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Wet hap Diós wet fwalaná yacháj ta yahån lí tsi hap lám ta tju namején wet

naifwainthén wet wúj ta owo grácias ayej hap Dios ta mályej atsó.
Pero a Dios hoy de nuevo sigamos porque Él nos cuida a nosotros y nos salva
y mucho doy gracias a Dios por eso.
(Pensamiento de un creyente evangélico wichí)

Hay una realidad innegable en el Norte argentino y especialmente en la provincia de Salta:


es la existencia de los pueblos originarios o indígenas. Y hay otra realidad innegable: la
mayoría de ellos profesan la fe evangélica.
La realidad del movimiento evangélico entre los pueblos originarios del Chaco, es una de
las grandes victorias de la Cruz que ha dejado profundas e imborrables huellas en la cultura,
historia y conformación actual de esos pueblos.
Muchos estudiosos cuestionan el trabajo evangélico entre los indígenas. Lo califican de
desculturalizador, influencia de pensamientos europeos, sectarizante, etc.
Pero son pocos los que han visto la importancia de la Obra evangélica y son pocos los que
se han preguntado por qué los pueblos indígenas se han identificado mejor con la fe
evangélica y no con otras religiones.
Creo que mi posición de Pastor de una de las legendarias Iglesias evangélicas del Norte de
Salta (La Misión Evangélica “Asamblea de Dios” de Embarcación que en este año cumple sus
87 años de existencia durante los cuales ha estado abocada al trabajo entre los indígenas), y a
la vez, nieto de un muy respetado pionero del Evangelio de raza wichí que ha sido uno de los
puntales de la Obra evangélica entre los nativos (el Evangelista Santos Aparicio), me da no
solo el privilegio sino la autoridad como para tratar de explicar este fenómeno, lo cual haré
mirando la historia del movimiento evangélico entre los indígenas, luego explicando las
razones del fuerte impacto de esta doctrina en su sistema de vida, para, en una segunda
parte, trazar un panorama de la fe evangélica en la actualidad con sus grandes desafíos para
la Iglesia evangélica actual.
Así que la óptica de esta obra es particular, ya que está concentrada en la zona de la cual
tengo un creciente conocimiento, y desde allí se extiende a la amplia zona de influencia de la
Iglesia que pastoreo.
Aunque las Comunidades indígenas están mayoritariamente identificados con la fe
evangélica, es la etnia wichí la que más concentra la atención por su número de personas. Por
eso se hablará específicamente de ellos.
HISTORIA DEL CONTACTO EVANGÉLICO ENTRE LOS
WICHÍS:

El principio de la Obra misionera entre los indígenas:


La evangelización a los nativos wichí se produce por intermedio de tres corrientes misioneras: la
inglesa, identificada con la Iglesia
Anglicana, y la noruega y sueca, ambas
identificadas con el movimiento evangélico
pentecostal.
La Obra Anglicana:
El Evangelio llega primero a esta zona
de mano de misioneros ingleses de la
Iglesia Anglicana, que establecen sus
bases misioneras en el norte argentino, en
el área conocida como el Chaco, que era
en ese tiempo una zona prácticamente
desconocida aún en los mapas, que
dejaban esa área prácticamente en blanco.
En 1914 se establece la primera Misión
en un lugar o paraje conocido como
Algarrobal, que luego es mejor conocido como Misión Chaqueña.
Esta Denominación cristiana ha hecho a lo largo del tiempo, muy grandes cosas a favor del pueblo wichí,
no solo desde el aspecto religioso, sino también en lo cultural y social. Entre las grandes deudas que se le
debe al trabajo anglicano, está el haber puesto la lengua wichí por escrito, y haber traducido la Biblia a dicho
idioma.
El trabajo anglicano entre los indígenas ha seguido un camino diferente a la otra obra misionera
pentecostal, del cual nos vamos a interesar más:
La Obra Pentecostal:
A principios del siglo XX, surge dentro de las iglesias evangélicas, un movimiento conocido como
“Pentecostal”, que se refleja en una muy fuerte corriente misionera y evangelizadora, que rápidamente se
esparce por el mundo, y también llega a Argentina más o menos en el 1910.
En 1916, se establece en Embarcación, un pionero pentecostal para traer la Palabra de Dios a la gente
de la zona. Este misionero de origen noruego y llamado Berger Johnsen, estableció una Obra misionera en
el naciente pueblo, desde donde salió a predicar la Palabra de Salvación a todas las regiones alrededor.
Esta obra pentecostal por muchos años fue pionera en la zona. Su radio de acción fue muy grande,
llegando incluso, hasta el sur de Bolivia. En las orillas del río Pilcomayo tuvo su momento cumbre en el año
1933, cuando se produjo el Gran Avivamiento que dio mayor ímpetu a la obra evangelizadora.
Este hermano partió con el Señor pero su trabajo no quedó abandonado porque otros misioneros de
origen noruego y sueco hicieron que la misma sea aún más grande. Algunos de estos misioneros fueron:
Ule Johnson, Gustav Flood, Per A. Pedersen, Franz Mannergez, Finn Jensen, Ranveig Edvarsen, Cyril
Pedersen y otros cuyos nombres son difíciles de rastrear.
Dios ha usado de gran manera a estos hermanos que no midieron esfuerzos por ayudar a civilizar, junto
con la predicación del Evangelio, a los pueblos indígenas. Pero a la par de ellos estuvieron los valientes
indígenas del Evangelio que dieron sus vidas por la Causa del Señor, sin cuya participación, nada se
hubiera hecho.
De tal manera fue el impacto de esta Obra pentecostal, que toda la zona norte de la provincia de Salta,
Oeste de Formosa y Noroeste del Chaco, quedaron influenciadas por ella. Y las comunidades aborígenes
de esos lugares, se fueron organizando en misiones, con un fuerte liderazgo del Pastor y el Ministerio.
Con el tiempo se vio la necesidad de adquirir extensiones de tierras para ayudar mejor a los indígenas
que se acercaban a la Obra misionera. Así, con fondos noruegos y suecos se compraron tierras en
Embarcación, donde se estableció la renombrada Misión La Loma y también en otras ciudades como
Tartagal, donde se establecieron las Misiones de El Cruce, Km. 6, etc.
Por la magnitud del trabajo, fue necesario separar los esfuerzos provenientes de las misiones noruegas y
suecas en dos organizaciones independientes pero hermanadas entre sí. De esa manera, la Obra sostenida
con fondos provenientes de Iglesias de Suecia, se ubicaron en la zona del Río Pilcomayo y se constituyó lo
que hoy conocemos como Misión Aborigen “Asamblea de Dios” con sede en Tartagal, del cual han sido
pastores reconocidos entre otros, los hermanos Bengt Jonson, David Fosberg y Nicolás Zupchuk.
Mientras, la Obra centralizada en Embarcación y sostenida con fondos provenientes de Noruega, se
encargó de la zona del Bermejo. De ésta última, nació la organización que hoy lleva el nombre de Misión
Evangélica “Asamblea de Dios”, la cual con el tiempo, sirvió para dar cobertura legal y jurídica a las Iglesias
que se establecieron en cinco provincias del Norte argentino.

