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INTRODUCCION
-Espera la motivación interna del paciente y que esa motivación lo lleve a solicitar
ayuda del terapeuta quien sabe cómo ayudarlo. Esto lo escuchamos frecuentemente
cuando se les dice a la familia “es él quien debe querer recuperarse o hacer el
tratamiento, sin ello no se puede hacer nada”.
NIVELES DE TRATAMIENTO
Se ha de ser claro acerca de los objetivos del tratamiento con el paciente, esto
es lograr control sobre sí mismo y para ello hay que ayudarlo a identificar su propio
patrón de “errores” en el pensamiento antisocial(ver tabla 1). Hay que insistir acerca de
que el uso de alcohol y drogas suele hacer inmanejable estos errores lo que conduce
a más problemas. Por ello la abstinencia es fundamental para el control de los
síntomas. Por lo tanto hablar de la coexistencia de un problema en la personalidad y
otro problema con la adicción es un imperativo cuando se pretende un tratamiento
razonable. Y esto lo debe saber el paciente. La pérdida de control en algunos de estos
dos aspectos (personalidad y adicción) es lo que le impide lograr lo que necesita,
siempre planteando las demandas egosintónicas del paciente y jamás las del esquema
de valores y creencias del terapeuta. A medida que se logra su confianza se pueden
profundizar acerca de los errores de pensamiento con ejemplos obtenidos de las
sesiones o de la evaluación. Siempre extremando el respeto por la opinión del
paciente.
Tabla 1
PATRONES DE PENSAMIENTO ANTISOCIAL
1- EXCUSAS: Poner excusas por todo ante todos. Las excusas se usan para justificar
un comportamiento. Por ejemplo: “mi mamá me reprocha por todo”, “mi familia era
tan pobre”, “mi familia era rica”, etc.
2- CULPAR A LOS OTROS: Culpando se evita resolver un problema y se usa como
excusa para continuar con conductas transgresoras; ayuda también a construir un
resentimiento contra algo o alguien que “causa” cualquier cosa que pase. Por
ejemplo: “ellos me forzaron a hacerlo!”.
3- JUSTIFICACION: Justificar un comportamiento antisocial es encontrar alguna
razón que lo sustente. Por ejemplo: “si ellos toman yo puedo” “Merezco una
recaída, hace treinta días que no consumo”.
4- REDEFINICION: Redefinir es cambiar el foco de la cuestión para evitar resolver un
problema. La redefinición se usa como intimidación para que la otra persona no
aborde el foco de la cuestión. Por ejemplo “yo no entendí las reglas, son confusas
para mí y no recuerdo haber hablado de eso con Ud.”
5- SUPEROPTIMISMO: “yo sé que es así, simplemente lo sé”. Ejemplo: “yo no
necesito al grupo puedo mantenerme sobrio por mí mismo”, “yo te voy a pagar las
deudas, te juro que le devolveré el dinero a mis padres, en algún momento lo haré”
6- MENTIR: Básicamente existen tres tipos de mentiras: a- Mentira por comisión:
inventar cosas que simplemente no son ciertas b-Mentira por omisión: Decir
parcialmente la verdad, pero ocultando lo más importante c-Mentira por
asentimiento: Pretender estar de acuerdo con otra persona o aprobar sus ideas
cuando se está en total desacuerdo y no se tiene la menor intención de hacerlo.
7- SOY UNICO: Pensar que uno es especial y que las reglan no se pueden aplicar
como a los demás.
8- COMPLACENCIA: Ser agradable con los otros, pretender no tener en cuenta las
propias necesidades y actuar interesado por otra persona. Sirve para controlar las
situaciones o sacar del foco un problema. Elogiar excesivamente a alguien para
controlarlo.
9- PERSONALIDAD FRAGMENTADA: Algunas personas pueden ir a la iglesia un
día domingo, drogarse un martes con prostitutas y volver a la iglesia el miércoles.
Raramente reconocer la incongruencia de tales comportamientos. Sentir que se
puede hacer lo que se quiera y que todos sus actos están justificados.
10- MINIMIZACION: Se minimizan comportamientos al hablar de ellos como si
parecieran insignificantes, para no preocuparse. Por ejemplo: “sólo tomé una
cerveza. Eso es una recaída?”
11- INDEFINICION: Esta estrategia se basa en evitar hacer especificaciones o ser
poco claro al hablar para evitar ser confrontado con alguna situación. Se utilizan
frases o palabras indefinidas como: “más o menos pienso eso” “supongo”
“probablemente” “puede ser” “podría” “no estoy seguro acerca de esto”
“posiblemente así fue”, etc.
12- PROVOCACION: Esta estrategia es utilizada como un juego de poder para lograr
lo que se quiere, cuando se sabe que las cosas no van en esa dirección. Por
ejemplo salir de la habitación cuando hay un desacuerdo, amenazar de llamar a un
abogado o acusar las transgresiones de otros, etc.
13- VICTIMIZACION: Jugar a la víctima para evitar críticas o para lograr ser rescatado
de cualquier situación que haya provocado.
