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- Canónicos: textos admitidos en el canon de la Iglesia Cristiana, la cual considera que son textos inspirados por Dios
- Sinópticos: evangelios canónicos que comparten afinidad y semejanza en el orden de narración y en los
contenidos.
- Testimonio de fe en Jesús - Testimonio de fe Jesús. - Testimonio de fe en Jesús. - Muestra la complejidad del
Características principales
Primer evangelio escrito. - Ha abierto la lista de los libros - Investigación histórica cristianismo de la 2º
- Fuente principal de s. Mateo y del NT y ha ocupado un lugar amplia. generación.
s. Lucas. preminente en la catequesis, - Finalidad de presentar la - Finalidad es suscitar la fe y
- Explicación teológica muy la liturgia y la espiritualidad de historia de Jesús a los fortalecer la esperanza de las
elaborada. la iglesia creyentes para que confirmen comunidades que surgieron en
- Menos utilizado en la liturgia - Escrito en griego, aunque el su fe, y a los paganos para que torno al discípulo amado, cuya
de la Iglesia y en la predicación. autor utilizo textos anteriores se conviertan. evolución, caminó en paralelo
- 2 motivos para la redacción: escritos en hebreo o arameo. - Obra dividida en dos partes: con otras iglesias
o La desaparición progresiva - Ordenado con cuidado para o Evangelio : viaje de Jesús a - Es más elaborado, preciso,
de los testigos oculares de facilitar la comprensión y el Jerusalén coherente que el de los
la vida de Jesús aprendizaje de los mismos o Libro de los Hechos de los sinópticos.
o El inicio de la persecución Apóstoles: camino inverso - Unidades literarias muy
contra los cristianos. desde Jerusalén hasta los complejas.
confines de la Tierra. - Redactado en griego
- Juan Marcos. - Anónimo. - Lucas - Varios autores. Juan autor
- Discípulo de san Pedro - Cristiano procedente del - Cristiano no judío principal
- Cristiano Judaísmo, afincado en Se pueden descubrir
Palestina donde S. Pedro tuvo algunas incoherencias o
un papel importante repeticiones.
Autor
o judaísmo ortodoxo - se oponen al judaísmo fariseo - Se siente heredera de las o Grupos cristianos más o
o paganismo grecorromano ortodoxo promesas de Israel. menos heterodoxos
- Necesitan algunos criterios - resolver algunos problemas
firmes y claros basados en la compartidos por la 2º
enseñanza de Jesús. generación cristiana.
- Adapta el lenguaje a la
comunidad a la escribe
- El A. T. - El evangelio según s. Marcos - Evangelio según s. Marcos. - No ofrece un relato histórico al
- Fuente de dichos y hechos de - Fuente de dichos y hechos de uso.
- Relatos biográficos Jesús Jesús. - Interés claro en ofrecer datos
helenísticos. - Noticias propias - Noticias propias. geográficos, cronológicos y
Fuentes
Todos los textos antiguos, fuesen cuales fueran sus intenciones, dieron por hecho la existencia
de Jesús. Al mencionar los autores cristianos, cabe referir, al menos, los siguientes.
- El testimonio de los evangelios canónicos de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, que conservan
la mayor cantidad de información histórica sobre Jesús. En ellos se puede identificar, con
exigentes métodos científicos, la verdadera historia de Jesús de Nazaret.
- Existen otras tradiciones bíblicas, sobre todo los Hechos de los Apóstoles y las cartas de
san Pablo donde se conservan algunos dichos de Jesús y numerosas noticias sobre su vida
y ministerio.
- Los evangelios apócrifos son textos cristianos primitivos que no se insertaron en el canon
de la Sagrada Escritura y se distinguen 3:
o Los evangelios de origen popular. Entre ellos, están el Evangelio de la infancia de
Tomás y el Protoevangelio de Santiago. Son textos imaginativos y algo fantasiosos que
tratan de llenar un espacio poco conocido de la vida de Jesús y de María.
o Los evangelios apócrifos judeocristianos. Entre ellos, el Evangelio de los Hebreos y
el Evangelio de los Nazarenos, donde se hace una interpretación de Jesús desde los
argumentos teológicos del Antiguo Testamento. Hacen una consideración ambigua
sobre la verdadera naturaleza de Jesús.
o Los evangelios gnósticos. Entre ellos, están el Evangelio de Tomás y el Evangelio de
Felipe, los cuales necesitaron algunos textos para la confirmación de sus argumentos
teológicos.
o Los textos ágrafos, textos breves localizados en las obras de los Padres de la Iglesia
primitiva o en algunas composiciones litúrgicas de las primeras comunidades cristianas
que apenas aportan datos relevantes para la reconstrucción de la historia de Jesús.
Entre los autores cristianos primitivos están los Padres de la Iglesia, cuya proximidad a los
acontecimientos les permite recoger algunos datos muy significativos. Vemos tres:
- San Clemente Romano, tercer sucesor de san Pedro en Roma. Conoció a san Pablo y
fue el 3er sucesor de San Pedro, de los cuales recibió noticias precisas sobre la vida de
Jesús.
- San Ignacio de Antioquía, discípulo del apóstol san Juan y segundo obispo de Antioquía,
escribió algunas cartas donde afirma la existencia y la resurrección de Dios.
- San Justino de Neápolis, filósofo palestino, que ofreció algunos datos que confirman la
verdad sobre a historia de Jesús.
