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Helenismo en José

Sociedad ateniense.

LECTURA COMPLEMENTARIA
La filosofía, tiene como una de sus características no dar nada por supuesto. Ahora
bien,
todos los seres humanos, incluidos los filósofos, habitan en el mismo mundo -un mundo
que alberga estrellas, montañas, árboles, palomas-, pero los filósofos, o cuando menos
algunos de ellos, se empeñan en preguntar si tal mundo «realmente existe» y cuál es la
causa. En caso de existir qué, o quién, nos lo garantiza. Los órganos de los sentidos no
son
siempre de fiar. Tampoco lo son los vecinos, ni las autoridades más respetables. Así
bien,
ni la sociedad ni los sentidos nos sacan de apuros.
Se ha apelado en ocasiones a Dios como garantía de toda existencia. Se alegará que
Dios
es un caso excepcional en virtud de que su existencia es necesaria. Pero el alegato es
debatible, y como todo lo que no cabe demostrar sin lugar a dudas, no se puede dar
por
supuesto lo que presupone. Los filósofos no suelen amedrentarse ante estas
dificultades,
por lo cual también se preguntan por la existencia de dicho Ser.
Una posible enseñanza a lo dicho es la siguiente: no hay que dar nada por supuesto.
Mientras tenía lugar la pregunta acerca de si había realmente estrellas, montañas,
árboles
o palomas, se estaba pensando en ellos, cuando se sostiene a Dios también se piensa
en
Él. Esas dudosas «entidades» pueden no existir realmente, tal vez, pero existen como
pensamientos. En consecuencia, parece que nos topamos con algo fiable: el pensar,
que
es lo más original e inherente de la filosofía.
(Ferrater Mora, José. Fundamentos de filosofía. Alianza Editorialy mirando
hacia la construcción del futuro.

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