14- GRANDIOSIDAD: Se trata de minimizar o maximizar una situación para evitar
resolver un problema. Por ejemplo: “estaba demasiado asustado como para hacer
algo” “yo siempre tengo la razón, pero nadie me entiende”. Exagerar para obtener
beneficios.
15- INTELECTUALIZACION: Se aparta el aspecto emocional, focalizando en juntar
datos racionales para evitar responsabilidades. Por ejemplo, cuando se confronta a
un paciente con un resultado positivo de orina y éste dice: “cuándo fue la última
vez que se calibró el aparato?”, “que porcentaje de error tiene esa técnica?”.
Adaptado de Evans, K. y Sullivan, J.M. Step Study Counseling With the Dual
Diagnosed Client. Hazelden.1990.
ACORRALAMIENTO
CONFRONTACION
CONSECUENCIAS
Trastorno Antisocial
de conducta
del adolescente
Estas personalidades acting–out coexisten con el consumo de drogas psicoactivas y los
problemas relacionados con esto. Los padres suelen consultar por el consumo con mas
frecuencia que por el pre-existente trastorno de la personalidad. Es por ello que tenemos
una oportunidad única de poder identificar estos trastornos precozmente, sobretodo en
adolescentes y jóvenes. Y fundamentalmente para hacer una intervención terapéutica
apropiada.
En la película “Kids” (chicos), trata este tema de un modo interesante. El protagonista
tiene 14 años y es portador VIH, pero no lo sabe. Su pasatiempo consiste en iniciar
sexualmente a niñas vírgenes, a quienes él seduce y luego abandona, como si estuviese
coleccionándolas. Una particularidad, evita los preservativos porque estas chicas para él
tienen la ventaja de estar libres de estas enfermedades por ser vírgenes.
Se droga con una pandilla en la esquina de su casa, de una manera familiar para los que
vemos pacientes adictos. Además roban, insultan, mienten y no van a la escuela, ni
trabajan. Es muy común observar una fragmentación en la personalidad. Una cosa es lo
que nos muestra el paciente en la consulta y otra lo que realmente hace en su ambiente.
Autores como Evans y Sullivan proponen considerar estas conductas acting-out como
“errores de pensamiento” destinados a evitar resolver problemas con los que no puede
lidiar el paciente. Vale decir que las mentiras, amenazas, manipulaciones y justificaciones,
no tiene atribuciones maliciosas para la terapia, sino que son consideradas como formas
para evitar problemas sin resolverlos. Esto permite la posibilidad de confrontar a estos
pacientes, lo que resulta elemental para el progreso a mediano plazo. Pero para esto es
fundamental una exhaustiva evaluación del paciente y su entorno (Ver Tendencia
Antisocial y Adicciones).
El Dr. Gary Forrest, quien se dedica al tratamiento de adictos severos enviados por la
justicia en su consultorio particular, nos dice que no ve resultados si no hay diez años de
tratamiento dentro de un esquema terapéutico estructurado de compromiso con la
recuperación bajo esta perspectiva.
El modelo general del tratamiento ha de ser holístico, es decir amplio y multifacético,
siempre seguido por el terapeuta, quien debe tener la fuerza y motivación suficiente para
organizar la vida de estos pacientes a largo plazo.
Desde el punto de vista de “prestar el yo”, tenemos que pensar cómo se va a levantar el
paciente, a qué hora va a comer, qué va a comer, a dónde va a ir, cuántas horas va a
estar en determinado lugar, cómo va a hacer para poder permanecer esas horas, quién va
a acompañarlo para que se sostenga, cómo va a hacer para no ir donde no debe y con
quien no debe.
En adolescentes con esta problemática hay que hacer todo lo que está al alcance para
ayudar con el tratamiento del paciente, porque pasada la adolescencia es más difícil. Si la
familia del adolescente no es continente, inconsistente en las normas o es
multiproblemática, se puede considerar la posibilidad de emanciparlo si tiene mas de 18
años. Otra opción debe ser la interacción en una institución residencial de corto, mediano
y hasta largo plazo según el sistema de aumentar la complejidad del tratamiento cuando
la estrategia no sea suficiente para garantizar la seguridad básica en estos pacientes.
Estos elementos básicos a garantizar son por ejemplo que duerma en su casa, que este
libre de drogas, que asista a la escuela y que adquiera hábitos saludables elementales,
entre otros. Si la familia se tiene que mudar para salir del entorno de consumo, que lo
hagan lo mas pronto posible. Habrá que encontrar quién de la familia está siendo
parasitado por el paciente y lo esta aceptando, desactivar este funcionamiento puede ser
clave en muchos casos. Es importantísimo coordinar el tratamiento con la familia, la
justicia, otros terapeutas, maestros, etc. Un terapeuta “pasivo “ no puede trabajar con esta
patología. Se requiere de mucha energía para hacer todo esto. También es importante
hacer contratos de comportamientos en el hogar, contratos acerca del uso de drogas y
sobre las conductas de riesgo. Esto significa acordar pautas básicas que gobiernen el
comportamiento y los roles en la familia. Sirve para explorar los déficit de negociación y
de resolución de problemas por parte de los padres, permitiendo fortalecer el rol de los
padres. Nada se da por sobreentendido, todo debe estar escrito, lo que no está escrito no
existe, en el tratamiento de estos trastornos resulta fundamental.
