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Eduardo González Muñiz


EN TORNO AL ANÁLISIS DE LOS VALORES EN ANTROPOLOGÍA: EL CASO DE LA ETNOGRAFÍA EN
SITUACIÓN COLONIAL
Nueva Antropología, vol. XXIV, núm. 74, enero-junio, 2011, pp. 159-180,
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15921070007

Nueva Antropología,
ISSN (Versión impresa): 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
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México

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
EN TORNO AL ANÁLISIS DE LOS VALORES
EN ANTROPOLOGÍA: EL CASO DE LA ETNOGRAFÍA
EN SITUACIÓN COLONIAL*

Eduardo González Muñiz*

Resumen: La investigación etnográfica realizada en el contexto de expansión colonial es uno de los


periodos más polémicos en la historia de la ciencia antropológica. Debido a la definición predomi-
nante de “objetividad” científica como neutralidad axiológica, los etnógrafos en situación colonial
no lograron identificar sus propias metas de investigación como modalidades concretas de valores
epistémicos, ni los condicionamientos de su propia tradición cultural como valores no epistémicos
en la configuración de la práctica etnográfica. El análisis de episodios concretos pertenecientes al
desarrollo histórico de la antropología a partir de la noción “dimensiones axiológicas” permite re-
considerar los modos en que dicha disciplina se entrelaza con su contexto social y cultural.
Palabras clave: valores políticos, objetividad, colonialismo, antropología británica.

Abstract: Ethnographic research carried out within the context of colonial expansion is one of the
most controversial periods in the history of anthropological science. Due to the prevailing defini-
tion of scientific “objectivity” as “axiological neutrality,” ethnographers dealing with colonial si-
tuations have failed to identify their own research goals as concrete modes of epistemic values or
to take into account their conditioning according to their own cultural tradition as non-epistemic
values when shaping their ethnographic practice. An analysis of specific episodes within the his-
torical development of anthropology, based on the notion of “axiological dimensions,” enables us to
reconsider the ways in which that discipline is intertwined with its social and cultural context.
Key words: political values, objectivity, colonialism, British anthropology.

PRELUDIO procesos que han confluido en la con-


formación de la antropología como una

E
n este escrito pretendo mostrar disciplina científica, y particularmen­
la relevancia del análisis histó- te de sus elementos constitutivos: la
rico desde el punto de vista de otredad cultural como objeto de conoci-
la axiología para la comprensión de los miento y la etnografía como proce­
dimiento empírico de investigación. El
*Las reflexiones contenidas en este trabajo
supuesto básico de dicho análisis es
forman parte de mi tesis de Maestría en Filoso- que toda disciplina científica se confi-
fía de la Ciencia (González Muñiz, 2006). gura a partir de la confluencia de di-
**Egresado de la Escuela Nacional de An- versas tra­diciones con toda su carga
tropología e Historia-inah, doctorante en la Uni-
versidad Humboldt de Berlín. Línea principal
axiológica inherente y que justamente a
de investigación: historia e historiografía de la partir de ese conjunto de valores co-
antropología y sus prácticas etnográficas. bran forma concepciones básicas en

159
160 Eduardo González Muñiz

torno a las par­celas de la realidad que pología de la primera mitad del siglo xx
los científicos pretenden estudiar, así y detectar las dimensiones axiológicas
como a los modos más adecuados para que delinearon las concepciones funda-
realizarlo exitosamente. Se trata de mentales en torno a la otredad cultural
asumir metodológicamente los inevita- y la práctica etnográfica en la antropo-
bles vínculos entre ciencia y sociedad logía británica desarrollada en situa-
para descubrir cómo cobran vida las ción colonial. Paralelamente, mostraré
prácticas científicas. La noción central que la imbricación de valores no epis-
del análisis axiológico, las “dimensio- témicos (principalmente políticos) con
nes axiológicas”, permite organizar los valores epistémicos de la antropolo-
esos vínculos en términos de disposi- gía británica no sólo no entorpeció sus
ciones concretas de valores, epistémi- pretensiones cognoscitivas –y en conse-
cos y no epistémicos, que se configuran cuencia sus productos teóricos no eran
a partir de un incesante juego recípro- meras “instrumentalidades políticas”,
co en episodios específicos de la histo- es decir, vehículos de opresión que
ria de las ciencias. De este modo, la ocultaban la “verdadera intención” de
idea de las “dimensiones axiológicas” la antropología: asegurar la domina-
pretende ser una categoría de investi- ción política–, sino que de ese modo las
gación orientada a detectar y analizar posibilitó. En con­secuencia, pretendo
la intensa imbricación de valores no mostrar que los valores no epistémicos
estrictamente epistémicos pertene- provenientes de las tradiciones políti-
cientes al ambiente social y cultural de cas determinaron la concepción de su
la investigación científica y los valores objeto de estudio al tiempo que las va-
específicamente cognoscitivos que re- loraciones epistémicas asociadas a la
gulan sus procedimientos de investiga- objetividad científica determinaron el
ción (una presentación más detallada autoentendimiento de los etnógrafos y
del tema puede verse en González Mu- su papel concreto dentro del proceso
ñiz (2006, 2008). colonizador.
Para mostrar los alcances de dicha Dado que la relación entre antropo-
categoría, me interesa recurrir al exa- logía y colonialismo entraña un debate
men de uno de los sucesos más polémi- más amplio en torno a la relación entre
cos de la antropología, la desarrollada ciencia y sociedad, conocimiento y polí-
en situación colonial. Esta reflexión tica o, si se prefiere, entre saber y poder,
está basada en fuentes secundarias, resulta pertinente, además, reconstruir
particularmente en un debate pertene- y examinar las tradiciones (políticas,
ciente a la antropología anglosajona científicas o filosóficas) que preceden y
que giró en torno a los procesos de colo- condicionan los actos de com­prensión
nización y descolonización, y que tuvo su y explicación antropoló­gicos en la me-
momento crítico en la década de 1970. dida en que guían los juicios acerca de
Más específicamente, quiero examinar lo que resulta interesante, relevante o
los efectos constitutivos del proceso de co­rrecto explorar y conocer. Considero
expansión colonial europea en la antro- que ello evidencia la contribución fun-
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 161

damental de las ­“dimensiones axiológi- cuestionamiento a la viabilidad y legi-


cas” como categoría de análisis históri- timidad del proyecto antropoló­gico.1 El
co de la an­tropología y en general de mismo ambiente anglosajón que cuatro
toda práctica con pretensiones cognos- décadas atrás celebrara las primeras
citivas, a saber, que permite reconocer proezas etnográficas fue el escenario
sus raíces culturales y su pertinencia de diversas controversias que cuestio-
política y epistémica. naron la confiabilidad científica (léase
He organizado este texto de la si- “objetividad”) de los reportes etnográfi-
guiente manera: primero esbozo el cos ante la “irrupción” de elementos no
problema de la objetividad en la antro- estrictamente epistémicos en el proceso
pología clásica y la problemática rela- de investigación. Dos de aquellos con-
ción que durante la primera mitad del trovertidos momentos fueron el escán­
siglo sostenían los antropólogos con la dalo vinculado al proyecto “Camelot”, y
presencia de valores, ampliamente la polémica desa­tada por la publicación
concebidos como una irrupción de ele- del diario personal de Bronislaw Mali-
mentos perniciosos pero evitables en la nowski. La imagen del etnógrafo como
investigación etnográfica. Posterior- un investigador neutral que “única-
mente presento una noción fundamen- mente” observa y registra datos sin
tal en el análisis axiológico, “núcleo hacer juicios de valor comenzaba a de-
axiológico”, la cual permite establecer rrumbarse.
con claridad las fronteras que distin- En 1965 se hizo del conocimiento
guen inequívocamente a la antropolo- público un supuesto proyecto de inves-
gía, una actividad con pretensiones tigación científica cuyo objetivo explíci-
cognoscitivas explícitas, de los empeños to consistía en la “individualización de
decididamente políticos de la coloniza- condiciones de guerrilla, en curso o po-
ción. Después caracterizo el contexto de
la antropología británica a partir de la 1
Clara Gallini (1974) documenta con detalle
noción de “situación colonial”, que he este momento crítico en la antropología estado-
tomado pres­tada de Jaques Maquet, unidense de la década de 1960 y se refiere a
y expongo la principal fuente de ideas y cuestiones relativas a “impases teóricos”, a “crea-
valores políticos que nutrió a la antro- tividades incontroladas” y a “la falta de rigor
metodológico” debido a la promoción militante
pología británica, la tradición folk-polí- de códigos éticos, así como a la fragmentación de
tica, a partir del estudio de Henrika la comunidad antropológica en vertientes con-
Kuklick. Un par de consideraciones fi- servadoras y democráticas. En este contexto de
nales cierran este escrito. crisis, la antropología mexicana enfrentó sus
propios fantasmas. Por aquellos años, las polé-
micas giraron en torno al papel del antropólogo
INTRIGAS POLÍTICAS Y LA VIDA en los nuevos contextos políticos nacionales y,
PRIVADA DE MALINOWSKI en particular, en torno a la necesidad de replan-
tear los contenidos de la disciplina sobre “nue-
vas bases” al mismo tiempo de carácter teórico y
A mediados de la década de 1960, la político. Este intenso episodio de la antropología
investigación etnográfica atravesó por mexicana se halla extensamente documentado
un periodo de crisis que motivó un en Medina y García Mora (1983).
162 Eduardo González Muñiz

