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Pubescencia
En las niñas se produce antes que en los niños. Empieza con el agrandamiento del esqueleto,
desarrollo de los pechos, vello pubiano, aparece la menstruación y el vello axilar.
En los niños se produce agrandamiento del esqueleto, vello pubiano, cambio de voz, aumento
del tamaño de los genitales, eyaculación, vello axilar, facial y pectoral
Pubertad
Alude a los cambios físicos y orgánicos que se producen entre los 12 y 14 años. Es la llegada
de la madurez sexual, se considera como el comienzo de la vida adulta.
Tanto pubescencia como pubertad, vienen del latín que significa “cubrirse de pelos”, aludiendo
a la zona púbica alrededor de los genitales.
Adolescencia
Comienza más o menos a los 14 años y termina antes o poco después de los 25 años. Es uno
de los momentos fundamentales del sujeto. Desde una parte fenomenológica, son los cambios
observados que surgen, tanto físicos (cambios hormonales, crecimiento del vello, ensanchamiento
de las caderas, presencia de espermatozoides de en semen, etc.), como psíquicos (formación de
grupos, ensimismamiento, aumento de la fantasía, rebeldía, separaciones, conductas tipo acting,
sentimiento de inferioridad, búsqueda de identidad, idealismo, ascetismo, conductas
ambivalentes).
Finalmente, podemos decir que la adolescencia es la adaptación psíquica que debe realizar el
sujeto a los cambios físicos, teniendo en cuenta la época y el lugar.
Se cree que la maduración se inicia por la interacción de los genes, la salud individual y el
ambiente. La glándula pituitaria envía un mensaje a las gónadas o glándulas sexuales de una
persona joven, así los ovarios de la niña aumentan y los testículos del niño anuncian la producción
de andrógenos especialmente testosterona. Las hormonas estimulan la maduración sexual.
Una maduración temprana o tardía tiene efectos en los jóvenes. Los varones que tienen una
maduración temprana son más equilibrados, relajados y con buen estado de ánimo, más cautelosos
y ligados a reglas y rutinas. Los que maduran más tarde se sienten más desadaptados. Las mujeres
que maduran más temprano son menos sociables, expresivas, equilibradas y más introvertidas.
Nutrición
Una niña necesita promedio 2200 calorías diarias, y un niño 2800. Los adolescentes deben
evitar comer grandes cantidades de golosinas, la deficiencia de minerales más comunes son el
calcio, hierro y zinc. El calcio es más importante ya que su carencia puede llevar a osteoporosis
en las mujeres. La anemia se evita con una fuente constante de hierro. Una pequeña deficiencia
de zinc puede demorar la maduración sexual.
Desordenes en la comida
Algunas chicas comienzan una dura batalla por el peso cuando entran en la adolescencia. Hoy
existen dos problemas muy comunes: la anorexia nerviosa y la bulimia.
Lo que predomina es el abuso de drogas en los adolescentes, muchos de los cuales comienzan
a tomarlas principalmente para satisfacer la curiosidad o a causa de la presión de su grupo de
pares. Sus efectos son dañinos en la adolescencia y los jóvenes que empezaron a consumir en la
adolescencia lo continúan haciendo en la vida adulta. Trae efectos como dificultad al respirar y
síntomas psicosomáticos.
1.Alcohol: muchos adolescentes empiezan a beber porque parece ser algo propio del
crecimiento y siguen haciéndolo por las mismas razones que los adultos lo hacen.
2.Marihuana: empiezan por las mismas razones que empezaron con el alcohol, son
curiosos y solo quieren lanzarse a la vida adulta y simboliza también una ruptura con los
valores de los padres lo que significa un desafío a sus normas. Trae problemas al corazón,
pulmones, contribuye a accidentes y afectan la memoria y el aprendizaje.
3.Tabaco: Hoy más chicas que chicos adolescentes fuman. Los niños que llegan a ser
fumadores generalmente lo hacen por primera vez entre los 10 y los 12 años y son
dependientes de la nicotina hacia los 15 años. Los adolescentes que fuman tienden a
madurar más tarde.
La muerte en la adolescencia
Según Piaget, el estudio se caracteriza por la habilidad de los adolescentes a abstraer. La gente
en el estadio de las operaciones formales puede comprometerse en el razonamiento y pensar en
términos de posibilidades, afrontar problemas con flexibilidad y probar hipótesis. Sin embargo
algunos jóvenes se hallan en el estadio pre convencional y otros en el post convencional. Aunque
el adolescente no es egocéntrico en el sentido de un niño, el joven muestra tendencias
egocéntricas. Esto incluye encontrar fallas en la figura de autoridad, ser argumentadores,
autoconscientes, centrados en sí mismos, indecisos y aparentemente hipócritas.
