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SECCIÓN DE OBRAS DE SOCIOLOGÍA

CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y


DICTADURA. 1970-1990
J
1

RICARDO A. YOCELEVZKY R.

CHILE:
PARTIDOS P OLÍTICOS,
DEMOCRACIA Y
DICTADURA
1970-1990

D
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
MÉXICO- ARGENTINA- BRASIL- COLOMBIA - HILE- ESPAÑA

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA- GUATEMALA - PERÚ- VENEZUELA


� 1

AGRADECIMIENTOS

Nunca habría podido terminar este trabajo sin la ayuda del


profesor Julio Faúndez, de la Universidad de Warwick,
Inglaterra. Sólo una vieja amistad, resistente al tiempo y la
distancia, y un interés común en el tema de esta investiga­
ción hicieron posible para mí contar con su permanente
estímulo y apoyo.
A lo largo de los años de exilio he incurrido en más
deudas de gratitud de las que podría mencionar aquí. Sin
Primera edición: 2002 embargo, a riesgo de cometer importantes omisiones, debo
© Ricardo A. Yocelevzky R. recordar que cuando llegué por primera vez a Warwick
conté con el apoyo del profesor Alastair Hennessy entonces
,

© Fondo de Cultura Económica


Av. Picacho Ajusco 227; Colonia Bosques del Pedregal; 14200 México, D.F. director de Estudios Comparativos Americanos. Disfruté de
© Fondo de Cultura Económica Chile S.A. la amistad y solidaridad de Jolu1 King, Anthony McFarlane
Paseo Bulnes 152, Santiago, Chile
y Guy Thomson, y tuve el privilegio de compartir el inolvi-
Registro de propiedad intelectual N° 126.174 dable sentido d 1 h u mor d allum Mac Donald.
I.S.B.N.: 956-289-031-7
En México, he compartido trabajos y siempre he contado
Coordinación editorial: Patricia Villanueva con el apoyo de Fernando ortés.
Composición y ctiagramación: Gloria Barrios La Universidad de Warwick y el World University Service
Impreso en Chile posibilitaron las primeras etapas de esta investigación. Una

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8 CHILE: PARTIDOS POlÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990
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beca de la Fundación Ford me permitió regresar Am 'rica


Latina en 1979. La Universidad Autónoma Metr
Unidad Xochimilco, donde trabajo desde 1980, m­ INTRODUCCIÓN
yado en todo el tiempo que tomó la realización de P RDIDA Y RE UP RA I ÓN DE LA DEMOCRACIA EN
É
bajo. CHILE: UN PR BLEMA DE INVESTIGACIÓN
Mi esposa, Gabriela, me ha provisto de un diálogo rfti o
constante (es mi lectora cautiva). Tere, Julián y Nany, ada
uno a su manera y en una medida muy importante, han ido
una gran ayuda. l. EL PROBLEMA

Hacer plausible la interpretación que se propone de la his­


toria política reciente de Chile, requiere de una redefinición
de los conceptos teóricos más usuales con que la ciencia
política analiza estas estructuras y procesos. Como se verá
en esta introducción, no se trata de una teoría unificada sino
de recortes teóricos sobre distintos aspectos de una realidad
que siempre resulta dema iado compleja para la capacidad
x p l i ativa del in tru m ntal t ó ri o. to es lo que hace

ne ce ari 1 i nar part d p l a n t a m i ntos que encuen­


tran cierta p l a u s i b i l i da d en el a ná Jisi histórico de un caso
concreto.
La teorías acerca de los sistemas de partidos se ocupan
de examinar algunas propiedades de éstos que se relacionan
con el carácter democrático de los sistemas políticos, princi­
palmente, y con sus condiciones de estabilidad o inestabili­
dad. Entre ellas destaca la polarización como una caracterís­
tica del sistema que se deriva de las autodefiniciones de sus
componentes, lo cual pone en relación al sistema de partidos
como conjunto de actores con el ámbito simbólico (sus ex­
presiones ideológicas) y con el sistema social, en el cual se
constituyen actores que buscan representación política, fun­
ción para la cual se ofrecen los partidos a través de sus

9
l
10 CHILE: PARTlDOS POLÍTICOS, DEMOCRACl A Y DICTADURA. J 70-1990 INTRODUCCIÓN 11

expresiones ideológicas (doctrinas y programa ) . Mi p lan­ límites que impon l a participación en el sistema de
teamiento consiste en una corrección de esta per p ti va, al partidos.
rastrear los elementos de integración del sistema que h a en El sistema de partid es un sistema abierto al sistema de
que las ideologías i nd iv id uale de los partidos no p u dan dominación sociaL El orden político expresa esa dominación
definir por sí solas una prop iedad del sistema en su conj u n­ y, a través de la i ntegración ideológica de la representación
to, como puede ser el grado de polarización. de las distintas clases, se consti tuye en condición de manten­
Estos elementos se encuentran en otras teorías qu han ción de ella. En particular, las clases reproducen su condición
buscado explicaciones a otros asp ctos de los partidos, como de dominantes o subordinadas a través de sus organizaciones
por ejemplo la teorías de élites, o las ol igarquías de Michels. e ideologías. El que el sistema de partidos contenga expre­
É stas permiten analizar gremios de p o l ít i cos p rofesionales, siones clasistas no significa automáticamente que sea inesta­
que se j ustifican a través de una ideología, a vece i m ¡ Jí ita, ble. Las propuestas de reorganización social pueden estar
que asume la forma de un "proyecto naci o na l ". E d n tro de subordinadas dentro de un proyecto nacional. Los partidos
esta ideología "del sistema de partidos" que se defi nen. las y el sistema que ellos conforman puede o no ser permeable
ideologías individuales de los partidos, que a veces p ueden a lo cambios ideológicos y a las demandas que la movili­
presentar un grado de polarización extremo como proyectos zación ial pla ntea. Esta propiedad del sistema, y su po­
alternativos de estructuración de la sociedad. Sin embargo, sible r la i n on la estabi l i dad del mismo, ha sido conside­
la integración de la éli te se encarga de redefinir e introducir rada casi si rnpr - n. t ' rmi nos negativos, por ejemplo con la
"realismo" en la práctica a las i deas que pueden expresar los tesis de la "hip rm vi l.iz .i .n" n el aso chi leno.
militantes de los partidos. Esto hace que el análisis tenga El golp de E tad 1 7 ini i hi l un período de
que asumir una mayor complej idad al examinar los hechos dictadura m i l i tar que duró má d dii 'i afíos. Las elec­
en términos de ubicar las causa l i dades de la acción en uno ciones de 1 989 y el traspaso d 1 g bierno de Pinochet a
u otro nivel ideológico, y en obv iar la tra mpa de atrib uir a Aylwin en marzo de 1990 fueron celebrados como el retorno
los individuos (líderes o representant ) la responsabil idad a la democracia. La historia del quiebre de la democracia
moral por las inconsistencias que las a cione y po iciones chilena y su reconstrucción puede ser contada, y de hecho
adoptadas por los partidos individuales m.u tran. E la con­ lo ha sido, de muy distintas maneras. Muchos d� estos re­
dición de existencia del sistema de partidos que los actores latos, crónicas y análisis son la justificación de una toma de
que lo componen deban subordinar s us programas indi­ posición con respecto al mismo proceso político, lo cual los
viduales a través de alianzas que expresan como primera convierte en documentos de valor variable para el aná lisis
prioridad la mantención de las relaciones que lo conforman. que pretendo proponer aquí.
Esto se extiende a una cadena de subordinación que alcanza Para volver a contar una historia cuyos hitos principales
a la vida interna de los partidos donde grupos, fracciones son de dominio común, más aún cuando hay o nsenso res­
y líderes individuales deben subordinar sus expresiones a pecto de su importancia, es necesario ju t i fi ar el intento
12 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA 1970-1990 INTROD 1 N

definiendo qué es lo nuevo que el relato aport r . n este l. La destrucción del sistema polfti
caso lo que se intenta es una reconstrucción ana l fti del d bió a una polarización ideológica i nd u i
proceso a partir de un eje que juega un doble pap 1: p r un terior, al menos parcialmente, por factor
lado es un objeto de d isputa, en que la conveniencia y n­ Revolución Cubana.
diciones de su existencia son cuestionados, y por otro una 2. Eso se podría haber evi tado si la Unidad P
estructura dentro de la cual los actores individuales · de­ Democracia Cristiana hubieran llegado a un a u r
finen a sí mismos y atribuyen sentidos a sus accione . Se 3. Pinochet y sus allegados "abrieron" la po ibilid
trata del sistema de partidos políticos chileno. un retorno a la democracia.
Plantear de este modo el análisis de lo ocurrido en C h i le 4. La actual composición de la alianza política qu
a lo largo de dos décadas, permite evitar algunos lugares bierna Chile expresa la maduración y el aprendizaje d la
comunes que prevalecen en las opiniones y reportajes acerca lecciones del pasado.
de lo que pasa en Chile y, lo que es peor, parecen orientar la Las alternativas propuestas son:
acción de algunos protagonistas de los procesos pol íticos l. La polarización que se produjo en Chile estuvo deter­
actuales. Las cuestiones que encuentran una resolución y minada por la permeabilidad de los partidos polítiCos, en
explicación distinta (y se espera que mejor) en este análisis particular la izquierda, a las demandas de las clases sociales
son la relación entre las fuerzas y los procesos sociales y sus subordinadas. Si la radicalización ideológica exterior (ge­
expresiones políticas e i deológicas, por una parte, y el signi­ neralizada en América Latina) desempeñó un papel, éste se
ficado y sentido de las posiciones y acciones de los principa­ expresó en las alternativas de radicalizarse dentro del siste­
les actores políticos, por otra. El análisis de la acción de los ma de partidos y alianzas de partidos existentes: socialista ,
partidos se encuentra normalmente con inconsistencias entre comunistas y asociados en la Unidad Popular, o b ien en la
la ideología explícita de las organizaciones y las posiciones izquierda extra parlamentaria.
reales y concretas que éstos asum n. La xpl icación de d ichas 2. Lo que se negociaba entre la Democracia Cristiana y
inconsistencias remite comúnmente a jui ios de tipo moral el gobierno de la Unidad Popular en 1973 era la subsistencia
(positivos o negativos) dependientes d la r lación del analista del sistema, cuando la Democracia Cristiana ya estaba u­
con su objeto. El construir el análisis a parti r del s istema de bordinada a la estrategia de destrucción de ese sist ma.
partidos y su relaci ón con los pa rtidos que lo componen 3. La transición chi lena fue 1 pr d ueto d un nfPI t -
permite ver las cond iciones reales en que los procesos se miento en el que s r-d fini r n J 1
desenvuelven y, por lo tanto, poner en evidencia un conjunto fuerzas sociales y sus rep r nta i r
muy complejo de determina i on s a las que deben sujetarse dos políticos- y en que la a m litu
los actores políticos privilegiados que son los partidos. y la permeabilidad de lo
Algunas tesis establecidas (incluso oficiales) que encuen­ sociales fueron redefinida a trav d la r lru. i .n d
tran aquí una alternativa son: sistema de partidos.
J
14 CI-IILE: PARTIDOS POL.fTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990 INTI ODU 1 N

4. Los acuerdos y a l i anzas en el actual sistema d parti­ ' 1 ued e hablar de democracia en ningún i t r
dos, reconstruido, re f lej a n la relaciones de fuerzas id lógi­ 1 1 derno3•
cas entre las disti n ta part de la élite profesiona l de la E mpero, esta democracia competitiva plantea pr bl 1

política, a parti r d 1 r f i n i ció n del proyecto nacional de respecto del carácter de las relaciones entre la política y le.
desarrollo hecha p r 1 di t a d u ra . sociedad. Por una parte, la existencia de distintos pa rtid
implica divisiones de opinión respecto de quién debe gober­
nar y qué debe hacer el gobierno. Se puede pensar que esta
2. LA lEN lA POLÍTI A Y LA lllSTORIA DEFINEN divisiones sólo son producto de la naturaleza humana y
A LOS PARTL alguna inherente ambición de poder que lleva a los indivi­
duos a organizarse para la obtención, ejercicio y mantención
Los partidos políticos y los sistema n
lo que se enma rcan de éste. Pero desde la formación de los primeros sistemas de
no son una realidad independ ien te que e pueda d e f i n i r o partidos modernos, surgió la sospecha de que no sólo se
teorizar sin referencia inmediata a otro h hos y estruc­ trata de una competencia entre personas e ideas, sino que
turas. Las visiones empiristas que ha n predominado en su esta competencia "expresa" y "canaliza" conflictos de inte­
estudio parten del hecho de su existencia como un dato. Sin reses que están más allá de la política y la administración,
embargo, a muy poco andar deben comenzar a relativizar en la base de la estructura de la sociedad. Así el problema
todas las afirmaciones por el innegable carácter histórico del ideológico se traslada al campo de lo que se piensa que e
fenómeno1. La primera conexión de los partidos es con la la sociedad y las ideas acerca de cómo es probable que a
democracia. El concepto de democracia es objeto de discu­ en el futuro o cómo sería deseable que fuera en el futuro. En
siones filosóficas, norma tivas y científicas2. Los partidos el terreno de la explicación de la acción de los p artid
políticos y su com petenc ia en elecciones para ocupar los políticos, esto conduce a un enfoque "sociologista", n
cargos del gobierno, son norma l me n te considerados un i n­ que el análisis se centra en la "representatividad" d l
dicador de existencia y fun ionamie n to de u n sistema demo­ partidos y sus ideologías.
crático liberal. Como t do indicador, é te no agota el conte­ Por otra p arte, el funcionamiento de la conviv n i
nido del concepto de democracia, pero hay consenso en que cífica en un orden político y la competencia re u l r n 11'
si no existen partido ni elecciones en l as que compitan, no partidos ha presentado una serie de variantes in ti lu i rtlll
en que el papel de los partidos es muy d i fer n t
a otro, en cuanto a s u participación en e l fun i t , L 1 1

1 La más reciente muestra es el título del libro de Scott Mainwaring,


Rethinking Party Systems in the Third Wave of Democratization. 3 Scott Mainwaring y Timothy R. ull. ( 1 , , llu/ldlus 1 r'IIIII!Ti!llr'
·

2 Véase Giovanni Sartori, Teoría de la democracia, 2 volúmenes. lnstitutions: Party Systems in Lntin Ameri a, p.
16 CI-IILE: I'ARfJD S P ÜT'IC S, DEMOCRACfA Y DlCTADUR/\, 1970-1990

gobierno, 1 u 1 ha generado un análisis de l partidos la ista frente al Estado b urgués. Para u


como comp de otros sistemas mayores, más omple­ blema de la participació n en elecciones, en la vi t rld \ n•

jos, y má. a l l á d u papel en las elecciones. Esto es lo que taria, etc. fue objeto de grandes discusione s d trin rl
embargo, por lo menos para Europa Occidenta l , 1 �ll t
ha dad lLtgar a un enfoque que se denomina "insti tucio­
nalista" en ciencia política4• quedó zanjado después de la Primera Guerra Mund ial y n
Hay un paralelo en la historia de los partidos políticos el fracaso de los intentos de revolución proletaria qu bu -
como objeto de aceptación en la práctica de la vida política caron reproducir el modelo de la Revolución Bolcheviqu 7.
y como objeto de estudio en el campo de la ciencia política. Desde antes, en algunos países, principalmente Alemania -
Desde el comienzo de las discusiones constitucionales, el Italia, la acción de los partidos socialistas había sido obj t
problema de la aceptación del hecho de l a división perma­ de estudio y de crítica por parte de Robert Michels, qui n
nente de las opiniones y su organización terminó en la acep­ con respecto a esta tendencia particular p uso de relieve una
tación del hecho y el intento de l i m i tar s us consecuencias, característica más general de la vida política democrátic a
regulando los términos de la competenci a, es decir las elec­ organizada alrededor de la acción de lo pa rtido : la p rod uc­
ciones5. Esto hizo que, de de el p u n to de vista normativo, la ción de una élite dirigente q ue S repr du - a Í m i ma
evolución de los partidos políticos haya sido dependiente de dentro de la organizaci ón partidaria 8.
la evolución del derecho a u fragio, su extensión y las regu­ Desde los varios p unt d

laciones a las que se sujeta su ejercicio. De ahí que hasta otros, se puede ver al men
puede conducir el u d 1 t rmin. m
tiempos bastante reci n te , en general, las Constituciones no
se refieran a los parti d p líticos más allá de establecer el de p artidos9 Por lo pront , d trá d
derecho de los ciud adan a fo rmarlos y a pertenecer a ellos, visiones diferentes respecto d i la
y, en cambio, la 1 y qu regulan los procesos electorales político s e cons tituyen a partir d e individuos o s i el orden
se ocupen d norma r la p rtici pa ión de los p artidos en político es el producto de una estructura de relaciones con­
ellos. De este modo, l obj to que on l os partidos, desde el flictivas entre distintas categorías de individuos. Éste es uno
p unto de vista normativo, adquiere ólo una existencia su­ de los problemas más complejos porque, al margen de los
bordinada, en tanto participante en procesos electorales6.
Desde mediados del siglo XIX la ideología socialista 7 Adam Przeworski ve este cambio como una cuestión de estrategia
generó un nuevo tipo de partido, que en un comienzo se electoral, con avances y retrocesos de las definiciones clasistas, pero cons­
tata que en 1918 el Partido Laborista británico se abre a los "workers by
planteó el problema de actuar desde un punto de vista
brain". Capitalism and Social Democracy, p. 25 .
8 Robert Michels, Political Parties. A Sociological Study of the Oligarchical

4 Alan Ware, Political Parties and Party Systems, pp. 8-9. Tendencies of Modern Democracy.
5 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos, pp. 35-44. 9 Sobre las dificultades de una definición empírica de "partido poH­

6 Max Weber, Economía y sociedad, p. 1076. tico" véase Alan Ware, op. cit., pp. 2-6.
18 CHILE: PARTIDOS POLfTICOS, DEMOCRACI A Y DICTADURA. J970-1990 IN' I 'R DU ' '1 N

que suponga el observador, alguno de los partido puede el electoral, cuyas características i J i 1 111 u " l 1II\11I\[' l'i\
introducir esta diferen ia mo una definición ideológica y sistema de partidos, por ejemplo, 1 t n t 1 1!'1 1 lt'I'[OI' 1 1(
estructurar sus estrat 'ia n consecuencia10• respecto de la población total13. Por otra tl'l 1 lt p li'l d
La manera de obv iar ta c uestiones es partiendo de la representan intereses y opiniones que se d ·in 'l l!I\l 11

existencia de Jos partido omo actores que compiten en un de l íneas de conflicto (clivajes) que en d i tinl
sistema de normas electoral aceptadas por todos los par­ históricos definen a las sociedades. Sin embar
ticipantes, que buscan ocupar argos en un sistema de go­ flictos deben ser algo menos que conflictos para ev i t r
•J 11
bierno también aceptado por todo , o cuyo cambio se debe rompa un consenso básico. En términos de Sartori :
sujetar a la resolución de la competenci a electoral y, además, flicto en torno a los aspectos fundamentales no es una
a normas de transformación aceptadas por todos los actores. p osible para la democracia, ni de hecho para ninguna con u­
Como ejemplo de definiciones podemos ci ta r las p ropuestas nidad política: ese conflicto --esto es el verdadero confLi -
por Alan Ware, A política! party is an i nsti tution that (a)
11 to- lleva a la guerra interna y a la secesión como única
seeks influence in a State, often by attemp ting to occupy solución11_ 14 De esta manera, o bien se concibe a la sociedad
positions in government, and (b) usually consists of more como una comunidad en la que no existen conflictos funda­
than a single interest in the society and so to sorne degree mental e s , o l a comunidad polí tica democrática está
attemp ts to 'aggregate interests1 11 11, o la que proponen estructurada de tal modo que esos conflictos no se expresen
Mainwaring y Scully, ��we follow a slightly amended version en términos de alternativas de organización política.
of Sartori's definition of a political party, by which a party A pesar de todas estas l imitaciones, el estudio de los
is 'any política! gro u p tha t p resents at elections, and is sistemas de partidos ha avanzado como una forma de bús­
capable of placing thro ugh el ctions, candidates for public queda empírica de respuesta a las múltiples preguntas teóri­
office.' The amendment is th.at a poli tical group that would cas que los intentos de definición dejan pendientes. Así, s
present candidates for public offi -, but is unable to do so asume su estudio como un indicador del funcionamiento d
either because it is proscribed or b a u e el ctions are not un sistema democrático. En ausencia de una definición d
being held, is also a party.11 12 democracia que reúna consenso y sirva de patrón de eva lu a­
De esta manera, los límites del sistema quedarían defi­ ción de los distintos sistemas políticos, se parte de la n -

nidos normativamente y por la aceptación de los participan­ tatación que la democracia, como atributo de un sist m, 1 •

tes. Sin embargo, estas definiciones rem i ten a otro sistema, lítico, es una cuestión de grado; la diferenci a n tr 1 n,

dictadura y un sistema democrático se pued


10
claramente por su origen (elecciones), pero la
El problema de la constitución de una clase social como actor social
y político es discutido por Przeworski, op. cit., capítulo 2.
11 Op. cit., p. 5. 13 Arend Lijphart, Sistemas electorales y s is temn de ¡mrlido .
12 Op. cit., p . 2. 14 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de pnrtido·, p. cil., p. 110.
20 Cl-HLE: PARTIDOS POLÍTICO , DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990 21

de una democracia observada a través de la exist n ia de un n tre sí dentro del sistema, la


sistema de partidos in titu i onalizado es una cue tión de resuelve decidiendo dar prioridad au
ubicación en un contínuwn. Una de las cuestiones que el dos niveles del análisis, puesto que am
continuum sugiere l a idea d proceso, es decir, si la ubi­ micas distintas17. La decisión, mientras n
cación de cua lquier caso en un punto del continuum es un que la oriente, queda como problema empfri
indicador de su evolución ha ia uno de l os extremos. Una cada investigación específica, puesto que si,
de las posibles consecuencias de adoptar este punto de vista Ware para el caso de los partidos británicos, un Jibr
es que todo el proceso político mod rno puede ser presen­ partidos tendrá un foco diferente al de otro sobre 1 i
tado como un gran proceso de democra tización. Sin embar­ de partidos, e l punto es cuál será e l proceso histórico qu
go esto no parece posible a la luz de la mayoría de l os pro­ quiere analizar y cuál de los dos niveles contribuirá má
cesos políticos nacionales occidentales. Apa ren temente, el la explicación de ese proceso.
proceso democratizador puede ser descrito en términos de El proceso de democratización puede ser caracterizado
algunas grandes etapas que parecen repetirse, pero que no como l a red ucción del conflicto a competencia. Los términos
son irreversibles15. De cualquier manera, lo que frecuente­ de la competencia han quedado fijados por e l orden ·consti­
mente ha parecido más apropiado es no optar por una des­ tucional, que norma el sistema de gobierno; el sistema elec­
cripción abstracta o por una descripción histórica de casos toral, que define las posiciones por las que se compite y
individuales, sino examinar algunos casos pioneros y ejem­ norma la form.a de la compet ncia por llo ; y el si tema d
plares de génesis de algunos rasgos distintivos de las demo­ partidos, qu orga niza a 1 omp tid r . t ú l timo om-
cracias liberales y, en particul ar en lo referente a los partidos ponente v iene a upar u n.a p
y sistemas de partidos. Este camino parece promisorio de­ tres elemen tos q u n.
bido a las características de mod elo q ue a lgunos casos ad­ sus relaciones: el c i uda r , it ividu
quieren en la historia reciente y a la s i m i litud de si tuaciones derecho a sufragio, que n ti tuy la prim ra definición de
estructurales , reales o percibidas, que ha conducido a la di­ ciudadanía; el i ndividuo m parte de una categoría social,
fusión internacional de partidos, ideologías y p rogramas. definida por algún cliva j qu puede o no ser considerado
La dificultad que presenta el análisis de los sistemas de en la definición de los partidos; y las ideologías que hacen
partidos está resumida por Ware, quien afirma que el estu­ posible la constitución y funcionamiento del conjunto, que
dio de los sistemas de partidos implica, al mismo tiempo, se estructuran en dos niveles. Estos niveles son: e l de cada
más y menos que el estudio de los partidos individual es16. partido, su identidad como representante de ideas que asume
Esta complejidad generada por las relaciones de los partidos
17 Rolando García, "Conceptos básicos para el estudio de sistemas
15 Mainwaring and Scully, op. cit., p . 6. complejos", en Enrique Leff (coord.), Los problemas del conocimiento y la
16
Ware, op. cit., p. 7. perspectiva ambiental del desarrollo.
22 CHILE: PARTIDOS POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990 23

como propias de alguna categoría de ciudadanos, y la ideo­ como forma de organización p J Li 'J �u r pa y el mundo,
<

logía de conj unto, que fija los límites de los parti ipantes es un fenómeno del siglo XX18. L 1 r i J 1 'r, p u rra repre-
posibles en la competencia y de las identidades ideológicas sentó la organización de los E t d que resulta-
que p ueden asumir. ron de la liquidación de los imp ri ¡ sguerra
,

El elemento ideológico que ha definido los límites de los generalizó el modelo a través de 1 d
sistemas políticos existentes hoy ha s ido fundamentalmente dente que ésta es una descripci n d un m
el nacionalismo, en el sentido más amplio de j ustificar y definido por sus resultados. Salv n. 111 puf\ d países,
legitimar la existencia de un Estado-nacional, que llegó a ser entre los que se cuentan Suiza, E t d Unid y l Reino
la forma predominante de organización política del mundo Unido, l os sistemas democrático li beral no obr viv ieron
moderno. Las formas que generaron este nacionalismo tie­ a los con fl ictos que caracterizaron al siglo XX en ninguno de
nen que ver con los clivajes q ue di ro n 1 ugar a Jos conflictos los países más relevantes en la política mundial. La estruc­
cuya resolución constituyó la fundación. de, por lo n1enos, tura descrita corresponde a las reconstr ucciones en Occiden­
los embriones de las estructu ras políti as modernas q ue hoy te d uran t el período de la G uerra Fría. Es entonces cuando
definimos como demacra ias l i bera les. Estos clivajes fueron se p uede apreciar la unidad política nacional con los par­
religiosos, como en la g uerra civil inglesa del siglo XVII; tidos de la la e trabajadora integrados al gobierno o a la
políticos, como en la Revolución Francesa de 1 789; o de in­ oposición p ro compitiendo dentro de las normas del sis­
dependencia colonial, como en los Estados Unidos. De todos tema elect ra J .
esos clivajes originales quedaron huellas i deológicas y Desde -1 p u n t de vista sociologista, la explicación pro-
organizativas en las Constituciones y en los partidos políti­ puesta par t i tua i n qu s ha l ogrado un compro-
cos. Las clases sociales protagonistas de estos procesos cons­ miso entr 1 m t rial d la l. en conflicto

tituyeron una élite que se reservó el derecho a la participa­ en el capita l i lr j d r a eden a nive-
ción en los asuntos políticos como elector y como candidato les creciente d ndi i n do a que éstos no
y eventual funcionario elegido. El pri mer movimiento de amenacen la viabihd u m ula ión capitalista. Siendo
expansión del sufragio, que ocurrió en el siglo XIX, estuvo el Estado el árbi t r m.promiso, l a competencia
dirigido a incluir a las masas de trabajadores. política define e niv le a través de la competencia elec-
El siglo XX i ncorpora a los trabajadores urbanos y sus toral entre partid u ya participación está condicionada al
organizaciones como partidos políticos al sistema político no cuestionam i nto del si stema de producción como taP9•
extendiendo el s ufragio y derrotando política e ideológica­
mente a las tendencias revolucionarias e internacionalistas a
través de la Primera Guerra Mundial y dentro de los parti­ tM
Amo J . Mayer, The Persistence of the Old Regime: Europe to the Great
dos socialdemócratas. De este modo, el predominio de Es­ War.
tados-nacionales independientes, en particular repúblicas, 19 Przeworski, op. cit., capítulo 4.
24 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADUIVI. J970-1 990 INTI 1 l!l' '1 N

1 u l ri a l ización y urb ni.­


zación), ni a la incorpora 1 n ectores so ial
3. AM É R I CA LATINA Y LA DEMOCRACIA LIBERAL independientes, sino qu nl n l U t r fuerzo de la dorni.­

nación social en el campo, J, u 1 l >rminaba el resultad

Los procesos y conceptos reseñados tienen una gran influen­ de las elecciones21•
cia en los países de América Latina. Sin embargo, la simple Esto hace que los ca s
imitación resultó siempre imposible. Desde el comienzo, en político con elecciones re ul r

el siglo XIX, las ex colonias de Espaí'í.a en América debieron los sectores sociales qu 1
adoptar una forma moderna de organización política. Des­ sean sólo excepcione - r u·
pués de distintos intentos, todas termi na ro n constituyendo la característica qu hiz u n a excepción en las
Estados-nacionales, repúblicas, formal m- nte definidos. La décadas de los treinta l .l< � n América Latina. Esto
definición formal adquirió una gran i mporta ncia en la re­ no quiere decir q ue J p o líticos existentes en la
dacción de múltiples Cons t i t u iones20. El modelo que repre­ región no actuara n
sentaban Inglaterra, Estado Unidos y Fra ncia se tradujo en políticos demo rá ti
una infinidad de propuestas de organización política en que se sus ideología u
buscaba imitar las ideas y las soluciones políticas que habían larse a sus m d 1 y norteamericano. Su principal
caracterizado los procesos de formación de esos sistemas. Lograban conformar entre sí un
Sin embargo, los intereses en conflicto en estas sociedades ex ción directa de instituciones del
coloniales y periféricas asumían características que no per­ Estado com la f u - rz armadas, o la influencia directa d
mitían una aplicación mecánica de las soluciones institucio­ la Iglesia a.t l i a22. D hecho, el período de posguerra
nalizadas en los países que se definía como modelo. caracterizó n A mérica La tina por el predominio de un
Un punto relevante de esta falta de correspondencia forma políti a que e denominó "populismo latinoameri -
entre el modelo y la realidad lo constituye la forma eli tista de no", el cua l onsti tuyó organizaciones dependientes d J
los partidos políticos (facciones, protopartidos o partidos gobierno para fines de apoyo a éste y movilización so i J
de notables), que resuelven sus d i ferencias por confronta­ política, tales como el PRI mexicano y movimientos e m •1
peronismo en Argentina y el varguismo en Brasil. La �' 1 •
ciones o acuerdos cupulares, y que la extensión del sufragio,
ciones no afectaron a ninguno de los tres países má
cuando ocurre, en sociedades predominantemente rurales,

21
Karen L. Remmer, Party Competition in Argentina ancl Jrllt'.
22 La aplicabilidad de conceptos es una discusión import •!lll l!llll\11
20
Más de 200 Constituciones en 1 70 años en los 21 países que son se trata de casos latinoamericanos. Véase por ejemplo Mol! v nr 11 \ 1 " l!

Espai'ia, Portugal y sus ex colonias americanas. Véase Bernardino Bravo tiendo a Sartori a propósito de la existencia o no de un islo01.1 dt 1 111l d ll

Lira, De Portales a Pinochet: Gobierno y régimen de gobierno en Chile, p. 11. en Colombia y Brasil, op. cit., pp. 24-25.
26 CI-JILE: PARTIDOS POLÍT ICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970- 1 990 27

de América Latina. El Uruguay, durante un larg d do de de sociedad antagónicos. E t fa pensar que el sistema
prosp eridad tuvo una democracia que funcionó h.
te 1 973, chileno era esencialmente i n . 1 , dado el grado de pola-
y Colombia y Venezuela generaron democracias bip
rtid i tas rización ideológica que pre x t. n los partidos. Sin embar­
a partir de la liquid ación de las dictad uras a fin
J S go, las inconsistencias ide 1 flagrantes a lo largo de la
cincuenta.
historia de este sistema er .tr ñ treinta y los sesenta,
indican que había en acci n tru ctura ideológica que
reunía a estos partidos m L ma. Esta estructura era,
4. LA DEMOCRACIA CHILENA UNA EXCEPCIÓN desde mi punto de vista, un r t nacional de desarrollo,
en nada distinto de los que en otros países de
La cuestión de la excepcionalidad de Chile, c uyo
i t ma América Latina eran pu­ r ti a por gobiernos que
democrático funcionó sin ruptu ras cata trófica com
l de representaban alianza m jantes, pero organiza­
1973 desde 1932, dio lugar a todo t i p de nj tura , d e de das con marcos ideal ¡ j¿ tivos distintos de los
la metafísica del "ser" chilen o ha ta hi póte i ocioló
gicas partidos políticos. E t i. 1i t ma se encarnaba
como la de Cardoso y Faletto, acerca del caráct
er de las en diversas versione d" lo partidos, dando
clases y s u repre senta ción políti co-ide ológic a defin
idas a lugar a propuestas q u v id p rlamenta ria aparecían
partir del "encla ve" como forma de inserción de Chile
en la como cuestion s "t n afectaban a las ideolo-
economía mundiaJ23.
gías propagada como proyecto de so-
La hipótesis central de este análisis reconstruye
la his­ ciedad24•
toria a partir de la existe ncia de un sistema de
partid os, La recon n t proyecto nacional integrador
como dato, cuya estructura evolucionó en el sentido 1 1
de incor­ ha sido u b i J. . 1 nivel d e l Estado (Estado desarrollista,
porar crecientemente a sectores sociales emergentes
mediante Estado de .m. r mi , Estado benefactor, etc.). Sin embargo,
un conjunto establ e de partid os políticos, formado
por una es en el niv l d l i tema de gobierno, de partidos y electoral
élite profesional que casi monopol izó la repres entaci
ón po­ donde se pu de bservar los efectos del consenso que produ­
lítica de las divers as clases sociales, presentando p ríodos
de ce, sin rec u rrir a otros elementos metaconstitucionales.
volati lidad pero, en gener al, onser vando un núcl
o estab le En este e t u d io, en el primer capítulo se constata la 1 -
de políticos profes ionale s cuyas carrer as depend ían
de su tencia de esta élite de políticos profesionales, su dep n
afiliación a estos partid os funda men ta les. La cuesti
ón más cia de los partid os, especialmente de aquéllos que f m: e
problemática es la integr ación de un sistem a tal con
partid os núcleo del sistema. Al mismo tiempo, la repre nt, ti i
que se definían por ideolo gías que representaban
proyectos de carácter clas ista de los partidos, en par t ic u l a r l
izquierda, a pesar de la integración al proy t 1 e i nal d
23 F. H. Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América
Latina, pp. 126-129. 24 Véase capítulo l .

1
26 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA

de América Latina. El Urugua y, durante un la.rg


Y DICTADURA.

riodo de
'1 970-:1990
1 27

n ar que el sistema
prosper idad tuvo una democracia que funcionó ha ta 1973,
hileno era esencialmente i n. do el grado de pala­
y Colombia y Venezuela generaron democraciasl bip rtidi tas
rización ideológica que pre 1 t •. partidos. Sin embar­
a partir de la liquidac ión de las dictadur as a fin d los go, las inconsistencias ide 1 ran.tes a lo largo de la
cincuenta.
historia de este sistema entr treinta y los sesenta,
indican que había en acci n ' t ru tura ideológica que
reunía a estos partidos 1 . Esta estructura era,
�- LA DEMOCRACIA CHILENA UNA EXCEPCIÓN
desde mi punto de vista, un n cional de desarrollo,
en nada distinto de los ue en otros países de
La cuestión de la excepcionalidad de Chile, cuyo i tema
América Latina eran pu ti a por gobiernos que
democrático funcionó sin rupturas catastróf icas com la de
representaban alianza m jantes, pero organiza­
1 973 desde 1 932, dio lugar a todo tip d onj tura , d sde das con marcos ideoló n i za tivos distintos de los
la metafísica del ser" chileno ha ta h i p t is o iológ icas
11
partidos políticos. E ta i d 1 i stema se encarnaba
como la de Cardoso y Fa letto, acerca del carácter de las
en diversas versione de los partidos, dando
clases y su representaci ón político -ideológ ica definidas a
lugar a propuestas q u parlamentaria aparecían
partir del enclave" como forma de inserción de Chile en la
11
como cuestiones n afectaban a las ideolo­
economía mundiaF3.
gías propagada p como proyecto de so-
La hipótesis central de este análisis reconstruye la his­ ciedad24•
toria a partir de la existencia de un sistema de partidos, La recon tru n
como dato, cuya estructura evolucionó en el sentido de incor­
ha sido ubi ada 1
porar crecientemente a sectores sociales emergentes mediante Estado de ompr
un conjunto estable de partidos políticos, formado por una es en el nivel d - 1
élite profesional que casi monopolizó la representación po­
lítica de las diversas clases sociales, presentando períodos de ce, sin recurr i r a otro el m nt .metaconstitucionales.
volatilidad pero, en general, conservando un núcleo estable En este estudio, en el prim r capítulo se constata la exis­
de políticos profesionales cuyas carreras dependían de su tencia de esta élite de políticos profesionales, su dependen­
afiliación a estos partidos fundamentales. La cuestión más cia de los partidos, especialmente de aquéllos que forman el
problemática es la integración de un sistema tal con partidos núcleo del sistema. Al mismo tiempo, la representatividad
que se definían por ideologías que representaban proyectos de carácter clasista de los partidos, en particular los de la
izquierda, a pesar de la integración al proyecto nacional de
23 F.H. Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América
Latina, pp. 1 26-129.
2•1 Véase capítulo l .
28 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970-1990 INTRODUCCI N 29

la élite. Esto explica que la "vía chilena al socialismo" fuera, líticos. Paralelo
al mismo tiempo, o sólo, el límite ideológico de un proyecto royectos de
de desarrollo industrializador e integrativo, que más tarde 1 • m a político, que u l r n int r n n la impo­
ha sido caracterizado como estatista y populista. i m pedido la
En el segundo capítulo se muestra la crisis del sistema la exclu-
político que llevó ese proyecto de desarrollo na iona l a s u
extremo, e n la propuesta de la Unidad Popular, y el agota­ tadura y
miento de la capacidad integradora del sistema de partidos permite
para mantener la dominación social, al surgir embrione de n 1 q u e se ha
élites alternativas en la derecha y la izquierda, en los már­ impu n m .i.co como
genes del sistema de partidos y al influir d i fer ncialm nte proy _ )n
l . Como su caracterf t i p r i nci pal e s la
en las estrategias de l os partido q ue conformaban el s iste­ ex el u n l > •i n l por oposición al ca r t r ü t gradar del
,

ma. Esto cond ujo a q ue la amenaza a la dominación social, 1 u J d do por e l golpe d e E tacto, requiere de
percibida como i ncapacidad d 1 istema político para man­ onsecuentes en las cara t rf t i del sis-
tenerla, diera el triunfo estratégico en la derecha a las fuer­ r l i 1 s. Principalmente este pro e o prod ujo una

zas que, desde fuera del sistema de partidos, impusieron 1 n b • n racional e ideológica de la d recha q u e for­

una línea rupturista a la oposición y determinaron el golpe ma d partidos políticos a través de los cual s, j unto
c

de Estado. La pregunta que orienta este capítulo es si la nl • la vieja élite política de derecha, reactivada
crisis de la dominación social por sí sola provocó la ruptura ante lo 1 r acial que amenazaba a la estabilidad de la
del sistema de partidos o si el desarrollo de élites alternati­ dictad ur, r'\ L • r a a los elementos q ue, desde la marginali-
vas fuera del sistema de partidos, en particular en la dere­ dad n r 1 ' to al sistema de parti dos ant rior a 1973, ge-
cha, generó las condiciones de la ruptura de éste. nerar n 1 1 r y ctos económicos y políti os que i mpuso la
El capítulo tercero muestra la fase de aseen o de la dic­ dictad u x m i l i t a r.
tadura en la que se propone y real iza en parte la destrucción El L u l q uinto muestra el elem nto principal de con-
del sistema político, en particular del sistema de partidos, a tinuid a d . � � j d e l sistema d e partidos anterior, e l Partido
través de la represión y l a marginación de la élite política Demó ra t ri t iano, logra imponer su función articuladora
profesional, incluidos los personeros de la derecha, y la en la r n tru ión del sistema de partidos políticos. Evo­
imposición de un esquema de desarrollo económico que no luciona d. el apoyo al golpe a la exclusión por parte de
había podido ser ni siquiera adoptado como programa por los mil i ta r , la recuperación de su legitimidad como in­
ninguna de las fuerzas actuantes dentro del sistema de par­ terlocu tor d J gobi rno y a eje de una alianza oposi tora que
tidos antes de 1973, por constituir, de hecho, un proyecto determi na p a ra é ta los términos de la democra t ización,
diferente al proyecto nacional de desarrollo alrededor del imponiendo a u aliados de izquierda los resultados de su

1
�)
1
1
1

28 CHILE: I'ARTIDOS I'OLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970-1990 29

la élite. Esto explic a q ue la "vía chilena al sociali smo" fuera, cual se estructuraba el si t ·r 1 ' 1 rtidos políticos. Paralelo
al mismo tiempo, o sólo, el límite ideoló gico de un proyec
to a este cambi o económi 1 1 l
aron los p royectos de
1

de desarr ollo ind ustrial izador e integr ativo, que más tarde reemplazo del s istema po.lí l t , 1 1 ' u l minaron con la i mpo­
ha sido caracterizad o como estatis ta y populista. sición de una nueva Cm l l 1 1' 1 r q ue habría impedido la

En el segundo capítulo se muestra la cri is del sistem a reconstrucción del sistem., < rt i dos a través de la exclu­
p olítico que llevó ese p royecto de desarrol lo naci ona l a sión de la izquierda por n1 l i teológicos.
su
extremo, en la p ropuesta d e l a Unida d Popul a r, y 1 agota­ El cuarto capítulo se •n la crisis de la d i tad u ra y
mient o de la capaci dad integr adora del sistema de partid
os en cómo la reconstrucci ón 1 t ma de partido p r m i te
para mantener la dominación social, al surgir embrio nes de una sal ida hacia una d m d istinta, en la qu ha
élites alternativas en la derecha y la izquie rda, en lo már­ impuesto el nuevo esqu n'\ • 1 sarrollo económi omo
genes del sistema de partido s y al influ ir d ifer ncialm nte proyecto nacional. Com terística principal la
en las estrate gias de los partidos q ue confor maban el iste­ exclusión social, por op r del
ma. Esto cond ujo a q ue la amena za a l a domin ación social p royecto liquidado por 1 de
percib ida como i ncapac idad del is tema polític o para man
� modificaciones consecu- nt n 1a características d 1
tenerla, d iera el triunfo estraté gico en la derecha a las fuer­ tema de partidos. Princi lm ' I' H ' s te proceso p roduj u na
zas que, desde fuera del sistema de partid os, impusieron renovación generaciona l 1 ica de la derecha qu for-
una línea ruptur ista a la oposic ión y determinaron el golpe ma dos nuevos partidos p e t ravés de los cuales, j u n to
de Estad o. La pregunta que orienta este capítulo es
si la a elementos de la vieja llt 1 l l i a de derecha, reactivada
crisis de la domin ación social por sí sola provo có la ruptur ante la protesta social qu :¿aba a la estabi l idad de la
a
del sistem a de partid os o si el desarrollo de élites alterna dictadura integra a los 1 n J t q ue, desde la marginali­
ti­
vas fuera del sistema de partid os, en partic ular en la dere­ dad con respecto al sistem. . e l ' ¡ r t i dos anterior a 1973, ge­
cha, generó las condiciones de la ruptura de éste. neraron los proyectos ec 1 políticos que impuso la
El capítu lo tercero m uestra la fase de ascenso de la dic­ dictadura militar.
tadura en la que se propo ne y realiza en p arte la destru cción El capítulo quinto m u · L r J 1 mento principal de con-
del sistema polític o, en p articu lar del sisten1.a de partid tinuidad. El eje del sist ma d rt i dos anterior, el Partido
os, a
través de la repres ión y la margin ación de la élite polític
a Demócrata Cristiano, logra in p n r su función articuladora
p rofesional, incluid os los p ersoneros de la derech a,
y la en la reconstrucción del i t ma de partidos políticos. Evo­
impos ición de un esque ma de desarrollo económico que luciona desde el apoyo al golp a l a exclusión por parte de
no
había podid o ser ni siqui era adoptado como progra ma los militares, a la recuperación de su legitimidad como i n ­
por
n inguna de las fuerzas actuantes dentro del s istema de terlocutor del gobierno y a eje de u n a alianza opositora que
par­
tidos antes de 1973, por constituir, de hecho, un proye determina para ésta los términos de la democratización,
cto
diferente al p royecto nacional de desarrollo alrede imponiendo a sus aliados de izquierda los resultados de s u
dor del
IN I'I\ 1 \ 1<" '1 N
30 C H I LE: PA iri'ID S P I J'T'ICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970· 1 990

negociación con la dictadura. Este acuerdo con l a d ictadura


se basa en la aceptación por parte de los democratacristianos
de los dos elementos fundamentales del proyecto nacional
de la dictadura: el nuevo sistema político, con modificacio­
nes no despreciables pero tampoco radicales, y el nuevo
modelo de desarrollo económico con todas sus consecuen­
cias o "costos" sociales.
El capítulo sexto describe el destino de la izquierda que,
derrotada por la dictadura en el terreno militar y político, �1
sufre un lento desgaste ideológico que termina en su inte­
gración al sistema de partidos reconstruido. Además se su­
bordina a una élite proveniente del centro o derechizada
en los largos afíos de la di tad u ra, la cual, por otro lado,
justifica su adop i n d 1 pr y t na ional de la dictadura
por la evolución id ol gica d la izq uierda mundial y la
liquidación del campo social ista .
E l capítulo final, d e conclusiones, muestra cómo estos
relatos parciales de la evolución de las distintas fuerzas
políticas a través del ciclo democracia-dictadura-nueva de­
mocracia, es comprensible mediante el examen de los rasgos
generales del sistema de partidos, su destrucción y su re­
construcción ideológica y organizativa, proceso en el que las
claves de su estabilidad y su relación con la sociedad, la
dominación y las posibilidades de participación de las clases
subordinadas, han sido cambiadas y requieren de un balan­
ce de continuidades y cambios entre los dos períodos demo­
. 1
cráticos mediados por la dictadura militar.
En el plano teórico, la principal conclusión es que el uso
de los conceptos de partido y sistema de partidos debe es­
pecificarse en los análisis concretos (históricos), debido a las
dificultades de fijar en general y en forma abstracta los lími­
tes del sistema. Además, como en todo análisis de estructuras
\
.
CAPÍTULO 1
LO PARTI DOS POLÍTICOS ÉN LA EXPLICACIÓN
DE LA ELECCIÓN DE 1970

1.1. INTRODUCCIÓN
LA COYUNTURA PRESIDENCIAL DE 1970

La posibilidad de un triunfo de la candidatura de Salvador


Allende en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre
de 1970, encendió discusiones no sólo en el país sino en la
prensa mundial. Lo que aparecía como inusual no era tanto
lo que la Unidad Popular y el candidato socialista presenta­
ban como oferta -una vía pacífica al socialismo1-, sino la
posibilidad real de que ganaran la elección y que Allende
pudiera asumir el cargo de gobierno para el cual se había
postulado.
Las explicaciones para este hecho circulaban alrededor de
las "particularidades" de Chile, de los chilenos o de la en­
crucijada histórica a la que habían llegado. Esto podía alcan­
zar ribetes metafísicos, incluso se habló del "carácter" nacio­
nal de los chilenos para explicar estos hechos2• Aceptando

. 1. 1
LOS I'ARTlDOS POLfTICOS EN LA !! I'LJ ACI N DE LA ELECCIÓN DE 1970 35
34 Cl-ll LE: PA RTID S P IJ'I' I ' S, 1 iiM RA lA Y DICTADURA. 1970-1990

todas las vía d t n, hay una que no aparecía más mand ato, estan do amba
que sub rd ü p uede cambiar toda la visión del maneras. Si se acep ta la v it:JI
proceso p líti hil n : Ja existencia de un sistema de par- el final violento del p r
tidos qu t ua omo pieza principal del sistema político
(ent nd i nd ste úl timo como la estructura que engloba
al si t m d gobierno, al sistema de partidos y al sistema
ele t ra i) y, en tanto tal, fue fundamental en la determina­
ción de la conducta del conjunto de los actores más relevan­ tra­
te del proceso. Esto quiere decir que si la confrontación n-
poLítica i mp l icaba una confrontación soc i a l estratégica, esta
n u. r
ú l t i ma s expresaba (canalizaba), a travé de las normas del
si t ma 1 olítico y que, tal como ocurrió, romper tales reglas a l eg u i l i bri .

era una d i i ón que requería de un proceso de maduración La discu sión debe er p l a n t d e


dad, puesto que la salid a viol nta ün u
preví , d a u mulación de fuerzas dispuestas a hacerlo a
sibilid ad de camb iar al gobie rno por m di
través d · 1 d gaste de las reglas del sistema político tal como
1
funcionaban n e momento. biénd ose produ cido e l desgaste d e las regla d
proce so de a pta i n .
En el mund d 1 970 -caracterizado por el ascenso de embargo, la legiti mida d, en tanto
d d 1 r gi­
la izquierda en g n ral y, n p a rticul ar, de las llamadas "nue­ socia l, no se agota en la legali dad. La legitimida
la i n t n i­
vas izquierdas", de 1 n v i m i nto "post 68" y de las or­ men de la Unid ad Popular debe ser medi da por
en 19734 . La
ganizaciones castristas- 1 p r o p Hti o chileno tenía dad de la violen cia empleada por los golpistas
ncia de
resonancia para los observador - xtranj r n primer lu­ represión, siempre justifi cada en términos de la prese
social es y
gar, los actores políticos se identificaban por 1 nombres de grupos arma dos, se dirigi ó contra organizaciones
se pued e
partidos que obedecían a ideologías de tipo u niver a l , esto políticas que apoyaban al gobierno. Este apoyo
es, de origen europeo. En segundo lugar, el período de fun­
cionamiento regular del sistema político chileno se remonta­
ing ocinl
ba a la década de los treinta, por lo cual había perdurado , nndo la formula ción qu Wa ll ·rst in loma n Unthink
1 "i l ·mo d i 1 ¡ " l ivo, 1 ropu , lO. or 1 1 o Pri o g i 1
·

más que los de la mayoría de los países de Europa, por no


mencionar al resto de América Latina donde el caso chileno
aparecía como francamente excepcional.
- flgr gc o t ra
11 l l l l ll'l l l n rlo ll l '
Una vez que Allende ocupó el cargo de Presidente de la
:· nr1 1 0 1\ r r il¡,c�Jo, Por In f{p:.óll o In / 'uerzn. hile
República, la discusión giró en torno a las probabilidades de
cumplir con su programa y de terminar su período d
36 lA Y DICTADURA. 1970-1990 l . S i'AlSIO P t . f' ! l' H J;N LA EXPLICACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 37

ectores afectados por la repre­


la dictadura. muy destacadamente la rea-
uyos resultados no eran
por ninguno de los
1 . 2 . LA " FI NI IÓN DEL MARCO TEMPORAL DEL PROCESO políticos. É stos
u ra n te todo el
El buscar una explicación genética de la situación de 1970 en
la evolución del sistema de partidos, colo a n primer plano
un problema de definición y de period iza i n: se trata de
delimitar temporalmente el sistema f rmad por lo actores
rt n
principales del proceso político 1 t raL e con idera a
las candidaturas pres idencial omo bloques de partidos y 1 4 mrlir
ü t r p r ta i n lt. .J ti.L LL i 1 d

tendencias -izqu ierda, en tro y derecha- es posible retro­ 1 , forma de gobierno había i d o l i minad p r una
t

traer el sistema a 1 958, uan.do las mismas tres fuerzas com­ serie de p ronunciamientos militares a partir de 1 924, q ue
pitieron también por l a presidencia de la república, repitien­ habían c ulminado con la dictadura militar de Carlos Ibáñez
do en 1970 dos de tres candidatos para la elección de 1 958, del Campo entre 1 927 y 193F.
más otros dos (ausentes esta última vez)5. Sin embargo, si el Algunos rasgos de la evolución política de Chile que
análisis se ubica en el sistema de partidos, la conformación inciden en nuestro tema son: 1) la organización temprana de
de bloques era un efecto "normal" de las coyunturas presi­ un Estado y un régimen de gobierno pocas veces desafiado
internamente por la fuerza como amenaza significativa8; 2)
denciales, pero no era la estructura de funcionamiento regu­
la conversión de las fuerzas facciosas en partidos o pro­
lar en la vida parlamentaria ni municipal. Si se toma a los
topartidos políticos que encauzaban su acción dentro de
partidos como componentes del sist ma y las reglas del
juego entre e llos como cri t rio de p r i d iza i n, la evolu ión
del sistema debe referi r e a la vig . n ia d la on t i t uc i ón de
1925; es decir, al período que comi nza n 1 932 y a la géne­
sis, a partir de allí, de los elementos q ue confluirán en 1970
como actores colectivos (partidos) e individuales (líderes) .
El período a considerar, 1 932-1970, está caracterizado
por el funcionamiento regular, normal y sin interrupciones

ó Los candidatos de 1958 fueron: Alessandri, Allende, Bossay, Frei y


Zamorano. En 1970 los candidatos fueron Alessandri, Allende y Tomic.
38 H ILE: PI\ RTI RACIA Y DICTADURA. 1 970- 1 990 1 ( ).' 1 '1\lff'ID 1' 1 Jf'l ' i> EN LA Jl l ' l 1 '11 1 N ) 11 1

norma 1 l. i l 1 i nc l 9; 3) el cuasi monopolio de la activi- i bañista10 a través, entre otra n: n l


d .1 p u s tos del si t ma político por parte s a militarizaci ón de las juventud
de u na l i t p r t i i ta dedicada a la p lítica como profesión; tivas en enfrentamientos callejero 1 1 • P r
4) la amplia i la clientela ele t re l. d e estos partidos
n d formación de una izquierda con do par t l ·

por la xt n i n del sufragio y la i n r1 ración d e nuevos -socialista y comunista- engañosa m .n t


sectore sociales a la participación p I L l 1 que, a s u vez, , tuación de la izquierda y el movimien t
ampliaba la élite a través de la crea i n • n u vos partidos, en el mismo período. Un tercer elemento e n
casi siempre efímeros, y 5) un enra iz 1 i n L 1 partidos durante la dictadura de Ibáñez, de una gen ra .i J

políticos en la consciencia social, J la universitarios que saltarían al primer plano I 1' 11 1 l¡ •

pertenencia o simpatía por un pa r t i m n t d la dez una vez reinstalada la democraci a, con v i rt i · 1 1, ' l tl

12.
identidad social, individual y d ru¡ modelos de carrera dentro de la élite política
L o engañoso d e la situación d e los partidos d 1� i ;;; t l ' l ·

da reside e n que, lejos d e ser e l Partido Comu n i t, b l i ' 1 1 1


1.3. E L ORDENAMJENT •l. , l . '1 '1\M EN 1 32 una escisión del Partido Socialista, como fue 1 1'
normal en Europa, por el contrario, la fundación d J P t'l · ¡
En 1932 se pone en fun i de gobierno Socialista d e Chile e n 1933 representa el reagrup 1 i J l 1 ·
tendencias y organizaciones, obreras o ideológica , •Lt r 1 1 '

cuales figuran algunas anarquistas, anarco-sind i l l L. , 1 1 1 < '

cionalistas de izquierda, trotskistas y otros de pr 1 ,


tos del Partido Comunista13•
rga n ización Se puede considerar a este primer períod
de los p a r t i d .i n tern as, 1938- como el rodaje o prueba de ajuste del i t r
las cuale d i v is ion s y elección presidencial de 1938 se desplegarían tod s J
alianzas rea lizada d n t r que darían su carácter a la política chilena p r 1
Tres procesos ocurrido en n i m p o r t an tes décadas. Para entonces, ya estaban activados 1
en la conformación de las caract rf ti a d 1 s partidos y
el sistema constituido por ellos. Por una p a r te, la exclusión
de los militares de la política y la expresi ón del rechazo
social a la participación que habían tenido en la dictadura

9 Karen Remmer, Party Competition in Argentina and Chile. Political


Recruitment and Public Policy, 1 890-1930.

' l
1 11' i '/\ RTID P LIT! " S IJN i , /\ 1! 1 ' 1 1 l' lt N l ll 1
40 l i l Ul: l '/\ 1 1 1 1 11 ll 1 1 1 ' 1!1, 1 I!M IU\ lA Y DICTADURA. 197G-1990

> rJ ontra 49.24% de G u t v 1' ,¡ , ' ' l• 1 1


1 n 't leo del sistema de partidos que
't . que el triunfo del Frente P p u l 1 c•h l t l l l 1 1

cisivo apoyo, en el último mom :n , u le • 11 1 1


El triunfo del Frente Popular si t i fi
j uventud del Partido Conservador, d 1 1.1. J ',ti • 1 1, 1 1
1 .4. • L Ji N IONAMIENTO NORMAL DEL SISTEMA Y LOS
la Falange NacionaP7, con lo cual, por 1 111 ' 1 1 > • 1 ' 1 1 1 1 !1
GOBIERNOS RADICALES, 1938-1952
la élite política, quedaron sobre el escenarl 1 ,11'1 1 11 1
principales que, con modificaciones qu he.bl' p ií 1 1 1 1 1 1 ,
L y untura de 1938 fue percibida por algunos de los afec­
conformarán el sistema de partidos políti o h 1{11 1í l h 1 1 1
tado como un cambio de época 14 . En la elección presiden­
1 973. Los partidos que van a componer t j r l l' l l \ r l 1 "
cial se enfrentaban tres candidatos: el de la oligarquía tradi­
Conservador y Liberal en la derecha, Rad ica l y ! 'e l l ll,' N 1
cional, Gustavo Ross Santa Ma ría, apoyado por los partidos 1 ¡•¡ 1 l 1
cional (Democracia Cristiana a partir de 1957) !
más tradicionales, Liberal y Conservador; el de las n uevas y, en la izquierda, Comunista y Socialista.
fuerzas sociales: los trabajad res organizados en los partidos Desde el punto de vista de la composici n . 1
Socialista y Comunista en al ianza con las clases medias de­ profesional de la política, esta configuración r pr "
pendientes del Estado organizadas en el Partido Radical, a ampliación con la que culmina la incorporad n
través de una coalición llamada, en el lenguaje de la época, mentas de clase media surgidos de los movimi 1 L
Frente Popular, con su candidato Pedro Aguirre Cerda y un cos estudiantiles universitarios. Este canal d a n r 1 1 1
tercer candidato, el ex dictador Carlos Ibáñez del Campo, tico individual continuará funcionando bajo e l n rol l¡ l 1
apoyado por fuerzas marginales (el Partido Nacional Socia­ partidos hasta la década del sesenta 18. A l m i .u l ! 1 1 1 1 ,
lista Obrero) y con contactos en las fuerzas armadas, prin­ quedan excluidos los militares en activo de la pe i'LI
cipalmente en el ejército. Este último fue eliminado de la en política a este nivel.
carrera después que algunos de sus partidarios (los nazis En cuanto al electorado, éste se ha ampliad h ' ! 1 1•
criollos) intentaron un golpe de Estado, al cual no concurrió la posibilidad de incorporar a los sectores d l r
el ejército, y que fue aplastado ferozmente por la policía15.
Esto volcó a favor del candidato del Frente Popular la vo­
tación de los nazis chilenos, la cual había alcanzado en la
elección previa (1937) a un 4%. Dado lo estrecho de los re­
cipios declarados por cada uno.
sultados de la elección para Presidente (50.17% de Aguirre 17 Ricardo Yocelevzky, La Democracia Cristiana J¡i/enfl ,1/ t•/ 1 /1 ,1

Eduardo Frei (1 964-1 970), pp. 85-86.


