You are on page 1of 25

BIBLIOTECA de EDUCACIÓN

La BIBLIOTECA DE EDUCACIÓN tiene el propósito de difundir los estudios teóricos y


las experiencias prácticas más avanzadas que surgen hoy en el ámbito internacio-
nal, y de dar a conocer también las investigaciones, ideas y propuestas innovado-
ras que se van generando en los países de habla hispana. Las distintas series de esta
Biblioteca se editan bajo la responsabilidad de reconocidos especialistas y están
dedicadas a la formación de los docentes, a los métodos didácticos, a la psicología
y los procesos cognitivos del aprendizaje, a las nuevas tecnologías y las herra-
mientas para investigar en su aplicación a todas las materias que constituyen los
currículos escolares y planes de estudio universitarios.

SERIE PSICOLOGÍA COGNITIVA, CULTURA Y EDUCACIÓN


Cartografía de la mente
J O S É A . CASTORINA Representaciones sociales
(Compilador) y conocimientos infantiles
La especificidad de dominio
(próxima aparición)
en la cognición y en la cultura
Cartografía de la mente
Volumen I
LAWRENCE A . HIRSCHFELD
Y SUSAN A . GELMAN La especificidad de dominio
(Compiladores) en la cognición y en la cultura
(2 Volúmenes) Orígenes, procesos y conceptos
J O S É A . CASTORINA ta formación de los conocimientos
sociales en los niños.
Y ALICIA M . L E N Z I Lawrence A. Hirschfeld
(Compiladores) Investigaciones psicológicas y
perspectivas educativas y Susan A. Gelman
compiladores
Título del original en inglés:
Mapping the Mind. Domain Specificity in Cognition and Culture.
Published by the Press Syndicate of the University of Cambridge 1994,1998
© Cambridge University Preas 1994

Traducción: Adelaida Ruiz

Revisión técnica: Gustavo Faigenbaum y Jordi Mundó

Diseño de cubierta: Sebastián Puiggrós

Para Adam, Bruno, Stephanie y Tessa


Primera edición: junio del 2002, Barcelona

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

© Editorial Gedisa, S. A.
Paseo Bonanova, 9, lo l a
08022 Barcelona, España
Tel. 93 253 09 04
Fax 93 253 09 05
correo electrónico: gedisa@gedisa.com
http://www.gedisa.com

ISBN (obra completa): 84-7432-936-1


ISBN (Vol. 1): 84-7432-782-2
Depósito legal: B. 26466-2002

Impreso por: Carvigraf


Cot, 31, Ripollet

Impreso en España
Printed in Spain

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión,


en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cualquier otro idioma.
*

Indice

VOLUMEN I

Los autores 13
Prólogo 17

Parte I. Panorama

1. Hacia una topografía de la mente: una introducción


a la especificidad de dominio
Lawrence A. Hirschfeld y Susan A. Gelman 23

Parte II. Los orígenes del conocimiento por dominios:


biología y evolución

2. La modularidad del pensamiento y la epidemiología


de las representaciones
Dan Sperber 71

3. La organización del conocimiento léxico en el cerebro:


evidencias a partir de los déficits de categoría específica
y de modalidad específica
Alfonso Caramazza, Argye Hillis, Elwyn C. Leek
y Michele Miozzo 109

4. Orígenes de la especificidad de dominio: la evolución


de la organización funcional
Leda Cosmides y John Tooby 132
Parte III. Los orígenes del conocimiento por dominios: 13. Las creencias esencialistas en los niños: la adquisición
abordajes conceptuales de conceptos y teorías
Susan A. Gelman, John D. Coley y Gail M. Gottfried . . . . 128
5. ToMM, ToBY y Agencia: arquitectura básica
y especificidad de dominio
Alan M. Leslie 177 Parte V. Los dominios en distintas culturas y lenguas

6. La creencia moral: forma versus contenido 14. Los principios fundamentales pueden sustentar tanto
David Premack y Ann James Premack 217 los aprendizajes universales como los específicos
de una cultura respecto de lo numérico y la música
7. Conocimiento dominio-específico y cambio conceptual Rochel Gelman y Kimberly Brenneman 163
Susan Carey y Elizabeth Spelke 243
15. Restricciones cognitivas sobre las representaciones
8. ¿La adquisición de categorías sociales se basa en una culturales: ontologías naturales e ideas religiosas
competencia dominio-específica o en la transferencia Pascal Boyer 193
de conocimientos?
Lawrence A. Hirschfeld 285 16. Propiedades universales y culturo-específicas
de los modelos mentales de los niños acerca de la Tierra
9. El nacimiento y enriquecimiento de conceptos por
Stella Vosniadou 221
dominios: el origen de los conceptos de seres vivientes
Frank C. Keil 329
17. Los dominios cognitivos y la estructura del léxico:
Indice de autores 359 el caso de las emociones
Anna Wierzbicka 244
Indice temático 367

Parte VI. Implicaciones para la educación

VOLUMEN n 18. Los modelos de los docentes respecto de la mente infantil


y el aprendizaje
Parte IV. ¿Son teorías los dominios? Sidney Strauss y Tamar Shilony 275

10. La teoría de la teoría 19. El racionalismo situado: la preparación biológica


Alison Gopnik y Henry Wellman 13 y social para el aprendizaje
Lauren B. Resnick 300
11. Cómo piensan los niños y los científicos: falsas analogías
y semejanzas olvidadas Indice de autores 329
Paul L. Harris 64
Indice temático 337
12. Dominios básicos versus teorías científicas: evidencias
desde la sistemática y la biología intuitiva itzá-maya
ScottAtran 94
rio que actuó sobre nuestros ancestros cazadores y recoieutoi
mides y Tooby, 1987).

La s e l e c c i ó n natural y los a m b i e n t e s ancestrales

Desde un punto de vista científico más comprensivo, la confluencia


4 de estas dos comunidades de investigadores parece inevitable (Tooby
y Cosmides, 1992). El cerebro humano no cayó del cielo, ni es un ar-
tefacto inescrutable de origen desconocido y ya no hay ninguna ra-
Orígenes de la especificidad de zón sensata para estudiarlo dejando de lado el proceso causal que le
dio origen. Los mecanismos cognitivos en desarrollo que constituyen
dominio: la evolución d e la colectivamente la arquitectura de la mente humana adquirieron su
organización funcional particular a partir del proceso de evolución.
organización funcional La historia evolutiva que llevó hasta el ser humano moderno consis-
tió en una sucesión de diseños modificados paso a paso a través de
Leda Cosmides y John Tooby
generaciones por la acción de dos fuerzas independientes -el azar y
la selección natural- que determinaron todos los momentos en los
cuales se incorporó alguna modificación a nuestra arquitectura cog-
Al establecer que para explicar el desempeño cognitivo humano es nitiva típica de la especie.
necesario apelar a la dominio-especificidad, los psicólogos enrolados Aunque el azar desempeña un papel bien delimitado en la evolución
en este tipo de abordaje se hallaron frente a una situación nueva. y explica la aparición y distribución de muchas propiedades simples y
Hablando metafóricamente, es como si laboriosamente hubiesen cons- triviales, hay algo que no puede explicarse a través de la acción de pro-
truido una ruta que ascendía por una ladera de la montaña de muy cesos azarosos: la existencia de un diseño funcional complejo (Wi-
difícil acceso, en un terreno inexplorado, para, una vez en la cima, lliams, 1966; Dawkins, 1986; Pinker y Bloom, 1990; Tooby y Cosmides,
encontrarse con un grupo de constructores extranjeros -los investi- 1990a y 1990b). Las modificaciones por azar no pueden llegar a confi-
gadores del funcionalismo evolucionista- que habían hecho otra ruta gurar sistemáticamente sistemas funcionales tales como la visión, la
ascendente con la misma meta, subiendo por la otra ladera. Inespe- facultad del lenguaje o el control motor. La única explicación posible
radamente, los psicólogos cognitivos descubrieron que su campo es- para la existencia de sistemas funcionales en los organismos es la se-
taba muy ligado a un nuevo panorama intelectual que antes parecía lección natural. Por lo tanto, la existencia de mecanismos cognitivos
lejano, extraño y poco pertinente. Sin embargo, las conexiones que funcionales específicos propios de una especie debe estar relacionada
se fueron estableciendo entre las comunidades dedicadas a los estu- con la acción acumulativa de la selección (Dawkins, 1986; Pinker y Blo-
dios cognitivos y los evolucionarlos prometen transformar ambos om, 1990). Es necesario pues que los diseños de organización de los me-
campos, proveyendo cada uno los principios, métodos y enfoques ri- canismos presentes en nuestra arquitectura cognitiva reflejen los
gurosos que al otro le falten. Aunque la repentina unión de estas dos principios y la lógica de la selección natural. Los psicólogos cognitivos,
comunidades ha llevado a los mutuos desentendimientos habitua- entonces, al igual que losfisiólogos,habítualmente estudian las adap-
les, es indudable que esta conjunción producirá a largo plazo desa- taciones y los efectos. Por esta razón pueden encontrar en el abordaje
rrollos muy significativos. A partir del enfoque integrado que está adaptacionista una nueva y productiva herramienta de análisis (p. ej.
surgiendo, los mecanismos dominio-específicos o módulos cognitivos Cosmides, 1989; Cosmides y Tooby, 1989,1992; Freyd, 1987; Gallistel,
estudiados por los psicólogos podrán ser considerados como lo que ver- 1990; Gigerenzer y Hug, 1992; Jackendoff, 1992; Leslie, 1987, 1988;
daderamente son: adaptaciones producidas por el proceso evoluciona- Marr, 1982; Pinker y Bloom, 1990; Ramachadran, 1990; Rozin 1976;

132 133
Shepard, 1981,1984,1987a, 1987b; Sherry y Schacter, 1987; Shifírar y res y recolectores del Pleistoceno determinaron el conjunto de pro-
Freyd, 1990; Staddon, 1988). blemas adaptativos que nuestros mecanismos cognitivos estarían de-
La selección natural opera poniendo a prueba diseños alternativos dicados a resolver, aunque por supuesto esas situaciones no incluían
en repetidos enfrentamientos con situaciones evolutivas recurren- todas las clases de problemas que nuestra cognición está en condi-
tes (problemas de adaptación duraderos). En la historia de nuestra ciones de resolver. Estos mecanismos, no obstante, deben encontrar-
evolución se seleccionaron cambios que lograron propagarse más que se bien preparados para resolver el conjunto de problemas ances-
otros diseños alternativos. Estos cambios se fueron generalizando trales y no necesariamente otros de un tipo más amplio.
hasta que se convirtieron en rasgos típicos de la arquitectura evolu- Por tales razones no debemos dar por supuesto que la selección
cionada de nuestra especie.1 La contribución de un diseño a su pro- haya favorecido mecanismos cognitivos estructurados para resolver
pia propagación fue el criterio que, más allá del azar, determinó cuá- tipos de problemas diferentes de los que debía afrontar nuestro ante-
les serían los cambios que se incorporarían a nuestra estructura pasado cazador-recolector del Pleistoceno. Es injustificado el prejui-
psicológica y cuáles quedarían excluidos. Los psicólogos cognitivos cio existente entre los psicólogos cognitivos que los lleva a postular
deben reconocer que, cuando se explica o se explora la organiza- teorías que avalan arquitecturas evolucionadas destinadas solamen-
ción del desarrollo de un mecanismo cognitivo, la función de un di- te a resolver problemas en general. El hecho de que un mecanismo
seño solamente se refiere al modo como este contribuyó a su propia existente pueda resolver un problema actual no explica cómo ese
propagación en ambientes ancestrales. No se refiere, en cambio, a las mecanismo llegó a tener el diseño que posee, ya que la selección na-
definiciones intuitivas o de sentido común de su función, tales como tural no cuenta con una bola de cristal. El hecho de que los meca-
«la contribución al logro de objetivos individuales», «la contribución nismos producidos por la evolución actúen a veces con éxito en las
al propio bienestar» o «la contribución a la sociedad». Estas utilida- circunstancias modernas es solamente una consecuencia secunda-
des pueden o no existir como efectos colaterales de la evolución de ria de su diseño, acuñado en el Pleistoceno. Más aún, sólo puede dar-
un determinado diseño, pero no desempeñan una función respecto se un desempeño adecuado en condiciones que reproducen aspectos
de la explicación de cómo surgieron esos diseños o por qué cuentan relevantes de los entornos ancestrales en los cuales esos mecanis-
con una determinada organización. El hecho de que los celos sexua- mos fueron diseñados para actuar.
les, por ejemplo, no contribuyan al bienestar individual o a algún otro Resumiendo: las condiciones estadísticamente recurrentes que se
bien social positivo es irrelevante para explicar por qué los mecanis- plantearon durante la historia evolutiva de los homínidos constitu-
mos cognitivos que lo producen bajo ciertas condiciones se convirtie- yeron una serie de problemas adaptativos. Estas condiciones dieron
ron en una parte de nuestra arquitectura psicológica como especie lugar a la selección de un conjunto de mecanismos cognitivos capaces
(Daly, Wilson y Weghorst, 1982; véase Tooby y Cosmides, 1990a para de resolver esos problemas. Un problema adaptativo se puede definir
un análisis cognitivo funcionalista de la emoción). como un problema recurrente en la evolución cuya solución promue-
La evolución es un proceso histórico, no un proceso predecible. El ve la reproducción directa o indirecta de la cadena causal a través de
diseño evolucionado de los organismos modernos fue originado por la cual logró la resolución. Así, si bien la eficacia en reproducción de los
hechos del pasado, que no tienen que ver con los problemas actuales. individuos o de la especie fue el resultado final de las adaptaciones,
La selección natural no es un proceso teleológico capaz de prever el el resultado inmediato de estas no necesariamente tiene que haber
futuro y planificarlo por anticipado. Nuestros mecanismos evoluciona- estado relacionado con la reproducción en sí misma. La historia exi-
dos se construyeron y se ajustaron como respuestas a la composición tosa de reproducción de los homínidos (incluyendo la reproducción
estadística de situaciones que nuestra especie tuvo que enfrentar du- de la especie) requirió del cumplimiento de una red de condiciones pre-
rante su historia evolutiva (Symons, 1992; Tooby y Cosmides, 1990a). liminares y facilitaciones para la reproducción en complejos entornos
Estos mecanismos no fueron diseñados para lidiar con circunstancias ecológicos y sociales. Esto entrañó, por supuesto, la acumulación de
actuales sin precedentes. Tampoco pueden haber sido diseñados para distintos tipos de información especializada y la capacidad de reali-
resolver todos los problemas potenciales que se darían bajo cualquier zar inferencias y de resolver problemas por parte de nuestros ante-
circunstancia posible. La situaciones de nuestros ancestros cazado- pasados homínidos. Este es el motivo por el cual los seres humanos

