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Estado del Arte.

Psicoanálisis, transferencia e institución.

Nombre: Mauricio Mayorga Rojel.


Docente: Nicolás Schöngut.
Introducción.

En el presente texto, se pretende dar cuenta, fundamentalmente del Estado del


Arte a partir de la pregunta de investigación relacionada con los conceptos de
Psicoanálisis, transferencia analítica e institucionalidad en Chile. En un primer
momento, se describe un problema de investigación, recorriendo un posible contexto y
dando cuenta, a través de la localización del problema, de preguntas directrices que
orientan el segundo tiempo del texto. En esta instancia, se exponen publicaciones que se
relacionan con el tema a investigar y que se han situado como antecedentes en la
conformación de los conceptos a trabajar. Por último se exponen algunas conclusiones
y/o ideas desprendidas del trabajo de revisión bibliográfica.

Definición del fenómeno a investigar.


Institución y Psicoanálisis. De la representación del Otro en la transferencia en la
práctica clínica en instituciones.

Al inicio de la década de los 90, las transformaciones políticas derivadas del fin
de la dictadura de 17 años y la entrada de modelos democráticos en la organización de
la vida social, encarnadas en las nuevas configuraciones de los vínculos comunitarios,
familiares e individuales, trajeron consigo una serie de reconstrucciones políticas de la
vida social, signadas en la introducción de políticas públicas caracterizadas por ser
contingentes con una forma nueva de concebir al sujeto social en el devenir de la
sociedad chilena.
Las transformaciones sociales, culturales y económicas de aquellos años, se vio
encarnada en una reformulación de las dinámicas institucionales antiguas con la
necesidad de dar cabida a estas nuevas dinámicas sociales y familiares, derivadas de la
consigna de la democracia y el ingreso de las familias en nuevas formas de intercambio
social, mediadas por el consumo y el capitalismo. En este escenario se puede dar cuenta
del nacimiento de políticas públicas orientadas a restablecer marcos políticos
democráticos de las necesidades de la población, así como también de las posibilidades
de una política de organización social basada en un reverso de los mecanismos del
control del cuerpo físico; hacia una política de la disciplina.
En esta línea se visualiza el nacimiento de las líneas basales de una política de
salud mental, que en la actualidad presenta continuidad y contingencia con las
posibilidades de favorecer el funcionamiento económico de los individuos y las
demandas de una población específica. Se destaca la reorganización de las políticas de
infancia con la entrada del debate y aceptación por parte del Estado de los derechos de
los niños, derechos humanos y el traspaso del discurso de la muerte por el relato
marcado en al gestión de la vida, es decir de una biopolítica. En la misma dimensión, la
explicitación de los derechos humanos como forma de establecer criterios de
convivencia social, con los intentos de “reparar” el daño ocasionado por el Estado, es
hoy el mismo quien promueve el tratamiento del síntoma, hasta su desaparición.
En este marco social, podemos hipotetizar que la concepción del síntoma y el
malestar, en el contexto de las transformaciones culturales, cambia también sus
características y la forma de representar al sujeto allí donde el contexto socio histórico
marca presencia. En efecto, las prácticas del abordaje de este malestar y las
concepciones de lo que se entenderá por síntoma, cambian a su vez, introduciendo
preguntas que interrogan nuestras prácticas de abordaje clínico dentro de estas nuevas
dinámicas institucionales, específicamente en lo que al psicoanálisis le cabe de
responsabilidad frente a la pregunta por el sujeto.
Actualmente pareciera ser que la práctica de una clínica del sujeto, de una clínica
de la subjetividad, se ha visto confrontada de manera directa con el discurso del amo –
institución. Directa en tanto que estamos asistiendo a la introducción de analistas allí en
donde los ideales circulan y cierran, de manera ilusoria, los orificios por donde se
cuelan los restos del deseo; a decir las instituciones públicas chilenas. ¿Se puede
hipotetizar acaso que actualmente los analistas y artesanos de la subjetividad se
encuentran inmersos en las instituciones buscando algo de la dimensión de la falla, allí
donde aparecen ideales? ¿Será posible hablar de transferencia, sujeto supuesto saber,
cadena significante o de la caída de los ideales en pos de un sujeto, en instituciones que
encarnan el goce del “para todos” de la modernidad? ¿Qué posición del analista en las
instituciones?
Con estas preguntas directrices, el presente apéndice de una investigación a
desarrollar, pretende reflexionar y relacionar las dinámicas posibles entre institución,
práctica clínica y transferencia. Esto bajo las orientaciones que desde el psicoanálisis
lacaniano es posible de introducir. ¿Es posible pensar que en la instalación de la
transferencia, aparezca algo de la institucionalidad histórica chilena, en tanto
presencia del analista en la práctica clínica? ¿Cuáles son las características de la
posición del analista en relación a los discursos actuales en políticas públicas,
encarnadas en el funcionamiento institucional?
Estas preguntas enmarcan la intención de comprender, a través de construcciones
teórico-metodológicas específicas, las relaciones e intersecciones posibles entre las
dinámicas discursivas de las políticas públicas en salud mental, encarnadas en el
funcionamiento institucional y la experiencia analítica,en sus formas permitidas en el
marco del funcionamiento de las instituciones. En términos específicos el objetivo del
trabajo de investigación, se orienta hacia la comprensión de la presencia del discurso
institucional en las dinámicas transferenciales que se producen en los encuentros en las
experiencias analíticas.

