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TUUQ B'..Afll'Ei.lfN OOWGRI


(compilado!')

�RliiER'f S. Iü.EIN / OSCAR OORNEUT


TULlO KALPERIN
. OONGHl ! NIOOU..S SANC::-rEZ A.UOF-.NOZ
TORCUA.TO S. DI TELLA

El. ocaso
de] orden colonial
en Hispanoamérica
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EDITORlAL SUDAMERICANA
BUENOS AIRES
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lllVi!J�'RE!K) l!•:N r�A �.RGENT!NA


Q!•<!do !w.d\w ,,.¡ depósito que pnme·
..e la. ie¡• 1 u·v. © 1978. Ediú>ri41
Sudatr.t:�e!·rú::aiM Sj:)�:�}t.á&ld Ariónima, ctÚW
.ff¡,.,¡,í,.•·•.to J'(·' 5 45, Bue,.os A.;re&.

Ol.re pubiie»<h �:r,cm d o:(•·n,�ruo editot'W ousaipto entxe Izo


ILdi<orial Sud;�me...cii<:."""'· r e! !!!Ctituto Torcuato Di. Teli&.
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1
1 Tulio Halperin Donghi

M!UTAIUZACION REVOLUCliONARJA
EN BUENOS AJP...ES, !806 - 18!5 "-'

• TuJic &íperín Don¡¡ini: "Revolutionary Militarizztion in Buenos Aire�,


1&06-18!5"'. _Past and Pres<mt, N• ?0, Q¡;(ord, julio óe 1968.
(
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l
1
En los diez años subsiguientes a 1806, Buenos Aire!!,
capital del Virreinato desde 1776, rechazó dos invasio­
nes inglesas y se convirtió en la capital de un país inde­
pendiente, pero profundamente dividido. Esto es resul­
tado de un esfuerzo complejo cuyos aspectos milita,es
no son los menos importantes. Los cuarenta mil habi­
t1 tantes de la ciudad que habían expulsado a los ingleses
por primera vez en 1 806 o¡rganizaron una milicia urbana
que contó con siete mil h ombres y de los cuales estaban

t en servicio activo tres mil, poco antes de la revolución


de un�. ·En ese momento el peligro exterior había sido
l. eliminado casi completamente debidd a la· revenión de.
alian:as que siguió al derrocamiento ·de la dinastía bor­

l. bónica en España por la "Francia imperial.

..
Aún antes de que se iniciaran las Guerras de la !.'!depen­
dencia, este gran contingente militar, reorganizado des­
pués de 1807 en forma. muy similar a la del ejército es­
pañol regular, ya se había constituido en parte estable
del sistema militar en el Río de la Plata. y planteaba
problemas· financieros y políticos de cierta urgencia a
las autoridades del Vmeinato. Si bien las guerras revolu­
cionarias impusieron cambios profundos en las funcio­
nes, organización y composición social dd ejército, éste
t-.llvo un papel destacado en d Estado revoluciorumo.
At.í, pues, el proceso comen:ado en 1806 gana impulso
después de 1810. Durante los primeros cinco años de la
R.evolucien los· militares estuvieron en camino de con­
vertirse en el primer estamento de la nueva nación. An'ri
después de 1816, cuando la cúpula revolucionma usó el
illí iLlTARIZACION REVOLUCJONAIUA EN SS. AS. 125
124 TULW E!ALPEREN DONGHI

desconten�o generalizado provocado por la dilatada gue­ res. Es cierto que los acontecimientos de 1806 (la con­
_
rra para fumtar e! poder de los oficiales, el mismo he­ quista de Buenos Aires por menos de dos mil soldados
cho de que la guerra no se había terminado eliminó la ingleses que ocuparon la ciudad durante un mes) señal2·
posibilidad de revertir la tendenci� hacia la militariza­ ron las deficiencias de la organización militar española
ción, comenzada diez años antes. La propuesta de los en el Río de la Plata. Sin embargo, cuando se creó el
jefes revolucionarios de lograr una victoria rápida por Virreinato del Río de la Plata en 1776, se tuvo en cuen­
medio. de una mayor escalada bélica reafirma sin duda ta su función como baluarte contra el poder portuguéf
la prioridad que ei movimiento revolucionario diera a y en consecuencia se awnentaron considerablemente las
las metas estratégicas en HllO. Si bien esta decision era fuerzas militares: se crearon nuevos regimientos y se en­
inevitable, acotó en gran medida los efectos políticos de viEron desde la metrópolis apreciable número de oficia­
1� hostilidad debida al surgimiento de los militares, opi­ les de carrera a esta área fronteriza amenazada, Si bien
ruón que d espués de l!H 6 d gobierno compartía since­ ios éxitos iniciales (los portugueses abandonaron en
ramente con grandes sectores de la ciudadanía porteña. 1777 Colonia. del Sacramento, que había sido su base
militar en el Río de la Plata) permitieron un rápido de­
La emergencia de los militares es tanto más sorpren­ terioro dd !listema de defensa, los oficiales del ejército
dente si se considera el rechazo general de una carrera profesional se ganSJI'on ei reconocimiento de su posición
en el ejército entre la joven generación de� élite porte­
como sector bien establecido en la sociedad urbma ha­
ña antes de 1806 y que consta en casi todos los infor­ cia Hl06.
mes respectivos. "Los hijos de Buenos Aires nunca .han Este hecho fue un aspecto menor en los grandes cam­
sentido atracción por la carrera militar; han preferido bios de equilibrio del poder social y del prestigio en
más bien ser abogados" -dice Mariquita Sánchez en sus Buenos Aires, cambios producidos por w reformas ad­
recuerdos de los tiempos de ia -colonia, y casi todos sus ministrativas de los Borbones y la expansión del comer­
contemporáneos parecen e�;tar de acuerdo con esta ad­ cio. En una ciudad como Buenos Aires, en rápido creci­
mirable dama.1 C1ilie preguntarse si estos contemporá­ miento hacia fines del siglo XVII!, los militares profe­
neos, impresionados por los profundos cambios que ·
sionales fueron un sector de la burocracia imperial que
comenzaron precisamente en 1806, no habrán. exagera­ compartió el poder político con un nuevo grupo de
do inconscientemente e! contraste con actitudes anterio-
come rciantes deseosos de lucrar con la expansión del
comercio dentro del Imperio. El lugar que ocupaban Jos
oficiales en esta éiite social era secundario y de un aisla­
. 1 Mariquita Sáru:ba, Recvenl.o• del Bui!YWS Aires vme)'Ml (Buenos miento relativo, como puede juzgarse a trnvés de fre­
Aires, 195S), pág. 61. Como e:.cepción dt!memoc 11. fnmcisco Squi., para cuentes casamientos entre familias de militares:: y el
quien las carrera s obvias que podía ele¡¡ir un hijo de "familia decente" y
"raza pum e!lpañola" ezan 1& i(!iesia, 1aJ leyes, la medicina y el ej&cito.
2 E!em,Bc� * !:: Íiit[.w� �¿c&ciaü 00 ágio XVUI pueden verse en:
Coronel fraacilleo Sacui, "Apuntes de familia". Stmsdn /k le N!!!:í é:: (!:i­
Enrique Udaoado, Diccionario biográfico tnpntino (Buenos !úrea, !9!lt!}
liliv�o. cie hf.�&yo, Buenos A�s. 1960), m, ¡Íá¡. 2191. SiD embargo 11e
pác;. 752 y sig., págs. 834 y sig. Instituto .Ar¡entino de Ciencias Genecló­
observa que aquello que según Sagui e¡¡ unz: caaen en el ej&cito, al final
gícas, Hombres de Moyo (Buenos Aires, 1961), pí¡G. 53, 204, 281, 290.
resulte ser un puesto en la marint. mercante. ·
126 127

carácter � hereditario del rango militar (hecho que Desp�és de 1806 �


acentuó la posición ambigua de
los oficiales en la sOCJedad porteña ya que su asceñso
fl:'e �e�unciado después de la Revolución como un pri­
.

como oficiales dentro de la milicia urbana se co!uideró


vilegro u:nprocedente). Esto último puede haber también como prueba del nuevo espíritu iguiilitario que domina­
servido para atraer a nuevos postulantes hacia una pro­
ba la ciudad. No se los consideraba socialmente iguales
fesión poco prestigiad:.
a los ricos comerciantes con quienes compartían el lide­
Sin embargo, hubo excepciones a este marginamiento.
razgo de los nuevos regimi ent os El súbito crecimiento
social relativo:
en w áreas rurales los militares tuvieron
.

de la milicia, qtte daba la mayor pate del control sobre


un acceso más fácil a las élites locales por medio de loe
los grupos annadns locales a .dirigentes sin formación
casamientOs y de la apropioción de tierras.5 No obstm­
te, � sociedad rural en su conjunto �vo poco poder
milita:r" fue s?Io uno de los aspectos provocados por los
_
camb1os de�id?' a la reconquista de la ciudad en agosto
e
político local en la época prerrcvoluaonaria n la A:t­
de 1806. St bten las trop&s regulares puestas a dispos.i­
ge�� al me�os � el Litoral. Po� otra parte, algunos
. ,

regumentos uu:tocratlcos . eran coruuderados como carre­ �on por eJ Gobernador de Montevideo jugaron un rol
nnpo�"Gmte en la lucha, la contribución de la población
ras honorables ai.an por la juventud de las mejores fami­
local resultó también muy significativa. Más importante
lias locales. Tal· el caso de la Guardia de Corpa dedicada
aún fue que la iniciativa partió espontáneamente de
al servicio persona! del Rey y a la Marina Real. En todo
oficiales
::as:>• los P!"?fe=icr..ales no encontraron un lugar
ll!! émigré fr�cés, Jacques de Liniers, cuya valiente ac­
aon contrasto con la apresurada retirada del Virrey So-·
n:am;pu�o en la elite local y en este sentido su posi­
.
�ón es simi1zr a la. de aquel sector de la clase media
bremonte a Córdoba y la aceptación masiva del dominio
inglés P<?r parte de los funcionarios dd gobierno, las
mbana cuyo status social era cuestionable: 1} por sus
corporaciones seculares y las religiosas. Todo el co mple­
medios económicos limitados a una época en que la ex­
jo admiructrc:.tivo y militar del régimen colonial había
�ansión económica abría nuevas compuertas a la p:rospe­
fallado; sólo la iniciativa. local espontánea podía salvar a
ridad de pequefios comerciantes y artesanos situados
Buenos Aires para el rey contra un nuevo ataque de los
más bajo en la escala del prestigi«,> social. 2} Más impor­
tante aún: por la dualidad de los valores sociales co­
ingl�ses. Esta era la sensación que tenía el pueblo, com­
partida totahnente por d Cabildo. El cuerpo municipal,
rrientes que reconocfa a la vez criterios fonnales por los
renovado todos los años por cooptación y controlado
cuales los militares tenían un derecho indiscutible a
ocupár un lugar
en la clase gobernante y criterios infor­ �erame;nte por un pequeño grupo de comerciantes de
�n�n hispano, tenía sus propiu ambiciones políticas,
males donde esto no quedaba tan claro.
limitadas hasta 1806 por el Virrey y la Audiencia.4 El
cabildo ·daba una asistencia financiera limitada y u n

