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Quiebre y locura

análisis de El triste fin de Policarpo Quaresma de Lima Barreto


por Clara Pusarelli.
Tras la búsqueda de un origen hay un esfuerzo “por recoger allí la esencia exacta de la
cosa, su más pura posibilidad, su identidad cuidadosamente replegada sobre sí misma”
(Foucault, s/f: 2). Pero en esta búsqueda de una identidad pura, establece Foucault, lo que
termina por encontrarse es “la discordia de las otras cosas, el disparate”. En El triste fin de
Policarpo Quaresma (1911) de Lima Barreto, la búsqueda de una identidad nacional funciona
como uno de los ejes fundamentales que atraviesa toda la novela. Inmersa en un marco de lo
patriótico, la pureza del origen aparece conservada en el archivo, en la biblioteca de Policarpo
Quaresma en la que se “podía garantizar que no faltaba (...) ningún autor nacional o
nacionalizado” (Lima Barreto, 2012: 151). El archivo de lo nacional conserva, para Quaresma,
la verdadera y pura esencia de lo brasileño.
Ahora bien, el estudio de este origen aparece problematizado a partir de un
desplazamiento, un traslado de un espacio textual a un espacio de la experiencia que se presenta
como el objetivo de Policarpo Quaresma que lo direcciona hacia la obsesión y la locura: volver
a la vida la verdadera “alma nacional”. El propósito de este trabajo será ver que este
desplazamiento no se desarrolla de manera fluida sino, por el contrario, funciona a partir un
quiebre, una discordia vehiculizada por una ironía narrativa: el disparate, lo absurdo, lo
hiperbólico, la sátira. Para ver los modos de funcionamiento de este archivo de lo nacional
analizaremos dos niveles. El primero de ellos, las costumbres y la búsqueda de hacer presente
la figura nacional dentro del ámbito privado; y el segundo, la lengua y el modo en el que
Quaresma habilita su ingreso al ámbito de lo público.

1. Las costumbres
“Policarpo era un patriota. Desde joven, allá por los veinte años, el amor a la patria lo
había dominado por entero” (Barreto, 2012: 151). El fin de Policarpo Quaresma presenta esta
dominación del patriotismo a través de una expansión del archivo de lo nacional: desde el
terreno textual hasta la conformación de un microcosmos regido por las costumbres de una
identidad nacional, inscripta en un pasado originario. Si para Foucault la búsqueda de origen
hay un deseo por “creer que en los comienzos las cosas estaban en su perfección (Foucault, s/f:
2) entonces los estudios del archivo de lo nacional de Policarpo irán en busca de esa perfección,
en primera instancia, para hacerla ingresar a los ámbitos la vida privada. Pero esta expansión

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aparece interrumpida: a través de una cercanía omnisciente y una lejanía irónica, la voz
narrativa presenta una fractura, una discordia entre la biblioteca y el ámbito de lo real.
Esto se deja ver en la relación de Quaresma con la música que da inicio a la novela e
introduce el acercamiento obsesivo de Policuarpo con el imaginario de lo nacional. Tras haber
consultado “historiadores, cronistas, filósofos” (Barreto, 2012: 155), Quaresma persigue el
objetivo de “disciplinar la modinha y extraer de ella un fuerte, original, motivo artístico” (ídem).
Ahora bien, esta relación aparece introducida como interrupción de sus costumbres diarias
(“¡Un violón en una casa tan respetable!” (ibídem: 150)), interrupción que se trasladará
asimismo a la comida y a su jardín. La voz narrativa da cuenta de este quiebre a partir del
disparate: “Nuestra tierra que tiene todos los climas del mundo, es capaz de producir todo lo
que es necesario para el estómago más exigente” (ibídem: 155). El discurso indirecto libre del
narrador expone las reflexiones de Policarpo desde lo hiperbólico y sumerge así la escena en
un tono de ridiculización. Este mito romántico de la tierra fértil también se deja ver en la
organización del jardín de Quaresma en el que no había ninguna flor extranjera. “Nuestra
tierra”, escribe el narrador, “tiene otras más bellas, más expresivas, más olorosas, como aquellas
que él tenía” (ibídem: 156). A partir de la misma voz del narrador, el texto deja ver un ingreso
trunco de las costumbres nacionales a las costumbres reales de Policarpo.
Si el “origen está siempre antes de la caída” (Foucault, s/f: 2), a través de estos cambios
en sus hábitos, Policarpo busca traer al presente un momento previo a esa “caída”, a la pérdida
del “alma brasileña” que surgió con el ingreso de las costumbres europeas en el país. Para eso,
se propone “conseguir algo propio, original, una creación de nuestra tierra y de nuestros aires”
(Barreto, 2012: 166). En un siguiente nivel de discordia, el texto plantea un nuevo
desplazamiento: forzar la inserción de los “códigos de relaciones” (Barreto, 2012: 166) de los
indios tupí en la cultura popular ya que era “necesario reaccionar, desarrollar el culto de las
tradiciones, mantenerlas siempre vivaces en las memorias y en las costumbres” (Barreto, 2012:
163). Ahora bien, la escena del saludo a Olga y Vicente (ibídem: 166) da cuenta de un nuevo
quiebre en esta intención de “mantener vivaces” estas costumbres del pasado a través del
absurdo de un exceso que choca con la reacción de los visitantes que miran “estupefactos” cómo
Policarpo se lanza a “llorar, a gritar, a arrancarse los cabellos, como si hubiese perdido a la
mujer o a un hijo” (idem). Es así que el pasado produce un quiebre al intentar ingresar el
presente.

