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Antonio Gramsci Amadeo Bordiga Debate sobre los consejos de fabrica Prologo de F Fernandez Buey EDITORIAL ANAGRAMA Los soviets son la gran idea del siglo XX que Rusia exporta al mundo, A partir de 1917, el tema de los consejos obreros tiene seg repercusién en ilos paises industrializadas, y de su difusién se eneeipen las figuras. mas destacadas de la época: in, De Leon, Pannekoek, Radek, Gramsci, Bordiga, etc. Pero no todas las visiones teéricas ni todas las:practicas consejistas eran coincidentes: Concretamente en ftalia, después de la primera guerra mundial; la polémica en'torno a los consejos obreros ocupé'el primer plano en las reuniones obreras y en Ja prensa socialista. Enveste libro, Debate sobre fos consejas de fabrica, se recogeén los argumentos de las dos postilras quo polarizaron:el tema de los eran ya las consignas de la pian burguesia alemana, pionera en este sentida. Muy peco antes de que terminara Ja guerra, Lloyd George, primer ministro inglés, declataba: «EI mundo de la posguerta debe sex ua mundo nuevo; después de Ja guerra los trabajadores deben ser audaces en sus reivindicaclones». Orlando, primer ministre italiane, iba win mds lejos: «Esta guetta cs al mismo tiempo la mas gtonde rewolucida politico-social que la historia recnerda, pucs supeta a la misma tevolucion francesa.» F incluso Salanclra, dirigente desiacada de la detecha italiana, hacla su contribucién al coro preparado para exaltar los dnimos: «Hoy mismo se ha dicho autorizadamente que la guevra es una revolucién. jAdelante los jévenes, ha llegado su momento! Que nadie piense que una vez pasada Ja tempestad es posible un retorma pacifico al pasado.» Cotlosamente, gira vez estan ahi los mismos térmings: «anda- ciae, atevoluciéna, ejavennids, «sccialismos, ahora en boca de 7. Gf. cl agudo, pero muy discutible, esmdio de MasstMo Caccram, «Sul ptoblema delletgapizazione, Getmanja, 1917-19212, que aber la ane tologia iraliana dc los cscritos de G. Lukes on Ja revista Kommunie wres: Padus, Marsifio Editori, 1972, pigs. 7-67. 27 oo Jos amos de Ennopa. Pero no es de extraiiar, pues por debajo de la ambigtiedad que esas palabras («Palobras, palabras, palabras» efa el iftulo de un arifealo de Gramsei cn los affos-de Ia pnerca} ticnden intencionadamente a etear, hay, sin ombatgo, Ja convic- cién de Ia gran burgnesia de que ya no puede dominarse como an- tes, la idea de que, después de los combates, el aparate estatal no puede mantenerse intacto, la confesién explicita de que ahora ne queda mds remedio que contar con 1a fuerza organizada de Ia clase ebreta, o la menos explicita, quizds secreta, idea de que para continuar Ja dominacién por oltoy inedios debe destruirse preci- satpente esa organizactén, Los meses que van desde el término de Ja guerra mundial al orafio de 1920 —meses decisivos— marca rin, particularmente en Italia, las vacilaciones de las diferentes fracciones de Ja clasc dominante a la hota de elegir Ia fa que ha- bia de permitir mantener su hegernonia social frente a Ja ofensiva revolucionaria de las masas obreras y campesinas. ¢Habfa ya on esa demapégica ulilizaciiin de as palabras —saudacias, erevolu- clén», sjuveniude, «socialismox—, en ese robar los términos al enemigo de clase, una oscura premonicién del caming que se aca haria cligiondo en Italia y en Alemania? Seyén una versién que en buena medida suena a pedanter’a y autosuficiencia a posteriori, les Gramsci, los Lukdcs, fos Korsch habsfaa caido por entonces on una especie de idealismo subjetivista ¢ voluntarista tan ajene al buen marsiemo camo Ja interpretacidn reformista del mismo contra la que ellos combatian. Lo que en aqnella ocasién babtia hecho falta, se ha dicho, eta clevar Ia polé- mica sobre la organizacién y la consciencia del proletariado al and- lisis cientifica de las realidades econdtnicas. Es posible. Es mag posible que en aquel retomo a Marx, en aguel intente apasionado de restauracién de los principios del mar- xismo, haya hebido mds acckin, més préctica qne ciencia social. Seguramente fueron truchos los que en cs momento dieton carde- ter de consigna al significative titelo de un estudio de Karl Ra- dek, La