tencial, en América Latina, orientado a problema del proyecto “Camelot”, pero


la prevención e intervención de focos como indica Gallini: “no salió de allí
de guerrillas en esas regiones” (Gallini, una declaración común, dado que fue
1974:15). Conocido con el nombre de sólo una minoría radical la que intentó
“Ca­melot”, este proyecto “fue uno de los poner en términos políticos el problema
tantos instrumentos dispuestos por de la relación entre investigador y
Estados Unidos para extender su con- ­gobierno” (ibidem: 19). Aunque inci-
trol militar o político sobre buena par- piente, este intento por plantear en
te del continente latinoamericano”, términos políticos la relación del inves-
para lo cual se diseñó un programa de tigador con el gobierno estimuló el de-
recolección de “informaciones relativas sarrollo de posiciones teóricas críticas
al objeto específico sobre el cual había a las pretensiones cognoscitivas de la
que intervenir” (ibidem: 16). Aunque el antropología, las cuales proponían vin-
proyecto fracasó debido a conflictos di- cular la validez del conocimiento etno-
plomáticos, más que a una protesta por gráfico a la adopción explícita de una
parte de la sociedad en general y de la determinada postura política. A partir
comunidad antropológica en particu- de entonces, un sector importante de
lar, lo que me interesa resaltar del ar- antropólogos consideró pertinente asu-
gumento de Gallini es que mir ciertos compromisos políticos y
éticos frente a los procesos de descolo-
[…] por primera vez se obligó [...] a nización y a otros procesos sociales que
reconocer, públicamente, un hecho comenzaron a generalizarse a partir
que por lo menos desde hacía un de- de la década de 1960 (Llobera, 1975).
cenio se había convertido en una Con gran crudeza, el caso del pro-
práctica habitual, bien conocida por yecto “Camelot” obligó a la comunidad
todos, al menos en el ambiente de los antropológica internacional a lidiar
políticos y los investigadores sociales, con el problema de la validez y de las
que hasta entonces habían podido repercusiones de su actividad más allá
permitirse ignorarla: la existencia de de las fronteras académicas y estricta-
instituciones dirigidas a la recolec- mente teóricas; en particular, desveló
ción, para finalidades declarada- un hecho hasta entonces soslayado: la
mente represivas, de informaciones inevitable imbricación de las metas de
científicas relativas a países extran- investigación específicamente antro-
jeros, y la consecuente disponibilidad pológicas con intereses y actividades
de un cierto número de investiga­ de carácter decididamente político.
dores sociales para avalar, con su con- Como sugiere Gallini, los antropólogos
tribución activa, operaciones de este que participaron en el debate tuvieron
género (ibidem: 18). pocos elementos (o acaso ninguno)
para enfrentar las consecuencias de
Durante la reunión anual de los este acontecimiento. Ello se debió, en el
miembros de la American Anthropolo­ mejor de los casos, a la carencia de con-
gical Association, en 1966, se debatió el ceptos y categorías que permitieran
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 163

plantear la relación entre el antropólo- mos la legítima convicción de que ha


go y el gobierno como un problema valido la pena comprender a estos in-
epistemológico en torno a la validez de dígenas, a sus instituciones y sus cos-
investigaciones que se generan bajo tumbres [...]
el auspicio de intereses políticos; en el
peor de los casos, a un compromiso di- Durante su larga estancia en las
recto con el proyecto “Camelot”. En islas del Pacífico, Malinowski escribió
cualquier escenario, el intento por es- además con cierta regularidad un dia-
tablecer en términos políticos el pro- rio personal publicado póstumamente
blema de la relación entre investigador bajo el nombre de “Diario de campo en
y gobierno era ya un paso importante Melanesia”, en el que constantemente
en el camino hacia la discusión de los despliega prejuicios raciales hacia los
vínculos de la investigación antropoló- habitantes de aquellas islas, prejuicios
gica con su entorno social y político. claramente contrastantes con sus me-
Justamente, el diario de campo de tas etnográficas explícitas. El “Diario”
Bronislaw Malinowski muestra, aun- dividió la opinión de la comunidad an-
que con mayor sutileza, que el proble- tropológica. Una parte desacreditó los
ma epistemológico de la validez de los resultados del trabajo etnográfico de
re­sultados de una investigación en- Malinowski y los consideró distorsio-
vuelve necesariamente una reflexión nados, debido no sólo a sus prejuicios
en torno a la presencia y el papel de in- etnocéntricos sino también al impor-
tereses y valores no estrictamente epis­ tante hecho de que la naciente etno-
témicos en la investigación. Malinowski grafía se desarrolló en el contexto de la
había realizado una larga estancia en expansión colonial europea, lo cual ne-
las islas del Pacífico occidental con fines cesariamente habría condicionado la
etnográficos durante la década de investigación etnográfica y la compro-
1920. Producto de ese periodo de tra- metió a mantener, con la adminis­
bajo fue Los argonautas del Pacífico tración colonial, “un diálogo equívoco
occidental, donde la histo­riografía he- hecho de sumisiones y confronta­
gemónica sitúa la primera formulación ciones” (Llobera, 1975: 376). En este
explícita del método etnográfico. Para contexto, tanto la validez como la obje-
Malinowski (1922: 25), la meta del tra- tividad del estudio etnográfico de otras
bajo etnográfico consistía en culturas se vieron fuertemente com-
prometidas por la intromisión de inte-
[…] captar el punto de vista del indí- reses políticos y de prejuicios raciales.
gena, su posición ante la vida, com- Otra parte de la comunidad tomó
prender su visión de su mundo [...] partido a favor de Malinowski y de­fen­
cuando leamos el relato de [sus] cos- dió la validez de su investigación, argu­
tumbres remotas, quizá brote en no- mentando que lo escrito en el “Dia­rio”
sotros un sentimiento de solidaridad sólo representa un desahogo privado y,
con los empeños y ambiciones de es- en consecuencia, resulta irrelevante
tos indígenas [...] en este caso tendre- para los resultados teóricos. En tono
164 Eduardo González Muñiz