Se caracteriza por la habilidad para pensar más allá de la realidad concreta. Se rige por
el pensamiento reflexivo, supone un nivel de abstracción. Se utiliza el pensamiento
hipotético-deductivo, que implica que puede trabajar con hipótesis anticipatorias de la
realidad y que a partir de la articulación de variables logra una conclusión.
Noción de identidad
La identidad es la respuesta a las preguntas quién soy, qué soy, de dónde vengo, hacia dónde
voy. Pero el concepto también apunta a qué quiero ser. Es un sentimiento de mismidad sobre todo
aquello que me permite responderme.
Efecto Pigmalión: la expectativa tiene más poder sobre la identidad que el pasado, si el deseo
es grande el obstáculo se vuelve pequeño. Pero para que la profecía se cumpla se necesita de una
autoestima alta.
Pérdida de la identidad: si no se resuelve bien la crisis de identidad se puede aceptar una creada
por los padres, amigos, o la autoridad. La falsa identidad pone en contradicción actos,
pensamientos y emociones, elimina la pasión y rebaja la autoestima.
Crear la identidad: para afirmar la identidad y crearla la educación debe sacar de adentro el
potencial que traemos al nacer, el cerebro viene en blanco y hay que completarlo con el saber y
la experiencia construyendo su realidad con las limitaciones de su sistema perceptivo.
Solipsismo: es la creencia que solo existe uno y lo que experimenta es parte de su mente.
Confiamos demasiado en la percepción y nos equivocamos. La primera noción de identidad es
temporal, descubrimos que pese a los años somos los mismos, iguales pero distintos a los demás.
Logro de identidad: construir la identidad consume energías hasta que al final se convierten
en un logro. Caer en la falsa identidad es fácil: asumir como propios planes ajenos, eludir el
compromiso, cambiar constantemente.
Cultura e identidad. Mentalidad de empleado: se puede esperar poco de una sociedad donde
priva la conveniencia sobre la autorrealización. La cultura crea identidades: soy contador, obrero,
abogado. Esta acentúa el proyecto y cuando el mismo concluye sobreviene la desorientación.
Hay trampas comunes como la dispersión o la falta de foco: que nos hacen sucumbir ante la
sobrecarga de estímulos e información que intentan atrapar nuestra atención con ofertas que nos
desvían el rumbo o nos convencen de atender falsos problemas.
Falta de dirección: que es no saber qué hacer. La dirección se logra inventando futuros,
observando los pequeños placeres aparentemente desviados pero que pueden ser las semillas de
cambios futuros.
Los nuevos disvalores: el pensamiento light, relativismo, doble discurso, violencia, no creer
en la justicia ni en la política, no más solidaridad, fundamentalismo del consumo, búsqueda de la
satisfacción inmediata, vivir el momento y a la moda, falta de oportunidades laborales. La cultura
se transformó en industria.
La sociedad del consumo: los jóvenes no tienen modelos, ante su ausencia se estimula la
ilusión de una juventud como valor que choca ante la auto-evidencia de los hechos y aumenta la
sensación de frustración e inseguridad. La sociedad de consumo marca diferencias y jerarquías,
la gente debe integrarse al consumo para ser parte de la sociedad y no estar aislado.
La nueva identidad: la situación actual requiere que reinventemos nuestra identidad
reconstruyendo nuestras relaciones, pensando y haciendo para que los demás compartan este
cambio.
La identidad en la adolescencia
Cambios físicos
Explora su universo relacional y potencialidad sexual, es común que las primeras relaciones
amorosas se emprendan con torpeza y cierto histrionismo. Más que enamorarse de una persona
se enamoran del amor y sienten la necesidad de integrarse a un grupo de amigos tanto como de
retraerse en la intimidad de sus cuartos. En medio de estos vaivenes, entre la clarificación de los
afectos y el duelo por dejar atrás la protección materna, se aprende a madurar.
Mientras más trabas ponga la familia o la sociedad para permitir la expansión de las conductas
adolescentes de manera autoritaria y sin ofrecer límites flexibles, más aberrantes serán las formas
de rebeldía. La necesidad de experimentar, de probar las fronteras de lo corporal y lo emocional
son propias de la maduración sana de todo adolescente.
Búsqueda de identidad
La alternancia de los estados de ánimo es propia del adolescente. Anna Freud observó que una
de las cualidades de la adolescencia es la debilidad de carácter que sufre con las presiones
madurativas del inconsciente. Parece como si los adolescentes estuvieran en duelo permanente
habiendo perdido su gran amor y necesitados de ayuda, buscando a alguien más que los consuele.
Los cambios físicos se agregan a este sentimiento de inadecuación.
