Professional Documents
Culture Documents
ME REDICADA
NACIÓN Y MESTIZAJE
Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia del
Estado Plurinacional de Bolivia
MESA REDONDA
NACIÓN Y MESTIZAJE
3
Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia
Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional
4
NOTA AL LECTOR
b) Laexpansión económicadelEstadoydelossectorespopularesvinculados al
comercio, transporte, minería, agricultura intensiva y, como conse
cuencia:
5
Con la publicación de estas mesas redondas, el Centro de Investigaciones
Sociales (CIS) busca contribuir al debate y generación de un nuevo conoci
miento llamado a analizar el proceso de cambio encabezado por el presiden
te Evo Morales.
6
Presentadora y moderadora
Ximena Soruco
Expositor
Carlos Mesa
Participan en el plenario
Rafael Archondo
Pedro Portugal
Carmen Medeiros
Fernando García
Jorge Viaña
Carlos Macusaya
Gustavo Rodríguez
Wilder Molina
Daniela Franco
Patricia Costas
Claudia Peña
Alfonso Hinojosa
Francisco Canedo
Valeria Silva
7
PRESENTACIÓN
XIMENASORUCO.-Sean bienvenidos a este evento de inauguración del Centro
de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia (CIS) del Estado Plurinacional de
Bolivia.
La jornada de hoy nos convoca a un debate sobre el espinoso tema del mestizaje,
alimentado por la lectura de un texto del vicepresidente Álvaro García Linera, que
da título a esta mesa. Pero antes hará un comentario al mismo, el historiador y ex
presidente de la República Carlos Mesa Gisbert.
8
EXPOSICIÓN
CARLOS MESA.- Comienzo con una lectura exacta del texto del Vicepresiden
te en un aspecto que me parece clave:
9
conceptual que podamos asumir como parte esencial si queremos ser rigu
rosos con la historia de lo que fue la América precolonial. Pero es una rea
lidad incuestionable, y sería absurdo negarlo en términos de su definición
jurídico-política. Esto no es poco importante a la hora de hacer un análisis
de cuáles son los conceptos en los que nos apoyamos para discutir el tema:
“Nación y Mestizaje”.
10
Plurinacional que nace en enero de 2006. Menciona que el verdadero mo
mento en el que se encuentra la idea de la nacionalidad de manera integral,
de manera incorporada, es a partir de 2006 en adelante, generando, en mi
opinión, una carga obviamente subjetiva y desmesurada en comparación
con el proceso histórico previo.
11
lo boliviano no pueden hacerse sin el reconocimiento de que hubo un proceso
de construcción, de destrucción y de reconstrucción posterior de una idea de
lo boliviano, de una idea de quienes somos, de una forma de mestizaje. Aquí
voy a hacer una precisión en relación a la opinión, que me parece correcta
también, del Vicepresidente, cuando define la palabra mestizaje, que no po
dría haberse dado sin ese proceso. En otras palabras, la conquista y la colonia
realizadas por España –y no por Gran Bretaña, Francia o la India– definen unas
características que establecen rasgos que son parte de nuestra identidad hoy;
no solamente de la identidad de lo boliviano, que habría que definir también
si existe. Es decir, ¿la bolivianidad es una categoría que podemos aceptar como
real?; y segundo, el mundo que se autodefine como indígena, ¿puede decir
que no tiene ningún elemento de influencia del pasado colonial? En mi opi
nión la respuesta es no. En consecuencia, e independientemente del juicio de
valor que nos merezca el proceso colonial, me parece una prescindencia, un
error muy grave el no tomar en consideración ese período, es obvio que ha
transformado el mundo prehispánico. ¿Transformado en qué sentido? No lo
que existió antes, si no lo que existió en el camino hacia adelante. Es decir, la
mirada indígena, incluidos los levantamientos de 1780 y 1781, el proceso de
los levantamientos indígenas paralelos a la independencia, están teñidos de
un conjunto de elementos que habían tallado el alma de los bolivianos en el
período colonial.
Coincido en que mestizo es una palabra que tuvo un origen étnico y/o racial
que definió una sociedad de castas y que fue construido como concepto preci
samente para reafirmar la diferencia en un sentido de más a menos, de mayor
calidad y menor calidad racial; pero me parece, también lo dice el Vicepresi
dente, que el término mestizo es un término universal, que refleja la construc
ción de varias vetas en nuestro comportamiento, seamos suecos, franceses,
congoleños, bolivianos o argentinos, y que efectivamente todos somos mes
tizos en el mundo.
12
reo, etc., y el boliviano genérico está planteado de una manera difusa y somos
aquellos que no pertenecemos o que no creemos pertenecer a ninguna de
esas naciones. La palabra mestizo, en ese sentido, es una respuesta por ads
cripción a algo, más que por creer que el concepto tiene el valor profundo que
quisiéramos que tenga para definirnos como bolivianos.
13
Esto implica que la mirada que actualmente tenemos sobre la realidad boliviana
es una diferente porque se ha acumulado y construido a lo largo de la historia.
Hago, así, una relación sobre la lectura que hace Álvaro García Linera sobre el
pasado y esta construcción como un trabajo exclusivo de la plebe, de los levan
tamientos indígenas, y discrepo en este punto porque toda construcción tie
ne que ver con los proyectos de nación, sean equivocados, insuficientes o mal
planteados, pero siempre existentes. Los levantamientos indígenas de 1780 no
querían la construcción de la nación boliviana, Tupac Katari no quería concluir
en la existencia de Bolivia, sino en la fundación de una “república de indígenas”.
Su objetivo nunca fue compartir el espacio con criollos peninsulares y mestizos,
reivindicaba la recuperación de un espacio que les había sido arrebatado a los
indígenas y que tenía que ser recuperado íntegramente por lo indígena. Por otra
parte, no había un planteamiento de largo aliento de Tupac Katari, en el sentido
de su visión de futuro. Por lo tanto, es incorrecto asumir que podemos agarrar y
meter a un costado a Casimiro Olañeta y a sus amigos y presumir que íbamos a
tener la lógica de Bolivia por la vía indígena.
14
manera expresa y explícita el republicanismo como sistema de gobierno, lo
cual es una herencia francamente liberal, ideas que siguen permaneciendo en
la actual Constitución con un conjunto de elementos cualitativamente distin
tos que me parecen fundamentales. Elementos que celebro porque tienen que
ver con la centralidad indígena, con el reconocimiento de la igualdad, con la
ciudadanía colectiva–como una categoría que el liberalismo clásico no enten
dió y que fue probablemente el gran error o la gran insuficiencia del proceso
democrático desde 1982–, con la posibilidad de asumir las identidades no ya
como un genérico “pluri-multi”, sino como una definición específica de carac
terísticas de cada uno de esos pueblos.
15
Mi impresión es que el texto del Vicepresidente es muy sesgado y pretende
cargar demasiados méritos al proceso de acción política actual. Y con esto no
quiero restar mérito alguno al Gobierno, nadie dudaría que este proceso va a
quedar en la historia como un momento fundamental del país, pero pretender
que en él confluye todo, me parece injusto e insuficiente, siento que le resta
mérito, no a los antepasados, sino a la construcción agregada de la historia.
La base de mi debate, y termino aquí, es que no logro entender por qué tene
mos que romper, destruir, descalificar absoluta y categóricamente lo colonial
para sobrevivir en nuestras identidades y en nuestra reafirmación. Estoy total
mente de acuerdo en una lectura hipercrítica de la Colonia, pero nos guste o
no nos guste hemos heredado rasgos fundamentales –no accesorios, no adje
tivos, sino sustantivos– del período colonial, tanto negativos como positivos.
