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BIOGRAFÍA DE CÉSAR VALLEJO RESUMEN

(Santiago de Chuco, 1892 - París, 1938). Nació el 16 de marzo de 1892 en la


ciudad andina de Santiago de Chuco del norte del Perú. De família mestiza, fue
el menor de once hermanos y creció en medio de una gran devoción cristiana,
su familia deseaba que se convirtiera en cura. Completó secundaria en la ciudad
de Huamachuco en 1908 y obtuvo su bachillerato de letras en la universidad de
Trujillo en 1916 escribiendo dos años más tarde su primer libro de Poesía
llamado "Los Heraldos Negros" (impreso en 1918, circula en 1919), uno de los
más representativos ejemplos del posmodernismo.

En 1920 regresa a su pueblo natal, donde debido a unos problemas es


encarcelado; esta experiencia tendrá una crítica y permanente influencia en su
vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente
libro, Trilce (1922). Un año después parte para París, donde permanecerá (con
algunos viajes a la Unión Soviética, España y otros países europeos) hasta el fin
de sus días.

Estos años estuvieron marcados por una gran pobreza y un intenso sufrimiento
físico y moral. Conoció a poetas como Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y
Juan Gris, con los que participó en actividades de sesgo vanguardista, pero
pronto abjura de su propio Trilce y hacia 1927 aparece firmemente comprometido
con el marxismo y su activismo intelectual y político.

Trabajó para periódicos y revistas, escribió piezas teatrales, relatos y ensayos


de intención propagandística, como Rusia en 1931. Reflexiones al pie del
Kremlin (1931). Inscrito en el Partido Comunista de España (1931) y nombrado
corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema
más político: España, aparta de mí este cáliz, que aparece en 1939 impreso por
soldados del ejército republicano. Toda la obra poética escrita en París, y que
publicó en diversas revistas, se recopiló con el título Poemas humanos (1939).
Falleció el 15 de abril de 1938.
CÉSAR VALLEJO MÁXIMO REPRESENTANTE DEL VANGUARDISMO EN
EL PERÚ
Es el más representativo de nuestros vanguardistas. Su poesía inicial muestra
una clara huella del Modernismo y el Postmodernismo peruano, al mismo tiempo
que refleja, ya de manera un tanto incipiente, una lucha con el lenguaje para
lograr nuevos caminos expresivos. Clara muestra de ello es el libro Los heraldos
negros. Una vez radicado en Europa, Vallejo publica el poemario Trilce.
En él la experimentación vanguardista con el lenguaje llega a límites no
igualados en la poesía hispanoamericana. La destrucción de la sintaxis
convencional, los juegos tipográficos, la ruptura con las reglas gramaticales, la
utilización de la dimensión espacial del poema, etc. son sus rasgos principales.
Posteriormente a su muerte se publicarían los poemas que escribió motivado por
la fe socialista que abrazara en Europa con el título de Poemas
humanos y España, aparta de mí este cáliz.

OBRAS:
Poesía
Los Heraldos Negros, sin pie de imprenta, Lima, 1918.
Trilce, prólogo de Antenor Orrego, Talleres Tipográficos de la Pentenciaría, Lima,
1922.
España, aparta de mí este cáliz, sin pie de imprenta, Guerra de Independencia,
España, 1939
Poemas Humanos (1923-1938), colofón de Luis Alberto Sánchez y Jean Cassou;
nota bibliográfica de Raúl Porras Barrenechea, París, Les editions des Presses
Modernes, 1939

Narrativa
Escalas, Talleres Tipográficos de la Penitenciaría, Limas, 1923
Fabla salvaje, prólogo de Pedro Barrantes, colección “La Novela Peruana”, año
I, núm. 9, Lima, 1923
El Tungsteno, Editorial Cenit, colección “La Novela Proletaria”, Madrid, 1931

Tesis, ensayos
El Romanticismo en la literatura castellana, tesis para optar el grado de Bachiller
en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Libertad, Trujillo,
Tipografía Olaya, 1915
Rusia en 1931, reflexiones al pie del Kremlin, Madrid, Ediciones Ulises, colección
“Nueva Política”, 1931.
ÁGAPE

Hoy no ha venido nadie a preguntar;


ni me han pedido en esta tarde nada.

No he visto ni una flor de cementerio


en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

En esta tarde todos, todos pasan


sin preguntarme ni pedirme nada.

