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Grace School of Theology

LAS INFLUENCIAS DE LA ALABANZA Y LA ADORACIÓN DEL ANTIGUO


TESTAMENTO EN LA TEOLOGÍA DE LA ALABANZA Y ADORACIÓN DEL CULTO
CRISTIANO ACTUAL

Trabajo presentado al

Dr. Juan Ariel Peña Sánchez

en cumplimiento parcial de los requisitos de

MU-203 S Música y Adoración

Por

Saúl de Jesús Pernía Tremaria

29 de agosto de 2018
TABLA DE CONTENIDO

Introducción ........................................................................................................................ 1
Alabanza y adoración en el Antiguo Testamento ............................................................... 2
De los patriarcas al Tabernáculo ................................................................................................. 2
Del Primer Templo al post-exilio................................................................................................ 2
Alabanza y adoración en el culto cristiano actual ............................................................... 3
Conclusión .......................................................................................................................... 5
Bibliografía ........................................................................................................................ 6

ii
Introducción

La alabanza y adoración son elementos fundamentales del culto cristiano, de hecho, todo

lo que rodea la vida del creyente comprometido con Dios debe ser, en última instancia, una serie

de actos de alabanza y adoración a Él. No únicamente la celebración del domingo que va

acompañada de música, predicación bíblica, oración y demás componentes, sino el

desenvolvimiento cotidiano en la familia, el trabajo, o cualquier otro ámbito.

Las bases bíblicas de la alabanza y adoración las encontramos desde el inicio mismo de

las Escrituras, a través de todo el Antiguo Testamento y, naturalmente, en el Nuevo Testamento.

Por lo cual, una reflexión acerca del tema que tenga por objetivo articular una teología sana, debe

partir de la Biblia, permitiendo que esta dé un marco adecuado a nuestras experiencias.

Es por ello que el presente ensayo busca analizar como la alabanza y adoración en la

Biblia, más específicamente en el Antiguo Testamento, han influenciado la teología de la

alabanza y adoración del culto cristiano actual. Para reflexionar acerca de dicha influencia

miraremos en dos direcciones: 1) la evolución de la alabanza y adoración de acuerdo con la

historia veterotestamentaria, y 2) la comprensión y las formas que adoptan la alabanza y la

adoración en la iglesia venezolana de hoy que, dentro de sus particularidades, es muy similar al

resto de Latinoamérica.

1
2

Alabanza y adoración en el Antiguo Testamento

La primera narración bíblica que nos habla acerca de un acto de adoración a Dios, es la de

la ofrenda dada por los hermanos Caín y Abel. La ofrenda de Caín no agradó a Dios, mientras

que la de Abel sí fue bien recibida, básicamente porque entregó lo mejor que tenía, las primicias.

De ahí en adelante la historia veterotestamentaria va mostrando la evolución de la alabanza y

adoración en el contexto de la nación de Israel.

De los patriarcas al Tabernáculo

En principio la adoración de los patriarcas estaba limitada al ámbito privado. Se

construían altares que conmemoraban momentos en los cuales Dios había intervenido de manera

providencial en sus vidas (Gen 8:20; 12:7; 26:25). La religión y el culto eran fundamentalmente

familiares. Cuando Israel llega a ser una nación grande y el pueblo es sacado de la tierra de

Egipto después de una prolongada esclavitud, durante su peregrinaje en el desierto reciben el

decálogo por intermedio de Moisés. Luego, siguiendo las instrucciones divinas, se construyó el

Tabernáculo de reunión, la morada de Dios. La tribu de Leví fue asignada para ejercer la función

sacerdotal y comenzó la institucionalización del culto. Las fiestas solemnes y la liturgia estaban

relacionadas profundamente con la experiencia histórica del éxodo de Israel desde Egipto.1

Del Primer Templo al post-exilio

Una vez que Israel toma la tierra prometida se apartaron del Dios verdaderos para adorar

a Baal. La pureza del culto hebreo se prostituyó por trescientos años.2 Con Samuel, comienza

una renovación que tomó fuerza en el reinado de David y se consolidó con la construcción del

1
Juan José Barreda Toscano, ed., Unidos en adoración, la celebración litúrgica como lugar teológico
(Buenos Aires: Ediciones Kairos, 2004), 13.
2
Eduardo Nelson G. Que mi pueblo adore (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 2003), 34.
3

Primer Templo en el reinado de Salomón. Fue en ese tiempo que la adoración en el Antiguo

Testamento alcanzó su mayor altura.3 De hecho, es muy posible que buena parte de los salmos

hayan sido escritos durante el período de la monarquía.4 Lamentablemente la decadencia

apareció de nuevo y la madurez espiritual fue reemplazada por un ritualismo hipócrita y vacío. 5

Dios envío profetas para exhortar al pueblo a volverse a Él. Ante la dureza de sus corazones vino

el juicio, Nabucodonosor tomó Jerusalén y los llevó cautivos a Babilonia. En el exilio vino un

cambio radical en la adoración. Sin Templo, se instituyó la sinagoga, en el culto las Escrituras

tomaron centralidad, el monoteísmo se defendió con más celo y creció la expectativa mesiánica.

Cuando regresaron a Jerusalén (Es 1:1-11), se construyó el nuevo Templo y se restableció la

adoración con la perspectiva renovada que dio el cautiverio.