conciliador, Raymond Firth afirmó en concepción de “objetividad” no sólo es-


su introducción al “Diario” que Mali- taba en juego en las polémicas en torno
nowski muestra las reacciones de un al proyecto “Camelot” y al “Diario”, sino
antropólogo de campo en una sociedad que caracterizaba a la investigación
ajena en la que tiene que vivir como etnográfica que dominó la primera mi-
cronista y analista, por lo que no puede tad del siglo xx. En efecto, la autocom-
compartir por entero las costumbres y prensión del antropólogo de la época se
valores de la gente, admirarlos o des- configuró en torno a la imagen de un
preciarlos. Además, sigue Firth, se tra- observador neutral que, a diferencia
ta de un asunto menor si se considera del administrador colonial, no interfe-
que debemos al propio Malinowski una ría con la vida de los nativos y se limi-
de las principales contribuciones al de- taba a desarrollar su investigación a
sarrollo de la antropología, a saber, la partir de hipótesis que deberían ser ve-
introducción de “métodos de investiga- rificadas empíricamente mediante las
ción de campo mucho más intensivos y observaciones realizadas en el campo
sofisticados de los hasta entonces habi- (Ulin, 1990: 39). George Foster llegó a
tuales en esta disciplina” (Malinowski, reconocer que si bien “las cualidades y
1989: 21-23). valores de la vida fluyen como agua a
Más allá de las diversas opiniones través de la red científica, la antropolo-
motivadas por el “Diario”, me interesa gía apresa sólo los guijarros del hecho
destacar un elemento subyacente al de­ objetivo y los ramificados de la impli-
bate que, paradójicamente, era común cación necesaria [por lo que el antropó-
a las opiniones de todos los participan- logo] no puede, como cien­tífico, juzgar
tes, a saber, una concepción de objetivi- qué es bueno y qué es malo, sino sólo
dad científica fuertemente vinculada los hechos sociales ob­j etivos y sus
con la neutralidad valorativa.2 Esta implicaciones” (Foster, 1969: 342). Ste-
phen Tyler, crítico de aquella genera-
2
Se trata de una noción de objetividad ca-
ción de antropólogos, llamó con gran
racterística de las posturas fundamentistas que ironía “dogma empirista” a la defensa
se distinguen por su adhesión a la creencia de de esta noción de objetividad:
que es posible un acceso privilegiado a la “reali-
dad”. Las tesis básicas con las que se comprome-
[…] si se quiere saber cómo es el mun-
te “todo buen fundamentista” para defender esa
posibilidad son: 1) hay una realidad estructura- do, el único modo de enterarse es ir y
da independiente de nuestras capacidades como mirar [...] “que los hechos hablen por
sujetos cognoscentes. En este sentido, la verdad sí mismos” podría haber sido el lema
es alguna forma de coincidencia entre proposi-
que adornara la bandera bajo la cual
ciones y objetos; 2) es posible alcanzar algún
tipo de conocimiento cierto e indubitable que los antropólogos han librado sus bata-
constituya el punto de partida para todo genui-
no conocimiento, y 3) hay un método que garan-
tiza los resultados del proceso cognoscitivo. Se tóricamente permanente que determina el uso
trata de tesis de carácter respectivamente on­ legítimo de la razón, y fija las condiciones y ex-
tológico, epistemológico y metodológico, orien­ tensión de la racionalidad, el conocimiento, el
tadas a la definición de “una estructura ahis­ bien y el derecho” (Di Gregori, 1995).
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 165

llas contra [...] el racismo [...] y los ciona los resultados de la investiga-
prejuicios contra los primitivos [...] ción. En su defensa de la neutralidad
En parte, los antropólogos se han ad- axiológica, los antropólogos en si­
herido a esta doctrina de los hechos tuación colonial pasaron por alto los
locuaces porque creen que los fenó­ condicionamientos de sus metas especí­
menos externos exhiben un orden ficamente cognoscitivas y difícilmente
natural, y este orden natural es “des- las concibieron como valoraciones con-
cubrible” si uno aplica técnicas objeti- cretas. Así, el “dogma empirista”, en
vas. El objetivo de la antropología ha consonancia con la afirmación de la
sido pues, inventar una serie de proce- neutralidad axiológica, repercutió en
dimientos objetivos de descubrimiento la configuración más íntima de la teo-
que revelen de un modo más o menos ría antropológica en la medida en que
automático el orden natural de los fe- constituyó un criterio normativo de ex-
nómenos externos (Tyler, 1975: 321). celencia científica, es decir, un conjunto
de valores epistémicos que regulaban
Esta noción de objetividad, que el de facto la investigación etnográfica.
mote de “dogma empirista” captura En efecto, la búsqueda de un supuesto
con gran acierto, entrañaba los crite- orden natural de los hechos de la cultu­
rios de validez científica que guiaban ra constituía en sí misma una meta de
la investigación etnográfica y que, al la investigación etnográfica que deter-
mismo tiempo, impedían establecer minaba, por ejemplo, cómo habría de
explícitamente un vínculo entre el pro- proceder el etnógrafo en el campo, qué
ceso de producción de conocimiento cuen­ta como evidencia empírica y qué ca­
acerca de “otras” culturas3 y el contex­ racteriza una buena obser­vación.
to en el que se situaba dicho proceso, a
pesar de que, debido a su naturaleza, la ESOTERISMO ANTROPOLÓGICO Y
etnografía implica necesariamente un SITUACIÓN COLONIAL
encuentro histórico concreto entre el
antropólogo y la otredad cultural. Más Las narrativas acerca de la antropolo-
exactamente, supone un encuentro in- gía en el periodo colonial involucran
tercultural que necesariamente condi- una gran variedad de escenarios, per-
sonajes y situaciones, pero poseen una
3
La etnografía clásica se configuró en torno trama simple: el desarrollo de la antro-
a la formulación de hipótesis verificables con pología clásica formó parte del proceso
apariencia de leyes con el fin de revelar el orden de expansión colonial europea porque
inherente de la realidad; es decir, que dichas
­leyes eran consideradas isomórficas con las con-
los antropólogos se interesaron por
diciones objetivas de las sociedades (Ulin, 1990: observar, describir y comprender socie­
43). De ahí que la etnografía clásica, entendida dades no europeas colonizadas al am-
como un proceso de recolección neutral de he- paro de la sociedad colonizadora (Asad,
chos, privilegiara la descripción y la observación
sobre la teorización en el campo, e incluso sobre
1991: 315). Debido a ese desarrollo
la interpretación que los nativos tenían acerca simultáneo, la investigación etnográfi-
de su propia cultura. ca practicada en el contexto de expan-
166 Eduardo González Muñiz

sión colonial es, tal vez, el episodio más ciente a la sociedad colonizadora, era
polémico en la historia de la antropolo- una figura marginal entre el numeroso
gía; la utilización efectiva del conoci- personal administrativo y militar, de
miento antropológico por parte de la manera que su experiencia en tanto
administración colonial para afianzar antropólogo nunca fue indispensable
su poder político fue el centro de un de- para el “gran proceso del poder colo-
bate4 en la antropología anglosajona, y nial” (Asad, 1991: 315); de hecho, en la
si bien es un tema que ha perdido ím- dinámica de las sociedades coloniales
petu, aún se discute entre historiado- los antropólogos y los administradores
res de la antropología. no pocas veces vieron sus intereses en-
¿Fue el conocimiento antropológico frentados:
un instrumento de la dominación polí-
tica colonial? Se ha documentado la […] con frecuencia cada uno de ellos
participación efectiva de antropólogos tiene importantes quejas acerca del
profesionales en labores específicas de desempeño o el ejercicio de la autori-
la administración colonial (Kuper, dad del otro. Son quejas administrati-
1973), pero los motivos que los llevaron vas habituales el que los antropólogos
a desempeñar labores administrativas [...] definen los problemas de investi-
fueron demasiado complejos, variables gación con más amplitud de la que los
e indeterminados para ser definidos administradores consideran necesa-
como instrumentalidades políticas. En ria [y] que no pueden o no quieren
este escenario, cabría atribuir al etnó- plantear los resultados de la investi-
grafo indolencia, apatía y acaso com- gación de manera que puedan com-
plicidad ante el sometimiento de las prenderlos fácilmente los administra-
culturas tradicionales africanas o asiá- dores (Foster, 1969:  232).
ticas. El antropólogo, aunque pertene-
Precisamente la discusión más su-
4
A mediados de la década de 1960 Jaques
til y más interesante para el análisis
Maquet publicó un artículo titulado “Objectivity histórico se encuentra en la naturaleza
in Anthropology”, en el cual afirma que las teo- del conocimiento antropológico y en los
rías funcionalistas fueron puestas al servicio resultados de las investigaciones etno-
del poder colonial (Maquet, 1964). Posterior-
mente, en 1968 la revista Current Anthropology
gráficas acerca de las sociedades colo-
publicó el artículo de Kathleen Gough “New nizadas. En este sentido, Talal Asad ha
Proposals for Anthropologists”, en el que consig- señalado que
na la famosa frase “la antropología es hija del
colonialismo” (Gough, 2005). Como respuesta a
[…] la función de los antropólogos en
estas críticas, Adam Kuper (1973) publicó una
defensa de la autonomía del conocimiento an- el mantenimiento de las estructuras
tropológico mediante críticas directas al artícu- de dominación imperial, a pesar de
lo de Maquet. El debate continuó en un semina- las consignas que dicen lo contrario,
rio realizado en Gran Bretaña dedicado por
ha sido trivial; el conocimiento que
completo a este tema. Los artículos allí presen-
tados se integraron posteriormente, en un libro producían era por lo regular demasia-
editado por Talal Asad (1973). do esotérico para que lo utilizara el
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 167

