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INSTITUTO DE LA JUDICATURA DE BOLIVIA

PROGRAMA DE CAPACITACIÓN Y ACTUALIZACIÓN PERMANENTE

EL PROCEDIMIENTO ABREVIADO EN EL NUEVO CODIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL BOLIVIANO

Regularmente los códigos adjetivos establecen un modelo de procedimiento común u ordinario que se aplica a la
mayoría de los casos. Sin embargo, este modelo no siempre se aplica debido a la existencia de casos particulares que
ameritan una respuesta diferenciadora del proceso penal determinada por decisiones político criminales que transforman
o condicionan la persecución penal o todo el proceso.

Entonces, una forma de abreviar el proceso penal se verifica en aquellos casos en los que la admisión de los hechos por
parte del imputado torna innecesaria la realización del debate en un juicio contradictorio.

La idea de simplificación del proceso está vinculada a determinados procedimientos especiales como es el caso, por
ejemplo, del procedimiento abreviado mediante el cual se pretende descongestionar el sistema de administración de
justicia penal.

1. Naturaleza del procedimiento abreviado boliviano

El procedimiento abreviado boliviano se caracteriza por la introducción de la figura del "acuerdo" como base para su
procedencia. El acuerdo implica una negociación previa entre el fiscal y el imputado asesorado por su abogado
defensor respecto de la pretensión penal perseguida por el Ministerio Público (condena del imputado, previa su admisión
del hecho) y la consiguiente imposición de la pena más benigna (de la que pretende beneficiarse el imputado). En tal
virtud, el acuerdo es un acto procesal bilateral y no unilateral, puesto que depende de la transacción que sobre el
quantum de la pena decidan, en última instancia, los sujetos procesales legitimados para ello.

2. Limitaciones a la aplicación del procedimiento abreviado

William Herrera Añez, al analizar el procedimiento abreviado en su libro "Derecho Procesal Penal" afirma lo siguiente: "Aún
cuando no existe ninguna explicación o justificación de parte del legislador boliviano, el proceso penal abreviado, además
de la simplificación del procedimiento, se limita a introducir la figura de la conformidad del imputado y de su defensor.
Como no especifica en qué casos o delitos, se entiende (hasta que la doctrina vinculante de la Corte Suprema de Justicia
disponga lo contrario) que se debe adoptar para todos los delitos, si se cumplen los presupuestos legales, al mejor estilo
norteamericano".

Para el trámite del procedimiento abreviado, el numeral 2) del Art. 374 del CPP prevé que el imputado renuncie
voluntariamente al juicio oral ordinario. De ello se infiere que el procedimiento abreviado sólo puede ser procedente para
los delitos de acción pública que tienen señaladas penas privativas de libertad y que sean de eventual competencia de los
Jueces y Tribunales de Sentencia, al tenor de lo dispuesto en los Arts. 52 y 53 del CPP, porque únicamente los delitos de
acción pública cuya pena sobrepasa los cuatro años o es igual o inferior a los cuatro años, podrían ser objeto del
correspondiente juicio oral ordinario.

Sin embargo, la interpretación que hace William Herrera Añez en sentido de que el procedimiento abreviado puede ser
adoptado para "todos los delitos" si se cumplen los presupuestos legales, no es la más apropiada.

En efecto, si se tiene en cuenta que -según la parte in fine del Art. 374 del CPP- una vez aceptado el procedimiento
abreviado, en sentencia, el juez instructor no podrá imponer una pena superior a la requerida por el fiscal, y si también se
toma en cuenta que el "acuerdo" suscitado entre los sujetos procesales legitimados tiene por objeto final la negociación de
la pena a ser impuesta al imputado, se arriba a la conclusión de que -a diferencia de lo que sostiene William Herrera Añez -
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el procedimiento abreviado no puede ser aplicado a "todos" los delitos, sino sólo a aquellos hechos típicos que sean
susceptibles de ingresar a juicio oral y ordinario, y que tienen señaladas, además, penas indeterminadas; es decir, aquellos
delitos que tienen previstas escalas sancionatorias oscilantes entre un mínimo y un máximo legal. Sólo sobre la base de un
delito de acción pública que tiene prevista una pena privativa de libertad indeterminada podrían, el fiscal y el imputado
asesorado por su abogado defensor, llegar a un acuerdo negociado; por lo que serían innegociables, por ejemplo, hechos
típicos que tengan penas determinadas o fijas.