evolucida del socialismo de la ciencia a ta accién, el cual parece presentarse coma la bandera de une fase nueva en Ja his- torla del marzisme occideneat; una fase hucva que serfa Idgica con- 25 timnacién y conclusién de aquella otra definida por Tngels carn Mnomente del trinsite de la utapia a la ciencia. Es posible, pues, que por reaccién frente 2 tanta integracién y complementacién del marxismo postengelsiano con ottas corrlentes filosdficus ¥ politi. cas, frente a tanto trdnsito de la utopia no a [a ciencia sino a un cientificisme desangelada, algunos de los peotagonistas del debate sobre los consejos de fébrica en la Eutopa occidental de 1919- 1920 rompieran el ideal y necésarta equilibria entre ciencia y ac- cidn en ef margismo inclingndose por ung hipdresis qne daba pri- macia a las razones de Ja yoluotad, de ta subjetividad, sobre las razones del andlisis de las formaciones sociales coneretas que po fan hacer plausible la aplicabilidad de un determinade programa de accién revolucionacia. Pero, aunque éste no.sea el fuger apropiado para profundizar en clio, vale la pena advertir que seria igualmente.un error con: sidcrar ese ideal y necesarlo equilibrio entre ciencie ¥ programa de accién en el marxismo como un principio absolura’e intempeoral: Mas bien habria que decir que se rrata de un equilibtio tenden- cial cuya conerectén y articulacién varia histéricameute en fencidn de la zelativa normalidad o agudizacién de la Jacha de clases, pues el desarrollo mismo de ésta tiende a desplazar en uno u oiro sen- tide el oe del equilibrio. Asi, para poner un ejemplo, parcee justo efiticar Ja forma ea que ese equilibrio imtenté atticularse en Jas otganizaciones mazixistas mayuritarias en el mevimiente cbrero occidental mediante una distribucién interna de funciones entre «cientificos» y «politicos», entre teécicos o investiyadores y acti vistas del aparato, porque esa forma de articulacidn. reproduce en la realidad una oposicién que se declara superada en la doctrina: la oposicién entre teorla y préctica que, en dtina instencia, cs un reflejo, paraddjico en este caso, de Ia divisién del trahajo caracte- ristica de la sociedad burguesa. ¥, sin embargo, esa eritica no tie- ne por qué implicar la afirmacién paralela de que el problema del equilibrio entre objetividad y subjetividad estaba ya definitiv: mente resvelto en Marx, o Engels, o Lenin, pues tal afirmacién contradiria un hecho obvie para cualquier Jector no dogmatice de Ja obra de éstos: cl hecho de que en el esfuereo de cada une de 29 ellos par articular teotfa, andlisis cancreto de la situaciéa con- creta y programa revolucionario hay elementos problemdticas y aun, contiadictotios que se explican, en definitiva, por ef cardcrer dinémico que tienen tanto el: ptincipie de la realidad como el principio de la yoluntad colectiva. Casi podria decirse, desde ese punto de vista, que tambidn en el marxismo de Mam, de Engels ¥ de Lenin hay como dos-almas, Jas cuales no siempre sé comple menten. al hacer frente a los acontecimientos histéxicos, sino que a wees se enteecruzan y tiran de! carvo de Ja historia hacia objetivos distintos y eo sentidos opuestos; esas dos almas son, para utilizar un sill del propio Lenin, el alma del no ado etraizaran fucrtemente en Jas fabri cas de Turin, situindose a la vanguardia de las Inchas obreras entié finsles de 1919 y el otofie de 1920, sino. que ademés. atraje- 3 ton a sus filas a la mayoria de Ios responsables de Ja seccidn = socialista rorinesa, Io cierto es que quedaron aislados del reste del pais ¢ indefensos frente al ataque que a partir de la primavera de “9 1920 desencadené contra ellos Ja clase deminante, Cuando en jue 4 nio de ése afio Angcto ‘Tasca, en su informe ala Camara del Trabajo de Tutin, se apattaba de las posiciones del ampo del Ordine Nunvo | de ana manera publica no dla estaba sarruinanda una obra de edu- cacida y clevacidn det nivel de cultura chrora que habfe costado wn afio de esfuerzoss, coma ditia entonces (Gratasci, sino que sancio- naba con ellg el aislamiento en que los ditigentes nacionales de los sladicatos habfan dejado a ios consejistas del principal centro indus uial italiano. Pero, aun ast, la tapidez de a