Elaboró una Teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó "Teoría psicosocial". En
ella describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (crisis o conflictos en el desarrollo
de la vida, a las cuales han de enfrentarse las personas):
Confianza Básica vs. Desconfianza. (Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 18
meses). Es análoga a la etapa oral, es una etapa incorporativa donde se da el primer contacto con
el medio. Es la sensación física de confianza. El bebé recibe el calor del cuerpo de la madre y sus
cuidados amorosos. Se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras relaciones con otras
personas importantes; es receptivo a los estímulos ambientales es por ello sensible y vulnerable,
a las experiencias de frustración son las experiencias más tempranas que proveen aceptación,
seguridad, y satisfacción emocional y están en la base de nuestra desarrollo de individualidad.
Autonomía vs. Vergüenza y Duda (desde los 18 meses hasta los 3 años aproximadamente).
Análoga a la etapa oral. Esta etapa está ligada al desarrollo muscular y de control de las
eliminaciones del cuerpo, por medio de las cuales logra autonomía. Este desarrollo es lento y
progresivo y no siempre es consistente y estable por ello el bebé pasa por momentos de vergüenza
y duda. El bebé inicia a controlar una creciente sensación de afirmación de la propia voluntad de
un yo naciente, se afirma muchas veces oponiéndose a los demás. El niño empieza a experimentar
su propia voluntad autónoma experimentando fuerzas impulsivas que se establecen en diversas
formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la terquedad, las
actitudes de los padres y su propio sentimiento de autonomía son fundamentales en el desarrollo
de la autonomía del niño. Este establece su primera emancipación de la madre de forma tal que
en posteriores etapas repetirá esta emancipación de muchas maneras.
Iniciativa vs. Culpa (desde los 3 hasta los 5 años aproximadamente). Análoga a la etapa fálica.
La tercera etapa de la Iniciativa se da en la edad del juego, el niño desarrolla actividad,
imaginación y es más enérgico y locuaz, aprende a moverse más libre y violentamente, su
conocimiento del lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente; lo
que le permite expandir su imaginación. Todo esto le permite adquirir un sentimiento de iniciativa
que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito. Se da una crisis que se
resuelve con un incremento de su sensación de ser él mismo. Es más activo y está provisto de un
cierto excedente de energía, es posible ocuparse de qué es lo que se puede hacer con la acción;
descubre lo que puede hacer junto con lo que es capaz de hacer.
Laboriosidad vs. Inferioridad (desde los 5 hasta los 13 años aproximadamente). Análoga al
periodo de latencia. Es la etapa en la que el niño comienza su instrucción preescolar y escolar, el
niño está ansioso por hacer cosas junto con otros, de compartir tareas, de hacer cosas o de
planearlas, y ya no obliga a los demás niños ni provoca su restricción. Posee una manera infantil
de dominar la experiencia social experimentando, planificando, compartiendo. Llega a sentirse
insatisfecho y descontento con la sensación de no ser capaz de hacer cosas y de hacerlas bien y
aún perfectas (por compararse con los demás); el sentimiento de inferioridad, le hacen sentirse
inferior psicológicamente, ya sea por su situación económica- social, por su condición "racial" o
debido a una deficiente estimulación escolar, pues es precisamente la institución escolar la que
debe velar por el establecimiento del sentimiento de laboriosidad. Se produce una captación de
los roles sociales.
Búsqueda de Identidad vs. Difusión de Identidad (desde los 13 hasta los 21 años
aproximadamente). Se experimenta búsqueda de identidad y una crisis de identidad, que reavivará
los conflictos en cada una de las etapas anteriores; los padres de los adolescentes se verán
enfrentando situaciones nuevas que serán un nuevo reto para su misión orientadora. Son
características de identidad del adolescente:
La Perspectiva Temporal, orientación en el tiempo y en el espacio
La Seguridad en Sí Mismo
La Experimentación con el Rol, énfasis en la acción
El Aprendizaje interés por el contacto con el medio ambiente y una estrategia del
aprendizaje vital.
Polarización Sexual: Adecuado grado de desarrollo del propio interés sexual.
Liderazgo y Adhesión: Adecuada integración al grupo de "pares".
El Compromiso Ideológico, orientación valorativa y participación en el ambiente.
Intimidad frente a aislamiento (desde los 21 hasta los 40 años aproximadamente). Es la
búsqueda de sí mismos para lograr intimidad. La intimidad supone estar cerda de otros ya que se
sabe quién uno es, sin miedo a perderse y sin probarse a sí mismo. A esta dificultad se añade que
nuestra sociedad tampoco ha hecho mucho por los adultos jóvenes la tendencia maladaptativa que
Erikson llama promiscuidad, se refiere particularmente a volverse demasiado abierto, muy
fácilmente, sin apenas esfuerzo y sin ninguna profundidad o respeto por tu intimidad. Esta
tendencia se puede dar tanto con tu amante, como con tus amigos, compañeros y vecinos.