En consecuencia, el procedimiento abreviado boliviano no sería admisible para los siguientes delitos:

a) Los delitos de acción privada; porque éstos, si bien pueden ser objeto de un juicio oral; sin embargo, no están
sometidos a un procedimiento ordinario, sino a uno especial previsto por el Art. 375 y sgtes. del CPP.
b) Los delitos que tienen señaladas penas determinadas; como ser, por ejemplo, el asesinato, el parricidio, la
traición a la patria y otros. Estos delitos tienen penas fijas y determinadas, por lo que el quantum de la pena a
imponerse es prácticamente innegociable, siendo virtualmente imposible que el juez instructor pueda imponer una
sanción menor a la requerida por el fiscal y sería, por lo demás, impensable que pudiese excederse en dicha
sanción, habida cuenta de que el Art. 17 de la Constitución Política del Estado garantiza que la máxima pena
privativa de libertad en Bolivia es la de treinta años de presidio sin derecho a indulto.

3. El principio de congruencia entre la acusación y la sentencia en el procedimiento abreviado

En lo que respecta al principio de congruencia en la legislación procesal penal boliviana, el Art. 362 del CPP. prevé de
manera expresa que el imputado no podrá ser condenado por un hecho distinto al atribuido en la acusación o su
ampliación. Este artículo, aunque lacónico en su formulación, da la única pauta para afirmar que el principio de congruencia
así establecido se adscribe a la posición doctrinal de que el juez o tribunal de sentencia puede ampararse en el principio
iura novit curia a tiempo de pronunciar la correspondiente sentencia, ya que lo único inamovible, inmodificable e
imperturbable es el hecho histórico y fáctico que constituye el objeto del proceso en el sistema procesal penal boliviano;
por lo que el juez o tribunal de sentencia estaría en libertad de efectuar la calificación jurídica que creyere la más adecuada
para encuadrar el hecho juzgado al tipo penal, incluso imponiendo una pena superior a la solicitada por el Ministerio
Público. Esto significa que si, por ejemplo, el Ministerio Público acusa por el delito de homicidio, pidiendo
consiguientemente la imposición de una pena indeterminada; después del debate en juicio oral y de la deliberación, el
tribunal de sentencia puede hacer uso del principio iura novit curia decidiendo que la calificación jurídica más adecuada del
hecho juzgado es la de asesinato, en lugar de la de homicidio y, en consecuencia, deberá imponer la pena determinada o
fija de 30 años de presidio sin derecho a indulto.

A esta conclusión se puede llegar si se analiza el tercer párrafo del Art. 374 del CPP cuando dice que: "Aceptado el
procedimiento la sentencia se fundará en el hecho admitido por el imputado, pero la condena no podrá superar la pena
requerida por el fiscal". Aquí puede haber lugar a interpretar que única y exclusivamente en el procedimiento abreviado,
el órgano jurisdiccional no puede imponer una sanción superior a la solicitada por el Ministerio Público. En cambio, en el
procedimiento ordinario sí podría el Juez o Tribunal de Sentencia imponer una pena que exceda a la pretensión penal del
Ministerio Público porque, además, en el contenido de la acusación (Art. 341 del CPP) no es necesario consignar el
quantum de la pena a ser solicitada por el fiscal.

Si se toma en cuenta que el procedimiento abreviado es una modalidad derivada del principio de oportunidad reglado,
entonces es admisible que el Ministerio Público, en su calidad de titular de la acción penal pública, pueda negociar con la
parte imputada y su abogado defensor uno de los elementos integrantes de su pretensión punitiva: el quantum de la pena.
Si esto es así, en el caso específico del procedimiento abreviado, se puede decir que el objeto de este proceso especial es
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el conjunto de elementos que integran la pretensión punitiva del Ministerio Público, traducidos en el binomio: hecho y pena.

3. La insuficiencia de la simple "solicitud" para la aplicación del procedimiento abreviado

Nada se opone para que el principio de congruencia entre acusación y sentencia no sólo sea válido para el procedimiento
ordinario o común, sino también para el procedimiento abreviado. Es decir, tanto en el procedimiento común como en el
abreviado se debe partir de la premisa de que no hay sentencia sin previa acusación. En tal virtud, la redacción del primer
párrafo del Art. 373 del CPP merece particular observación, ya que no es correcto concebir que sólo a través de una simple
"solicitud" se pueda viabilizar el procedimiento abreviado, sino que el fiscal previamente deberá acusar y, en el mismo
pliego acusatorio, pedir la aplicación del procedimiento abreviado.

