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Al inicio de la década de los 90, las transformaciones políticas derivadas del fin
de la dictadura de 17 años y la entrada de modelos democráticos en la organización de
la vida social, encarnadas en las nuevas configuraciones de los vínculos comunitarios,
familiares e individuales, trajeron consigo una serie de reconstrucciones políticas de la
vida social, signadas en la introducción de políticas públicas caracterizadas por ser
contingentes con una forma nueva de concebir al sujeto social en el devenir de la
sociedad chilena.
Las transformaciones sociales, culturales y económicas de aquellos años, se vio
encarnada en una reformulación de las dinámicas institucionales antiguas con la
necesidad de dar cabida a estas nuevas dinámicas sociales y familiares, derivadas de la
consigna de la democracia y el ingreso de las familias en nuevas formas de intercambio
social, mediadas por el consumo y el capitalismo. En este escenario se puede dar cuenta
del nacimiento de políticas públicas orientadas a restablecer marcos políticos
democráticos de las necesidades de la población, así como también de las posibilidades
de una política de organización social basada en un reverso de los mecanismos del
control del cuerpo físico; hacia una política de la disciplina.
En esta línea se visualiza el nacimiento de las líneas basales de una política de
salud mental, que en la actualidad presenta continuidad y contingencia con las
posibilidades de favorecer el funcionamiento económico de los individuos y las
demandas de una población específica. Se destaca la reorganización de las políticas de
infancia con la entrada del debate y aceptación por parte del Estado de los derechos de
los niños, derechos humanos y el traspaso del discurso de la muerte por el relato
marcado en al gestión de la vida, es decir de una biopolítica. En la misma dimensión, la
explicitación de los derechos humanos como forma de establecer criterios de
convivencia social, con los intentos de “reparar” el daño ocasionado por el Estado, es
hoy el mismo quien promueve el tratamiento del síntoma, hasta su desaparición.
En este marco social, podemos hipotetizar que la concepción del síntoma y el
malestar, en el contexto de las transformaciones culturales, cambia también sus
características y la forma de representar al sujeto allí donde el contexto socio histórico
marca presencia. En efecto, las prácticas del abordaje de este malestar y las
concepciones de lo que se entenderá por síntoma, cambian a su vez, introduciendo
preguntas que interrogan nuestras prácticas de abordaje clínico dentro de estas nuevas
dinámicas institucionales, específicamente en lo que al psicoanálisis le cabe de
responsabilidad frente a la pregunta por el sujeto.
Actualmente pareciera ser que la práctica de una clínica del sujeto, de una clínica
de la subjetividad, se ha visto confrontada de manera directa con el discurso del amo –
institución. Directa en tanto que estamos asistiendo a la introducción de analistas allí en
donde los ideales circulan y cierran, de manera ilusoria, los orificios por donde se
cuelan los restos del deseo; a decir las instituciones públicas chilenas. ¿Se puede
hipotetizar acaso que actualmente los analistas y artesanos de la subjetividad se
encuentran inmersos en las instituciones buscando algo de la dimensión de la falla, allí
donde aparecen ideales? ¿Será posible hablar de transferencia, sujeto supuesto saber,
cadena significante o de la caída de los ideales en pos de un sujeto, en instituciones que
encarnan el goce del “para todos” de la modernidad? ¿Qué posición del analista en las
instituciones?
Con estas preguntas directrices, el presente apéndice de una investigación a
desarrollar, pretende reflexionar y relacionar las dinámicas posibles entre institución,
práctica clínica y transferencia. Esto bajo las orientaciones que desde el psicoanálisis
lacaniano es posible de introducir. ¿Es posible pensar que en la instalación de la
transferencia, aparezca algo de la institucionalidad histórica chilena, en tanto
presencia del analista en la práctica clínica? ¿Cuáles son las características de la
posición del analista en relación a los discursos actuales en políticas públicas,
encarnadas en el funcionamiento institucional?
Estas preguntas enmarcan la intención de comprender, a través de construcciones
teórico-metodológicas específicas, las relaciones e intersecciones posibles entre las
dinámicas discursivas de las políticas públicas en salud mental, encarnadas en el
funcionamiento institucional y la experiencia analítica,en sus formas permitidas en el
marco del funcionamiento de las instituciones. En términos específicos el objetivo del
trabajo de investigación, se orienta hacia la comprensión de la presencia del discurso
institucional en las dinámicas transferenciales que se producen en los encuentros en las
experiencias analíticas.