You are on page 1of 2

A.9.

CASO PRACTICO: “América y su ombligo” y “Abajo la estatua de Colòn”

Por Diana Bolaño Meza

Los seres humanos estamos hechos de historia, de lo que dice la tierra sobre la que
caminamos y lo que callan los ríos en su fluir. Eso es irremediable, pero tampoco nos
reduce de manera definitiva a que somos lo que ha pasado antes que existiéramos.
Somos un resultado que hoy esta en nuestras propias manos, pero es innegable que
también llevamos de “carga” una historia oficial que hay que desmitificar según el
Colectivo Contra el Imperialismo o que por culpa de la historia mal digerida nos
condenamos a repetir el presente los errores que desearían borrarse del pasado según
Damiani en “America y su ombligo”.
La historia y específicamente la lectura de la misma es el punto común y controvertido de
los artículos “Abajo la estatua de Colòn” y “América y su ombligo”. Uno escrito desde la
perspectiva de un Colectivo venezolano que aboga por la caída del imperialismo por
medio de los símbolos y actos que le representan y el otro escrito desde España.
Históricamente en muchos ámbitos se podría decir que son escritos uno desde la
perspectiva de la víctima y otra desde los verdugos, o desde los conquistados y los
colonizadores. Cualquiera que se escoja en todo caso sería arbitrario tanto como verdad
histórica porque quienes hoy escriben los artículos son un hoy y no la historia, como por el
hecho de que el contenido de los dos si bien refleja posiciones claras y concretas no son
definitivamente una oposición del otro.
Abajo la estatua de Colón, es una oda –puede decirse- a la reivindicación y revaloración
de las identidades indígenas por medio de la deconstrucción de los símbolos e
imaginarios relacionados con la figura de Cristóbal Colon y del proceso de conquista y
colonización que trajo consigo, pero también se hace mención y critica de otros
colonialismos que a fuerza de costumbre se imponen tales como el capitalismo salvaje y
la imposición histórica de personajes impuestos que tratan como héroes nacionales. Es
una critica también a un gobierno que se llama “revolucionario” pero es represor de este
tipo de manifestaciones.
El articulo está cargado de fuertes afirmaciones e incluso emociones, cargadas al parecer
de un profundo sentimiento de amor –si se puede decir- por lo propio, un respeto por los
pueblos ancestrales, una indignación por los símbolos que representan la colonización y
conquista, y un dolor histórico por lo que “constituye el mayor genocidio de la historia”. Si
bien la posición es radical frente a la condena de un hecho histórico, en algunos
fragmentos puede tornarse intensa al punto de generar esos mismos sentimientos de
identificación tendientes si bien a desmitificar la historia, también a levantarse y luchar
contra , o bajar o tirar abajo –dando una interpretación al texto- que no son acciones
precisamente que den cabida a otras formas de interpretar o releer la historia, no para
volver a los mitos o idealización de figuras, sino para empezar a ver también el lado –si se
puede decir- positivo, relevante y transformador de un hecho histórico inamovible –para
bien o mal-.
Resulta loable e interesante en el articulo la búsqueda de una denuncia activa de las
diversas formas de dominación, explotación y usurpación de las cuales “seguimos siendo
víctimas” y juzgar y sentenciar el “colonialismo con nuevo rostro”, pues existe en estas y
otras afirmaciones un reconocimiento también al hecho de que hoy se presentan estas
situaciones con nuevos protagonistas –aunque aún se asume solo víctima y no
empoderados o empoderadas- . Esta manera de comunicarlo es también un paso mas
alejado del resentimiento histórico que solo se estancaría en el hecho pasado sin analizar
tampoco sus repercusiones, injerencias o reproducciones en presente pero bajo otras
formas.
No obstante la radicalidad de los hechos mencionados en el artículo, surge también una
llamada al acuerdo, cuando menciona que “intentamos establecer un dialogo con la
alcaldía que duramente nos reprimió”. Este es ya un ejemplo también de que se pueden
mantener ciertas posturas y aun así aventurarse a la búsqueda –infructuosa o no- de
puntos comunes que generen una mejor convivencia con quienes incluso nos han podido
hacer daño. La verdad, el compromiso radical personal y la justicia –que por cierto si o si
pasa primero por la aceptación de la propia identidad según el artículo de América y su
ombligo- resultan pues fundamentales.
Por su parte “América y su ombligo” presenta una visión que podría llamarse más amplia
o bien desde otra orilla, ya que no está narrada de forma tal que evidencie una arraigo
testimonial, o de muestras de ubicarse en uno u otros roles. Damiani, presenta una visión
más optimista, incluso agradecida históricamente, lo cual la vacía de una versión
resentida de la historia o de las historias que se siguen gestando, y las cuales nos invita a
bien digerir por medio de un ejercicio de aceptación de esta realidad pasada o presente
de la cual seguramente no soy culpable, pero si responsable de lo que de allí en adelante
surja.
Este ejercicio de aceptación histórica, necesariamente conduce a la reconciliación
personal, cultural y con la realidad y como dice el artículo “a solucionar con eficacia los
problemas acuciantes del presente.

You might also like