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I.

- PLAN DE SALVACIÓN DE DIOS (judeo-cristiano)


Dios elige a un hombre (Abraham) para que funde su pueblo elegido (Israel). Este pueblo le conoce a Él, el
Dios único y deben darlo a conocer a todos los pueblos del mundo. Además deberán ser un modelo de
conducta para todos. Vendrá el Mesías para completar este plan.

Dios envía al Hijo que se hace hombre (Jesús de Nazaret). Es el Mesías prometido por Dios para Israel. Pero
los dirigentes del pueblo no le reciben, le rechazan y condenan. Por eso Jesús forma un pueblo nuevo (la
Iglesia) para que sea modelo y testigo para todos los pueblos del mundo.

ANTIGUA ALIANZA NUEVA ALIANZA

Pacto entre Dios y los hombres. Pacto nuevo y definitivo entre D y H.


S. XIII a.C. en el Monte Sinaí. S I d.C. en el Monte Calvario.
Moisés representaba a los hombres. Jesús representaba a los hombres.
El símbolo fueron las tablas de la Ley. El símbolo fue la cruz.
Dios pacta amar y cuidar al pueblo. Dios pacta liberar del mal y la muerte.
El pueblo pacta cumplir la Ley. El hombre pacta dejarse amar y amar.

TEXTOS MESIÁNICOS CONTENIDO Y SIGNIFICADO


Jr 31, 31-34 nueva alianza Dios anuncia una nueva alianza con los hombres, que violaron
la antigua. Una definitiva, interior, de perdón…
Is 9, 1-6 nacimiento El mundo que vive en oscuridad, porque reina el mal y la
división, recibe una gran alegría: nace un niño: el Mesías.
Vendrá por amor de Dios y será su nombre…
Is 42, 1-7 cómo será El Mesías no impondrá su buena noticia por la fuerza. Trae
la salvación y trabajará sin descanso para dar libertad. Es
el elegido de Dios en quien ha puesto su confianza y su…
Is 53, 1-12 estilo No será un mesías rico, poderoso, esplendoroso, sino
sencillo, humilde. Sufrirá el rechazo y el desprecio, cargará
sin protestar con nuestro mal. Pero triunfará…
Is 61, 1-9 misión La misión del Mesías es anunciar la buena noticia, dar
conocimientos, luz, libertad, salud, amor, perdón. El
Espíritu de Dios está con Él…
Sal 22, 1-19 muerte Morirá por acoso de los malvados sufriendo mucho en la cruz,
humillado y sólo. Pero confía en el Señor…

Geografía Origen (tiempo) Fundador Dios/es Mediaciones


R. Primitivas
Hinduismo India 3000.aC ¿? Los Arios Brama, Shiva, Río Ganges, Vacas
Visnú,
Budismo Nepal s. VI aC Siddharta ¿? Meditación,
Gautama Buda mantras
Judaísmo Israel s. XIII aC Moisés Yahvé Templo, pascua

Cristianismo Israel S I dC Jesús de Padre, Hijo y Pascua, Navidad,


Nazaret Espíritu Santo Eucaristía, Biblia
Islam Arabia Saudí S VI dC Muhamad ben Alá Corán, Ramadán.
Abdalá La kaaba
TEXTOS SOBRE EL CRISTIANISMO

II.- LA DICTADURA DEL MAL.


Además de la idea de libertad como don recibido para el bien (aunque puede originar mal) y como base de la existencia
humana, existe otro concepto básico en el cristianismo: el de salvación. Hemos escuchado muchas veces expresiones como:
“plan de salvación de Dios” o “Jesús vino a salvarnos”, y sin embargo muchos no son capaces de entender lo que esto significa.
Para los cristianos la salvación es ser liberados del mal y de la muerte. ¿Por qué utilizamos la expresión ser liberados de?
Jesús hace una afirmación contundente: el mal nos oprime, el pecado nos domina, está en nuestras vidas, en nuestro mundo
y no podemos librarnos de él; en otras palabras el ser humano es esclavo del pecado.

¿Es esto cierto? Podemos darnos cuenta de esto por nosotros mismos de 2 maneras:
La primera es observar la condición del ser humano en el mundo actual. Un mundo marcado por la injusticia, el egoísmo y
la desigualdad: donde un 15% de la humanidad posee el 85% de los bienes, mientras que el 85% de los habitantes del planeta sólo disponen
del 15% de los bienes; donde más de 1.000 millones de personas viven actualmente en la pobreza extrema (menos de un dólar al día) y El 70%
son mujeres; donde hay 1.000 millones que carecen de vivienda estimable y 840 millones de personas mal nutridas.
La segunda es mirar nuestra propia vida, la personal, que no está libre del mal. El mal no existe por sí mismo en el mundo,
sino en las personas y es en ellas donde hay que combatirlo. En nuestro interior hay, a veces, males intencionados de los
cuales podemos aprender para ser mejores, o quedarnos atrapados y oprimidos por ellos. Pero además es en nuestra vida
personal donde a menudo hacemos el mal que no queremos y somos arrastrados a actitudes ideas y comportamientos que
no conducen a nuestro bien y el de los demás. San Pablo lo expresaba así: “No entiendo lo que me pasa, pues hago lo que no quiero;
y lo que detesto, eso es justamente lo que hago. No soy yo el que lo hace, sino el pecado que hay en mí… quiero hacer el bien y no puedo, no hago
el bien que quiero, sino el mal que no quiero”. (Rm 7)
Y todos hemos tenemos esta experiencia en nosotros. Por eso hablamos de dominio del mal, esclavitud del mal, o de la
dictadura del mal. Esta es la gran misión de Jesús y de cada cristiano, y en esto consiste la salvación: en ser libres del mal que
nos domina y esclaviza a todos. A lo largo de la historia de la humanidad hemos podido descubrir y comprobar que, solos,
no somos capaces.
El mal produce dos daños: uno que se ve (a quien se dirige el mal) y otro que no se porque es interior (de quien causa el
mal). Más allá de las penas legales o los castigos que se puedan recibir tras obrar mal, el ser humano recibe un daño profundo
en su interior. El que comete mal, poco a poco se acostumbra a él y se aleja de lo que está llamado a ser, se aleja de su bien
y su felicidad. Esto es progresivo, nadie nace perverso, cruel, egoísta o codicioso; es un proceso lento, que se va gestando
elección a elección. Ocurre lo mismo para el bien: nos vamos transformando por nuestras elecciones sucesivas en un sentido
o en otro, en el ejercicio de nuestra libertad. Pensemos en un ladrón, un asesino, un mentiroso o un infiel; no ha nacido así,
sino que se ha ido haciendo poco a poco, y lo peor no son las consecuencias que reciba por sus actos, sino el daño que se
sigue produciendo interiormente. El mal nos separa de nosotros mismos, de los demás y de Dios. El mal nos lleva a la
muerte, la soledad y la destrucción.
Hay algunos conceptos más que conviene entender del cristianismo. Uno de ellos es el de unidad entre los seres humanos.
Aunque el bien y el mal afectan interiormente, de forma individual, también afectan a los demás. Los orientales hablan de
“buena y mala energía” que se proyecta a los otros e influye imperceptiblemente, incluso a los animales, plantas y lugares
(hay varias teorías sobre esto). Los cristianos estamos de acuerdo aunque sin definirlo específicamente como energía, sino que
creemos en una misteriosa solidaridad universal entre los seres humanos de forma que, aunque no lo veamos nos afectamos
unos a otros, tanto para bien, como para mal.