2. La lengua

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“La convicción que siempre había tenido de que el Brasil era el primer país del mundo,
y su gran amor a la patria, eran ahora activos y lo impelían a grandes empresas” (Barreto, 2012:
160). Luego de un primer nivel en el que Policarpo lleva a cabo un pasaje de lo textual al de las
costumbres, el ingreso al archivo toma un giro “activo” en el que la obsesión del patriotismo se
adentra en el terreno de la locura. El capítulo “Desastrosas consecuencias de una solicitud”
toma como eje el archivo de la lengua, y la búsqueda de Policarpo de expandir sus límites al
ámbito de lo público como forma de “emancipación política” (ibídem: 181). A través de la
petición al Congreso de instaurar al tupi-guaraní como idioma nacional de Brasil, el texto
genera un nuevo quiebre en este punto de contacto con una escena enmarcada por el disparate:
la solicitud tiene un “recibimiento hilarante, de una hilaridad inocente, sin fondo alguno, así
como si se estuviesen riendo de una payasada, de una suerte de circo, o de la careta de un
clown” (ídem).
Objeto de burla masiva, la petición de Policarpo alcanza el terreno de lo público a través
de periódicos, revistas, “diarios alegres” y “semanarios cómicos” (ídem). A partir de lo ridículo,
el texto plantea un desplazamiento trunco entre la vuelta a la vida de la lengua originaria y la
cultura popular, un quiebre en la recepción de la realidad. En “El archivo y el testimonio”,
Agamben refiere a la “imposibilidad de asignar la posición de sujeto” a una lengua muerta, que
ya no es hablada en la que se opone la conservación a su innovación (Agamben: s/f, 18).
Policarpo Quaresma busca instaurar un sujeto nacional a través de la lengua, quitarla de su
espacio de conservación y crear una condición espectral que se propone hacer hablar a los
muertos para volver a la vida un origen puro y una identidad patriótica.

3. Espectro: pasado invisible

En varias épocas y lugares la locura fue considerada sagrada, y debe haber razón en
eso por el sentimiento que se apodera de nosotros al ver a un loco disparatar, cuando
de inmediato pensamos que no es él quien habla, sino alguien que ve por él, que
interpreta las cosas por él, que está detrás de él, invisible…”
(Barreto: 2012, 201).
El anhelo de la resurrección de un “alma nacional” presenta un camino in crescendo hacia la
obsesión y la locura de Policarpo Quaresma, expuesta por los quiebres que se desarrollan a lo
largo del texto. A través del desarrollo de esta demencia, la novela plantea la constitución de
un sujeto nacional del pasado “invisible”, una suerte de vacío que produce fracturas con el
presente. Es así que el encuentro de la cultura instaurada del presente con el archivo de lo

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patriótico deja ver una discordia que se manifiesta a través de la ironía, la exageración y el
disparate. En tanto parte de un origen “previo a la caída”, el sujeto nacional, como espectro, no
puede ser sino rechazado y recluido; y su búsqueda por ingresar al terreno de lo real será locura,
será quiebre.