1H
A ún hoy la élite que domina el sistema poi t
14 Eduardo Balmaceda Valdés, Un mundo que se fue. . .
nales de los ochenta tiene su origen en las juv n t ud
ló Un testimonio más o menos reciente de estos hechos se encuentra
partidos en los sesenta.
en las Memorias del General Carlos Prats, op.cit. pp. 74-76.
42

v ta r por sus organizaciones o por urbana ideologizada a travé


l l •n t l i ta. Tienen derecho a voto los varo­ temas políticos, contingentes y d
os que sepan leer y escribir y que se del partido, diseminadas por tod
in rito en el registro de electores19• naban regularmente localizadas en un
1 i ión de la membrecía de base y la estructura taurantes y cantinas (los clubes radical
d p rtidos, como relación entre élite, base y clientela los más populares pero no son los úni
el tora l, son distintas en cada sector. En la derecha, los de mencionar también que la clase med i
partidos históricos son partidos de notables que se cooptan su actividad intelectual por las logias ma n l ,

entre ellos a partir de sus relaciones sociales. Ambos cuentan participan militantes radicales, en su ma y r . � l 1

con clientelas electorales cautivas a partir de sus influencias bién algunos liberales y, crecientemente en l o r
regionales como propietarios de tierras y, por eso mismo, teriores, algunos socialistas. Por su parte, la Fal 1
poseen el control de los votos de su a rn pes ino , quienes nal había nacido estrechamente vinculada a la
carecen de organ ización a u t n ma. El Part ido Conservador de la Acción Católica24 y el crecimiento de su ba
cuenta además con l a j rarq u ía de la Iglesia católica. El estuvo muy vinculado a la acción social de l a
Partido Liberal, n cambio, fue el primero que intentó la sectores populares no accesibles a los conservad r 1

movi lización de ectores populares urbanos con fines elec­ la juventud universitaria.
torales, y en sus filas militó el demagogo profesional más En la izquierda, la militancia partidaria llega t

notable del siglo XX, Arturo Alessandri Palma, cuyo desem­ del Partido Comunista a constituirse en un elem 1

peño en este terreno llegó a constituir una leyenda20. vida cultural de las clases populares urbanas.
En el centro, el Partido RadicaF1 cuenta con un sector de medida también el Partido Socialista lo hace.
su dirigencia de características semejantes a los liberales, mienzo de la organización de sectores populare , r
pero además tiene una amplia base militante de clase media XIX, las actividades de solidaridad, de educa i r 2

1 9 Germán Urzúa Valenzuela, Diccionario político institucional de Chile, 22 Remmer, op. cit., p. 17, ubica esta forma de organizaci n omu t
tente desde la década de los ochenta del siglo XIX.
pp. 154 y 155; Historia política electoral de Chile (1931-1 973), pp. 14 y 15.
20 Ricardo Donoso, Alessandri, agitador y demoledor, volumen I, y Gonzalo 23 Hasta la década de los sesenta se encontraban todavfn ·n
a l g ún Club Democrá tico e, incluso, algún Club LiberaL in cml 1 1 1 , 11 1
Vial, Historia de Chile (1891-1973), volumen III, Arturo Alessandri y los
persistencia no se explicaba en ese tiempo por actividad J JI l 111·

golpes militares (1920-1925). sino a l parecer por alguna exención tributaria debida a l n n 1 l• 1 1111
'
21 La bibliografía sobre el Partido Radical incluye a Florencio Durán,
organización registrada en el nombre del local .
El Partido Radical, 1958; Germán Urzúa V., El Partido Radical: su evolución 24 Óscar Larson, La ANEC y la Democracia Cristiann.
política, 1961; Jorge Mario Quinzio Figueiredo, El Partido Radical: Origen­ 25 También en los años sesenta funcionaba aún on ( n
doctrina-convenciones, 1964 ; Luis Palma Zúñiga, Historia del Partido Radical, popular la "Sociedad de Artesanos la Unión", funda lo
1967; Peter G. Snow, Radicalismo chileno, 1972. Malaquías Concha, el líder demócrata.
l . S 1 /\ RTI DOS POLÍTICOS E N L A EXPLICA 1 N 1 E L /\ ELECCIÓN D E 1970 45

Partido Radical siempre reivindicó como s uyas28, constituyeron


1 1 111 m vilización políticas. una política de industrialización por sustitución de importa­
ti tl 1 1 í 11 1 1 J ¡ u l i ta coincidía ideológicamente con ciones: la creación de la banca de desarrollo (Corporación de
1 l ! 1 l n . m l e n el mundo durante la Segunda Fomento de la Producción, CORFO), el establecimiento de
llltl 1 1 1 ¡ ' t' , n lo que es más específico de una barreras arancelarias proteccionistas, y la subordinación del
mo la chilena, expresaba políticamen­ movimiento obrero organizado a las "metas nacionales" del
ial que respaldó, en toda América Latina, desarrollo. Estas bases pol íticas se rompieron al comenzar la
1 1 ll\ ' rrol listas'. Estas alianzas sociales y esta ideo- Guerra Fría29, y al mismo tiempo que esa política, que había
¡ l't '. � . r r I J ista se convirtieron en los proyectos naciona- sido en gran medida espontán a y reactiva frente al entorno
l r n l t ntes en casi todos los países de la región, llevados económico mundial creado por l a risis d e 1 929 y agravado
n ·n b p r u na variedad de combinaciones político-ideoló­ por la guerra, se hacía consciente como propuesta "técnica"
26
gl d nominadas genéricamente como "populismo" en de desarrollo impulsada por la Comisión Económica para
n l i is de las ciencias sociales latinoamericanas hasta la América Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas30.
a de los ochenta, cuando el término pasó a ser usado Formalmente la ruptura de la alianza se dio en varios
d norninar peyorativamente a todo el modelo de desa­ pasos, pero su culminación fue la proscripción del Partido
.i m plementado en esos años27• En su acepción política Comunista y organizaciones afines en 1 948. Esto representó
n América Latina, el populismo designa regímenes una crisis para todo el sistema de partidos31. De hecho, este
r l ·nd n i as tan variadas como el peronismo en Argentina, proceso representaba la adaptación de Chile al mundo de la
•1 v rgui mo en Brasil o el cardenismo de los aii.os treinta en posguerra, y las alternativas eran la mantención del sistema
M i . Lo que todos ellos tienen en común es la alianza político centrado en el sistema de partidos o su "normaliza­
1 1 n que e l eje está constituido por una burguesía indus- ción", en términos latinoamericanos, reemplazando a la
da con la élite estatal (civil o militar) y que sub- alianza de partidos que expresaba política e ideológicamente
1 e lementos populares urbanos y rurales. Lo es- a la alianza social desarrollista por un "movimiento" seme­
1 hile es que esta alianza social se expresa ideo­ jante a los existentes en Argentina o Brasil. Esta alternativa
p l iticamente en una alianza de partidos políticos era lo que representaba el ibañismo de 195232•
i J i ta, comunista y radical.
e

L r lizaciones del Frente Popular en Chile, y que el 28


Germán Urzúa Valenzuela, La democracia práctica: los gobiernos radicales.
29 Julio Faúndez, op. cit.
30 Raúl Prebisch, "El desarrollo de la América Latina y a lgun s de s u s
1" 1 '. 1 1. :.l t' 1 o y Enzo Faletto, Desarrollo y dependencia en América problemas".
1 ttl/11 3 1 Germán Urzúa Valenzuela, Historia política electoml de hile '1 93 1-
11 1 11 1 f) ' r l J t't bus h y Sebastián Edwards, The Macroeconomics of 1973, pp. 668-71 .
l'rtl'tlll 111 /11 1 11 1 1 1 1 llll'ri n. 32 Urzúa V., op. cit., capítulo III.
4 1 >S PARTIDOS P LIT! OS EN LA G I 'Ll i\ "1 N [ )JI li\ 111 .1( ' ' 1 N 1 11 1970 47

1 rtidos establecidos, principalment le • rn

tiana en el momento de su fundación, n 1 57.


1 , 1, 1 1 1'1 1 1\1. l l A ÑISMO, INTENTO CHILENO DE candidatos a Presidente que compitieron
P PULISMO CLÁSICO eran "respetables" miembros de la élite y a i n 1
,,

tn 11 logró consolidarse frente a la reacción con-


partidos o alianzas de ellos: Alessandri, apoyado p
vadores y liberales; Bossay, por los radicales; Freí, p r la
r
1�
1 . i t ma de partidos, pero este último sufrió un Democracia Cristiana; Allende, candidato del recién cread
n , , l n e mi nto de fuerzas que ha llevado a algunos autores Frente de Acción Popular, FRAP; y, siendo la excepción, 1
o o i r m a r que esta crisis representa el reemplazo de un sis­ caricaturesco "Cura de Catapilco", Antonio Zamorano
l 't de partidos por otro33• El sistema de partidos que Herrera, que intentaba crear una movilización populista al
r urge en los cincuenta y se enfrenta en las elecciones pre- margen de la izquierda organizada en los Partidos Socialista
i denciales de 1958 es el mismo, con algunos cambios signi­ (reunificado) y Comunista (relegalizado).
fica tivos, pero que no llegan a afectar su naturaleza. Los Un dato estructural, la estabilidad del apoyo electoral
el.ementos de estabilidad que marcan la continuidad del sis­ tiene que ser considerada dentro de su relatividad intrín- ·

tema son la permanencia de la élite, la constancia relativa de seca. Primero, porque d u rante este período ocurrió la am­
l a influencia electoral y la permanencia del modelo ideoló­ pliación consid rab l · d 1 l c torado a l obtener las m ujeres el
gico dominante como proyecto nacional de desarrollo, que derecho a voto en 1 949 5. und , p rq u- l triunfo i baí'ü sta
sólo se hace más explícito y e refi na a través del reemplazo de 1 952 había ero i onado p i J m nt a l Partido Socialis­
del Partido Radical por la m racia Cristiana como prin­ ta, lo cual por contra t p
cipal fuerza de centro y ej del i t ma de alianzas34• del voto comunista36. La
La permanencia de la é l i t e tá d mo trada por el fraca- partidos principales en 1
o de los líderes asociados on 1 m ú l ti ple movi mientos sición por tipos de partid
fímeros creados para respaldar a Ibáñ z para consol idar su
posición dentro de ella. Los que lograron integrarse más
te mprano o más tarde fueron aquellos que se asociaron a los

�� Arriagada, ¿ Hacia un "big bang" del sistema de partidos ?


Genaro 35 Entre 1 949 y 1953 el electorado casi se duplicó, pasando d e 592,000
�·' a 1,100,000. Urzúa V, op.cit., p. 15.
afirmar que el Partido Radical representó en su práctica,
puede
lurnnl ' sus gobiernos a partir del Frente Popular, el proyecto de desarrollo 3 6 Los comunistas obtuvieron w1 10.20% de la votación en 1 945, luego

1 1 lnr ni t · ·oriza d o más tarde por la CEPAL y asumido ideológicamente por fueron puestos fuera de la ley y no participaron hasta l 96 1, u ando obtu­
l 1 r l en1o r• ia ristiana a partir de sus contactos con este último organis- vieron un 11 .37%. Los socialistas obtuvieron 1 2.8% n :1 94 , 9.3% en 1949,
9.8% en 1953, 8.7% en 1957 y 11 .0% en 1 961 .
j i
48

UA DRO N° 1
DI P ElS PARTIDOS PRINCIPALES POR
LATURA, 1932-1973

DIPUTAOOS DE LOS SEIS TOTAL DE DIPUTAOOS


PARTIDOS PRINCIPALES

1932 83 1 42
1937 1 24 147
1941 132 147
1945 130 147
1949 1 06 1 47
1953 52 1 47
1957 113 1').7
1961 131: 147
1965 1 44 147
1969 1 1:0 1 50
1973 1 '1 2 1 50

Ya l enzu la, Diccionario político institucional de Chile.

Sólo en 1932, elección reorganizadora, y en 1 953, como


parte de las consecuencias del triunfo presidencial de Ibáñez
ocurrido seis meses antes, los seis partidos principales reú­
nen menos de dos tercios de los diputados, única mayoría
calificada especificada en la Constitución de 192537, por lo
cual, teóricamente, cualquier acuerdo entre los seis actores
principales del sistema podía ser convertido en ley.

37 Hay leyes que se definen como de mayor importancia por lo que se


considera que para su aprobación no basta la simple mayoría de los miem­
bros de las cámaras, por lo cual se requiere, en su caso, del voto aproba­
torio de mayorías superiores a la mitad más uno, por ejemplo dos tercios,
cuatro quintos, etc.
50 l l l L Jl: 11 1( 1 1 1 1 l' l't 1 11 ( ! 1 1 i M '1{/\ ' 1 11 Y DICTADURA. 1970-1990 L S PART IDOS POLITI S EN LA EXPLICACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 51

1•1 1 ' ' o lo 1 • l 1 l •n r n fl uencia relativa de los seis par- l a vida parlamentaria, visto a través
ti 1 f l ' 1 l it' , J l l' 'J uentra su punto más bajo en 1953, ámara de Diputados, permite mostrar
1 n [ 1 1 1 1! 1 1 1 1 •J ' ión precedente (1949, con 1 0 6 dipu- a del sistema que son importantes de
' ) y la inmediatamente posterior (1957, con -x istencia de una élite profesional de la
n una buena parte en la carrera de los
, ¡ a r l l l o menores o inestables que obtuvieron repre- parlamentad . ' Il la once elecciones generales ordinarias
1 n
n la Cámara de Diputados, y las legislaturas en para la Cán'lc l'c d Di putados que tuvieron lugar entre 1932
indicadas por el año de la elección general,
r l i i paron, y 1 973, U , ju icio del electorado quiénes ocuparían
n 1 siguientes: Partido Agrario (1932, 1 937, 1 941, 1945 y puestos fueron ocupados por 903 indi-
1 9 3); Partido Demócrata (1932, 1937, 1941 y 1945); Partido 81 continuaron su carrera política en la
Democrático de Chile (1932, 1937, 1941, 1 945, 1 949 y 1 953); 1 , do, y 3 de entre ellos llegaron a ocupar
Par tido Radical Socialista (1932 y 1941); Partido Liberal Pro­ 1 República. Hay que agregar que la to-
gresista (1945 y 1949); Partido Socialista Au téntico (1945 y 1 ' 1 ,' 1 r en este mismo período, ocho,
i d e n tes
1 949); Partido Agrario Laborista (1 949, 1 953 y 1 957); Partido u ¡ ,, i n tos en el Senado antes de ser elegidos
Socialista Popular (1949, 1953 y 1957); Partido D mocrático z, r •l j u t ivo.
del Pueblo (1949 y 1 953); Partido Conservador Trad icionalis­ rml L • < Cl m . r, n principio, l a existencia d e una
ta (1949 y 1 953); Partido Democráti o Na ional (1961 y guida por un número limitado de indi­
1965)38• ta a rrera política n o se limita a la

38 Los partidos que obtuvieron represe n ta c i ó n p a r l a m e ntari a una sola


vez a partir de 1932 son: 1932: Agru pac i ó n Grem i a l de E m p l eados de Chile carrera políti a nc u pa d o a ntes un lugar
(AGECH), Demócrata Independiente, Demócra ta Socia l ista, Liberal Demo­ en alguna de la
crá tico, Liberal Doctrinario, Liberal Uni ficado, N ueva Acción Pública, E l punto cent r l a relación existente
Radical Independiente, Radical Socialista Indep en die n te, Social ista, Socia­
entre esta élite p ro f i n, 1 d 1 po lítica, aunque sea vista
l ista Unificado, Social Republicano (total: 12); 1 937: Acción Republicana,
Movimiento Nacional Socialista (total: 2); 1941 : Socialista de Trabajadores,
sólo a través d 1 t ra mo d la a rrera parlamentaria en la que
Vanguardia Popular Socialista (total: 2); 1945: Alianza Popular Libertadora participan más i nd iv id uo -la Cámara de Diputados- con
( t o t a l : 1 );
1949: Acción Revolucionaria, Radical Democrático (total: 2); 1953: el sistema de p a r t i dos. Este último lo consideramos como el
A ó n Renovadora, Laborista, Movimiento Nacional del Pueblo, Movi­
ci
formado por l os seis partidos principales, con la red uc i n
m i en to N a cio n a l !bañista, Nacional Cristiano, Radical Doctrinario, Unidad
a cinco en algunos períodos39•
Pop u l a r ( t o ta l : 7); 1957: Del Trabajo, Democrático, Movimiento Republica­
no Nn i o n, 1 (tota l : 4); 1973: Acción Popular Independiente (API), Demacra-
¡ Ro li A l , Izq u i erda Cristiana, Izquierda Radical, Movimiento de Acción 39 Al comienzo no existia el Partido Socialista, fund, do n 1 933 (el que
P >¡ u l u · n i l n ri, ( M A PU ) ( total: 5). logró con ese nombre representación por única v z n 19 2 1 o orresponde
2 '1 1 1 1 il l 1' 1 l li 1' 11 11 f l l ' 1! 1 1 lltvl( ' IV\ l A Y DICTADU RA. 1 970- 1 990 L PA RTIDOS POLfTl EN LA EXPLICACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 53

11 t• 1 ll d ver a través de la relación esta- lugar, obtuvo sólo 33,41 voto menos. El "Cura de Cata­
\ (11 \ [ 1 1 1, n d l v i d uos y los partidos que ocuparon pilco"41 obtuvo 41,304 v t , p r lo cual todos los analistas
, · 1 n l u• l • l 1 U l 'l.d una sola vez d urante todo el período coincidieron en atribuir l a rr ta de Allende a la campaña

(' 1 _ ' 1 l o. Ú l , r s u l tó ser baja (0.226)40, lo cual indica que populista de Zamorano. Con. t , aparecía como probable un
l 1 J 1'1 lli · le 1 logro de una carrera pa rlamentaria se aso­ triunfo de la izquierda en otra l ión de este mismo tipo.
n a l g uno de los partidos prin ipa les, por lo cual En undo lugar, esta 1 i n. marcó el definitivo reem-
L.Ll 1 r blemente los diputados elegid por los partidos plaz d J Par tido Radical por l a mocracia Cristiana como
¡ 1. 1 • 1 1 a ron una sola vez al parlamento bu aron l uego su la pri J i 1 fuerza en el centro d 1 s i tema de partidos y del
p rrna nencia a través de s u afiliación, i nd iv i d ual, o una espe tr id lógico. Este cambio i ba a tener consecuencias
J i anza o fusión, como organización, con a lguno de lo par­ puesto que la Democracia Cristiana representa­
t i dos principales. generación de políticos jóvenes que se apro­
e logía dominante en el conjunto del sistema

1 .6. LA POLÍTICA EN TRES BLOQUES, 1958-1970 i al fue el eje del sistema de alianzas de
r presentado políticamente, en el caso chi­
El resultado de la elección presidencial de 1 958 prefiguró en i 1 q ue en toda América Latina encarnó
varios sentidos lo que iban a ser los próximos enfrenta­ 1 ncias de la crisis mundial de 1929.
mientos estratégicos dentro del s istema político, es decir, las típi amente a los intereses indus­
siguientes elecciones presidencia les de 1964 y 1970. En pri­ ile ) con el personal que do­
mer lugar, en 1958 aparecieron en el escena rio tres de las ra, 1 rn i rno tiempo, depen­

figuras principales del resto de este tramo de his toria: Jorge m i l i ta re ) A este eje
.

A lessandri, Salvador Allende y Ed uardo Freí. La victoria fue ion obreras y, en al­
d el primero, pero Salvador Allende, que ocupó el segundo gunos casos, se mov i l iz am.pesinos. Las for-
mas ideológicas y r · r i
social fueron variada (m v i m ientos populistas), pero en el
con el que forma parte del sistema después), ni la Falange Nacional, fun­ caso chileno fue una aL ianza de partidos políticos (el Frente
dada en 1 938. Entre 1948 y 1957, el Partido Comunista es puesto fuera de Popular), en e l que lo más notable fue la participación de la
1, ley y, finalmente, en 1965, conservadores y liberales se fusionan en el clase obrera subordinada a través de sus partidos (Socialista
P, r t i d o Nacional.
'111
El coeficiente de correlación de Pearson fue calculado para las varia­
h l ' o " p roporción de diputados que fueron elegidos una sola vez, sobre el
l o l o l 1 d i ¡ u la d os y "proporción de partidos que llegaron una sola vez
"

[ 1 1 1 rln ! 1 l •n l u, ·obre e l total de partidos". 41 Véase más arriba, en p. 47.


' l l l l l l' 1 1 11 1 1 f11 1 1'1, 1 111\11 'IV\ 1 1\ Y D ICTAD R/1. 1 970- 1 990 L S PARTIDOS POLfTI EN LA EXPU ACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 55

11 1 'P ndiente ideológicamente, al de- de sus dirigentes e intele t u 1 - 44, convirtiéndose gracias a
esto en la principal atrae i n para los jóvenes universitarios
el mundo capi talista, bajo la hege­ chilenos en busca de domi i l i político donde comenzar una
Unidos al final d la Segunda Guerra carrera en este campo. A . fu- como la Democracia Cristia­
1111 1 1 t i, u· ' 1 1 vada a cabo a través d instrumentos ideo­ na, al culminar la d , dirigía, a través de sus militantes
¡, )'¡ • l ¡ J li como las Naciones U nida , en la cual se nes de estudiantes de las ocho
11 • l 1 r yecto de organizar un mund de Estados-na­
o l os cuales, en teoría, tendrían l a po i bilidad de También a l la década, en 1959, la Revolución
<.1 ' a rr l l arse como tales43• La Comisión E on mi a para Cubana cambi 1 t un. o político e ideológico de América
Am r ica Latina (CEPAL) de las Naciones Unida , codificó teó­ Latina. En 1 años de la década de los sesenta, la
ri a mente la experiencia de los países más grandes de l a prioridad d l ft i a exterior de los Estados Unidos hacia
r gión (Argentina, Brasil y México) y las convirtió en un los p a f le 1' ' i n fue la "Alianza Para el Progreso", un
p rograma "técnico" de desarrollo económico, cuyo eje sería fondo d J d- los Estados Unidos destinado a pro­
l a industrialización por substitución de importaciones. Las d los países latinoamericanos, el cual
ideas que estructuraron este proyecto fueron formuladas por cond i i. n. . rti ipa ión de estos últimos a la realiza­
Raúl Prebisch, a cargo de la CEPAL, y se constituyeron en la t ru t u ral " en la línea de las políticas
doctrina alrededor de la cual se reformularon los programas ' l PJ\ L4 . A l m ismo tiempo que las fuerzas
de estudio de las ciencias sociales que existían (principal­ armadas d t 1 1 , de l a región eran reorganizadas
mente economía) en las universidades latinoamericanas y se y equipadas n ( u n i n J hipótesis de "guerra interna", es

fundaron las escuelas de ciencias socia les que antes no exis­ n fuerzas de contrainsurgencia, las
tían (sociología, ciencia política, demografía, antropología Lados Unidos desarrollaban los ele-
social, etc.). Esto constituyó un gran mov i miento de moder­ mentas necesari r· i n t rvenir ellas mismas en los países
nización de las universidades, una renovación de las ideas amenazados por m v ir ientos insurgentes46. A esto hay que
n discusión, y las generaciones universitarias de los años
cincuenta fueron las primeras en participar en ellas. 44 Ya en 1954, Fr i aparecfa como vocero de una comisión del Consejo

La Democracia Cristiana, ya en la primera mitad de los Interamericano Económico y Soc i a l de la OEA, exponiendo los puntos de vista
incuenta, todavía como Falange Nacional, comenzó a par­ del informe anual de la EPAL, en cuya discusión había participado como ex­
perto. Jerome Levinson y Jua n de Onís: The al/iance that lost its way, p. 39.
t i i par de estas ideas y a apropiárselas a través de algunos
45 Levinson y de Onís, op. cit.

46 Operaciones contra fuerzas irregulares. Translation of English Manual FM

41 V , s · Fa úndez, op. cit. 31-15, 31 rnay 1961. Cuartel General, Ministerio del Ejército. lncluido en el
'1 1 l n 1m. n uel WaJ!erstein, "Development: Lodestar or Illusion?", en Informe de la Comisión Especial de la Cámara de Dip u ta dos sobre el "Plan
1 l u l/i111Ai11S • ocia/ óence, pp. 1 04-124. Camelot", pp. 273-313.
' l l l l llt l' 1 1 1 1 1 11 ll ( 11 011, I IHM< 'RA lA Y DJ ÚDU RA . 1 970- 1 990
L PARTIDOS p L(TI S 1\N LA EXPLICACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 57

t l · u e. r las nacientes ciencias sociales la­


derecha, liberales y n rv dores, retiraron su apoyo a
ir
trumento de evaluación del riesgo
Durán y se lo d ieron e mismo tiempo que con la
cial y política47• Dentro de este pa­
ayuda del gobierno de 1 Unidos se realizaba una
' 1 rra Fría como un e lemento interno a la
campaña p ublicitaria qu fu ida como la "campaña
n frentó las elecciones p re idenciales de 1 964.
del terror", de truculent J t 'ni anticomunista, difun-
diendo la idea de que un hi íl"tf A l lende significaría la
imposición de una dictadur r i t , adornando a esta
1 .7. EL REFORMISMO DEMOCRATA Rl TIANO
última con los peores color l l i J fi n 50. Esto representa-
ba, sin embargo, una profunda r.i i n l a derecha política.
La izquierda, organizada en el Frente de Acción Popular
En primer lugar, su apoyo el - t r J en las provincias agra­
(FRAP) , compuesto por los partidos Comunista y Socialista
rias, el reducto de su poder o .ial, venía declinando51. En
más otros menores, postuló una vez más a Salvador Allende.
segundo l ugar, la aceptación de su apoyo por parte de Freí
La Democracia Cristiana también repitió su candidato de
y la D m raci a Cristiana sin negociación ni concesiones,
1 y p tuló a Eduardo Frei Montalva. La derecha, en el
conv irti a 1 derecha en un elemento negativo, en el sentido
n e momento con Jorge Alessandri en la presi-
que sólo ·· u aba evitar un triunfo de la izquierda, sin poder
d la R p ú b l i a, decidió apoyar a Julio Durán, can-
. A sto se agregó entre 1 963 y 1 964 la candi-
d 1 a l ti
' R .d i al, el cual se había integrado a la
n i 1 de Jorge Prat, que fue retirada en abril
alianza b i -n nt 1 período48.
movilizó a elementos nacionalistas y
Los de emp 1- d par tidos y
nt n ráct r antisis tema y
alianzas de partid u andidaturas
r-a r n., Acción Nacional,
favorecían las p robabili d l l a a l i anza en el
la cual sin en1 e mbriones de la
gobierno. Sin embargo, u n a pru b d fu rza pr v í a, una
reconstrucción le
elección extraordinaria de un d i p u tado a mi nz de 1 964,
La cand ida t u r 1< m r a c i a Cristiana aceptó el
dio el triunfo al FRAP, lo cual planteó el peli gro i n m i nente de
apoyo de la d-r h a d i f u n d i ndo el s upuesto (evidentemen­
una victoria de la izquierda en la elección presidencial pro­
te falso) de qu t apoyo a Frei era un apoyo a su progra­
gramada para septiembre49. Ante esto, los partidos de la
ma de reforn:1.as53, que consistía en un detallado plan de

47 Informe de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados de


óo U.S. Senate, Covert Action in Chile, pp. 14-16.
h i le que investigó en 1965 el llamado "Plan Camelot", p. 10.
51 Tomás Moulian, La forja de ilusiones: el sistema de partidos 1 932-1973,
''" El Pa rti do Radical ingresó al gobierno de Jorge Alessandri el 26 de
pp. 109-122.
, rosto d 1 961, ocupando cuatro ministerios. Jorge Mario Quincio, op. cit., p. 86.
52 Mario Arnello, Proceso a una democracia: el pensamiento político de Jorge Prat.
•IV Ri a rdo Yoce!evzk y, op . cit., pp. 129-134.
53 Véase por ejemplo el "Discurso de la Patria Jov n", 21 de jw1io de 1964.
LO PARTIDOS POLfTJ S EN LA EXPLICACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 59
'1 1 1 1 111 1 1 l i l l ll ! 1 1 11 1 Ji , I)IIM RA l A Y DI TAl ll , l 70· 1 990

de sectores no in 1 d 1 políticamente (según sus teorías),


, pobladores y rnujeres57•
c i mportantes llevadas a cabo por el go­
bierno d- ' Uc r l Pr i Montalva, entre 1 964 y 1 970, fueron
1 '1 b re58, l a sindicalización campesina y l a
tres estaban vinculadas con los planes
n nuco y con la competencia política e
partidos de la izquierda. El propósito
mocracia Cristiana era convertirse en un
que realizara dentro de sí mismo la
aria para impulsar y respaldar las refor­
f'l . n esto rompía con el estilo de funciona­
mi r t d J i L ' t a de partidos. Esto fue posible, en primer
lugat� p r u n l 1 ión de Freí la derecha no tuvo otra ·
alternativa qu , nt l pel igro de un triunfo de la izquierda,
apoyar, sin cond i i ¡ xplícitas, al mal menor. En segundo
lugar, porque a la J i n p residencial de Freí, en septiem­
bre de 1 964, le sigui una elección parlamentaria en marzo
de 1965, en la cual l a Democracia Cristiana obtuvo una
mayoría nunca repetida en la Cámara de Diputados, en
parte corno producto del efecto "band wagon" y en parte
corno efecto de la ideologización de la socieda d en la coyun­
tura p residencial.
La reformas introducidas por el gobierno dernocrata­
cristiano no a lcanzaron ni la metas específicas propuestas ni
redituaron l f t p l ít i o e perado por quienes las habían
54
Informe preliminar para un programa de gobierno de la Democracia
Primer Congreso Nacional de Profesionales y Técnicos de la
r is li ana.
ideado. P r u imp rta ncia para la economía nacional, el que
1 emocracia Cristiana e Independientes (Libro Azul).

'' Las bases técnicas del plan de acción del gobierno popular. OCEPLAN,
57 Sobre la ideología y práctica de esta concepción véase Yocelevzky,
omando Nacional de la Candidatura Presidencial del Dr. Salvador Allende.
op. cit. capítulo V, pp. 189-212.
�.,; Esto es negado enfáticamente por Allende en una entrevista con el
58 Luis Maira, "Camino a la nacionalización del cobre".
1 •rio i ta Carlos Núñez en 1970, incluida en el libro de éste, Chile ¿ La
59 David Lehman, Agrarian Reform in Chile: 1965-1972.
tílti¡lla op ión electoral?, pp. 94-95.
LOS PARTIDOS p Ltfl !4 EN I. A EXI UCACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 61

r · ' u ] tara ins atis fac tori a fue un


l ¡ r d ucción del consenso con Sin embargo, 1 .n to que en cada país se sumaron
u l '1 1 t
par a nac ion aliz ar del todo
el que
primero a lo qu · J u 'L :
l l a mó el "castrismo ', no �ra� los
l n r · l mo o d e las tendeno�� soc1�hsta� .
esos
Iización campesina, en combin que provenían
g rar ia, eliminaron definitiva
ación
Eran jóvenes d . 1 !t medias con educacwn �mversl-
mente la in­ .
l cautiva de la que disp oní taria, por l )jl' l l 1¡ ados en los partidos y mov1rmentos
a la oligarquía
n l -, bas e de la representación que habían 1 n los años cincuenta, a través de
libe ral y conserva­
n 1 par lamento, sin embar ideología n y desarrollistas, y que encontraban
go, al no cumplirse las
m d la reforma agraria en térm bstruidas o retardadas por una ge­
inos de número de be­
l fi iari os, la mo vili zac lentamente para sus intereses.
ión soc ial y pol íti a n 1 - tor
r u ral
t rmi nó por fav or e r a la
izq ui rd a 61 . L u rr i en
J c tor urb an 1
de 1964 entre la juventud del Partido
bla dores, n to en que ese partido se subordinó a
ndo al gobierno de Jorge Alessandri y
de sus miembros puestos en el gabinete
ión importante de la Juventud Radical
y formó el movimiento Social-Progre­
d jóv enes asp irantes a
una -n l a déc ada de los sesenta elecciones de 1964, una fracción de la
obede-
a n m n o ide oló gico s inte t . Concepción, fundamentalmente de
rna cion ales por una
p a r te y, por o tra, a sus per , u mó a grupos marxistas extraparlamen­
spectivas de asc ens o y desarro
llo
den tro del sistema de partido j idencias comunistas y socialistas de las
s políticos. La Revolución Cub
na tuvo un impacto difícil

de exagerar en América Latina décadas ar L r r , formaron el Movimiento de Izquierda
63.
Revolucior r i� ( M i l )e'", que llegó a ser el más importante de
la izquierda fu re d · 1 istema d e partidos políticos.
"' J u l io Faúndez, "A Decision
Without a Strategy: Excess Prof En la der h t rr i ó un movimiento semejante pero no
Na tion alisa tion of Copper in its in the
Chile".
6' A partir de la promulgación de la simétrico. En la m d i d a en que en la izquierda aparecían
ley de sindicalización campesi
en 1967 el crecimiento de las na
organizaciones campesinas fue
en tre ellas, la de crecimie
explosivo. De
nto más rápido, entre 1968 y 64 Algunos nombr 0 i a d os con este movimiento resultan sorpren-
69, fue la Confe­
dera ción Nac ional de Campesi dentes hoy. A pesar de qu st movi miento, en el mejor estilo chileno, no
nos e Indígenas Ranq uil, afili
ada a la CUT.
62 F ra nz Van ders
chueren, "Po litic al significa fue un movimiento armado, e a d h i rió i deológicamente a la Segunda
nce of neighbourhood
umm i llees in the settleme Declaración de La Habana.
nts of Santiago".
61
ost a Rica es el único
país de América Latina que 65 La fundación del MJR en 1965 consistió en la unificación de tenden-
111 v i m i n t o a rma
no tuvo algún
do insp irad o en el mod cias marginales de izquierda: trotskistas y "reinosistas" de la década del
elo guerrillero de Cuba.
cuarenta con jóvenes castristas.
2 f ! f [,Jl¡ ¡ J/I f l f l l( : 1' t r l ll ' ll , l llif\11 � ItA I A Y OICTADURA. 1970-1990
1 1 1' I'Aifi"I DOS POLÍTICOS EN LA EXPUCACIÓN DE LA ELECCIÓN DE 1970 63

¡u ' l 1 , 1l 1 u n desarrollo fuera ·del sistema de ' ! �1 1 to en la izquierda corno en la derecha, estos desarro-
11 t uvieron una influen i a n o reconocida explícitamente
1 L 1 t l l l ' l J \ l p r i ncipalmente -dentro del modelo
1 1 ¡ -, la lucha armada corno vía de acceso
<
¡ los actores pertene i n tes a l sistema de partidos. La
t r·

1 •recha hacía caudal d J p resencia de una izquierda vio-


r ha ocurrió un realinearniento ideológico
1 'ntista, y la izquierda andalizaba de lo retrógrado del
n' rp r al sistema de partidos elementos que habían
v i da política más o menos marginal, fundarnen­
¡ ensarniento de la nu va derecha que surgía. Sin embargo,
el conjunto del si t m de partidos seguía canalizando lo
l lt1 1 t algunos nacionalistas, que asumieron posiciones de
fundamental d L v i d pol ítica nacional y, en general, ex­
1 i. razgo en el nuevo Partido Nacional, que fusionó a partir
presando la r i v i .n d i aciones sociales, en tanto las acciones
d 1 966 a conservadores y liberales con el movimiento de
al margen d 1 l y ran esporádicas.
Acción Nacional que h a b ía l a nza d o la ca n d i d a tu ra p resi­
El n 1 q u e se en frentó la campaña electoral por
d n ial d J r · Pr t n 1 . Ta n1.b i n a p a r
n 1 970 estaba caracterizado por una rnovili­
f l
r i nte a partir de 1964, terreno en el cual la
1 .
i ri t ia na intentó, primero, competir con la iz­
ri t
qui rda p r J uego, en la segunda parte del gobierno de
r pi dad qu la
Frei, op t p r reprirnirla69.
rc.ri i tn ¡ d e l a U n .i v e rs i dad
En e l t rr no ideológico, se produjo una polarización
pu t 1 d rn inación de la vida política univer-
encarnada en los sectores, en la derecha y en la izquierda,
s i taria, y rná tarde de la vida nacional, por los partidos
organizados fuera del sistema de partidos, pero que ejercían
políticos (" grernialistas")67, y 3) nacionalistas que permane­
influencia en los partidos más cercanos a través, sobre todo,
cieron al margen del Partido Nacional68.
de los sectores juveniles, para los cuales representaban una
alternativa.
El cambio ideológico alcanzó incluso al centro, al partido
r.r. Este es el origen público de la Sociedad Chilena de Defensa de la
de gobierno que, al promediar su período en el poder, debió
Tradición, la Familia y la Propiedad (TFP), conocidos por el nombre de su p ta r por una radicalización de u programa de reformas,
publ icación, la revista FIDUCIA. En 1965 recolectaron firmas para protestar F r ompetir con l a izq u i rd , adop tar una actitud de
contra la reforma constitucional del derecho de propiedad que haría posi­ r i n que L p - r m i t ier pre entarse como alternativa a
bles las expropiaciones necesarias para la reforma agraria, enviada por el
1 ta res de derecha, tal corno había
gob ierno de Frei al Congreso en diciembre de 1964. Esta protesta se pu­
bl icó en El Mercurio del 15 de mayo de 1965. 4. J\ 1 r · lvcr a favor de esta última posibilidad,
1'7 Su origen se ubica en 1966, en la Escuela de Derecho de la Univer­
sidad a tó l ic a . Jaime Guzmán, Escritos personales, p. 39.
�v
br ' 10 1 1 1 } IJ Z11 it l l ilO j� 1 1 olítica d u rante el gobierno de Frei
t.H
Fas i tas ma rginales tradicionales, como el MRNS, o movilizados por véa. e J u l io fl (u lc.J ·:t., Mn .·is111 anrl l'tiiO rncy in hile: Frorn J 932 to lhe Fati

!, o y u n l u ras de cambio que se avecinaban, como Patria y Libertad. of Allende, p . 1 2.


64 CHILE: PA RTIDOS 1' LfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990

la Democracia Cristiana vio a sectores juveniles separarse


del partido y formar su propia organización, el Movimiento
de Acción Pop ular Unitaria (MAPUf0.
En términos culturales, la sociedad chilena se veía sacu­
dida por polémicas ideológicas universales abstractas. Por
ejemplo, la ya mencionada ultraderecha católica se organizó
en la Sociedad Chilena de Defensa de la Tradición, la Fami­
lia y la Propiedad (FIDUCIA) que, según su expresión más /
conocida, veía en el gobierno dernocratacristiano y su pro­ 1
1
grama de reformas la antesala del comunismo. Gente corno
ellos rechazaba la moda de la época, el pelo largo en. los
hombres, la música rock, etcétera, y dieron l ugar a in iden­
tes violentos en tre jóvenes de clase med ia y a l ta . Movi mien­
tos estudiantile cul minaron n 1 967 n la o upa ión de la
casa central de l a Univer idad at li a y un letrero en el
frontis denunciando corno mentiroso al principa l periódico
del p aís, naturalmente de derecha, El Mercurio .
En las universidades del Estado, entretanto, se hacía
popular entre los estudiantes el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR), que dirigía la Federación de Estudian­
tes en la Universidad de Concepción y que realizó algunos
asaltos a bancos en 1968 y 1 969.
Si con el triunfo del reformismo dernocratacristiano el
conjunto del sistema político aparecía desplazado hacia la
izquierda, al subord inar primero a la derecha en la elección
presidencial y al derrotarla en las parlamentarias del año
siguiente, a comienzos de 1970 el sistema aparecía aún des­
plazado en la misma dirección, pero con una derecha en

70 Sobre las luchas internas en el Partido Demócrata Cristiano durante

el gobierno de Freí Montalva véase Yocelevzky, op. cit. pp., 279-315.


1 111 I 'A R I ' I f ) 1' LfTI S EN LA E PU A 1 N DI! LA ELI! 1 N 1 H 1 970 ) J

1 '1 uperación71• La percepción de una amenaza d d


1 1 1 ' l" l d l sistema de partidos es parte de nuestra reconstru -
n, on la ventaja del tiempo transcurrido. Para los actore ,
1¡; p rcepción de amenaza no era más que el triunfo de al­
guno de los adversarios. El Partido Nacional aparecía refor­
zando al sistema al incorporar a él a corrientes nacionalistas
que se habían manifestado hasta entonces como anti-sistema
y anti-partidos72. Sólo la derecha, y no en su totalidad, per­
cibía el triunfo de Allende como una amenaza al sistema
mismo. Si había una amenaza explícita a la existencia del
sistema, ésta provenía de la ultraizquierda, la cual no podía
ser siquiera considerada capaz de poner en crisis a la polí­
tica chilena del momento. Era un elemento de la propagan­
da de derecha el intentar asociar a la candidatura de Allende
con las acciones armadas del MIR y otros grupos, o confundir
las movilizaciones sociales, a veces ilegales, con acciones que
amenazaban al sistema.
En apariencia, el sistema encaraba la elección presi­
dencial de 1970 repitiendo las fuerzas de enfrentamientos
anteriores (la muy manida tesis de los tres tercios), represen­
tada por candidatos ya vistos, alguno incluso en el desem­
peño del cargo para el cual se postulaban. Un análisis un
poco más cuidadoso puede mostrar elementos de continui­
dad y cambio relacionados de manera compleja.

71 El Partido Nacional, de reciente creación, tuvo un éxito notable en


la elecciones parlamentarias de 1969, triplicando la representación en la
m a (a de Diputados que los partidos Conservador y Liberal habían
obten i d o en 1 965.
n [. el caso del movimiento de Acción Nacional, que dio su nombre
al m1 vo partido, en el cual militaban antiguos ibañistas y nazis, más
a nti > u o a ll n .
,
1 11 1 11 I'A II I I l l! 1 ' ! .( l i ' ll, l l iiM( (' !V\ 'lA ! J I( 1' l l l ll 1 1U IWO 11 I'A II I I I il !1 i 1 1 1 1 '1 1:1 ! \ N I.A EX PL .JCACIÓN DE LA E L ECC I ÓN DE 1970 67

ndi­ d l 1 UI a renovación de la derecha, dentro y


es­ 1 '111 1 lpa rtidos. Esta renoyación parecía hacer
'

de 1 1 > · u fi ientemente fuerte como para no subor-

¡1 ¡¡ 11 , ! 1 1 'I .acracia Cristiana, aun en presencia de las


fl l l dn 1 •, r c ientes de un triunfo electoral de la izquier­
n u l id razgo con elemento ¡ ,, , 1 11 1 1 , r o, esta derecha alessandrista de 1970 siguió
i I
a rginales al sistema d 1 • l l t' d ·1 rnodelo ideológico del sistema de partidos en lo
ntiguo como el nazismo crioll ¡•¡ • l o J' •n l • , J desarrollo económico del país. En la campaña de
o, con otros, participado en la ·f ! • , nn:l ri se enfrentan, a propósito de la redacción del
ta de Ibáñez, con una ideología n J ull te , �u ¡ !' g r, r .a de gobierno, "los titulados en Chicago" contra
había permanecido en una si tuaci n d "1, s abezas pensantes de los capitanes de industria, creci­
tr del sistema, pero aspirando a n J s a l amparo de la sustitución de importaciones"74•
elec toral de clase media urbana que re r De este modo, si bien hoy se pueden rastrear los embrio­
v to a u tivo de los campesinos, que ahora r r v i l izado nes de las fuerzas que iban a liquidar el sistema de partidos
tanto por la Democracia Cristiana como por la izq LL ierda a hasta tan atrás en el tiempo como los años sesenta, no se
parti r de las nuevas formas de organización en -1 -ctor p uede decir que éste estaba en crisis en 1970. Por el contra­
rura l . rio, tanto en la izquierda como en la derecha las campañas
La crisis sufrida por los partidos tradicionales d e l a dere­ electorales pudieron, si no introducir al sistema de partidos
ha ta mbién había movilizado a las organizaciones corpora­ a las fuerzas centrífugas, al menos neutralizarlas. Lo que
tiv d - los empresarios, dentro de las cuales se produjo d sató el proceso crítico fue el resultado de las elecciones del
u ra t t · 1 gob ierno d e Freí una competencia entre los 4 de septiembre de 1970, el triunfo de Salvador Allende y la
l ' s y la derecha tradicional por la influen- U nidad Popular.
1 ual tuvo el pa radójico resultado de
m p r a r i a les en e l go­
l

r d ri ejerció una in­


ma político, atrayendo
a los nuevos elementos 7'1 A r l u ro Fontaine Aldunate, La historia no contada de los economistas y el
pre idente Pinochet, p.32. Agrega: "De Castro y su gente mandan una carta
73 Véase Y, 1 vz , op . .il:., p p . 222-228. al ca n d i da lo fijando posiciones y declinando proseguir en su trabajo".
CAPÍTULO 2
J N I AD POPULAR Y LA CRISIS DEL
f TEMA POLÍTICO EN 1973

2.1. EL PROBLEMA Y LOS ENFOQUES


QUE LO HAN EXAMINADO

! .1 1 e ¡ riencia chilena de 1970 a 1973 ha sido objeto de una


nl era avalancha bibliográfica a partir de la elección de
1 1 't .de como Presidente y, más aún, después del trágico fin

u gestión1. Los ejes temáticos de esta amplia y creciente
l i l ra tura son variados. Entre ellos, lo más común eran los
i n t n tos de evaluar las posibilidades de un tránsito pacífico al
i a lismo, tanto entre los partidarios del socialismo, en ge-
n ral, como entre sus enemigos2• Más tarde, una vez derrota­
la izquierda chilena, aparecen las evaluaciones de la experien­
i , conservando en gran parte las mismas posiciones previas3.

1 Sólo el recopilar y clasificar la bibliografía referente al tema consti­


tuida un proyecto de investigación. Aquí sólo se señalarán ejemplos repre­
•n la tivos de ella.
2 Ej emp los
de publicaciones posteriores a la elección de Allende son:
ol lark, Chile. Reality and Prospects of Popular Unity; Regís Debray,
'ouversntions with Allende: Socialism in Chile; Richard E. Feinberg, The Triumph
of' /\lleude: Chile's Legal Revolution; Joan Garcés, Chile: el camino político hacia
r•{ ¡lotiali mo; Eduardo Labarca, Chile al rojo; David J. Morris, We Must Make
1 1 Wlt' lowly. The Process of Revolution in Chile; Luis Vitale ¿ Y después del 4,
1{1!1
lo L m ejemplo, por la significación del autor, amigo y asesor de
, nlv,1 lor Allende, véase Joan Garcés, Allende y la experiencia chilena . Las
111 /1((/1 r/e In política .

69
1 1 111 1 1'1\11 1 1 1 1 1 1'1 1 1 1 1 1 1' , 1 l•r.l 1 ItA! lA 1 1 1 1 1 I•J 11 1'1110 1 A ! INIOAO P I'ULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 71

1 · em- 1 • Irresponsable de la ultra-izquierda8• Para los que,


111

¡ , le In
izquierda, criticaban el intento pacífico, la respon-
11 l l u ad recae en los "reformistas" que condujeron el pro­
t '' ' llevaron al pueblo a la derrota9• Para los enemigos del
l o, n d ía n cr 'dito a 1 1( 'i l ismo,triunfantes ahora, se trata de "probar" la existen­
iali mo y l os que n cia de la conspiración comunista, lo que, de nuevo, deja sin
la l ucha armada como úni ·cn tido a la discusión anterior y, además, justifica moral­
5
d r . in embargo, entre los prim r mente la acción de todos los que intervinieron en el golpe
i a e n t re los que justificaban sus esp ranz de Estado10.
t -óricos generales o doctrinarios y los que a [, Sólo por excepción se podría encontrar algún estudio que
xcepcionalidad del "caso chileno"6• Entre los ene m i g re-
busque enmarcar en otros términos la situación que llevó a
dominaba la visión del gobierno de la Unidad Popular mo Chile del triunfo de la izquierda en 1970 a la dictadura
una "conspiración comunista" que, pacífica o no, conduci ría, militar en 1 973. Esto se debe, sin duda, a la importancia
tarde o temprano, a una dictadura, por lo cual toda la dis­ paradigmática que se atribuyó desde el comienzo a: la ex­
cusión en la izquierda no tenía sentido para ellos7. periencia chilena, sin relación alguna con la importancia del
Una vez producido el desenlace del proceso, los mis­ país en el mundo.Por ello, es prácticamente imposible asu­
mos argumentos asumen nuevos significados. Para los que mir un punto de vista indiferente a los valores que estu­
creían en la vía pacífica al socialismo, las causas de su de­ vieron en juego y a los resultados de todo el proceso.
rrota se encuentran en la inmoralidad de sus enemigos, la Sin pretender dar respuesta a las preguntas planteadas
derecha chilena y el gobierno de los Estados Unidos, y en la por toda la literatura acerca del caso, el propósito de este
análisis es examinar la evolución de los actores entre 1 970 y
'' n rlos Al ta mi rano, Dialéctica de :Jna derrota; Genaro Arriagada, De La 1973 prestando especial atención a las formas organizativas
"vfa chilena" a la "vía insurrecciona[", (con prólogo de Eduardo Frei M.); e ideológicas en que se acumularon las fuerzas para el en­
naro A rri.:tgada y Claudia Orrego, Leninismo y democracia; Helios Prieto, frentamiento final.
h ile: lo g orila t'slaban �ntre nosotros.
5 Véa e jo, n a r s, op. cit., como ejemplo de los que creían en la vía
ch ilena, y M I R, " M ouvement de la Gauche Revolutionaire, 1 970-1973,
Recueil de "] xte " omo jemplo de la otra posición. 8 E/ Pleno de agosto de 1 977 del Comité Central del Partido Comunista de
6 Aun cuando la l i fc ren ia es de ma t ices, es interesante verla, por Chile.
ejemplo, entre el Prim r M >nso je del 1 ¡·esiden te A l lende al C on g res o Ple­ 9 "¿ Qué es el MIR ? " Documento preparado por el Comité Central del
no, 21 de mayo de 1 971 y lo ar um'ntos de joan a rcés en El Estado y MIR en la clandestinidad. Diciembre de 1 974, en MIR 1973-1975. La posición
los problemas tácticos en el gobierno de 1\ llellde, p p . 225-277. del peguei'io sector "maoísta" está expuesta en Jorge Palacios, Chile: An
7 Andrés Echeverría y Lui Frei B., ( 01 pi J. or ), 7 970- 1 973: La lucha

Attempt at "Historie Compromise". The Real Ston; of the Allende Years.
por la juridicidad en Chile, tomo 1, p. 9. 10 Robert M oss, Chile's Marxist Experiment.
72 C' I I J I,l l: i' 1( !'!1 1 . 1' l ,/' ! '1 'O: , I IIMI I lt lA l ll ' 1 ' 1 \ J I A. l iJ7t l· 1 990 I .A U N I I A D 1' P L A R Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 73

lu r 1 l •le 1 1 . , e busca nfr 1 t iones posteriores a 1973, los argumen­


1 d
tin y del sis- n n mo si la acción de estos sectores hubiera
l u ión de u p ndiente de la otra y se explicaran, preferen­
ur n que ponía a -x t p r su consecuencia o no con los puntos de vista
,

liz r d ctrinarios expuestos por cada uno de ellos. De este modo


aparece un cruce de mutuas recriminaciones en que los
hechos referidos son fundamentalmente las acciones del
2.2. EL PROGRAMA DE LA U N 1 1 /\! P PUL/\! "otro".
Y SUS INTERPRETA 1 NE La parte adecuada de estas versiones del proceso se li-
I i tan la existencia del conflicto ideológico. De ahí en
Tanto contemporáneamente a los hecho m n t ri - n t , 1 que e refiere a la encarnación organizativa y a
ridad, los problemas del gobierno de Allen d e y l a izqu ierda r' 1 t t i v i d ad
ocial de cada posición suele ser arbi-
chilena tienden a ser conceptualizados por casi todos los que y, n 1 ·un fra ncamente abusivo12• Una forma
,

se han oc up ado de ellos como un conflicto ideológico. É ste de alvar t pr b l I d - finir 1 conflicto ideológico a

estaría centrado en cuestiones tácticas que planteaba la apli­ partir de las re lac i o ne q u e e tablecieron entre ambos

cación d J Programa Básico de Gobierno de la Unidad Po­ sectores en lugar de suponer su división tajante o, incluso,
pular, suponi ndo un grado de consenso alrededor de este su independencia absoluta. Esto permite ver un cuadro
programa com d firü ión stratégica. En este conflicto se mucho más complejo en el nivel organizativo y poner en
definirían do p qu rr p o n der ía n a dos bloques duda algunas de las suposiciones acerca de la representati­
de fuerzas dentr : p r un l ado u n a posició n vidad social de cada una, aun cuando el costo de este punto
que estaría repr fw nt l r el m ismo de vista es terminar de forma mucho menos conclusiva que
A llende y el Pa r t i a l i fi ada de "re- otros comentarios de este período.
formista" por u rfti , y, p r
o tro, un.a p os ición "revolu­ El conflicto ideológico parece bien definido si se toma
cionaria" o " u l tra-izquierdi ta", según la visión sea favora­ como eje la adhesión a la vía chilena en tanto se la considera
ble o crítica, y que estaría representada por el MIR y sectores una posibilidad de tránsito al socialismo sin ruptura v iolenta
del Partido Socialista y del MAPU. del marco institucional y, por lo mismo, a través de la trans­
formación paulatina de ese mismo marco, en la medida en
que la fuerza social se expresara como apoyo al gobierno13•

11
El análisis de l a génesis del sistema se encuentra en R i ca rdo 12
Como ejemplos de esto véase Prieto, op. cit. y Palacios, op. cit.
Yocelevzky , "El desarrollo de los partidos politicos chilenos ha ta 1 70", 13 Luis Corvalán, "Nada hay más revolucionario que luchar por el
en Argumentos, No 7, México, agosto de 1989 y, sintetizando, n J n¡ r L ulo éxito del Gobierno Popular". Informe al Pleno del Comité Central del
a nterior. Pa rtido Comunista, 26 de noviembre de 1970.
74 1 ! 1 1,11: I'AI '1'1 1 ,' I'OI .f'l'l S, DEM RA lA Y DICTA 1' , 1'1?0· 1 990 I . J\ UNIDAD POPULAR Y LA CRIS IS DEL SISTEM A POLÍTICO E N 1973 75

•n ue el gobierno buscaba legitimar su acción cambiaban


importancia relativa. Lo que pasaba a pri mer plano eran
1 , 11 la medida en que el proyecto las reivindicaciones inmediatas de los sectores populares,
. nt el tránsito al socialismo y no sól m aun a costa de los objetivos del plan de desarrollo económi­
e f rma , el proceso se "normalizaría" a trav co y de la mantención de los marcos legales16.
t Lr . v iolenta que, de resultar triunfantes las fu rz s i a l i - De esta manera, las dos visiones tácticas se enfrentaban
t tendría que dar paso a la dictadura del proletariado 1 4.
, en puntos concretos que requerían definiciones de política
Estas posiciones tenían como primera consecuencia dos por parte del gobierno. Uno era la cuestión de ritmo y pro­
definiciones distintas del sentido de la acción que debería fundidad en la aplicación del programa económico. Otro era
la primera, era fundamental la el problema de las alianzas sociales, en particular, la necesi­
n tres niveles: el respeto a la dad de ajustar las políticas al objetivo de ampliar el apoyo
n m ico y la satisfacción de de- al gobierno entre las clases medias. El tercero era la manten­
tr p l a nos distintos de la acción ción del orden legal, en presencia de movilizaciones sociales
en apoyo electoral y nunca antes vistas.
n1ov i liza i n d de la legali- Estos tres puntos resumen, en lo más general, la multi­
dad, tuv i ran p i ión. E n plicidad de ejes de encuentro entre las dos interpretaciones.
este punto e ha ía v i d n t h - r· ncia en tre El primero planteaba la armonización de dos objetivos dis­
e l proyecto de d arr 1 1 e n m i t ra t g i a política. tintos: el crecimiento de l a economía y la transformación de
Para el sector que l la mar mo " rupturista" (para evi tar su estructura. El Programa Básico de Gobierno, orientado
su autocalificativo de "revolucionarios" o los peyorativos por la visión del desarrollo económico que vinculaba la
" ultra-izquierda" o "violentista", usados respectivamente distribución del ingreso y la redefinición de una estrategia
por sus críticos dentro del gobierno y por la oposición de de crecimiento17, buscaba armonizar estos objetivos a través
derecha) la táctica política debería tener como único eje la de la definición de tres áreas de propiedad en la economía:
movilización popular, como manera de hacer conciencia de el área de propiedad social, el área mixta y el área privada. El
la inminencia de la confrontación. A partir de él, los niveles área de propiedad social tendría que garantizar al gobierno

16
14 "Análisis de la significación y de las consecuencias de la elección de Véase la crítica a esta actitud en Luis Corvalán, Informe al Pleno de
al vador Allende a la Presidencia de la República". Documento elaborado agosto de 1977 del Comité Central del Partido Comunista de Chile, op. cit.,
1 or el Secretariado Nacional del MIR y publicado en la revista Punto Final p . 35.
en octubre de 1970. 17 Pedro Vuskovic, "Distribución del ingreso y opciones de desarro­
10 Respecto de esto último véase "Las Primeras Cuarenta Medidas del l lo". En Economía política en la Unidad Popular. Materiales de los Cuadernos de
obiemo Popula r". In Realidad Nacional (1970-1973).
7 1 A N I OAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN I973 77

i a del desarrollo del país, l l' ' I Ü a l a necesidad d e emprender transformaciones rápi­
1 rlv da se sujetarían a esa estrate­ y profundas. De este modo, los límites a las expropia-
lr i nstrumentos de política eco- iones no debían estar determinados por la estrategia res­
¡ , [ l m n t e l control del comercio exterior y pecto de las clases medias sino por la urgencia de lograr la
1 l tado y, por otro lado, por una deman­ organización y movilización de sectores populares. Esto úl­
u to de la redistribución del ingreso y que timo requería de la producción de formas nuevas de orga­
tricción en las utilidades, por el control de nización y del respaldo del gobierno a las reivindicaciones
n un aumento en el volumen de las ventas18• que reforzarían la conciencia de la profundidad de las trans­
t e tra tegia de desarrollo parecía coherente con una formaciones, dejando a las demostraciones de la fuerza so­
t r t ia política que buscaba ampliar el apoyo al proyecto cial así acumulada el resolver la inclinación de las clases
n t r l a clases medias. Los sectores dependientes entre es­ medias, a partir de mostrarles la inevitabilidad de los cam­
C ll ti mas, serían beneficiarios directamente de la redistri­ bios o, como se le llamó, la " irreversibilidad del proceso"20•
d 1 i ngreso, en tanto los sectores independientes La coexistencia de estas dos versiones tácticas definió la
i r .d u m e r iantes), l o serían indirecta- acción del gobierno, pero no en el sentido de una de ellas
n J u pr d u ión y ven tas au men- como propia del gobierno y la alternativa como externa a él,
1 t rmi t i ría ai lar, social
- sino como ambas coexistiendo dentro del gobierno. Aun
dat f ta d s por l as cuando una de ellas predominara, la otra actuaba parcial­
r 1 t do el control mente fuera del gobierno pero siempre tratando de ganar
n mía. posiciones dentro de él. Esta situación determinó las ambi­
p pu lar, expresado en moví­ güedades de la acción del gobierno y de las fuerzas que lo
m a rcos organizativos legales, partí- apoyaban21•
in t , que, sumados al apoyo creciente de las
m d i a , dieran un respaldo social y político al gobier­
no q ue le permitiera aislar a las clases dominantes y neutra­ 2.3. LA ACCIÓN DEL GOBIERNO Y SUS AMBIGÜEDADES

lizar su acción opositora dentro del sistema político19•


La visión alternativa a ésta, que se fue perfilando a lo lar­ La situación planteada por el triunfo electoral de Allende en
go del proceso, partía de la inevitabilidad del enfrentamiento, 1970 hizo aparecer las contradicciones que iban a marcar su
por lo cual las tareas de legitimación perdían importancia
20
Véase discurso de Nelson Gutiérrez, miembro del Secretariado del
MIR y Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de
1 " Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular. Concepción, en 1971 . Reproducido en MIR, Mouvement . . . op. cit., pp. 22-26.
19 Gladys Marín, "La clase obrera y su política de alianzas". En Los 2 1 Véase la ambigüedad a este respecto de la Resolución Política del
1 000 días de revolución, pp. 88-105. ongreso de La Serena del Partido Socialista.
7l ¡ .. . 11 1 ,,, .
I .J\ UNIDAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 79