Esta conciencia ya la explicaron los judíos. Por ejemplo, sabemos que igual que a una persona que no ha mentido o robado nunca le cuesta
mucho más hacerlo que a quien lleva años haciéndolo, así a nosotros nos es más difícil vivir libres del mal en nuestras vidas que a los primeros
seres humanos, pues ya cuando nacemos no partimos de cero, sino que nos encontramos el mundo ya enredado, lleno de males, egoísmos e injusticias
que no hemos causado, pero que nos afectan a nosotros. El mal que cada uno hace, influye en los demás exteriormente y en nuestra
naturaleza, (aunque no lo veamos) porque somos una unidad.

Por eso descubrimos en nuestro interior una tendencia al mal, aunque no lo deseemos, pues nos afectan las malas elecciones
de los que nos han precedido (aunque no tenemos ninguna culpa). Esta idea se conoce como “pecado original” en el
judeocristianismo y figura en la Biblia con la alegoría de Adán y Eva en el jardín del Edén y el fruto prohibido. En este pasaje la
idea que se nos quiere transmitir es que los primeres seres humanos, abusando de su libertad, rompieron la unidad que había
entre ellos y Dios y la consecuencia fue que se rompió la unidad con los demás seres humanos y con la naturaleza, incluso
con uno mismo, pues es Dios el que mantiene la unidad.
El mal está tan enraizado en nuestras vidas que incluso podemos causar mal sin saberlo. Por ejemplo cuando tenemos el
dinero en bancos que invierten en compra-venta de armas; o cuando compramos en empresas que fomentan el terrorismo
o la tala ilegal de bosques. Esto se conoce como “pecado estructural” o “estructuras de pecado” según Juan Pablo II.

Una pregunta para continuar: ¿Cómo harías para acabar con el mal en el mundo si fueses como Dios? Haz propuestas, realistas o menos
realistas, y después comprueba si afectarías con ellas la libertad. Y es que el mal no puede ser combatido por la violencia, la
imposición política, la coacción o el soborno económico. Si se violenta o fuerza la libertad, no sirve de nada, nada cambiaría.
Se debe combatir individualmente, en cada persona, uno por uno, y sin imponerse, sino a través del amor. El cristianismo
siempre respeta la libertad de la persona, su derecho a elegir su bien, a ser el dueño de su propio destino; por eso no obliga,
no se impone, sino que trata de conquistar el corazón de la persona para que sea libre. Podemos descubrir esto en el evangelio:
Jesús jamás se muestra de forma impositiva, de forma que no haya más remedio que creer en él; Jesús propone, acompaña,
enseña y actúa siempre respetando la libertad de cada persona. Y nos impacta que, cuando llega el conflicto inevitable con
los que no quieren el cambio y sostienen la injusticia, con los que no le aceptan y no quieren que siga adelante con su
proyecto; Jesús tampoco se impone, ni huye, sino que prefiere sufrirlo y vencerlo (solidarizándose con tantos que sufren
injustamente) que obligar e imponerse. En definitiva, lo único que vence al mal es el amor libre y la unión con Dios, y eso
es lo que vive Jesús en toda circunstancia. Si por el mal (falta de amor) unos primeros hombres fuimos afectados, por Él que
amó y confió en el Padre también hemos sido afectados para salvarnos.

Pero el mayor inconveniente con el que se encuentra Jesús en su tiempo, y también nos encontramos hoy en el nuestro, es
que hay personas que no reconocen esta situación de dominio del mal. Es bastante evidente: desigualdades terribles, pobreza,
enfermedad, guerra, egoísmo, indiferencia, vacío existencial, división, falsedad… Y si a esto le sumamos: enfermedad, vejez
y muerte, es bastante Mientras muchos se dan cuenta de lo injusto de la situación que provocamos y se comprometen en
luchar contra él, otros no quieren verlo y lo aceptan como está sin hacer nada por cambiarlo. Otros incluso son causa de que
siga siendo así; otros tienen miedo, otros se evaden de la realidad… Y contra esto, elegido libremente, no se puede hacer
nada: no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

Por eso, el punto de partida ha de ser reconocer esta situación de dominio del mal en el mundo y en mí mismo, para después,
trabajar por la liberación. Sin esto, el cristianismo no puede ser acogido.

EL MAL EN TIEMPOS DE JESÚS


GRUPOS DE PERSONAS CÓMO SE LES VE EJEMPLOS BÍBLICOS
PUBLICANOS Eran recaudadores de impuestos.
Traidores al pueblo y ladrones.
ENFERMOS Malditos por Dios. Castigados por Él.
Especialmente los leprosos, ciegos…
PROSTITUTAS Pecadoras que incumplían la LEY.
Podían ser matadas por lapidación.
MUJERES De 2ª categoría. Sometidas al hombre.
Su testimonio no valía nada.
SAMARITANOS Eran los habitantes de Samaria. Odiados
por mezclarse con extranjeros. Impuros

GRUPOS POLÍTICOS CÓMO SE LES VE EJEMPLOS BÍBLICOS


FARISEOS Maestros de la LEY

SADUCEOS Sacerdotes del Templo.

SANEDRÍN Consejo de gobernantes de Israel.


TEXTOS SOBRE EL CRISTIANISMO

III.- LA BUENA NOTICIA DEL REINO DE DIOS


Una vez aceptado que la base sobre la que vivimos es el don de la libertad y que en nuestro mundo y nuestra vida predomina
el mal y la desunión, hay que plantearse para qué existimos, cómo podemos ser feliz, si la muerte es el final y tiene la última
palabra, si es imposible construir y habitar un mundo mejor, de dónde venimos… es decir las grandes cuestiones de la
humanidad, sin las cuáles la vida resulta injusta, difícil, dolorosa a menudo y vacía en todos los casos.
Muchas personas cuestionan la existencia de Dios precisamente por causa de los males que asolan el mundo. ¿Qué hace Dios
mientras tantos y tantos sufren?, se preguntan. Y aunque sabemos que la libertad es clave, pareciera que Dios guarda un silencio
demasiado cruel, que al ser humano, a menudo incapaz de reconocer sus signos, por momentos se le escapa. Pareciera que
Dios se ha desentendido del ser humano y que lo ha abandonado a su suerte. O pareciera que Dios no existe…
Y sin embargo, descubrimos en nosotros mismos un deseo de plenitud, de eternidad, de libertad, de bien que nada puede
apagar y nada puede llenar… sino el mismo que lo puso ahí en nosotros: Dios. Desde antiguo, los hombres y las mujeres de
Israel (pueblo extraordinario que se sentía elegido de Dios), agobiados por la lucha, las injusticias y las dificultades de la vida,
esperaban con ansia la venida del prometido Mesías (=Cristo =Ungido = elegido y enviado de Dios) que cambiaría su situación.
Así expresaban sus deseos:
“Que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud,
que socorra a los hijos del pobre.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector.
Se apiadará del pobre y del indigente
Y salvará la vida de los pobres”. (Salmo 71)

Y es aquí donde entra en juego la figura de Jesús de Nazaret, el personaje que ha cambiado la historia de la humanidad para
siempre. No sólo tenía conciencia de ser el Mesías anunciado por la tradición judía, sino que además se reconocía como la
respuesta definitiva de Dios al ser humano.