desaparicin de los consejos y ol escaso lapsus de Hempo on que se consumd Ja derrora de aquellas otganizaciones 7 de sus impulsores no es, sin embargo, amotivo suficiente para referirse a ellos en los términos (luego acep. tados por tantos otros) en que ly hicieton 2] ptopio Tasca y sus seguidorcs dercchistas, como si se tratuse de un mite, pues con wnas.u ortas formas los consejos han reaparecido en aquellos mo- Mentos éi que los sindicatos, habiruados a la normalidad de Ja lucha de clases, se muestran jacapaces de adapratse a tos nucvos saltos y vuelven Ja espalda al impulse revolucionanio que asciende de las profundidades de Tas hases obretas en los talleres y en las ‘Abticas. Setfa exednco, por otta parte, reducir ese debate a una cuestién 40 tle organizacién o al tema de Ja telacién consejos/sindicaros. Sin duda, dste es un aspecte importante del problema y tal vez el as- prere ings patente de la pokémica, pero no ¢s cf dinico. Lo que en realidad estaba en juego en aquel enlrentamicnta era Ja definicién (ie una nueva estrategia del movimento obrera, la clarifieacién de Ins ohjctivos y Ia diheidacién de la politica que seguir en Europa tovidental después de la bancatrote de la IT Internacional. Por eso el acbate no es sélo entre revolucionarias y teformistas en las for- tinctones obreras nacionales, sinc también un debate en ef seno de Jus Filas de quicnes estaban convencidos de la necesidad de un pro- Rroma alternative, de un programa conuaista. Se cumptende asf quc on el caso conereto de Italia las paginas dedlicadas por los grupos comunistas de Turln, Népoles o Milin a ncluvar sus respecrivas posiciones se [neran acumulando janto a nyjucllas otras cure objetive era cricicar la actitud del ala refortista tlel partide socialista durante esos meses; come sé combrende tam- hiéa que, ex of caso alemdn, una de Jas cvestiones mas debatidas en In izquierda socialdemocratica fuera precisamente la relacién de los tonsejos con La revolucién rusa y el papel de los soviets después de vetubre de 1917, ¥ es que ai, ch sus Ifneas pencrales, Jas novas an- {es citados configuran cl tipo de organizacién obrera apoyade por Tenin durante ef primer congteso de la TC —oome reenerda jusea- mente Alfonso Leonetti en lu introduccién a los textos de Bordiga y de Gramsci aqui traducides—, Ja superioridad del consejo sobre & Ol sindicato tradicional no es sin mds arantfa de la consecuciin del B objetivo que en aquel mismo ciscurso se consideraba esencial: la Implantacion de Ja dictadura del pproterariado. Desde el punta de vista leninista, que cs absolutamente contiatic a cualquier formalis- mo en el plane de a organizaciin, o sca, coniratia 2 considerar le B Gtyanizacién misma como wo fin en sf, lo que decide acerca del ca- ricter revolrcionario de los consejos no es tanto Ja espontaneidad desu apaticién en los tajos 0 en las fabrieas, ni su configutacién de- e moctdtica interna, superior a la de Jos sindicatos, ni La mayor o me nor recuencia de Ia revecacién de los mandates, ni Ja posibilidad de fundir en Ios consejos elementos distintos (arganizades y no Piganizados) de Ja clase, no es tanto, en suma, la forma de cstracm 41 =e ~ % Ee SS: facién de Ios inismos como sus objetivos explittras, su Tinea polftica; en uba palabra, su funeién real en ta lucha de clase pare ta toma dl. poder por parte del proletariada. Sin esa referencia a la Incha de ideas en el sono mismo de fos consejos y de los éfupos comenistas la polémica sobre los, acentuacién del debate Bernstein de brincipios de siglo. ¥ si nove fue simplemenve eso se debe al hecho de que en aquel momerite. 