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Objetivo del presente artículo es conocer la eficacia jurídica del derecho humano de las

mujeres a una vida libre de violencia en México, analizando la grave situación de violencia de
género que existe en el país mediante la presentación de indicadores victimológicos. En este
sentido, se realiza una breve presentación de uno de los antecedentes que más impacto tuvo
en materia jurídica para reconocer por parte del Estado la necesidad de tomar acciones para
combatir la violencia contra las mujeres mediante la tipificación de conductas que habían sido
toleradas e incluso invisibilizadas.

Derivado de la investigación, se observa que las políticas públicas en materia de

Prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres han sido prácticamente obsoletas,
ya que de acuerdo con las cifras presentadas las autoridades no cuentan con los indicadores
adecuados que permitan conocer la realidad de la violencia de género en México, por lo que
cualquier política que decidan instrumentar para prevenir y erradicar esta violencia correrá el
riesgo de ser errática en su instrumentación. En este sentido, se requiere un compromiso serio
donde se entienda la necesidad de un cambio cultural, partiendo de las nuevas generaciones e
introyectándolo de manera profunda en las demás generaciones, solamente de esa forma
podrá generarse el cambio de pensamiento en donde no exista lugar para la violencia contra
las mujeres, y no será necesario la tipificación de más conductas, así como tampoco la
promulgación de leyes específicas para combatir este flagelo social.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha usado el color naranja para identificar las
campañas que realiza cada 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia
contra las Mujeres, en pro de defender el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.

Los día 25 de cada mes la Red Naranja Venezuela hace visible el derecho de las mujeres a vivir
sin violencia. En cada campaña logran movilizar a millones de personas para denunciar las
diversas formas de violencia que niñas y mujeres sufren todos los días en todas partes del
mundo.

Este año no será diferente, la campaña estará dedicada a todas esas mujeres venezolanas que
decidieron o se vieron en la obligación de migrar.

Las mujeres migrantes tienen derechos. Hacemos un llamado a respetar su derecho a la vida y
a la integridad personal; a tener garantías judiciales, a no ser esclavas y a poder expresarse
libremente. Todo contemplado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
promulgada el 10 de diciembre de 1948.

Irrespetar a las mujeres migrantes es violentar los derechos humanos de una población
mundialmente vulnerable.

¡Sin respeto no hay educación y prosperidad, es decir, no hay paz!


El derecho de las mujeres a tener una vida sin violencia es uno de los más
importantes logros de los últimos tiempos en materia de derechos humanos.

Movimientos feministas del mundo entero han logrado que los Parlamentos
de sus países asuman el debate y visibilicen la imperante necesidad de
hablar del tema a pesar del machismo que aún impera en las sociedades
modernas.

Las mujeres migrantes

Los derechos de las mujeres no tienen frontera. Sin embargo la violencia


hacia ellas aumenta considerablemente en contextos de movilidad humana.

Este tipo de violencia comienza, incluso, desde el mismo momento que la


mujer decide migrar. En sus hogares subestiman que lo haga y muchas
veces decide abandonar su casa porque hay alguien allí dentro que violenta
su existencia.

Cuando una mujer se encuentra de tránsito casi siempre es víctimas de


retención por parte de autoridades migratorias o por miembros del crimen
organizado. Al llegar al lugar de destino, por lo general, no encuentra
trabajo o se ve en la obligación de aceptar uno donde el pago está muy por
debajo de lo que establece la ley.

No solo los hombres cometen hechos violentos concretos hacia las mujeres
migrantes; también las personas jurídicas lo hacen, las instituciones y los
Estados u organizaciones legales. Por eso resulta muy importante identificar
al victimario y tratar de tomar los correctivos.

Las víctimas de violencia de género

La migración es un fenómeno reciente en Venezuela. Muchas mujeres han


decidido buscar una mejor calidad de vida en otro país. Un número
importante de ellas ha sido víctima de hechos de violencia, tanto, que hasta
marzo 2018, se había contabilizado la muerte de 15 de ellas.

Wendy Bandera, Andreína Escalona y Kenny Finol; Keyra López, Génesis


Jaimes y Romina Peraza; así como Lorena Cardozo y Dionny Lozada, entre
muchas otras, son algunas víctimas fatales de la violencia de género.
Abandonaron su país de origen, Venezuela, con la aspiración de conseguir
mejores oportunidades de trabajo, pero el destino las sorprendió. Varias,
incluso, han sido asesinadas por sus esposos.

La prensa internacional ha reseñado con detalles cada uno de los casos y en


Venezuela se ha realizado con la alarma debida. Estas muertes dejan
devastadas a los familiares de las víctimas puesto que muy pocos logran
recuperar el cuerpo sin vida de la occisa. Muchas de ellas dejan hijos
huérfanos que quedan a la intemperie o bajo el cuidado de personas adultas
mayores. Se reproduce entonces un esquema de pobreza que impacta
negativamente en el desarrollo del país.
Femicidio como delito en Venezuela

En abril de 2007 la Asamblea Nacional de Venezuela sancionó la Ley


Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. El
instrumento tiene como objeto garantizar y promover el derecho de las
mujeres a una vida libre de violencia, creando condiciones para prevenir,
atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Luego, en el 2014 el instrumento fue reformado para incluir el feminicidio


como delito. Ambos momentos han sido considerados como un avance muy
positivo puesto que el país sudamericano pasó a formar parte de los pocos
países latinoamericanos que ya consideran el homicidio de una mujer como
un delito, sin embargo esto no ha logrado disminuir los casos que se
registran dentro y mucho menos fuera del territorio venezolano.

Según investigaciones realizadas por el Comité de Familiares de las Víctimas


de los sucesos ocurridos el 27 de febrero de 1.989 (Cofavic) cuando se
llevan a cabo protestas en la calle la mujer también es víctima de violencia
por parte de efectivos policiales y militares. Durante las protestas del año
2017 las Organizaciones No Gubernamentales lograron registrar un sin
número de casos en los cuales las mujeres eran no solo arrastradas por el
pavimento, sino detenidas y sometidas a juicios militares.

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