� Sob,... e�te !e=�-:!= J....,. i.yacia, ''inteudlnts an d Cablldol iD the


V�tCJoyalty of thr Rio di! la Plata", 1/isptlm& AtMr. Hist. Rn., XXXV
(1955), JliÍliS. S$7-62.
128 TULJO HALPEJUN !>O!'!Se!
�1L:'I'.t.R:Z:t.CJON IU!VOLUCIONA&IA EN BS.AS. 129
��yo . ins�i.tucional_ muy neces¡¡rio a
esta tendencia a la
mihtanzac1on. Pero la tendencia misma
constituía parte �ento. Los nuevos soldados se reunían en asamblea
de una perc �
ón pública latente en la ciudad que de para elegir a sus futuros comandantes. Sólo d espués que
pro nto eclOSionaba. Los �merciantés la dección era aprobada por Linie.rs se procedía a! re·
. ricos, los funcio­
�os del gobi. erno, los tenderos y los
a.'i:es;mos se pre­ clutamiento formal, organización militar de los tercios o
Cipitaron a la milicia creada bajo las batallones y .la elección de los oficiales menores. ER
órdenes de Linien.
E! héroe de la Recon4uista organ
izó las un idades más consecue n cia, los votantes de la primera elección no ne­
grandes (las de infantería urbana).
con elementos regio­ cesariamente se enrolaban bajo lall órdenes del oficial
�al�s: dos d: ellas compuestas por p�tricioz (nativos &e que habían elegido: en ei tercio de gallegos, un tercio
1a �ten dencra de Buenos Aires), una de los votantes no apareció más después de ia asamblea
de &nibeños (ios
naados en el .m�erior de las provincias del p�eliminar.6 En otros casos (parecerla que en el de pa­
una de negros libres, mulatos e indios y una V�tteinato)
�e catalanes, ·vascos, gallegos, cantábricos
cada un� t ricios), la asamblea en la cual se votó al comandante
sóio incluyó una fracción de los hombres que luego se
y andaruces.
:X .espe.�aba de esta ma n e ra crear mcmporaron al r�gimiento.
una "competencia en­
tumasta entre los defensores de! . honor militar La milicia estaba compueSta en primera instancia por
de sus
re_s:pectivas provincias, lo cual' a su vez unidades voluntarias y hasta varios meses después de or­
aumentaba el es­
P!!'".Itu. d.e combate de la ciudad amenazada. La emula­ ganizada n.o se utilizó .el método com pulsivo c�tra ios
con. t_u�o su� consecuencias inesperadas; .las unida
des de recalcitrantes. La influencia perso!W de los orgaruzadores
Ia milicia regiOnal. comenzaron a super
arse unas a otras era fundamental, y la elección de oficiales en muchos
�on la ��cencia de sus nuevos uniform casos una mera fonnalidad. Sin embargo, la generosidad
e�. No sólo
Jos oficiales sm� hasta "cien solda dos en la provisión de annas y u niformes no daba acceso
de l ujo se vistie­
ron po� s� p�op automáticamente al cuerpo de oficiales. Se buscaba una
� cuenta" con "uniformes" de los cua­
les �alqwer ofic!a! f�cé� se hubi ese sentid experiencia militar previa y la elección de sus oficia:les
o orgullo­
so. nnentras que los reclutas más po por la tropa dio una oportunidad de progreso a aquellos
bres se vestían me­
�os o sten to�mnente pero con deco ro gracias a "la libera­ que, no teniendo fortuna, ni formación militar, tenían
�dad de las pe�onas pudientes".5 Así es como
la prestigio entre los demás milicianos. Las elecciones de la
nqu�za, eleme�to inf
? �
pero no · carente de impor­ tropa eran revisadas prolijamente por los organizadores
tana� en la diferencJacton social de Buenos Aires se de la gestión hacia la militarización, y la emergencia de
constttuye en �actor decisivo de la creaci
ón de un n evo ; lideres sobre la base de su popularidad más que de cual­
cue�:po de oficiales en 1806. Su influencia
se hizo sentir quier otra virtud objetiva, no era vista con mucho bene ·
tanto más por la informalidad de todo rel proce
di- plácito. Manuel Belgrano, por en toncet� secretario del

.
-.••, '"
' "Tercio de voluntarios de Galida. Estado que maniflerna 1ll fuern
• ���· ....,.
-- úlamos
cuatro años dr la dominación eJPIIñola
l'l'aDcillOlel .

efectiw aue tieae hoy día de la fech3. el e��oo �!!" �¿� !'e�
en el antiguo virreiuto del Río de -- .., !!'!a..
- " �"....
<>---J0 ci · 1-., "'
e 111 .. aaon, op .. at ..,
r Antonio ·de Cerviño y Ramón Manuel ele hzos, 21 de IIOWmbre de
:. p� �5, y aigs. , ..u

1806: Documentos prml la Historia .tf'gmtilu, XII (Facultad de Filosofía


'V Le�r�w, Buenos Aires, 1919), págs. S22-S.
�·
' 1 .•
i.'

130 TULlO KALPC&tN DONGHI 131


c�nsuiado de comerc patricios. Suvedra estaba muy lejos d e ser un advenedi·
io, nos dice que dur
Clones entre patricios ante las elec­ zo social, si bien después de 1810 los enemigos de su
comenzo' "a ver ._
1__ tram
h ��br:;s de nada para as de los política moderada lo presentaron como tal.' Siguiendo
elevarse sobre !os de
mento y verdadero las hue!W de su padre, había sido miembro del Cabildo
(distinción poco usual para un criollo) pero el recono­
a no haber tomado por cimiento formal de la pequeña clique de peninsulares ri­
...
" .•. • ·
mt Dlo
....-..
111·n ret�.eenaa
(,.. llm la recepción de votos
. .Be.lgrano)
ac:a.o
cos que controlaba la municipalidad le había concedido
euros, mú por
llal en doe hombres 01-
SU!i \icior; "''e
..- nnr o.... cosa
.--
. ._

a ponerle a la muy poco poder real. Sin embargo, en los i nestables


cabeza de 1
:erp�···
�cayó al f"m la elección en doa

�;-ore��!•ta
que tnn hombrea años después de 1806, Saavedra llegó a comandar la
fue Preciso
.
tuvo 1111 mntrutea que unidad armada más grande de Buenos Aires por lo cual
a la
de nuevo laa gmtea
Liniers qwen recorriendo su apoyo resultaba esencial para cualquiera que qüisiese
presencia del General'
- fila•
1- ..., con.
'-WII.
-'" 1o:; nombres de loa gobernar el Virreinato.
• ,
mago oyo por • aclama
en COJilietUe!l!:!!! quedm-on expresadoa' y
con los cargos".' Lu ventajas de la militarización para la élite criolla se
acrecentaron· por la posición social de numerosos crio­
el N� es difícil comprender
por
qué los resultados de llos que estaban fuera de la élite urbana. Las grandes
e:Clones tan severam
ente controladas desde . tiendas eran controladas por peninsulares que buscaban
·
am'ba es-

o� � e
tuvtesen menos enfrentados c on .
las ra ías empleados entre gente de su propia regi6n, con frecuen­
e�tentes de lo que informes posteri cial es
·

d b�do a.d •
cia en ramas de la familia que habían .quedado en Eapa·
;;medizos soc5!iale1�?
b. el . .,
0•
mttir: Per •
••
num ero bastante limitad.G de iia. También e l comercio menor estaba en manoe de
"ad-
s entre los nuevos oficiale peninsulares menos pr6speros; los artesanos sufrían la
s no justifica
tor_¡�
alarmado de algunos inf
ormesB ' la creación de competencia del trabajo de los esclavos (un tercio de la
_
las milicias cambió irrreve siblemente

r; �:�
el equihb · d población de Buenos Aires era negra y un 90tt de los
negros eran esclavos). 10 No resulta sorprendente pues
der e� Buenos Aires de
varias maneras. Antes
�-�da-� e

tar
�tre la élite urbana y las clases populares, que, cuando los cuerpos de milicia fueron organizados
IDlli�acJon unp uso una más profesionalmente a principios de 1807, sólo las uni­
. nueva igualdad dentro de
e Ite nusma. En espe la
cial, los criollos ganar dades criollas sufrieran esta transformación tan necesa-
tus como resultado de su on sta-
superioridad numenca en "·lCI.S


fu as. E·� emp o de ello es la car ·
rera de Comelio de Saave- . ' j11a Maauel Beftdi. "Memorias curioau", Bibliot1ca de Mayo, IV,
dra, come rCiante que sw-gió 114 58l!i; plll'a los �� ariJtocréticol de Benati {morerúlta), Saa"Vedra
como líder militar de los
tD UD "'mero vecmo pobze",

,
por •G �-L

Bu
{Beipaao A.u_tobiDpzfot
-�&
'
enoa
m Escritos eeon6micos
1954), pág. 5!,
Afts,
p ublicado
1 • La mejor pmsentacilm de la estmctuza IOCiiJ de Bueaoe Aires de
lol último• afiot ele la Colonia n la de Maafrecl Kouot. El PÍII'eyftl!to del
Rio de la PZ.ta. Sv 1sm.ctwnz econbmica-socilll (Bumor; Airee, 1959). Un
·