1 •¡ L roldad que le daba el actuar ·


xpresaba prácticamente en todos los puntos de encuen­
l
ma y, por otra, el apoyo que t ro entre el gobierno y la oposición. Entre ellos, es necesario
tativas de cambio de ese mismo examinar a lo menos cuatro campos de acción: los procesos
1t 111 , 1 , ¡ ¡ J ¡•¡ ¡ ¡ t u l nterior se ha señalado ya la existen- electorales, como pruebas de fuerza entre el gobierno y la
' 1 11 1 , ¡ ! u ¡J el n las fuerzas políticas de derecha y de
� oposición; la movilización de masas; el uso de los recursos
· n tl tuida por la presencia en ellas de elementos legales por parte del gobierno en sus enfrentamientos con la
n ubicar su acción dentro del sistema para do­ oposición y, por último, la política con respecto a las fuerzas
JI\ nMI t ras que, desde fuera de él, buscaban su destruc­ armadas.
' 'r . �1 el caso de la izquierda, con la perspectiva de con- En el plano organizativo, la dualidad de acciones (dentro
• r t i r e en gobierno a partir de su triunfo electoral, la y fuera del sistema) con ti tuyó una franja intermedia en al­
• l b rd i nación de los elementos externos al sistema (funda­ gunos partidos que, actuando dentro del sistema y forman­
ntalrnente el MIR) se vio reforzada en un primer momento. do parte del gobierno, comenzaron a ser influidos por posi­
Si el contenido del programa y el estilo de conducción de ciones y elementos que se habían ubicado, hasta entonces,
l a ampaña habían dejado sin banderas alternativ as al MIR, fuera de éP. Esto se debió a cambios que habían empezado
pto la cuestión de las v ías para la toma del poder, el a ocurrir antes de 1 970, pero cuya importancia se vio refor­
t r i u n fo electoral significó un primer golpe al argumento de zada a partir del triunfo electoral, y que afectaron a todos los
Ja i m.posibilidad de la vía electoraL Sin embargo, la hegemo­
niveles del sistema político24.
n ía de la estrategia que actuaba dentro del sis tema se acen­
Entre el liderazgo profesional, algunos dirigentes habían
t uó en la medida en que el período que va de la elección a
adoptado desde la década de los sesenta una posición que,
la toma del mando por Allende estuvo marcado por accio­
en un sentido muy laxo, se puede caracterizar como "cas­
n de la derecha que buscaban por medios legales o ilegales
trista"25. Después de 1970 esta posición se convirtió, en ge­
i m.ped ir su acceso a la presidencia. En esta eventualidad, el
neral, en la que se ha definido aquí corno rupturista, siendo
M I R y otros grupos menores que actuaban fuera del sistema,
reforzada por nuevos elementos. Los representantes más
plantearon la posibilidad de tener que participar en un
importantes de esto son, sin duda, Carlos Altarnirano, que
1 fren tamiento en el que defendieran la legitimidad del
t ri u n Jo electoraF2.
23 Los partidos receptores de estos cuadros fueron, principalmente, el
Este tipo de ambigüedades significó, durante todo el
Partido Socialista y, en menor medida, el MAPU (Movimiento de Acción
p ríodo de gobierno de la Unidad Popular, la subordinación
Popular Unitaria).
t tica al gobierno por parte de la izquierda extraparlarnen­ 24 Véase Yocelevzky, op. cit. y, del mismo autor, La Democracia Cristiana

ria pero no la pérdida de su independencia relativa, que chilena y el gobierno de Eduardo Frei 1 964-1970.
25 Ver como ejemplo la conferencia dictada por Carlos Altamirano al
22 M l .R: "A nálisis de la significación y de las consecuencias d e la elec- regreso de un viaje a Cuba y publicada por la revista Punto Final, N° 31,
,, 1 • , l v ador A llende a la presidencia de la República", op. cit. egw1da quincena de junio de 1967.
1< 11 '1 1\ 1 IC'f'ADURA. 1970-1990 U\ U N IDAD POPULAR Y LA CRJS!S D E L SISTEMA POLÍTICO EN 1973 81

' • lt 1 1 ll l Pu rlido Socialista en el congreso iguiente manera: debía tran formar la economía, el Esta­
! ¡ 1 :1. 1 1 n en La Serena en 1971, y y el sistema político sin r mp r el marco normativo del
· ' r-· t río general del MAPU después de Estado y reforzando el sistema p l ítico, en la medida en que
e ese partido, Rodrigo Ambrosio. los partidos en el gobierno ran parte de él. En esta formu­
militante o membrecía de los parti­ lación, la estrategia y la tácti a del gobierno se definían así:
mejante; pero quizá más importante aún, fortalecer los partidos de la Un idad Popular, apoyándose en
l Partido Socialista de cuadros e incluso or­ la política redistributiva29, 1 ual extendería la base social
ompletas, provenientes de la izquierda extra­ de apoyo de éstos al pr fundizar su influencia entre los
J lt l d c 11' 1. n taria26. Sin embargo, no es ésta la única tendencia sectores populares y, ademá , la extendería hacia sectores de
¡u ' refuerza en este nivel; hay que considerar la reac­ las clases medias. De t m do, la política económica per­
l i v, i n. de miembros generalmente pasivos de los partidos mitiría dar paso al cambio p l ítico sin ruptura sino más bien
1 • 1 i ngreso de nuevos miembros causados por el acceso de por una autotransforma ión del sistema político.
1 rganizaciones de la izquierda al gobierno y las conse- La política económ i a e transformó en el campo pre­
LI ntes expectativas de obtener puestos y p rebendas en ferente de confronta i n entre el gobierno y la oposición,
o los niveles del sector p úblico27. pero también en el p u n to de concentración de las demandas
E n el tercer nivel, el de las clien telas de l os par tidos, impulsadas entre lo tores populares por los cuadros que
mbié n ocurrieron estos cambios, al ri tmo del aumento se adherían a la posi ión rup turista. Para éstos, el encabezar
neral de la movilización social provocada por la elección ese tipo de mov i l iza i o nes se jus tificaba por el nivel de
1970. En los sectores de obreros, campesinos y pobladores conciencia que lo tor mov i l izados alcanzaban a través
p rodujo una verdadera explosión de organización y de ellas, al mismo tiempo que les perm i tía ampliar su grado
1 � v i li zación que, en muchos casos, fortalecieron significati­ de penetración e i nfluencia entre los sec tores sociales consi­
v mente a la posición rupturista dentro y fuera de los par­ derados estratégicos para el triunfo del proyecto socialista.
t idos de la Unidad Popular. En este último caso, el principal Así, se observaron desarrollos nuevos en la lucha sindical,
n ficiario de este fenómeno fue el MIR28 • entre los campesinos y entre los pobladores30.
estas condiciones, el problema político que enfrenta­
En
ba el gobierno se podía formular en términos abstractos de 29 Fernando Cortés y Ricardo Yocelevzky, "La distribución del ingreso
en el gobierno de la Unidad Popular (1970-1972)", Demografía y Economía,
26
N° 43.
Es el caso del Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez (MR-2).
27 30 El crecimiento de la afiliación a sindicatos es w1 buen ejemplo. En
Parte del eruaizamiento de los partidos en la sociedad se debía a la
u p, idad de "patrocinio", es decir, a la promoción de intereses inclividuales
los tres años del gobierno de la UP el n úmero de afiliados creció, en tér­
1 1 • grupo por parte de los políticos profesionales de todos los partidos.
minos absolutos, en un volumen semejante al alcanzado en los ocho años
211 M anteriores. Guillermo Campero y José A. Valenzuela, El movimiento sindical
a u rice Najman, Le Chili est proche: Révolution et contre-révolution
dan le hili de I'Unité Populaire, pp. 14-22. en el régimen militar chileno. 1 973-1 981 .
2 ' l l l l l i l' l l l l li '1 1 '1 1 l l 'lt ' S, 1 1\M RJ\ lA Y DICTAD RA . 1 970- 1 990 1 .1\ UNIDAD POPULAR Y LA RlSIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 83

1 l lt de movilización tenf n U l l arácter y un debilitamiento del gob i n o y quienes apoyaban su


)11 1 ¡ 1 parte, l a izquierda extrap d a versión táctica de la estrategi ·· n ral.
1 1 , , �, 1 r r u apoyo d e masas en la Por su contenido, la ac um.ul ión de demandas se trans­
¡ 111 , ni n
formó en un problema para 1 obierno. Al menos en el
1 ' l ! 1 !,
! mente, su clientela terminaba a p y 1 d al go­
ii sentido más general, éste ra u t de los componentes de la
l l '!' l 1 '! 1 enfrentamientos electorales con la opo ición, principal disyuntiva táctica u · e buscó resolver en 1972 al
n 111 u r do esto se hiciera a través del voto por candidato s
cambiar el ministro de Ec t mía y la política económica de
¡ í •, ctuando dentro del sistema, se identificaban con la corto plazo31. Sin embarg , t reflejo en el ámbito de la
·

i i n rupturista (fundamentalmente del PS) . política económica ocul tab tro problema quizás más pro­
Por otra parte, dado el carácter corporativo de las rei­ fundo. Por su contenid tanto como por los métodos de
v i ndi caciones alrededor de las cuales el sector rupturista movilización y acción par 1 1 ogro de sus demandas, estos
organizaba las movilizaciones, no se garantizaba que la movimientos ponían en t n ión la relación entre el gobierno
nciencia política que desarrollab an estos sectores coinci­ y los aparatos del Estad , n particular con la policía, las
d í ra con lo esperado por los cuadros políticos que los or­ fuerzas armadas y 1 Poder J Ltdicial. Para la oposición, el
ganizaban. Dependiendo del logro o no de l a s reivindicac io­ punto era poder d m trar que el gobierno toleraba el reba­
nes, el efecto podía ser u na integración o por lo menos samiento de la 1 ga l i dad por sus partidarios y, más tarde,
mayor contacto con el sis tema político, s us c uadros profesio­ que la acción del m i mo gobierno se ubicaba fuera de la
nales y sus canales de funcionamiento. Esto es muy claro en ley32.
1 caso de las industrias en que la demanda de los trabaja­ En este punto se en tra n un terreno muy poco firme
dores era su integración al área social de la economía, o de porque así como no e p uede afirmar que toda acción
Jos campesinos que pedían incorporar tierras a la reforma reivindicativa fuera de l os límites de la táctica del gobierno
agraria, o los pobladores que demandaban vivienda y dota- reforzara a la posición rupturista, tampoco es claro que la
ión de servicios urbanos. Aun cuando el movimiento se política del gobierno de no recurrir en lo posible a la repre­
rganizara con participac ión de la izquierda extraparla ­ sión lo colocara fuera de la ley, como afirmaba la oposición,
rnentaria, la franja intermed ia, los rupturista s dentro del o que el resultado de toda movilización no controlada por
i tema, actuaban como gestores de las demandas y la satis­ el gobierno fuera a redundar, por la vía de proporcionar
facción de éstas dependía del gobierno. De manera que no argumentos a la derecha, en un fortalecimiento de la oposi­
e p Ltede afirmar que todo movimiento reivindica tivo de ción. Ambas acusaciones se formularon, apoyadas en pruebas
tares populares que planteara demandas que ponían en
tión los límites tácticos que el gobierno había fijado en
31 Carlos Mistral, Chile: del triunfo popular al golpe fascista, pp. 67-73.
la a p l i ación de su programa fuera necesariamente a resul­
32 Echeverría y Frei (compiladores), op. cit., tomo II, "Acusaciones
t a r, a l final, en un fortalecimiento de la posición rupturista onsbtucionales".
'1 1 1 1 1(1 1'/\1 l l l 1 1 1' 1 1 1 1 ' , , 1 11M RA l A Y DICTADURA. 1 970-1990 L A UNIDAD POI'ULAR Y L A CRISIS D E L SISTEMA POLÍTICO EN 1973 85

n ·' '· S n
•mbargo, en un nivel más profundo, del sistema político. Ciertamente, la evidencia a este respec­
1 ' lo J u ha ideológica se resolvió en favor de la to no abunda, ni los actores q ue hoy asumen posiciones,
rque sus afirmaciones fueran verdaderas semejantes o distintas a las q ue los identificaban entonces,
1 q u l permitieron profundizar una separación entre estarían demasiado dispue tos a aceptar esta conclusión. Sin
··1 •' l d y - 1 gobierno que, finalmente, fue importante en embargo, la sola persistencia de esta élite política puede ser
l- J' >. ! u i n de su propia situación interna, en favor de la considerada hasta hoy un b uen indicador. Por otra parte, ya
tr ruptura, la que triunfó, el golpe de Estado. se ha mencionado la ambigüedad que comportaba la acción
in d uda, todo este proceso incrementó la participación de líderes que buscaban mejorar su posición dentro del sis­
p pu lar y desarrolló la conciencia de los sectores populares tema a través de un discurso rupturista. Por otra, ellos cum­
n términos de una opción estratégica por el socialismo. Esto plían en parte la tarea de subordinar a los sectores que, en
puede ver en elementos de la conducta social y política los tres niveles, ubicaban tanto su acción como su discurso
p o r- ordados hoy 34. Sin embargo, en términos de las fuera del sistema (la otra parte la cumplían los contactos
t ti a explí itas, lo único claro es que, en la prác­ directos en el nivel de la cúpula entre líderes de las dos
.
n rup t u r i ta d bió subordinarse hasta el final al posiciones)35.
[, li 1 z part id que lo apoyaba y que La subordinación real de la posición rupturista al gobier­
1 ·l no y a quienes apoyaban la táctica de mantención del siste­
de masa ma institucional se ve opacada por dos factores que tuvieron
1 fi nes ele torales o consecuencias más allá de su significación real en la corre­
ontradicción entre las lación de fuerzas dentro de la izquierda: la política hacia las
op i on u i tían alcanzaban su mayor viru- fuerzas armadas y el impacto de la confrontación ideológica
1 n ia i d ol ti a en el nivel intermedio, el de la en los sectores intelectuales.
ba m i l i tan t de l os partidos. Esto es quizás lo que más A la luz de su acción en el golpe de Estado, las fuerzas
contri b uy a la i magen de irreductibilidad con que se ha armadas han sido objeto de discusión en casi todos los co­
proyectado esta contradicción, pero ya se han señalado tam­ mentarios posteriores a la experiencia chilena. Se ha desta­
bién las ambigüedades que en este nivel se podían observar. cado la contradicción entre las políticas del gobierno y del
En el nivel cupular, lo que llamamos la élite política sector rupturista hacia ellas. Aparentemente, la dualidad se
profesional es donde la contradicción se resolvía en favor expresaba en la intención del gobierno de mantener la es­
tructura de las fuerzas armadas como parte del sistema
33 Véase, por ejemplo, el Informe al Pleno del Comité Central del PC,
de agosto de 1 977, op. cit . , pp. 22-23.
35 Alain Touraine parece apuntar al mismo tipo de hechos sin que esto
34 Como ejemplo, véase la historia de los obreros textiles de la indus­

tria Yarur contada por Peter Winn en Weavers of Revolution: The Yarur suponga que estaría de acuerdo con el análisis que se hace aquí. Véase Vida
Workers and Chile's Road to Socialism. y muerte del Chile popular.
'1 1 1 1 111 1' 1\ 1 1 1 : 1 '0 1 .( 1 '1 'OS, 1 EM RA lA Y DlCTA I RA. 1 970- 1 990 I ,A UNIDAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLfTI O EN 1 973 87

w· ( n 1, ' bt n- r, si no la adhesión, al .r . '1 la abe­ En cuanto al papel de los intelectuales, es importante


.indencia política de ellas a < rllr la in­ señalar que éste era doble, lo que contribuye a oscurecer la
del gobierno en los altos mar a polí- significación de la dualidad táctica en la izquierda. Por una
1 t\ 1 u ¡ L u r.i ta buscaba influir a partir d l ·
parte, son ellos quienes expresaron, durante y después del
l e .1 l las fuerzas armadas, llamando a 1 ld do y gobierno de Allende, los conflictos ideológicos, y, por lo
, 1 fi ia les a adoptar una postura clasista37, atray ndo a tanto, definieron las visiones que predominan acerca de éste.
' l r s de oficiales y suboficiales a actividades de tipo Sin embargo, por otra parte, eran actores privilegiados en
n p irativo, en la perspectiva de un enfrentamiento varios sentidos, además de su papel de ideólogos. En un
rucial38• Es importante recordar que todas estas actividades sentido general del término intelectual, el gobierno de la
no eran nuevas. Adquirieron una significación distinta en la Unidad Popular produjo una movilización política sin pre­
si tuación del gobierno de la Unidad Popular, pero cada una cedente de estos sectores. Tanto las necesidades de proveer
de ellas podía apelar a una tradicción en la política chilena. personal para las múltiples tareas del gobierno como la
En cuanto a su evaluación, sólo se puede afirmar que, en agudeza de la lucha ideológica pusieron tareas nuevas a los
sentido negativo, el que el golpe de Estado no ocurriera antes intelectuales y los lanzaron, si no por primera vez, a una
de cuando realmente ocurrió puede tomarse como un indi­ actividad política inusual en ellos. En este punto hay que
cador del predominio de la políh a del gobierno por sobre recordar que este tipo de personal era el que conformaba la
la de los sectores rupturistas. Si n embargo, la imagen que la élite profesional de casi todos los partidos y que, en este
oposición buscaba proyectar era la contraria, y eso es parte sentido, hay una tendencia clara a la radicalización y la toma
de la política opositora respecto de las fuerzas armadas. En de posición rupturista entre los sectores intelectuales de más
cuando a la significación de las políticas de la izquierda corta o menor integración a la política dominada por los
hacia los sectores militares, se puede decir que, si bien refle­ partidos antes de 1970. Sin duda, el criterio de la duración
jaban una conciencia respecto de la separación entre Estado de la integración se ve afectado por la edad y esto marca un
y gobierno que definía la situación, no tuvieron la capacidad corte generacional, que ubica a los componentes de las nue­
de producir una acción adecuada en ese terreno, en tanto la vas organizaciones, dirigidas, en general, por los estudiantes
oposición (como se verá más adelante) centró su táctica universitarios de la década de los sesenta (MIR, MAPU y, en
desde el triunfo de Allende en ese punto. menor medida la Izquierda Cristiana) entre los sectores
rupturistas. Sin embargo, también existe el fenómeno de la
radicalización hacia las posturas rupturistas entre intelectua­
�6
a rios Altarnirano, op. cit., p . 153. les de generaciones anteriores pero que no habían hecho una
17 M I R, op. cit., pp. 84 - 85.
carrera como políticos profesionales y pasaron de tareas
:•M Lo. a os más conocidos son, antes del golpe de Estado, el de los
! l ll l l' i n •roH y, después, el proceso en la Fuerza Aérea. Respecto del pri mero,
académicas o tecnocráticas a la práctica del gobierno y, de
1111• •1 l i bro d Patricia Politzer, Altamirano. ahí, a los partidos políticos, a los cuales podían haber estado
1 1 111 1 1' 1 r 1 1 1 , 1 HMC RACI/\ Y DICTADU RA . 1 970-1990 1 .1\ UNIDAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 89

que no habían sido d-irigentes clientela, sin embargo, requirió d un cambio radical en los
modelos organizativos e id 1 gicos de acción política39.
1 rece posible, desde el punto de vista Esto, que parecía poco claro ante de la elección de 1970, se
¡ 11 ! ,. ¡l,¡r , j lado aquí, atribuir la derrota a la existencia transformó en el rasgo pr d m.inante de la oposición al
'! l n ias ni al predominio de una sobre la otra. Si gobierno de Allende.
ncia disponible muestra que la b recha entre El hecho de no haber - 11 gado a un acuerdo entre la
n ra absoluta y que, por el contrario, los contactos derecha y la Democracia ri t iana para enfrentar unidos al
rnbas introducían algún grado de ambigüedad en su "peligro comunista" repr n tado por la Unidad Popular en
n y, que, por otra parte, el predominio del gobierno y 1970, indica que la dere l no evaluaba bien el peligro real
la p sic ión institucionalistas entre quienes lo apoyaban es de un triunfo electoral d- la izquierda o no limitaba sus
tante claro, no se puede deducir de allí el que la derrota opciones a las qu apar ía n dentro de la legalidad que
fu ra producto de esta correlación de fuerzas en la izquier­ normaba el sistema p Hti o. Por cierto, ambas razones no
d a . Por lo menos, parece razonable aceptar que si la derrota son excluyente . La v idencia que la conducta posterior
n .o se produjo antes, se debió a ese predominio táctico del permite apor tar, má algunos otros indicios, hacen suponer
gobierno. La duda sobre la val idez estrátegica de esa posi- que la coexistenci a de ambas posiciones es anterior a 197040•
ión permanece, sin embargo, en tanto lo q u e decidió el Lo que sí camb i a definitivamente a partir del triunfo de
n frentamiento fue que, en una división de la oposición Allende es la correlación de fuerzas entre ambas y, en este
ernejante a la que se ha descrito aquí en el caso de la iz- sentido, si la historia del gobierno es la historia de la ambi­
quierda, fue la posición rupturista la que subordinó a las güedad producida por el predominio de la posición insti­
demás fuerzas. tucional, la subordinación de la posición rupturista y las
relaciones entre ambas, la historia de la oposición es el cam­
bio desde el predominio de una posición institucionalista al
2.4. LAS ESTRATEGIAS DE LA OPOSICIÓN de una posición rupturista. Sin embargo, esto no es sólo un

n tro de la simetría política que se ha planteado en térmi­ 39 Véase Ricardo Yocelevzky, op. cit., pp. 258-263.
no de la división en la oposición y en el gobierno, la situa­ 40 En 1967, el gobierno democratacristiano hizo detener a la directiva
ión de la primera presentaba ciertas diferencias en otros del Partido Nacional acusándolos de promover un golpe de Estado. Los
tribunales los liberaron incondicionalmente. Esta actitud del Poder Judicial
n i veles. Desde el punto de vista social, el problema de la
es aducida como prueba de inocencia por Sergio Onofre }arpa en entrevista
1 .u v a derecha era conformar una base de apoyo electoral
realizada por Silvia Pinto y reproducida en el libro de Jarpa, Creo en Chile.
u upliera al voto rural, cuya pérdida había determinado Sin embargo, los antecedentes de esa detención son revelados por el mi­
ri i de la derecha tradicional a mediados de la década nistro del Interior de esa época, Bernardo Leighton, en entrevista acerca de
n l r i r. El recurso a los sectores medios urbanos como su v i da política. Véase Otto Boye, El hermano Bernardo.
o l' l l l lH 1 f i 'J ( 'O.', 1 1\M ! 970-1990 91
' l i J I .J I¡ I 'A I
UNIDAD PO PU LA R
1' RA lA Y DICTADU RA .
LA Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973

'11 l.1 n n
pos i tora. Se trata de cambios ideoló­
¡
integra, o se integra sólo par i l m n te, al sistema de parti­
!1 ' J 1 ¡¡·¡J n z Ll v y de un proceso de movilización social dos44. Por otra, también en la derecha se activan cuadros
l . l 'D ¡ u , finalmente, se traduce en el apoyo, consciente
'
que, perteneciendo a genera ion anteriores, habían perma­
d u nos e inconsciente por parte de otros, a la
necido al margen del cauc p r i n ipal de los acontecimientos
.i n del sistema político41.
políticos, dominado como taba por los partidos y el siste­
• n r i ncipio, desde e l punto d e vista ideológico, la opo-
ma de negociaciones esta bl · ido entre ellos45.
1 i n tentó proyectar, desde la elección de 1970 y hasta el
1 n
El contenido ideológi esta renovación de la derecha
d
m men to mismo de la resolución del conflicto, la imagen
tenía también un pun to n omún con la correspondiente en
que denominaremos "restauradora"42• Esto quiere decir que,
la izquierda: una tend - n ic r upturista que consideraba in­
en s u discurso, la amenaza al sistema provenía del gobierno
compatible el logro d us objetivos estratégicos con la
y de las fuerzas que lo apoyaban. En este sentido, las expre­
mantención del sistema polít ico46. Sin embargo, en otro terre­
siones ideo lógicas (al igual que en el caso de la izquierda)
no, no existía el camp o mún que unificaba a la izquierda.
opa aban la v isión d la real correlación de fuerzas en la Si en ésta el acu rd e asentaba sobre la definición del
p a la características de los cuadros socialismo como m.odelo de sociedad y como vía de desarro­
m i l i ta n t y la cúpula profesional llo deseables, en la derecha las propuestas eran más varia­
Ha l o m ismos prin­ · rv r n das. Había críti a al desarrollo económico y al sistema
ipi t d n el caso de la político, pero n e unificaban necesariamente en una pro­
izqui , un r te - n ra i n a l q ue deli m .i ta puesta altern a tiva. Las críticas se ubicaban en terrenos ideo­
L ma nueva é l i te, o un sector de base mil i tante que aspira a
lógicos tan variado como la historiografía, en el cual los
i ntegrarse a l a élite profesional de la política, pero que no se
nacionalistas de v ario pelajes coincidían en una visión del
período de la h i s toria nacional q ue se estaba viviendo como
"decadencia"47, o en la economía, donde hacía su aparición
41 Véase Ricardo Yocelevzky, "Agrupamiento corporativo y estrategia
política: el golpe de Estado en Chile". International Review of Sociology. Serie
44 Entre estos sectores hay que considerar, principalmente, a los
IIe, vol. XIX, No 1 -2-3, Roma, 1983, pp. 137-154.
42 Aún al momento del golpe de Estado, la Junta de Gobierno "gremialistas" de la Universidad Católica y a algunos jóvenes del Partido
se com­
promete a "restaurar[ . . . ] la institucional idad quebrantada ". Véase Decreto Nacional.
Ley N°1, "Acta de constitución de la Junta de Gobierno", del 11 de sep­ 45 Aquí se incluyen los nacionalistas que se integran al Partido Nacio­
tiembre de 1973. Editorial Jurídica de Chile: 1 00 primeros decretos leyes dic­ nal desde 1 965, así corno los que se activan a raíz del triunfo de la izquier­
da en 1970, corno los de Patria y Libertad.
tados por la Junta de Gobierno de la República de Chile, pp. 6-8.
46 En esto hay también matices, desde Jarpa que consideraba necesario
43 En este sentido, los principales engañados fueron los democratacri

ilegalizar al Partido Cornw1ista (op. cit., p. 75), hasta Pablo Rodríguez Grez,
tianos que apoyaron el golpe creyendo que la "restauración" los l l evaría
que proponía reemplazar el sistema político por w1o de carácter corpora­
a eUos de vuelta al poder. En cambio tuvieron que esperar 1 6 años y
tivo. Véase su libro E ntre la democracia y la tiranía.
mectio.
47Juan Luis Ossa, Nacionalismo hoy, pp. 28-32.
LA U N IDAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLfTlCO EN 1973 93
2 '1 111 111 1' 1 l 11 l 1' )1 , ( 1'1 ' lS, OGM RACIA Y DICTADU RA. JY70- l990

Las reacciones al resultado de la elección presidencial


inspiración monetarista48• on estos
mostraron las líneas de desarrollo que habría de seguir la
cuales surgían propuestas de todo tipo
actividad opositora. É stas se ubicaban tanto dentro del sis­
t rucción" del país, desde visiones corporati-
tema político como fuera de él. Dentro del sistema, se produ­
L t' hl 'te l i berales, no parece claro que el encarar la con­
cen los primeros acercamientos entre la derecha y la Demo­
un programa alternativo hubiera podido ser la vía
cracia Cristiana, en busca de una salida constitucional que
nformar un bloque de oposición capaz de derrotar al
impidiera el acceso al poder del candidato triunfante. Fuera
bi-rno de la Unidad Popular.
del sistema se produce el p rimer movimiento de boicoteo
Tod a esta heterogeneidad se reflejaba en el "movimien­
económico (apoyado ideológicamente desde el gobierno), los
to" alessandrista, en su programa49 y en los discursos del
primeros atentado terroristas de grupos de derecha (aun
candidato. Sin embargo, este rasgo se veía atenuado por el
cuando intentan a tri b ui rlos a la izquierda en un primer
contexto mismo que constituía la campaña presidencial. Las
momento), l as primeras conspiraciones con sectores mili­
opciones se abrieron bruscamente a partir del triunfo elec­
tares, con vistas a propiciar un golpe de Estado (una de las
toral de la izquierda, en septiembre de 1970. Entre esa fecha
cuales tiene por resultado el asesinato del Comandante en
y la toma de mando por Allende se expresaron todos los
jefe del Ejército, General René Schneider). Por otra parte,
actores y posiciones que más tard intervendrían en el de­
hay que agregar el apoyo activo del gobierno de los Estados
rrocamiento del gobierno de la Unidad P p u lar50. Sin embar­
Unidos a todas estas manifestaciones51•
go, entre esas fechas y el mom n to del golpe hay dos cam­
El predominio de la posición institucional en esta opo­
bios importantes: uno es la coordinación de todas esas
sición conjunta, derecha y Democracia Cristiana, que recién
expresiones en un solo bloque político y, el otro, es la hege­
comienza a conformarse, se expresa en la imposibilidad
monía de una opción por la ruptura del sistema político en
práctica a que se enfrentaron los intentos más extremos en
el conjunto de ese bloque. Ambos cambios son resultado del
esa etapa. En la Democracia Cristiana predominaba, sin
complej o proceso de maduración que constituye la práctica
duda, la adhesión al sistema político, dentro del cual tenía
de la oposición al gobierno por parte de todas esas fuerzas.
sentido la existencia misma del partido52• La participación
democratacristiana en esas maniobras se limitaba a l a
-
48 H ermogenes P'erez de Arce, Comentarios escogidos, pp. 325-359.
49 Joan Garcés y Frédéric Debuyst, "La opción de 1970 y la ideología.
5 1 Hay bastante literatura acerca d e todo esto, pero un testimonio que
Análisis de los tres programas presidenciales", en Chile: el camino político
resulta de gran fuerza probatoria acerca de la ocurrencia de estos hechos,
hncia el socialismo, op. cit., pp. 79-143.
aun cuando su veracidad en muchos detalles sea cuestionable, es Henry
>o Este período vio desde actos terroristas, que incluyeron el asesinato
Kissinger, White House Years, pp. 670-678.
d 1 omandante en jefe del Ejército, General Schneider, hasta maniobras
52 Otto Boye, op. cit., pp. 160-168, presenta un análisis escrito por Ber­
parl� mentarias para elegir al candidato que obtuvo la segunda votación,
nardo Leighton en 1970, contemporáneo a los hechos, pero inédito hasta
/\1 sL ndri, pasando por conspiraciones militares para dar w1 golpe de
1 986.
Es ta do.
'1 1 1 1 H: 1 1A I. I I I 10' 1 '< 1 ! 1 1 ' lS, 1 l iM Ril 111 Y DI '1'/\ T<il, 1 '170- 1 990 1"11 UNIDAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SI TEMA POLÍTICO EN 1973 95

f
que permití r
nn uJ a tear e l t r nsformaciones contenidas en su p r grama54. En este punto
A l lende pero que conserv r I n J ' J idad e trata de preservar el sistema polít ico de la acción transfor­
n n i n to del sistema. Al no encontr r w 1 madora que se teme por part d 1 gobierno, pero, como ya
l t ¡ u ' J c r<� n tizara ese resultado, optaron por un se apuntó, las medidas que se pr ponen para esto incluyen
1 ' miento a l nuevo gobierno. Este sentid L i ' f l el separar a un aparato del E tado tan importante como las
' t d .i ionamiento de l os votos democrata cristia J fuerzas armadas55.
C 1 reso Pleno a l a aprobación de una reforma con titu .i - La ambigüedad de e t r u mento quedó en descubierto
n a ! , conocida como "Estatuto de garantías democrá t i as", al producirse las eleccion municipales de abril de 1971. En
q ue, en general, limitaba los poderes presidenci ales pero, ellas, las fuerzas del g b.i rn alcanzaron el 50% de la vota­
quizás lo más important e para l ograr esto, buscaba indepen­ ción. Sin embargo, p r tr tar de r novación de los muni­
dizar al Estado de la acción del gobierno. El propósito de cipios, la acción q ue d d· J gobierno pudiera emprenderse
impedir las transform aciones contenida s en el Programa no se veía frente a una ampl iación sustancial de sus posibi­
Básico de Gobie rno de la U . P. era explíci td3• l idades. En esta i t uación, la oposición no estaba dispuesta
La separación del E tado n r specto al gobierno puede a conceder a la votación ningún otro significado más allá de
parecer una abs tra .i n inn para en tender el resu l- las consecuencias institucionales que de la misma elección se
tado final del enfr n tam ien t robar ra ompren- derivaran56• La noción del significado doble del voto, el insti­
der el desarro l lo qu onduj i mportante r tucional y el de expresión de fuerza social a favor o en contra
examinar cómo se fu e r o n p ro d u c iendo las condiciones del cambio, fue tomada esta vez por el gobierno pero sin
ideológicas y prácticas q ue confluyeron en él. Entre los ele­
mentos ideológicos, el primero que apunta en esta dirección 54 El primero en exponer públicamente estos argumentos fue el vocero

es el que, interpretando el sentido de la mayoría relativa que más tradicional de la derecha chilena, el diario El Mercurio, en su edi torial
del 23 de septiembre de 1970, describiendo la pa radoja que representaba
dio el triunfo a Allende, deduce que la legitimidad de su
el que una democracia sólida permitiera, con menos de un tercio del elec­
gobierno es limitada. Aun cuando acepta que l a votación torado, dar pie al cambio revolucionario de las instituciones. El mismo
permite a A llende ocupar l egítimamente la presidencia y argumento es retomado por Jaime Castillo Velasco, ideólogo de la Demo­
organizar su gobierno, niega que, en ausencia de una mayoría cracia Cristiana, en una entrevista concedida al mismo periódico pocos
días después (El Mercurio, Santiago, 27 de septiembre de 1970).
absoluta, ese gobierno pueda legítimamente emprender las
55 Véase la reforma del artículo 22 de la Constitución de 1925 contenida

en el Estatuto de garantías democráticas mencionado más arriba, Echeverría


y Frei (compiladores), op. cit., p. 35.
56 En su comentario de los resultados de la elección de abril de 1 971,

El Mercurio afirma que la UP aumentó su votación en w1 5% respecto de


·'" Véase el texto de la reforma constitucional que contiene el Estatuto
u •arantías democráticas y sus principales antecedentes, incluyendo la la elección de regidores de 1967 y que fracasó en su intento de conseguir
d i s usión y votación en el Senado, en Echeverría y Freí (compiladores), op. una mayoría absoluta. Véase FLACSO, Chile: cronología del período 1 970-1973,
il:., lomo 1 , pp. 29-1 01 .
1 . l V. 87.
' 1 1 1 1 1 ' I'A1 1 1 1 l: 1' !J 1 1 ' .', 1 EM . RA lA Y DI TAI )l J l\1\, 1 970- 1 990 LA UNIDAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLfTICO EN 1973 97

u • n fuera la lítico se expresaba también en el movimiento "gremia­


l is ta", surgido en la Universidad a tólica, y que representa­
J a oposición, en cambio, e t t uvo el
n ba un modelo ideológico que daría coherencia a una forma
• l ) reforzar el predominio de la p n " i n ti tu- de organización que sería d i i v a en la movilización en

1
mt 1 ", r p resentada por la Democracia Cri tian . J reu n i r contra del gobierno: las agrupa i nes corporativas y los mo­
• •L p r tido la mayor fuerza electoral opositora al i rno vimientos sociales ajenos a l i tema d e partidos60 .
n ta ocasión, parecía ubicarse como fuerza heg m n i a
del conj unto de la oposición. A partir de esta correlación de
Con todo esto, la opo i i rl p resentaba un cuadro abi­
garrado y ambiguo. Sin emba rg , a l igual que entre las fuer­ 1
1'
fuerzas e n l a oposición, y del avance del gobierno en e l zas del gobierno, los p u n t d e comunicación entre las dis­
a poyo electoral, la estrategia opositora s e concentra en e l tintas formas de organiza i n h acían que las fuerzas dentro

1
intento d e limitar p o r medios institucionales la aplicación de la oposición fueran r-d finiendo su carácter en la prác­
del programa de gobierno. El centro de actividad de esta tica, aun cuando conserva ran posiciones distintas en lo ideo­
estrategia es el parlam n.to, por lo tanto la forma de organi­
zación dominante son lo pa rtido y, dentro de ellos, en el
lógico. En particular, la mov i lización social opositora fue el
campo que permitió resol ver los p roblemas insuperables en
.\
campo opositor, el pr d m i nio p rt n in duda a la De­ el terreno ideológico.
mocracia Cristiana58. La primera ocasión en que la oposición mostró el nuevo
En apariencia, la d r ha, r pr n tada por el Partido rumbo que se p roponía tomar fue la "marcha de las cacero­
Nacional, quedaba subord i n ada a la estra tegia insti tucional las vacías". En ella se podía observar una movilización de
de la Democracia C ristiana. Sin embargo, el Partido Nacio­ un sector social, las mujeres, que no era controlado directa­
nal no agotaba las opciones ideológicas y organizativas de mente por los partidos. Planteaba una crítica a la política
la derecha; fuera del sistema de partidos se organizaba un económica del gobierno y al desabastecimiento, que no
grupo de corte fascista, Patria y Libertad, y, conectada al implicaba una alternativa a esa política, por lo tanto podía
Partido Nacional surgía una organización juvenil que ten­ ser apoyada por todos los sectores de la oposición. La mo­
día en la acción a confluir con Patria y Libertad, el Coman­ vilización callejera permitía la acción de grupos parami­
do Rolando Matus59• Por otra parte, la posición antisistema l i tares, de dentro y fuera del sistema de partidos y, por úl­
timo, creaba un clima de agitación en el que, incluso, algunas
ó7 Según. algunos, debido a que el resultado de la elección desestabiliza
la correlación de fuerzas internas de la Unidad Popular al aumentar su
votación el Partido Socialista, permanecer estable el Partido Comunista y
J i s m i n u i r los radicales. Boye, op. cit., p . 172.
�" V éase Echeverría y Frei (compiladores), op. cit., tomo JI, "Acusacio- 60 Esta línea i d eológica y de acción fue promovida en los editoriales
n· nsl i l u ciona les" . de El Mercurio desde an tes que Allende asumiera la presidencia, como
�·�
1 k Pa rker, La nueva cara del fascismo, pp. 1 50-1 51 . reacción al resultado de la elección presidencial.
1 1 1 1 111 1'1\1 1 1 1 1 1 1' 1 111 ' 1 1 11 M 'RA 'lA Y DICTADURA. 1970-1990 1 A I I N I DAD P PULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 99

11 1 1 r· v caban un rechazo claro ·de los H l lo ue opositor volvía a la manos de los partidos po­
n m
s apegados al sistema político61. l l l · J. g Lte actuaban dentro d 1 i stema63.
re mios patronales (del 11 de octubre al aparente de este ú l t i m ambio reside en que ya la
1972) marcó una nueva etapa del conflic­ • ! • i ón se plantea como un nfren tamiento de bloques elec­
• m mento ya se podía observar un rechazo al
'
l ra les en que la Demacra ia ristiana aparece no sólo diri­
¡ r l • ' l d l gobierno que se apoyaba en el poder económi- gida por su sector más d r h i ta, e l d e Frei, sino que dentro
cl 1 tor privado, pero como organismo de masas que de un conjunto, la Conf d ración Democrática, CODE, en el
mov i l izaba a medianos y pequeños empresarios de todas las que el Partido Nacional, o mo otro componente, introduce
r mas, además de las profesiones liberales. En este punto, la un elemento rupturi t q u for ma parte d e é l y, a l a vez,
po ición organizada dentro del sistema de partidos pierde conecta a todo el bl gu on los elementos rupturistas que
por pri m.era vez la conducció n del movimiento opositor. Sin actúan fuera el 1 si t - maM. El l i ma de movilización electo­
mb r , la p r i n i pa l f uerza de este sector, la Democracia ral, unido a la mov i l iza ión oci a ] que, si bien no plantea
t l m a r onciencia de la importancia y otro enfren ta m i e n to estra tégi o como el de octubre de 1972
1 . n t h 62.
tampoco desaparece, contribuye a una radicalización del
to ya a l a conjunto de la oposición por la base, proceso en el cual
d t en r el insensiblemente los democratacristianos van desdibujando
r beza de las su perfil ideológico y siendo subordinados a las otras fuer­
mbargo, este movimiento, t . in zas de oposición65.
in d uda xit so n lo i n mediato, tendrá un efecto contrario
n el plazo más largo. Por lo pronto, la presencia de los
63 Ver una versión de este período en l a s memorias pós turnas del
omandantes de las fuerzas armadas contribuyó a terminar Comandante en jefe del Ejérc i to que a s u m i ó como ministro del Interior,
e enfrentamiento, en particular, y a estabilizar provisoria­ Carlos Prats González, Memorias. Testimonio de un soldado.
mente el sistema, hasta la elección parlamenta ria de marzo 64 "Durante el paro gremial de octubre de 1 972 el presidente del par­

de 1973, con lo cual, al menos en apariencia, la hegemonía l icio [ Nacional], Sergio Onofre )arpa, modificó el programa para incorporar
un e l e mento de corte gremialista o semi corporativo, lo cual produjo un
n •r amiento más estrecho entre las diversas manifestaciones de la derecha
61
La marcha tuvo lugar el 1 a de diciembre de 1971, dando lugar a ( t ir ' 1 l ' Nacionalista Pa tria y Libertad y Movimiento Gremialista ) " .
incidentes que se prolongaron casi una semana en Santiago, lo que lleva 1 1 ' i 1 1 h a r 1 Friedmann, 1 964 - 1988 La política chilena de la A a la Z , p . 103.
al gobierno a declarar "Zona de Emergencia" a la capital . En el mismo ,,., E l a n á l isis del paro de octubre de 1972 que hace Orrego,(op. cit., p p .
mes, la Democracia Cristiana entra en las primeras alianzas electorales con ' ( ) ' ), 1 l,1 n l •a correctamente la relación partidos-grem ios en la estructura
el Partido Nacional. FLACSO, op . cit., pp. IV. 163 IV.170. - 1 1 1 1 ' 1 \l l , :i , •mba rgo, en l a coyuntura d e ese movincien to, sobreestinta a l
62
Véase la crónica y análisis de estos hechos desde el punto de v i s ta 111 1 1 11 1 l l ' I l l J o e l pa p e l d e los partidos e n general y el del s u yo e n parti-

democratacristiano en Claudia Orrego Vicuña, El paro nacional: Vía chilena 1 1 1 1 1 1 , 1! ·r lnu q u e el paro creció y se m a n tu v o gra ias a la participación
contrn el totalitarismo. l 1 )\1 !'1 1 1 111 u ns bases se identificaban con .la O mocracia Cristiana, pero
11\ U N I DAD P P LAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1973 1 01

1 •' 1 l • l 1 •1 i n parlamentaria muestra la no 1 golpe de Estado. No hay duda de que el golpe


d1 11 1 l u11 1 ¡ i. ión que esperaba eliminar al gobier- producto de una actividad conspirativa que com­
il 11 1 1 t l L • q u ' f i n ! izara el período presidencial, y este lo observable en el terreno social, político e ideo­
el paso a primer plano de la estrategia i n embargo, por el a.rácter mismo de esta parte de
ello, los pasos decisivos fueron agudizar l h 'l ria, su reconstrucción. no es satisfactoria con la infor-
entre los otros poderes del Estado y el gobier-
n fl i t i n disponible hasta hoy; y no es de extrañar que nunca
n , p r un lado, y dar independencia de acción y presionar ll ' u a serlo68•
1 a p a ratos del Estado para alinearlos en contra del go­ i n embargo, no es lo l a curiosidad lo que lleva a
bi rn.o. En esta última etapa se consuma la subordinación de �u ntar por lo que o u rri en este otro nivel de actividad
la Democracia Cristiana a la derecha, dentro del sistema, y >1 i tora. Hay una part d lo que se puede observar en la
d a m.b a una estrategia rupturista que busca en las fuer- 1 osición, tal como s e 1 ha d escrito aquí, que sólo puede ser
z rrnad a u in. t ru m nto m i l i tar y político, al cual legi- xpl icado a la luz de lo q L te pe rmanece oculto. Por una parte,
P l í t .i i a l d oposición al gobierno de l carácter del futuro ·obierno que, como se ha indicado, no
r pr n ta u n a a l ternativa podía ser discutido p r l a s fuerzas opositoras porque el
.1 bl q u p o i tor es planteamiento d e l t m h abría, muy probablemente, hecho
r r el gobierno imposible la conformación del bloque; más bien fue definido
p a r t · de sus plantea- en un nivel de a t i v i d ad " técnica" en el que, en realidad, se
mi n t resolvió la sub rd i n a c i ó n ideológica de una parte de los
cuadros de la Dem cracia Cristiana (algunos de sus econo­
mistas) y se fijó un p lan de reconstrucción del capitalismo
2.5. EL GOLPE DE ESTADO DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 chileno en tér m inos ta les que la destrucción del sistema
político era condición sine qua non de su puesta en práctica69•
El apartado anterior se ha centrado en la conformación del
bloque de fuerza social y política que, con su apoyo, hizo 68
Las "memorias" de Pinochet son aún más dudosas que las de
Kissinger. De todas maneras véase, Augusto Pinochet Ugarte, El día deci­
sivo: 11 de sep tiembre de 1 973.
esto no es una prueba de la influencia de ese partido en el movimiento
6� "La crisis económica profunda tenía que reflejarse en un grave
sino, al contrario, w1a muestra de su subordinación a una estrategia que
le era ajena. n fl i lo social y político que debía concluir en un cambio de gobierno
66
El Mercurio vuelve al doble carácter de las elecciones, esta vez a fir­ u o si gno, por supuesto, nadie conocía, pero que, obviamente, iba a ser
mando que se trató de un "plebiscito". Editorial del 5 de marzo de 1973. ! r'f \ r 'l' P n te no socialista."
67 Este es el significado más claro de la declaración aprobada por la " E la onvicción se produjo primero entre los economistas que entre los
Cámara de Diputados el 23 de agosto de 1973 con votos de nacionales, ¡ JI Ll os 1 or l l o no es extraño que llevaran a cabo un trabajo conjunto
democratacristianos y socialdemócratas. J ' 1 ' l n n l 'mprano como a fines de 1971. En ese tiempo, economistas de

' 1
"J 02 '1 111 1 1'1\1 1 1 1 1 11 1 1 1 1 1'1, 1 11 1�1 'IV\ 'l A Y DICTADURA. 1970-1990 I.A UNIDAD l't l'l i i .AR Y LA C R ISIS DEL SISTEMA POLÍTICO EN 1 973 103

Ll l 1, U nidad Popular, son condiciones


'

fl 1 !f !ir to entre el poder económico privado 1 1 .nl


> rv - nción. La prescindencia política de
' l¡ 1 11 ' 1 1 11 Ll s n s u calidad de técnicos (desprendidos s y su personal, que en un primer
\1 1. 1 , i nes políticas), revela los costos sociales y mo una de las condiciones que hacía
1 l J u el modelo que diseñaban tendría que afrontar. de la Unidad Popular, se fue transfor-
) t rrfa al margen de las otras formas de organización '1 1 r i l i pa l i nstrumento de su destrucción en la
¡s i l ra, c uya heterogeneidad respecto de cómo veían el L'il 1u el p roceso político h acía tomar conciencia a
<

fu l u ro q uedó de manifiesto en sus primeras declaraciones d su p n•o ol umna vertebral del


d espués del golpe. En ellas queda claro que, con la excep­ la fi i a li d ad, p redominan­
ción de los democratacristianos, la oposición acepta la elimi­ n ontacto con el desarro-
nación de la actividad política como tal . Esto es parte de la ll e os sectores en el proceso de
explicación del cruen to ca rácter asumido por la represión; l ' u t a r tLLe va derecha, enemiga del sistema
de lo que se trataba era no sólo de derrocar al gobierno y v ig •n te. La ideología anticomunista, convertida en

dispersar a las fuerzas que lo a poyaban, sino de redefini r las d tri na d s u formación profesional y ligada a sus intereses

relaciones entre las c l ase . La r pr ión fu pol ítica, en ge­ corporativos de modernización técnica y de equipamiento,
neral, en el sentido de a fec tar a J o pa r t i dos de la i z q u i e rda para lo cual eran dependientes de los Estados Unidos, suma­
y sus cuadros, pero el verda dero " te rror" i mplantado fue do a su tradicional inclinación por el "orden", tenían, fatal­
social, dirigido a resubordinar a las clases populares en térmi­ mente, que ponerlos en contra del proyecto mismo del go­
nos de eliminar sus conquistas de los últimos cuarenta años. bierno y, más a ún, de la movilización social y política que
necesariamente tendría que acompañar a un proceso de
El otro aspecto que queda oculto es el proceso por el cual
cambio de esa envergadura. Finalmente, la oposición logró,
las fuerzas armadas llegaron a intervenir y la determinación
crecientemente, que las fuerzas armadas p udieran actuar
de la forma en que lo hicieron. Sin embargo, la posición que
como aparato del Estado con independencia del gobierno, y
ocupaban en el aparato institucional, la composición social
culminó legitimando e incitando s u intervención. De este
de la oficialidad, las influencias ideológicas predominantes
modo construyó un aparato armado que ve su "misión his­
entre ellos y el proceso de a utonomización que s ufrieron
tórica" en el reordenamiento de la sociedad, apartada de sus
cauces de desarrollo "sano" o "normal" por la política y la
Jos departamentos técnicos de los partidos oposi tores se reunían, más allá
d > las directivas, para asesorar a los parlamentarios especializados en acción de "los políticos" . *
, su n tos financieros y presupuestarios"[ . . . ]
"A 1 p ro du c i rse el cambio de gobierno [sic] el ll de septiembre de 1 9 73 •· Este ca p ítu l o fue p ubl i cad o como a r tíc u l o e n e l N o 1 2 de l a revista
' isl f, un b o rrador de programa bastante desarrollado . . . " Á lvaro Ba rdón, A rs u 11ren los, abri l le 1 99 1. , D. i v i s i ó n de ien ias o c ia J es y Humanidades
'o m i l o a rrasco y Álvaro Vial, Una década de cambios económ.icos. La expe­ d la n i el a d Xo 1 i m i l o el e l a U n i vers i d a d A u tónoma Metropolitana,
rir•ndn cliilenn 1 973-1983, p. 5. (uA M ), M , ; o, . r.

.,
CAPÍTULO 3
' 1 \ N O DE LA DICTADURA, DESTRUCCIÓN Y

REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO

3 . 1 . INTRODUCCIÓN

De los tres elementos fundamentales para la comprens10n


del período histórico que constituyen los dieciséis años de
dictadura militar, hay dos que reúnen consenso en cuanto a
su importancia como herencia perdurable del gobierno dic­
tatorial: el cambio del modelo económico de desarrollo del
país y el nuevo sistema político establecido por la Consti­
tución de 1 980. El tercero, que condiciona y define todo el
proceso, la participación de las fuerzas armadas como apara­
to de Estado en la restauración, reordenamiento y estabiliza­
ción de la dominación social, aparece como discutible en sus
características debido a algunos de sus rasgos fundamenta­
les. El considerarlas como un aparato del Estado implica,
desde mi punto de vista, establecer su papel de garantes de
las relaciones de dominación que son constitutivas de la
sociedad chilena, mientras que, por otra, ese papel explica
su actuación como fuerza represiva y define una responsa­
bilidad institucional en los crímenes de la dictadura 1• Por

1 Una visión radicalmente distinta de la significación de la interven­


ión de las fuerzas armadas en 1973, resal tando sin embargo su carácter
1 • aparato del Estado se puede ver en el Ensayo histórico sobre la noción de
I:s tor lo 1'11 hile en los siglos XIX y XX, de Mario Góngora.

105
1 06 I J I I .ri: I'AI '1 ' 1 1 ( ), 1 '( l .f' l ' l ' ).', 1 12M RA lA Y Dl TADUI 1\, 1 '170- 1 990 D ESTRU IÓN Y REEMI'LAZ. DEL SISTEMA I'OLÍTICO 107

os políticos funda m n t < k, d J perío­ N e puede esperar qu n i nguno de los actores que en
:l t uando l i n t os momentos formar n parte del bloque político y
i a l que hizo posible el l p e de Estado, primero, y apoyó
•',• t a r l a i ó n entre estos tres element m ntal benefició de la dictad t ra, después, acepte esta interpre­
l b lecer una periodización que separa n ' partes ta ión de los hechos, p r su plausibilidad no depende de
i tadura: un período de ascenso, y la con u n.t d - so sino de dar una vi i n más clara de eventos y procesos
l ru i ó n del sistema político anterior, con la m uy 1 t ria que resultan equív ontroversiales pero que están en
i n tención de eliminar a los partidos políticos y e l sisten<a del los fundamentos de 1 i t uación posdictatorial . El tratamien­
que formaban parte y cuya culminación es la imposición de to de los tres asp t d J proceso ya enunciados es comple­
la Consti tución de 1 980; y una segunda parte, de desgaste, jo porque sus i n .t rr 1 iones son cambiantes a lo largo del
d ad ncia y crisi de la d ictadura, cuyo eje es la reconstruc- tiempo y esto i m p l í a a mbios en cada uno de ellos.
n d 1 i t ma d p a r t i d os pol íticos. Este capítulo se ocu-
1 r part .
la p rticipación personal de .2. M I LITARISMO Y REPRESIÓN
1 qu n uj al l pe d e Estado
d m ri ta r u fi gura El carácter re pr i v o de la dictadura militar ha sido objeto
mb r · , p ra el 1 Ji i d ta hi toria este de denuncias de d el momento mismo del golpe de Estadd
hecho es i mp rtante, porque la muy probable no participa­ y sigue siend objeto de controversia judicial, ahora en el
ción previa de Pinochet pone en primer plano la partici­ ámbito internacional" . La p r i mera característica de la violen­
pación institucional del ejército en el movimiento2. Esto per­ cia militar fue su obje t i v o desmov i lizador. Hay que recordar
mite entender que el ascenso personal de Pinochet al poder que el proceso político-social chileno había sido caracteriza­
se llevó a cabo sobre la base de la plataforma institucionaL do como "hipermovilización"5. Desmovilizar a una sociedad
La idea de su supuesto liderazgo es una construcción publi­ a partir del nivel de organización alcanzado en Chile por los
citaria posterior que buscó legitimarlo fuera de la fuerzas partidos políticos, los sindicatos y otras organizaciones so­
armadas, ya que dentro de éstas la fuente del poder es la ciales, requirió de un gobierno terrorista. El terrorismo de
conservación de las estructuras jerárquicas.

3 NACLA Lntin Americn & Empire Report, vol. VII, No 8, october 1973,
2 Patricia Verdugo, Interferencia secreta, capítulo nno, niega toda parti- p. 29.
i pa c i ó n de Pinochet antes del fin de semana previo al golpe, citando 4 Véanse los documentos de las acusaciones del juez Garzón en El País,

tes t i mon ios de los generales Leigh y Arellano Stark. Por su parte, Pinochet en Internet, http : /www.elpais.es
fecha el comienzo de sus preparativos del golpe el 23 de junio de 1972. s Hanry Landsberger y Tim McDani.el, "Hypermovilization in Chile 1970-
Véa e, El dín decisivo, op. cit., p. 78. .1 973 ".
1
B ( ' 1 1 1 1 1!· l'i\1 I I I H : I '( )I Ú !l 'U.', 1 I'. M Ri\ lA y DICTA ! U IV \ , 1 170- 1 990 DESTRUCCIÓN Y REEM P LAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 109

hile hoy es recordado fun e mental­ El aspecto masivo de la represión desmovilizadora es lo


11\ 1\l ¡Hl r de muertos y desaparecid , u s lo �u d a s u carácter terrorista a l a d ictadura militar chilena.
r ' i · t ra do con mayor precisión, pero e ólo Bajo condiciones de excepción, estado de guerra, de sitio,
la h istoria, quizás la más irreparable, per hay e tcétera, con toque de queda por años, las cifras de las víc­
r a r los datos del nivel de masividad alcanzado por timas del régimen son sin duda impactantes. Fugitivos,
'pr i ón. asilados en embajadas durante lo primeros meses de la
La j ustificación de la represión fue una supuesta situa- dictadura, llegaron a 10.000 antes del fin de 1973. En 1979,
n de guerra civil, en lo cual algunos insisten hasta ahora. el relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos
S i n embargo, hay que establecer que si bien existían algunos humanos en Chil e, informó que hasta mediados de 1975,
grupos partidarios de la toma del poder por la vía armada, entre 40.000 y 50.000 chilenos habían sido detenidos por más
en tre las fuerzas que apoyaban al gobierno de Allende éstos de 24 horas, lo que representaba alrededor de 1 de cada 125
ocupaban un papel s ubord i nado a l a es trategia del gobierno, adultos l abora l men te activos de la población8. Las cifras
en primer lugar y, en segund , la arma de que disponían oficiales de la d ic tad u ra coinciden con este informe sólo
no bastaron para ofrecer re ist n. ia i n i ficativa desde el parcialmente. Ninguno de l os datos puede reflejar lo que
punto de vista militar a l os golpistas6. Es un hecho estable­ significó la represión masiva para las víctimas. En marzo de
cido hoy que la justificac ión d e l g o l pe de Estado y de la 1 975 se daban las siguientes cifras: arrestados desde el 11 de
subsecuente represión política contenida en el Libro Blanco septiembre del 73: 41 .759; liberados: 36.605 (entre ellos 9.167
-fundamentalmente el Plan Z- publicado con posteriori­ expulsados del país o refugiados en el extranjero); personas
dad constituye una falsificación histórica cuyos responsables condenadas en alguna forma de juicio: 1 .557; personas suje­
son conocidos7. tas a proceso: 1 . 780; personas detenidas en virtud del estado
de sitio: 1 . 116. En octubre de 1974, el ministro del Interior
6 "El combate del 11 de septiembre duró prácticamente cuatro horas". afirmaba que los detenidos como medida administrativa -en
Augusto Pinochet en entrevista con la revista Ercil/a, seis meses después virtud del estado de sitio (es decir sin acusación ni proceso
del golpe. Erci/la, No 2015, 1974. Citado por Nancy Guzmán J., en Un grito
de ningún tipo) eran 7489. Nótese que entre las dos fechas
desde el silencio, pp. 44-45
citadas, los presos políticos todavía iban en aumento.
7 Libro Blanco del cambio de gobierno en Chile. 1 1 de septiembre de 1 973.