Generatividad frente a estancamiento (desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente). El
hombre maduro precisa lo que necesita. Periodo dedicado a la crianza de los niños la tarea
fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y la creatividad es una
extensión del amor hacia el futuro. Tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente
generación y todas las demás futuras: teniendo y criando los hijos, la enseñanza, la escritura, la
inventiva, las ciencias y las artes, el activismo social complementan la tarea de productividad.
Esta es la etapa de la “crisis de la mediana edad” se pregunta “¿Qué estoy haciendo aquí?”.
Integridad frente a desesperación (desde aproximadamente los 60 años hasta la muerte). Esta
última etapa, la delicada adultez tardía o madurez la tarea primordial aquí es lograr una integridad
con un mínimo de desesperanza Primero ocurre un distanciamiento social, desde un sentimiento
de inutilidad existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya no responde
como antes, junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la muerte. Los
amigos mueren; los familiares también parece que todos debemos sentirnos desesperanzados;
como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar con el pasado. La
integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y por tanto, llegar a los términos del
final de tu vida. La tendencia mal adaptativa es llamada presunción. Cuando la persona “presume”
de una integridad yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud.
La identidad es según esto una afirmación, "un sentirse vivo y activo, ser uno mismo, la tensión
activa y confiada y vigorizante de sostener lo que me es propio; es una afirmación que manifiesta
una unidad de identidad personal y cultural". Estos dos niveles, el de identidad personal y el de la
identidad cultural, interactúan durante el desarrollo y se integran para lograr una unidad cuando
se logra culminar exitosamente este desarrollo.
Psicoanálisis de la adolescencia. (Peter Blos)
Biografía
Peter Blos nace en Alemania en 1904 y fallece a los 73 años en 1997 en Estados Unidos.
Cuando era niño se hizo amigo de Erik Erikson. En 1920 conoció a Anna Freud, quien le pidió
ayuda para crear una escuela para niños bajo análisis.
Para escapar del nacismo viaja de Viena a los Estados Unidos en 1934 y se instala en Nueva
Orleans. Allí es contratado como profesor en una escuela privada, después viaja a New York
donde continúa su entrenamiento analítico.
De 1972 a 1977 fue profesor de un curso sobre adolescencia tardía. Continuo con su práctica
clínica y dio clases en el Centro Psicoanalítico de Columbia, ya como fundador de la Asociación
Psicoanalítica Infantil.
Al retirarse de la vida profesional se dedica a escribir poesía y ficción, tocar el violín y hacer
carpintería.
Período de latencia
Es una etapa previa a la adolescencia, se desarrollan los mecanismos del yo, la sexualidad está
latente debido al control del yo sobre la vida pulsional. Se da la sublimación.
Proporciona al niño los instrumentos que le preparan para enfrentarse al incremento de los
impulsos en la pubertad. El niño púber está listo para distribuir el influjo de energía en todos los
niveles del funcionamiento de la personalidad. Lo que en verdad cambia durante el período de
latencia es el incremento del control del yo y el superyó sobre la vida instintiva. Surge una
variedad de actividades del yo, sublimatorias, adaptativas y defensivas por naturaleza. Las
relaciones de objeto se abandonan y son sustituidas por identificaciones. Las necesidades sexuales
se fusionan con otras más complejas o están mantenidas en suspenso por defensas entre las cuales
son típicas en este período las obsesivo-compulsivas.
La dependencia de los padres para los sentimientos de valía es reemplazada por un sentido de
autovaloración derivado de los logros y el control que ganan aprobación social. Con el superyó el
niño es capaz de mantener el balance narcisista en una forma más independiente. Las funciones
del yo adquieren mayor resistencia a la regresión y la percepción, aprendizaje, memoria y
pensamiento se consolidan, así tiene actitudes que están motivadas por la lógica y hacia los
valores y reduce en forma decisiva el empleo del cuerpo como instrumento de expresión. Separa
su pensamiento racional y su fantasía con lo cual también separa su conducta pública y la privada.
El hecho de que el muchacho abandone la fase edípica en forma más definitiva que la
muchacha hace que la primera parte de su período de latencia sea tormentoso. La niña entra a este
período con menos conflicto. Cierto grado de identificación bisexual ocurre en la mayoría de las
niñas durante alguna época de la latencia, la niña entra en una situación más conflictiva durante
los últimos años de su latencia, cuando sus impulsos instintivos aparecen y su superyó es
inadecuado para hacer frente a la primera pubertad.
La inteligencia debe desarrollarse por una franca diferenciación entre el proceso
primario y secundario del pensamiento y a través del empleo del juicio y la lógica.
Las funciones del yo deben haber adquirido una mayor resistencia a la regresión y
desintegración.
El yo debe ser capaz de defender su integridad con menos ayuda del mundo externo.
Estos logros deben dar paso al aumento puberal en la energía instintiva.