3. LA EXPECTACION DE ISRAEL
Llegó un momento en el que el pueblo de Israel dejó de esperar al Señor. Sin embargo, algunos
israelitas esperaban con fidelidad la llegada del Mesías. Entre ellos están María y a su esposo José,
a Isabel y a su esposo Zacarías, padres de Juan el Bautista, Simeón y la profetisa Ana. A Simeón
y la profetisa Ana se les había revelado que conocerían al Señor antes de morir.
Así pues, la salvación había comenzado, abriendo sus límites más allá de Israel para alcanzar a
todas las naciones. Sin embargo, el resto de judíos no comprendieron dicho acontecimiento debido
a la realidad política y social de Jerusalén, que se explica de la siguiente forma.
La autoridad política de Palestina estaba formada por:
- El rey
- El gobernador romano
- El sanedrín: consejo de sabios formado por 71 miembros israelitas:
o Ancianos, la mayoría aristócratas israelitas.
o Sacerdotes, fundamentalmente saduceos
o Escribas (maestros de la Ley), normalmente fariseos.
4. LA INTERPRETACION CRONOLOGICA.
El hecho de que haya 4 perspectivas sobre la vida de Jesús aporta una riqueza a la
interpretación sobre Él y nos ayuda a fijar establecer algunas fechas y lugares concretos sobre
el nacimiento, la vida pública de Jesús, la pasión y la muerte de Jesús.
- El nacimiento de Jesús: Jesús nació en Belén de Judá, al sur de Jerusalén, en tiempos del
rey Herodes, entre el 4 y el 6 a. C. Jesús fue conocido como el Galileo o el Nazareno pues
su familia huyó a Nazaret, en la región de Galilea, por miedo a que Arquelao, Hijo de
Herodes, hiciera daño a Jesús. Como dato astronómico, cabe añadir que la célebre estrella
de los magos pudo coincidir con un cometa que recogen los registros astrales chinos, que
se vio en marzo del 5 a. C. y en abril del 4 a.C. En el año 7 también se produjo la conjunción
de los planetas Júpiter y Saturno, que provocó un nuevo acontecimiento planetario.
- El inicio de la vida pública. Según los evangelistas, Jesús inició su vida pública después
del bautismo de Juan en el Jordán, alrededor del año 28 de la era cristiana, con unos 32
años
- La muerte de Jesús. Jesús murió el viernes, 7 de abril del año 30 d.C, el día de la
preparación de la Pascua y, por tanto, el día en el que se sacrifican los corderos.
5. LA INFANCIA DE JESUS
La concepción virginal de Jesús es presentada por Mateo como la promesa hecha a David de
mantener un descendiente en su trono. Mateo anuncia que “una virgen quedará embarazada y
dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios con nosotros”. Esto expresa
tres datos teológicos:
- Jesús es verdaderamente Hijo de Dios. Ha sido concebido sin intervención de varón por
obra del Espíritu Santo.
- - Jesús es verdaderamente Hijo del hombre. Ha recibido la plena humanidad de las entrañas
virginales de María, su madre.
- - Jesús es el liberador de Israel.
Lucas explica la conversación entre el ángel y María, quien acepta concebir a Jesús por obra
del Espíritu Santo. El nacimiento de Jesús tiene lugar en Belén en tiempos del rey Herodes.
Según San Mateo, la familia de Jesús huye a Egipto por miedo a que Arquelao hiciera daño a
Jesús.
El evangelista san Lucas completa pocos datos sobre la infancia de Jesús. En concreto, se
refiere al episodio del Niño perdido en el Templo cuando tenía doce años. Su madre, después
de pasar tres días buscándole por todo Jerusalén, le recriminó delante de los doctores de la
Ley por qué había desaparecido. Tras estos acontecimientos, Jesús regresa a Nazaret con sus
padres y a medida que crece, aumenta su sabiduría y el favor del que gozaba ante Dios y la
gente.
Como consecuencia de esto último se desarrolla la vida cristiana, que supone creer en Cristo,
lo que conlleva:
- acoger la Palabra de Dios
- adecuar la vida moral a la nueva existencia de la redención
- celebrar la fe y vivir en comunidad.
La vida cristiana podría resumirse en cinco grandes rasgos que definen la existencia como
una forma concreta de relación con Dios:
1. La proclamación de Jesucristo como verdadero Hijo de Dios y verdadero hombre.
2. La recepción de su palabra como revelación definitiva de la voluntad del Padre.
3. El acomodo de la vida a la nueva existencia de la redención. Jesús es el criterio moral de
toda nuestra vida.
4. La celebración de la fe y la participación sacramental de la vida de Dios, sobre todo en la
eucaristía, que contiene a Cristo.
5. La vida en comunidad. La fe no se recibe ni se vive en soledad, sino en comunidad
espiritual y visible.
TEMA 3. EL MENSAJE DEL HIJO DE DIOS.
Durante su actividad, Jesús se fue revelando como el verdadero enviado por el Padre para
cumplir el proyecto de salvación de todos los hombres. Jesús mantuvo en secreto durante años
su verdadera naturaleza, ya que antes quería revelar en profundidad el misterio del reino de
Dios y explicar la verdad de su condición salvífica.
Jesús fue maestro de Israel. En su ministerio público, se le llamó rabbí. Además, mantuvo
algunas características fundamentales de todos los maestros de su tiempo:
- Convocó a un grupo de discípulos
- Mantiene discusiones sobre la Ley
- Interviene en debates teológicos
- Habla con autoridad, además como un rasgo propio de Jesús
Después, Jesús fue considerado como profeta. Los escribas acudían a la enseñanza de la
Escritura y a las tradiciones de sus antepasados. Pero Jesús va más allá, remitiendo a una
autoridad que nace de sí mismo y esto se explica de la siguiente forma:
- Dios prometió a Moisés enviar un profeta muy particular, un segundo Moisés.
