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Campaña “ ”

Preparado y recopilado por Pastor Rene Yaitul y Giselle Collado

Lección 3

“EL PODER DEL AMOR”


Textos Bíblicos: I Corintios 13:4-7; Romanos 5:8; Gálatas 5:22; Filipenses 2:3; Santiago 4:14;
Colosenses 3:13-14; Efesios 4:30-32; Mateo 5:23-24; Filipenses 2:5-8; Efesios 5:15-20,
Efesios 6:1-4.

Objetivo: Comprender que es necesario hacer vida en nuestras familias el amor ágape,
para así relacionarnos como Dios desea.

INTRODUCCIÓN
Hace pocos días atrás escuche la historia de un chofer que trabajaba conduciendo una micro con
su esposa que sufre de Alzheimer. Él se llama Mario y tiene 71 años, su difícil realidad económica
y la dura enfermedad que afectaba a su mujer le obligaban a levantarse, como cada día, a las
5.30 de la mañana. Después de prepararse, Mario hacía lo mismo con Fresia, su esposa y el
amor de su vida desde hace casi tres décadas. Mario se despertaba, le ponía su ropa a Fresia,
le lavaba los dientes, la llevaba al baño y la limpiaba después de hacer sus necesidades. La
bañaba, la hacía dormir, la alimentaba. Hiciera frío o calor, con cansancio o no, durante 4
años…Esta historia, obviamente revela una necesidad social, pero también nos debería hacer
pensar en una palabra tan pronunciada. Pero en ocasiones tan poco practicada: “Amor”.
El amor es el motivador más puro y poderoso de la vida. Siempre hace lo mejor para los demás
y nos invita a alcanzar nuevas alturas en las relaciones interpersonales. El amor sazona la vida
y renueva el gozo de dar. Aporta significado a cualquier vínculo. Ninguna familia puede llegar a
ser verdaderamente feliz sin el poder del amor.

 EL PODER DEL AMOR ES ACCIÓN


“El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni
ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro
de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad
triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y
se mantiene firme en toda circunstancia”. 1 Corintios 13:4-7 NTV

El apóstol Pablo le da tal transcendencia al amor que llega a decir que nada de lo que hagamos
en nuestra vida tiene real significado si no tenemos amor. Y entonces nos muestra este camino
más excelente que todo lo que pudiéramos anhelar y tener en nuestra vida, señalando a la fuente
inagotable y perfecta de amor: Dios.
Aprendimos en la campaña El fruto de Espíritu, que el amor del cual habla Pablo proviene de
Dios y esa clase de amor es el mismo amor que Dios quiere provocar en nosotros. Ágape es
mucho más que una emoción o sentimiento, es un amor en la voluntad, es un amor que requiere
“acción”. El ágape siempre se demuestra (Romanos 5:8).
Aprendimos que el amor ágape tiene que ver con Dios, ya que es un fruto del Espíritu (Gálatas
5:22), pero también tiene que ver con los demás e influye en nuestras relaciones: es paciente,
es bueno y no tiene celos, ni envidia. Tiene que ver con las faltas de los otros hacia nosotros,
porque no se irrita, ni lleva un registro de las ofensas recibidas; y también este amor se
manifiesta en relación a las situaciones y conflictos de la vida: El amor nunca se da por
vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.
Por último, el amor tiene que ver con nosotros: no es fanfarrón, no es arrogante, ni orgulloso,
ni ofensivo, no se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor me
ayuda verme a mí mismo como Dios desea y eso me ayuda relacionarme con los demás como
Dios lo diseñó.

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¡Qué importante es manifestar esta clase de amor dentro de nuestras familias! El amor nos
desafía…El amor es la respuesta ante las crisis que tenemos en la familia, porque cuando el
sentimiento se acaba, tiene que haber algo más poderoso que aquello para salir adelante, y ese
es el AMOR que Dios puso en cada uno de nosotros sus hijos.
A veces nuestro comportamiento y nuestras actitudes dañan nuestras relaciones familiares,
justamente porque no estamos expresando el amor ágape. Muchas veces en nosotros hay
arrogancia, a veces actuamos creyéndonos mejores que los demás miembros de nuestra familia,
lo cual nos lleva a ponernos en un lugar superior al otro, desestimando a veces e incluso llegando
a humillar a las personas más cercanas de nuestra vida. Cuando te sitúas en un lugar superior al
de tus familiares, Cuando presumimos nuestra educación, formación familiar, madurez, clase
social e incluso nuestro conocimiento bíblico estamos dañando nuestras relaciones. En cambio
el amor ágape siempre nos enseña a mostrar humildad al relacionarnos “No exige que las cosas
se hagan a su manera”. ¿Cuántas veces discutimos y nos enfrascamos sin salida solo por querer
tener la razón y ganar? Siempre buscamos defender nuestros derechos, y esto también se da
dentro de nuestra familia, pero el amor no solo se preocupa del “yo” sino que se entrega por el
otro.