Alabanza y adoración en el culto cristiano actual

La alabanza y adoración en el Antiguo Testamento han ejercido una influencia

indiscutible en el culto cristiano actual, no tanto en cuestiones de forma, pues hay una gran

distancia histórica y cultural que nos separa de aquel mundo veterotestamentario, sino en ciertos

elementos como la importancia que damos al uso de la música en el culto y la centralidad de las

Escrituras.6 Pero la influencia más importante está menos en lo cúltico y más en lo teológico.

Nuestra comprensión de la persona de Dios y sus atributos, sobre todo aquellos que se conocen

como incomunicables (conocimiento cuya consideración despierta en nosotros la admiración y el

deseo de alabarle), no sería nunca la misma sin la revelación del Antiguo Testamento, y en tal

3
Ibíd., 35.
4
Pablo Hoff, Libros Poéticos, poesía y sabiduría de Israel (Miami: Editorial Vida, 1998), 69.
5
Eduardo Nelson G., 38.
6
Esta “centralidad de las Escrituras” es probablemente más influencia de la sinagoga que del culto en el
Templo como tal.
4

sentido, si hay un libro que nos da grandes luces, ese es Salmos, el libro de adoración por

excelencia de los hebreos.

Es tal la importancia del Salterio para la teología en general y para la teología de la

alabanza y adoración de forma específica, que a veces se le denomina como “la Biblia dentro de

la Biblia”, pues hace un resumen del contenido de los libros anteriores y anticipa el pensamiento

de los posteriores. Como afirma Hoff, se trata del único libro de las Escrituras con el cual todos

los otros escritos sagrados tienen afinidad.7 Lutero, por su parte, llegó a decir que en los Salmos

podemos mirar el corazón de todos los santos.8 De modo que las experiencias de los autores de

los Salmos, expresadas con honestidad, entusiasmo y a veces en tono desgarrador, no estaban

exentas de un pensamiento teológico profundo, con una visión humana pero a la vez inspirada

por Dios. Mucho de lo que es el culto cristiano actual toma de esas experiencias y sus reflexiones

teológicas inherentes, la materia prima para su alabanza y adoración al Señor.

Dicho lo anterior, siento que aún hay mucho que podemos aprender del Antiguo

Testamento. Principalmente recuperar la experiencia colectiva de la alabanza y adoración, con

multiplicidad de manifestaciones que puedan involucrar y hacer que se identifiquen todos los

hermanos y no sólo los directores del culto. Si bien es cierto que la tribu de Leví fue la asignada

para el sacerdocio, todo el pueblo estaba activamente involucrado en la adoración:

Traían ofrendas, diezmos y sacrificios. Su adoración incluía música, solos, himnos,


danzas, procesiones acompañadas por una variedad de instrumentos […] Se ofrecían
oraciones; se cumplían votos o promesas. […] Había una rica variedad que estimulaba a
la gente a tener recuerdos sagrados de las manifestaciones del amor de Dios y de sus
poderosas acciones a favor de su pueblo.9

7
Pablo Hoff, 64.
8
Ibíd., 65.
9
Eduardo Nelson G., 37.
5

Conclusión

Después de haber considerado brevemente la evolución de la alabanza y adoración en el

Antiguo Testamento, desde la era de los patriarcas hasta el post exilio, desde la adoración

privada y familiar hasta la pública y colectiva, primero en el Tabernáculo, luego en el Templo y

después en la Sinagoga, me parece evidente que hay una significativa influencia en el culto

cristiano actual. En ciertos aspectos como la importancia de la música en el culto y la centralidad

de las Escrituras, somos herederos de la tradición veterotestamentaria aunque con naturales

diferencias en la forma, dada la distancia histórica y cultural. Pero la influencia más grande en

nuestra teología, relacionada con el Antiguo Testamento y el culto judío, es sin duda el Salterio.

El gran libro de la adoración hebrea, lleno de todas las manifestaciones de la emoción humana,

los más excelsos cánticos de alabanza, los clamores más desesperados, las más puras

declaraciones de entrega incondicional y confianza plena en el Señor, etc., han moldeado mucho

de nuestra comprensión de quién es Dios y de nuestra adoración en el día de hoy.

Sin embargo, no puedo evitar pensar que, aún hay más que podemos aprender. Por una

parte, respecto al Salterio, siento que nuestros cantos pueden llegar a ser todavía más honestos de

lo que son; expresando las distintas experiencias de nuestro caminar cristiano y no sólo aquellas

que son más “potables” o “agradables”. Por otra parte, como ya he mencionado, creo que nuestra

experiencia de alabanza y adoración en el culto podría tomar una dimensión más colectiva.

Obviamente las formas tendrían que adaptarse a nuestro tiempo y cultura, pero la idea es que

toda la congregación pueda participar e involucrarse significativamente y no sólo observar lo que

hacen los directores del culto.


6

BIBLIOGRAFÍA

Barreda Toscano, Juan José, ed. Unidos en adoración, la celebración litúrgica como lugar
teológico. Buenos Aires: Ediciones Kairos, 2004.

Hoff, Pablo. Libros Poéticos, Poesía y sabiduría de Israel. Miami: Editorial Vida, 1998.

Nelson G., Eduardo. Que mi pueblo adore. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 2003.

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