Está de más repetir lo obvio, la lengua que nos une a todos es el castellano,
independientemente de cualquier consideración. Estaba viendo hace un par
días la película Ivy Maraey, y en esta hay una escena en la que está yendo el
vehículo de los protagonistas con un q’ara,, por decirlo así, y un indígena gua
raní; se aproxima un grupo de indígenas aymaras que están bloqueando la ca
rretera, entonces baja el guaraní para tratar de convencerlos de que los dejen
pasar, y ellos hablan en aymara mientras él contesta en guaraní, desde luego
no logran entenderse hasta que llegan a la conclusión de que la única forma
de comprenderse será hablando en castellano; finalmente, tanto los indígenas
aymaras como el guaraní hablan en castellano y solucionan su conflicto. Aquí
el punto clave es que el castellano no aparece como un vehículo de puente
entre los castellano-hablantes y los quechuas o los aymaras, sino entre un que
chua y un ayoréo. Un segundo elemento es la religión, el 95% de los bolivianos
profesan la religión cristiana, católica o no católica, y una gran parte de los
indígenas bolivianos profesan la fe cristiana, que es una fe traída de Europa.
16
PLENARIO
RAFAEL ARCHONDO.- Las definiciones de mestizaje de García Linera son tres.
Una es la categoría colonial tributaria. En relación a ésta habría que decir que lo
indígena también es una categoría colonial tributaria, eso es básico y esencial.
Los españoles no definieron a los mestizos para cobrarles impuestos porque
quienes por sobre todo tributaban eran los indígenas; entonces si ese es un ele
mento que menoscaba la identidad mestiza, peor lo haría en el caso de los indí
genas. Otra, expresa la idea de que el mestizaje es un“etnocidio”, un eufemismo
culturalista que es parte de un proyecto que busca liquidar la diversidad y, por
lo tanto, constituir una identidad homogénea, única, “monocultural”, como él lo
ha llamado. Y una tercera definición señala que el mestizaje es todo y es a la vez
nada, es decir, que todos somos mestizos y por lo tanto nadie lo es.
17
Una definición es la de Xavier Albó, que indica que el mestizaje es una variante
cultural, es decir, que los aymaras se vuelven urbanos y construyen una especie
de identidad urbano-aymara que, finalmente, no alcanza a tener sus propios
rasgos específicos pero que es una derivación de una cultura ya existente y eso
se llamaría mestizaje. Otra es la definición de Tristan Platt, que habla de que el
mestizaje es un blanqueamiento cultural de elementos indígenas que deciden
abandonar la identidad indígena y deciden adscribirse al bloque dominante.
Por último, está la noción de Rossana Barragán, que es una etnogénesis, en
otras palabras, que el mestizaje es una identidad nueva, diferenciada, que pue
de tener una serie de afluentes o de contribuciones de otras culturas pero que,
con el paso del tiempo, se convierte en algo genuinamente diferente.
De alguna manera esa última definición empata un poco mejor con el plan
teamiento que Carlos nos ha hecho. Si bien el Vicepresidente desconoce, o no
menciona ni considera valiosas estas contribuciones previas, es como si él es
tuviera inaugurando el debate por primera vez en el país, esto se ha discutido
a lo largo de décadas.
No quiero dejar de decir que esta idea de “nación estatal”me parece extrava
gante. No sé qué cuernos es una nación estatal. No sé si Carlos la ha subrayado
en su lectura. Se habla de un nuevo sentido común, me imagino que es justa
mente este intento de convertir al “proceso de cambio”en el momento en que
se resuelven todos estos problemas a partir de la vía estatal. Mi pregunta es:
¿cómo se hace eso? Es algo que puede ser innovador en ciertos casos, pero al
mismo tiempo se dice que el Estado se indianiza, es decir, la indianización de
Bolivia es otro elemento que quizás deberíamos discutir con más cuidado.
18
Para cerrar diría que los resultados del Censo tal vez nos están mostrando lo
contrario a lo sostenido en el documento del Vicepresidente: que la indianidad
se está bolivianizando. La indianidad, sin dejar de ser lo indígena propiamente
dicho, está apropiándose de todo lo que es la construcción cultural. La ten
dencia actual es justamente a la inversa, no veo en el Estado Plurinacional un
sólo espacio de plurinacionalidad, ni uno sólo. Si un marciano llegara a Bolivia
y le dijeran:“este es un Estado Plurinacional constituido por 36 naciones”, y ese
marciano dijera: “quiero ver dónde están esas naciones representadas, dón
de se relacionan, dónde se vinculan”, y recorre el Estado boliviano de punta a
cabo, no encuentra un solo lugar donde esas 36 nacionalidades tengan algún
espacio de encuentro, de debate o discusión. Creo que el mundo indígena se
está bolivianizando y eso no necesariamente tiene que ser malo, aunque se
guramente no van a querer, al final del proceso, llamarse mestizos, pero es
indiscutible, y en eso coincido con Carlos, que cada día somos más una cultura
parecida. Cada vez hay menos diferencias y creo que la gran paradoja del pro
ceso actual es que en medio del Estado Plurinacional, estamos construyendo
una cultura que todos compartimos.
19
seísta”, y a mi modo de ver ambas cosas son legítimas aunque se encuentren en
conflicto. De lo que se trata es de ver cómo salir de este conflicto.
Para concluir quisiera expresar que tal vez haya que recentrar el debate en tér
minos políticos y sociales, estimo que eso nos puede dar mayores luces.
1 Movimiento al Socialismo.
2 Movimiento Nacionalista Revolucionario.
20
Para empezar, me parece fundamental relacionar el mestizaje con el hecho
colonial y con la reproducción histórica de la diferencia colonial. Hay un texto
muy importante de Silvia Rivera, de 1993, intitulado: La raíz colonial, en el que
se discute las violencias estructurales, la constitución y transformaciones histó
ricas del mestizaje colonial andino en el contexto de los diferentes horizontes
históricos del colonialismo interno –el horizonte colonial, el horizonte liberal,
el horizonte populista y el neoliberal–, planteando que tanto lo indio como lo
mestizo, o lo q’ara, son identidades que fueron construidas en el marco es
tructurante del hecho colonial. En ese sentido, sivamos a discutir el mestizaje
también tenemos que discutir lo indio, la indianidad o lo indígena, y hacerlo
en el marco del colonialismo interno, o como se propone el sociólogo peruano
Aníbal Quijano, a partir de la colonialidad del poder y del saber.
21
larga historia del mestizaje tampoco logró superar ese problema, es aquí don
de se presenta la pregunta: ¿para qué reeditar un proyecto ideológico-político
que ante los ojos de todo el mundo fue una promesa fallida por superar algo
que nunca fue superado? Ese es mi primer punto.