Alrededor del año 30 de nuestra era, este judío galileo, acompañado de un grupo de seguidores, comienza a anunciar por
todo el país una buena noticia (=evangelio) para todos, y en especial para los pobres, los oprimidos y los que sufren la
injusticia. Jesús anuncia una gran alegría, una noticia que causa felicidad: Dios nos ama y quiere hacernos libres del mal que
nos domina, para vivir en la plenitud de la unidad y del amor. Esta buena noticia es que el Reino de Dios ha llegado. Lc 4, 43.
¿Por qué es una buena noticia? Porque llegan tiempos nuevos. El ser humano ya no será nunca más esclavo del mal, sino
libre para amar, que es su bien. Dios es nuestro Padre y no nos da por perdidos, sino que nos ama incondicional e
irrevocablemente. Nos ha hecho para la plenitud total (cuyo anhelo ha puesto en el interior de todos nosotros), para ser libres y felices,
para formar parte de su familia (hijos) y compartir su vida y su esencia. En definitiva, ha llegado y se nos ofrece la salvación.
Todo lo que Jesús habla y hace tiene un único centro: el Reino de Dios. Descubrimos que no es sólo un anuncio vacío, sino
que se trata sobre todo de un estilo de vida y una misión que Él mismo vive y nos muestra con su ejemplo, y a la cual
nosotros también estamos llamados. Un estilo de vida nuevo que llena la existencia de sentido y felicidad y en el que Dios
es el que reina (en lugar del dinero, el afán de poder o el egoísmo) en el corazón de cada persona que lo acepta en sí mismo.
Jesús necesitó casi hasta los 30 años para descubrir quién es y su misión. Es el Hijo de Dios, su imagen para nosotros, su
Palabra y su respuesta, nuestro maestro y salvador. Y nos trae un regalo, un don, nos anuncia que con Él llega la libertad,
una vida nueva que podemos acoger y vivir o rechazar, pero que nos da la felicidad. Él ya la está viviendo y nos la ofrece.
Para ello hay que acogerle en nuestras vidas, vivir desde la unidad con Él y así ser libre y liberar a otros.
¿Cuál es la manera de cambiar el mundo? Cambiar el corazón del ser humano (libremente), desde el amor y empezando por uno
mismo. Lo que genera todos los males es la falta de amor y de unidad. Por eso Jesús vive para amar y nos muestra cómo
podemos amar sin agotarnos, perdonar sin rencores, entregarnos a los demás sin desfallecer, sin desesperar y sin miedo:
Dios es la fuente. En Él encontramos la fuerza, el amor, el sentido y la paz que necesitamos para vivir el Reino.
Dios quiere que construyamos con Él un Paraíso de unidad aquí en la tierra. Para eso nos creó. Este es el Reino de Dios,
que es el reinado del Amor en cada uno de nosotros. Es en uno mismo donde Dios, donde el Amor quiere a reinar. Se puede
reinar por fuerza, coacción, sobornos u otras imposiciones; ero nada hay tan eficaz como reinar por elección libre desde el
amor.
El Reino es ya una realidad que Jesús hace visible en medio de todos. Lo anuncia y lo explica de muchas maneras, lo vive y
también da signos de su fortaleza, de que nada puede vencerlo: ni el pecado, ni la muerte, ni ningún mal. Podemos confiar.
Cada uno debe hacer una elección en su vida: acogerle y unirse a Él en esta misión o dejar todo como está. Ser parte de la
solución o ser parte del problema, vivir libres o vivir en la esclavitud. Esto es lo que está en juego en esta vida y somos libres
para elegir.
Insistimos: no se puede imponer, sino proponer. Y tampoco se trata de que si lo vivo hago el bien, todo me irá bien
exteriormente y nunca me pasará nada malo. La libertad es clave y los signos del Reino son más interiores que exteriores. El
Reino comienza en esta vida, pero llegará a su plenitud al final de los tiempos. Cada persona puede desde ya vivir en él
(aunque haya mal a su alrededor) y contribuir en su construcción.
Así pues, podemos decir que el Reino de Dios es un nuevo orden que Jesús vive e instaura. Un nuevo estado de ser y un
estilo de vida en libertad para toda la humanidad en donde el amor reinará en el corazón del hombre y se extenderá a todo
el mundo. Es su misión y su sentido de la vida. Es una renovación total que abarca a todo el hombre y a la creación entera.

Un nuevo concepto de Dios: Un nuevo concepto de los demás:


PADRE HERMANOS

REINO DE DIOS
Una sola Ley: “He aquí que hago Una sola meta:
EL AMOR nuevas todas las cosas” LA COMUNIÓN

Un nuevo concepto del mundo: Un nuevo concepto de mí mismo:


HOGAR DE TODOS HIJO AMADO DE DIOS

El Reino es lo más grande que puede vivir una persona, es un “tesoro”. Se vive renovado y cambia la visión del mundo, las
metas y los valores…y se da y sentido a la vida. Es vivir en plenitud.

En definitiva, el Reino de Dios:

1. Es un estado de ser donde Dios reina en cada persona. Es libre.


2. Es el gran regalo de Dios a los hombres, se acoge.
3. Es para lo que está hecho el ser humano, nuestro fin.
4. Ha comenzado con la palabra y las obras de Jesús de Nazaret, y
continúa con los cristianos, con la Iglesia.
5. Él nos invita a continuarlo. Es nuestra misión, nuestro objetivo y
nuestra razón para vivir. Es la renovación del hombre y del mundo
desde el amor.
6. Comienza ahora, pero Dios lo llevará a su plenitud al final de los
tiempos.
7. Nada ni nadie, ni el dolor ni la muerte pueden triunfar sobre el amor
y la unidad.
Actividades:
TEXTO CUALIDADES DEL REINO DE DIOS
Misión: El Reino llega con Él.
Mc 1, 15 Es necesario creer, confiar, y cambiar de vida para entrar en él.
Comienzo: Jesús es el ungido, el Mesías profetizado.
Lc 4, 16-21 Su misión es liberar al pueblo del mal y el pecado, en especial a los pobres.
Banquete de bodas: Es como un banquete de fiesta. Están invitados todos.
Mt 22, 2- 10 Algunos no aceptan la invitación.
A veces los más sencillos son quienes más responden.
Semilla: Tiene vitalidad y energía para crecer por sí mismo.
Mc 4, 26- 29 Su crecimiento no depende sólo del esfuerzo humano.
Sembrador: El fruto también depende de la acogida.
Lc 8, 4-8 La colaboración puede ser muy variada.
Algunos se niegan a colaborar.
Mostaza: Aparentemente es algo pequeño e insignificante.
Mc 4, 30-32 Va creciendo poco a poco hasta llegar a ser algo importante.
Cizaña: Todavía no es una realidad plena.
Mt 13, 24-30 El bien y el mal aún conviven juntos.
Tesoro: Valen la pena todos los esfuerzos y sacrificios por alcanzarlo.
Mt 13, 44

RESPONDE CON ARGUMENTOS A ESTAS AFIRMACIONES:


 “Yo no necesito nada. Ya soy feliz como estoy.”
 “La riqueza que poseo me la he ganado”.
 “No hay quien cambie ya las injusticias del mundo”.
 “Si no ayudan otros, yo tampoco”.
 “No me fío de los que dicen que ayudan. Nadie da nada gratis”.
 “Lo que yo haga no cambiará nada de todas formas”.
 “El ser humano es egoísta por naturaleza. Camina a su autodestrucción”.
 “Los pobres son felices así”.