Preadolescencia
Los miedos, fobias, tics nerviosos puede aparecer como síntomas transitorios. Hay descargas
tensionales en esta etapa: dolores de cabeza y estómago, comerse las uñas, tartamudeo, taparse la
boca, jugar con el cabello, estar tocando cosas constantemente.
Los muchachos son hostiles con las muchachas y las atacan, tratan de evitarlas, cuando están
en su presencia se vuelven presumidos y burlones. En realidad tratan de negar su angustia en lugar
de establecer una relación con ellas. La angustia de castración reaparece y conduce al muchacho
a llevarse exclusivamente con los compañeros del mismo sexo. En la niña esta fase ésta
caracterizada por una actividad intensa en donde la actuación y el portarse como marimacha
alcanza su clímax. En esta negación de la feminidad puede verse el conflicto no resuelto en la
niñez sobre la envidia del pene que es el conflicto central de la joven preadolescente.
El desarrollo psicológico en esta etapa es diferente entre los dos sexos. El muchacho toma una
ruta hacia la orientación genital a través de la catexis de sus impulsos pregenitales, por el contrario
la muchacha se dirige en forma más directa hacia el sexo opuesto. El resurgimiento de la pre-
genitalidad marca la terminación de la latencia para el hombre. En esta época este muestra un
aumento difuso de la motilidad, voracidad, actitudes sádicas y anales y juegos fálicos
exhibicionistas.
El conflicto preadolescente típico del muchacho es el miedo y envidia por la mujer. Su
tendencia a identificarse con la madre fálica le alivia la angustia de castración en relación con
ella, normalmente se construye una organización defensiva en contra de esta tendencia. En esencia
tiene que resolver una identificación bisexual. En esta fase el muchacho tiene que renunciar
nuevamente y ahora definitivamente a sus deseos de tener un niño (pasividad) y completar la tarea
del período edípico. Los obstáculos que tiene que resolver son sentimientos de coraje, envidia,
rivalidad, y sobre todo la impotencia y la destrucción agresiva que acompaña.
En la fase homosexual del preadolescente masculino, un cambio hacia el mismo sexo es una
conducta defensiva, en la segunda fase homosexual un objeto narcisista se elige así mismo. La
diferencia en la conducta de esta etapa entre los sexos está dada por la represión masiva de la
genitalidad que la muchacha hubo de establecer antes de poder pasar a la fase edípica. Cuando la
muchacha se separa de su madre, debido a una decepción narcisista de sí misma como mujer
castrada, reprime también sus impulsos instintivos que estaban íntimamente relacionados con el
cuidado materno y los cuidados corporales, fundamentalmente la amplitud de la genitalidad.
La mujer lucha con relaciones de objeto de una forma más intensa durante la adolescencia, la
separación prolongada y dolorosa de la madre constituye la tarea principal de este período.
El estado mental y físico que se asocia con la adolescencia (temprana y propiamente dicha)
tiene cualidades muy diferentes a la fase preadolescente. La diferencia se muestra en una vida
emocional mucho más rica, en una orientación dirigida a crecer, en un intento invencible para
autodefinirse en respuesta a la pregunta quién soy. La pregenitalidad pierde cada vez más el papel
de una función satisfactoria siendo relegada a una actividad de iniciación mental y física, y da
lugar a un nuevo componente instintivo: la anticipación del placer. Este cambio en la
organización de impulsos da a la genitalidad un lugar de primer orden.
Lo que unifica a las dos fases, adolescencia temprana y propiamente dicha, es el separarse del
objeto y la búsqueda de otro, el cambio definitivo hacia una separación de la familia y la
organización jerárquica de los impulsos y funciones del yo.
No es sino hasta la terminación del desarrollo durante la pubertad que la polaridad del sexo
coincide con lo masculino y lo femenino. En lo masculino se concentra la actividad y posesión
del pene y lo femenino lleva como objeto la pasividad. La polaridad de los impulsos de actividad
y pasividad se ejercita en relación con el yo, con el objeto y con el mundo externo.
Adolescencia temprana
La elección de objeto pasa a primer plano. Descatectiza la libido de los objetos parentales,
quedando libido flotante que se dirige a objetos extrafamiliares no incestuosos. Hay un
empobrecimiento del superyó, el yo media entre los impulsos y el medio. Aparece la importancia
de los amigos, en varones por una idealización de ellos mediante el yo ideal; las mujeres
experimentan el “flechazo” por una posición bisexual.
Los muchachos y las muchachas buscan en forma más intensa objetos libidinales
extrafamiliares. La característica distintiva de la adolescencia temprana radica en la falta de
catexis en los objetos de amor incestuoso y como consecuencia una libido que flota libremente
(busca objetos nuevos) y que clama por acomodarse. El superyó disminuye su eficiencia, esto
deja al yo sin la dirección simple y presionante de la consciencia. El yo ahora depende de sus
propios esfuerzos para mediar entre los impulsos y el mundo externos, los cuales son torpes e
ineficaces.