- El pueblo de Israel esperaba al profeta.
- Jesús aceptó que le consideraran profeta e interpretó su muerte como la de un profeta.
- La misión de este profeta era la transmisión de la palabra de Dios y la interpretación de los
acontecimientos como manifestación de la voluntad del Padre y la restauración de Israel.
La Ley, que es interpretada por Israel como la presencia misma de Dios en medio de su
pueblo y determina su la vida, adquiere verdadero significado con Jesús. Jesús se presenta
ante la Ley con verdadera libertad, en particular ante tres de los principales argumentos de la
relación del hombre con Dios:
- El sábado. Jesús llegó a una doble conclusión: sentenció que Dios hizo el sábado por
causa del ser humano, y no al ser humano por causa del sábado; añadió que el Hijo del
hombre es Señor también del sábado, dando una clara afirmación de su conciencia como
Hijo de Dios, legislador y juez.
- Respecto al ayuno, en cierto momento en el que tanto los discípulos de Juan como los
fariseos ayunaban, le preguntaron a Jesús si sus discípulos no ayunaban a lo que
respondió, en referencia a un banquete del reino de los cielos, que cuando falte el novio,
ayunarán.
- Respecto a las tradiciones, sobre todo alimenticias, también es muy crítico, porque
considera que muchas se han impuesto incluso contra la voluntad de Dios.
Jesús manifiesta libertad frente a la Ley, va más allá y reivindica una autoridad sobre la Ley
que le sitúa como al mismo Dios:
- Jesús tiene la conciencia de que toda la Ley se refiere a Él. Él se pone por encima de la
Ley.
- La Ley fue escrita como remedio ante la debilidad del hombre.
- El pecado, como ruptura de la relación con Dios y con el pueblo, se presenta como
negación de la obra de Dios. Jesús reclama una autoridad capaz de perdonar, como el
mismo Dios perdona al que se arrepiente.
Las parábolas del reino, que explican su contenido con un lenguaje sencillo; las
bienaventuranzas, como un nuevo orden causado por el reino; y los milagros, como signo y
manifestación de que el reino ya está aquí.
1
De escatología, conjunto de creencias y doctrinas referentes a la vida de ultratumba.
5. LOS MILAGROS, SIGNOS DEL REINO
La predicación de Jesús sobre el reino de Dios fue ratificada, en muchas ocasiones, con
signos o milagros que manifiestan su divinidad y hacen presente la salvación que se
anuncia.
Los milagros son acciones de Dios en la creación más allá de las capacidades naturales de la
propia obra creada. Puede establecerse, al menos, la siguiente tipología.
- Dominio sobre las fuerzas de la naturaleza. Entre ellos, la conversión del agua en vino
en las bodas de Caná, las pesca milagrosas, andar sobre el agua…
- Curación de enfermos. La suegra de Pedro, el leproso, el paralítico de Cafarnaúm los
diferentes ciegos, el sordomudo y el joven perturbado.
- Exorcismos o expulsión de demonios. Entre ellos, el de Cafarnaúm, Gerasa y el
endemoniado mudo.
- Resurrección de muertos. Como el hijo único de la viuda de Naím, la hija de Jairo de
Cafarnaúm y Lázaro de Betania.
Se podría enunciar una definición de milagro como las actuaciones sobrenaturales de Dios,
que ostensiblemente realizan y manifiestan la salvación.
- Son actuaciones sobrenaturales, es decir, van más allá de las capacidades de la propia
naturaleza creada, a la que elevan a una nueva dimensión.
- Son obra de Dios para que surja el bien donde se ha apoderado el mal del mundo. Además,
los milagros, por su relación con Dios, provocan la fe o, en algunos casos, la exigen y, como
consecuencia, la fortalecen.
- Son actuaciones ostensibles, que se pueden percibir a través de los sentidos naturales y
analizar según las ciencias de la naturaleza.
- Realizan y manifiestan la salvación, es decir, Jesús, al realizar milagros, manifiesta su
poder contra el pecado y contra la muerte.
En definitiva, los milagros son signos del reino de Dios, son la manifestación de que ha
llegado la hora de la salvación. En su estrecha unión con Dios, en el nombre de Jesús, también
algunos hombres y mujeres de nuestra historia han recibido la capacidad de hacer milagros
para el bien de la humanidad.
6. LAS PARÁBOLAS DEL REINO
En el anuncio del evangelio, Jesús utiliza las parábolas, las comparaciones, las similitudes,
para explicar cómo es el reino. Es un lenguaje propio, muy característico, que aparece sobre
todo en los evangelios sinópticos. El cuarto evangelio habla, sobre todo, de ejemplos o de un
lenguaje figurado que presenta, fundamentalmente, cuatro características propias.
- Las parábolas son independientes del contexto literario en el que han sido pronunciadas.
Utilizan los elementos retóricos para trasladar un mensaje, pero no quedan atrapadas en
él.
- Las parábolas representan una realidad sobrenatural que remiten a un mundo real y
muestran y ocultan a la vez, pero nunca lo sustituyen.
- Las parábolas no sustituyen la verdad, pero sí que la ejemplifican mediante el recurso
a la imagen.
- Las parábolas relacionan la imagen con la verdad. No son alegorías, ni metáforas, sino
que son textos conectivos de dos espacios interpretativos complejos que permiten la
comparación entre la imagen y la realidad: el lenguaje humano, con sus recursos e
imágenes, y el reino.
