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Los niños criados en un hogar donde existe armonía parental tienen mejor salud
física y mental. (pág. 167)
La mayoría de las dificultades de adaptación en los niños después de la separación
o divorcio se resuelve dentro de 2-3 años y entre 3-5 años luego del segundo
matrimonio si lo hay. (167)
Niños con mayor historial de consultas psiquiátricas durante la infancia y
adolescencia y presentaban más síntomas de ansiedad de separación, más miedos
escolares y más problemas de conducta. (167)
El divorcio de los padres aumenta el riesgo de consumo de alcohol en los
adolescentes (…) relacionado (…) a un menor control parental o a una peor
situación socioeconómica familiar. (168)
Niños experimentan sentimientos de pérdida cuando uno de los padres deja el
hogar de la familia, pero algunos sienten alivio. Este alivio sería explicable si un
ambiente hostil y de violencia se interrumpe al ocurrir la separación. (168)
Hasta un 44% de las familias divorciadas permanecen en conflicto por periodos
prolongados que van más allá de 3 años. (168)
Este conflicto afecta la calidad de vida de los niños, genera trastornos de ansiedad
y alteración en el rendimiento académico. (168)
El divorcio de los padres puede cambiar la mirada de los hijos en torno al amor y
las relaciones, percibiendo que estas son inestables y susceptibles de decepciones.
(168)
Un elevado nivel de conflicto parental puede transmitirse como un modelo
negativo para el manejo de las relaciones, desarrollando peores habilidades de
enfrentamiento a los conflictos de pareja. (168)
Una mayor exposición al conflicto parental en la niñez se asocia en la adolescencia
y adultez, con parejas que terminan su relación más rápido, tienen relaciones
insatisfactorias y mayor violencia dentro de la pareja. (168)
Una relación padre-hija deficiente se asoció con un ajuste social deficiente en las
hijas (hasta diez años postseparación) y que durante la adolescencia estas niñas
tenían mayor probabilidad de una actividad sexual precoz y promiscua. (168)
Un mayor nivel de apoyo y control por parte del padre no residente, luego de un
divorcio, tiene consecuencias positivas en el bienestar de los niños e influye
positivamente en la autoestima de esos hijos. (168)
Los adolescentes que tiene custodia compartida luego de un divorcio presentan
significativamente menor riesgo de abuso de alcohol que los que no la tiene,
además existen menores quejas psicológicas.
Los efectos del divorcio se dan no por la separación en sí, sino debido a la forma
inadecuada de los padres de enfrentarla. (169)
Entre los tres y los cuatro años de edad comienza a desarrollarse en los niños el
sentido de lo moral, lo bueno y lo malo, que lleva aparejado el concepto de culpa.
Esta culpa, sumada al egocentrismo propio de esa edad, hace que muchas veces
se acusen a sí mismos de los problemas de sus padres y del divorcio. (169)
Es común también, que los niños manifiesten sentimiento de culpa y deslealtad,
con uno y otro padre, yendo contento a alojar con su padre no custodio. (169)
Los escolares pueden culparse a ellos mismos por los problemas de pareja y
eventual separación siendo frecuentes las fantasías de reencuentro y armonía entre
sus padres. (169)
Los adolescentes (…) pueden asumir responsabilidades excesivas y estar
preocupados por asuntos que competen a los adultos, a veces en situaciones en
que los propios padres parecen estar viviendo una “segunda adolescencia”, con la
consiguiente confusión en las reglas que rigen la disciplina familiar. Estos
adolescentes pueden sentirse sin límites, lo que les puede provocar inseguridad o
llevar a conductas poco saludables. (170)
Algunos estudios han demostrado que los adolescentes que viven en familias de
matrimonios divorciados tienen mayor riesgo de presentar problemas
externalizantes (uso de alcohol, violación de reglas) e internalizantes (depresión,
ansiedad, retraimiento de su grupo familiar y amigos) en comparación
adolescentes de familias no divorciadas. (170)
Muchos países han adoptado un programa educacional obligatorio al momento en
que se solicita el divorcio. Estos programas son breves y didácticos, focalizándose
en cómo ayudar a los niños a enfrentar la situación durante e inmediatamente
después del proceso de divorcio. (170)
Concilio Vaticano II
Nº 48
o El matrimonio como una comunidad de vida y amor conyugal (383)
o Este vínculo sagrado, con miras tanto de los cónyuges y de la role como
de la sociedad, no depende del arbitrio humano.
o Dios es el autor del matrimonio, al que ha dotado con varios bienes y fines.
o Por su propio carácter natural, la institución misma del matrimonio y el
amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole y
con ellas son coronados como su culminación.
o Esta íntima unión, en cuanto donación mutua de dos personas, como el
bien de los hijos exigen la fidelidad plena de los cónyuges y urgen su
indisoluble unidad. (383)
o (Cristo) sale al encuentro de los esposos cristianos. (385)
o El auténtico amor conyugal es asumido en el amor divino y se rige y se
enriquece por la fuerza redentora de Cristo y la acción salvífica de la
Iglesia, para conducir eficazmente a los esposos a Dios y ayudarlos y
fortalecerlos en la sublime tarea de padre y madre.
o La familia cristiana, al tener su origen en el matrimonio, que es imagen y
participación de la alianza de amor de Cristo y de la Iglesias, debe
manifestar a todos la presencia viva del Salvador en el (385) mundo y la
naturaleza auténtica de la Iglesia, por el amor, la generosa fecundidad, la
unidad y fidelidad de los esposos, como también por la cooperación
amorosa de todos sus miembros.(387)
49
o El Señor se ha dignado sanar, perfeccionar y elevar este amor con un don
especial de la gracia y de la caridad (387).
o Supera con mucho la mera inclinación erótica, que, cultivada de forma
egoísta, se desvanece muy rápida y miserablemente. (387)
o Este amor, ratificado por la promesa mutua y sancionado sobre todo por
el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel en cuerpo y espíritu, en
la prosperidad y la adversidad, y, por tanto, permanece alejado de todo
adulterio y divorcio. (387).