El segundo punto que quiero plantear tiene que ver con una contribución a
la complejización de las definiciones de mestizaje. Los términos de mestizo
y mestizaje no pueden ser entendidos fuera de la multiplicidad de significa
dos, denotaciones y connotaciones que han tenido históricamente. El punto
es que hay un contexto histórico en el que los diferentes significados y conno
taciones de los términos mestizo y mestizaje se han ido sobreponiendo uno a
otro: las nuevas definiciones no han eliminado a las viejas definiciones. Carlos
Mesa propone que “eliminemos el sentido mestizo del ‘52 y pondremos otro”. El
problema es que eso no es tan simple, ni depende de la buena voluntad de
una persona. El sentido colonial de mestizo ha sido sobrepuesto, como capas
geológicas, y los diferentes sentidos y connotaciones siguen coexistiendo. No
se puede decir: “borrón y cuenta nueva, a partir de hoy vamos a definir de
manera diferente”. Tenemos una carga demasiado pesada con las definiciones
de esos términos. La palabra mestizo tiene una hibridez conceptual y episte
mológica, como lo demuestra la antropóloga peruana Marisol de la Cadena,
ya que coexisten en él definiciones que se fundaron en el contexto epistemo
lógico religioso de los principios de la Colonia, donde la pureza de sangre no
era de“sangre biológica”sino de“sangre cristiana”, de fe religiosa. En esa época,
los conceptos importantes para definir raza eran el honor, la fe cristiana y la
decencia. Es recién en el siglo XIX, en el contexto del racismo científico, que
se empieza a pensar en los significados biológicos del término raza. La mez
cla biológica y esta impureza de cristiandad/decencia vienen de dos matrices
semánticas diferentes, y ambas coexisten en el campo semántico del término
mestizaje hoy en día.
Para seguir ahondando en las diferentes capas que se van sumando a todo eso,
a principios del siglo XX, cuando se discute el mestizaje –y cuando se discute
en México la Raza Cósmica, la celebración de una nueva raza y de un tercer
hombre–, también se está problematizando, paralelamente, el mestizaje en
términos negativos, como una degeneración, una deformación y una pérdida
22
de pureza. El indigenismo peruano concibió el mestizaje como una degenera
ción. Desde la perspectiva de los indigenistas de la década del treinta, los in
dígenas debían mantener su pureza en su lugar, quedarse puros en su cerrito,
con sus llamitas y sus ll’uchitos, no mezclarse ni salir de su sitio. Los que se iban
a la ciudad perdían su pureza y las mezclas no eran buenas.
Para concluir, y relacionando los dos puntos mencionados, planteo que esas
connotaciones negativas nunca desaparecieron, ni siquiera cuando, en los
años cincuenta, se quiso dar a la idea de mestizaje un giro positivo. Con la re
volución del‘52 surgió el proyecto ideológico-político de construir una nación
mestiza y se reformuló la promesa de ciudadanía y de igualdad. Pero en el con
texto de las ideologías de modernización (y de la sociología funcionalista) de
mediados de siglo, el mestizaje significó una promesa de ciudadanía condicio
nada; el requisito para ser un buen ciudadano mestizo era dejar atrás lo rural,
lo tradicional, los idiomas indígenas, las costumbres campesinas, etcétera. El
ideal del ciudadano mestizo era ser urbano, castellano hablante y escolarizado
–bachiller o universitario–. El que no cumplía con esos requisitos era sujeto de
discriminación. La nación que se quería construir y la promesa de ciudadanía
estaban condicionadas a limpiar los rasgos indios que supuestamente obsta
culizaban la modernización.
23
nuestra capacidad de superar el colonialismo interno, de desmontar las estruc
turas de la colonialidad del poder y del saber, pero eso lo dirá la historia.
FERNANDO GARCÍA.- Creo que tanto Carlos Mesa como Pedro Portugal par
ten de un reconocimiento básico, que hay dos momentos que nos constitu
yen a los bolivianos: lo común y lo exclusivo. Cuando hacemos referencia a
los bolivianos posiblemente estamos hablando de una “comunidad común” o
un “nosotros inclusivo”, por un lado este momento constitutivo –que Zavaleta
también en algún momento lo menciona–, como momento ancestral, que es
el momento constitutivo del hombre andino, que no es un dato menor. Aquí
había una civilización, habían estructuras institucionales en un formato de
gestión del territorio, de organización política, y un elemento que incorpora
Zavaleta: el momento de construcción de algo común que podemos nombrar
como “nación”, definido por él como “momentos de nacionalización”. Este mo
mento, el ancestral o andino, en gran parte determina la ocupación del há
bitat. Imagínense, los andinos, para ocupar el hábitat andino, tenemos que
construir una comunidad y, por lo tanto, es una dinámica poderosa porque
estamos hablando de un territorio casi inhóspito, un espacio difícil de habitar,
lo que implica una fuerza constitutiva que siempre va a estar presente en nues
tra lógica de construcción de lo que es comunidad.
Otro elemento que ha sido destacado y que tampoco es menor, aunque sí algo
polémico, es el otro instante constitutivo de los bolivianos: el hecho colonial
que marca la exclusividad de la identidad nacional, episodio violento que fi
nalmente nos constituye, rompe la estructura de ocupación del territorio, de
nuestra estructura política, pero que incorpora otros elementos que luego van
a ser constantes en la construcción de esto que hemos llamado comunidad.
Estos son dos elementos en los que observo que coinciden Pablo y Carlos.
24
otros elementos, es decir, hay una incorporación subjetiva en los hombres an
dinos que está dando cuenta de tradiciones que vienen de otra cultura o de
otro formato de pensar la construcción institucional. En otras palabras, una
dinámica de contaminación entre estas tradiciones intersubjetivas que dan
cuenta a la nación.
Es allí donde surge el problema: ¿bajo qué referente normativo vamos a pensar
la nación? De alguna manera, el vicepresidente Álvaro García Linera apuesta
por el referente colonial –que en el fondo y en su perfeccionamiento va a ser
un referente liberal, republicano, y por lo tanto, la expresión de esta referen
cia colonial–, porque es en aquel periodo histórico cuando nacen las primeras
reformas que procuran dotar de ciudadanía a los indígenas y, en general, a
toda la población. Después, este referente se va a traducir en una hegemonía
discursiva de los liberales más radicales, como Bolívar y Sucre. En consecuen
cia, las élites que piensan el proyecto de Estado-Nación están articuladas a un
discurso que viene de tradiciones europeas que tienen como referente central
la Revolución Francesa y la Revolución Americana; piensan el proyecto de mo
dernidad desde ese presupuesto normativo, todavía vigente en términos de
ciudadanía y de construcción del Estado-Nación.
Para finalizar, quiero expresar que me ha parecido que el texto del Vicepresiden
te busca desarrollar esta última variante mencionada, pensar un proyecto de
25
nación o de Estado-Nación, en “clave plurinacional”, desde la perspectiva de los
indígenas campesinos. Descubre un sujeto en ellos, y no a un sujeto abstracto
como el ciudadano que posiblemente tiene un referente liberal, sino a un refe
rente comunitario, indígena, originario o campesino, desde donde se está pen
sando la construcción de la estatalidad o del Estado-Nación.
26
Willca profundiza ese proceso. Willca, en 1899, forma republiquetas indias con
presidentes, es decir, consolida esas ideas de autogobierno. Juan Lero es uno
de ellos, pero hay otros que mueren en 1901. Entonces, ese es un sujeto. Entre
paréntesis, sé que van a empezar a vapulearme diciendo que es un visión te
leológica demasiado indianista y transhistórica, pero no lo es, porque entien
do, por ejemplo, que en Katari y en Willca, y en todo lo que estoy describiendo,
hay diferentes procesos y contextos históricos, pero hay una tendencia intere
sante que volvemos a vivir en ciertos momentos con los caciques apoderados,
después del surgimiento del indianismo Katarismo, que menciona García Li
nera, la tendencia de autonomía india en 1956, los procesos interesantísimos
de los años ‘70, etc. A Genaro Flores no lo querían dejar entrar a la Asamblea
Popular ni a la COB, y acabó dirigiendo la COB un año entero, hasta que cae; Lu
ciano Tapia, Constantino Lima, Genaro Flores y muchos otros anónimos, como
Raymundo Tambo que muere en el año 1975 –importantísimo fundador del
Partido Indio con Reynaga y compañero de Genaro Flores–.