134 135
están equipados con una cantidad de adaptaciones que tienen como sual son conjuntos de adaptaciones cognitivas que dieron lugar a
finalidad el desempeño de diversas tareas, que van desde pedir ayu- productos muy bien construidos del proceso de evolución y, si bien no
da a los padres hasta la adquisición del lenguaje; desde la repre- son «perfectos» ni «óptimos» -aunque habría que dar alguna inter-
sentación de la distribución espacial de los objetos hasta la capacidad pretación a estos conceptos un poco imprecisos- son mejores que nin-
de hacer alianzas y cooperar; desde la inferencia de las intenciones gún sistema construido por el hombre.
a partir de las expresiones faciales hasta la prohibición del incesto; En consecuencia, no sólo podemos decir que la selección natural es
desde la distribución del esfuerzo entre tareas hasta la interpreta- la única explicación para la organización funcional de los mecanis-
ción de amenazas, la selección de pareja o el reconocimiento de ob- mos cognitivos, sino que se puede esperar que estos mecanismos es-
jetos. tén relativamente bien diseñados para resolver los problemas adap-
Cuando se las aisla del contexto ancestral del cazador-recolector, tativos ancestrales. Cuando se evalúa alguna hipótesis particular
esas competencias parecen estar desconectadas, en el mundo moder- referida a la arquitectura cognitiva, surgen dos preguntas relaciona-
no, de la reproducción, y su funcionamiento puede parecer más bien das. La primera, acerca de la posibilidad de aprendizaje o de resolu-
una expresión azarosa de actividades que no responden a un patrón ción: ¿qué tipos de mecanismos con capaces de resolver los problemas
evolutivo. Esto es en realidad una ilusión, que surge de considerar adaptativos que nuestros ancestros enfrentaron y resolvieron habi-
nuestras actividades psicológicas como operaciones aisladas del con- tualmente: los mecanismos de dominio general o los de dominio es-
texto ancestral que les dio origen y de no haber desarrollado un aná- pecífico? La segunda es una pregunta respecto de la posibilidad de
lisis -lo que Marr llama teorías computacionales- acerca de cuáles evolución: si hay un problema de adaptación que se puede resolver
fueron los problemas de adaptación que la evolución de nuestros me- tanto a través de un mecanismo dominio-general como de uno domi-
canismos adaptativos intentó resolver (Marr, 1982). La comprensión nio-específico, ¿cuál es el que provee la mejor solución y, por lo tanto,
de la naturaleza de los problemas por resolver y un modelo de la es- el que más probablemente se seleccionaría?
tructura detallada de los contextos ancestrales nos llevan a compren-
der los rasgos de nuestros mecanismos de resolución de problemas,
que de otro modo resultarían incomprensibles (para un ejemplo de ¿Por q u é e s e q u i v o c a d o s u p o n e r m e c a n i s m o s d e
esta clarificación funcional, véase Profet, 1992, quien considera a las d o m i n i o general? U n a p e r s p e c t i v a e v o l u c i o n a r í a
náuseas en el embarazo como una adaptación a los efectos nocivos
de las toxinas existentes en los alimentos vegetales de las dietas de La biología evolucionista aporta una serie de razones por las cuales'
los cazadores-recolectores). resulta poco plausible y poco económico pensar que la mente huma-
Por supuesto, el diseño de nuestros mecanismos cognitivos sólo re- na sea una máquina equipotencial, dotada para todos los propósitos
flejaría la estructura de los problemas adaptativos que nuestros an- (Cosmides y Tooby, 1987; Tooby y Cosmides, 1992).
cestros tuvieron que enfrentar en la medida en que la selección natu- En primer lugar, cuanto más importante es el problema de adap-
ral sea un proceso eficiente. ¿Lo es? Los biólogos evolucionarios, desde tación, más intensamente la selección natural especializa y mejora
Darwin en adelante, han sido conscientes de que la selección no pro- el desempeño del mecanismo para resolverlo. Esto sucede porque mu-
duce diseños perfectos (Darwin, 1859; Williams, 1966; Dawkins, 1976, chas veces los distintos problemas requieren diferentes soluciones y,
1982. Para un cambio reciente desde la posición de que los organismos en la mayoría sólo pueden ser encontradas las diferentes soluciones
poseen un diseño perfecto a la posición adaptacionista tradicional, de los casos por mecanismos distintos, funcionalmente independien-
véase Lewontin, 1967 vs. 1978). Sin embargo, dado que la selección tes. La velocidad, la fiabilidad y la eficiencia se pueden lograr a par-
natural es un proceso ascendente, en el cual se tiende a elegir la me- tir de mecanismos especializados, ya que no son necesarias las con-
jor de las variantes presentes en cada momento, y dada la gran can- cesiones entre las demandas que provienen de las distintas tareas
tidad de alternativas que se producen durante la vasta expansión en competencia. Esto explica el hallazgo empírico habitual que indi-
del tiempo evolutivo, la selección natural tiende a producir la acu- ca que la selección natural tiende a producir diferentes especializa-
mulación de diseños cada vez más funcionales. El ojo y el sistema vi- ciones adaptativas, tales como un corazón que bombea la sangre, un

136 137
hígado que elimina las sustancias tóxicas, un sistema inmunitario ancestral. (En realidad, resulta difícil imaginar que un único siste-
que derrota las infecciones. Es regla que cuando dos problemas de ma computacional pueda resolver alguna de ellas.)
adaptación tienen soluciones incompatibles o simplemente diferen- Por esta razón, puede suponerse que la mente humana incluya una
tes, un sola solución resulta inferior a dos especializadas. En estos cantidad de especializaciones cognitivas adaptativas (para el trata-
casos, lo que sirve para todo no es bueno para nada, porque sólo se miento de este tema, véanse Chomsky, 1980; Cosmides y Tooby, 1987;
puede lograr la generalidad sacrificando la eficiencia. En consecuen- Rozin, 1976; Rozin y Kalat, 1971; Sherry y Schacter, 1987; Tooby y
cia, los mecanismos cognitivos dominio-específicos que poseen rasgos Cosmides, 1992). Ni empírica ni teóricamente existen más razones
para sacar provecho de rasgos estructurales estables en situaciones para suponer que dos mecanismos cognitivos sean parecidos que para
evolutivas recurrentes, suelen desempeñarse mejor que otros meca- suponer que el ojo y el bazo o el páncreas y la glándula pituitaria de-
nismos más generales que no pueden aprovechar estos rasgos y, en ben ser semejantes. La razón que suelen argumentar los partidarios
consecuencia, los eliminan o reemplazan. de los mecanismos de dominio general -que un hipotético y todavía
El grito de advertencia de los monos verdes («vervet monkeys») no descrito dispositivo general para resolver problemas soluciona-
ilustra claramente este punto. Estos monos se enfrentan a tres prin- ría una cantidad mayor de problemas no conectados entre sí o de
cipales predadores: los leopardos, las águilas y las serpientes. Cada poca frecuencia de aparición- es irrelevante: lo que gobierna el cur-
uno de estos predadores hace necesaria una acción evasiva diferen- so de la evolución y, por lo tanto, el diseño de la mente humana es la
te: trepar a un árbol (leopardos); observar el cielo o zambullirse en los distribución estadística de las situaciones pasadas que nuestros an-
matorrales (águilas) o levantarse sobre las patas traseras y observar cestros fueron enfrentando a lo largo de su evolución.
el pasto (serpientes). En consecuencia, estos monos tienen mecanis- Esta idea se puede plantear de una manera aun más firme. No se
mos cognitivos resultado de su evolución que producen (y responden trata solamente de una cuestión de plausibilidad, de eficacia o de que
a) distintos gritos de advertencia, uno para cada predador (Cheney la evolución debería haber producido un sistema mejor. Hasta un
y Seyfarth, 1990). Si contasen con una sola llamada y un solo siste- simple análisis de la capacidad de aprender demuestra que en prin-
ma de-respuesta, estos serían menos eficaces porque quienes recibie- cipio una psicología humana que sólo contuviese tnecanismos de do-
ran la señal de advertencia no sabrían cuál de las diferentes actitu- minio general sería incapaz de evolucionar, porque un sistema de este
des adoptar. tipo no puede comportarse de manera adaptativa y por lo tanto no po-
Para sobrevivir y reproducirse, nuestros antepasados del Pleis- dría haber conseguido resolver los problemas del contexto ancestral
toceno tuvieron que ser eficientes en la resolución de una gran can- cuya solución ha permitido que hoy estemos aquí. Una pequeña can-
tidad de problemas de adaptación. Estos problemas fueron tales tidad de mecanismos de dominio general no pueden dar cuenta del
que hubiesen derrotado a cualquier sistema de inteligencia artifi- comportamiento adaptativo. Hemos desarrollado en detalle este ar-
cial actual. Una mínima muestra de ellos son tareas como recolec- gumento en otros trabajos (Cosmides y Tooby, 1987; Tooby y Cosmi-
tar para comer, orientarse en el espacio, elegir un compañero, ser des, 1992) de modo que no nos ocuparemos de él aquí. Nos limitare-
padres, participar en el intercambio social, manejar las amenazas mos a resumir unos pocos puntos relevantes al respecto:
externas, evitar la contaminación patógena, evitar los predadores,
evitar las toxinas de las plantas, evitar el incesto y muchos otros. 1. Para constituir una hipótesis viable de la arquitectura cognitiva
Una mujer que utilizase los mismos mecanismos para elegir a un humana un diseño debe poder resolver los problemas a los que
compañero y para elegir comida nutritiva, elegiría un compañero apunta. Como mínimo, cualquier arquitectura cognitiva humana
muy extraño y esos mecanismos pronto serían descartados. Los di- que se proponga tuvo que haber producido comportamientos adap-
ferentes problemas adaptativos suelen ser inconmensurables y no tativos mínimos en contextos ancestrales cuya existencia conocemos
pueden resolverse a partir de un solo mecanismo (Sherry y Schac- porque hoy estamos aquí. Así como un hipotético conjunto de meca-
ter, 1987). Aun una muestra restringida de las tareas del cazador- nismos cognitivos subyacentes en el lenguaje debe poder dar cuenta
recolector sugiere que es imposible que un único sistema computa- de los hechos correspondientes al comportamiento lingüístico huma-
cional general pudiese ayudar a resolverlas todas en el contexto no, una hipotética arquitectura cognitiva de dominio general debe

138 139
ser capaz de resolver todos los problemas que era necesario solucio- Razón 1: La definición de error es dependiente del dominio.
nar para lograr la subsistencia y la reproducción en el Pleistoceno. Para que un sistema de dominio general aprenda qué debe hacer de-
Es posible demostrar que el ser humanó tiene que haber podido re- ben existir algunos criterios de éxito y de fracaso. El aprendizaje a
solver ciertos problemas adaptativos esenciales para propagarse y partir de ensayo y error requiere de alguna definición de error. Sin
que un mecanismo de dominio general no podría haber logrado so- embargo, no existe ningún criterio de éxito y fracaso que sea inde-
lucionarlos. Por lo tanto, la hipótesis del dominio general no es acep- pendiente del dominio y correlacione con la adaptación. Esto sucede
table. Creemos que hay una cantidad de problemas de este tipo, como porque los criterios para considerar que un comportamiento es adap-
la regulación del estado físico, la regulación de la nutrición, la evita- tado varían sustancialmente de un dominio a otro. Por ejemplo, su-
ción del incesto, los celos sexuales, la necesidad de eludir a los pre- pongamos que nuestro hipotético sistema de aprendizaje de dominio
dadores, cualquier clase de problema de procesamiento de la infor- general lleva a nuestro ancestro cazador-recolector a inferir de al-
mación y muchos otros. guna manera que la relación sexual es una condición necesaria para
2. Como sabemos que la mente humana evolucionó primordial- producir descendencia. ¿Tendrá el individuo acaso relaciones sexua-
mente a partir de la selección natural, las hipótesis acerca del dise- les en todas las oportunidades posibles? En realidad, un diseño de
ño de la mente adquieren o pierden plausibilidad según si los diseños este tipo sería descartado rápidamente. Existen altos costos adapta-
propuestos pueden haber acrecentado la funcionalidad en condicio- tivos derivados del incesto, para tomar solamente uno de los errores
nes ancestrales o, en términos biológicos, si produjeron un aumento sexuales posibles. Dada una pareja potencial con las condiciones físi-
del comportamiento «adaptado». La biología evolucionaría sugiere que cas, la personalidad o los recursos necesarios para que normalmente
no existe una razón para que la economía sea considerada un crite- se produzca el deseo sexual, la información de que esa pareja poten-
rio para el diseño de la mente, particularmente en aquellos casos en cial es un miembro de la familia debe inhibir los impulsos sexuales.
que entra en conflicto con la funcionalidad. El aumento de la funcio- Supongamos ahora que esta mente equipotencial ha aprendido de
nalidad es el único criterio al que responde la selección. (Del mismo algún modo que evitar el sexo con un familiar tiene consecuencias
modo, no hay razones para que los procesos azarosos de evolución adaptativas positivas. ¿Cómo extenderá este conocimiento acerca de
creen arquitecturas cognitivas que operen según principios simples, los familiares a otros dominios de la actividad humana? ¿Evitará, por
generales y económicos.) ejemplo, cualquier interacción con un familiar? Esto sería un error, ya
Una arquitectura funcional de dominio general no puede guiar el que evitar selectivamente el sexo con un familiar tiene un valor posi-
comportamiento para promover la adaptación, al menos por tres ra- tivo pero, por ejemplo, evitar selectivamente ayudar a los familiares
zones relacionadas entre sí: tendría consecuencias negativas para la adaptación. Tanto respecto
de los parientes como de otras cuestiones, lo que constituye un error
1. Lo que puede considerarse un comportamiento adaptado varía de un adaptativo varía de un dominio a otro. En el dominio sexual, error =
dominio a otro. Por lo tanto, no existe un criterio de dominio general sexo con un familiar. En el dominio de la colaboración, error = no
acerca del éxito o el fracaso que se correlacione con la adaptación. ayudar a un familiar, dadas las circunstancias adecuadas. En el do-
2. Los cursos de acción que resultarán adaptativos no se pueden dedu- minio de los intercambios cooperativos, error = ser engañado, ya que
cir ni aprender a partir de criterios generales, ya que dependen de significa pagar un costo sin recibir el beneficio merecido. Cuando un
las relaciones estadísticas entre rasgos del entorno, el comportamien- león busca su almuerzo, error = ofrecerse uno mismo como aperitivo.
to y la adaptación que surge del desempeño de muchas generacio- Dado que lo que puede considerarse error varía de un dominio a otro,
nes. Por estas razones, no son observables durante el transcurso de debe haber tantos mecanismos cognitivos dominio-específicos como
una vida.
dominios entre los cuales no se pueden compatibilizar las definicio-
3. La explosión combinatoria paraliza a cualquier sistema que sea ver- nes de comportamiento exitoso. Esta simple observación no ha sido
daderamente de dominio general cuando este entra en contacto con la tenida muy en cuenta debido al tradicional énfasis que ha dado la
complejidad del mundo real.
psicología cognitiva a la adquisición de los conocimientos sobre la re-
gulación de la acción. El cerebro fue desarrollando mecanismos para