IIÚiilis mú enadístico lambién n factible, c:omo lo prueba Jotl Luia


Memorándum del CabUdo de •

= Me:;: e Documenillli,
Buenos Airei 15 ele tubre
Vi (F.:uírad cic Fil010fía• Le oc de 1_8011
1962), JIIÍC. .SM.• �onll. Y au, Buenos Aires, ilion.o m ''La nuuc:twa sociai y óemopiik:a cie ia ciulilui cíe :bueno11
de _Jos cm capitulare¡¡ ele BuenOG Ain:l, Airá ea el año 17781', A-"o del lnsritMto d1 Jn��Utipdous Hist6rictu,
.
&:brero
Fl de 1809, ibid. vm, Plll- 52; 24 de
ondablmca, Montmdeo, 10 clr. &:lftro Diqo Poaa: de r.e�m al Conde de VID (UDMnidad NaCional del Litoral, Jit.OIIrio, 1965).
de !809, ibid., VIII, ptlg. 11.
tia, mientras que los peninsulares se atuvieron a la viej�
con malos ojos por el C abildo y marcan el comienzo de
disciplina, entrenándose sólo en días feriados. En t;mto una complicada lucha por el poder local en la cual la
que la mayoría de los soldados en las unidades cri ollas organización militar urbana., fuente �e tanto or�o pa­
estabmn. dispue¡¡ tos a renunciar a sus actividades no muy re Liniern 'r los cmitulues, comen.zo a ser <:ons1derada
rentabies en tiempos de paz para recibir la paga mensual y
�n cada �e� ma or desconfumza por esto& últimos:.
de soldado que ascendía a 12 pesos, los empleados de Contando con el apoyo pasivo de. la burocracia, la Au­
tienda, los funcionarios menores der gobierno y los co­ diencia y el obispo, Liniers pudo capear Wl difícil pe­
merciantes, que predominaban �n las filas de las un.i.da­ nodo de transición debido a la: crisis dil!lástiGa m Espa>.·
cies peninsulares, no quisieron ni considerar dicho cam­ ña. Después. de su victoria en Buenos Aires, �ía o!re­
bio. cido un tributo público al Emperador de Francia, vien­
Las consecuencias de la distinta organizadón militar do luego que su fervoros? bonapar ti sm o se. t�sforma­
entre criollos y españoles no se hizo evi dente de inme­ b& en señcl de trcición, dados lot acontecumentos en
diato. En junio de 1807, la D efens a exitosa contra WHI!. Europa. Los capitulare& y el gobe:;¡¡mdor de �.iontevideo
fuerza expedicionaria. britámica más imponente que ya (quien antes de dejar su puesto � otro candidato
_ .
�d
había conquistado Montevideo, era todavía uru¡ activi­ nuevo virr ey organizó una Junta diSidente que volvto a
dad conjunta entre Liniers y el Cabildo. Si bien el héroe darle su invest idura coiL poder sobre la ciudad y el dis­
de la Reconquista no ganó nuevos laureles en la Deferua trito) se aprovecharon de este giro de los eventos para
y fue más bien Martín de Alzaga, ambicioso peninsular . tratar de restituir su autoridad y lanzaron una campaña
(como ·atcalde de primer voto presidía el Cabildo) quien injuriosa en la cual la lealtad política, la honestidad ad­
emergió de la jornada como nueva figura domiñante, l.a ministrativa y Ea moral privada de Liniers recibían un
posición de Liniers pronto quedó consoRidada porque la duro ataque. ·

Corona !o nombró i.'lterir�ente Virr ey. Esto mm-ca el Este conflicto abri6 nuevas posibilidades para las uni­
fin de la cooperación durante la cual Liniern y los capi­ dades de la milicia urbana. El Cabildo no había prescin­
tulares no sólo denotaron a dos invasiones sino que pa­ dido de su apoyo y no parecía atribuir mucha imp?r­
saron por alto y socavaron la autoridad del Vmey So­ .
tanda al roi dominante de los cnollos. Por el contrano,
bremonte a la _vez que reducían a la orgullosa Audiencia trató de lograr un mayor apoyo introduciendo después
al triste papel de tener que encontrar fórmulas jurídicas de· la elección de 1808 una regla tácita por la cual las
para reconciliar las decisiones revolucionarias de los nue­ candidaturas se repartirían entre 4 peninsulares y 4
vos líderes locales con el marco de referencia institu­ criollos cuidadosamente seleccionados. También había
cional ya existente. nombrado como su representante en Madrid a � rico y
Después de confU'Jni¡¡se el nombramiento de LIDie:rs .
popular criollo, áon Juan Martín de Pueyrredó� cuyas
por la Corona, la burocracia más alta comenzó a acer­ opiniones políticas heterodo�as eran b!en conocuias por
carse. al nuevo representante de Ea autoridad monárqui: todos. incluidos los caeitulares. Más m.rport..ante fue la
ca, quien a su vez estaba muy dispuesto a olvidar su an­ creciente resistencia de·los capitulares ai aspecto finan­
terior hostilidad. Estos hechos inesperados fueron vistos ciero de la política de IJ?.ilitarización de Liniers. La pro-
.,
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.

llll!L!TA!UZACIOJ\í Jlf.EVOLUCXONAJUA EN ll'lS. AS.


fesionalizaci6n de regimientos entc:ros creó la nece sidad ·w 135
die nuevo¡¡ ingresoE del orden rle un millón de pesos al mirw' con estas peligrosas novedades. En. iug¡u- �e Li­
año. Según comenta en setiembre de 1808 el Brigadier men; demasiado popular, se nombró & un tmevo �rrey:
Iif.anuel José de Goyeneche, e n ese momento en Buencr •"'�� Hidtclgo de Cisneros, e1rperto �, cap� ofic�a! !!&·
ft.:ires enviado por !a J U."l tz. de SeviUa: ;L Sin embargo Cimeros, apoyado por un g obierno
metropolitano debilitado, no pudo hacer gran cosa para
cambia�!' la. situación militu en el :Río de la Platz... �i si·
"Los aauntos militares necesitan un inspector con profundoG
conocimientos en esta rama para reclutar a loe mejores y
mW! dWWiil guidlos g!.'lllpoc de !¡¡¡; ¡¡¡cmales �¡¡ sin forma, �em or.é entnr en Buenos Air� hasta no l!'ecEbn· el
pan reducir lo� altOll salario! de la tropa y para dejar cqani­ homenaje de los Hderes m �tare s locales, 91ue sólo ie fue
za& uru; fuena sobre principios militarem profe:donales, de acordado a cambio de acc1ones muy prec!IW po r ¡¡u par­
modo que el Virreina to obezc a beneficios a la metrópolis y
te. Así, pues, si bien Cis ner os restablecía la milicü. pe·
no absorba todm SWJ rec111sos para w propia defen1111." :·'
� (disudt2¡ en enero) ha,¡.o el nuevo �:?Odlo de ha·
tru!one� &cl comercie, no disolvió los regimiento¡¡¡ rernu·
§i bien
e! Cabildo estabó?l. de acuerdo con este diag­
nerados &e criollo s. Es cierto que comer.zó a debilitar el
nóstico, hasta después que le fracasó el intento de tomar
aparato militar enviando las m ejore s tropas criollas con­
el poder, lo5 capitulares no dieron -rienda suelta a su
trz una insW'!"ecdón criolla en el Alto Perú y más dc:ci­
omtagonismo contra ias milicias urbanas. Tenían sus bue­
l!W! razones: la ominosa jornada del 1 ';de enero de 1809,
diciamente por el incumplimi ent o de enro� a �uev?s
gracias a l21 decidida acción armada de las unida­
!'Cclutas. No pod ía . ir muy lejos en · est� diuca?� .
sm
des criollas con lu de ;mdruu ces y c�tábricot quienes
despertu una alarma peligrosa. ;ntre los lú:le:7s �ilitares
criollos. Su prime ra preocupac1on fren te al ejercito urba-
ocuparon lm plaza, impidió la ca{da de Liniers, ya que
1!!1.10> no fue la de c onseguir e-ntr:adu suficientes para pagar a
se estaba gestando un golpe entre capitulares con el
apoyo de lu milicias vascíw, catalanas y gallegas menos
oficiales v soldados. Esta administración colonial, asñ­
numerosas. Esto muestra con gran claridad dónde se en­
mda baj; el peso de un cuerpo militar demasiado gr�­
p
contraba el oder !eal en .Buenos Aires: Sa.avedra era
de, fue la que dio en noviembre de 1809 y � repna­
omnipotente y las influencias militares criollas y plebe­
diente&, la "autorización provisoria" pan abnr el co-
mercio con Inglaterra. .
yas iban en aumento para gran desesperación de la base . ..
Cuando se prqdujo este h� ch o , la functón militar de!
de apoyo local que el virrey siempre había buscado en
la cúpuia de ia burocracia, lla Audiencia y el palacio
ejército wrbsmo ya hmbía sido cu esti o nadia durante a!­
eyiscopal.
gún tiempo. Los peligros excepcionales que .Bu�os Ai·
Las autoridade� metropolitamas se apresmaron a ter-
res debió enfrentar durante la guerra contra ios mgleses
se habían desvanecido gracias al cambio de alianzas en
1808. Si bien la d.ispo�ición padfica de los portu�e�es
ll! Im�fonn� r..n��d��ci� �'! J., �. G:}·cn��'¡� � � Sup"úi" jun'QJ � no en. dd todo confiable, la amenaza que const1tunn
Sevilla, Bueno• Aires, 14, de setiembre de 1808, .Mt�yo Do=sm0111fill, III, no era nueva y no justificaba preparativos militares tan
� 14, costosos. La función de l ejército debía máfl bien busc&r·
se ahora en el contexto pol ítico de la crisis de poder en
M!L!!'ri!.JUZACIO!Ii REVOLUC!ONJ..lUA EN BS. All. 1 !§ 7
136 TULlO HAL!'UIN DONG_ffi
e!. Río de la Pla.ta fue en esencia una guerra civil. Muy
España que habí& c ome ru;ado localmente en 1806 y se pronto quedó sobreentendido que: la victoria militar se­
había expandido hasta envolver a todo el imperio en ría la primera meta del movimiento revolucionario. Así
1808. La formación de una milicia urbana no sólo ha­ pues ce reconoció a! ejército como portador de un rol
bla dado a los criolloo la fuerza militar que obligaba a dominante dentro del estado, a la vez que se io fo�? a
todos los contendientes por el poder en Buenos Aires a .
realizar una transformación completa, porque la miliaa
tomarlos en cuenta: les había dado por primera vez urbana creada en 1806 y� no era adecuada p� � nue·
una organización que si bien no era necesariamente hos­ ,_.� demandas que imporu.a una: guemll revoluc1onana.
til, sin embargo era peligrosamente independiente del El prestigio cada vez mayor del ejército fue muy mar­
viejo sistema administrativo y militar que tan bien ha­
cado como pu ed e verse por el hecho de que la revolu­
bía protegido a la metrópolis del peligro de caer bajo ·
ción aceptara la militarización de toda la so e como<;i �
control de grupos locales. Se fo rmaba así un liderazgo
ur¡. ideal (no realizado a Ili:e nudo en la practic&., nat�­
alternativo en la ciudad mientras que los grupos gober­
m!mente) y por la pé?dida progresiva de poder y p:rest1-
nantes tradicionales se veían debilitados por la crisis me­
gio de los cuerpos administrativo� y eclesi tiC?s � ��s­
tropolitana.
pués de las rebeliones revoludonanas . La mllitanzac10n
En mayo de 1810 la Revolución mostró la fuerza de
en la vida diaria de la dudad dio motivos de preocupa­
este nuevo liderazgo y la pérdida de la función guberna­
ción, reflejados en d decre.to de creación de la Biblio­
mental de los representantes dd poder español. Si bi.en teca Pública de Buenos Aires:
los cambios institucionales locales que siguieron a otra
crisis en el gobierno metropolitano fueron impuestos "Los pueblos compran a precio muy subido la glmiz de las
por una fuerza militar, se los introdlljo con tan poca armas, si. el magistrado no empeña Sl1 �r y su celo en
oposición. por pa..Tte de !o� nivele s mis altos de la viej& p recaver el funesto término a que progre¡¡¡ r..mente conduce
administración, que pudo emerger un régimen revolucio­ �
tan peligroso estado, a la dulzura de las costum res 111cede
nario sin ro�per formahnente con la legalidad del anti­ J.z. ferocidad de Wl pueblo bárbaro [••• ] Buenos Aires se halla
amenuada de tan temble auerte; y cuatro añ01 de gloria
guo régimen. N o e11 de extra:ñaE que el Coronel Comelio han minado sordamente J.z. ilustración y virtudes que las pro­
de Saavedra se hallara al frente del nuevo gobierno. Con dujeron. La necesidad hizo destinar pl'ovisoriamente el Cole­
su ascenso al poder supremó la victoria del eJército ur- · gio de San Carlos para cuartel de tropas; l01 jóvenes empeza­
bano parecía completa. Sin embargo, pese al hecho de ron a gustar una libertad tanto más peligrosa cuanto más
agradable, y atraídos por el brillo de las. annu que habían
que el grupo revolucionario estaba investido de algún ti­
producido nuestras gloriu, quisieron &a militares, ante& de
po de legitimidad fonnal y solía presentar a sus adversa­ p repararse a ser hombres. "12
.