4 o al menos parecfa existit, ung alternativa no sélo on gadizativa sing - también estratégica a la socialdemocracia alec exisila ¥ mana, una alternative, que no todos coteparrian, pero cuyas TL neas generales venian marcadas por Ja revalueién de octubre des 1917. Esta explica -el que los consejos de fébrica ingléses, ale’ Mates o jtalianos aparecieran en Dita primera fase genéricamen- q Te ‘como traduectones nacionales, en el dmbito europeo, de} so. - 3 viet tesa ¥ que asi fo Sreyeran tito los impulsoves de los mis- imos en sus Ingaves de origen coma log bropios dirigentes bal: cheviques, Pero el momento de Jas coincidencias asd pronic ¥ ya €n 1520 suteen lay primetas dadas al fespecta, cuando alen. J nos de los tuiricos curopcos cmpiszan a preguntarse si la inguf: tucionalizacién de los soviets ep Ja Rusia posterior a octubre ho estaba desviriuands el Saticter inieial de aquellas institucianes sergidas expontineamente, ¥ si en log batses def centro y ef oc. eidente de Europa Ja tarca pendiente consistia sélo en propiciar impulsar el sorgimiento de unos consejos que fuetan meta calea-del soviet. Eo esc punto, de xran importancia para ja po- Témica de aquettos afios, el talante de los tnejotes representantes jtalianos de lo que iba a ser ja fraccién comunista difiere de ta teorizacién que de los consejos hacian sus mds conocldos pro- pelgores alemanes, En efeeto, Ins dudas de Rosa Lasembutg a de Karl Korsch sobre jas posibilidades' de desartollo de Ja revo. lucién proletaria en, Rusia 0 sabre al tipo de relacién, catablecida alli entre las instituctones sovidticas y el partido bolcheviewe no suelen aparecer en Tos fextos mds caractetisticus ue los prince! pales protagonisias del debate en Italia. Al contratia, Gramsci, Bordiga, ¢ inchiso Tasca, patecen competh: en Ja teorizacién y 42 is a aR Bey iy Ti a ilvlensa de unas instituciones obreras que se aprozimen en B Iniyot medida posible al ejemplo musa, ¥, desde eel ay puric de los textos {escasos, por otra parte) que Botdiga e! : hit sobre este tema son un inienio de demastrar que sn coi ; vepeiéa de Ja estrategia proletaria en Jtalia —y, en eoregen thi, sa critica de fos consejos de falbrica cxistentes en ug br acerca mds a la realidad de las instinaciones soviéticas suc tlcfendida por Jos representantes del Ordine Nuovo, En ae pla. ne son frecuentes Tas acusaciones en el sentide de que 3 con- linliccor, sea éste Gramsci, ‘Tasca 0 Bordiza, o incluso et repre: nculamic de la ITt Internacional en italia, Carlo Nicol ni, mg tunoce bien o descenace totalmente Ia realidad, la prictin Ic lus soviets y el pensamience de los dirizentes bolcheviques sobre yan wealidad.” ~ ; ; Pot Jo que hace a Ta sitpacién de Ia poker ea Ttalia posts tlevirse, sin cmbarga, que tal ver ho Re fatal fants lc a thsconocimienta por parte de Rordiga, Gramsci o Tasca (y Be hablomente menos atin en el caso de Niceolini) de lo que estaba ocurriendo cntre 1918 y 1920 en Rusia, ni tamspoco: de he a sfiversaciin consciente del pensamienta de Tenia, ued, Be Javits o Trotski (autores, por este onlea, cltados en el debate), wine mas blen del hecho natural de que Ja ee oh we o Eee periods se producian les cambios en Rosia a uk oe : Be -cambios de posicién de lox protagonistas— ae oe = Eemente la captacién de fos acontecimientos desde ta ia. :Por ee Beiiiismo, aunque parece evidente que Bordiga ty aca, = ea Beguo coincide con éste} riene tect frente a Gramsci < a pale mien sobve la realidad de lus soviets institucionaliza aa ; vl y particularmente en lo teferente a las Pre eG elles a la autonemfa de los comités de fabrica, o en Io e 1 Ins eleceiones por citcunsctipciones, y aunque ae a faualmente, que Gramsci exagcra cuando acusa a Niccolini? de ficcoling, i jonal en Ttslia en ose | (3. Carlo Nicoolini, enviado de fa UI Internacional 1 wiles “baba fublicado un par de articulos, en Avantit y Eee jwvorebles a lat tesls de Rordiga wobuc los consejos de fMheies, Como 43 & ‘ eSrpponer Rot completo das realidades sovicticas, seria un ereodll ae esto como Jo esenclal do la cuestiga ¥ concluir, © esta constatacién, que Bordiga estaba mas ptdxime al Mara no caer en ese doble error, que sucle venit condicio- milo por una coma de posicidn a pricth o por el empefio en ninismo qe Gramsci. Pero setia igualment : juotilicar actioudes de algunns de los protagonistas en un momen. plificacisn, interpretar 1a declaraciém d Leni arts i) detertninade y a veces incluso muy copunturales, el tinice do afima que las propuestas del uy . det Orden 1920, cu dino de investigactén vdlido es seguit casi dla a déa —como ra el congress nacional. del: PST noe ae ine Neovo. py cha afirmado ¥ hecho Paolo Sprianc—" le eaperiencia de Jos ¢con- 5 espouden plenainente -g Wi cdi fabbricay y, al hilo de los hechos, valorar la evelucién