Mt 4, 1- 11 TENTACIONES DE JESUS Antes de comenzar su misión, Jesús se retira y es tentado.


Rechaza los bienes materiales, el éxito y el poder en su camino.
Elige la pobreza, el servicio y la humildad en su lugar.
Mc 1, 14- 15 LA BUENA NOTICIA Jesús anuncia una buena noticia: ha llegado la hora de cambiar la
realidad. Para eso ha venido. Trae en sí mismo el reinado de Dios
Lc 5, 1- 11 LOS PRIMEROS DISCÍPULOS Jesús invita a seguirle a los primeros discípulos, entre ellos Pedro
Le han oído hablar y le han visto hacer signos. Confían.
Sin dejar de ser lo que era: pescador de hombres. misión mucho
Mt 4, 23- 24 ACTIVIDAD DE JESUS Anunciaba la Buena Noticia y hacía el bien a todos. Curaba, daba
esperanza, hablaba de Dios… Muchos le seguían.
Lc 9, 57- 62 CONDICIONES SEGUIMIENTO
Mt 5, 1- 12 LAS BIENAVENTURANZAS Felices los pobres en el espíritu..=
Felices los que sufren.. =
Es el programa de felicidad de Jesús Felices los humildes.. =
el estilo de vida, las actitudes, los Felices los que tienen hambre de justicia =
ideales de un seguidor suyo. Felices los misericordiosos =
Felices los limpios de corazón =
Felices los que trabajan por la paz =
Felices los perseguidos por ser justos =
Felices los perseguidos por Jesús =

Jn 15, 9- 17 MANDAMIENTO UNICO


Mt 8, 5- 13
Mc 5, 1- 20
Mc 6, 30- 42
Jn 8, 1- 11
Jn 4, 1- 42
Lc 12, 22-34
Jn 11, 17- 44
Jn 8, 12- 59
Mc 8, 31- 33
Jn 13, 1- 17
TEXTOS SOBRE EL CRISTIANISMO

IV.- PALABRAS Y OBRAS


Jesús pasó por su tiempo enseñando y mostrando el Reino de Dios. Hay discursos importantes que sus discípulos recordaron,
diálogos, controversias destacadas con fariseos y muchas parábolas.
Pero no sólo se limitó a predicar como cualquier fariseo o un charlatán. Jesús vivía lo que hablaba, lo ponía en práctica y
también dio señales de que lo que anunciaba era cierto. De ello destacamos:
 Parábolas.
Una parábola es una comparación que se desarrolla bajo la forma de una historia sencilla o un pequeño cuento real o
imaginado. En ellas Jesús utiliza elementos comunes de la vida cotidiana para que puedan ser entendidas por todos. Lo
importante de las parábolas es la enseñanza que transmiten. Para ello es bueno analizar sus símbolos y el contexto.
o Un grupo de parábolas hablan del Reino de Dios.
o Otro grupo se centra en dar a conocer cómo es Dios.
o Un último grupo contrapone dos comportamientos
humanos, uno positivo y otro negativo, invitando a elegir el positivo.

 Milagros.
En la época de Jesús estaba generalizada la creencia en los milagros. La literatura griega y romana cuenta como los dioses
intervienen en la vida de los hombres salvándoles del peligro o enfermedades, y también hechos por gente importante,
como emperadores o filósofos. Los judíos también creían en la fuerza salvadora de Dios. Para ellos toda manifestación
de Dios era un milagro (creación, éxodo). El milagro era para ellos una señal de la grandeza y el poder de Dios; pero
también un mensaje: Dios se preocupa por su pueblo.
Los milagros que cuentan los evangelios son signos de que el Reino de Dios ha llegado. En cierta ocasión Juan el Bautista
envía a sus discípulos a preguntar si Él era el Mesías que esperaba Israel. Jesús respondió: Id y contad a Juan lo que habéis visto
y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia.
Era una manera de decir que sus milagros son el signo de que las antiguas promesas de Dios se están realizando ya. A
través de ellos Dios muestra a los hombres que su Reino ha llegado ya con Jesús.
No es en los milagros en lo que se basa nuestra fe, sino que los signos confirman la fe que ya se tiene. De hecho, sin esa
fe previa de la persona, nunca se da el milagro.
A los contemporáneos de Jesús no les costaba creer en los milagros, en el hecho en sí mismo, sino en su significado:
¿qué quiere decir esto?. “Es señal de que el Reino de Dios ha llegado a vosotros” responde el mismo Jesús (Mt 12, 28).
Así pues la cuestión importante no es lo que pasó (es secundario), sino su sentido. Y podemos clasificar los milagros
relatados en los evangelios en 4 tipos:
o Curaciones (los sana y reintegra a la vida social)
o Expulsiones de demonios (aunque algunos podrían ser interpretados actualmente
como epilepsia o problemas mentales, hubo y hay. Jesús los sana y les devuelve su dignidad).
o Resurrección de muertos (señal de que el Reino que Jesús trae es vida y vence la muerte)
o Milagros sobre la naturaleza (Jesús es Señor de la naturaleza)

Lc 8, 41-48
* A continuación tienes 8 textos del evangelio. Identifica qué son cada uno, y de que tipo.
Texto Qué, Tipo, Síntesis Texto Qué, Tipo, Síntesis
Mt 8, 28-34 EL ENDEMONIADO Lc 18, 9-14 EL FARISEO Y EL PUBLICANO (3)
DE GERASA