rios como un conjunto de individuoc rebeldes contra el


Rey y contra el País, la revolución de mayo de 1810 Pero esa prosa apasionada no podía hacer nada para
fue en realidad sólo la. primera etapa de una guerra
complicada. Daóo que ia España metropolitana estaba
afrontando al mismo tiempo -con poco éxito al prin­ u C.cettl de BVD�os At'res, IS óe septiembre de 1810, pás. 2S8,
cipio- su propia guerra de independencia, la guerra en
T";;í:.bG K;.J:.F¡;;j¡;U\J' 1)0!\lit>HI
frenar �z. tendencia impuest a por una guerra en creciente lillil:J:TARIVomOM ii.EVOLUCIOi'fJ<.R!A EN BB. i>S. - 139
eh:pl!...'ls.!Ón. De mi.miW la pérdida de prestigio
. zevolucionari&. llWler&
D�s�ués de la P?mera serie de derrotas
graves dd · de la burocracia, que fue en sum&
un reflejo de la ines­

��vuruent.o rev?h.AciO �� o :U sc;tiembre de l8H e! gc· �ilidad 'ºosterior !! ll' revolucióim, se �e!e!."Ó r ece!l'.tl!.é
""•�rno procl.�o. qu;e !u .''!.!tudes
g-¡,¡eneras .serán d ca· ... por ei d�ollo de los objetivos reroíuciorwios más ge­
mmo de las distt.."lcmnes, ne los hono
res, de las dignida­ nerales. Sin embargo la incompatibilidad entre los idea­
des... To�os los c iudadanos nacerán les de U. revolución y !m pos ición privilegiada de !.a buro­
soldados y recibirán
. una educación
desde su mfanc1a adecuada a s� ¿¡...,. ti_11"' � ¡;¡más allta! 1:10 fue reconocida mme&�tz..ment�o M
Er,¡ fm, todo ciudadano mirará
n&twral".:� �ste ambic o o pl&n
la guerra como W:� .;d
st � principio la hostilidad �bierta era dirigida sól.o contra Wl
� � dejaba �uy poco lugar pequeño grupo de funcionarios realistas cuya oposición
Pa;z. el �Itlvo de tradiciones gentiles, legado de é po 1 la revolución se reconocía ;robiertam.ente: y considerab&
cas
lru:.S pocxficas, En este ambie n te bélico como m:n ju�:tificati.vo máG pZirz. !o:. :;e-..,olud6n rnismi.. Es­
, !o¡¡ jefet: miliU.es
go:�a..!ll de una popularidad no compa..rab!e con otro - ¡;; � funcionmriof!i otrgv.illol!l<i:í§ y egcíst2ls .1mo dieíienruit."l. fe�
po1::t1cos revoiucionarios .. En su. vejez, IV.wuuel An.­ derechos del rey, sino sus propios privilegios injustos.u
toruo Pueyrred�n no .l!?�día
olvidar que la severidad de Destituidos fue un acto de necesidad política y también
su padlre le hab1a prohibu:lo paseru- por
las calles vestido de justicia, ya que abrió· nuevas y mejore� perspect!va5
como otrot� niños po eños, con los colore
!:
Y. eco daba con canno el día en que,
s de la patri � pua los criollos más patrióticos y meritorios. Así io áe­
: � escapando a Ie: clmra el nuevo Cabildo de Buenos Aires, nombrado en
vtg�<maa paterna, �ab.ía ido "a CBll:lltar a io de Chidma, a octubre de UHO después de separar a !lW elementos
quten cant�on ei mgwente verso: 'La espada cortan hostiles: "La Patria ha e1:pulsado a una serie de i.ndivi­
te de
nuestro Chlchma, cuando se la pone, tiembl .du.os de su seno , pero también descubre que su lugar _no
a: toda Espa-
. ..:..aua
ií: a ' " lo$ !!:'_,:
VIcton•a !..!
• J !
e as a.rma� �e celebraba w:n domos
5 quelliará óesocupado"}il Tamb ién io &ice la Gaceta, �es­
hiperbólicos en ceremoniás públicas y privad pué! de la pacificación de Cóniobz.: "No se advierte ya
as cuyos re­
cuerdos d�on muchas décadas después de
terminadas más diferencia. que haber pasado a mmos de hijos del
las guerm�
revolucionarias, mientras un públi
co irónico mismo C6rdoba aquellos empleos que los z.nterioreli' fun­
contemplab a el destino de funcionari os del gobierno al­ �onari�s h ab{anprofanado".17, iSe trataba pues de los
guna vez pod�rosos y respetados, luego caído
s a menu�
do en desgraaa.
E! ascenso de los militrures tomó nuevas dimen 2! W invectivroa contra los ''mancionCll" fueron iupre1 COIIIU!Iel! c:ie A
siones p.ntpapnáa revoluáonari&. ET-mplo típico es 1& proc:lamf. del Corone.! Or­
cumd.o comenzó a justificarse en términos de
doctrina dz de Ocampo a la población de CMciob.rJ: "•.JO!l defem,¡¡:e� �k li�d
de lo1 puebl011 que olladalne:nte invocan el nombre de nuestro Auausto
Soberano e! Señor Don Femmdo VII p�m. Clllcu brir m llidi:ófia: red de
. u Resolución � b: Junt:, 6 de clolllinu" ban •ometiclo a Rl "'yugo feroz" & un& ciudad que 110 me=e
septiembre de ICU ' R11gi&tro Ná-
csOnaZ, I (BueooB �. Ul79), pég. !17. � 5 W; cc�t:. � w,o� 'ili' io)Ao Cúiii � iU imiwa.�!'. Gace-�, � cie
25_�� lliauuel Antonio Pueyrred(m, Memorias (Bueno= Aire,,
19�2), págs. apsto de 1810.
u Gtu:�t41, 25 e1e octub� e1e uno, p._ 7.

! 7 /&id., 17 de �eptielllbre óe 1810, p.. S.


140 141

mismos p u estos ? ¿seguían teniendo el mismo prestigio o;msecuencia de la guerra, pero también ten ía algo que
y e! mismo p oder que en épocas m¡tl¡ caímC�.S? Son mu­ � con w modificac iones en ei equilibrio del poder po­
cha¡; tas causas, que nacen pensar que no e:ra;, taJ. e! CIL'lO. it'acoque ge produjo e� Bueuos . Aires con .lia creadór,
Ei régi.rnen re-t'oluciona..'"Í.o no podía -compartir el poder del régimen revoiucionano. Lo nusmo se aplica a las re·
necesario para afrontar las luchas internas y externas en b. organización interm del ejército, conse­
fo�
con organismos burocráticos orgullosos de su larga tradi­ ooelil.OE de l� ruiDfP� resistend& :oll movimiento revolu­
ción de co•npeí:enda cGln organismos rivales. Este orgu­ cio!U!Irio: el ejército reformado no sólo podía hacer
llo era inaceptable para la nueva generación de funcio­ frente a los desafíos de una guerra regular, estaba tam­
narios revolucionarios que deb ían ajustarse a nuevos cri­
bién mejor preparado para desempeñar un nuevo papel
terios: éticos y politic os , no olvidando jamás que su pootica en !z. revolución..
poder emanaba d.d que le había investido el pueblo . Des¡¡méz de tomar el ?Oder, 1;;, junta .ded_ic6 más '1
'
Cuando d nuevo régimen reempli�ó a los soberbios oi-. más atención a los problemas de orgamiZación dentm
dores por abo�oll\ criollos dd fuero porteño, los nue­ del mrma. Las unidades urbanas, cuya organización se·
vos jueces reCibiemn un salro:io mucho más modesto. guíe. siendo la de cuerpos volu.&tarios (si �ien se acerca·
También se les quitó la insignia que el antiguo orden bil a um ejército regular en mue� cuestiones �e :m.an·
confería a la función, y la simplicidad de la. ceremo nia :lii y diBcipliN.) se transformaron ahora en regmu:nto5
de asunciólil. era subny:&da .rllelübemdamerite.u Hasta las �oc, y nWl!leros-.os destacamento� fueron envmdos
autoridade� más altas del estado trataron de adaptar sus al interior como fuerzas el:¡>edicionarias. Pmra.lelamente,
modalidades al nuevo ideal y esp ontáneamente se despo­ � oreó umaJ. nueva milicia urbama, ejercitada }' rech.lltada:.
jaron de la p6mpa y dd c;er�oni.al "que por d.e:graci" según pauw de organización anteriores·.2l lS06 par& ll�­
de la hmrumidiad irivenwon los tiranos para sofocar los I!W' e! vado dejado por e! traslado contumo de los r.eg¡.·
, .
sentimientos de la mr.tu!aleza". 19 ' miento& veteranos. Los cuerpos CIVlCOS deb nm