Hay múltiples parábolas en los textos evangélicos aunque no hay un acuerdo respecto al
número. La clasificación de las parábolas presenta menos dificultades. Tradicionalmente
han sido divididas en dos categorías:
- Las parábolas didácticas o formativas, tratan de mostrar cómo es el reino, aunque
también intercalan algunas enseñanzas morales. Entre ellas, se sitúan todas las incluidas
en el sermón del monte, como las del sembrador, la cizaña y el trigo, la mostaza y la
levadura. También algunas parábolas que remiten a Jesús con sus discípulos o con los
fariseos, las de los trabajadores de la viña, los dos hijos, los labradores criminales, las
bodas, las diez muchachas, y el capital y los intereses..
- Las parábolas morales o parenéticas tratan de formar la moral de los hijos del reino,
aunque también pertenecen a la predicación doctrinal sobre el reino. Las más llamativas
son las parábolas de la misericordia: la oveja perdida, la moneda perdida, el hijo pródigo.
Junto a ellas, están las del buen samaritano, el rico glotón y Lázaro el mendigo, la viuda
y el juez, y el fariseo y el publicano.
Las parábolas son un medio didáctico propio de Jesús que se inserta bien en la mentalidad
semítica, haciendo accesible el misterio del reino de Dios, explicando su naturaleza y
delimitando las disposiciones necesarias para ser admitido. El pueblo de Israel no reconoció
la hora del Hijo del hombre, y lo impidió a Jesús hablarles abiertamente sobre el reino de Dios.
Por eso solamente les pudo hablar en parábolas.
Jesús aprovechó este método para revelar su mensaje. Fue maestro en el recurso a las
imágenes cotidianas de Palestina que sus oyentes podían comprender con facilidad; pero no
renuncia a trasladar esta cultura pastoril a un contexto más amplio, humano, que es capaz de
conectar con cada época, de hacer contemporáneo a cada oyente una palabra sobre el reino
de Dios que llega.
En definitiva, las bienaventuranzas son, ante todo, una actitud que configura y precisa al
hombre del reino, al portador del evangelio. Son la nueva ley, la ley del reino, la ley del amor,
inaugurado por el mismo Jesucristo, el manso, el humilde, el perseguido por la justicia del
mundo, el que trabaja por la paz.
En definitiva, el reino se presenta como un don, de parte de Dios; pero también como una
tarea que el hombre recibe como un itinerario que hay que recorrer, un camino de renuncia
personal y de encuentro con Él; que no es solo portador, sino el mismo reino.
TEMA 4. LA MUERTE Y LA RESURRECCION DEL HIJO DEL HOMBRE.
No cabe ninguna duda sobre la conciencia de Jesús ante la hora de la cruz y sobre el sentido
redentor de su entrega. A través de diversas proclamaciones públicas, solemnes, y por medio de
expresiones más veladas, pero también elocuentes, manifestó, sin ambages, que el Padre había
determinado que fuera así el rescate de una humanidad sometida al pecado y a la muerte.
3. LA MUERTE EN CRUZ
El itinerario de Jesús desde el Huerto de los Olivos hasta un nuevo huerto en la falda del Calvario,
donde fue sepultado después de su crucifixión, se divide en 8 etapas:
1. El arresto de Jesús en el Huerto de los Olivos. Era el lugar donde solían pasar la noche
cuando se quedaban a dormir en Jerusalén. Allí llegó Judas, que conocía bien el lugar, con
un pequeño destacamento de soldados, enviados por los jefes de los judíos. Parece que
trataban de evitar que hubiera resistencia entre los seguidores. Maniatado, fue conducido
ante el Sanedrín.
2. Jesús fue interrogado varias veces ante el Consejo Supremo, tanto de día como de noche.
En realidad, esta parte es algo compleja, incluso confusa.
3. La sentencia del Sanedrín. La legislación romana impedía al Consejo Supremo de Israel
dictar sentencias de muerte, pero su decisión fue clara: “Todos juzgaron que merecía la
muerte”. Las acusaciones eran graves: su crítica al templo, las profecías sobre su
destrucción y la blasfemia de su pretensión de ser el Mesías, Hijo de Dios.
4. Jesús ante Pilato. Aquí se presentaron los jefes de los judíos con una nueva acusación:
la sedición, el peligro para el orden público, la conspiración contra el César, la pretensión
de ser el rey de los judíos. En este nuevo juicio, la condena a muerte fue definitiva, en
coherencia con la gravedad de las acusaciones. La cruz estaba reservada para los casos
más graves.
5. Jesús ante Herodes. Esta breve escena, que solo recoge san Lucas, narra una efímera
conversación de Jesús con el rey Herodes. Herodes “tenía la esperanza de verle hacer
algún milagro [...] pero Jesús no le contestó ni una sola palabra”.
6. La crucifixión de Jesús fue la condena definitiva, según el derecho penal romano. Hay un
tiempo largo, unas tres horas, que confirma la crueldad de la pena. La exposición del preso
desnudo, a la puerta de la ciudad, añadía al dolor físico que sufría en la cruz la deshonra.
La crueldad de los azotes que recibió Jesús aceleró esta hora, tanto que a Pilato, cuando
José de Arimatea reclamó su cuerpo, le extrañó que ya hubiera muerto. Juan recoge que
brotó sangre y agua de la lanza clavada en el costado de Jesús, y esto fue un anticipo de
la eucaristía y del bautismo.
7. La madre de Jesús y el discípulo amado. San Juan añadió una escena que protagonizó
el mismo evangelista. María, viuda, ante la muerte de su único hijo, quedaba sola,
desprotegida. Juan quedaba al cuidado de la madre, por la confianza que Jesús tenía en
él, que era el discípulo amado y, desde entonces, la acogió en su casa, como si fuera su
madre.