En efecto, dos son los momentos procesales en que el fiscal puede promover la sustanciación del procedimiento
abreviado:
a. Al vencimiento de la investigación preliminar (Art. 300 del CPP), cuando el representante del Ministerio
Público analiza el contenido de las actuaciones policiales (Art. 301 num. 4 del CPP).
b. A la conclusión de la etapa preparatoria, cuando el fiscal concluye la investigación y emite su requerimiento
conclusivo (Art. 323 num. 2, concordante con el Art. 373 del CPP).

De la interpretación gramatical de los Arts. 301, 323 y 373 del CPP, aparentemente, se llegarían a inferir que la
sustanciación o aplicación del procedimiento abreviado se promueve a simple solicitud o requerimiento del Ministerio
Público. Sin embargo, la sentencia en el procedimiento abreviado no puede pronunciarse en base a una mera "solicitud"
del fiscal. Técnicamente hablando, no puede existir sentencia sin previa acusación, ya que ésta se constituye en
presupuesto de aquella. En efecto, el Art. 362 del CPP inserta el principio de correlación o congruencia, preveyendo que el
imputado no puede ser condenado por un hecho distinto al atribuído en la acusación o su ampliación. Tratándose de un
principio general del proceso penal que rige para el procedimiento común, tiene también vigencia en el procedimiento
abreviado. En consecuencia, cuando el fiscal solicita al juez instructor la aplicación del procedimiento abreviado,
necesariamente tendrá que hacerlo sobre la base de una acusación interpuesta con las formalidades previstas por el 341
del CPP, con el aditamento importante de que dicha acusación deberá necesariamente contener una pena concreta que se
solicita sea impuesta al imputado en el procedimiento abreviado.

4. La admisión del procedimiento abreviado por el Juez Instructor como presupuesto para la necesaria condena
del imputado

Otro aspecto más complicado surge de la siguiente interrogante: ¿podría el juez instructor pronunciar sentencia absolutoria
en el procedimiento abreviado?. Nuestro Código de Procedimiento Penal no prevé expresamente la posibilidad de que en
este procedimiento especial pueda ser factible la absolución del imputado. En efecto, el Art. 374 del CPP expresa que
"...Aceptado el procedimiento la sentencia se fundará en el hecho admitido por el imputado pero la condena no podrá
superar la pena requerida por el fiscal..."; lo que significa que una vez admitido el procedimiento abreviado por el juez
instructor no tiene otra alternativa que pronunciar sentencia condenatoria.

Además, el tercer párrafo del Art. 373 del Código de Procedimiento Penal determina concretamente que si el procedimiento
común permite un mejor conocimiento de los hechos, el juez podrá negar la aplicación del procedimiento abreviado.

En consecuencia, el juez instructor debería negar la aplicación del procedimiento abreviado en los siguientes casos:

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a. Cuando el hecho acusado no esté tipificado como delito.


b. Cuando no existan pruebas que demuestren el hecho o la participación del imputado en él.
c. Cuando los elementos probatorios hayan sido obtenidos por medios ilícitos.
d. Cuando concurran causas eximentes de la responsabilidad penal o excusas absolutorias.
e. Cuando exista evidencia de que el imputado ha reconocido su culpabilidad no de forma libre ni voluntaria.
f. Cuando exista la probabilidad de que, en juicio oral, público y contradictorio, se pueda definir la absolución del
imputado.

La concurrencia de alguna de estas eventualidades debería alertar al juez instructor para rechazar la aplicación del
procedimiento abreviado. Admitir la aplicación del procedimiento abreviado para, finalmente, absolver de pena y culpa al
imputado, importaría contravenir la letra y el espíritu del tercer párrafo del Art. 374 del CPP que dice: "Aceptado el
procedimiento la sentencia se fundará en el hecho admitido por el imputado pero la condena no podrá superar la pena
requerida por el fiscal". Es decir, el único resultado posible de la aplicación del procedimiento abreviado es la condena del
imputado, sólo así se justificaría la subyacente lógica utilitaria y pragmática de este instituto jurídico procesal penal.

