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"(...) mas sobre todos los quajos, para en perfección de sabor, lleva ventaja lo que se quaja
con flor de cardo, que es dulce, y no resquema como lo de las animalias, y el quajo da mas
queso, aunque no tal como la yerva. (...)"
El coagulante vegetal que nosotros utilizamos procede de la flor del cardo (Cynara
cardunculus o cynara humilis ) y es
uno de los pocos que han tenido una
importancia significativa en el
mundo quesero; tradicionalmente se
ha utilizado la leche de higuera, el
lampazo o el galio para cuajar, pero
su compleja utilización y la dificultad
para conservarlo lo dejaban
circunscrito a zonas muy concretas y
a determinadas épocas del año.
Es un cuajo muy bueno para quesos frescos y tiernos, aunque da excelentes resultados
también en queso duros.No conviene, sin embargo, para las coagulaciones lácticas, ya que
provoca unas cuajadas muy blandas y difíciles de escurrir.
Es, por tradición, el cuajo propio de los territorios mediterráneos, que dejó de emplearse
sólo por criterios comerciales. Si no queremos dejar perder los sabores que han marcado
nuestra historia, acercarnos al queso elaborado con flor de cardo, de cualquier tipo, es una
buena forma de conocer nuestro pasado gastronómico y de construir un futuro más sabroso.
- Al día siguiente, se escurre el agua, se reserva ésta, y se ponen los pistilos en un mortero
con agua limpia. Se majan bien con la mano del mortero, y cuando el agua tiene un color
oscuro se escurre, se mezcla con la anterior y se añade más agua clara a la hierba.
- Se repite la operación hasta que el agua no se colorea. El agua de todas las operaciones,
mezclada, cuaja unos diez litros de leche a 35º C.
También puede utilizarse del mismo modo la flor de la alcachofa, pariente próximo del
cardo, pero deja la cuajada más blanda y es más difícil de manejar.