Y no sé qué se olvidan y se queda


mal en mis manos, como cosa ajena.

He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!

Porque en todas las tardes de esta vida,


yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma mía.

Hoy no ha venido nadie;


y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!


Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozará en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!


TRILCE

Hay un lugar que yo me sé


en este mundo, nada menos,
adonde nunca llegaremos.

Donde, aun si nuestro pie


llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.

Es ese sitio que se ve


a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de


mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pie


o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran Cualquiera parte.

Mas el lugar que yo me sé,


en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.

?Cerrad aquella puerta que


está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. ?¿Está?? No; su hermana.

?No se puede cerrar. No se


puede llegar nunca a aquel sitio
do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé.

SETIEMBRE

Aquella noche de setiembre, fuiste


tan buena para mí... hasta dolerme!
Yo no sé lo demás; y para eso,
no debiste ser buena, no debiste.

Aquella noche sollozaste al verme


hermético y tirano, enfermo y triste.
Yo no sé lo demás... y para eso,
yo no sé por qué fui triste... tan triste...!
Solo esa noche de setiembre dulce,
tuve a tus ojos de Magdala, toda
la distancia de Dios... y te fui dulce!

Y también fue una tarde de setiembre


cuando sembré en tus brasas, desde un auto,
los charcos de esta noche de diciembre.

VERANO

Aquella noche de setiembre, fuiste


tan buena para mí... hasta dolerme!
Yo no sé lo demás; y para eso,
no debiste ser buena, no debiste.

Aquella noche sollozaste al verme


hermético y tirano, enfermo y triste.
Yo no sé lo demás... y para eso,
yo no sé por qué fui triste... tan triste...!

Solo esa noche de setiembre dulce,


tuve a tus ojos de Magdala, toda
la distancia de Dios... y te fui dulce!

Y también fue una tarde de setiembre


cuando sembré en tus brasas, desde un auto,
los charcos de esta noche de diciembre.

y hasta el doblez del codo


de mi propia camisa abotonada.
BIOGRAFÍA DE ABRAHAM VALDELOMAR

Abraham Valdelomar Pinto nació en Ica, el


27 de abril de 1888. Sus padres fueron
Anfiloquio Valdelomar y Carolina Pinto.
Pasó su infancia en Pisco, cuyo puerto y el
mar influyeron más tarde en su obra.
Estudió secundaria en el colegio
Guadalupe de Lima.

En 1905, ingresó a la Facultad de Letras


de la Universidad de San Marcos. Sin
embargo, dejó las clases al año siguiente
para trabajar como dibujante en las
revistas Monos y Monadas y Actualidades.
Sus primeros poemas los publicó en la
revista Contemporáneos; y sus primeros
cuentos aparecieron en Variedades e
Ilustración Peruana.

Su obra temprana fue influenciada por


Manuel González Prada: poemas, crónicas periodísticas y cuentos, así como dos
destacadas novelas cortas: La ciudad de los tísicos (1911) y La ciudad muerta
(1911), en las que es patente la devoción del autor por Gabriele D'Annunzio.

En 1912 apoyó la candidatura presidencial de Guillermo Billinghurst quien al


ganar lo nombró Director del diario El Peruano. En 1913 viajó como diplomático
a Roma, donde escribió su obra más importante, El Caballero Carmelo.

A su regreso a Perú, tras el derrocamiento de Billinghurst, en 1914, trabajó como


secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero, bajo cuya
influencia escribió La mariscala, biografía novelada de Francisca Zubiaga,
esposa del presidente Agustín Gamarra.

Volvió a ejercer como periodista en La Prensa, donde usó el seudónimo de "El


Conde de Lemos". Se hizo asiduo del Palais Concert, donde fundó influyente
Revista Literaria Colónida y encabezó el movimiento intelectual del mismo
nombre, de corte esteticista. Ese mismo año publicó Las voces múltiples, donde
aparecen sus famosos poemas Tristitia y El hermano ausente en la cena
pascual.

En 1919 representó a Ica en el Congreso Regional del Centro y en una reunión,


en Ayacucho, sufrió una caída que le provocó la muerte. Falleció el 3 de
noviembre de 1919.
"LA DANZA DE LAS HORAS"
Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana;
hoy, que parece un niño juguetón la mañana,
y el sol parece como que quisiera subir
corriendo por las nubes, en la extensión lejana,
hoy quisiera reír...