gobierno, y aun cuando fueran conoci- ne­cesitaría mostrar, además, que la do-
mientos utilizables, eran marginales minación política y cultural se sus­tentó
en comparación con la gran cantidad efectivamente en el conocimiento gene-
de información rutinariamente acu- rado y avalado por los antropó­logos
mulada por comerciantes, misioneros como tales; más aún, sería necesario
y administradores (Asad, 1991: 315). mostrar que el régimen colonial, con el
fin de asegurar el control político-eco-
¿Qué debemos entender con la idea nómico de las colonias y hacer eficiente
de que el conocimiento antropológico su administración, supeditó a valores
era, por lo regular, “demasiado esoté­ políticos los valores epistémicos de la
rico para ser utilizado”? Lo que debe antropología. Pero ello implicaría acep-
entenderse es que el conocimiento tar que los administradores coloniales
antropológico no era asequible a viaje- tenían un entendimiento antropológi-
ros, comerciantes, administradores y co de las sociedades colonizadas tanto
antropólogos por igual, pues dicho co­ como un antropólogo y que considera-
nocimiento era obtenido por técnicas ban el conocimiento antropológico
­estandarizadas de observación y reco- como una herramienta más eficaz que
lección, evaluado de acuerdo con unos otras estrategias políticas de coerción,
valores epistémicos y codificado en un represión y administración.
lenguaje teórico que, además, se encon- Me parece que el conocimiento an­
traba sometido a las formalidades aca- tro­pológico generado en situación colo-
démicas. En pocas palabras, solamente nial constituyó un factor relativamente
los “iniciados” tenían acceso al núcleo marginal en el proceso colonizador de-
axiológico de la antropología y las reglas bido al autoentendimiento disciplinar
de la práctica indagatoria et­nográfica de los etnógrafos, así como a diversas
y no todos los personajes pertenecientes concepciones provenientes de su pro-
a la minoría racial dominante tenían pia tradición política. Lo que veremos
acceso a las preconcepciones acerca de en seguida es justamente cómo la pro-
la naturaleza del ob­jeto de la antropolo- pia tradición política del antropólogo
gía y de lo que significa ser antropólogo. “inyectó” valores en la constitución de
De esta forma, para defender la su objeto de estudio, y veremos, por
idea de que la antropología contribuyó, otro lado, cómo la lógica de dominación
con su conocimiento, a consolidar la colonial constituyó el marco de racio-
dominación política europea en sus co- nalidad que determinó el entendi-
lonias, no basta con señalar que algu- miento teórico de “otras” culturas por
nos antropólogos asumieron cargos parte de los antropólogos funcionalis-
administrativos (ello sólo mostraría tas británicos.
que el régimen colonial utilizó al perso- Jacques Maquet define la “situa-
nal europeo disponible y que un an­ ción existencial” de la antropología
tropólogo es capaz de elaborar censos como la multiplicidad de determinacio-
demográficos y presentar reportes a nes sociales, económicas y personales
un superior jerárquico). Para ello se que cuentan para la existencia coti­
168 Eduardo González Muñiz

diana de la comunidad de antropólo- cir, las condiciones establecidas por la


gos. A partir de esta idea, Maquet se colonización europea. Georges Balan-
refiere a la situación existencial de los dier captura esas condiciones en la no-
antropólogos en el colonialismo como ción de “situación colonial”, que define
un grupo de como “la dominación impuesta por una
minoría extranjera, racial y cultu­
[...] Académicos cuyos intereses mate- ralmente diferente, en nombre de una
riales y profesionales estaban en sus superioridad racial y cultural dog­
países de origen, pero que participa- máticamente afirmada” (Balandier,
ban de los privilegios de la clase blan- 1970: 47-48.). De esta forma, la idea de
ca dominante durante su estancia en “etnografía en situación colonial” se
África [...] sus intereses de grupo no refiere al desarrollo de la práctica in-
eran significativamente distintos que dagatoria distintiva de la antropología
aquellos que perseguían especialistas a partir del encuentro entre culturas
de nivel medio. Estas características distintas, enmarcado por una lógica de
de su situación existencial eran per- dominación política.
fectamente compatibles con la defensa Maquet señala que el antropólogo
de visiones progresistas [...] la situa- percibe los hechos que estudia desde
ción existencial del antropólogo tam- un cierto punto de vista, es decir, des­
bién era compatible con la actitud del de su situación existencial, de manera
observador participante que algunos que para definir adecuadamente el ca-
de ellos asumían no tanto como parte rácter de un estudio antropológico no
de los propósitos de investigación, sino basta con determinar su objeto en tér-
más bien por su profunda simpatía minos, por ejemplo, de “la estructura
por la sociedad que estudiaban. Más social de la tribu de los Mundang”,
aún, ya que sus actividades eran mar- sino que además se debe agregar “tal
ginales con respecto a aquellas orien- como es vista por el antropólogo que
tadas a la producción de conciencias pertenece a un estrato social socioeco-
de las castas europeas (quienes veían nómico de la minoría blanca colonial”
el trabajo del antropólogo como un ro- (Maquet, 1964: 51). Esta precisión,
mántico gasto de dinero), los antropó- como bien anota Maquet, no es una
logos se inclinaban por actitudes no mera aclaración equiparable con los
conformistas y críticas hacia el orden detalles de las técnicas etnográficas,
colonial (Maquet, 1964: 48). sino que plantea cuestiones concer-
nientes a la naturaleza científica de la
Pero cabe ser más preciso y añadir antropología. Y si añadimos que la si-
a la definición de “situación existen- tuación existencial del antropólogo es
cial”, que se refiere a la situación profe- una situación existencial en un contex-
sional y personal de los antropólogos, to colonial, la cuestión que se impone
las características fundamentales de es si, además de la visión individual
la situación social y política que en- del antropólogo, la situación colonial se
marcó esa situación existencial, es de- manifestó, y de qué forma, en la prácti-
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 169