' "defen-
Mientras la adnunis�ción civil era despoj ada de su der 1& capital en caso de invasión por enemigos a �
"prestigio · funesto" e invitada a gm¡rr el apoy o de los felicidad del pms"; pero no estaba� solo s en esta mi·
ciudadanos a tra.vés de méritos más sólidos , ' el gobierno sjón;:�o Una reducida fuerza de veteranos fue ��Signada
revolucionario se ocupaba de la reforma de los unifor­ pan proteger a la. dudad eontra peligros interno:; y ex­
mes miijtz.res, si..'1. hacer concesiones a1 espíritu de sim­ ternos. Al mismo tiempo se trataba de dar alguna for­
plicidad · republicana que imponía a los fundorrwio� civi­ mación profesional a ios futuros oficiales. En octubre
les. La. posición privilegiarl..z de loe miHta:re:; en d estado cie l&iO la Junta impuso a todos ios cadetes la obiiga­
fue la únic¡t excepción confesada a la nueva igualdad en­ ci6n die ruJistir a: la Escuela de Matemáticas, donde se en­
tre gob ernantes y gob ernados . Era, por supuesto, un;;. reñabm lor prindpiog:: de J¡o, �rtiU�{ll�21 E!lt�, d�ci.sión !:e

10 lbiri.. , 2S de �o ele llll O, pág. !i!i. 08 �to &el 18 ele e:ptiemb!e de Hl12, R�¡f.stro lo'acii>Ml, !, PlÍt.lo
'' Decreto que supnme !ois bQnocres prl':llicienw.les¡, Mmiaoo Moreuo.- I?S.
Doctrifia Dnnoc�ática (Buenos l.ízes, 1915), pág. 2!ll . •• Decreto del ! 9 de octubre de l!ll O, ibid., pá¡:t. 79·�0.
II!!!LE'l!'.k!:.!ZAC!OilY UVOll.UC!OilY&C.IA EN �. J�. li 4.3•
142
. . métodos de reclutcm1iento y a loll rigores de la vida mili­
·

portan
presenta como un apartamiento total de la tradición co­ ·. tar las deserciones se convirtieron en un problema im­
lonial que daba categoría de ofici$let a quiene�: no le te después de 18 1 0. En su campaña al norte, Bd·
merecían y z. vecet !:.o::;tc:. e;; los hljo:o mc::.or� de edad & p¡ elegía delibe�ente lug..rez pzra z.::�"Dpt: en
v
oficiales del ejército. También prometía abrir el cuerpo íos cuales la deserción resultara azarosa. Señalaba melan­
a soldados, cabos y sargentos sobresalientes, aunque po­ cólicamente que el ejército patriota encontraba a su pa­
co se cambió en este sentido. La promoción de personal lO "frialdad, total indiferencia y, diré más, odio mortal
de tropa fue bastante poco usucl en e;;te períodlc ret•o­ Je toda !a población".�
lucionario, y la distanc ia entre oficúnles y soldados fue Sin embargo, d empleo de reclutamientos en el cam­
o
mayor en el ejércit , posterior a !810, que en w uni­ ·:. "
''
po u o alivió la presión sobre los habitantes de Buenos
dades urbanas creadas en 1806.:2 · Aires. Apenas la mitad de los soldados concentrados en
Es� nuevz. msdpfuu. milita. creó :re¡¡entimientos eritre ' ' ,· ia ciudad en marzo de l ! H O st encon traban aUí a fines
los vetermos dle 1806 y WO? q¡lle estabw.. acostumbra­ de me. Con poco mú de mil soldados no ¡¡e podía en­
• ·-'
dos a una conducción menos severa. En noviembre de frentar 'la amenaza de Montevideo, en poder de los rea­
H l l ! la derrota de la rebelión de patriciog, seguida por b, y 1� necesidad de nuevas tropas para las fuerzas·
l.BJ relegación del regilllliento desde e! primero ·a! qui.>1to '"i expedicionarias que se enviaba.."l al Interior. El recluta­
lugar en el ejército, puso tm triste fm a la militarización miento urbano debía continuar, y con la perspectiva de
urbana abierta cinco años antes. Aún antes de eca crisis una larga guerra que tendría como escenario campos de ·

fmal el ejérci�o urbmo ya estaba declirumdo La$ gue­ . • batalla lejanos, consideraciones de tipo económico y po·
rras revolucionarias requerían un tipo de reclutamiento lítico favorecieron la adopción de nuevos criterios. No
menos estrictamente local y la junta ordenó a U. expedi­ �lo los funcionarios públicos, sino también los hombres
ción militar al Norte que ·"en todo pueblo donde se en­ ocupados en las ..artes útiles" fueron eximidos del servi­
tre se hará una revista formal de toda la tropa�.. se ha­ cio militar y las presiones se dirigieron hacía una pobla­
rán reclutas · rigurosas, cuidando de que recaigan en ción marginz.l. bastante numerosa de vagos y malentrete·
hombres de buena tmlla que se remitirán a la capita!''.23 nidos ya asignados al ejército por los viejos reglamentos
Así se recurría a una nueva fuente de recursos humanos roloniales, cuyo cumplimiento no se había puesto rigu·
y se invertía la política seguida hasta 1805. El uso de IOSamente en vigor.25
medidas compulsivas en la búsqueda de ·reclutas rursl.es
afectó hondame nte la relación entre los oficiales y sus
14 '·Museo Mitre, Doa.:mentos rJ.el · Archivo de Belgrll!flo, IV (Buenos
hombres, como así también la actitud de la población Airea, 19! �), páp. 109, 1 18. .
rural hacia los ejércitos revolucionarios. Debido a lo� u Proclama del 29 de mayo de J IU O, Registro Nacional, 1, pág. 28.
La protección de la población económicamente actiw es evidente por
• • L& carrera ck <:W uno de !011 colda.iloo " oficiales; se encuentn. ejeDlplo, en Ir. resolución del 21 ele agosto de UllO, t'bt'd. , que explícita­
regitt:rada en Tomes tú nzz6n (citado en 1& nota 2). · acate prolúbe la coDIClipción de peones que � en actividades de

u Aclolfo P. Curuz-. .A.rr:mvo Genemi t!e 1tz República A,.,m­


tnmlporte y en Fnenl ele "toce penorm que en cualquier capacidad sm
IÍ público".
Período de úz lntkf>mdmcitl, do 1810, � serie, f (iumoc Aires, 1891.),
píg. 6.
11¡ : NARiA El\! BS . AS . E45
,1 H-4 TULlO HALPUÍN DOMGHE WUTAJUZACiOM EEVOLUC!O

no iba a dem os­


Ot� fuente de reclutamiento urbano ia dieron los e!l­ díscolos como valientes, pero que
davos. similar flexibilidad. frente a la tropa.
N o sin de sconfi;mza por parte de los grupos go­ cambio pa....Uelo se hizo sentir en el cu�rpo d� ?fi-
_ taaon milií:ar
b�a.>tes, hasta íos negros no emancipados habían reci­ La importancia dada a la capaa

11
junto con el traslado de grandes secto
res
bido armas en 1807 y su valor y lealtad hacia sus amos
distax:tes hn�es
había sido objeto de grandes elogios. Las donaciones de Buenos Aires h�cia_
ejército desde
ere..11lexa halcut !a
esclavos destinados al ejército se hizo más frecuente a dt; combate.. fomentó una nueva mdif
urbana 27 a la
pu?r . cmdad y en: especial a
ca
Ir!¡ 1 die ! 8 1 0 , y cuando comenzó a flaquear la gene­ la vida políti •

m red solida ridad y rivali­


rosidad de Ios dueños de esclavos , e! gobierno revolucio­
de
·

1 vez que to aba más sólida, ia


dades en los cuarteles. Se introdu ce
1 n así nu evos elemen­
1 nario comenzó a comprarlos para el ejército. Las ventas

1
. personales y
a m: nud� erom -�orzadas, y dado que el gobierno no esta­
tra.rna de l-ealta des
tQe en la ya complicada .
te revoluclo·
ba aemaSlado dispuesto a pagar
de inmediato las deu� ' «k faccio nes den.tt o del grupo gobemw
un cambio más ge­
1 que contraía, podía de este modo adquirir reclutas, siem· urio. Estos hechos fonnan parte de
ráp�� de pa�­
. ·

. ' nera.fu:ado : la adopc ión asomb rosam ente


pre y cuando estuviese dispuesto a afrontar la ira ·de los
de los Jovenes ofl­
propietarios de esclavos. Sin embargo, en 1 8 1 7 �te resen­ tiS militares profe siona les por parte
es entre
timiento fue suficiente para detener el reclutamiento uni­ ci.l!ell del ejército revolucionario. Sin duda quien
más heroí smo que en su entren a­
versal de los esclavos. De modo característico, el Director dlOI confían en su
ción civil.
Supremo Pueyrredón se volvió entonces hacia el campo miento para lograr la victoria. tratan a la pobla

como fuente a.Rtemati.va de reclutas.26



con dureza y hablan de ella tan desdeñosamente como
sla , es probable
Con estos pocos espontáneos reclutas rurales, con va­ li. fuesen ya veteranos de muchas batal
,¡¡ue estén encaminándose hada un desastr mil.ita:r e . _Pero
gos y esclavos que llenaron los claros de la movilización
un modo de comp ortam iento
urbana de 1806, los oficiales ya no eran los intérpretes también están adoptando
ho � bres cuya prof�s ión �s
naturales de la nueva conciencia política de los solda­ i} que les parec e adecu ado para
d, mas sutil.­
dos, como lo habí.an sido en parte antes de 1 8 1 0 . Las )!i el heroísmo. Encontramos la m1sma act1tu
mente expresada, en un oficial revolu cionar io que no te­
características democráticas en la estructura del arma
heroís-
. ·. ..

de inopo rtuno
que pennitían a simples soldados opinar sobre todos lo � �: nía pacienc ia paia la ostent ación
. Cuando el
asuntos, fue objeto de grandes críticas. El precio de una mo y la indisciplina constante de sw colegas
mayor eficiencia militu era el retorno a una disciplina General José María Paz recuerda sus prime
ras exp:rien­
o ba jo las órdene s de Belgran o y JUZ�a
más autorita..""ia y tradicional. que podía a veces hacer cias en el ejércit
el desemp eño de su ex comanáante con la benev
olenaa
concesiones al comportamiento turbulento de oficiales
de un profe sional que e&
algo condescendiente, propia
aficionado lleno de bue-
testigo de los esfuerz os de un
26 ��/:'!"eclé::. ; � �in, cartas cieí S. de octubre de 1816, en
��- A. Pueyrredóa, Ltl Ctnnprzña de los Andes (Buenos Aiml, 1942, "' Eem tendencia C!l denulldada en k Go.r:eta, l 7 de octubre de l !!l l
íacatmil); 522 ciecn:to del 19 de septiembre de 1 8 1 6 en Gd&�t4! del 25 de
�eptiembre; su revocación el 9 de octubre en ibid.. 12 de octubre de un 6.
por "un patriota que merece d nombre de serlo".
.l
.... .'

·-. r.�..·.

J.I/
1 l!

