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Elaborado por:
Br. María de los Ángeles Martínez Solís
Docente:
Lic. Jessenia del Carmen Rivera Sánchez
Carrera:
Administración con énfasis en Mercadeo y Ventas
Año de Curso:
I Año
CARÁCTER Y COMUNICACIÓN
L
os cuatros pilares básicos de la comunicación son:
leer, escribir, hablar y escuchar, en estos la aptitud
para establecer la comunicación que es lo más
importante en la vida, es hacerlas bien, para lograr la
efectividad.
La clave real de la influencia sobre otra persona es
nuestra conducta real, a través del ejemplo, y esta fluye
en forma natural de nuestro carácter o del tipo de persona
que somos realmente, y no de la influencia de la opinión
de los demás, o de lo que queremos que piensen sobre
nosotros, esto se pone en manifiesto en el modo en que
realmente nos experimentan las demás personas.
Debemos aprender a desarrollar esa capacidad para la escucha empática, basada en el
carácter que suscita apertura y confianza, y crear de esta forma un respaldo emocional
perceptible que facilite el intercambios de sentimientos.
ESCUCHA EMPÁTICA
P
rocurar primero comprender supone un
cambio de paradigma muy profundo, debido a
que lo típico es que primero procuramos ser
comprendidos, no escuchamos con la intención de
comprender, sino para contestar. Hablar o
prepararnos para hablar, debido a que filtramos a
través de nuestra propia experiencia la vida de los
demás.
Cuando otra persona habla escuchamos en uno de
cuatro niveles los cuales son:
ignorar: no escuchar en absoluto
fingir: practicar la omisión
escucha selectiva: oír ciertas partes de la
conversación
escucha atenta: prestar atención y centrar toda nuestra energía en las palabras, que
se pronuncian.
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Ninguna de estas se enfocan en un quinto nivel, que muy pocos desarrollan y en el que se
sitúan, esta es la forma más alta de la escucha y se denomina escucha empática.
La escucha empática hace referencia a escuchar con la intención de comprender, es decir,
procurar primero comprender, esto constituye un nuevo paradigma. Esta nueva escucha
entra en el marco de referencia de la persona y se traslada en el mundo y perspectiva de la
misma, con el objetivo de comprender lo que siente.
La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo; consiste en comprender
profundamente y completamente a la otra persona, tanto de forma emocional como
intelectualmente. Nos concentramos en la recepción de las comunicaciones profunda de otra
alma humana.
E
ste es un buen, correcto y evidente principio, además de muy
difícil de aplicar, se pone de manifiesto en muchas áreas de
nuestras vidas, en ello la clave del juicio correcto es la
compresión, si uno empieza por juzgar nunca podrá comprender. Es
un denominador genérico, que tiene su mayor poder cuando se pone
en manifiesto en el área de las relaciones interpersonales.
C
uando escuchamos en términos autobiográficos, tendemos a responder en uno de
estos cuatro modos:
No se puede penetrar verdaderamente en otra persona, ver el mundo como ella lo ve,
mientras no se tenga el deseo genuino de hacerlo, esto se tiene que desarrollar por la fuerza
de carácter personal y las habilidades necesarias para la escucha empática, en estas
habilidades, diferenciamos cuatro etapas:
1° Etapa Imitar el contenido: no muy efectiva, enseña la escucha activa o refleja, sin una
base de carácter y relación, a menudo agravia a las personas, y conduce a que
se encierren en ellas mismas, sin embargo es una habilidad de primera etapa
que nos lleva a escuchar lo que se dice.
2° Etapa Consiste en parafrasear el contenido: es un poco menos más efectivo, pero
todavía se limita a la comunicación verbal, donde se usa el lado izquierdo del
cerebro, el del razonamiento y la lógica.
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3° Etapa Luego de haber actuado bajo estas tres etapas anteriores, obtenemos un
razonamiento psicológico, desarrollado bajo la confianza y el deseo de
escuchar y comprender.
A veces toda esta transformación no requiere de un consejo externo, cuando las personas
presentan la oportunidad de abrirse, a menudo aclaran sus propios problemas y en el
proceso perciben con claridad las soluciones.
Un oyente empático que tiene buen discernimiento puede interpretar con rapidez, lo que
sucede en un nivel profundo, y sabe mostrar tal aceptación y comprensión ante los demás.
La gente quiere ser comprendida, el tiempo ahorrado es mucho mayor cuando se trabaja
partiendo de una compresión precisa de los problemas y cuestiones, y de la gran afinidad
que se obtiene cuando alguien se siente profundamente comprendido.
COMPRESIÓN Y PERCEPCIÓN
C
uando se aprende a escuchar profundamente a otras personas, se descubren
diferencias enormes en la percepción. También se empieza a apreciar el efecto que
estas diferencias pueden determinar cuándo las personas tratan de trabajar
conjuntamente en situaciones de interdependencia.
Con todas nuestras diferencias, ¿Cómo trascender estos límites y emerger a soluciones? La
respuesta está en el quinto hábito, primero hay que procurar comprender.
S
aber ser comprendido es la otra mitad del quinto hábito,
igualmente esencial para alcanzar soluciones,
comprender requiere mucha consideración y ser
comprendido exige coraje.
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El quinto habito nos eleva precisamente a un nivel mayor de precisión, mayor integridad en
las exposiciones y la gente se da cuenta de ello, saben que uno esta presentando ideas en
las que automáticamente creen, tomando en cuenta la totalidad de los hechos y
percepciones conocidos, y que esto será un beneficio para todos.
PERSONA A PERSONA
C
uanto más profundamente comprendamos a las otras personas, más la apreciamos,
más respeto tenemos por ellas, cuando uno procura comprender se llega
rápidamente, al núcleo de las cuestiones, se constituyen afinidades emocionales y se
brinda lo que necesita le gente.
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