27
Como se ha dicho, habíamos hecho una profunda revolución proletaria que
logra destruir el Estado, desarticular al ejército mientras las milicias obreras
patrullaban las calles, sin embargo, los indígenas-comunarios y campesinos
y los indígenas-obreros no logran construir una referencia de unidad que les
permita sentar las bases estructurales que potencien el autogobierno. Al res
pecto Zavaleta tiene una frase muy bonita que dice: “el pecado original del
movimiento obrero boliviano es haber nacido sindicalista”. Es decir, fundan un
sindicato para defenderse de nadie, si acaso de veinte apellidos de la pequeña
burguesía que empieza a gobernar, y para colmo de males, mandan a llamar a
los más parecidos a los que acababan de derrotar para que los gobierne.
Cuando uno se aproxima a la historia desde estas formas encuentra a los suje
tos, lo que a su vez permite comprender de un modo más profundo el proble
ma de mestizaje, nación y Estado.
28
Si nosotros decimos la bolivianidad es el único paraguas o el mestizo es un tér
mino de necesidad, como lo planteaba Carlos Mesa, debemos enfocarlo desde
esa perspectiva profunda que reclamaba Carmen. No estan fácil decir:“bueno,
soy mestizo, ahora haremos borrón y cuenta nueva para que signifique igual
dad y paridad de condiciones”. En esta disputa es fundamental este proceso de
indianización del Estado, de indianización de los conceptos y de profundiza
ción del compromiso con los sujetos que están llevando a cabo este proceso.
29
resulta curioso es que en los contenidos de la educación para el área urbana
mostraban un sujeto ideal del área rural, mientras que el sujeto real del área
rural decía que su vida era mala. Cuando estos sujetos se encuentran tienen
una idea de ambos y de sí mismos que ha sido construida por el Estado, por
lo cual insisto en mi pregunta: ¿en qué medida el Estado ha construido estos
imaginarios? Es indiscutible que hoy estos imaginarios se siguen reproducien
do, lo apreciamos en el tema del Colegio Militar y la Escuela de Sargentos; el
aspecto físico que ha de tenerse para ser conductor de televisión; los atributos
físicos que la convención exige a nuestras Miss La Paz, bastante distantes de
los de una cholita paceña, etcétera. Aún hoy continúan reproduciéndose estas
prácticas que expresan racialización de los sujetos.
30
coloniales persistentes. En ese contexto surgen los indianistas y kataristas, que
en un comienzo no eran propiamente campesinos ni tampoco plenamente
citadinos, pero ellos van a ser la personificación de estas diferenciaciones de
clase que, a partir de la adquisición de cierto capital cultural, van a empezar a
interpelar un orden que ellos mismos viven a partir de su migración.
Quiero regresar a la revolución del ’52. Antes de ese año no teníamos, ahívoy
a ir al tema que plantea Jorge Viaña sobre los sujetos, una vinculación como
la que tenemos hoy, se aproxima el día de Todos los Santos y veremos su ce
lebración en Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija, sin embargo, no veremos una
fiesta guaraní en los Andes, es decir, hay un sujeto específico que también se
está desplazando y tomando nuevos espacios. No podríamos pensar que se
está construyendo una sola identidad, al margen de cómo estos sujetos se
apropian de nuevas cosas.
Da la impresión de que esas lógicas del capitalismo no son algo que estén
al margen de los aymaras, es una idea mítica eso de que los mestizos –como
se entiende popularmente– son lo moderno y los indígenas representan lo
no moderno; en los hechos, vemos que quienes viajan para hacer negocios
31
en China son los indígenas. Hace un tiempo leí un artículo donde un re
presentante del gobierno tuvo que contratar a una señora de pollera para
obrar de traductora con personeros chinos. Lo que quiero destacar es que
no siempre se corresponde la imagen, la idea, con el sujeto real. La idea de
lo moderno o atrasado no siempre se corresponde con la realidad que suele
ser bastante compleja.
Habría que vincular esta idea de los sujetos: ¿cómo se posicionan en los espa
cios? No lo hacen simplemente como sujetos sueltos, porque siempre repro
ducen ciertas prácticas. Lo que estoy viendo en el norte de Chile y en el sur de
Perú es que no sólo prima esta identidad boliviana, las alianzas entre aymaras
de Bolivia con los de Puno y los del norte de Chile, para potenciar el comer
cio se encuentran en pleno desarrollo y son de gran eficacia. Los aymaras no
se ven como bolivianos, peruanos o chilenos, sino que funcionan con ciertas
prácticas del ayllu. No quiero decir que la comunidad es la que las vincula, más
bien estoy constatando una especie de entrecruzamiento entre lógicas del ca
pital y lógicas del ayllu.
En términos generales estoy de acuerdo con el texto, pero como soy cochabam
bino tengo que contradecirlo porque en verdad lo mestizo no es una categoría
tributaria, es un largo proceso de constitución. De 1871 a 1878 sucedió la gran
32
sequía en Cochabamba: la gente –que estaba azorada porque no había trigo,
los precios habían subido, el maíz y el trigo especialmente– sale a la calle y grita:
“¡mueran los ricos!, ¡vivan los cholos!”. Sí, lo cholo se constituye en el tiempo, sólo
que nuestras preguntas a la historia, lo dijo Rossana Barragán hace algunos años,
nunca han sido hechas desde el lugar pensado para los mestizos. Las chicheras
de Cochabamba son mestizas, los artesanos que votan en La Paz son mestizos
y eso va a crear la larga historia de constitución de un sujeto mestizo. Dicho de
otra forma, no es una constitución sólo colonial, ni siquiera es una constitución
del ’52, lo que ocurre en el contexto de la revolución es que de ese proyecto
–no el proyecto real mestizo, el de carne y hueso, sino un proyecto imaginado
mestizo– se apodera como una dinámica estatal y eso es, me parece, lo mestizo.
También concuerdo con que lo mestizo es, desde ese punto de vista, un elemen
to para eliminar las diferencias raciales. El MNRhizo eso, trató de territorializar el
Estado para eliminar la descentralización.
Por último, tampoco debemos perder de vista que las revoluciones son tam
bién, y básicamente, estéticas. La estética es un sentido de dominación. Cuan
do la que va a ir a un concurso de Miss Universo es recibida y le dicen desde las
esferas oficiales que va a representar bien a Bolivia, claro, seguramente la can
tidad de cremas Nivea que se compran aumentan porque hemos construido
33
también una figura de lo estético. La nación tiene su estética, y su estética es
blanca. Y este proceso, siete años después, sigue con la misma estética. Cuan
do los negros decían:“el negro es bello”, estaban tratando de construir la nueva
estética porque no es simplemente territorio; la descolonización última es la
estética, la construcción de la nueva belleza de la nación.
34
de las culturas indígenas, no precisamente utilizando el concepto mestizaje o
mestizo, sino afirmando que ya no había indígenas. Por tanto, esto nos dice
que el uso del concepto indígena también tiene un uso altamente político se
gún diferentes coyunturas políticas, y por esto hoy no preocupa a nadie, hoy
más que nunca el Benise siente como una sociedad de diversas culturas.
