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A proporcion quo la luz venia a aclarar lo objetos, todo to-
maba ci carActer amable y risueric que tanto anima Is naturaieza
y a los sonidos lógubres de la noche 80 sucedian lo g cantares do
log pajama, quo saludaban COfl su entusiasmo inocente Is salida
del astro vivificador.
Grnno VarmanAMs.
I.
:11.
Ill.
A las cinco me encontré frei 6. frente con el desayuno
estanciero. Y qué desayuno! Una I dc café, quo contendria
tin litro, unit arepa de harina de ti quo mediria irno y medio
decfmetros de dilmetro, y como cc leniento, una cuajada blan-
qulsima.
Se necesita, pans hacer desap er on desayuno tan mons-
truoso, alga mu del apetito do 1 Sancho Panza, casi, caM la
voracidad do tin Heliogábalo. Y n remonto hasta Roma y la
Mancha buscando 6. esos dos terril enguulidores, pars, no herir
la susceptibilidad de algun amigo i
Los campesinos son demasli exigentes en 6rden S Jo
manducable, y el obsequiado deb ajo la pena de caer en su
T IILACIONfl fl VisaS. 93
desagrado, corner todo to que le presenten, aunque fuere una
gallina asada. En esta consideracion, cerrd los ojos y i Santiago
cierra Espana! ci desayuno desapareciâ en pocos minutos.
Como a Ins siete de la mañana empezaron a liegar los con-
viteros. lievando unos yuntas de bueycs, otros palas y azadones.
A In horn del almuerzo est.aba arado y cruzado el terreno;
pues maniobraban unas diez y scM yuiitas de bueyes eon sendos
robustos gaftanes.
Despues del alrnuerzo, en que Ins agrkultores sacaron Ia
tripa de mal aQo, pues en sus casas no to tenian tan abundante
y tan suculento, se procedi6 a regar In serniia.
Esta operacion es amy divertida. Los sembradores se dis-
tribnyen el area del terreno arado, y cada UW) ileva una cantidad
de trigo en un saco. A medida que to riegan, pan to cual van
siguiendo In direccion de los surcos, los arropadores van tras el
cubriendo con tierra los granos pie ban sido regados.
Mientras tanto que trabajan los sembradores y los thpado-
res 6 arropadores, unos y otros cantan bambucos de su caletre,
en los cuales cada uno procura lucirse.
A !as.doce es costumbre en Colombia, dar a Ins trabajado-
res Ia melon de guarapo fermentado, ci cual es lievado at campo
en harriles, 6 fabricado en In est.qncia misma. Los peohes sin
guarapo no trabajan, 6 to hacen perezosamente.
Al guarapo sigue to que Raman onces, y consists en cafd
6 cacao, con yuca cocida 6 arepa y tin pedazo de came asada.
Esta comida intermedia es de imprescindible necesidad, y
se acostumbra en todas las casas. Hay tin verho especial que
signifi.ca In accion de tomar Ins once, y es oncear 6 soncear, como
dicen Ins gentes non il/zaire,.
Iv.
El sistema de arado usado pot los agricultores de flues-
tros pueblos, Cs el que invent6 Tipt6iemo. Y no se crea que,
porque no usen los arados de Wilkie y Dombusle, nuestros Ia-
briegos no aran 4 Ins mil inaravillas. Se diM quc con ci arado
iejo Ia operacion de arar un terreno extenso es muy dilatada.
Tampoco es verdad; pues nuestros agricuitores ban resuelto el
gran problema del dia, que consisle en "reducir to inás pie sea
posible Ins fuerzas matrices de las máquinas," de una manera
niuy sencilla, rnuitiplièando ci nümero de trabajadores, 6, de
otro modo, hacienda conSes.
Está probado pie el sistema de convites es rnuy provecho-
*4 - CUADROS DI
LIM
Ya habia descendido el sol, cue do los trabajadores, termi-
usda Is siembra, so hallaban sentadoi en bancos y piedras, espe-
rando is comida. Esta, como el aim erzo, fad muy copiosa. La
cane, escasisima en tiempos norms s, fud servida sin miedo.
Las gruesas y sabrosas papas, Is e* onjosa y blanca yuca y los
piltanos de grueso calibre, so ofrecü on a set vfctirnas de aque-
lbs heroes do Ia inanducacion.
Yo me incorpord entre los in iegoa y comi con ellos y
como dos; puespars cilo tenia e tItuio do liaber ser'vido de
gala a una yunta do bueyes quo arai en turn falda.
Las muchachas so portaron cm lucimiento, y como yoera
el finico hombre ilustrado quo habia n Is estancia. £ mi so con-
cretaron todos los obsequios. Es mu in cosa saber leer y escri-
bit y contar!
—Qué le ha parecido el tragin' me preguntó ci arno. de is
estancia.
—Muy agradable, le contesté. quo siento a qua no se
repita por lo ménos seis veces.
• —Ya le convidaremos a las I no tenga cuidado. Y
entónces gozará más quo nunca.
Yo no sabia lo quo a mm tn y me entusiasmd en alto
0.
S las seis pandas regresé a ml cansado, pero satis-
(echo con el paseo al campo.
BEICEFJO BaxcEt3o.