8. La sepultura de Jesús. La última escena sitúa a Jesús, ya difunto, en un huerto a las
afueras de la ciudad. José de Arimatea reclamó el cuerpo a Pilato, y junto con Nicodemo,
lo cubrieron con mirra y aloe y lo envolvieron en una sábana que habían comprado.
Después, lo enterraron en un sepulcro nuevo e hicieron rodar una gran piedra que cerró la
entrada del sepulcro.
A estas ocho etapas históricas, se podría añadir una novena, en otro orden de la realidad,
denominado el descenso a los infiernos. De ese modo, Jesús entró en la comunión de los muertos
y bajó al sheol, donde estaba también Adán, para tender la mano a los muertos e invitarles a la
amistad con su creador. Allí permaneció Jesús durante tres días. No se trata de un lugar de
condena sino, sobre todo, de espera, de ausencia, de oscuridad.
En definitiva, el sufrimiento y la muerte de Cristo iluminan y dan sentido al dolor la muerte del
hombre. Cristo asumió la condición humana, marcada por el sello de la fragilidad física y moral
para elevar al hombre a la vida eterna. Al aceptar la muerte y el dolor como parte de nuestra vida,
nos reconciliamos con el propio sufrimiento y vencemos a la propia muerte, que como
consecuencia restituye la amistad con Dios. Así pues, Cristo asumió el sufrimiento y la muerte
como condición de verdadera existencia humana y camino para la vida eterna.
5. LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO
Al llegar el día de Pentecostés, Pedro recriminó lo que los israelitas habían hecho con Jesús, y
garantizó que Dios había hecho posible la resurrección de Jesús.
La resurrección es un acontecimiento teológico que afecta a la naturaleza divina de Cristo, y un
hecho humano, que afecta a su humanidad, que la rehabilita, la reconstruye en su cuerpo
glorificado, y en su alma. También es un acontecimiento histórico, que puede constatarse por
3 circunstancias fundamentales:
- Jesús murió en la cruz y fue sepultado. Solo la intervención sobrenatural de Dios podría
librarlo de la muerte.
- Por su divinidad el cuerpo de cristo se preservó de la corrupción, pero la muerte fue real.
- Jesús resucitó al tercer día. El sepulcro quedó vacío y se manifestó repetidamente, lo
cual quedó históricamente comprobado.
- El sepulcro vacío. Es una primera afirmación y un hecho histórico, perfectamente
documentado.
- La revelación del ángel anunciaba que el sepulcro estaba vacío porque Jesús de Nazaret
había resucitado y les invitó a contemplar el sitio donde lo pusieron.
- Las apariciones del resucitado, primero a María Magdalena, luego a los discípulos de
Emaús y después a los Once, les hizo comprender la resurrección y vencer aquella inicial
incredulidad.
- Jesús adquiere una nueva humanidad, mediante la cual estableció una relación compleja
con los discípulos. Este cuerpo real poseía unas nuevas cualidades puesto podía
aparecerse donde quisiera. Por tanto, la humanidad ya es del Padre.
En definitiva, Jesús murió en la cruz y fue sepultado; pero Dios lo resucitó al tercer día y lo hizo
ver a unos cuantos testigos que ya había designado, en particular aquellos que habían vivido con
él desde el bautismo de Juan. Se trataba de comprobar que el resucitado era el mismo que el
crucificado y poder así dar testimonio, a todos los hombres, de la victoria de Cristo sobre el pecado
y la muerte.
El libro de los Hechos de los Apóstoles añade algunos datos con cierta relevancia, como la
presencia de los ángeles quienes, después de contemplar la ascensión de Jesús, dijeron a los
discípulos que Jesús volvería a ellos de la misma forma que le habían visto ir al cielo.
Estos dos relatos son las únicas descripciones visuales de la ascensión de Jesús y la doble
representación de:
- Un hecho histórico situado en el tiempo: a los cuarenta días de la Pascua y en un
espacio: el monte de los Olivos.
- Un acontecimiento teológico: la exaltación de Cristo y el envío del Espíritu Santo.
- Una promesa escatológica: su significado para el mismo Cristo y para todo el género
humano, aparecen descritas e interpretadas en numerosos parajes del Nuevo Testamento
y de la Tradición cristiana.
Es decir, san Pablo resume el itinerario de Cristo desde la preexistencia en gloria hasta la
encarnación, la muerte, y la glorificación a la derecha del Padre. Los demás autores del NT
interpretan que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya participaba de la nueva
condición y, por tanto, en su carne humana, de la gloria de Dios. Esta glorificación representa, para
Cristo, la asunción de las propiedades divinas de la incorruptibilidad y la inmortalidad; y, para los
hombres, la posibilidad de participar de esta misma condición inmortal.
En definitiva: Cristo, por su resurrección, abre, para todos los hombres, la posibilidad de una nueva
filiación. Jesucristo, en su humanidad, se hace solidario con el hombre por su encarnación, y por
la resurrección y ascensión, se hace solidario con Dios, introduciendo así a la humanidad en
una nueva relación con Dios.
8. CONSECUENCIAS DE LA RESURRECCIÓN
San Pablo en la primera carta a los Corintios, afirma la idea de que Cristo ha resucitado y explica
algunos detalles de las consecuencias de la resurrección de Jesucristo. Este acontecimiento
extraordinario tiene una triple consecuencia para Jesús de Nazaret.
1. La resurrección tiene una doble dimensión. Por un lado, se trata de un acontecimiento
histórico, humanamente constatable, que sucedió en un tiempo y en un espacio. Por otro, se
trata de un hecho sobrenatural, que sobrepasa los límites de las dimensiones humanas para
adentrarse en la relación sobrenatural con Dios.
