, reflejadas
en su Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca, que ha
sido motivo para que la UNESCO las declare como “Patrimonio Cultural
de la Humanidad”.

El turismo cultural de las misiones esta centrado en sus iglesias y en la producción de hilados, ofreciéndonos
una dinámica activa artesanal con técnicas y materiales naturales, heredadas de sus antepasados.

La flora se caracteriza por la existencia de vegetación típica boscosa, siempre verde; la fauna amazónica
diversa, que invita a admirar la inmensa variedad de animales como los monos aulladores, el mono araña, el
chacho de monte, el oso hormiguero, el lobo Crin y el lobito de río. Aves como los tucanes y las parabas.

La naturaleza y sus poblaciones indígenas, sus tradicionales pueblos con costumbres ancestrales constituyen
un atractivo de gran importancia en la zona. Acogedoras poblaciones y cálidos habitantes hacen de las Misiones
Jesuíticas bolivianas un atractivo sudamericano sin igual, desde hace más de 300 años.

SAN JAVIER

Iglesia de estilo barroco, construida entre 1749 y 1752, y restaurada entre 1987 y 1993, perteneciente a la
primera misión jesuítica de Chiquitos fundada en 1691. Invita recorrerla y disfrutar de la belleza artística de su
arquitectura con tallados ornamentales de columnas y dibujos en madera con tonos amarillo y café.

Pero San Javier no sólo es arquitectura, prueba de ellos son los acontecimientos culturales que forman parte
importante de su atractivo, es así que conciertos de Música Barroca y Renacentista han dado un impulso
importante al turismo de esta región.
CONCEPCIÓN

Iglesia jesuítica de estilo barroco construida entre los años 1752 y 1753, restaurada
e inaugurada nuevamente en 1982. Abre sus puertas para contemplar la belleza de
su construcción en nave de tres cuerpos, filas de columnas talladas en madera,
altares y pinturas realizadas a mano por los lugareños, además de la Iglesia vista en
un atardecer inolvidable.

El desarrollo de eventos culturales como los Conciertos de Música Barroca con gran
aceptación del público, se complementa con La Semana Santa y otras festividades,
donde la compra de artesanías, la visita al balneario Sapocó y la motonáutica en la
represa, se constituyen como principal actividad.

SAN IGNACIO

Iglesia de moderna construcción, cuya estructura original se mantiene en sus altares, púlpito y
confesionarios y disfrutar de sus tallares artesanales, donde se emplean técnicas y materiales naturales de la
producción heredada de sus antepasados.

SAN MIGUEL

Fundada en 1721, cuenta con una iglesia completamente restaurada, que mantiene las características de
estilo de otras iglesias. Su altar de hojas doradas es único, así como también su cielo raso, sus grabados y la
impresionante hermosura de sus pinturas naturales y sus tallados.

La región de San Miguel cuya actividad es de ganadería, es apta para realizar diferentes actividades en
contacto con la naturaleza.

SAN RAFAEL

Iglesia de misión Jesuítica San Rafael construida entre 1747 y 1749 restaurada por un equipo de artesanos
recientemente, ofrece en su altar “Hojas de oro”, pórticos y columnas trabajadas en madera de gran interés.

La naturaleza incomparable de esta zona se ve reflejada en su sistema de serranías sobre un paisaje llano
que facilita una bellas vistas panorámicas de unos amplios entornos.

SAN JOSÉ

Construida en 1740, se destaca por ser la única que cuenta con la fachada enteramente construida en piedra
y un diseño diferente al resto de las iglesias. Cuenta con un entorno natural interesante para la práctica de
actividades de turismo activo. La Serranía tiene un gran potencial para la practica de actividades como
trekking, escalada, actividades de orientación, deportes aéreos, etc.

SANTA ANA

Iglesia de la Misión de Santa Ana, fundada en 1755, es la


que conserva de manera más autentica los elementos locales,
te ofrece una experiencia de mucho encanto.

Una de la fiestas más importantes sin duda es la de


Semana Santa, caracterizada por procesiones religiosas
rodeadas de flores, plantas y arcos de palma. Además de su
represa donde disfrutar de un baño en sus aguas cristalinas
es una experiencia inolvidable.

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