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El tiempo de la libertad exige una filosofía de la libertad que dé cuenta plena de él, que sea su
autoconciencia. La de Hegel pretende ser esa filosofía. En Hegel el derecho a la libertad está
fundado en la libertad misma. Sólo el ejercicio efectivo de la libertad nos hace poseedores de
tal derecho. únicamente la libertad nos hace libres. Dicho de otro modo: la libertad es un
derecho porque el derecho es ya la libertad. Eso es el derecho para Hegel: la libertad realizada
Uno puede creerse libre pero sólo lo será efectivamente cuando realice su voluntad en relación
con los otros en una comunidad.
¿«Voluntad libre»? Esta expresión es redundante, pues ¿qué es la voluntad sin libertad? Decir
«yo quiero» presupone «yo puedo querer», es decir, presupone mi libertad.
QUE ES LA CONCIENCIA?
Kant coincidía con Locke en cuanto a que el conocimiento nos llega desde afuera, mediante los
sentidos, pero el orden de esos conocimientos lo determinan mecanismos internos de la
conciencia.
QUÉ ES LA REGULARIDAD?
Dice Hegel en Lecciones sobre la Estética acerca de la regularidad: “La regularidad como tal es
en general igualdad en lo exterior y, más precisamente, la repetición igual de una y la misma
figura determinada que provee la unidad determinante para la forma de los objetos ”.
La regularidad es igualdad en lo exterior. Pensemos en un sencillo edificio de ventanas
rectangulares de igual tamaño; eso es igualdad en lo exterior.
La regularidad es la repetición igual de una y la misma figura determinada. La figura determinada
es, es en este caso, la ventana rectangular.
QUÉ ES LA LEY?
SEGÚN HEGEL.
Ley es un poder que tiene sujeta a la vida. En el régimen del destino, la ley es posterior a la vida.
Aquí el “destino” (¿castigo?) “es solamente un hueco en la vida, es la carencia de vida como
poder, y la vida puede volver a curar sus heridas”. La vida destruida se transforma en anhelo, se
siente como carencia y por tanto “se reconoce como una parte de sí mismo”.
La ley según Santo tomas de Aquino es una prescripción de la razón, en orden al bien común,
promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad
QUÉ ES EL DESTINO?
es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de
cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre
albedrío o libertad.
La afirmación de que se trata de un poder sobrenatural no es aceptable debido a que hay que
demostrar esto por la vía científica. Mientras no sea así debe ser observada como un fenómeno
aun no explicado científicamente. Y aunque la ciencia no es la referencia expedita, posee un
potencial capaz de demostrar, si aplica su atención en ello, en cualquier cosa. La posición más
neutral, objetiva y abierta, indicaría que es un fenómeno natural pero aun no comprendido.
QUÉ ES EL FATALISMO?
El término fatalismo está formado a partir de la raíz latina fatum, que significa «destino». Por
tanto el «fatalista» cree en una necesidad que negando la libertad se impondría
irremediablemente al ser humano. En sentido corriente el fatalismo se refiere a la creencia en
el determinismo de los acontecimientos, dirigidos por causas independientes de
la voluntad humana, sea este determinismo procedente de fuerzas sobrenaturales como
los dioses, de las leyes naturales, del ambiente o de las experiencias adquiridas en el pasado
Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Conforme al sistema del idealismo de Hegel, la causa
del mundo es una cierta “idea absoluta”, objetiva, existente hasta la aparición de la naturaleza
y del hombre. Por su naturaleza, la “idea absoluta” es un principio activo, pero su actividad sólo
puede manifestarse en el pensamiento, en el autoconocimiento. El impulso de la idea a la
actividad, el autoconocimiento, lo da su naturaleza dialéctica. La “idea absoluta” es, en sí,
contradictoria; se mueve y cambia, se niega a sí misma y pasa a su contrario.
Hegel fue un ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista frente a
los problemas que tenía ante sí pero pusilámine e inconsecuente. En gran medida, por tal causa,
Hegel, dialéctico genial, se humillaba temerosamente ante la monarquía feudal prusiana y la
declaraba como etapa última y superior del desarrollo de la sociedad humana, a pesar de toda
su dialéctica. La dialéctica hegeliana, por su vinculación con el idealismo, está muy
desnaturalizada, desfigurada, recubierta de corteza idealista, de “hegelianismo”. Marx y Engels,
al fundar su doctrina filosófica –el materialismo dialéctico–, no podían tomar la dialéctica
hegeliana tal cual está, en Hegel mismo, sino que reelaboraron, colocándose “sobre sus pies”.
Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, de ordinario, a Hegel como el
filósofo que formuló los rasgos fundamentales de la dialéctica. Esto no significa, sin embargo,
que la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la de Hegel. En realidad, Marx y Engels tomaron
de la dialéctica de Hegel sólo su “grano racional”, desechando la corteza idealista hegeliana y
desarrollando la dialéctica hacia adelante, a fin de darle un aspecto científico moderno. “Mi
método dialéctico –dice Marx– no sólo difiere del hegeliano en su fundamento, sino que es su
directa oposición. Para Hegel, el proceso del pensamiento –que él hasta convierte, bajo nombre
de idea, en sujeto independiente–, es un demiurgo (creador) de lo real, lo que sólo constituye
su manifestación exterior. Para mí, por el contrario, lo ideal no es otra cosa que lo material
trasladado a la cabeza humana y en ella transformado” (Curso de historia).
Las principales obras de Hegel son: “Fenomenología del espíritu” (1807), “Ciencia de la Lógica”
(1812-1816), “Lecciones de Historia de la Filosofía” (1833-1836), “Enciclopedia de las ciencias
filosóficas”, “Pequeña lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu” (1817),
“Filosofía del derecho” (1821), “Filosofía de la Historia” (1837), “Estética” (1836-1838).