2. La resurrección confirma su naturaleza; la del verdadero Hijo de Dios. Jesús fue
condenado por la blasfemia de decir que era Hijo de Dios.
3. La resurrección ratifica todo lo que Jesús hizo y enseñó; legitima su obra. La palabra de
salvación no se ha perdido. Él resucitó, como lo había anunciado
Las consecuencias para el ser humano son al menos cuatro consecuencias, para el hombre,
de la resurrección de Jesucristo:
1. La liberación del pecado. El hombre ha sido liberado del pecado.
2. La renovación de su existencia cotidiana. Además, el hombre ha sido introducido en
una vida nueva. Cristo resucitado renueva cada aspecto de nuestra vida, la eleva, la
santifica.
3. El envío, como portador de un mensaje de salvación para sus hermanos. El encuentro
con Cristo resucitado es el primer paso para el envío apostólico. El mismo Jesús hace a
cada cristiano portador de una palabra de vida eterna.
4. La resurrección de Jesús es la garantía de la resurrección del hombre. El pecado retrasa
la salvación; pero Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento
de la verdad. La resurrección de Cristo es la prueba de nuestra propia resurrección y la
garantía de que es posible llegar a ser verdaderos hijos y herederos de la vida eterna.
La resurrección tiene consecuencias para la creación. Todas las cosas son renovadas por la
resurrección, es decir, la resurrección es capaz de transformar toda la creación.
En definitiva, la resurrección de Jesucristo de entre los muertos ha sido una obra sobrenatural de
Dios que ha glorificado su carne mancillada y humillada, ha renovado la vida de cada hombre y ha
transformado toda la creación, llamada a la consumación en el mismo Jesucristo, Señor del cielo
y de la tierra.
TEMA 5. EL MISTERIO DE JESUCRISTO, DIOS Y HOMBRE.
El papa Pablo VI, al hablar de esta doble naturaleza de Cristo, llegó a formular con precisión
esta convicción profunda de los cristianos: que Jesús de Nazaret, verdadero hombre, es el
Hijo único de Dios. En definitiva, la fe cristiana confiesa que Jesucristo es verdadero Dios y
verdadero hombre y así lo ha dejado plasmado en la Escritura.
3. LA CONCIENCIA DE SU DIVINIDAD
Jesús de Nazaret tuvo conciencia de ser el Hijo único de Dios y de la misma naturaleza del
Padre y los fue manifestando a través de sus obras y palabras. Los discípulos llegaron a
reconocer esta dimensión de Cristo, la anunciaron y la expusieron en los textos del Nuevo
Testamento.
En definitiva; Dios se ha hecho hombre para nuestra salvación, asume nuestra naturaleza
humana, de las entrañas virginales e inmaculadas de María, para que los hombres, cada
hombre, alcance la vida eterna.
Las voluntades dependen de las naturalezas y por eso, en Cristo hay una voluntad divina
y una voluntad humana. Por tanto, Cristo obedece al Padre como hombre, ya que en su
libertad humana asume la voluntad del Padre.
Podríamos repasar dos relatos evangélicos en los que se pone en diálogo la voluntad del
Padre con la voluntad humana de Cristo.
- En las tentaciones en el desierto, Jesús responde, una y otra vez, confirmando su deseo
de cumplir la voluntad del Padre: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
pronunciada por Dios”, “No pondrás a prueba al Señor tu Dios”, “Al Señor tu Dios adorarás
y solo a él darás culto”.
- En la oración de Jesús en Getsemaní, en medio de la tristeza de muerte que le invadía,
Jesús pidió a Dios que si era posible, le librara de aquel trance. Decía: “¡Abba, Padre, todo
es posible pasa ti! Líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero
sino lo que quieres tú”.
Al distinguir entre la voluntad del Padre y la de Cristo, reconoce que, aunque son una sola
esencia (ousía), son dos personas (hypóstasis) distintas. En Cristo aparecen las dos
voluntades, como Dios verdadero y como hombre verdadero. Así pues, las dos voluntades
de Cristo no luchaban en su interior: Cristo venció las tentaciones porque era hombre y como
hombre, también aceptó la voluntad del Padre. En definitiva; en Jesús, único sujeto, persona
única, coexisten dos naturalezas, sin mezcla ni confusión, sin separación ni división. Esa
doble naturaleza, divina y humana, conlleva una doble voluntad, una plenamente divina y
otra enteramente humana
En definitiva, María es la madre de Jesucristo, Hijo único de Dios. El Padre la cuidó desde el
principio de la creación, antes de haber nacido. Preparó así una digna morada para su Hijo
quien, por obra del Espíritu Santo, se encarnó de sus entrañas inmaculadas. Ella se ha
convertido, también, en madre de todos los creyentes que acogen, cada día, la voluntad de
Dios para sus vidas.
Antes de describir estas herejías, podemos recordar dos conceptos que nos ayudan a
entender las dificultades teológicas de la antigüedad.
- El concepto de naturaleza hace referencia a la condición esencial de un ser, a sus
propiedades características. En Jesús se dan las dos naturalezas, la divina y la humana.
Por eso, en todas sus operaciones descubrimos una doble propiedad y una doble
voluntad. Es propio de Jesús, en cuanto Dios, perdonar pecados y hacer milagros. Es
propio, en cuanto hombre, sufrir y morir.