En esta edad los valores, reglas, y leyes morales han adquirido una independencia apreciable
de la autoridad parental. A pesar de esto el autocontrol amenaza con romperse y en algunos
extremos surge la delincuencia. Normalmente este tipo de actuación puede detenerse recurriendo
a la fantasía, al autoerotismo, a las alteraciones en el yo como una vuelta al narcisismo. El retiro
de la catexis de objeto y la ampliación entre el yo y el superyó dan como resultado un
empobrecimiento del yo. El adolescente joven se dirige hacia el amigo que adquiere una gran
importancia, la elección de objeto en la adolescencia temprana sigue el modelo narcisista. El
muchacho hace amistades que exigen una idealización del amigo, algunas características del cual
son admiradas y amadas porque constituyen algo que el sujeto mismo quisiera tener y en la
amistad él se apodera de ellos.
Esta etapa de expansión en la vida amorosa del individuo conduce a la formación del yo ideal.
El yo ideal como formación psíquica dentro del yo no solo remueve al superyó de la posición tan
segura que había tenido sino que también absorbe la libido narcisista y homosexual.
El yo ideal que representa al amigo puede ceder bajo el deseo sexual y llevar a un estado de
homosexualidad con voyerismo, exhibicionismo y masturbación mutua. Los sentimientos
eróticos que muchas veces acompañan a las amistades constituyen una explicación parcial de la
ruptura repentina de estas relaciones.
Una forma típica de idealización entre las muchachas es el flechazo. Esta idealización y unión
erotizada se extiende tanto a hombres como a mujeres. Los objetos escogidos tienen cierta
similitud o son totalmente diferentes de los padres. El objeto del flechazo es amado en forma
pasiva con el deseo de obtener atención o afecto o también el sentirse invadido por toda clase de
afectos eróticos y sexualizados. Las cualidades masoquistas pasivas del flechazo son un estadio
intermedio entre la posición fálica de la preadolescencia y la progresión hacia la feminidad. Es el
estadio intermedio bisexual. La presencia de una tendencia bisexual intensa un poco antes de los
conflictos de la adolescencia, esta menos reprimida en las muchachas que en los muchachos. La
muchacha esta conscientemente preocupada por la idea de si es un hombre o es una mujer.
Las jóvenes experimentan una sensación de vaguedad en relación al tiempo y al espacio, esta
vaguedad hacia la realidad y la percepción yoica es un aspecto concomitante de la ambigüedad
sexual.
La posición bisexual de la muchacha en esta etapa, está relacionada con el problema del
narcisismo. El pene ilusorio se mantiene como una realidad psíquica para protegerla en contra de
la vaciedad narcisista, ser ideal a los muchachos es todavía una cuestión de vida o muerte.
El retiro de la catexis hacia los padres o la representación de los objetos en el yo, produce una
disminución de la energía catéctica en el ser. En el muchacho este cambio lleva a una elección
narcisista de objeto basada en el yo ideal. En la muchacha hay una perseverancia en la posición
bisexual con una sobrevaloración del componente fálico. La formación de la identidad sexual es
el logro final de la diferenciación del impulso adolescente en esta fase.
La vida de fantasía y creatividad están en su esplendor por lo que también lo están las
expresiones artísticas e ideaciones, frecuentemente las fantasías privadas son preparaciones para
iniciar transacciones interpersonales.
Debido a que la niña está más preparada para la heterosexualidad su diario íntimo tiene la
función de prevenir una actuación heterosexual prematura a través de la experimentación y la
actuación de un papel en la fantasía. El diario así permite actuar un rol sin envolver la acción en
la realidad, esta primero al servicio del proceso de identificación y finalmente proporciona un
mayor conocimiento de la vida interna.
Anna Freud describió el rol que juega la identificación en la vida amorosa del adolescente: es
usada para preservar el dominio sobre las relaciones objetales en el tiempo del retiro del
narcisismo. Estas fijaciones de amor no son en absoluto relaciones de objeto en el sentido que
damos a los adultos, son identificaciones sumamente primitivas. Los enamoramientos y amistades
devotas y apasionadas pueden ser entendidos como un fenómeno de restitución, provienen de una
regresión libidinal total al narcisismo por medio de la asimilación del objeto. Es esta relación de
como si, el adolescente enriquece su yo empobrecido (por el alejamiento de los padres actuales y
del superyó), este componente se podría llamar adaptativo. Todas estas relaciones ocasionan una
sobreevaluación del amigo para gratificar necesidades narcisistas.