35
la idea de que hay un Estado-Nación en construcción, pero déjame construir
mi sistema de poder bajo mis propias características”. Así se explica esta idea
de nacimiento del Estado con hueco, donde comenzaron a crearse sistemas
propios de regulación, de administración de justicia, de formas de gobierno y
de todo tipo de orden interno en estos grupos articulados entorno a las barra
cas. Luego, ese sistema se trasladó a las instancias ganaderas, donde justamen
te se configuraron estos negativos vacíos estatales.
Esos elementos muestran otras vías por las que se va generando el sentimien
to de adhesión a la nación, que van más allá de la construcción de carreteras y
escuelas, por citar lo último que ha llegado al Beni desde el Estado. Es indiscu
tible que el gobierno actual ha hecho una inversión increíble en carreteras y en
energía eléctrica, como ningún otro gobierno durante los más de 180 años de
existencia, pero ese es un tema que no ha podido calar en una adhesión política
rápida al discurso del Estado Plurinacional, y menos aún, a la oferta electoral.
En consecuencia, se entrecruzan esos elementos y creo que es indispensable
estudiar esa diversidad de situaciones y tratar de pensar un poco, como decía
el señor Rodríguez, que las preocupaciones de un yuracaré o un chimán están
lejos de estar vinculadas a los actos, supuestamente fundacionales de la nación,
de Tupac Katari.
36
DANIELA FRANCO.- Nosotros hicimos un trabajo de campo en el municipio
de La Guardia, en el que entrevistamos a funcionarios públicos para una inves
tigación sobre La composición social del Estado. La historia de este municipio
es bastante particular porque no es un municipio del MAS, aunque ha sido
tomado por ellos. Ahí los masistas han dicho: “hemos tomado este municipio”
porque, en el fondo, no ha sido la votación quien ha determinado que estemos
ahí adentro (el funcionario público es, en su mayoría, un sujeto colla). Uno de
los funcionarios públicos colla nos comentaba que sus padres habían migra
do en la década del setenta, describiéndonos sus vivencias en ese espacio en
aquellos años, me contó un recuerdo infantil algo doloroso: ver a su madre
sentada y a su padre, detrás de ella, cortándole las trenzas. Agregó: “esa fue
una necesidad, porque si mi madre era chola en este contexto, sería segrega
da, y nosotros teníamos que ocultar que éramos collas, sin embargo, nosotros
nunca dejamos de ser collas, inclusive ahora que somos funcionarios públicos,
somos el otro municipio, el municipio colla, el municipio sucio.”Me pareció
muy dura esta negación que se tiene sobre lo colla en ese espacio, lo nota
ble es constatar cómo a partir de los recuerdos se asocian estos elementos.
Veo, muchas veces, cómo la construcción hegemónica de identidades acarrea
malestares porque no todas las identidades reales pueden suscribirse a este
ámbito hegemónico.
37
peado, casi sin ropa y el padre dice:“saquen el traje de mi hijo”, y se lo entregan
remendado. Esto me lleva a pensar que el desafío de nuestra nación es: ¿cómo
remendar esta identidad dañada que permanece hasta hoy?
38
del mal uso de aquella, como fue el caso de la llamada“nación camba”, un mo
vimiento separatista que embanderaba una identidad nacional-oriental fuer
temente opuesta a la occidental. Es decir, hasta qué punto es válida esta am
pliación conceptual de la nación, puesto que sus estrategias de movilización
en los hechos han demostrado que los intereses iban más allá de la misma, ya
que respondían a élites que estaban atrincherándose en los espacios de poder
ante un nuevo escenario político adverso. En tal caso, me parece prudente que
luego pudiéramos hablar acerca de los límites de esta ampliación de la defini
ción de nación, porque si hemos concertado que se trata de un concepto en
movimiento, de pronto podemos definir a toda construcción societal como
nación, independiente de sus intereses, lo que puede ser riesgoso.
39
Muchas veces se malinterpreta el tema de la descolonización como un retorno
al pasado o la negación de la etapa colonial, como si no hubiese sido parte de
nosotros. Creo que el reto está en repensar el relacionamiento de los actores,
no con esa estructura del bueno y el malo, los vencedores y los vencidos. Eso
va a dar pautas para la definición de nación, como también del mestizaje.
Algo que ha sido mencionado aquí fue: ¿hasta qué punto necesitamos un ni
vel de homogeneidad básica para considerarnos y asumirnos como nación?
Pienso que esa necesidad de homogeneidad ha sido factible en el ‘52, por su
propio momento histórico, pero en la actualidad es inaplicable. En realidad
ha sido uno de los elementos fuertes en la discusión en la Asamblea Constitu
yente, y en el artículo 1 queda reflejada en parte esa discusión. Bolivia es un
país de bastantes adjetivos: “unitario y con autonomías”, la sola combinación
de esos dos conceptos hacen pensar que más bien tienen que ser otros los ele
mentos cohesionadores de la identidad en Bolivia, y no la homogeneidad. No
sé hasta qué punto la homogeneidad puede ser un elemento cohesionador,
por el contrario, veo mayor proyección en la aceptación de lo diverso como
puntal en esta nueva reingeniería en la que Bolivia está reconstruyéndose.
40
parece que el primer paso es reconocer este cambio. Luego podemos discutir
los grados de cambio, lo que obviamente nos hará variar la lógica del debate.
Hay gentes que van asimilando histórica y políticamente esos elementos. Esto
no ha podido ser resuelto en el país. ¿Por qué?, porque hay conglomerados
sociales, llamémosle“naciones-culturales”, para utilizar a García Linera, que tie
nen condiciones sólidas, no sólo de sobrevivencia sino de imposición, en el
41
sentido político del término, de sus elementos culturales, civilizatorios, socia
les, etc. Baste mirar lo que actualmente está pasando en Pando y compararlo
con lo que sucedía hace dos décadas para cerciorarse que es un lugar total
mente distinto. Hoy Pando es un departamento “colla”, y ¿creemos por esto
que las cosas andan mal?, no; yo soy camba, beniano, trinitario, y lo mismo va
a pasar con el Beni no sólo a través de los elementos culturales –actualmente
todo el mundo hace el martes de ch’alla, actividad desconocida en Beni hasta
hace pocos años–. Dentro de unos días veremos que allá la gente hará sus
mesas para recibir a los muertos, pero ¿cuándo habían hecho algo semejante?,
nunca; la coca, las morenadas, los caporales están tomando las calles, apro
piándoselas. En efecto, sabemos que el sujeto indígena-originario-campesino
no es homogéneo, pero sí se lo puede identificar claramente y, en estos tiem
pos, nadie puede desconocer una supremacía aymara, una suerte de“aymaro
centrismo”, que tiene la fuerza cultural y política para imponer sus propios ele
mentos societales y esto, desde mi perspectiva, va a ir cubriendo todo el país.
No es al revés. ¿O alguien supone que la cultura moxeña va a ser la dominante
de aquí a unos años?
No sé, Wilder, si lo que tú has dicho son señales de que existe mucho escep
ticismo, para no decir rechazo, por parte de los indígenas del Oriente, y parti
cularmente del Beni, respecto a lo que implicaría la construcción del Estado
Plurinacional. Lo curioso es que tanto los datos del Censo como los de la elec
ción de la gobernación, demuestran un fuerte apoyo al gobierno en toda la
42
zona indígena, inclusive en el TIPNIS, con todo lo que se le cuestiona. Entonces,
¿cuánto de rechazo y de cuestionamiento son reales? Depende de los contex
tos, de las maneras y de los sucesos.
