DIARIO DE UNA BELLA EN SU PRIMER VIAJE EL VAMPIRO LITERARIO
(Nahui Olin) (René Fabila) Las 12 de la noche. La luna estaba oculta tras nubes espesas y entonces la oscuridad aterraba. El vampiro abandonó su féretro LUNES: Todas mis amigas vinieron a despedirme, que en busca de víctimas que le proporcionaran alimento. Se puso excitación. su capa negra y avanzó hacia la biblioteca del gran castillo MARTES: Ya estamos en altamar, me estoy divirtiendo mucho. amurallado. Sus pies apenas tocaban el suelo, casi flotaba. He hablado con el capitán; qué apuesto y galante es. Mostrando lo colmillos marfilinos y agudos parecía sonreír. Era un espectáculo macabro que pocos hubieran resistido. Sus ojos MIÉRCOLES: El capitán trata de enamorarme y yo, por supuesto, rojizos brillaban en la noche y lo conducían hacia sus objetivos. no lo permití. JUEVES: El capitán es un hombre determinado, me asegura que, Ya en la biblioteca, el monstruo infernal prendió la pequeña si no lo dejo besarme, echará a pique el buque. Qué horror, Dios lámpara del escritorio y sin mayores trámites tomó libros de mío, ¿qué debo hacer? cervantes, shakespeare, poe, joyce, kafka, proust, faulner, hemingway… y se dispuso a beberles la sangre para escribir su VIERNES: He salvado la vida a la tripulación y a quinientos novela. pasajeros que estuvieron a punto de morir. DESPISTADA LA GUERRA DE LOS INSECTOS (Mónica Lavín) (Cuento zapoteco) Tardaban en abrir la puerta. Verificó que el número del Un día corrió la voz en el bosque, de que iba a estallar la guerra departamento fuera el correcto. Tantas veces había estado entre burros, lobos, pumas, jabalíes y tejones contra avispas, frente a una casa equivocada o acudido a una cita el día después abejas, abejorros y demás insectos con aguijones; todos los que más le valía confirmar. animales se prepararon para esta lucha. Los toros afilaron bien sus cuernos, los burros cómo dar sus patadas, los pumas Sonrió acordándose de los tropiezos de su mente. De niña ensayaban saltos. Los jabalíes y lobos amacizaban sus colmillos, olvidaba los suéteres en la banca del colegio, de jovencita las mientras los changos amontonaban frutas para usarlas como gafas, los nombres de los maestros y los cumpleaños de los proyectiles. novios. El despiste había crecido con la edad. Un día regresó a Por otro lado los insectos hacían lo mismo, preparaban sus casa en autobús, su marido sorprendido por la tardanza le aguijones; en los dos bandos había preocupación por quién iba preguntó por el auto: lo había dejado estacionado frente al a ganar, porque era necesario utilizar cuanta maña había; los trabajo. Repetidas veces trató de subirse a un coche ajeno y cuadrúpedos se sentían ya victoriosos al saber de sus fuerzas. forcejeó con la cerradura hasta que el dueño la sorprendió. Desde luego también los insectos hacían planes para derrotar al Nadie abría la puerta. Se asomó por las ventanas. poderoso enemigo. Cuando llegó el día señalado, todos estaban preparados, el jefe de los cuadrúpedos era el puma; por el otro Las persianas cerradas sólo enseñaban la capa de polvo sobre el lado el líder de los insectos era una abeja, por su inteligencia. Al esmalte. iniciar la lucha los insectos pusieron en práctica su plan, Se hizo de noche. Las campanadas de la iglesia a los lejos la comenzaron por picar la parte donde empieza el rabo del puma, aclararon. Había olvidado su propia muerte. éste al sentir el dolor optó por huir con la cola entre las patas, iguales suertes corrieron los demás animales. De esta manera fue como los insectos pequeños y débiles ganaron gracias a su inteligencia. EL REY Y SU HIJA Cuando amanezca, no quiero ver ni una sola tortilla. Se las (Cuento Náhuatl) tiene que comer todas. Un rey tenía una hija que quería casarse, pero ella no sabía Lo encerraron, pues, con los dos mil cuatrocientas tortillas. A con quién. la medianoche el joven agarró la flauta de carrizo y la tocó. Inmediatamente se acercaron mil ratas. Estos animales se El rey llamó a todos los jóvenes del pueblo para que ella comieron todas las tortillas. escogiera al que más le gustara. El rey quedó muy contento, y le dijo: Luego, vinieron muchos jóvenes, pero ella no sabía con quién casarse. —Usted se casará con mi hija. El rey dijo: Y así fue como sucedió que la hija de un rey se casó con un joven pobre. —Mi hija se casará con el que haga un milagro. —¡Bien! —dijeron todos ellos. Primero pasó un joven pobre y el rey le dijo: —Soltaré cien conejos y usted verá cómo le hace para juntarlos todos. El joven tenía una flauta de carrizo y la tocó. Inmediatamente se acercaron todos los conejos. Esto sucedió en el monte. Entonces el joven llamó al rey, para que viera que estaban los cien conejos juntos. Pero el rey no quedó contento, y le dijo: —Si es usted tan valiente, lo vamos a encerrar en una casa de paredes fuertes con dos mil cuatrocientas tortillas adentro.
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