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ROSTROS Y RETRATOS
II
Aquí lo decisivo tiene que ver con determinadas figuras del poder empresarial
y político local. Como buen fisonomista, Marco Arias ha debido extremar
determinadas partículas figurales presentes en la topografía facial de ciertos
sujetos henchidos de poder (el poder suele ser inflamatorio, abundante, obeso).
Desde inicios del arte moderno en adelante, ciertos retratos son inflados a
modo de escarnio: los de Goya, los de Daumier, los de Lucian Freud, los de
Francis Bacon, por nombrar algunos. Aunque a los poderes les importe un
comino la ignominia cutánea reflejada en la sátira pictórica, lo cierto es que esta
provocación no le resta un ápice al sentido más crudo y mediato del sarcasmo
visual.
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Guillermo Machuca
III
Por lo general, el objeto del sarcasmo (el rostro del poder) suele ser representado
riéndose sardónicamente en la figuración pictórica. Comprime la boca y realza
sus marcas cutáneas. Todo es caricaturesco. Pero las caricaturas no se miran a
sí mismas y menos se reconocen entre sí. Y se sabe que ciertos representantes
del poder político y empresarial sólo se miran al espejo, o, recientemente, al
reflejo proyectado por los medios de comunicación masivos. Ahí –en ese nicho
privilegiado de poderes y prebendas– el rostro inflamado del poder puede ser
desinflamado a base de refinadas técnicas de reposición de la imagen pública,
como el retoque post fotográfico (el Photoshop), o por medio de una buena y
onerosa operación de cirugía reparadora.
IV
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mezclaban un zapato de los 60 con un automóvil de los 30 (todo un homenaje a
la nostalgia, opuesta al progresismo de las vanguardias).
VI
VII
VIII
¡Tantos “istas” en el Chile actual! Pero este no es el asunto que motiva las
pinturas de Marco Arias; más bien es un efecto de la obra. Después de todo,
las muecas y rictus de sus retratos pasados (del año 2014), y que detentaban el
imaginario pétreo de los rostros del poder (político, empresarial y económico)
han podido ser actualizados a énfasis faciales de última generación: Donald
Trump, Vladimir Putin, Alejandro Guillier o Camila Vallejo (entre otros). Los
retratos se multiplican en la medida que se multiplican los rostros del poder y
la farándula. También en la medida en que se multiplican las opciones formales
y temáticas del arte. En el presente, Marco Arias ha combinado gran parte del
discurso del arte pop (ahora universal), con ciertos coqueteos con la escultura
figurativa (citemos a Pistoletto, George Segal, Robert Longo, los hermanos
Chapman, León Ferrari, Liliana Porter, y en Chile a Osvaldo Peña, Juan Pablo
Langlois y Gonzalo Díaz). En términos generales, los críticos han hablado de
dos clases de estética ligadas al pop: una fría y otra caliente. Ambas no son
excluyentes entre sí. Un ejemplo: la obra de Claes Oldenburg, y antes la de
Robert Rauschenberg. Se trata de pasar de una extrema suciedad a una extrema
limpieza, siempre de manera embrollada y no lineal.
IX
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ASTRÓNOMOS SIN ESTRELLAS
Textos acerca del arte contemporáneo en el Cono Sur
desde las historietas Meteoro y Robotech, hasta llegar a series como Dragon
Ball Z, Evangelion, Pokémon, Sailor Moon, y a nivel de la moda y la música,
al decorado de las estéticas urbanas, aparecidas –por ejemplo– en el Chile de
los últimos años: Otakus, Pokemones, Neo Góticos, Visuals y uno que otro
wachiturro, bachatero o reggaetonero mamándose un completo gigantesco a
las afueras de las universidades privadas –donde se compran los títulos y se
carretea a diario–, ubicadas al sur poniente de la comuna Santiago de la capital
de Chile.
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