5. La asistencia técnica legal del imputado en el procedimiento abreviado

A diferencia de lo que ocurre en el derecho anglosajón, en Bolivia, el derecho constitucional a la asistencia legal técnica,
como vimos, es irrenunciable.

En tal virtud, para la viabilidad del procedimiento abreviado, resulta imprescindible el asesoramiento técnico del abogado
defensor del imputado en el acuerdo que se suscita con el fiscal. No puede ni debe haber acuerdo sólo entre el imputado y
el fiscal, sin la concurrencia activa del abogado de la defensa, ya que importaría el quebrantamiento de la garantía
constitucional de la asistencia técnica legal que es irrenunciable.

En lo que respecta al procedimiento abreviado, el Art. 373 del CPP dice que para que sea procedente deberá contar con el
acuerdo del imputado y su defensor, el que deberá estar fundado en la admisión del hecho y su participación en él. Aquí
la norma es expresa, no hay posibilidad alguna para que el acuerdo se efectúe al margen de la participación del abogado
defensor, ni se verifique en ausencia o a espaldas del imputado.

En consecuencia, en las conversaciones para arribar a un acuerdo que pueda viabilizar el procedimiento abreviado,
deberán participar necesariamente, por una parte, el Ministerio Público y, por otra, el imputado con su abogado defensor.
La constancia de estas conversaciones que tienen por finalidad la materialización del procedimiento abreviado deberá
constar en el respectivo cuaderno de investigación, en la forma prevista por el Art. 280 del CPP. Sólo de esta manera, el
juez instructor que resolverá la solicitud de aplicación del procedimiento abreviado, tendrá certeza de que en las
conversaciones previas dirigidas al procedimiento abreviado sí participaron activamente el fiscal, el imputado y su abogado
defensor. Esta constancia, que puede materializarse en acta escrita y ser incorporada al cuaderno de investigación, tendría
la virtud de impedir conductas antiéticas del fiscal y del abogado defensor quienes, en la práctica real, tienden a entablar
conversaciones, e incluso establecer acuerdos preliminares o definitivos, para arribar al procedimiento abreviado con total
prescindencia de la participación y anuencia del imputado.

La previsión del Art. 373 del CPP en sentido de que para la procedencia del procedimiento abreviado se contará no sólo
con el acuerdo del imputado, sino también con el de su abogado defensor, tiene dos fundamentos:
1. La preservación del derecho a la defensa material que le asiste a todo imputado, desde el primer acto del
proceso hasta su finalización.

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2. La confirmación de que el derecho de defensa técnica es irrenunciable, bajo la premisa de que, por lo general,
el imputado no es perito en materia de derecho penal sustantivo, ni tiene versación en materia procesal.

La asistencia técnica legal del imputado en el procedimiento abreviado es tan determinante que su inobservancia, omisión
o burla puede conllevar el estigma de la actividad procesal defectuosa. En efecto, según prevé el numeral 2) del Art. 169
del Código de Procedimiento Penal, no son susceptibles de convalidación -por existir defecto absoluto- los defectos
concernientes a la intervención, asistencia, y representación del imputado, en los casos y formas que el Código establece.
Esto significa que incurrir en el mencionado defecto absoluto puede dar lugar a la interposición de la apelación restringida
prevista por el Art. 407 del Código de Procedimiento Penal.

6. La víctima en el proceso penal

Albin Eser, haciendo un análisis del derecho procesal penal alemán, dice que a diferencia del imputado que en cierto modo
constituye la figura central del procedimiento penal, ya que todo gira en torno a su culpabilidad o inculpabilidad, el ofendido
es, en el fondo, solamente una figura marginal; y que, en contraste con el procedimiento civil, donde el ofendido juega un
papel decisivo como "demandante", en el procedimiento penal él ha sido en gran parte desplazado por el ministerio público,
actuando, por regla general, sólo como testigo del hecho. Eser sostiene que a diferencia de los ordenamientos procesales
penales de muchos países latinos, donde aún existe siempre una acción civil, el derecho alemán se caracteriza por la
rigurosa separación entre la realización de la pretensión punitiva estatal, por un lado, y la eventual acción resarcitoria del
ofendido, por el otro.

