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Antecedentes: se han llevado a cabo muchas investigaciones para confirmar que los diferentes
alimentos y extractos de hierbas muestran propiedades funcionales en humanos cuando se
consumen regularmente como parte de una dieta balanceada. Sin embargo, la mayoría los
estudios solo relacionan una o algunas funcionalidades in vitro y / o in vivo de estos extractos, sin
realizar ensayos clínicos para confirmar la supuesta funcionalidad. Por ejemplo, mientras que
algunos estudios se centran en existencia de una correlación estadística entre la actividad
antioxidante y las propiedades antidiabéticas y la composición fenólica de cierta hierba, otros
apuntan a evaluar los efectos de diferentes métodos de extracción (es decir, campos eléctricos
pulsados, ultrasonido y extracción de fluido supercrítico) en algunos seleccionados in vitro
propiedades funcionales.
Alcance y enfoque: Aunque estos estudios son esenciales para una mejor comprensión de los
extractos y alimentos consumidos en todo el mundo, carecen de profundidad y, principalmente,
de aplicación práctica en la salud del consumidor y bienestar En este escenario, en este artículo
proponemos una integración de múltiples disciplinas interconectadas y entre la academia y las
empresas de alimentos para elucidar las propiedades de promoción de la salud de los alimentos y
extractos. Además, discutimos y proponemos un equipo multidimensional para desarrollar nuevas
funcionalidades alimentos.
Principales hallazgos y conclusiones: los investigadores deben realizar una amplia variedad de
pruebas in vitro e in vivo para determinar los efectos toxicológicos, la dosis terapéutica y evaluar
los factores fisicoquímicos, químicos y propiedades sensoriales de un alimento desarrollado antes
de establecer su funcionalidad. Complementariamente, científicos de alimentos nunca debe
desarrollarse y atestiguar solo la funcionalidad in vivo; más bien, una interconexión altamente
activa con campos relacionados es obligatorios.
Introducción
Como definición básica, los alimentos funcionales son alimentos que tienen efecto potencialmente
positivo en la salud más allá de la nutrición básica, ayudando la promoción de condiciones de
salud óptimas y la reducción del riesgo de enfermedades no transmisibles. Es ampliamente
conocido que un gran número y variedades de plantas, incluyendo hierbas, frutas, hojas y
ladrones, y sus preparaciones caseras e industriales, han sido utilizado en todo el mundo para
disminuir el riesgo (prevención) y para tratar enfermedades y / o complicaciones de salud
(Guarrera & Savo, 2013). Tal las aplicaciones pueden provenir del uso tradicional (Junior &
Morand, 2016;
Evaluar sus efectos crónicos y agudos en los seres humanos para dar fe de la supuesta
potencialidad. En un campo relacionado, a saber, etnofarmacología, el desarrollo de nuevos
productos con actividad farmacológica en ciertos órganos / glándulas y / o biomarcador en
humanos, el estudio de hierbas y alimentos tradicionales, que se sabe que están a salvo del punto
de vista toxicológico, es generalmente el primer paso a tomar después algunas mediciones in vitro
(Abbasi et al., 2015; Satoh, Igarashi, Yamada, Takahashi y Watanabe, 2015). Sin embargo,
precaución siempre debe tomarse cuando se evalúan productos naturales: para ejemplo, Abd-
ElSalam et al. (2016) evaluaron la actividad antioxidante in vitro (tubos de ensayo) e in vivo (ratas
previamente sometidas a estrés oxidativo) de las catequinas derivadas del té verde, incluida la
epigalocatequina gallate (EGCG). Los autores verificaron que no hay correlación entre actividad de
eliminación de radicales libres y el contenido de EGCG in vitro y los datos in vivo mostraron no solo
pérdida de antioxidante actividad sino también la formación de pro-oxidantes perjudiciales en los
hepatocitos, corroborando el hecho de que un diseño cuidadoso de control de calidad protocolos
requiere correlación entre ensayos químicos y bioensayos para verificar la eficacia, la estabilidad y,
lo más importante, la seguridad de nutracéuticos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000), medicina tradicional es la suma
total de los conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias
indígenas a diferentes culturas, ya sean explicables o no, utilizadas en el mantenimiento de la
salud, así como en la prevención, diagnóstico, mejora o tratamiento de enfermedades físicas y
mentales. En adición, el uso tradicional de hierbas medicinales se refiere a la larga historia uso de
estos medicamentos Su uso está bien establecido y ampliamente reconocida como segura y
efectiva (desde el punto de vista toxicológico punto de vista), y generalmente son aceptados por
las autoridades de salud (Elisabetsky, 1986; Elisabetsky y Wannmacher, 1993). Lo básico
El equipo utilizado en los estudios de etnofarmacología involucra a un químico, un biólogo
(botánico) y un farmacéutico (farmacólogo) (Souza Brito, 1996), quienes trabajan juntos para
identificar las plantas, para extraer los compuestos bioactivos usando condiciones similares
(preferiblemente idénticas) la de las poblaciones indígenas, para probar y validar biomarcadores
relacionados con la enfermedad, para evaluar la toxicología del extracto efectos in vivo (animales y
humanos), para identificar la respuesta a la dosis efectos, y proponer una dosis terapéutica para el
extracto (Ma, Wang y Gao, 2017; Maimoona, Naeem, Saddiqe, y
Jameel, 2011; Wang, Qiu, Wu, Wei y Xu, 2015). Aunque esto la tarea parece ser fácil y directa,
mucho esfuerzo de todos profesionales es necesario y las empresas todavía se esfuerzan por
buscar 'Medicina tradicional' en todo el mundo.
Este concepto holístico y multidisciplinario no puede ser literalmente traducido al campo de la
ciencia de los alimentos, ya que no hay subdivisión de profesionales dedicados a desarrollar
nuevos alimentos funcionales.
3. Comentarios finales
Los investigadores deben realizar una amplia variedad de pruebas, tanto in vitro
e in vivo, para determinar los efectos toxicológicos, terapéuticos
dosificación y para evaluar el estante fisicoquímico, químico, sensorial,
propiedades de vida de un alimento desarrollado antes de afirmar que es funcional.
Aquí presentamos algunos aspectos que definitivamente deberían tomarse
en consideración al diseñar dichos estudios. Una importante
El resultado debe ser claramente entendido: científicos de alimentos y tecnólogos
nunca debe desarrollarse y atestiguar solo la funcionalidad in vivo;
más bien, una interconexión altamente activa con campos relacionados, como
la nutrición, la farmacología, las estadísticas, la biología son muy necesarias.
Además, una fuerte alianza entre la academia y las empresas de alimentos
debe ser muy bien considerado en todo el mundo.
Como conclusión y observación final, cuando un alimento funcional es el
objetivo de una empresa de alimentos o un instituto de investigación, es muy recomendable
que un equipo multidisciplinario compuesto por un ingeniero de alimentos
o tecnólogo, un nutricionista, un farmacólogo, un estadístico y un
biólogo (en el caso de productos hechos de preparaciones de hierbas) trabajo
juntos para asegurar todos los aspectos relacionados con la comercialización,
seguridad y el mecanismo de acción del componente funcional son
cubierto, completamente comprendido y controlado. Sin esta alianza
entre múltiples áreas, el fracaso en la cadena alimentaria funcional es
muy posible y esperado.