..•
IICILE'!'A&!:!;AOiON IU:VOI:.:OCIONAIIi.U. i:N BS. AS. 147
D2liintencioneS\, se corre riesgo de perder de vista eí he­
cho de que se trata de las rem.iniscendas de un hombre Dacio entonc es que la victoria militar se constituía en
que ha entrado sólo recientemente al ejército patriota ;¡: el primer objetivo de! régimen revolucionario, aquellos
renWllciando así « un brillante futuro como estmlient� �\ ofk:i.&le' rc�e¡; que no preferían otorgar su ieaharl a
de &bogl1lcút en C6rdobz.}1t EL puntilloso Paz podía oivi- loE realistu encontrab&n posibi!;dad.es de fácil progreso
'

dar con tanta facilidad com o sw temerarios c¡ompañeros en el ejército patriota aunque tuviesen algún traspié po­
de arma s que, en honor a la verdad, en 1 8 1 2 no tenía aún lítico o de otra Índoie en su pasado : aun el modesto
ningún entrenamiento como miEi.t� profesional. en el ejército co io nial
¡:;ntJ:'e::!<:.'ntent:::> milit&.r ádquirido
No es de extrañar, pue11, que los ·oficiales con más ex­ no ett die de¡¡p:reciar. CIU.n&o se lo cuestionaba no era en
periencia militar siempre consideraran a ésta una ventaja nombre de p au tas políticafl mis exigentes sino para pro­
imp ortante. Los nombres de familia.e de militares domi­ pugnar un estilo bélico mÉs moderno. En HH2 José de
nantes en el ejército regul?..r anterior a 1 806, vuelven a San I.J'.!a!rtín comenzó m organizar el regimiento de grn.na­
aparecer con mayor frecuencia en loe registros pos�erio­ &ero� z. c<iliwo sobre d modelo fnmcés, mientras e! nuevo
res a U l l 0 que durante lo¡¡ rulOS en que dominó la nue­ te�to de tácticas de infantería de Carlos h-íaria de Alvear
va oficialidiacl urha."lZ., si bien induso en esa época lo� estaba tl!lmbién influido por la1 esc-í.llela francesa. Ambos
�ficiales profesionales estuvieron ta.übién presentes. L.o!! hombres h.abía.'1 sido ganados recientemente para la causa
Viamonte, el complejo dz.n de herm�mos y prim os Bal­ revolucionaria y los do� veníam directl!lmente de España,
carce, Alvarez Thomas, Soler, Pinedo, Quintana, Olava­ donde habímn interrumpido para ello sus promisorias �­
nia, Rodrigullez , Vedia, representan así una COJi7.�nuidad rrerm¡ militares. Ellos forzaron una profesional.ización aún
entre el cuerpo regular de oficiales de la Colonia y el mil: rápida en d ejército, dado que podían ofrecer el
ejército revolucionario.2l' Lejos de constituir una carg<n conocimiento y la experiencia que d ejercito patriota ne·
en época.s re�•c!udo::u:.::i2:.1:,, esz. conti..'1lWdad refl ejada en ceshaba desesperadamente, aún después de dos años de
sus apellidos era muy apreciada como garantía de capa­ iucha revolucionaria.
cidad pmfesic;mal. En ciertos casos, la carrera r�o!ucio­ A fines de 1 8 1 3 el ejército revolucionario se habí&
naria de una nueva . generación de oficiales se desarrolla­ reorganizado con pautas menos locales y más profesio­
ba a la par de obstinadas actitudes contrarrevoluciona· nales y totalizaba unos 8 mil hombr.es. Otros seis mil
rias en miembros más viejos de la misma familiá.30 más fueron organizados en milicias locales y distri�
huidos en todo el territorio. El ejército urbmno de
a Ge� José l\�Zm¡¡ l'�, Memorias póstum4S (lluenoD Aires, 1 95+), 1806-!810 yi!! no er.i!lt:Íz.. Su reemp!&Zo por una orga·
[, p•• 22-S.
nización más tradicional se justificaba obviamente dado
u

1 '
Vé�U�.tt los trabajoo cimc!Olll anterionnente en le notm 2.
• • Tal el casa dl!i futuro cenera! Agustín de Pinedo (capitán en 1 8 1 1 ,
que se había vuelto a una gu
erra también ella de estilo
1 1 llZI'pto mayor en 1 8 1 4, comandante en UH ! y coronel e n l ll l 9) cuya más tradicional.. ¿Qu� ocurrió con esu funciones políti­
padre y tocayo había escapado a Montevideo deapué�:- de la revolución: � �ue e!'! !� milic:k :.;rhw� :--&&biá desetüpefiado más
1i TnmgE !!� �!!! Ó l'Z, y�. �2t-2; y p.wL"c t'.i geoerai iiiiarión de la Quintana
cuyo padre, bripdier desde ! 1102, se hmbí<> opuesto lil la Revolución;·lfom· efectivamente que sus taréas militares p osrevoluciona·

11 iwenie Mttyo, píp. 290-1 . rias? El reemp!&Zo de tropas urbanas semivoluntarias por
un ej ército orgmizado sobre bases más amplias y más

i
H-8 l4S
profesionalizado tuvo sin duda consecuencias poHticas brir dónde se hallaba la íniciativa política. Cuando
i.mporuntísmr�s. Debido justz:mente a qMe e!:tz.E come· emerge d 25 de mayo � nuevi< Junta presidida por
c-ileíí.c'w no se oponían 2; la tt:lllÓ.enda poiítica general en �e:&a pero con .Jg-.:mo& J.e ¡-¡¡¡¡¡ arrt\¡r¡¡¡o¡¡ ;;;p.e:u.igo¡¡ en­
� Argentina revolucionada, 1.& reforma militar pudo com­ � mu integrantes, es evidente que lt:.e peticione� popu­
pletarse con tanta rapidez y facilidad. lares que obligaron al Cabil do a nombrarlos se origina­
En mayo de 1 8 1 0 el ejército urba.."lo había sido el ban en los cua.rtdes del ejército urbatno.3' Sin embargo,
alma �d moviruleráo revolucionario , no sóio porque ia rompoiició� de. � r.raev.. Jur¡�¡. ·mucstt¡. qa� iz. ir.J.¿ar
controlaba d p oder mHitar necesario para iogra.r el asen­
·Un no podía haber surgido e�clusiv&mente de los jefef
timiento de l� autoridades coloniaJes al cambio de régi­ mú importantes del ejército.
me�, si�o más _m_ln porque pr:opm'cionó el marco org;mi. De esto:. m.,_nerz., k revoEuci6n de mayo de 1 g 1 O fue
zatnro dentro del cual: se gesté eli p<:rtido revoluciona."'i o. ml mismo tiemp o la victoria fi.."lZ.I del. ejérdto urbmo y
'
§m embargo, �a agitación �:evoludomria se h abía e"terA· ci oomieru:o de una crisis cie ¡¡¡.¡ mfitienda poHticz.. Sc­
dido desde el principio más &lác de los confi."l!.e§ del ejér­ �a siendo el núcleo básico dle! apoyo popular ¡¡} m.l!e­
cito urnarw. Du rante las jornadas revolucionarias, agita­ WY régimen revoludonario, pero ¡¡ la par iba emergiendo
dore!' populares fueron vistos por lias calle;; de :Buenos 'fE obro apoyo popcl.ar mas nl!leyo y todavÍa no orrgan"li­
Aires. Sus seguidores r>e �.icieron oír en momentos crucia­ i!:M.O. La; agitación que se e1;;tendúr. entre sectores cada
le¡¡ como voceros de las íl!Spiracion.es revolucionarias, AA= mis ii!mplios de !a población dlebiliw!a �a !.lo!idez:
&-1 apoyo que l&& unidades habúm prestado a SWJ lide­
·

Ko que permitía a los jefes del ejército urbmo .asigru;r:::e


un papel de árbitros entre el viejo orden y sug enemigos res armados antes de mayo de HilO. El gobierno revolu­
dedarad.os. La wtima estocada de íos Hdie!l'eS del eiérdto �o �frontó este nuevo pwbieJma: arnpfiomdio d ejér­
contra d gobierno colon:rii! tomó lia form� de un�; deda· cito, cuando Frenc.h, d más e:dt o so de !os agitadores
ración en que !tlegaban su incapacidad parz. controlar la de l& joma&a de mayo, fue nombrado coronel de un
mtnmquilidad. popular. Sil bien la dedarz.ción pasaba por !llUevo regimiento. Pero esta solución creaba otros peH­
alto con gran habilidad la coincidencia de op iniones en­ ¡p:o¡;: � diferencias latente� entre los militru:-es y lm: s;e.
tre agitadores populares y j efes del ejército, la aparición _ gmdo:res chiles del régimen revoludonario se intro::h.r.je­
de nuevos actores en la contienda política (por ejempl o roni dentro del ejército nlismo cuy& cohesRÓn polltica
en b:. agitación popular durant e las jorna&s: revoliucio:nm­ d.e--
.Jmó en consecüencia.
riou;} era harte re<J.. Dentro dd ejército ill'bano mismo, !�á; importente !illn ez que les revo!ucionz..""ict:
. yz no
.mrgian lentamente nueva!! agrupaciones y lidernzgm; pl'i· eran una facción iimbiciosa de hombre" m.1.evos: que lu­
ralelos a la organización formal existente dentro de los chaban por el poder: ahora estaban en el poder . Para
batallones. Si bien hasta el 22 de mayo de H l lO, o sea el.Úrenb:r su�; nuevas tareas no podían perder d controt
hasta. � rerwrjci& citt! ''iftty, el ejt·r-cito IJ..nÚano fwic:iona.·
ba como dócil herramienta en las manos de ms jefes, en
los conf1.1sos días que siguieron a la creación de una Junta
encabezada por el ex virre y es más difícil ciescu-
' 'ji' '1 l.!H
' ¡1 TIJ'LIO KALPE&IN DONGH! �: OO!! UTA.E.!:I:ACION' .ltl::VOl:.UCIOI',:J:.cU. ::� OO. ;;.r;,

y &demáli dehúm ofrecer lidemgo poh"tico 1· I!IWl Dotenciales reduw. El servicio volun.t21rio era su­

