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INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2
OBJETIVOS ........................................................................................................................................... 3
MARCO TEÓRICO ................................................................................................................................. 4
1. LA MEDICINA EN EL IMPERIO INCAICO ................................................................................... 4
2. CIRUGÍAS INCAS ...................................................................................................................... 4
3. MEDICINA TRADICIONAL ......................................................................................................... 5
4. LOS HERBOLARIOS INCAS: “SANCOYOC” ................................................................................ 6
5. MÉDICOS INCAS: “HAMPA-CAMAYOC”................................................................................... 6
6. ENTRE LAS ENFERMEDADES QUE CURAN LOS MÉDICOS INCAS ESTÁN LAS SIGUIENTES:...... 7
A. ¿QUÉ TRATAMIENTOS MÉDICOS CONOCÍAN LOS INCAS? ................................................. 8
B. ¿Quiénes ejercían la medicina en el Imperio de los Incas?................................................. 8
C. ¿Cómo se ejercía la medicina en la época de los incas? ..................................................... 9
7. Las plantas medicinales de los Incas ....................................................................................... 9
8. EL CURANDERISMO ............................................................................................................... 10
A. LOS HECHICEROS ............................................................................................................... 10
B. EL CHAMANISMO .............................................................................................................. 12
CONCLUSIONES ................................................................................................................................. 14
BIBLIOGRAFIA .................................................................................................................................... 15
ANEXOS ............................................................................................................................................. 16
INTRODUCCIÓN
Para todo ser humano es primordial tener buena salud, más si ésta debe entregarse
en hospitales y centros médicos donde a cada individuo se le garantice atención de
calidad. Si bien el uso de la medicina tradicional es la más masificada, hay personas
(y particularmente nuestros antepasados) que confían el alivio de sus dolencias y
males a la medicina natural aplicada mediante infusiones, cremas o cataplasmas.
Durante el periodo de expansión de los incas, la medicina ocupó un rol fundamental
en la sanación de sus habitantes, ejercida principalmente por curanderos a quienes
se les atribuían “poderes mágicos”. El desarrollo de la medicina natural en el
incanato no fue cosa del azar; hubo factores que facilitaron el desarrollo de esta
labor, siendo el más relevante la gran diversidad de ecosistemas que poseía
el Tawantinsuyo. Lo anterior se sustenta en la variedad climática y paisajística que
fue incorporada por el imperio al conquistar la costa, la sierra andina y la selva
amazónica, siendo esta condición aprovechada por los curanderos (quienes eran
altamente valorados por la sociedad del imperio), pudiendo recolectar una gran
cantidad de hierbas, plantas y semillas para sus rituales de sanación. Se deduce de
lo anterior que el imperio era rico en flora, fauna y de las energías naturales que
éstas poseían.
Otros suministros de sanación utilizados por estos “especialistas de la salud” eran
animales vivos y disecados, pócimas y minerales, complementándose a estos
elementos la utilización de danzas purificadoras como instrumentos para alcanzar
el bienestar. Es necesario precisar que padecer una enfermedad era considerado
para la sociedad incaica como parte de un maleficio o bien a que la persona afectada
había pecado anteriormente, entendiéndose aquello como parte de la cosmovisión
religiosa que tenían los incas, sumando a aquello cierto grado de superstición. Muy
fuerte era la creencia entre los indígenas de que si una mujer -en estado de
embarazo- pasaba bajo un arcoíris, el bebé nacería muerto o si ésta tenía contacto
con cadáveres, sus hijos nacerían feos.
OBJETIVOS
2. CIRUGÍAS INCAS
Si bien era rudimentaria y precaria, los incas tenían conocimientos de cirugías las
cuales fueron practicadas por los “sirkar” quienes a través de un “tumi” (especie de
bisturí en forma de T) abrían el cerebro para extraer tumores y espíritus malignos.
Tras practicar dicha operación este hueco era suturado con placas de oro, plata o
cortezas de calabazas. Estos “cirujanos” también practicaron la “vilcachima” que era
la acción de extraer objetos extraños de los órganos humanos y la curación de
fracturas, heridas y luxaciones, aplicando vendajes para proteger y evitar
infecciones en los lugares corporales donde se generaban estos accidentes. Se les
puede considerar como los actuales kinesiólogos.
3. MEDICINA TRADICIONAL
La Medicina Inca constituye uno de los más extraordinarios legados históricos que
los Incas han brindado a la Humanidad. Los aproximadamente 14 millones de
habitantes del Imperio Inca gozaban de muy buena salud debido a su estilo de vida
activa, alegre, y de alimentación variada provenientes de aves y pescados, cereales,
vegetales, algas marinas, y frutas que contenían grandes cantidades de nutrientes,
vitaminas, minerales y propiedades medicinales.