140 141
adquirir conocimientos porque los conocimientos eran importantes go sólo pueden serlo por los biólogos evolucionistas, los seres divinos
para regular acciones exitosas. o -esto es lo fundamental- por la selección natural. Dado que la pro-
moción de la adaptación implica una representación diferencial de
R a z ó n 2: M u c h a s d e l a s r e l a c i o n e s n e c e s a r i a s p a r a l a r e g u l a c i ó n los genes durante varias generaciones, el momento en que las con-
e x i t o s a d e la a c c i ó n n o p u e d e n l l e g a r a s e r o b s e r v a d a s p o r nin- secuencias de estos procesos pueden ser evaluadas es bastante remo-
g ú n i n d i v i d u o d u r a n t e el t i e m p o d e s u v i d a . L a p r e g u n t a acerca to respecto del momento en que es necesario desarrollar las acciones.
de cómo una arquitectura dominio-general puede adquirir todos los Los cursos de acción adaptativos no se pueden aprender ni deducir
tipos de conocimiento dominio-específicos necesarios pone al descu- de criterios generales porque dependen de las relaciones estadísticas
bierto una debilidad fatal de los sistemas de dominio general. Estos entre rasgos del entorno, el comportamiento y las adaptaciones que
sistemas están limitados a conocer lo que se puede derivar de los pro- surgen a lo largo de generaciones y, por lo tanto, no son observables
cesos generales de información perceptiva. Los mecanismos de do- durante el transcurso de una vida.
minio específico, en cambio, no padecen esta limitación. Estadística- Por ejemplo, ¿cómo haría un mecanismo de finalidad general ins-
mente, el mundo posee una estructura dominio-específica (p. ej. las talado en un ancestro cazador-recolector para averiguar que debe re-
arañas y las serpientes a menudo son venenosas, los objetos suelen gular el comportamiento en concordancia con la ecuación de Hamil-
ser sólidos, las entidades que se autopropulsan suelen ser animales, ton de selección de las especies: que X debe ayudar a Y cada vez que
la persona que lo ha cuidado a uno suele ser su madre y el habla hu- C s < rxy By?2 Cuando un individuo ve a un familiar, no hay nada en el
mana responde a la Gramática Universal). Un sistema de dominio conjunto de estímulos que percibe que le indique cuánto debe ayu-
general tiene que lograr que se apliquen los mismos procedimientos dar a esa persona. Tampoco puede observar una consecuencia que le
generales a las arañas, el habla, los objetos, las madres y las entida- indique si, desde el punto de vista de la adaptación, ha ayudado de-
des que se autopropulsan y no puede tratar de manera diferente a masiado, demasiado poco o en la medida necesaria. Aun más, en esa
ninguna de estas categorías. Por lo tanto, su acción está limitada a lo situación no puede aprender de nadie, porque la selección habrá crea-
que se puede derivar de los procesos perceptivos, aplicando procedi- do en sus parientes mecanismos que'hacen que sea alentado a com-
mientos generales. Por el contrario, las arquitecturas que son sensi- portarse de maneras que violan la ecuación antes mencionada. Un
bles al contenido pueden estar dotadas de procedimientos dominio-es- rasgo del diseño que haga que X ayude a su hermano se difundirá en
pecíficos, representaciones y formatos representacionales preparados la población cuando logre que el comportamiento hacia el hermano
para sacar provecho de las consecuencias de la pertenencia a distin- caiga dentro de los límites dictados por Cx < Bherm. En otras palabras,
tos dominios que no son factibles de ser observadas individualmente. lo que se considera como un comportamiento «correcto» desde el punto
Los individuos no necesitan observar que alguien muere como con- de vista de la adaptación es específico para cada individuo. Los teó-
secuencia de la picadura de una serpiente para ser precavidos ante ricos del aprendizaje del lenguaje han señalado que una teoría del
ellas ni necesitan conocer un estudio acerca de las consecuencias de aprendizaje no es adecuada si la información que se requiere para la
la endogamia para manifestar rechazo a las relaciones sexuales en- inducción no está presente en el entorno del niño. En el caso de ayu-
tre hermanos. El argumento chomskiano acerca de la pobreza de los dar a los familiares, la información no sólo está ausente sino que ade-
estímulos sugiere algo semejante: la Percepción por sí misma no pue- más otros individuos en la misma situación tratarán de enseñar al
de proveer a los niños la lista de restricciones que afectan a la gra- niño a comportarse de modo contrario a la regla que el niño debe in-
mática humana (Chomsky, 1975; Pinker, 1984). ducir.
La dificultad para descubrir qué consecuencias respecto de la adap- Por el contrario, la selección natural puede detectar estas relacio-
tación tienen las distintas acciones o elecciones relativas a la repre- nes estadísticas. Esto sucede porque la selección natural no trabaja
sentación de los conocimientos ejerce un efecto fatal sobre los sistemas sobre la base de las inferencias ni de la simulación. Aborda el proble-
de dominio general. Las consecuencias estadísticas sistemáticas que ma real, lleva a cabo el experimento y conserva aquellos rasgos del
tienen determinados cursos de acción sobre la adaptación no pueden diseño que conducen al mejor resultado. La selección natural «tiene
ser evaluadas de manera estable durante varias generaciones y lue- en cuenta» todos los diseños alternativos que operan en el mundo

142 143
real, en millones de individuos a lo largo de miles de generaciones y pecializados que contuvieran procedimientos dominio-específicos o
sopesa las alternativas a partir de la distribución estadística de sus que operasen a partir de representaciones dominio-específicas o am-
consecuencias. En este sentido, la selección natural es omnisciente, bas cosas.
ya que no se limita a la validez que puede deducir un individuo ba-
sándose en un período breve de experiencia. Tampoco se limita a lo
que puede percibirse en un lugar y no se confunde con las correlacio- La b i o l o g í a e v o l u c i o n a r í a , l a s t e o r í a s c o m p u t a c i o n a l e s
nes locales espurias. Se vale de las bases estadísticas de la vida real y la f a c t i b i l i d a d d e l a p r e n d i z a j e
de los individuos en todo el espectro de entornos que ellos enfrentan,
bajo las regularidades estadísticas que ellos experimentan y, utili- Una perspectiva evolucionaría puede ayudar de dos maneras a la in-
zando programas alternativos de desarrollo que llevan a diseños al- vestigación sobre la especificidad de dominio. 1) En primer lugar
ternativos, verifica cuál es la mejor solución. Algunas regularidades permite detectar los problemas de adaptación importantes y persis-
estadísticas pueden ser captadas por ciertos sistemas de aprendiza- tentes para la resolución de los cuales los seres humanos probable-
je inductivo, pero muchas de ellas sólo pueden ser detectadas por el mente hayan desarrollado especializaciones cognitivas, es decir, que
proceso de retroalimentación de la selección natural. puede sugerir cuáles son los dominios más fructíferos para investi-
gar. 2) La biología evolucionaría provee ricas teorías con contenidos
Razón 3: La explosión combinatoria paraliza cualquier sistema y datos relevantes que permiten construir teorías computacionales
que sea verdaderamente de dominio general. Una arquitectura detalladas y análisis de tareas en esos dominios. Esto facilita tanto
de dominio general evolucionada se define a partir de aquello de lo la investigación experimental de los mecanismos cognitivos asocia-
cual carece. Carece de contenido, ya sea bajo la forma de conocimien- dos como la aplicación de los criterios de factibilidad de aprendizaje
tos dominio-específicos o de procedimientos dominio-específicos que (o, en términos más generales, de resolución).
puedan guiarlo hacia la solución de un problema de adaptación.
Comp consecuencia, un sistema de dominio general debe evaluar to-
das las alternativas que pueda definir. Dada la naturaleza de las per- Por qué es importante una teoría de la función adaptativa
mutaciones, las alternativas aumentan exponencialmente a medida
que aumenta la complejidad de los problemas. Al momento de anali- Muchos psicólogos estudian la mente sin preguntarse con qué propó-
zar cualquier problema biológico de complejidad habitual, un meca- sitos fue diseñada. Prefieren más bien descubrir su estructura estu-
nismo que no contenga reglas de dominio específico respecto de la re- diando las cosas que es capaz de hacer. Hay muchas actividades que
levancia, el conocimiento procedural o las hipótesis privilegiadas no podemos llevar a cabo, tales como jugar al ajedrez, recordar sílabas
podría resolverlo en el tiempo que el organismo lo requiere (p. ej. Ca- sin sentido o series de dígitos, programar ordenadores o realizar com-
rey, 1985; Cosmides y Tooby, 1987; Gallistel, Brown, Carey, Gelman plejas estadísticas. Sin embargo, es indudable que nuestra mente no
y Keil, 1991; Keil, 1989; Markman, 1989; Tooby y Cosmides,1992). El fue diseñada para eso. Es muy improbable que la arquitectura de la
gran objetivo que guía la investigación sobre el razonamiento domi- mente humana incluya procedimientos dedicados a resolver este tipo
nio-específico en los niños ha sido motivado por esta cuestión, inclu- de problemas, ya que seguramente la capacidad de hacerlo no hubiese
yendo algunos de los capítulos de estos volúmenes (ver Carey y Gel- aumentado la supervivencia o mejorado la reproducción de nuestros
man, 1991; Keil, 1989; Markman, 1989; y volumen 14 de Cognitive antepasados y, además, el desempeño promedio de los seres huma-
Science). nos de hoy en este tipo de tareas es bastante pobre. Lo más probable
En resumen, aunque algunos mecanismos de la arquitectura pue- es que, en el momento en que tratamos de resolver estos proble-
den ser de dominio general, en caso de serlo, no podrían haber produ- mas, se ponga en movimiento un conjunto más o menos idiosincrásicc
cido un comportamiento adaptativo en las condiciones del Pleistoce- de mecanismos y conocimientos. Por tal razón, el estudio de esta cla-
no (y, en consecuencia, no podrían haber sido seleccionados) a menos se de actividades seguramente no nos llevará a encontrar cuestiones
que estuviesen inmersos en una constelación de mecanismos es- medulares respecto de la naturaleza (Marr y Nishihara, 1978).

