Professional Documents
Culture Documents
LA EVOLUCIÓN CREADORA
Bergson es un evolucionista no cientifista.
En La evolución creadora 1907 trata este problema. Es un estudio sobre la
vida, comprendida dinámicamente, trabajada desde su interior en el
ambiento de la conciencia, que apunta a la materia aprehendida en su
profundidad, fundamentalmente como duración y con las limitaciones que
la materia le impone.
El impulso vital actúa como si una conciencia fuera inmanente a la vida.
Es la vida entrando en el mundo; primero como materia bruta en un mundo
de la necesidad que se ve irrumpido por la vida con su movimiento
imprevisible y con la libertad para elegir el tiempo gracias a la memoria,
que rompe el determinismo y marca el surgimiento de la conciencia. A
diferencia de la materia bruta y el mecanicismo, la conciencia toma de la
materia lo útil para acción.
La fuerza vital anima la evolución creadora que es el peculiar modo de ser
de un ente finito frente una materia ya dada que le opone resistencia y le
exige esfuerzo. Paradójicamente no hay diferencia irreducible de materia y
espíritu ya que todos los seres organizados participan de él; la materialidad
es ese movimiento, aunque inverso al espíritu.
La intuición nos permite percibir la unidad de movimiento, así como la
continuación humana de ese elan creador, cuya fuerza de diseminación se
nos aparece en forma de múltiples tendencias.
El elan vital constituye el núcleo más profundo de la realidad y se
desarrolla generando nuevas formas implican de iniciativa, elección y
continua creación.
La libertad que el elan vital inyecta en el universo material es indefinible
no porque coincide con el proceso de la vida consciente y postular que
pueda ser implica especializarla mediante el lenguaje transfiriéndola al
plano de los objetos físicos en el que no hay libertad sino determinismo
porque no hay duración real que es constitutiva de la conciencia. Es la
creación perpetua en la que consiste la realidad. Creación es crecimiento.
Cuando creamos hacemos todo lo posible para franquear las leyes
generales de la materia inerte.
Lo que diferencia la vida de un individuo de la naturaleza es la elección. La
vida no elige y no sigue una línea de evolución. La unidad de las distintas
direcciones de esta no obedece una finalidad establecida ya que la vida es
creación imprevisible posibilitando la pluralidad de las líneas de evolución.
Es un evolucionismo de carácter espiritualista que se identifica con la
duración de la conciencia. La evolución no es una serie de adaptaciones a
las circunstancias como pretende el mecanicismo. Considera Bergson el
evolucionismo cientifista no da cuenta de la formación de órganos
complicados. El todo es de la misma naturaleza que el tío es decir está en
gestación y no puede ser explicado mecánicamente.
Se sitúa también contra el finalismo radical por implicar que las cosas y los
seres se limitan a un programa trazado; si no hay nada imprevisto entonces
no hay invención y creación y el tiempo resultaría inútil. El finalismo es un
mecanicismo al revés, sustituyendo el impulso del pasado por la atracción
del futuro. La consecuencia de la misma la irrealidad del tiempo.
Las teorías de Darwin y Lamarck son visiones de la creencia de que todo
está dado y que no hay creación. Todos explican la vida como un conjunto
de procesos de adaptación. Y aún siendo innegable que la adaptación al
medio es necesaria para la evolución versión niega que la aceptación sea la
causa impulsora de la misma. El impulso no es una fuerza dormida que
espera a su desarrollo sino que es un impulso original, un empuje interno
que conduce a la vida pasando por formas cada vez más complejas. La vida
es un elan que se expresa en la duración del universo al que pertenece la
vida. La esencia de lo psíquico envuelve en una unidad la pluralidad de
términos que se interconectan. No es una sustancia y no se traspone ni el
espacio ni la inteligencia.
La conciencia es distinta del organismo que anima. Las acciones posibles
están contenidas en un estado de conciencia que reciben el comienzo de
ejecución. Distante; el cerebro subraya constantemente articulaciones
motoras de ese estado de conciencia y no se limita a la interdependencia de
la conciencia y el cerebro. Por eso la conciencia no queda ligada a la
materia de cerebro. Por eso es esencialmente libre; es la libertad misma.
Pero tiene sus limitaciones, porque no pueda atravesar la materia sin
adaptarse a ella; es adaptación es la intelectualidad y la inteligencia, a
volverse hacia la conciencia actuante la hace entrar en los marcos en los
que tiene costumbre de ver insertarse en la materia por lo que siempre
percibirá la libertad como necesaria.
El cerebro es la reunión de dispositivos que permitan al espíritu responder a
la orden de las cosas con reacciones motrices que sirven para insertarlo en
la realidad. Lo psíquico no es mero resultado de la actividad cerebral. El
Estado cerebral no es ni la causa ni el efecto de la percepción. La
percepción es nuestra nación virtual mientras que el Estado cerebral es
nuestra acción ya comenzada. Por eso distingue de manera radical
conciencia humana y animal. La cuestión cerebral no es una diferencia de
grado, sino de naturaleza.
En definitiva la conciencia no es idéntica al cerebro. La conciencia es la
potencia de elevación de la que dispone el viviente. En los animales no son
más que variaciones sobre el tema de la rutina, porque el animal expreso en
los hábitos de su especie. La superioridad del hombre reside en su cerebro
en su sociedad y en su lenguaje.
La humanidad es nuestra situación privilegiada pero esto no significa que la
conciencia humana sea superior a toda otra conciencia. En el hombre
distinto convive con la inteligencia. El instinto utilice construye
instrumentos orgánicos la inteligencia instrumentos artificiales. La
inteligencia es conocimiento de la forma y se dice la conciencia. Los
instintos son conocimiento de la materia y se orientan a la inconsciencia.
La inteligencia por tanto trata el devenir como una serie de estados
inmutables en una concepción cinematográfica del tiempo dejando escapar
lo que caracteriza la vida: el devenir continuo. El tiempo cuantitativo no
es el tiempo real sino una simple yuxtaposición de ahoras. El tiempo real
es en el que está instalado la conciencia, en el que se crea sin cesar la
imprevisible. Es la duración. Considerar cuantitativamente el tiempo
proviene de la interpretación. Es un tiempo por analogía con el espacio, es
un tiempo especializado artificialmente en el que es imposible comprender
la duración vital.
Es una incapacidad de la inteligencia frente a la vida de la que la ciencia
adolece. La ciencia es exitosa en la materia inerte en la que la duración real
de la conciencia es suplantada por el tiempo de instantes uniformes, que en
realidad es un tiempo especializado. El saber de la ciencia consiste en
prever y por eso avanza. Pero no comprende la vida que excede el
organismo porque están por todo el cosmos
La conciencia humana es inteligencia cuando renuncia a la intuición; es la
intuición la que dice la vida mientras que la inteligencia está regulada por
la materia. La humanidad debe desarrollar por completo ambas formas de
actividad consciente pero los enormes avances en la conquista de la materia
lo impiden porque exigen especialización de la inteligencia y porque la
conciencia debe adaptarse a los hábitos materiales.