La Obra de Embarcación hoy:


Hoy, la Obra de Embarcación es sede central de la Misión Evangélica “Asamblea de Dios”. A su vez,
abarca unas diez Iglesias relacionadas directamente
con ella, con unos veinte lugares de culto distribuidos
dentro de la ciudad y fuera de ella, en un campo de
acción que en algunos casos llega a más de 300 km.
fuera de Embarcación.
Hay alrededor de 3.000 miembros registrados,
de los cuales un 30 % aproximadamente, asiste a los
cultos, y cuenta con unos 60 obreros, con dos
pastores bajo la responsabilidad del Pastor y
Ministerio de Embarcación.
Todavía sigue siendo
mayoritariamente una Obra Indígena. Aunque hay
cada vez más “criollos”, más del 70% de la membresía
total está compuesta por hermanos de diferentes
etnias indígenas de la zona, siendo de ellas Los
Wichí la amplia mayoría, luego hay grupos de
Tobas y de Ava Guaraníes.
En cuanto a edificios, hay en la ciudad, seis
templos a cargo, y fuera de ella, once más. El resto
de los lugares de culto se realizan en casas de
familia y parajes.
El Cuerpo de Ministerio de la Iglesia de Embarcación está conformado por un Pastor, que a la vez es el
Pastor principal de toda la zona; y por Ancianos, Diáconos, Diaconizas y Evangelistas.
También hay distintos Departamentos y Áreas de trabajo de la Iglesia que ayudan en la administración y
extensión del Evangelio a toda la ciudad: el Departamento de Escuela Dominical, cuyo trabajo se concentra
en los niños; el Departamento de Hermanas, que se encarga de las mujeres de la congregación, el Área de
los Anexos, que cubre los cultos en los barrios y parajes; y el Área Juvenil, dirigido a los adolescentes y
jóvenes de la Iglesia.
En la ciudad y sus alrededores, se realizan un promedio de 25 a 30 cultos semanales, entre los cultos de
Hermanas, de Jóvenes, Cultos Generales en el Templo Central y Cultos en los Anexos.
En los Anexos de la zona rural, la Obra ha sido organizada con un Encargado y un grupo de Hermanos
que llamamos “Colaboradores” quienes trabajan en sujeción al Encargado Local.
En lo social, se sigue trabajando en la administración de la Misión La Loma, en una propiedad adquirida
por el esfuerzo misionero, y en la promoción social de los pueblos aborígenes de la zona. Por la escasez de
recursos, la Iglesia realiza limitadas tareas sociales, aunque acompaña en la organización interna de cada
comunidad identificada con el culto evangélico. Solamente se está haciendo énfasis en el aspecto
Educación, Salud y Asistencialismo en Ropas y mercaderías en algunos casos.
Cabe reconocer que del 70% de las personas que no asisten al culto, todos se siguen identificando con
la Iglesia de Embarcación, y hay muchos habitantes de los lugares que aunque no han tenido una
experiencia concreta de Salvación y menos se han afiliado como Miembros, sin embargo, ellos se identifican
plenamente como evangélicos. Ellos son reconocidos como Creyentes Nominales o adherentes. De este
grupo provienen mayoritariamente la gente que se acerca al Señor, y siguen nutriendo las filas de la Iglesia.
Aspectos históricos y culturales que hicieron posible la
introducción de la fe evangélica entre los indígenas.
En cuanto a los aspectos históricos que hicieron que la fe
evangélica se hiciera fuerte entre los indígenas podemos
mencionar los siguientes puntos:
1. La gran explotación, discriminación y maldad que
sufrieron los antiguos paisanos por parte del Hombre “blanco” o
“criollo” y que en muchos casos lo hicieron en nombre de la