Diario La Tercera, Santiago, 1 1 de abril de 1999. Reportaje Nacional, "Gon­ Después de desocupar los estadios y campos deportivos,
zalo Vial Correa, vapuleado por la izquierda y recriminado por la derecha. improvisados como centros de detención e interrogatorio de
El conservador incomprendido".
Este hecho que hoy es público, la participación de Vial en la redacción
1 1 Libro Blanco en 1973 y en la del informe de la Comisión Rettig en 1 990- 8 Datos citados por C.G. Brown, 10 años de atropellos a los derechos
1 1 , fue i nsinuada por el General (R) Manuel Contreras en su respuesta humanos en Chile. Informe del Americas Watch Conunittee, p. 44.
ol I11Jorme Rettig, en entrevista al diario La Tercera, publicada el 26 de marzo 9 La Documentation Fran�aise, Notes et É tudes Documentaires, No 4421,

d • 1 9 1 . En e l l a i nsiste en una versión del Plan Z (véase p. 3). 4422, 4423. Cronologie du Chili: septembre 1973-decembre 1 976, pp. 31 y 34.
1
1 10 '1 1 1 1 1(: 1' 1 1 1 1 :1 1' 1 f!1 'l S, 1 1:1V1 1{/\ 'l A Y DICTAD J , 1 �70- 1 990 DESTRUCCIÓN Y REEMPLAZO DEL ISTEMA POLÍTICO 111

1 t rl nl 1 p rimeros meses, se crt.::a r n a mpos r .más d e diez años (las autorizaciones comenzaron recién
1 n. E importante en este punto d ar la n 1983)12. Y éste no era el ú n i o campo13.
• le 1 u el maltrato y la tortura adquieren. P r una La represión se transformó n un fenómeno muy com­
n w1a rutina en el trato al "enemigo", de d el plejo: para mantener el caráct r mas ivo, prolongarse en el
m tll 'rlt m ismo de su detención. En segundo lugar, no son tiempo y adquirir luego un cará ter que no por más selec­
'' ri ncipio, en su forma masiva, una práctica de averigua- tivo era menos terrorista, debió definir varios objetivos dis­
n i n o una forma de "castigo". Tercero, siendo negados tintos y complementarios, el pri mero de los cuales fue esta­
omo p ráctica oficial es necesario que otras posibles víctimas blecer la unidad y disciplina necesarias dentro de las fuerzas
e enteren de lo que les espera, por lo cual no es difícil armadas. Este objetivo implicó varios tipós de acciones:
establecer el hecho de su ocurrencia y el grado de difusión, primero, rep rimir directamente cualquier manifestación de
de esto se encargan los liberados y los que quedan presos desacuerdo con la acción emprend ida a partir del golpe14;
una vez que salen de la incomunicación primera. segundo, i n vol ucrar a los vacilantes en acciones de represión
Los datos que siguen prov ienen del campo de concentra­ contra la población civiP5; tercero, ejercer medidas ejempli­
ción establecido en la ex ofici na sali trera Chacabuco y de su ficadoras de la decisión con que estaba dispuesto a aduar el
funcionamiento entre e l l O d e nov iemb re d e1 973 y el 17 de
agosto de197410. E l total d e pre os que ingresó en ese perío­
12
do fue de 1,253, que permanecieron en promedio 1 77 días La prim ·ra li ta de autorizados para regresar a Chile consta de 1,160
nombres de exiliad y fue publicada en El Mercurio en Santiago, el 28 de
cada uno en el campo. Es necesario recordar que esto es sólo
agosto de 1 983.
una parte de su período de detención. Sólo por excepción
13 El dossier ya i ta do del d i a rio El País de Madrid en Internet describe
alguno fue procesado, tal como indican las cifras oficiales además los campos el Pi a >ua, Mel i n ka ( P u c h u.ncaví), Ritoque, los barcos
citadas más arriba. El promedio de presos en el campo prisiones de Valparaf o, 11 jas Verdes, olonia Dignidad y las islas Quiriquina
y Dawson. Además n otro , p ft u l o describe los centros de detención y
durante el período fue de 80211. Posteriormente, la dictadura
tortura en Santiago.
cuenta como liberados a más de 300 de éstos, los cuales 14 Pinochet cuenta n E/ dfa decisivo, op. cit., p. 131: " . .. mi Ayudante me
fuimos expulsados del país, sin autorización para regresar expresó no estar de acuerdo con lo que se iba a realizar. Le acepté su
posición, y dispuse su arresto de inmediato en una sala del edificio de
Telecomunicaciones del Ejército".
1 ° Chacabuco se ubica a casi 110 kilómetros de Antofagasta, en medio 1 5 "Otro temor que jugó su papel, también, en la consolidación e
del desierto de Atacama. Abandonado desde 1938, se usaba para prácticas impunidad del grupo, [DINA], fue su alta eficacia para maniobrar dentro
m.ilitares del ejército.Funcionó como campo de prisioneros desde princi­ de los institutos militares, y en particular del Ejército, paralizando o cor­
pi os de noviembre de 1973 hasta abril de 1975. Dossier sobre Derechos tando las carreras profesionales de quienes se les oponían (y a los cuales
H u manos en Chile, El País en Internet, http:/www.elpais.es calificaban de 'blandos'). Paralelamente, se veía que altos oficiales 'blan­
11
Todos estos cálculos están hechos sobre la base del registro estable­ dos' eran convocados de manera perentoria, sumariados, destituidos en
ido por los propios presos políticos de los ingresos, egresos, procedencia sus mandos, e incluso sufrían vejaciones y perdían sus carreras." Informe
y d •s t i n o de los detenidos en Chacabuco. Rettig, p. 1 1 .
1 12 ' '1 1 1 1 1 \1 I'AI I I I :, 1' 1 ftt '( S, 1 EM I(J\ 11\ Y DICTAD RA. 1'170 1 990 DESTRUC IÓN Y REEMPLAZO 1 EL SISTEMA POLÍTICO 1 13

111 11 11 ¡ 1 'm q ue s urgió más adela n t LL l anó- i uen afirmando la tesis de l a uerr a civil y d e l a providen­
111 11 t u ra de las fuerzas armadas d ut . rato ial intervención de las fuerza a rmadas que "los salvó del
lt 1 1 to ¡ 1' • i n teligencia, especializado y ob d i •.n te al comunismo" . Sin embargo, e to es una muestra de primiti­

11 111 l > n 1 i l i ta r en su función política, la DINA, lo c ual i m p l icó vismo político que es poco usu a l ntre la élite profesional de

lllli · ¡ dades estructurales y de funcionamiento, com el la política. Más común entre la v iej a y la nueva derecha es
n l u .rarniento de personal civil. el culpabilizar a las víctimas, lo c ual es una versión más

E1 o tro nivel de la represión desmovilizadora es el "se- sofisticada de lo anterior. La v isión conciliadora más difun­

t i v o", dirigido a los cuad ros de organizaciones que se de­ dida es la d los "excesos", q ue apuntarían a responsables
fi nen como armadas o susceptibl es de armarse en contra de individuale de l os abusos. La más hipócrita es la de nublar
la dictadura. Éste es el terreno en q ue se produjeron las desa­ los hecho a p - l a ndo al "contexto", para luego condenar el

pariciones sistemáticas de personas, después de la primera uso pol íti o de l os reclamos por abusos en contra de los

ol eada de ejecuciones s u ma rias. É te es el ámbito del horror, derechos h u ma nos 19.


de las detenciones reiterad as, la tor t u ras s istemáticas, los La evolu i n de l a represión y de los aparatos especia­
asesinatos más horri bles1 7 . É te el n i v 1 mejor documen­ lizados en ella de la fu rza a rmadas son un registro de la
tado caso por caso gracias a I a organ ización de los fa m i l iares evolución de la dic tad ura. E l p r i mer cambio importante, con
de los afectados, de l as iglesias y otros organ ismos de defen­ posterioridad al golpe de Estado es la ruptura del consenso

sa de los derechos humanos y, finalmente, a la Comisión de en el bloque golpista y la aparición de un proyecto político,

Verdad y Reconciliación18. adoptado por la dictadura como propio, que iba más allá de

El grado de adhesión al golpe y a la dictadura, tanto de la restauración de la normalidad del funcionamiento del
individuos como de organizaciones, se p uede determinar sistema político y apuntaba, en cambio, a su reemplazo. Este
por el tipo de j ustificación que ofrecen de las prácticas repre­ cambio se expresaba en la pérdida del sentido de transi­

sivas. En el extremo, los incondicionales de la dictadura toriedad de la dictadura y la construcción de instituciones


que hacían más l a rga la perspectiva de su permanencia en
el poder. Esto se expresó, primero, en la aparición de la DINA,
16
A propósito del proceso a la "Caravana de la muerte" por parte del
como un aparato de inteligencia y represión nuevo y ajeno
juez Guzmán se han puesto al descubierto los hechos ya registrados por
la periodista Patricia Verdugo en su libro Los zarpazos del puma. a los servicios de inteligencia de las distintas ramas de las
17 Los casos primeros, documentados recientemente, afectaron al MlR, fuerzas armadas.
13 a u tista van Schowen y Patricio Munita, Lumi Videla y Sergio Pérez,
�d ' a rdo En.ríquez, y muchos otros. Más tarde, algunos de los casos más
no idos afectaron al Partido Comunista, como la "Operación Albania"
lll 1 ·gol lados. 19 Jaime Guzmán Errázuriz, Escritos personales, pp. 133-156. Al contexto
1 � 11 forme de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (lnfor­ también apela Hermógenes Pérez de Arce en el reportaje de La Tercera
IIW f{¡•/f" i8 ). sobre el Libro Blanco, ver la referencia en nota 7, más arriba.
1 1 l 1 1 11 1 l i 11\ 1 11 1 1 1 1 11 1 1 , 1 11 M 'R 'lA DICTADURA. 1970-1990 DESTRU 1 N 1\l i i \ M I I .AZ DEL SISTEMA POLÍTICO 1 15

11 t 1 '¡1 , 1 1 1 i mo es confuso- A finales de 1973, parcial con la n de las fuerzas armadas (estar
, \1 Ltyo objetivo era la desmovilización dirigida por un u nd.o los servicios de inteligencia
masas, había producido la acumula­ de cada rama t J 1 n u u 11 nte a un general a la cabeza);
por razones político-ideológicas sin acu­ 3) el incorporar u n l 1 l ' olaborador civil que, siendo un
posible dentro de la legislación vigente. En componente id. • 1 ¡· ( -¡ 1 bloque opositor a Allende y de
n participado los distintos servicios de inteligencia apoyo a la di ta u n , r • p r entaba un tipo de acción y de
¡ 11 1 )' r r una real coordinación entre ellos. La Junta Militar proyectos p 1 l fueron desechados más o menos
'11 r u n decreto cuyo contenido fue mantenido en secreto rápidament- en ser caracterizados, en general,

uya fecha sólo es posible deducir aproximadamente por como nacion que contenían también a los más
1 .n ú mero correlativo que se le asignó, el 117. En él se creó caricatures r iollos22• Todo esto ha sido expli-
la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos (SENDET), y cado por 1 , n directa d e todo este aparato a
para encabezada fue designado el coronel Jorge Espinoza. Pinochet, l l•z, , el entonces coronel, Contreras, parece
E te organismo sería el encargado de unificar y organizar los haber sid l ' l 1 In nfianza del dictador y haber respon-
registros, orientar a los fa m i l iares de los detenidos, darles dido sól
i nformación, autorizar l as vi i tas a l os presos, etcétera "En El ca m b l el ' ' k ¡ a y tipo de represión contiene enton­

el artículo número tres del d creto ley 117 se había alojado, ces, ademe , 1 1 ri me ros síntomas de que el proceso polí­
sin embargo, el germen: la Dirección de Inteligencia Nacio­ tico d [ , J i l e l u r abandona el sentido r�staurador del
nal sería ahora una dependencia del SENDET y su misión golpe d e L qu reunía el consenso del bloque oposit<;!r
consistiría en fijar normas de interrogatorios, clasificar a los d I 1 u l a r. Comienzan a aparecer elementos que
presos y coordinar las funciones de inteligencia"20• están fu r l 1, t ru c t u ra de las fuerzas armadas, pero que
La creciente independencia de la DINA a pesar de su hu­ amparad · 1 J rá ter de aparato del Estado de éstas,
milde estatus legal parece haber obedecido a tres tipos de fac­ r r y tos políticos que van en la dirección
tores: 1) el cambio en la naturaleza de la represión, que pasó 1 i t rna político anterior, muy particular-

de la primera etapa, en que predominó el objetivo desmo­ mente de 1 y de su personal, los políticos_
v i l izador masivo, a una etapa de predominio del tipo "guerra l.- sto procesos es la concentración del
ucia", focalizado en ciertas organizaciones, lo cual había sido poder en la per na de Pinochet, pero sujeto a determinan­
�n p arte ya emprendido por servicios de inteligencia de al­ tes que operan como l ímites. De éstos, el más importante es
u na rama de las fuerzas armadas21; 2) su conformidad sólo la conservación de la institucionalidad militar, su fuente de
poder y legitimidad, la cual sin embargo debe ser controlada
20 A · an.io Ca vallo,
Manuel Salazar y Óscar Sepúlveda, La historia oculta
para mantener lealtades que vayan más allá de la simple
tll'/ r 8imrn 111ilitnr. Chile, 1 973-1 988, p. 44.
ll
Ri , rdo Boizard, Proceso a una traición. Detalles íntimos del sumario de
In 1' 1 1. 22 Manuel Salazar, Contreras: historia de un intocable, pp. 73-74.
' 1 1 1 1 11: 1 'A I 1 1 1 ): 1' 1 f n '< S, I JilM RA lA Y DI TA 1(}\, 1 1170· 1 990 DESTRU 1 NY REEMI l .i\7.0 DEL SISTEMA POLÍTICO 117

111 n i b i n las fuerzas armada L l U I ,


>. fueron mayoría23, con algun. ntos de izquierda que han al­
1 i liza das y desideologizadas, a h r deci­ canzado notoriedad, p r omparten con sus semejantes
q ue d ebían tomar los oficiales p u n Jos de derecha el carácter m r J de su participación política24•
. n iveles d e l a administración del Estad t n a z a­ Entre ellos predominan le p rsonas con inclinación a la
n ' n hacer aparecer inclinaciones ideológicas, .i n lu o violencia y a las explica i 1 conspirativas en política, en
p r li. l is tas, mantenidas con discreción en tiempos normal s. su mayoría no miembros p rt idos políticos sino de sectas,
U n segundo elemento que transformó al aparato d re- logias y otros modelos d or anizaciones con condiciones
r i ón en un instrumento de gobierno fueron las decisiones para la acción clandestina. t ro rasgo notorio es el explícito
pol íticas que redujeron la ampl itud del bloque golpista, en rechazo a lo políticos y a su modelos de acción. Las carac­
particular la separación de la Democracia Cristiana, que es terizacion psicologistas de s tas personas se ofrecen como
emblemática de la decisión de e l i m i nar l os partidos políticos demasi d fáci les. Lo que res u l ta i n teresante es su existencia
en general. En este caso la rep res ión fue siempre menor y casi pe rma nente y su dispon i b i l idad para ser usados en
selectiva. Sin embargo, como el e p .ír i t u del golpe se perpe­ omo las producidas en Chile por la dictadura.
tuaba en la tesis de la consp i ra .i n o m u n ista i n ternacional ión les dio notoriedad, pero desde el punto de
contra Chile, los democratacri ti a n o qu r chazaro.n el gol­ i o y político debe haber sido una frustración
pe y participaron en la denw1ci a de los abu o de la d icta­ to conórnico puesto en marcha por la dictadu-
dura pasaron a ser b lanco de la DLNA. Las tareas de inteli­ ra fue r z d por los nacionalistas, cuya derrota ideológi-
gencia se ampliaron hacia cualquier expresión de d isidencia, ca en J llevó a marginarse pero no a oponerse
incluyendo al personal de las fuerzas armadas y a políticos a e l l a, y · J p l ítico propuesto recurrentemente por
que nada tuvieron que ver con la izquierda o con el gobierno
de Allende. En previsión del rechazo y la posible oposición 1 1 s <:lbog¡¡dos i ncorporados como funciona­
a algunas medidas, el aparato de inteligencia estuvo presen­ rios, reclutados entre la g 1 t vin ul, da . publ icaciones nacionalistas como
te en algunas decisiones cruciales de la dictadura. Tacna, Tizona y Orden Nuevo. Salazar, op. cit . , p. 65. Un elemento ideológico
que identifica a los elementos civi les que colaboraron con la DINA es el
Un elemento importante en el análisis de la relación entre
nacionalismo. La marginalidad de los nacionalistas, su lugar subordinado
los componentes de la dictadura es que los civiles vincula­ dentro del sistema de partidos existente hasta 1973 ha sido señalada en el
dos al aparato represivo constituido por la DINA representa­ capítulo l .
ban una contradicción ideológica, por una parte, y también 24 Los casos más notorios son los de Luz Arce, l a Flaca A lejandra, el

p la nteaban un problema sociológico como caso de margina­ Guatón Romo y, menos citado porque no sobrevivió, el del m i l i tante de las
Juventudes Comunistas René Basoa, que fue ejecutado por sus ex-ca mara­
l i d w l t ur a l ideológica y política. Tanto en el ámbito nacio-
das. Los casos de colaboradores de izquierda de la DINA pa recen haber
1 l mo en los contactos internacionales, los civiles vincu- sido el producto de las presiones sobre cada ind i v i d uo má que de alguna
ln 1• , J DI N A, hasta donde han sido identificados, fueron afinidad ideológica. Al er casos individ ua les, los lemen toas psicológicos
1' n la franja extraparlamentaria de derecha, en su probablemente tienen mayor pe o · n la explicación.
1 1 l ' l 1 1 1 1 1, 1'/\ 1 1 1 1 l' 1' l . f l 'l ' EM '1{1\ lA Y DICTAD 1 /\, 1 70-1990 DESTRUC IÓN Y REEMPLA%: DJ:: L SISTEMA POLÍTICO 1 19

l ln • 1\ 1 L t i n de un movimiento cív i - i l i tar que


, 1 partidos políticos- nunca n ntró las
ara fructificar, a pesar de que paree· h, ·r ido 3.3. LAS AMBIGÜEDADES D L T R l U N FO Y LA FORMACIÓN DE

por Pinochet más de una vez dur a n t todos UNA ALIANZA · TRATÉGICA

, participación civil en la represión, más allá la Hasta el día de hoy, los mil i ta re hilenos se imaginan haber
en dota grotesca que representan sus personajes, es r v 1a­ protagonizado una gesta libertadora que salvó al país de las
d ra de la evolución ideológica y política de la dictadura garras del comunismo. Esta im.ag n es el cemento del bloque
hacia la búsqueda de un nuevo modelo político de gobierno que apoy 1 golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973
y de participación social que reemplazara a los partidos y el argum n to que pretende leg i timarlo. Es también la jus­
políticos y el sistema conformado por ellos. Esto significaba tificaci n de la represión y, entre aquellos que aún hoy no
la erosión del consenso an tiallendista q ue había permitido el condenan la represión, un vehículo para traspasar la culpa
golpe y eliminaba al a liado principa l dentro del sistema de a l as v ( t i ma 26. El carácter negativo del consenso que per­
partidos, la Democracia Cristiana. El nuevo consenso nega­ mitía la nv ivencia de un bloque tan heterogéneo se expre­
tivo era antipolíticos y antipartido . En él coincidían l os saba con i r ta lógica en el tono "restaurador" de las prime­
fascistas más plebeyos, incorporados a las ucias tareas ras exp r de los golpistas: se afirmaba la ilegitimidad
represivas; los nacional istas más intelectualizados, que bus­ del gobi rn. de Allende y se definía como "transitorio" el
caron no mezclarse en ese tipo de actividades; y los intelec­ gobiem t
1 - ido por el golpe, sin comprometer plazos.
tuales más elitistas, los gremialistas, representados por su El Bando N° mi tido por la Junta Militar de Gobierno,
ideólogo principal, Guzmán, que finalmente expresarían muchas v i t d , d cía q ue las fuerzas armadas "han
mejor que nadie y, de hecho, formularían el nuevo proyecto asumido el deber m ra l q u l a patria les impone de destituir
de sistema político. al gobierno que aun.qu ini ial m n te legítimo, ha caído en la
ilegalidad flagrante, asumiendo el poder por el solo lapso en
que las circunstancias lo exijan, apoyadas en la evidencia del

26
Para la vigencia de estos argumentos véase "El engaño", de Arturo
Fontaine en la revista Qué Pasa, No 1444, diciembre de 1998. Fontaine era
director de El Mercurio, en la peor época de las falsificaciones periodísticas
para ocultar los atropellos a los derechos humanos. Véase también el dis­
2.• -·J ca so más típico de esto, que personalmente n o s e le h a vinculado curso del General Ricardo lzurieta (sucesor de Pinochet en el mando del
a 1 a a ra los de represión aunque algunos de sus seguidores alcanzaron ejército chileno) reseñado en el diario La Tercera, de Santiago, el 8 de junio
u n a figw·a ión notoria en ellos, es Pablo Rodríguez Grez. de 1999.
12 DESTRU 1 N Y REEMPL/\7. DEl . SIST E M A POLÍTICO 121

nacional, lo cual de por sí, ante El otro componente sig n i fi t i vo del bloque golpista
hace j usto su actuar"27• dentro del sistema de partid 1 Partido Nacional, expre-
t 1 •1 1 1 r J ros comunicados, difundido por radio saba su "apoyo irrestricto" y 1 1 ba a "respaldar sin reser-
1 1 rllt ni g 1 ¡ ., dEstado, y que había sido firmado por los vas la acción rectificadora d 1 J u nta Militar de Gobierno"31.
1 t 11 1 ,. , 1 r ' ' la tarde anterior, decía: "Los trabajadores de Estos partidos políticos, los qu apoyaron el golpe, fueron
·¡ 1 • 1 u n tener la seguridad que las conquistas eco- declarad n "receso", condi i n q ue fue reglamentada en
' ( l l ! l '8 y sociales que han alcanzado hasta la fecha no su- enero d 1 97432• Los partidos g u apoyaban al gobierno de
! I r, 1 modificaciones en lo fundamental"28. El mismo Leigh Allend p aron a la acción land s t i na como consecuencia
il Pi nochet, quien en la primera entrevista que concedió de la r r ión desatada en contra de sus militantes.
< los corresponsales extranjeros, en la Escuela Militar, afir­ La n ia de actores pol íticos ajenos a los partidos
m : "Tan pronto el país se recupere, la Junta entregará el go­ legiti m r su participación en el sistema aparece insi­
b i rno a quien el pueblo desee"29. nuada d laraciones de la Democracia Cristiana y esa
Sin duda, quien expresaba la posición restauradora con sospecha n fi rmada por el general Leigh, a posteriori,
mayor claridad era la Democracia C ristiana en el punto 3 de cuando 1 t ri b uye la posición restauradora: ''Ccimen­
u declaración del 1 2 de sep tiembre de 1 973: " Los propósitos r J ideólogos, asesores, cortesanos y, prin-
de restablecimiento de la normalidad insti tuci onal y de paz económicos del más diverso orden.[ . . . ]
y unidad entre los chilenos expresados por la J unta Militar tar las consignas: éste no es un gobierno
de Gobierno interpretan el sentimiento general y merecen la no plazos; fuera las manos del Estado,
pa triótica colaboración de todos los sectores. Su logro re­ etc."33
q uiere una acción j usta y solidaria, respetuosa de los dere- La a m b i ·¡ d
hos de los trabajadores, que conjugue el esfuerzo colectivo comenz a de p j r m e : la "Declaración de
n la tarea nacional de construir el porvenir de Chile, ajeno principios del Gobi rno d - h i l " , dada a conocer e l 11 de
a .l os afanes minoritarios de quienes buscan modelos regre­ marzo de 1974, con la fir ma de sus cuatro miembros, fija su
i v os o reñidos con la vocación democrática de nuestro posición respecto de estas cuestiones: "Las Fuerzas Armadas
p ucbl o"30. y de Orden no fijan plazo a su gestión de Gobierno, porque
la tarea de reconstruir moral, institucional y materialmente
al país requiere de una acción profunda y prolongada. " [ . . . ]
27 Bando No 5 de la Jmtta Militar de Gobierno. Libro Blanco . . . , pp. 248-
249. E. ta c i t a textual del Bando No 5 ha sido incorporada al texto escolar
1 ' l liSI"orin de Chile de Francisco Frías Valenzuela (p. 492).
�� ' l or Jnci a Va ras, Gustavo Leigh. El General disidente, p. 55. 3 1 Rafael Valdivieso Ariztía, Crónica de un rescate (Chile 1 973-1988), p. 13.
1'1 !Ufd. , p . 56. (Subrayado R.Y.). 32 Chile-América, No 5, Roma, 1975, p . 48.
"1
lrile-A IIIhica, No 4, Roma, 1975, p. 43. 33 Florencia Varas, op. cit., p. 53.
1 22 '1 1 1 1 ,1!: 1 11\ 1\ l'l l l !1 1 '( 1. 1' 1 ' 1 'OS, 1 IJM RA JA Y DICTAD 1/J\, 1 1)70- 1 990 DESTRUCCIÓN Y REE M I ' I j1í'. ) 1 EL SISTEMA POLÍTICO 123

" . . . (; 1 1 L u 1 [ 1 h a sido categórico para d lc r r q ue no La relación con el Partid m cra ta Cristiano aparecía,
1 r· 'l " 1 ' l l m i l <H a ser un Gobierno de mera .o inistra- de hecho, como la relación. n 1 s partidos políticos en
, n, ]Ll ' ,·.i nifiq ue un paréntesis entre dos Go í n par- general. La oc, como eje del i t m a de partidos, cuestiona­
l itli In · iJ i l a res o, en otras palabras, que no se tra ta una ba los plazo de la situación 1 d - finía como anormal. Las
u ' de reordenamiento para devolver el pod r a los comunica i ones entre el gobi rn y l a D C eran respondidas
íííhllo políticos que tanta responsabilidad tuvieron, p r ac- indirectam n te como resol u i n r pecto de los partidos

1 u omisión, en la virtual destrucción del país"34. Hoy es políti I neral. El decr t - 1 y 27, del 21 de septiembre
r onocida la mano de Jaime Guzmán y, consecuentemente de 1 7 · 1 b íc disuelto el Congr o Nacional, centro d e la
el tono gremi a l ista" de esa declaración, entre los cuales
11 activ i 1 ¡ rtidista. En diciembr había dispuesto que
destacan el pri ncipio de subsidiariedad del Estado y el pre­ los mi r . de partidos políti o que ocupaban cargos
t ndid ll apol iti i l11011 • Sin embargo, la ambigüedad de la p ti b l i . t'l ' n u nciaran a s u afiliación para poder continuar en
p r i tía, : 17 ,
n. la med ida en que los procesos de su ()

1 J p der eguían su curso. L ilL •n b ros de la Junta y otros personeros de la fuer­


V'- '�"''- '" -s l a concentración ?;[t. n rm n [ , . l ' n ían contactos con civiles procedentes de los
¡ , rli l 1 1 Li • • integrados al sistema, los cuales continua-
ú b l i a, monopo- lnb o n l a dictadura a título personal, pero

1 otro coman­ político-ideológicos marginales al siste-


dant -gún Leigh, al momento 1 u n os q ue habían sido muy activos en
del gol pe e stablec ió la rotación en la presidencia de la t r s de definitiva vocación ideo-
J un ta Militar como acuerdo de caballeros", que nunca se 11 n t ra rfa n su lugar para cola­
cumplió35. "El decreto-ley 527 del 1 7 de junio de 1974, reser­ r pr ión que desarrolló la
vó e l ejercicio del Poder Ejecutivo al Presidente de la Junta
de Gobierno, sin perjuicio que los integrantes de ésta cola­
boraran con aquél en tal ejercicio al asumir para el efecto 'la
dirección superior de las actividades, áreas y funciones que
él l es encomiende'. Más adelante, reguló esta situación el
decreto-ley 806 de 16 de diciembre de 1 974, que señaló al
37 Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Óscar Sep ú l v ed a , La historia
manda tario con el título de Presidente de la República"36• oculta del régimen militar, op.cit., p. 28.
38 De éstos el que alcanzó mayor p ro y ecc i ó n fue el grupo de los

"Gremialistas" procedente de la U n i versidad a t: ó l i c a .


�·• Dec lara ci ó n de principios . . . , pp. 28-29. (Subrayado R.Y.). 39 Una variedad de grupús u lo fas i le , pr • x i s t n tes como el MRNS
�� Flor •ncia Varas, op. cit., p. 56. (Mov i miento Revolucionario Na ion 1 i1 di , l ist a ) o de efímera existencia
:v. Lui. Valencia Avaría, Anales de la República, vol. 1 , p. 711, nota 206. l u ra n t la d ictad u ra, como A v, nz, da Na ionn l .
12 1 l l l l l\1 1' 1 l l l lí 1 l'! 11 l l lt ! l� , 1 li'M '1 A lA Y DICTADURA. 1970-1990 DESTRUC IÓN Y REEMPI.AZ DEL ISTEMA POLÍTICO 125

sde la campaña presidencial de propuesta de los "Chicago B y " ha madurado durante el


h l u r de Jorge Alessandri, se encontraban gobierno de la Unidad Popular n u n documento, producto
ru po de economistas y empresarios, que del trabajo de un grupo de nomistas de la oposición,
nacidos como los "Chicago Boys", con los incluyend hasta democratacr.i t i anos, que ha sido transfor­
os de la derecha tradicional. Estos últimos mado n. una leyenda: "El Lad r i J lo". En la práctica, estos
racterizados como, "las cabezas pensantes de los econom i t n enfrentaron u na oposición ideológica sino

1 ln n de industria, crecidos al amparo de la sustitución una in,r 1 . En capítulos a n t riores43 se ha mostrado cómo
' i m p ortaciones"40. Estos últimos salieron triunfantes la ideo] J desarrollo económico, centrado en la indus­
l u ra n t el primer enfrentamiento, en la redacción del pro­ trializa i íl r ustitución de importaciones, era un terreno
1
ra ma económico de Alessandri para la campaña de 1970. de cons n r lativo que permi tía el funcionamiento del
p u és d e l g o l pe, u n a de las cabezas del grupo d e sistema d ¡ t H l i d os, en el cual, en otro nivel, se enfrentaban
los mod l , >rganización global de la sociedad que, con
1 '

un lengtk < 1 1 i v rsalista, promovía cada partido. Sin em-


lprin i pal asesor eco­ bargo, el e n , •n: acerca del modelo de desarrollo económi­
d i tad ura no p rt ne- co redud l l if r ncias a cuestiones de formas y velocidad
'

nti a fines de en la qu n efectuar cambios cuyo sentido general


' 1 'l <

y meta n de un consenso básico. Dicho consenso


� J 'l
uestiones "técnicas" de las "políticas"
i deológico, puesto que Léniz es l (t. ica económica. El objetivo de la nueva
un u tivo de la ompaflía Manufacturera de Papeles
ra reemplazar a la anterior en ese
y artones y, d urante el gobierno de Allende, presidente del
mayor.
onsejo de El Mercurio, todo lo cual lo vincula a la derecha
iv n esta fase fue Jaime Guzmán,
más tradicional41 •
ideól r .m.iali t a q u i n e atribuye un papel funda-
Durante un tiempo, Sáez funge como árbitro del conflic­
n la redacción de la "Declaración de Principios", ya
to entre los grupos de asesores económicos. En tal calidad es
mencionada. En 1974, G uzmán se conecta con el grupo de
nombrado ministro de Coordinación Económica en j ulio de
economistas y, a pesar de que en "la primera etapa del ré­
1 97442. Sin embargo, el desarrollo ideológico es desigual; la
gimen se siente más afín a los empresarios alessandristas",
como asesor de la dictadura, "en cuanto es pertinente, su­
'10
Arluro Fontaine Aldunate, Los economistas y el presidente Pinochet, p. 32. giere afirmar la línea de la libertad económica y se vale del
'1 1 ibíd., pp. 59-61 .
42 M i n i sterio creado por el decreto-ley No 558 del 8 de julio de 1 974,
RaCil , z asume el cargo tres días después, el l l . Valencia Avaría, op. cit.,
vol . 1 , 7 1 , nota 208. 43 Ver pp. 44-45; 54-55; 57-58, en el capítulo l .
126 Cl -li LE: PARTII S POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990 1
principi. de ubsidariedad para dar respaldo a la economía
de mer ado". Invitado por estos economistas a una reunión
en l a oficinas de la Sociedad de Fomento Fabril, en 1 974,
" ad v i r te que todos, salvo Kelly, tienen la calidad de ase­
sor s y los exhorta a ocupar los cargos ejecutivos. A Guzmán
le parece indispensable que los economistas rea l icen sus
ideas y planes por sí mismos"44•
Una alianza entre Jaime Guzmán y el grupo de econo­
mistas es emblemática del significado de todo el período de
la dictadura. A primera vista no es posible establecer las
conexiones ni afinidades. Incluso se ha considerado una
renuncia o "traición" por parte de Jaime Guzmán a sus prin­
cip ios d ecla rad os45. Ambos elementos, Guzmán y los econo­
mistas neol i b ra les (por l l amarlos de alguna manera), encar­
nan dos de los cambio más rad icales que subsecuentemente
produjo la l a rga d i ta du ra : 1 nu va n titu ión y el nuevo
modelo de desarro l l o e on mi . Ni nguno de los dos apare­
cía como proyecto con posibilidades de ser puesto en prác­
tica en las condiciones que precedían al golpe, no por el
gobierno de Allende sino por la existencia del sistema polí­
tico, el sistema de partidos y el modelo ideológico que cons­
tituía a ambos como tales. Eliminarlos, ponerlos en receso,
suspender su accionar, despejar el escenario para experimen­
tar estos nuevos proyectos sólo era posible en condiciones
de dictadura, de un gobierno que no es responsable ante
nadie, en que los elementos " técnicos" se p ueden presentar
como "apolíticos". Creadas estas condiciones por el golpe
militar y la represión, la política asume un aspecto distinto
al del juego parlamentario. La anécdota de los contactos y

44 Fontaine, op. cit., pp. 84-85.


4ó Alfredo Jocelyn-Holt, El Chile perplejo, p. 238.
DESTRUC IÓN Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 127

)
el establecimiento de relaciones ilustra la forma conspirativa
que asume la política. Algunos análisis abundan sobre las
características individuales del nuevo personal político (aun­
que algunos no son en absoluto nuevos como funcionarios
de gobierno).
Los modelos ideológicos i dentificables como actuantes
a través de los nuevos políticos permiten conectar su acción

1
con las estructuras sociales que se sentían amenazadas. De
hecho, la renovación de los cuadros políticos de la clase


1
dominante d urante la dictadura reflejó un cambio al nivel de
l a estructura social, al ser reemplazados como eje estratégico
los intereses de los capitales industriales por los del capital

)
financiero, los cuales fueron representados por los tecnócra­
tas que, sin embargo, debieron aliarse con los cuadros polí­
ticos de una derecha que derrotada en el campo de l a ideo­

(
logía económica se atrincheró en el d iseño de un nuevo
sistema político46. El triunfo ideológico de los economistas
del nuevo modelo se consumó en abril de 1975, cuando al
renovar el gabinete en la perspectiva de enfrentar su pri­
mera crisis económica, Pinochet entregó el conjunto de los
mandos de la economía a este grupo y adoptó su plan de
shock como política económica oficial.
La anécdota de la reunión en Viña del Mar en la que se
tomaron las decisiones cruciales, contiene algunos elemen­
tos que muestran la estructura del poder de la dictadura,
como la presencia del " Coronel Manuel Contreras y otros
oficiales de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), con­
vocados para que contribuyan a apreciar los efectos del plan
sobre la opinión pública.47" En la misma reunión, se evidenció

46 Es el caso de Alessandri, pero no así el de Guzmán.

¡ 47 Fontaine, op. cit., p. 89.


1' 1 111 ' , l il•.lvl 'I A ' I A l l �'l'A l l l l l 1 1111 l 1 WO DESTRU 1 N Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 129
1 1111

Estado y, con u n.temente, sus denuncias y protestas res­


las pecto del cará t r represivo de la dictadura están limitadas
x terna48. a aquellos abu que los afectan directamente y sólo de
n manera mu 1 ral se refieren a lo peor de la represión,
1 cambio d
on el pasado - que es ]a q u f cta a los partidos de l a izquierda.
La ' t i, nza e n tre los economistas de Chicago y los
ri. tiana sobrevi ve n gremia l i t enfrentaba todavía a otras alternativas para
con como el proyecto de los militares: por una
ra xpresar que toma nota d
1 f rma de un folleto escrito por Eduard o Freí
1 1 terreno ideológico, los nacionalistas eran influ­
n. un sentido difuso entre los militares, pero Pinochet
r d u e la toma de distanc ia decisiva entre el
1 i t ma an terior y la dictadur a49• Las relacio­
J i 1 raba cuando pensaba en un movimiento cívico­
1 \ ! l t 'l '
l¡ ! 1 L l l u rt
' n. la Democracia Cristian a son el mejor m i l i te r q ue reemplazara a los partidos; por otra parte, la
, n 1 l p royecto de reemplazo del sistema
' '
a rn b i. ·, dad de los democratacristianos hacía que permane­
lo partido s de izquierda se cí ra n t d avía en contacto con la dictadura algunos cuadros
ución implacable y los de té n i de ese partido y que algunos oficiales, particular­
ondicio nal, situaci ón mente generales, recordaran todavía su simpatía por ellos.
ristiano pasa a Esto desató una lucha sorda de conspiradores que acusaban
p ar t i d en su a otros de conspiración, pero cuya resolución iba siendo
t i r d t dos y conocida por el terreno que una y otra posición perdía o
1. una ganaba.
i n t -rlo­ Los gremialistas se vieron afectados por el escándalo que
J pe de rodeó a la quiebra de la Cooperativa de Ahorro y Crédito
" La Familia". Un grupo de ahorrantes se querelló por estafa.
ntre los directivos de la cooperativa figuraban algunos de
1 pri ncipales dirigentes gremialistas, incluyendo hasta a
oordinación Econó-
i m Guzmán, quien demostró no tener que ver con la
p ra t i v a después que se le dictó una orden de arraigoso.
1 fl. 1 977, la DC vio clausurada su estación de radio,
R da. En el terreno financiero, se supone que el

Valencia Avaría, op. il . , v L 1, 1 . 7 'l , nota 208.


!IIJ El ob godo d los ahorrantes estafados fue el dirigente nacionalista
49 "El ma n d a to d l ll hi lí ,.¡, 1, ex igencias del porvenir", en Chile­
Pn bl Ro Ir gu 'Z. V as avallo et al., op.cit., p. 157.
América, No 1 4-1 5, Roma, n ro- ( br ro de 1 976, pp. 92-110.
130 HI LE: l'Aitf!D 1' LfTI _, EM RA lA Y DICTAD RA. 1 970· 1990 DESTRU 1 N Y REEM PLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 131

aco o al g ru p económico Fluxá-Yaconi se debía a que ellos, nsolidación. Dichas etapas se diferen­
a trav d 1 Banco Osorno y la Unión eran un canal de papel que en ellas les corresponde a las
financiam iento del PDC. Finalmente, el 11 de marzo de ese .me l a y d e Orden, por un lado, y a la civilidad
año, se dicta el decreto que disuelve a todos los partidos . A iJ ismo se distinguen por los instrumentos jurí­
hasta entonces en receso; asimismo estaba dirigido explíci­ L i t t ionales que en cada una de ellas deben crearse
tamente a parar una conspiración democratacristiana cuyas • m p l arse".
pruebas eran dos documentos internos del partido redac­ " �n la etapa de recuperación, el poder político ha debido
tados por Andrés Zaldívar y por Tomás Reyes51. r i ntegralmente asumido por las Fuerzas Armadas y de
Con la eliminación de todos los partidos políticos, el rden, con la colaboración de la civilidad, pero en cambio,
camino hacia la normal ización de la vida política del país más adelante, sus aspectos más contingentes serán compar­
quedaba aparentem nt desierto. Sin embargo, en ese mis­ tidos con la civilidad, la cual habrá de pasar así de la cola­
mo año, se comenzaron a precisar las características del boración a la participación".
nuevo sistema que eventual mente impondría la dictadura, "Finalmente entraremos en la etapa de normalidad o
las etapas que habría q u cu mplir y, tentativamente, u n consolidación. El poder será ejercido directa y básicamente
cronograma d e dicha tran i i n . Todo esto quedó especifica­ por la civilidad, reservándose constitucionalmente a las
do en el conocido como " i de Chacarillas", leído por Fuerzas Armadas y de Orden el papel de contribuir a cau­
Pinochet el 9 de julio d 1 77, n J cerro de ese nombre, n telar las bases esenciales de la institucionalidad y la Seguri­
un acto organizado por J a rfa Nacional de la J u v r - dad Nacional en sus amplias y decisivas proyecciones mo­
tud -organismo de la .r neral de Gobi dernas"52.
un Frente Juvenil de Unid Otras características de esas etapas, y el cronograma
gremialistas de la Univ r i asociado a ellas son el tipo de ordenamiento normativo que
tado por Jaime G uz mán las regiría y los grados y formas que asumiría la participa­
reitera lo d icho n la " ción civil. En la primera etapa, de "recuperación", que se
pero define el nuevo r extendería hasta el 31 de diciembre de 1 980, se completaría
avanza: " . . . una nueva d m r i qu la derogación de la Constitución de 1925 y su reemplazo por
gida, integradora, tecnificada y d ut nU · � "Actas Constitucionales". En la segunda etapa, de " transi­
social...". El tránsito a este nuevo sisten: ción", a partir de 1981, el Poder Constituyente de la Junta se
diseñado por etapas: "El proceso concebido en f rrna grad ual ejercería en consulta con el Consejo de Estado y se instalaría
contempla tres etapas: la de recuperación, la de transición y una Cámara legislativa mixta de carácter "termal", aunque

�� Los documentos aparecieron en un suplemento especial del diario �2 Extractos del "Discurso en el Cerro 'Chacarillas ' . 9.7.1977." en
La Tercera el 1 2 de marzo de 1977. Pinochet: Patria y democracia, pp. 86-88.
1 32 CHILE: PARTID POLfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. '1 970- 1 990 DESTR 1 N Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 1 33

sin participación de los partidos en la designaci n de las


" ternas". Un tercio sería designado por Pinochet; el resto
vendría de las doce regiones, con el visto bueno del gobierno. , . 4 . 13 A ES DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO.

" Normalidad Constitucional, en 1985. El poder volvería a UNA NUEVA CONSTITUCIÓN


los civiles. Eso equivalía a ofrecer elecciones libres y directas
a ocho años plazo. En esta segunda etapa del período de e 1 r p cto a la normatividad durante todo este proceso
transición, los dos tercios de la Cámara legislativa se ele­ h q ue anotar que la Junta de Gobierno en su "Acta de
girían por sufragio popular d irecto y un tercio sería nombra­ n titución", del ll de septiembre de 1 973, "Declara que la
do por el gobierno. Esa misma Cámara elegiría al próximo J unta ... respetará la Constitución y las leyes de la república,
Presidente por seis aüos"53. También en esa fecha entrada en en la medida que la actual situación del país lo permitan . . . "56•
En
vigencia una n ueva onstitu ión5'1. un decreto-ley aclaratorio del sentido y alcance del artículo
Las circun tancia del a t n qu J yó J d i ur o, y 1 o del decreto-ley No 1 (el acta antes citada), establece que
su contenido, marcaron Ja v i toria t ta l d J g r mialistas a partir del golpe, la Junta ha asumido "el ejercicio de los
sobre las tendencias nacionali ta y orporativi tas. A partir poderes Constituyente, Legislativo y Ejecutivo", establecien­
del supuesto éxito del programa económico de los "Chicago do su capacidad para reformar la Constitución por medio de
Boys", los gremialistas veían culminar su lucha política al decretos-leyes. Hasta diciembre de 1 975, se dictaron quince
asumir Pinochet su programa de institucionalización. El de tales decretos reformando la Constitución de 1925. A
contenido de este discurso es citado por Pinochet entre los partir del 31 de diciembre de ese año se dictaron cuatro
primeros elementos de conflicto con el general Leigh, que Actas Constitucionales y, a continuación, hasta el 1 o de j ulio
culminó un año más tarde con la destitución de éste tanto de 1 980, se dictaron siete decretos-leyes reformando las
de la comandancia de la Fuerza Aérea como de la Junta de Actas Constitucionales57• En esa fecha, el Consejo de Estado
Gobierno55• Los conflictos políticos se iban a centrar de aquí (creado por el Acta Constitucional N° 1, del 31 de diciembre
en adelante en las características del nuevo ordenamiento de 1 975) entregó a la Junta Militar su informe sobre el pro­
político y en las formas y plazos de su puesta en vigencia. yecto de una nueva Constitución. El 10 de agosto siguiente,
Pinochet anunció que el 11 de septiembre se realizaría un
plebiscito para aprobar ese proyecto. "El proceso de estudio
de la nueva Constitución había tomado cinco años en la Co­
misión redactora del antreproyecto; veintidós meses en el
I n forme del Consejo de Estado; cuarenta d ías para su

53 Cavallo et al., op. cit., p. 162.


54 Genaro Arriagada, Por la razón o la fuerza. hile bajo Pinochet, p . 9 1 . �' Valencia Avaría, op. cit., p. 268.
55 Florencia Varas, op. cit., p p . 41-43. 57 lbfd., pp. 269-330.
DESTRUCCIÓN Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 135
134 CHILE: I'ARTID POLfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970- 1 990

aprobación por la Junta Militar. . . pero sólo admi t i da treinta estimular el desenvolvimiento de una nueva generación ci­
días para que fuera conocido, discutido y votado por el vil, impregnada de los referidos valores"59•
pueblo en un plebiscito"58. Ya se iban a cumplir seis aí'íos de dictadura, lo que ha­
Las discusiones entre los juristas acerca de las caracterís­ bría durado un gobierno constitucional, pero, además de las
ticas de esta Constitución han sido muchas. Sin embargo, la garantías que pudieran diseñar en las normas, requerían
cuestión central no es técnica más que en un sentido subor­ ahora de plazos de transición que podrían ser indetermina­
dinado. El propósito central al que ob dece todo el proyecto dos, dada la definición de las metas impuestas. Lo' que
fue invariable: evitar a toda co ta la p ibil idad de repeti­ importa del nuevo orden político establecido por la Consti­
ción de la experiencia de la Unidad P pu lar. En el punto de tución de la dictadura es la forma en que busca obtener
partida estaba presente tambi n ·1 algunos fines estratégicos: establecer la exclusión ideológica
go, en la implemen tación d la i d de la izquierda y garantizar por la fuerza la estabilidad de
distintas visiones y se fueron dif r la dominación. Además, poner en ventaja a una nueva élite,
tal como ocurrió con el pr y t hija de la dictadura. Cumplir estos objetivos implicaba en­
fuerzas armadas terminar n p r i mponer un proy cto de frentar obstáculos ideológicos graves. Por ejemplo, el senti­
sus allegados civiles que no habría podido ser aprobado s i do práctico no aconseja en el mundo de hoy establecer un
e l sistema d e partidos políticos hubiera estado funcionando. sistema que no contemple el sufragio universal. É ste fue
Es más, explícitamente este ordenamiento estaba diseñado aceptado, por razones prácticas por Jaime Guzmán, no por
para que sus aspectos de participación de la población en­ principio puesto que, ideológicamente, él cuestionaba la so­
traran en funcionamiento una vez que desapareciera la po­ beranía popular como fundamento de la legitimidad del
sibilidad de que resurgieran los actores políticos anteriores Estado60. Aun así, hubo quien propusiera un sistema de voto
al golpe. censitario o ponderado61.
En palabras de Pinochet: "Pasar abruptamente del régi­
men actual a la plenitud democrática, con generación de la
autoridad por elección, sólo encontraría, como actores aven­ 59 Clase magistral del Presidente de la República, General de Ejército
tajados, a los antiguos grupos y partidos pol íticos, cuya obra don Augusto Pinochet Ugarte, con motivo de la inauguración del año
fue funesta para Chile". académico de la Universidad de Chile. (Santiago, 6 de abril de 1979 ) , p. 46.
60 Jaime Guzmán, Escritos personales, capítulo 4, "Democracia
y eleccio­
"No sólo debemos crear las nuevas in titu iones que fa­
nes", pp. 1 01-131 .
vorezcan el progreso sostenido del país tanto espiri tual como 61
El voto de minoría, firmado por Pedro lbáñez y Carlos Cáceres en
material. No basta fomentar prác tica qu confieran solidez el Consejo de Estado "sentó la discrepancia de ambos en torno a varios
a esas nuevas instituciones. Es igua l m n te i ndispensable pw1tos del proyecto, de los cuales el más relevante fue su oposición al
SLLfragio w1iversal y su sugerencia de que las autoridades máximas fueran
58 Genaro Arriagada, op. cit., 1 07. elegida por votación indirecta." Cavallo et al., op. cit., p. 314.
1 36 CHILE: PARTID POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADUI{A. 1 70- 1 990 DESTRUCCIÓN Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 1 37

De de el comienzo, los trabajos de los diseñad r s del ducacionales y en general en otras actividades análogas,
nuevo orden se dirigieron a limitar la actividad de lo par­ estableciendo las sanciones correspondientes"63•
tidos. La Comisión de Estudio de la Nueva Consti tución62 En la 6a sesión (9 de octubre de 1973) . . . el señor Ortúzar
"

efectuó su primera sesión el 24 de septiembre de 1973, pre­ al hacer uso de la palabra señaló que de acuerdo con los
sidida por Enrique Ortúzar. El 26 de noviembre de ese año postulados y propósitos manifestados por la Junta, los par­
elevó a la consideración de la Junta de Gobierno un "me­ tidos marxistas deberán quedar al margen de la ley, pues
morándum de intenciones constituc ionales". É ste era ya un constituyen asociaciones ilícitas. Con relación a los demás,
primer resultado de una intensa lab r ideológica. será preciso contemplar normas para que cumplan su mi­
En el acta de la 3a sesión d ta m isión (26 de sep- sión de velar por el bien público alejando la influencia par­
tiembre de 1973) se inserta el prim r m ·moránd um, en el tidista de las demás actividades de la Nación ajenas a su
cual se afirma que la nueva n ti tu i órbita".
"b) Debe con templar un pr El 23 de octubre, en la sesión 9• "el señor Evans [ .. ] .

partidos políticos que según u nd u ta d sus Expresó que ha considerado útil, para no caer en una redac­
partidarios, vayan en con t ra d .i tenn d
.m. rá tico de ción negativa, disponer que los partidos políticos deberán
gobierno, son con tra rio a la on ti tución. Di p iciones comprometerse ideológicamente con el Estado de Derecho y
análogas se contempl a n en las Constituciones más modernas con la subsistencia del régimen democrático y republicano" .
de países que han a travesado por esta emergencia; baste Propuso la siguiente redacción para esa parte del memorán­
citar como ejemplo la Constitución alemana. Asimismo, las dum: "Los partidos políticos se organizarán y actuarán con­
personas que propicien la alteración del régimen democrá­ forme a los principios de democracia interna que señale la
tico no podrán ocupar cargos públicos, sean o no de repre­ ley y deberán mantener en su definición ideológica y en la
sentación popular". conducta de sus militantes una irrestricta y permanente
"e) Con relación a los demás partidos políticos, la Cons­ adhesión al sistema democrático y republicano de gobierno
titución debe contemplar normas generales destinadas a y a los principios y valores que sustentan al Estado de
asegurar que su labor se desarrolle en las materias que le Derecho" .
son propias e inspiradas en el bien común. En este sentido Sin embargo, todo esto quedaba corto respecto del pro­
deberá contemplar expresa prohi bición de ex tender sus acti­ yecto que finalmente se impondría. La Comisión se fue de­
vidades a la administración públ ica y a las elecciones que purando de los elementos que podrían haber representado
tengan lugar en los gremios, universidades y establecimientos
"3 Hasta ese momento la Comisión estaba presidida por Enrique
62
La información y las citas que siguen están tomadas del trabajo de Ortúzar, y además la integraban Sergio Díez, Jaime Guzmán y Jorge Ovalle.

Rafael Larraín Cruz y Leopoldo Núñez Tomé, Protección de la democracia. En la 6" se ión (9 de octubre de 1973) se incorporan a la Comisión, Enrique
¿ Deben proscribirse los partidos marxistas ?, pp. 1 3-15. Ev a n s, Gustavo Lorca y Alejandro Silva Bascuñán.
138 C H I LE : PARTID POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTA D U RA. J 970· l990 DESTRU IÓN Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 139

v1s1ones conectadas con los partidos políticos. Tr de sus Jaramente expre ada por ellos de que la penetración de los
miembros habían renunciado: Alejandro Silva Ba unan, partidos políticos en la sociedad es indeseable para la man­
Enrique Evans y Jorge Ovalle. Los dos primeros, v i ncu lados tención del régimen de gobierno. Esto es algo que efectiva­
'
a la Democracia Cristiana, luego de la disolución de los mente fue importante en la explicación de lo acontecido
partidos por decreto-ley en 1977 y el tercero, asociado con la durante la Unidad Popular69• La Constitución de 1980 busca
Democracia Radical, por su v inculación con el general la restricción de la representatividad ideológica y social del
Leigh64, y probablemente con la po ición atribuida a la Fuer­ nuevo sistema de partidos que se espera crear. La exclusión
za Aérea de que bastaba con r formar la Constitución de ideológica se estableció en el artículo octavo70, y en el ar­
1925 y no se necesitaba una nueva65. "La comisión se recom­ tículo 19 se establece como resguardo de la independencia
puso con don Juan de D io a r n n a , q u e había s i d o de las organizaciones sindicales, la prohibición de que éstas
democratacristiano, pero q u e y a e 1 1 t raba n u n a posi- "y sus dirigentes" intervengan en actividades político parti­
ción de apoyo político al actual r g i m incorpora- · distas.
ron también algunos profesor d der onstitucional, Los principios que orientaron la redacción de estos artí­
sin afiliación política determi nada, omo Raúl Bertelsen y culos están contenidos en el oficio que dirigió Pinochet al
Luz Bulnes"66• presidente de la "Comisión de Estudios de la Nueva Cons­
El trabajo de la Comisión fue intenso, 417 sesiones, y la titución", Enrique Ortúzar, el 10 de noviembre de 1 97771•
discusión en el Consej o de Estado ocupó "57 sesiones ple­ Exponiendo en el punto No 5, "ciertas ideas que considero
narias y un número no registrado de reuniones de comisión básicas para plasmar los criterios político-institucionales que
y entrevistas con especialistas"67• guían al gobierno", dice en el apartado h)"Establecimiento
Estas discusiónes son muy ilustrativas del pensamiento de sistemas electorales que impidan q ue los partidos políti­
de los redactores del proyecto de la nueva Constitución68. cos se conviertan en cond uctos monopólicos de la participa­
Sin embargo, lo que resulta importante aquí, es la idea muy ción ciudadana y en gigantescas maquinarias de poder que
subordinan a los legisladores a 'órdenes de partido', impar­
tidas por pequeñas oligarquías que dirigen los partidos sin
64 Ca v a llo et ni., op. cit., p. 310, y el m i smo P i n ochet citado por Florencia
Varas, op. cit., p. 41 .
título ni responsabilidad real alguna, y que disponen de
65 Cavallo et al., op.cit. p. 224 y 236. cuantiosos fondos de origen desconocido" .
66 Jaime Guzmán e n t rev i sta d o por J u a n Pa b l o l l l a n es, en Jaime
Guzmán, Escritos personales, op.cit., p . 1 63. 69 Véase capítulo anterior.
67 Citado por Rafael Valdivieso, Crónica de un rescate, p . 218. 70 U na comparación de tres versiones del artículo 8°, la propuesta de
6� Por ejemplo la intervención de Jaime uzmán el 25 de octubre de la Comisión, la del Consejo de Estado y la que finalmente quedó en l a
1 973, en la que expresa que "hablar de democra cia p l u ra lista es conflictivo, Co n s t i t u c i ó n, se p uede v e r en Larraín y NúJ'iez, op.cit., pp. 207-209.
toda vez que aún no se conocen los lím.ites exactos del pluralismo y se 71 Reprod ucido en Constitución de 1 980. Comentarios de juristas interna­
corre el riesgo de caer en contradicciones". lbíd., p. 1 5. cionales, pp. 1 37-1 43.