Estos contratos deben ser firmados por el paciente primero luego de varias entrevistas
para negociar cambios de conducta a cambio de recompensas o privaciones porque los
adolescentes tienen a comprender mejor los resultados inmediatos y concretos como “no
podrás salir si…” “recibirás un extra de dinero si…”; que conceptos complejos como la
salud, el futuro, el sufrimiento de los padres, etc.. También debemos trabajar previamente
con los padres para que puedan exigir las conductas básicas para el funcionamiento
adecuado, como cumplir el tratamiento, ir a la escuela, acostarse temprano, mientras que
dejen de insistir con expectativas no realistas, como comportamiento altruista, ordenado y
coherente todo el tiempo.
Se puede examinar un modelo de contrato de conducta en el hogar de Evans y Sullivan
(Anexo 1), el cual tiene todos los aspectos mencionados anteriormente, incluyendo una
ficha para colocar los horarios en cada nivel. Los niveles se refieren a la perdida de
privilegios si hay una menor responsabilidad en su conducta, aceptación de las normas de
la casa y reciprocidad hacia los demás. Sabemos que es muy difícil lograr que los
familiares asuman una actitud positiva y de planificación, sino que se posicionan
reactivamente ante las dificultades, lo que empeora la situación, permitiéndole
justificaciones al paciente. El contrato regula estas actitudes de la misma manera que las
conductas del adolescente. Cabe aclarar que este contrato se usa solamente en
pacientes gravemente transgresores que surgen de familias con escasas habilidades de
parentalización. El modo en el que el terapeuta maneja la situación, con este contrato
como norma pre-acordada, ayuda a moldear las habilidades de los padres para manejar
los problemas y conflictos con el hijo problemático.
Si los pacientes están diez pasos delante de nosotros, ¿cómo vamos a ayudarlos para
cambiar esto que nos demandan?. Nosotros debemos estar diez pasos delante de ellos,
confrontándolos ante sus transgresiones de una manera empática, sensitiva, afectuosa,
responsable, directa y serena. Implica actuar bajo un plan y hacia logros positivos, no
reaccionando caóticamente ante la conducta del paciente acting-out.
En la confrontación hay que ser directo, no abusivo e identificar el pensamiento disociado
y a través del monitoreo de drogas, garantizar la abstinencia necesaria en estos
pacientes.
Es un error impedir que estos pacientes sufran las consecuencias naturales de su propia
conducta. Ellos necesitan experimentar estas consecuencias negativas tantas veces
como aparezca una conducta transgresora. A pesar de utilizar mecanismos para disminuir
su impacto, como culpar a otros por el resultado negativo sus propias transgresiones,
estos deben resultar ineficaces para desalentar las conductas disruptivas. Es necesaria
cierta paciencia, debido a que como tienen un deterioro cognitivo importante, pueden
necesitar más repetición que el resto. Y se requiere mucha energía para tolerar y
conceptuar estas experiencias disruptivas para el paciente sin evitarlas, en el contexto de
un proceso de aprendizaje social.
Los patrones de pensamiento antisocial se han de confrontar como pensamientos
erróneos sin jamás considerarlos como actitudes maliciosas, como lo suelen hacer los
familiares u otros terapeutas no entrenados en esto.
No nos enojamos cuando vemos estas actitudes porque son nuestro material de trabajo,
debemos estudiar estos mecanismos y trabajarlos con el paciente. No esperamos que nos
relate el sufrimiento que ocasiono a los otros y a el mismo, ni los detalles de su vida
psíquica, mientras que sabemos de antemano que tienden a mentir, manipular, provocar y
complacer sin la menor intención de tomar nuestra ayuda. Esto nos obliga, como dijimos a
estar varios pasos adelante de ellos confrontándolos sin omnipotencia, de una manera
respetuosa y seria.
Cuando discutimos nuestras impresiones del problema con el paciente, le mostramos
estos mecanismos directamente, como el culpar a los otros, justificarse o la redefinición
donde el paciente hábilmente desvía el foco de una negociación para su conveniencia y
redefine una situación a su favor, lo que le evita resolver problemas y atenúa los frenos
normales para estas conductas disruptivas. Tenemos que ser hábiles para detectar todo
esto y poder comunicarlo directamente. No sólo mentir significa no decir la verdad, sino no
decir lo más importante aunque digan otras verdades, o cuando simulan estar de acuerdo
con nosotros y nosotros sabemos que no lo están.
Puede ser muy gratificante lograr que este tipo de pacientes difíciles realmente continúen
un tratamiento y se logre retenerlos el tiempo necesario para que se establezcan los
cambios en su conducta a pesar de las enormes resistencias iniciales y los múltiples
fracasos previos en otros intentos terapéuticos convencionales.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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