Hoy, que la tarde está dorada y encendida;


en que cantan los campos una canción de vida,
bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
hoy, la muerte parece que estuviera dormida,
hoy quisiera besar...

Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento;


hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento,
a cuyo paso eriza su cabellera el mar;
hoy, que las horas tienen un sonido más lento,
hoy quisiera llorar...

Hoy, que la noche tiene una trágica duda,


en que vaga en la sombra una pregunta muda;
en que se siente que algo siniestro va a venir,
que se baña en el pecho la Tristeza desnuda,
hoy quisiera morir...

"TRISTITA"
Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía;


el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía


el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar,
y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;
mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar.

"CORAZÓN, PONTE DE PIE"


¡Corazón, ponte en pie! Cierra tu herida.
Seca tu llanto, alegra tu mansión,
olvida tu dolor, tu pena olvida,
cubre de flores, tu sutil guarida
y hoy que la Primavera te convida,
¡Corazón, ponte en pie, cierra tu herida
toma el tricornio y canta, Corazón!

No invoques a la musa, hoy que te implora


tu propio dueño una sutil canción,
para cantar un cielo que se adora,
para decirle a un pueblo que se llora,
cuando llega esta hora
de la separación,
para triste decir
¡tú eres la única musa, Corazón!

BLANCA LA NOVIA
-Amada, ya es hora,
ya se acerca la aurora
y el cura en la capilla nos espera.

-Más tarde, cuando muera


la primavera.

-Amada, ponte presto los azahares,


que ya las luces brillan en los altares
y canta el río.

-Luego, amor mío,


cuando muera el estío.

-Amada, nos esperan en la capilla,


ponte presto los azahares y la mantilla,
porque ya están las rosas en retoño.

-Espera, amado, espera,


cuando muera el otoño.

-Amada, ponte el velo de desposada,


que cantan las palomas en la enramada
su canto tierno.

-Imposible, no esperes;
ya ha llegado el invierno.

POEMA ELOGIO
¡Poeta! tú naciste para reír bajo las vides
para cantar victorias y triunfar en las lides
y llevar el ensueño de canción en canción
orlarte con coronas del laurel de las Hadas
y llevar tus guedejas bajo el Sol coronadas
por las formas olímpicas donde ríe el amor.

Un haz de voluntades te llevó a otros vergeles


y cantaste a otras razas y bebiste otras mieles
junto a un río de plata donde se mira el Sol;
la Historia entre tus humos un perfume ha aspirado
y un susurro de voces en el bosque sagrado
anuncia el nuevo triunfo de un nuevo Anacreón.

Heraldo de tu raza diste el primer acorde


en la augusta trompeta y en la lira tricorde
donde las notas juguetearon como en un humo sideral
y hay en tu vieja estirpe, noble como el acero
guerrero en la gloria y en la tierra un trovero
fresco, joven y ardiente como una flor primaveral.

Vayan mis versos pálidos a orlar serenamente


junto a tantos laureles los rizos de tu frente
cual susurro lejano de un modesto vergel,
bajo la débil sombra de tu imperial corona
que el arte, el talento y el amor eslabona
con un simbólico laurel.

Hubo en tu raza un hombre, precursor de la Historia


que soñó tus canciones y presintió tu gloria
entre águilas heráldicas y entre campos de azur,
que imaginó algo grande digno de tus hazañas
y en el nido más alto de las altas montañas
hizo un pueblo, poeta, ¡donde nacieras tú!
Recuerdo vagamente de un lejano momento.

Fue un floreal. Tus canciones impregnaron el viento


y yo vi ante tus versos la brisa sonreír,
cantará las doradas espigas de la lira...
En el floreal de entonces cantaste a Primavera,
y hoy es la Primavera, ¡la que te canta a ti!

Ve por el mundo, bardo, y atraviesen tus rondas


entre frescos jardines y entre aromadas frondas
hacia el amplio sendero donde mora Ilusión
poeta que naciste para reír bajo las vides
para cantar victorias y triunfar en las lides
¡y llevar el Ensueño de canción en canción!
JOSÉ SANTOS CHOCANO
(1875 – 1934)
“El cantor de América”
José Santos Chocano nació en 1875 en Lima (Perú) y falleció en 1934. Se lo
conoce por haber sido uno de los revolucionarios que defendieron el
americanismo, luchando por los derechos de los aborígenes en oposición al
imperialismo imperante de los Estados Unidos.