La fase de la adolescencia propiamente dicha tiene dos temas dominantes: el revivir del
complejo de Edipo y la desconexión de los primeros objetos de amor. Hay dos amplios estados
afectivos en esta fase: duelo, y estar enamorado. El adolescente sufre una pérdida verdadera con
la renunciación de sus padres edípicos y experimenta un vacío interno. La elaboración del proceso
del duelo es esencial para el logro gradual de la liberación del objeto perdido, requiere tiempo y
repetición
En la joven dos predicciones favorecen la elección del objeto homosexual: una es la envidia
del pene que se compensa con el desdén por el macho en donde la joven actúa como un hombre,
otra es una fijación temprana con la madre.
El desarrollo emocional debe tender en dirección a relaciones de objeto estables con ambos
sexos, fuera de la familia y hacia la formación de una identidad sexual irreversible.
Es imprescindible el alejamiento decisivo del padre edípico antes de que pueda hacerse la
elección de un objeto no incestuoso. Durante las etapas previas a este alejamiento hay rasgos de
venganza y rencor que son destinados a herir al padre, que no pueden satisfacer por más tiempo
las necesidades del niño. Esta relación edípica se hace presente en la actitud crítica del adolescente
hacia uno de sus padres.
Existen dos fuentes de peligro interno durante la adolescencia: una es el empobrecimiento del
yo que lleva a los estados anormales del yo respecto al mantenimiento del contacto con la realidad
y continuidad en los sentimientos del yo. La otra fuente es la ansiedad instintiva despertada
durante el movimiento progresivo de la libido hacia la heterosexualidad. Para evitar el peligro el
yo toma medidas defensivas cuya elección está de acuerdo con el surgimiento progresivo del
carácter.
Los mecanismos de defensa de la adolescencia fueron descritos por Anna Freud. El ascetismo
y la intelectualización. El ascetismo prohíbe la expresión del instinto y fácilmente cae en
tendencias masoquistas. La tendencia de la intelectualización es la de vincular los procesos
instintivos con los contenidos ideacionales y así hacerlos accesibles a la conciencia y sujetos a
control. En cierto modo anuncian el surgimiento del carácter y de los intereses especiales.
El impulso parece perder su peligro al ser desviado en una ejecución competitiva y uniforme,
que favorece al narcisismo debido al fluir inhibido de libido objetal. La formación del grupo es
regulada por el hecho de que la mayor fuente de seguridad está en el código compartido de lo que
constituye una conducta adecuada y en la dependencia de mutuo reconocimiento de igualdad. Es
el uniformismo. Es un fenómeno de grupo que protege al individuo dentro del mismo en contra
de la ansiedad proveniente de cualquier lado. El joven o la joven que no encaja dentro del
uniformismo son generalmente considerados como una amenaza y como tal es evitado,
ridiculizado, desterrado o tolerado compasivamente. Varios mecanismos de defensa son
reconocidos en el uniformismo tales como la identificación, la negación y el aislamiento. Esta
carrera hacia el comportamiento precoz estandarizado hace cortocircuito con la diferenciación e
individualidad y prepara así el terreno para los problemas de identidad.
La alta introspección o la intimidad psicológica hacia los procesos internos permiten una
mayor creatividad artística por sentimientos que promueven la sensibilidad y la percepción. Las
producciones artísticas de los adolescentes son con frecuencia autobiográficas. Es un esfuerzo
por completar tareas urgentes de transformaciones internas.
La adolescencia llega a su fin cuando la pregunta de quién soy se reduce y surge una claridad
de propósitos autoevidente y un conocimiento mucho más grande del ser.
Adolescencia tardía
Se da una fijación de roles, solidificación del carácter, establecimiento del modo actual de
reacción, logro de la identidad con la respuesta al ¿quién soy?, aportando una relativa madurez.
Se da la identidad sexual alcanzando una posición irreversible. Hay una fase de consolidación que
implica cierta estabilidad emocional.
La adolescencia tardía es un tiempo de crisis que prueba la capacidad integrativa del sujeto y
resulta en fracasos de adaptación, deformaciones yoicas, maniobras defensivas y psicopatología
severa. Erikson las llama crisis de identidad a partir de las cuales se establece la identidad.
Dentro del problema de consolidación del carácter en esta etapa debemos incluir el del trauma
como parte del proceso total. El aspecto positivo del trauma intenta llegar a un acuerdo con sus
residuos nocivos a través de la reactivación constante en el medio ambiente para el eventual
dominio o integración al yo del trauma. La dirección que tome este proceso es controlada en gran
parte por las influencias del yo ideal y del superyó y es influida por el medio ambiente. Los
conflictos infantiles no son eliminados sino que se restituyen y se tornan yo sintónicos, cualquier
intento de dominio del yo sintónico de un trauma residual incrementa la autoestimación. La
estabilización de la autoestimación es uno de los mayores logros de la edad adulta.
La tarea de aceptación de la realidad nunca es completada, ningún ser humano está libre del
esfuerzo de relacionar la realidad interna y externa y un aligeramiento de ese esfuerzo es provisto
por un área intermedia de experiencia que no es definida como las artes y la religión.