50
o El matrimonio y el amor conyugal están ordenado por su propia naturaleza
a la procreación y educación de la prole. (389)
o En su modo de obrar, los esposo cristianos deben ser conscientes de que
ellos no pueden proceder según su arbitrio, sino que deben regirse siempre
por la conciencia que ha de ajustarse a la misma ley divina, dóciles al
Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente esta ley a la luz del
Evangelio. (391)
o Pero el matrimonio no ha sido instituido sólo para la procreación, sino que
su mismo carácter de alianza indisoluble entre personas y el bien de la
prole exigen que también el amor mutuo de los esposos se manifiesta,
progrese y madure según un orden recto. Por ello, aunque la prole, tan
deseada muchas veces, falte, el matrimonio, como amistad y comunión de
la vida toda, sigue existiendo y conserva su valor e indisolubilidad. (391)
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o Cuando se interrumpe la vida íntima conyugal, se puede poner en peligro
no raras veces el bien de la fidelidad y el bien de la prole pueden (391) irse
a pique: pues entonces la educación de los hijos y también la fortaleza para
aceptar nuevos hijos se hallan en peligro. (393)
o En la regulación de la procreación no les está permitido a los hijos de la
Iglesia, apoyados en estos principios, seguir caminos que son reprobados
por el Magisterio, al explicar la ley divina. (393)
8: La alianza matrimonial es una institución queda por Dios mismo, Creador, con
vistas tanto a la ayuda que los esposos deben procurarse mutuamente en el amor
y la fidelidad, como a la educación que debe darse, en la comunidad familiar, a
los hijos nacidos de esta unión. (90)
23: el matrimonio cristiano se configura con el misterio de la unión entre
Jesucristo y la Iglesia… es sacramento… una condensación concreta y una
actualización real de ese sacramento primordial. El matrimonio cristiano es, pues,
en sí mismo, verdadera y propiamente un signo de salvación que confiere la gracia
de Jesucristo. (95)
24: Entre la indisolubilidad del matrimonio y su sacramentalidad hay una relación
particular, es decir, una relación constitutiva y recíproca. La indisolubilidad
permite percibir más fácilmente la sacramentalidad del matrimonio cristiano y, a
su vez, desde el punto de vista teológico, la sacramentalidad constituye el
fundamento último, aunque no el único, de la indisolubilidad del matrimonio. (95)
29: Este matrimonio, cuando es celebrado entre bautizados, es elevado a la
dignidad de sacramento propiamente dicho y su sentido, es entonces, hacer
participar en el amor esponsalicio de Cristo y de la Iglesia. (97)
31: para los bautizados, no puede existir verdadera y realmente ningún estado
conyugal diferente de aquel que es querido por Cristo… la Iglesia no pueda, en
modo alguno, reconocer que dos bautizados se encuentran en un estado conyugal
conforme a su dignidad y a su modo de sr de “nueva criatura en Cristo”, sin no
están unidos por el sacramento del matrimonio. (98)
32: La fuerza y la grandeza de la gracia de Cristo se extienden a todos los hombres,
incluso más allá de las fronteras de la Iglesia en razón de la universalidad de la
voluntad salvífica de Dios. Informan todo amor conyugal humano y confirman la
“naturaleza creada” (…) Los hombres y mujeres que aún no han sido alcanzados
por la predicación del Evangelio, se unen por la alianza humana de un matrimonio
legítimo (…) aún cuando los esposos lo ignoren, dichos valores provienen de Dios
creador y se inscriben en forma incoactiva en el amor esponsalicio que una a
Cristo con la Iglesia. (98)
36: para la Iglesia no existe entre dos bautizados un matrimonio natural separado
del sacramento, sino únicamente un matrimonio natural elevado a la dignidad de
sacramento. (99).
38: instruir a los fieles católicos en forma adecuada acerca de que esta formalidad
oficial, que se denomina corrientemente matrimonio civil, no constituye para ellos
un verdadero matrimonio. (100)
38: Por lo que refiere a los no cristianos y n también a los no católicos, dicha
ceremonia civil puede tener un valor constitutivo, sea para el matrimonio legítimo,
sea para el matrimonio sacramental.
40: No se puede, pues, afirmar que el concilio [de Trento] haya tenido la intención
de definir solemnemente la indisolubilidad del matrimonio como una verdad de
fe. (101)
45: la indisolubilidad llega ser un acontecimiento de gracia (102)
49: No se excluye, sin embargo, que la Iglesia pueda precisar más aún las nociones
de sacramentalidad y de consumación. En tal caso, la Iglesia explicaría mejor
todavía el sentido de dichas nociones. Así, el conjunto de la doctrina referente a
la indisolubilidad del matrimonio podría ser propuesto en una síntesis más
profunda y más precisa. (103)
53: Los cristianos que se encuentran en ella [situación ilegítima] no están
excluidos de la acción de la gracia de Dios, ni de la vinculación con la Iglesia (...)
no deben ser despreciados, sino ayudados (104)
56: Cristo de la Cruz lleva a cumplimiento la perfecta oblación de sí mismo, que
los esposos desean realizar en la carne sin llevar, sin embargo, jamás a ella
perfectamente. (106)
64: Los cónyuges no son jamás, por tanto, ministros del sacramento sin la Iglesia
y, menos aún, por encima de ella; son los ministros del sacramento en la Iglesia y
por ella. (111)