, .
'

140 CHILE: l'ARriDOS l'OLfTJCOS, D EM OCRA CJA Y DJCTADUI{A, 1 70- 1 990 DESTRU 1 N Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 141

"El nuevo régimen constitucional y electoral d favore- "Del mismo modo, considero fundamental estudiar nor­
cer la existencia de nuevas formas de agrupación p l ítica, mas de incompatibilidad que hagan imposible que las acti­
entendidas como corrientes de opi nión que prevalez n por vidades gremiales se confundan con las políticas, o sirvan de
la calidad de sus miembros y la seriedad de sus p l a n t a­ trampolín para éstas. La utilización de los cargos gremiales
mientos doctrinarios y prácticos. Además, es impresci nd ible como un medio para emprender futuras carreras políticas,
que se establezcan requisitos básicos de idoneidad a qui nes perjudica seriamente al país, y debe ser tajantemente recha­
aspiran a un cargo público". zada por el nuevo sistema institucional".
Sigue e n el apartado "n) P r ervación de los cuerpos Si este discurso parece el de un muñeco manejado por
intermedios entre el hombre y el tado, conforme al prin­ un ventrílocuo gremialista, la explicación es que la redactora
cipio de subsidiariedad, como un v hfculo insustituible de del oficio, Mónica Madariaga, a la sazón ministra de Justicia,
participación social en una com u n idad l ibre. Esta autonomía contó con la asesoría de Jaime Guzmán, miembro de la
comisión y, por l o tanto, también destinatario de su mismo
debe extenderse sólo al campo pr p i o y específico de la
oficio72• Como se dijo más arriba, los artículos 8° y 19° de la
entidad de que se trate, fuera d- la ual aque l la carece de
Constitución establecieron como normas la exclusión ideoló­
legitimidad. Los mencionado u rp i n t rmed ios han de
gica y el principio de separación entre sociedad y política
tener los medios institucional n1ente J gi t i mado para comu­
encarnado en la prohibición de participación de los partidos
nicarse con el poder pol ítico, pero n o p ued e adm i t i rse en
en las actividades gremiales y de los dirigentes sindicales en
caso alguno que éste se genere sobre la base de los organis­
los partidos. El texto aprobado en 1980 es el siguiente:
mos en cuestión, como equivocadamente lo propicia el lla­
mado corporativismo, ya que el Estado tiene como misión
"Artículo 8°.- Todo acto de persona o grupo destinado a pro­
precisa el velar por el bien común, objetivo que resulta
pagar doctrinas q ue a tenten contra la familia, propugnen la
imposible si se estructura un sistema en que los grupos de
violencia o una concepción de la sociedad, del Estado o del
interés más poderosos se impongan sin contrapeso frente a
orden j urídico, de carácter total i tario o ftmdada en la lucha de
los más débiles, o en q ue l as leyes sean el fruto de simples
clases, es ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la
arreglos entre i ntereses particulares". República.
"Estimo que con igua l énfasis hay q ue i mpedi r la intro­ "Las organizaciones y los movimientos o p artidos políticos
misión de los futuros parlamentarios o grupos políticos e n que por sus fines o por la actividad de sus adherentes tiendan
la generación y funcionamiento de L a s entidades gremiales a esos objetivos, son inconstitucionales.
o sindicales, estudiantiles, profesiona les y vecinales, inclui­ "Corresponderá al Tribunal Constitucional conocer de las
dos especialmente los conflictos la ora l es o estudiantiles. in fracciones a lo dispuesto en los incisos anteriores.
Las sanciones a quienes transgredan esta prohibición deben
ser precisas y drásticas" . n Cava llo et al., op. cit., p. 310.
142 CI IILE: 1'/\RTII OS I>OLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970- 1 990 DESTRU IÓN Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 143

"Sin perjuicio de las demás sanciones estab.l ida en la "Los partido pol íticos no podrán i ntervenir en activida­
Consti tuci ón o en la ley, las personas que incmra n hayan des ajenas a las que les son propias ru tener privilegio alguno
incurrido en las contravenciones señaladas preced n l m-nte o monopolio de la participación ciudadana; sus registros y
no podrán optar a funciones o cargos públicos, sean n de conta b i lidad deberán ser públicos; las fuentes de su finan­
elección popular, por el término de diez años contado d de ciamiento no podrán provenir de dineros, bienes, donaciones,
la fecha de la resolución del Tribw1al. Tampoco podrá n er aportes ni créditos de origen extranjero; sus estatutos deberán
rectores o directores de establec i m ientos de educación ni. ejer­ contemplar las normas que aseguren una efectiva democracia
cer en ellos funciones de ensei'í a nza, ni explotar un medio de interna. Una ley orgáJúca constitucional regulará las demás
comunicación social o ser d ir t res o administradores del materias que les conciernan y las sanciones que se aplicarán
mismo, ru desempeñar en ' ] fu n iones relacionadas con la por el incumplimiento de sus preceptos, dentro de las cuales
emisión o di fusión de opin ion s i n f rmaciones; n i podrán ser podrá considerar su disolución. Las asociaciones, movimien­
dirigentes de orgaruzacion p Hli as relacionadas con la tos, orgaruzaciones o grupos de personas que persigan o rea­
educación o de carácter ve inal, pr ( ional, empresarial, sin­ licen actividades propias de los p artidos políticos sin ajustarse
dical, estudiantil o gre m i a l n g n ra l d u ra nt d icho plazo. a las normas anteriores son ilíc i tos y serán sancionados de
"Si las personas referidas a n terionn- nt e tuvieren a la acuerdo a la referida ley orgáruca constitucional".
fecha de la decla ración del Tri b w1al, n pos si n de w1 empleo
o cargo público, sea o no de elección populat� Jo perderán, Las disposiciones de la nueva Constitución que afecta­
además, de pleno derecho. ban a los partidos políticos, en las que se ha centrado esta
"Las personas sancionadas en virtud de este precepto no descripción, estuvieron entre las que más preocuparon a los
podrán ser objeto de rehabilitación dmante el plazo señalado críticos en el momento de su aprobación plebiscitaria, en
en el inciso cuarto. 1 980. La Comisión de Estudios Constitucionales, presidida
"La d uración de las inhabilidades contempladas en este por el abogado Manuel Sanhueza, que llegó a ser conocida
artículo se e levarán al doble en caso de reincidencia " . como el "Grupo de los 24", venía cuestionando el proyecto
constitucional desde su divulgación a raíz de su entrega al
Consejo de Estado. El 27 de enero de 1 979, el diario El
"Artículo 1 9 . - La Consti tución aseg u ra a todas la personas: [ . . . ] Mercurio publicó un documento del "Grupo de los 24" titu­
" 1 5°.- El derecho a asocia rse sin p rm iso prev io. lado "Observaciones al proyecto Ortúzar"73, en el cual se
"Para gozar de personalidad jurídica las asociaciones de­ manifestaba: "Esta Comisión se hace un deber de prevenir
berán constituirse en conformidad a la ley. al país sobre los aspectos que estima más graves en este
" Nadie puede ser obligado a pertenecer a una asociación.
"Prohíbense las asociaciones contrarias a la moral, al orden 70 Reproducido en Chile-América, N° 50-51, enero-febrero de 1979,
público y a la seguridad del Estado. pp. 1 40- 1 4 1 .
144 HILE: I'ARTII OS 1' LfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA ! 970- 1 990 DESTRU IÓN Y REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO 145

intento d otorgar una nueva Constitución Políti a 1 Esta­ Los militares proporcionaron el orden, la seguridad y la
do". En la perspectiva actual, es interesante con i ·nar l os confianza. Los economista brindaron ideas nuevas capaces
puntos centrales de esta crítica al proyecto que fin hn nte de levantar al país de la postración y liberar las energías
fue aprobado: 1 ) establece el delito de opinión (artf ul 8", para emprender la mar ha veloz del desarrollo. Los mili­
al que ya se ha hecho referencia); 2) subordina el prin ipio tares y los economista de este régimen cumplieron la tarea
de soberanía del pueblo al superior control de las fuerzas que no realizaron l políticos que hoy encabezan deses­
armadas; 3) fortalece el poder presidencial hasta un pw1to peradamente la opo ición . . . Tal es el sentido de la notable
incompatible con un sistema democrático; 4) distorsiona l a alianza entre mil itar s y economistas"75• Este triunfalismo se
función del Poder Judicial a l limitarla, frente a los tribunales basaba en la p r pción del éxito de la política económica.
mil itares, en lo referente a del itos d terrorismo, e inmiscuir­ El año 1979 s todavía recordado como el año de las expec­
l o en cuestiones políticas en lo ref r nte al Tribunal Consti­ tativas d a tadas. El 11 de septiembre de ese año, Pinochet
tucional y al Tribunal Calificad or de Elecciones; 5) no reco­ afirmó " ha ia 1 985 u 1986 cada trabajador chileno va a tener
noce la personería jurídica de D r cho Públ ico a los partidos auto, a a y te levisor"76• En junio se fijó el dólar de Estados
políticos y no conserva la garantía n t i t u ional de autono­ Unid n 39 pesos y se desató la ola de importación de
mía para darse la organización q u estimen conven iente; 6) biene d onsumo y el endeudamiento en dólares. Esta
por último, pretende imposibi l i tar el cambio del modelo situación p uede haber influido en la decisión de realizar el
económico en aplicación. Además, se cuestiona la ausencia plebis i ta n 1 980, y ciertamente formó parte de la explica­
de posibilidades de debate público para la aprobación de ción d 1 resul tado de éste con la que los derrotados se con­
una nueva Constitución. formaron y, en buena parte, terminaron por legitimarlo.
La aprobación de la Constitución en un plebiscito reali­ La i rregu laridades que rodearon todo el plebiscito fueron
zado el ll de septiembre de 1980 marcó el punto culminante denunciada n su tiempo desde múltiples fuentes y por
del triunfo de l a dictadura y de la consecuente derrota de los varios medio 77. Sin embargo, el haber aceptado, en esas
partidos políticos. En el entusiasmo del triunfo de esa noche, condiciones, real izar una limitada campaña en favor del
Pinochet l legó a anunciar la creación de "un gran movimien­ rechazo al proyecto de Constitución por parte del conjunto
to cívico-mil i tar de Chile" (pa ra pertenecer al cua l habría de la élite partidista, formalmente fuera de la ley en ese
que inscribirse en los municipiosf'1• El Mercurio lo expresaba
así: "Los políticos que per m i tieron o gen raron el estado de
75 "La Semana Política", El Mercurio, 21 de septiembre de 1 980, citado
cosas que llevó al fracaso de la democracia chi lena fueron
por Genaro Arriagada, op. cit., p. 1 03.
derrotados por la alianza entre mil i tares y economistas.
76 Citado en La Tercera, 29 de agosto de 1999, Reportajes, "1979: el año
Podría resumirse así el contenido del plebiscito del jueves 1 1 . del cuesco Cabrera".
7 7 Véase, Cavallo et al., op cit, pp. 322-332, además de Chile-América,

74 Cavallo et al., op. cit., p. 331 . N° 64-65, junio-septiembre de 1980 y 66-67, oct., nov., dic. de 1 980.

•e·
146 CHI LE: PARTIDOS POLf'fiCOS, DEMOCRACIA Y DICTAD U RA. 1 970- 1 990

momento, encabezada por quien había sido Pres.id n t de la


República (1964-1970), Eduardo Freí Montalva, pr r ionó
toda la legitimidad que la dictadura necesitaba para i mpo­ CAPÍTULO 4
ner su Constitución78• De hecho, los opositores a la n - Y DESGASTE DE LA DICTADURA:
titución conformaban un bloque heterogéneo que i n l uía NSTRUCCIÓN DE LA DERECHA
desde el General Leigh, expulsado d e la Junta de Gobi rr1o
por Pinochet, hasta la izquierda q ue no tenía más opción
que sumarse al llamado de Freí, que encarnaba la posición
de la Democracia Cristiana que r hazaba una alianza con la 4. 1 . AMBlO EN LA CORRELACIÓN DE FUERZAS
izquierda y estaba conscien te de u capacidad para liderar Y REACTIVACIÓN DE LA ÉLITE POLÍTICA
los proyectos o intentos de recon trucción democrática. Esto
quedó de manifiesto en el único a t públ ico autorizado por
la dictadura a los que se opon ían al pr yecto de Constitu­ El tri u n fa l i smo que siguió al plebiscito de 1980 entre los
ción, en el cual Freí fue recibido por un públ ico que coreaba partidario de la dictadura, hizo surgir dos tipos de inquie­
las consignas de la Unidad Pop u lar79. E to era sólo una tud qu serían fuente de conflicto: por un lado, la parti­
muestra de capacidad de superv iviencia en l a consciencia de cipa i n de los civiles en el gobierno no tenía estructuras
las masas, puesto que los partidos de la izquierda estaban insti tu ionalizadas y, por otra, la parte más polémica de la
pasando por su peor momento de dudas y vacilaciones80• nu va on.stitución fue, en lo inmediato, la de los artículos
tran i tori os, que normaban la paulatina entrada en vigencia
del nuevo orden político y su regularización, puesto que en
ellos se tablecían los extraordinarios poderes a disposición
del dictador y de la Junta Militar y las posibilidades de per­
petuarse en el poder por otros dieciséis años. Este plazo
posible es taba dividido en dos períodos presidenciales de
ocho años (la d uración establecida por la Constitución para
el cargo de Presidente de la República), de los cuales el
78 Véase Jaime Guzmán, op. cit., pp. 1 02-106 y Enrique Caíi.as Kirby, primero comenzaría en marzo de 1981, con Pinochet en la
Proceso político en Chile: 1 973-1 990, pp. 92-93.
presidencia, y e l segundo quedaba sujeto a ratificación por
79 Ver Cavallo et al., op. cit., pp. 327-329.
80
Además de diezmados por la represión, el Partido Socialista había un plebiscito en que la Junta Militar propondría un candi­
sufrido su peor división en 1979 y, en vísperas del plebisci to, Luis Corvalán dato a la consideración del electorado en 1988.
dijo su discurso aceptando todas las formas de lucha. Véase más adelante, La idea y el diseño de este articulado transitorio fueron
capítulo 6. una inspiración de Jorge Alessandri, como presidente del
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148 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA 1 970- 1 990 Rl I S Y DESGASTE DE LA DICTADURA 149

Consejo de Estado1• Sin embargo, la versión apr b j u nto de la política a tr v de un movimiento cívico-militar. Sin
con l a Constitución fue d iseñada por l os a r s de unta un análisis contemporáneo, "El re­
Pinochet y la Junta Militar2. La interpretación y ap h a i n de ciente anun i neral Pinochet de crear un frente cívi­
estas normas fue campo d e confrontación entre tend n i co-militar .' i n al anzó a formularse antes de perder vi­
que apoyaban a la dictadura, antes de convertirse en el talidad. A r m d.iar cambios políticos de importancia no
campo del enfrentamiento con l a oposición. Dado el r ce o parece p r b l la formación d e tal movimiento político,
político y la ausencia de organización formal, los miembros funda m nt 1 m n te por la resistencia que podría encontrar
de corrientes ideológicas distinguib les dentro del bloque de en la pr i Fuerzas Armadas"4. Esta idea de un "movi­

apoyo a la dictadura fueron caracterizados por los perio­ mi nt " h .bí sido planteada antes, en 1 975, por el Movi­
distas, los analistas y, finalmente, ntre ellos mismos, como mi nt d U n idad Nacional, MUN5, en el que participaban
"duros" y "blandos"3. Las c ue tion.es que los enfrentaban algun dl o d irigentes gremiales de la oposición a la Uni­
eran, por una parte, la actividad onóm i ca del Estado, en dad P u l a r y que se anunció con la " Declaración de
lo cual los " duros" aparecían derr t .d desde el comienzo Cod u ." . Luego, en 1978, s e intentó crear u n movimiento
de la aplicación del modelo económ i o n 1 975, pero dentro "pin h t i ta ". En 1980, el mismo Pinochet, en su discurso
de lo cual habían obtenido una pequ ña v ictoria al incluir en de la v i t r i a en el plebiscito, llamó a inscribirse en las
la nueva Constitución la preservación de la gran m i nería del muni ipal idades para crear un movimiento cívico-militar.
cobre en manos del Estado, y, por otra parte, l a cuestión de En 19 1 , 1 asesor de Pinochet, Federico Willoughby, estaba
una nueva estructura de participación política. Esto último, en campaña de organización recorriendo las ciudades del
ligado a la decisión respecto de la duración de la dictadura país y, t v ía en 1 982 y 1 983 los nacionalistas como Pablo
y los plazos para su paulatina normalización, pasaron ahora Rodrígu z y 1 mismo Willoughby insistirían en el proyecto6.
al primer plano. A p- r d e q ue el triunfo en el plebiscito significaba la
Los sectores "duros" reunían a los nacionalistas, los cor­ prolonga i n de la dictadura, los civiles involucrados en
porativistas y los partidarios de una militarización permanente el gobierno pe rcibían el comienzo de un primer período

1Jaime Guzmán, op. cit., pp. 1 71 - 1 72. 4 Taller de Análisis Político, Informe Mensual de Coyuntura Política, No 4,
2Cavallo et al., op. ci t., pp. 31 6-31 8. Por otra parte, Alessandri, en 1983 octubre de 1980, p. 3.
dijo: "Reclamo para mí el honor de que e llega e a redactar w1a nueva 5 Más tarde habrá otro movimiento con la misma sigla pero diferente
Carta Política. No estoy de acuerdo con las modificaciones introducidas al en todo lo demás.
proyecto que aprobó el Consejo de Estado y mucho menos lo estoy con la 6 Este breve recuento apareció en El Mercurio, el 29 de mayo de 1983,

normativa de la transición que se introdujera a su texto". Citado por p. D3. En agosto de 1 983, Federico Willoughby con Gastón Acuña y Pablo
Andrés Allamand, La travesía del desierto, p. 36. Rodríguez publicaron w1 folleto titulado ¿ Qué es el nacionalismo hoy?, en el
3 Sergio Fernández, "Génesis de la Constitución de 1980", en Gonzalo que no insisten en la idea por el momento pero descartan a los partidos
Vial (editor), Análisis crítico del régimen militar, p. 51. como modelo de participación política.
150 CI-IILE: I ARTID POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADUI , 1 970- 1 990 RISI. Y DESGASTE DE LA DICTADURA 151

presidido por Pinochet, el 11 de marzo de 1 9 l , o m o el receso y en opo i n a la dictadura10. El árbitro de todos


con<ienzo de una etapa distinta. Esto determin u n ace­ estos movimi-n t xa Pinochet, que parecía por momentos
l eración del proceso de cambio denominado "mod n iz io­ favorecer a 1 res "duros" o nacionalistas, por lo me­
nes" por los publicistas de la dictadura7• Esto fue a mpa­ a entender su hija Lucía como vocera de
ii.ado de un "endurecimiento" del régimen en los úl t i mos tudios"11.
meses de 1980 y los primeros de 1 9818. n democratacristiana mantenía su histórica
La situación de las fuerzas que apoyaban a la dictadura ambigü r hazando los llamados del Partido Comunis­
presentaba ciertos rasgos de ambigüedad que recuerdan al ta a forn e r un frente opositor unido, maniobrando con sec-
bloque que se oponía al gobierno de Allende9• En aquel tor d. m ra tacristianos que se iban integrando al Parti-
entonces se trataba del proceso por el cual las fuerzas que do . l i ta y manteniéndose disponible para cualquier
actuaban desde fuera del sistema pol ítico y del sistema de q u se posibilitara con los sectores del gobierno, a
partidos fueron subordinando a u estrategia a los que lo l a an tigua derecha partidista. Esta situación impli­
hacían desde dentro de ambo . Ahora, e tra taba de los que r-a tivación moderada y vacilante de la vieja élite
veían l a perspectiva de insti tuci na l izac ión del régimen políti L dirigía los partidos ("los señores políticos", en
como un proceso en el que deb rían t ner a lgún papel los e l l n u j del dictador), que se movían en la expectativa de
antiguos aliados, por un lado, y, por otro, l os que pensaban una in t i tu ionalización del régimen a partir de la entrada
que el viejo sistema debía ser reemplazado radical mente. i a de la nueva Constitución. Sin embargo, un pro-
Esta diferencia abría brechas por donde se comunicaban los ce o 1 - l o en l a base social marcaba los límites d e esta
sectores blandos con sectores de la derecha en receso y hasta estrat opositora. Especialmente entre los estudiantes, la
con personeros de la Democracia Cristiana, formalmente en

10
Un tes t i monio de estos contactos entre el ministro del Interior Sergio
Ferná ndez y x-senadores de derecha y democratacristianos, está en la
7 "
•..mientras se estudiaba la Reforma Previsional, exactamente en el
entrevista a Fra ncisco Bulnes Sanfuentes en la revista Qué Pasa del 5 de
mensaje del 11 de sept i em bre de 1 979, Pinochet proclamó solem11emente diciembre de 1 979, rep roducida en parte en Chile-América, No 58-59, no­
las 'siete modernizaciones': Plan Laboral, Reforma Prev isional, Directiva viemb re-d i c iembre de 1979, p. 149.
Educacional, Reestructuración del Sector Sa l u d , Modernización de la Jus­ 11
La "Corporación de Estudios Nacionales". Este modelo de organi­
ticia, Desarrollo Agrícola, Reforma A d m in i stra t i v a y Region a l ización". zación, el cen t ro de estudios, cobró gran importancia como refugio de la
Víctor Osorio e Iván Cabezas, Los h ijus de Pinochet, p . 76. actividad ideológica de los intelectuales de todos los sectores en ausencia
8 Por ejemplo el nombramiento de m i l i tares en serv icio activo como
de los partidos pol íticos. Además, algw1os de ellos, especialmente los
rectores delegados en casi todas las universidades cuando se esperaba w1 vinculados a la op os ici ón a la dictadura, asumieron el estatus de Organi­
cierto retorno de los académicos. Véase Informe Mensual de Coyuntura Po­ zaciones No Gubernamentales (ONG), sirviendo para canalizar fondos de
lítica, No 6, diciembre de 1980, p. 4. solidaridad externa destinados a mantener a la oposición de varias ten­
9 Véase capítulo anterior.
dencias.
152 CHlLE: PARTIDOS POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DlCTADU RI\. 1 V70- 1 990 CRISIS Y DESGA TE DE LA DICTADURA 153

oposición social más activa en los primeros añ la dé­ crisis económica que hizo vacilar al bloque en el poder y
cada de los ochenta, se abría paso una unidad en 1 a ión reactivó a la oposición en un nivel no imaginado poco tiem­
de la oposición de izquierda con la Democracia Cri t i na 1 2. po antes de ocurrir lo h hos más espectaculares. Esto úl­
Las fuerzas que apoyaban a la dictadura no perman .fan timo fueron la pr t ta nacionales de 1 983. Sin embargo,
en receso. Aun cuando tampoco formaban partidos polfti éstas eran una r i n a los efectos ya innegables y sentidos
las tendencias ideológicas generaban organizaciones de d is­ por el grue d la población de una crisis económica que
tinto tipo. Desde la década de los setenta, los gremialistas se al correr 1 ti. mp ha sido calificada como "colapso"14• El
dirigieron a la captación de la juventud desde el aparato del primer ín t m de debilidad en la economía, que hasta
gobierno, la Secretaría Nacional de la Juventud, y un frente enton e 1 fundamento del triunfalismo que hemos
de estudiantes secundarios (de d ucación media), Frente de ri t , fu 1 q uiebra de la Compañía Refinadora de Azú­
Juvenil Unidad NacionaL En 1981, forma ron también un ins­ d 1 Mar (CRAV), en 198 1 . É sta era el resultado del
tituto, "Instituto para una Sociedad Li bre" 13. Ya se han men­ de a m p a r del sector industrial frente a la apertura comer­
cionado más arriba las activ idad de J os nacionalistas en cia l 1 f , los bajos precios del azúcar en el mercado
este terreno. Todas estas alternativa a la organización de i n 1 y errores en la estrategia financiera de la em­
partidos políticos eran explorada mo ana les de la acti­ .i n. mbargo, las conexiones e n este último terreno, el
vidad ideológica y formación d c u a d ro , n. la p rspectiva finan i r , h icieron que la quiebra tuviera resonancia en la
de una activación política que no tenía plazos. En la misma econ mí . P r otra parte, la política de cambio fijo con aper­
ausencia de organización partidaria, algunos sectores de la tura m r i a l volvía muy vulnerable al conjunto frente a
oposición exploraban también las posibilidades de la lucha .1 n xterna.
armada y la organización militar clandestina, lo cual era El ata u .- de los nacionalistas no se hizo esperar. Su
respondido con la represión de los aparatos de la dictadura, expectativ ra no sólo pasar al primer plano político sino
rebautizados como CNI, y que endurecían al régimen en su revertir 1 pr greso en la implantación del proyecto econó­
relación con la oposición social y política e inclinaban la mico lid rad por los "Chicago boys".El carácter doctrinario
balanza a favor de los "duros" y nacionalistas en el enfrenta­ de la inspira ión de las políticas diseñadas por éstos hacía
miento interno en el bloque de apoyo a la dictadura. muy difíci l el fl xibilizar su aplicación. La devaluación de
Lo que en definitiva disparó un proceso de realineamien­ 1 982 y el abandono de la política de paridad fija fue vivida
to de los factores que hemos considerado hasta aquí, fue la dramáticamen t por algunos de ellos15. El efecto político más
importante fue que la crisis hizo desaparecer el "consenso
12 Un ejemplo anecdótico de esto en Jorge Lavandero, El precio de
sostener un sueño, p. 59. Por otro lado, políticos oc y de izquierda partici­
paron en 1981 en la formación de un Comité de Defensa de la Libertad 14 Ricardo Ffrench-Davies, Macroeconomic Performance and Achievements

Sindical, amparado por la Iglesia católica. Cavallo et al., op. cit., p. 357. in Chile, ECLAC, 1 998, p. 4.
1 3 "Nuestra Historia", en la página www de la UD!. 1 5 Joaquín Lavú1, Miguel Knst. Pasión de vivir, pp. 86-89.
154 CI-IILE: PA RTID S POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTA D U RA . 1 70-1990 CRISIS Y DESGASTE DE LA DICTADURA 155

intern o del gobierno respecto de las políticas p rtinen


tes16. de derecha que había formado parte del sistema de partidos
Sin embargo, la oposición seguía centrada en el avanc
e de anterior a 1973.
la institucionalización y la aplica ción de las garan
tía defi­ En cierto sentido, este es el comienzo del fin del régimen
nidas por la nueva Constitución. El peso del costo
d la dictatorial o, si se quiere, el comienzo de la transición hacia
crisis recayó, por supuesto, en los más débiles, los trabaja
­ la plena aplicación de la nueva Constitución. Si bien este es
dores y los pequeños empresarios endeudados, en
tanto el el resultado del pro so, el análisis mostrará que no era la
Estado se preoc upó de salvar al sector financiero, a pesar
de única posibilidad ni el único proyecto posible, pero fue el
la caída de algun os grupo s de poder económico.
resultado de la composiciones de fuerzas que se fueron
Las condiciones de derro ta y desarticulación en la
que configurando. La participación de los civiles, que apoyaron
se encontraba la oposi ción, en todas sus formas y
expresio­ a la dictad ura desde distintas posiciones y de distintas for­
nes no habrían permitido prever lo q ue ocurr ió. Los
traba­ mas, requi re de un análisis cuidadoso puesto que la situa­
jadores del cobre intentaron un m ov i m iento y ante la
pers­ ción fu ambiando con gran velocidad, y las posiciones que
pecti va de fraca sar en su m ov i lizaci ón como
grem io, fueron ad p tando los distintos actores estuvieron determi­
lanzaron un llama do a una "jorna da de p rotest a nacio
nal", nadas por l a perspectivas con las que se fueron constituyen­
el 11 de mayo de 1 983. El éxi to de ' ta, y u conse
cuenc ias, do. La t raye toria se hizo pendular, en un cierto sentido, os­
transformaron ese día en una encru cijada d 1 p roceso
polí­ ciland a l r dedor del poder de Pinochet y las fuerzas
tico nacio nal. Las jorna das de p rotesta nacional se
suced ie­ armad , p ro integrando en cada movimiento a nuevos sec­
ron con period icidad mens ual, marca ndo cada una
de ellas tores d d -recha que se activaron más o menos rápidamente.
un camb io en la correlación de fuerzas sociales y
políti cas: Jarpa ncarnaba el desconcierto que asaltó al bloque de
la segunda protes ta, en junio, fue convo cada por un
Coma n­ apoyo a la d ictadura al enfrentar a la protesta social y toda
do Nacio nal de Trabajadores, formado como conse
cuencia la ambigüedad de la respuesta. Por una parte, Jarpa repre­
de la primera, en tanto la tercera fue convocada por
organi­ sentaba a las posiciones nacionalistas que habían ingresado
zaciones sociales y los partidos políticos de oposición,
mar­ a la derecha dentro del sistema de partidos depués de la
cando la reacti vació n plena de la élite política a partir
del eje crisis de con. ervadores y liberales en los años sesenta17• Por
constituido por la Democracia Cristi ana. En la derec
ha no se esto, era un p uente entre los nacionalistas asociados con la
hizo esperar el efecto y la cuarta protesta, agost
o de 1 983, dictadura y la v iej a élite política del Partido Nacional,
coinc idió con la designación de Sergio Onofre J
arpa como autodisuelto después del golpe. En un sentido su nombra­
ministro del Interior, con lo cual se reactivaba la élite
política miento buscaba revi v i r el bloque de oposición a Allende que

17 Sergio Onofre }arpa había sido dirigente de la Juventud Agrario


16
Edgardo Boeninger, Democracia en Chile: Lecciones para la goberna­ Laborista, presidente del Partido Acción Nacional en 1963 y vicepresidente
bilidad, p. 297. del Partido Nacional, al formarse éste en 1966 .
..
CRISIS Y DESGASTE DE LA DICTADURA
157
156 CHILE: PA RTIDOS POLfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. '1 970-1990

s dos p artid os que


había impulsado el golpe pero, esta vez, la Democracia Cris­ Los proc esos de con stitu ción de esto
ma de part idos que
tiana estaba en el otro bando. Sin embargo, Jarpa intentó onformarán la derecha del nue vo siste
otra s orga niza cion es que
negociar, primero con una instancia informal, el PRODEN, a reemplaz ará a la dict adu ra, y de
ello s, p ued en ser anali­
través de su antiguo conocimi nto y amistad con Jorge La­ com part en algu nas posiciones con
vari able y combinatoria
vandero, ofreciéndose incluso como eventual reemplazante zad os en términos de su adhesión
de la acción a largo plaz o
de Pinochet18• Posteriormente la n gociaciones debieron se­ a los tres elementos fundamentales
mod elo de desarrollo eco-·
guir con los partidos políticos que aun cuando seguían siendo de la dictadu ra: primero, el nue vo
iona lida d política y, ter­
formalmente ilegales se habían r a tiv ado en un número nómico; segu ndo , la nue va inst ituc
conflictiva, la represión
mayor al existente antes del golpe. on la Democracia Cris­ cero, no men os importante y sí más
país los dos anteriores.
tiana como eje, el sistema de partidos reactivó su nivel de que fue necesaria para imponer al
rá en el transcurso del
élites dirigentes, formando acuerdos de partidos de distinta Este ú l t i m.o elemento se desd obla
lógicamente dist inta s:
amplitud, con distintos grados de interlocución con el gobier­ proceso, dando lugar a cuestiones ideo
ació n de la legit imid ad
no y separados de la protesta social pero teniendo en cuenta por u na parte la justificación y afirm
otra, la gara ntía de im­
la identificación de las bases de los movimientos sociales con del golp de Esta do de 1973 y, por
actos de represió� que
partidos y etiquetas políticas, lo cual les prestaba la autoridad pun idad para los responsables de los
estos elementos ex1s ten
para hablar a nombre de la oposición social en su conjunto. resu ltan p unib les. Por detr ás de
es, por ejemplo acerca
La coyuntura d 1983 significó la apertura de una pers­ definiciones ideo lógi cas más general
los partidos y las fuerzas
pectiva de fin de la dictad ura o de, a l menos, su transforma­ de la relación que debe existir entre
to, los lide razg os perso­
ción en otra forma de gobierno, n una mayor formalidad sociales y, en un nivel más inmedia
organizativos que se
de la p articipación de los civiles. La d re ha, intiendo nales y u relación con los modelos
tica.
amenazada la estabilidad de la dictad ura s rea tivó en prop onen para canalizar la acción polí
la situa ción plan tead a por
defensa de ésta, pero con distinto grado de aspiraciones a Las primeras reacciones ante
por el rechazo a la
constituir un eventual reemplazo si la perm a nencia de las protestas estuvieron determinadas
organizativo que repre­
Pinochet y las fuerzas armadas se tornaba imposible. En esta acci ón de los par tidos y al modelo
e los civil es cercanos a
circunstancia aparecen los que en definitiva serían los dos sentaban; rechazo que prevalecía entr
distintos niveles. El nom­
ejes principales de reagrupamiento de la derecha, la Unión la dict adu ra como funcionarios de
e de la élite que había
Demócrata Independiente (UDI) y Unión Nacional (MUN), bramiento de Jarp a activó a un part
que organizó una reco­
que confluirían más tarde (1987) en la constitución de Reno­ perteneccido al Partido Nacional y
cercana a las 60.00019,
vación Nacional, de la cual se separaría posteriormente lección de firmas que alcanzó una cifra
(1988) la UDI, recuperando su independencia como p artido.
I9 Reinhard Friemann, 1964-1988 la política chilena de la A a la Z, op. cit.,
IM
Jorge Lavandero, op. cit., pp. 100-102.
p. 91, y Andrés Allamand, La travesía del desierto, op. cit., p. 35.
158 H I LE: PA RTID S POL
fTI OS, DEMOCRACIA Y
DICTADU RA. 1 970- 1990
CRISI Y DESGASTE DE LA DICTADURA 1 59

pre sen tan do al gabinete enc


abezado por Jarpa
"ap ert ura " de la dic tad ura rno una ¡ J zos del proceso de transición asumiendo posiciones y
. De esta campaña r ultó
Mo vi m ien to de Unión Nacio el 1 r poniendo al gobierno medidas que serían evaluadas por
nal (MUN) , que coexis tía e n
reactivación de los exparla una t , y en particular por el d ictador en términos inusuales
rnentarios del Par tid o Na
encabezada por Francisco Bul cional para los políticos, corno lealtad y fidelidad a la misión, que
nes, que no resolvió el dile
de si rev ivir el par tid o o ma ran parte de la retórica castrense habitual.
for ma r una organización
Otro gru po intentó agrupa nue va. En el extremo de esta derecha se ubicaban los fascistas
r en un partido nuevo a "qu
compartían las ins pir aci one ienes d octrinarios, eternos incondicionales de la dictadura militar.
s fundam ent ale s del gobiern
la Fuerzas Arrn ada s"20 • Sin o de Movimientos extraparlarnentarios cuya existencia se remon­
embargo, el gru po "gr em iali
que con ser vab a su coh esió sta ", ta a lo menos a la década de los sesenta, algunos vinculados
n y cuy a ideología había ser
a la dic tad ura par a genera vid o a los aparatos de represión de la dictadura y a todos los
r la n uev a o nst itución, gan
del ant era anunciando el 25 ó la proyectos de organizar el apoyo civil a través de "movimien­
de sep tiem bre de 198 3 la for
ción de la UDI2 1 . ma­ tos" de ideología nacionalista. Para éstos, la dictadura estaba
El pro ble ma que se pla nte justificada y la represión también porque la lucha contra el
aba , esta v z n forma irnp
tergabl e, era la organización os­ comunismo no es ni siquiera una lucha política, asume las
del apoyo i v i l a la d icta dur
El objetivo pri nci pal era rec a. características de una cruzada metafísica del bien contra el
hazar las ma n i fes tac i ones
protesta, pero a continuació d e mal, corno para los católicos integristas de FIDUCIA. Sólo
n s e pla nte aba e l problema
inm ovi lism o de la dic tad del aquell os más integrados a las tareas de gobierno o con pre­
ura . Ofi cia lme nte que dab
delante la puesta en vigenc a por tensiones políticas o intelectuales de otro tipo objetaban la
ia de la Constitución, norrna
por los artículos transitorios da imposición del proyecto económico, y en la coyuntura de
, pero la inestab ilid ad introd
cid a por la crisis económica u­ 1983 tuvieron la ocasión de no sólo airear sus críticas a los
, primero, y la protesta soc
después, abrió perspectivas ial, "Chicago boys", s i n o también disfrutar el breve "interludio
ilim itadas y las correspondie
ambiciones. Las dos cuestio nte s populista" representado por el retorno de políticas económi­
nes que aparecían corno me
posibles eran, en lo inmedi tas cas de inspiración estructuralista.
ato, los términos de la integra
de c iviles al gobierno de la ció n Jarpa y la UDI se ubican en un terreno intermedio, entre
dictadura y, a un pla zo var
el papel que jugaría cad a iable, esos facistas y una derecha más orgánica, partidaria y par­
uno en un nuevo sistema
gobernado por civiles. Esto pol ítico tidista, que se ve como continuación o renovación de la
implicaba redefinir los térm
inos derecha representada dentro del sistema anterior a 1973 por
1 Partido Nacional. Sin embargo, tanto Jarpa como Jaime
20 Allamand, op. cit., p. 57. uzmán son viejos predicadores en contra de los partidos.
�1 La nueva organización nombró una directiv
a formada por Sergio E sólo la fuerza de los acontecimientos la que los lleva a
Fernandez, Jaime Guzmán, Guillerm
o Elton, Javier Leturia, Luis Cor
Y Pablo Longueira. Véa dero unirse a Unión Nacional, un movimiento con perspectivas
se El Mercurio Internacional, 2 de
octubre de 198 3. reemplazar al viejo Partido Nacional con el cual fundan
160 H I LE: PARTIDOS POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970-1990 RJSIS Y DE ASTE DE LA DICTADURA 161

Renovación Nacional en 1 987, partido del cual n tes de un centroizquierda2 . r acciones a estos dos eventos, en

año e escindirá la UDI. marzo se forro 1 1 1 "C m i té Nacional Constitucionalista", al


La proliferación de partidos, movimientos y otl'a orga­ que siguió L la formación del Frente Constitucional,
nizaciones a que da lugar la reactivación de la élit política al que r n 48 exparlamentarios del Partido Nacio-
a partir de la " apertura" que provoca el movimiento de enfrentamiento era, en ese entonces, la
protesta entre 1983 y 1986, tiene varios motores. Primero el nstitución de 1980, cuestionada en el Mani­
organizar la defensa y apoyo de la dictadura, del dictador r la Alianza Democrática. Ya para comienzos de
y de su "obra" . Después, en la perspectiva de un eventual recha está reactivada en el "Grupo de los 8"25. La
reemplazo de la dictadura, el disputar la herencia, y al final, g ', Li n de J arpa no fructifica más que como un estímulo a
ante la perspectiva cierta del fin de la dictadura y la " nor­ ti vación de los partidos políticos, con lo cual los pro-
malización" de la vida políti a, a egurarse un papel en el 1 1 mas que quedan en el tapete son las alternativas de tran-
sistema de partidos que reem plazaría al apoyo civil inorgá­ i ión. La propuesta que alcanzó un mayor apoyo entre los
nico que tuvo la dictad ura. La bú gu da de esta viariedad políticos reactivados fue el " Acuerdo Nacional Para la Tran­
de objetivos dio lugar a w1a ri d v- nto políticos cuya sición a la Plena Democracia", elaborado en agosto de 1985
marca distin tiva fue a egurar un p p 1 influir en el "raya­ por iniciativa del arzobispo de Santiago, Juan Francisco
do de la cancha" para 1 -v n t ua J r torn d la política. Es Fresno, y al cual se· adhirieron partidos de la nueva derecha,
en esa persp ctiva qu- fu-r n a are i n o a rupaciones de buscando distanciarse de la dictadura, y partidos de oposi­
múltiples partidos y o.rganizacione que j a lonaron el trayec­ ción26. Nunca hubo diálogo con el gobierno sobre estas bases
to de la transición desde la dictadura a la plena aplicación y la respuesta de Pinochet al Arzobispo se hizo famosa,
de la Constitución de 1980. "demos vuelta la página"27.
La reactivación de la élite comienza en la oposición,
donde en 1982 ocurren cambios en el eje, centro del antiguo 23 Agrupó a los siguientes partidos: Democracia Cristiana, Liberal,
.
sistema de partidos, la Democracia Cristiana22. En marzo de Republicano, Socialista (Briones-Núi1ez) y Unión Socialista Popular.
24
Reinhard Friedmann, op. cit., p. 186.
1983 se lanza el "Manifiesto democrático" y en agosto, al
25 Movimiento Unión Nacional (MUN), Democracia Radical, Movimien­
calor de la protesta social, se forma la Alianza Democrática, to Social Cristiano, Movimiento Acción Nacional (MAN), Tal leres Socialistas
que representa el embrión de lo que será en definitiva el eje Democráticos, PADENA, Partido Nacional y Unión Demócrata Independien­
te (UD!).
de reorganización del sistema de partidos, su centro y su 26
Los partidos que firmaron el "Acuerdo" el 25 de agosto de 1 985,
fueron Social Democracia, Unión Nacional, Democracia Cristiana, Nacional
22
Republicano, Radical, Unión Socialista Popular, Liberal, Socialista (Núi1ez),
A la muerte de Eduardo Freí Montalva, el liderazgo del partido recae Socialista (Mandujano), Izquierda Cristiana y Socialista Histórico. Luego
en Gabriel Valdés, pero al mismo tiempo surge el Proyecto de Desarrollo , dh.irió a sus postulados el MAPU. Reinhard Friedma1m, op. cit., p. 177.
Nacional (PRODEN) animado por Jorge Lavandero, un democratacristiano 27
Reinhard Friedmann, op. cit., p. 1 78; Andrés Allamand, op. cit., p. 1 04;
con antecedentes "movimientistas". Véase más arriba, nota 18. As <.lll io Ca vallo et al., op. cit., p. 488; Edgardo Boeninger, op. cit .., p. 311.
1 62 HILE: P/\1 TID P LfTI , DI3M RACIA Y DICTADURA. 1970-1990 RISI Y DESGASTE DE LA DICTADURA 1 63

Pinochet nunca pa rt t 1 p de las negociciones ni en las el eje de la Unid, 1 P p u lar, la alianza socialista-comunista
ideas de apertura. lizo amplio uso de las facultades que le (de la cual ya l q LLedaban algunos sectores socialistas
o torgaba el articulado transitorio de la Consti tución, de­ aliados al P ) , partidos buscaban la desmovilización
clarando el estado de si tio y endureciendo l a represión social por l iderarla ineficiente y peligrosa. Como sistema
masiva de las protestas y la represión selectiva por medio de ti tu i n. o rearticulación, este conjunto de partidos
asesinatos de conocidos militantes del MJR y del Partido Co­ del establecimiento de sus relaciones internas y
munista. Su estrategia se mantuvo firme n el cu mplimiento fije L n de sus límites externos. La diferencia de táctica
del itinerario de transición -que dividía ' ta en dos períodos 1 u DI y el MUN obedecía más a sus diferencias en la
presidenciales, separados por un pl bi ito con candidato iación del papel de los partidos políticos que a diferen-
único propuesto por los cuatro mandantes en jefe, que en ia estratégicas.Lo que la UDI pedía al Tribunal Constitucio­
el caso de derrota daba paso a la J ción directa del Presi­ nal, la exclusión de la izquierda, el MUN lo pedía a los fir­
dente. Todas las alternativas que se b LLscaron para alterar mantes del Acuerdo, logrando sólo la legitimación de la
esta ruta, desde las de la UD! que revivía la idea de un con­ exclusión por las acciones y no por las ideas, en una pará­
greso termal, hasta la de la primera propuesta de la Alianza frasis del artículo octavo incluida en el "Acuerdo"28• Por lo
11
Democrática que pedía la renuncia de Pinochet y un congre­ demás, aun cuando el "Acuerdo" aceptaba la adhesión de
1
so constituyente, fueron sólo ejercicios para la formación de otras organizaciones en las condiciones en que se produjo,
un conjunto de organizaciones que realizaron una intensa los partidos del MDP rechazaron esa posibilidad29•

\·:
lucha ideológica y política cuyo resultado fue la constituci ' n El límite entre el sistema de partidos y el movimiento
de un sistema d e partidos cLLyos límites quedaron m a r e. social fue más difícil de establecer y el proceso fue menos
por el reconocimiento conj LL nto d l a n t i t LL i n 1 \
claro. Por una parte, el límite era borroso en cuanto a las
de la transición ajustada al i t i n r r i alianzas no coincidentes en todos los niveles; por ejemplo,
tículos transitorios y 1 r con i mi x t • 1 , r l i- las alianzas de partidos en el movimiento estudiantil no
cipantes en las negociaciones. coincidían con los límites de las alianzas de las directivas
La composición del Acuerdo Na i n 1 J fmites partidarias. Por otra parte, Unión Nacional estaba en contra
izquierdo y derecho para el n úd-o d 1 i l ' partidos de la movilización social opositora, en particular contra las
futuro al excluir por la izquierda a 1 m i 1 . b 1· del Movi­ j ornadas de protesta que continuaban. El logro de la dic­
miento Democrático Popular (M DI ) . ·· n 1,. d r ha, por su tadura y sus partidarios fue que los partidos de oposi­
parte, la UDI, que no participó d l A u rd , l 1 a b .ía solicitado ción abandonaran la movilización social, condenando en un
al Tribunal Constituciona l la d i nconstitucio-

nalidad de esas organiza i n o n. el artículo so 2" Andrés Allamand, op. cit., pp. 92-97; entrevista telefónica con Luis
de la Constitución de 1 rt exclusión d e l a Ma ira, 29 de septiembre de 1999.
izquierda qLLe con rvab u fil i a i n on lo que había sido 29 Edgardo Boeninger, op. cit., p. 311.
164 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEM RACIA Y DICTADURA . 1 970- 1 990 RISIS Y DESGASTE DE LA DICTADURA 1 65

mismo paquete la violencia c a l l jera y la lucha armada con­ la dictación de la 1 - y de partidos políticos fue registrada la
tra la dictadura que llevaban a cabo las organizaciones afi­ organización q u reunía a las fuerzas de derecha, Renova­
nes al PC y otros partidos d 1 M P.
Esto lo lograron por la ción Nacional, l a cual reunía al MUN, la UDI y el Frente Na­
inversión de la situación a par tir de 1986. Por un lado, e l cional del Tr bajo, una creación de Jarpa. Quedó fuera el
equipo económico encabezad p r I-Iernán Büchi retomó la grupo qu pr tendía revivir el Partido Nacional y los grupos
política anterior a la crisis p r n un sentido menos doc­ qu bu .ban constituir un partido liberal. La declaración de
trinario y más pragmático, com ·n.za nd a observarse signos prin i p io reafirmaba su adhesión a la legitimidad del golpe
de recuperación a partir de l o r u l t dos económicos de d • tacto del ll de septiembre de 1973, a la Constitución de
1 985. Por otro, la represión d la p rotestas sociales 1 O y a la economía de mercado. Con respecto a la repre-
y, sobre todo, el fracaso d l n t ra Pinochet en ión, la distancia que tomaron con la dictadura no pasó más
septiembre de 1 986 hizo v acilar t d la nvi iones acer- a l lá de condenar, condiciona d amente, el a sesinato d e
ca de la efectividad de la lucha armada on.tra la di tad ura. Letelier, una vez que Fernández Larios confesó e n Estados
En las nuevas condiciones, l a acción política de la d icta­ Unidos31, y siempre defendieron la amnistía de 1978 como la
dura, y de Pinochet en particular, se concentró en retomar su solución al llamado "problema de los derechos humanos" .
propio itinerario de transición, el cual pasaba por un plebis­ La precaria unidad de l a organización s e formó nom­
}
,,
cito en 1 988. Para esto la actividad se concentró en gran 1 brando un presidente de consenso, Ricardo Rivadeneira, y
....
parte en la definición de las que iban a ser las futuras nor­ asignando una vicepresidencia a cada una de las tres orga­
mas de existencia y funcionamiento de los partidos políticos, nizaciones concurrentes, que fueron ocupadas por los líde­
definidas por las "leyes políticas", es decir las leyes orgáni­ res reconocidos de cada una, Andrés Allamand por el MUN,
cas constitucionales, que fueron despachada por la J u nta Jaime Guzmán por la U DI, y, excepcionalmente, por un tiem­
Militar, en su calidad de Poder L gi l a t i v , n tr fi nes de po, Juan de Dios Carmona por el FNT, siendo luego reempla­
1985 y 1 98830, y por otra, en las a l t rnativa q u p a ra enfren­ zado por el verdadero l íder del grupo, Sergio Onofre Jarpa.
tar el plebiscito abría la Constitución. En el mes siguiente a Este intento iba a terminar con la separación de la UDI, antes
de un año, por " diferencias de estilo". Esta anécdota es re­
30 Las principales son: Ley 1 8.460, Ley Orgán ica Constitucional sobre veladora de la cultura política que es atributo del sistema de
el Tribunal Calificador de Elecciones, 12 de noviembre de 1985. partidos y de los individuos que participan y se forman en
Ley 18.556, Ley Orgánica Constitucional sobre Sistema de Inscripcio­
él. Las elecciones internas de Renovación Nacional en 1 988
nes Electorales y Servicio Electoral, 1° de octubre de 1 986.
Ley 18.593, Ley de los Tribunales Electorales Regionales, 9 de enero de provocaron acusaciones cruzadas entre los sectores MUN y
1987. UDI de usar métodos incorrectos en las elecciones de delega­
Ley 18.603, Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos, 23 de
dos. En el relato de Allamand de estos hechos se pone �l
marzo de 1987.
Ley 18.700, Ley Orgánica Constitucional sobre Votacione Popu l a res y
Escrutinios, 6 de mayo de 1 988. 3 1 Andrés Allamand, op. cit., pp. 1 23-124.
1 66 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970· 1 990 CRI 1" Y DESGASTE DE LA DICTADURA 1 67

acento en el carácter populista de la estrategia d lo UDI Con posteri ri dad al plebiscito, la UDI completó los trá­
(movilización de pobladores), el apoyo de la dictad u ra (or­ mites de regi tr o mo partido político. La Junta Militar de
ganismos oficiales al servicio de Jaime Guzmán) y c i ta ca li­ Gobierno pr mu.Jgó una ley que completó la ley de eleccio-
ficaciones de los métodos usados por los UDI en la política nes y qu n . t n fa los elementos estabilizadores del sistema
interna del partido como "nazis" o, incluso, "comunistas"32. de los q u han beneficiado ambos partidos, e l sistema bi-
Por su parte, una hoja titulada " La h istoria de la Unión nomin 1 d elección de diputados y senadores y la defini-
Demócrata Independiente", afi rma q ue, "no existía el real ción d i tritos para diputados, hecha a la luz de los resul-
interés de cambiar los los esti l p l íti os por parte de los ta del plebiscito34•
otros dos conglomerados"33. La UDl .i u. i omo movimiento
y sólo al año siguiente logr u in rip i J 1 gal omo par­
tido político. Antes, sin e mbargo, a mb partid , RN y UDI , 4.2. LA NUEVA DERECHA EN EL NUEVO SISTEMA DE PARTIDOS
participaron en la campaña por el "sí" en e l p lebiscito de
1988. La UDI y Renovación Nacional conforman una derecha con
El marchar juntos en el apoyo a Pinochet en el plebiscito dos partidos que, sin embargo, presenta diferencias con aque­
es una prueba de que aún en 1 988 los nuevos partidos de la lla que conformaban liberales y conservadores. Ambos par­
derecha no tenían capacidad de decisión frente al liderazgo tidos comparten un verdadero "proyecto nacional" que han
y las maniobras de Pinochet. La transición diseñada por sus logrado imponer al conjunto del sistema de partidos a través
asesores contemplaba un plebiscito en que los el ectores de una compleja lucha ideológica que ha transcurrido en el
aprobaran o rechazaran un candida to p ropuesto por los substrato de la lucha política que encuadró el proceso de
Comandantes en Jefe de l as Fuerza Arm.ada y a rabineros. transición desde la dictadura a la aplicación de la Consti­
Tanto Renovación N acional o mo la mi m U Dl , s i e n do es ta tución de 1 980. Este proyecto nacional está explicitado en
última más cercana al dictadm� ba raja ron al ternativas a este una gran parte de las declaraciones de principios de ambos
plebiscito, las cuales oscilaban desde que e l candidato no partidos, que tienen más de un 50% del texto, literalmente,
fuera Pinochet hasta que fuera candidato pero en una elec­ común. Esto no ha sido por falta de tiempo para modificar­
ción competitiva, abierta a otras postulaciones. Finalmente la p uesto que RN tiene una versión revisada con fecha no­
Pinochet se hizo nombrar candidato único por los otros vi m b re de 1 994. Este proyecto nacional se compone de
comandantes, y perdió el plebiscito con el apoyo de los dos algun principios generales: 1 ) legitimidad del golpe
partidos que conformarán la derecha del nuevo sistema de de E ta d de 197335; 2) legitimidad de la Constitución de
partidos representado en las cámaras a partir de 1 990.
34 Ley 1 8. 799, 26 de mayo de 1989.
32 lbíd., pp. 1 40-147. 35 En ambas decla raciones de principioa se afirma: [UDI o RN] "destaca
33 Material de propaganda de la UD[, sin fecha. el patriotismo y es¡ íri tu de servicio de las Fuerzas Armadas y de Orden
168 CI- I I LE: PA RT I D S 1' LfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 '170- 1 990 RISIS Y DESGASTE DE LA DICTADURA 169

1 98036; 3) inm u tabilidad del modelo de desarro ll mico política aparee n protegidos por las mismas leyes que sería
impuesto por l a dictadura37• deseable cambi r i se pretende una democratización del
Los seguros de este orden están contenidos en 1 , ns- sistema.
titución y e n las leyes complementarias. La legisla i n Del pr de formación de este nuevo sistema es in-
partidos políticos los aísla del movimiento social, y - 1 teresant 1 dialéctica que impuso a los vencedores antipar­
ma electoral favorece a la minor. ía q ue impide en la 1 i la­ tido 1 m. d lo organizativo del partido político como instru­
tura cambiar este estado de co a . Por lo demás, la recons­ m nt d acción, y a los vencidos que rechazaban la
titución del gremio político p nn i te dudar de la decisión legi timidad del nuevo orden les impuso, primero de hecho
para cambiar algunos rasg a n t i d mocráticos de este or­ y m tarde de derecho, no sólo el nuevo orden sino las
den, puesto que ya lo rp rativos de la éli te l. i mi taciones a su propia organización y acción. Así es como
puede entender el complejo movimiento en que la protes­
ta social que hizo vacilar a la dictadura reactivó a la élite
de Chile, cuyo or i gen y gloriosas lr di ion •, s id • n t i f i can con el surgi­ política que, tras el fin estratégico de desmovilizar a la pro­
miento y defensa de la ch.i lenidad a tr v , u • tu lo lo 1 i s lor i a del país,
testa social, contribuyó a la reconstrucción del sistema de
incluida su acción libertadora del 11 d pli ,,, r • d • 1 ( 7 , que salvó al
partidos políticos, imponiéndole los límites que ya se han
país de la imninente amenaza de LUl lota l i t, r i . rn i r r •v •rsi b l e y de la
dorn.inación extranjera, culminando así u n a v , J i señalado. No son las inconsistencias ideológicas personales
recogiendo un clamor popular abrLU1'1adorament n a o colectivas las que explican este resultado, sino la constitu­
ción de principios, UD!, p. 6; RN, p. 4. ción de una arena política cuyos límites se van dibujando
36 Su adhesión a la Constitución de 1980 i n c l uy 1, ,. i v i n u i ;J i n d
por las relaciones entre los que participan en el juego de las
la exclusión por motivos ideológicos (artículo 0, d ro ,
alianzas y las negociaciones, a través de las cuales se produ­
sistema democrático sólo puede ser estable si la
compiten por el poder comparten sus elementos ce el reconocimiento mutuo que estructura el sistema. Así, si
LUl mínimo respeto recíproco. Ninguna elección el Acuerdo Nacional no produjo ningún cambio en la dicta­
sentar amenazas para los valores fundamenta l e d In hil n .i dad, ni poner dura, dejó establecida la participación de una nueva dere-
en juego legítimos principios esenciales para lo L n lcgra n les de la sociedad.
ha, el MUN, que no renunció a nada de su "pinochetismo",
Es preciso aceptar, por tanto, que el pluralismo pol fti o tiene lünites".
como eventuales participantes de un sistema de partidos que
RN o UD!, en cada caso, "sostiene que es l íc i to que -a través de un
órgano jurisdisccional independiente- se suspenda 1 ejercicio de los prin­ competiría en un juego democrático. Al mismo tiempo, los
cipales derechos cívico-políticos a las personas o rupos que pretendan gre m i a l .istas debieron formar un movimiento, cuyo futuro
valerse de ellos para conculcados propaga ndo d o t r i nas totalitarias o sólo era posible en el sistema de partidos, lo que los llevó
violentistas" . Declaración de principios, RN, p. ; UDI, p. 4.
primero a integrar Renovación Nacional y luego a indepen­
37 La elevación a principios las característic, s l e ! modelo de desarrollo
llamado "Economía social de mercado", está e pecificada en los apartados
dizarse como pa rtido, lo cual es revelador, en ambas instan­
ti tulados "Sistema económico-social" y "E l Estado en el ámbito económi­ cias, del papel d " bisagra" de la nueva élite de Renovación
co-social", N"' 14 y 15 para RN y 16 y 17 para UD!. Nacional al cum plir l a doble tarea de "barrer hacia adentro"
1 70 CHILE: PA RTJD P LfTI OS, DEMOCRACiA Y DICTADURA. l \170- ! 990

a estos sectores marginales al sistema de partid n terior a


1 973 y al establecer el puente que llevó a una p 1ción
social y deslegitimadora a transformarse progresiva m nte C APÍTULO 5
en una oposición política que al aceptar de hecho las regl a s LA DEMOCRACIA CRISTIANA
comienza a legitimarlas y luego las defiende de la am naza Y LA DICTADURA DE PINOCHET
de la movilización social.

5 . 1 . INTRODUCCIÓN

El estudio de las relaciones entre el PDC y la dictadura se


puede enmarcar en la periodización siguiente:
1) Subordinación de la Democracia Cristiana dentro del
bloque social y político de apoyo a la dictadura, situación
que proviene de su participación en la oposición a Allende
y de su respaldo y justificación del golpe de Estado. Sub­
período que comprende desde 1 973 hasta el momento de la
expulsión de la Democracia Cristiana del seno del bloque
político de apoyo al gobierno, a través de la declaración de
ilegalidad del partido a comienzos de 1 9771.
2) Subordinación de las bases democratacristianas en el
bloque social que apoya a la dictadura, en tanto el partido
permanece fuera del bloque político correspondiente defen­
diendo su identidad frente al intento del gobierno de iden­
tificarlo con la oposición "marxista" (el enemigo) . Este sub­
período dura hasta el plebiscito de 1 980, en el cual Pinochet
aprueba su nueva Constitución, con lo que fuerza al partido
a aparecer junto a la izquierda dando, en la interpretación

1 Decreto-ley N° 1697, del 12 de marzo de 1977, que disuelve todos los


partidos políticos que mantenían existencia legal en las condiciones de
"receso político".