Durante la adolescencia tardía la identidad sexual toma su forma final, de los 18 a los 20 años
parece ser que la selección sexual evidente se efectúa. Durante la adolescencia tardía la
predisposición a tipos específicos de relaciones amorosas se consolida.
Se realiza una función sintética del yo: es una aceptación final y el establecimiento de las tres
antítesis en la vida mental llamadas: sujeto-objeto, activo-pasivo, placer-dolor. Una posición
estable entre ellas se manifiesta subjetivamente a sí misma como un sentido de identidad. La
fijación de roles y la necesidad específica de gratificación de estos roles en la relación del sujeto
con el ambiente es una realización esencial de los procesos mentales adaptativos.
Postadolescencia
Hay desarrollo del desempeño, adaptación social y cese de la rebeldía. Corresponde a la fase
de la intimidad que desarrolla Erikson. La organización yoica integra el rol social y concibe al
matrimonia, la maternidad y paternidad.
En el reino del impulso sexual, la experimentación es evidente en las relaciones con objetos
de amor potencial que representan todas las posibles combinaciones de amor degradado e
idealizado, sensual y tierno. Entonces en la adolescencia tardía se da una delimitación de las tareas
de vida y en la postadolescencia se busca la realización de estos fines en términos de relaciones
permanentes, roles, etc.
El dominio de la lógica se hace formal, alejándose cada vez más del apoyo en los materiales
concretos: el raciocinio comienza a funcionar de modo hipotético deductivo debido a nuevas
abstracciones reflectoras. El adolescente es un individuo que construye sistemas y teorías. El
adolescente antes de operar sobre la realidad hará hipótesis, teorías combinando las posibles
variables o causas que produce el efecto que observa. Esto implica el dominio de las
transformaciones lógicas: conservar idéntica una causa variando otras, negar la causa, invertirla
recíproca o correlativamente.
Teorizar implica inventar hipotéticamente la causa posible de los fenómenos o conclusiones,
sin contradecirse. El conjunto de las transformaciones reversibles indican el posible pasaje de una
causa a otra sin contradicción.
Hacia los 15 años domina en forma sistemática combinada las transformaciones lógicas de la
identidad, negación, reciprocidad y correlatividad. Comprende los fenómenos reales a través de
relaciones o formas lógicas. No se rige por lo que ve en primera instancia, sino por la razón, por
las relaciones lógicas de modo que lo real es un caso especial de lo posible. Lo real comprueba lo
posible. Ahora es posible pensar científicamente: primero en forma hipotético deductiva y luego
verificando lo posible con lo empírico. El pensamiento formal se inicia con una síntesis teórica
con coherencia lógica y luego se vuelve a lo real sensible para su falsación o verificación empírica.
Es hasta los 12 aproximadamente cuando el niño emplea una lógica concreta que se caracteriza
por actuar directamente sobre los objetos para reunirlos en clases de diversos órdenes o para
establecer relaciones entre ellos. El adolescente en cambio domina otro nivel superior de
abstracción y realiza hipotéticamente las operaciones, buscando correlatividades y reciprocidades
entre efectos y causas. En el intento de solucionar problemas debe estructurar en un sistema de
equilibrio lógico diferentes variables: por ejemplo puede pensar casos en los que no se da la
reciprocidad. Sin realizar ya la experiencia concreta puede disociar mentalmente los elementos
del fenómeno y aplicarle una combinatoria lógico formal encontrando nuevos matices,
posibilidades, correlaciones, exclusiones, equivalencias, implicaciones al problema y su solución.
El razonamiento ya no se refiere solo a lo real sino a lo real en función de lo posible.
La interrogación y la invención apelan a la imaginación, a la intuición pero sobre todo a la
reflexión: entendida como una reconstrucción equilibradora más general de las operaciones
anteriores, integradas en nuevos principios que generan nuevos sistemas.
Lógico formal, que supone proceder demostrando por vía deductiva que los efectos
se incluyen sin contradicción en las causas.
En una de las formas superior de egocentrismo el adolescente busca adaptar el medio a las
ideas de su yo, piensa al medio en función de su actividad posible, considerada como reformadora
de la sociedad.
Hacia los 12-15 años el pensamiento del adolescente se libera del presente y de lo inmediato,
se hace más apto para el pensamiento histórico e hipotético o interpretativo. El sistema hipotético
de las ideas, al no estar equilibrado con la acomodación de la experiencia a lo real, se vuelve
utópico. Por ello el joven atribuye al pensamiento un poder y valor ilimitados, haciendo de la idea
ya una acción modificadora de la realidad, lo que es aun expresión de egocentrismo. Posee una
creencia en la reflexión todopoderosa, como si el mundo tuviera que someterse a sus sistemas y
no a la inversa.