Estado del arte.


Como primera aproximación a un posible marco de estudios realizados en Chile
en relación al Psicoanálisis como experiencia en las instituciones, es posible localizar
las investigaciones realizadas por el Psicólogo Mariano Ruperthuz Honorato, centradas
en los inicios de la enseñanza freudiana en Chile. En su artículoEl “retorno de lo
reprimido”: el papel de la sexualidad en la recepción del Psicoanálisis en el círculo
médico chileno. 1910-1940, (Ruperthuz, 2013) el autor señala que desde 1910, el
rechazo de las ideas freudianas tuvieron lugar de manera prematura, presentándose el
argumento de lo pansexual de las teorías psicoanalíticas. Será hasta 1930, donde la
aceptación del Psicoanálisis como teoría explicativa de la sexualidad, tendrá lugar en el
campo médico Chileno.
En esta línea, destaca además el artículodel mismo autor: German GreveSchlegel
y la recepción del Psicoanálisis en Chile: la historia de un Médico Chileno
“probablemente Alemán”(Ruperthuz, 2014) donde sitúa la figura del médico
GreveSchlegel como uno de los primeros latinoamericanos en mantener contacto con
Freud, además de escribir correspondencia continua desde Chile. En el presente texto
además, aparecen las figuras del médico Juan Marín como una de las referencias
obligadas en la transmisión del Psicoanálisis en Chile a principio del siglo XX.
En esta línea, la articulación posterior del Psicoanálisis en hitos históricos de
Chile, específicamente durante la dictadura militar entre los años 1973 y 1989, nos
dirige a la investigación realizada por Silvana Veto: Psicoanálisis durante la dictadura.
La asociación psicoanalítica Chilena frente a la desaparición del Doctor Gabriel Castillo
Cerna. En dichoartículo, la autora expone los resultados de su investigación realizada
entre los años 2009 – 2011.Una investigación de campo, en donde indaga y reflexiona
en torno al rol de la Asociación Chilena de Psicoanálisis en relación a la desaparición y
muerte del Dr. Gabriel Castillo Cerna, miembro de dicha instancia a manos de agentes
de la dictadura de Augusto Pinochet.
Se visualiza la posición de los analistas durante la época y las características de
los marcos institucionales en los se situaban. Se aprecia que la presencia escasa y, en
casi todos los casos nula, por parte de los analistas de la época, se vió reflejada en sus
constantes movimientos fuera del campo social y político de la época, y los efectos de
verse convocados por la muerte a manos de la DINA del Médico y Psicoanalista Gabriel
Castillo Cerna, y no responder como instancia de protección y resguardo, marca una
posición particular del Psicoanálisis en los tiempos de la dictadura.
Durante el año 2015, las investigaciones y producción de conocimiento
relacionado con la posición del Psicoanálisis en la esfera de las instituciones en Chile,
ha tenido una relevancia particularmente importante y sostenedora de argumentos frente
a la aparición de una serie de devenires psicopatológicos en el sistema de salud mental
en Chile. Así, el texto del Psicoanalista Ricardo Aveggio, Psicoanálisis, salud pública y
salud mental en Chile, (Aveggio, 2014) pareciera ser es una de las primeras instancias
de reflexión, posicionamiento e intento de develar el despliegue del Psicoanálisis en el
marco de las políticas públicas Chilenas, específicamente las políticas referidas a la
salud mental.
El autor enmarca su trabajo en el análisis de las reformas de salud en Chile,
describiendo prácticas, intenciones y formaciones discursivas que han ido enmarcando
de manera particular las formas de intercambio en salud, de manera de transición por
ejemplo, en el año 2005, de prestaciones organizadas bajo el código del mercado a
prestaciones en salud mental organizadas bajo la rúbrica de los derechos humanos.
En este marco, Ricardo Aveggio, sitúa algunos conceptos fundamentales del
Psicoanálisis, específicamente lacaniano, tensionando las prácticas clínicas con las
demandas institucionales en las que se insertan los analistas en la actualidad. Estas
demandas estarían cruzadas por el principio democrático de una política del “para
todos” que, siendo directriz del modelo actual en Salud Menta, se concentra en la
cobertura del tratamiento de los diagnósticos psiquiátricos codificados desde los