Mt 13, 24-30 EL TRIGO Y LA CIZAÑA (1) Mc 8, 22-26 EL CIEGO DE BETSAIDA

Mt 8, 23-27 LA TEMPESTAD CALMADA Mt 20, 1-16 DE LOS JORNALEROS 2

Lc 7, 11-17 HIJO DE LA VIUDA DE NAÍN Lc 10, 30-37 DEL BUEN SAMARITANO (3)
TEXTOS SOBRE EL CRISTIANISMO

V.- LAS BIENAVENTURANZAS


En la Historia del Pueblo de Israel, el pueblo elegido para cumplir su plan de salvación (liberación de la esclavitud del mal),
Dios hace una Alianza con ellos (Antigua Alianza).
Y el símbolo de esta alianza son los mandamientos. Son unas orientaciones e instrucciones que corresponden a los deseos e
inclinaciones más profundas, justas y nobles de todo el hombre.
Con ellos les prepara para la salvación definitiva que traerá Jesús con el Reino de Dios (Nueva Alianza).
1.- Nuestro Dios es el único Dios, el único que crea 5.- No matarás.
y salva. Amarás a Dios sobre todas las cosas; con 6.- No cometerás actos impuros.
todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu 7.- No robarás.
fuerza. 8.- No darás falso testimonio ni mentirás.
2.- No tomarás el nombre de Dios en vano. 9.- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
3.- Santificarás las fiestas. 10.- No codiciarás los bienes ajenos.
4.- Honrarás a tu padre y a tu madre.
Aunque era un código de conducta revolucionario y muy avanzado para aquella época, el pueblo de Israel no estaba a la
altura de los mandamientos, y no eran capaces de cumplirlo.
Por eso, Jesús no viene a abolir los mandamientos, sino a darles su sentido definitivo, a perfeccionarlos, y nos invita a captar
su sentido más profundo. El que los sigue es un “hombre nuevo”:
A) RELACIONARSE CON DIOS:
 Reconoce que Dios es un Padre que ama, comprende y perdona.
 Acepta su voluntad como el bien supremo para la vida.
 Usa su nombre con confianza, respeto, reverencia.
 Alaba y da culto a su nombre celebrando el día del Señor.
 Habla con frecuencia con Él confiando en su ayuda.
 Confía el Él en todos los momentos de la vida.
B) RELACIONARSE CON LOS OTROS:
 Acepta a todos, hasta a los enemigos, por encima de razas y fronteras.
 Sirve de forma gratuita y desinteresada, sin esperar recompensa.
 Intenta ayudar a todos, especialmente a los más pobres y marginados.
 Ama a la familia: esposos entre sí, padres e hijos, hermanos…
 Comprende y perdona los fallos y ofensas de los demás.
 Cuida el cuerpo y la salud propia y de los demás.
 Respeta la vida, los bienes, y la buena fama del prójimo.
C) RELACIONARSE CON EL MUNDO:
 Respeta cuida y mejora la naturaleza para un mejor uso y disfrute de todos.
 Comparte los bienes económicos y culturales, a fin de que todos tengan lo necesario para una
vida digna.
 Respeta y defiende los derechos legítimos de las personas y los pueblos.
 Ejerce con responsabilidad la propia profesión como un servicio a la sociedad.
 Combate toda violencia y agresividad que enfrenta a las personas y los pueblos.
 Colabora en aliviar toda forma de dolor y sufrimiento, especialmente de los más necesitados.
 Trata de desarrollar los valores del diálogo y la tolerancia, la libertad y la solidaridad.

Pero Jesús no se contentó con descubrirnos lo positivo de los mandamientos.


Nos propuso un camino mejor: las Bienaventuranzas. Significa “se ha aventurado bien” el que sigue este camino, un camino
que parece contrario a nuestros deseos de felicidad, pero que resulta un programa de vida auténtica que nos plenifica.

No es tanto una cuestión de esfuerzo, sino que será una respuesta que brota del amor que acogemos de Dios.
Por eso ya no serán normas exteriores, sino que será una ley interior.
Y Jesús mismo ya lo vive así. Son una consecuencia del Reino de Dios.
Son el eje y el centro de su predicación, de su misión, de su mensaje de liberación y de su vida.

Bienaventurados los POBRES en el espíritu,


porque de ellos es el Reino de Dios.
Bienaventurados los MANSOS,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que LLORAN,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen HAMBRE Y SED DE JUSTICIA,
porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los MISERICORDIOSOS,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los LIMPIOS DE CORAZÓN,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que TRABAJAN POR LA PAZ,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que son PERSEGUIDOS por causa de la justicia,
pues de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo POR MI CAUSA. Estad alegres y
contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Para entender bien este programa de Jesús hay que entender qué quiere decir cada término:

Bienaventurados Se han aventurado bien. Los que van por el buen camino. Dichosos, felices.
Pobres en el espíritu Saben que necesitan y no se bastan por sí solos. Es algo interior, una opción.
Eligen vivir sencillamente. Tienen a Dios por rey, no el dinero o el poder.
Mansos Humildes, sufridos, no violentos. No se creen mejor que los demás, ni se
imponen. Eligen servir y no quieren los primeros puestos ni el poder.
Lloran Sufren por amor a causa de la maldad y el egoísmo. Se implican por la gente.
Hambrientos de justicia Los que no aceptan esta situación de mal e injusticias en el mundo, los
inconformistas que desean cambiar y renovar el mundo a un lugar de justicia.
Misericordiosos Los que perdonan, los que sienten compasión y prestan ayuda al otro. Aman.
Limpios de corazón Los que van de frente, tienen buena intención, no engañan ni calumnian, los que
buscan la verdad y el bien sin segundas intenciones ni aprovecharse. Puros.
Trabajan por la paz Conciliadores, pacificadores, agentes de unión, perdón y reconciliación.
Perseguidos Luchan por un mundo mejor y son castigados por ello, sufren por hacer el bien
Perjudicados por Cristo Aquellos cristianos que son insultados, ridiculizados, golpeados, asesinados,
perseguidos, amenazados por ser auténticos en su fe y su seguimiento a Cristo.

Ser pobre es estar necesitado de algo. Todos queremos ser felices, y es mejor tener que necesitar tener. Es mejor disfrutar
de bienes que carecer de ellos. El dinero no es malo, ni los bienes materiales. ¿Cómo los empleo? Este es el quid de la cuestión.
Para Jesús está muy claro: somos hermanos y en el Reino de Dios no debe haber pobreza ni necesidad.

Los bienes son buenos siempre que sean para todos, no para unos pocos. Por eso critica a los ricos, porque contribuyen a
que perdure la injusticia y porque han puesto generalmente el dinero como valor máximo, su dios. Y la mejor manera de
ayudar a los ricos es elegir ser sencillo, compartir, ayudarles a recuperar su valía y su dignidad, a que se liberen también por
ellos mismos de su pobreza. No es tanto regalarles lo que no tienen.
La peor pobreza es carecer de Dios, de amor, de sentido en la vida, no tanto de bienes materiales. Por eso, dichosos los que
eligen ser pobres y lo son en el espíritu, en el corazón, y tienen a Dios por Rey. Los primeros cristianos lo entendieron
muy bien y por eso Lucas nos cuenta que “ponían sus bienes en común y que no había pobres (materiales) entre ellos” (Hch 4, 34).

Jesús invita a ser como Él, por eso en las bienaventuranzas también descubrimos el corazón de Jesús, sus valores, su estilo,
su modelo de ser humano. Sencillez, humildad, misericordia, deseo de paz, justicia y unidad, valentía… pero todo ello desde
la unidad con el Padre que le llevan a amar más a los hermanos.
Un programa de vida, las Bienaventuranzas, que nos regala como modelo y paradigma de felicidad, al que todo cristiano está
invitado. Un programa de vida que choca con la mentalidad de la época donde los valores eran justo los opuestos: éxito,
poder, riqueza. Los pobres y los oprimidos son felices porque con el Reino de Dios, van a dejar de serlo, y reinará el amor.
VI.- LA LIBERTAD DE JESÚS
Jesús fue total e insobornablemente libre. Vive la libertad propia de los hijos de Dios que pide para nosotros. Ser libre, como
ya vimos es vivir sin estar atado, esclavizado, sometido a nada que me impida optar por mi bien y felicidad, por el amor.
Jesús vive el Reino cumpliendo la voluntad del Padre, y nada le aleja de este estilo. Por eso, Jesús es el modelo de hombre
libre. Esa libertad total que El vive es la que proclama para vivir el Reino de Dios. Jesús se mantuvo libre:

 Frente al dinero. Mt 6, 25-33. “No andéis preocupados por la comida o por cómo vais a vivir. Buscad primero el Reino de Dios...”.
 Frente a la ambición de honores y poder. Jn 6, 15. “Dándose cuenta de que intentaban llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez
al monte, Él solo”.
 Frente a los poderosos. Lc 13, 31-32. “Le dijeron que se fuese porque Herodes quería matarle, pero Él les contestó: Id a decirle a ese zorro…”.
 Frente al miedo. Lc 12,4; Mt 10, 19-20. “No temáis a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada +”.
 Frente a los lazos familiares exclusivistas. Mc 3, 33-35. “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Todos aquel que cumple la voluntad de
Dios, ése es hermano mío, hermana mía y madre…”
 Frente a los prejuicios y reglas de comportamiento social que se tenían por intocables. Mt 9, 11; Lc 7, 39. “¿Por qué come
vuestro maestro con publicanos y pecadores?”
 Frente a cualquier grupo político o religioso. Mt 23, 13; Mt 22, 34. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!” “Habéis convertido la
casa de mi padre en una cueva de ladrones”.
 Frente a la Ley. Mt 5, 21... “Habéis oído que se os dijo… pues Yo os digo…”
 Frente a los prejuicios religiosos. Mc 2, 27. “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”. “No contamina al hombre
lo que entra por su boca, sino lo que sale por ella”.

VII.- CONCIENCIA DE JESÚS SOBRE SÍ MISMO


Jesús permaneció en el anonimato (a este periodo se le suele llamar “vida oculta”) hasta los 30 años aproximadamente.
Además de llevar una vida sencilla de trabajo, tuvo que descubrir quién era realmente y cuál era el plan del Padre para Él.
Tenía conciencia plena de ser el Mesías anunciado y esperado por Israel y de ser el Hijo, la imagen de Dios para los hombres,
su Palabra, su respuesta, su presencia entre nosotros. Esto fue lo que tanto tardaron en descubrir del todo sus seguidores y
fue la acusación por la que le sentenciaron a muerte: blasfemia “porque tú, siendo hombre, te haces Dios”.

Sin embargo, Jesús no impuso nunca a nadie esta realidad. Más bien quiso que lo fueran descubriendo por sí mismos estando
con Él, que esa fe fuese fruto de compartir la vida con Él. Incluso pedía a sus discípulos que no lo divulgaran. Sólo al final
de su vida (ante el Sanedrín) lo afirmó directamente y tras su resurrección sí mandó a los suyos anunciar el evangelio a todos.
Pero, durante los 3 años que recorrió Israel con los suyos lo fue mostrando indirecta y progresivamente:

o Habla con autoridad.

o Perdona los pecados.

o Perfecciona la Ley de Moisés.

o Se equipara al Templo.

o A través de alguna de sus parábolas.

o En algunas de sus afirmaciones esenciales.

Mc 1, 22/ Mt 21, 33-46/ Lc 5, 17-26/ Mt 5, 21-24/ Jn 2, 18-22/ Jn 14, 6-10


VIII.- LA ÚLTIMA CENA Y LA PASIÓN DE CRISTO
La renovación total instaurada por Jesús no dejó indiferente a nadie. La libertad y sinceridad con la que Jesús hablaba, actuaba
y vivía le reportaron enemigos, aunque nunca los buscó. Sobre todo los más reacios al cambio porque estaban ya acomodados
y mantenían el orden injusto de la sociedad: sanedrim, fariseos, saduceos…Por eso le espiaban y le tendían trampas para dejarlo
mal ante la gente.
Pero viendo que no daba resultado, quisieron cortarlo de raíz de la manera más drástica: matarle. Jesús es consciente de esta
situación. El sufrimiento y la muerte son consecuencias del mal que predomina en el mundo injusto que hemos configurado
así por nuestra libertad. Y el amor auténtico es un choque demasiado fuerte con él. Así, Jesús sabe que el amor lo vence todo
y para demostrarlo (no hay amor más grande que dar la vida por los amigos), para liberarnos del mal que nos esclaviza, está dispuesto
a aceptar la condena de sus enemigos.

Desde aquí, una vez que ha cumplido su misión, es como debemos interpretar la última cena y la Pasión. Es Dios mismo
entregándose al hombre para su liberación, su felicidad. Ya lo había hecho durante el tiempo que estuvo con ellos. Les había
dado ejemplo de que amar y servir al otro, es la solución a todo mal si vivimos unidos al Padre. Les había dado un sentido y
una esperanza real, vivida por Él mismo. Y todo esto lo culmina con la cena de Pascua. En ella se celebra la liberación de
Israel de la esclavitud en Egipto. Se sacrificó un cordero, como se conoce en el relato del Éxodo.

Ahora es el propio Jesús el que se entrega. Este es mi cuerpo, esta es mi sangre; por un lado expresan que no nos deja sólo. Que
mediante este sencillo gesto de compartir el pan y el vino en su nombre, Él va a estar presente dándonos su Espíritu. Pero
también significa una misión: ser pan partido para los demás, igual que lo fue de nosotros. Aceptar la cruz es lo último que
le queda para liberarnos. Se pone en la piel de los pecadores, los rechazados, los que sufren las injusticias hasta su muerte.
Incluso ahí, confiando en Dios, amando, se puede uno salvar (como el zelote que murió a su lado). El mal ya no es un
impedimento para la salvación, pues Él lo vive y lo transforma en oportunidad de salvación. Esto se convertirá en una
celebración, y un compromiso para la vida. Eucaristía significa “acción de gracias” en griego. Gracias porque diste tu vida entera
desde el amor para que yo pueda liberarme del mal y ser feliz junto a ti.

Los discípulos no lo entendieron hasta mucho después, pero Jesús trató de prepararles para su muerte en cruz en esta última
cena. Los dos acontecimientos (y el lavatorio de pies) hablan de lo mismo: Jesús se entrega totalmente, nos ama hasta el
extremo. Con ello el mal, la muerte son vencidas, no tienen la última palabra sobre el ser humano que se une a Jesús. Nos
abre el camino de la liberación. Es el amor máximo el que nos salva. A todos, incluido el más grande pecador. Es un amor
enorme. Hay que acogerlo y tratar de corresponder en la medida máxima que podamos.

IX.- EL MANDAMIENTO DEL AMOR


Nada hay más libre que el amor. Cuando uno ama de verdad, cuando uno busca el bien y la felicidad del otro (que además
coincide con la propia, pues estamos hechos para amar), ya no hay normas, reglas. En el cristianismo se actúa por amor.
Uno se siente tan amado, tan querido, que quiere libremente corresponder a ese amor recibido. No es algo impuesto,
normativo, sino que es algo que nace de lo más profundo, libremente.

Jesús aún así redujo todos los mandamientos, preceptos y leyes a uno solo: amaos. Amar a Dios y al hermano (a todos) es
lo único que nos pide. Y es justamente lo que nos hace felices. Como si a un niño pequeño le ordenásemos beber agua tras
una actividad física exigente. Es lo que necesita. Lo mismo con nosotros: es lo que necesita el mundo, y yo mismo. Amor.