Hel pensamiento de Jos protagonistas del debate. La relative bre- yeilac tanto de [a experiencia como de Ja polémica misma.facilita fen torno al tema de t t en absoluia que cn csa Gena a Pues no es casuals gn exte casn da tarea del historiador y permlte situa en su con- fouso Leonctti—_s¢ haga adlo teferened Be st tambigh por, . Ale Biiexlu cada uno de los aspectos del debate juzgando al misme tiem- del Ondine Nuova titulady «Por ae iciea al manifiesso; urerca | Fray que techazar asimismo Ia opinidn segdin le cual los ér- ganos representatives de los consejos Jeben diferenciarse en atdos redes, In econdmica y fa politica», pues al estableces esa distin. cidn se comete ef error de considerar al trabajador escindido en dos categorias: como polftics (elector, fuerz del lugar de trabajo} y como [vera productiva, econdmica (aque deberd inscrtarse en la socializacisn yen Ja consigucnte direccitm de la instalacién»). Ei objetivo de los consejos o soviets es, ni mds oi menos, Hiqui- dar toda distincién entre «poder politicos ¢ «poder sconémicon, Tvchando por In emancipacién y 1a avtonomfia de los trabajadores considctades en su unidad, como ptoductones, los cuales serdn al misma tiempo administeados y administtadares. Evidentemente, Ja taréa de caneretar y poner en acto esta volumtad de emancipackin y autonemia de Jos trabajadores es algo que cottesponde siempre al partido obtero, Pero decir que Gratusci menospreciaba csa exigencia o la ignotaba es absoluta, 6 Cf cn este misma volumen: Boxnrga, pigs, 99-93, 3. — qoasems répmrey metic inexacto. Basta con citer al respecte ef test: nin, quien ——en julio de 1920. eorablé batella contra Giacinzg Menotti Sersati* y Amadeo Batdiga bata insertar en sus «Tesis sobre las tareas fundamentales del I Congreso de Ia Intemacia. nal comunistay ¢] partafo siguiente: «Por lo que respecta al partido socialista jtaliano, el IT Con areso de la TIL Internacional considera sustancialmente iusta ig ctitica al partido y Jas Propuestas précticas enunciadas como pro- Puestas para el Congreso nacional del partide socialista italiano, en nombre de Ja seccién do Turin del misino Partido, en da te vista L’Ordine Nuova del 8 de mateo de 1920, Esas propuestas Sottesponden plenamente a todos los principio fundaienteles de Ja UT Internacional. p! Era una aprobacién explicita y clata de Ja linea de L’Ording Neovo, periédico de los consejos de fébtica, periddica de Gramsci, Cincuenta afios después, aquella «lncas sigue siendo la alinea Tojae por la que pasa Nuestra historia. Ei movimiento de Tos consejon de fabrica Proniovide par Gramsci en 1919-1920 ¢s cstudiads hoy en todos Tos paises en que viven y luchen ptoletatios. ¥ ese &3, en mi opinion, el Inejor test pata valorar histdricamente aquel movimiento, Atronso Lroyrrtr 2 CE Tesi, Menifesti e visoluciont det g7 Congrate deli Teternanionale, La Nuova sinisira, Samani ¢ Savelli, 1979, 66 Democracta Onrera * i i colaboracida cot Articule escerite por Grameset en cola P. Tagtietri. Publicado en L’Ordine Nuovo def 21 de junio de 1919, Hoy se impone un probleina acuciante a iodo ae tenga un sentido vive de la tesponsabilidad Histérica ae ae sobte Ja clase trabajadota 4 sobre i pattide que represen iencia critica y activa de csa clase. ee cae Jas inmensas fuerzas seed por ds guerra? gCémo dlisciplinarlas y darles una for a ce a contenga cn sf Ja virtud de desarvallatse hotmal ee cite grarse continuamente hasta Convertirse en armaxdn cece socialista en el cual se encarnard la dictadura del ace n? ¢Cdmo soldat el presente con el porvenir, setistecien io las ne. cesidades urgentes del Rece y trabajandé utilmente p - icipars el potveniri ' ee etae ceria wees Ser ut estimulo pata el pensamienta y para Ja accidn; quiere ser una invitacién a les Sheets pele: res y mas conscientes para que tellexionen y colal iy ae unc en Ia esfeta de sa competencia y de sa accién, en ip s * Recogido en Adologie ctada, traduccién de Manuel Saccisein, pips. So? cidn del problema, Claciones ariendan ae valent yc caida teciproca, aac oe existe ya potencialmente en tas insti ce ee caracteristicas de fa clase obreta oe ee eos Insiltutos entre

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