144 14£
Hay una gran diferencia entre estudiar lo que un mecanismo pue- Marr llamaría una «teoría computacional» para ese dominio, es de-
de hacer y estudiar lo que está diseñado para hacer. Supongamos que cir, una teoría que especifique qué características funcionales debe
tenemos que descubrir cómo funciona un aparato estudiando algu- tener un aparato para poder resolver estos problemas (Marr y Nis-
nas de la cosas que puede hacer. Podríamos decir que lo usaríamos hihara, 1978; Marr, 1982).
como pisapapeles, que nos podemos calentar las manos con él o que
podemos matar a alguien si lo arrojamos dentro del agua cuando está
tomando un baño. Si estudiamos esos usos posibles del aparato, sa- Restricciones evolutivas y teorías computacionales
bremos algo acerca de su estructura -es suficientemente pesado como
para evitar que los papeles se vuelen, genera calor y es eléctrico-, pero La contribución más importante que puede hacer la biología evolu-
no tendremos una idea demasiado coherente acerca lo que es o cómo cionaría al estudio de los mecanismos dominio-específicos es el de-
funciona. Parecería que se trata de un pisapapeles eléctrico que ge- sarrollo de teorías computacionales acerca de los problemas adapta-
nera calor. ¿Adonde llegaremos con esto? ¿Cuál es el valor heurísti- tivos del procesamiento de la información. La teoría de la selección
co de esta investigación? natural es una teoría de la función. Nos permite captar los proble-
Supongamos, en cambio, que digo que este aparato fue diseñado mas adaptativos de procesamiento de la información que nuestra
para tostar rodajas de pan: se trata de una «tostadora». La estrategia mente puede resolver a partir del proceso de selección y para el
de investigación que aplicaremos para descubrir cómo funciona será abordaje de los cuales evidenciará buenas capacidades. Dado que un
completamente distinta. Al conocer la función del aparato, buscare- problema de adaptación y su solución cognitiva - u n mecanismo-
mos aquellos mecanismos que fueron especialmente diseñados para deben complementarse perfectamente, tal como una cerradura y
tostar el pan. Por ejemplo, podemos establecer la hipótesis de que el una llave, la comprensión de los problemas adaptativos nos da a co-
aparato debe tener elementos que generen calor; que debe tener dos nocer muchas cosas acerca de los mecanismos cognitivos que están
de esos elementos, uno para cada una de las caras de una rodaja; asociados a ellos. La selección natural configura mecanismos domi-
que estos elementos han estar ubicados en forma paralela; que la nio-específicos de modo tal que su estructura concuerda con los ras-
distancia entre ellos debe ser un poco mayor que el espesor prome- gos estables de aquellos dominios que les plantean problemas espe-
dio de una rodaja de pan; que debe tener un mecanismo para detec- cíficos. La comprensión de estos rasgos estables - y de las soluciones
tar cuándo la rodaja está tostada y cortar el calor en ese momento y que eligió la selección natural en condiciones ancestrales- facilita el
debe poseer un mecanismo que nos permita recuperar el pan tostado conocimiento del diseño de las especializaciones cognitivas. Si bien
sin quemarnos los dedos, etc. También sabremos qué rasgos de la una teoría computacional acerca de un problema adaptativo no pue-
tostadora son arbitrarios. Por ejemplo «suficientemente pesada como de, por sí misma, revelarnos la naturaleza exacta del mecanismo de
para evitar que los papeles se vuelen» es un mero subproducto del procesamiento de la información que resuelva ese problema, puede
hecho de que los elementos constituyentes de la tostadora son más sugerir qué rasgos tendrá y puede establecer importantes restric-
pesados que el papel. ciones respecto de la familia de mecanismos posibles.
Saber para qué fue diseñado el aparato -cuál es su función- tiene Por ejemplo, la evolución del altruismo o de los comportamientos de
un enorme valor heurístico porque sugiere los rasgos que debe con- colaboración ha sido un enigma para la teoría evolucionaría. ¿Cómo
tener. Nos permite también inferir los tipos de problemas que una tos- puede un rasgo nuevo diseminarse en la población hasta convertir-
tadora debe poder resolver a la perfección. Es cierto que el conoci- se en algo típico de la especie, siendo que ese rasgo hace que el indi-
miento de la función no nos permite acceder a la estructura exacta viduo perjudique su propio éxito reproductivo -el número de su des-
de los mecanismos que resuelven los problemas (no sabemos si la tos- cendencia- para aumentar el éxito reproductivo de otro individuo?
tada saltará o si deberemos abrir una puerta para tomarla), pero sin El individuo que posee este rasgo está, por definición, perjudicando
embargo nos permite centrarnos en hipótesis específicas acerca de su propia selección.
la estructura de los rasgos constitutivos del aparato. También posi- En 1964, W. D. Hamilton dio una respuesta a esta pregunta. Va-
bilita desarrollar tareas para analizar el problema o lo que David liéndose de la teoría matemática de juegos, demostró que si un orga-

146 147
nismo ayuda a un miembro de su familia, siempre que el coste para que si pensases que Y es tu hermano? En general, ¿cuáles son los
sí mismo (en términos reproductivos) sea menor que el beneficio efectos de la información de tu grado de relación con X, de los cos-
para el miembro de su especie, dando por descontada la probabi- tos y beneficios que representará para ti hacer lo que él desea y de
lidad de que ese miembro de la especie también posea ese rasgo, en- los costos y beneficios que tendrá tu ayuda para X sobre tu decisión
tonces tal rasgo de colaboración se podrá diseminar en la población. de ayudarlo?
Cualquier rasgo que hiciera que un individuo ayudara más que esto Estas preguntas hacen evidente que el comportamiento de un in-
-o menos que esto- sería eliminado por la selección natural. Esta res- dividuo no puede enmarcarse dentro de los límites de una restricción
tricción es totalmente general: es inherente a la dinámica de la se- impuesta por el proceso de evolución a menos que esté guiado por
lección general y verdadera para cualquier especie de cualquier pla- programas cognitivos capaces de resolver ciertos problemas muy es-
neta en cualquier momento. pecíficos de procesamiento de la información. Para beneficiar a un
Esto significa que los programas cognitivos de un organismo que miembro de la familia respetando los restricciones de la capacidad
benefician a la familia no pueden violar la restricción de la teoría de evolución planteadas por la teoría de la selección familiar, el orga-
de la selección familiar de Hamilton [Costo para el individuo < (Benefi- nismo debe contar con programas cognitivos que le permitan extraer
cio para el miembro de la familia) x (coeficiente de relación con el de su entorno ciertas informaciones específicas: ¿quiénes son su fa-
miembro de la familia)]. Los programas cognitivos que violan siste- miliares? ¿Qué parientes son cercanos y cuáles son lejanos? ¿Cuáles
máticamente esta restricción no pueden ser seleccionados. Los son los costos y beneficios de una acción para uno mismo? ¿Y para su
programas cognitivos que satisfacen esta restricción pueden serlo. pariente? El organismo se comportará azarosamente respecto de las
Una especie puede carecer de la capacidad para beneficiar a la fa- restricciones que plantea la selección familiar a menos que 1) cuen-
milia, pero si la tiene es en virtud de programas cognitivos que po- te con algún modo de extraer de su entorno la información relevante
seen esta restricción. Podemos llamar restricciones evolutivas a las para responder a estas preguntas y 2) cuente con reglas de toma de
restricciones teóricas de este tipo, puesto que especifican el tipo de decisiones bien definidas que respeten las restricciones de la teoría.
mecanismos que en principio pueden evolucionar (Tooby y Cosmi- Somos una de las especies en las cuales la capacidad para ayudar a
des, 1992). los familiares ha evolucionado. Por lo tanto, es de esperar que con-
Las especificaciones de restricciones impuestas por el proceso temos con mecanismos evolucionados dedicados a la solución de este
evolutivo -la especificación de una función adaptativa- no pueden tipo de problemas y que, por lo tanto, estén capacitados para solu-
en sí mismas constituir una teoría computacional completa. Las res- cionarlos rápida, refiable y eficaz y automáticamente, sin esfuerzo e
tricciones para la capacidad de evolución simplemente definen lo inconscientemente. Tratar de estudiar mecanismos dominio-especí-
que se puede considerar un comportamiento adaptativo. Los progra- ficos sin una teoría computacional detallada de la cual deriven o con
mas cognitivos son el medio a través del cual el comportamiento la cual sean compatibles sería para la biología evolucionaría como tra-
-adaptativo o no— se produce. La pregunta importante que una teo- tar de estudiar la adquisición del lenguaje sin conocer la gramática
ría computacional debe plantearse es: ¿qué clase de programas cog- de ninguna lengua humana.
nitivos debe poseer un organismo para comportarse de una manera El desarrollo de teorías computacionales detalladas acerca de los
adaptativa? problemas de adaptación no sólo facilita la investigación experimen-
Los biólogos evolucionarlos habitualmente no conciben sus teo- tal de la cognición humana sino que además sienta las bases para el
rías pensando en la definición de problemas de procesamiento de la análisis de la capacidad de aprendizaje o, en términos generales, de
información. Sin embargo, eso es lo que suelen hacer. Por ejemplo, resolución (p. ej. Pinker, 1979,1984; Tooby y Cosmides, 1992; Wexler
la teoría de Hamilton de la selección familiar plantea y resuelve la y Culicover, 1980). El hecho de que numerosos problemas adaptati-
pregunta: ¿cómo afecta la información de que X es tu hermano tu de- vos sean muy especializados sugiere que muchos procesos cognitivos
cisión de ayudarlo? ¿Cómo la afecta la evaluación del costo de ayu- deben ser más específicos de lo que generalmente suponen hasta
darlo versus la evaluación del beneficio que él recibirá? ¿La informa- los psicólogos simpatizantes de una perspectiva de dominio especí-
ción de que Y es tu primo tendría un efecto diferente sobre tu decisión fico. Por ejemplo, la biología evolucionaría identifica una gran can-

148 149
tidad de problemas planteados por la vida social que según el análi- der por qué. Las condiciones transitorias que desaparecen luego de
sis de la capacidad de aprendizaje deben ser resueltos a través de una generación o de unas pocas pueden llevar solamente a un cam-
varios procedimientos. Las reglas que hacen que alguien detecte a bio temporario en la frecuencia de los diseños, ya que las presiones
quien lo engaña en una situación de intercambio social, por ejemplo, de la selección desaparecerán en cuanto desaparezcan las condicio-
no son las reglas que se utilizan para la inferencia de cálculos pre- nes. Por eso, sólo las condiciones recurrentes que se acumulan esta-
posicionales (Cosmides, 1989; Cosmides y Tooby, 1992; Gigerenzer y dísticamente a lo largo de un gran número de generaciones llevan a
Hug, 1992). Tampoco tienen que ver con las reglas que se usan para la construcción de adaptaciones complejas. Como corolario, cualquier
detectar amenazas agresivas. Por ejemplo, un contrato social tiene cosas que sea recurrentemente verdadera (estadística o estructural-
una estructura de costo-beneficio diferente de las que se juegan en una mente) a lo largo de un gran número de generaciones podría llegar
situación de amenaza. Un contrato social no entra en vigencia a me- a ser explotada por una adaptación que se está gestando para resol-
nos que las dos partes estén de acuerdo, mientras que una amenaza ver un problema o para mejorar un desempeño. Por esta razón, la
es un acto de habla unilateral. Un contrato social no posee una es- mayor parte de los análisis adaptacionistas implican la búsqueda de
tructura de tipo bicondicional como lo tiene una amenaza. Desde el estas regularidades o invariancias ambientales o propias de los or-
punto de vista de un solo actor, existe una única manera de violar un ganismos.
contrato social, mientras que existen dos modos de violar una ame- La persistente estructura del mundo provee una importante fuen-
naza, etc. te de conocimientos acerca de la arquitectura mental a quienes es-
Las reglas de inferencia que se usan para detectar a quienes nos tudian las adaptaciones cognitivas. Tal como señala Shepard, la evolu-
engañan en los contratos sociales en principio no pueden detectar ción de la relación entre los principios de la mente y las regularidades
mentiras y juegos dobles en las situaciones de amenaza. Estos domi- del mundo ha hecho que nuestra mente refleje muchas de esas regu-
nios distintos necesitan reglas diferentes. La «gramática» de los con- laridades (Shepard, 1987a). Numerosas relaciones estadísticas y es-
tratos sociales es muy diferente de la gramática de la amenaza. Si tructurales que han persistido a lo largo de la evolución humana fue-
alguién tuviese que proponer un mecanismo de aprendizaje que dé ron «detectadas» por la selección natural, que diseñó maquinarias
cuenta de la adquisición de los algoritmos de los contratos sociales y computacionales acordes, es decir, especializadas para usar esas re-
de los que son propios de las amenazas, tendría que plantear una teo- gularidades con el objeto de generar conocimientos y decisiones adap-
ría que respetase criterios muy enredados respecto del aprendizaje. tativas para cada entorno de la evolución humana.
Dado el contexto de informaciones al cual está expuesto un niño, esos Nuestras adaptaciones cognitivas dominio-específicas pueden, a
mecanismos deberían generar dos conjuntos de reglas completamen- partir del aprovechamiento de la sutil y duradera estructura estadís-
te diferentes, aptos para actuar sobre representaciones mentales dis- tica del mundo, ir más allá de la información que se les da y recons-
tintas y, además, las respectivas metarreglas que indicaran cuándo truir a partir de claves fragmentarias modelos muy adecuados acerca
se debe usar cada uno de esos conjuntos de reglas. El desarrollo de de las condiciones de cada situación (p. ej. un ente autopropulsado
teorías computacionales respecto de los dominios de distintos proble- suele ser un animal; las abruptas discontinuidades en la intensidad
mas sociales hace que consideremos poco probable que finalmente se de la luz que se refleja revelan la presencia de un borde). Esta po-
descubra que las «cogniciones sociales» corresponden a un único do- sición kantiana evolucionaría ya ha sido fuertemente aceptada en
minio (Cosmides y Tooby, 1989; 1992). los campos de la percepción y la psicofísica (véanse, p. ej. Marr, 1982;
Shepard, 1981, 1984, 1987a, 1992) en los cuales las representacio-
nes construidas por nuestros sistemas computacionales, surgidos de
El r a z o n a m i e n t o d o m i n i o - e s p e c í f i c o e n l o s n i ñ o s la evolución, ven mucho más allá de lo que se podría esperar «lógica-
mente» de la información sensorial y suelen asentarse en interpre-
La recurrencia a largo plazo, a través de muchas generaciones, de taciones únicas que se seleccionan. Nuestra mente puede hacer estas
condiciones -externas, internas o una interacción entre ambas- es cosas de manera fiable y válida porque la información fragmentaria
fundamental para la evolución de la adaptación. Es fácil compren- es procesada de modos que fueron seleccionados precisamente por-