1 71
1 72 C H I LE: 1 Al T l l S POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTAD RA. I Q70· 1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 1 73

oficial d lo resultados del plebiscito, por can. la in­ la lucha armada, la mov i l ización social y la aceptación del
fluencia democratacristiana en el bloque social yo al itinerario y los términ.o de la transición diseñada por la
gobierno2• propia dictadura y ontenida en los artículos transitorios de
3) Repliegue del partido, recomposición de su dir ión la Constitución d 1980, sin embargo, la solución de estas
(precipitada además por la muerte de Eduardo Fr i Mon­ controversia marcó los límites del nuevo sistema de parti­
talva) y acción en los niveles social y político, independ i nte dos, recontruido a partir del eje central constituido por la
de la dictadura, pero sin capacidad de iniciativa. En este Demacra ia ristiana.
subperíodo se crean las cond i iones para el paso a la ofen­ 5) A pa r tir de 1986, la Democracia Cristiana recupera ese
siva observado en 1 983 y gu rev ierte la situación del con­ papel de je del sistema de partidos políticos. Bajo el lideraz­
junto del período iniciado n 1 7 . Estas condiciones son, go de Patricio Aylwin logra subordinar al conjunto de la
fundamentalmente, la d ión del bloque social de oposici n política a su estrategia, marginalizando a la iz­
apoyo a la dictad u ra, pr v r la crisis del modelo de quierda comunista y, a su vez, subordinando la reconstruc­
desarrollo econ m i o impu ta, descomposición ción del sistema político a la estrategia de la dictadura.
que da oportunidad n 1 r a bvación de la De- Esta periodización está construida sobre la base de la
mocracia Cristiana t a mb ién intentos acción de la dictadura con respecto a la Democracia Cristia­
embrionarios de reorganiza i I - r-p r n.tación políti­ na, lo cual obedece a la definición de la acción de esta última

1
Lll

ca de derecha relativamente i nd p ndi nt d la di tadura3. como subordinada, defensiva y reactiva durante la primera
4) Participación en la oposici n p líti (1 parte, la fase de ascenso de la dictadura. Sin embargo, la
agrupamientos d e partidos) y s o ia l (prin i p segunda pa rte tiene, en la fase de desgaste y decadencia de
protestas), compitiendo por e l liderazg .n 1 fu rzas de la dictadura, a la Democracia Cristiana entre los protagonis­
izquierda y discrepando con éstas resp cto d la estrategia tas. El anál isis de cada uno de estos subperíodos debe cen­
para terminar con la dictadura. Las discrepancias se referían trarse entonces a partir de la acción democratacristiana, con
las caracterí ticas ya señaladas, tanto con respecto al gobier­
no como con respecto a otros actores políticos y sociales (fun­
2 Véase capítulo 3, pp. 144-145 y 146.
3 En realidad sólo se produce como novedad durante este período el
damentahnente la izquierda y los movimientos sociales) .
comienzo de reagrupamientos de sectores de derecha fuera del gobierno.
Elementos aislados se habían ido desprendiendo de él, como el general
Leigh, o expresando su oposición a algunos proyectos de la dictadura,
como Hugo Zepeda que anw1ció públicamente que votaría por el NO en
el plebiscito de 1980. La derecha política se reorganiza para apoyar a la
dictadura, pero visualizando su reemplazo, por lo que intentan creciente­
mente tomar distancia de Pinochet y del carácter militar de la dictadura.
Véase capítulo anterior.
174 HILE: Pi\RTIO 1' LfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADUkl\, 1 70- '1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y L/\ DICTADURA DE l'INOCHET 1 75

al ianza con las fuerzas armadas, en la cual ellas garantizaran


la exclusión de la izquierda, posibilitando así la realización
5.2 AÑOS 1973-1 977: LA PARTICIPACIÓN SUBORDIN A DA del proyecto fracasado d urante el gobierno de Frei\ a partir
DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA EN EL BLOQUE DE de una reconstrucción del sistema político "normalizado"
APOYO A LA DICTADURA por la derrota militar y política de la izquierda. Las condi­
ciones para esto par cían inmejorables d urante los últimos
Al sumarse a los vencedores de sep tiembre de 1 973, la ac­ meses de 1 973: la izquierda fuera de la ley y la derecha
ción democratacristiana se basaba en dos supuestos que autodisu l ta d j aban a la Democracia Cristiana como el
probaron ser falsos: a) la neutra lidad de las fuerzas armadas único partido político importante en condiciones de articu­
como actor político, y b) la pos ibilidad de una restauración lar una r stauración en la que subordinara ideológicamente
a corto plazo del sistema político on excl usión de, por lo a los s tores populares y asumiera la representación políti­
menos, una parte importante de l as fuerzas que apoyaban al ca de l a clases dominantes. Sin embargo, esta aparente
gobierno de la Unidad Popular. Ambos supuestos están re­ ventaja de l os democratacristianos ocultaba su verdadera
lacionados; el primero es condición del segundo. Es decir, la debilidad en esa situación: eran el único partido político
restauración del sistema político anterior (con cualquier porque el istema de partidos, pieza clave del sistema polí­
número de modificaciones) suponía que la acción armada tico an terior, había desaparecido prácticamente. Si ellos se
operaba "neutralmente" y no como parte de un proyecto de veían a sí mismos como una opción de articulación del
demolición del sistema político y su reemplazo por otro de apoyo so ial al gobierno militar dentro de un proyecto res­
naturaleza distinta. Sin embargo, percibir esto último era taurador, la dictadura los veía como el último obstáculo para
imposible para los democratacristianos que basaban sus emprender l a refundación del sistema político chileno sobre
expectativas en la evaluación que los colo aba, sin duda, bases autoritarias, en las que los partidos políticos, si llegaran
como la principal fuerza de opo ici n den tro del sistema a caber, desempeñarían un papel que sería subordinadoS.
institucional. Para el los el p rob lema tribaba en que el con­ La mayor participación democratacristiana en el gobier­
junto de esa oposición quedó ubord i n.ado dentro de una no, en las condiciones creadas por el golpe de Estado, impli­
oposición ajena al sistema político, de la ual formaban parte caba la disol ución del partido mismo en un bloque político
las fuerzas armadas dirigidas por Pinochet actuando como
aparato del Estado. Al renunciar a la defensa del sistema
4 Ver, Ricardo Yocelevzky, Ln Democracia Cristiana chilena y el gobierno
político-institucional, los democratacristianos renunciaron a
de Eduardo Frei. 1 964- 1970, op. cit.
su hegemonía dentro del bloque de la oposición.
5 Sobre el carácter "funcional" de la dictadura véase Manuel Antonio
Una vez establecido el gobierno militar, la suposición de Garretón, El proceso político chileno. Por otra parte, respecto de la participa­
"neutralidad" de las fuerzas armadas hace que los democra­ ción política y su ordenamiento, las leyes respectivas fueron dictadas al
tacristianos definan su estrategia en términos de lograr una final de la dictadura.
1 76 CI-IILJ3: PARTI S r LfTI S, DEMOCRACIA Y DICTADUI(A. 1970- 1990 LA DEMO PA lA RISTlANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 1 77

cuyo modelo organizativo no estaba clarament finido. ninguna organización como tal, que
Las di tintas tendencias ideológicas que se pued -n di tin­ sistema político destruido, y en la
guir entre los que apoyaban a la dictadura, actuaban d-n tro r t ido estaba siendo sometido a una erosión
del gobierno por medio de cuadros individuales que pugna­ en la coopte i n d sus cuadros por la dictadura que buscaba
ban por ocupar posiciones en el aparato administrativo o debilitad , v ntualmente, disolverlo en un bloque que la
como asesores de los ejecutivos militares. La crudeza de apoyar . tra parte, las perspectivas de conservar su
estas conexiones implicaba que los vencedores sólo estaban client 1 p puJar y de ampliarla a través de su permanencia
preocupados por el reparto del botín y, por lo tanto, la pre­ en ju d 1 cual se habría excluido a la izquierda o, al
ocupación por diseñar canales de pa rticipación política de men a su parte más radical, se debilitaban con la prolon­
sectores sociales subordi nados t nía que postergarse en gación de las condiciones excepcionales (represión y exclu­
tanto la acción represiva bastara para man tenerlos excluidos sión ocial y política) que amenazaban con hacerse "norma­
de ella6. les" y a cuyos responsables aparecían asociados.
La cuestión de la restauración política, la reapertura de Esta situación incómoda presentaba pocas salidas posi­
un juego partidario, con limitaciones que les permitieran bles. Aceptar la estrategia de la dictadura y subordinarse .
aprovechar su aparente ventaja, todo lo cual implicaba aún más a ella significaba la desaparición del partido y sus
reapertura de la participación social y política de sectores intereses políticos, lo cual parece imposible, incluso si éste
medios y populares que se convirtieran en su clientela, hubiera quedado reducido al sector todavía minoritario que
apareció para los democratacristianos como una cuestión rechazó el golpe de Estado. Por otra parte, denunciar los
crucial, puesto que la prolongación de las condiciones im­ propósitos de la dictadura implicaba tomar conciencia del
puestas por el golpe jugaba doblemente en contra de sus papel que objetivamente había jugado la Democracia Cris­
intereses políticos debido a que aparecían asociados con la tiana en la oposición al gobierno de la Unidad Popular y en
dictadura militar. Por otra part , su parti ipa i n n el gobier­ su derrocamiento (reconociendo, de paso, que la única op­
no era aceptada sólo a travé d uadr que, como indivi­ ción real para la preservación del sistema institucional ha­
duos, ocuparan cargos ad mini trativo , J ual significaba, en bría sido una alianza del PDC con el gobierno de Allende).
teoría, que la dictadura no estaba dispue ta a tomar en cuenta Esto, a su vez, habría implicado asumir la posición de la
tendencia minoritaria dentro del partido y ubicarse, súbita­
6 Es importante notar que, de entre los c u ad J'OS de la "nueva derecha" mente, en la oposición a la dictadura en un momento en que
que alcanzaron notoriedad durante el gobierno de la U nidad Popular, los las propias bases del partido no hubieran seguido esa direc­
que aspiraban al papel de líderes, como Pablo .Rodríguez, se vieron pos­
ción.
tergados dmante la dictadura por los "ideólogo " como Jaime Guzmán.
Como manera de evitar esta disyuntiva poco conforta­
Quienes buscaron ser "concesionarios" de la organización política del apoyo
a la dictadura, o a la persona del dictador, no lograron que su proyecto ble, el PDC adoptó el supuesto explícito de la neutralidad de
despegara. Véanse los dos capítulos anteriores. la actuación política de las fuerzas armadas. Según la visión


1 78 CHILE: I'ARTII POLfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1�70- 1990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICfADURA DE PINOCHET 1 79

que prop usieron, la acción de la dictadura ob- d distinto al de la dictadura sin obligar a sus bases a optar por
resolución de un conflicto ideológico entre los el m ntos uno u otro. La crítica a la acción del gobierno establece desde
civiles que la apoyaban y en el cual resultaban vict riosos este momento inicial tre líneas a lo largo de las cuales habrá
los sectores más reaccionarios en lo político y vorace n lo de desarrollarse en lo ucesivo: la política económica, los
económico. Ante esta situación, en la que se autodefinían derechos humano y l a reconstrucción del sistema político.
como perdedores en el conflicto ideológico entre civiles, los Sin embargo, e ta l íneas de argumentación crítica tienen
democratacristianos apelaban a la Junta Militar, y a su cabe­ diferentes d a rrol las entre sí, y también limitaciones comu­
za, Pinochet, intentando hacer ver que la política económica nes, que e pr iso aclarar con el fin de justificar la perio­
del gobierno, la represión y las consecuencias políticas de dización pr puesta como modo de análisis de la evolución
ambos tipos de acción hacían d i fíci l una restauración del del pr ye to democratacristiano bajo la dictadura.
sistema político, lo c u a l p a recía irra i o n a l desde el punto de E ta t res líneas de desarrollo de la crítica democrata­
vista de quienes, como el PD esta b a n i n .teresados en capi­
, cris t i a n a a la dirección de la dictadura tienen en común el
talizar el apoyo pop ular disponible luego de la reciente de­ no cue tionar el origen de ésta. Es decir, la legitimidad del
rrota de la izquierda. La irracionalidad residía para ellos en gobierno no es cuestionada por su relación con el sistema ·
que la prolongación de las condiciones creadas por el golpe insti tucional destruido sino por las consecuencias posibles
de Estado, en lugar de permitir esa capitalización de apoyo de la prolongación de la situación definida por su presencia.
en una apertura política restauradora, fortalecerían las posi­ Éste es l pLmto central para la comprensión de las caracterís­
ciones más extremistas de oposición, las cuales, por fuerza, ticas del proyecto democratacristiano de reconstrucción8• Sin
deberían desarrollarse en condiciones de clandestinidad que embargo, en este momento interesa destacar que esta limi­
contribuirían a reforzar su radicalismo7• tación en .la crítica propi amente política de la dictadura
Todo este supuesto malentendido permite a l a Democra­
cia Cristiana establecer s u di tan ia política con respecto a
8 "Comprendemos la necesidad de una labor de saneamiento moral,
la dictadura sin verse m p ujada a .la opo i ión. E una forma
económico y político frente a la crisis a la que el país había llegado [ . . . ]
de definir su identidad en término d p royecto político
tal labor, aunque por su naturaleza no puede prolongarse indefinidamente,
necesita tiempo. Sería un error constreñirlo a un plazo muy breve. [ . . . ]
7
"Estamos convencidos de que la inactividad absoluta de los sectores Nuestra historia muestra otros períodos análogos al actual, como el de
democráticos facilita la acción clandestina de los grupos marxistas. Sin Portales o el primer mandato del Presidente Ibáñez, que permitieron a
orientación emanada de sus dirigentes, nuestras ba es militantes y simpa­ Chile reeencontrar el camino de la institucionalidad democrática y de su
tizantes quedaban a merced de los rumores, enga.ñ.os y aun infiltraciones progreso". Carta de Aylwin y Olguín ya citada. Es de notarse que la dic­
de que pueden ser objeto". Carta de P rtricio Aylwin, presidente nacional tadura de Ibáñez se les transformó en "primer mandato" y que las dicta­
del PDC, y Osvaldo Olguín, primer vicepresidente, al general Augusto duras "permitieron" lo que siguió, como si en el derrocamiento de lbáñez
Pinochet, 18 de enero de 1 974, difundida en el exterior en febrero de ese en 1931 no estuviera uno de los antecedentes más remotos de la Democra­
mismo año. cia Cristiana.
180 C H I LE: PARTID 1' Lf' n OS, DEMOCRACJA Y DICTADURA. l 97U- 1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIA NA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 181

determi na limi taciones en los otros dos aspecto e define como la venganza de los sectores económicamente
ma crítica (los derechos humanos y la política e poderosos que buscan, con voracidad, recuperar lo perdido
Es necesario subrayar que lo que explica la cohesión y per­ durante el período ant rior y que, al deteriorar las condicio­
sistencia del PDC es la claridad con la que sus cuadr d iri­ nes de vida de lo tores populares, dificultan un retorno
gentes perciben su interés político común y cómo intentan rápido a la n rmal idad puesto que las demandas de estos
estructurarlo en un proyecto. Es por lo que su posición fren­ últimos podrían onducirlos a apoyar tendencias de izquier­
te a la dictadura es subordinada; sus intereses políticos los da en l u ar de permitir la capitalización de ese apoyo social,
llevaron a apoyar el derrocamiento del gobierno sin plan­ aparen tem nte disponible, por parte de una tendencia mo­
tearse las consecuencias que esto tendría para el conjunto derada como la Democracia Cristiana. (Carta de Aylwin y
del sistema político del cual formaban parte. Ahora, después Olguín ya i tada.)
del golpe de Estado, sus propuesta de reconstrucción del Del mi mo modo, las limitaciones que se observan en la
sistema (corrigiendo los "defecto " qu .habían permitido el crítica ref rida a la situación de los derechos humanos bajo
triunfo de la izquierda en 1970) era una al te rnativa a la dic­ la dictadura reconocen dos fuentes: una es la necesidad
tadura instaurada. Su argumentación, entonces, se centra en impue ta por la posición política de los democratacristianos
afirmar que las condiciones excepcionales que justificaron el de no referirse al golpe de Estado mismo sino a la prolon­
golpe (la presencia del gobierno de la Unidad Popular) ya gación de las medidas represivas en el tiempo9. La otra limi­
no existen más y que, por lo tanto, la prolongación del tación proviene del temor a que esa represión se extendiera
gobierno militar y las condiciones que impone, tanto la re­ indiscriminadamente a los miembros del partido. Esto, ade­
presión como las medidas de política económica, dificultan más de l as consecuencias obvias, habría tenido el efecto de
una vuelta a la "normalidad" que aparece para ellos como empujarlos al campo de la oposición o, al menos, a una
necesaria. situación compartida con la izquierda. Este mismo tipo de
La crítica a la política económica tiene do ti p de limi­ razones puede explicar la moderación con que la dictadura
taciones: la primera, a la qu ya ha h cho referencia,
·
reprimió a algunos democratacristianos. Esto, sin embargo,
proviene de los l ími t s de la crítica p líti a, que conduce a
evaluar las consecuencias de la acción de la dictadura en el
9 Aún después de un año de perpetrado el golpe de Estado, siendo ya
terreno económico solamente en función del proyecto de explícitas las diferencias entre el PDC y la dictadura, los líderes máximos
reconstrucción política. Esta visión obedece también a una del partido, Frei y Aylwin, ponían particular empei1o en justificar el golpe
segunda limitación, propia del primer período de la dicta­ atacando a Allende y a la Unidad Popular. Aylwin lo hacía en su informe
dura, que consiste en que la política económica aparece de­ sobre la situación chilena ante la reunión de ODCA, la organización regional .,
latinoamericana de la Democracia Cristiana, realizada en Curazao entre el
finida más como negación de lo realizado por el gobierno de
24 de agosto y el l O de septiembre de 1974. Por su parte Freí hace lo mismo
la Unidad Popular que como un proyecto de desarrollo eco­ en el prólogo que escribió para el libro de Genaro Arriagada, De La "vía
1,
nómico. De esta manera, lo que se critica es una acción que chilena" a La "vía insurreccional", pp. 9-31, publicado en 1974.
LA DEMOCRA lA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 183
1 82 CI-!ILE: PA RTID POLfTICO , DEMOCRACIA Y DICTADUlZ/\, 1< 70- 1990

producía una situación ambigua en la que lo d m crata­ momento se ejerció en forma tal que se le pudiera imputar
cristianos a parecían defendiendo los derechos l u .manos, la finalidad de eliminar a la organización o, siquiera, impe­
pero siempre a partir de casos que afectaban a su mi m­ dir el funcionamiento d- us órganos directivos máximos.
La explicación de esto encuentra no tanto en la subordi­
bros, los cuales no constituían las mayores transgresi n- de
la dictadura en este terreno, por lo que la protesta dem ra­ nación política de la D mocracia Cristiana sino en la impor­
tacristiana podía aparecer hasta ridíc ula en algunas ocasio­ tancia que la parti ip i n de sus bases y s u clientela tenía
nes10. en el bloque ocial qu a poyaba a la dictadura. Los objetivos
Las limitaciones con que la d ictadura reprimió a la De­ del gobierno militar con respecto al PDC eran de eliminación
mocracia Cristiana son un corre] ato de la ambigüedad de las de su estructura a través de la absorción de sus bases en su
relaciones entre las dos. La r p re i ón afectó fundamental­ bloque social de apoyo al gobierno y de sus cuadros en el
mente a los firmantes de la d l a ración q ue condenaba al bloque político correspondiente. Sin embargo, la subordina­
golpe y, más tarde, se d i rigió a controlar los medios de di­ ción a que los democratacristianos se habían reducido en el
fusión de propiedad o a disposición del partido n . En ningún bloque opositor al gobierno de la Unidad Popular no garan­
tizaba la obtención de estos objetivos, puesto que la natura­
leza misma del partido y su existencia dependían del sistema
10 Carta de Claudia Orrego al general Pinochet, fechada el 31 de marzo
político anterior a 1973. Por lo tanto, la verdadera naturaleza
de 1975. En ella se queja por la destrucción de un libro suyo, en proceso
de impresión, efectuada por personal del gobierno el 27 de marzo de ese
del golpe no podía ser explicada sin empujar a los democra­
mismo año. Toda su parrafada acerca de la libertad de expresión no puede tacristianos al campo de la oposición. Objetivamente, el golpe
sino sonar ridícula en quien hasta entonces había guardado un silencio buscó destruir el istema pol ítico, pero para conformar el
cómplice acerca de todos los a tropellos a los derechos humanos perpetra­
dos por la dictadura . El texto íntegro de la carta fue publicado en Chile­
medios de comunicación masiva controlados por los democratacristianos,
América, No 8-9, Roma, 1 975, pp. 73-74.
11 o en los que éstos influían, los principales hechos son los siguientes: el 2 1
La acción represiva en contra d dirigentes democra tacristianos tuvo
d e febrero de 1 974 dejó d e publicarse e l diario La Prensa, debido a dificul­
como pw1to culrninantes los siguientes: 1 7 de septiembre de 1974, primera
tades económicas; en noviembre de 1975 fue clausurada indefinidamente
detención de Claudia Huepe; 7 de octubre d 1 974, se prohíbe el regreso
la revista teórica del PDC, Política y Espíritu; en marzo de 1976 fue
al país de Bernardo Leighton; 1 5 de octubre d 1 974, segunda detención
clausurada por seis días (por cuarta ocasión) Radio Balmaceda; a fines de
de Claudia Huepe, que es expulsado finalmente del país el 12 de febrero
ese mismo mes fue requisada la edición No 2121 de la revista Ercilla, toda­
de 1975; 26 de noviembre de 1 974, detención y expulsión del país de Renán
vía bajo el control de los democratacristianos en ese tiempo; también en
Fuentealba; 6 de octubre de 1 975, a tentado en Roma contra Bernardo
1976 fue relegado a Putre el director de Radio Balmaceda, Belisario Velasco.
Leighton; 6 de agosto de 1 976, detención y expulsión del país de Jaime
A todo esto hay que agregar la razzia efectuada en el Canal 13 de tele­
Castillo Velasco; 17 de octubre de 1980, se prohíbe el regreso al país de
visión, propiedad de la Universidad Católica, por el rector delegado, Al­ •
Andrés Zaldívar. A esto hay que agregar el a utoexilio de Radomiro Tomic,
mirante en retiro Sweet, entre el 18 y 29 de marzo de 1 974, en la cual
que parece razonable en vista de los ataques a su persona en la prensa
fueron expulsados de su trabajo en ese canal numerosos democratacristia­
partidaria de la dictadura. Es notable que hasta 1976 los afectados son
nos.Véase Chile-América, varios números, Roma, 1 975 y 1976.
todos firmantes de la declaración que rechazaba el golpe. En cuanto a los
184 I I I L!l: PA RTII P LIT! OS, DEMOCRACIA Y DICTAD R;\, 1970- 1990 LA DEMOCRA lA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 1 85

ial y político que lo apoyó se presen t rn una E l éxito del gobierno mi li tar en este enfrentamiento ideo­
r a i n al gobierno de Allende y su programa. Ah r , des- lógico es difícil de evaluar. in mbargo, al parecer su propia
de i nstaurado el gobierno militar, la meta estra t i a e evaluación fue satisfactoria puesto que en 1977 decidió eli­
d plaza desde el objetivo de "restaurar la norm l idad " minar del bloque políti lo democratacristianos a través
( ompartido por los democratacristianos) a "elimi n r la de un decreto que p r h i bía todos los partidos políticos "en
condiciones que hicieron posible el gobierno de la Unidad receso" desde el Jp d E tado. En los hechos, éste sólo
Popular", el cual significa, para los democratacristianos, afectaba al PD L r z n
. xplíc i tas de esta medida apun­
restauración del sistema a corto pl azo con exclusión de l a tan hacia el obj tiv d sumar al PDC a l bloque "enemigo", a
izquierda o parte de ella, m i entra que para l a s fuerzas ar­ los "políti o " on conexiones internacionales que actúan en
madas y los sectores sociales q ue p redominan en el gobierno contra de la naci ón representada por el gobierno militar13.
significa destrucción del conj unt d el sistema político exis­
tente hasta 1973 y, en particu lar, J i m inación del sistema de
partidos12• 5.3 AÑOS 1977-1980: LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA

Para hacer explícito su verda ·


POLÍTICA Y LA RECUPERACIÓN DE LAS BASES

tenía que estar seguro de que la Cristiana no


abandonaría el bloque social d a p y u a l sólo era Para los democratacristianos, el verse expulsados del bloque
posible a partir de la neutralización d u a 1 n n 1 n ivel político de gobierno representaba un conjunto de nuevos
político. Para esto se buscó neutra l i z r 1 n1 d i de d i fu- problemas y una redefinición de la ambigüedad de su posi­
sión en manos de los democratacri t n J m i mo tiempo ción (que no su eliminación). La acción del gobierno plan­
que se los enfrentaba en el terreno ide 1 i P o a poco los .
teaba preguntas tanto acerca de su propia significación como
"enemigos" en la retórica oficial d jar n de er los "marxis­ de las razones o cálculos que habían conducido a ella.
tas" para ser los "políticos" en gen ral¡ i la imagen de la En cuanto a la significación del hecho político mismo,
"normalidad" perdida que pretendían d i fund i r los democra­ parecía plausible interpretar el poner fuera de la ley a la
tacristianos era la del período de gobi rno de Frei, éste pasó
a ser identificado con las causas del ascenso de los marxistas 13 En su discurso de celebración del tercer aniversario del golpe de
al poder en 1970. Estado, el 11 de sep tiembre de 1976, Pinochet anunciaba "que el gobierno
ha resuelto reglamentar drásticamente el receso partidista". Que en la
"nueva institucionalidad" tendría que quedar "muy en claro que los par­
12 tidos políticos tradicionales, hoy en receso, no tendrían ni podrán tener
La primera expresión prográmatica que explicita la intención de
cabida, porque sus estructuras, dirigentes, hábitos y mentalidad se confor­
refundar completamente el sistema políhco fue ia "Declaración de Princi­
pios" de la Junta Militar del 11 de marzo de 1 974. Un primer calendario maron bajo la inspiración de un régimen institucional que ya murió defi­
para la realización de este propósito está en el discurso pronunciado por nitivamente". (Chile-América, No 22-23-24, Roma, agosto-septiembre-octu­
Pinochet el 19 de julio de 1977 en el cerro Chacarillas. bre de 1976, p . 69).
¡ ,

186 H ILE: PARTID ' P L(TI O , DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 971J. I990 LA DEMOCRA lA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 1 87

Dem ra i frente
ri tiana como una reacción del gobi rn tiempo conservar el bloque so ial de apoyo. En este sentido,
a 1 rfti a a su gestión provenientes de ese parll . Sin la presencia de la Demacra ia Cristiana, aunque fuera como
- mb rgo, las limitaciones de esas críticas, a las qu ya no partido en "receso", era el ú l t i mo eslabón que unía a la dicta­
h- mo referido, no parecían justificar la aparente d u reza d dura con el sis tema p lítico destruido y que permitía inter­
la decisión. Por otra parte, la justificación que el gobi rno pretar los propósi to de reestablecimiento de la normalidad
ofrece en términos de la participación de los democratacri - expresados al momento del golpe como una promesa de
tianos en una conjura internacional contra Chile y su gobier­ restauración de ese sistema. Si se imputa esta significación
no, tiene efectos distintos en el país y en el exterior. En el a la decisión tomada, ésta parece obedecer a la necesidad
ámbito nacional, se busca cohe ionar al bloque social que por parte de la dictadura de profundizar su acción en los
apoya a la dictadura como repre entante de la nacionalidad, terrenos de la política económica y del diseño de un nuevo
por oposición a los "político " in crupulosos que no vaci­ sistema político. Por otra parte y en función de esas necesi­
lan en asociarse con fuerzas forá n as para conseguir sus dades, se puede suponer que la decisión de eliminar formal­
objetivos egoístas. En el exteri r el efe to es contrario, pues­ mente al PDC resulta de algún tipo de evaluación que per­
to que la Democracia Cristiana - r.ía manchada por el mite estimar que este hecho no afectará fundamentalmente
apoyo y la justificación del golp d " t d o, lo ual resultaba al apoyo social con que cuenta el gobierno, es decir, que la
incómodo para sus asociados extranj r mo la Democra- separación entre la organización partidaria y sus bases es
cia Cristiana europea). Ahora ap a r rf n v í timas de suficientemente profunda y que el intento de cooptación de
la dictadura, su proyecto como alt rn tiv t a últi ma ( y los cuadros partidarios en forma individual no tiene mucho
no como una variante) y, por lo tant , t r d r d abierta más futuro15• De esta manera, la dictadura militar instalada
solidaridad por parte de gobierno y p a r t i d o afines ideoló­
gicamente14• 15 Entre los cuadros democratacristianos cooptados por la dictadura,
Para la dictadura, esta decisión sign i fi aba expulsar del los más destacados son Juan de Dios Carmona, quien jugó un papel par­
bloque político a un sector crítico, per bu ando al mismo ticularmente ambiguo durante el primer período, tratando de subordinar
al partido a la política de la Junta Militar, antes de abandonarlo defirliti­
vamente, y William Thayer, que aceptó representar a la dictadura ante la
14En los primeros tiempos de la dictadura, los democratacristianos
UNESCO. Ambos luego fueron dirigentes de un movimiento social-cristiano
chilenos trataron muy activamente de justificar el golpe de Estado ante sus
que se ubicó en el bloque de apoyo a la dictadura. Sin embargo, hay
correligionarios de otros países. En esta lú1ea se ubica la carta de Frei a
Mariano Rumor, en noviembre de 1973, la s giras i nternacionales de los muchos democratacristianos que apoyaron a la dictadura más allá de la
dirigentes democratacristianos como Enrique Kra uss, Juan de Dios Carmona posición de su partido. Por ejemplo, entre los políticos chilenos que pro­
y Juan Hamilton, en octubre de 1973. Sin emba rgo, la Democracia Cristiana testaron públicamente contra la condena a la dictadura por sus atropellos
internacional fue cada vez más crítica de la d ictadura, llegando en 1975 a a los derechos humanos, votada por la Asamblea General de las Naciones
la denuncia específica de la represión política que afecta a cuadros interme­ Unidas en 1974, figuraban los siguientes democratacristianos: ex ministros:
dios de la Democracia Cristiana chilena. (Chile-América, N° 8-9, Roma, 1975, Ramón Valdivieso, Carlos Figueroa, Modesto Collado, Eduardo León y
p. 18). Sergio Ossa Pretot; ex senadores: Juan de Dios Carmona (también ex
LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PlNOCI-lET 1 89
1 88 CHILE: PARTID P LfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTAD R/1, 1�70- 1990

en septiembre de 1 973 "bota lastre" y avanza n 1 estruc­ - redefinir sus posiciones. Una alternativa obvia era sumarse
turación del proyecto estratégico que inspiraba a 1 tares a la izquierda y constit uir un bloque político restaurador (o
hegémonicos dentro de la oposición a la Unidad p pula rl6_ un frente antifascista, e m proponían los comunistas). Sin
La victoria golpista se profundiza sumando al campo de embargo, esto no par conveniente a la direcci ón del
los derrotados a la Democracia Cristiana, a la cual no s ne­ partido , y la razon bjetiva s de esta evaluación son im-
cesario destruir, puesto que se ve impedida de actuar sobre portantes para nt nder que el rechazo a una alianza con la
su clientela debido a que el mecanismo que hacía posible esa izquier da n prod ucto de la mala voluntad o el sectaris­
relación (las elecciones) ha desaparecido junto con el sistema mo demo rata ri tiano, sino de la naturaleza social del par­
político destruido. Tampoco puede actuar eficientemente tido y su id logía.
sobre sus bases puesto q ue esa a i ón, que ya era ilegítima Si el pa rtido se encontraba aislado de su base social, que
en las condiciones del re so p I íti , e i lega l a hora. Ade­ perman ía subordinada en el bloque social de apoyo a la
más, esas b ases es t á n i n fl u i d a por u permanencia en el dictad u ra, al asociar se con la izquier da sólo podía profundi­
bloque social de apoyo al gobierno y aisladas de la organi­ zar esa br cha. Esto se debe a que aun cuando la izquier da
zación partidaria por la falta de funcionamiento de esa es­ no pusi ra como condición para establecer esa alianza el que
tructura y por el control de sus medios de difusión por parte los democratacristianos renega ran de su pasado opositor a
de la dictadura. Es otro tipo de victoria el de la dictadura Allend e y de su apoyo al golpe, en los hechos la constitución
sobre la Democracia Cristiana: al gobierno de la Unidad de esa a l ianza habría implica do lo mismo en el terreno ideo­
Popular y a los partidos que lo apoyaban tuvo que destruir­ lógico. Por este camino la Democ racia Cristiana habría pa­
los físicamente, en tanto que a la Democracia Cristiana bas­ sado a ser LULa fuerza importante, pero no hegemónica den­
taba con amenazarla con correr la misma suerte. tro de un bloque opositor constituido sobre la base de esa
Ubicada por iniciativa de la dictadura en el campo de la alianza . Por otra parte, el ubicarse en la misma situación que
oposición política, la Democracia Cristiana se veía obligada la izquier da podía convertirlos en blanco de una represión
semeja nte a la sufrida por ésta y, por último, daría credibi­
lidad a la visión difund ida por la dictadura, de una oposi­
ministro), José M usa lem, A lejandro Lorca, José Foncea, Luis Papic; ex
diputados: Víctor González, Juana Dip, Carlos Garcés, Gustavo Ramírez,
ción única constituida por los "políticos" que buscaban re­
Enrique Krauss (también ex ministro) y Javier Lira Merino (Chile-América, tornar a un pasado que haría posible la repetic ión de la
No 6-7, Roma, 1975, p. 62). A estos políticos hay que agregar algunos de experie ncia del gobierno de la Unidad Popular.
los más destacados tecnócratas ligados al PDC que han colaborado con la Para el PDC, la tarea prioritaria era recuperar la influencia
sobre la base social que quedaba apoyando a la dictadura.
dictadura tales como Raúl Saéz y Jorge Cauas.
16
En el ya citado discurso de Chacaril las (nota 12), Pinochet anunció
un calendario de aplicación de su proyecto de institucionalización. Sobre
Para ello era fundamental definir una identidad política
la importancia de éste, los cambios de planes y el itinerario de la transición propia , que no pudier a ser confundida con la izquier da y
que finalmente se propuso, véanse los dos capítulos anteriores. que no permitiera la extorsión ideológ ica de la dictadura,
1 90 CHI LE: PARTII OS POLfTICOS "
' DEMOCRAClA Y DICTAD RA. 1 970- LA DEMOCRA 11\ RIST!ANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 191
]990

que presentaba al soc iali


sm o como la única alt r n 'u ando estuviera aislada de los sectores a los que repre-
proyecto l7_ . f1 va a su
ntaba o buscaba representar. Por lo demás, las mismas ca­
Este período enmarca los
mayores avances de la d racterísticas señaladas hacían que su futuro y su estrategia
ra en_ la consolidación de i tad u­
sus proyectos, tanto en estuvieran definidas y, con la excepción de la eventualidad
ecm�omtco . el t-rr no
como e n el po lítico, lo qu
e pro dujo, como contra- de la disolución del partido, su importancia asegurada. Tan­
- en 1 as relaci. One
pa rtid a el punto m as ' baJo
', . s entre los pa rti- to la izquierda como la Democracia Cristiana enfrentaban el
do s pohtt cos, en gen era l_ y sus ant
iguas bas es. Este proces problema de mantener vivos a los partidos políticos en
afectó ma, s, obVta . o
mente, a las organizacion
., es de la op osi - ausencia de un sistema político que los articulara entre sí y
cwn, qu e aho ra inc luían
a l a De mo cra cia Cr isti con las fuerzas sociales que representaban. Para la izquierda,
embargo, es necesario sel an a. Sin
íaJ
' ar las for ma s particular dadas las condiciones de clandestinidad impuestas por la
est e pro ces o afectaba a es en qu e
la izq u i erd a, po r u na
par te y a l situación, aparecía como una alternativa "natural" el mode­
d�mocratacristianos po r
.
cnshan�s er� una separa
otr a. Lo q u e p a ra l os de
ción de sus bas es y de su
ocrat :n :� lo de organización, la estrategia y la táctica insurreccionales.
Para la Democracia Cristiana no existía esta alternativa y,
pa ra la Izquierda era un clie ntela,
a de sar tic ulación mucho por lo tanto, se podía sólo concentrar en la crítica intelectual
fun da. La composición ho má s pro­
mogénea de los cuadros de los proyectos que desarrollaba la dictadura y en la ela­
de la D�mocracia Cristia y las bases
na y su unidad constituid boración de alternativas teóricas a éstos.
do r de mtereses políticos a alrede ­
, pre ser vab an su organi Un efecto importante de la desarticulación entre los par­
zación aun
tidos políticos y sus bases durante este período es la autono­
1 7 Reseñando . mía adquirida por los cuadros intelectuales con respecto a sus
_
· · · n d e1 PDC a corruen
la posIcw
zos de 1978' ChL·¡e-A men
senalaba lo siguiente: "A . . . · ·ea
JUICIO del POe, la opm . .. organizaciones. Este proceso, que deberá ser estudiado con
� a zona l1eterogene
. a, hmdada en el tem or,
wn pro-Pin och et se da en
la inercia men tal, la i gnor
an­
minuciosidad algún día, produjo un ámbito ideológico donde
Cia, los preJUIC IOS, los in tere
se sociales y tam bién en .
respecto de todos los p, . .
una fue rte d ece pcw .n los cuadros de la izquierda provenientes de la antigua élite
. . os poi lt¡cos, de los gob
a rtid
a
de las line iern os democráticos y política y de la base social donde se reclutaba ésta, encon­
as extr emi stas de acc ión
p ol ít i c' [ ] Es to, Siem
· · ·
. .
de¡ roe, a fecta a un núm pre en el cnt eno traron formas de actividad semejantes a la de los democra­
ero grande de chi lenos Y la
es a traer1os de nuevo a tare a, por lo tanto'
. los mé todos democrah .
. cos. La Un ida d Po ula tacristianos. En este terreno es importante recordar la discu­
JUega su papel con aquello r
en contra del gobiern _
s que tienen razones par
o. El Partido Demócrata
a estar muy clara ente ; sión de los proyectos de Constitución propuestos por la
pnmero con personas que Cristiano juega el suy o dictadura, emprendida por los juristas de la oposición. Lo
están abiertamente en con
tra' pero tamb'1en
otros que no ¡o esta• n. Esto
último no pue de hacerlo
. con más importante de este desarrollo es que daba a los demo-
. la Unidad popu 1 ar y •
es 1mpos1ble h acer1 o SI e ·
1 roe apareciera compar cratacristianos un campo en el que conservaban la poten-
Veas . tiendo la línea de la ur"
. e "La DemocraCia Cristiana y sus puntos de .
. vis ta acerca de un acu er cialidad de convertirse en el eje de una rearticulación del sis­
do pol ihc. o con la Unidad Pop -
ular", Chile-A mérica No tema de partidos, en la eventualidad de una reactivación
de 1978, p. 80. ' 39-40, enero-febrero
política , en tanto que los intelectuales de la izquierda, al
1 92 CHILE: PARTID S POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970-1990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PJNOCHET 1 93

rechazar la alternativa de construir organizacion revolucio­ t do lo que queda de él, incluyendo muy especi
almente a
naria a partir de lo que quedaba de sus partido , ubica­ la Democracia Cristia na, a presentarse unido como oposi­
ban en un terreno en el que sólo podían quedar ub rdi­ ción al proyecto de Constitución. En la interpretación oficial
nados a la iniciativa ideológica de los democratacristian '8 del triunfo del gobiern o en este plebiscito se expresa la
in­
Este retroceso general de los partidos como organiza i 'n tención y la signif icació n que se le atribuye a estos hecho
s:
se reflejaba también en otros sectores, no sólo entre los in­ dar por eli min.ad a la repres entati vidad de la Democracia
telectuales. Entre los trabajadores tenía como marco el cam­ Cristiana en l bloque social que apoyaba a la dictad ura.
po sindical, donde se intentaba infructuosamente construir
instancias unitarias de organización y donde los partidos
seguían actuando, pero a través de cuadros que, al igual que .4 AÑOS 1980-1 983: LA LUCHA IDEOLÓGICA
los intelectuales, ad q u irían cada vez mayor autonomía res­
EN LA OPOSICIÓN
pecto de sus pa rtidos y d las ideologías de éstos19.
El punto culmi nante de este período es, sin d uda, el El m i m.o resultado del plebis cito contribuyó a ahondar las
plebiscito de 1 980, en el cual P inochet h ace aprobar una ara t - rf ticas del proceso de desarticulación que sufrían los
Constitución y el reglamento de s u entrada paulatina en partid o polític os en general, y la Demo cracia Cristia na
en
vigencia. Legitimó con ello su permanencia en el poder hasta pa rti u l a 1� desde el período anterior. Lo que para la izquie

fines de la década de los ochenta, por lo menos, y por el da habfa pareci do un debilitamiento coyuntural es proye

contenido de la Constitución aprobada, dejó consolidadas las tado ahora como permanente. La formulación teórica e ideo­
bases de la reformulación de todos los mecanismos de re­ lógi a de la si tuación asume la forma de propu estas
de
presentación social y política. El momento elegido para esta análi i ciológ ico en las que se busca la constitución de
confrontación tiene también el sentido de culminación de una actor hi tóricos con movimientos sociale s que sean refrac­
etapa de avance en el proyecto de la dictadura, que hace al tarios a una interpretación en términos clasist as definidos
gobierno sentirse segu ro de poder dar por cancelada la ex­ a
partir de una estruc tura. Desde esos movimientos sociale
periencia histórica del sistema político anterior, empujando s,
se propone la búsqueda de alternativas políticas de demo­
cratización, las cuales requerirían para su desarrollo que
los
1B
partid os políticos no pudier an o no intentaran integrarlos
El Grupo de Estudios Constitucionales, conocido como "Grupo de en
los 24", constituyó el primer caso importante de colaboración abierta de proyectos definidos desde la perspe ctiva de otro tipo de
democratacristianos con algunos izquierdistas y, al mismo tiempo, perso­ análisis20•
neros de la vieja derecha. (Chile-A mérica No 64-65, Roma, junio-septiembre
de 1980, p . 27).
20
19 El movimiento sindical en la fase de ascenso de la dictadura fue Una descripción de estas posiciones y de su relaLión con
lo que
objeto de un estudio muy acucioso por parte de Guillermo Campero y José queda de los partido s se encuentra en el capítulo X, "La oposició
n al régi­
· A. Valenzuela, El movimiento sindical en el régimen militar chileno. 1 973-1981 . rn n mil i tar", del libro de Manuel
Antonio Carretón ya citado.
1

194 CHILE: PARTIDOS POLITICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970- 1 990


) \
f

Aun cuando este tipo de argumentos ap�rece como más 1


importante en la izquierda, la Democracia Cristiana juega 1
un papel fundamental en la producción de ellos. En el con­ t \
junto de las condiciones que provocan este resultado hay '
)
que reconocer que la intensificación de la actividad ideo­
lógica se debe al repliegue general de los partidos y, en es­
pecial, a su desarticulación con respecto a sus bases y clien­
telas. En el campo de la ideología, terreno propio de la
actividad de los cuadros intelectuales, el partido que conser­
va la mayor integridad es la Democracia Cristiana, lo cual
se debe a su misma composición social. Además, la tesis de
la incapacidad de los partidos de la izquierda para expresar
las fuerzas sociales tiene en Chile un origen ligado al PDC.
Por ser éste el período de mayor difusión de la discusión de
este tema entre los intelectuales chilenos parece conveniente
recordar aquí sus orígenes y trayectoria.
Las limitaciones del sistema político chileno para expre­
sar los intereses del conjunto de las fuerzas sociales fueron
percibidas primero por la izquierda, bajo la forma de trabas
a la participación independiente de los campesinos. Sin )
1
embargo, esos partidos no pudieron romper ese dique que
garantizaba la sobrerrepresentación de los partidos de la
derecha. La represión aparecía inmediatamente, desde los
tiempos del Frente Popular, ante cualquier intento de pe­
netración de la izquierda en el campo, o de organización
sindical independiente de los campesinos21.

21
"Los comunistas, como todos los partidos chilenos, mantenían, esen­
cialmente, una organización urbana . Las actividades rurales representaban
un alto riesgo, eran ataques muy expuestos al bastión de la oligarquía

chilena". Brian Loveman, Struggle in th2 Countrysíde: Polítics and Rural Labor
in Chile, 1919-1973, p. 206.

)
LA DEM RA . 1 1\ CPISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 195

l i m itaciones sei'i.aladas
i namiento del sis-

orgánicos e
nt r r pr r t, r i mportantes
de la sociedad, es la teoría de la .r 1' omo lo 1
formuló Vekemans. Su propuesta es camb.i r J i n entre
partido y base social, convirtiendo a la Demo ra i a ri tiana
en la expresión de una alianza de sectores sociale , rgani­
zados en movimientos o frentes que mantuvieran una rela­
ción de clientela con el partido y con un eventual gobierno
de este mismo (la Promoción Popular) .
El fracaso de este proyecto durante el gobierno de Frei
pareció reforzar el sistema de partidos. Sin embargo, la crisis
política de la derecha, al perder el control del voto campe­
i no, hizo aparecer la crítica del sistema de partidos en ese
t r p l íti o. Tra reorganizarse en el Partido Nacional, el
m. am li m v i m i nto al s andrista, reactivar las organi­
z i 1 r t i v a d la bu rguesía y la pequei'i.a b urgue-
(a y fi na J m. nt fra a r n la 1 i n. pr idencial de 1970,
la derecha s planteó de arrollar la opo i ión al gobierno de
la Unidad Popular por medi o de las "organizaciones socia­
les" (juntas de vecinos, gremios, etcétera).
Finalmente, tras la derrota en 1973, la izquierda, o más bien
sus intelectuales, asumen también la crítica de los partidos

22
Al final del período presidencial de Gabriel González Videla (1946-
1952), durante la participación de la Falange Nacional en el llamado "ga­
binete de sensibilidad social", entre 1950 y 1952, dos miembros del partido,
Jorge Rogers y Gastón Saint Jean, diseñaron un proyecto de reforma elec­
toral que fue enviado al Congreso con apoyo del gobierno, aun cuando
más tarde no fue aprobado. Véase George Grayson, El Partido Demócrata
Cristiano chileno, p. 275.
1 96 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. m0- 1990 LA DEMOCRA lA RISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 197

cuestionando su capacidad para permitir el d a rrollo y r ta23. En la d -recha son nacionalistas, gremialistas y otras
articular los movimientos sociales. .d d fascistas. En la Democracia Cristiana se trata
Para cada uno de estos sectores, la articula i n e lo juv ntud, principalmente, y, durante el gobierno de
político y lo social, luego de la l iquidación de los p .r tido , Fr i, la tendencias rebelde y tercerista. En la izquierda de
asumiría formas distintas. Para la Democracia Cristia na e hoy son los mismos cuadros democratacristianos rebeldes y
trataba de una redefinición del papel de los partido -n la terceristas, desprendidos del PDC en 1969 y 1971 para formar
cual ellos, los DC, reemplazarían a l conjunto del sistema de el MAPU y la Izquierda Cristiana, más los cuadros socialistas
partidos como ámbitos de concreción de alianzas sociales, que se les asemejan por composición social, generacional y
pasando así de un sistema multipartidista a un régimen de trayectoria profesional.
partido único o de hegemonía aplastante de un partido. Para Otras formas de crítica al sistema de partidos, que no se
la derecha, en su intento bajo Pinochet de aplicar su proyec­ extiende al partido como modelo orgánico, están represen­
to, la alternativa es la despolitización, l a supresión de los tadas por cuadros políticos de la misma generación de los
sesenta, pero que se adhirieron a alguna forma del "castris­
partidos y el sistema que conformaban, al menos por un
mo" y que proponían alguna variante de la visión "leninis­
largo período, y su eventual reconstrucción sólo en condicio­
ta" del partido. Estas tendencias residían fundamentalmente
nes de subordinación no muy claramente definidas (si cor­
en el MIR, algunas fracciones de los socialistas, además de su
porativos o ideológicos), pero en todo caso, limitando el
influencia tradicional, no asociada al castrismo, en el Partido
espectro ideológico que podrían cubrir a los requerimientos
Comunista24•
de exclusión de la izquierda.
Por su parte, la alternativa a la que apuntan los intelec­
23 Si bien el análisis no es el mismo, la distribución entre las organi­
tuales de izquierda no encuentra formulaciones que vayan zaciones de la izquierda de lo que Carretón describe como matrices de
más allá de los comentarios apologéticos acerca de la social­ acción política "clásica" y "emergente" coincide con la caracterización de
democracia, en sus múltiples variantes, lo cual es demasiado los cuadros que se hace aqui, al menos para este sector. Véase Manuel
Antonio Carretón, op. cit., p. 188.
pobre como para poder ser reseñada.
24 Las comillas del "leninismo" se refieren al lugar que el modelo de
Si la critica a los partidos y al funcionamiento del siste­ partido revolucionario jugó en la discusión ideológica en el Chile de
ma de partidos tal como existía en Chile hasta 1 973, encon­ Pinochet. Hay que recordar que en ella aparecen mezcladas las cuestiones
relacionadas con la estrategia y la táctica de la izquierda y las críticas al
tró formulaciones en todos los sectores políticos, l os porta­
socialismo real, a partir del supuesto que este último es la consecuencia
dores de estas posiciones en cada sector también muestran inevitable de la adopción del leninismo en aquéllas. En esta discusión,
características comunes. En los tres sectore , derecha, Demo­ frente a la ofensiva ideológica socialdemócrata se encuentra una izquierda
replegada en Lma suerte de "ortodoxia" leninista, asumida o imputada.
cracia Cristiana e izquierda, los cuadros que asumen estas
Ambas posiciones son expresiones de la derrota y el "desarme ideológico"
posiciones son intelectuales que buscan s u inserción en la actual de la izquierda clulena. Lo importante en este caso del modelo
élite política profesional a partir de l a década de los leninista es que permite fw1damentar la existencia del "partido", como
198 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADU ilJ\. 1 �70- 1 990 L A DEMOCRACIA CRISTIA N A Y LA DICTADURA D E P!NOCHET 199

Toda esta digresión tiene por finalidad ap r t r al gunos democratacristianos el tipo más "puro" de componente de
elementos que faciliten imputar un sentido a 1 t i v idad esa élite, los interes políticos de estos conjuntos de cuadros
ideológica que se desarrolló en ese período, el m.ayor intelectuales tien n puntos de contacto. El problema es cómo
reflujo de los partidos políticos, y destacar la im rtancia se perciben y mo se canalizan.
que sus resultados tienen para la Democracia Cri han , aun Para lo democratacristianos el modelo partidario es el
cuando ésta no sea evidente a primera vista. Para ha r Jaro único po ible. Su proyecto sigue siendo una redefinición de
esto hay que recordar que la Democracia Cristiana es un las rel acio.n.es entre los demás partidos, sus bases y cliente­
partido de "representantes profesionales", ligados entre sí las, q ue permita reestructurar el sistema de partidos o elimi­
por su interés político común, que busca representar a sec­ narlo, a partir de la preeminencia del propio PDC. Para los
tores sociales a los que no aspira a integrar al partido mismo intelectuales de la izquierda, las posibilidades percibidas
más que en una medida limitada. En este sentido es diferen­ eran dos: por una parte, la reestructuración del sistema de
te a los partidos de la izquierda, en los cuales los sectores partidos que hiciera posible su reinserción en la política
populares no sólo se integraban a la organización misma del como organizaciones y como cuadros individuales y, por
partido sino que podían marcar lím i tes a las posiciones que, otra, la redefinición de sus organizaciones alrededor de una
en teoría, podían asumir los cuadros dirigentes q ue tienen estrategia revolucionaria, la cual sólo podría estar estruc­
una composición social semejante a la de l os democrata­ turada por una política militar que apuntara al derrocamien­
1'
cristianos. Esto es particularmen te i mportan te en el caso del
Partido Socialista25. A l haber estado in tegrados juntos en una \
/'
to de la dictadura26.

misma élite de políticos profesionales, y al expresar los ·) funda la Unidad Popular, en especial el "Programa Básico de Gobierno" y
el "Acuerdo sobre estilo y conducción de la ca mpaüa". Véase capítulo 2.
modelo organizativo, haciendo abstracción de la situación concreta, en el
26Cuando se habla de "ausencia de una politica militar que apuntara al
sentido de su inserción o no en un sistema de partidos. La posición de
derrocamiento de la dictadura", hay que entender que la afirmación es
quienes imputan algw1a forma de "leninismo" a la izquierda chilena está
relativa. De hecho, había dos políticas militares en marcha, pero ambas se
claramente expuesta en l as declaraciones de Ricardo Lagos a Excelsior,
desprendían de consideraciones abstractas y eran más expresión de deseos
México, 6 de enero de 1 984, p p . 1 , 1 6 y J S.
que producto de análisis. Es claro que en la Democracia Cristiana siempre
25 El grado de autonomía de la d i rigen ia d da pe rlido respecto de
existió la disposición para un acuerdo "cupular" con las fuerzas armadas
sus bases y clientelas era, sin duda, va riabJ d u n aso a otTo. Las deter­
minaciones que actuaban en cada w10 de el los era n ta mbi ' n d i s t in t a s, de lo que culminara en un proceso de transición. Por otra parte, una política
cual da un indicio la variabilidad clife ren te de l a vota ión por ada p a r t i do. mi l i tar abstracta se ofrece naturalmente asociada a un modelo de partido
Sin embargo, en la izquierda y aún más en p a r t í ular n tr los socialistas, revol ucionario, ya sea esperando que esta crisis (o alguna otra) descompon­
todo conduce a aceptar como plausible la hipótesi de que, n la si tuación ga a las fuerzas armadas y las debilite (como en Argentina después de la
de 1 970, la subordinación a la Democracia "risti.ru.1, , por ejemplo en una guerra por las Malvinas) o que se comience la construcción de un aparato
alianza de tipo frente populista que apoyara a Ton'l ic, habría r u l tado en u n armado autónomo que, a largo plazo, pudiera desafiar en el terreno estra­
fortalecimiento del POC, por un lado, y d e l a izq uierd a "castrista" por otro. tégico el control que ejercen las fuerzas armadas, posición que siempre fue
A esto parecen obedecer las características de los acuerdo en los que se poco significati.va en el conjunto de la izquierda.
200 CHILE: PARTIDOS POLfTTCOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. I Q70· 1990
LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 201

En medio del reflujo, en 1982, los partido , t rn izados e


' 1 los de 1973. La Democracia Cristiana figura, sin duda,
por los efectos de la derrota de 1973, parecían t J . r hacia n tre los vencedores de 1973, pero su propuesta restauradora

su recomposición en torno a dos ejes. Uno de ell n:r paba e


es derrotada luego en el campo de la dictadura. Sin embar­
a las organizaciones más tradicionales de la izqui r ( o­ go, el sumarla a la oposición, por i niciativa de la dictadura
munistas, algunas fracciones socialistas, el MIR, alguna frac­ (como se ha dicho más arriba), no significa sumarla auto­
ciones de las organizacione originadas en la D m rada máticamente a los derrotados de 1973. En su relación con la
Cristiana e, incluso, los radicales), tras la reivindicación de izquierda, la Democracia Cristiana se ubica en el campo de
su papel como partidos, asum í ndo la necesidad de recons­ los vencedores y, al no aceptar las propuestas de unidad en
truir un sistema de alianzas pa rtidarias, aun cuando éste se un bloque opositor definido por la izquierda, se proponía la
redujera sólo a ellos mismo , p r manteniendo su llamado tarea de asumir el liderazgo de una oposición cuya estrate­
(ya permanente, y tambi n p rma .nentemente rechazado) a gia estuviera definida por el proyecto democratacristiano28.
la Democracia Cristiana par sumara a un bloque Este proyecto tiene una continuidad notable si se le
opositor unitario (frent a n.tif i ta o como se le quisiera observa como el producto de la experiencia del gobierno de
llamar), y, al mismo ti e m p , p t 1 d o, a l menos como Frei, la oposición al gobierno de Allende y la participación
posibilidad teórica, Ja ventu lid d d J u o de la violencia subordinada en el bloque de apoyo a Pinochet. Se trata, en
para derrocar a la dicta d ura (" Llamami n to a la unidad y al esencia, del mismo proyecto de redefinición de las relaciones
combate", México, 21 de m ayo d 1 982, fi rmado por los entre alianzas sociales a partir de la hegemonía del PDC como
partidos Comunista, Socialista-Almeyda, Radical y MJR). El
2� É s t a ha i d o s i e m p re la posición de Zaldívar quien en 1977 concl u ía
otro estaba constituido por la llamada Convergencia Socia­
que era "i m po i b l e la fo r m u l ación de un proyecto h i stórico común de la
lista, que agrupaba a lo más importante de los cuadros in­
Democracia Cristiana y los comu n.istas. Dicho más c l a ra men te, la Demo­
telectuales provenientes de la izquierda que asumían la crí­ cracia Cristiana rechaza una a l i anza o progra mas de gobierno con el Par­
tica a los partidos y proponían la "refundación" de la política tido Comunista Chileno" (Andrés Zaldívar, "La construcción de un nuevo
chilena a partir de los movimientos sociales27• proyecto social es un proceso de transición gradual ", resumen del informe
presentado a l Plenario de la Democracia Cristiana en los primeros meses
Todo lo que parecía irrelevante en tanto actividad polí­
de 1977, véase Chile-América, No 28-29-30, Roma, febrero-marzo-abril de
tica propia de derrotados que constituyen una oposición 1977, p. 198). Unos años más tarde declaraba: "Nosotros como democra­
reducida a la impotencia, cobra sentido si se lo examina tacristianos, si queremos ser consecuentes con nuestra posición y creo que
como una confrontación ideológi a n el campo de la oposi­ lo somos y creo que la directiva en ese sentido cumple y hay un documen­
to de consenso que es claro en ese sentido, nosotros no podemos hacer
ción. Esta oposición está constitu ida por d rrotados, pero no
ninguna acción tendiente a buscar una alianza para l levar a cabo w1 go­
bierno con el Partido Comunista, ni tampoco con n i ngún parti do que,
27 "Nuestra propuesta; unidad y solidaridad frente a la crisis nacio­ como partido, como organización, como proyecto ideológico haya estado
nal", Santiago, 1 de mayo de 1982. Secretariado de la onvergencia Socia­ comprometido con la dictadura". (Andrés Zaldívar, " La otra voz de la oc",
lista (24 Congreso), MAPU, MOC e Izquierda Cristiana. El Mercurio, Santiago, 1 de abril de 1984, p. D3).

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202 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970- 1990 LA DEMOCRA 11\ RISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 203

representante de una alianza social, por sí mism . habían adquirid r pecto de sus organizaciones30 . En lugar
tras un programa de desarrollo económico a se t r popu­ de ver a la D m ra ia Cristiana sumándose a la oposición
lares, como clientela, a sectores de la burguesía, cuy intere­ de izquierda, y de escuchar su acto de contrición por su
ses serían representados por el partido, el cual, a u vez, participación - n la destrucción del sistema político, lo que se
conservaría en sus bases y su cuadros una comp pudo observa r fue a una parte de la izquierda empeñada en
clase media política y tecno rá tica. " aprend r la lección" de la Unidad Popular, propalando las
En la situación de los pri meros años ochenta no parecía crítica al istema político que hizo posible su triunfo y repi­
ni muy posible ni muy fructíf ro para los democratacris­ tiendo, d iez años después, las mismas críticas que la oposi­
tianos el luchar por la repr n tación de alguna parte de la ción golpista hiciera el gobierno de Allende31• É sta es la vic­
burguesía, puesto que ésta, n u conjunto, se encon traba toria ideológica de la Democracia Cristiana en medio de su
involucrada en el apoyo a la d i tad u ra, preocupada por el derrota política . Las consecuencias sólo se harían patentes en
destino de sus intereses econ n1. i s en el nuevo modelo de el período que se inaugura con la jornada nacional de pro­
desarrollo y despolitizada. Sin argo, en el otro frente, el
I testa del 11 de mayo de 1 983.
de los sectores populares, su n u v i t ua ión en la oposición
podía ser aprovechada para nfr n tar el otro obstáculo,
quizás el más i mporta nte, q ue había opue to a la realiza­
ción de su proyecto: la independenci a pol ítica de estos sec­
tores expresada por los partidos marxistas. La tarea concreta
emprendida por los democratacristianos en este período fue
30 Bajo las con d i ciones de l a represi ón los vínculos orgánicos se forta­
el desarme ideológico de la izquierda29.
lecen en la clandesti n _i d ad, pero la mayoría de las bases y la clientela
En esta empresa contaron a su favor con la situación en quedan excluidas de ellos y sólo m a n t i enen una v i nc u l ación ideológica a
que se encontraba la izquierda a partir de su derrota política través de aquellos intelectuales que puedan ocupar los espacios perm.itidos
y militar en 1 973. La tarea fue, entonces, infligirle la única por la dictadura en el terreno cultural, en general, y, muy especialmente
en este caso, el periodismo político. A su vez, los intelectuales han asum.ido
derrota que la dictad ura no es capaz de producir: la derrota
una gran independencia respecto de los partidos ya que, entre otras cosas
ideológica. En tre las cond icione q ue defi nía n la s i tuación de que han ocurrido, su actividad no se desarrolla en instituciones estatales
la izquierda, la más favorable para lo demo ra tacris tianos en las que incluso su situación personal podía depender de los vaivenes
era la desarticulación de lo partido y, n particular, la de la política y, por lo tanto de sus afiliaciones partidarias.
3l
independencia que los in telectua le ( u r erva ideológica) "Sobre todo, entendemos que Allende fracasó en su prem.isa básica",
afirmó Tomás Moulian, w1 científico político de izquierda. "Pensó que
Chile podía ser llevado al socialismo con el apoyo de sola mente 30 por
29 Los primeros en recetar expl íci ta men te i n yecciones masi vas de "euro­ ciento de la población. Ahora entendemos que ningún programa político
comunismo" a la izquierda chilena fueron Genaro Arriagada y Claudio puede tener éxito a menos que una gran mayoría de chilenos lo apoye."
Orrego, véase Leninismo y democracia . (Excelsior, México, 25 de septiembre de 1983, p. 31).

