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clero surgié de la guerra civil de 1869-1872 entre los conservadores 0 azules (que recibieron apoyo de una seccién del clero, especialmente en Valencia) y el Partido Li- beral. Guzman Blanco pidié al arzobispo Silvestre Guevara y Lira de Caracas, por medio del ministro del Interior, un 7e Deum para celebrar la victoria liberal, pero cuando el arzobispo lo negé con el pretexto de que el fratricidio no deberia ser causa de celebracién, Guzman exilié del pais al obispo de Mérida. Durante un breve perio- do, el caudillo nacional trat6 de establecer en Venezucla una Iglesia catdlica indepen- diente, en que el arzobispo seria elegido por el Congreso federal. Al mismo tiempo, Guzman Blanco ordens la separacién de la Iglesia y el Estado, y en 1873 estableci6 Ja legalidad y el predominio del matrimonio civil, con la intencién de atraer inmi- grantes al pais. Prohibis la posesin de tierras no cultivadas por parte de la Iglesia (1872) e hizo voluntarias las contribuciones a ésta, disolviendo ademés las 6rdenes religiosas (1874). Los liberales guatemaltecos, durante los regimenes de Miguel Garcfa Granados (1871-1873) y Justo Rufino Barrios (1873-1885), seguian también una politica que tenia por objetivo la reduccién de la influencia de la Iglesia. Entre 1873 y 1876, Ba- rrios expuls6 al arzobispo, a los obispos y a los jesuitas, confiscé las propiedades de las érdenes religiosas, prohibié que los clérigos llevaran sus vestimentas en puiblico y que realizaran procesiones religiosas por las calles, y establecié la libertad de cultos. En 1875 se sccularizé las escuclas publicas (las pocas que existian) y la Iglesia y el Estado fueron separados. Sin embargo, la Iglesia continuaba ejerciendo una influen- cia profunda en el pafs. En Honduras, la nueva Constitucién de 1880 separé la Igle- sia del Estado, y el régimen liberal prohibié los diezmos y emprendié la tarea de la expropiacién de la propiedad eclesistica. IV. LOS GOBIERNOS CARACTERISTICOS 1, EL PoRFIRISMO MEXICANO Acerca del fenémeno del porfirismo hay que plantear dos cuestiones fundamen- tales: épor qué no Ilegé a constituirse el liberalismo en el tinico partido gobernante después de la derrota del Segundo Imperio en 18672, y épor qué no podia el libera- lismo impedir la transicién a una dictadura a partir de 1884? En el periodo 1875-1885 asistimos a la desintegracién del liberalismo mexicano como movimiento ¢€ ideologia coherentes. Casi una década después del derrumbamiento del conserva- durismo en 1867, las frégiles alianzas que habian constituido el liberalismo se disgre- garon debido a tensiones entre el ejecutivo y la legislatura, entre el gobierno central y los estados de la federacién, entre civiles y militares, caciques y constitucionalistas, entre moderados y radicales, y entre las personalidades en lucha por la supremacia politica. Benito Juarez represents entre 1867 y 1872 el liberalismo civilista, modera- do y centralista; Sebastian Lerdo de Tejada representé entre 1872 y 1876 el liberalis- mo tecnécrata y anticlerical; y el general Porfirio Diaz representé en 1871-1872 y 1875-1877 a los radicales excluidos del poder a partir de 1863, y a los militares frus- trados y ambiciosos. El sistema personalista de Diaz, que por un lado impidié el resurgimiento del viejo Partido Conservador y el clericalismo asociado a él, por otro lado acabé con el 368 liberalismo constitucionalista como fuerza politica en el pais. Aunque la tradicién juarista todavia sobrevivia en México, lo hacfa mas que nada como una forma de nostalgia, Por estas razones la politica de México durante la época de Diaz contrasta- ba con la de Colombia, caracterizada por la lucha encarnizada entre los dos partidos, Liberal y Conservador, formados a mediados del siglo. En México, la politica se convertia en una red de contactos personales con el presidente, que tenia todas las riendas en sus manos. En Colombia, los dos partidos se comportaban como dos bandas armadas, y consistian en alianzas multiclasistas controladas por miembros respetables de la élite. Aunque dispuestos a lanzarse a guerras civiles agotadoras, los partidos colombianos lograban hasta cierto punto incorporar a verdaderas pirdmides sociales en sus filas, fenémeno que quizés impedia los conflictos sociales de tipo ho- rizontal o clasista. Por contraste, el régimen de Diaz alincaba progresivamente no solamente a sus antiguos partidarios entre los liberales radicales, sino también a cual- quier apoyo popular que inicialmente hubiera tenido. Hacia la primera década del