En el caso boliviano, en el Código de Procedimiento Penal abrogado de 1973, la víctima no intervenía de modo directo en
el proceso, sino que previamente debía constituirse en querellante o parte civil. Ello implicaba que si no intervenía en el
proceso, prácticamente era ignorada y no tenía derecho a ser escuchada ni informada. Sin embargo, con la vigencia plena
del Nuevo Código de Procedimiento Penal, se ha revalorizado la centralidad de la víctima en el proceso penal, ya que ella
tiene ahora derecho a ser informada sobre el desarrollo del proceso por las autoridades competentes aunque no se haya
querellado y tiene también el derecho a ser escuchada antes de cada decisión y a impugnarla si corresponde. Asimismo,
tiene derecho a la reparación del daño así no haya participado en el proceso.

6.1. El concepto jurídico penal de la víctima en la Declaración de las Naciones Unidas

La resolución No. 40/34 de las Naciones Unidas de 29 de noviembre de 1985 aprobó la Declaración sobre los principios
fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y de abuso del poder. Esta Declaración hace una distinción entre las
víctimas de delitos y las víctimas del abuso de poder.

La referida Declaración entiende por víctimas de delitos, las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido
daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus
derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente en los
Estados miembros. En la expresión "víctima" se incluye, además, a los familiares o personas a cargo que tengan relación
inmediata con la víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o
para prevenir la victimización.

La Declaración entiende por víctimas del abuso de poder, las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido
daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus
derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que no lleguen a constituir violaciones del derecho
penal nacional, pero violen normas internacionalmente reconocidas relativas a los derechos humanos.
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En cuanto se refiere a los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder, la
Declaración de las Naciones Unidas de 1985 contempla esos principios en cuatro áreas: Acceso a la justicia y trato justo;
resarcimiento; indemnización y asistencia, cuyos postulados resumidamente son los que a continuación se detallan:

1. Acceso a la Justicia y trato justo.


ƒ Derecho al acceso a los mecanismos de la justicia y a una pronta reparación del daño sufrido.
ƒ Facilitar la adecuación de los procedimientos judiciales y administrativos a las necesidades de las víctimas.
ƒ Prestar asistencia adecuada durante todo el proceso judicial
ƒ Emplear mecanismos alternativos como mediación, conciliación, justicia consuetudinaria para reparar rápidamente
a la víctima.
2. Resarcimiento.
ƒ Comprenderá la devolución de los bienes o el pago por los daños o pérdidas sufridos, el reembolso de los gastos
realizados como consecuencia de la victimización, la prestación de servicios y la restitución de derechos.
ƒ En los casos en que se causen daños considerables al medio ambiente, el resarcimiento que se exija
comprenderá, en la medida de lo posible, la rehabilitación del medio ambiente, la reconstrucción de la
infraestructura, la reposición de las instalaciones comunitarias y el reembolso de los gastos de reubicación cuando
esos daños causen la disgregación de una comunidad.
ƒ Cuando funcionarios públicos u otros agentes que actúen a título oficial o cuasi oficial hayan violado la legislación
penal nacional, las víctimas serán resarcidas por el Estado cuyos funcionarios o agentes hayan sido responsables
de los daños causados.
3. Indemnización.
ƒ Cuando no sea suficiente la indemnización procedente del delincuente o de otras fuentes, los Estados procurarán
indemnizar financieramente a las víctimas.
ƒ Se fomentará el establecimiento, el reforzamiento y la ampliación de fondos nacionales para indemnizar a las
víctimas.
4. Asistencia.
ƒ Las víctimas recibirán la asistencia material, médica, sicológica y social que sea necesaria, por conducto de los
medios gubernamentales, voluntarios, comunitarios y autóctonos.
ƒ Se proporcionará personal de policía, de justicia, de salud, de servicios sociales y demás personal interesado que
lo haga receptivo a las necesidades de las víctimas y que garanticen una ayuda apropiada y rápida.

6.2. Los derechos de la víctima en el proceso penal

Queda establecido que la víctima de un delito goza de protección constitucional. El parágrafo II del Art. 6 de la Constitución
Política del Estado señala que la dignidad y la libertad de la persona son inviolables; por lo que respetarlas y protegerlas es
deber primordial del Estado. Como la dignidad y la libertad son cualidades propias de la naturaleza humana, la acción
delictiva provoca la reacción punitiva del Estado para restablecer el orden jurídico alterado.

El Art. 11 del CPP garantiza que la víctima podrá intervenir en el proceso penal conforme a lo establecido en el referido
Código; por lo que tiene derecho a ser escuchada antes de cada decisión que implique la extinción o suspensión de la
acción penal y, en su caso, a impugnarla.