- El concepto de persona hace referencia a la individualidad de cada sujeto. La naturaleza
de Dios es común a las tres divinas personas, que se individualizan en el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo. Hay una sola naturaleza de Dios y tres personas distintas. En el caso de
Jesucristo, descubrimos que el único sujeto de sus acciones, humanas y divinas, es la
persona divina del Hijo.
En este orden, surgieron muchas dificultades para explicar el misterio de Jesucristo en una
terminología teológica y sobre todo pastoralmente comprensible:
1. El docetismo gnóstico niega la verdadera naturaleza humana de Cristo. Pensaban que
no era posible que Dios se hiciese hombre y negaban que Dios pudiera someterse a la
humillación de hacerse carne, lo cual es contradicho por el evangelista Juan
2. El adopcionismo o monarquianismo. Según Pablo de Samosata y otros próximos al
judaísmo, Jesús habría sido Hijo de Dios, como una adopción. Según ellos, Jesús es un
hombre mortal en quien habitaría el Verbo de Dios, pero por naturaleza no sería Dios.
3. El arrianismo. Trata de fortalecer la idea de la unidad en Dios y planteaba que si el
Padre era Dios, el Hijo era Dios y el Espíritu era Dios, se podría llegar a afirmar que
existían tres dioses lo que, en la práctica, terminaba con la unidad de Dios y profesaba
el politeísmo. También negaba la verdadera humanidad de Cristo al afirmar que no tenía
alma humana, sino que la actividad la desarrollaba el Verbo de Dios.
4. El subordinacionismo. Defendió que el Espíritu Santo está subordinado al Padre y al
Hijo; y, por tanto, no es Dios.
5. El nestorianismo. Confirmó que en Jesús había dos naturalezas, la humana y la divina,
pero se equivocó al afirmar que también había dos personas, dos sujetos.
6. El monofisismo. Defendía la unidad de Cristo contra el Nestorianismo, pero se excedió
al afirmar que la naturaleza humana habría dejado de existir al ser asumida por la
persona divina del Hijo.
7. El monotelismo. Sostenía que en Cristo solamente había una voluntad, la de Dios.
En definitiva, la Iglesia tiene su origen en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo; ha sido
prefigurada en la antigüedad, preparada por el pueblo de Israel, establecida mediante las
obras y las palabras de Cristo, manifestada a toda la humanidad por la obra del Espíritu Santo
y está llamada a la consumación, al final de los tiempos.
En definitiva, la Iglesia es una, santa, católica y apostólica. Esta Iglesia subsiste en la Iglesia
católica, aunque, en otras confesiones cristianas, también pueden descubrirse elementos de
eclesialidad que pueden mediar en la salvación de aquellos que pertenecen, por fidelidad a la
enseñanza recibida, a las diversas tradiciones cristianas.
5. LA IGLESIA DE LA COMUNIÓN
Existe una condición común a todos los fieles cristianos incorporados a Cristo por el
bautismo. Cada uno de los hombres y mujeres del pueblo de Dios participa de la función
profética, sacerdotal y real de Cristo y, por tanto, es llamado a desempeñar una misión propia
en la Iglesia y en el mundo.
Las diferencias que se puedan percibir entre los distintos cristianos son ocasión para la
construcción de la unidad y para el desarrollo de la misión compartida. Los ministerios son
diversos para que se pueda cumplir la misma misión.
- Cristo encomendó a los apóstoles y sucesores la función de enseñar, santificar y regir en
su nombre y autoridad.
- A los laicos, les encomendó la construcción del reino desde su condición laical
- Dios suscitó la vocación de algunos hombres y mujeres que desarrollan esta misión desde
una consagración propia.
En definitiva, todos los cristianos, por su bautismo, comparten una misma condición y una
misma misión, que deben desarrollar, cada uno según su vocación y su ministerio, como obra
de toda la Iglesia, en medio de un mundo legítimamente autónomo. Esta obra de comunión,
tanto en las cosas santas como entre los santos, responde al mismo y único proyecto de Dios
para la salvación de todos los hombres.
6. EL MINISTERIO DE LA JERARQUÍA
El servicio apostólico de la jerarquía lo constituyen y lo ejercen los obispos, los presbíteros
y los diáconos. Cristo es la fuente del ministerio en la Iglesia y él confiere a los ministros la
autoridad, la misión, la orientación y su finalidad. Cada uno de los tres órdenes jerárquicos
tiene una misión propia.
- El ministerio de los obispos: su misión es triple: 1predicar el evangelio, 2santificar a los
fieles, 3gobernar al Pueblo de Dios en el camino de la patria. Ellos ejercen en la Iglesia el
primer grado del sacerdocio y deben orientar a la comunidad en materia de fe y de
costumbres.
- El ministerio de los presbíteros: su misión es también triple: 1la predicación, 2la
En definitiva, en la Iglesia, el ministerio jerárquico lo ejercen los obispos, los presbíteros y los
diáconos. Cada uno de los ministros responde a una llamada que le hace Dios por medio de
la Iglesia y por eso es siempre enviado, para el servicio apostólico, en una misión compartida.
Responde de forma personal, porque contesta cada uno y porque compromete a la persona
entera, consagrada para la construcción del reino de Dios, ya en esta tierra.
En definitiva, los laicos, hombres y mujeres del Pueblo de Dios, incorporados a Cristo y a la
Iglesia por el bautismo y la confirmación, tienen la misión propia de ordenar las realidades
temporales a la construcción del reino. Insertos en el mundo, los laicos son guiados por la
Palabra de Dios y por el magisterio de los pastores desde una conciencia libre, que les lleva
a vivir como el fermento en la masa, como sal, como luz, en medio de un mundo que ha
perdido el sabor, que ha renunciado al horizonte de la vida eterna.