CLAUDIA PEÑA.- Quisiera partir de algunas líneas que da Álvaro García res
pecto a la indianización. Señala, el Vicepresidente, que la indianización pasa
por tres procesos: primero, es la ampliación de la base material del Estado, la
concreción de un Estado poderoso que también redistribuya, que considere a
sectores sociales que antes no habían estado siendo visibilizados por la labor
y cobertura del mismo; en segundo lugar, dice que hay un proceso de am
pliación y mayor inclusión de la participación de los pueblos indígenas en las
decisiones estatales; y, por último, como tercer tema, destaca lo respectivo a
la narrativa ampliada, la constatación de que la indianización del Estado pasa
por una ampliación de la narrativa oficial respecto de la historia, del sujeto
boliviano, de la nación y de los pueblos que la componen.
Recuerdo la primera vez que fui a una fiesta de carnaval que daba el Presiden
te. Una fiesta chola en un espacio absolutamente republicano y patrimonial,
con los pilares y toda la decoración de lo más elegante que podamos imagi
43
nar de los años veinte, un convite cholo en medio de un escenario absoluta
mente colonial con la banda Poopó tocando en pleno. Entonces sípienso que
se ha generado una nueva estética que está tratando de ampliar las posibili
dades del ejercicio del poder, y potenciando a los sujetos estatales que tienen
acceso al poder.
44
Para terminar, me hago las siguientes preguntas: ¿hasta qué punto en este
Estado –que ya no es monocultural sino plurinacional– hacemos esfuerzos
por plurinacionalizar también la burocracia, y esa cotidianidad burocrática
que vivimos en todos los ministerios, en todas las instituciones públicas?
Me parece que esta esfera no ha sido todavía permeada por el discurso de
lo plurinacional. Por último, considero que aún tenemos mucho que traba
jar respecto a las autonomías indígenas pues: ¿hasta qué punto un gobier
no indígena es factible?, ¿será realmente viable que lo indígena esté den
tro del Estado, desde sus propias formas y desde su propia organización, si
es que no realizamos esas flexibilizaciones y aperturas burocráticas?.
45
aprecia esta permanencia: el origen de las identidades indígenas, ¿nace en el
período prehispánico, en el momento de Toledo, o es a partir de la revolucio
nes y de las sublevaciones indígenas? En segundo lugar, en cuanto al origen
de la identidad boliviana, ¿se ubica en el período colonial, republicano o en los
últimos treinta años del 1700, cuando se introduce el tema de lo“alto peruano”
frente a la imagen de Charcas? Se debe también contemplar el movimiento de
la realidad.
46
dad está en movimiento, y en términos históricos encontramos una vertiente
de mestizaje popular –no desde el sector dominante sino desde los sectores
subalternos–, entonces las identidades se construyen históricamente. Y si uno
ve estos procesos con una sensibilidad histórica al movimiento, nota que las
identidades, por ejemplo, la construcción de lo que era mestizo el siglo XIX–y
seguramente a fines del XVIII–va a ser diferente al mestizaje del siglo XVII, ten
drán elementos comunes pero también notaremos diferencias que responden
al contexto histórico. En otras palabras, hay que saber situar las identidades
en coordenadas de tiempo y espacio, pues aunque haya permanencias que se
reproducen, hay transformaciones.
El mestizaje en el XIX es una cosa, después del ‘52 es otra, por lo cual me pre
gunto: ¿qué significan los mestizajes en este contexto en el que ya no son el
discurso hegemónico, como pasó en la década del cincuenta?, ¿podríamos ha
blar de mestizajes subalternos o mestizajes de una minoría que está buscando
una inclusión, cuando el Estado está pensado en términos de una narrativa
estatal-indígena? Esta es la discusión a la que han estado invitando algunos
compañeros, de ya no concentrarse sólo en la dimensión cultural de la iden
tidad, sino también en la dimensión política. No está claro en el texto lo de
“nación estatal”, la identidad indígena en el contexto del Estado y ya no en el
contexto de lo subalterno o de lo contestatario, en consecuencia, todas las
relaciones ahí se transforman.
47
so de más gente a las clases medias, del que dan cuenta organismos como
el PNUD o el Banco Mundial, y el propio Presidente y el gobierno reconocen
esta transformación de la estructura social boliviana. Portanto, ¿qué está pa
sando con la estructura social boliviana?, y en este contexto de transforma
ción de la misma, ¿qué está pasando con las identidades?
Está claro que en el proyecto político histórico del Presidente Morales no esta
ban incluidas las autonomías, como también está claro que en la primera fase
del gobierno, éstas se identificaron con la sinonimia de élites de la extrema
48
derecha, que se apropiaron de una bandera que no era suya. Después cambia
radicalmente e incorpora el proceso autonómico, creo yo, sin convicción.
¿Por qué debería ser este un gobierno indígena?, por ninguna razón. Tenemos un
Presidente indígena, un reconocimiento de la centralidad indígena y una apropia
ción, que ya eratiempo de hacer, de los indígenas del conjunto de la sociedad. Pero
eso no implica, mucho menos en el año 2006 o 2013, que el gobierno tenga que
ser indígena.
49
Ahí está la explicación que hacía Wilder de cómo mira el oriente y las tierras
bajas el tema. El debate sobre el mestizaje no es el mismo en La Paz, en Oruro,
en Trinidad o en Santa Cruz, porque la perspectiva de ese pasado común, que
a nosotros nos preocupa tanto, no es la misma desde Trinidad o Santa Cruz que
la que tenemos aquí. Más allá de la idea de la apropiación de espacios coloni
zados: ¿por qué se llamaban colonizadores los indígenas aymaras y quechuas?
Porque la definición era correcta. La apropiación de unos espacios geográfi
cos que no eran suyos y que se convertían en suyos, es de algún modo, una
visión colonial. Hoy día la interculturalidad no ha sustituido el concepto de la
colonización, esto es importante definirlo para establecer que nuestra mirada
sobre lo indígena y lo mestizo está fuertemente permeada de nuestra ubica
ción geográfica, de nuestro pasado cultural y de la evidencia de dónde se está
debatiendo el poder. El control del poder está en el centro de los Andes y no
en Cochabamba, no en Sucre, porque si fuera Cochabamba o Sucre, lo aymara
tendría otra lógica, pero está en La Paz que es el centro aymara del país y del
planeta, ¿no es verdad? Eso ha teñido fuertemente el discurso aymara, o de
lógica aymara.
50
la idea administrativa, la idea de una identidad, la idea del arte, la idea del pen
samiento, trajo el pensamiento occidental y lo incorporó, esto debe apreciarse.
Me parece incorrecto interpretar la Colonia como un referente negativo por
definición, es una mirada maniquea, porque es tan constitutivo lo indígena
prehispánico como lo colonial europeo; no es que el uno nos haya legado una
serie de virtudes y el otro nos ha incorporado a la fuerza otra serie de cosas ma
yoritariamente negativas. Somos el producto objetivo de ambos elementos.
51
La construcción, por lo tanto, de una nueva estética tiene que ver con la
asunción de una nueva realidad en la que esa movilidad, y aquí concluyo mi
razonamiento, está entrando y está convirtiéndose en una base de la socie
dad boliviana. El Presidente Morales es el fin de un ciclo, no el principio de un
ciclo, el Presidente Morales cierra el ‘52. La revolución del ‘52 abre el espacio,
desde el Estado, de la incorporación, y el Presidente Morales lo remata en
un sentido cualitativamente positivo. La movilidad social no es un invento
del MAS, ésta se venía desarrollando a lo largo del período democrático y
se aceleró por razones vinculadas a la materia económica, y por supuesto,
a una actitud explícita de reconocimiento de los indígenas en el centro de
poder. Ese es el aporte fundamental: los indígenas en el centro del poder y
un presidente indígena que cambia radicalmente la historia. Esa lógica es la
que faltaba al proceso del ‘52.