���: p�mim&o los aJ�áes


' 1

s:. un mimero
por la conscripción de vagos, � y
m ucho mayor de gente del que po :üa abarcar
¡; un ejérd­ .���,.' temientes er.m los encarga&os de detennmar qurene� Lo
1 ' to wrbano. EI !:'égimme n revohucioruo ui oo tenía emnacho,
1
eifl usar para estte fm lo,;; wtru.>moento
-�l�.:_: �·�:ur. y d.e e�te modo incorpcrm:-]os a f"'cl¡¡;. D:e cst�Q, . Y clc
. t dcja.do¡¡ por el i ', otl!U maneras, las organizaciones policiales adqwneron
régimen L'llterior. Trató de mor.lizar a
la Iglesia para �; : 1111 grado de ejecu.tividad mucho mayor del que �canza..
que lo apoyara, obligando a los sacer
dotes a d&r uermo­ du r a n te p o l ít i:� ·militar d�
nes sobre w ventaja¡ del nuevo orden olitioo ton la movifinción
p .u ' Us6 ;;.®OSo i Mi y di� aqudli� otr<:: que c�n:..cten;;;c � !� �C"é]c
tmnbién en meciiáa creciente a la policía y a l100
buró­ !jzación politka anterior al derrocmuento dd reg¡men.
cr&tas menoreG de la admini.lltradón judicial: contro
lada oolonial en H i l O. Los al caldes y t enientes no eran tm
por e� Cabild o. Después de ia reorganización del
Cabildo mero cuerpo de f��mdonarioe ajenos a la :Jodedoo urh�­
en octubre de ua o y del nombram
iento de nuevos hom·
bret en e! puesto de é'Jcalcles y tenient= &icaid� tanto !iü'> y s!Ulburbana impuestos a ella por :I gobierno centrru.
en !.t'w. eEegióloB entlre los nct&bies ioc&i�, ya qllle los me­
la du� como en d campo, se les dio mayor autori
dad joret candidat o! eran en teoría �ellos que pod�a:'
sobre la libertad y ¡propie :iad. de loo habita."ltes
de su dis­ eg-..w-dm- el orden y cumplir sus funciones con un �.uu­
trito. Dado que w tensiones políticas ibzn rápidam
ente ·mo di.� �oyo desde lo alto, pues oontaba:.n con sohdas
en aumento como resultado de ame:aazu
contl:arevr olu­ bases en los distrito§ q ue controlaban. El hecha die 9?e
cionarias, la Junta debió confiar cada vez más
en sus . el sistema policial tuviera elementos de representacwn
representmntes locales, 'gi bien éstos eran
a menudo
acusados de actos despóticos. Así se los puso· a cargo iocai lo hacía potencialmente peligroso al gobierno cen­
la búsqueda de � no declaradas y se le! · ¡)enniti
de tml, pero lo mismo hubiera oc�do co� una es ��ura
ó mú autoritaria y centralizada e mduso s1 el sentmuen�o
imponer castigos muy severos a quiene� w escondúm.39
Su autorización pasaba a ser necesaria para mudarse de
político popular hubiese �ido menos i��enso: !os ageme s
loczies tendían ¡¡¡ !lucwnbJr a ]z. tentiiiciOn de usar sus po·
un barrio a otro, incluso dentro de
los limites de la ciu­
dad, y en IIWi funciones podían exigir la colaboración de deres :relativamente independientes n.o para servir sino pa·
ra premonar al g obie rno central.
cualquier vecioo y castigarlo si la ayuda no era recibida . . .
Estos peligros se d�scubrieron de pn sa y se efunimn­
dle inmedmto. A medida que crecían las tensiones polfti­
cu, estos amplios poderes fueron interpretados con ma­ ron más de prisa aún. El rápido au.-nento del poder de
yor flexibilidad y w quejas de �� víctimas (sospechosos lo& &l.c2lldem fue facilitado por oonilictos dentro d.d go­
¡po!ñticoe por defiir.ición) cayeron en oídos sordos. bierno revolucionario, que ya era..'l evidentes en el últi­
Esta red de autoridades locales con. poderes ada vez mo mes de 1 8 1 0. El secretario de la Junta, Mariano Mo­
mayores pasó a constituir un filtro
�no, adherente reci ente del grupo revolucionario y anti­
entre d ejérdt� y
.po pmrtidz.rio de Alzaga, se convirtió en cabeza de Ea
f�ci6n �!.!e f���'Cr:'eC� U!"� po!{t!c� �c:?J. CO!!t�� !�e
•• Not& de 12 Junta al obirpo de Buenos Aires, 21
el= ·n�bre cie enemigos de! movimi ent o, mientras que �ome�o de
I&lill , Regimo Nel:io'IUil, l, pág. ¡¡g,
Suved.."a, :mtiendo que perdía terreno, se Idennfic&ha
'" Decreto óe! Sl e:, julio el= uno, a"bid., pás. 4:7.
M!L!TAI!'l.!ZACIO!'I: lii: EVOLUC!OMA&U. �N U. J;.S. 153
gradualmente con tácticas más moderadu El conflicto "
� era; sóio c:u¡¡estión de tiempo. §in emhargo, d n�e­
estalló en noviembre-diciembre de HHO. Moreno apro­
vo actor entra en el escenario poHtico de Buenos Air�s
vechó un incidente menor para relevar a Suvedra del
rest�lecer e! equilibrio trutoma&o por ¡a, au�ac1a
L !o�
an
moren.i!ltas. En k no�he de! 5 al! ,6 de �� de
supremo comando militar, qt.�e revirtió sobre todz. k
junta.. S....ved;¡_ dirigióWl COntra.ataque exitoso que

consistió en forzar a la Junta a inc orp orar los dipu tados


181 1 una multitud se reunió una �ez mas en 1a Plaza
Mayor y sitió pacíficamente al C�ildo y � la fortaleza.
electos en ciudades y pueblos del VErreñnato, quienes .
Como en jornadas revoluc1onanas antenoree estaban
er:m en eu mayoría hostileR a�. g¡;cllBJ>O de M�oreno, Este
protegidos por �os milit�e¡¡, entre ellos .l�s fieles
acató la d ecisió n de la Junta y se apartó de ella pan .
oficWe:. savedrisw def regmnento de p�t?c1os. �o
cumplir una mi sión diplomática en Gran Bretaña (su­
obstante el equilibrio entre soidados y aviles hab1a.
cumbiendo a una muerte prematura el!l alt� mar). pero
cambiad¿ decididamente. También, se produjo un. cam­
sus se�midore� manw�rieron influend.:. dectro de! gobier­
bio fumlztivo en la comnosidón die los grup os de chrñletJ :
no V la adhe111i.6n d\e b� revoludona.'io� ffilÍ!s militante§.
e&os llegaban a la plUa desde los sub�roios de la ��­
En �arrzo de 1 8 1 1 � se esC:ahan reorganizando en el
marco de la Socieda& Patriótica que . se reuní� en u�o
dad, conducido& por sus 2llcakies y teru�ente�, que �­
de !.os cafés de b. ciucb.d. El desa.-rollo poco satisfacto­
gím abiertamente a loo manifest!!l..>1tes y hacum petlcro­
De! en r.ru nomb re Id Junta otra vez se doblegó 2. r�o·
rio de h guerra y !z. adopciórn. por los: moderados de las
.

mismas políticas que a."ttes había¡¡¡¡ denunciado romo na de fuerza mayor y adoptó cui �� lu m;ruw
jacobinas. dieron nuevo {moetu :. b. facció n reciente­
incluidas en el petitorio popul!IX. Llll mwma mayoru1 saa­
ftdrista en la Junta recordaría más tarde con vergüenza.
mente derrotada. AI mismo tiempo los amigos de Smave­
cómo había sido en esa ocam6n ca!vada por la plebe. u
dra come nzaron a dU!du de su dominio sobre el ejérci­
to. En t:n clim<:. .:Ue crislii i."L'Uinente, ios morenistas for­ joma& .hab!,a pro ducido m efecto demasiada: noveda­
des inaceptables p2l'a los jefes políticos y loe grupoo et­
maron una lilisnza con el Cabildo y organizaron una �
tablecidos. La petición exigía l?ecii más severas con­
campaña contra el proyecto rie depo:rtu a los peninsula­ ,
tra los peninsulares: la poblac1on :nolla de _los �bur­
res solteros (considerados los más pmbables opositores a ,
bios no los consideraba -como b. elite revoiuoonana de
la revolución ya que no tenú.n familia ni afincamiento �n ia sociedad patriótica- amigos ni compadres ¡ más bien
el país). La Junta se rindió ante !z. pre sió n de lz. Sociedad los conocía como codiciosos comerciantes al menudeo
y del Cabildo y se declaró complacida al des cub rir que sus y poco generosos acreedores, Tampoco le generosidad
propios sen timientos humanitarios eran tan a.mplimmente reclproca ya usua1 entre políticos porteños goz t de la �
compartidos por los patriotas porteños.34
.

aprobación de t� plebe eruloberb ed�
, .q;.ue predra. �u­ �
La influencia de Saavedra, junto con la de los diputa­ presión de las pensiones e indemn�aaones pecumru;w
dos de l¡¡¡¡ provinci<..s, había comenzado a dedinar: el as. que temían fuesen otorgachs a. qwenes se propoman
censo a! poder de la facción rivilll , má¡; c:: ohere!!te y �ed-
apartar del gobíemo.
La clara perspectiva sociopoHtica de ios nuevos g::u­
u Gacettz, 21l de mm:c ele Ull l, �· 1121-!16,
pos que se habíarn. hecho o{r el 5 Óe Wril, fue CltUS& de
,. . .
:' ii'!Ei.li'fAI:.U',ACWN illi"V'OlL.UC!OMhllm.&. Ei'1 Be:. A&. 1 55

. Y irol de un
cuerpo die oficwes surgido de lz. élite era no
verciadel:"!. l!li� pma ll!!. Jun�. La solhla,.'"idad creadat ·, •� :po �ncial pU"& proseguir con 1.: gueí"l."a re\l'olucionaria;
por la movilización militar de 1806 a 1 8 1 0 , en !a que . "¡ lino de suma utilidad para resolver de modo favorabRe 2
grandes sectores de !a población criollia pobre y mmgi­ ;Jiii. =z é!ite los conflicto¡; interno¡¡ y político!t de .ia revo­
·

na! se había."!. c�.i:::;d; c bajo e1 liderazgo die b. élite crio­ ;;;�: ktclón mimu. No es " de e!:t..rañ� pues q"ille , :, l¡: vez;
lla, había agotado sus poribilidades. Su reem.plczo por :�: gue emerge un ejército profesional a partir de los res­
unnuevo alineamiento de 2Ún más amplios sectores po­ �,, to• de las unidades urbanas, el poder revolucionmo
·

pmares implicab a un nuevo período de ine!.ltabilidad po­ .' .) �quiere rasgos cada vez más oligá...-qwcot. A pes2lr de Em.
Efti� y� que eztc� grupos no t..abúm participado activa­ <' J.cieolog{a radicalizada, la Sociedad Patriótica es pre­
·

mente en d largo proceso qjue había creado una opinión .... · ·QUIOII'2 de esta tendencia: su objetivo no era d de mo-
pública militante antes de la revolución; e ignora­ · .. ' :düzar nuevos grupos en apoyo de la revolución sino di­
bmn o condenaban todo d conjunto de actirudes poHd­ , '� nuevas ideas dentro de sectores ya. movilh:a&os. ·

cru: q¡ue esa e¡q.eciencia común hab{a creado eo. !os jefes .� ; .� mm
la Sociedad lP'atriótic& fue pawatinrunente per·
�ofuciGl11ll&.,.¡os y en Sl.llf seguidores. Más :inquietante aún '. diendo lmportanc�. El papel político decisivo pasó Zl
em que esta población recientemente movilizada de ios · :-' �os de la Logia, sociedad secreta que habí& tomado
suburbios no estaba comprometida � p ersonal ni i deo­ · · .. abiertlmlente el poder después del goEpe militar de octu­
lógicamente con loo jefe� de la élhe re-..roRuciarwia: la . bze de HH2. Así, el nuevo ejército consolidaba e! movi-
decisión de apoyar a Saavedrl!!. m contrn de los morenis­ • �nto político que había fComenzado poco después de

