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Se estimaba que, en promedio una molécula de agua está unida por 3,5 puentes
de hidrógeno. Sin embargo, estudios recientes parecen apuntar a que el número
medio de puentes de hidrógeno es algo menor; un 80% de las moléculas estarían
unidas por sólo dos puentes de hidrógeno fuertes, mientras que el 20% restante
estarían unidas hasta por 4 puentes de hidrógeno fuertes en disposición
tetraédrica. Hay que hacer notar que el aumento de la densidad del hielo al
fundirse se debe a que los enlaces de hidrógeno tienden a separar ligeramente
a las moléculas de agua respecto a su distancia de Van der Waals. En otras
palabras, las moléculas de agua están más separadas, en promedio, cuando
están unidas por cuatro puentes de hidrógeno que cuando el número de puentes
de hidrógeno por molécula es menor. En cualquier caso las moléculas de agua
están fuertemente unidas entre sí: la energía máxima de un puente de hidrógeno
agua-agua es de unos 23,3 kJ/mol; además, hay que tener en cuenta las
interacciones de Van der Waals entre moléculas próximas, que pueden suponer hasta
unos 5 kJ/mol adicionales. Por consiguiente es necesario suministrar mucha
energía para hacer que las moléculas de agua se separen. Por esto el agua
presenta las temperaturas de fusión y de ebullición, así como el calor específico,
más elevado de todas las moléculas similares.
http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1589
Qué es el cortisol
Para ponernos en situación científica, cuando una persona se encuentra altamente estresada,
el hipocampo (es un perceptor de peligro) le da la orden al hipotálamo para liberar una hormona
relacionada con el estrés (corticoliberina) para trabajar junto con la glándula pituitaria de
manera que libere otra hormona de estrés (corticotropina), que a su vez, segrega cortisol.
El cortisol de por si no es una hormona mala. Tiene unas funciones muy necesarias para el ser
humano. Controla el metabolismo, afecta a la sensibilidad a la insulina, tu sistema inmunológico
y el flujo sanguíneo. Es muy eficaz para la supervivencia, cuando se combina con las otras
hormonas de estrés liberadas (las catecolaminas): mejora de tu percepción, la función cognitiva,
energiza los músculos y asiste en la curación de heridas.
Pero, debido a que inhibe ciertas funciones corporales no-orientadas a la supervivencia (como en
la piel, los riñones, órganos reproductivos, la digestión, el crecimiento del hueso, la captación
muscular de aminoácidos, la síntesis de proteínas y la formación de colágeno), cuando tu cuerpo
soporta un exceso de cortisol durante demasiado tiempo, se empieza a descomponer
fisiológicamente hablando. Al ser una hormona anti-diurética, su exceso conlleva a una importante
retención de líquidos y por otro lado favorece el catabolismo (destrucción muscular). Como
efecto colateral, tu tasa metabólica se reducirá por la pérdida de masa muscular.
a. Estimulación de la gluconeogénesis:
El efecto metabólico más conocido del cortisol y otros glucocorticoides sobre el metabolismo es su
capacidad para estimular la gluconeogénesis (síntesis de glucosa a partir de proteínas y algunas
otras sustancias) en el hígado; con frecuencia incrementa la velocidad de la gluconeogénesis hasta
seis veces. Esto se debe a que todas las enzimas que se requieren para convertir aminoácidos en
glucosa se incrementan en las células hepáticas; como resultado de la activación de la
transcripción de DNA en el núcleo de las células hepáticas causada por los glucocorticoides.
Además el cortisol moviliza aminoácidos de los tejidos extrahepáticos, principalmente de músculo.
Como consecuencia se dispone de más aminoácidos en el plasma para entrar en el proceso de la
gluconeogénesis hepática y por tanto promover la síntesis de glucosa.
Uno de los principales efectos del cortisol sobre los sistemas metabólicos del cuerpo es la
disminución de las reservas de proteína en casi todas las células, excepto las hepáticas. Este
descenso se debe tanto a la reducción de la síntesis de proteínas como al aumento del
catabolismo de las ya presentes en la célula. Ambos efectos tal vez resulten de la disminución
del transporte de aminoácidos al interior de los tejidos extrahepáticos, pero es probable que ésta
no sea la única causa puesto que el cortisol también deprime la síntesis de RNA en muchos
tejidos fuera del hígado, sobre todo músculo y tejido linfoide.
El cortisol moviliza ácidos grasos del tejido adiposo casi de la misma manera en que promueve la
movilización de aminoácidos del músculo. Esto a su vez incrementa la concentración de ácidos
grasos libres en plasma, lo que también eleva su consumo como energéticos. Asimismo, el cortisol
aumenta moderadamente la oxidación de ácidos grasos en la célula quizá como resultado
secundario de la menor disponibilidad de productos glucolíticos para el metabolismo.