Termino con un tema vinculado con lo que he planteado. René Zavaleta, sin
duda, fue un pensador extraordinario, pero me da la impresión de que esta
mos extremadamente condicionados por su pensamiento que, dicho sea de
paso, no tocó en profundidad el tema indígena. Seamos claros, no abordó en
profundidad lo popular, ni la plebe ni lo indígena, sencillamente estos temas
son ajenos a su pensamiento. Hay que romper un poco con las adaptaciones
de determinadas definiciones de Zavaleta aplicadas al mundo indígena, por
que no existieron.
52
do o está incorporando elementos nuevos que generan una visión complicada
de nosotros mismos; la estética de lo boliviano, de lo mestizo, de lo indígena,
se enfrenta a una estética de la globalización. Si a pesar de todo, el color blan
co de la crema Nivea sigue siendo dominante, esto se debe a que el trauma
histórico irresuelto sigue siendo el trauma del racismo. Esto lo hemostratado
muchas veces, lo discutieron Arguedas y Tamayo, pero no lo resolvieron ellos
y, aún hoy, no se ha resuelto en el sustrato último de quien se cree blanquito o
un mestizo superior. En la actualidad sigue existiendo el desprecio por lo indí
gena, la idea de la otredad desde una perspectiva superior, no hay una mirada
horizontal del otro, vuelta de tuerca que este gobierno no ha logrado realizar
y no por falta de intención.
Los invito a que consideren la lógica que he expuesto sobre el tema colonial
por negación; la Colonia construyó y es constitutiva, tanto como lo indígena.
La lectura de nuestro pasado tiene que ser integral.
53
en la Plaza Kantuta en Sao Paulo, son espacios de bolivianidad donde se curte,
sivale el término, las identidades de estos connacionales que están fuera.
PEDRO PORTUGAL.-Me parece que Álvaro García Linera no prevé los acon
tecimientos, sino que los explica. En su Capitalismo Andino interpretaba que
debía haber una autonomía aymara que serviría de contrapeso a la autonomía
republicana boliviana. Es decir, en su opinión, la autonomía indígena debía
estar circunscrita a los aymaras. Ahora, en funciones de gobierno, sostiene que
la autonomía indígena se extiende a más de treinta naciones y entre los menos
interesados por esa opción están los aymaras. Para explicar lo que no se pudo
prever en la actualidad se habla de la nación cultural. En otro documento suyo,
el Vicepresidente habla de las naciones-pueblo. En efecto, se crean conceptos
para explicar la realidad cuando lo interesante sería interpretar globalmente y
dar alguna salida.
54
qué?, porque en el gobierno hay varios discursos y uno no sabe cuál es el dis
curso dominante; además, puede haber contradicción entre esos discursos.
Pese a esto, uno de los discursos dominantes del gobierno es el que ha fun
dado este proceso, el pachamamismo como una interpretación de lo indígena
como si fuese otra visión del mundo, otra cosmovisión, otras ideas, otras rea
lidades económicas. Como si el indígena perteneciese a una especie de su
perdotados, de ángeles caídos del cielo. La elaboración de toda una mitología
que llega a ser funcional a los poderes tradicionales para que nada cambie,
porque quienes crean y vehiculizan ese discurso son los no indígenas, y estos
últimos reproducen ese discurso porque los halaga. Sin embargo, esto no es
un fenómeno actual, vemos en el curso de toda la historia que el indígena ha
reproducido, por ejemplo, el discurso teológico de Guamán Poma de Ayala, y
no solamente por sobrevivencia, sino porque es natural y porque el indígena
también es inteligente y porque vive un contexto concreto. Empero, cuando
el discurso se desplaza y se aleja totalmente de la realidad, juega roles perju
diciales y poco constructivos. Puede haber personas muy inteligentes que re
producen un discurso, pero este puede no tener ninguna funcionalidad trans
formadora y contradecir más bien una función de gobierno. Pero ¿qué deseo
expresar con esto? Que este nuevo contexto se destaca por la resurgencia de
un nuevo indígena –hecho totalmente cierto–, pero lo indígena está renacien
do en lugares no previstos por el gobierno. Lo indígena está floreciendo en los
marcos del capitalismo, en los sectores más dinámicos que están acumulando
fuerza, poder, que están dedicados al comercio informal, a la cocaína y a todo
aquello que pueda dar poder, ya que cuando se tiene dinero se puede revertir
lo subalterno.
55
deficiencias en el campo del poder. Al igual que en lo económico, el gobierno
abre posibilidades nuevas que teórica y prácticamente antes vilipendiaba. Lo
interesante de estos hechos, y por eso felicito esta reunión, es que quizás es
tiempo de poder coordinar algunas ideas y de entender lo indígena como una
cuestión histórica, social, económica y política.
56
Si revisamos el largo trajinar de la ciudadanía en el país, en una primera etapa
de negociación se construye esta concepción de “ciudadanía cívica”, en la que
el Estado republicano reconocía la pertenencia a la nación siempre y cuando
se cumplan funciones comunitarias. Es cierto que no se les reconocía el dere
cho al voto y los derechos políticos, pero se les estaba incorporando y había
un consenso general de que en siete u ocho años todos tenían que saber leer y
escribir. Sin embargo, en esta concepción no estaba pensada la incorporación
y/o reconocimiento de la propiedad comunitaria; los liberales jamás pensaron
reproducir el “pacto de reciprocidad” que la Colonia ya había establecido en el
momento de negociar con los indígenas. Un “pacto de reciprocidad” en des
ventaja, que Silvia Rivera nombra como “tregua pactada”, y es eso finalmente:
tregua pactada para darles cierta autonomía relativa a los indígenas-originar
ios-campesinos del control de su territorio y de paso vincularlos a la patria o
al Estado español. Toda la historia del siglo XIX es esta historia: la exigencia de
pertenencia a la nación o a la república, pero negociando su autonomía relati
va por el control de las unidades territoriales donde ejercen y sostienen a sus
propias autoridades, tienen su propio sistema comunitario de administración
del territorio, etcétera.
Esa es la historia de Zárate Willca, sino ¿por qué se alía con Pando? Porque había
la promesa de restitución de sus tierras comunitarias. Más aún, ¿por qué después
de Zarate Willca empieza a visibilizarse esta otra concepción racista? Porque en
ese momento el contexto cultural influía: estaba el positivismo social darwinista
que hegemonizó esta concepción que decía que los blancos o la raza blanca era
superior y los indígenas obviamente eran inferiores. Además, el hecho de Moho
za cambiaría radicalmente la concepción de las élites respecto a los indígenas.
A partir de este suceso histórico –producido cuando se elimina un destacamen
to de liberales aliados a los indígenas, a Zárate Willca, y a partir del cual se crea
el mito de “la guerra de razas”– las élites crean el mito de que, además de ser
inferiores en términos de raza, obviamente son salvajes, y por eso se piensa su
incorporación a la ciudadanía en términos tutelares. No hay que permitirles, y ese
es el debate entre Tamayo y Arguedas, que participen en política, en todo caso
hay que pensar su incorporación como sujetos dóciles en la construcción de una
nueva ciudadanía civil. Entonces, uno se da cuenta que estos proyectos se suste
ntaron en la negación de la participación indígena-originario-campesina.