Los conocimientos de la maravillosa medicina ancestral de las Culturas Andinas y
Amazónicas acumuladas a través de más de 2 mil años se han convertido en una
fuente de sabiduría para la prevención y el tratamiento de las enfermedades que
afligen a la humanidad y ofrecen las mejores posibilidades para lograr el bienestar
humano.
Esta medicina natural y tradicional constituye la puerta de entrada a “un universo
mágico” compuesto no solamente por un profundo conocimiento de las propiedades
curativas de las plantas medicinales, sino también por converger con las filosofías
de vida y espiritualidad en una concepción sagrada de los elementos que nos brinda
la naturaleza.
Los Incas concibieron los elementos de la Naturaleza como la fuente de energía
más poderosa, que alberga vida, fertilidad, productividad, sanación y el crecimiento
físico y espiritual que también propician la armonía, y el equilibrio con el cosmos y
de la búsqueda del saber y entendimiento. Esta visión de los Incas nos permite
entender lo racional de lo irracional, lo tangible de lo intangible, y lo visible de lo
invisible, permitiendo conocer de una manera amplia los principios espirituales,
físicos, emocionales y mentales del ser humano. Todo esto es base de la gran
Sabiduría de la Medicina Inca que constituye la mejor Alternativa, para
complementarla con la Medicina Moderna.
Los médicos Incas trataban de descubrir las causas de las enfermedades y no solo
de aliviar los síntomas, también se preocupaban por analizar los problemas de tipo
espiritual, emocional o psíquico que pudieran incidir en las personas. Se
preocupaban así mismo, de conocer la alimentación y la forma de vida de cada
paciente, para darle las recomendaciones pertinentes.
La mayoría de los médicos modernos, predominantemente, se dedican a recetar
productos químicos para eliminar los síntomas, pero no curan la causa de las
enfermedades. Estos medicamentos, generalmente tienen efectos secundarios, que
ocasionan daños a otros órganos sanos, no llegando a acabar con las causas que
originan las enfermedades.
4. LOS HERBOLARIOS INCAS: “SANCOYOC”
Eran expertos conocedores de las propiedades medicinales de las plantas, raíces,
flores, frutos, y hierbas curativas, frescas o secas, así como de algunos minerales,
las que las ponían disposición de los Médicos en forma de extractos, infusiones,
polvos, cremas, cataplasmas, parches, laxantes, etc., o en forma natural para que
receten o apliquen a los enfermos. También tenían diferentes antídotos para tardar
a las personas con picaduras de insectos o culebras venenosas. Estos herbolarios
viajaban con frecuencia en compañía de sus hijos a diversos lugares del país y de
la zona de la Selva Amazónica, para buscar productos medicinales, también
intercambiaban conocimientos y compartían los medicamentos con otros
herbolarios de las diferentes regiones. Ellos, también, cultivaban en huertos
especiales las plantas medicinales. Mantenían un completo almacén de sus yerbas
y plantas en forma natural, disecadas o en extractos, concentrados o en mezclas
especiales.
Antes de atender a los enfermos, estos sanadores analizaban exhaustivamente a
éstos, generando un perfil médico para aplicar el tratamiento más acertado a sus
pacientes los cuales abarcaban la cura de diversos dolores y enfermedades de
transmisión sexual como la gonorrea y la sífilis, la ceguera, hemorragias (tanto
externas e internas), lumbago, diversos tipos de cáncer, resfríos y carrasperas,
herpes, cólicos, entre las más destacados.
Para finalizar, los incas eran preocupados por el bienestar de la salud, era relevante
para ellos la salud mental. Por lo tanto, los “hampa-camayoc” tenían conocimientos
acabados en la cura de problemas síquicos, parapsicológicos y espirituales.
a. La trepanación craneana
Esta complicada operación del cerebro fue llevada a cabo desde el año 1,000 por
la cultura pre-inca, Paracas; se trató de una operación de alto riesgo, que fue
perfeccionada por los incas hacia el 1,400, logrando la supervivencia de hasta el 90
% de las personas operadas; hoy en día existen procedimientos similares para
aliviar la presión del cerebro. Se tiene registro de personas que fueron operadas
más de una vez; se sabe de un individuo que fue operado hasta siete veces. Las
personas sometidas a esta operación eran hombres que sufrieron lesiones en
combate o para curar la epilepsia o hasta infecciones crónicas en el cráneo.