En lo que respecta a su poesía, fue un autor que escribió acerca de las bondades
de la tierra desde una perspectiva modernista pero con un tinte particular.

Fue capaz de entremezclar elementos característicos de sus raíces con una


lírica, donde la forma y el uso de determinados recursos poéticos, permitiera
alcanzar una expresividad destacable. La mayoría de su obra puede
encuadrarse en la poesía social, sin embargo también escribió versos muy
personales.

Su nombre se encuentra relacionado con poetas como Eguren, considerados


ambos padres del modernismo en Perú.

Lamentablemente ha quedado poco de su obra, ya que la mayor parte de ella


fue transmitida de forma oral; el poeta solía compartirla a viva voz en las plazas
pero no realizó publicaciones de sus poemas.

Pese a todo, algunas poesías se han salvado de la muerte, tales como


"Nostalgia" y "El sueño del caimán".

Chocano fue asesinado en Chile en 1934, después de haber sido detenido en


repetidas ocasiones a causa de sus ideas políticas.

Resumen.
- Nació el Lima en 1875
- Estudió letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
- Por escribir contra la dictadura de Cáceres, se libró de ser fusilado en el Real
Felipe por intervención del Papa y otras autoridades.
- Viajó durante 20 años por América Central, Colombia y España donde conoció
a Rubén Darío y a otros escritores modernistas.
- En 1922 su retorno al Perú fue triunfal como “El cantor de América” siendo
proclamado hijo predilecto de la ciudad de Lima.
- Viajó a Chile donde un esquizofrénico lo apuñaló por la espalda causándole la
muerte en 1934.

Obras
Poesía : “Iras santas”, “Azahares”, “Alma América”, “El hombre sol”, “Oro de
Indias”, “Poemas de amor doliente”, “Los caballos de los conquistadores”.

Dramáticas : “Los conquistadores”, “Thermidor”, “Obras en prosa”, “El libro


de mi proceso”, “Memorias”, “El alma de Voltaire”.

LA TRISTEZA DEL INCA


Este era un Inca triste, de soñadora frente,
de ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel,
que recorrió su imperio, buscando inutilmente
a una doncella hermosa y enamorada de él.

Por distraer sus penas, el Inca dió en guerrero;


puso a su tropa en marcha y el broquel requirió;
fue sembrando despojos sobre cada sendero
y las nieves mas altas con su sangre manchó.

Tal, sus flechas cruzaron inviolables regiones,


en que apenas los rios se atrevian a entrar;
y tal fue, derramando sus heroicas legiones:
de la selva a los andes de los andes al mar.

Fue gastando las flechas que tenía en su aljaba,


una vez y otra y otra, de región en región,
porque cuando salía victorioso, lograba
levantar la cabeza, pero no el corazón.

Y cansado de tanto levantar la cabeza,


celebró bailes magnos y banquetes sin fin,
pero no logra nada disipar su tristeza,
ni la sangre del choque, ni el licor del festín.

Nada entraba en el fondo de su espiritu oculto:


ni las cándidas ñustas de dignástico rol,
ni los cirios de Quito, consagradas al culto,
ni del Cuzco, tampoco, los vestales del sol.

Fue llamado el más viejo sacerdote; Adivina


este mal que me aqueja y el remedio del mal;
dijo al gran sacerdote, con voz trémula y fina,
aquel joven monarca, displicente y sensual.

-Ay,senor! - dijo el viejo sacerdote -


Tus penas remediarse no pueden; tu pasión es mortal.
La mujer que has ideado tiene anil en las venas
un trigal en los bucles y en la boca un coral.
- Ay, senor! - ciertos dias vendran hombres muy blancos,
Ha de oirse en los bosques el marcial caracol:
cataratas de sangre colmaran los barrancos,
y entrarán otros dioses en el Templo del Sol.

La mujer que has ideado pertenece a tal raza,


vanamente la buscas en tu innumera grey,
y servirte no pueden oración ni amenaza,
porque tiene otra sangre, otro dios y otro rey

Cuando el rito sagrado le mando optar esposa,


hizo astillas el cetro con vibrante dolor,
y aquel joven monarca se enterró en una fosa
y pensando en la rubia fue muriendo de amor.