57
La revolución de 1952 fue otro momento en el que probablemente se expand
ieron los referentes simbólicos de la ciudadanía. Pero uno dice: ¿quién era el
sujeto de esa revolución? El hecho político partidario es fundamental y a mí
me parece muy interesante e importante la propuesta de Carlos, de: ¿por qué
no pensamos en un hecho que está presente durante todo el siglo XIX y que
desemboca en el MNR –como una instancia de articulación de clases–? Había
un referente: la impronta del sector obrero, la impronta de los mineros. En re
alidad toda la investigación de Zavaleta da cuenta de que la articulación na
cional-popular tenía un sujeto: el proletariado minero.
58
GUSTAVO RODRÍGUEZ.-Pienso que este título está efectivamente mal. En re
alidad debería decir: “Nación o mestizaje”, ya que “Nación y mestizaje”supone
una equivalencia y este texto no está escrito para eso. En la lectura del docu
mento queda claro que lo mestizo no puede construirse. Y sería otra discusión
si puede o no hacerse, es decir, sólo las naciones primordiales de larga dura
ción pueden construir una nación.
La segunda cosa que se deduce de todo esto es: ¿sobre qué sujeto se va con
struir la nación? La idea aquí es que hay una suerte de vacancia, como un hue
co, porque varios proyectos, como el liberal, el revolucionario del ’52, fracas
aron, ya que escogieron la vía de la aniquilación. Entonces se trata de: ¿desde
qué lado se contruye la nación? El proyecto estatal no construye la nación des
de el lado de la fusión ni del mestizaje.
59
dinámica. Las categorías de mestizo y de nación se van resignificando conti
nuamente a partir de la lectura que nosotros hacemos del pasado y de la in
terpretación que también queremos dar al futuro. Fernando preguntaba, ¿por
qué estamos hablando de indianización y no de ciudadanización? Porque el
mestizaje, al tener una carga identitaria en la articulación discursiva se vuelve
un vehículo de poder. Ahí conecto con lo que decía Pedro, que el tema del
mestizaje es un debate político y social, donde existe un sujeto que le atribu
ye un significado al significante de nación y al de mestizaje en la medida en
que tiene: primero, una visión hegemónica, capacidad y recursos de poder;
y segundo, una capacidad de plasmar esos contenidos y significados, en un
andamiaje institucional, tiene la capacidad de modificar la relación del Estado
con la sociedad. Eso ha sido, evidentemente, lo que sucedió en el‘52 y en 2003.
Los términos de relación entre Estado y sociedad se modificaron, potenciando
sustantivamente inflexiones profundas que son parte de un mismo proceso.
¿Dónde veo que está el desafío? En que aún no logramos constituir una no
ción de mestizaje y de nación lo suficientemente abiertas e integradoras. La
Ministra Peña decía que ya no somos un Estado monocultural y ponía el ejem
plo de la wiphala siendo izada en Santa Cruz, mi pregunta es: ¿ese hecho de
izar la wiphala en Santa Cruz es un hecho de apropiación o imposición? Es una
adaptación a un contexto que era más fuerte.
Por este motivo vuelvo a mipropuesta: hay una necesidad de asignarle conte
nidos, significados abiertos, pero integradores, a la noción de nación y a la de
mestizaje. Ahí me parece clave hablar de interculturalidad, pues cuando ha
blamos de mestizaje tendemos a quedarnos en esta visión aspiracional, propia
de la lógica del ‘52: “quiero ser mestizo para ser ciudadano”, pero dejamos de
lado la interculturalidad que no tiene una lógica aspiracional, sino más bien,
relacional. Quizás ésta sea la clave que nos indique el camino que deberíamos
tomar para el debate, cosa de construir ese significado más integrador.
60
do a crear un ideario de lo que es indígena, y al mismo tiempo, han producido
a esos sujetos que representan ese ideario. Un tema es eso: discutir esta idea
lización de lo indígena y los valores que este representa. En cierta medida esta
idealización responde a aspectos que sobreviven a la Colonia, pero también
quisiera hacer notar que se exaltan, no es nada raro que este ánimo antiocci
dental no sea nada accidental, muchas instituciones occidentales con poderes
económicos financian este tipo de expresiones.
61
Es clave desarrollar todo lo atingente a este sujeto. Estoy consciente de que
una discusión sobre eso se torna difícil, pero también es curioso que tanto
Rafael Archondo como Carlos Mesa no hayan dicho nada al respecto.
62
La autorepresentación no debe entenderse como la prolongación de la demo
cracia liberal. Imagínense si pasara a nivel local lo que ha pasado en Tarija: los
tres pueblos indígenas tienen formas de autorepresentación en su Asamblea
Departamental –los maropas, los weenhayek y los guaraníes–y, además, los
tres son elegidos con formas comunitarias. Según el Plan habrá más de veinte
formas de representación. Eso es romper la lógica liberal, tratar de construir,
al menos germinalmente, formas de autorepresentación. Quizás acaban aho
gadas, se vuelvan folklóricas, pero nadie podrá reprochar que no se hizo un
esfuerzo.
Carlos Mesa nos dice una cosa muy sugerente: “Morales es el fin del ciclo del
‘52”. Espero que esté equivocado y que el Presidente no sea el fin del ciclo del
‘52, sino todo lo contrario. Afortunadamente se puede constatar la emergencia
de un nuevo ciclo a partir de la convivencia de formas de democracia liberal
representativa con los gérmenes del Estado Plurinacional, proceso refrendado
por la construcción de las formas de autorepresentación que he señalado. No
apreciar en su justa medida lo anterior refleja que hay gente que no está com
prendiendo el proceso o, sencillamente, está en su contra.
63
en Las masas de noviembre, que por primera vez en la historia de Bolivia existe
la posibilidad de construir un bloque subalterno, hegemónico, fruto de la con
vergencia del movimiento indianista-katarista con el proceso de la defensa de
la democracia y lo nacional popular.
Es curioso cómo este sociólogo, con los límites de su época, pudo entender
los procesos indígenas de forma tan profunda, llegando a sostener que en
Bolivia “nada pasa sin los indígenas”. Es de admirar que para ser un marxista
proveniente del nacionalismo, haya sido el único que logró articular una agu
da reflexión sobre ese tema respecto a su marxismo, a lo que él llamaba: lo
nacional-popular y a la construcción del Estado.
64
PARTICIPANTES
Ximena Soruco: Socióloga, responsable del Centro de Investigaciones Sociales de la
Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia (CIS), investigadora para el tema de
Composición SocialdelEstado.
RafaelArchondo:Periodista,MásterenPeriodismoProfesionalporlaUniversidadCom
plutensedeMadridyDoctorenCienciaPolíticadelaFacultadLatinoamericanadeCien
cias Sociales(FLACSO), docente delPosgradoen CienciasdelDesarrollo (CIDES-UMSA).
65
Jorge Viaña: Economista, Director del Centro de Investigaciones Sociales de la
Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia (CIS), investigador para el
tema de Estado Plurinacional.
66
Valeria Silva: Licenciada en historia, asistente de investigación del Centro de
Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia
(CIS) en temas sobre Estado Plurinacional.
67
68
La Mesa Redonda «Nación y mestizaje», contó con una
exposición del historiador y ex presidente Carlos Mesa
Gisbert, quien aborda, detalladamente, eltexto del vicepre
sidente Álvaro García Linera: “Nación y mestizaje”, incorpo
rando algunos elementos que invitan ala reflexión.
BOLIVIA "*"