manuales internacionales, DSM IV – CIE 10. No obstante, el “para todos”, margina la
necesidad, reconocida por el Psicoanálisis, de que el síntoma y el sujeto, en
tantosubjetividad, es singular, y aun cuando se relaciona siempre a un universal de
manera dialéctica, aparece como brújula en el trabajo y episteme del Psicoanálisis.
En efecto, la institución pública de la salud mental, aboga por un universal,
dejando de lado las singularidades del sujeto, y por lo tanto la pregunta por el
inconciente.
Expuesto esto, la producción de conocimiento ligado a la posición de una
práctica particular del Psicoanálisis en la institucionalidad chilena y, específicamente, la
discusión desde los conceptos fundamentales que sustentan la práctica analítica, es
escasa y no encuentra la densidad que podría ser semejante como, por ejemplo la
realizada en Argentina.
El trabajo de producción de conocimiento en Argentina se ha sustentando en un
desarrollo amplio y considerable dentro de distintas esferas de las instituciones públicas.
Aparece como referente en esta dimensión el desarrollo reflexivo propuesto por
Emiliano GalendeDe un horizonte incierto. Psicoanálisis y salud mental en la sociedad
actual.(Galende, 1997)El texto de Emiliano Galende, nos orienta en la puesta en marcha
de los sistemas de salud público en Argentina, cruzando esto con las prácticas clínicas
desde el Psicoanálisis. A través del texto, se visualiza la tensa relación entre institución
y Psicoanálisis que propone cruces y discusión en torno a los conceptos de Salud
Mental, sujeto, síntoma y malestar.
En esta línea, Emiliano Galende pone en discusión los conceptos fundamentales
del Psicoanálisis, como son transferencia, síntoma, Otro, sujeto, etc, ubicándolos en el
contexto de las nuevas prácticas de intervención de los cuadros psiquiátricos en un
sistema social particular, es decir la modernidad.
Siguiendo la argumentación, pero de manera más actualizada en el año 2013, se publica
el libro de la psicoanalista argentina Irene Geiser Psicoanálisis sin diván. Los
fundamentos de la práctica analítica en los dispositivos jurídico-asistenciales.Paidos.
Buenos Aires.(Greiser, 2013)
Esta autora señala que se hace indispensable pensar la práctica analítica como
una ética de la posición del clínico. Una pragmática del analista, no necesariamente
confluye en una coherencia con la prácticas institucionales, sin embargo decir que la
ética del analista permite la entrada de la pregunta por la singularidad, nos advierte la
autora, la cuestión es cómo transformar la demanda institucional, la causa de la
institución hacia una escucha que promueva la aparición de un sujeto, de una causa del
sujeto. En esta línea, revisa una serie de posiciones del analista en las instituciones
comunes en donde se desempeñan actualmente; como peritos judiciales, psicólogos en
instancias jurídico – asistenciales, siempre bajo la orientación del reverso del amo, es
decir de actuar desde el lado del discurso del analista en donde la posición de la
ignorancia y el supuesto saber, se transmita como orifico que permite el movimiento y
la aparición de algo del sujeto del inconciente.
Por otro lado, la presencia del desarrollo de teoría intersubejtivas ligadas al
Psicoanálisis en Argentina se han desarrollado de manera tal que, se pueden encontrar
cruces con disciplinas como Psicología, antropología, neurobiología, favoreciendo una
Psicoterapia Psicoanalítica en las instituciones (Bleichmar, S; Bleichmar, H; Berenstein,
I)
En la línea del Psicoanálisis de Jacques Alain Miller, la aparición de una serie de
instancias de reflexión teórica, ha permitido el resituar conceptos trabajados en la última
etapa por Jacques Lacan. Desde acá se encuentra por ejemplo el trabajo realizado por
Graciela BrodskyUtopías contemporáneas. En Clínica analítica hoy. El síntoma y el lazo
social. Grama ediciones y el análisis constante de la clínica del goce puesto en el campo
institucional por Eric Laurent. (Laurent, 2014; Brodsky, 2009)
De acuerdo a Graciela Brodsky las nuevas utopías contemporáneas se basan en
la mantención de una biopolítica de los cuerpos, en donde el síntoma aparece, ya no
como denunciado ficciones sino que prohibiendo posibilidades de acción, de insertar los