NOSTALGIA
Hace ya diez años
que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras:


quien no hecha raíces no puede dar fruto.

Ser río que corre, ser nube que pasa,


sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,
es triste, y más triste para el que se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.

Quisiera ser árbol, mejor que ser ave,


quisiera ser leño, mejor que ser humo,
y al viaje que cansa
prefiero el terruño:
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho...
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo;
y entonces comprendo que el camino es largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
que el paisaje mustio...

¡Señor!, ya me canso de viajar, ya siento


nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos... Todos rodearán mi asiento
para que diga mis penas y triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré con esta frase de infortunio:

-¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!

NOSTALGIA
Hace ya diez años
que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras:


quien no hecha raíces no puede dar fruto.

Ser río que corre, ser nube que pasa,


sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,
es triste, y más triste para el que se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.

Quisiera ser árbol, mejor que ser ave,


quisiera ser leño, mejor que ser humo,
y al viaje que cansa
prefiero el terruño:
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho...
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo;
y entonces comprendo que el camino es largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
que el paisaje mustio...

¡Señor!, ya me canso de viajar, ya siento


nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos... Todos rodearán mi asiento
para que diga mis penas y triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré con esta frase de infortunio:

-¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!


LA MAGNOLIA
En el bosque, de aromas y de músicas lleno,
la magnolia florece delicada y ligera,
cual vellón que en las zarpas enredado estuviera,
o cual copo de espuma sobre lago sereno.

Es un ánfora digna de un artífice heleno,


un marm6reo prodigio de la Clásica Era:
y destaca su fina redondez a manera
de una dama que luce descotado su seno.

No se sabe si es perla, ni se sabe si es llanto.


Hay entre ella y la luna cierta historia de encanto,
en la que una paloma pierde acaso la vida:

porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve,


como un rayo de luna que se cuaja en la nieve,
o como una paloma que se queda dormida.

ORQUÍDEAS
Anforas de cristal, airosas galas
de enigmáticas formas sorprendentes,
diademas propias de apolíneas frentes,
adornos dignos de fastuosas salas.

En los nudos de un tronco hacen escalas;


y ensortijan sus tallos de serpientes,
hasta quedar en la altitud pendientes,
a manera de pájaros sin alas.

Tristes como cabezas pensativas,


brotan ellas, sin torpes ligaduras
de tirana raíz, libres y altivas;

porque también, con lo mezquino en guerra,


quieren vivir, como las almas puras,
sin un solo contacto con la tierra.
BIOGRAFIA DE JOSE MARIA EGUREN
Eguren nació en lima en 1874. Su infancia y su juventud – sanas, sos
egadas – transcurrieron en “Chuquitanta”, hacienda de su familia, situada en los
alrededores de Lima.

Un cambio de fortuna de sus padres obligó a la familia a trasladarse al apacible


balneario de Barranco. Allí, al lado de su hermana Susana, buena pianista y
cantante, llevará por largo tiempo, una existencia íntegramente dedicada a la
música, la pintura y la poesía. Solía dar largos paseos por el camino que llevaba
a Lima.

Se entretenía tomando apuntes para sus óleos o captando imágenes con una
máquina fotográfica de su invención, hecha con un diminuto tintero, que imprimía
placas de un centímetro. En su casa, se dedicaba a la lectura de los clásicos
españoles, a escribir versos y a confeccionar juguetes, ya de corcho, ya de
vidrios de color.

En 1911 publicó Simbólicas y en 1916 La canción de las Figuras. Solo algunos


críticos reconocieron públicamente los grandes méritos del nuevo poeta. Su
nuevo lenguaje, sus imágenes inesperadas, su simplicidad desconcentraban y
obligaban al esfuerzo interpretativo. Hacia el ocaso de su vida, cuando se veía
enfermo y pobre, el poeta José Gálvez, entonces Ministro de Educación Pública,
lo llevó a su ministerio con el cargo de bibliotecario.

Tiempo después fue empleado del Museo Nacional.

Murió en 1942.

OBRAS DE JOSE MARIA EGUREN


- Motivos Estéticos.
- Simbólicas.
- La Canción de las Figuras.
- Sombra y Rondinelas.