150 151
que reflejan las sutiles relaciones presentes en el mundo de manera p. ej., los artículos de Carey y Gelman, 1991 y los incluidos en este
persistente (p. ej. los indicios que nos da el sombreado indican la volumen). Se ha visto que especializaciones cognitivas dominio-es-
forma y la profundidad, o las relaciones de ubicación en el tiempo in- pecíficas están especializadas conforme a los tópicos y se desarrollan
dican las trayectorias de movimiento más probables que seguirán los sin necesidad de una instrucción explícita.
objetos sólidos). Estos mecanismos proveen una organización privi- Por ejemplo, contrariamente a lo que sostenía la idea piagetiana
legiada a los datos sensoriales disponibles de modo que la interac- de que los bebés deben «aprender» los conceptos de los objetos, in-
ción entre ambos genera interpretaciones que generalmente se co- vestigaciones recientes han demostrado que en una edad de (como
rresponden con las verdaderas condiciones del mundo exterior. Si no máximo) 10 semanas -momento en el cual el sistema visual acaba de
existieran mecanismos especializados que dieran por sentadas cier- madurar- los bebés ya tienen un concepto sensorialmente integrado
tas características propias del mundo, la recuperación de los datos de los objetos como entidades continuas en espacio y tiempo, sólidas
del mundo a partir únicamente de los datos sensoriales se converti- (dos objetos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo), rí-
ría en un problema computacional insoluble (Marr, 1982; Poggio, To- gidas, integradas, cohesivas y que se mueven como una unidad (p. ej.
rre y Koch, 1985). Spelke, 1988, 1990,1991). En realidad cuando a los niños de esta
Una idea semejante forma parte de la psicolingüística chomskia- edad se les muestran diseños tramposos que violan alguna de estas
na: los niños deben estar dotados de mecanismos especializados («ór- leyes, ellos manifiestan sorpresa. Hasta se podría decir que, en esos
ganos mentales») preparados para sacar provecho de ciertos univer- casos, el concepto de objeto que tienen incorporado a partir de sus
sales gramaticales, ya que de otro modo la adquisición del lenguaje mecanismos, producto de la evolución, los lleva a «descreer» de las evi-
sería un problema computacional insoluble para un niño (Chomsky, dencias que les llegan a través de sus sentidos (Leslie, 1988). Hacia
1957,1959,1975,1980; Pinker, 1979,1982,1984,1989; Wexler y Cu- las 27 semanas los niños ya analizan el movimiento de los objetos
licover, 1980). El descubrimiento y la descripción exploratoria de esas inanimados, dividiéndolo en submovimientos y utilizan esta clasifi-
sutiles relaciones universales presentes en el «mundo» del lenguaje cación para distinguir entre las relaciones causales y las no causa-
humano es una actividad primordial de los lingüistas y psicolingüis- les (Leslie, 1988; Leslie y Keeble, 1987). No hay necesidad de aclarar
tas modernos. Rápidamente ha quedado demostrado que los sistemas que todas estas relaciones reflejan adecuadamente la estructura es-
propuestos de adquisición del lenguaje que no incluyen procedimien- table del mundo. Una arquitectura piagetiana que tenga que descu-
tos especializados que explotan estas relaciones no son adecuados brirlas trabajosamente sería un diseño pobre y poco apto en compa-
(Pinker, 1989, 1991; Pinker y Prince, 1988). Tal como ocurre con la ración con una que organice espontáneamente estos conocimientos
percepción, las adaptaciones para la adquisición de la gramática de- en términos de esos principios verdaderos y estables.
ben entrar en conjunción con la estructura persistente del mundo. Brown (1990) demostró que ios principios causales tempranos ta-
En este caso, la estructura recurrente con la que entra en relación les como «no hay acción a una distancia» guían el aprendizaje del uso
es creada por el diseño típico de la especie, presente en otras mentes de herramientas en niños de apenas 18 meses. Estos niños categori-
(adultas) humanas, que producen gramáticas en las que aparecen zan las herramientas para distintos usos, considerando sus propie-
ciertas relaciones y no otras. dades funcionales (p. ej. un extremo en forma de gancho sirve para
Esta misma lógica es la que da a los recientes avances en el estu- empujar) por sobre las propiedades no funcionales (p. ej. el color).
dio del razonamiento infantil un lugar de privilegio dentro de la psi- Por el contrario, esos mismos niños tienen grandes dificultades para
cología evolucionaría. El campo del desarrollo cognitivo se ha revo- aprender cómo usar una herramienta cuando su mecanismo de ac-
lucionado con el descubrimiento de que los principios de inferencia ción parece violar uno de los conceptos acerca de la causalidad físi-
que los bebés y los niños ponen enjuego en las tareas de aprendizaje ca. Estos conceptos reflejarían algunos de los conceptos de la mecá-
están organizados de modo tal que reflejan la estructura particular nica newtoniana.
recurrente de dominios específicos para cada tipo de problemas, como El mundo viviente de las plantas y animales está estructurado en
por ejemplo la construcción de objetos y la locomoción, las diferencias especies y otras clases más incluyentes que poseen grandes conjun-
entre objetos y seres vivientes, la causalidad física, etcétera (véanse, tos de propiedades en común: los lobos se parecen a otros lobos; los

152 153
mamíferos, a otros mamíferos, etc. Este es otro conjunto estable de probablemente varíen según la pertenencia a una de estas clases,
relaciones del mundo que nuestra mente puede captar a partir de la como la respiración, que cuando razonan acerca de rasgos que pro-
evolución de rasgos especiales. Los etnobiólogos y los antropólogos bablemente varíen conforme a semejanzas perceptivas, tales como
cognitivos como Atran y Berlin han demostrado que los principios de el peso o la visibilidad en la noche (para un resumen, véase Mark-
categorización que utilizan espontáneamente los seres humanos para man, 1989).
llevar a cabo esa tarea reflejan aspectos de su estructura estable y Otro conjunto importante de regularidades estables es el diseño
son los mismos en diferentes culturas (Atran, 1990; Berlin, Breedlo- de rasgos recurrentes en otras mentes humanas. Las especializacio-
ve y Raven, 1973). nes cognitivas específicas son todavía más necesarias en este área, no
Las relaciones perdurables creadas a partir de la existencia de las sólo porque las otras mentes constituyen la fuerza de selección más
«clases naturales» y de los artefactos han llevado a la selección de importante a la que se enfrentan los individuos humanos, sino ade-
especializaciones adicionales para el razonamiento. Para comenzar, más porque estados humanos tales como las creencias, los deseos,
los niños muy pequeños realizan agudas distinciones entre los mun- las intenciones y las emociones no se pueden observar directamente.
dos de lo animado y de lo inanimado. A través de toda la historia Para que un ser humano pueda representarse siquiera una parte de
evolutiva se ha establecido una relación fiable -aunque imperfecta- los estados mentales que generan el comportamiento de los otros,
entre los animales y el movimiento autogenerado, mientras que los debe estar dotado de sistemas inferenciales especiales, capaces de
objetos inanimados raras veces se mueven a menos que sean impul- atravesar la brecha existente entre lo observable y lo no observable.
sados por una fuerza exterior. Investigaciones recientes sugieren Por ejemplo, si existe una relación fiable y duradera a lo largo de la
que los niños se valen de esta clave para distinguir entre el mundo evolución entre los movimientos de los músculos faciales humanos y
de las cosas animadas y el de las inanimadas y extraen inferencias los estados emocionales o las intenciones conductuales, entonces la
muy diferentes de esos dos mundos (Gelman, 1990b, Premack, 1990). evolución puede haber originado mecanismos especializados que per-
En términos más generales, los experimentos de Keil (1989) y otros mitan inferir el estado mental de una persona a partir de los mo-
indipan que el tipo de inferencias que realizan espontáneamente los vimientos de sus músculos faciales (Ekman, 1973, 1984; Fridlund,
niños acerca de las clases naturales, como los animales, las plantas y 1991). En realidad, las evidencias provenientes de la neurociencia
las sustancias, difieren en gran medida de las que realizan respecto cognitiva indican que realmente contamos con mecanismos especia-
de los artefactos creados por el hombre. Los artefactos se definen por lizados que nos permiten «leer» las expresiones faciales de emoción
el modo en que sus atributos perceptivos contribuyen a su supuesta (Etcoff, 1983,1986). Si los seres humanos organizan su comprensión
función. Por el contrario, las clases de lo natural se consideran dota- mutua invocando el funcionamiento de entidades no observables, ta-
das de «esencias» invisibles y definitorias que son las que dan origen les como creencias, deseos e intenciones, sin duda no pueden hacer-
a sus atributos perceptivos. (En realidad, los atributos genéticos tí- lo basándose en la pura percepción.
picos de las especies y la carga que les imponen sus ancestros co- Recientemente, un intenso esfuerzo investigativo en el campo del
munes dan origen a un espectro indefinidamente amplio de similari- desarrollo cognitivo ha dado un importante apoyo a la hipótesis de
dades compartidas entre los miembros de una clase natural, del mismo que nuestra arquitectura psicológica incluye procedimientos que ha-
modo que una estructura química común lo hace con diferentes ins- cen que los niños muy pequeños puedan desarrollar modelos acerca
tancias de una sustancia.) de otras mentes humanas (p. ej. Astington, Harris y Olson, 1988; Les-
En una importante serie de experimentos, Gelman y Markman lie, 1987,1988;Perner, 1991; Wellman, 1990,Wimmery Perner, 1983).
(1986,1987; Markman, 1989) descubrieron que la pertenencia a una Los psicólogos del desarrollo han observado que hasta los niños de
clase natural es un poderoso organizador de las inferencias en los ni- dos años y de tres años y medio realizan inferencias diferentes acer-
ños pequeños. En general, el hecho de pertenecer a una clase natural ca de las «entidades mentales» (sueños, pensamientos, deseos, creen-
conlleva un peso inferencia! mayor que el hecho de ser perceptiva- cias) y de las «entidades físicas». Más aún, es típico que los niños ex-
mente semejante. Además, los niños dan mayor importancia a la per- pliquen el comportamiento como una interacción de las creencias y
tenencia a una clase natural cuando razonan acerca de rasgos que los deseos. Estas inferencias parecen estar generadas por un siste-

154 155
ran sobre esas representaciones son en sí mismos dominio-genera- humana regula el comportamiento. Más bien surgió de los argumen-
les. R. Gelman, por ejemplo, argumenta que los principios-esqueleto tos filosóficos que sostienen que la explosión combinatoria impedirá
dominio-específicos (¿representaciones o procesos?) confieren una ca- que un dispositivo general - o su equivalente moderno, un ordenador
tegorización inicial del mundo, determinando cuáles serán los datos para todo propósito- aprendan algo en tiempo real (p. ej. Carey, 1985;
procesados, pero que los procesadores con motores para la inferencia Keil, 1989; Markman, 1989). El problema que la explosión combina-
estadística, básicamente dominio-generales, capaces de tomar como toria plantea a la adquisición del conocimiento es suficientemente
inputs una gran variedad de datos (R. Gelman, 1990a, 1990b). Spel- grave como para justificar la búsqueda de mecanismos dominio-es-
ke, por el contrario, frecuentemente sugiere que el concepto de obje- pecíficos. Sin embargo, este enfoque posee un poder heurístico limi-
to del bebé se encarna en procesos que son dominio-específicos, si tado. La explosión combinatoria en sí no puede generar hipótesis
bien son amodales en el sentido de que operan tanto sobre los datos acerca de cuáles son las áreas para cuyo abordaje racional contamos
visuales como sobre los táctiles (Spelke, 1988, 1990). En la concep- con mecanismos dominio-específicos. Por el contrario, si pensamos en
ción de Leslie acerca del módulo de la teoría de la mente en los niños, cuáles fueron los problemas adaptativos que nuestros anepasados
en cambio, se establece la hipótesis de que tanto los procesos como debieron resolver con eficiencia y en el tipo de información con que
las representaciones son de dominio específico (Leslie, 1987, 1988). contaban para solucionar tales problemas en las condiciones ances-
En otra variación sobre el tema, Karmiloff-Smith argumenta que los trales, podemos hacer algunas suposiciones bien orientadas respec-
bebés tienen procedimientos dominio-específicos, pero que algunos ti- to de qué dominios deben haber estado asociados con competencias
pos de procesos -presumiblemente de dominio general- operan so- cognitivas (para una serie de ejemplos, véanse los capítulos de Bar-
bre esos procedimientos de modo tal que el conocimiento almacena- kow, Cosmides y Tooby, 1992).
do se transforma en representaciones que pueden ser utilizadas por Los orígenes del interés de los psicólogos cognitivos en la adquisi-
aun más procesos, sean de dominio general o de dominio específico ción del conocimiento son bien conocidos. La psicología cognitiva se
(p. ej*Karmiloff-Smith, 1991). desarrolló en gran medida como una derivación de la epistemología
Cualquiera de estas posibilidades puede ser correcta. En realidad, y de ella heredó una preocupación respecto de ciertos temas filosó-
todas ellas pueden ser correctas, cada una para dominios diferentes. ficos como la adquisición del conocimiento, la formación de los con-
El punto es que el estudio de la especificidad de dominio en el desa- ceptos, el lenguaje y la percepción. Preguntas tales como cómo se ge-
rrollo cognitivo avanzará significativamente cuando los investigado- neró el comportamiento adaptativo o cómo se solucionaron problemas
res propongan modelos computacionales más precisos, que intenten adaptativos -por ejemplo la selección de pareja- fueron dejadas de
especificar la naturaleza de las representaciones y de los procesos lado durante mucho tiempo. Sin embargo, desde una perspectiva
que dan origen al razonamiento dominio-específico en los niños. Una evolucionaría, este énfasis relativo parece muy desproporcionado.
vez que se presenten esos modelos, el análisis de la posibilidad de Los mecanismos cognitivos llegaron a evolucionar solamente por-
aprendizaje podrá determinar si son capaces, en realidad, de dar lu- que formaban parte de una arquitectura cognitiva más amplia que
gar a los desempeños que proponen y la experimentación podrá in- regulaba las conductas. Los mecanismos de adquisición de conoci-
vestigar los detalles de los mecanismos involucrados. mientos específicos evolucionaron sólo porque aumentaban la capa-
cidad del sistema para generar conductas adaptativas en las condi-
ciones ancestrales. Está claro que esta arquitectura más amplia
De la adquisición de conocimiento dominio-específico con su conjunto de capacidades para resolver problemas también
a la regulación conductual dominio-específica merece ser estudiada por los psicólogos cognitivos. Sospechamos que
el énfasis que se ha dado a la adquisición de los conocimientos por
El trabajo sobre la especificidad de dominio en el desarrollo cogniti- sobre la regulación de las conductas hizo que muchos investigadores
vo no surgió, en la mayor parte de los casos, a partir de la motivación subestimaran groseramente el número de mecanismos dominio-es-
que generaron las consideraciones evolucionarías ni tampoco como pecíficos necesarios para dar cuenta del pensamiento y la conducta
fruto de un programa mayor destinado a descubrir cómo la mente humanos. Las consideraciones acerca de la posibilidad de evolución