religión católica romana.
2. La identificación que en un principio lograron los
misioneros extranjeros con los nativos, en cuanto al idioma y
costumbres y su defensa ante la explotación del “criollo”.
3. La gran ayuda social en diferentes maneras que los
misioneros canalizaron hacia las comunidades, tanto en la salud,
la educación y el asistencialismo (Pues la comunidad recibía por parte de la Iglesia ayuda básica como ser:
Alimentos, ropa, calzados, útiles escolares, chapas de zinc, medicamentos, etc.).
4. La compra de tierras para la organización de las comunidades aborígenes que eran influenciadas
por el Evangelio, ya que esto dio la oportunidad de vivir en lugares donde nadie los podría molestar como
ocurría en todas las tierras que ocuparon, que aunque vivieron en ellas por años ancestrales, sin embargo,
no podían habitarlas libremente.
5. La defensa de los derechos humanos de los aborígenes. Esto presentaba grandes dificultades en
medio de un contexto histórico donde esos derechos no fueron contemplados por muchos años, hasta que a
partir del gobierno de Perón en el año 1947, comenzaron a elaborarse y los aborígenes comenzaron a ser
tenidos en cuenta. Y fue allí donde los misioneros lucharon tesoneramente para que los paisanos sean
considerados como seres humanos. El trabajo de ellos hizo que los aborígenes sean dignificados y
respetados.
Desde el aspecto cultural, los siguientes puntos pueden ayudar a explicar el por qué la fe evangélica
logró una aceptación rápida entre los indígenas:
1. La comprensión de la cosmovisión de los nativos, que es muy distinta a la del hombre occidental y
que hace que el trato con ellos sea difícil.
2. La aceptación que el mundo espiritual existe, tanto en la cultura indígena como en la doctrina
evangélica. Los “paisanos” creen en la existencia de los espíritus malos, mientras que los evangélicos los
llaman demonios. Otro ejemplo de esto es la idea del principio del Bien y de la Vida, muy fuerte en la cultura
antigua de los indios wichí, identificado con el Dios de la Biblia, y el principio del Mal, en constante guerra
con el Bien, identificado por los cristianos como el Diablo y sus demonios.
3. La creencia en la sanidad sobrenatural producida por el Poder de Dios. Esta particularidad tiene
una importancia central en la vida del Wichí, ya que su cultura da mucha importancia a la armonía de un
cuerpo sano, con un espíritu animoso.
4. La correlación con el mundo espiritual experimentado en la vida mística del cristiano.
5. La creencia de un cielo donde se recibirá una retribución a los sufrimientos experimentados por el
cristiano en esta tierra, que da esperanza y fortaleza para soportar las explotaciones y discriminaciones a
las que has sido, y aún hoy son, sometidos los nativos.
6. La enseñanza y el trabajo pastoral social de la Iglesia brinda una posibilidad de salir de los vicios
dañinos como el alcoholismo, al que el aborigen cae cautivo de una manera muy fuerte. A la vez, esta salida
dignifica al creyente ya que le posibilita ser reconocido como un personaje dentro de su contexto social.
Sin embargo, es indudable que la principal razón por la que los indígenas abrazaron la fe cristiana
evangélica, es la Obra de Dios en medio de ellos, como dice Hebreos 2:3: testificando Dios juntamente con
ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Si
Dios no hubiera marchado adelante, nada de lo que se hizo, se habría logrado.

