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Cuenta un viajero español que allá, en América, algo después de

la mitad del siglo XVI, vio en Santa Barbosa, próximo a San


Francisco de Quito, algo que no había visto en España: cerdos
cargados como si fueran burros. La ventaja de esta modalidad de
transporte era que al llegar a destino se comían al cerdo. (En ese
tiempo un animal de estos valía un escudo; poco menos, una
docena de gallinas o, de preferirse, una docena de conejos; una
fanega de trigo de castilla, valía medio escudo. (Relación de Pero
López, pág. 43.)

Cuenta un viajero español, Pero López, que recorrió de norte a


sur las tierras pobladas de las Indias, llegando a combatir en las
guerras civiles del Perú al lado de los realistas, que en el centro
minero de oro, la provincia de Santa Barbosa, situada cerca de
San Francisco de Quito, cabeza de la gobernación, tuvo la sor-
presa de encontrase con algo que “no creo que se haya visto en
nuestra España: los indios llevaban sus alimentos cargados en
puercos; se servían de ellos como si fueran asnos cargados, con la
ventaja que, al llegar, se comían al cerdo. (En ese tiempo un cer-
do valía un escudo; poco menos, una docena de gallinas o, de
preferirse, una docena de conejos; una fanega de trigo de cas-
tilla, valía medio escudo. (Relación de Pero López, pág. 43.)

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