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1.

NEGACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES

La violencia contra las mujeres y los hijos es una calamidad mundial


que sigue provocando muertes, torturas y mutilaciones a nivel físico,
psicológico, sexual y económico. Representa una de las violaciones de los
derechos humanos más difundidas, que niega a mujeres y niños la igualdad,
la seguridad, la dignidad, la autoestima y el derecho a gozar de las libertades
fundamentales.

Tal vez la consecuencia más dramática de la violencia contra mujeres


y niñas sea la negación de sus derechos fundamentales. Los instrumentos
legislativos internacionales en materia de derechos humanos, como por
ejemplo la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH),
adoptada en 1948, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus iniciales en inglés),
adoptada en 1979, y la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN),
adoptada en 1989, afirman el principio de los derechos y libertades
fundamentales para todo ser humano. Tanto la CEDAW como la CDN se
inspiran en una concepción amplia de los derechos humanos,

2. CONSECUENCIAS SANITARIAS

Las agresiones sexuales y las violaciones pueden conducir al


embarazo no deseado, y consiguientemente a las peligrosas complicaciones
que puede comportar el recurso a un aborto ilegal. Las niñas que han sufrido
abusos sexuales en la infancia tienen mayores probabilidades de
abandonarse a comportamientos riesgosos tales como las relaciones
sexuales precoces, y corren mayor peligro de quedar embarazadas sin
desearlo o a edad excesivamente temprana. Las mujeres que se encuentran
en situaciones violen- tas tienen menos posibilidades de recurrir a prácticas
anticonceptivas o de pretender el uso de precauciones para el sexo seguro,
y por lo tanto corren riesgos mayores de contraer enfermedades de
transmisión sexual y el VIH/SIDA.
El impacto de la violencia sobre la salud mental de las mujeres acarrea
consecuencias devastadoras, a veces fatales. Entre las mujeres maltratadas
es elevada la incidencia de la tensión nerviosa y de las enfermedades
relacionadas con dicha tensión, tales como la neurosis postraumática, los
ataques de pánico, la depresión, los trastornos de la alimentación y del
sueño, la alta presión sanguínea, el alcoholismo, el abuso de drogas, y la
baja autoestima. A algunas mujeres, irremediablemente condenadas a la
depresión y constantemente humilladas por sus agresores, les parece que
el suicidio sea la única manera de huir de una relación violenta.
La violencia doméstica contra las mujeres acarrea consecuencias
físicas y psicológicas de vastísimo alcance, a veces con resultados fatales
como se muestra en el siguiente cuadro:
3. REPERCUSIONES PARALOS NIÑOS

Los niños que han presenciado episodios de violencia doméstica o que


han sufrido abusos en carne propia, presentan problemas de salud y de
conducta, entre los cuales figuran diferentes trastornos relacionados con el
peso, la alimentación y el sueño. Pueden tener dificultades en la escuela y
suele costarles mucho entablar amistades estrechas y positivas. Pueden
intentar la fuga o incluso manifestar la tendencia al suicidio.

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