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RECETA DE OMELETTE A LA PRUSIANA

Ingredientes: 3 huevos, queso rallado, pan rallado, aceite, orégano, cebolla y morrón finamente picado.

Materiales: un plato hondo, sartén mediano, paleta de cocina, cuchara sopera, tenedor.

Método de elaboración:
En un plato hondo (para sopa) se baten muy bien los tres huevos con el tenedor, hasta que el batido queda espumoso y
muy aireado. Entonces, se le añade queso rallado a gusto, pero procurando que no sea demasiado de acuerdo a la
cantidad de huevo. Se mezcla revolviendo cuidadosamente, atendiendo a que el queso se incorpore en todo el batido.
Entonces, se vierte en el sartén algo de aceite, atendiendo a que no sea ni escaso ni excesivo, y se pone a calentar a
fuego suave, para que no se queme. En este momento, se le añaden los condimentos al preparado (orégano, cebolla y
morrón picado). Mientras tanto, se le incorpora al batido el pan rallado, en cantidad de tres cucharadas soperas (puede
ser algo menos, eso va en gusto). Se mezcla en movimientos suaves para que se distribuya en toda la preparación. A
continuación, se vuelca cuidadosamente el total en el sartén, procurando que el primer contacto no provoque
salpicaduras de aceite. Aquí se elige una de las dos opciones:
1) extender la masa sobre todo el fondo del sartén, con lo que se logrará un omelette grande pero relativamente fino.
2) procurar que la masa quede poco extendida, con lo que al final el omelette resultará más bien grueso pero de menor
diámetro.
Es importante que el fuego esté en el mínimo, para que la cocción se haga lentamente y sin quemarse por fuera, a fin de
que el interior alcance a cocinarse correctamente. No olvidemos que se trata de una cantidad no pequeña de preparado,
y si se cocina muy rápido por la cara inferior, dentro quedará crudo, sobre todo si lo hicimos muy grueso.
Periódicamente, moveremos el sartén con movimientos cortos y rápidos, a fin de que el omelette no se pegue al fondo y
el aceite se deslice entre uno y otro. Cuando alcance una cocción adecuada, tomaremos con una mano la paleta de
cocina mientras sostenemos el sartén por el mango con la otra mano, procediendo a dar vuelta el omelette y darle una
adecuada cocción por el lado que inicialmente había quedado hacia arriba.
Durante la cocción, la preparación irá esponjándose, lo que es importante tener en cuenta a fin de darle tiempo
suficiente para que el calor haga su efecto y no quede el huevo crudo en la zona interior.
Cuando lo consideremos pronto, apagamos el fuego y servimos en un plato llano, que previamente puede haber sido
entibiado a fin de que el omelette se mantenga a buena temperatura por más rato.
Usualmente se acompaña de un pequeño bife de carne vacuna hecha a la plancha y una porción de papas hervidas y
aderezadas con mayonesa y mostaza o vinagre de manzana.

Otras consideraciones:
La cantidad de huevos es a gusto de cada quien. Aquí se presenta la receta con tres unidades, pero pueden ser dos o
incluso uno solo. El de tres, puede alcanzar bien para dos personas, e incluso tres comensales. La cantidad de queso
rallado y pan rallado, está relacionada con la cantidad de huevos batidos.
Acerca del queso a emplear, puede usarse casi de cualquier variedad: semiduro poco o muy sazonado, del tipo colonial,
o magro sin sal, dependiendo del gusto individual, y las posibilidades según la salud.
El pan rallado es importante en el sentido de que obra de espesante del conjunto huevos-queso, y ayuda a que la cocción
sea menos lenta al quedar la masa más viscosa (no tan líquida) por absorber la humedad del batido de huevos,
formándose suspensiones coloidales. Y así, poder darle una forma más gruesa al omelette, que de otro modo sería
sumamente difícil. También por ello, es importante que se haga a fuego muy suave, dado que en la superficie inferior, y
principalmente en los bordes, se acelerará la cocción e incluso el tostado del pan que lo compone, dando un aspecto casi
quemado y desagradable a la vista y al gusto. El pan rallado también contribuye a que, una vez completada la cocción,
el omelette conserve el aspecto suave y esponjoso, debido precisamente a las suspensiones coloidales que éste propicia.
Si carece del pan rallado, la textura suave se logra sólo por las burbujas de aire, mismas que muy pronto decaen al ser
retirado éste del sartén, adoptando un aspecto “aplastado” poco llamativo.
Por último, es interesante advertir la importancia de la cantidad de aceite a emplear en el sartén. No debe ser escaso,
dado el tiempo que empleará la cocción, máxime si se trata de un omelette de tres huevos. Si el aceite es poco, la
comida puede llegar a quemarse, o hará falta añadir más a lo largo de la cocción. Si es excesivo, el omelette va a quedar
sobrenadando en el aceite, con lo que se impregnará sobremanera del mismo, quedando poco digestivo, y hasta
desagradable al paladar, amén de hasta resultar peligroso al momento de darlo vuelta con la paleta de cocina,
propiciando salpicaduras.

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