Esta disposición legal contiene los siguientes lineamientos básicos que permiten confirmar la revalorización del papel de la
víctima en el actual proceso penal:

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1. Derecho a intervenir en el proceso penal. Este derecho se ejerce por la víctima como sujeto procesal legitimado para
hacerlo, en calidad de persona natural o jurídica, según las modalidades previstas por el Art. 76 del CPP.

2. Derecho a ser informada sobre sus derechos y sobre los resultados del proceso. En efecto, el Art. 77 del CPP
establece que aún cuando la víctima no hubiera intervenido en el proceso, deberá ser informada por la autoridad
responsable de la persecución penal sobre sus derechos y por el juez o tribunal sobre los resultados del proceso, bajo
responsabilidad que corresponda en caso de incumplimiento.

3. Derecho a ser escuchada antes de que se adopten decisiones jurisdiccionales que beneficien al imputado. La
víctima no sólo deberá ser escuchada a los efectos de la aplicación de un criterio de oportunidad reglado o de una salida
alternativa al proceso penal, sino que conforme prevé el Art. 374 del CPP, el juez instructor antes de aceptar o negar la
aplicación del procedimiento abreviado escuchará, en audiencia oral, a los sujetos procesales, incluida la víctima.

4. Derecho a impugnar la decisión jurisdiccional. El Art. 11 del CPP indica que las partes tendrán igualdad de
oportunidades para ejercer durante el proceso las facultades y derechos que les asisten. Al respecto, el Art. 394 del CPP
prevé que el derecho de recurrir corresponde a quien le sea expresamente permitido por ley, incluida la víctima aunque no
se hubiere constituido como querellante.

6.3. Facultades de la víctima en el procedimiento abreviado

El Art. 373 del CPP faculta a la víctima a suscitar oposición fundada ante la solicitud planteada por el Fiscal para la
aplicación del procedimiento abreviado. En efecto, de conformidad al Art. 374 del CPP en audiencia oral el juez instructor
escuchará al fiscal, al imputado y a la víctima o al querellante a los efectos de aceptar o rechazar el procedimiento
abreviado requerido por el ministerio público.

Lo que llama la atención es que en ninguna de las dos disposiciones pertinentes a la procedencia, trámite y resolución del
procedimiento abreviado, el legislador haya contemplado la posibilidad de que la víctima pueda impugnar la decisión del
juez instructor en caso de admitir el procedimiento abreviado. Esta omisión puede dar lugar a interpretar que la decisión del
juez instructor de aceptar o rechazar la aplicación del procedimiento abreviado es una decisión irrevisable, lo cual haría del
juez instructor una autoridad omnímoda, ya que sus actos no podrían ser revisados por ningún órgano jurisdiccional
jerárquicamente superior.

7. EL DERECHO A IMPUGNAR LA SENTENCIA EN EL PROCEDIMIENTO ABREVIADO

Es norma general para los recursos -Art. 394 del CPP- que las resoluciones judiciales serán recurribles en los casos
expresamente establecidos por el Código adjetivo. En lo concerniente al procedimiento especial denominado abreviado,
no se prevé expresamente la posibilidad de que contra la sentencia pronunciada por el juez instructor pueda proceder el
recurso de apelación restringida. Esta omisión puede dar lugar a entender erróneamente -bajo una interpretación sesgada
del Art. 394 del CPP- que al no haberse previsto para el procedimiento abreviado la procedencia del recurso de apelación
restringida, la sentencia condenatoria pronunciada por el juez instructor queda ejecutoriada y adquiere la calidad de cosa
juzgada.

El procedimiento abreviado boliviano está regulado por los arts. 373 y 374 del CPP y en ninguna de estas dos únicas
disposiciones legales de carácter adjetivo se ha contemplado expresamente la procedencia de un medio de impugnación
que pueda interponerse contra la sentencia pronunciada por el juez instructor en dicho procedimiento especial. Lo único
que el art. 374 del CPP prevé es que, aceptado el procedimiento abreviado por el juez instructor, la sentencia se fundará
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en el hecho admitido por el imputado pero la condena no podrá superar la pena requerida por el fiscal. Aquí se puede
vislumbrar que a diferencia de lo que sucede en el procedimiento común, en lo que atañe al procedimiento abreviado se
añade al hecho histórico, como objeto del proceso, un otro elemento que tiene eficacia delimitadora e integradora de la
pretensión punitiva del Ministerio Público: la pena. En efecto, vimos que en el procedimiento ordinario no es necesario que
el fiscal, a tiempo de formular su acusación, especifique el quantum de la pena a imponerse al imputado; por lo que el Juez
o Tribunal de Sentencia, en mérito al principio de congruencia y al de iura novit curia, quedaba en libertad de efectuar la
calificación del hecho en sentencia, en discordancia con la calificación inserta en la acusación del Ministerio Público
(aunque dentro el ámbito homogéneo de los tipos penales integrados por un mismo bien jurídico lesionado), así como
estaba en libertad de imponer una pena aún más grave que la solicitada por el fiscal.