158 159
ma cognitivo dominio-específico al que a veces se llama modulo de la resultados de la adaptación puede darnos una guía muy útil para la
«teoría de la mente» (Leslie, 1987). Este módulo es una maquinaria exploración de nuestros mecanismos cognitivos.
computacional especializada que permite al individuo representarse
la noción de que los agentes pueden tener actitudes respecto de pro-
posiciones (de esta manera «Mary» puede «creer» que «X»; «Mary» El f u t u r o d e la i n v e s t i g a c i ó n s o b r e l o s d o m i n i o s
puede «pensar» que «X», etc.). Entre los tres y los cinco años este sis- específicos
tema inferencia! dominio-específico se desarrolla con un patrón ca-
racterístico que ha sido replicado en distintas culturas en América ¿Procesos dominio-específicos o representaciones
del Norte, Europa, China (Flavell, Zhang, Zou, Dong y Qui, 1983), Ja- dominio-específicas?
pón (Gardner, Harris, Ohmoto y Hamazaki, 1988) y en un grupo ca-
zador-recolector en Camerún (Avis y Harris, 1991). Es más, existen Uno de los aspectos satisfactorios del florecimiento de las investiga-
evidencias que sugieren que la base neurológica de este mecanismo ciones acerca de la especificidad de dominio ha sido su rigor en com-
puede ser dañada selectivamente. Se supone que el autismo surge paración con otras perspectivas del mismo campo. Sin embargo, y
por un daño selectivo del módulo de la teoría de la mente (Baron-Co- pese a su relativa sofisticación, es importante reconocer que el pro-
hen, Leslie y Frith, 1985; Leslie, 1987, 1988; Leslie y Thaiss, 1990). grama de investigación se encuentra todavía en sus etapas iniciales
Esta investigación sugiere que un módulo panhumano de la teoría y que falta aún recorrer un largo camino para completar los mode-
de la mente estructura la «folk psychology» o psicología de sentido los de los fenómenos en cuestión. La finalidad última de la investiga-
común que los seres humanos desarrollan. Las personas que perte- ción cognitiva debería ser la obtención de un modelo formal comple-
necen a culturas diferentes desarrollan su psicología de sentido co- tamente detallado de algunos mecanismos cognitivos que se pudiera
mún de modos diferentes, pero la maquinaria computacional que implementar, al menos en principio, en dispositivos con inteligencia
guía el desarrollo de esta clase de nociones sería el mismo y daría artificial. Para esto hace falta que se encuentren especificados, por
origén a muchas representaciones semejantes. Parecería que los se- ejemplo 1) el conjunto inicial de procedimientos, 2) el conjunto inicial
res humanos llegan al mundo con una tendencia a organizar su de representaciones, 3) los formatos representacionales, 4) el entorno
comprensión de las acciones de los demás en términos de creencias, en el cual opera esta arquitectura y 5) la manera en que los procedi-
deseos y otras entidades mentales, del mismo modo que organizan mientos establecen la relación entre los inputs y los outputs repre-
patrones en un conjunto retinal de dos dimensiones, suponiendo que sentacionales.
el mundo es tridimensional y que los objetos son permanentes, inte- Sin embargo, al leer la literatura sobre el razonamiento dominio-
grados y sólidos. específico en los niños, se podría tener la impresión de que el estu-
Es esperable que estos principios tengan muchas más aplicacio- dio de la cognición sólo involucra el estudio de las representaciones.
nes que las pocas actualmente documentadas. El mundo está lleno Pero, las representaciones son en sí mismas inertes. Obviamente, si
de estructuras estables -sociales, biológicas, físicas, ecológicas y psi- el cerebro ha de procesar la información, deben existir procesos que
cológicas- y la mente parece estar llena de mecanismos que guar- actúen sobre esas representaciones. Por tal razón, la próxima etapa
dan correspondencia con ellas y se valen de los rasgos estructurales apuntará, para muchos investigadores, a descubrir en qué radica la
estables para resolver una cantidad de problemas adaptativos. Tal especificidad de dominio: si tiene que ver con las representaciones
como una llave en una cerradura, la organización funcional de cada mentales de los niños, con los procedimientos que operan sobre esas
adaptación cognitiva debe encajar perfectamente con los rasgos es- representaciones, o con ambos.
tructurales estables del dominio de problemas al que se refiere (She- La literatura sobre el razonamiento dominio-específico en los ni-
pard, 1987a, Tooby y Cosmides, 1990a). Como la estructura estable ños muchas veces es poco clara a este respecto. Algunos investigado-
de los entornos ancestrales es causa del diseño de las adaptaciones res parecen favorecer la posición de que ciertas representaciones
psicológicas, la cuidadosa investigación empírica de la estructura de dominio-específicas, cargadas de contenido, están desarrollando de
esos entornos desde una perspectiva centrada en los problemas y los manera fiable nuestra arquitectura, pero que los procesos que ope-

156 157
que hemos tratado antes sugieren que es esperable que la arquitec- cisa de claves generan un comportamiento adaptativamente ade-
tura típica de la especie no sólo contenga un gran número de me- cuado. Existen evidencias de que los seres humanos poseen un me-
canismos dominio-específicos que generan conocimientos, sino que canismo semejante (Cook, Hodes y Lang, 1986).
además debe estar dotada de mecanismos de dominio específico des- Si los psicólogos cognitivos se preguntan qué tipos de mecanismos
tinados a regular y a generar conductas (véanse p. ej. Cosmides, pueden haber sido capaces de dar lugar a ese comportamiento adap-
1989; Cosmides y Tooby, 1989,1992). tativo en condiciones ancestrales, podrán determinar qué clase de
Como cuestión científica, los mecanismos que se describen en el ni- conocimientos necesita adquirir un individuo para generar el com-
vel cognitivo subyacen en el pensamiento y el comportamiento huma- portamiento adecuado. Esto nos permite suponer cuáles son los do-
nos y los organizan. Por esta razón, la psicología cognitiva debe am- minios dotados de mecanismos dominio-específicos para la adquisi-
pliar su espectro de interés e incluirlos a todos. Esto transforma a la ción de conocimientos. Por ejemplo, el hecho de saber que nuestros
psicología cognitiva en una disciplina más amplia, que debería abor- antepasados deben haber tenido mecanismos dominio-específicos que
dar en algún momento todos los tipos de comportamiento y todos los los llevaban a evitar el incesto en condiciones ancestrales, nos per-
fenómenos psicológicos. Una vez que los psicólogos cognitivos comien- mite suponer que tenemos mecanismos dominio-específicos genera-
cen a pensar en las clases de mecanismos que fueron capaces de ge- dos en la evolución que nos hacen clasificar el mundo social diferen-
nerar comportamientos adaptativos en condiciones ancestrales, el ciando entre familiares y no familiares. Más aún, podemos inferir
área de investigación se ampliará de manera explosiva. No sólo ten- que estos mecanismos deben valerse de claves, tales como la cohabi-
dremos la expectativa de encontrar los mecanismos dominio-específi- tación en una edad temprana, que durante nuestra historia evolutiva
cos que dieron origen al concepto de objeto y a una teoría implícita de se asociaban de manera fiable con el parentesco (Wolf y Huang, 1980).
la mente, sino que además buscaremos los mecanismos dominio-espe- Saber que nuestros ancestros tenían mecanismos que los llevaban a
cíficos que dieron origen a la prohibición del incesto, el intercambio seleccionar hábitats adecuados para la vida humana nos permite in-
social, las amenazas agresivas, la crianza de los hijos, la elección de ferir el tipo de conocimientos que se puede esperar de las personas
pareja, la prevención de enfermedades, las aversiones a ciertas comi- respecto del hábitat preferible (p. ej. Kaplan, 1992; Orians y Heer-
das, la precaución frente a los predadores, la elección del hábitat, etc. wagen, 1992). Saber cuáles eran los criterios para elegir un buen
(véanse, p. ej., Buss, 1992; Cosmides y Tooby, 1992; Fernald, 1992; compañero en condiciones ancestrales nos indica la clase de infor-
Mann, 1992; Orians y Heerwagen, 1992; Profet, 1992; Shepher, 1983; maciones acerca de los individuos del sexo opuesto que resultarán
Symons, 1979; Wolf y Huang, 1980). interesantes para los seres humanos y el tipo de parejas que tende-
En estos casos, la especificidad de dominio no se encuentra en las rán a elegir. Si usamos los criterios relacionados con la posibilidad
estructuras de conocimiento per se, sino en el modo especializado como de evolución y recordamos que nuestros mecanismos cognitivos nc
interactúan ciertos procedimientos y claves para dar origen a un fueron diseñados para buscar la verdad como un fin en sí misma sine
comportamiento adaptativo correcto. Los monos Rhesus, por ejem- para generar comportamiento adaptativos, podremos ampliar y cen-
plo, tienen mecanismos dominio-específicos especializados en el re- trar las investigaciones sobre los mecanismos cognitivos dominio-
conocimiento de serpientes venenosas. Si un mono criado en el labo- específicos.
ratorio ve una serpiente, no demuestra una reacción de miedo. Sin
embargo, esta reacción aparece si ve a otro mono experimentar mie-
do frente a una serpiente o a un facsímil de una serpiente. Sin em- Evolución, dominio-especificidad y cultura
bargo, los monos no se asustan frente a cualquier estímulo que oca-
sione miedo a otros monos. Por ejemplo, si ven a otro mono reaccionar Las nuevas investigaciones acerca del desarrollo del razonamientc
frente a una flor artificial, los monos de laboratorio no adoptan la dominio-específico indican que la mente humana posee contenidos 3
reacción de temor frente a las flores artificiales (Mineka y Cook, una organización que no se han originado en el mundo social. Esto;
1988). El mecanismo de producción del miedo es dominio-específico contenidos llegaron a nuestra mente a través del proceso de selecciói
y su especificidad radica en la manera en que una configuración pre- natural y constituyen un rasgo fiable para el desarrollo de nuestrí

160 16
arquitectura cognitiva. Como mínimo, los mecanismos cognitivos de puede identificar lo socialmente transmitido con la rica organización
los niños fueron seleccionados a lo largo de la historia evolutiva para de la vida mental humana, ni se puede sostener que sea su único ori-
permitirles suponer que ciertas cosas del mundo y la vida humana gen, ya que la evolución es otra causa de desarrollo fiable de con-
son verdaderas (p. ej. los objetos son sólidos; las personas tienen men- tenidos mentales. En lugar de considerar que todos los contenidos
te; los entes autopropulsados son animados). Los procesos especia- mentales son un producto social, en muchos casos se hace necesario
lizados, los formatos de las representaciones, las claves y los siste- revertir esta causalidad. La estructura evolucionada de la mente es
mas de categorización de estos mecanismos determinan -entre una la que muchas veces impone sus contenidos al mundo social. Según
infinidad de alternativas posibles- una organización detallada de la este nuevo punto de vista, cada adaptación cognitiva dominio-especí-
experiencia que es compartida por todos los miembros normales de fica es como un ladrillo sobre el cual se construye una nueva teoría
nuestra especie. Tal conclusión transforma radicalmente nuestra vi- de la cultura, ya que cada nueva adaptación impone su organización
sión de la cultura (para un análisis amplio, véase Tooby y Cosmides, particular en un área particular del conocimiento humano y la ac-
1992). ción (Sperber, 1985,1990; Atran, 1990; Boyer, 1990; Hirschfeld, 1989;
Tradicionalmente se ha considerado que la mente es un ordenador Cosmides y Tooby, 1989, 1992; Tooby y Cosmides, 1992; Chomsky,
apto para cualquier propósito o un recipiente vacío, cuyos conteni- 1980). El diseño de nuestros mecanismos dominio-específicos, surgidos
dos derivan de la acción de mecanismos de carácter general sobre de la evolución, determinará lo que se transmite o se puede transmi-
contenidos de origen social o ambiental. Para decirlo llanamente, se tir socialmente (véase, p. ej., Sperber, 1985,1990). Ciertas represen-
creía que el mundo exterior imponía sus contenidos al interno. Según taciones pueden subsistir dentro de los mecanismos individuales do-
este punto de vista, la «cultura» era considerada un fenómeno uni- minio-específicos y la programación de estos mecanismos regulará el
tario que se podía expresar de tres maneras diferentes: 1) Cultura modo en que las representaciones específicas pasan de individuo a
como lo aprendido socialmente: se la considera como una especie de individuo, distribuyéndose entre la población como respuesta a diferen-
sustancia informacional que puede variar según diversas contingen- tes condiciones ecológicas y sociales (Boyer, 1990; Sperber, 1990). En
cias y Se transmite de una generación a otra. 2) Cultura como conte- un nivel más profundo, la existencia de mecanismos dominio-especí-
nido mental de los adultos: dado que la mente individual se considera ficos también implica que existe un nivel de contenido mental humano
inicialmente libre de contenido y de propósito general, todos o casi to- universal, es decir que, para ciertas cosas, existe una sola «cultura»
dos los contenidos y la organización mental de los adultos es «cultu- humana universal (p. ej. la Gramática Universal, la lógica del inter-
ral» en origen. 3) Cultura como semejanzas internas de un grupo: los cambio social, la permanencia de los objetos, la teoría de la mente).
seres humanos evidencian en todas partes, en cuanto a su pensa- Resumiendo, si consideramos que la mente humana posee una gran
miento y a su conducta, ciertas características comunes, propias del cantidad de procesos cognitivos complejos y dominio-específicos, que
grupo al que pertenecen, y ciertas diferencias respecto de otros gru- son el resultado de la evolución, se produce un cambio importante
pos. Se da por sentado que la existencia de distintas corrientes de en nuestra visión de la «cultura» transmitida y de los orígenes del
información transmitida es la explicación exclusiva de los patrones contenido mental. Como mínimo, tal como sostiene Sperber (1985),
que evidencia un grupo. Las culturas son, entonces, esos conjuntos llegamos a la conclusión de que el postulado de la equipotencialidad,
de semejanzas y, sin más reflexión, se denomina diferencias «cultu- presente en la mayor parte de las teorías de la transmisión cultural
rales» a las diferencias entre los grupos. Desde un criterio estándar, (diferentes contenidos son igualmente fáciles de ser transmitidos) es
estos tres conceptos lógicamente separables -lo aprendido social- falsa. Aquellas representaciones asentadas en un dominio que cuen-
mente, los contenidos mentales y las similaridades intragrupales- se ta con mecanismos especializados de transmitirán de manera muy
consideran una misma cosa: la «cultura». distinta que las representaciones que no corresponden a un dominio
Por el contrario, si se parte de la idea de que todos los seres hu- de este tipo. En segundo lugar, se plantea una duda más fuerte acer-
manos comparten una arquitectura funcional altamente organizada, ca de la noción que sostiene que el individuo es un receptor pasivo de
dotada de muchos mecanismos ricos en contenido, entonces la ecua- la transmisión cultural. La revolución hamiltoniana en la biología evo-
ción entre estos tres conceptos se quiebra. Para comenzar, ya no se lucionista ha demostrado que el interés del bienestar de los individuos