La reinvención del origen


Análisis de Macuníma de Mario de Andrade

La reescritura del mito supone, en cierta forma, la reescritura de un origen. En


Macunaíma (1928) de Mario de Andrade, la vuelta al pasado se lleva a cabo a partir de una
desarticulación: un gesto vanguardista que propone una relectura del archivo nacional y
originario. En su búsqueda por “trabajar y descubrir (...) la entidad nacional de los brasileños”
(Haroldo, 2004: 66) Andrade encuentra en la figura del indio una posibilidad para la ruptura
con la tradición romántica: destruye el estereotipo para crear sobre sus ruinas un “héroe sin
carácter” ni identidad definida. Ahora bien, para llevar a cabo esta (re)construcción y
desenraizar al indio de su lugar tradicional, el texto presenta un amalgama espacio-temporal en
el que lo primitivo de “las puras honduras de la Selva-Espesa” y lo contemporáneo de la ciudad
de Sao Paulo se encuentran y entran en tensión.
Este choque espacio-temporal halla en “Carta a las Icaimbas” su mayor exponente.
Como interludio de la novela, el capítulo se presenta como una pausa formal y narrativa que
acrecienta el lugar confuso, paradójico y alejado de la idealización tradicional que ocupa
Macunaíma. A partir de la epístola, el texto cede la palabra al héroe que se introduce con “el
enderezo y la literatura de esta misiva” (Andrade, 1977: 111) en una exposición erudita y letrada
en la que se hace a un lado las costumbres originarias para ser reemplazadas por una experiencia
citadina occidental; se interrumpe la narrativa oralizada en la que predomina la acción para ser
reemplazada por un escrito descriptivo. El objetivo de este trabajo será dilucidar el modo en el
que el capítulo, en tanto interrupción, magnifica la nueva lectura del archivo de lo primitivo a
través de una paradoja. La escritura, el distanciamiento de las interlocutoras, la descripción de
la experiencia citadina y la erudición excesiva serán los ejes mediante los cuales buscaremos
dar cuenta de la contradicción identitaria del texto.
La facultad del saber como “perfeccionamiento”, en palabras de Rousseau, es “la fuente
de todas las desdichas del hombre; que ella es quien le saca a fuerza de tiempo su condición

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original, en la cual pasaría tranquilo e inocente sus días; que ella, produciendo con los siglos
sus luces y sus errores, sus vicios y virtudes, le hace al cabo tirano de sí mismo y la naturaleza”
(Rousseau, 2009: 49). Bajo un foco romántico, el pasado aparece como una “condición
original” en la que el hombre se encuentra regido por una verdadera identidad. Al darle la
palabra a Macunaíma a través de una epístola de tono formal, el texto plantea el ingreso a un
terreno de lo culto y lo civilizado en el que se desarticula la visión tradicional del indio. Ahora
bien, no es únicamente a través de esta lengua escrita, formal y “prodigiosa” que la carta
introduce el resquebrajamiento identitario, sino que también se hace presente a través de un
contenido donde lo “primitivo” se hace a un lado. “Pedante, pretensioso, citando os clássicos,
Macunaíma dá vazão a sua cultura semi-letrada, e acoberta com a linguagem livresca e as
alusões eróticas o principal objetivo da carta (conseguir dinhero) crivando de subentendidos
todo o discurso” (Fonseca, 1988: 330). Dinero, erotismo, la experiencia citadina de São Paulo
y la erudición aparecen, así, como piezas fundamentales que reemplazan la idealización de lo
“natural” por la cultura y los vicios.
Estas piezas, junto con la palabra escrita, marcan un distanciamiento entre Macunaíma
y las destinatarias: se lleva a cabo una doble dominación (ibídem: 332). En las primeras líneas
se lee: “Bien es verdad que en la buena ciudad de Sao Paulo (...) no sois conocidas por
“icaimbas”, sino por el apelativo de Amazonas; y de vos se afirma, cabalgasteis jinetes belígeros
y vinisteis de la Hélade clásica” (Andrade, 1977: 111). La referencia a la cultura griega para
describir a las Icaimbas introduce la contradicción y la erudición que regirá toda la carta. Al
mismo tiempo, la aclaración del término “Amazonas” como utilizado por “los prolijos
habitantes” de la “mayor [ciudad] del universo” (ídem) carga a la palabra de una distancia
cultural que será adoptada por Macunaíma como propia al ser utilizada a lo largo de toda la
carta. Así, por ejemplo, la descripción de las mujeres de la ciudad emerge como una de las vías
para este distanciamiento. Las “hermosas y sabias” “doñas de Sao Paulo” (ibidem: 114) “no se
derriban a estacazos, ni juguetean por juguetear, así gratuitamente, si no es por lluvias de vil
metal (...) y unos monstruos comestibles, a los que, vulgarmente, se les da el nombre de
langostas” (ibídem: 113) a lo que Macunaíma agrega a continuación: “Y qué monstruos
encantados, señoras Amazonas!!!” (ídem). El pedido de dinero para permanecer en estas
costumbres occidentales y antagónicas a las de las Icaimbas aparece como uno de los objetivos
de la carta. A través de este pedido (junto con el uso del término “Amazonas” para llamar a las
mujeres de “Mato Virgen”) el texto muestra a un Macunaíma que adopta los placeres citadinos
y procede a desarticular la figura del indio como fuente de identidad originaria.