ca etnográfica funcionalista. Veamos. doras a pesar de su contundente reali-


En alguna ocasión Bronislaw Mali- dad? Las claves para entender por qué
nowski se refirió al gobierno colonial la “situación colonial” no fue consigna-
como una fuerza ciega y loca que actúa da en las etnografías de la época y no
incontrolablemente en direcciones im- se consideró como un “asunto integral
predecibles, algunas veces como farsa, de la vida tribal” se encuentran en la
algunas veces como tragedia, pero autocomprensión de los antropólogos
nunca para ser tomada como un asunto funcionalistas, así como en la manera
integral de la vida tribal (Stocking, en que concebían su propia labor como
1991: 49). Esta afirmación de Mali- investigadores. El ojo del ejemplo de
nowski contiene dos asertos que mere- Ludwig Wittgenstein ilustra muy bien
cen ser examinados, porque permiten esta idea: el ojo sirve para ver pero no
comprender los efectos que tuvo sobre puede mirarse a sí mismo (Wittgens-
la antropología la concatenación de la tein, 2002). De la misma manera, el
práctica etnográfica y la situación colo- ­etnógrafo se concebía como un ob­serva­
nial: i) el gobierno colonial no es “un dor neutral que se limita a la recolec-
asunto integral de la vida tribal” y ii) el ción inductiva de hechos etnográficos a
gobierno colonial es “una fuerza loca y la manera durkheimiana.5 In­teresado
ciega que actúa incontrolablemente”.
Como Malinowski, la mayoría de 5
Los lineamientos metodológicos de Émile
los antropólogos clásicos que desarro- Durkheim, establecidos aproximadamente
llaron sus investigaciones en situación veinte años antes del viaje de Malinowski a las
colonial eludió alguna consideración islas del Pacífico, conformaban el escenario en el
cual era posible representar la actuación del
seria en torno a los rasgos sociocultu- científico social de orientación empírica al inicio
rales, políticos y económicos de la so- del siglo xx. En Las reglas del método sociológico
ciedad colonizadora en términos de Durkheim afirmó que “antes de averiguar cuál
fuerzas sustantivas de conformación y es el método que conviene al estudio de los he-
chos sociales, importa saber cuáles son los he-
de cambio en las sociedades que estu- chos a los que damos este nombre” (Durkheim,
diaban. Robert Ulin nos recuerda, a 1986: 38). Durkheim determinó el objeto de la
manera de ejemplo, que el antropólogo reflexión científica de la sociedad, es decir los
británico Edward E. Evans-Pritchard, “hechos sociales” y propuso entenderlos como
“cosas” ajenas y separadas de la mente del cien-
pese a referirse al glorioso pasado de tífico. La consecuencia metodológica más inme-
los reyes azande en su clásica obra diata de concebir el objeto de la ciencia social
Brujería, magia y oráculos entre los como “hechos sociales insospechados” que tie-
azande, omite toda referencia a “los po- nen una realidad tan contundente como los
objetos cotidianos, radica en que se erige la ob-
sibles modos en los que el colonialismo servación directa de esos “hechos sociales” como
británico podría haber exacerbado la el valor metodológico básico y el punto de parti-
expresión de la brujería azande o mo- da de la objetividad científica. Durkheim llama
dificado su sociedad en la que él era ob­ “fase objetiva” de las ciencias sociales a la consi-
deración de los hechos como fenómenos que “no
servador-participante” (Ulin, 1990: 42). pueden ser modificados por un simple decreto
¿Por qué en las etnografías británicas de la voluntad, que no dependen de nosotros”
clásicas se obvian las fuerzas coloniza- (ibidem:15). Ahora, si la ciencia social ha de sus-
170 Eduardo González Muñiz

en captar la estructura objetiva de las mente eludió hacer cualquier comen-


culturas genuinas, el etnógrafo en si- tario en torno al hecho de que su investi-
tuación colonial no sólo se marginó a sí gación se realizó al amparo del régimen
mismo de las sociedades que estudiaba colonial; en su etnografía no son men-
(es decir, ignoró su propia “situación cionadas ni la presencia de las oficinas
existencial”), sino que además excluyó coloniales ni sus posibles efectos tanto
de sus descripciones toda referencia a en la sociedad Nuer como en los resul-
la “situación colonial” en la que él par- tados de su estudio.
ticipaba como parte de la minoría ra- Pero si bien toda referencia a la si-
cial y cultural dominante. En otros tuación colonial fue excluida de las et-
términos, el etnógrafo se consideraba a nografías y de las teorías, es innegable
sí mismo ontológicamente separado de que ambas, la situación colonial y exis-
la sociedad nativa tanto como de su tencial como parte del mundo vital pre-
propia sociedad colonizadora. científico, lograron colarse en la antro-
De reconocer que su investigación pología. Asimismo, siguiendo con Ulin,
etnográfica era realizada en una si- ese mundo vital precientífico es a su
tuación colonial, el antropólogo habría vez la manifestación de una tradición
tenido que definir su ubicación polí­ cultural; “la tradición cultural del an-
tica, pero hacerlo habría implicado tropólogo dialoga con las tradiciones
trastocar la autoridad epistémica que nativas [y] establece las condiciones
intentaba consolidar, pues su auto previas para entablar un diálogo con
comprensión como científico pasaba los informantes nativos y otras tradi-
por la tesis de la neutralidad valorati- ciones culturales” (Ulin, 1990). En efec-
va como el requisito básico para la ob- to, el antropólogo inevitablemente alu-
servación y la descripción objetiva de dió a su propia tradición, cultural y
la sociedad. En este sentido, Ulin ase- política, para emprender el estudio de
gura: “la supuesta perspectiva neu­ las sociedades que quería explicar y
tral del investigador pasa por alto las comprender, incluso en sus pretensio-
determinaciones del mundo vital pre- nes de neutralidad valorativa, pues el
científico en todos sus actos de com- rechazo a todo componente valorativo
prensión” (Ulin, 1990:44). Un ejemplo caracterizó de manera crucial la tradi-
significativo: en su estudio clásico sobre ción científica positivista enarbolada
la tribu Nuer, el antropólogo británico por Durkheim e importada a la prácti-
Edward E. Evans-Pritchard sencilla- ca etnográfica gracias al trabajo de Ma-
linowski. La diversidad de valores no
tentarse en la observación de hechos, era nece-
epistémicos (principalmente políticos)
sario establecer la forma científica de hacerlo. pertenecientes a la tradición cultural
Durkheim organiza en tres corolarios las “re- del antropólogo logró interactuar con
glas relativas a la observación de hechos socia- los valores estrictamente epistémicos
les” que garantizan la objetividad del análisis
científico: se trata de las reglas que he llamado
que guiaban sus análisis etnográficos.
de la neutralidad, la observabilidad inmediata y De esta manera, resulta cuestiona-
la generalidad (González Muñiz, 2006). ble la concepción malinowskiana del
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 171

gobierno colonial como “una fuerza cie- señala el inicio de la participación in-
ga y loca que actúa incontrolablemente glesa en “la lucha por África” (Hobs-
en direcciones impredecibles”. En con- bawm, 1989). Esta era llegó a su fin en
traste con esta afirmación, considero 1945, cuando el recién electo gobierno
que es posible lograr un entendimiento laboral en Gran Bretaña introdujo
del gobierno colonial, de sus direccio- cambios en la administración colonial
nes y sus fuerzas, si nos situamos des- para propiciar la independencia de los
de la perspectiva axiológica y de las pueblos africanos en el futuro inme-
tradiciones políticas. Así, el examen diato. Durante ese mismo periodo, la
del proyecto colonial, de su estructura antropología comenzó su profesionali-
axiológica y de su desarrollo histórico, zación: en 1884, Edward B. Tylor fue
puede muy bien evidenciar el curso de nombrado catedrático en antropología
sus acciones y propósitos. por la Universidad de Oxford y primer
presidente de la recién creada Sección
LA TRADICIÓN FOLK-POLÍTICA de Antropología dentro de la Asocia-
BRITÁNICA ción Británica para el Avance de la
Ciencia. Para 1946 la antropología era
Durante el periodo colonial británico, ya una profesión y una ocupación aca-
el interés cognoscitivo de la antropolo- démica completa (Kuklick, 1984: 59).
gía era el estudio de las “culturas ge- Además de circunscribir el desarro-
nuinas”. A partir de la Primera Guerra llo histórico de la antropología británi-
Mundial y hasta finales de la década ca, estas marcas temporales permiten
de 1940, las culturas genuinas fueron señalar la participación constante de
concebidas como totalidades integra- los antropólogos en un debate nacional
das o sistemas de adaptación de un en torno a las características de un or-
grupo a su ambiente, y como unidades den político deseable; las ideas que for-
delicadamente balanceadas que resuel­ maron parte de este debate eran de
ven las necesidades fundamen­tales de corte liberal. Pero la importancia de la
los individuos. Veremos a continuación discusión está en otro lado: en los su-
que esta concepción de las culturas ge- puestos políticos que enmarcaron di-
nuinas logró constituirse a partir de cho debate que formaban parte de la
un conjunto de valores no epistémicos, cultura popular británica, del discur­
los cuales pueden ser detectados en so de la alta cultura e incluso de las
una tradición política de la que no sólo discusiones sobre la naturaleza del Es­
formaban parte los antropólogos, sino tado conducidos por los filósofos políti­
que, en general, logró reunir a políticos cos desde el siglo xvii. El conjunto de
y filósofos ingleses desde el siglo xvii. estos supuestos de naturaleza política
Se trata de la tradición folk-política conforman lo que Kuklick ha llamado
británica. “tradición folk-política”, la cual se ha
La era del entusiasmo imperialista con­figurado en torno al interés por de-
comenzó con la ocupación británica de terminar el rango de posibilidades de
Egipto en 1882, acontecimiento que estructuración social (ibidem: 60).
172 Eduardo González Muñiz