.
tru: !fue tomada por lot alcaldes y no por S'W1 wscipJ.lna• be .hechos de abril. !La wgia agrupaba y disciplinaba
dos seg-lllidores.. Podía as{ surgir un nuevo elenco gober· con 1m mayor efkacia posible al pequeño grupo que
rumte que reuniese a esru; notabilidades de barrio cuy� �om ejercía el poder político y militar en la Argentina
capacidad de acción pob'tica había sido subestimada revolucionaria. Su creaci6,1 !>..ahí'<:. sido ccnsecuemdot y
hasta ese mo mento No es difícil comp render por qué =u=. a la vez de un esttecha..rniento dei orbe político
e��te movmuento fue rápidamente frenado. Muy pronto porteño y de una creciente coherencia interna del grupo
toda la po licía pasó a depender del control directo del ¡obemante.
gobierno central, y ' los puestos de alcaldes y tenientes se El nuevo ejército redefinía su papd politice en ese
hicieron renovable¡¡ cada zño. nuevo marco, e iba a consolidar un proc eso poHtico de
Una consecuencia indirecta pero muy significativa de signo opuesto al que en su momento había sido hecho
los acontecimientos de abril de lSH fue !ilí rápida pro ­ posible por la formación de la primera müida urbana.
fesionafu:aci6n dd ejér.-cito. La e�periencia poHtic::a de Ei ejercito no tuvo sin embargo é:ldto tot� en el desem­
ese momento había demostrado que el ej6rdto uro�mo pe!5.o de sm nuevz.s funcione¡;. Emre octubre &e 1 8 1 2
ya no tenía control sobre la creciente movilización polí­ y . mediados de 1815, fue sin duda el pilaE fundament<c!
tica de la plebe de Buenos Aires; que la militarización del régimen revolucionario en su lucha a la vez contra
rnimn.;: y hf ��civ��; mte clri. comenzaban a hacer ios realistas, los disidentes federales del Litoral y la opo ­
trru:tabillit.r la hegemo nía política de Ia élite criolla y sición en la ciudad mi�ma. Pero su apoyo z! régimen re-
que la creación. de un ejército profesional b.Yo el con-
l
.

1 56 TULlO HALI'ERIN DONGHI


• �!..!T.."..P..!U.CWr; :�>t:VOi.\;CID!I!&R.� ll:K SS. i.S. 15 7

Qad. Al mismo tiempo, e! gobierno dirigió su "preocupa­


'�,'
.
suitaha eJ.:tremadamente costoso, y no sólo en térmi­ de
c::ión patema"36 (lot e1:pres!ón misma ttení� un sabor
nos de dinero. Al utilizar al ejército como instrumento
político por ex:ce;lencia el gobierno revolucionario trans­
f; .,.dtm-régime �o del todo mopo�o) al b1enestar de los
.

.�t· pt�bres y necesitados, esperando as1 gatllar apoyo populaz: .


,

fornutba en costumbre el uso de la fuerza para solucio­ ..,


Nc tt."t'o éxito en ello; los moderados no eran favorecz-
nar sus ¡problemas internos, perpetuando de e::ta manera
úos por las clases plebeyas, y ciertos¡¡ líderes militares
las contradicciones poHticas que precisamente estaba
que se habían identificado con el o tdiado régimen de
tratando· de suprimir. Al mismo tiempo , el uso indiscri­ 1.81 1 -1815 emp ezaron a ganar nueva ¡popularidad como
minado del ejército imponía una fuerte carga económica
jefe� ooliúcor. de esa oposición: !atente.
sobre la población de las áreas revolucionarias. EJ des­
contento derivado d e ello se tradujo en un círculo vicio-.
Cabe preguntarse por qué las clas�s plebeyas en a
• �
ciudad fueron tan sordas a quienes ape-elaban a su prop10
so, tanto· más peligt"oSO dado que las poderosas clases al­
interés en contar con un gobierno or�enado y menores
tas de Buenos Aires debían soportar toda la carga del
pto� militares. Podría ser que la nnilitarización m�
costo de la guerra, y la impopularidad de la direcció n
cue �¡¡lz; ca.-ga les resultara una bendic.:ión. Como medio
revoíucion<L-ia se extendió hasta a aquell os grupos socia­
Ues de los cuales ella había emergido. El gobierno ·militar
p&Ta lograr una redistribución del pod� político el nue­
·w ejército hab íaprimero fomentado W luego desalenta­
fue visto en la opini ón popular (no sin razón} como el do una ampliación de !.a base social d� éste. Pero en lo
responsable de una carga imposi tiva cada vez más pesada,
que se refiere a la redistribución de : ingresos, durant e
y los resc:ntimientos comenzaron a acumularse. El resen­
ambas etapas había trabajado en � sola dirección,
timiento aumentó también por la \!iolencia cotidiana, ali­ , elevados
tli'aDSfiriendo riqueza de los grupos sooa ales mas
mentada por !.as ex:igencias de la guerra y de las.disputas
a los más bajos. Como puede verse etn las cifras de la
internas, además de la arrogancia de los militares que .
Caja de Buenos Aires, que rápidam�nte se es a �nV!r· �
con. frecuencia actuaban con total arbitrariedad, m os ­
tiendo en la Tesorería de la Argentma : revoluCJonana, el
trando poco :respeto por edad o rango ,!c costo de la guerra se volcaba predomiiUantemente en pa·
El gobierno de la éii te revolucionaria sufrió así aisla­ gos de sueldos al ejército.37 · Aun si se <liescontaran otros
miento progresivo frente a los grupos sociales que la ha­ efectos laterales (aunque no insigniflC!Inltes) de la müita­
bían llevado al poder en los años 1806- 1810, enajenán· ri:ación tales como ias ventajas pto�das a los artesa­
dose incluso aquellos mismos a los que pertenecía. Des­ nos libres al absorber un creciente núrm.ero de esclavos
pués del desmoronamiento de la estructura política revo­ en el ejército, que disminuía la ame�ta económica que
lucionaria en 1815, la reconstrucción se hizo sobre bases ellos representaban, o bien e! surgimxennto de un nuevo
muy distintas. Se condenó abiertamente al extremismo
revolucionz:rio, y el nuevo sistema buscó sin vacilaciones
u Bando del 27 de asoato de 18! 7 aobrc la e� de trigo Y �
su apoyo po!ítico entre los grupos adinerados de la socie·
en Gaeeta del 29 de a¡otto ele 1 8 1 7.
1 • Ct � ;¡;ir;;; :...-:- Mayur áe Cfli& (Arclltvo OGeDera1 de la Nación,
9 :!: Mucho& ejemplrn pueden encontnL"1''!' e!! !e:-...:� .ftter;; (JYÍ(,j,s Curioi4S, Bueno. Aüet).
¡:.iÍp. 5&6�. 3879 y liplientes.
lltieJtcau¡k¡ de ¡:llnJdlu Gi os: :artesanól!.les consttítlci&o por d ejer­
d:to mismo , J;;?. mj¡¡t¡urización había creado ocho mil
mne:�:tc:a; renta.dos con tmdo �ó!o a. los :oold:aa:!os. La suma

tnt3Lí q'lle se j.(�S p:l\g;¡¡:ba variaba¡ de un año al otro �o


ge:n<�n¡Jmentr� :�,.cc:dút d millón d�: pesos. La carga fiscal
¡;:: ·cnjh¡¡aba < ·on r!lllcvo� derecho;: de i�n:¡:wrtación y ex­

mmtadón o bien con contnbudones e:ttraordi..narias. Só­


io la primera de é:;t;a¡:; afectaba a la m.asa de la po�la­
d:.Jn, pero e !lt:tba más que conttr<lba!anc:ead.z por los be­
n::fici:H> que d crm�.�.múdor gozaba gracias al! comercio
1ilne "'torgado por primera vez en 1809 y expandido
pm: lo¡¡ suco:::í:ivos g; t:�biernos r<.'Volucl·O•narios. Por otra Nicolás; Sánchez Albomoz
part�:, ios de·nxho:!l {],¡;· exportación y .1 '!S contribucione�
<::l:í:.:r�ilordinari.ats sólo ;¡.�: i."!p
!. onían a los ricos; Por ello es
llf.i lill fácil co mpr�ndn !as caus�w de la l·ealtad a. la autén­ TIUBUTO ABOUOO, TRIBUTO .REPUESTO.
tica. tradició:ríi revol.udonaria y ¡·epub!kana, y .:l:e la po­ INVAJUANTES SOCIOEOONOMIC.At..S
pu];¡¡ridad de las g w.:f·ra.� de libe:radón, 11otas dominantes EN LA OOUV'1A REPUBLICANA
die la opinió n polJilca plebeya., !"n Buenos Aires en la
-.:tapa posrc:volucional'ia, que ·coincide con la nostalgia
de la época ·de hegem.onía m ilitar y guerras. ofensivas
q¡u�: d omina a los Jd<eh militar!($ despi ar.\atdos en los años
�k 18, ] 6 a 1 820. Si la organización interna y d papel
poHtko del -.:jérc:ito :mfrieron ca.."!?.bi':!i.'l fw:r.d;;.mentalet
d��:srrmé:; de un o, pelle a ello "segu.ía sii!Jf".do cierto, como
lo habi'an se!ialado !o� opositores a LinlÍcn: en :1809 que
<IU.i•r.ne!!! confo!'llim!nm .ese ejéráto viv·�n "ele las eroga­
Ó<Jill!!i que han a;niqtülado el oerar.io... cuando podrían
<)<:;u.prur sus bn<12os <m las artes, y hacer que progresara la
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llos 'luc se b enefid;:ü"Ori con este z.spe.cl:o de la militari­
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llos que debi·eron <&fn:m t?..r su. deru:neS�;;���b cor.to.

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