Si leemos Jn 15, 12 detenidamente vemos que eso es lo que sintetiza la vida de Jesús y el cristianismo. Esa es la respuesta al
problema del mal, ese es nuestro sentido de la vida. Pero amar no es fácil. No se puede dar lo que no se tiene. El amor se
recibe de su fuente para poder ser asumido y transmitido. Y Dios es la fuente. No hay que obligarse a actuar ni sobre
esforzarse. El amor es libre. Cuanto más amado me sé y me siento, más soy capaz de amar. Por eso no importa el dinero, la
cultura o la formación que uno tenga. Si no tengo amor, nada soy, dice Pablo.

Así pues ser cristiano es, ante todo, un estilo de vida libre y exigente, pero de felicidad auténtica.
X.- LA ORACIÓN: El Padrenuestro
Decía Juan Pablo II que es el Padrenuestro es una oración tan sencilla que hasta un niño la conoce y recita sin problemas, y
a la vez tan profunda que se podría agotar la vida entera meditando su contenido. Es la respuesta de Jesús a la petición de
sus discípulos: enséñanos a orar.
¿Por qué le hacen esta petición tan inusual? Porque han podido ver y descubrir que lo que sostiene a Jesús en su misión, ante
las dificultades, ante las tentaciones, el cansancio, el desánimo, la soledad, las disputas… es la oración. Y ellos no saben cómo
orar.

¿Qué es la oración? Es llenarse de Dios y darlo a los demás. responde Santa Teresa, una gran mística. Pero podemos decir que es
un acto de confianza donde buscamos comunicarnos con Dios en el silencio y la interioridad generalmente. Es llenarse de
fuerza, de sentido, es ir a la fuente del amor. Es un acto supremo de confianza en Él. Buscar la unidad con Él, porque es el
centro de la vida.

La oración acompaña todas las decisiones y acontecimientos de la vida de Jesús, los momentos decisivos de su vida:

- En el Bautismo (Lc 3, 21-22)


- Antes de la elección de sus discípulos: (Lc 6, 12.)
- Antes de la multiplicación de los panes: (Mc 6, 41.)
- En la Transfiguración : (Lc 9, 28) " .
- Antes de la confesión de Pedro, mostrándose preocupado: (Lc 9, 18).
- Antes de la resurrección de su amigo Lázaro: (Jn 11, 41).
- Pidiendo fuerzas para cumplir la voluntad del Padre, en Getsemaní: (Mt 26, 36-44)
- En la última cena, en la despedida de sus discípulos, con la gran oración sacerdotal: (Jn 17, 1ss.)
- En los últimos momentos de su vida, en la cruz: (Lc 23, 46)

¿Cómo orar? Jesús ora en lugares tranquilos, de naturaleza generalmente (le encantaban los montes) donde podía hablar a
solas con el Padre. Es lo que le mantiene con fuerzas, ánimo, esperanza, solidez para cumplir su misión. Mi alimento es hacer
la voluntad del Padre. Yo no estoy solo. El Padre y yo somos uno. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Son algunas frases dichas
por Jesús, y vienen de la oración.

Algunas recomendaciones de Jesús a sus discípulos para la oración son:


 Orar con confianza. Sabiendo que Dios está presente, nos ama y nos escucha. Nos conoce.
 Orar con sencillez, sin mucha palabrería o discursos elaborados. Dios conoce el corazón, di lo que eres, sientes, piensas,
pero con sinceridad, como un niño pequeño ante su padre.
 No hay que pedir cosas. Dios no es un medio para un fin. Se reza para alabar, agradecer, pedir perdón, contar y confiar
mi situación. Y si se pide, se pide el Espíritu para afrontar la vida.
 Buscar lugares apartados, de silencio. Entra en tu cuarto y cierra la puerta. Habla a tu Padre, que está en lo escondido. Para orar
se necesita concentración, intimidad con Dios. La naturaleza ayuda.
 Vale cualquier lugar. Ya no sólo es el templo el mejor lugar donde. Dios está en cualquier parte.
 De manera especial Dios está en Él, en Jesús. Destruid este templo y lo reconstruiré en 3 días.
 Pero también en nosotros. Pablo dijo que somos tempo del Espíritu. Y Jesús dijo donde dos o más estéis reunidos en mi nombre,
allí estaré Yo en medio.
 Jesús dijo orad para no caer en tentación, y Pablo dijo orad en toda ora. Para el cristiano es esencial.

Hay muchos estilos y métodos de oración. No es nada fácil. Posiblemente es el reto más difícil de un cristiano. La
inconstancia, la falta de concentración o de tiempo, o la sensación de estar hablando sólo son obstáculos muy fuertes. Aún
así, la oración es insustituible. ¿Cómo iniciarse en la oración? Santa Teresa dijo que a orar se aprende orando. Fue muy clara.
Jesús enseñó el Padrenuestro. Una oración que nos habla de la intimidad de Jesús con el Padre y lo que conviene al ser
humano.

Consta de 1 invocación y 7 peticiones que recogen todo lo que se debe necesitar y pedir a Dios.

PADRE NUESTRO que estás en el cielo


santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino.
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
danos hoy nuestro pan de cada día
perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. AMÉN.

Padre Nuestro Dios ya no es lejano, es Padre. Un padre ama, cuida, perdona. Nos
invita a ser hijos y no siervos, aunque Él es el Hijo. Abba.
Es por el Hijo por quien podemos llegar a ser todos hermanos.
que estás en el cielo. El cielo es un estado eterno de comunión, amor y unidad, donde
Dios reina. El hombre está llamado a compartir esta felicidad.

Santificado sea tu Nombre. El nombre es lo mismo que todo el ser, su esencia para los judíos.
Es un deseo de que todos amen y sirvan a Dios, que es santo.

Venga a nosotros tu Reino. Es una consecuencia de la petición anterior. Que sea Dios quien
reine en el interior y la vida de cada uno, que triunfe la libertad del
amor sobre la esclavitud del mal.

Hágase tu voluntad Es el máximo grado de confianza en alguien. Dios sabe mejor que
yo mismo lo que me conviene a mí y a todos. Él me ha hecho, me
conoce y desea mi felicidad. Y su voluntad es que amemos.
en la tierra como en el cielo Si todos viven así, la tierra será un paraíso como ya lo es el cielo.

Danos hoy nuestro pan de El pan es lo que necesito (comida, salud, trabajo…) pero también
cada día. interiormente (amor). Vivir el día a día: hoy. No acumular riquezas
y ponerlas en el centro. El dinero es necesario, no lo máximo. La
confianza en Dios se renueva cada día totalmente. Sencillez.

Perdona nuestras ofensas No se puede dar lo que no se tiene. Dios quiere que perdonemos,
como también nosotros pero eso es imposible para el hombre solo. No es justo. Pero
perdonamos a los que nos somos capaces de perdonar si previamente hemos acogido el amor
ofenden y el perdón que Dios nos da. Podemos perdonar porque Dios nos
perdona y amar porque Él nos ama más y primero.