En cambio, en el procedimiento abreviado sí es condición sine qua non que la acusación del fiscal -inmersa en su
requerimiento conclusivo- contemple no sólo el hecho histórico como objeto del proceso, sino también el quantum de la
pena que debe imponerse al imputado. En tal virtud, el objeto del procedimiento penal abreviado estaría integrado por el
binomio: hecho histórico y quantum de la pena. Lo peculiar del procedimiento abreviado es que, negociadamente, el
imputado admitirá la comisión del hecho o su participación en él, a cambio de que el fiscal requiera al juez instructor la
imposición de una pena más benigna. Como el quantum de la pena es, en el procedimiento abreviado, el elemento decisivo
para sellar el acuerdo entre el fiscal y el imputado asesorado por su abogado defensor, el juez instructor no debe imponer
una pena que exceda el límite acordado.

En consecuencia, la parte dispositiva de la sentencia condenatoria pronunciada en el procedimiento abreviado, deberá


guardar congruencia con la acusación del fiscal expuesta en su requerimiento conclusivo; es decir, el juez instructor no
deberá condenar al imputado por un hecho distinto al atribuido en la acusación y tampoco deberá imponerle una pena
mayor a la requerida por el fiscal. No obstante el principio de congruencia que debe regir entre sentencia y acusación, en
la práctica judicial podrían darse las siguientes situaciones anómalas en la aplicación del procedimiento abreviado:
a. El juez instructor condene al imputado por un hecho distinto al atribuido en la acusación fiscal.
b. El juez instructor condene al imputado por el mismo hecho acusado, pero le imponga una pena más grave que
la solicitada por el fiscal.
c. El juez instructor condene al imputado por el mismo hecho acusado, pero le imponga una pena más leve que la
requerida por el Ministerio Público.
d. El juez instructor, en aplicación del iura novit curia, modifique la calificación a un tipo penal más benigno que el
acusado por el fiscal e imponga al imputado una pena más leve que la solicitada.
e. El juez instructor absuelva al imputado.

Ante estas hipotéticas anomalías que pueden revelar una notoria incongruencia entre los términos de la acusación y el
contenido de la parte dispositiva de la sentencia no es posible asumir -como lo hace William Herrera Añez - la inexistencia
de un remedio procesal que la componga. Como no corresponde que se conciba a la "conformidad" como esencia del
procedimiento abreviado boliviano, entonces no puede afirmarse que la sentencia pronunciada en un procedimiento
abreviado adquiere la calidad de cosa juzgada, contra la que no procede interponer medio impugnatorio alguno.

Si en aplicación del procedimiento abreviado, el juez instructor condena al imputado por otro hecho distinto al de la
acusación, atentaría a la esencia central del procedimiento abreviado: el acuerdo negociado entre el fiscal y el imputado.
En consecuencia, contra tal incongruencia entre la sentencia y la acusación debiera corresponder ya sea al fiscal o al
imputado -o a ambos a la vez- interponer el recurso de apelación restringida por el defecto de la sentencia previsto en el
numeral 11) del Art. 370 del CPP que hace referencia a la inobservancia de las reglas relativas a la congruencia entre la
sentencia y la acusación. Por ejemplo, si el fiscal ha acusado a determinado imputado por la muerte de una persona, en
sentencia el juez instructor debe pronunciarse exclusivamente sobre este hecho y no debiera -de oficio- condenarlo
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también por la sustracción violenta de ciertos bienes muebles (aunque en la realidad fáctica se hubiere producido también
este hecho), ya que sobre la comisión de este nuevo hecho, el imputado no ha expresado previamente su admisión ni su
participación en él.