162 163
a menudo entró en conflicto durante la evolución humana. Se espe- cial. Compartir entre todo el grupo constituye una regla del tipo «De
raría entonces que nuestros mecanismos psicológicos dominio-es- cada uno según su capacidad; a cada uno según su necesidad». La co-
pecíficos reflejaran este hecho, haciendo que los individuos se resis- mida, entonces, se distribuye de manera más o menos igual entre
tieran al aprendizaje en ciertos dominios y bajo ciertas circunstancias todos los individuos del grupo, sin importar quién la haya consegui-
y que, en cambio, lo aceptaran en otros dominios y circunstancias. Por do. Por el contrario, cuando la variancia en la acumulación de ali-
ejemplo, tal como señalamos antes, podríamos esperar que un niño se mentos para un individuo es baja, sus resultados serán mejores si
resistiera a los intentos de su padres para enseñarle que ayudara a sólo los comparte con sus familiares, conforme a los principios de se-
su hermana cada vez que Cx < Bherm y que se comportara de modos que lección familiar. Si todos tienen acceso a los mismos bienes, compar-
satisficieran la regla Cx < 1/2 Bhern) (Tooby y Cosmides, 1989; Boyd y tir no arroja ningún beneficio en particular.
Richerson, 1985). La teoría de la óptima acumulación de alimentos es un componen
Finalmente, los mecanismos dominio-específicos nos dan una ex- te de un análisis de tareas o, en términos de David Marr, una teoríf
plicación alternativa para las semejanzas internas de un grupo, di- computacional del problema adaptativo de la acumulación de ali
ferente de la de la transmisión cultural. Las adaptaciones dominio- mentos. Define la naturaleza del problema por solucionar y especifi
específicas abren la posibilidad de que las semejanzas dentro de un ca las restricciones que debe satisfacer cualquier mecanismo de h
grupo (y las diferencias entre grupos) sean «evocadas» más que so- evolución destinado a resolver este problema. En tal caso, la teoría d<
cialmente aprendidas (Tooby y Cosmides, 1989,1992). La posibilidad la óptima acumulación de alimentos plantea 1) que debemos conta
de una cultura evocada da por tierra con la hipotética indentificación con mecanismos de procesamiento de información dominio-específico:
entre las semejanzas compartidas dentro de un grupo y la transmi- que gobiernen la acumulación y el modo de compartir los alimentos;
sión cultural. 2) que estos mecanismos deben ser sensibles a las informaciones con
Algunas adaptaciones cognitivas dominio-específicas (o todas ellas) cernientes a la variancia del éxito en la acumulación, haciendo que s<
detTen de haber sido diseñadas para responder de una manera estruc- prefiera un conjunto de reglas en caso de variancia alta y otro con
turada a los estímulos provenientes de las situaciones de un contexto. junto en los casos de baja variancia.
En consecuencia, se puede esperar que los seres humanos incluidos en El estudio de Kaplan y Hill (1985) acerca del caso de los ache, ui
grupos evidencien, como respuesta a condiciones de su contexto, se- grupo cazador-recolector que habita el Este de Paraguay, nos brind.
mejanzas organizadas propias del grupo que no tienen su origen una elegante comprobación de aquella hipótesis porque establece ui
en el aprendizaje o la transmisión sociales sino en la activación de control sobre la «cultura». La carne es un alimento de alta varianci.
mecanismos que imponen ciertos contenidos. Por supuesto, estas entre los ache. Un día determinado, existe un 40% de probabilida
semejanzas que se generan dentro de un grupo llevarán al mismo des de que un cazador llegue con las manos vacías. Por el contrark
tiempo a diferencias sistemáticas respecto de otros grupos que están los alimentos vegetales que se recolectan son de baja variancia. Ka
inmersos en condiciones diferentes. plan y Hill descubrieron que los ache comparten la carne entre todo <
Para tomar un solo ejemplo, las diferencias en las actitudes res- grupo, mientras que sólo comparten los alimentos vegetales primoi
pecto de compartir la comida pueden estar evocando variables eco- dialmente entre la familia nuclear. De esta manera, individuos de 1
lógicas (Cosmides y Tooby, 1992). En las investigaciones en ecología misma «cultura» adoptan patrones diferentes respecto de la actitu
evolucionaría que tratan acerca de la acumulación óptima de alimen- de compartir, según la variancia que experimentan al obtenerlas.
tos se observa que en distintas situaciones los individuos se benefi- Cashdan (1980) describió una situación muy similar entre distir
cian con la implementación de distintas reglas acerca del modo de tos grupos de El Kalahari San. Los habitantes de El Kalahari Sa
compartir. Por ejemplo, cuando la variancia del éxito individual en la son citados habitualmente en la literatura antropológica debido a s
acumulación de alimentos por parte de un individuo es mayor que estricto igualitarismo económico y político. Por ejemplo, los !kung sai
la variancia del grupo como totalidad, entonces el sistema de compar- que experimentan una gran variabilidad en la disponibilidad de agu
tir la comida entre todo el grupo amortigua la variancia. En esencia, y comida, cuentan con sancionas sociales muy fuertes que refuerza
el individuo acumula la comida bajo la forma de una obligación so- la actitud de compartir, desalientan la acumulación (llamar a alguie

164 1(
«avaro» es u n i n s u l t o terrib le) y d e s a l i e n t a n l a s demostraciones de
partir entre todo el grupo. La experiencia de una baja variancia en
el éxito para obtener alimentos, en cambio, activa reglas de inferen-
a r r o g a n c i a y a u t o r i d a d . P o r ejemplo:
cia, claves de evocación mnésicas, y mecanismos atencionales y mo-
tivacionales que hacen posible y atractiva la actitud de compartir la
El comportamiento adecuado de u n cazador !kung que ha atrapado una
comida solamente entre los miembros de la familia. Este conocimien-
gran presa es referirse a ella de pasada y con cierta desaprobación
(Lee, 1969; Draper, 1978). Si un individuo no minimiza sus logros, o si no
to básico luego organiza y confiere apego a actividades simbólicas
habla con sutileza al respecto, sus amigos y familiares no dudarán en ha- propias de tales dominios.
cerlo por él (Cashdan, 1980:116). Estos modos alternativos de activación pueden dar origen a con-
juntos alternativos de complejas reglas y actividades sociales, que
Sucede, no o b s t a n t e , q u e a l g u n o s g r u p o s s a n son m á s igualitarios
aparecerán independientemente o en ausencia de una transmisión
cultural directa, en diferentes contextos en los cuales los individuos
q u e otros y q u e s u grado d e i g u a l i t a r i s m o e s t á relacionado con la va-
estén expuestos a las claves de información que activan estas moda-
riancia de la provisión de comida con que c u e n t a n . Los //gana s a n del
lidades alternativas.
n o r e s t e del K a l a h a r i p u e d e n a m o r t i g u a r por sí m i s m o s l a s variacio-
n e s e n la provisión de a g u a y comida de u n a m a n e r a m á s eficiente
Resumiendo: la psicología cognitiva adquiere un grado mayor de
q u e otros s a n , a t r a v é s d e p e q u e ñ o s cultivos (que incluyen u n tipo de
rigor en cuanto se reconocen y se explotan sus relaciones naturales
m e l ó n q u e a c u m u l a a g u a e n el desierto) y d e la c r i a n z a de a l g u n a s
con un panorama científico más amplio. Los mecanismos cognitivos
c a b r a s . A diferencia de lo q u e ocurre e n t r e los Ikung, e n t r e los //gana
son adaptaciones que se produjeron a lo largo de la evolución a tra
se p e r m i t e u n grado considerable d e d e s i g u a l d a d económica, a c u m u -
vés del funcionamiento de la selección natural y que adquirieror
formas particulares para solucionar problemas adaptativos de larg<
l a n m á s , son m á s polígamos y, sin b i e n no c u e n t a n con u n a estruc-
t u r a de a u t o r i d a d definida, los h o m b r e s //gana ricos y d e alto e s t a t u s
duración. En realidad, los orígenes de la especificidad de dominio s(
r á p i d a m e n t e consideran q u e h a b l a n por los d e m á s y q u e son «jefes»,
pueden ubicar en el curso del proceso de evolución, cuando se selec
comportamiento q u e sería inconcebible e n t r e los !kimg. Insisto, si bien
cionan las ventajas de ciertos diseños funcionales para la resoluciór
de problemas adaptativos.
los !kung y los //gana son c u l t u r a l m e n t e s e m e j a n t e s e n m u c h o s as-
pectos, s u s r e g l a s respecto d e la a c t i t u d d e c o m p a r t i r y de la igual-
A pesar de que sus antecedentes institucionales lo niegan, la an
d a d económica son diferentes, y e s t a s diferencias r e f l e j a n la v a r i a n -
tropología y la psicología no pueden considerarse disciplinas verda
cia en la provisión de alimentos.
deramente independientes. El punto central de la teoría antropoló
E s m u y posible q u e estos fenómenos s e a n i n s t a n c i a s d e u n a cul-
gica es también el de la teoría psicológica: una descripción fiable de
t u r a evocada. M á s q u e el r e s u l t a d o de la t r a n s m i s i ó n c u l t u r a l (al
desarrollo de la arquitectura de la mente humana, que es un conjun
m e n o s en sentido tradicional) son r e s u l t a d o d e la evocación q u e el
to de adaptaciones cognitivas. Estos dispositivos para la resolución d«
c o n t e x t o p r o d u c e . Como a c u m u l a r c o m i d a y c o m p a r t i r l a son pro-
problemas, originados en la evolución, son el motor que une la men
b l e m a s a d a p t a t i v o s complejos q u e c u e n t a n con u n a l a r g a h i s t o r i a d e
te, la cultura y el mundo. Los desempeños dominio-específicos son e
evolución, r e s u l t a difícil p e n s a r q u e los s e r e s h u m a n o s no h a y a n
sello de estos mecanismos, un sello que nos puede llevar a una des
cripción completa de la mente humana.
d e s a r r o l l a d o m e c a n i s m o s psicológicos dominio-específicos m u y es-
t r u c t u r a d o s p a r a resolverlos. E s t o s m e c a n i s m o s deben s e r sensibles
a los i n p u t s i n f o r m a t i v o s del contexto, t a l e s como la información re-
l a t i v a a la v a r i a n c i a e n la provisión de a l i m e n t o s . E s t o s e s t í m u l o s Notas
p u e d e n a c t u a r como u n a «llave» que activa y desactiva diferentes mo-
d a l i d a d e s de m e c a n i s m o s de dominio específico. La e x p e r i e n c i a d e 1. En ciertas situaciones dos o más diseños alternativos se pueden mante
u n a g r a n v a r i a n c i a en el éxito p a r a o b t e n e r a l i m e n t o s activa r e g l a s ner en una misma población a través de un tipo de selección dependiente d
d e inferencia, claves d e evocación mnésicas, m e c a n i s m o s ateneiona- la frecuencia, como en el caso de la variación proteínica para retardar lo
contagios (Tooby, 1982). Sin embargo, la interacción de la selección nature
les y motivacionales q u e h a c e n posible y a t r a c t i v a la a c t i t u d de com-

16
166
con la recombinación sexual tiende a imponer una uniformidad de toda la es- Cashdan, E. 1980. Egaiitarianism among hunter-gatherers, American Anth-
pecie en nuestras complejas adaptaciones, explicándose de este modo la exis- ropologist, 82, pp. 116-120.
tencia de una naturaleza humana umversalmente compartida (Tooby y Cos- Cheney, D. L. y Seyfarth, R. 1990. How monkeys see the world, Chicago,
mides, 1990b). Los rasgos no funcionales pueden variar libremente, pero los University of Chicago Press.
programas de desarrollo que subyacen en nuestras complejas adaptaciones se Chomsky, N. 1957. Syntactic structures, La Haya, Mouton & Co. [Aspectos
atienen a ciertas restricciones para adquirir un carácter típico de la especie. de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Editorial Gedisa, 1999.]
2. En esta ecuación, C¡ y B¡ se refieren a los costos y beneficios para el in- —. 1959. Review of Skinner's «Verbal Behavior», Language, 35, 26-58.
dividuo i, medidos en términos de aumentos y disminuciones de la repro- —. 1975. Reflections on language, Nueva York, Random House.
ducción de i según el rasgo en cuestión. r¡j -coeficiente de relación entre los —. 1980. Rules and representations. Nueva York, Columbia University
individuos i y j - se refiere a la probabilidad de que i y j compartan el mis- Press. Cognitive Science, 14 (1990). Número especial acerca de las res-
mo rasgo en virtud de una descendencia común. tricciones estructurales para el desarrollo cognitivo.
Cook, E. W. Ill, Hodes, R. L. y Lang, P. J. 1986. Preparedness and phobia: Ef-
fects of stimulus content on human visceral conditioning, Journal of Ab-
Referencias bibliográficas normal Psychology, 95, pp. 195-207.
Cosmides, L. 1989. The logic of social exchange: Has natural selection sha-
Astington, J. W., Harris, P. L. y Olson, D. R. (comps.). 1988. Developing the- ped how humans reason? Studies with the Wason selection task, Cogni-
ories of mind. Nueva York, Cambridge University Press. tion, 31, pp. 187-276.
Atran, S. 1990. The cognitive foundations of natural history, Nueva York, Cosmides, L y Tooby, J. 1987. From evolution to behavior: Evolutionary psy-
Cambridge University Press. chology as the missing link, en J. Dupre (comp.), The latest on the best:
Avis, J. y Harris, P. L. 1991. Believe-desire reasoning among Baka children: Essays on evolution and optimality, Cambridge, MA, MIT Press.
Evidence for a universal conception of mind, Child Development, 62, pp, —. 1989. Evolutionary psychology and the generation of culture. Parte II. A
460-467. computational theory of social exchange, Ethology and Sociobiology, 10,
Barfeow, J., Cosmides, L. y Tooby, J. (comps.). 1992. The adapted mind: Evo- pp. 51-97.
lutionary psychology and the generation of culture, Nueva York, Oxford —. 1992. Cognitive adaptations for social exchange, en J. Barkow, L. Cos-
University Press. mides y J. Tooby (comps.), The adapted mind: Evolutionary psychology
Baron-Cohen, S., Leslie, A. y Frith, U. 1985. Does the autistic child have a and the generation of culture, Nueva York, Oxford University Press.
«theory of mind»?, Cognition, 21, pp. 37-46. Daly, M., Wilson, M. y Weghorst, S. J. 1982. Male sexual jealousy, Ethology
Berlin, B., Breedlove, D. y Raven, P. 1973. General principles of classifica- and Sociobiology, 3, pp. 11-27.
tion and nomenclature in folk biology, American Anthropologist, 75, pp. Darwin, C. 1859. On the origin of species, Londres, Murray. [El origen de las
214-242. especies. Madrid, Espasa-Calpe, 1998.]
Boyd, R. y Richerson, P. J. 1985. Culture and the evolutionary process., Chi- Dawkins, R. 1986. The selfish gene, Nueva York, Oxford University Press
cago, University of Chicago Press. [El gen egoísta: las bases biológicas de nuestra conducta. Barcelona, Sal-
Boyer, P. 1990. Tradition as truth and communication: Cognitive descrip- vat Editores, 1994.]
tion of traditional discourse, Nueva York, Cambridge University Press. —. 1982. The extended phenotype, San Franciso, W, H. Freeman.
Brown, A. 1990. Domain-specific principles affect learning and transfer in —. 1986. The blind watchmaker, Nueva York, Norton. [El relojero ciego. Bar
children, Cognitive Science, 14, pp. 107-133. celona, RBA Coleccionables, 1993.]
Buss, D. 1992. Mate preference mechanisms: consequences for partner Ekman, P. 1973. Cross-cultural studies of facial expression, en P. Ekmar
choice and intrasexual competition, en J. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby (comp.), Darwin and facial expression: A century of research in review.
(comps.), The adapted mind: Evolutionary psychology and the generation Nueva York, Academic Press.
of culture, Nueva York, Oxford University Press. —. 1984. Expression and the nature of emotion, en P. Ekman y K. Scherei
Carey, S. 1985. Constraints on semantic development, en J. Mehler y R. Fox (comps.), Approaches to emotion, Hillsdale, NJ, Erlbaum.
(comps.), Neonate cognition, Hillsdale, NJ, Erlbaum. Etcoff, N. 1983. Hemisferic differences in the perception of emotion in faces
Carey, S. y Gelman, R. (comps.). 1991. The epigenesis of mind, Hillsdale, NJ. Tesis de doctorado, Boston University.
Erlbaum, pp. 381-398. —. 1986.The neuropsychology of emotional expression, en G. Goldstein 3