 EL PODER DEL AMOR ES HUMILDE

El amor bíblico nos debe llevar indiscutiblemente a la humildad. Cuando reconocemos nuestra
necesidad de amor divino aprendemos a valorar a los demás y considerarlos como dignos de
nuestro servicio y cuidado (Filipenses 2:3). Qué diferente sería nuestro clima familiar si
nosotros tratáramos siempre con deferencia y humildad a las personas que están más
cerca de nosotros. Solo un encuentro con Dios nos puede ayudar a tratar a nuestra familia y a
los demás de esta manera.
A veces en la familia también existen celos o envidia entre hermanos (como Caín o los hermanos
de José) o a veces se da en la misma pareja, y esto es un ataque directo a la bondad de Dios,
porque en el fondo es un cuestionamiento a quien pareciera ser favorecido por Dios y esto nos
bloquea hacia los demás. El amor no es celoso, no es envidioso. Si queremos vencer y tener
familias fuertes (Santiago 4:14) admita lo que siente y dígaselo a Dios, quien puede cambiarle y
darle paz. No deje que este sentimiento gobierne su corazón, dele gracias al Señor por lo que
Dios le ha dado a usted y a sus familiares y disfrute de aquello que Él les da, celebrando los
éxitos de cada miembro de mi familia.
Dios nos desafía a manifestar el amor además aceptando que somos diferentes y resolviendo
estas diferencias con paciencia, sin irritarnos, sin llevar registro de las ofensas recibidas.
Paciencia es decidir tener misericordia con el otro y con sus defectos, aprendiendo que hay
peleas que simplemente no valen la pena, aprendiendo que debo ser comprensivo (Colosenses
3:13-14). El perdón aquí es clave, ya que si acumulamos cada día los detalles y ofensas que de
seguro habrá entonces en vez de amor, solo tendré un corazón amargado que no me dejará
celebrar las cualidades que sí tienen los miembros de mi familia.
Efesios 4:30-32 nos recuerda que Dios se entristece cuando en nuestra manera de vivir y
relacionarnos prima el enojo, las palabras ásperas, las calumnias y faltas de respeto. Él nos insta
a tratarnos con amor y a perdonarnos como Él lo hizo con nosotros.

 EL PODER DEL AMOR PERDONA

Quizá usted esté abrigando en su corazón heridas pasadas que lleva hace muchos años y ha
permitido que Satanás le convenza de que es demasiado tarde para perdonar. Quizás has
permitido que el enojo y la amargura se conviertan en el centro de tu vida y ya no disfrutas a tu

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familia. Dios desea que seas libre de la atadura de la falta de perdón, pídele al Señor su ayuda
para poder perdonar.
Mateo 5:23-24, Dios nos invita a reconciliarnos, a pedir perdón sin importar quién tenga la razón.
Observe que Dios nunca menciona la validez o no de los malos sentimientos que alguien pueda
tener hacia nosotros. Simplemente dice: Anda, reconcíliate. Quizás no tenemos el deseo de
perdonar o tal vez la otra persona no reciba nuestro perdón, pero recuerde que la satisfacción de
obedecer a Dios traerá fruto. Haga todo lo que pueda para facilitar el perdón y la reconciliación
en su familia, deje a un lado el orgullo y experimente el poder del amor en el perdón.
Tenemos un gran desafío por delante, de poder manifestar en nuestras relaciones familiares el
amor que proviene de Dios, el amor ágape. Si usted quiere una familia llena de este amor, usted
necesita a Jesús en su familia.
Este es nuestro ejemplo:
Filipenses 2:5-8: “Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no
consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus
privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser
humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a
Dios y murió en una cruz como morían los criminales”

¿Por qué no dejamos que el amor entre a nuestro hogar y sane a nuestras familias y salve los
matrimonios y las relaciones dañadas? Las personas en tu hogar necesitan ver un corazón nuevo
en ti, un amor ágape que les sorprenda y les cambie.

 CONCLUSIÓN
El poder del amor renueva el corazón, restaura, sana y liberta. Recordemos que si nos
acercamos al Señor, confiadamente ante el trono de su gracia, si le entregamos nuestra familia,
si le rendimos el gobierno de nuestras familias, de nuestras relaciones, Él puede ayudarnos a
amar como solo Él lo sabe hacer. Es por esto que se hace muy necesario que nos atrevamos a
vivir este proceso desafiante y a menudo difícil, pero que a su vez se torna también increíblemente
satisfactorio aceptar el desafío del Poder del amor, el cual exige de cada uno de nosotros plena
conciencia de lo que esto demanda y una actitud firme de fortalecer, sanar y bendecir nuestras
familias.
Leer Efesios 5:1-2; 15-20 y efesios 6:1-4.
Dios nos bendiga y nos ayude a vivir el poder del amor.

 Tarea:
• Rinde en oración delante del Señor a tu familia y pídele al Señor que haga
crecer el amor ágape en ti y en tu familia.
• Pídele al Señor que te muestre si debes pedir perdón a algún miembro de
tu familia y si debes reconciliarte con alguien. Entonces, actúa en
consecuencia, pide perdón, perdona, reconcíliate y promueve el perdón
en tu hogar.
• Junta a tu familia en un almuerzo, once u otra ocasión y agradéceles a
cada uno por algo en que ellos te bendicen. Tengan un tiempo en que
cada miembro de la familia pueda agradecer al otro.

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