No nos dejes caer en la La tentación es una opción que se presenta como buena, positiva
tentación cuando en realidad me perjudica. Somos débiles y a menudo
caemos en las tentaciones. Pedir que Dios nos sostenga, nos haga
fuertes para no caer. Sobre todo en la gran y peor tentación, que es
la de creernos autosuficientes, prescindir de Dios, alejarnos.
y líbranos del mal. Es Dios quien nos libera de las consecuencias y el poder del mal
en nosotros y en nuestra vida. División, violencia, egoísmo,
superficialidad, soberbia, soledad… Dios nos hace libres = nos salva del
mal. Y todas las obras del mal provienen del Maligno, de hecho la
oración original es: líbranos del Maligno.
XI.- LA IGLESIA
En griego significa “asamblea”, y se refiere a la comunidad de seguidores que Jesús eligió para completar y desarrollar su
misión del Reino de Dios. Así pues al hablar de Iglesia no nos referimos a un templo cristiano (iglesia), ni a una parte de ella
(jerarquía), sino que nos referimos a personas, a todos los cristianos que tenemos una misma misión, una misma fe. Jesús lo
compara con una lámpara que se enciende para alumbrar al mundo, ser testigos de su luz. Y promete no que no estarán
solos en esta misión, pues contarán con la presencia del Espíritu Santo.
Desde el comienzo de su predicación Jesús se rodeo de un grupo cercano de personas que lo acompañaban casi
constantemente. Estos discípulos no sólo escuchaban al maestro, sino que aceptaban y trataban de vivir su doctrina en su
propia vida. Entre ellos había zelotes (Simón), publicanos (Zaqueo, Mateo), ricos (José de Arimatea, Lázaro), algún fariseo
incluso (Nicodemo) y un gran número de mujeres (su Madre, Marta, María, Magdalena, Juana…).
De entre esos discípulos, Jesús eligió un grupo llamado de los Doce Apóstoles, que significa “enviados”. Les pidió algo
especial: que dejasen todo lo que tenían para que vivieran con Él su misma vida (para después ser testigos) y que prediquen
su mensaje por todo el mundo.
De entre ellos, Jesús contaba con 3 de máxima confianza, más cercanía: Juan (pescador, el más joven, adolescente, se sentía
muy amado y cercano a Jesús), Santiago (pescador, hermano mayor de Juan, de carácter fuerte y apasionado, llegó hasta el
fin del mundo predicando en Galicia) y Pedro (también pescador de Cafarnaún, líder apasionado, sincero, espontáneo). Y
fue a Pedro a quien le confió la misión de guiar a la Iglesia “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…”. No era el más
listo (casi analfabeto), ni el más valiente (le negó 3 veces), pero Jesús le escogió para guiar desde el servicio a los demás,
Pedro le amaba mucho y fue el primer Papa de la Iglesia.
No llegaron a enterarse del todo de que iba el Reino de Dios, ni del plan de liberación de Jesús a los hombres. Creían que
Jesús era el Mesías y le seguían entusiasmados, pero esperaban otro tipo de Mesías la mayoría y no imaginaban quien era en
verdad. Cuando muere en la cruz, casi fue el fin de esta comunidad, pues huyeron, se dispersaron. Fue María, su madre,
quien les mantuvo unidos en oración, esperando la promesa de su Espíritu. Tuvieron experiencia de la resurrección que les
mantenía unidos, pero escondidos, atemorizados, incapaces de comprender del todo ni dar testimonio. Por eso muchos
consideran Pentecostés, 50 días tras su muerte y resurrección, el momento esencial de la Iglesia, pues fue entonces cuando
recibieron el Espíritu Santo, se llenaron de fuerza y salieron a ser testigos y cumplir esta misión que Jesús les había
encomendado.
Hoy día, el actual Papa sustituye a Pedro y los Obispos a los Apóstoles, continuamos teniendo la misma misión del Reino,
pero las cosas han cambiado mucho. La Iglesia se ha extendido por todo el mundo y lleva a cabo una labor fundamental en
la sociedad, a lo largo de la historia ha sido clave en la humanización del mundo. También tiene sombras en su pasado y
muchos desafíos que afrontar, algunos de los cuales son internos (división…). A pesar de los errores humanos, el Espíritu
actúa en ella desde Jesús, impulsando la construcción del Reino.

La Iglesia se compone (según vocación, responsabilidades, carismas y estilo de vida) de:


Laicos.- forma la mayoría de la Iglesia. Cristianos que viven en medio del mundo (trabajo, familia…) y que trabajan
por el Reino desde su parroquia, tiempo libre, trabajo, familia… Se juntan puntualmente en comunidades para orar,
celebrar, hacer tareas de ayuda (Cáritas).
Religiosos.- son los cristianos que han decidido imitar a Jesús fielmente. Viven en comunidad compartiendo todo
y trabajan por el Reino desde una misión común de cada una. Viven 3 votos (compromisos): Pobreza (no acumular
más bienes materiales de los necesarios, vivir en austeridad), Castidad (renuncian a casarse y tener hijos para
dedicarse a todos por igual, como Jesús) y Obediencia (estar dispuesto a servir allá donde el superior lo estime
necesario). Tradicionalmente llevan uniforme o hábito, pero no siempre. Los hay de clausura, en donde se dedican
por completo a la oración y la meditación, además de trabajo.
Laicos consagrados.- vienen a ser una mezcla entre laicos y religiosos. Tienen de laicos que viven en medio del
mundo (trabajo, parroquia…) y de los religiosos comparten su vida en comunidad y algunos votos (o todos),
principalmente los dos primeros.

Presbíteros.- son los curas o sacerdotes. Su función principal es la de presidir la liturgia (las celebraciones y
sacramentos de la vida cristiana) y predicar el Evangelio (buena noticia del Reino). Son los pastores de la comunidad
cristiana, lideran desde el compromiso y el servicio. Pueden ser de comunidad (jesuitas, franciscanos, salesianos…)
o diocesanos (viven solos y obedecen al obispo sólo). También tienen los 3 votos de los religiosos.

Diáconos.- son ministros ordenados. Su labor principal es el servicio y la ayuda. Pueden hacer todo lo que hace un
sacerdote excepto consagrar el pan y el vino y perdonar los pecados. Pueden casarse y tener hijos.

Jerarquía.- son los que se encargan de pastorear la Iglesia a nivel global en la sociedad. (Obispos, cardenales,
papa…) Son sacerdotes y cumplen su función en su parroquia, su diócesis, o el Vaticano.
Se encargan de coordinar cuidar de:

Papa= todos los cristianos del mundo, también obispo de Roma.


Cardenales= los cristianos de grandes superficies (países, regiones muy pobladas).
Obispos = los cristianos de un territorio amplio llamado diócesis (en Madrid hay 3).
Vicarios = los cristianos de una vicaría, que es un territorio que abarca muchas parroquias.
Párrocos = se encargan de los cristianos de una parroquia, que significa vecindario.

La Iglesia tenemos la misión de hacer presente a Jesús en el mundo y ser sus testigos de amor. Es en la vida de la Iglesia donde
principalmente podemos hacer experiencia del amor de Dios, tener sus signos. Y entre ellos y para esta misión de construir
el Reino, Jesús realizó unos gestos visibles que nos mandó repetir y en los que su Espíritu se hace presente; son los
sacramentos. Los hay de Iniciación (Bautismo, Eucaristía y Confirmación); Curación (Perdón y Unción de los enfermos) y de Servicio
(Orden sacerdotal y Matrimonio). Junto a la oración y la comunidad son esenciales en la vida cristiana.

Sacramento Tipo Signo En qué consiste

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