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A diferencia del resto de la novela, la superposición de lo primitivo y lo contemporáneo
en la “Carta a las Icaimbas” no se pone en evidencia a partir del encuentro de dos culturas cuyos
límites se hallan establecidos, sino que se vuelve indivisible en un mismo sujeto primitivo y
culto. En su “misiva”, Macunaíma selecciona objetos pertenecientes a la ciudad contemporánea
y resume a describirlos generando una pausa en la narración de la novela en la que había
predominado, hasta entonces, el relato las costumbres de la “Selva-Espesa” de la travesía en
constante movimiento en búsqueda de la piedra robada. En esta pausa, a través de la palabra
escrita, se desarrolla una fusión de una cultura “originaria” con una docta e instruida de manera
excesiva y absurda. El texto de Macunaíma despliega un “conhecimento superficial” que
“resultam num perfil sério-comico da Carta” (Fonseca, 1988: 335). Así como la referencia a la
“Hélade clásica”, el escrito aparece plagado de alusiones eruditas incomprensibles para las
destinatarias que desconocen tanto el portugués escrito como las menciones de la cultura
occidental. A ellas Macunaíma escribe que la pérdida de la muiraquitán le produce un dolor
“provocado por alguna libido nostálgica, como explica el sabio tudesco, doctor Segismundo
Freud (léase Frói) deparósenos en sueños un arcángel maravilloso” (Andrade, 1977: 112).
Cristianismo, psicoanálisis y explicación fonética aparecen vehiculizados mediante un
vocabulario elevado e hiperbólico que exacerba la contradicción del “héroe sin carácter”.
Pausa, interrupción, interludio, intermezzo, “Carta a las Icaimbas” propone la ruptura
con la figura romántica del indio desde la hipérbole. La palabra escrita, las referencias eruditas
y la defensa de las costumbres occidentales hacen de Macunaíma un personaje paradójico sin
una identidad establecida que condensa una contradicción absurda. El enfrentamiento espacio-
temporal que se desarrolla a lo largo de toda la novela encuentra en la carta un momento de
hibridación: “el héroe sin carácter” asimila la vida citadina y adopta sus palabras en un gesto
de distanciamiento y dominación a “las Amazonas”. Es así que la desarticulación del mito en
Macunaíma se presenta como la reescritura del archivo: el vaciamiento identitario a través de
una saturación y plantea, ineludiblemente, la reinvención de un origen.

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Bibliografía

Consigna 1: El triste fin de Policarpo Quaresma


Agamben, Giorgio. “El archivo y el testimonio”, en Lo que queda de Ausschwitz. El archivo y
el testigo. Homo Sacer III. Valencia: Pre-Textos, 2000. pp. 143-180. Versión online disponible
en www.cholonautas.edu.pe

Barreto, Lima. El triste fin de Policarpo Quaresma, Buenos Aires: Mardulce, 2012.

Foucault, Michel. “Nietzsche, la genealogía, la historia”. Disponible en el Campus Online de


la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA: bit.ly/2Llq4Sd

Consigna 2: Macunaíma

De Andrade, Mario. Macunaíma (El héroe sin ningún carácter), Barcelona: Seix Barral, 1977.

De Campos, Haroldo. “La imaginación estructural”, en Brasil Transamericano. Buenos Aires:


El cuenco de Plata, 2004.

Fonseca, Maria Augusta. “A carta pras Icamiabas”, en Mário de Andrade. Macunaíma. Brasil:
Coleção Arquivos / Campus Trindade, 1988.

Rousseau, Jean Jacques, El origen de la desigualdad entre los hombres, Buenos Aires:
Cooperativa Encuentro, 2009.

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