Si en la sentencia emergente del procedimiento abreviado, el juez instructor impone una pena mayor a la solicitada por el
fiscal, correspondería al imputado interponer el recurso de apelación restringida, alegando inobservancia o errónea
aplicación de la ley; es decir, inobservancia o aplicación errada de lo previsto en el tercer párrafo del Art. 374 del CPP que
prohíbe al juez instructor imponer una pena mayor a la solicitada por el fiscal. Lo precedentemente afirmado se justifica si
se toma en cuenta que la motivación principal del imputado para someterse a las reglas del procedimiento abreviado fue la
de obtener precisamente una pena lo menos desfavorable posible a sus intereses.

Ahora, si el juez instructor decide, en sentencia derivada del procedimiento abreviado, imponer al imputado una pena
menor a la requerida por el fiscal, éste debiera estar legitimado para ejercer su derecho a recurrir de apelación restringida
contra tal resolución judicial, alegando falta de congruencia entre la acusación y la sentencia.

En estas tres hipotéticas situaciones, los sujetos procesales legitimados para interponer, según cada caso específico, el
recurso de apelación restringida son el fiscal y el imputado; pero nada impediría que también sea la víctima quien pueda
interponer el recurso de apelación restringida contra la sentencia pronunciada en el procedimiento abreviado.

Pero, al margen de los supuestos casos señalados precedentemente, ¿existiría la posibilidad de que el juez instructor
aplique el principio iura novit curia a tiempo de pronunciar la sentencia condenatoria dentro el procedimiento abreviado?. La
respuesta es afirmativa porque en este procedimiento especial la congruencia entre la acusación y la parte dispositiva de la
sentencia tiene directa relación con el hecho histórico y con el quantum de la pena; pero no así con la calificación legal de
tal hecho.

En efecto, el segundo párrafo del Art. 373 del CPP establece que para la procedencia del procedimiento abreviado, debe
existir un acuerdo entre el fiscal y el imputado asesorado por su abogado defensor, fundado en la admisión del hecho y
su participación en él. Más aún, el tercer párrafo del Art. 374 del CPP prevé que aceptado el procedimiento abreviado, la
sentencia se fundará en el hecho admitido por el imputado pero la condena no podrá superar la pena requerida por el
fiscal. Esto significa que el juez instructor no debe hacer depender su criterio necesariamente del tipo penal calificado por el
fiscal en su requerimiento conclusivo, sino que está sujeto a su propio criterio para la subsunción del hecho al derecho. Al
respecto, Montero Aroca sostiene que el principio del iura novit curia está más acendrado en el proceso penal, ya que
teóricamente se podría dar el caso de que se impute un hecho sin necesidad de que se formule la calificación jurídica del
mismo, porque el hecho sería el verdadero fundamento objetivo de la imputación.

En tal virtud, en el procedimiento abreviado, el juez instructor bien podría -en sentencia- modificar la calificación legal
efectuada por el Ministerio Público y condenar al imputado por haber éste adecuado su conducta a un tipo penal más
benigno que el acusado por el fiscal, por lo que el juez instructor puede imponer una pena menor a la requerida por el
fiscal. En este caso, el Ministerio Público -o eventualmente la víctima- podría interponer el recurso de apelación restringida
aduciendo la inobservancia o errónea aplicación de ley sustantiva que prevé el numeral 1) del Art. 370 del CPP,
concordante con el Art. 407 del mismo cuerpo legal.

Finalmente, en caso de que el juez instructor absuelva al imputado que decidió someterse al procedimiento abreviado, el
Ministerio Público y la víctima podrían interponer el recurso de apelación restringida aduciendo existir defecto en la
sentencia que consiste en la inobservancia de las reglas relativas a la congruencia entre la sentencia y la acusación. Desde
mi particular punto de vista, admitir la posibilidad de que en el procedimiento abreviado se pueda pronunciar una sentencia
Curso: Justicia Penal Aduanera 9
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de absolución, importaría -en el ámbito de la realidad pragmática- una especie de estocada mortal a la supervivencia de
este procedimiento especial porque apriorísticamente se puede vaticinar que el Ministerio Público no muy fácilmente se
atrevería a ingresar en agotadoras negociaciones previas si existiera la posibilidad de que el órgano jurisdiccional pudiera,
incluso, pronunciar una sentencia de absolución en favor del imputado que se sometió al procedimiento abreviado.

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