Las extrapolaciones de este interés cualquier logro deriva de talentos inna-


básico derivaron en la elaboración de tos de individuos o grupos, de manera
dos modelos opuestos de organización que las formas legítimas de gobierno
social orientados a determinar si el or- son centralizadas, autoritarias y, en
den político más deseable, es decir, el consecuencia, deben ser conducidas por
que conlleva al mantenimiento de la ar- una aristocracia hereditaria. En este
monía social, radica en un poder des- modelo, la integración social adquiere
centralizado que permite una cierta una forma organicista: los in­dividuos,
autonomía de sus instituciones constitu- desiguales por definición, ­deben coope-
tivas o si, por el contrario, radica en un rar para lograr fines colectivos y deben
poder centralizado que se concentra en aceptar que su estatus y su recompen-
una persona o en un grupo. En cual- sa material se estime en proporción con
quier caso, ambas posturas pretendían el poder que ejercen.
que sus modelos abarcaban y agotaban Ahora bien, la defensa de estos mo-
todas las posibilidades de elección po­ delos folk-políticos no se condujo en abs-
lítica. tracto, sino a partir de la consideración
Por un lado, el modelo radical plan- de eventos históricos concretos; en par-
tea que la capacidad para gobernar ticular, la conquista normanda de Ingla-
está distribuida uniformemente en la terra, que supuso el encuentro entre
especie humana, por lo que las formas culturas distintas, constituyó el punto
legítimas del poder político se expre- de referencia histórico para el de­bate.6
san en algún tipo de unión contractual Las consecuencias políticas de la con-
de individuos que deriva en una so­ quista, es decir, la consolidación de la
ciedad poco centralizada y cuyo valor
político principal es la solidaridad 6
Se conoce como “conquista normanda” a la
(Kuk­lick, 1984: 61). De acuerdo con invasión y el subsecuente control del territorio
este mo­delo, el sistema de estratifica- de la Inglaterra sajona, en 1066, por parte de los
normandos. Es un momento decisivo en la histo-
ción social puede no ser totalmente ria política de Inglaterra porque la afianzó como
igualitario, pero los líderes políticos una de las más poderosas monarquías en Euro-
tienen la función de satisfacer las ne- pa. Una vez consolidada la conquista, los nor-
cesidades populares y la protección de mandos enfrentaron problemas para mantener
el control político, entre otras cosas debido a que
las libertades individuales. Esta forma los nativos anglosajones habían desarrollado un
de organización, que mantiene cierta sofisticado sistema de gobierno descentralizado
armonía por largos periodos de tiempo, en el que las unidades administrativas (shires)
es considerada como un orden político mantenían una cierta autonomía respecto al go-
bierno central. Para revertir esa situación, los
natural y se asume que los cambios conquistadores normandos desarrollaron un
sociales ocurren constante y gradual- sistema centralizado de gobierno con el objeto
mente gracias a las pequeñas contri- de administrar los territorios conquistados y
buciones de los hombres comunes. contrarrestar las constantes revueltas popula-
res; los exhaustivos censos poblacionales, así
Por otro lado, el modelo de corte como los monumentales castillos y fuertes cons-
conservador considera que la capaci- truidos a partir de esa época dan fe del férreo
dad para gobernar y para alcanzar control central normando (Kuklick, 1984).
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 173

nación británica, fueron presentadas comenzaron a ser cuestionadas; el clima


como justificación del modelo folk-políti- político de la primera posguerra era
co de carácter conservador: la centrali- propicio para una crítica liberal de la
zación del control político por parte de sociedad occidental, y la antropología
una raza dominante se consideró como fue un vehículo para ella. En este con-
el elemento básico tanto para la funda- texto, la mayoría de antropólogos britá-
ción de la nación inglesa como para su nicos aceptaba que la raza y la cultura
posterior expansión hacia los territo- eran independientes, y encontraba di-
rios que conformarían la Gran Breta- fícil sostener que los conquistadores
ña. Ya en el siglo xix, las enseñanzas eran culturalmente superiores a los
expansionistas de la conquista repre- colonizados, que el Estado encarnaba
sentaron el paradigma del colonialismo una forma superior de organización
británico, cuyos estra­tegas y apologis- política, que el actual carácter de la ci-
tas se concebían a sí ­mismos como “una vilización occidental representaba un
raza superior destinada a llevar los be- estadio evolutivo superior y, tal vez lo
neficios de la civilización a pueblos leja- más importante, ya no asumían que
nos y atrasados” (Kuklick, 1984: 61-62).7 las sociedades tecnológicamente supe-
Precisamente el modelo folk-políti- riores y políticamente organizadas en-
co de cariz conservador (digamos, el trañaban los más altos estándares de
modelo humeano) constituyó la fuente moralidad (Kuklick, 1984: 69).
de valores políticos que humedeció el Particularmente, los temas políticos
territorio de la temprana antropología involucrados en la reacción antimoder-
británica de la transición del siglo xix na lograron manifestarse en los análi-
al siglo xx, y logró caracterizar los su- sis teóricos de la antropología británica
puestos básicos de las teorías del cambio de la época clásica. La crítica de los sis-
cultural: “de acuerdo con una interpre- temas políticos centralizados y autori-
tación positiva de la conquista nor- tarios como proveedores de armonía
manda”, el cambio no era concebido social, derivó en la defensa de valores
“como resultado de la dinámica inter- como la solidaridad, la autonomía, la
na, sino que era necesariamente es­ igualdad, y con ello, el modelo folk-polí-
timulado por el contacto con agentes tico lockeano comenzaba a imponerse.
externos” (Kuklick, 1984: 70).
Sin embargo, para la década de 1920 FUNCIONALISMO: LA VERSIÓN
las virtudes de la civilización occidental ANTROPOLÓGICA

7
Mientras John Locke consideraba ilegíti-
A partir de la década de 1920 y hasta
mo el gobierno establecido durante la conquista bien entrada la década de 1940, los an-
porque implicó una “abrogación de la democra- tropólogos británicos emprendieron el
cia natural de los sajones”, David Hume defen- estudio de sociedades “acéfalas”, es de-
dió los efectos civilizadores de la conquista: has-
ta la llegada de los normandos, “los sajones
cir, sociedades carentes de una entidad
habían avanzado muy poco desde el rudo estado concentradora del poder político o de un
de naturaleza” (Kuklick, 1984). Estado. Kuklick enumera un conjunto
174 Eduardo González Muñiz

