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Cita en Samarcanda

(según la versión de Julio Cortázar en “Sobre la fatalidad en el cuento”, en


Clases de Literatura, Berkeley, 1980)

[…] En el mundo islámico, en el mundo árabe, también la noción de fatalidad es sumamente


fuerte y allí se expresa literariamente en algunos relatos, en algunos poemas, en tradiciones
perdidas en el tiempo cuyos autores no conocemos, uno de cuyos ejemplos me parece
admirable y debe estar en la memoria de todos ustedes pero no creo que sea inútil recordarlo:
es un pequeño relato de origen persa que luego por cierto inspiró a un novelista
norteamericano, John O’Hara, que tiene una novela que se llama Appointment in Samarra. La
cita en Samarra es una referencia a una fatalidad que tiene que cumplirse. En la anónima y
viejísima versión original, que creo que viene por vía de los persas, no se habla de Samarra sino
de Samarcanda, pero la historia es la misma y en mi opinión —porque es un cuento y de
cuentos estamos hablando en esta clase— es un cuento donde el mecanismo de la fatalidad se
da de una manera totalmente infalible y con una belleza que creo insuperable. Como es un
cuento muy pequeño, lo resumo en dos palabras para aquellos que pudieran no conocerlo.

Es la historia del jardinero del rey que se pasea por el jardín cuidando los rosales y
bruscamente detrás de un rosal ve a la Muerte y la Muerte le hace un gesto de amenaza y el
jardinero, espantado, huye, entra en el palacio, se arroja a los pies del sultán y dice: «Señor,
acabo de ver a la Muerte y la Muerte me ha amenazado, sálvame». El sultán, que lo quiere
mucho porque el jardinero cuida muy bien sus rosas, le dice: «Mira, sal, toma mi mejor caballo
y huye. Esta noche estarás en Samarcanda, a salvo». Como el sultán no tiene miedo de la
Muerte, sale a su vez y echa a caminar y detrás del rosal encuentra a la Muerte y le dice: «¿Por
qué le hiciste un gesto de amenaza a mi jardinero a quien yo tanto quiero?». Y la Muerte le
contesta: «No hice un gesto de amenaza, hice un gesto de sorpresa al verlo porque tengo que
encontrarlo esta noche en Samarcanda».

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