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“El hombre absurdo es el que no cambia nunca”

Georges Clemenceua

*****En el anterior ejercicio se trató del conocimiento de uno mismo, factor

importante para establecer metas, objetivos: ya sean personales, laborales o

en cualquier otro ámbito.

A continuación algunos puntos que tenemos que tener en cuenta para un

COACH EFICAZ:

1) Autoconciencia.
La autoconciencia entendida como el conocimiento de uno
mismo, nuestros puntos fuertes y limitaciones, nuestras creencias y valores,
nuestros prejuicios y filtros perceptivos, nuestro estilo de interacción con los
demás y de nuestra capacidad de adaptación al cambio.
Es muy importante por lo tanto ser capaces de observarnos a nosotros mismos
y reflexionar sobre nuestra persona así como ser capaces de controlar nuestras
reacciones y emociones. Todo esto nos lleva al conocimiento de nuestros
puntos fuertes y de nuestros puntos débiles y de nuestras necesidades y
fuentes de motivación.
Para este trabajo es igualmente importante estar abierto a la crítica sin temores
ni ansiedades y buscar activamente el feedback. Asimismo es
importante discernir entre lo que se puede cambiar y lo que no.
2) Capacidad de inspiración.
Inspirar es orientar con el ejemplo con todo lo que esta frase conlleva. Como
coach debemos animar a asumir riesgos y considerar el fracaso como un mal
resultado producto de no adoptar las mejores decisiones.
Es importante vivir desde valores y creencias positivas, haciendo hincapié en
los puntos fuertes de las personas, dirigiéndolas hacia estándares cada vez
más elevados. Para ello partiremos de un proceso de reflexión que en muchas
ocasiones descubrirá posibilidades novedosas y que no habían sido detectadas
con anterioridad, para alcanzar las cuales será necesario un proceso de
cambio y un aprendizaje continuo que a veces nos llevará fuera de nuestras
zonas de confort.
3) Capacidad de establecer relaciones.
A pesar de que el coaching persigue individuos independientes y emancipados
eso no quiere decir que se descuide el terreno de las relaciones con los demás.
La propia relación entre coach y coachee debe ser todo un ejemplo
de dedicación al coachee, donde se potencia la comunicación, la confianza y
la sinceridad entre ambos manteniendo siempre un alto grado
de confidencialidad en la relación.
Es fundamental saber ganarse la confianza y la credibilidad del individuo para
poder actuar como inspiración, tal y como decíamos anteriormente.
Por último, es muy importante si perseguimos el crecimiento del individuo saber
cuándo nos debemos guardar nuestros consejos y diagnósticos, tratando
siempre que sea el coachee quien llegue a sus propias respuestas siempre con
nuestra ayuda.
4) Flexibilidad.
La premisa de un proceso de coaching es que son las prioridades del coachee
y no del coach las que deben determinar el rumbo a seguir. Para llevar esto a
buen puerto, deberemos por lo tanto ser flexibles y adaptarnos a las diferentes
necesidades y personalidades.
Para llegar a lo anterior usaremos el feedback percibido llevando a cabo los
cambios necesarios en nuestra actitud, exigencia y comportamiento siempre
desde la confianza en nosotros mismos pero con modestia y humildad.
5) Capacidad de comunicación.
Es fundamental empatizar con nuestro coachee y para ello haremos gala de
todas lastécnicas interpersonales de las que dispongamos.
Ante todo debemos ser auténticos, sinceros y honestos siempre con el objetivo
único de ayudar a nuestro coachee. Para ello es fundamental empatizar con él
y adentrarse en su mundo y reflexionar desde su propia óptica y no desde la
nuestra.

Tras un proceso de reflexión ofreceremos un feedback al coachee buscando


siempre su mejora incondicional, siendo duros cuando sea necesario pero
también usando el humor y tolerando la ambigüedad cuando sea pertinente.

Nunca debemos olvidar que el coach escucha más que habla y que su objetivo
es promover el cambio a partir de las conclusiones del coachee no de un
diagnóstico del coach.
6) Capacidad de mirar al frente.
El coaching no se centra o ahonda en el pasado como puede hacerlo la terapia.
El coaching se centra en el futuro mediante el establecimiento de objetivos y
planes de acción flexibles. Esta orientación a resultados la consigue a partir del
aquí del ahora y únicamente se remite al pasado como herramienta de
aprendizaje que nos influye en el presente.

7) Disciplina.
La disciplina es el medio que el coach debe usar para vencer a
las resistencias que todo proceso de cambio plantea en los individuos. Esta
disciplina no exime de flexibilidad y adaptación a los ritmos del coachee. No
obstante es labor del coach el mantener en mente de ambos los objetivos y
disciplinar al coachee para que sea capaz de conseguirlos.
8) Gestionar el entorno profesional.
Básicamente se trata de saber si el coaching es la mejor opción en el caso que
nos ocupa o de saber si el cambio está dentro del alcance del coachee o no.

Esta honestidad nos deberá llevar en última instancia a decidir si aceptamos o


no el coaching de un cliente.

9) Diagnosticar situaciones y encontrar soluciones.


Para ello debemos ser capaces de desarrollar nuestra intuición así como
nuestro sentido de la investigación y ser capaces de aplicar teorías a
situaciones concretas (pasar de lo abstracto a lo concreto).
Es muy importante que las soluciones a las que podamos llegar
sean creativas y que resuelvan los problemas del coachee de manera única y
personalizada a la vez que innovadora.
10) Capacidad empresarial.
Como coach, aparte de vender un producto te estás vendiendo a ti mismo.
Desde ese punto de vista es necesario que creamos en nosotros mismos y en
nuestro servicio con ilusión y nos fijemos metas ambiciosas que hagan que
nuestros objetivos se cumplan.

En la faceta puramente empresarial deberemos tener muy clara nuestra visión


y nuestros objetivos empresariales y afrontarlos con espíritu emprendedor y
creativo.

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