Escribió para las siguientes revistas:

- Amauta “de Mariátegui”.


- Variedades “dirigida por Clemente palma”.
- Contemporáneos “de Bustamante y Ballivián”.

LA TARDA
Despunta por la rambla amarillenta,
donde el puma se acobarda;
viene de lágrimas exenta
la Tarda.

Ella del esqueleto madre


al puente baja inescuchada,
y antes que el rondín ladre
a la alborada
lanza ronca carcajada.

Y con sus epitalamios rojos,


sus vacíos ojos
y su extraña belleza,
pasa sin ver por la senda bravía,
sin ver que hoy me he muerto de tristeza
y de monotonía.

Va a la ciudad, que duerme parda,


por la muerta avenida,
sin ver el dolor, distraída,
la Tarda.

LOS MUERTOS
Los nevados muertos,
bajo triste cielo,
van por la avenida
doliente que nunca termina.

Van con mustias formas


entre las auras silenciosas,
y de la muerte dan el frío
a sauces y lirios.

Lentos brillan blancos


por el camino desolado.
y añoran las fiestas del día
y los amores de la vida.
Al caminar los muertos una
esperanza buscan:
y miran sólo la guadaña,
la triste sombra ensimismada.

En yerma noche de las brumas


y en el penar y la pavura,
van los lejanos caminantes
por la avenida interminable.

LAS BODAS VIENESAS


En la casa de las bagatelas,
Vi un mágico verde de rostro cenceño,
Y las cincidelas
Vistosas le cubren la barba de sueño.

Dos infantes oblongos deliran


Y al cielo levantan sus rápidas manos,
Y dos rubias gigantes suspiran,
Y el coro preludian cretinos ancianos.

Que es la hora de la maravilla;


La música rompe de canes y leones
Y bajo chinesca pantalla amarilla
Se tuercen guineos con sus acordeones.

Y al compás de los címbalos suaves,


Del hijo del Rino comienzan las bodas;
Con sus basquiñas enormes y graves
Preséntase mustias las primeras beodas.

Y margraves de añeja Germania,


Y el rútilo extraño de blonda melena,
Y llega con flores azules de insania
La bárbara y dulce princesa de Viena.

Y al dulzor de las virgíneas camelias


Van pos del cortejo la banda macrobia,
Y rígidas, fuertes, las tías Amelias;
Y luego cojeando, cojeando la novia,

LA LUZ DE VARSOVIA
Y en la racha que sube a los techos
Se pierden, al punto, las mudas señales,
Y al compás alegre de enanos deshechos
Se elevan divinos los cantos nupciales.
Y en la bruma de la pesadilla
Se ahogan luceros azules y raros,
Y, al punto, se extiende como nubecilla
El mago misterio de los ojos claros.

MARCHA FÚNEBRE DE UNA MARIONNETTE


Suena trompa del infante con aguda melodía...
La farándula ha llegado a la reina Fantasía;
Y en las luces otoñales se levanta plañidera
La carroza plañidera.

Pasan luego, a la sordina, peregrinos y lacayos


Y con sus caparazones los acéfalos caballos;
Van azul melancolía
La muñeca. ¡No hagáis ruido!;
Se diría, se diría
Que la pobre se ha dormido.

Vienen túmidos y erguidos palaciegos borgoñones


Y los siguen arlequines con estrechos pantalones.
Ya monótona en litera
Va la reina de madera;
Y Paquita siente anhelo de reír y de bailar,
Flotó breve la cadencia de la murria y la añoranza;
Suena el pífano campestre con los aires de la danza.

¡Pobre, pobre marionnette que la van a sepultar!


Con silente poesía
Va un grotesco Rey de Hungría
Y los siguen los alanos;
Así toda la jauría
Con los viejos cortesanos.
Y en tristor a la distancia
Vuelan goces de la infancia,
Los amores incipientes, los que nunca han de durar.

¡Pobrecita la muñeca que la van a sepultar!


Melancólico el zorcico se prolonga en la mañana,
La penumbra se difunde por el monte y la llanura,
Marionnette deliciosa va a llegar a la temprana sepultura.

En la trocha aúlla el lobo


Cuando gime el melodioso paro bobo.
Tembló el cuerno de la infancia con aguda melodía
Y la dicha tempranera a la tumba llega ahora
Con funesta poesía
Y Paquita danza y llora.

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