8. LA VIDA CONSAGRADA EN LA IGLESIA
La vida de los consagrados corresponde a todos aquellos fieles cristianos, hombres y mujeres
que han hecho profesión pública de votos, mediante la cual participan y se vinculan a la
Iglesia. Este estado de vida pertenece a su estructura de santidad, cuya raíz reside en la
consagración bautismal que le lleva a vivir la relación con Cristo escatológicamente. Los
consagrados quedan al servicio de Dios por un título especial.
A lo largo de la historia han ido surgiendo formas diversas de concretar esta misma
consagración religiosa, tanto en la soledad como en comunidad. El catecismo menciona, al
menos, cinco:
- Los ermitaños, desde la antigüedad, han vivido el concepto de separación. No emitían
públicamente los consejos evangélicos, pero los vivían según cierta inspiración particular
del Espíritu Santo. En ellos queda más patente la intimidad con Cristo en el silencio, en el
desierto, donde solo está él. Hoy, todavía, algunas personas optan por esta particular
consagración en los desiertos humanos, donde no hay nadie más que Dios, pero donde
está toda la Iglesia unida a su oración.
- Las viudas y vírgenes consagradas manifiestan la libertad del cuerpo y del espíritu
humano. El rito de consagración parece, sobre todo, una celebración de los desposorios
místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, para el servicio de la Iglesia.
- La vida religiosa se refiere a la que hombres y mujeres consagran en el seno de una
congregación religiosa de entre las muchas erigidas por la Iglesia. Lo más característico
en este caso, de entre las diversas consagraciones, sería la vida en comunidad, la vida
de fraternidad, en la que se manifiesta la misma caridad de Cristo.
- Los institutos seculares, dentro de la vida consagrada, inciden en la aspiración a la
perfección de la caridad y a la santificación del mundo dentro del propio mundo. Todos
los hombres y mujeres de los institutos seculares comparten la tarea apostólica de la
Iglesia desde la secularidad, desde la pertenencia cotidiana a la realidad del mundo.
- Las sociedades de vida apostólica ordenan en la vida consagrada la existencia de
hombres y mujeres que no han emitido votos religiosos pero sí han consagrado su vida al
apostolado, normalmente bajo unas ciertas constituciones.
De estos cuatro relatos se refleja una primera revelación de que Dios es único y verdadero
y que mantiene una relación íntima, personal.
- Todo comienza con un acto de Dios que llama a Abraham, Moisés y Oseas. Esa vocación
se convierte en una misión: “Ve y di.”
- La llamada y la misión se concretan en un acto de alianza de Dios con Abraham; con
Moisés y Oseas la renueva a pesar de la infidelidad del pueblo.
- La relación de Dios con su pueblo adquiere rasgos de Padre. Dios es Padre en cuanto
origen de todo, cuyo amor inimaginable, como anuncian los profetas.
- Dios acompaña al pueblo en una historia en la que se relaciona su misericordia
(compasión) y amor con la infidelidad del hombre. Es un Dios personal, cercano y
dialógico.
- Ese Dios tiene un nombre y se le puede reconocer como un ser personal.
- Aunque los patriarcas pudieran contemplar los dioses del pagano, pronto Israel fue
comprendiendo que existía un solo Dios y que solo a él debía tributársele culto.
En definitiva, el ministerio de Cristo es revelación del Padre y revelación del Espíritu Santo,
como uno, con el Hijo, en honor, gloria y dignidad. Hay un solo Dios, revelado definitivamente
por Jesucristo. A la vez, se muestra la diferencia de personas; del Padre, del Hijo, del Espíritu,
es una revelación de la Trinidad singularmente expresiva.
En definitiva, el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, aparece desde el origen del mundo
en la obra de la creación y también en la obra de la nueva creación en Cristo, de la
santificación de todo el género humano. Es el Espíritu del Padre y del Hijo. Es Dios, como el
Padre y el Hijo, de la misma naturaleza; y, a la vez, es persona divina, diversa del Padre y
del Hijo. Su actuación, bien delimitada, permite conocer su obra, sus efectos temporales y
permanentes, su presencia en la misión del Hijo y en la vida de la Iglesia.
4. LA UNIDAD DE DIOS
La explicación teológica puede ser compleja. En estas líneas no necesitamos agotar todos
los argumentos. Pero esto no obsta a que el misterio de la Santísima Trinidad sea
contemplado con admiración, con la actitud del que adora el origen de toda su vida, el sentido
de su existencia, la razón de ser de todo lo que hace. Veamos:
- Todo en la vida cristiana es trinitario; desde que nos bautizan en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo; hasta que nos despiden con fe.
- La salvación que se nos ofrece es trinitaria. El Padre quiere que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Este Dios toma la iniciativa y envía a su
Hijo, hecho hombre por obra del Espíritu Santo.
- El hombre vive en libertad porque Dios es libre y lo libera. Dios Trinidad no crea por
obligación sino por libertad. No existe la fuerza de la necesidad sino la del amor. Es un
Dios-Trinidad que, si crea, lo hace por un amor gratuito, desinteresado.
- El hombre hecho a imagen de su creador, es un ser social, no solitario. En su corazón, el
hombre lleva inscrita la huella de la donación que le hizo ser y sabe que, en esta donación,
encuentra el sentido de su vida, la plenitud de su existencia, su felicidad colmada.
- La Iglesia, reflejo de la Trinidad, es la Iglesia de la comunión en la diversidad. No es la
Iglesia que impone la uniformidad sino la comunidad que integra al diferente, que acoge
y se siente enriquecida con las diversas sensibilidades, que no desprecia al que piensa
distinto.