si- glo xx se asemejaba a un grupo de politicos ricos y poderosos, aislados de la mayoria de la poblacién, y aliados con los inversionistas extranjeros. La alienacién politica en el México de la época habia llegado a tal punto que algunos intelectuales, como Francisco I, Madero, sofiaban con resucitar el constitucionalismo juarista, y otros, como los hermanos Flores Magsn, el liberalismo radical. No estaria lejos de la verdad el argumentar que la falta de partidos politicos con- tribuyé a una situacién revolucionaria en el México de la primera década del si- glo xx. El personalismo de Dfaz aseguré que cuando cayera la dictadura no triunfara el constitucionalismo liberal, sino, por el contrario, el caudillismo y caciquismo t cos del siglo xix a todos los niveles: central, regional y local. Este fenémeno de- muestra hasta qué punto el régimen habia minado la tradicién liberal y revela su to- tal falta de institucionalizacién. Por eso, detras de la fachada de progreso, el régimen porfirista oculté una inestabilidad fundamental, y esto a pesar de toda la propaganda de Ia época que defendia lo contrario, y que justificaba el sistema de Dfaz como un elemento imprescindible para el crecimiento econémico. Relaciones personales susti- tufan a las instituciones creadas a mediados del siglo durante la Reforma, y el control del Estado dependia de la voluntad del supremo caudillo de la nacién. A lo largo del régimen, la discrepancia entre el estilo personal de gobernar y el propésito de mo- dernizar el pais iria ensanchandose. Durante la época de Diaz la economia fue avan- zando, mientras que la manera de hacer politica siguid retrasiindose. El régimen de Diaz estuvo lleno de paradojas: Diaz fue militar de carrera, pero debilité al ejército; tomé el poder en 1876 empunando la bandera de «sufragio efec- tivo: no reeleccién», pero establecié una dictadura y se sucedis a si mismo siete ve- ces entre 1884 y 1910; se alid con los radicales en 1876, pero rchabilito a los conser- vadores, imperialistas y clericales a partir de 1884; expuls6 a los lerdistas tecnécratas en 1876, pero estaba cooperando intimamente con ellos diez afios después; apoyé la modernizacion de la infraestructura, pero debilits las instituciones representativas creadas por el liberalismo; finalmente, estaba recibiendo apoyo del norte del pais, donde precisamente crecia el movimiento que lo iba a derrocar en 1911. La «paz porfiriana» tampoco significaba que la verdadera paz existiese en el terri- torio nacional: grupos lerdistas se rebelaron en el norte del pais en 1877, estallaron otras rebeliones en Jalapa y Tlapacoyan en 1878, en Tepozotlin, con repercusiones en Puebla y Veracruz, en 1879, el levantamiento en Tamazunchale y la Huasteca de 369 Porfirio Diaz San Luis Potosi en 1879-1881 para ocupar tierras reclamadas de haciendas, otras re- beliones en Sinaloa en 1880, en Zacatecas en 1886, y en la frontera nortefia en 1890, y en Chihuahua se sublevaron los pueblos de Toméchic y Temoséchic en 1892 y 1893 respectivamente, y en los mismos afios también se rebelaron Papantla en Veracruz y varios pueblos del estado de México, sin olvidar la larga duracién de las guerras yaqui en Sonora durante el periodo comprendido entre 1887 y la Revolu- cion que comenz6 en 1910-1911. En 1876, Diaz derrocé a Sebastidn Lerdo al grito de wsufragio efectivo: no ree- lecci6n». Su apoyo a los principios de la Constitucién de 1857 lo hizo popular entre los liberales puros opuestos a los tecnécratas en torno a Lerdo, Tras el triunfo de la rebelidn de Tuxtepec que lo establecié en el poder, Diaz incluyé en su primer gabi- nete (1877-1880) a miembros destacados del liberalismo puro, como el ateo Ignacio Ramirez, secretario de Justicia y Negocios Eclesidsticos, y el general Pedro Ogaz6n, secretario de Guerra, que habia sido el gobernador «rojo» del estado de Jalisco (1857-1861). Otros tres ministros como, por ejemplo, Matias Romero, secretario de Hacienda, fueron antiguos graduados del Instituto de Ciencias y Artes en Oaxaca, donde Judrez y Diaz habjan estudiado. Sin embargo, la composicién de este gabinete fue muy engafiosa, porque no significaba que Diaz se hubiera comprometido con 0s grupos. Al contrario, revelaba su falta de apoyo entre las dos facciones princi- pales del liberalismo, los antiguos juaristas y los lerdistas. Por eso, Diaz, desde su primera administracion, foment6 una politica de atraccién de todos los grupos fluyentes, incluidos aquellos que habfan sido derrotados en 1867 con la caida del Se- 370

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