cuerpos en símbolos de producción social. Sin embargo, estas nuevas utopías, se
encuentra con nuevas formas de lo Real, el Real Lacaniano que devuelve la totalidad de
la promesa de goce infinito, hacia el malestar constante de la ilusión del todo-posible.
(Brodsky, 2009)
En efecto, ¿Qué clínica para el malestar en la cultura actual? Al parecer el
tratamiento del síntoma como causa del malestar del sujeto, induce hacia una clínica que
promueve la desaparición del síntoma, en la promesa del goce la felicidad, del no-
síntoma. Por otro lado, situar al síntoma como brújula de las intervenciones del analista,
hacia el atravesamiento del fantasma, en tanto goce, resitúa la ética del analista en la
intervención en dispositivos institucionales.
Conclusiones
A partir de la exploración de las instancias de investigación, publicaciones y
artículos, es posible construir un par de hipótesis relacionadas con el marco de
investigación dada por las preguntas ¿Es posible pensar que en la instalación de la
transferencia, aparezca algo de la institucionalidad histórica chilena, en tanto
presencia del analista en la práctica clínica? ¿Cuáles son las características de la
posición del analista en relación a los discursos actuales en políticas públicas,
encarnadas en el funcionamiento institucional?
Una primera idea que surge a partir de la exploración del estado del arte en
relación al de investigación, es que en el campo del Psicoanálisis en general, la
producción de conocimiento, investigaciones y presencia de artículos en instancias
oficiales, es escasa y, lo que existe, se caracteriza por estar enmarcado desde prácticas
terapéuticas empíricas y/o situadas dentro del campo de la Psiquiatría.
Siguiendo esto, la idea de concebir las transformaciones socio históricas de un
país, como posible reconfigurador de la instalación de la experiencia analítica, sostenida
en la transferencia, y encarnada en el funcionamiento de las instituciones que sostienen
los discursos sociales, aparecen fragmentadas en artículos que dan cuenta de cada uno
de los conceptos, sin entrelazar los mismos desde alguna posición particular.
La segunda idea que aparece como orientadora en la construcción de un Estado
del Arte, es que en Chile, la producción de conocimiento en el campo del Psicoanálisis,
es escasa, sin referencias significativas en materia histórica que permita dar cuenta de
una Historia del Psicoanálisis en Chile. En efecto, se encontraron referencias en
investigaciones como las de Mariano Ruperthuz, del año 2013 y Silvana Veto que
realiza su investigación entre los años 2009 y 2011, que permiten visualizar el
despliegue de una serie de pioneras reflexiones en relación, por ejemplo a la posición de
los analista de la Asociación Psicoanalítica de Chile durante la dictadura militar de los
años 1973-1990.
Estas investigaciones permiten visualizar elementos constituyentes de la relación
entre Psicoanálisis e historia de Chile, caracterizando lo que, podría ser, las instituciones
han heredado en la actualidad.Sin embargo, no se encontraron otras referencias posibles
de relaciones teóricas, epistemológicas o experienciales que permitieran dilucidar
relaciones entre, por ejemplo el Psicoanálisis y el funcionamiento de las instituciones de
salud mental durante los años de dictadura en Chile.
Una tercera idea que aparece como efecto de la búsqueda de antecedentes es que
en la actualidad, existe mayor presencia de publicaciones que permiten tensionar la
introducción del Psicoanálisis en el marco de las instituciones públicas. Se puede
hipotetizar que posterior a la dictadura, durante los años 90, el Psicoanálisis mantuvo la
posición social de mantenerse en instancias de trabajo clínico privado. Sin embargo en
los últimos 15 años, la incorporación de Psicólogos y Psicoanalistas en el ámbito de las
instituciones públicas de salud, jurídico-asistenciales, escolares, etc., ha abierto una
serie de debates en relación a la posición ética – política del analista en las instituciones;
por un lado desde la idea de mantener el deseo de la singularidad del síntoma, en la
dialéctica de lo universal y lo particular y, por otro, el posicionamiento del analista
frente al discurso institucional – amo, que se articula en la totalidad del saber.

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