de factores que concurrieron pa­ra di­ facción personal ignorada por la gene-
rigir la atención de los antropólogos ración previa de antropólogos. Y los
británicos hacia tales sociedades: i) juicios de los antropólogos encajaban
este tipo de sociedades era especial- en un modelo convencional: las socie-
mente adecuado para un grupo de an- dades acéfalas eran vistas a partir del
tropólogos ansiosos por distinguirse de modelo folk de la democracia anglo-
sus predecesores evolucionistas y sus sajona [...] los funcionalistas se repre-
contemporáneos amateurs; afirmaban sentaban las culturas tradicionales
que se necesitaba entrenamiento para como sociedades perfectamente inte-
comprender los patrones de comporta- gradas e inevitablemente estáticas
miento que posibilitan y mantienen el debido a que todas sus instituciones se
orden social ante la ausencia de un go- reforzaban mutuamente y sus miem-
bierno centralizado; ii) debido a la pro- bros se encontraban unidos en un
pia dinámica colonial, las sociedades acuerdo consensual (Kuklick, 1984).
sin Estado por lo regular estaban lejos
del centro administrativo y en conse- El constante interés por el estudio
cuencia permanecían como objetos de instituciones, costumbres y valores
inexplorados de la investigación an­ que fomentan la solidaridad, hizo a un
tropológica; iii) los gobiernos centra­ lado estudios que pudieron hacerse (y
lizados eran más comunes en áreas que no fueron frecuentes hasta bien en-
pacificadas, en parte debido a que la trada la década de 1940) en torno a los
consolidación de una autoridad tribal cambios que el régimen colonial intro-
central fue una reacción tribal típica a dujo en las sociedades africanas. Asi-
la invasión foránea y en parte porque mismo, por un tiempo los antropólogos
los propios agentes coloniales estimula- evitaron especular acerca del origen del
ban la centralización política con objeto Estado, por su renuencia a concluir que
de facilitar los trámites administrati- la fuerza era necesaria para el mante-
vos (Kuklick, 1984: 71). nimiento de la organización política.8
Tal como lo presenta Kuklick, el in-
terés por el estudio de sociedades sin
Estado fue en gran medida la respues- 8
Henrika Kuklick señala que el libro clásico
de antropología política African Political Sys­
ta y la adecuación práctica de los an- tems de 1940, editado por Meyer Fortes y Ed-
tropólogos a las condiciones sociales de ward Evans-Pritchard, concentra el enfoque
la situación colonial. Sin embargo, la antropológico de esa época: “generalmente se
selección de las sociedades sin Estado acepta que este libro no sólo marcó e inspiró
una generación completa de antropólogos, sino
como temas de investigación etnográfi- que además constituyó la culminación de una
ca se debió también a un asunto más tendencia previa; para los antropólogos de la
sutil, puesto que dicha selección: primera posguerra, las sociedades simples repre-
sentaban un ideal cultural: sólo pequeñas dife-
rencias de estatus existían en sociedades no
[…] representaba un juicio normativo
desarrolladas económicamente, y el orden so-
que entrañaba el reconocimiento de cial se mantenía por medio de cooperación in-
fuentes de estabilidad social y satis- formal y consenso” (Kuklick, 1984).
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 175

Un ejemplo paradigmático de la pro- Como sus colegas contemporáneos,


yección de estos juicios normativos en el Evans-Pritchard reconoció la existen-
análisis antropológico de la vida política cia de Estados centralizados y aris­
nativa es la etnografía realizada sobre tocracias, pero enfatizó en aquellas
los nuer realizada por Edward E. características de la política tradicio-
Evans-Pritchard (1940). Cuando realizó nal que hacían a las sociedades esen-
su estudio entre los nuer, éstos suma- cialmente democráticas. Incluso en las
ban unas 200 mil personas dispersas en sociedades caracterizadas por la dis-
un área de 48000 km2 al sur de Sudán. tinción de clases y dominadas por una
Evans-Pritchard mostró que puede aristocracia hereditaria, las exigencias
existir una sociedad geográficamente de sobrevivencia requerían que la cla-
dispersa regida por un sistema político se gobernante otorgara un grado de
descentralizado y sin gobernantes, en autoridad a gente de talento, pues se
condiciones que denominó “anarquía consideraba que la capacidad adapta-
ordenada” (Kuper, 1973: 110 y ss.). Se- tiva de la gente dependía de su acepta-
gún Evans-Pritchard, la anarquía orde- ción de estándares meritocráticos. Más
nada de los nuer concuerda muy bien aún, Henrika Kuklick señala que en
con su carácter, pues “resulta imposible alguna medida es posible ver las inter-
vivir entre ellos y concebir gobernantes pretaciones de Evans-Pritchard como
gobernándolos” (Evans-Pritchard, 1940: “estratégicas”, en tanto diseñadas
181). En este sentido, el antropólogo bri-
tánico adoptó el punto de vista durkhei- […] para oponerse a la visión de los
miano acerca del carácter de las socie- oficiales coloniales del Servicio Políti-
dades segmentarias fundadas en la co Sudanés; [Evans-Pritchard] estaba
solidaridad mecánica y buscó un orden determinado a evitar que los gober-
en el campo de los valores compartidos. nantes coloniales subvirtieran las
De acuerdo con Evans-Pritchard, la or- instituciones tradicionales para lo-
ganización social de los nuer encarna grar sus propios fines [...] Los oficiales
una forma de sociedad segmentaria; es británicos de Sudán estaban ansiosos
decir, una sociedad conformada por uni- de encontrar en las instituciones polí-
dades autónomas que no están unidas ticas nativas un sistema ordenado
en una jerarquía centralizada, sino que por un fuerte liderazgo que pudieran
actúa conjuntamente sólo en oposición emplear; en consecuencia, eran críti-
a un enemigo común (ibidem: 4). De cos al análisis de Evans-Pritchard
esta manera, si hay estabilidad en la debido a que les negaba el acceso a
sociedad nuer, ello no se debe a la au- ese tipo de agentes útiles (Kuklick,
sencia de conflicto, sino a que cada fuen- 1984: 75).
te de tensión tiende a ser balanceada
con poderes que actúan como contrape- A pesar de la postura explícitamen-
sos, de manera que, paradójicamente, el te anticolonial de Evans-Pritchard,
conflicto es una fuente de integración críticos posteriores han afirmado que
social (Kuper, 1973: 116). la etnografía sobre los nuer puede in-
176 Eduardo González Muñiz

terpretarse también como una defensa de acuerdo con el concepto biológico de


implícita al poder colonial británico sistema natural en el que las partes
(Ulin, 1990). De estas consideraciones componentes son concebidas como en
se ha derivado la conclusión, arriba un estado de homeostasis o equilibrio;
seña­lada, de que los antropólogos “de- más aún, Malinowski se refiere a la
fendieron implícitamente” el poder cultura como aquellas manifestaciones
colonial. Me interesa a continuación verdaderamente importantes de la
defender la conclusión opuesta y mos- conducta humana organizada (Mali-
trar en qué consistió la dificultad de nowski, 1948). Según la teoría funcio-
los antropólogos funcionalistas para nalista de Malinowski, la cultura es:
defender la dominación colonial a par- i) un patrimonio instrumental por el
tir de la producción de conocimiento que el hombre es colocado en la mejor
“utili­zable”. posición para solucionar los problemas
concretos y específicos que encara en
ETNOGRAFÍA Y RACIONALIDAD su ambiente en el curso de la satisfac-
INSTRUMENTAL ción de sus necesidades, ii) un sistema
de objetos actividades y actitudes en el
Las razones que explican esta dificul- cual cada parte existe como un medio
tad pueden ser apreciadas en la con­ para un fin. Tales actividades, acti­
figuración de la teoría antropológica tudes y objetos están organizados al­
clá­si­ca británica: la antropología fun- rededor de importantes y vitales tareas
cionalista. Los antropólogos británicos en instituciones como la familia, el
rechazaron que el gobierno colonial clan, la comunidad local, la tribu y los
fuese benéfico para las sociedades colo- equipos organizados para la coopera-
nizadas, pues entendían las sociedades ción económica, y la actividad política,
colonizadas como sistemas integrados, ju­rídica y educacional (Malinowski,
cuyo equilibrio emanaba de su propia 1948: 175).
dinámica interna; en consecuencia, el Para fines de la explicación, Mali-
único entendimiento que pudieron nowski no asocia los fenómenos cultu-
ofre­cer de la vida tribal tuvo un carác- rales (la educación, el control social, la
ter instrumental, el cual se evidencia economía, los sistemas de conocimien-
cuando se reconoce el sentido de tota­ to o los modos de expresión artística)
lidad implícito en la teoría funciona­ con ciertas reglas a priori inherentes
lista, que concibe la cultura como un al código tribal que darían sentido a
sistema social homogéneo que ofrece esos fenómenos, sino que es el propio
medios para satisfacer necesidades. etnógrafo quien debe inferirlas induc-
Claro ejemplo de ello es la defini- tivamente, a partir de la observación
ción malinowskiana de la “cultura tri- directa, con el fin de postular una ley
bal” como la totalidad de instituciones alusiva exclusivamente a la “función”
o unidades funcionales que componen de cualquier institución (o “unidad
una sociedad particular, en la que rela- funcional”). De esta manera, para com-
ciones institucionales están moldeadas prender la naturaleza de una institu-
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 177