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204 CI-IILE: PAI TIDOS 1 OLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADU RA', '1 970- 1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIAN A Y LA DICTADURA DE PINOCI-!ET 205

Lo que los hechos d 1983 mostraron es, por una parte,


la incapacidad orgán i a de la oposición política para articu­
5.5 AÑOS 1983-1986: LA CRISIS POLÍTICA DE LA l. TJ\ RA lar la protesta d 1 ectores populares y, por otra, la des­
Y LA MOVILIZACIÓN SOCIAL DE LA OPOSICI N composición del bloque social de apoyo a la dictadura, que
proporcionó la ocasión para que la protesta se expresara y
La desarticulación de los partidos, la distancia entr 1 l u ha se extendi era en la sociedad hacia el campo de las clases
ideológica, la política y los procesos sociales, todo lo ual era medias, incluso sectores de la burguesía. Visto así el pro­
observado como retroceso de los partidos en su conj unto y, ceso, lo q ue destaca es la extensión de la protesta más que
en general, como pérdida d e v igencia histórica del partido su i n ten idad. Esto es también confirmado por la debilidad
como modelo orgánico, e rev ló palmariamente en las pri­ orgánica que conduce a los trabajadores del cobre a convocar
meras protestas de 1983. in mbargo, a partir de ellas se a una expresión de protesta más difusa, pero más extensa, al
desarrolla un proc d r ión política, o repolitiza- verse en la imposibilidad de realizar su ya programado paro
ción de la sociedad tiene en tre sus rasgos más nacional en las minas de cobre33• Estas determinaciones del
sobresalientes la rea 1 u q uedaba de los par- mov i miento de protesta son las que le dan las características
tidos, sus fraccion. aparición de nuevas más sobresalientes, que constituyen los temas centrales de
organizaciones q ue a p i ran al mi mo l: a t u 32. La v ieja élite discusión acerca de él en sus inicios: el espontaneísmo, que lo
política y elementos n uevos que compart n a lgunas de sus caracteriza en general, y la violencia, que establece algunas
características, participaron en una intensa vida política q ue diferencias en tre sus varias expresiones en distintos sectores
desplazó, objetiva y subjetivamente, a la protesta social y se sociales34. Estas imágenes ideológicas de las protestas, a su
canalizó en la líneas de creación, consolidación y desarrollo vez, son un b uen p un to de referencia para evaluar el sentido
de estructuras partidistas y en su articulación en bloques, de tres procesos que, corriendo paralelos, caracterizan la
tanto en el gobierno como en la oposición.

33 La Confederación de Trabajadores del Cobre acordó el 21 de abril


32 Después de un afi o de i n. i c i ado el proceso de reactivación política, de 1983, en su Congreso Extraordinario realizado en Punta de Tralca, lla­
El Mercurio co n s ign aba a los siguientes como los actores más significativos: mar a un "PARO NACIONAL DEL PAÍS de 24 horas, destinado a protestar
ALIANZA DEMOCRÁTICA ( De mocra cia Cristiana, Social Democracia, Partido contra la legislación laboral y la política económica y social imperantes".
Radical, Derecha Republ i c a na , Pa r t i d o Socialista, MAPU, MAPU-OC, Grupo El paro no pudo ser acordado en Chuquicamata ni en tres sindicatos de El
por la Convergencia, M ov i rn i en t o de Convergenci a Universitaria), GRUPO Ten iente controlados por el oficialismo ni en el sindicato profesional de la
DE LOS OCHO (Unión Nacional, U n i ón Demócrata Independiente, Partido zona andina, q ue dirigía el vicepresidente en la CTC. ("Chile: lntinerario de
Nacional, Social Cristianismo, Demo racia Ra ical, Movimiento de Acción la protesta nacional", Convergencia, No 9, México, julio de 1 983, pp. 37-38).
Nacional, Talleres Socialistas Democrático , PADENA) y MOVIMIENTO DEMO­ 34 Una descri pción m uy ac uc i osa de la p r i m era protesta, en la que se
CRÁTICO POPULAR (Partido Comun.i ta, Partido Social ista Almeydista, MLR). destaca e intenta evaluar la i mporta n c i a de estos rasgos, se encuentra en
(El Mercurio, Santiago, 1 7 de junio de 1 984, p. 01 ). el Informe Mensual de Coyuntura Política, No 35, San tiago, mayo de 1983.
206 CI-I I LE: PARTIDOS POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADU IZA. 1 '170- 1 990 LA DEMOCRA lA RJSTLANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 207

política chi lena a partir de mayo de 1983: la pol i l iz ción de ocia! a la dictad ura e descomponía naturalmente a través
la protesta, primero, y, estrechamente vinculad J l o, la de los cauces rp rativos que habían concentrado la repre­
conformación de bloques políticos en la oposición, mp ues­ sentación pol í t i a de la burguesía desde la crisis de sus
tos (o descompuestos) en un proceso acelerado d r ns­ partidos tra .i i 1 ales. Los niveles de radicalización posible
trucción de partidos políticos. Por último, los int nto de dentro de m.odelo orgánico alcanzaron sus límites (entre
recomposición del bloque de apoyo a la dictadu ra, proceso los cam i n r , productores de trigo, comerciantes, etc.)
que se expresa en la política de gobierno militar, pero tam­ mientra , al ompás de la crisis económica, se comenzaba a
bién en una politización de su partidarios que tiende hacia prod u ir una reactivación de la élite política36.
la estructuración de partidos o mbriones de ellos35. Exami­ L p rote ta de mayo de 1983 rompe esta línea de desarro­
nar estos procesos puede er una buena manera de evaluar l lo, p ro no para interrumpir esos procesos sino para ubicar­
el estado del proyecto d m. ra ta risti ano en la situación los en. otro nivel, en el cual se aceleran considerablemente.
creada a partir de 1983. La convoca toria a la jornada de protesta por parte de la
Si la extensión de l a prot ta y u espontaneísmo están Conf deración de Trabajadores del Cobre tiene un sentido
asociados en el orig n, e por J ba j nivel de articulación complejo. Por un lado, en el ámbito social, el paso de los
política de las manifestaci one d d ontento social que se sectores populares a la vanguardia en la expresión de un
observaba en los ai'\.os de 1977 a 1983. Sin embargo, el cam­ descontento que en el campo de la burguesía y las clases
bio en la correlación de fuerzas sociales que l a protesta de med i a no s uperaba sus limitaciones ideológicas y orgánicas
1983 significa debía buscar canales de expresión que con­ de manera que p udiera extenderse. Son los sectores popula­
sideraran este cambio y, frente al proyecto despolitizador de res los que pueden s umar a otros de las clases medias e,
la dictadura, la politización de la oposición es una forma de incluso, de l a burguesía, a su movimiento, pero no a la in­
avanzar en la formulación de alternativas. Desde este punto versa. Sin embargo, el carácter generalizado de las protestas
de vista, el desarrollo de las protestas, tal como ocurrió, pue­ está definido, en los hechos, por la presencia de aquellos
de ser considerado "natural". Si la extensión de la protesta sectores que provienen del bloque social de apoyo a la dic­
"estalla" en mayo de 1983, los rasgos que asum.e su desarrollo tadura. Por otra parte, la misma convocatoria tiene un carác­
pueden ser rastreados a ntes de esa fecha. Por una parte, tal ter indudablemente político, aunque ambiguo; los dirigentes
como ya se dijo, esta ex tensión encuentra u fundamento en sindicales, a pesar de la desarticulación de los partidos, tie­
la descomposición del bloque ocia! de apoyo a la dictadura, nen afiliaciones todavía identificables y, en este sentido, la
pero por otra, las formas orgánicas q ue canal i zaban esa des­
composición no permitían desencadenar un proceso político 36 Este proceso se encuentra registrado en los informes mensuales del

de las dimensiones del que rovocó l a protesta. El apoyo Taller de Análisis Pol ítico. En particular, el paso del modelo corporativo a
la reactivación de los partidos, detectado a través de los primeros intentos
de refundar el Partido Nacional, se puede ver en Informe Mensual de Co­
35 Véase el capítulo anterior. yuntura Política, No 30 y 31, diciembre de 1982 y enero de 1983.
208 1-fiLE: PARTID 1 OLfTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1970- 1990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 209

convocatoria de los trabajadores del cobre impl i una par­ L Si la espontaneidad y la xtensión de la protesta indica­
ticipación unitaria, aun cuando sea en una r , n i zacwn ban el grado de desarticu l a i 'n entre lo político y lo social
corpora tiva, de los democratacristianos y la izq u i r Por alcanzado como efecto d la aplicación de los proyectos de
último, a pesar de ese mismo contenido políti las la dictadura, la vari d de expresiones de la protesta, en
clases medias y la burguesía, los trabajadores del re- particular los act d violencia y su distribución social,
presentaban todavía al sector obrero que los acompañó en la indicada por su di tribu ión espacial, hacían notar que no se
"
oposición a la Unidad Popular37• trataba de un .rn v i mien to social" indiferenciado y que
El proceso de politización de la protesta avanzó desde la tampoco la d a rt i u laci ón de los partidos con respecto a
reactivación del personal di rig nt de los partidos hacia la sus ba ial , n particular los de izquierda, era tan
reactivación, reconstrucción f rmación de organizaciones profu nda com para u poner que la Democracia Cristiana se
políticas. En este terreno toma v ntaja la Democracia Cris­ montaba en la prote ta l lenando un vacío político absoluto,
tiana que, por su omp i i n y p r las ca racterísticas de su tanto en el sentido ideológico como en el orgánico39. Para
proyecto, se convi r t d i n rn d i to en e l eje de dos proce­ coincidir la imagen que se deseaba proyectar y la acción que,
sos: primero, de la r a tiva i n la v i ja l i te pol ítica y su en supuesta consecuencia, emprendía en ese proceso el PDC,
agrupamiento en Jo qu podrfa l lega r a r un embrión de era necesario efectuar algunos recortes en los contenidos
un sistema de partidos pol íticos r constru ido de acuerdo con políticos y también en las expresiones "espontáneas" de la
los lineamientos del proyecto democratacristiano, la Alianza protesta social. Sin embargo, esto planteaba algunos dilemas
Democrática, y, segundo de la politización de esta protesta, a los democratacristianos.
como medio de rearticular la representatividad social de esa Presen tarse como una alternativa democrática le ponía
élite reactivada y, en particular, del propio PDC. Para lograr como tarea a la Democracia Cristiana conservar la extensión
esto parecía bastar el que los democratacristianos asumieran de la protesta en el terreno de los sec tores sociales que ha­
nominalmente la responsabilidad de encabezar un movi­ bían apoyado a la dictadura, pero, por otra parte, también
miento "espontáneamente". Esto fue lo que hicieron a partir implicaba controlar las expresiones más violentas de la pro­
de juli o de 1 983. Sin embargo, esta forma de poli tización de testa entre sectores populares y grupos sociales radicalizados
la protesta reveló, en us limitaciones, la complejidad del
proceso38. 39 Por ejemplo, la distribución de las acciones en Santiago y los grados
de violencia involucrados en ellas d urante la protesta del 14 de junio de
37 Todo lo ambiguo de la sign i fi a ión d los t rabajadores d e l cobre se 1 983 dan la i m p resió n de que, a pesar del tiempo transcu rrido y de los
refleja en los problemas i n tern os que en la CTC pr ecl i ero n al ascenso de indudables cambios e n la soci edad chilena, hay elemen tos políticos que
Seguel al liderato y al llamado a la p r i :11 r jorna a ele protesta. (Véase un tienen una permanencia mayor de la que se le suele atribuir. No sólo l a
recuento de éstos en Informe Mensual de oy u n t u ra Política, N° 35, pp. 1-3). nostalgia nos l leva a observar l a i m portancia e n esa jornada d e los hechos

3M Sobre esa tercera protesta ver j o r ge Lava ndero, El precio de sostener producidos alrededor d e l "Pedagógico" (sector Macul, Avenida Grecia-Dr.
un sueño, pp. 9 1 -96. Johow). (Hechos Urbanos, No 22, Santiago, j unio d e 1983).
210 CJ-!JLE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACJA Y DICTADURA. l ' 70- 1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 211

(estudiantes). Esta situación constituía para los d m crata­ tratégico el que supone la exclusión de la izquierda. Así,
cristianos uno de aquellos típicos dilemas de las p 1 wnes n tre sus tareas respecto de sus aliados, dio prioridad al
centristas, que nunca han podido resolver satisfactoria men­ tírnulo del desarrollo de tendencias socialdemócratas en la
te. Actuar sobre todos estos sectores de los componen te de izq uierda. Al mismo tiempo, en el terreno de la protesta
la protesta social, le ponía en la situación de tener que r o­ social, debió condenar las manifestaciones de violencia y
nacer que existían otros elementos de articulación políti a . aparecer junto al gobierno frente a la izquierda identificada
En e l terreno d e l a burguesía y las clases medias, tenían con esas manifestaciones. Con esta forma de actuar definió
que competir con el gobierno militar, que se conserva como el ámbito y algunas de las características que asumiría un
instancia de articulación política de esas clases, y con las bloque opositor de izquierda. La decisión democratacristiana
nuevas organizaciones políticas que aspiran a cumplir esa fue construir una alternativa a la dictadura que le dispute el
función. Los democratacristianos contaban para ello con los apoyo social en su propio terreno, antes que una oposición
cuadros de la "vieja derecha" y las organizaciones recons­ unificada que incorporara a los sectores populares con sus
truidas por ellos. Sin embargo, tanto el gobierno como las propias expresiones políticas. El costo de esta toma de po­
nuevas organizaciones que lo apoyan buscan reconstruir el sición estratégica fue, en la visión de algunos democrata- ·

apoyo social a la dictadura a partir de l a condena de la cristianos y analistas cercanos a ellos, un cambio radical en
"violencia" y el "caos" que son presentados como consus­ la forma de actuar del partido: el abandono de la premisa
tanciales con la oposición. Combatir esta imagen implicaba del "camino propio"41•
para los democratacristianos ganar su reconocimiento como El proceso de politización de la protesta se completa con
alternativa " democrática" por parte de la misma dictadura. la conformación de un segundo bloque de oposición. El
É ste fue quizás su máximo logro político en 1983: obtener su Movimiento Democrático Popular (MDP) , cuyo eje es el Par­
credencial de demócratas extendida por la dictadura al acep­ tido Comunista. Al igual que en el caso de la Democracia
tar un diálogo político4°. Cristiana y la Alianza Democrática, lo que posibilita a los
El precio de ese logro se pagó en el terreno de los sec­ comunistas desempeñar un papel tan importante en ese
tores populares. Aquí la Democracia Cristiana debió limitar segundo bloque opositor es la capacidad que demostraron
el espectro de alianzas posibles, lo cual hizo con gusto pues­ para sobrevivir como partido durante la dictadura, tanto en
to que no se trata de una cuestión táctica; es su proyecto el sentido orgánico como en el de conservación de su repre­
sentatividad social. Sin embargo, lo tardío de la conforma­
40
Los logros del diálogo se ubican sólo en su realización. Las reunio­ ción de este bloque indica que el Partido Comunista privile­
nes de Jarpa con la Alianza Democrática tuvieron lugar el 25 de agosto, 5 giaba la posibilidad de conformación de una oposición
de septiembre y 29 de septiembre, siendo cancelado el diálogo por la
Alianza Democrática el 20 de octubre de 1983. En la primera reunión se
solicitó la renuncia de Pinochet, lo cual fue rechazado por Jarpa. En el 41 Para Edgardo Boeninger, la decisión de abrirse a acuerdos especí­
tercer encuentro los opositores sólo pedían que se fijara una agenda. ficos con otras fuerzas data de 1 979, op. cit., p. 299.
212 CJ- I I LE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA 1 ' 70- 1 990 LA DEMOCRA .lA RISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCI-IET 213

unida por sobre la constitución de un reagrupami�r to de la el campo que hiz posible la recomposición partidaria, pero
izquierda exclusivamente. Es el rechazo democr te ri tiano ésta requirió d fil i. iones más precisas que las que admitían
a cualquier alianza con la izquierda, excepto los s t r que la protesta y 1 bl ques mismos. Lo que se produjo fue u n
aspiraban a constituir alguna suerte de socialdem aparente d t y pérdida d e fuerza d e l a protesta, una
que empujó finalmente a los comunistas a unirse a rup s paralizaci n los bloques en el nivel de sus primeras defi-
que, en general, se inclinan hacia la oposición a la d i tadura y u .a intensa vida política "cupular", en la que los
por todos los medios, sin descartar la violencia, pero q ue n rendieron la búsqueda de las fórmulas ideoló­
tampoco habían formulado una política seria al respecto. gica nicas que permitieran la reconstrucción de sus
La politización de la prot ta por medio de dos bloques
de oposición obedeció a varia d- terminantes. Unas provie­ -ntr d la Alianza Democrática, la Democracia Cris­
nen del carácter mismo de 1 pr te ta, tal como se ha seña­ tiana, - n u papel de eje, buscaba la reconstrucción de una
lado, en tanto que otra d -riv n d- los proyectos con que "der l1a emocrática", privilegiando los contactos con la
los partidos pr tend n vin u la r U a . En ese sentido es v ieja d r ha y la constitución de una izquierda democráti­
también defini torio el papel qu ju a 1 proyecto democra­ ca, r a lza ndo la presencia en su bloque de cuadros prove­
tacristiano. Es cl aro qu , omo pa rtid , n podía aspi rar a nient d 1 socialismo. Sin embargo, las relaciones de fuerza
expresar la protesta n toda s u exten ión. Por otra parte, no se d a rrollaron simétricamente. En la derecha, la Alianza
desde antes de la primera protesta, este proyecto se traducía Demo ráti a tuvo como tarea enfrentar los intentos de la
en intentos de reactivación de la vieja élite política, como dictad u ra por recomponer su apoyo, en tanto que en la iz­
paso hacia una recomposición del sistema de partidos en el quierda, el Partido Com u nista fue un eje alrededor del cual
que el papel central de la Democracia Cristiana sería indis­ se reagrupan otras fuerzas.
putable. De esta manera, la conformación de bloques, como El principal logro de la protesta fue, sin duda, expresar
forma de repolitización de la sociedad, es reforzada por la el cambio de la correlación de fuerzas sociales en un proceso
amplitud y complejidad de la protesta. Sin embargo, al ser
los bloques, y fundamen talmente la Alianza Democrática, 42 El problema planteado en cada sector de la élite política reactivada

era, por una parte, el de articular w1 movimiento de masas que no tenia


un medio para reagrupar a l a éli te política y facili tar la re­
formas legítimas de expresión y, por otra, buscar formas que maximizaran
construcción de lo partidos, y al acelerar la protesta el la imagen de su propia representatividad frente a los demás competidores
proceso de repolitización, e prod ujo una i nconsistencia: los dentro d e la clase política.En ausencia de métodos de contrastación de la
bloques fueron una mejor expresión de la protesta en su representati vidad social presw1ta, la participación en bloques i mplicaba un
reconocimiento por pa res en la é l i te pol ítica . La identi ficación del apoyo
extensión y heterogeneidad p ro, dentro de ellos, cada par­
social con los bloque podría haber fac i l i ta d o la movi lización en tanto el
tido debió buscar, para su recons trucción, su propia rearticu­ apoyo a cada partido no se p u d i era med ir. Sin embargo, buena parte del
lación con las bases sociales a las que, en virtud de cualquier estancamiento de los bloques se debió a la prioridad que, en la cúpula,
definición, buscaba representar. Así, los bloques constituyeron tuvo la reconstrucción de cada partido por separado.
214 CI-IILE: PA RT I DOS POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADU RA. 1 970- 1 990 LA DEMOCRA 1/\ CRISTIANA Y LA D ICTADURA DE PINOCHET 215

de repolitización general de la sociedad. Esto r fl ja tam­ El balance d l período muestra que el movimiento pen­
bién en una politización de la dictadura y de la f L rzas que dular realizad p r la Democracia Cristiana rindió frutos
la apoyan43. Si el proyecto de desarrollo económ i , y su estratégicos para los dos sectores principales en que se di­
aplicación exitosa durante un período, profundizar n la des- vidía la cúpula partidaria, y que contribuyeron a determinar
politización general, la crisis económica descompu 1 blo- el papel p r t gón:ico del partido en toda la transición. El
que de apoyo a la dictadura en sectores cuyos int r e liderazg · abriel Valdés permitió, basculando el partido
vieron diferencialmente afectados y que expresaron su pro­ hacia la izquierda, ligarse a la protesta social y atraer al
testa en forma corporativa. Por otra parte, la importancia de Partid ia lista (Briones-Núñez) a una alianza partidaria
las protestas y su rápida politización obligaron al gobierno qu l u ía a los comunistas, rompiendo así la alianza que
a responder en el terreno el ido por la oposición: el terreno expr a la unidad de la clase trabajadora44. El costo ideo-
político. A estas dete r m i n a i nes obedecía la creciente lógi ra a umir el programa opositor más radical (desco-
politización de la a d m i ni t ra i n, pri mero (Jarpa, ministro noci m i n t o de l a Constitución, renuncia d e Pinochet, elec­
del Interior) y de los mini t rio n micos, después (Colla­ cion u na asamblea constituyente), pero, a cambio,
dos y Escobar en Economía y Ha i nda). permitía vincular a esa alianza de partidos con la protesta ·

Para la nueva derecha par ía 1 1 ado el momento de socia L E to empujaba a la izquierda hacia una radicalización
asumir el papel político que hasta enton e les había sido aún mayor, formando una alianza de partidos que represen­
negado bajo la dictadura. Por fin estos cuadros pudieron ta a la t rad ición de izquierda derrotada en el 73 (el MDP) y,
aspirar al papel de líderes y no conformarse con el de asesores poco d pu 's, el comienzo de las acciones de una organiza­
civiles de un gobierno militar, o el de ideólogos aislados cuyo ción armada ( 1 FPMR)45.
único canal de comunicación con la masa era el periodismo. Otro sector de l a Democracia Cristiana, liderado por
Por otra parte, también en el campo de los que apoyan a la Aylwin, vicepresidente del partido en el momento, buscaba
dictadura se reactivaron cuadros de la vieja élite política, acuerdos con la derecha tradicional. El rechazo a las deman­
como los nacionalistas que provienen del Partido Nacional, das de la Alianza Democrática y la cancelación del diálogo
pero también los conservadores. De este modo se constituye con Jarpa dejaron un vacío de actividad política significativa
una franja fronteriza a l rededor de l a vieja derecha donde entre la élite, en el cual las protestas seguían ocurriendo con
compiten, pero también se commlican, la Alianza Democrá­ periodicidad mensual. El quiebre de esta situación se produ­
tica y los distin tos sectores que apoyan a la dictadura. jo en julio de 1 984, en un seminario en el que Francisco
Bulnes, patriarca de la derecha tradicional, expuso su visión
43La politización de la d ictadura misma se observa en la composición
del gabinete que comienza a inciLü r a vi jos pol íticos como Jarpa, Collados
y Escobar, en los ministerios c l a ves. La pol i tización del apoyo a ella se 44 Véanse cap í t u l os 1 y 2.
puede ver en la variedad de organizaciones de derecha, de las cuales las 45 El MDP se forma en octubre de 1983 y el FPMR (Frente Patriótico Manuel
más importantes están mencionadas en el Grupo de los Ocho. Rodríguez) produce el primer "apagón" en diciembre del mismo año.
216 CI-IILE: PA RTID S POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970- 1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 217

de la legiti midad de la Constitución de 198046. posición L fundamental de este período es la separación entre la
expuesta por Patricio Aylwyn como cierre de mismo i i n social y la oposición política. La primera empuja­
semi nario representó el comienzo de la subordina i n la la unidad de las fuerzas opositoras, y su acción
oposición al itinerario de transición diseñado por 1 o- a a la radicalizació n. La segunda, nucleada alrede-
res de Pinochet y, según un comentarista, marcó el r a l DC en el proceso de reconstrucción de los partidos,
mienzo de la transición en Chile47. E n su interv n i n la unidad al poner un límite a la amplitud de la
Aylwin dijo: "Ni yo puedo pretender que el general Pino het u cando aislar a los comunistas. Explícitamente, el
reconozca que su Constitución es ilegítima, ni él puede exi­ ra a la v iolencia "venga de donde venga", como se
girme que yo la reconozca como l gítima. La única ventaja n la consigna. Sin embargo, en esto se confundía la
que él tiene sobre mí, a este r p to, es que esa Constitu­ vi organizaciones como el FPMR con la v iolencia de
ción -me guste o no- está rigi ndo. Este es un hecho de taciones callejeras que implicaban las jornadas
la realidad y que yo aca to"'1s. ta, on lo cual, al final, se cedía frente a la dictadura
La importancia d est he h o ólo apar ce en una mirada -d las negociaciones de Jarpa, pedía poner fin a
retrospectiva. Al mom nt d u rr ü� el PD e taba dominado
por la tendencia má r ana a la alianza on la izquierda, iguiente en el proceso de reconstrucción del
encabezada por Gabriel Va ldés, y mov ili.zado n la tarea de ar tidos, fue el Acuerdo Nacional, una iniciativa
hacerse presente en las protestas, expresión social más amplia a t li a que reunió a un espectro ideológico que
de la oposición. Sin embargo, en las luchas internas en la oc excluía muni ta . Formalmente el acuerdo excluía a
y en las negociaciones con la dictadura, más que resolverse la UDl, · d r ha, la cual pugnaba no sólo por la
t r- m
los conflictos ideológicos o políticos explícitos, se estaba con­ mantenci n. in m i fi a one d la Constitució n sino por la
formando el marco de lo que sería finalmente la transición. aplicación rigurosa de su artículo más cuestionado, el 8°, al
pedir al Tribunal Constitucional el declarar fuera de la ley al
46 La posición de Bulnes era que el programa de la oposición debería MDP. El Acuerdo Nacional cedía ante la dictadura al aceptar
centrarse en la propuesta de reformas a la Consti tución y no en el rechazo el principio de la exclusión de fuerzas políticas como protec­
totai a ella y que Pi noc h e t debería aceptar que su Co ns ti t u c i ón era "refor­
ción de la democracia, sólo que aceptaba esta medida por los
mable". " La o po s i c i ó n democrá tica, por su parte, debiera dejar de hosti­
lizar al Presidente y r co noce r, no la 1 g i t i m i d a cl ele la Constitución del SO,
"actos" de organizaciones antidemocráticas y no por sus prin­
que sería peclirle d emasiad o , ino el hecho d que e tá vigente y de que cipios o ideologías49 . La significación de este acuerdo se limita
es el único marco jurídico que tenemos para realizar In l rn n ició n " . (Subrayado al retroceso ideológico de la oposición política expresada en
de R.Y.) Intervención de Francisco Bulnes en e l Sem i na r i o Una salida políti­
co-constitucional para Chile, p. 1 4 1 .
47 Rafael Otano, Crónica de In transición, p . 2 1. 49 \
El texto del A u. rd . a_
Na ion 1 P ra la Tr: n si c i ón a la Plena Demo­
48 Intervención de Patricio Aylwin e n el seminario ya citado, pp. 1 48- cracia" se publicó �
a rev1sta nuce, ano 3, N 50, del 26 de noviembre
149. al 2 de diciembre de 1985, pp. 23-25.
218 C I -I I LE: 1 A RTI DOS POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTAD R/\ . 1 970- 1 990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE I'INOCHET 219

la éli te, p uesto que Pinochet no aceptó ni siqui r h blar del rnlmistas. Al final, los sucesos del año 1986 fueron los que
asunto con el CardenaJ5°. d pejaron el camino: la protesta n acional convocada por la
Asamblea de la Civilidad enfrentó l a represión más brutal
vis ta hasta en tonces por estas rnov i l izaciones52• Ese mismo
5.6. AÑOS 1986-1990: LA SUBORDINACIÓN DE LA OP año fueron descubiertos los arsenales atribuidos al FPMR, y
HEGEMONIZADA POR EL POC AL DISEÑO DE TRANSI e l 7 d e sep t i e mbre ocurrió el fallido atentado contra
DE LA DICTADURA Pinochet, t do lo cual contribuyó a cancelar la imagen de
viabilidad de una lucha armada y, según algunos, fortaleció
En un primer momento, este fracaso de la oposición nego­ a la di tad ura frente a la oposición que buscaba negociar53•
ciadora pareció fortalecer a la mov i l ización social corno al­ L avances tácticos de Pi.nochet repercutían en la opo­
ternativa. Las estrategias eran v a l uadas en términos de sición y, pa rticularmente, al interior de la DC. A fines de
plazos para el fin de la d i tad u ra. la ramente, Pinochet 1986, i n avances en la estrategia negociadora, y con avances
buscaba l legar al plebi i t n t m p lado para 1988 en los del M 1 n los movimientos sociales, especialmente entre los
artículos transi torios de la on ti t u i n. La oposición busca­ estud i a n t , el Partido Socialista (Núñez), representado por
ba formas de terminar a n te on la di tad u ra . La conforma­ Ricard Lagos, anuncia su retiro de la Alianza Democrática.
ción de la Asa mblea de .la ivi l idad y u D manda de Chile, Esta pr n ia del rs-Núñez, separado del PS-Alrneyda y del
publicada en abril de 19865 1 , buscaba recuperar la iniciativa PC, en una a l i anza hegemonizada por la DC y que incluía
que habían tenido las movilizaciones de 1983. Estaba confor­ hasta la d rha que buscaba distanciarse de Pinochet, era el
mada por las 18 organizaciones sociales más importantes de gran 1 gr d bri 1 Va ld ' como líder del partido. Era la
·

Chile, pero todos sus dirigentes tenían militancia partidista renova i n d 1 P y, al m. i rno tiempo, su subordinación al
conocida, aunque ninguno era dirigente nacional de su par­ proyecto derno ratacristiano. Sin emba rgo, al no producirse
tido. Las demandas eran de tipo socio-económico, pero co­ una unidad de izquierda, la s ubordinación del rs-Núñez a
menzaba estableciendo la incapacidad de la dictadura para la oc se renovó en un nuevo pacto, el Comité por E lecciones
resolverlas por lo que demandaba democracia corno condi­ Libres ( C E L) coordinado por Sergio Malina, que nació el 13
ción previa. de marzo de 198754.
Las estrategias posibles de la oposición le creaban pro­
blemas a sus componente , especialm n te a la oc. La pro­
puesta de unidad del MDP provocó di crepancias en la Alian­ 52 El paro del 2 y 3 de julio, que llevó a la movilización callejera a su
nivel más alto, quedó marcado por el horroroso episodio de dos j óvenes
za Democrática porque s i g n i ficaba u n a a l ianza con los
quemados por una patrulla militar, uno de los cuales murió. Ca vallo et al.,
op. cit., pp. 497-498.
50 Véase capítulo anterior. 53 Rafael Otano, op. cit., pp. 36-37.
51 Separata de la revista Cauce, No 50. 54 Edgardo Boeninger, op . cit . , p. 331 .

(
220 1 l i LE: 1 '1\RT II POL!TICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970-1990 LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LA DICTADURA DE PINOCHET 221

Paral la mente, la subordinación de la oposición a la es­ 1 " rencia de motivación y conducta de los gremios clave
dif
tr t ia de la dictadura se iba imponiendo a través de la d lase med ia, si se compara el proceso actual con los
· ptac ión, a regañadientes, s iempre conflictiva y nunca hechos de octu b re de 1972 y mayo de 1973. En aquella época
mp l e ta, de la legislación política. Desde comienzos de dichos sector se moviliza ron con la firme intención de
1987, en febrero, se abrieron l os nuev i tros electorales, provocar el t rmino del gobierno de la Unidad Popular [ ... ]
y en marzo se promulgó la nueva ley d p rti p l íti os . en tanto la d hoy es esencialmente reivindicacionista, ante
El llamar a sus adherentes y simpatizante a r gistrarse el gobiern qu- habían contribu ido a establecer"57•
como electores y, posteriormente, iniciar los trámites legales Lo qu h. .bría que agregar es que esas movilizaciones
de registro de las organizaciones políticas, fue motivo de e B eninger subordinaron a la oc en un bloque
discusión dentro del PDC, por no mencionar a los socialistas, liderad golpistas,58 y que ahora el peligro era que
debido a la clara percepción por parte de algunos de sus .i n pudiera conducir a la radicaliz ación de los
d irigentes de que estos hechos representaban la aceptación u l a res y evitar la subordin ación a la DC de la
d la onsti tuc ión y su diseño de transición como legítimos. i tora, la izquierda . Más bien, la lección es
La Hn a l t r J i ta, q ue era apoyada por quienes ya "es­ partidos garantiz a el papel central de la
timábam in v i table la r al ización del plebiscito"55 triunfó n esta coyuntura deba subordinarse a la
en l a J unta Na i nal d la D , lebrada el 31 de julio y el d ictadura, puesto que, a cambio, tiene la
2 de agosto de 1 987. Allí se eligió una n ueva directiva en­ posibilid ad d n u tralizar a la izquierd a.
cabezada por Patricio Aylwin como presidente y con Andrés Las di u i n s acerca de la inscripci ón en los registros
Zaldívar, Narciso Irureta y Edgardo Boeninger como vice­ electorale r al P -Alrneyda de sus aliados comunistas
presidentes. La secretaría general fue para Gutenberg Mar­ 1 , la e y el 1 s-Almeyda trabajaron en un

tínez. La vieja DC se reconstruía para subordinarse a la es­ uperó a l a Alianza Democrática y


1 N , qu
trategia de transición de la dictadura y subordinar así a la dio lugar el 2 f- b rero a la formación de la Concertación
izquierda, que debería plegarse pronto a la campaña electo­
ral ya que, en palabras de Aylwin, la movilización "es ac­
tualmente gastar pólvora en gallinazos"56. El carácter y las .

de Partidos p r 1 NO, a la cual se adhirió un total de 1 7
partid � grup menores. Este fue el embrión e r�c�nstruc­
_ _
. de partidos, centrado en las miCiahv
ción d 1 sistema as de

limitaciones de esas movilizaciones sociales eran claras para la oc, e yo presidente, Aylwin, fue designado "vocero" de la
los estrategas de la DC. En una Carta al Partido Demócrata Concertación,59 y que excluyó sólo al PC, al MIR, y a otros
Cristiano, Edgardo Boeninger destacaba, en octubre de 1986, grupos menores de la izquierd a socialist a.

57 Edgardo Boeninger autocitándose, en op. cit., pp. 329-330.


ss
55 lbíd., p. 333. Véase capítulo 2.
56 Rafael Otano, op. cit., p. 52. 59 Edgardo Boeninger, op. cit., p. 338.
222 Cl-IILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADU RA. ! 970- 1 990

El triunfo del NO en el plebiscito suscitó la i dea de que


Aylwin era un candidato na tu ral a la presidencia de la Re­
pública si se conservaba la a l i anza de partidos qu e había
conformado para el pleb i i to. Las objeciones surgieron
dentro de su propio partido, donde Eduardo Freí Ruiz-Tagle
tenía pretensiones y apoyos. L discusión acerca de la nece­
saria renovación generacional LÜ taba los reales cambi os y
continuidades que se podía b rv ar. La DC resurgía como
eje del sistema y sus actuacion ran independientes del
movimiento de la sociedad. La i i nes eran tomadas por
una generación de "operad ore " i b ien procedían de
antes de 1973, nunca habían sid t r p d rosos. De hecho,
una nueva élite, con los mism
nueva cultura política, asumía l
candidatura de Aylwin se i m pu m on n o para ocul-
tar los bochorno os fra ude r alizados en las elecciones in­
ternas del par tido60.
La línea de esta derecha democratacristiana era la de
hacer alianzas con grupos chicos dentro de la gran alianza
por el NO, con el fin de enfrentar a algún pretendiente so­
cialista a la candidatura. En particular, Ricardo Lagos aceptó
que las pretensiones socialistas podrían postergarse para u n
segundo gobierno de la transición61. A l final, l a candidatura
de Aylwin concentró el apoyo de la mayor parte de las
fuerzas del NO. (
Si el triw'lfo de Aylwin significó el logro de la legitin\ación
de la Constitución de 1980, con reformas que no ca mb�n

60 Rafael Otano, op. cit., pp. 78-79.


61 "
Me parece muy difícil que no haya candidato socialista en 1994.
Porque si eso no es así, querrá decir que esta transición ha fracasado" .
Citado por Otano, op. cit., p . 79.
LA DEMOCRA Ji\ RIST I A N A Y LA DICTADURA DE PINOCHET 223

u naturaleza má. a L ! d e eliminar l a exclusión por ideas, y


l a aceptación d 1 i ti n e ra rio de la transición a la plena vigen­
cia de esa Con t i tu i n contenido en los artículos transitorios,
' queda por p l i. r q ué ganaban los partidos que asumieron
' ,
el gobiern , uy eje era la alianza democratacristiana-socia­
lista. El tri u n Jo del proyecto político de los democratacris­
tianos tá. r p resentado por la subordinación de los socia­
listas y la p ráctica expulsión del sistema de partidos de los
comun istas, que ahora pertenecen a la izquierda extrapar­
lamentaria. El papel de eje de todo el sistema de partidos de
la DC está garantizado por su influencia ideológica en el
Partido Socialista renovado62 y por el virtual blindaje de los
partidos políticos respecto de las demandas sociales, conte­
nido en la Constitución.
Lo que significó un cambio radical en la forma de pensar
de los democratacristianos fue su aceptación del modelo de
desarrollo económico impuesto por la dictadura. Las ideas
y programas de la DC habían encarnado mejor que ningún
otro partido el pensamiento desarrollista latinoamericano y
'\ sus raíces estructuralistas en economía . Esta forma de pen­

\
sar inspiró, has ta bien avanzada la década de los ochenta, la
crítica "técnica" de los democratacristianos al desempeño de
la economía chilena bajo la dictadura63. Sin embargo, para
los momentos en que tuvo lugar la campaña presidencial de
Aylwin, el pensamiento que, en su raíz, había inspirado a los
economistas de la dictadura había pasado a ser dominante
en el campo académico internacional. También dominaba los
d isei'los de planes de pol ítica económica en toda América

62 Véase ca p í t u l sigui nt .
63 Aleja n d ro Fox l ey, Experime11 tos neolibemles en A mérica Latina, ca p ítulo
III: "El experi mento neo l i bera l en Ch i l ", pp. 44-92.
224 CHILE: PARTIDOS POLÍTICOS, DEMOCRA lA Y DICTADURA. 1 970-' 1 990

Latina desp ués de la crisis de la deuda en 1982 y, por último,


el modelo chileno se reputaba como exitoso y tenía admira­
CAPÍTULO 6
dores e imitadores en otros países. Con todo esto, el proble­
LAS T RA NSFORMACION ES DE LA IZQUIERDA
ma no era la conversión de los economistas democratacris­
tianos (y sus colegas socialistas renovad os)64 sino el que esta
conversi ón resultara convincente para los empresa rios e
inversionistas chilenos y extranjeros pr nte en Chilé5•

6 . 1 . INTRODUCCIÓN

A l a u m ir Patricio Aylwin en 1990 el cargo de Presidente de


la Rep úbl ica con el apoyo de una coalición de 16 partidos
pol fticos, entre los cuales los principales socios eran la De­
m ra ia Cristiana y el Partido Socialista de Chile, se podría
hab r t ni do la impresión de que el proceso político chileno
r t maba su l ínea de desarrrollo a partir de un punto seme­
jant aquel en que se había interrumpido en 1 973. Una
a l ianz n t re democratacristianos y socialistas parecía la
sol u i n al d i l ma que no pudo resolver Allende para pre­
serva r el i t ma pol ítico y continuar con su proyecto de
tráns i to al i a J i s mo. Sin embargo, el mismo Patricio
Aylwin fu e 1 di r i g e n te de la Democracia Cristiana que
impidió un a uerdo on Al lende y abrió la puerta al golpe
de Estado, y la alianza q u e encabezaba en 1990 representaba
algo muy distinto d lo que pod ría haber sido una alianza con
el gobierno de la Unidad Popular. Las diferencias existían en
todos los componentes de la a l ianza pero las más notables son
.
las que exhibían los sociali ta De hecho, su presencia en esa
! alianza condensaba el conjunto de los cambios sufridos por
� la izquierda chilena en los años de la dictadura militar: rup­

(
tura de la alianza comunista-socialista como eje de la iz­
64 Edgardo Boeninger, op.cit., p. 356.
65 Rafael Otano, op.cit, pp. 1 34-135. quierda y transformación del Partido Socialista de Chile en

225
226 CI- I I LE: PA IHID S J > LfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970- '1990

algo pare ido a u n partido socialdemócrata. Esto -1 resul­


tado de un proceso que culmina con la subordinaci n de la
izquierda a la Democracia Cristiana, como eje de r on -
trucción del sistema de partidos políticos y, a su vez, d 1
conjunto de los partidos al proyecto nacional de desarrollo
impuesto por la dictadura.
Clausurado el parlamento por la dictadura y suprimida
la actividad partidaria formal, la población quedó desarticu­
lada en términos de su participación política. El vínculo
orgánico entre los partidos y su clien tela, estructurado a
través de las elecciones, quedó cortado. Esto no significa, sin
embargo, que las bases organizadas de los partidos y, mucho
menos sus cúpulas, hubieran sido desactivadas defi nitiva­
mente. Esto hace que, para todo el período de dictadura, la
política asumiera un carácter eminentemente superestruc­
tura!, en el sentido que los actores son fundamentalmente
los miembros de la élite política anterior y sus organizacio­
nes y, por otra parte, que las cuestiones ideológicas hayan
ocupado permanentemente el primer plano, con lo cual el
componente intelectual de la política haya pasado a tomar
una importancia primordial. Estas características generales
del proceso político se van a reflejar también en la izquierda ¡
y, muy en particular, en el PS.
(
Desde el punto de vista de la participación política de la
población, la dictadura se opuso desde el principio a la re­
construcción del sistema de partidos tal como existía antes de
1973. Vaciló en cuanto a buscar formas alternativas de orga­
nización que canalizaran el apoyo social con que contó y, en
definitiva, optó por postergar todo lo que pudo la constitu­
ción de un sistema político con participación de la población1.

1 Véanse capítulos 3 y 4.
LA TRANSI' RMACl._ONES DE LA IZQUIERDA 227

En este sentid , L ít i dentro de los sectores


que apoyaron d u ra tuvo como actor
principal J nc. partido propuso
desde l ión del sistema
políti dl l ri r n arias para ga­
ra n t i z r l, 1. r 'p ti ión del triunfo d 1 i z g u i rda en 1970.
P .r u erte, l a dictadura trató de eliminar 1 por la vía
de ro ionar s us bases a través de la coopta ión de parte de
s us c uadros, en lo cual tuvo algún éxito, y más tarde, expul­
sando a lo que quedaba del PDC2 del bloque de apoyo a la
dictadura, empujándolo al campo de la oposición.
En 1980, al hacer aprobar su nueva Constitución en un
plebiscito, la dictadura colocó al conjunto de los que, con
variaciones, podían ser favorables a una recomposición de
los partidos políticos en el campo de la oposición. Sin em­
bargo, estos éxitos de la dic tadura duraron poco. A partir de
1981, la crisis económica determinó un proceso de descom­
posición de SLL bloque de apoyo que culminó en la confor­
mación de un bloque opositor q ue, a partir de 1983, dirigió
el proceso de repoli tización del país, iendo u n compone n te
fundamental de este proceso la recon ti tución de l os parti­
dos políticos y los b loques o alianzas entre e llos.

6.2. LA IZQUIERDA A PARTIR DE 1 973

El Jp de Estado tuvo éxito inmediato en algunos de u


objet i v : la destrucción del gobierno d e l a U P y e l desba nd
de u a r tida rios. Sin embargo, en el nivel de l a or a n iza­
ción p H t i a y en e l d e la ideología las cosas no fu r n t n

2 Véa
228 CHILE: PA RTlDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTAD R/\, 1 '!711- 1 990 LAS THANSF RMACI NES D E LA IZQUIERDA 229

fáciles. Las organizaciones políticas de izqui - r fu eron n m dominantes las tendencias que lo
derrotadas militar y políticamente con gran rap i z, p ro , on la excepción del PS, en el que se
esto no significó ni su destrucción completa ni l a d ­ a mbios, pero incluso la UP, como alianza
ción de su influencia social, aun cuando hay que eval uar on de partid onstituye como tal6. Esta si tuación orgáni­
cuidado los grados y formas de la supervivencia de e to ca refl j un p ri mer resultado de la confrontación ideológica.·
elementos bajo las condiciones d la dictadura. E d i l� 1
sectores hegemónicos durante el gobierno de la
Aparte de la represi ón, el conjunt d los partidos de la UP 1 ntenían su posición como tales, con mayor o menor
izquierda se vio sacudido, en el prün r p ríodo después del d i fi ul tad, dentro de cada partido. Esto significaba que, en
golpe, por la discusión acerca de la au de la derrota y conjunto, la izquierda asumía como suya la línea de un
las perspectivas futuras. En general, 1 rgu mentos y la "frente anti-fascista", que era la línea impulsada por el PC,
alineación correspondían a las posicion r v ia a 1 973 : por y que implicaba la búsqueda de una alianza con la DC en un
un lado estaban los que criticaban la n d la u l traiz- proyecto de reconstrucción del sistema político, a partir de
quierda, dentro y fuera de la UP y ubi ab r. la ausas una evaluación de las discrepancias ya observables entre l a
de la derrota l a no apreciación por part dictadura y el PDC7 .
distas de la importancia que había ten id Esta línea general se ve reforzada a partir de 1 977, cuan­
la institucionalidad3 y, por la otra, apar I n 1 do l a dictad ura pone fuera de la ley al PDC. Sin embargo,
ban el reformismo que imputaban a tod la naufraga sin pena ni gloria debido a la negativa de este
UP y el ritualismo con que habían i d m último a entrar en algún acuerdo con la izquierda. Más aún,
mas institucionales, lo cual habría i m p - i en este segundo período, cuando las condiciones parecían
elementos que hubieran permitido nfr n t óptimas para concretar la estra tegia del frente anti-fascista,
coyuntura del golpe4• la discusión ideológica cambia de carácter dentro de la iz­
En lo organizativo, que asumió una i m p r t c l quierda y, de nuevo, los síntomas principales son observa­
mental en el primer período, d e reagrupami 1 t bles dentro del PS. En este período, el eje de la confrontación
ta, no aparecen nuevas organizaciones de ün ! rt 1 fuera
de los partidos5. En general, se conservan 1 p r ti y en " Se puede decir que la UP existió como alianza de partidos, al menos
en J >x i l io, hasta 1980. Ya en 1981 aparece en México un llamamiento
3 Partido Comunista de Chile, El ultraizquierdismo, caballo e/(' Troya del
firma o.rno "Izquierda Chilena" que incluye al MIR (18 de septiembre
imperialismo, y Jaime Gazmuri, Aprender las lecciones del pn ndo pnm co nstru ir de 1 98:1 ).
el futuro. 7 Véas , por ej e mp lo , la declaración del Comité Político Exterior de la
4 Partido Socialista de Chile (Coordinadora Nacional d R gionales, Unidad Pop u l a r, r u n i d o en Londres del 14 al 1 6 de octubre de 1975, en
CNR , ) Posición política. la que se desta a 1 f t o del rechazo de la DC a la propuesta de unidad.
!i Se tienen noticias de organizaciones espontáneas de jóven s, muy restrin­ Partido Comwü ta d h i le, Bolet.ín del Exterior, N° 1 4, octubre -noviembre
gidas, que desmanteló la represión en los primeros meses de. pués d el golpe. de 1975.
230 Cl-f!LE: PARTIDOS POLfTJCOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 '170- 1990 LAS TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 231

ideológica den tro de la izquierda pasa a ser la u ' L i ón de El correlato int rno, en Chile, de esta confrontación es la
la democracia y el socialismo8. ofensiva id 1 i. a de la DC en contra de la izquierda. Al
En este punto es importante establecer la n mismo t i m.p q u e se va distanciando de la dictadura, la DC
entre lo que ocurre en Chile y lo que ocurre en el ext ri se ve ob li ada a j ustificar su apoyo al golpe de Estado (el
los exiliados. A primera vista, tomando los términ xpl i- cual nun , ha condenado) y lo hace a través de un ataque
citos en que se plantea la c uestión ideológica, tod a l "I n. i n i mo" del gobierno de la UP. Explícitamente propo­
como si entre los exiliados se hubiera producido un ne la conformación de una izquierda "eurocomunista" chi­
las confrontaciones ideológicas a nivel mundial. m o s i no lena con la cual podría negociar10. Dadas las condiciones
se tratara más que de la adopción por parte de lo intelec­ imperantes en Chile, esta ofensiva ideológica de la DC se
tuales chilenos de "modas" tales como las citas de Gramsci, desarrolla fundamentalmente entre los sectores intelectuales
el compromiso histórico, el eurocomunismo, las críticas al y es bastante exitosa. Las razones de su éxito tienen que ver
socialismo real, etcétera. Sin duda que algo de eso hay. Es con la situación en que la izquierda ha reconstruido s us
más, no sólo el lenguaje es prestado. El dinero también. El organizaciones bajo la dictadura.
exilio chileno se ve envuelto a través de la solidaridad que La represión había obligado a los partidos a reconsti­
su caso despierta en todo el mundo, n una red de contactos tuirse en la clandestinidad lo cual les dio características muy
que favorece una salida dem ráti a para hil med iante d is tintas a las que tenían antes de 1 973. Por una parte, es­
una reconstrucción con modificacion d 1 i ten"'a de parti­ tableció un límite a la actividad entre las masas. Las orga­
dos anterior a 1 973. Entre los elementos i mportantes de este nizaciones pueden hacer su propaganda desde la clandesti­
proceso se cuenta, desde muy temprano, el apoyo de la nidad, pero no disponen de canales orgánicos ni para medir
Internacional Socialista a los contactos entre sectores socia­ el eco de ella. M ucho menos para recoger apoyo. Las carac­
listas y democratacristianos9• Sin embargo, esto no basta para terísticas internas de las organizaciones establecen cortes
descalificar las posiciones de tal modo que las reduzca al generacionales y sociales que hacen que, en las condiciones
oportunismo individual de quienes las os tienen en l x i l io. de la dictadura, buena parte de los miembros del partido no
puedan participar en sus actividades. Todo esto resultó en
Chile en que sectores que antes de 1973 eran articulados y,
8 El problema apareció abiertamente en n ro d • 1 977 on las críticas
de Julio Silva Solar al discurso que pronunció Lui orv, l, n n Moscú el en m uchos casos subordinados por los partidos en su acti­
4 de enero de ese año y en el que reafirmaba la v lidnz . l r, l gica de la vidad pol ítica, adquirieran independencia ideológica. Entre
dictadura del proletariado. Véase Chile-América, N° 2 y 27, nov iembre y ellos, los más i mportantes han sido los intelectuales y los
diciembre de 1976 y enero de 1977.
cuadros sind ic 1 s.
9 La primera reunión de este tipo se re a l i zó n oloni, Tovar, Vene­
zuela, del 7 al ll de julio de 1975. Las person a l i d a d ·. q L ' • , sisl i ron fueron
1 10
rr ra y l a u d io Orrego Vicuña, Leninismo y

j
Bernardo Leighton y Renán Fuentealba, de l a D , y /\ n i ·Lo Rod r íguez y Genaro A rriagada H

Clodomiro Almeyda, del PS. democracia, op. cit.


232 CHILE: I'AIUIDOS I'OLITICOS, DEMOCRACIA Y DICTADU R A . 1 '170- 1 990 LA TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 233

La expulsión de los intelectuales de izquierd d ' .la um­ Una pregu n. t bvia, que surge de la observación de este
versidades los colocó en la situación de "mercad ". proceso, es ¿p r q u - la DC no aceptó la alianza anti-fascista,
un conjunto de institutos de investigación y de n reforzand a í los sectores partidarios de la reconstrucción
,

las que, no dependiendo del Estado, los partidos n p u d - n del sist-ma d - n tro de la izquierda? En cambio, las empren­
intervenir de la misma manera en que influían en la p l íti a dió en n . t ra
del PC, que encabezaba a esos sectores, en un
universitaria antes de 1973. El fina nciamiento del qu han pun.t i lógico en el cual éste n.o podía ceder, el leninismo.
dependido estos nuevos organi mos académicos ha v nido r puesta está en el proyecto que la oc sustentaba: el
de fuentes externas, las mi mas que han apoyado a los re m plazo de las alianzas sociales realizadas a través de
exiliados. Por otra parte al al anz r la exclusión a algunos alianzas de partidos por un partido dominante que represen­
democratacristianos, los i n t 1 tu 1 han desarrollado inte­ tara, por sí solo, una alianza social; obviamente ellos mis­
d .1 ual ha hecho más fácil mos. Esto implica eliminar la orientación clasista de la par­
11
ticipación política en Chile y el principal obstáculo que había
sa rrol ló una ofen­ encontrado este proyecto era la independencia política e
siva de rela tivo éxi to. A r pr n a los cuadros ideológica de la clase obrera, expresada en el marxismo-le­
sindicales de l a izqui rd , y 1 d i t n i a n i n t de l a oc de
. ninismo que declaraban los dos partidos principales en que
la dictadura, apa recía J m v i m i n t indi m " d i po­ ésta se agrupaba, el PS y el PC.
nible" para los cuadro ind icale democ r a ta ri tian . Sin La propuesta ideológica de la DC comenzó penetrando a
embargo, la debilidad misma del movimiento sindical bajo la la éli te d izqu ierda por su zona de influencia más inmedia­
dictadura y la persistencia de las afiliaciones políticas entre ta, los sectores q u e provenían de la misma DC, el MAPU y la
los obreros de izquierda les impidió, en general, consumar su Izquierda Cri t i a n a 14. Por a l l í comenzó el cuestionamiento al
propósito, a pesar de haber tenido avances importantes12. carácter clasista de los proyecto social istas, al leninismo y
Frente a esta situación, los cuadros que dirigían la orga­
nización par tidaria clandestina mostraban carencias para
enfrentar a l os intelectuales en el plano ideológico e inclina­ costo. En 1977, la lista de desaparecidos incluía a once miembros del Comité
Central del re y a algunos de los principales dirigentes socialistas que
ciones "militaristas" o "aparatistas" que no facilitaban ni el
habían quedado en el país, entre ellos Exequiel Ponce, Carlos Lorca, Ricar­
diálogo ni la amplia ión de la influencia partidaria13• do Lagos y Ariel Mancilla. Los reemplazaron cuadros jóvenes, o que apren­
dieron una nueva forma de hacer política.
1 1 Harry Díaz, Peter Landslreel y Ma ría Teresa Lladser, Centros privados 14 Véanse los trabajos presentados por Julio Silva Solar, José Antonio
de investigación en ciencias so inles en publ icado en 1 984, registra in­
h ile,
Viera-Gallo, Sergio Bitar, Claudio Huepe, Pedro Felipe Ramirez, José Mi­
formación sobre 33 centros s u rgi los n Jos 1 0 a ños anteriores.
12
guel Insulza, Esteban Tomic y Herman Schwemberg en la reunión de
Sobre la primera parte de la li le d u r v ase, Guillermo Campero
Nueva York (1-5 de septiembre de 1976) auspiciada por el Consejo Nacio­
y José A . Valenzuela, El movirniento s i n d i ni en el rés imen rnilítar chileno.
1 973-1981, op. cit. nal de Iglesias de Estados Unidos. Chile-América, N°s 25, 26, 27 de noviem­
13 La adaptación de los partidos a las nuevas ond i i n t u vo un a.lto bre, diciembre de 1976 y enero de 1977.
234 CHILE: PARTID S POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTAD RA. 1 970- 1 990 LA TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 235

a la dictadura del proletariado. Sólo más tard La descrip i n d stos procesos en sus detalles es im­
esta propuesta ideológica sectores provenientes ial is- posible, y p u d más no ser muy útil. Lo que se intenta
mo y h asta de la ultraizquierda 15. aquí es pr n ·r un esquema más bien general de interpre­
En cuanto al PC, en razón de sus afiliaciones i i t .rn. io­ r m i ta explorar luego el sentido de estos conflic­
nales y de un carácter de movimiento clasista en C h i l , d bió n su conjunto o aisladamente. No hacerlo así
resistir primero la ofensiva ideológica 1 6, y luego, aband nar, asumir los términos explícitos en que se han dado
al menos aparentemente, el proyecto "reconstruccionista" a mos conflictos, y eso conduce a una discusión alta­
través de una alianza con la D
17 r nte ideologizada, en la que las determinaciones de las
posiciones asumidas aparecen obscurecidas por las imputa­
ciones, favorables o peyorativas, que hacen los mismos ac­
6.3. EL PARTIDO SOCIALISTA EN ··L f El ( 1 O POSTERIOR A 1973 tores.
Por otra parte, el escenario principal de estos conflictos
La evolución del rs de p u d d rr ta de la UP en 1973 fue el exilio chileno, repartido por todo el mundo18, lo cual
está caracterizada por una r.i tiene que ser evaluado para cada situación que se analiza
que resul taron en i n , esos10nes y
xpul ion , mar in puesto que la relación entre "el interior" y "el exilio" figura
fraccionamientos. Sin embargo, stos f n m- no , que en su prominentemente como argumento en las discusiones entre
conjunto asumen el carácter de un proceso de d composi­ los actores. En general, el supuesto que se asume aquí es
ción, fueron siempre acompañados por movimientos que, al que, por complicado que sea el establecer las relaciones, en
menos en sus intenciones explícitas, buscan revertir la ten­ última instancia l os principales conflictos políticos internos
dencia promoviendo el reagrupamiento. del PS están de terminados por los procesos políticos chilenos
y por la percepción de ellos, correcta o no, que tienen los
1 5 Primero coincidieron cristianos y socialistas marginados en una actores políticos den tro y fuera del país.
crítica a los partidos y en un cuestionamiento a su representatividad social Las consecuencias que el golpe de Estado de 1973 tuvo
(Acta de Ariccia, Roma, 13 de enero de 1980). El verdadero contenido de para el PS eran, en b uena medida, previsibles. Tanto por ser
los términos "renovación" y "convergencia" se reveló en el documento
"Por la Convergencia ocia.l ista", ( M il á n , j u l .io de 1 982), en el cual ya no
figuran algw1os de los fi rma n te d 1 d A ricci a .
16 18 Sólo un ejemplo: la designación de Clodomiro Almeyda como secre­
"Por mucho que haya habid -y obv i a me n te h u bo- de específico
en la revolución chilena, como en l. d r v lu ión, n i ng u na tesis del mar- tario general, en 1979, fue aceptada por los grupos socialistas organizados
xismo-leninismo podría ser c u es t i o n a d , 1, l u z d s ta experiencia. Al en Austria, Swza, Finlandia, Francia, Bulgaria, Hungría, Cuba, Estados
contrario, las confirma."Lujs Corvalán, " . d i o en Chile la vía no Unidos, Luxemburgo, Yugoslavia, Alemania Federal, Suecia, Bélgica, Ale­
armada". mania Democrática, Rumania, Checoslovaquia, Venezuela, Costa Rica,
17 Luis Corvalán, "El derecho del pueblo a .la reb lión es indiscutible". Inglaterra, Australia y Noruega en una declaración suscrita por los encar­
Discurso pronunciado el 3 de septiembre de 1 980. gados locales del Partido Socialista de Chile en todos estos países.
236 1 1 1 L I3: PARTI POLfTt OS, D · MOCRACIA Y DICTADURA. 1 '!70· 1 990 L/\ TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 237

el pa rtid m n u meroso de la izquierda como distintos país- 1 la n1edida en que los militantes exiliados
:n .iza i n y las posiciones que sostenía, fue el m se reorganiza n. Este proceso de reorganización asumió
p r la r presión en el primer período. Su secretari característi rop ias en cada país donde se encontraban
J gró a l ir clandestinamente de Chile pero una b uen los exiliad , pendiendo de muchos factores. Sin embar-
de los dirigentes nacionales sufrió algunas de las tre p r s go, al cab poco tiempo, los múltiples conflictos en medio
formas que asumió la represión: muerte, prisión o ex.i li 19. A de lo tenía lugar el reagrupamiento de los socialistas
pesar de todo ello, la reconstitución de una dirección d 1 PS se a.n l i z r n a través de la competencia entre dos direccio­
dentro de Chile fue más o menos ráp ida. De hecho, a fines n. qu. , n tro de Chile, se enfrentaban. Como no es posible
de 1974 ya había dos direccion nacionales que aspiraban r n tru i r la variedad de situaciones que se produjeron en

a tomar el control de lo que qu dara de la organización pero, el xili , ólo se mencionarán los conflictos principales.
por sobre todo, aspiraban al reco.n. c i m iento de su liderazgo tr advertencia importante es que no había manera
por parte de los sociali stas ch.il parti dos por el mundo dir t d e evaluar la influencia que cada grupo socialista se
y de los otros partidos de la i zg u i rda ch ilena e interna­ atrib u í . dentro del país. De todas formas, se intentará, en
cional. cada a o, dejar explícito los elementos de juicio con que se
El primer pronunciamient fi ial, lTt m.ertos extenso, cu nta.
de alguna instancia de d i rección del PS n hil s tá fecha­ La rítica al "Documento de marzo" emitido por el Co­
do en marzo de 1 974 y fue emitido por el Comi té Central mité ntral recons tituido, surgió de un organismo que no
reconstituido alrededor de Exequiel Ponce. Este documento existía e.n la estructura anterior: la Coordinadora Nacional
pasaría a la histori a partidaria como el " Documento de de Regionale ( N R), q ue se a utoproclamó dirección nacional
marzo"20 y se transformaría en referencia obligada en todas del rs en el paí d n u nciando la deserci ón del Comité Cen­
las polémicas posteriores. Al momento de su emisión, el tral y la irregularidad de los proced i mientos usados para su
secretario general y algunos otros dirigentes habían instalado reconstitución en Chilé1 •
una oficina-sede del partido en el exilio, ubicada en Berlín Los puntos de enfrentamiento entre los dos sectores, que
Orien tal. Desde allí intentaban retomar el con trol de las polarizaron todos los demás conflictos en el exilio, expresa­
varias organizaciones partidarias que iban surgiendo en ban proposiciones de respuesta a dos cuestiones fundamen­
tales en el momento: 1) cuáles fueron las causas del fracaso
de la UP que se concretó en el golpe de Estado y 2) cuáles
19 A comienzos de 1 974 el balance era: cuatro mi em b ros del Comité eran las perspectivas del partido, y de la izquierda chilena
Central y siete secretarios regionales muertos; 12 miembros del Comité Cen­
en g neral, a partir de la n ueva s ituación p lanteada. Estos
tra l y 20 secretarios regionales presos.
20
" ¡ Al calor de la lucha contra el fascismo, constru ir la fuerza dirigen­
te del pueblo para asegurar la victoria!", documento del Conuté Central 21 "En trev i s ta a un diri > nt de la oordin.adora de Regionales del Par­
del Partido Socialista de Chile, marzo de 1 974 (reproducido en Berlín). tido Socialista de hi le", Do umentos, No 1 , París, ma rzo de 1975, pp. 3-5 .