SITUACIÓN ACTUAL DEL CONTACTO EVANGÉLICO -


INDÍGENA.
Ya ha pasado casi noventa años desde que el Evangelio llegó por primera vez a los indígenas.
En todo el tiempo en que el aporte misionero ha sido importante, se han logrado muchas cosas.
El Evangelio ha logrado penetrar en la Cultura indígena, logrando cambiar aspectos culturales
perjudiciales para los indígenas, y logrando insertarlos en la vida civilizada.
El trabajo de los misioneros, tanto ingleses, noruegos, suecos como de otras nacionalidades ha sido muy
grande.
Tres generaciones han convivido dentro como fuera de las tierras adquiridas por dicho esfuerzo, y su
influencia ha posibilitado muchos beneficios sociales dentro de la vida de los paisanos.

Los grandes desafíos que enfrenta el Movimiento


Evangélico entre los Indígenas.
En estos tiempos muchas cosas han
cambiado de manera drásticas y hacen que el
futuro se vea sombrío. Entre otras, estas cosas
plantean nuevos desafíos para la Obra
evangélica:
El creciente secularismo de los integrantes
de las comunidades que no sufrieron las
explotaciones y marginaciones a que nos
hemos referido más atrás.
El levantamiento del apoyo misionero sin
una cobertura especial para el “tiempo
después” de los misioneros.
El avance dentro de las
comunidades, de algunos grupos políticos, religiosos y humanistas, que menosprecian el trabajo de los
misioneros y pioneros indígenas del Evangelio e incluso ponen a éstos en contra de aquellos.
La toma de la dirección de las comunidades, de una generación de indígenas que no han conocido
personalmente al Señor.
Por otra parte, el gran nominalismo de los creyentes indígenas muchas veces no hallan contención den -
tro de las Iglesias Evangélicas ya que éstas no están preparadas para compartir la fe con gente que
solamente se identifican con el culto evangélico por cultura o tradición.
El poco interés de capacitación por parte de las comunidades que han dado como resultado que no haya
líderes preparados para asumir responsabilidades tanto en la vida comunitaria, como eclesiástica.
El recambio generacional, debido al cual muchos hermanos evangélicos de sangre indígena, están
partiendo con el Señor, dejando tras ellos un vacío de liderazgo espiritual, en una cultura muy paternalista.
La problemática de educación a los niños, ya que no se les exige responsabilidad ni hay un compromiso
serio para educarlos tanto en la vida social, como en la vida espiritual.

El desafío para la Iglesia Evangélica en general


Todas estas cosas hacen que si los líderes evangélicos involucrados en el trabajo con indígenas, no
buscamos la urgente ayuda, el futuro puede ser más sombrío aún.
La Iglesia Evangélica antes tenía un papel central dentro de la vida comunitaria. Es necesario retomar
ese papel protagónico.
No es solo RECIBIR LO MATERIAL, lo que necesita el pueblo indígena, sino también que la Iglesia
ENVÍE OBREROS A AYUDAR EN SUS TIERRAS. No es sólo cobertura y contención eclesiástica lo que se
necesita, sino un plan de trabajo que abarque todas las áreas de la vida comunitaria, ya que para la mente
nativa, todas las áreas están interrelacionadas y cuando una de ellas no funciona, hace que todas las otras
no funcionen bien.
Dios ha puesto este llamado del tipo macedónico. La cuestión es cómo responderá la Iglesia a este
llamado.
NECESIDADES DE LA OBRA INDÍGENA
Cuando se habla de las necesidades de la Obra Indígena, no se desea simplificarlas en el mero
asistencialismo. Ésta fue una gran necesidad en su tiempo que fue debidamente satisfecha, pero si se
mantiene en el tiempo, será un gran perjuicio para las nuevas generaciones de aborígenes. Por eso, se
plantea a continuación una serie de necesidades globales de las comunidades indígenas evangélicas que la
Iglesia puede ayudar a paliar.
Las grandes necesidades del contacto evangélico - Indígena se pueden resumir en “Tres E”:
EVANGELIZACIÓN. Hay que reevangelizar a toda una generación de indígenas.
EDUCACIÓN. Es la gran necesidad en los distintos aspectos de la vida entre los indígenas: Educación
para la salud, para la vida, en la escuela, en la Iglesia, etc. Pero esta enseñanza tiene que venir “de Adentro
de la Comunidad”. Esto hace necesario que las personas que tomen este papel, se identifique más con la
cultura, idioma y costumbres indígenas. Que viva con los hermanos paisanos.
ENTRENAMIENTO. Abarca la capacitación en diferentes sentidos: para el liderazgo efectivo tanto en la
vida comunitaria como en la eclesiástica. Para usar mejor los recursos naturales como humanos, etc. Será
la forma de ayudar para sacar adelante la Obra indígena.
A la vez, se pueden separar las necesidades según las áreas de la vida comunitaria del indígena:

Necesidades eclesiásticas:
Evangelismo: Promover la visión por las almas
perdidas, evangelización a las nuevas
generaciones de creyentes, ya que se nota una
gran deserción en edad juvenil. Por otro lado, la
necesidad de provisión de herramientas de
evangelismo, como ser: Equipos de sonido
preparados para lugares sin energía eléctrica,
folletería y literatura, e instrumentos musicales.
Cabe destacar que la evangelización debe ser
replanteada a las circunstancias que viven los
hermanos, ya que no es la misma forma de
hacerlo que la que se practica en las ciudades.
Enseñanza: Esta es la gran necesidad. Para cubrir
esta falta, se necesitan maestros, materiales de
enseñanza, para la escuela dominical, y especialmente Biblias e Himnarios, que por sus precios, se hace
difícil adquirirlas.
Entrenamiento de líderes: La Obra en general está pasando por un tiempo de vacío de un liderazgo
seguro, sólido y maduro. Aquellos pioneros, o están muy ancianos y débiles, o ya están con el Señor, y las
nuevas generaciones de creyentes no se han percatado de la falta de Obreros. En este rubro, se nota la
falta que hace el tener una forma de Instituto Bíblico en la zona, dirigida a paliar esta necesidad. Además
programas de capacitación en los diferentes lugares, ya que es sabido que no todos pueden ingresar a un
Instituto Bíblico. Además es necesaria la formación de líderes respetando las diferencias culturales que hay
en la zona.

Necesidades edilicias:
El templo de reunión es central en la vida comunitaria. Necesitamos construir más y mejores templos, en
algunos casos, con casas pastorales y otras dependencias útiles.
Esta necesidad se ve en casi todos los lugares. Mientras que en las comunidades el Estado u otras
organizaciones benefactoras ayudan a construir hermosos salones multiuso, los templos son humildes
casas de barro con chapas de cartón.
Y por otro lado, el creciente desarrollo comunitario está despertando el interés de los mismos habitantes
de las comunidades por construir sus propios salones de culto, pero no cuentan con los recursos
económicos necesarios.

Necesidades sociales:
Bajo este apartado, notamos la gran necesidad de ayuda en los diferentes aspectos que hacen a la vida
de una sociedad marginada:
Educación: El analfabetismo es muy alto en la zona, por otro lado con la gente en edad escolar, se
necesita una forma de apoyo escolar para evitar la gran deserción y las dificultades en la Integración del
aborigen en la escuela.
Salud: Es crónica la falta de medicamentos ya que el sistema de salud del estado es deficiente en esta
área. Además, se ve necesidad de la educación para la salud.
Vivienda: Las casas son muy precarias y se necesita una ayuda en dos formas para cambiar esta
situación: ayuda económica para la construcción de más y mejores viviendas, y educación para la vida
sedentaria y en integración en la sociedad. Cuando se habla de la vivienda, no podemos obviar la necesidad
de apoyar la lucha por la propiedad de la tierra que sostienen varias comunidades aborígenes.
Asistencia social: En este punto hacemos énfasis en la asistencia en ropa, calzado y alimentos tan
necesario en este tiempo en que el sistema de asistencialismo del gobierno no llega a cubrir todas las
necesidades de las comunidades. También es necesario encontrar un sistema que garantice que las cosas
que se reciben para las comunidades indígenas, realmente lleguen a ellas.
Recordamos al respecto, que la Iglesia antes por medio de los misioneros, suplieron las necesidades
sociales de los hermanos aborígenes. Actualmente la Iglesia no cuenta con recursos suficientes para tal fin.
Creo que las Iglesias tienen estructura tanto institucional como organizativa que puede ayudar a
satisfacer estas necesidades

CONCLUSIÓN:
Como hemos visto, la ubicación particular de la Obra de Embarcación y de la zona indígena, en una
zona de pobreza estructural, hace necesario recurrir a diferentes Iglesias, Hermanos e instituciones sociales
de dentro y fuera del País, para ayudar a dar solución a los problemas diarios de nuestra gente.
Los hermanos Aborígenes todavía claman como en Lucas 17: 11- 13:

¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

Y Jesús nos quiere usar a nosotros para brindar Su Misericordia a sus hijos, los indígenas.

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