ción o fenómeno cultural particular, el En realidad, la racionalidad instru-


etnógrafo debe analizar su función mental inherente a la situación colo-
dentro del conjunto del sistema social nial influyó a la teoría antropológica
(Malinowski, 1948: 196). funcionalista más profundamente de
A partir del entendimiento funcio- lo que la propia teoría pudo afectar la
nalista de las culturas tribales, resulta situación política de las culturas triba-
tentador concluir que las teorías antro- les africanas mediante la “utilización”
pológicas confeccionadas en situación del conocimiento etnográfico. En otros
colonial produjeron conocimientos téc- términos, si bien el funcionalismo an-
nicamente utilizables y, consecuente- tropológico produjo “conocimientos
mente, defendieron implícitamente la utilizables” (debido a su carácter ins-
administración colonial. Robert Ulin trumental), no por ello ese conocimien-
(1990: 46) afirma en este sentido: “mien­­ to fue una mera “instrumentalidad
tras el propósito expreso de la etnogra- política” que efectivamente haya sido
fía funcionalista era la descripción y el utilizada. Homer G. Barnett, quien
análisis de la vida social de los pueblos condujo un equipo de trabajo etnográ-
nativos, ocultaba un proceso de obje­ fico en situación colonial, afirmó
tivación que producía cono­cimientos
utilizables con objeto de controlar y ad- […] la ciencia puede demostrar me-
ministrar los pueblos colonizados”. dios pero no especificar fines [...] la
Como he afirmado a lo largo de este ciencia se preocupa por medios y no
escrito, el contexto colonial y la racio- por fines; hay medios científicos para
nalidad (instrumental) inherente al salvar vidas humanas pero no hay
proceso de dominación política fue, de justificación científica par ello [...]
facto, el marco dentro del cual se desa- Dado que no puede haber una deter-
rrollo la investigación etnográfica bri- minación científica de los fines a ser
tánica y por ello la teoría funcionalista perseguidos, se sigue que el antropó-
puede verse como la expresión de un logo, actuando como científico, no está
entendimiento instrumental de las so- profesionalmente cualificado para de-
ciedades tribales. Más aún, su propio finir los propósitos del gobierno [...] Se
núcleo axiológico está conformado por puede argumentar que tampoco lo es-
valores epistémicos de ese signo. Sin taba el administrador, pero esa es una
embargo, a partir de la idea de que la cuestión de opinión y no puede ser de-
dimensión axiológica de la antropolo- mostrada excepto con base en ciertos
gía británica en situación colonial fue supuestos de valor [...] La ciencia pue-
el resultado de un conjunto de valores de indagar propiedades pero no puede
po­líticos y epistémicos de carácter ins- descubrir o adjudicar sus virtudes en
trumental, resulta por lo menos contro- términos de su deseabilidad [...] Sus
vertible concluir que los antropólogos descubrimientos y creaciones [de la
defendieron el orden colonial y que sus antropología] no pueden ser traduci-
conocimientos teóricos se produjeron das en términos del bien o el mal, [ya
con el objeto de controlar y administrar. que] esa traducción requiere la im­
178 Eduardo González Muñiz

posición de una escala de valores mo- que finalmente conduzca a la discusión


rales, la validez de la cual puede ser en torno a la racionalidad antropológi-
debatida pero sin ningún tipo de prue­ ca. En consecuencia, el análisis de las
bas. En términos kantianos, la ciencia dimensiones axiológicas implica desli-
trata con imperativos hipotéticos, no gar la racionalidad de la objetividad
categóricos (Barnett, 1983: 173). entendida como neutralidad valorati-
va. En efecto, si la antropología puede
No se trata, me parece, de una pos- ser una actividad racional, ello podrá
tura ingenua tanto como una declara- decidirse a partir de una discusión en
ción de principios. Si alguien quiere torno a sus pretensiones y fines (léase
traducir los descubrimientos de la an- valores) constitutivos en el marco de
tropología en “términos del bien o del las condiciones sociales que enmarcan
mal”, tendrá que sobreponerles otra su actividad, y no a una limpieza axio-
escala de valores, políticos o morales. Y lógica, imposible de hecho. Si, como
si bien esa es una tarea que cualquier sucedió con el proyecto “Camelot”, la
antropólogo puede realizar, no es preci- antropología se presenta como una ac-
samente lo que sucedió en términos tividad que tiene como fin recolectar
generales durante la antropología bri- información para afianzar el control
tánica en situación colonial. militar o político de una sociedad de-
La racionalidad instrumental in- terminada, la solución no radica en la
herente a la situación colonial llevó al neutralidad valorativa, sino en la revi-
antropólogo a definir y concebir su ac- sión de la racionalidad de dichos fines.
tividad como una ciencia neutral y Los casos aludidos muestran justa-
reco­lectora de hechos objetivos; esta mente que el problema consistió no en
misma racionalidad impidió a los an- oscuras complicidades sino en la falta
tropólogos reconocer que los valores de una reflexión en torno al origen de
de propia tradición política y aquellas de sus intereses científicos y políticos, es
carácter estrictamente epistémico per- decir, de una revisión crítica de las pro-
tenecientes la tradición positivista, pias tradiciones que inevitablemente
desempeñaron un papel decisivo en el entran en contacto con las tradiciones
proceso de constitución de sus objetos que les interesa estudiar. En otros tér-
y sus procedimientos empíricos de in- minos, los antropólogos clásicos igno-
vestigación. raron lo que Esteban Krotz (2002) ha
llamado “perspectiva del contacto cul-
NOTA FINAL tural” para establecer el carácter de su
actividad.
El análisis axiológico pretende anali- El análisis histórico-axiológico de la
zar los trasfondos políticos de la prácti- antropología desborda el interés de
ca antropológica y su imbricación con examinar el desarrollo de la ciencia
las innegables pretensiones epistémi- antropológica con el fin de realizar ex-
cas que la conforman con el fin de rea- perimentaciones historiográficas; se
lizar un ejercicio de autocomprensión trata, además, de un ejercicio de au-
En torno al análisis de los valores en antropología: el caso de la etnografía en situación colonial 179

toentendimiento orientado a reflexio- mentación racional del conocimiento:


nar en torno a la viabilidad misma del programas fundamentistas”, en León
proyecto antropológico en la medida en Olivé (ed.), Racionalidad epistémica,
que dicho análisis implica (re)conside- Enciclopedia Iberoamericana de Filo­
rar sus metas epistémicas, sus modos sofía, Madrid, Trotta, t. IX.
de investigación, así como su compleja Durkheim, Émile (1986), Las reglas del mé­
relación tanto con la sociedad que es todo sociológico, México, fce.
objeto de su análisis, como con aquella Evans-Pritchard, Edward. E. (1940), The
que patrocina su desarrollo y determi- Nuer. A Description of the Modes of Li­
na su pertinencia. Ambas tareas, la re- velihood and Political Institutions of a
flexión historiográfica en términos del Nilotic People, Oxford, Clarendon
análisis axiológico y de las tradiciones, Press.
así como el debate sobre la racionali- Fortes, Meyer y Edward Evans-Pritchard
dad del proyecto antropológico en el (1940), African Political Systems, Lon-
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