••
238 I I J J ,J\: l'i\1 '1 1 1 g 1' Lf'J' J 'OS, 1 EMOCRACii\ Y DICTADURA. I Y70· 1 WO LAS TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 239

nn n t nid os explícitos de la discusión. b jo de razón por la cual subord i naban a la mayoría de las expresio­
r .tem·on todos los conflictos locales en J xilio, nes del exterior, gu -ra n más variadas.
d las relaciones, conflictivas o no, de cada grup de Los pw1tos id 1 i os centrales eran la evaluación de la
iJi con la dirección del partido instalada en Berlín. derrota y la re pu ta de la dirección del partido a ella. De la
En el terreno ideológico, ambos d ocumentos expresaban posición ad p tad r specto de esto dependía la cuestión or­
una continuación de posiciones expresadas con anterioridad gánica e n.tr 1 : r nacimiento o no del Comité Central ele­
al desenlace del proceso en Chile. Es dec i r, las dos interpre­ gido n 1 r o de La Serena en 1971 y de su capacidad
taciones que se han señalado con r p cto al sentido de la pa ra r f rm r a sí mismo durante la emergencia y hasta
estrategia de la UP22 reafirmaban u a rgu mentos señalando la r ali i n de un nuevo congreso general del partido24.
cada una a la presencia de la otra 1 - m. n t o r sponsa­ Para 1 " ocumento de marzo", la causa fundamental de
ble de la derrota final. A parti r de , la derr ta d 1 973 fue el aislamiento político del proletariado
posiciones con respecto a la segunda u y est , a u vez, fue producto de la incapacidad para impo­
puesta de reorganización del pa r t i d b a j una d i rección que ner la h gemonía proletaria en la conducción del proceso.
respondiera a la línea exp u ta. in embarg , el conflicto Recon la responsabilidad que cabe al PS en estas deficien­
planteaba también w1a cue ti n or áni a que era urgente cias p r u conducción pequeño-burguesa y por haber sido
resolver: ¿cuál era la d i rección del partido n h i le? la sede de todas las tendencias a la dispersión política du­
Dadas las características de heterogeneidad del partido, rante 1 gobierno de la UP. La superación de todos estos
la dirección exteri or no enfrentó el problema inmediatamen­ defect rá posible, siempre según este documento, si la
te. Mantuvo la ambigüedad de la situación por casi tres reorganización del parti d o se hace sobre la base de adecuarlo
años23. Este período fue marcado por una intensa actividad a sus definiciones marxistas-leninistas y si la hegemonía
ideológica en el exilio y por los procesos de reconstrucción proletaria se basa en una sóli d a alianza PS-PC que impulse
de todos los partidos de la izquierda, dentro de Chile y en el un frente anti-fascista con un programa democrático, popu­
exterior. Esto, por supuesto, producía en el PS una prolifera- lar y antimperialista25•
ión. de grupos, fracciones y tendencias que reproducían su
mpo ición anterior. Sin embargo, en Chile sólo se presenta­ 24 En la entrevista con el dirigente de la Coordinadora mencionada en la
ban d tendencias con capacidad aparente de organización, nota 21, éste afirma: "De los 45 miembros elegidos en el último Congreso
General ordinario de La Serena, en este momento en Chile no quedan más que
22 V as cinco mi emb ros del Comité Central (incluido el secretario general de la Fe­
a p í t u J o 2.
2·' ólo n se p t i e mbre
de 1 976, el secre tariado exterior, en Be rlú1, ex­ deración J uvenil Socia L ista). Estos miembros i ntentaron reorganiza rse median­
h o r ta a l os m i l i ta n te del partido que forman parte de lo gru pos denomi­ te la cooptación de oh·os para i n tegrarlos a l Comité Centra l . Sin embargo, han
na los M R-2, o rd i n ad ora de Regionales y Dirección de onsenso a sus­ fracasa d o en su intento de reta iona r e con las bases del partido y expresar

pend r u , Lividades div isivas en un plazo de 30 días. Documen to No 8 a estas bases, que es de donde ha surgido la coord i nadora".

d e l Depart a ment d D i f u si ón del rsch en México, p. 1 4. 25 "Documento de ma rzo", especial mente pp. 1 9,39,46,54 y 60-63.
240 ! l i LE: 1'/\RTI S P i .fTI OS, 1 EMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970- 1 990 LAS TRANSFORMA IONES DE LA IZQUIERDA 241

La rít i d estas posiciones por parte de la NR men­ Lo que le da su cará t r específico al conflicto es que se
zaba n una evaluación distinta de la derrota. Er ri mer traduce en los compon n tes propios del PS. La sobreideolo­
luga1� consideraba el golpe de 1973 como la "derrota del gización de la a ti v i d a d de los exiliados, más los conflictos
r formismo". Basándose en esta definición, consideraba ne­ propios de la r-a ru pación en un medio extraño, que se
cesario generar una nueva vanguardia de la clase obrera, a canaliza id oJ g i a mente a través de estas discusiones, con­
partir del reagrupamiento de las bases socialistas que repre­ tribuyen a magnificar sus repercusiones internas. Esto, a su
sentaba, desconociendo al Comité Central reconstituido y des­ vez, contribuye a magnificar la importancia de la CNR en sus
conociendo a las alianzas previas al golpe en las que parti­ perspectivas de éxito político. Cuando el conflicto se resuel­
cipaba el PS. La nueva unidad de la clase tendría que forjarse ve, en 1977, las principales cuestiones aparecen decididas en
en la base a través de la formación de "comisiones obreras" el sentido de la tendencia general a la reconstitución de las
1

lo cual, de paso, implicaba desconocer a las direcciones de organizaciones de la izquierda.


los otros partidos, especialmente del re, y por tanto dar por A pesar de la indudable i nfluencia que alcanzó la CNR en
l iquidado todo el sistema político anterior a 197326• algunas organizaciones del PS en el exilio, al momento de la
La dirección ex terior del PS aceptó la ambigüedad de la separación de ella del partido sólo sec tores muy minorita­
situación y trató d conc i l iar la posiciones buscando man­ rios la siguieron. El conflicto fue resuelto con dos expulsio­
tener su posición d irigente a travé de la conservación de la nes de figuras notables del PS en el exilio y la marginación
unidad y heterogeneidad de l 1 S. En el pri mer Pleno del de grupos pequeños28•
Tomando como eje al PS, y no a los grupos que lo aban­
Comité Central (La Habana, mayo de 1975) se aceptó a un
donan, es notable que en 1977 logró sólo reafirmar su exis­
representante de la CNR27•
tencia orgánica. Quedó claro que seguía existiendo como
En cuanto a la importancia de este primer conflicto in­
partido y como parte del sistema de a l ianzas constituido por
terno, es necesario establecer algunas características que son
la izquierda. La heterogeneidad social e ideológica persistía
producto de la situación general del período, como por ejem­
pero la misma salida de la CNR era prueba de que su función
plo los temas ideológicos e n discusión y las consecuencias
de absorbente de tendencias centrífugas con respecto al sis­
orgánicas que se desprenden de ellos. En esto no hay dife­
tema de partidos se estaba debilitando, lo cual puede ser
rencia con la situación general de la izquierda: la evaluación
tomado como un indicador del avance de la dictadura en la
de la derrota sólo prolonga las posiciones previas al golpe
destrucción del sistema político en general.
y, orgánicamente, aparece la cuestión de la s uperv ivencia del
En cuanto a la CNR, una vez desprendida del rs, demos­
sistema de partidos y el papel del rs mismo.
tró que no tenía ni nguna característica dis tinta de éste que

26 2M
"Entrevista realizada al dirigente máximo de la CNR del PSCH. Chile, El episodio de las exp u l s iones fu muy turbio. Sin embargo, es claro
7 de febrero de 1976". (Mimeografiado). que, sumando todo, el desprendi m i e n to de la CNR n o tuvo las caracterís­
27 En trevista con un asistente al Pleno de La H a bana. ticas de una división d e l parti do, como lo fue la escisión de 1979.
242 CI-IILE: PARTID P LfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADUf{A. 1�70- 1 990 LAS TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 243

justificara u existencia corno partido dentro del i t m a de algu nos miembros individuale , pero con influencia en otros,
parti d os (al cual, por lo demás, no le interesaba p rt n er) se desprenden del partido y a u rnen l iderazgos personales
y, en cuanto a su capacidad de generar una nueva v J en el exilio agrupando a un n ú mero red ucido de gente a su
dia del proletariado chileno, no significó ningún avan n­ alrededor pero participando activamente en la lucha ideoló­
siderable29. En la primera reunión de los adherente a la gica expresando posiciones ac rca de Ch ile, el partido y el
Coordinadora en el exilio se mostró que ésta era tan h t ro­ futuro. El caso más notorio es el de Aniceto Rodríguez, quien
génea corno el mismo PS30, resultando así un proceso de di­ había sido secretario general del PS hasta 1971 y que fijó s u
visiones y descomposición de la NR que la redujo a una residencia e n Venezuela. Sin gran ruido s e produce lenta­
fracción que retuvo las caracterí ti as de la izquierda extra ment el desprendimiento de caudillos regionales o ideoló­
parlamentaria originada en lo afio esenta en Chile31 y que gicos q u e l PS absorbía cuando funcionaba e l sistema polí­
había sido absorbida en parte p r 1 P d u rante la experien­ tico n hile32. Sin embargo, es notorio que ninguna de estas
cia de la UP. agrupa iones logra estructurar un partido sobre la base de
Esta primera esci sión no s lo L ln. i o q u e le ocurre a l PS expr ar n forma "pura" alguna de las tendencias que co­
en este primer período. Al m.i m t i- mp q ue su reconstitu­ existen dentro del PS.
ción pasa por resolver la i tua ión p l a n teada por la CNR, El p rí do que sigue a 1 977 es el de mayor profundiza­
ción del pr yecto de la dictadura y el que marca el punto
29 En lo que se refiere a la política de la CNR, en particular a su l ú<ea más baj n a t ividad de los partidos políticos. La desarti­
de unidad por la base en las "comisiones obreras", éstas no figuran de culación del i t m a político alcanza su mayor nivel en 1980
ninguna manera en el desarrollo del movimiento sindical o político en y no e rev rtirá la tendencia hasta 1983. Sin embargo, en
todos los años de dictadura.
este período s pr d uce la mayor act ividad i deológica en la
30 "La reunión mundial [de la CNR en el exilio] se realizó en mayo
último [1978] en París. Todos sus acuerdos y proposiciones se encuentran
medida en q ue la a t ividad d lo partidos es introvertida y
en espera de ratificación por la COPOL, debido a que surgieron en su de­ que, en Chile, los intelectuales van buscando, encontrando
sarrollo divergencias de fondo y forma". Editoriaí de Revolución (órgano y ganando espacios de expresión para sus planteamientos
oficial de la CNR en el exterior), No 7, mayo-julio de 1978, p. l . políticos en forma independiente de los partidos33.
3 1 Una d e estas características es la tendencia a l fraccionamiento
atomizador. La dirección i n terna de la NR denuncia a m i l i tantes que, "mo­
32 La adhesión a la CNR de Mario Palestra, caudillo de la comw<a de
vidos por w1 afán de ca udil lismo y oportunismo políti o, no han vacilado
San Miguel, en Santiago, no deja de causar extra!'i eza. Sus posiciones no
en reiteradas ocasione en a u m i r fraudu lentamente y a hurtadillas el
son en nada semejantes a los planteamientos generales de la CNR. Ver Re­
nombre y represen tación de n u •stra i r- ci n Na ional y de nuestra
sistencin Socialistn No 9, octubre-noviembre de 1 977, pp. 46-50.
Comisión Política." Resistencia Socinlistn No 1 0, enero-febrero de 1978, p. 1 1 .
33 La actividad periodística de intelectuales que sostienen posiciones
Por otra parte, como continuación d e su "Hnea d e ru ptura" durante el políticas identificables viene a su ti lui r la relación de los partidos con sus
gobierno de la UP, la CNR establece acuerdo con los sectores que en otros clientelas, tanto entre los p a r t ida r ios de la d ictad u ra como en la oposición.
partidos mantenían esa misma posición, M A P U , M J R, 1 . Véase Revolución Esta última fue abriendo y ganando lenta mente espacios en los medios de
No 5, enero-febrero de 1 978, p. 33. comunicación masivos.
244 CHILE: I'ARTII OS 1' LITICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 '170- 1 990 LAS TRANSPORMACIONES DE LA IZQUIERDA 245

Es en este período que la ofensiva ideológi a n contra Cuando el conflicto explota, en abril de 1979, se produce
del "leninismo" y la dictadura del proletariado 1 u ntra la división más importa n te del PS. En lo ideológico se afir­
eco dentro del PS al dar expresión ideológica a disp u ta de man las posicion y r ei"tadas pero, en lo orgánico, no se
distinto tipo que se planteaban en el exilio y en Chile. El que resuelve gran . P r una parte, la dirección en Chile se
los conflictos del exilio fueran resuel tos por la oficina del PS reafirma com pa rato clandestino, pero en las condiciones
en Berlín planteaba por un lado la uestión del autoritaris­ n ral de los partidos. El PS pierde presencia
mo de la dirección exterior y, p r tro, la sospecha en lo entre 1 rup de intelectuales, mientras que, por otra, en
internacional de pérdida de ind p nd -n i a del partido por el exili ebi l itan las organizaciones en general, no sólo
depender de la RDA para la sub i t n ia d su oficina ex­ por 1 i v i i n i no porque el mismo desgaste del conflicto
terior, y en lo nacional porqu 1 P p d fa u r u contactos int rn l t r i b u y e a que cada vez más exiliados abandonen
con los gobiernos de los paí la a t i.v i dc d partidaria del todo.
la dirección del PS a tomar p o i n identes con i .1 ay u na característica que comparten ambos sectores
ellos34. En respuesta, la acu a i d tacaba su de p L L d 1 979 es la heterogeneidad. Sin embargo, dentro
dependencia financiera d 1 p rtid del rn v i m iento de retroceso general, por el papel que cum- ·

Occidental y s u in l i naci .1 h p ple en r !ación al resto de la izquierda, el PS de Almeyda es


tipo de partid os35. capaz d onservar todavía la unidad de los sectores hetero­
En Chile, las d i ferencia ntr la d i r ión clandestina y gén ha ta 1 983. En cambio, el sector de Altamirano pre­
los grupos de intelectuales crecían por raz n d istintas. Era sen ta d i t i n ta composición entre el exilio y los que lo apoyan
evidente la brecha ideológica entre los "apara tistas" de la en Ch il . h h , en Chi le, se asocian a un pequei"to apara­
dirección y los "sociólogos" que iban encontrando posibili­ to que provenía d 1 ca trismo de los afios sesenta, que fue
dades de expresión bajo las condiciones de la dictadura. Hay absorbido en el PS d urante el gobierno de la UP y que con­
que recordar que éstos son los años del "boom" consumista servó su estructura autónoma como fracción del PS a lo largo
entre las clases medias chilenas, lo cual contribuía a la des­ de todos estos años36.
movilización y a la consecuente desarticulación de los par­ Con el fin de dirimir las cuestiones ideológicas y orgáni­
tidos políticos en general. cas de una vez y producir un Comité Central regular y le­
gítimo, el sector de Altamirano convoca al 24 congreso del
partido (y asumen como nombre el de PS 24 Congreso) . Al
34 El socialismo chi leno, seg Cm a rios Al tamirano, debía ser "no ali­ igual que en la experiencia de la CNR, el sector Al tarnirano
neado, original". No debía ap la r a n i ngCUl "dogma marxista-leninista".
no resiste la con frontación y se d i v ide. Esta vez resultan dos
Declaraciones de Carlos A l ta m irano , . a r el Niedergang, Le Monde, 5 de
PS 24 Congreso: uno constituido en lo fundamental por la
mayo de 1979.
35 Clodomiro Almeyda, "Todos los a van s t i nen un c os to " , en trevista
realizada en Suecia, mayo de 1979 ( M i meogra fiado). 36 El MR-2.
246 CI-IILE: PA RTII OS P L/Tl OS, DEMOCRACIA Y DICTADU RA. l 'J70- 1990 LAS TRANSF RMACIONES DE LA IZQUIERDA 247

fracción ca trista ya mencionada (el MR-2) y el otr nstitui­ al M L R y otros movimi n to o fracciones, antes descalificados
do principalmente por los sectores de clase media .i n t J ctual como ultra- izquierda 9, y, por otra parte, la nueva izquierda
de inclinación socialdemócra ta. que gira alrededor de p i iones socialdemócratas. Este gru­
po es el que lanza en j u lio de 1982 el manifiesto "Por la
Convergencia Socialista", el cual es un llamado a la "reno­
6.4. LA RECOMPOSICIÓN DE LA JZQUlERDA EN LOS OCHENTA vación ideológica, política y orgánica del socialismo"40, lo
que signi ficaba, por las firmas que respaldaban el documen­
El período de retrocesos culm i na n 1 plebiscito de 1980. to, el d esconocimiento de la estructura del partido y la in­
En él, la dictadura consolida u pr y t de una nueva es­ corporación a este mov i m iento de exiliados de personas
tructura política, haciendo apr bar LL nu va Constitución, ajenas hasta entonces al Partido Socialista de Chile. Es a
en la cual el papel de l os partid p Hti queda indefini­ partir d e esto que más tarde, a l recomponerse en Chile la
do, pero de antemano l irnitad o3? La a m par a pr-via a l p le­ fracción N ú fi.ez del PS, aparecen incorporados a él militantes
biscito proporciona la pri m ra o a .i n. para una reLUüón de prov nientes del MAPU, el MAPU-OC y el MlR.
masas opositora, organ iza da b j -l l i d razgo de l a oc pero E l p r ceso d e recomposición d e l a izquierda n o surge
en la cual la izq uierda r a firma u presencia. Sin embargo, sólo d una dinámica interna a ella. Los procesos que la
el hecho más insól i to en los d ías previos al plebiscito lo detennin n, en dos niveles que son externos y más genera­
constituye e l discurso de Luis Corvalán, secretario general les, e tá n. on ti tuidos por la crisis de la dictadura, por una
del PC, en que afirma el derecho del pueblo a la rebelión y parte, y l a r
al uso de la violencia38• En el mismo discurso reafirma la cuyo je racia Cristiana. En los capítulos anterio­
alianza de izquierda constituida por la U P . Al margen de res se ha d rit d q u ' modo la crisis económica de los
las causas de un hecho como el viraje del PC chileno, tras primeros años de la d ada d Jos ochenta provocó la mo­
tantos años de ser el principal impulsor de la vía pacífica vilización social opositora, de qué manera esto reactivó a la
al socialismo, sólo podemos interpretarlo como un indica­ élite política profesional que se lanzó a la reconstrucción de
dor de la profundidad de la desarticulació n del sistema de sus organizaciones partidarias y cómo todo este movimiento
partidos, que cond u ía a abandona r los intentos de a lianza inclinó la balanza entre las fuerzas de la dictadura hacia la
con la oc. A parti r d te momento, la izquierda, en su construcción de partidos políticos y la proyección del régi­
conj unto, queda d ividida d nu v a forma. Por u na parte, lo men por esa vía más que por otras alternativas.
que queda de la UP, que ya no ti n- d i feren ias que excluyan En las condiciones de 1983, la izquierda vio la posibilidad
de termin.ar con l a d ictadura por la vía d la mov ilización
37 Constitución de 1 980, art. 8°, e l i m i nado en 1 989, y art. 19, núm 1 5 .

Véase capítulo 3, supra. 39 Véase nota 6, d st· e, p ft u l .


3ll Citado en la nota 17 de este capítulo. 40 "Por la Convergen ia o i a l isla" ( m i meo), p. 4.
248 CI-IILE: PARTIDOS I'O l . ÍTI OS, DEMOCRACIA Y DICTADU RA. 1 970- 1 990 LAS TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 249

social, y se lanzó a impulsarla a través de las pr t tas. Sin protesta. El sector mil i tarista intentó crear una organización
embargo, como se ha mostrado antes, los partido líti os, apropiada para la lucha a l lejera a la que daban lugar las
y en particular la Democracia Cristiana, se pusier n muy protestas, las "milicias rod riguistas", en tanto en los sectores
rápidamente a la cabeza d e esos movimientos bu and de la élite política de das media proliferaron los "referen­
controlar la transición desde la dictadura por la vía d la tes", grupos de políticos e intelectuales que pretendían p ar­
reconstrucción del sistema de partidos del cual sin ninguna ticipar en las discusiones y búsqueda de alternativas de
duda ellos estaban mejor situado que nadie para ser el eje. salidas pol íticas a la situación que, incluso los partidarios de
Las líneas de acción que coexistieron en la izquierda la di tad ura, percibían como insostenible.
resultan paradójicas a primera vista y, en su momento, pare­ La r activación de la vieja élite política y la situación
cían contradictorias. La movilización social reactivó a todos cr ada n. el Partido Socialista por las disputas y divisiones
los grupos, en Chile y en el extranjero, los cuales habían de la d ada anterior, colocaron a la Democracia Cristiana
sufrido una aguda caída en sus niveles de actividad después en w• i t uación de eje y árbitro de los elementos con los
del triunfo de la dictadura en su intento de imponer la nueva que r n tituiría el sistema de partidos políticos. E l
Consti tución a través de un plebiscito. Esto había hecho núcl r . t ral alrededor del cual finalmente se reconstituyó
dudar de l a posibilidad misma de una acción opositora a el Pa rt id i a l i sta de Chile estuvo formado por los cua-
través de la mantención d e los aparatos partidarios, existen­ dro d a l rededor de Ricardo Núñez y Carlos
tes en condiciones cada v z má precarias debido a la repre­ u e sumó, luego de su regreso al país desde
sión, lo cual fortaleció dos tenden ia div rg ntes. Una era su exi l i [ ! l a r da, Jorge Arrate. Esta es la razón por la
el militarismo o "aparatismo" de los tor m.a JOVenes y que d u r nt L d da de los ochenta la organización fue
radicalizados en las condiciones de l a dictad ura, ntr l os nt m P B r i n · , PS- N ú ñez y, final-
-

cuales los que alcanzaron un mayor desarrollo fueron los ¡ n in p rtan te, que sólo se
miembros del Frente Patriótico Manuel Rodrfgu z (FPMR), i n in l, J 1 , e tuvo todo el tiempo
ligados al Partido Comunista. Otra, reunía a los s tares in­ n l r ombre de Clodomiro Almeyda.
telectuales de clase media, reforzados en el in t rior por la Estos do rupo que conservan alguna raíz rastreable
ayuda solidaria proveniente del extranjero, y sobrerrepre­ hasta el Pa rtid S ialista de Salvador Allende, alrededor de
sentados en el exilio, los cuales cuestionaban la representa­ los cuale fluc tuaron otros grupos socialistas menores de
tividad de los partidos como tales, es decir, como modelo igual procedencia41 y hacia el cual gravitaron finalmente dis­
organizativo de expresión de los sectores sociales. En un tintos grupos de cuadros de la élite profesional de la pol ítica
primer momento, la situación planteada por las protestas
contra la dictadura y su anclaje social más que pol ítico pare­
41 Entre los 16 partidos que conformaron la Concerta ión P ·r 1 N el
,

ció darle la razón a ambas posiciones. A las dos se les plan­ 2 de febrero de 1 988, figuran cinco de origen más o n 1 JS r ·molo en el
teó el problema de cómo ligarse al movimiento social de antiguo Partido Socialista.
250 O-liLE: PARTID POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 '!70- 1 990 LAS TRANSFORMACI ES DE LA IZQUIERDA 251

cuyo orfg nes eran otros pero que, en definitiva, a u m ieron que la AD llegó a dialogar con Jarpa, excluyendo de esa
en gran med ida el control del partido en el sistern r ons­ alianza a los comunistas a pesar de los intentos de estos
tru ido a partir del plebiscito de 1988. últimos por ser incorporados42. Sólo a fines de ese año, fra­
Las condiciones en que se desarrolló el proceso p l íti o casado el i ntento negociador de la AD, comienzan las accio­
de reconstrucción entre el plebiscito y la elección de Aylwin nes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).
como Presidente fueron determinantes de la conformación El a ñ o 84 registró gran actividad ideológica a nivel
final de las organizaciones de la izquierda en el sistema de cupular, que tendría grandes consecuencias. Al mismo tiempo
partidos recompuesto y redefinido. que la movilización social continuaba, y la respuesta de la
En el capítulo anterior se describió cómo las líneas de dictad u ra era la represión, Aylwin, siendo sólo vicepresi­
acción posible definían las alianzas, dentro de las restric­ dent d · la DC, proponía su tesis de búsqueda de una "salida
ciones ideológicas que cada una de ellas determinaba. Así, neg i da" de la dictadura en un seminario al que asistían no
la línea que llegó a dominar el proceso fue la que definió la sólo i n.t 1 � tuales y dirigentes socialistas sino también intelec­
Democracia Cristiana como fuerza hegemónica de la recons­ tual " rgánicos" de la dictadura43•
trucción del sistema de partidos, a travesada por contradic­ a ú p u las se vieron reforzadas por el retorno de algu­
ciones internas r p-eto de la mov i l ización social, las que no i ri ntes exiliados, y el siguiente intento de negocia­
·

caracterizaron su l uchas tend ncial y por 1 l iderazgo po­ ción, pr movido por el Arzobispo de la Iglesia católica,
lítico. Los límites insal vables de la strat gia democratacris­ cont d u rante 1 985 con la participación de dirigentes de la
tiana eran la necesidad de aislar a los comunis tas (y la con­ Izq u i rda ri ti ana. Este hecho es significativo porque pone
secuente atracción y subordinación de los socialistas a su de r J i v dos rasgos importantes del proceso político que
estrategia), y la exclusión de la lucha armada que era la vía tien J u r n 1 p ríodo de declinación de la dictadura: pri­
de lucha privilegiada por el Partido Comunista en la década le ión de la éli te política, es decir, la pre-
qu 1 r onoci miento entre iguales tenía para
de los ochenta.
Los avatares de las distintas fracciones socialistas estu­ ind i v i d u os que participaban, en ausencia de
crit ri representatividad; segundo, el carácter ideoló­
vieron enmarcados en estos mismos límites, con el agravan­
gico-práctico de las cuestiones en juego, es decir el signifi­
te de ser blanco perma nente de la acción o de la amenaza
cado de las propuestas de arreglos institucionales, en térmi­
de acción represiva por parte de la dictadura. En agosto de
nos de correlación de fuerzas a favor o en contra del proyecto
1 983, la primera alianza ign i fica tiva de una fracción del rs
de desarrollo nacional que representaba la dictadura.
con la DC y sin los comuni ta fue la A l i a nza Democrática.
El principal componente socialista en todos estos ma­
En ella participó el PS (Brione - N ú ñ z ) . En septiembre del
nejos era la fracción Núñez, representada por él mismo o
mismo año, la otra fracción importante, el rs-A lmeyda, for­
ma el Movimiento Demócratico Pop u lar ( M DP), con los co­ 42 Cavallo et al., op. cit . , p. 413.
munistas, el MIR y la Izquierda Cristiana. La diferencia obvia 43 Véase capítulo anterior.
252 CI-IILE: PARTID ' I'OLfTT OS, DEMOCRACIA Y DICTADURA I �7U- t 990 LAS TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA 253

Ricardo Lagos u otros personeros menores. Este ru po es el comienzos de 1 87. La apertura de los registros electorales
que mejor recogió el recambio ideológico y de mi l i tantes para los ciudada nos y la Ley de partidos políticos imprimie­
iniciado por el manifiesto por la Convergencia Soci l i ta de ron urgen ia a l as decisiones. Sin embargo, los criterios
1 982. La firmeza con la que Pinochet persiguió sus obj tiv práctico ul taban las condiciones ideológicas en que se
hicieron vacilar a los de la tendencia negociadora por lo qu realizab 1 "normalización" de la vida política. La Consti­
siempre se mantenía como consigna la unidad socialista. Sin tución y la L y de partidos políticos establecían exclusiones
embargo, ésta era sólo una aspiración abstracta en tanto la y l i n: i t i nes ideológicas y organizativas que significaban
otra fracción socialista, la de Almeyda, se mantuviera unida radicales al sistema de partidos tal como había
a los comunistas y, en las condiciones de los años ochenta, a e a n tes de 1973. La aceptación de estas normas y de
la izquierda insurrecciona! (aun cuando sólo los comunistas 1 ión de fuerzas que la hegemonía democratacris­
se mostraran en algún sentido efectivos en ese terreno). ti na i m pusieron a la reconstrucción del sistema de partidos
Las dificultades de las alianzas, los límites ideológicos fij . l' n J precio a pagar por los partidos para ingresar al
que aparecían y que ocultaban decisiones estratégicas, con­ y para los políticos profesionales seguir siendo tales.
ducían al sentido común a pr guntarse qué tan complicado El 1 N L'ul.ez constituyó el núcleo organizado dentro del
era unifica r la oposi ión a l a d ictad u r a . Algunos políticos PP qu , sin embargo, atrajo a una gran cantidad de cuadros
"realistas" (m nos ingen uo qu -l .ntid om ún) también p Hi del amplio espectro de la tendencia ideológica deno-
percibían la posibilidad de r ordenar la p rioridade . Así, a a " renovación" socialista y de la que había sido la más
comienzos de 1987, surgió la idea de una organ ización que or 1 "convergencia" socialista. Esto incluía a los miem-
unificara a la oposición tras un solo objetivo, la democra­ br 1 distintos desprendimientos de la Democracia
cia44. Este es el origen más remoto de una idea que luego n los años sesenta y setenta (el MAPU y la re),
permitiría reorganizar a una parte de los socialistas en el independientes de izquierda y comunistas que se
partido " instrumental", Partido Por la Democracia (PPD). La rientados con la militarización de la política de su
idea, cuyo gran promotor fue Ricardo Lagos, recogía en pa r ti i ntras y al mismo tiempo en la Unión Sovié-
parte la percepción de un sector de intelectuales de tenden­ tica u rr f n reformas cuyo desenlace no parecía previsible.
cia vagamente socialista, entre los cuales se contaba el mis­ vrc quedaban sectores que se resistían a algunos
mo Lagos, que consideraban sobreideologizado el debate asp d l nuevas condiciones impuestas, especialmen­
que j ustificaba la mul tiplicación de fracciones y grupos so­ te al ai J m.i nt d los comunistas, lo que generó otro par­
cialistas. Este grupo fue conocido como "Los Suizos". tido "in tru m 1 t 1 ", el Partido Amplio de la Izquierda So­
Todos los políticos y todas las organizaciones partidarias cialista, 1 PA f .
vieron alterados sus ritmos con las leyes políticas dictadas a El mar d r tri iones dentro del cual se realizó la re­
composición y re on t rucción de los partidos quedó definido
44 Rafael Otano, op. cit., p. 46. por la situación d fu rzas ideológica en la é l i t , el marco
254 CI·IILE: PARTID POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 970-1990

legal i mpuesto por la dictadura y finalmente l a preswn


electoral del resultado de todo el proceso histórico, r flejada
en las elecciones generales de diciembre de 1989.
La derrota ideológica del pensamiento tradicional d- la
izquierda chilena se expresó en la subordinación de los so­
cialistas a la Democracia Cris tiana, su separación de los
comunistas y las nuevas definiciones de los problemas que
les parecían relevantes45• El documento de unidad de los
sectores Arrate y Almeyda, precipitada a fines de 1989 (el 29
de diciembre), define el fundamento ideológico del partido
con una amplitud que habría dejado perplejos a los socialis­
tas de antes de 197346. En esta unidad participaban además
del PS-Arrate y el PS-Almeyda, el MAPU y el MAPU-OC47 •
Las fuerzas electorales ya se habían expresado a media­
dos de diciembre en la elección de Aylwin como Presidente,
de la parte correspodiente del Senado y de la totalidad de

45 Describiendo la discusión del posible ingreso del PS-Nútl.ez a la


Izquierda Unida, en 1988, Rafael Otano apunta que en el debate se mostró
"la parálisis que supondría unirse a un conglomerado que de nuevo haría
reflotar las aburridas y estériles discusiones sobre la lucha armada, las
alianzas, la imposibilidad de la negociación con el régimen mili tar. . . " op.
cit., p. 47.
46 "En el social ismo chileno se reencuentran hoy las distintas vertientes
emancipatorias y revolucionarias del mundo contemporáneo, que recogen
la impronta de sus distintos orígenes y experiencias, insertas en la matriz
crítica de la sociedad ca pi tali ta, desde el pensamiento marxista enrique­
cido y rectificado por todos los aportes del devenir cientifico y social,
desde el desarrollo de las mejores tradiciones humanistas y desde la con­
tribución creativa de los va lores solidarios y liberadores del mensaje cris­
tiano". Bases doctrinarias y políticas del Partido Socialista de Chile, diciembre
de 1 989 (mimeo), p. 3.
47 Rafael Otano, op. cit., p . 92.
,,
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I.A 'I I' ANHI ' 1 M /\ 1 NES 1 E L A IZQUIERDA 255
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h i cieron que en esa
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('
•' l l a p o que corrió entre el p lebisci to de 1 988
!.1 •le • i n de 1 989 se negociaron algunas reformas a la
'
11 l lu i n, d e las cuales la principal fue la eliminación del
l !'l (t • t d \ 8", u · ontenía la proscripción por razones ideoló­
iciones que separaban a los partidos de los
111 l ociales se conservaron en la Constitución y en
r r, ni ca Constitucional de los Partidos Políticos49.
· Ul l \ 1, l a Ley Orgánica Constitucional Sobre Votaciones
P 1 u h r\ y Escrutinios se le añadió en mayo de un 1 989

'; t'l ul 1O bis, que fija el sistema "binominal" de asigna­


'
1 asientos parlamentarios, el cual ha tenido un
l l l • •f to estabilizador del sistema al favorecer a la pri-

, m i t o ría (la derecha ha sido la gran beneficiaria de esta


111 ' ¡·

,. l d t ica) y al empujar a los partidos hacia la formación


r< nd es bloques o alianzas50• (El efecto más sonado de

4" En •s t e sentido, el fracaso m á s sonado fue l a candidatura a senador


d · Lui
4" V
no i\ r l
,
M a i ra, Líder de la Izquierda Cristiana.
s

ulo
capítulo 3, supra.
1 09 bis: "En el caso de las elecciones de parlamentarios, el
r i b u t 1f ll p i'Oclamará elegidos Senadores o Diputados a los dos candidatos
1 • u no m i ma l ista, cuando ésta alcanzare el mayor número sufragios y
l u v i l•r ' u n Lota ! de votos que excediere el doble de los que alcanzare la lista
o 1 > rn l n n que le siguiere en número de sufragios" .
2� t ' l l l l ! li i'A I I'I I lOH I ' l .f' I'! '( H, l i\M I' A ' I A 1 1 " 1' i ll l l /1 i'l/II I WO
LAS ' 1 ' 1 A NKI '( li< M A ' I O N I \S DE I .A IZQUIERDA 257

'1 1 ' " ' !' como


1 ' lt•nl l u 1 ambios54, que ha hecho
nador por San t i a •1 gi 1 Jaime
i.n telectuales, todo lo

mina- ra les), lo han conde­


n cierto indudable
a por reescribir la

t ral, o b re todo, que


1,d ala Ley de Eleccion­
i t uaci n de empa te entre
i t r i tos para diputados), en n•�
1 O y 1 8 1 (las circunscripcion to de
1989.
F i n a lmente, en 1 990 lo 1 el
nu vo orden y registraron u p l s los
r g u i itos que marca la ley (qu
a d la organización y la vida int rn.
regi t rando para esto una declaración d
t- en sus términos al documento citad
A fines de 1 990 también al Partido r a l iz.

trámites para su registro legal, llegando a r u n i r n ,


e n ta m i l firmas53• Sin embargo, su aislam i nt p J t i
bandonarlo sus aliados socialistas), s u decaden ia id 1

54 Ver Proyecto de Nuevo Programa del Partido Comunista de Chile. Docu­


mento para la discusión del partido y del pueblo, elaborado por el Comité
Centra],· noviembre de 1991; y Estatutos del Partido Comunista de Chile,
aprob a dos en el XX Congreso Nacional del Partido, 1994, y reformados en
l a 1 1 Conferencia Nacional, 1 997.
"" El PC no ha dejado de apoyar a los familiares de v íctim a s de la
1\ t l p l¡ r 1 !\' 1 J ·1 Pa rtido o ia- d icta d u ra .
''' Está abierta a discusión la contribución del voto com u n ista para
1, N" 1 , 1 1 , 7 -7 .
asegurar el t ri u n fo d e Lagos sobre Lavín en la seg un da vuelta d l a e lec ­
ción pr •siden i a l de 1 999.
CAPÍTULO 7
CONCLUSION ES

1. 11 racterísticas que los partidos, individualmente, asu­


m 'J consecuencia de su participación como elementos de
u n i tema de partidos no parecen haber merecido la misma
n l •nción que las características que las ideologías individua­
l ' de los partidos producen en el sistema conformado por
J l os. La existencia de un nivel ideológico conjunto, carac�
terístico del sistema, aparece como una preocupación en otro
tipo de teorizaciones que buscan establecer el fundamento
del orden político en un nivel más abstracto. Las consecuen­
cias del establecimiento de una ideología del sistema como
conjunto dirigen la mirada hacia relaciones de subordina­
ción entre actores políticos, que se justifican en el terreno
ideológico o práctico, pero que son presentadas normalmen­
te como características individuales de los líderes o las orga­
nizaciones ("realismo", "pragmatismo", etc.). El sistema fija
los límites no sólo de lo posible en la acción sino también los
l ímites de los discursos programáticos y, como se ha mostra­
d a q u í,
puede llegar a los límites de lo "pensable" o con-
bible en el terreno intelectual, como condición del llegar a
, ''" permanecer como político profesional.
L q ue el caso estudiado aquí ha permitido ver es la
d e un sistema así, a partir de una confrontación
, obre cuyo resultado se ha construido la subor-
1 nn 1 rti a ideológica de un contingente de políticos

259
CONCLU 1 NES 261
1 '' 1 11 1 1 11 1 1'1, 1 11\MI 'ItA 'lA Y DICTI\D URA. 1970-1990

ual trasladan al campo de las explicaciones las mismas


¡ 1 , .ndo en otro sistem a anterior,
1 , t J' l •

razones que contemporáneamente a los hechos analizados


1 gía del conjunto diferente, asumían
se podría haber encontrado en las expresiones ideológicas
d11 l1 P l l l l ' p , i i n s distintas a las que sustentan hoy.
la de los participantes en el proceso. Es decir, se trata de ubicar
1 n 1 , l ím i tes ideológ icos como límites para
un mecanismo de producción de los hechos que se ubique
onocimiento por los "pares ", los otros
•J r
en un nivel distinto, que constituya por tanto una explica­
i t talados en las negociaciones a través de las
ción de los hechos y no una mera reiteración de descripcio­
L ru ctura el sistem a. ¿Hay políticos que sigan
nes fundadas en juicios de valor acerca de los actores. Esto
1 • n 't n 1 , proponiendo y actuando hoy en los mismos tér­
no quiere decir que este análisis no tenga una posición res­
¡ _J n en otros que hayan desarrollado directamente a
pecto del proceso, sus actores y sus resultados. De lo que se
1 r t i r de las posiciones que sustentaban antes de 1973? Sin
n trata es que el fundamento del análisis no pueda ser redu­
td , pero no son parte del sistema o, a lo más, s ubsiste
cido a esa toma de posición.
'' 1 márgenes. El sistema de partidos, como todo s istema
El sistema de partidos ha sido presentado aquí como el
i 1 , e reproduce produciendo a través de la práctica de
os, mecanismo que determina las posiciones y la acción de to­
! t . r l adones que l o constituyen como tal, l os e lement
dos los partidos que participan en distinta medida y de
r t i d o e individuos que tienen las caracte rísticas que per-
distinta forma en é l . Dos propiedades del sistema de parti­
1 i t n u fUJ1.cionamiento y su reproducción.
dos han sido destacadas: primero, el contar con una ideolo­
La imágenes más difundidas del proceso que condujo a
gía que determina l ím i t que, en la práctica, modulan,
hi l - de l a democracia a la dictadu ra y de nuevo a la demo­
corrigen y hasta pued n er ontrad ictorios para las expre­
r i a contienen interpr etacion es explícit as acerca de los
siones ideológicas de l partido q ue l o conforman y, se­
1 a n i mos causales en acción. Normalmente éstas apare­
gundo, determinar, a travé de estos l ím i tes ideológicos, las
mo j uicios acerca de los actores, individ uales o colec­
probabilidades de ingre o y permanencia de los individuos
r ejemplo los "errores" de Allende y su gobierno
en el gremio profesional de la política, al cual ingresan
a usa del golpe de Estado de 1 973, o el espíritu demo­
además sólo o preferentemente a través de los partidos. Esto
d 1 pueblo de Chile en el plebisc ito de 1 988 que
es lo que asocia los esquemas ideológicos con un interés
.in e l fin de la dictadu ra. Hay un nivel en que estos
corporativo de los políticos como cuerpo profesional.
¡w 1 n. innega bles, lo que justific a su lugar en el sentido
La explicación que se ofrece en esta tesis sobre la rup­
Jm 'u . . in embargo, también forman parte de las justifica­
tura del sistema democrático, se centra en la crisis de una
qu 1 actores formulan de su propio desemp eño en
ideología del sistema de partidos que alcanzó su l ímite en
ual l os vuelve muy so pe hosos cuando se los
e ha el proyecto de tránsito pacífico al socialismo, el cual, a su
a m po de la ciencia p l íti a. L q u
lt que, vez, expresaba las demandas de sectores socia les moviliza­
n t t i bu a up r r t
.1 , con dos como clientelas electorales y como ba e militante de
l l. i. , r f 1 rz n l a u t
2( 2 1 1 11 1 1 1'/\l! l l l l >: 1' t. f t 'l ' S, I JI\M I{ACIA Y DICTAD R/1, 1 970- 1 990 CONCLU IONES 263

u ro dirigentes veían amenaze •rtidos en tanto la dictadura y sus partida rios se oponían,
or la aparición de alternativa ción n s u versión más extrema, a la existencia misma de parti­
1 sistema de partidos. Esta radical iz dos políticos o al menos pos t rgaban su reapari ción para un
l istema de partidos tuvo su contraparte en 1 futuro indefinido.
•r • n i ' l' Ü d e alternativas fuera del sistema en el otro ex­ La oposición a la dictadu ra coincidía en la necesidad de
-1 espectro ideológico, algunas de las cuales eran la reconstrucción del sistema de partido s. Sin embargo, cada
i tentes y otras de aparición coyuntural provocada por uno tenía su propia v r i n de los cambios que esa recons­
ri is que representó el triunfo de A llende y la Unidad trucción debería incluir. Para el Partido Comunista, eje del
P pular en las elecciones de 1970. El desarrollo de esta crisis proyecto reconstru i ni ta en la izquier da, la reconstruc-
nd ujo a una agudización del confl icto al punto que llegó ción debería ha - r partir de una alianza antifascista que
a tar en cuestión la existencia misma del istema de par­ incluye ra a 1 de la Unidad Popular y a la Demo-
t i.dos. En el lado izquierdo, el gobierno logró subord inar a cracia C r is t i an a . . s ta ú l t i ma, h abiendo triunfado en su pro­
1 sectores rupturistas a su estrategia de defensa y manten- pósito de ver den ad a A l lende, pasó inmediatamente al
¡ n del sistema político como instrumento y marco para la campo de los derrota do , al r xcl uida como organización
transformación social y económica. En la derecha, la posi­ Y como proyecto de futuro por los sectores que se entroni
­
i n rup turista se impuso a través de un proceso de desgas­ zaron en el poder a la sombra de las fuerzas armada s.
t , qu fue subordinando en cadena a los actores que parti- Sólo la acción de la dictadu ra empujó a los democrata­
ipaban en el sistema de partidos a una estrategia formulada cristianos al campo de la oposición, en tanto la izquierda
fu ra d éste, y que no habría tenido ninguna posibilidad de sufría un proceso de descomposición, particularmente visible
' i t ¡ r vi ible si el s istema no hubiera sido destruido. en el Partido Socialista y en las frustraciones de los comu­
:¿; r
a l izado el golpe de Estado, el bloque que lo nistas que veían cada día más estéril su estrategia. El retro­
d p i ión al gobierno debió reemplazar ceso de los partido s tocó fondo concomitantemente con la
r tna p ropue ta de reconfiguración culminación de los proyectos de la dictad ura, en 1980. Para
entonces ya todos los partidos pa recían i rreconocibles, con
1 u 1. l d nd l as fu rzas armadas
1 om apa rato repre­ la excepc ión de la Democ raci a ri tiana, que conser vaba
p l íti o y, posterior­ más que cua lquier otro u id ntidad pero no era capaz de
l fti para imponer produc ir hecho pol fti p r u pr p i a iniciativa. El aisla­
una r f rm r< J j conómico del miento de lo partid d u cl ientelas electorales, la des­
p aís y r fu n de una nueva articulación de su organ iza .iones de base por la represión,
Constitución. " I i t ua i n que se ha descrito la exposición de sus é l i tes a los debates ideológicos interna­
para el gobiern i invertida. Esta vez era la cionales por el exilio y su cr ciente dependencia de la soli­
oposición la que bu n trucción del sistema de darida d de organiz aciones pol íticas afines, determ inaron
ti, 1 I!M
CONCLUSIONES 265
:J. 1 1 1 1 11 1' I'AII i l l ! >: 1' ll ( 1 1 ' R/\ 1 /\ Y DICTAD URA. 1970- 1990

i a que llegó a hacerlo udar de la le participación política y social, enmarcada en el proyecto

11 1 lll ¡ nn r presentativid ad social de 1 partido s t acional de la dictadura.


É ste es el comi -r z del El reconocimiento de esto último como la realidad de la
¡ 1 1 ' ¡ •n t l n r g i ncen democ rático.
transición chilena no es demasiado popular entre los actores
! 1' 111 - ' l i o de la dictadu ra.
políticos. Pero ha sido establecido incluso en versiones que
i ión de un proyecto nacional es un proce o por
no se asocian con ninguna crítica de izquierda, como la del
q ue van a ocupar una posici ón subor dinad a acep­
historiador Alfredo Jocelyn-Holt, primero en una columna
L,1n m l ími te de lo posible los límites del proyecto. Este
a todos los sec­ de opinión en El Mercurio y, más tarde, desplegada en detalle
•, 1 n p roceso muy complejo, que involucra
en un libro1• El problema que esta situación plantea es que
l r roduc tores de ideología, y en una era tecnocrática
su crítica se esteriliza en la denuncia de los operadores
m ta, muy especialmente a las c iencias sociale s. La re­
'

como políticos que realizaron los pactos .


v l u ión ideológica que se realizó en la derecha tuvo
tend nci a neoclásica, Coincide nte con el anterior, el balance de Rafael Otano,
¡ u r ta de lanza a los economistas de
sectores propia mente reacci onar ios cronista de sta transición, multicitado en los capítulos an­
i u en LULa alianza con
teriores, establece que "la opinión mayoritaria acepta que
t r ucturaron la economía chilena mientras sus socios es­
io­ los actores col tivo que más han ganado en este político
ri i ron una nueva Constitución. La derecha más tradic
cto, pero negocio de la tran i i ' n han sido las fuerzas armadas, la
n a l hilena nunca terminó de aceptar este proye
Iglesia católica, lo - mpre arios, El Mercurio, los malls, y
qu d ubord inada en un bloque al que se le impuso como
también la Concertad n d Partidos por la Democracia. Han
r a urg nte la defensa de la dictadura y su obra a partir
perdido los sindicatos, 1 m u nd del laicismo cl ásico, la
1 pri meros síntom as de descomposición de su apoyo
izquierda tradicional, l os cristian os prog resistas, las organi­
i , 1, n 1 98 .
t mó la iniciat iva en 1983 sin un modelo
zaciones comunitarias"2.
La visión que se ha presentado en los capítulos prece­
dentes muestra la cadena de subordinación ideológica que
va estableciendo el precio de la pertenencia a la élite política,
la cual se reconstituye a sí misma a partir del reconocimiento
entre "pares". Esta carrera fue desatada por la protesta so­
cial, primero, y luego por el afán de asumir la supuesta re­
presentatividad que daba el disponer de un nombre de
r a
ci ones arma-
1 i n .t n t de los partido s 1 El Mercurio, 22 de nero de "1 99 y El hile perp lejo. Del avanzar sin
por r con pr f ional de la política, transar al transar sin pamr.
de una apertura a 2 Op. cit., p. 11 .
que fuera ap z
11 1 ! l l il l' l' ll l l l l't ll i l ll ! , I )HM J{J\ IA Y DICTADURA . m0- 1990 CONCLUSIONES 267

r legítimamente senta1· alguna 1 ción de Aylwin, principalmente por la subordinación del


n. negociación entre los partl rios de ector almeydista del Partido Socialista a la dirección contro­
le L n dencia dentro de la Democra ie ri tia- l ada por los sectores "renovados". Las adaptaciones ideoló­
r a tricio Aylwin llevó a que éste l u hara gicas han sido hechas obliga torias por las leyes que norman
1
J liderazgo dentro de su partido, y luego por la existencia de los partid y su participación en las elec­
i n de una alianza de partidos que aceptara e l ciones.
t t \l ' t H 'l ntenido en la Constitución de Pinochet para la La estabilidad d la d mocracia anterior a 1973 había
J' I 1 1 D l i z i n de la vida política del país. Este proceso sido garantizada p r la ex l u sión de los campesinos del
ubordinar a la línea de las protestas sociales y eli­ derecho a u na .r niza ión i ndependiente y por el control
vestigios de las fracasada e tructuras militares de s u voto p r 1 t- rrat nientes, más la sobrerrepresen­
por algunos sectores de la izqui rda, principalmente tación del sector ru ral g u , n los hechos, establecía la asig­
·l Partido Comunista. En el otr xtr mo, la derecha nación de dip utados por d i tri tos. En la nueva democracia
1 ' i rganizar se como partido; de h h ap r i con dos la estabilidad ha sido lograda por una combinación de inde­
nuevos, a pesar de la repu gnan i a p r - l mod elo de pendencia de la élite política respecto de las organizaciones
1 n 1'l i
J ización que éstos implican en alguno
d ectores y movimientos sociales, más un sistema electoral que fa­
' 1 izados en contra de los partidos d sde la década de vorece la formación de coaliciones en las que el control ideo­
nta, por lo menos. lógico es más fácil. Esto hace que la ideología de los partidos
modernización política introducida por e te sistema pierda importancia frente al pragmatismo de las estrategias
1 ' p rtidos reconstruido está centrada en l a separació n de
electorales, cada vez más semejante a las estrategias de
1 • tTl v imientos sociales con respecto a los partidos. La
mercadeo de cualquier otro producto, dirigida a consumi­
, l 1 iza ión social y las barreras a la intervención de orga­ dores individua les ag rupados por criterios prácticos de cla­
n s sociales en los partidos y viceversa, establecida sificación de su d m.anda y no por un análisis de la estruc­
nstitución, más un sistema electoral diseñado a la tura de la sociedad g u 1 a igne a l guna característic a

resul tados del plebiscit o de 1 988 con la intención colectiva que los conv i rti ra n a tores históricos.
i l izar el sistema garantizando una representatividad La crítica a este e tad o d o as se ha centrado en los
ha que impidiera la aprobación de modificaciones contenidos ideológico d l p royecto nacional impuesto y
a la Constitución. A su vez, ésta contiene elemen­ las consecuencias que l a s u bordinación de la élite política
ra ntizan su inmutabi lidad, como la presencia en ha tenido. El dejar fuera de la representación a una parte
un número de senadores no elegidos. de la izquierda (los com unis tas) hace aparecer al espectro
L 1 r i n de la izquierda que continúa pensando su ideológico del sistema representado en el parlamento como
l l ' ! ¡, m un actor político que representa a una clase desplazado a la derecha, por comparación con la composi­
1 • t l l , 1 rli ul rrn nte los comunist as, se consumó tras la
t
ción de los parlamentos anteriores a 1 973, en que la derecha
268 CHJLE: PAIUIDOS POLÍTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. '1 970- 1 990

representada por la UDI hoy se ubicaba como un rll f o i deo­


lógico extraparlamen tario.
La discusión que planteó los problemas d J. , r pre­ BIBLIOGRAFÍA

sentatividad social de la alianza en el gobierno, · 11 r da


por los niveles de abstención observables en las el
parlamentarias de diciembre de 1997, se disolvió e m ur e
cuestión de estrategia electoral en las presidenciales d 1 ·

en que más que. problemas ideológicos las posiciones fu r I


tratadas como actitudes y estados de ánimo. Lo que ,.,t"',,.,,, , · n­ ACUÑA, Gastón, Federico Willoughby M. y Pablo Rodríguez Grez,
zó como un debate sobre la percepción que algunos se t .r ¿ Qué es el nacionalismo hoy?, Santiago, Impresión Artimpres,
dentro de la coalición de partidos en el gobierno te1 í n 1 983.
acerca del proceso de transición desde la dictadura, term. ü AGOR, Weston H., El Senado chileno: Distribución interna de la in­
en la caricatura de esas percepciones como " autocom l. -
fluencia, Santiago, Editorial Andrés Bello, 1 973.

cien tes" y "autoflagelantes"3 . AGUILAR, Alonso, Álvaro Briones, Theotonio Dos Santos, Pío
Más allá de estas cuestiones que ocupan un lugar imp r­ García, Clarisa Hardy, Eduardo Novoa, Jaime Osorio, Fernan­
tante en los debates en las ciencias sociales chilenas ac · r e do Rosa, Pedro Vuskovic y Jorge Witker, El gobierno de Allende

de la modernización del país que significó la dictadura y 1 y la lucha por el socialismo en Chile, México, Instituto de Inves­
tigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de
recuperación de la democracia, el caso presentado en t
México, 1976.
tesis puede tener alguna significación para las discu i 1
AHUMADA, Jorge, En vez de la m iseria, Santiago, Editorial del
teóricas acerca de los partidos y los sistemas de partid
Pacífico, 1956.
buena medida, las características asumidas por el pro
ALAMINOS, Antonio, Chile: transición política y sociedad, Madrid,
chileno no son demasiado originales. De hecho, son ju ti fi­
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1 .7. El reformismo democratacristiano . . . . . . . . . . . . 56

309
310 H I LE: PA RTID S POLfTICOS, DEMOCRACIA Y DICTADURA. 1 ' 70· 1990 ÍNDICE 311

CAPÍTULO 2 CAPÍTULO 5
LA U N I DAD POPULAR Y LA CRISIS DEL SISTEMA LA DEMOCR A J J\ R J T I A N A Y L A DICTADURA DE PINOCHET 171
POLÍTICO EN 1973 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
5.1 . lnlr lu ción 171
2.1. El problema y los enfoques que lo 5.2. A 1 973-1977: La participación subordinada
han examinado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 d Democracia Cristiana en el bloque de
2.2. E l programa de la Unidad Popular y • p yo a la dictadura . . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . 174
sus interpretaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . r.: � i'í os 1977-1980: La lucha por la independencia
72
2.3. La acción del gob ierno y sus ambigüedades . . 77 pol ítica y la recuperación de las bases . . . . . . . . 185
2.4. Las estrategias de la oposición . . . . . . . . . . . . . . . 88 .4. Años 1 980-1983: La lucha ideológica en la
2.5. El golpe de Estado del 11 de sep t iembre oposición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 93
de 1973 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 r.:.s. Años 1983-1986: La crisis política de la dictadura
y la movilización social de la oposición . . . . . . 204
CAPÍTULO 3 5.6. Años 1986-1990: La subordinación de la oposición
ASCENSO DE LA DICTADURA, DESTRUCCIÓN Y hegemonizada por el PDC al diseño de
REEMPLAZO DEL SISTEMA POLÍTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 transición de la dictadura 218

3.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 APÍTULO 6


3.2. Militarismo y represión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 LAS TRANSFORMACIONES DE LA IZQUIERDA .............. 225
3.3. Las ambigüedades del triunfo y la formación
de una alianza estratégica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 6.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
3.4. Bases de un nuevo sistema político. 6.2. La izquierda a partir de 1973 . . . . . . . . . . . . . . . . 227
Una nueva Constitución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 6.3. El Partido Socialista en el período posterior
a 1973 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 234
CAPÍTULO 4 6.4. La recomposición de la izquierda en los
CRISIS Y DESGASTE DE LA DICTADURA: LA RECONSTRUCCIÓN ochenta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
DE LA DERECHA ..................................... 147
CAPÍTULO 7
4.1 . Cambio en la correlación de fuerzas CONCLUSIONES ...................................... 259
y reactivación de la élite política . . . . . . . . . . . . . 147
4.2. La nueva derecha en el nuevo sistema de BIBLIOGRAFÍA . ....................................... 269
partidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Este libro de terminó de imprimir y encuadernar

en el mes de julio de 2002, en los talleres d e

Productora Gráfica Andros Ltda., Santa Elena 1955,


Santiago de Chile.
Se tiraron 2.000 ejemplares.

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