8. EL CURANDERISMO
A. LOS HECHICEROS
Al decir del padre Murúa, sobaban el cuerpo del enfermo, sobre todo las partes
adoloridas o donde se suponía estaba el mal, con sebo, o con trozos de cuy,
lagartijas o sapos. Esto de pasar batracios sobre vientres enfermos son prácticas
que aún se han conservado en las zonas campesinas. El que hacía de hechicero,
practicaba una pequeña incisión en el lugar afectado y chupaba sangre. Luego
mostraba al paciente la sangre malograda, o también piedras o gusanos. Demás
estar decir que de todo se había proveído anticipadamente al curandero. En la Edad
Media, en Europa y hasta los primeros años de la Edad Moderna, las sangrías eran
muy utilizadas para curar los males y hasta se usaban sanguijuelas.
Algunas veces se hacían ofrendas a los dioses, con las mismas especies que se
utilizaban como remedios, es decir hojas de coca, sebo y restos de carne de cuy.
Las dolencias podían ser originadas por diversas causas según el criterio de los
hechiceros tallanes. Así, podía ser ocasionada por otros o sea estar hechizados, o
también ser presa de espíritus malignos a los que había que extirpar con prácticas
mágicas en uno u otro caso. No se descartaba que el paciente estuviera sufriendo
por haber pecado. Como se puede apreciar, no había mayor diferencia entre las
supersticiones de los españoles que llegaron hasta tener un rey al cual llamaban y
suponían hechizado y sólo era un demente.
Se utilizaba muchos brebajes para tratar de curar a los enfermos. Como es dable
suponer, algunos al estar contraindicados mataban al enfermo, pero en gran
cantidad de casos los sanaban porque se conocía el poder curativo de muchas
yerbas, que se mantenían en secreto de generación en generación. Entre los
Chimús había la práctica de que cuando un médico o hechicero dejaba morir a un
paciente, era condenado a muerte. Este uso se extendió a los tallanes, y por tal
motivo no se aventuraban a prácticas que pudieran en su criterio resultar ineficaces.
Cuando una dolencia era causada por un hechizo, es decir era un “daño”, se tenía
que lograr descubrir el contra-hechizo. Esto, dividió a los brujos como hasta ahora
en blancos o buenos y en malos. El hechizar a una persona era sancionado en la
época del Imperio con la pena de muerte, que muchas veces se extendía a la familia
del hechicero para extirpar de raíz la práctica.
A los médicos se les pagaba con comidas, ropas, o recipientes. Algunas veces se
les obsequiaba ganados.
B. EL CHAMANISMO
Las artes son los objetos que componen lo que se puede denominar equipo mágico
del Chamán. Cada maestro posee algunas que lo diferencian claramente de los
demás. Entre los más importantes tenemos a las varas de madera que forman parte
indispensable del equipo, y la clase de maderas que más se utilizan son la Chonta,
el Hualtaco Negro, el Chiquir Huandure y el Ajo Jaspe. Estas varas son las que
utiliza el Chaman, en sus dramáticas ofrendas y ritos, para defenderse frente a los
influjos y fuerzas negativas, tales como los malos vientos, los malos aires y los
hechizos. El Chaman actuaba normalmente frente a una mesa o altar ritual y allí
situaba las varas siguiendo un determinado y cabalístico orden, pero siempre tenía
una que era la vara superior o vara mayor, que era la preferida del Chaman oficiante.
También los puñales y las espadas formaban parte fundamental del desarrollo de
las arcanas ceremonias mágicas. Merced a ellos, el Chamán se defendía de los
ataques criminales de los enemigos maleros o brujos de la magia negra.
Estaban las otras artes, unas extrañas conchas en las que se depositaban el tabaco
o el vino, que eran absorbidas por la nariz al realizar la Shingada. Estas conchas
tenían varios tamaños, estaban los Toros, que eran bastante grandes y otras más
pequeñas que se denominaban Churitos. El Chamán las utilizaba para atraer a la
suerte y eran lanzadas sobre la mesa bajo cánticos extraños y cabalísticas
oraciones.
En la mesa también se depositaban piedras de diversas calidades, las cuales todas
tenían poderes mágicos y sobrenaturales. La más apreciada era la magnetita, ya
que se empleaba para la denominada Magia Amorosa. Después estaba la Piedra
del Relámpago, que en realidad era la sílice, que se usaba contra los diabólicos
enemigos invisibles. Estaba también la Piedra Gorda o Andesita, que era la
predestinada a absorber los males de la gente que acudía al Chamán.
CONCLUSIONES
https://ellatinoamericano.org/2016/10/23/la-salud-en-el-imperio-de-los-incas/
http://www.medigraphic.com/pdfs/cosmetica/dcm-2005/dcm052i.pdf
ANEXOS