168 16Í
velopmental change, en S. Carey y R. Gelman (comps.), The epigenesis i
R. E. Tarter (comps.), Advances in clinical neuropsychology, vol. 3, Nue-
mind, Hillsdale, NJ, Erlbaum.
va York, Plenum.
Keil, F. C. 1989. Concepts, kinds, and cognitive development, Cambridg
Fern aid, A. 1992. Human maternal vocalizations to infants as biologically
MA, MIT Press.
relevant signals: An evolutionary perspective, en J. Barkow, L. Cosmides
Leslie, A. M. 1987. Pretense and representation: The origins of «theory i
y J. Tooby (comps.) The adapted mind: Evolutionary psychology and the
mind», Psychological Review, 94, pp. 412-426.
generation of culture, Nueva York, Oxford University Press.
—. 1988. The necessity of illusion: Perception and thought in infancy, en 1
Flavell, J. H., Zhang, X. D., Zou, H. Dong, Q. y Qui, S. 1983. A comparison of
Eiskrants (comp.), Though without language, Oxford, Clarendon Pres
the appearance-reality distinction in the People's Republic of China and
pp. 185-210.
the United States, Cognitive Psychology, 15, pp. 459-466.
Leslie, A. M. y Keeble, S. 1987. Do six-month-old infants perceive caus;
Freyd, J. J. 1987. Dynamic mental representations, Psychological Review,
lity?, Cognition, 25, pp. 265-288.
94, pp. 427-438.
Leslie, A. M. y Thaiss, L. 1990. Domain specificity in conceptual develo]
Fridlund, A. J. 1991. Evolution and facial action in reflex, social motive and
ment: Evidence from autism, Trabajo presentado en la conferencia sobi
paralanguage, Biological Psychology, 32, pp. 3-100.
«Cultural knowledge and domain specificity», Ann Arbor, Michigan.
Gallistel, C. R. 1990. The organization of learning, Cambridge, MA, MIT
Lewontin, R. C. 1967. Spoken remark, en P. S. Moorhead y M. Kapla
Press. (comps.), Mathematical challenges to the Neo-Darwinian interpretatic
Gallistel, C. R., Brown, A. L., Carey, S. Gelman, R. y Keil, F. C. 1991. Lessons
of evolution. Wistar Institute Symposium Monograph, 5, p. 79.
from animal learning for the study of cognitive development, en S. Carey
—. 1978. «Adaptation», Scientific American, 239, pp. 156-169.
y R. Gelman (comps.), The epigenesis of mind, Hillsdale, NJ, Erlbaum.
Mann, J. 1992. Nurturance or negligence: Maternal psychology and beh;
Gardner, D., Harris, P. L., Ohmoto, H. y Hamazaki, T. 1988. Japanese chil-
vioral preference among preterm twins, en J. Barkow, L. Cosmides y
dren's understanding of the distinction between real and apparent emo-
Tooby (comps.), The adapted mind: Evolutionary psychology and the g
tion, International Journal of Behavioral Development, 11, pp. 203-218.
neration of culture, Nueva York, Oxford University Press.
Gelman, R. 1990a. Structural constraints of cognitive development: Introduc-
Markman, E. M. 1989. Categorization and naming in children: Problems <
tion to a special issue of Cognitive Science, Cognitive Science, 14, pp. 3-9.
induction, Cambridge, MA, MIT Press.
—. 1990b. First principles organize attention to and learning about rele-
Marr, D. 1982. Vision: A computational investigation into the human repr
vant data: Number and the animate-inanimate distinction as examples,
sentation and processing of visual information, San Francisco, Freemai
Cognitive Sciende, 14, pp. 79-106. [La visión. Madrid, Alianza Editorial, 1985.]
Gelman, S. y Markman, E. 1986. Categories and induction in young children,
Marr, D. y Nichihara, H. K. 1978. Visual information-processing: Artifici;
Cognition, 23, pp. 183-208.
intelligence and the sensorium of sight, Technological Review, octubr
—. 1987. Young children's inductions from natural kinds: The role of cate-
pp. 28-49.
gories and appearances, Child Development, 58, pp. 1532-1540.
Mineka, S. y Cook, M. 1988. Social learning and the acquisition of snake fei
Gigerenzer, G. y Hugh, K. 1992. Domain-specific reasoning: Social con-
in monkeys, en T. R. Zentall y B. G. Galef (comps.), Social learning: Ps-
tracts, cheating and perspective change, Cognition, 43, pp. 127-171.
chological and biological perspectives, Hillsdale, NJ, Erlbaum, pp. 51-7:
Hamilton, W. D. 1964. The genetical theory of social behavior, Journal of
Orians, G. H. y Heerwagen, J. H. 1992. Evolved responses to landscapes, e
Theoretical Billogy, 7, pp. 1-52.
J. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby (comps.), The adapted mind: EvolutU
Hirschfeld, L. 1989. Rethinking the acquisition of kinship terms, Interna-
nary psychology and the generation of culture, Nueva York, Oxford Un
tional Journal of Behavioral Development, 12, pp. 541-568.
versity Press.
Jackendoff, R. 1992. Languages of the mind, Cambridge, MA, MIT Press.
Perner, J. 1991. Understanding the representational mind, Cambridge, Mi
Kaplan, H. y Hill, K. 1985. Food sharing Ache foragers: Tests of explanatory
MIT Press. [Comprender la mente representacional. Barcelona, Edicii
hypothesis, Current Anthropology, 26, pp. 223-239.
nes Paidós Ibérica, 1994.]
Kaplan, S. 1992. Environmental preference in a knowledge seeking, know-
Pinker, S. 1979. Formal model of language learning, Cognition, 7, pp. 217-28:
ledge-using organism, en J. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby (comps.), The
—. 1982. A theory of the acquisition of lexical interpretive grammars, en
adapted mind: Evolutionary psychology and the generation of culture,
Bresnan (comp.), The mental representation of grammatical relation
Nueva York, Oxford University Press.
Cambridge, MA, MIT Press.
Karmiloff-Smith, A. 1991. Beyond modularity: Innate constraints and de-

17
170
—. 1984. Language learnability and language development, Cambridge, Spelke, E. S. 1988. The origins of physical knowledge, en L. Weiskranti
MA, MIT Press. (comp.), Thought without language, Oxford, Clarendon Press, pp. 168-184
—. 1989. Learnability and cognition: The acquisition of argument structure. —. 1990. Principles of object perception, Cognitive Science, 14, pp. 29-56.
Cambridge, MA, MIT Press. —. 1991. Physical knowledge in infancy: Reflections on Piaget's theory, er
—. 1991. Rules of language. Science, 253, pp. 530-535. S. Carey y R. Gelman (comps.), The epigenesis of mind, Hillsdale, NJ, Erl-
Pinker, S. y Bloom, P. 1990. Natural language and natural selection. Beha- baum, pp. 133-169.
vioral and Brain Sciences, 13, pp. 707-784. Sperber, D. 1985. Anthropology and psychology: Towards and epidemiology
Pinker, S. y Prince, A. 1988. On languaje and connectionism: Analysis of a of representations, Man, (N.S.), 20, pp. 73-89.
parallel distributed processing model of language acquisition. Cognition, —. 1990. The epidemiology of beliefs, en C. Fraser y G. Gaskell (comps.), The
28, pp. 73-193. social psychological study of widespread beliefs, Oxford, Clarendon Press
Poggio, T., Torre, V. y Koch, C. 1985. Computational vision and regulariza- Staddon, J. E. R. 1988. Learning as inference, en R. C. Bolles y M. D. Bee
tion theory, Nature, 317, pp. 314-319. cher (comps.), Evolution and learning, Hillsdale, NJ, Erlbaum.
Premack, D. 1990. The infant's theory of self-propelled objects, Cognition, Symons, D. 1979. The evolution of human sexuality, Nueva York, Oxforc
36, pp. 1-16. University Press.
Profet, M. 1992. Pregnancy sickness as adaptation; A deterrent to maternal —. 1992. On the use and misuse of Darwinism in the study of human be-
ingestion of teratogens, en J. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby (comps.), havior, en J. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby (comps.), The adapted mind,
The adapted mind: Evolutionary psychology and the generation of cultu- Evolutionary psychology and the generation of culture, Nueva York, Ox-
re, Nueva York, Oxford University Press. ford University Press.
Ramachadran, V. S. 1990. Visual perception in people and machines, en A. Tooby, J. y Cosmides, L. 1989. Evolutionary psychology and the generatior
Blake y T. Troscianko (comps.), Al an the eye, Nueva York, Wiley. of culture, Parte I, Theoretical considerations, Ethology and Socio bio-
Rozin, P. 1976. The evolution of intelligence and access to the cognitive un- logy, 10, pp. 29-49.
conscious, en J. M. Sprague, y A. N. Epstein (comps.), Progress in psycho- —. 1990a. The past explains the present: Emotional adaptations and th€
logy and physiobiological psychology, Nueva York, Academic Press. structure of ancestral environments, Ethology and Sociobiology, 11, pp
Rozin, P. y Kalat, J. W. 1971. Specific hungers and poison avoidance as adap- 375-424.
tive specializations of learning, Psychological Review, 78, pp. 459-486. —. 1990b. On the universality of human nature and the uniqueness of thi
Shepard, R. N. 1981. Psychophysical complementarity, en M. Kubovy y J. R. individual: The role of genetics and adaptation, Journal of Personality
Pomerantz (comps.), Perceptual organization, Hillsdale, NJ, Erlbaum. 58, pp. 17-67.
—. 1984. Ecological constraints on internal representations: Resonant ki- —. 1992. The psychological foundations of culture, en J. Barkow, L. Cosmi
nematics of perceiving, imagining, thinking and dreaming, Psychological des y J. Tooby (comps.), The adapted mind: Evolutionary psychology anc
Review, 91, pp. 417-447. the generation of culture, Nueva York, Oxford University Press.
—. 1987a. Evolution of a mesh between principles of the mind and regula- Wellman, H. M. 1990. The child's theory of mind, Cambridge, MA, MIT Press
rities of the world, en J. Dupre (comp.), The latest on the best: Essays on [Desarrollo de la teoría del pensamiento en los niños. Bilbao, Editoria
evolution and optimality, Cambridge, MA, MIT Press. Desclée de Brouwer, 1995.]
—. 1987b. «Towards a universal law of generalization for psychological Wexler, K y Culicover, P. 1980. Formal principies of language acquisition
science», Science, 237, pp. 1317-1323. Cambridge, MA, MIT Press.
—. 1992. The perceptual organization of colors: An adaptation to regularities Williams, G. C. 1966. Adaptation and natural selection, Princeton, Prince
of the terrestrial world?, en J. Barkow, L. Cosmides y J. Tooby (comps.), ton University Press.
The adapted mind: Evolutionary psychology and the generation of cultu- Wimmer, H. y Perner, J. 1983. Beliefs about beliefs: Representation and cons
re, Nueva York, Oxford University Press. training function of wrong beliefs in young children's understanding o
Shepher, J. 1983. Incest:A biosocial approach, Nueva York, Academic Press. deception, Cognition, 13, pp. 103-128.
Sherry, D. F. y Schacter, D. L. 1987. The evolution of multiple memory sys- Wolf, A. P. y Huang, C. 1980. Marriage and adoption in China 1845-1945
tems, Psychological Review, 94, pp. 439-454. Stanford, Stanford University Press.
Shiffrar, M. y Freyd, J. J. 1990. Apparent motion of the human body, Psy-
chological Science, 1, pp. 257-264.

172 17í

You might also like